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"Despues De Ti"- Joe y tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Despues De Ti"- Joe y tu Terminada
mil discupas por la terdansa chicas ahora les subo el
maraton prometido :) las qiero
maraton prometido :) las qiero
Nani Jonas
Re: "Despues De Ti"- Joe y tu Terminada
CAPÍTULO 34
Se miraban a los ojos, y cuando llegó la primera explosión se apretaron el uno contra el otro antes de lanzarse al abismo.
Permanecieron abrazados un largo tiempo. Tu apoyabas la cabeza sobre el hombro de Joe, y el, con un brazo envolvía tu cuerpo, mientras jugueteaba con tu pelo, envolviendolo entre sus dedos.
Joe: ¿en qué piensas? –preguntó después de un rato, entrelazando su mano con la tuya.
Tu: estaba pensando en mis compañeras ¿sabes que me tienen envidia?
Joe: ¿a si? ¿por qué?
Tu: porque me fui de viaje con el doctor más guapo de todo el hospital: "el doctor pompas " –le diste un beso en el hombro.
Joe: en cambio, cuando mis compañeros se enteraron de que viajaba contigo, se compadecieron de mí.
Tu: ¿como? ¿y eso por qué? –levantaste la cabeza para mirarlo mejor.
Joe: porque dicen que me llevé a la más gritona de todas las enfermeras –empezó a reírse.
Tu: ¿eso dicen? –pusiste cara de que estabas enfadada.
Joe: si, temen que no vuelva con vida.
Tu: pues tal vez no quieras estar con una mujer tan gritona –te separaste de él y te diste media vuelta, haciéndote la enojada.
Joe: yo no dije eso. Al contrario, me encanta que me grites –se puso de lado y se acercó a ti por la espalda, poniendo un brazo encima de tu cintura- ¿no lo notaste hace un rato? –te susurró al oído.
Tu: ¡Joe! No me digas esas cosas – tal era tu vergüenza que agarraste la sábana con las dos manos y te cubriste la cabeza con ella.
A Joe le pareció muy gracioso que después de todo lo que había pasado entre ustedes todavía sintieras pena. Le encantaba esa mezcla de inocencia y pasión que había en ti. Le parecía muy tierno.
Levantó la sábana y se metió debajo contigo, abrazándote de nuevo.
Joe: amor, lo siento, era broma –te besó en el hombro y se abrazó a ti.
Tu: yo también lo siento –te diste la vuelta y te pusiste frente a él- no sé porqué me dio tanta pena, si tú eres mi amor y te amo.
Joe: me encanta que me digas mi amor. Y yo también te amo a ti –te rodeó la cintura, te atrajo hacia sí y comenzó a besarte. En ese momento no podía pensar en otra cosa que no fuera quedarse así contigo para toda la vida.
Por suerte no tenían trabajo hasta la tarde, por lo que tenían toda la mañana libre para disfrutar el uno del otro.
El resto de la mañana lo aprovecharon para pasear. Visitaron varios lugares hermosos de la zona y se sacaron muchas fotos. Querían inmortalizar ese viaje. Esos días habían sido los mejores de sus vidas, y esas fotografías los recordarían para siempre.
Fuerón agarrados de la cintura todo el tiempo, y Joe aprovechaba cualquier ocasión para recordarte cuánto te amaba.
Parecía que estabas en una nube. Nunca te imaginaste que podíera existir tanta felicidad. Lo que había comenzado como una pesadilla de viaje, se había convertido en todo un cuento de hadas para ti.
En la tarde visitaron otro poblado, y como siempre, sus habitantes quedaron enormemente agradecidos con ustedes.
Cuando terminaron todo lo que tenían que hacer, fueron en carro de regreso al hotel. El carro les dejó en la entrada, por lo que fueron hasta su cabaña dando un paseo por los jardines del hotel, agarrados de la mano.
Cuando llegaron a la puerta de la cabaña, te pusiste a buscar las llaves en tu cartera. Mientras tanto, Joe se puso detras de ti y te rodeó la cintura con los brazos, atrayéndote más hacia él.
Joe: ¿sabes qué me gustaría hacer ahora mismo? –comenzó a besarte el cuello, empezando en la mandíbula y bajando hacia el hombro. Moviste la cabeza para que él tuviera mejor acceso.
Tu: no, no sé –en tus labios se dibujó una sonrisa- pero si me lo dices, tal vez a mí me gustaria también –sacastes las llaves y como pudiste abriste la puerta.
Joe: me gustaria un buen baño con espumita –entraron en el cuarto y Joe cerró la puerta con el pie- pero necesito una enfermera que me ayude a enjabonarme –seguía dejándote diminutos besos a lo largo del cuello.
Tu: me encantaria ayudarte.
Joe empezó a subir lentamente las manos por tu abdomen, hasta llegar a tus senos, los cuales masajeó por encima de la blusa.
arqueaste la espalda y te pegaste más a él, notando en tu trasero la creciente erección que empezaba a asomar en la entrepierna de Joe.
Entonces Joe comenzó a desabrochar los botones de tu blusa, lentamente, para tener mejor acceso a tus pechos. Cuando la desabrocho por completo, subió de nuevo las manos hacia tus pechos, que todavía estaban cubiertos por el sosten. Deslizando las manos bajo éste, llegando hasta tus pezones.
Dejaste escapar un gemido cuando notaste que los dedos de Joe comenzaban a pellizcarte suavemente los pezones.
Joe ahogó ese gemido con un beso. Alcanzó tu boca y comenzó un beso que se iba intensificando por segundos.
Entonces te diste la vuelta, rodeando a Joe por la cintura con tus brazos.
Comenzaste a masajearle la espalda, y le subiste la camiseta hasta que conseguiste sacársela, lanzándola al piso.
En su abdomen notaste la fuerte erección de Joe, que amenazaba con romper el pantalón. Te frotaste contra él, haciendo que Joe emitiera un gruñido que atrapaste con tu boca.
Bajaste las manos hasta el broche del cinturón de Joe y…
1/6
Se miraban a los ojos, y cuando llegó la primera explosión se apretaron el uno contra el otro antes de lanzarse al abismo.
Permanecieron abrazados un largo tiempo. Tu apoyabas la cabeza sobre el hombro de Joe, y el, con un brazo envolvía tu cuerpo, mientras jugueteaba con tu pelo, envolviendolo entre sus dedos.
Joe: ¿en qué piensas? –preguntó después de un rato, entrelazando su mano con la tuya.
Tu: estaba pensando en mis compañeras ¿sabes que me tienen envidia?
Joe: ¿a si? ¿por qué?
Tu: porque me fui de viaje con el doctor más guapo de todo el hospital: "el doctor pompas " –le diste un beso en el hombro.
Joe: en cambio, cuando mis compañeros se enteraron de que viajaba contigo, se compadecieron de mí.
Tu: ¿como? ¿y eso por qué? –levantaste la cabeza para mirarlo mejor.
Joe: porque dicen que me llevé a la más gritona de todas las enfermeras –empezó a reírse.
Tu: ¿eso dicen? –pusiste cara de que estabas enfadada.
Joe: si, temen que no vuelva con vida.
Tu: pues tal vez no quieras estar con una mujer tan gritona –te separaste de él y te diste media vuelta, haciéndote la enojada.
Joe: yo no dije eso. Al contrario, me encanta que me grites –se puso de lado y se acercó a ti por la espalda, poniendo un brazo encima de tu cintura- ¿no lo notaste hace un rato? –te susurró al oído.
Tu: ¡Joe! No me digas esas cosas – tal era tu vergüenza que agarraste la sábana con las dos manos y te cubriste la cabeza con ella.
A Joe le pareció muy gracioso que después de todo lo que había pasado entre ustedes todavía sintieras pena. Le encantaba esa mezcla de inocencia y pasión que había en ti. Le parecía muy tierno.
Levantó la sábana y se metió debajo contigo, abrazándote de nuevo.
Joe: amor, lo siento, era broma –te besó en el hombro y se abrazó a ti.
Tu: yo también lo siento –te diste la vuelta y te pusiste frente a él- no sé porqué me dio tanta pena, si tú eres mi amor y te amo.
Joe: me encanta que me digas mi amor. Y yo también te amo a ti –te rodeó la cintura, te atrajo hacia sí y comenzó a besarte. En ese momento no podía pensar en otra cosa que no fuera quedarse así contigo para toda la vida.
Por suerte no tenían trabajo hasta la tarde, por lo que tenían toda la mañana libre para disfrutar el uno del otro.
El resto de la mañana lo aprovecharon para pasear. Visitaron varios lugares hermosos de la zona y se sacaron muchas fotos. Querían inmortalizar ese viaje. Esos días habían sido los mejores de sus vidas, y esas fotografías los recordarían para siempre.
Fuerón agarrados de la cintura todo el tiempo, y Joe aprovechaba cualquier ocasión para recordarte cuánto te amaba.
Parecía que estabas en una nube. Nunca te imaginaste que podíera existir tanta felicidad. Lo que había comenzado como una pesadilla de viaje, se había convertido en todo un cuento de hadas para ti.
En la tarde visitaron otro poblado, y como siempre, sus habitantes quedaron enormemente agradecidos con ustedes.
Cuando terminaron todo lo que tenían que hacer, fueron en carro de regreso al hotel. El carro les dejó en la entrada, por lo que fueron hasta su cabaña dando un paseo por los jardines del hotel, agarrados de la mano.
Cuando llegaron a la puerta de la cabaña, te pusiste a buscar las llaves en tu cartera. Mientras tanto, Joe se puso detras de ti y te rodeó la cintura con los brazos, atrayéndote más hacia él.
Joe: ¿sabes qué me gustaría hacer ahora mismo? –comenzó a besarte el cuello, empezando en la mandíbula y bajando hacia el hombro. Moviste la cabeza para que él tuviera mejor acceso.
Tu: no, no sé –en tus labios se dibujó una sonrisa- pero si me lo dices, tal vez a mí me gustaria también –sacastes las llaves y como pudiste abriste la puerta.
Joe: me gustaria un buen baño con espumita –entraron en el cuarto y Joe cerró la puerta con el pie- pero necesito una enfermera que me ayude a enjabonarme –seguía dejándote diminutos besos a lo largo del cuello.
Tu: me encantaria ayudarte.
Joe empezó a subir lentamente las manos por tu abdomen, hasta llegar a tus senos, los cuales masajeó por encima de la blusa.
arqueaste la espalda y te pegaste más a él, notando en tu trasero la creciente erección que empezaba a asomar en la entrepierna de Joe.
Entonces Joe comenzó a desabrochar los botones de tu blusa, lentamente, para tener mejor acceso a tus pechos. Cuando la desabrocho por completo, subió de nuevo las manos hacia tus pechos, que todavía estaban cubiertos por el sosten. Deslizando las manos bajo éste, llegando hasta tus pezones.
Dejaste escapar un gemido cuando notaste que los dedos de Joe comenzaban a pellizcarte suavemente los pezones.
Joe ahogó ese gemido con un beso. Alcanzó tu boca y comenzó un beso que se iba intensificando por segundos.
Entonces te diste la vuelta, rodeando a Joe por la cintura con tus brazos.
Comenzaste a masajearle la espalda, y le subiste la camiseta hasta que conseguiste sacársela, lanzándola al piso.
En su abdomen notaste la fuerte erección de Joe, que amenazaba con romper el pantalón. Te frotaste contra él, haciendo que Joe emitiera un gruñido que atrapaste con tu boca.
Bajaste las manos hasta el broche del cinturón de Joe y…
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Nani Jonas
Re: "Despues De Ti"- Joe y tu Terminada
CAPÍTULO 35
Bajaste las manos hasta el broche del cinturón de Joe y…
***: ¡¡Doctor Jonas!! –alguien gritó y comenzó a golpear la puerta.
Los dos se separarón de repente. ¿Quién se atrevía a interrumpir en ese momento? te abotonaste la camisa, mientras que Joe buscaba su camiseta por toda la sala. Al fin la encontró en una esquina y se la puso. Iba a abrir cuando tu lo detuviste.
Tu: no pensarás abrir así, ¿verdad? –bajaste la mirada a su entrepierna, te reiste y luego te acercaste a él- creo que tu amiguito todavía no se ha enterado de que le interrumpieron la fiesta –le susurraste al oído- será mejor que vayas al baño y te refresques un poco, yo abro ¿ok?.
Joe: está bien –te dio un beso en la comisura de los labios- pero ni creas que te vas a librar de mí, todavía tenemos un baño pendiente.
Tu: tranquilo que yo no tengo pensado librarme de ti –le devolviste el beso- pero vete ya, que puede ser algo importante.
Joe se fue para el baño, y tu fuiste a abrir. El que tocaba era Marco, el empleado del hotel.
Tu: hola Marco, ¿que pasa? –lo viste con cara de preocupación.
Marco: hola ____ ¿está Joe?
Tu: si, está en el baño. ¿Pero qué pasa?
Marco: es que en uno de los poblados que visitaron hay una mujer a punto de dar a luz, Y parece que hay complicaciones, y enviaron a un hombre a buscar un médico. Y pues Joe es el más cercano, por eso me atreví a venir, a ver si les pueden ayudar.
Tu: por supuesto. Voy a decirle.
Te apresuraste y entraste al baño, encontrándote a Joe sentado en el borde de la bañera, y le explicaste lo que estaba pasando. Ya se le había pasado la calentura, así que salieron del baño y fueron a recoger sus maletínes y algunas cosas necesarias.
En la recepción del hotel se encontraron con el hombre que los había ido a buscar. Te acordabas de él ya que habían ido el día anterior a su poblado.
Marco les prestó su carro para que llegaran más rápido, ya que él no pudia acompañarlos, porque tenía muchas cosas que hacer.
Después de unos 15 minutos en carro llegaron al poblado. Bajaron rápidamente, agarrarón todo lo que necesitaban y se dirigieron a la casa.
Escucharon los gritos antes de abrir la puerta. A ti se te formo un nudo en el estómago. Les habían dicho que el parto se había complicado, pero no sabían con qué se podían encontrar.
Abrieron la puerta y se encontraron con una gran multitud de gente, todos alrededor de una mujer que estaba en posición de parto, y junto a la cual había una anciana, seguramente la lider del poblado.
Para ellos un parto era algo ritual, una bendición de los dioses, que había que celebrar. Por eso siempre se reunían todos los familiares de la parturienta, para darle fuerza entre todos y también para dar la bienvenida a la nueva vida.
En cuanto los vieron llegar, se fueron echando hacia los lados para abrirle camino.
Se acercaron a donde estaba la mujer y Joe le echó un vistazo rápido. Según le dijo la anciana, la mujer llevaba de parto prácticamente todo el día, por lo cual estaba agotada, y temía que el bebé sufriera algún daño. Al parecer, éste no era el primer embarazo de la mujer. Ya había parido a tres niños más, todos muertos, después de estar largas horas en trabajo de parto.
Joe decidió que lo más conveniente era hacerle una cesárea, pues la mujer ya estaba medio inconsciente por el dolor. Joe te miro, y ya sospechaba que sabias lo que estaba pensando. Joe lo vio en tus ojos de preocupación.
Joe: tendré que realizarle una cesárea. Sino me temo que esta mujer no aguantara –le dijo a la anciana.
Anciana: haga lo que sea necesario. Pero sálvela, por favor.
Tu: Joe –lo agarraste de la camiseta y lo acercaste a ti- ¿no será mejor llevarla a un hospital? No creo que éstas sean las mejores condiciones para hacerlo –le dijiste en voz baja, mirando alrededor.
Joe: no ____. Esta mujer no aguantará mucho más –te dijo al oído. Despues miró al hombre que los había ido a buscar- pero necesito que se vayan todos. No puedo trabajar con tanta gente –dijo alzando la voz.
El hombre sacó a toda la gente de la casa, los cuales se quejaron antes de salir, pues según sus creencias debían acompañar a la parturienta hasta el final.
Joe: ____, tú me ayudarás –te miró y vio que estabas temblando- no te preocupes amor, todo saldrá bien –te dijo mirándote a los ojos, Despues te dio un rápido beso en los labios- tráeme el maletín.
Por suerte llevaba algún sedante. Por lo menos la mujer ya no sufriría más.
Luego de varios minutos que a ti te parecieron horas, Joe logró sacar al bebé, el cual tenía una coloración algo azulada y respiraba con dificultad.
Joe: ¿puedes ocuparte tú de él? – te lo puso en los brazos - haz que llore y caliéntalo con toallas, está bastante frío. Yo tengo que cerrar la herida rápido sino habrá riesgo de infección.
Tu: si, yo me encargo de él –agarraste al bebé en brazos e hiciste lo que Joe te dijo.
Mientras Joe cosía los cortes, tu trataste de reanimar al bebé, y después de un buen rato, éste comenzó a llorar con fuerza, y despues agarro una buena temperatura y buen color.
Joe: buen trabajo mi amor –se acercó a ti, cuando ya había terminado con la mujer y se había limpiado- lo has hecho muy bien –te dio un beso en la mejilla.
Tu: estaba muerta de miedo. Pensé que no lo lograriamos.
Joe: yo también tenía miedo, pero gracias a Dios todo salió bien. La madre despertará en un rato y el niño está perfecto. Ya es hora de que le avisemos a todos.
Despues de darte otro beso en la mejilla, se dirigió a la puerta y salió. Al rato entró con varias personas, entre las que se encontraban la anciana y el marido de la mujer, los cuales les agradecieron enormemente que hubieran salvado la vida de los dos.
Tu: aquí tiene al niño, está perfecto –le pasaste el niño al padre, que estaba muy emocionado, pues ya se había hecho la idea de que nunca tendria hijos- ¿cómo piensan llamarlo?
Hombre: no habíamos pensado en ningún nombre, pero creo que se llamará Oliver. Significa “el que trae la paz”. Me parece que le queda perfecto, porque él traerá paz y alegría a mi familia.
Tu: me gusta ese nombre –le sonreiste-. Hola Oliver –rozaste la carita del bebé con un dedo.
Se quedaron allí hasta que llegó la ambulancia que había llamado Marco desde el hotel. Tras explicar a los sanitarios lo que había pasado, vieron cómo se llevaban a la madre y al niño al hospital. Luego se despidieron de todos y se fueron de nuevo para el hotel.
2/6 Chicas recuerden el nombre de Oliver es importante
Bajaste las manos hasta el broche del cinturón de Joe y…
***: ¡¡Doctor Jonas!! –alguien gritó y comenzó a golpear la puerta.
Los dos se separarón de repente. ¿Quién se atrevía a interrumpir en ese momento? te abotonaste la camisa, mientras que Joe buscaba su camiseta por toda la sala. Al fin la encontró en una esquina y se la puso. Iba a abrir cuando tu lo detuviste.
Tu: no pensarás abrir así, ¿verdad? –bajaste la mirada a su entrepierna, te reiste y luego te acercaste a él- creo que tu amiguito todavía no se ha enterado de que le interrumpieron la fiesta –le susurraste al oído- será mejor que vayas al baño y te refresques un poco, yo abro ¿ok?.
Joe: está bien –te dio un beso en la comisura de los labios- pero ni creas que te vas a librar de mí, todavía tenemos un baño pendiente.
Tu: tranquilo que yo no tengo pensado librarme de ti –le devolviste el beso- pero vete ya, que puede ser algo importante.
Joe se fue para el baño, y tu fuiste a abrir. El que tocaba era Marco, el empleado del hotel.
Tu: hola Marco, ¿que pasa? –lo viste con cara de preocupación.
Marco: hola ____ ¿está Joe?
Tu: si, está en el baño. ¿Pero qué pasa?
Marco: es que en uno de los poblados que visitaron hay una mujer a punto de dar a luz, Y parece que hay complicaciones, y enviaron a un hombre a buscar un médico. Y pues Joe es el más cercano, por eso me atreví a venir, a ver si les pueden ayudar.
Tu: por supuesto. Voy a decirle.
Te apresuraste y entraste al baño, encontrándote a Joe sentado en el borde de la bañera, y le explicaste lo que estaba pasando. Ya se le había pasado la calentura, así que salieron del baño y fueron a recoger sus maletínes y algunas cosas necesarias.
En la recepción del hotel se encontraron con el hombre que los había ido a buscar. Te acordabas de él ya que habían ido el día anterior a su poblado.
Marco les prestó su carro para que llegaran más rápido, ya que él no pudia acompañarlos, porque tenía muchas cosas que hacer.
Después de unos 15 minutos en carro llegaron al poblado. Bajaron rápidamente, agarrarón todo lo que necesitaban y se dirigieron a la casa.
Escucharon los gritos antes de abrir la puerta. A ti se te formo un nudo en el estómago. Les habían dicho que el parto se había complicado, pero no sabían con qué se podían encontrar.
Abrieron la puerta y se encontraron con una gran multitud de gente, todos alrededor de una mujer que estaba en posición de parto, y junto a la cual había una anciana, seguramente la lider del poblado.
Para ellos un parto era algo ritual, una bendición de los dioses, que había que celebrar. Por eso siempre se reunían todos los familiares de la parturienta, para darle fuerza entre todos y también para dar la bienvenida a la nueva vida.
En cuanto los vieron llegar, se fueron echando hacia los lados para abrirle camino.
Se acercaron a donde estaba la mujer y Joe le echó un vistazo rápido. Según le dijo la anciana, la mujer llevaba de parto prácticamente todo el día, por lo cual estaba agotada, y temía que el bebé sufriera algún daño. Al parecer, éste no era el primer embarazo de la mujer. Ya había parido a tres niños más, todos muertos, después de estar largas horas en trabajo de parto.
Joe decidió que lo más conveniente era hacerle una cesárea, pues la mujer ya estaba medio inconsciente por el dolor. Joe te miro, y ya sospechaba que sabias lo que estaba pensando. Joe lo vio en tus ojos de preocupación.
Joe: tendré que realizarle una cesárea. Sino me temo que esta mujer no aguantara –le dijo a la anciana.
Anciana: haga lo que sea necesario. Pero sálvela, por favor.
Tu: Joe –lo agarraste de la camiseta y lo acercaste a ti- ¿no será mejor llevarla a un hospital? No creo que éstas sean las mejores condiciones para hacerlo –le dijiste en voz baja, mirando alrededor.
Joe: no ____. Esta mujer no aguantará mucho más –te dijo al oído. Despues miró al hombre que los había ido a buscar- pero necesito que se vayan todos. No puedo trabajar con tanta gente –dijo alzando la voz.
El hombre sacó a toda la gente de la casa, los cuales se quejaron antes de salir, pues según sus creencias debían acompañar a la parturienta hasta el final.
Joe: ____, tú me ayudarás –te miró y vio que estabas temblando- no te preocupes amor, todo saldrá bien –te dijo mirándote a los ojos, Despues te dio un rápido beso en los labios- tráeme el maletín.
Por suerte llevaba algún sedante. Por lo menos la mujer ya no sufriría más.
Luego de varios minutos que a ti te parecieron horas, Joe logró sacar al bebé, el cual tenía una coloración algo azulada y respiraba con dificultad.
Joe: ¿puedes ocuparte tú de él? – te lo puso en los brazos - haz que llore y caliéntalo con toallas, está bastante frío. Yo tengo que cerrar la herida rápido sino habrá riesgo de infección.
Tu: si, yo me encargo de él –agarraste al bebé en brazos e hiciste lo que Joe te dijo.
Mientras Joe cosía los cortes, tu trataste de reanimar al bebé, y después de un buen rato, éste comenzó a llorar con fuerza, y despues agarro una buena temperatura y buen color.
Joe: buen trabajo mi amor –se acercó a ti, cuando ya había terminado con la mujer y se había limpiado- lo has hecho muy bien –te dio un beso en la mejilla.
Tu: estaba muerta de miedo. Pensé que no lo lograriamos.
Joe: yo también tenía miedo, pero gracias a Dios todo salió bien. La madre despertará en un rato y el niño está perfecto. Ya es hora de que le avisemos a todos.
Despues de darte otro beso en la mejilla, se dirigió a la puerta y salió. Al rato entró con varias personas, entre las que se encontraban la anciana y el marido de la mujer, los cuales les agradecieron enormemente que hubieran salvado la vida de los dos.
Tu: aquí tiene al niño, está perfecto –le pasaste el niño al padre, que estaba muy emocionado, pues ya se había hecho la idea de que nunca tendria hijos- ¿cómo piensan llamarlo?
Hombre: no habíamos pensado en ningún nombre, pero creo que se llamará Oliver. Significa “el que trae la paz”. Me parece que le queda perfecto, porque él traerá paz y alegría a mi familia.
Tu: me gusta ese nombre –le sonreiste-. Hola Oliver –rozaste la carita del bebé con un dedo.
Se quedaron allí hasta que llegó la ambulancia que había llamado Marco desde el hotel. Tras explicar a los sanitarios lo que había pasado, vieron cómo se llevaban a la madre y al niño al hospital. Luego se despidieron de todos y se fueron de nuevo para el hotel.
2/6 Chicas recuerden el nombre de Oliver es importante
Nani Jonas
Re: "Despues De Ti"- Joe y tu Terminada
CAPÍTULO 36
Llegaron al cuarto y mientras Joe fue a guardar las cosas que habían llevado, Tu fuiste a limpiarte, pues estabas un poco manchada de sangre.
Cuando saliste del baño te encontraste con Joe, que te estaba esperando en la sala.
Te rodeó la cintura con sus brazos y te pego a el.
Joe: me parece que me debes algo, ¿no?
Tu: ¿yo te debo algo a ti? –pusiste una sonrisa burlona- no me acuerdo.
Joe: ¿a no? –empezó a darte pequeños besos alrededor de la comisura de los labios- tal vez esto te ayude a recordar.
Tu: creo que voy recordando, pero necesito más pistas.
Joe: todas las que quieras –se acercó más a ti y te dio un largo beso- ¿te dice algo un baño caliente? –dijo mientras te recorría el cuello con los labios- con espumita, solos tú y yo –seguía torturándote dejando pequeños besos a lo largo de todo tu cuello.
Tu: oh si –gemiste- ya recuerdo.
Joe: ¿qué tal si descansas un poco mientras yo preparo todo?
Tu: perfecto –le diste un beso en la boca y te fuiste para el cuarto.
Mientras tanto Joe fue a preparar el baño. Llenó la bañera con agua calientita y le puso un jabón aromático que había encontrado en una estantería.
Una vez tuvo todo preparado, salió a buscarte.
Joe: ¿amor estás…? -se detuvo al encontrarte acostada en la cama, dormida.
Se acercó a ti y se acostó a tu lado, tratando de moverte lo menos posible para que no te despertaras. Seguramente estarías agotada. Los últimos días habían sido muy cansados, no solo por todo el trabajo que tenían, sino también por el montón de emociones que habían vivido.
Te quitó los zapatos y te arropo con una cobija. Luego se recostó a tu lado de nuevo y te abrazó. Le encantaba estar así tan cerca de ti, sentir tu respiración en su cara, oler tu aroma.
Joe: no sabes cuánto te amo, mi amor –susurró contra tu mejilla antes de darte un suave beso. Luego se quedó dormido, abrazandote tiernamente como queriendo quedarse asi para siempre.
Te despertaste cuando un rayo de sol entro en la habitación. Viste a Joe, que seguía dormido, pegado a ti, abrazándote. Te encantaba esa sensación de sentirte amada. Te sentías llena.
Les esperaba otro duro día de trabajo, al menos en la mañana. Luego tendrían la tarde libre para hacer lo que quisieran.
Ya era hora de levantarse, así que comenzaste a darle suaves besos para despertarlo. Te recostaste sobre él y comenzaste a rozar tus labios contra su piel. Empezaste en el ombligo, subiendo lentamente por su ancho y bien formado pecho, siguiendo por el cuello, hasta llegar a su cara.
Le besaste primero un ojo, luego el otro. Continuaste por la nariz, pasando por las mejillas hasta detenerte en su boca.
Fue entonces cuando descubriste que él ya se había despertado, pues de repente te agarró con sus brazos alrededor de tu cintura y te puso sobre él, apretándote contra su cuerpo, y te besó hasta que ambos quedaron sin aliento.
Joe: buenos días amor –dijo cuando terminó el beso- me encanta esta forma que tienes de despertarme.
Tu: a mi también me gusta –lo volviste a besar- y lo que más me gusta es despertarme a tu lado.
Joe: sabes que te amo ¿verdad?–dijo mientras te acariciaba la espalda por encima de la camisa.
Le respondiste con otro beso.
Tu: y yo a ti más –le dijiste mientras le acariciabas la cara con las manos- pero ya tenemos que levantarnos si no queremos llegar tarde.
Joe: tienes razón –te dio otro beso rápido
Te quitaste de encima de él y se levantaron. Mientras tu te duchabas y arreglabas, Joe fue por el desayuno.
Despues de haber desayunado, salieron para realizar su trabajo.
Hacía un lindo día, así que decidieron que por la tarde irían a la playa, pues tan solo les quedaban dos días para regresar, así que tendrían que aprovecharlos al maximo.
Comieron en el restaurante del hotel, y cuando terminaron, te fuiste hacia la playa, pues ya te habías puesto el traje de baño, mientras que Joe fue a la cabaña a ponérselo, y quedaron de verse en un rato.
3/6
Llegaron al cuarto y mientras Joe fue a guardar las cosas que habían llevado, Tu fuiste a limpiarte, pues estabas un poco manchada de sangre.
Cuando saliste del baño te encontraste con Joe, que te estaba esperando en la sala.
Te rodeó la cintura con sus brazos y te pego a el.
Joe: me parece que me debes algo, ¿no?
Tu: ¿yo te debo algo a ti? –pusiste una sonrisa burlona- no me acuerdo.
Joe: ¿a no? –empezó a darte pequeños besos alrededor de la comisura de los labios- tal vez esto te ayude a recordar.
Tu: creo que voy recordando, pero necesito más pistas.
Joe: todas las que quieras –se acercó más a ti y te dio un largo beso- ¿te dice algo un baño caliente? –dijo mientras te recorría el cuello con los labios- con espumita, solos tú y yo –seguía torturándote dejando pequeños besos a lo largo de todo tu cuello.
Tu: oh si –gemiste- ya recuerdo.
Joe: ¿qué tal si descansas un poco mientras yo preparo todo?
Tu: perfecto –le diste un beso en la boca y te fuiste para el cuarto.
Mientras tanto Joe fue a preparar el baño. Llenó la bañera con agua calientita y le puso un jabón aromático que había encontrado en una estantería.
Una vez tuvo todo preparado, salió a buscarte.
Joe: ¿amor estás…? -se detuvo al encontrarte acostada en la cama, dormida.
Se acercó a ti y se acostó a tu lado, tratando de moverte lo menos posible para que no te despertaras. Seguramente estarías agotada. Los últimos días habían sido muy cansados, no solo por todo el trabajo que tenían, sino también por el montón de emociones que habían vivido.
Te quitó los zapatos y te arropo con una cobija. Luego se recostó a tu lado de nuevo y te abrazó. Le encantaba estar así tan cerca de ti, sentir tu respiración en su cara, oler tu aroma.
Joe: no sabes cuánto te amo, mi amor –susurró contra tu mejilla antes de darte un suave beso. Luego se quedó dormido, abrazandote tiernamente como queriendo quedarse asi para siempre.
Te despertaste cuando un rayo de sol entro en la habitación. Viste a Joe, que seguía dormido, pegado a ti, abrazándote. Te encantaba esa sensación de sentirte amada. Te sentías llena.
Les esperaba otro duro día de trabajo, al menos en la mañana. Luego tendrían la tarde libre para hacer lo que quisieran.
Ya era hora de levantarse, así que comenzaste a darle suaves besos para despertarlo. Te recostaste sobre él y comenzaste a rozar tus labios contra su piel. Empezaste en el ombligo, subiendo lentamente por su ancho y bien formado pecho, siguiendo por el cuello, hasta llegar a su cara.
Le besaste primero un ojo, luego el otro. Continuaste por la nariz, pasando por las mejillas hasta detenerte en su boca.
Fue entonces cuando descubriste que él ya se había despertado, pues de repente te agarró con sus brazos alrededor de tu cintura y te puso sobre él, apretándote contra su cuerpo, y te besó hasta que ambos quedaron sin aliento.
Joe: buenos días amor –dijo cuando terminó el beso- me encanta esta forma que tienes de despertarme.
Tu: a mi también me gusta –lo volviste a besar- y lo que más me gusta es despertarme a tu lado.
Joe: sabes que te amo ¿verdad?–dijo mientras te acariciaba la espalda por encima de la camisa.
Le respondiste con otro beso.
Tu: y yo a ti más –le dijiste mientras le acariciabas la cara con las manos- pero ya tenemos que levantarnos si no queremos llegar tarde.
Joe: tienes razón –te dio otro beso rápido
Te quitaste de encima de él y se levantaron. Mientras tu te duchabas y arreglabas, Joe fue por el desayuno.
Despues de haber desayunado, salieron para realizar su trabajo.
Hacía un lindo día, así que decidieron que por la tarde irían a la playa, pues tan solo les quedaban dos días para regresar, así que tendrían que aprovecharlos al maximo.
Comieron en el restaurante del hotel, y cuando terminaron, te fuiste hacia la playa, pues ya te habías puesto el traje de baño, mientras que Joe fue a la cabaña a ponérselo, y quedaron de verse en un rato.
3/6
Nani Jonas
Re: "Despues De Ti"- Joe y tu Terminada
CAPÍTULO 37
Estabas acostada en la toalla, boca abajo, tomando el sol. Te estabas quedando medio dormida cuando sentiste que alguien se sentaba a tu lado y empezaba a echarte crema por la espalda.
Joe: ¿me extrañaste? –te preguntó al oído mientras te masajeaba los hombros.
Tu: no mucho. Un chico muy atractivo se ofreció a echarme cremita por la espalda –dijiste mientras en tu cara aparecía una sonrisa burlona.
Joe: así que alguien se atrevió a tocarte mientras yo no estaba ¿eh? –arqueó una ceja- ¿y dónde está ese tipo tan atractivo? –comenzó a hacerte cosquillas en la cintura.
Tu: ay no amor para, cosquillas no por favor –comenzaste a retorcerte y terminaste dándote la vuelta, quedando cara a cara con Joe -¿para qué quieres saber dónde está? –dijiste una vez que él dejó de hacerte cosquillas.
Joe: para decirle que tú eres solo mía –se acercó a tu cara y te susurró al oído- solo yo puedo tocarte.
Tu: así que soy solo tuya ¿eh? –dijiste mientras arqueabas una ceja.
Joe: solo mía –volvió a susurrarte al oído.
Joe entrelazó sus manos con las tuyas y las puso a ambos lados de tu cabeza, sobre la toalla. Después unos segundos en los que se quedaron mirando fijamente, Joe fue bajando la cabeza, hasta rozar sus labios los tuyos.
Respondiste al beso abriendo la boca, atrapando la lengua de Joe entre tus labios. Pronto sus lenguas se encontraban enredadas, en un baile frenético, haciendo el beso mucho más profundo. De tu boca se escapó un gemido, y poco después fuiste rompiendo el beso.
Tu: ya mi amor – Joe estaba ahora rozando tu mandíbula con sus labios- que nos pueden ver.
Joe: no me importa que me vean –siguió besando tu cuello.
Tu: Joe, a mí si me da pena –pusiste las manos en su pecho.
Joe: está bien, mi amor –se levantó un poco- pero luego en la noche no te escaparas de mí tan fácil ¿eh? –te guiñó un ojo.
Tu: más bien vas a ser tú el que no te escaparas de mí –le dijiste con una sonrisa picara.
Joe: ¿a no? -volvió a bajarse y te rozó de nuevo los labios.
Negaste con la cabeza, entonces el lanzo un gruñido que te hizo reír. segundos despues, te cargó en sus brazos.
Tu: ¿qué estás haciendo? –preguntaste mientras él se levantaba contigo en brazos.
Joe: vamos a bañarnos –dijo mientras corría hacia la orilla.
Tu: no amor! seguro que el agua está muy fría –pataleaste un poco para que te bajara.
Joe: tranquila, que nosotros la calentamos –se fue adentrando en el agua y tu gritaste cuando notaste el frío.
Tu: estás loco ¿lo sabías? –Joe ya te había bajado, asi que rodeaste su cuello con tus brazos.
Joe: loco por ti –rodeó tu cintura y te pegó más a él, atrapando tus labios entre los suyos, comenzando un tierno beso.
Pasaron toda la tarde en la playa, disfrutando del sol, entre besos y caricias, demostrándose cuánto se amaban.
4/6
Estabas acostada en la toalla, boca abajo, tomando el sol. Te estabas quedando medio dormida cuando sentiste que alguien se sentaba a tu lado y empezaba a echarte crema por la espalda.
Joe: ¿me extrañaste? –te preguntó al oído mientras te masajeaba los hombros.
Tu: no mucho. Un chico muy atractivo se ofreció a echarme cremita por la espalda –dijiste mientras en tu cara aparecía una sonrisa burlona.
Joe: así que alguien se atrevió a tocarte mientras yo no estaba ¿eh? –arqueó una ceja- ¿y dónde está ese tipo tan atractivo? –comenzó a hacerte cosquillas en la cintura.
Tu: ay no amor para, cosquillas no por favor –comenzaste a retorcerte y terminaste dándote la vuelta, quedando cara a cara con Joe -¿para qué quieres saber dónde está? –dijiste una vez que él dejó de hacerte cosquillas.
Joe: para decirle que tú eres solo mía –se acercó a tu cara y te susurró al oído- solo yo puedo tocarte.
Tu: así que soy solo tuya ¿eh? –dijiste mientras arqueabas una ceja.
Joe: solo mía –volvió a susurrarte al oído.
Joe entrelazó sus manos con las tuyas y las puso a ambos lados de tu cabeza, sobre la toalla. Después unos segundos en los que se quedaron mirando fijamente, Joe fue bajando la cabeza, hasta rozar sus labios los tuyos.
Respondiste al beso abriendo la boca, atrapando la lengua de Joe entre tus labios. Pronto sus lenguas se encontraban enredadas, en un baile frenético, haciendo el beso mucho más profundo. De tu boca se escapó un gemido, y poco después fuiste rompiendo el beso.
Tu: ya mi amor – Joe estaba ahora rozando tu mandíbula con sus labios- que nos pueden ver.
Joe: no me importa que me vean –siguió besando tu cuello.
Tu: Joe, a mí si me da pena –pusiste las manos en su pecho.
Joe: está bien, mi amor –se levantó un poco- pero luego en la noche no te escaparas de mí tan fácil ¿eh? –te guiñó un ojo.
Tu: más bien vas a ser tú el que no te escaparas de mí –le dijiste con una sonrisa picara.
Joe: ¿a no? -volvió a bajarse y te rozó de nuevo los labios.
Negaste con la cabeza, entonces el lanzo un gruñido que te hizo reír. segundos despues, te cargó en sus brazos.
Tu: ¿qué estás haciendo? –preguntaste mientras él se levantaba contigo en brazos.
Joe: vamos a bañarnos –dijo mientras corría hacia la orilla.
Tu: no amor! seguro que el agua está muy fría –pataleaste un poco para que te bajara.
Joe: tranquila, que nosotros la calentamos –se fue adentrando en el agua y tu gritaste cuando notaste el frío.
Tu: estás loco ¿lo sabías? –Joe ya te había bajado, asi que rodeaste su cuello con tus brazos.
Joe: loco por ti –rodeó tu cintura y te pegó más a él, atrapando tus labios entre los suyos, comenzando un tierno beso.
Pasaron toda la tarde en la playa, disfrutando del sol, entre besos y caricias, demostrándose cuánto se amaban.
4/6
Nani Jonas
Re: "Despues De Ti"- Joe y tu Terminada
CAPÍTULO 38
Cuando ya había anochecido fueron a cenar algo, y después volvieron a la cabaña, pues los dos ya estaban deseando estar solos para poder disfrutar planamente el uno del otro.
Joe: ¿te acuerdas que tenemos un baño pendiente? –dijo mientras entraban en la cabaña, agarrándote desde atrás y apoyando su cabeza en tu hombro.
Tu: yo te iba a preguntar lo mismo–te diste la vuelta y le rodeaste el cuello con los brazos- ve llenando la bañera ¿si?
Joe: está bien –te dio un beso- pero esta vez no te vayas a dormir ¿ok? Mira que sino te despierto –Tu te ruborizaste.
Tu: te prometo que hoy no me duermo –le devolviste el beso y después se separaron.
Joe fue a preparar la bañera, y cuando ya estaba casi llena, apareciste con varias velas aromáticas que habías encontrado.
Tu: más romántico ¿no te parece? –dijiste mientras encendías las velas y apagabas la luz del baño.
Joe: mucho mejor, aunque con que estés tú me basta y me sobra –te agarró de la cintura y te atrajo hacia él.
Joe bajó las manos hasta tu trasero y comenzó a masajearlo, mientras tu comenzabas a desabrochar los botones de la camisa de él.
Se desvistieron lentamente el uno al otro, y una vez que estaban desnudos se metieron a la bañera.
Joe estaba sentado entre tus piernas, apoyado contra tu pecho. Y tu lo tenías rodeado con tus brazos, y apoyabas tu mentón en su cabeza.
Fuiste bajando las manos lentamente, recorriendo todo el perfecto tórax de él, hasta llegar a su miembro, el cual estaba duro y caliente. Él tragó aire con un silbido. Lo rodeaste con los dedos y presionaste suavemente. Luego comenzaste a masajearlo. Joe cerró los ojos y un músculo de su mandíbula tembló.
Joe: ya no aguanto! –dijo unos minutos después. Se dio la vuelta y te agarró, girándote hasta que quedaste sentada entre sus piernas, recostada sobre él- ahora me toca a mí.
Entonces las manos de Joe comenzaron a masajear tus pechos, tirando suavemente de tus pezones, torturándote. Dejaste escapar algúno que otro gemido, lo que hizo que Joe continuara con esa dulce tortura.
Lentamente fue descendiendo hasta más abajo de tu cintura. Contuviste el aliento y cerraste los ojos a la vez que tu cuerpo comenzaba a temblar de deseo.
Él seguía acariciándote a la vez que te besaba en el cuello, mientras de tu boca salían gemidos de placer.
Joe deslizó una mano por tu cadera y tu vientre antes de apoyarte contra su sexo.
Entonces te arqueaste en sus brazos y abriste ligeramente las piernas. Devorando tus labios, Joe deslizó su mano sobre tu sexo. Temblaste cuando sentiste que te tocaba.
Arqueaste las caderas cuando él enterró primero un dedo y después otro en lo más profundo de ti.
Una y otra vez, sus dedos se movieron dentro de ti cada vez más rápidos y profundos.
inclinando su cabeza, te besó, tragándose así tus gemidos.
Joe deslizó su dedo pulgar hasta la zona más sensible de ti, y tu cuerpo se arqueó en sus brazos. Sintió cómo tus caderas se agitaban con pasión contra su mano, mientras gritabas su nombre una y otra vez.
Quedaste inmóvil entre sus brazos, sin fuerzas.
Permanecieron así un buen rato, mientras tu respiración se normalizaba.
5/6
Cuando ya había anochecido fueron a cenar algo, y después volvieron a la cabaña, pues los dos ya estaban deseando estar solos para poder disfrutar planamente el uno del otro.
Joe: ¿te acuerdas que tenemos un baño pendiente? –dijo mientras entraban en la cabaña, agarrándote desde atrás y apoyando su cabeza en tu hombro.
Tu: yo te iba a preguntar lo mismo–te diste la vuelta y le rodeaste el cuello con los brazos- ve llenando la bañera ¿si?
Joe: está bien –te dio un beso- pero esta vez no te vayas a dormir ¿ok? Mira que sino te despierto –Tu te ruborizaste.
Tu: te prometo que hoy no me duermo –le devolviste el beso y después se separaron.
Joe fue a preparar la bañera, y cuando ya estaba casi llena, apareciste con varias velas aromáticas que habías encontrado.
Tu: más romántico ¿no te parece? –dijiste mientras encendías las velas y apagabas la luz del baño.
Joe: mucho mejor, aunque con que estés tú me basta y me sobra –te agarró de la cintura y te atrajo hacia él.
Joe bajó las manos hasta tu trasero y comenzó a masajearlo, mientras tu comenzabas a desabrochar los botones de la camisa de él.
Se desvistieron lentamente el uno al otro, y una vez que estaban desnudos se metieron a la bañera.
Joe estaba sentado entre tus piernas, apoyado contra tu pecho. Y tu lo tenías rodeado con tus brazos, y apoyabas tu mentón en su cabeza.
Fuiste bajando las manos lentamente, recorriendo todo el perfecto tórax de él, hasta llegar a su miembro, el cual estaba duro y caliente. Él tragó aire con un silbido. Lo rodeaste con los dedos y presionaste suavemente. Luego comenzaste a masajearlo. Joe cerró los ojos y un músculo de su mandíbula tembló.
Joe: ya no aguanto! –dijo unos minutos después. Se dio la vuelta y te agarró, girándote hasta que quedaste sentada entre sus piernas, recostada sobre él- ahora me toca a mí.
Entonces las manos de Joe comenzaron a masajear tus pechos, tirando suavemente de tus pezones, torturándote. Dejaste escapar algúno que otro gemido, lo que hizo que Joe continuara con esa dulce tortura.
Lentamente fue descendiendo hasta más abajo de tu cintura. Contuviste el aliento y cerraste los ojos a la vez que tu cuerpo comenzaba a temblar de deseo.
Él seguía acariciándote a la vez que te besaba en el cuello, mientras de tu boca salían gemidos de placer.
Joe deslizó una mano por tu cadera y tu vientre antes de apoyarte contra su sexo.
Entonces te arqueaste en sus brazos y abriste ligeramente las piernas. Devorando tus labios, Joe deslizó su mano sobre tu sexo. Temblaste cuando sentiste que te tocaba.
Arqueaste las caderas cuando él enterró primero un dedo y después otro en lo más profundo de ti.
Una y otra vez, sus dedos se movieron dentro de ti cada vez más rápidos y profundos.
inclinando su cabeza, te besó, tragándose así tus gemidos.
Joe deslizó su dedo pulgar hasta la zona más sensible de ti, y tu cuerpo se arqueó en sus brazos. Sintió cómo tus caderas se agitaban con pasión contra su mano, mientras gritabas su nombre una y otra vez.
Quedaste inmóvil entre sus brazos, sin fuerzas.
Permanecieron así un buen rato, mientras tu respiración se normalizaba.
5/6
Nani Jonas
Re: "Despues De Ti"- Joe y tu Terminada
CAPÍTULO 39
Quedaste inmóvil entre sus brazos, sin fuerzas.
Permanecieron así un buen rato, mientras tu respiración se normalizaba.
Tu: ¿qué te parece si nos vamos ya para la cama?
Joe: como quieras –te dio un beso en la mejilla- ¿ya tienes sueño?
Tu: no era precisamente a dormir a lo que me refería –volteaste la cabeza, lo miraste a los ojos y te lanzó una sonrisa pícara.
Joe hizo un gruñido y tu te reiste.
Salieron de la bañera rápidamente y se envolvieron en dos toallas para sacarse la espuma y secarse.
Joe te agarro por la cintura y te levantó en el aire. Rodeaste su cuello con tus brazos y pusiste las piernas alrededor de su cintura. Comenzaron un beso hambriento, desesperado, mientras Joe se encaminaba al cuarto contigo en brazos.
Te puso en el piso a los pies de la cama, y sin dejar de besarte, empezó a masajearte el trasero mientras tu deslizabas tus manos por su espalda.
Tomaste la iniciativa como jamás te hubieras creído capaz de hacerlo y pusiste las manos sobre el pecho de Joe, lo empujaste y lo tendiste boca arriba sobre la cama.
Le recorriste el cuerpo con las manos y lo arrasaste con tu boca.
Rodaste con él, encima de él, le arrancaste la toalla de las caderas, te diste el placer de conducirlo, de sentir su cuerpo temblar, arder y excitarse bajo tus caricias.
Lo acariciaste con la yema de los dedos, trazando círculos lentos, líneas erizadas. Ambos parecían estar envueltos en una burbuja de placer.
La luz de la lámpara, que se reflejaba sobre la piel de Joe, te tentó a saborearla con rápidos roces de la lengua y con largas caricias de tus labios.
Cada vez que lo tocabas, Joe sentía cómo todo su cuerpo palpitaba pero, cuando trataba de tocarte, te le escapabas. Parecías decirle que esperara.
Le aferraste las manos y te deslizaste por su cuerpo dibujando con tus ardientes labios flechas de placer en su piel.
Joe te vio a contraluz; tu hermoso cabello caía en cascada sobre tus hombros y tus ojos oscurecidos por la pasión estaban clavados en los suyos.
Se incorporó y te estrechó entre sus brazos. Loco de deseo, te arrancó la toalla. Quería verte, estaba desesperado por sentirte.
Alargaste la mano hacia la mesilla y agarraste un preservativo. Despues de haberlo sacado de su envoltorio se lo colocaste.
Acto seguido te colocaste encima de él y arqueaste la espalda en señal de triunfo y liberación cuando te penetró. El primer clímax te atravesó sin debilitar tus fuerzas. Esa vez fueron las manos de Joe las que buscaron las tuyas. Con los dedos entrelazados, impusiste un ritmo rápido y frenético.
Cuando lo sentiste explotar en tu interior no te diste por vencida. Seguiste excitándolo y pidiendo más, siempre más. Le devoraste la boca, insaciable, hasta que los labios de él se volvieron devoradores y tu respiración se aceleró. Le deslizaste la lengua por el cuello y sentiste sus latidos descontrolarse. Él murmuró algo, aturdido e incoherente, y tu gemiste al sentir que volvía a endurecerse dentro de ti.
Loco de placer, Joe se incorporó y te aferró los brazos con dedos tensos. Te cubrió la boca de besos ardientes, apasionados. Entonces quedaste debajo de Joe, cuyo cuerpo se convirtió en una flecha ardiente.
Lo envolviste con tus piernas, largas y flexibles. Tenías los ojos muy abiertos, clavados en los de Joe. Él vio que tu mirada empezaba a oscurecerse. Vio que tus labios comenzaban a temblar. El placer lo atravesó cuando sintió que tu cuerpo se sacudía en un nuevo pico de placer. Luego vio que en tus labios se dibujaba una sonrisa, lenta y hermosa.
Fue lo último que vio antes de que la pasión volviera a arrebatarlo.
6/6 Listo disfruten el maraton las qiero :)
Quedaste inmóvil entre sus brazos, sin fuerzas.
Permanecieron así un buen rato, mientras tu respiración se normalizaba.
Tu: ¿qué te parece si nos vamos ya para la cama?
Joe: como quieras –te dio un beso en la mejilla- ¿ya tienes sueño?
Tu: no era precisamente a dormir a lo que me refería –volteaste la cabeza, lo miraste a los ojos y te lanzó una sonrisa pícara.
Joe hizo un gruñido y tu te reiste.
Salieron de la bañera rápidamente y se envolvieron en dos toallas para sacarse la espuma y secarse.
Joe te agarro por la cintura y te levantó en el aire. Rodeaste su cuello con tus brazos y pusiste las piernas alrededor de su cintura. Comenzaron un beso hambriento, desesperado, mientras Joe se encaminaba al cuarto contigo en brazos.
Te puso en el piso a los pies de la cama, y sin dejar de besarte, empezó a masajearte el trasero mientras tu deslizabas tus manos por su espalda.
Tomaste la iniciativa como jamás te hubieras creído capaz de hacerlo y pusiste las manos sobre el pecho de Joe, lo empujaste y lo tendiste boca arriba sobre la cama.
Le recorriste el cuerpo con las manos y lo arrasaste con tu boca.
Rodaste con él, encima de él, le arrancaste la toalla de las caderas, te diste el placer de conducirlo, de sentir su cuerpo temblar, arder y excitarse bajo tus caricias.
Lo acariciaste con la yema de los dedos, trazando círculos lentos, líneas erizadas. Ambos parecían estar envueltos en una burbuja de placer.
La luz de la lámpara, que se reflejaba sobre la piel de Joe, te tentó a saborearla con rápidos roces de la lengua y con largas caricias de tus labios.
Cada vez que lo tocabas, Joe sentía cómo todo su cuerpo palpitaba pero, cuando trataba de tocarte, te le escapabas. Parecías decirle que esperara.
Le aferraste las manos y te deslizaste por su cuerpo dibujando con tus ardientes labios flechas de placer en su piel.
Joe te vio a contraluz; tu hermoso cabello caía en cascada sobre tus hombros y tus ojos oscurecidos por la pasión estaban clavados en los suyos.
Se incorporó y te estrechó entre sus brazos. Loco de deseo, te arrancó la toalla. Quería verte, estaba desesperado por sentirte.
Alargaste la mano hacia la mesilla y agarraste un preservativo. Despues de haberlo sacado de su envoltorio se lo colocaste.
Acto seguido te colocaste encima de él y arqueaste la espalda en señal de triunfo y liberación cuando te penetró. El primer clímax te atravesó sin debilitar tus fuerzas. Esa vez fueron las manos de Joe las que buscaron las tuyas. Con los dedos entrelazados, impusiste un ritmo rápido y frenético.
Cuando lo sentiste explotar en tu interior no te diste por vencida. Seguiste excitándolo y pidiendo más, siempre más. Le devoraste la boca, insaciable, hasta que los labios de él se volvieron devoradores y tu respiración se aceleró. Le deslizaste la lengua por el cuello y sentiste sus latidos descontrolarse. Él murmuró algo, aturdido e incoherente, y tu gemiste al sentir que volvía a endurecerse dentro de ti.
Loco de placer, Joe se incorporó y te aferró los brazos con dedos tensos. Te cubrió la boca de besos ardientes, apasionados. Entonces quedaste debajo de Joe, cuyo cuerpo se convirtió en una flecha ardiente.
Lo envolviste con tus piernas, largas y flexibles. Tenías los ojos muy abiertos, clavados en los de Joe. Él vio que tu mirada empezaba a oscurecerse. Vio que tus labios comenzaban a temblar. El placer lo atravesó cuando sintió que tu cuerpo se sacudía en un nuevo pico de placer. Luego vio que en tus labios se dibujaba una sonrisa, lenta y hermosa.
Fue lo último que vio antes de que la pasión volviera a arrebatarlo.
6/6 Listo disfruten el maraton las qiero :)
Nani Jonas
Re: "Despues De Ti"- Joe y tu Terminada
CAPÍTULO 40
A la mañana siguiente se levantaron muy temprano, pues tenían que visitar un último poblado antes de regresar a la ciudad.
Esa vez fue Joe el que se despertó primero, y a base de suaves besos logró despertarte a ti tambien.
Joe: buenos días mi amor –dijo rozando tus labios, mientras tu abrías los ojos.
Tu: buenos días –le devolviste el beso y lo rodeaste con los brazos- ¿qué hora es?
Joe: ya es hora de levantarse –te dio otro beso- tenemos cosas que hacer, pero después te tengo una sorpresa.
Tu: ¿una sorpresa? –dijiste contra su boca- ¿qué es?
Joe: si te lo digo ya no seria sorpresa.
Tu: está bien, pero déjame dormir un ratito más –agarraste la sábana y te la echaste sobre la cabeza.
Joe: ¿cómo que dormir un poquito más? –se echó sobre ti y empezó a hacerte cosquillas- levántate ya dormilona.
Tu: no Joe! –te retorcías por las cosquillas- para, sabes que no me gustan las cosquillas –te reías- ok ya voy, tu ganas –te destapaste.
Joe: así me gusta –se coloco encima de ti y empezó a besarte. Le devolviste el beso, y poco a poco se fue haciendo más profundo, hasta que de repente rompiste el beso.
Tu: ya, hay que levantarse –le pusiste las manos en el pecho, lo separaste de ti y te levantaste- ¿no decías que llegaríamos tarde? –en tus labios se dibujó una sonrisa.
Joe: te gusta jugar conmigo ¿verdad? –dijo mientras se ponía de lado en la cama, con el codo apoyado en la almohada y la cabeza sobre la mano.
Tu: sabes que me encanta jugar contigo –te acercaste a su oído- pero a otro tipo de juegos.
Entonces él te agarró y tiró de ti, haciendo que cayeras encima de él. Rodeó tu cintura con los brazos y atrapo tus labios con los suyos.
Tu: bueno, ya Joe –dijiste contra su boca después de un rato- vamos a llegar tarde.
Joe: está bien, es que no sé que me haces que me olvido de todo –te dio un beso en la mejilla- te amo hermosa.
Tu: yo también a ti –le sonreiste.
Al final lograron levantarse, se vistieron y fueron a hacer lo que les quedaba pendiente.
Tu: ¿ya me vas a decir cuál es mi sorpresa? –le preguntaste a media mañana, en un momento de descanso. Llevabas horas pensando de qué podría tratarse la sorpresa, y ya no aguantabas más.
Joe: no seas impaciente, cuando terminemos vamos para allá.
Tu: ¿vamos para dónde?
Joe: no te lo puedo decir, es parte de la sorpresa.
Tu: ay no Joe!, ya no me gustan las sorpresas, yo ya quiero saber –te molestaste y cruzaste los brazos.
Joe: me encanta cuando te pones como niña chiquita –te rodeó la cintura con sus brazos- y estoy seguro de que esta sorpresa sí te va a gustar.
Tu: ¿sí me va a gustar? –le rodeaste el cuello con los brazos, pegándote más a él- anda, pero cuéntamela ahora ¿si? –dijiste mientras le acariciabas el cuello con los labios.
Joe: ____ … -gimió- para ____, no me hagas eso ahora ¿si? –tenía que separarse de ti, o sino terminarías por convencerlo de lo que fuera. No sabía qué era lo que tenias pero lograbas hacer con él todo lo que quisieras.
Al fin consiguió convencerte de que esperas para recibir la sorpresa.
Terminaron de hacer su trabajo y como agradecimiento, los habitantes del poblado los obsequiaron con un riquísimo banquete que ustedes aceptaron encantados.
Una vez terminaron de comer, se despidieron de todos y se fuerón al carro. Ya era hora de que recibieras tu sorpresa.
Tu: ¿al fin me vas a dar mi sorpresa? –le preguntaste cuando ya estaban en el carro.
Joe: en un ratito, no te impacientes amor.
Tu: ¿tengo que esperar más? No se vale Joe, dijiste que me la darías ahorita.
Joe: pareces niña chiquita un día antes de Navidad –se rió.
Al fin llegaron a donde Joe quería ir. Después de unos 5 minutos en carro llegaron a donde comenzaba el bosque. Apagó el carro y se bajaron.
Disfruten el cap :D
A la mañana siguiente se levantaron muy temprano, pues tenían que visitar un último poblado antes de regresar a la ciudad.
Esa vez fue Joe el que se despertó primero, y a base de suaves besos logró despertarte a ti tambien.
Joe: buenos días mi amor –dijo rozando tus labios, mientras tu abrías los ojos.
Tu: buenos días –le devolviste el beso y lo rodeaste con los brazos- ¿qué hora es?
Joe: ya es hora de levantarse –te dio otro beso- tenemos cosas que hacer, pero después te tengo una sorpresa.
Tu: ¿una sorpresa? –dijiste contra su boca- ¿qué es?
Joe: si te lo digo ya no seria sorpresa.
Tu: está bien, pero déjame dormir un ratito más –agarraste la sábana y te la echaste sobre la cabeza.
Joe: ¿cómo que dormir un poquito más? –se echó sobre ti y empezó a hacerte cosquillas- levántate ya dormilona.
Tu: no Joe! –te retorcías por las cosquillas- para, sabes que no me gustan las cosquillas –te reías- ok ya voy, tu ganas –te destapaste.
Joe: así me gusta –se coloco encima de ti y empezó a besarte. Le devolviste el beso, y poco a poco se fue haciendo más profundo, hasta que de repente rompiste el beso.
Tu: ya, hay que levantarse –le pusiste las manos en el pecho, lo separaste de ti y te levantaste- ¿no decías que llegaríamos tarde? –en tus labios se dibujó una sonrisa.
Joe: te gusta jugar conmigo ¿verdad? –dijo mientras se ponía de lado en la cama, con el codo apoyado en la almohada y la cabeza sobre la mano.
Tu: sabes que me encanta jugar contigo –te acercaste a su oído- pero a otro tipo de juegos.
Entonces él te agarró y tiró de ti, haciendo que cayeras encima de él. Rodeó tu cintura con los brazos y atrapo tus labios con los suyos.
Tu: bueno, ya Joe –dijiste contra su boca después de un rato- vamos a llegar tarde.
Joe: está bien, es que no sé que me haces que me olvido de todo –te dio un beso en la mejilla- te amo hermosa.
Tu: yo también a ti –le sonreiste.
Al final lograron levantarse, se vistieron y fueron a hacer lo que les quedaba pendiente.
Tu: ¿ya me vas a decir cuál es mi sorpresa? –le preguntaste a media mañana, en un momento de descanso. Llevabas horas pensando de qué podría tratarse la sorpresa, y ya no aguantabas más.
Joe: no seas impaciente, cuando terminemos vamos para allá.
Tu: ¿vamos para dónde?
Joe: no te lo puedo decir, es parte de la sorpresa.
Tu: ay no Joe!, ya no me gustan las sorpresas, yo ya quiero saber –te molestaste y cruzaste los brazos.
Joe: me encanta cuando te pones como niña chiquita –te rodeó la cintura con sus brazos- y estoy seguro de que esta sorpresa sí te va a gustar.
Tu: ¿sí me va a gustar? –le rodeaste el cuello con los brazos, pegándote más a él- anda, pero cuéntamela ahora ¿si? –dijiste mientras le acariciabas el cuello con los labios.
Joe: ____ … -gimió- para ____, no me hagas eso ahora ¿si? –tenía que separarse de ti, o sino terminarías por convencerlo de lo que fuera. No sabía qué era lo que tenias pero lograbas hacer con él todo lo que quisieras.
Al fin consiguió convencerte de que esperas para recibir la sorpresa.
Terminaron de hacer su trabajo y como agradecimiento, los habitantes del poblado los obsequiaron con un riquísimo banquete que ustedes aceptaron encantados.
Una vez terminaron de comer, se despidieron de todos y se fuerón al carro. Ya era hora de que recibieras tu sorpresa.
Tu: ¿al fin me vas a dar mi sorpresa? –le preguntaste cuando ya estaban en el carro.
Joe: en un ratito, no te impacientes amor.
Tu: ¿tengo que esperar más? No se vale Joe, dijiste que me la darías ahorita.
Joe: pareces niña chiquita un día antes de Navidad –se rió.
Al fin llegaron a donde Joe quería ir. Después de unos 5 minutos en carro llegaron a donde comenzaba el bosque. Apagó el carro y se bajaron.
Disfruten el cap :D
Nani Jonas
Re: "Despues De Ti"- Joe y tu Terminada
DannyD'Jonas escribió:Me encanta Siguelaaaaaaaaaaaaaaaaa
creo qe eres nueva lectora asi qe bienvenida :D
Nani Jonas
Re: "Despues De Ti"- Joe y tu Terminada
Nani Jonas escribió:DannyD'Jonas escribió:Me encanta Siguelaaaaaaaaaaaaaaaaa
creo qe eres nueva lectora asi qe bienvenida :D
Sii soy nueva lectora y me encanta tu nove es demasiado hot y tierna también eres super
DannyD'Jonas
Re: "Despues De Ti"- Joe y tu Terminada
y le va a dar una sorpresa que sera :twisted: seguila pronto me encanto el capi
aranzhitha
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