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Hijo de la Pasión (Nick jonas & Tú /Adaptación )
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Hijo de la Pasión (Nick jonas & Tú /Adaptación )
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Invitado
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HIJO DE LA PASIÓN (NICK JONAS & TÚ /ADAPTACIÓN ) {CAMBIO DE CUENTA}
CAPITULO 7 (Parte 1)
—¿Por qué dejaste tu trabajo de modelo?
Estaban cenando en la terraza. El sol poniéndose en el horizonte, las velas alrededor de la piscina, el olor de las flores exóticas... no podía ser más romántico. Era un escenario de seducción, pero Nick ya la había seducido. Más veces de las que ella podía recordar.
Entonces, ¿por qué había flores en la mesa?
¿Por qué el mantel de hilo y las copas del más fino cristal?
¿Y por qué se había puesto unos pantalones y una camisa de seda cuando había estado en bañador durante dos semanas?
Si no fuera Nick Jonas el que estaba sentado frente a ella, habría pensado que se estaba poniendo romántico.
Pero Nick no buscaba romanticismo. Nick buscaba sexo. Buscaba dominar y ordenar.
Entonces, ¿qué estaba haciendo?
¿Y por qué, de repente, quería saberlo todo sobre ella?
Desde que llegaron a la terraza se había mostrado solícito y le había hecho tantas preguntas sobre su vida que Invitado se sintió como una candidata en una entrevista de trabajo. Especialmente porque no podía relajarse. Tenía miedo de revelar demasiado.
De modo que se concentró en la cena, preguntándose qué habría despertado ese repentino interés por mantener una conversación. ¿Habría adivinado que escondía algo? ¿La habría oído hablando por teléfono?
—En realidad, dejaron de llamarme... cuando empecé a faltar a mis sesiones de fotos porque estaba contigo en la cama. En la agencia se enfadaron mucho y decidieron que no volviera a trabajar más.
—Dame el nombre de esa agencia —dijo Nick.
—¿Qué? ¿Qué vas a hacer, cerrarla? —bromeó Invitado.
—Es posible.
—No hace falta. En realidad, no me gustaba demasiado ser modelo. No me gustaban las fiestas, las drogas...
—Sé que eras muy ingenua cuando te conocí. ¿Por qué si no estarías paseando por una playa de Río de Janeiro sola, de noche? Cuando te vi no podía creerlo. Con el pelo al viento parecías una virgen dispuesta al sacrificio.
—Las otras chicas me convencieron para que fuese a una fiesta, pero yo quería volver al hotel y no encontraba ningún taxi.
—Hacía mucho tiempo que yo no tenía que pelearme con nadie —sonrió él.
—Sí, la verdad es que fue impresionante —murmuró Invitado, preguntándose si fue en aquel momento, al ver a Nick enfrentándose con seis matones, cuando se enamoró de él.
Pero incluso con un esmoquin, Nick Jonas parecía un hombre capaz de cuidar de sí mismo. Y no sería sincera si no admitiese que aquella demostración de valor y fuerza física no había sido uno de los elementos que la atrajeron de él. Hasta ese momento, nadie la había defendido.
Aunque cuando vio a Nick peleando con aquellos matones, se preguntó si no sería más peligroso que ellos. —¿Dónde aprendiste a pelear así?
—No te entiendo.
—La noche que me rescataste en aquella playa te peleaste con seis hombres. ¿Dónde aprendiste a hacer eso?
—Soy un hombre. Pelear es algo instintivo.
—No lo creo —contestó Invitado—. Eran seis hombres y tú luchaste contra ellos como... no sé, como si fuera algo que estuvieras acostumbrado a hacer.
Luc apartó la mirada.
—Esas cosas se aprenden en la calle. Yo aprendí mucho y pronto.
—¿Por qué? No todo el mundo necesita aprender a defenderse. Yo no lo hice.
—Claro, porque tú te criaste en un pueblecito inglés donde todo el mundo conocía a sus vecinos —sonrió Nick.
Quizá era eso lo que la fascinaba, que fuera un hombre lleno de contradicciones. Por un lado, un multimillonario que se movía en los círculos sociales más sofisticados, por otro un hombre primitivo salvaje.
Una de las razones por las que era tan irresistible para las mujeres.
—Supongo que tú no te criaste en un barrio de clase media. ¿Naciste en Río de Janeiro?
—Sí. Soy carioca de los pies a la cabeza.
—¿Y cómo llegaste a ser multimillonario?
—Con motivación y trabajo duro. Si uno quiere algo de verdad, puede conseguirlo. Es cuestión de planear cada movimiento cuidadosamente y no dejar que nada se ponga en tu camino.
—Que uno quiera algo no significa que pueda tomarlo así, sin más.
—¿Por qué no?
—Porque hay que tener en consideración a los demás.
—Yo no pienso así. Yo creo que confiar en la gente es de tontos. Uno debe decidir lo que quiere en la vida e ir por ello. Y cuando lo tienes no puedes dejar que te lo arrebaten.
Lo decía con tal pasión que Invitado contuvo el aliento. Quien hablaba era el verdadero Nick, ése que jamás se mostraba ante los demás.
—¿Es eso lo que pasó? ¿Alguien te arrebató algo?
Nick se echo hacia atrás.
—¿Por qué las mujeres siempre están buscando el lado dramático de las cosas? El carácter de la gente se forma dependiendo de lo que haya ocurrido en su vida. Yo no soy diferente.
—Pero tú alejas a todo el mundo, no dejas que nadie se acerque a ti.
—Soy un hombre, meu amorzinho, y como a casi todos los hombres, me gusta cazar solo. Y no me gusta que otro hombre cace en mi territorio —sonrió Nick —. El amigo del que hablabas antes...
—¿Sí?
—¿Llevas mucho tiempo saliendo con él?
—No salimos juntos. —Ah, ya me imaginaba. Si salieras con él no habrías pasado dos semanas en la cama de otro hombre. ¿O es que no lo sabe?
—Sólo es un amigo.
—¿Un buen amigo?
—El mejor —contestó Invitado —. Ha estado a mi lado siempre.
—Supongo que habrá hecho algo más que estar a tu lado —dijo él entonces, irónico.
—No todo el mundo es como tú, Nick. Algunas personas tienen relaciones normales —exclamó Invitado, levantándose—. Y las relaciones son algo más que sexo. Pero tú eres un tarado emocional, de modo que no puedes entenderlo.
—¿Qué te pasa? —Nick se levantó también, su metro noventa empequeñeciéndola—. Yo no soy un tarado emocional.
—Entonces háblame de ti mismo. Cuéntame algo. Cualquier cosa.
—¿Por qué? ¿Cambiaría algo entre nosotros si te digo que nací en un barrio de favelas, que éramos tan pobres que la comida era un lujo? ¿Cambiaría algo entre nosotros si te digo que mis padres trabajaban como animales? ¿Cambiaría algo saber que consiguieron salir de los suburbios de Río, pero luego lo perdieron todo y tuvieron que volver al mismo sitio?
—No sé si cambiaría algo, pero la gente cuenta sus cosas...
—Y ahora que sabes de dónde vengo, ahora que sabes que tengo emociones como todo el mundo, ¿nuestra relación ha mejorado?
—Es la primera vez que me cuentas algo de ti mismo.
—Pues saborea el momento porque hablar del pasado no es uno de mis pasatiempos favoritos.
—Pensé que esta noche íbamos a hablar, a conocernos mejor.
—Tú me conoces mejor que mucha gente. Dejémoslo así —murmuró él entonces, tomándola en brazos—. Ya hemos hablado demasiado.
Habían hecho algún progreso, pensó Invitado, mientras Nick se quitaba la camisa y la tiraba al suelo. Un progreso pequeño, pero un progreso al fin y al cabo.
Se habían vestido, habían compartido una cena a la luz de las velas. Habían hablado...
Ése fue su último pensamiento coherente porque Nick empezó a desnudarla con despiadada precisión.
...... Continuará...
—¿Por qué dejaste tu trabajo de modelo?
Estaban cenando en la terraza. El sol poniéndose en el horizonte, las velas alrededor de la piscina, el olor de las flores exóticas... no podía ser más romántico. Era un escenario de seducción, pero Nick ya la había seducido. Más veces de las que ella podía recordar.
Entonces, ¿por qué había flores en la mesa?
¿Por qué el mantel de hilo y las copas del más fino cristal?
¿Y por qué se había puesto unos pantalones y una camisa de seda cuando había estado en bañador durante dos semanas?
Si no fuera Nick Jonas el que estaba sentado frente a ella, habría pensado que se estaba poniendo romántico.
Pero Nick no buscaba romanticismo. Nick buscaba sexo. Buscaba dominar y ordenar.
Entonces, ¿qué estaba haciendo?
¿Y por qué, de repente, quería saberlo todo sobre ella?
Desde que llegaron a la terraza se había mostrado solícito y le había hecho tantas preguntas sobre su vida que Invitado se sintió como una candidata en una entrevista de trabajo. Especialmente porque no podía relajarse. Tenía miedo de revelar demasiado.
De modo que se concentró en la cena, preguntándose qué habría despertado ese repentino interés por mantener una conversación. ¿Habría adivinado que escondía algo? ¿La habría oído hablando por teléfono?
—En realidad, dejaron de llamarme... cuando empecé a faltar a mis sesiones de fotos porque estaba contigo en la cama. En la agencia se enfadaron mucho y decidieron que no volviera a trabajar más.
—Dame el nombre de esa agencia —dijo Nick.
—¿Qué? ¿Qué vas a hacer, cerrarla? —bromeó Invitado.
—Es posible.
—No hace falta. En realidad, no me gustaba demasiado ser modelo. No me gustaban las fiestas, las drogas...
—Sé que eras muy ingenua cuando te conocí. ¿Por qué si no estarías paseando por una playa de Río de Janeiro sola, de noche? Cuando te vi no podía creerlo. Con el pelo al viento parecías una virgen dispuesta al sacrificio.
—Las otras chicas me convencieron para que fuese a una fiesta, pero yo quería volver al hotel y no encontraba ningún taxi.
—Hacía mucho tiempo que yo no tenía que pelearme con nadie —sonrió él.
—Sí, la verdad es que fue impresionante —murmuró Invitado, preguntándose si fue en aquel momento, al ver a Nick enfrentándose con seis matones, cuando se enamoró de él.
Pero incluso con un esmoquin, Nick Jonas parecía un hombre capaz de cuidar de sí mismo. Y no sería sincera si no admitiese que aquella demostración de valor y fuerza física no había sido uno de los elementos que la atrajeron de él. Hasta ese momento, nadie la había defendido.
Aunque cuando vio a Nick peleando con aquellos matones, se preguntó si no sería más peligroso que ellos. —¿Dónde aprendiste a pelear así?
—No te entiendo.
—La noche que me rescataste en aquella playa te peleaste con seis hombres. ¿Dónde aprendiste a hacer eso?
—Soy un hombre. Pelear es algo instintivo.
—No lo creo —contestó Invitado—. Eran seis hombres y tú luchaste contra ellos como... no sé, como si fuera algo que estuvieras acostumbrado a hacer.
Luc apartó la mirada.
—Esas cosas se aprenden en la calle. Yo aprendí mucho y pronto.
—¿Por qué? No todo el mundo necesita aprender a defenderse. Yo no lo hice.
—Claro, porque tú te criaste en un pueblecito inglés donde todo el mundo conocía a sus vecinos —sonrió Nick.
Quizá era eso lo que la fascinaba, que fuera un hombre lleno de contradicciones. Por un lado, un multimillonario que se movía en los círculos sociales más sofisticados, por otro un hombre primitivo salvaje.
Una de las razones por las que era tan irresistible para las mujeres.
—Supongo que tú no te criaste en un barrio de clase media. ¿Naciste en Río de Janeiro?
—Sí. Soy carioca de los pies a la cabeza.
—¿Y cómo llegaste a ser multimillonario?
—Con motivación y trabajo duro. Si uno quiere algo de verdad, puede conseguirlo. Es cuestión de planear cada movimiento cuidadosamente y no dejar que nada se ponga en tu camino.
—Que uno quiera algo no significa que pueda tomarlo así, sin más.
—¿Por qué no?
—Porque hay que tener en consideración a los demás.
—Yo no pienso así. Yo creo que confiar en la gente es de tontos. Uno debe decidir lo que quiere en la vida e ir por ello. Y cuando lo tienes no puedes dejar que te lo arrebaten.
Lo decía con tal pasión que Invitado contuvo el aliento. Quien hablaba era el verdadero Nick, ése que jamás se mostraba ante los demás.
—¿Es eso lo que pasó? ¿Alguien te arrebató algo?
Nick se echo hacia atrás.
—¿Por qué las mujeres siempre están buscando el lado dramático de las cosas? El carácter de la gente se forma dependiendo de lo que haya ocurrido en su vida. Yo no soy diferente.
—Pero tú alejas a todo el mundo, no dejas que nadie se acerque a ti.
—Soy un hombre, meu amorzinho, y como a casi todos los hombres, me gusta cazar solo. Y no me gusta que otro hombre cace en mi territorio —sonrió Nick —. El amigo del que hablabas antes...
—¿Sí?
—¿Llevas mucho tiempo saliendo con él?
—No salimos juntos. —Ah, ya me imaginaba. Si salieras con él no habrías pasado dos semanas en la cama de otro hombre. ¿O es que no lo sabe?
—Sólo es un amigo.
—¿Un buen amigo?
—El mejor —contestó Invitado —. Ha estado a mi lado siempre.
—Supongo que habrá hecho algo más que estar a tu lado —dijo él entonces, irónico.
—No todo el mundo es como tú, Nick. Algunas personas tienen relaciones normales —exclamó Invitado, levantándose—. Y las relaciones son algo más que sexo. Pero tú eres un tarado emocional, de modo que no puedes entenderlo.
—¿Qué te pasa? —Nick se levantó también, su metro noventa empequeñeciéndola—. Yo no soy un tarado emocional.
—Entonces háblame de ti mismo. Cuéntame algo. Cualquier cosa.
—¿Por qué? ¿Cambiaría algo entre nosotros si te digo que nací en un barrio de favelas, que éramos tan pobres que la comida era un lujo? ¿Cambiaría algo entre nosotros si te digo que mis padres trabajaban como animales? ¿Cambiaría algo saber que consiguieron salir de los suburbios de Río, pero luego lo perdieron todo y tuvieron que volver al mismo sitio?
—No sé si cambiaría algo, pero la gente cuenta sus cosas...
—Y ahora que sabes de dónde vengo, ahora que sabes que tengo emociones como todo el mundo, ¿nuestra relación ha mejorado?
—Es la primera vez que me cuentas algo de ti mismo.
—Pues saborea el momento porque hablar del pasado no es uno de mis pasatiempos favoritos.
—Pensé que esta noche íbamos a hablar, a conocernos mejor.
—Tú me conoces mejor que mucha gente. Dejémoslo así —murmuró él entonces, tomándola en brazos—. Ya hemos hablado demasiado.
Habían hecho algún progreso, pensó Invitado, mientras Nick se quitaba la camisa y la tiraba al suelo. Un progreso pequeño, pero un progreso al fin y al cabo.
Se habían vestido, habían compartido una cena a la luz de las velas. Habían hablado...
Ése fue su último pensamiento coherente porque Nick empezó a desnudarla con despiadada precisión.
...... Continuará...
SparklyGirl
HIJO DE LA PASIÓN (NICK JONAS & TÚ /ADAPTACIÓN ) {CAMBIO DE CUENTA}
CAPITULO 7 (Parte 2)
Invitado esperó que fuera lo de siempre, pero aquella vez fue diferente. Más suave, más... ¿cariñoso? No quería volver a engañarse a sí misma. No quería pensar, como había pensado siete años antes, que Nick Jonas podía amarla.
Pero era diferente.
En lugar de dominar o ser dominado compartieron caricias y, cuando por fin volvieron en sí después de un orgasmo, él la apretó contra su pecho.
Mientras los deliciosos espasmos terminaban, Nick, exhausto, siguió abrazándola como si temiera que fuera a escaparse.
Lo cual era ridículo, se dijo a sí misma, porque los dos sabían que se iría y los dos sabían que a él le daría igual.
Las dos semanas estaban a punto de terminar. Pero estaba demasiado cansada como para seguir pensando y en lugar de hacerse preguntas se quedó dormida entre sus brazos.
El día antes de volver a casa, Invitado despertó tarde y encontró la cama vacía.
Pero enseguida vio que las puertas de la terraza estaban abiertas y oyó el familiar sonido de sus brazadas en la piscina.
Evidentemente, había decidido levantarse temprano para hacer ejercicio. Aunque quizá no era tan temprano, pensó, mirando su reloj...
Una hora perfecta para llamar a Londres, se dijo, sacando el móvil del bolso. Invitado habló un momento con Jason y luego le pidió que llamara a su hijo.
Estaba deseando verlo.
—¿Vas a volver a casa pronto, mamá? —de repente parecía más pequeño—. Te echo de menos.
—Llegaré mañana. Y yo también te echo de menos, mi amor.
Entonces oyó un ruido a su espalda y, cuando se volvió, vio a Nick en la puerta, con una toalla envuelta en la cintura. Parecía furioso.
—Tengo que colgar. Nos vemos mañana —se despidió Invitado.
Nick dio un paso hacia ella.
—Veo que tu amigo te echa de menos. Pues la próxima vez dile a ese amigo que está cazando en mi territorio.
Ella no entendía por qué estaba tan enfadado.
—Tengo que volver a Londres. Nuestras dos semanas terminan mañana, ¿no te acuerdas? —él la miró como si no entendiera—. Eran dos semanas, Nick —repitió Invitado.
Parecía celoso... pero no podía ser. ¿Cómo iba a estar celoso?
—Yo no dije que fueran dos semanas, eso lo dijiste tú.
—Pero...
—Estás deseando volver, ¿no?
—¿Por qué te portas así? No te entiendo. Tú y yo no tenemos una relación.
—Sí tenemos una relación. ¿Qué crees que han sido estas dos semanas?
—Sexo —contestó ella.
—No ha sido sólo eso. Anoche hablamos...
—Yo hablé. Tú me interrogaste.
—Te hablé de mi pasado.
—No, me contaste algo sobre tu pasado y luego te negaste a seguir hablando. Un prisionero bajo tortura revelaría más que tú.
—No estoy acostumbrado a hablar de mí mismo —contestó él—. Pero si eso es lo que quieres, cenaremos en la terraza esta noche y hablaremos un poco más.
Invitado lo miró, perpleja.
—Tengo que volver a casa, Nick.
—¿Por qué? —Porque tengo un hijo de seis años. Un niño al que echo de menos con todo mi corazón. No hemos hablado de eso durante estas dos semanas, pero que no lo hayamos hecho no cambia la realidad. Mi vida está en Londres, con mi hijo. Y vuelvo mañana.
Nick apretó los dientes.
—Tienes un amante en Londres.
—¿Por qué te portas como si estuvieras celoso? Los dos sabíamos que serían sólo dos semanas.
—No estoy celoso —replicó él—. Pero no me gusta compartir. Ya te lo he dicho.
Invitado cerró los ojos, pensando que aunque leyera todos los libros que se habían publicado sobre el asunto, nunca entendería a los hombres.
—Mi vuelo sale mañana por la tarde.
—Cancélalo o lo cancelaré yo por ti.
Había vuelto a hacerlo. Se había entregado a él en cuerpo y alma. Y ahora tendría que encontrar la forma de recuperarse.
Había clínicas para curar la adicción a las drogas o al alcohol. Pero lo que ella necesitaba era una clínica que la curase de su adicción a Nick Jonas. De no ser así, pasaría el resto de su vida deseando a un hombre al que no podía tener.
¿Celoso?
Nick cruzaba la piscina de un lado a otro intentando librarse de aquellos incómodos pensamientos. Qué tontería. Él no estaba celoso.
Pero si era sincero consigo mismo, debía reconocer que no sabía qué le pasaba. Nunca había deseado conservar a una mujer a su lado como deseaba conservar a Invitado.
Aunque no era una sorpresa, claro. Ella era increíble en la cama. ¿Qué hombre normal no querría retenerla a su lado? No tenía nada que ver con los celos y sí con el sentido común.
De modo que tendría que convencerla para que se quedase más tiempo, así de sencillo.
Que ella quisiera volver a Londres al día siguiente no le preocupaba en absoluto. Sencillamente, la convencería para que se quedase. No podía ser tan difícil para un hombre que negociaba con millones de dólares antes del desayuno. Trataba con duros hombres de negocios todos los días y una mujer como Invitado sería pan comido... aunque tuviera el pelo rojo, mucho carácter y lo que podría llamarse un «desorden conversacional».
Les quedaba más de una noche.
Y empezaría por demostrarle que podía hablar como cualquier hombre cuando era necesario. Y luego la llevaría a la cama.
Cuando salió de la piscina, estaba convencido de que sería ella misma quien llamase para cancelar el vuelo.
A la mañana siguiente, Invitado comprobó que llevaba el billete y el pasaporte en el bolso. Había una maleta sobre la cama. La había encontrado en el armario y como, evidentemente, era para ella, igual que la ropa, decidió que podía llevarse sus vestidos favoritos. Además, seguramente ninguna de las novias de Nick se pondría un vestido más de dos veces, pensó, burlona. La noche anterior habían cenado en la terraza y Nick había hecho un esfuerzo que casi podría considerarse heroico para hablar de sí mismo. De hecho, no había dejado de hablar y si no la hubiera emocionado casi se habría reído. Para él era horriblemente difícil discutir algo remotamente personal, pero al menos lo había intentado, compartiendo con ella cosas de su infancia y datos de su empresa.
La cuestión era por qué estaba intentándolo. Pero Invitado sabía la respuesta. Quería que se quedase porque deseaba seguir acostándose con ella y pensaba que la forma de convencerla era abriéndose un poco.
Pero, por supuesto, ella no había cambiado de opinión. Necesitaba volver a Londres para ver la carita de su hijo.
....Continuará....
Invitado esperó que fuera lo de siempre, pero aquella vez fue diferente. Más suave, más... ¿cariñoso? No quería volver a engañarse a sí misma. No quería pensar, como había pensado siete años antes, que Nick Jonas podía amarla.
Pero era diferente.
En lugar de dominar o ser dominado compartieron caricias y, cuando por fin volvieron en sí después de un orgasmo, él la apretó contra su pecho.
Mientras los deliciosos espasmos terminaban, Nick, exhausto, siguió abrazándola como si temiera que fuera a escaparse.
Lo cual era ridículo, se dijo a sí misma, porque los dos sabían que se iría y los dos sabían que a él le daría igual.
Las dos semanas estaban a punto de terminar. Pero estaba demasiado cansada como para seguir pensando y en lugar de hacerse preguntas se quedó dormida entre sus brazos.
El día antes de volver a casa, Invitado despertó tarde y encontró la cama vacía.
Pero enseguida vio que las puertas de la terraza estaban abiertas y oyó el familiar sonido de sus brazadas en la piscina.
Evidentemente, había decidido levantarse temprano para hacer ejercicio. Aunque quizá no era tan temprano, pensó, mirando su reloj...
Una hora perfecta para llamar a Londres, se dijo, sacando el móvil del bolso. Invitado habló un momento con Jason y luego le pidió que llamara a su hijo.
Estaba deseando verlo.
—¿Vas a volver a casa pronto, mamá? —de repente parecía más pequeño—. Te echo de menos.
—Llegaré mañana. Y yo también te echo de menos, mi amor.
Entonces oyó un ruido a su espalda y, cuando se volvió, vio a Nick en la puerta, con una toalla envuelta en la cintura. Parecía furioso.
—Tengo que colgar. Nos vemos mañana —se despidió Invitado.
Nick dio un paso hacia ella.
—Veo que tu amigo te echa de menos. Pues la próxima vez dile a ese amigo que está cazando en mi territorio.
Ella no entendía por qué estaba tan enfadado.
—Tengo que volver a Londres. Nuestras dos semanas terminan mañana, ¿no te acuerdas? —él la miró como si no entendiera—. Eran dos semanas, Nick —repitió Invitado.
Parecía celoso... pero no podía ser. ¿Cómo iba a estar celoso?
—Yo no dije que fueran dos semanas, eso lo dijiste tú.
—Pero...
—Estás deseando volver, ¿no?
—¿Por qué te portas así? No te entiendo. Tú y yo no tenemos una relación.
—Sí tenemos una relación. ¿Qué crees que han sido estas dos semanas?
—Sexo —contestó ella.
—No ha sido sólo eso. Anoche hablamos...
—Yo hablé. Tú me interrogaste.
—Te hablé de mi pasado.
—No, me contaste algo sobre tu pasado y luego te negaste a seguir hablando. Un prisionero bajo tortura revelaría más que tú.
—No estoy acostumbrado a hablar de mí mismo —contestó él—. Pero si eso es lo que quieres, cenaremos en la terraza esta noche y hablaremos un poco más.
Invitado lo miró, perpleja.
—Tengo que volver a casa, Nick.
—¿Por qué? —Porque tengo un hijo de seis años. Un niño al que echo de menos con todo mi corazón. No hemos hablado de eso durante estas dos semanas, pero que no lo hayamos hecho no cambia la realidad. Mi vida está en Londres, con mi hijo. Y vuelvo mañana.
Nick apretó los dientes.
—Tienes un amante en Londres.
—¿Por qué te portas como si estuvieras celoso? Los dos sabíamos que serían sólo dos semanas.
—No estoy celoso —replicó él—. Pero no me gusta compartir. Ya te lo he dicho.
Invitado cerró los ojos, pensando que aunque leyera todos los libros que se habían publicado sobre el asunto, nunca entendería a los hombres.
—Mi vuelo sale mañana por la tarde.
—Cancélalo o lo cancelaré yo por ti.
Había vuelto a hacerlo. Se había entregado a él en cuerpo y alma. Y ahora tendría que encontrar la forma de recuperarse.
Había clínicas para curar la adicción a las drogas o al alcohol. Pero lo que ella necesitaba era una clínica que la curase de su adicción a Nick Jonas. De no ser así, pasaría el resto de su vida deseando a un hombre al que no podía tener.
¿Celoso?
Nick cruzaba la piscina de un lado a otro intentando librarse de aquellos incómodos pensamientos. Qué tontería. Él no estaba celoso.
Pero si era sincero consigo mismo, debía reconocer que no sabía qué le pasaba. Nunca había deseado conservar a una mujer a su lado como deseaba conservar a Invitado.
Aunque no era una sorpresa, claro. Ella era increíble en la cama. ¿Qué hombre normal no querría retenerla a su lado? No tenía nada que ver con los celos y sí con el sentido común.
De modo que tendría que convencerla para que se quedase más tiempo, así de sencillo.
Que ella quisiera volver a Londres al día siguiente no le preocupaba en absoluto. Sencillamente, la convencería para que se quedase. No podía ser tan difícil para un hombre que negociaba con millones de dólares antes del desayuno. Trataba con duros hombres de negocios todos los días y una mujer como Invitado sería pan comido... aunque tuviera el pelo rojo, mucho carácter y lo que podría llamarse un «desorden conversacional».
Les quedaba más de una noche.
Y empezaría por demostrarle que podía hablar como cualquier hombre cuando era necesario. Y luego la llevaría a la cama.
Cuando salió de la piscina, estaba convencido de que sería ella misma quien llamase para cancelar el vuelo.
A la mañana siguiente, Invitado comprobó que llevaba el billete y el pasaporte en el bolso. Había una maleta sobre la cama. La había encontrado en el armario y como, evidentemente, era para ella, igual que la ropa, decidió que podía llevarse sus vestidos favoritos. Además, seguramente ninguna de las novias de Nick se pondría un vestido más de dos veces, pensó, burlona. La noche anterior habían cenado en la terraza y Nick había hecho un esfuerzo que casi podría considerarse heroico para hablar de sí mismo. De hecho, no había dejado de hablar y si no la hubiera emocionado casi se habría reído. Para él era horriblemente difícil discutir algo remotamente personal, pero al menos lo había intentado, compartiendo con ella cosas de su infancia y datos de su empresa.
La cuestión era por qué estaba intentándolo. Pero Invitado sabía la respuesta. Quería que se quedase porque deseaba seguir acostándose con ella y pensaba que la forma de convencerla era abriéndose un poco.
Pero, por supuesto, ella no había cambiado de opinión. Necesitaba volver a Londres para ver la carita de su hijo.
....Continuará....
SparklyGirl
Re: Hijo de la Pasión (Nick jonas & Tú /Adaptación )
CAPITULO 7 (Parte 3 )
En ese momento Nick salió de la ducha, recién afeitado y con el pelo mojado. Aunque apenas habían dormido, parecía completamente descansado... y más atractivo que ningún otro hombre.
Invitado miró, sabiendo que sería la última vez.
—¿Por qué estás haciendo la maleta?
—Porque vuelvo a casa. Supongo que tu piloto me llevará al aeropuerto.
—Supones mal —contestó él—. No te vas a casa. Pensé que habíamos llegado a un acuerdo.
—¿Qué acuerdo?
—¿No hemos estado toda la noche haciendo el amor?
—Sí, pero...
—¿Y no ha sido la experiencia más alucinante de tu vida?
—Sí, claro que sí. Pero tengo que irme.
—¿Por qué?
—Porque tengo una casa en Londres. Y un hijo.
—Tu casa está aquí, conmigo.
Invitado lo miró, asombrada.
—¿Quieres que viva contigo?
—Por supuesto. El sexo entre nosotros es increíble. Tendría que estar loco para dejarte ir. Así que te quedas. Como mi amante. Hasta que decidamos que nos hemos cansado el uno del otro.
La esperanza de Invitadose desintegró, destrozada por su total falta de sensibilidad.
—¿Tu amante? —repitió—. ¿Estamos en la Edad Media?
—Amante, novia... Elige el nombre que quieras.
—¿Qué tal idiota? —replicó ella—. Porque eso es lo que sería si me quedase con un hombre como tú.
¿Cómo podía haber pensado que a Nick le importaba? ¿Cómo podía seguir siendo tan ingenua?
Nick Jonas no era capaz de sentir nada por nadie.
—Me parece que no me entiendes. Estoy diciendo que vengas a vivir conmigo de forma permanente... o hasta que nos cansemos el uno del otro. —Te había entendido perfectamente. Sexo hasta que te aburras —suspiró Invitado—. Muy conveniente para ti, precario para mí. Así que no, gracias.
—¿No, gracias? ¿Te das cuenta de que yo no le he hecho esa oferta a ninguna mujer en toda mi vida? Tendré que ir a la oficina, por supuesto, pero te aseguro que pasaremos mucho tiempo juntos A partir de ahora, tendré motivos para dejar de trabajar antes de la hora normal.
Ella lo miró, perpleja.
—No entiendes nada, ¿verdad? No es un ningún halago que un hombre te quiera sólo por el sexo.
—Si quieres fingir que el sexo no ha sido increíble, estás engañándote otra vez. Pensé que habíamos pasado esa página.
—No hay nada malo en el sexo, pero hay otras cosas igualmente importantes en la vida. Y de ésas tú no sabes nada.
—¿Qué otras cosas?
—Compartir tu vida con alguien, hacer las cosas juntos... pero tú de eso no tienes ni idea porque sigues viviendo en la Edad de Piedra. Para ti, el sitio de una mujer está en la cama, preferiblemente desnuda. ¿Verdad, Nick?
—Por favor...
—¿Te das cuenta de que nunca hemos salido a ningún sitio? Nunca. ¿Para qué me has comprado todos estos vestidos si no tenía que vestirme para ir a ninguna parte?
—Porque me gusta quitártelos y porque no puedo verte desnuda sin desear hacerte el amor —admitió él con su característica y cruda franqueza.
—¡Otra vez con el sexo! ¿Te das cuenta de que no hemos salido de la isla?
—No había razón para marcharse. Todo lo que necesitamos está aquí.
—Todo lo que tú necesitas está aquí. ¡Porque lo único que tú necesitas es una cama! O, en su defecto, un ascensor.
—Te estás poniendo nerviosa...
—¡Claro que me estoy poniendo nerviosa! Lo creas o no, me gusta sentir cosas. Sentir es lo que nos hace humanos. Deberías probarlo alguna vez, a lo mejor te gusta.
Nick apretó los dientes.
—No puedo hablar contigo cuando te pones así.
—No puedes hablar conmigo esté como esté, Nick. Intentas hacerlo, pero te cuesta tanto, te resulta tan difícil que es patético. Me tratas como si fuera una periodista, dándome datos... cosas que suenan bien. Pero sigo sin saber quién eres en realidad.
—¿Has estado en mi cama durante dos semanas y no sabes quién soy?
Invitado sacudió la cabeza, incrédula.
No lo entendía y no lo entendería nunca. Y cuanto antes dejase de intentar hacerlo entender, mejor para los dos.
Eran tan diferentes que daba risa.
—Las dos semanas han terminado —le recordó, cerrando la maleta—. Tú no entiendes el significado de la palabra compromiso, pero yo sí. Esta tarde sale un vuelo para Londres y te agradecería que le pidieras a tu piloto que me lleve al aeropuerto. Me voy a casa con mi hijo... el hijo en el que tú sigues sin creer.
Nick la miró, perplejo, su expresión la de un hombre intentando comprender lo incomprensible. Luego dijo algo en portugués y salió de la habitación sin mirar atrás.
Agotada, Invitado se dejó caer sobre la cama. Le pesaba el corazón pero...
¿Qué esperaba, que le suplicase? ¿Que, de repente, él cambiase de parecer y vivieran felices para siempre?
Si era así, estaba perdiendo la cabeza.
Las dos semanas habían terminado y Nick no cambiaría nunca. Y tampoco ella. La verdad era que la atracción que sentía por aquel hombre era tan poderosa que la cegaba.
Nick Jonas no era la clase de hombre con el que ella querría mantener una relación. Con él nunca compartiría nada más que la cama y eso no era suficiente. Nunca lo sería.
Había hecho lo que tenía que hacer. Su hijo estaba a salvo y era hora de seguir adelante con su vida.
Hora de volver a casa.
Capitulo 7 listo, Muchachas Lectoras :) quiero contarles que quedan aprox 2 o 3 capitulos.
SE VIENE EL FINAL! asi que esten atentas entre mas comentarios, mas opciones de subir el Siguiente
En ese momento Nick salió de la ducha, recién afeitado y con el pelo mojado. Aunque apenas habían dormido, parecía completamente descansado... y más atractivo que ningún otro hombre.
Invitado miró, sabiendo que sería la última vez.
—¿Por qué estás haciendo la maleta?
—Porque vuelvo a casa. Supongo que tu piloto me llevará al aeropuerto.
—Supones mal —contestó él—. No te vas a casa. Pensé que habíamos llegado a un acuerdo.
—¿Qué acuerdo?
—¿No hemos estado toda la noche haciendo el amor?
—Sí, pero...
—¿Y no ha sido la experiencia más alucinante de tu vida?
—Sí, claro que sí. Pero tengo que irme.
—¿Por qué?
—Porque tengo una casa en Londres. Y un hijo.
—Tu casa está aquí, conmigo.
Invitado lo miró, asombrada.
—¿Quieres que viva contigo?
—Por supuesto. El sexo entre nosotros es increíble. Tendría que estar loco para dejarte ir. Así que te quedas. Como mi amante. Hasta que decidamos que nos hemos cansado el uno del otro.
La esperanza de Invitadose desintegró, destrozada por su total falta de sensibilidad.
—¿Tu amante? —repitió—. ¿Estamos en la Edad Media?
—Amante, novia... Elige el nombre que quieras.
—¿Qué tal idiota? —replicó ella—. Porque eso es lo que sería si me quedase con un hombre como tú.
¿Cómo podía haber pensado que a Nick le importaba? ¿Cómo podía seguir siendo tan ingenua?
Nick Jonas no era capaz de sentir nada por nadie.
—Me parece que no me entiendes. Estoy diciendo que vengas a vivir conmigo de forma permanente... o hasta que nos cansemos el uno del otro. —Te había entendido perfectamente. Sexo hasta que te aburras —suspiró Invitado—. Muy conveniente para ti, precario para mí. Así que no, gracias.
—¿No, gracias? ¿Te das cuenta de que yo no le he hecho esa oferta a ninguna mujer en toda mi vida? Tendré que ir a la oficina, por supuesto, pero te aseguro que pasaremos mucho tiempo juntos A partir de ahora, tendré motivos para dejar de trabajar antes de la hora normal.
Ella lo miró, perpleja.
—No entiendes nada, ¿verdad? No es un ningún halago que un hombre te quiera sólo por el sexo.
—Si quieres fingir que el sexo no ha sido increíble, estás engañándote otra vez. Pensé que habíamos pasado esa página.
—No hay nada malo en el sexo, pero hay otras cosas igualmente importantes en la vida. Y de ésas tú no sabes nada.
—¿Qué otras cosas?
—Compartir tu vida con alguien, hacer las cosas juntos... pero tú de eso no tienes ni idea porque sigues viviendo en la Edad de Piedra. Para ti, el sitio de una mujer está en la cama, preferiblemente desnuda. ¿Verdad, Nick?
—Por favor...
—¿Te das cuenta de que nunca hemos salido a ningún sitio? Nunca. ¿Para qué me has comprado todos estos vestidos si no tenía que vestirme para ir a ninguna parte?
—Porque me gusta quitártelos y porque no puedo verte desnuda sin desear hacerte el amor —admitió él con su característica y cruda franqueza.
—¡Otra vez con el sexo! ¿Te das cuenta de que no hemos salido de la isla?
—No había razón para marcharse. Todo lo que necesitamos está aquí.
—Todo lo que tú necesitas está aquí. ¡Porque lo único que tú necesitas es una cama! O, en su defecto, un ascensor.
—Te estás poniendo nerviosa...
—¡Claro que me estoy poniendo nerviosa! Lo creas o no, me gusta sentir cosas. Sentir es lo que nos hace humanos. Deberías probarlo alguna vez, a lo mejor te gusta.
Nick apretó los dientes.
—No puedo hablar contigo cuando te pones así.
—No puedes hablar conmigo esté como esté, Nick. Intentas hacerlo, pero te cuesta tanto, te resulta tan difícil que es patético. Me tratas como si fuera una periodista, dándome datos... cosas que suenan bien. Pero sigo sin saber quién eres en realidad.
—¿Has estado en mi cama durante dos semanas y no sabes quién soy?
Invitado sacudió la cabeza, incrédula.
No lo entendía y no lo entendería nunca. Y cuanto antes dejase de intentar hacerlo entender, mejor para los dos.
Eran tan diferentes que daba risa.
—Las dos semanas han terminado —le recordó, cerrando la maleta—. Tú no entiendes el significado de la palabra compromiso, pero yo sí. Esta tarde sale un vuelo para Londres y te agradecería que le pidieras a tu piloto que me lleve al aeropuerto. Me voy a casa con mi hijo... el hijo en el que tú sigues sin creer.
Nick la miró, perplejo, su expresión la de un hombre intentando comprender lo incomprensible. Luego dijo algo en portugués y salió de la habitación sin mirar atrás.
Agotada, Invitado se dejó caer sobre la cama. Le pesaba el corazón pero...
¿Qué esperaba, que le suplicase? ¿Que, de repente, él cambiase de parecer y vivieran felices para siempre?
Si era así, estaba perdiendo la cabeza.
Las dos semanas habían terminado y Nick no cambiaría nunca. Y tampoco ella. La verdad era que la atracción que sentía por aquel hombre era tan poderosa que la cegaba.
Nick Jonas no era la clase de hombre con el que ella querría mantener una relación. Con él nunca compartiría nada más que la cama y eso no era suficiente. Nunca lo sería.
Había hecho lo que tenía que hacer. Su hijo estaba a salvo y era hora de seguir adelante con su vida.
Hora de volver a casa.
Capitulo 7 listo, Muchachas Lectoras :) quiero contarles que quedan aprox 2 o 3 capitulos.
SE VIENE EL FINAL! asi que esten atentas entre mas comentarios, mas opciones de subir el Siguiente
SparklyGirl
Re: Hijo de la Pasión (Nick jonas & Tú /Adaptación )
oooooohhh!!!!! Nick celosoooooo!!!!
y aaaaahhh.. tan poquitooossss!!!!
y aaaaahhh.. tan poquitooossss!!!!
chelis
HIJO DE LA PASIÓN (NICK JONAS & TÚ /ADAPTACIÓN ) {CAMBIO DE CUENTA}
Capítulo 8 (Parte 1)
Llegó la hora del almuerzo y ni rastro de Nick. Invitado miró su reloj, nerviosa, temiendo perder el vuelo. A media tarde estaba segura de que iba a perderlo. No había ni rastro del helicóptero y ni rastro de Nick.
Lo único que podía hacer era ir nadando o poner el dedo para ver si algún barco la llevaba a Río, pensó, irónica.
Cansada y furiosa con Nick por sabotear sus planes, estaba a punto de llamar por teléfono a una compañía de helicópteros-taxi cuando por fin oyó el ruido de las aspas.
No llegaría a tiempo, pero al menos estaría en el aeropuerto. Y seguramente habría algún otro vuelo para Londres esa noche.
Deseando dejar la isla lo antes posible, Invitado tomó la maleta y atravesó los jardines en dirección al helipuerto, preguntándose si Nick iba a molestarse en decirle adiós.
El sol de la tarde era abrasador y, después de intercambiar unas palabras con el piloto, subió al helicóptero para protegerse del calor.
Un segundo después, Nick se reunía con ella. Ya no llevaba pantalones de sport o bañador, sino un traje de chaqueta italiano que le quedaba a la perfección.
«Una relación sentimental está basada en algo más que el sexo», se recordó a sí misma, mirando en dirección contraria para romper el hechizo sensual de su presencia.
Él intercambió unas palabras con su guardaespaldas y se sentó a su lado.
No pensaría ir con ella al aeropuerto...
Invitado lo miró, sorprendida.
—¿Qué haces?
—Explorar el significado de la palabra compromiso —la informó él—. Mostrarte que puedo ser flexible si hace falta. Tú no quieres quedarte aquí, así que iré contigo.
¿Nick flexible?
Era tan flexible como una barra de hierro. Pero, por otro lado, estaba sentado a su lado en el helicóptero, de modo que...
—¿Lo dices en serio? ¿Vas a venir conmigo a Londres?
—Tengo negocios en todas partes y Londres no es una excepción. Y desde hace unas horas siento un deseo increíble de pasarme por esa oficina.
—Pues lamento decírtelo, pero hemos perdido el vuelo.
—El vuelo saldrá cuando yo diga. No vamos a perder el avión, no te preocupes.
—Sale a las... —Invitado miró su reloj— dentro de diez minutos. No creo que tú puedas hacer esperar a una línea comercial.
—Pero es que no vamos en un vuelo de una línea comercial, iremos en mi jet privado.
¿Su jet privado?
—¿Tienes tu propio avión?
—Por supuesto. Tengo oficinas por todo el mundo y a menudo tengo que acudir a reuniones de un día para otro. ¿Cómo crees que viajo, en una alfombra mágica?
—Pues mira, no lo había pensado. Pero creí que viajarías como todo el mundo.
—Yo no soy todo el mundo. Dos semanas desnuda en mi cama deberían haberte convencido de eso —sonrió Nick. Vividas, eróticas imágenes aparecieron en su cabeza y Invitado tuvo que hacer un esfuerzo para no echarle los brazos al cuello.
«Es una adicción», se recordó a sí misma. «Y nadie se cura de una adicción si sigue tomando la sustancia adictiva».
—Nick... acordamos que serían dos semanas y las dos semanas ya han pasado.
—Pero las dos siguientes semanas están a punto de empezar.
—¿Es que desconoces el significado de la palabra «no»? —repicó ella, exasperada.
Nick se encogió de hombros.
—No se me da bien el «no» ni el «quizá» —admitió, sin el menor recato—. Pero estoy trabajando en «compromiso» y «conversación», así que, ¿quién sabe?
Invitado no sabía si reír o llorar. Y, por mucho que supiera que la presencia de Nick en Londres sería una complicación, le emocionaba saber que había cambiado sus planes por ella. Iba a Londres para estar a su lado.
Desesperada, intentó contener esa absurda emoción. No debía creer que Nick estaba dispuesto a mantener una relación como haría un hombre normal porque él no era un hombre normal. Era Nick Jonas y no cambiaría nunca.
En el aeropuerto, una azafata los acompañó hasta la zona VIP y a Invitado le costó mostrarse fría e indiferente cuando los recibieron en el avión como si fueran miembros de la realeza.
Una vez dentro, admiró el lujoso interior, asombrada.
—Es más grande que una casa. Y más cómodo.
—Viajo mucho, de modo que la comodidad es esencial. Hay un cuarto de baño, una sala de reuniones, un pequeño cine y un dormitorio enorme —sonrió Nick. El brillo de sus ojos indicaba que pensaba usar el dormitorio esa misma noche, pero Invitado apartó la mirada.
—Veo que eres más rico de lo que yo pensaba.
—Pues sí, soy enorme, indecentemente rico —le aseguró él—. Por eso me pediste cinco millones de dólares para... tus gastos. Siéntate. Nos hemos perdido el almuerzo y estoy muerto de hambre.
Invitado se dejó caer sobre un sofá de piel color crema, preguntándose cómo sería tener tanto dinero. No tener que preocuparse nunca por el futuro.
Una azafata les sirvió la cena y luego, discretamente, se alejó hacia otra zona del avión.
—No sabía que tuvieras una oficina en Londres —murmuró Invitado , tomando un sorbo de champán.
—Tengo oficinas en la mayoría de las ciudades del mundo. Pero no sabía que estuvieras interesada en mis negocios.
—Porque nunca hablamos de ello —le recordó ella.
—¿Quieres que pasemos la noche hablando de inversiones?
—No particularmente. ¿Qué vas a hacer en Londres?
Él levantó una ceja, irónico.
—Si tienes que hacer esa pregunta es que no he dejado claro el objeto de mi visita.
—¿De verdad vas a Londres sólo para estar conmigo?
—No puedo creer que hayas cambiado tus planes por mí.
No quería, pero una pequeña luz de esperanza se había encendido en su interior.
¿Cruzaría el océano sólo por la satisfacción de volver a acostarse con ella? ¿O había algo más en aquella relación?
—El sexo entre nosotros es asombroso, meu amorzinho. Y en las relaciones debe haber cierto compromiso. Hoy por ti, mañana por mí. Tú me has enseñado eso.
La esperanza desapareció.
—O sea que vas a cambiar de país para seguir acostándote conmigo.
—Si lo que quieres es discutir, te advierto que hay suficientes turbulencias fuera del avión como para crearlas dentro —suspiró él, estirando perezosamente las piernas—. Yo nunca he cambiado mis planes por una mujer, así que tómatelo como un halago.
Invitado se mordió los labios, aunque le habría gustado darle una charla sobre el verdadero compromiso. Pero no tenía sentido discutir. ¿Para qué? Él no cambiaría nunca y cuanto antes lo aceptase, mejor.
—Pues no creo que podamos pasar mucho tiempo juntos. Yo tengo cosas que hacer.
Y un hijo al que atender. Un hijo en cuya existencia Nick no creía siquiera.
—Ya me imagino.
—Al contrario que tú, yo no tengo servicio en casa. He estado fuera dos semanas, así que tengo muchísimo trabajo.
—En la suite del hotel hay personal de servicio y una oficina si la necesitas —sonrió él.
—No la necesito, trabajo en mi casa. Además, llevo fuera dos semanas, tengo gente a la que ver...
—Pero supongo que tendrás las noches libres.
Debería decirle que no. Debería decirle que su relación había terminado.
—Posiblemente —murmuró, dejando el tenedor sobre la mesa. Se le había cerrado el estómago—. Podemos cenar juntos.
Cuando Río estuviera en la cama.
¿Qué había de malo en eso?, se preguntó a sí misma. Estaba locamente enamorada de Luc. ¿Qué podía perder por pasar unos días con él?
Llegó la hora del almuerzo y ni rastro de Nick. Invitado miró su reloj, nerviosa, temiendo perder el vuelo. A media tarde estaba segura de que iba a perderlo. No había ni rastro del helicóptero y ni rastro de Nick.
Lo único que podía hacer era ir nadando o poner el dedo para ver si algún barco la llevaba a Río, pensó, irónica.
Cansada y furiosa con Nick por sabotear sus planes, estaba a punto de llamar por teléfono a una compañía de helicópteros-taxi cuando por fin oyó el ruido de las aspas.
No llegaría a tiempo, pero al menos estaría en el aeropuerto. Y seguramente habría algún otro vuelo para Londres esa noche.
Deseando dejar la isla lo antes posible, Invitado tomó la maleta y atravesó los jardines en dirección al helipuerto, preguntándose si Nick iba a molestarse en decirle adiós.
El sol de la tarde era abrasador y, después de intercambiar unas palabras con el piloto, subió al helicóptero para protegerse del calor.
Un segundo después, Nick se reunía con ella. Ya no llevaba pantalones de sport o bañador, sino un traje de chaqueta italiano que le quedaba a la perfección.
«Una relación sentimental está basada en algo más que el sexo», se recordó a sí misma, mirando en dirección contraria para romper el hechizo sensual de su presencia.
Él intercambió unas palabras con su guardaespaldas y se sentó a su lado.
No pensaría ir con ella al aeropuerto...
Invitado lo miró, sorprendida.
—¿Qué haces?
—Explorar el significado de la palabra compromiso —la informó él—. Mostrarte que puedo ser flexible si hace falta. Tú no quieres quedarte aquí, así que iré contigo.
¿Nick flexible?
Era tan flexible como una barra de hierro. Pero, por otro lado, estaba sentado a su lado en el helicóptero, de modo que...
—¿Lo dices en serio? ¿Vas a venir conmigo a Londres?
—Tengo negocios en todas partes y Londres no es una excepción. Y desde hace unas horas siento un deseo increíble de pasarme por esa oficina.
—Pues lamento decírtelo, pero hemos perdido el vuelo.
—El vuelo saldrá cuando yo diga. No vamos a perder el avión, no te preocupes.
—Sale a las... —Invitado miró su reloj— dentro de diez minutos. No creo que tú puedas hacer esperar a una línea comercial.
—Pero es que no vamos en un vuelo de una línea comercial, iremos en mi jet privado.
¿Su jet privado?
—¿Tienes tu propio avión?
—Por supuesto. Tengo oficinas por todo el mundo y a menudo tengo que acudir a reuniones de un día para otro. ¿Cómo crees que viajo, en una alfombra mágica?
—Pues mira, no lo había pensado. Pero creí que viajarías como todo el mundo.
—Yo no soy todo el mundo. Dos semanas desnuda en mi cama deberían haberte convencido de eso —sonrió Nick. Vividas, eróticas imágenes aparecieron en su cabeza y Invitado tuvo que hacer un esfuerzo para no echarle los brazos al cuello.
«Es una adicción», se recordó a sí misma. «Y nadie se cura de una adicción si sigue tomando la sustancia adictiva».
—Nick... acordamos que serían dos semanas y las dos semanas ya han pasado.
—Pero las dos siguientes semanas están a punto de empezar.
—¿Es que desconoces el significado de la palabra «no»? —repicó ella, exasperada.
Nick se encogió de hombros.
—No se me da bien el «no» ni el «quizá» —admitió, sin el menor recato—. Pero estoy trabajando en «compromiso» y «conversación», así que, ¿quién sabe?
Invitado no sabía si reír o llorar. Y, por mucho que supiera que la presencia de Nick en Londres sería una complicación, le emocionaba saber que había cambiado sus planes por ella. Iba a Londres para estar a su lado.
Desesperada, intentó contener esa absurda emoción. No debía creer que Nick estaba dispuesto a mantener una relación como haría un hombre normal porque él no era un hombre normal. Era Nick Jonas y no cambiaría nunca.
En el aeropuerto, una azafata los acompañó hasta la zona VIP y a Invitado le costó mostrarse fría e indiferente cuando los recibieron en el avión como si fueran miembros de la realeza.
Una vez dentro, admiró el lujoso interior, asombrada.
—Es más grande que una casa. Y más cómodo.
—Viajo mucho, de modo que la comodidad es esencial. Hay un cuarto de baño, una sala de reuniones, un pequeño cine y un dormitorio enorme —sonrió Nick. El brillo de sus ojos indicaba que pensaba usar el dormitorio esa misma noche, pero Invitado apartó la mirada.
—Veo que eres más rico de lo que yo pensaba.
—Pues sí, soy enorme, indecentemente rico —le aseguró él—. Por eso me pediste cinco millones de dólares para... tus gastos. Siéntate. Nos hemos perdido el almuerzo y estoy muerto de hambre.
Invitado se dejó caer sobre un sofá de piel color crema, preguntándose cómo sería tener tanto dinero. No tener que preocuparse nunca por el futuro.
Una azafata les sirvió la cena y luego, discretamente, se alejó hacia otra zona del avión.
—No sabía que tuvieras una oficina en Londres —murmuró Invitado , tomando un sorbo de champán.
—Tengo oficinas en la mayoría de las ciudades del mundo. Pero no sabía que estuvieras interesada en mis negocios.
—Porque nunca hablamos de ello —le recordó ella.
—¿Quieres que pasemos la noche hablando de inversiones?
—No particularmente. ¿Qué vas a hacer en Londres?
Él levantó una ceja, irónico.
—Si tienes que hacer esa pregunta es que no he dejado claro el objeto de mi visita.
—¿De verdad vas a Londres sólo para estar conmigo?
—No puedo creer que hayas cambiado tus planes por mí.
No quería, pero una pequeña luz de esperanza se había encendido en su interior.
¿Cruzaría el océano sólo por la satisfacción de volver a acostarse con ella? ¿O había algo más en aquella relación?
—El sexo entre nosotros es asombroso, meu amorzinho. Y en las relaciones debe haber cierto compromiso. Hoy por ti, mañana por mí. Tú me has enseñado eso.
La esperanza desapareció.
—O sea que vas a cambiar de país para seguir acostándote conmigo.
—Si lo que quieres es discutir, te advierto que hay suficientes turbulencias fuera del avión como para crearlas dentro —suspiró él, estirando perezosamente las piernas—. Yo nunca he cambiado mis planes por una mujer, así que tómatelo como un halago.
Invitado se mordió los labios, aunque le habría gustado darle una charla sobre el verdadero compromiso. Pero no tenía sentido discutir. ¿Para qué? Él no cambiaría nunca y cuanto antes lo aceptase, mejor.
—Pues no creo que podamos pasar mucho tiempo juntos. Yo tengo cosas que hacer.
Y un hijo al que atender. Un hijo en cuya existencia Nick no creía siquiera.
—Ya me imagino.
—Al contrario que tú, yo no tengo servicio en casa. He estado fuera dos semanas, así que tengo muchísimo trabajo.
—En la suite del hotel hay personal de servicio y una oficina si la necesitas —sonrió él.
—No la necesito, trabajo en mi casa. Además, llevo fuera dos semanas, tengo gente a la que ver...
—Pero supongo que tendrás las noches libres.
Debería decirle que no. Debería decirle que su relación había terminado.
—Posiblemente —murmuró, dejando el tenedor sobre la mesa. Se le había cerrado el estómago—. Podemos cenar juntos.
Cuando Río estuviera en la cama.
¿Qué había de malo en eso?, se preguntó a sí misma. Estaba locamente enamorada de Luc. ¿Qué podía perder por pasar unos días con él?
SparklyGirl
Re: Hijo de la Pasión (Nick jonas & Tú /Adaptación )
nooo... haz sufrir a Nick!!... jejejeje.. pero como se pondrá cuando descubra que la rayis dice la verdad???
chelis
HIJO DE LA PASIÓN (NICK JONAS & TÚ /ADAPTACIÓN ) {CAMBIO DE CUENTA}
CAPITULO 8 (Parte 2)
Aterrizaron en Londres a las ocho de la mañana, a tiempo para quedar atrapados en el típico atasco matutino. Y Nick tuvo tiempo para preguntarse qué estaba haciendo allí.
Nunca en su vida había cambiado sus planes por una mujer y mucho menos la había seguido hasta el otro lado del mundo. El hecho de estar en Londres, una ciudad que no entraba en sus planes inmediatos, lo hacía sentir incómodo.
Y si necesitaba confirmación de que estaba actuando de una forma desconocida, sólo tenía que mirar el rostro de Invitado.
Era difícil decir quién de los dos estaba más sorprendido. Evidentemente, ella se preguntaba qué estaba pasando y era lógico. Nick seguía diciéndose a sí mismo que era sólo una cuestión sexual y, desde luego, la noche que habían pasado en el avión era prueba de ello. El hecho de que nunca hubiera hecho aquello por otra mujer era algo en lo que prefería no pensar. —No te he preguntado dónde vives.
—Compré un apartamento con tu dinero, ya te lo he dicho. Si me dejas en tu oficina tomaré el metro y nos veremos en tu hotel por la noche.
Nick la miró, pensativo. ¿Iba a encontrarse con su amante?
—Muy bien.
Por la expresión satisfecha de Invitado, decidió que no estaba equivocado.
Le había asegurado que no había ningún otro hombre en su vida, pero las pruebas parecían demostrar lo contrario.
Había empezado a llover cuando llegaron a las oficinas de Inversiones Jonas, situadas en Canary Wharf junto a muchos otros bancos mercantiles.
—Mi chófer te llevará a casa —le informó, inclinándose para darle un beso en los labios—. Pediré la cena para las ocho.
Y después de eso, pensaba hacer que Invitado se olvidase de cualquier otro hombre. Nunca había encontrado competencia y estaba convencido de que no sería un problema en aquel caso.
Después de darle instrucciones al chófer, Nick salió del coche, pensando en el jaleo que iba a armar entrando en una oficina que no estaba preparada para su llegada.
Rodeado de miembros de su equipo de seguridad, que habían ido en un coche detrás de él, entró en el edificio intentando pensar cómo iba a justificar su inesperada visita al asombrado equipo.
Invitado pasó el día arreglando papeles, hablando con Jason y mirando el reloj, esperando la hora de ir a buscar a su hijo.
Cuando la pequeña figura apareció en la puerta del colegio, le sorprendió más que nunca el enorme parecido con su padre. Tenía el mismo pelo negro, los mismos ojos oscuros. Quizá porque había pasado dos semanas con Nick, el parecido le resultaba más notable, pensó, mientras lo apretaba contra su corazón. Lo había echado tanto de menos...
Charlaron sin parar mientras volvían a casa y siguieron charlando mientras hacía un té. Estaba fregando las tazas cuando sonó el timbre.
—¡Voy yo! —dijo Jason, sonriendo—. Vosotros dos tenéis muchas cosas de qué hablar.
Salió de la cocina, pero volvió enseguida. Y la sonrisa había desaparecido.
—¿Quién...? —Invitado no terminó la frase al ver la alta y poderosas figura de Nick en el pasillo.
¿Qué estaba haciendo allí?
—Nick... habíamos quedado en el hotel a las ocho.
—Terminé en la oficina antes de lo que esperaba y decidí darte una sorpresa.
—Pero si no sabías mi dirección...
—El chófer sí —dijo él, mirando al niño. Su fría expresión se convirtió en una de total perplejidad—. Meu Deus... no puede ser.
—¿Qué es lo que no puede ser? Te lo he dicho mil veces —replicó Invitado.
—Pero tú sabías que no te creía...
—Deberíamos salir para hablar de esto.
Por un momento, él no respondió. Parecía haber perdido el habla. esto ahora, después de siete años?
Invitado contuvo el aliento. Estaba a punto de abrazar a su hijo para que no se asustara. Pero el niño no parecía asustado. Todo lo contrario, parecía fascinado.
—Te pareces a mí.
Nick respiró profundamente.
—Sí.
Invitado cerró los ojos, preguntándose por qué su hijo no había nacido con el pelo rojo como ella. Pero no era así. El parecido entre Nick y Río era tan grande que no podía tener duda alguna.
Por primera vez desde que conoció a Nick Jonas todas las emociones estaban impresas en su rostro y la visión de un hombre tan particular revelándose completamente la apenó.
Invitado contuvo el aliento, rezando para que no dijera nada que pudiese herir a su hijo.
No lo hizo.
En lugar de eso, se puso en cuclillas para mirarlo a los ojos.
—Me llamo Nick.
—Pareces enfadado. ¿Por qué estás enfadado?
—No estoy enfadado. Es que... no esperaba conocerte.
—Yo me llamo Río.
Nick cerró los ojos un momento.
—Es un nombre muy original.
—Me llamo así por una ciudad, ¿verdad, mamá? —dijo el niño, señalando un corcho que había en la pared con fotografías y dibujos—. Mira, es ésta. Ésa es la montaña de Corcovado... y la estatua del Cristo Redento —Río lo pronunciaba perfectamente—. ¿A qué es bonito? Un día voy a ir allí. Pero está muy lejos y no tenemos dinero todavía. Estamos ahorrando.
Nick se quedó en silencio, mirando a Invitado con una expresión que heló la sangre en sus venas.
Ella no se movió, paralizada, asustada de esa furia. Nunca lo había visto así.
—Nick...
—Delante del niño no —la interrumpió él, volviéndose hacia Río—. Es una ciudad preciosa —dijo entonces, acariciando su pelo—. Esos dibujos de la pared, ¿lo has hecho tú?
—Sí, voy a ser pintor —contesto el niño—. Ése es mi favorito, mira.
—Ya veo. Es muy bueno —dijo Nick con voz ronca.
Invitado tuvo que tragar saliva. Había intentado decirle que estaba embarazada, había intentado hablar con él siete años antes, pero Nick no quiso verla. Dejó bien claro que su relación había terminado, que no quería saber nada de ella. Como habría hecho su padre.
—Puedes quedártelo si quieres —dijo Río.
—Gracias, me gustaría mucho —contestó Nick , con voz ronca. Cuando el niño quitó la chincheta para darle el dibujo, él se puso en cuclillas de nuevo y empezó a hacerle preguntas y a contestar a las suyas. Invitado observaba la escena, incrédula.
¿Cómo podía ser tan bueno con los niños?
Debería sentirse incómodo, raro, hablando con un crío de seis años sobre fútbol, sobre pintura... Pero parecía encantado.
Por fin, Nick miró su Rolex de oro y se incorporó.
—Desgraciadamente, tengo que irme.
—¿Vas a venir otro día? —preguntó Río.
—Sí, desde luego que sí —contestó él—. Vamos a volver a vernos muy pronto.
El corazón de Invitado empezó a latir a toda velocidad.
—Nick ...
—A las ocho en punto —la interrumpió él—. Mi chófer vendrá a buscarte. Y entonces hablaremos.
....Continuará...
OOOH QUEDO LA MANSA ·$%&$·% AJAJAAJAJ ESPERO QUE LES GUSTE Y SE VIENE EL GRAAAAN FINAL !! GRACIAS POR LEER :)
Aterrizaron en Londres a las ocho de la mañana, a tiempo para quedar atrapados en el típico atasco matutino. Y Nick tuvo tiempo para preguntarse qué estaba haciendo allí.
Nunca en su vida había cambiado sus planes por una mujer y mucho menos la había seguido hasta el otro lado del mundo. El hecho de estar en Londres, una ciudad que no entraba en sus planes inmediatos, lo hacía sentir incómodo.
Y si necesitaba confirmación de que estaba actuando de una forma desconocida, sólo tenía que mirar el rostro de Invitado.
Era difícil decir quién de los dos estaba más sorprendido. Evidentemente, ella se preguntaba qué estaba pasando y era lógico. Nick seguía diciéndose a sí mismo que era sólo una cuestión sexual y, desde luego, la noche que habían pasado en el avión era prueba de ello. El hecho de que nunca hubiera hecho aquello por otra mujer era algo en lo que prefería no pensar. —No te he preguntado dónde vives.
—Compré un apartamento con tu dinero, ya te lo he dicho. Si me dejas en tu oficina tomaré el metro y nos veremos en tu hotel por la noche.
Nick la miró, pensativo. ¿Iba a encontrarse con su amante?
—Muy bien.
Por la expresión satisfecha de Invitado, decidió que no estaba equivocado.
Le había asegurado que no había ningún otro hombre en su vida, pero las pruebas parecían demostrar lo contrario.
Había empezado a llover cuando llegaron a las oficinas de Inversiones Jonas, situadas en Canary Wharf junto a muchos otros bancos mercantiles.
—Mi chófer te llevará a casa —le informó, inclinándose para darle un beso en los labios—. Pediré la cena para las ocho.
Y después de eso, pensaba hacer que Invitado se olvidase de cualquier otro hombre. Nunca había encontrado competencia y estaba convencido de que no sería un problema en aquel caso.
Después de darle instrucciones al chófer, Nick salió del coche, pensando en el jaleo que iba a armar entrando en una oficina que no estaba preparada para su llegada.
Rodeado de miembros de su equipo de seguridad, que habían ido en un coche detrás de él, entró en el edificio intentando pensar cómo iba a justificar su inesperada visita al asombrado equipo.
Invitado pasó el día arreglando papeles, hablando con Jason y mirando el reloj, esperando la hora de ir a buscar a su hijo.
Cuando la pequeña figura apareció en la puerta del colegio, le sorprendió más que nunca el enorme parecido con su padre. Tenía el mismo pelo negro, los mismos ojos oscuros. Quizá porque había pasado dos semanas con Nick, el parecido le resultaba más notable, pensó, mientras lo apretaba contra su corazón. Lo había echado tanto de menos...
Charlaron sin parar mientras volvían a casa y siguieron charlando mientras hacía un té. Estaba fregando las tazas cuando sonó el timbre.
—¡Voy yo! —dijo Jason, sonriendo—. Vosotros dos tenéis muchas cosas de qué hablar.
Salió de la cocina, pero volvió enseguida. Y la sonrisa había desaparecido.
—¿Quién...? —Invitado no terminó la frase al ver la alta y poderosas figura de Nick en el pasillo.
¿Qué estaba haciendo allí?
—Nick... habíamos quedado en el hotel a las ocho.
—Terminé en la oficina antes de lo que esperaba y decidí darte una sorpresa.
—Pero si no sabías mi dirección...
—El chófer sí —dijo él, mirando al niño. Su fría expresión se convirtió en una de total perplejidad—. Meu Deus... no puede ser.
—¿Qué es lo que no puede ser? Te lo he dicho mil veces —replicó Invitado.
—Pero tú sabías que no te creía...
—Deberíamos salir para hablar de esto.
Por un momento, él no respondió. Parecía haber perdido el habla. esto ahora, después de siete años?
Invitado contuvo el aliento. Estaba a punto de abrazar a su hijo para que no se asustara. Pero el niño no parecía asustado. Todo lo contrario, parecía fascinado.
—Te pareces a mí.
Nick respiró profundamente.
—Sí.
Invitado cerró los ojos, preguntándose por qué su hijo no había nacido con el pelo rojo como ella. Pero no era así. El parecido entre Nick y Río era tan grande que no podía tener duda alguna.
Por primera vez desde que conoció a Nick Jonas todas las emociones estaban impresas en su rostro y la visión de un hombre tan particular revelándose completamente la apenó.
Invitado contuvo el aliento, rezando para que no dijera nada que pudiese herir a su hijo.
No lo hizo.
En lugar de eso, se puso en cuclillas para mirarlo a los ojos.
—Me llamo Nick.
—Pareces enfadado. ¿Por qué estás enfadado?
—No estoy enfadado. Es que... no esperaba conocerte.
—Yo me llamo Río.
Nick cerró los ojos un momento.
—Es un nombre muy original.
—Me llamo así por una ciudad, ¿verdad, mamá? —dijo el niño, señalando un corcho que había en la pared con fotografías y dibujos—. Mira, es ésta. Ésa es la montaña de Corcovado... y la estatua del Cristo Redento —Río lo pronunciaba perfectamente—. ¿A qué es bonito? Un día voy a ir allí. Pero está muy lejos y no tenemos dinero todavía. Estamos ahorrando.
Nick se quedó en silencio, mirando a Invitado con una expresión que heló la sangre en sus venas.
Ella no se movió, paralizada, asustada de esa furia. Nunca lo había visto así.
—Nick...
—Delante del niño no —la interrumpió él, volviéndose hacia Río—. Es una ciudad preciosa —dijo entonces, acariciando su pelo—. Esos dibujos de la pared, ¿lo has hecho tú?
—Sí, voy a ser pintor —contesto el niño—. Ése es mi favorito, mira.
—Ya veo. Es muy bueno —dijo Nick con voz ronca.
Invitado tuvo que tragar saliva. Había intentado decirle que estaba embarazada, había intentado hablar con él siete años antes, pero Nick no quiso verla. Dejó bien claro que su relación había terminado, que no quería saber nada de ella. Como habría hecho su padre.
—Puedes quedártelo si quieres —dijo Río.
—Gracias, me gustaría mucho —contestó Nick , con voz ronca. Cuando el niño quitó la chincheta para darle el dibujo, él se puso en cuclillas de nuevo y empezó a hacerle preguntas y a contestar a las suyas. Invitado observaba la escena, incrédula.
¿Cómo podía ser tan bueno con los niños?
Debería sentirse incómodo, raro, hablando con un crío de seis años sobre fútbol, sobre pintura... Pero parecía encantado.
Por fin, Nick miró su Rolex de oro y se incorporó.
—Desgraciadamente, tengo que irme.
—¿Vas a venir otro día? —preguntó Río.
—Sí, desde luego que sí —contestó él—. Vamos a volver a vernos muy pronto.
El corazón de Invitado empezó a latir a toda velocidad.
—Nick ...
—A las ocho en punto —la interrumpió él—. Mi chófer vendrá a buscarte. Y entonces hablaremos.
....Continuará...
OOOH QUEDO LA MANSA ·$%&$·% AJAJAAJAJ ESPERO QUE LES GUSTE Y SE VIENE EL GRAAAAN FINAL !! GRACIAS POR LEER :)
SparklyGirl
Re: Hijo de la Pasión (Nick jonas & Tú /Adaptación )
aaaaaaaaaaaaaaaahhhh!!!...
por fin le creyooo!!! y ahora esta enojado.. pues quien lo entiende!!!!... en serio quien lo entiendeeeee!!!
por fin le creyooo!!! y ahora esta enojado.. pues quien lo entiende!!!!... en serio quien lo entiendeeeee!!!
chelis
Re: Hijo de la Pasión (Nick jonas & Tú /Adaptación )
Hola muchachas!!!1 sorry por hacerlas esperar!! D: pero estamos a fin de año y ustedes me entienden, ultimas pruebas, pasando los ultimos ramos, salvando el semetre en la U. EEEEEEEEEn Fin :)
le prometo el dia viernes subir todo lo que falta que son dos caps, les juro quedara la mansa #~€##@¬€€€#~$"!!2%$$ JAJAJAJAJ
Gracias por Pasarse!!
Gracias por Comentar!
Gracias por leer!!
BIENVENIDA NUEVA LECTORA! :') @ANTONELLA
Gracias por llegar a nuestra novee!! (nuestra ya que si uds comentan, yo subo y asi nos complementamos)
le dejare una pregunta.
¿quien se morira?
naah bromita! jijijijij :$
ya ¿que musica escuchan? ¿Disco Preferido?
a mi me encanta Taylor Swift, Beyonce, Skylar Grey, Drake <3, y muchas Mas! Dejenme Su opinion!!
Las Adoro!!
le prometo el dia viernes subir todo lo que falta que son dos caps, les juro quedara la mansa #~€##@¬€€€#~$"!!2%$$ JAJAJAJAJ
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Gracias por llegar a nuestra novee!! (nuestra ya que si uds comentan, yo subo y asi nos complementamos)
le dejare una pregunta.
¿quien se morira?
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a mi me encanta Taylor Swift, Beyonce, Skylar Grey, Drake <3, y muchas Mas! Dejenme Su opinion!!
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SparklyGirl
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