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"El Dulce Sabor De La Venganza" - Joe y tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "El Dulce Sabor De La Venganza" - Joe y tu Terminada
Yayaya por favorrr tienes qe seguirlaaaa!!
I Need More, Now!!!
I Need More, Now!!!
CrazyxJonas
Re: "El Dulce Sabor De La Venganza" - Joe y tu Terminada
aaaaaaaaaaaaaaa
me encanto siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
me encanto siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
next to you
Re: "El Dulce Sabor De La Venganza" - Joe y tu Terminada
Waaa y pase de paginaa!! xdd
Sube un capo por eso yaa??
SIGUEEE!
Sube un capo por eso yaa??
SIGUEEE!
CrazyxJonas
Re: "El Dulce Sabor De La Venganza" - Joe y tu Terminada
Wiiii sube sube subee!!
Enserio quiero mas... y antes de qe me vaya ¬¬ siempre qe suben cap me voy!! ashh xdd
Siguelaaa!! c:
Enserio quiero mas... y antes de qe me vaya ¬¬ siempre qe suben cap me voy!! ashh xdd
Siguelaaa!! c:
CrazyxJonas
Re: "El Dulce Sabor De La Venganza" - Joe y tu Terminada
Capitulo 7
A las nueve de la mañana siguiente. _____ entró en una limusina plateada y observo como cargaban su equipaje en ella. Vestía un jean blanco y una blusa rosa. Era consciente de que no tenía precisamente el aspecto de una «querida», pero estaba orgullosa de ello. Y si Joseph quería perder el tiempo tratando de convertirla en una fulana vestida para impresionar, iba a enfrentarse uno de esos retos que tanto le gustaban.
Apoyo las manos sobre el bolso que llevaba en el regazo. El sexo era sólo sexo, y podía manejarlo. Técnicamente, sabía mucho sobre los hombres. Probablemente no era la mujer más sexy del mundo: a fin de cuentas, había vivido muchos años como si el sexo no existiera. El celibato sólo le había preocupado en una ocasión en su vida, cuando estuvo viendo a Joseph. Sintió que las mejillas le ardían al recordar el ardiente beso que le dio en el yate. Un rato después la limusina se detenía ante un elegante edificio. _____ vio con sorpresa el logo de un bufete de abogados en la entrada. En cuanto entró en recepción fue conducida hasta una sala en la que la esperaba Joseph.
— ¿Para qué estoy aquí? — preguntó _____ sin preámbulos.
Joseph entrecerró los ojos y deslizó la mirada desde las piernas de _____ hasta
la evidencia de sus pechos.
—He hecho que los abogados de este bufete redacten un acuerdo legal. Quiero que lo firmes para que no haya malentendidos entre nosotros en el futuro.
_____ se puso pálida.
— ¿Y por qué no me lo has dicho hasta ahora? ¡Ya he renunciado a mi trabajo y he llegado a un acuerdo para vender mi apartamento!
—Sí — dijo Joseph, sin dar la más mínima muestra de arrepentimiento.
—Lo habías planeado así, ¿no?—Replicó _____ sin ocultar su irritación — Ahora que he quemado mis barcos hay menos probabilidades de que discuta los términos del acuerdo, ¿no?
—Lo que me encanta de ti es la falta de ilusiones que tienes respecto a mí, Glikia mou — Joseph sonrió irónicamente — Esperas que me comporte como un miserable, y eso hago.
_____ hizo un esfuerzo por contener su rabia.
—¿De verdad has hablado de nuestra futura relación con tus abogados?—preguntó, incrédula.
—Siempre trato de anticiparme a los problemas, y una mujer tan resuelta como tú
podría dármelos.
— ¡Espero que no hayas incluido en el acuerdo que tengo que convertirme en tu querida!
— ¿Y por qué no? Eso no va a ser un secreto cuando vivas conmigo y seas vista constantemente a mi lado. No pienso simular que sólo eres la niñera.
La insolente indiferencia que Joseph estaba mostrando por sus sentimientos enfureció a ______.
—Realmente te da igual lo que pueda sentir, ¿no?
—A ti tampoco pareció preocuparte mucho lo que pudiera sentir yo cuando tuve que decir a mis amigos y a mi familia que, después de todo, no ibas a convertirte en mi esposa.
Aquellas palabras fueron como una bofetada para _____. Se puso pálida al recordarla vergüenza y culpabilidad que experimentó siete años atrás.
—Aquello me disgustó mucho, ¡pero no fue culpa mía que decidieras asumir que el hecho de que te amara significase que estaba dispuesta a renunciar a mis estudios de medicina para casarme contigo! — Replicó en tono acusador — No hubo ninguna malicia por mi parte. Aunque no quería casarme contigo, sentía un gran cariño por ti y lo último que quería era hacerte daño.
El gesto de Joseph se endureció visiblemente.
—No me hiciste daño. No soy tan sensible, glikia mou — dijo en tono desdeñoso. Pero su enfado y el evidente afán de venganza del que estaba haciendo gala siete años después transmitieron un mensaje muy distinto a ____. A Joseph siempre le había gustado darse aires de invulnerabilidad, pero, al parecer, su rechazo le había hecho más daño del que pretendía aparentar.
—Lo que tú digas, ¡pero eso no es excusa para que hayas hablado con unos abogados sobre los posibles problemas de una relación íntima! ¿Acaso no hay nada sagrado para ti?
—El sexo no, desde luego — replicó Joseph — Debes ser consciente de que note traía de un acuerdo de cohabitación y de que no vas a ser mi compañera en ese sentido, de manera que no podrás reclamar nada de mí en el futuro.
— ¡Oh, ya capto el mensaje! — Espetó _____, herida en su orgullo — Estás protegiendo tus propiedades, aunque sabes muy bien que no tengo ningún interés en tu dinero. ¡Si me importara el dinero, me habría casado contigo cuando tuve oportunidad de hacerlo!
La mirada de Joseph destelló de rabia ante la abierta acusación.
—Toma — dijo a la vez le entregaba un documento que había sobre la mesa — Léelo y fírmalo.
_____ se sentó en la silla más cercana y empezó a leer el contrato. Se quedó horrorizada ante la crueldad que revelaba. Joseph había reducido su futura relación a un frío cumulo de exigencias y prohibiciones
A cambio del privilegio de cuidar de Marie y de tener todos sus gastos cubiertos por Joseph, debía compartir su cama cuando él quisiera. Tenía que vivir, vestir y viajar, cómo y cuando él quisiera. Además, debía aceptar que la vida privada de Joseph no era asunto suyo y que cualquier interferencia en aquel terreno podría considerarse un incumplimiento del acuerdo. Las condiciones de sus «servicios» eran increíblemente humillantes y detalladas. ¿Cómo se había atrevido Joseph a hablar de asuntos tan íntimos con sus abogados? ¿Cómo había tenido el valor de dictar unas condiciones tan vergonzosas?
— ¡Esto es... indignante! ¿Por qué no me pones directamente un collar y me sacas a pasear como a un perro?
espero les guste el cap :D
chicas subo maraton mañana lo hare de 3 caps espero sea suficiente ok
A las nueve de la mañana siguiente. _____ entró en una limusina plateada y observo como cargaban su equipaje en ella. Vestía un jean blanco y una blusa rosa. Era consciente de que no tenía precisamente el aspecto de una «querida», pero estaba orgullosa de ello. Y si Joseph quería perder el tiempo tratando de convertirla en una fulana vestida para impresionar, iba a enfrentarse uno de esos retos que tanto le gustaban.
Apoyo las manos sobre el bolso que llevaba en el regazo. El sexo era sólo sexo, y podía manejarlo. Técnicamente, sabía mucho sobre los hombres. Probablemente no era la mujer más sexy del mundo: a fin de cuentas, había vivido muchos años como si el sexo no existiera. El celibato sólo le había preocupado en una ocasión en su vida, cuando estuvo viendo a Joseph. Sintió que las mejillas le ardían al recordar el ardiente beso que le dio en el yate. Un rato después la limusina se detenía ante un elegante edificio. _____ vio con sorpresa el logo de un bufete de abogados en la entrada. En cuanto entró en recepción fue conducida hasta una sala en la que la esperaba Joseph.
— ¿Para qué estoy aquí? — preguntó _____ sin preámbulos.
Joseph entrecerró los ojos y deslizó la mirada desde las piernas de _____ hasta
la evidencia de sus pechos.
—He hecho que los abogados de este bufete redacten un acuerdo legal. Quiero que lo firmes para que no haya malentendidos entre nosotros en el futuro.
_____ se puso pálida.
— ¿Y por qué no me lo has dicho hasta ahora? ¡Ya he renunciado a mi trabajo y he llegado a un acuerdo para vender mi apartamento!
—Sí — dijo Joseph, sin dar la más mínima muestra de arrepentimiento.
—Lo habías planeado así, ¿no?—Replicó _____ sin ocultar su irritación — Ahora que he quemado mis barcos hay menos probabilidades de que discuta los términos del acuerdo, ¿no?
—Lo que me encanta de ti es la falta de ilusiones que tienes respecto a mí, Glikia mou — Joseph sonrió irónicamente — Esperas que me comporte como un miserable, y eso hago.
_____ hizo un esfuerzo por contener su rabia.
—¿De verdad has hablado de nuestra futura relación con tus abogados?—preguntó, incrédula.
—Siempre trato de anticiparme a los problemas, y una mujer tan resuelta como tú
podría dármelos.
— ¡Espero que no hayas incluido en el acuerdo que tengo que convertirme en tu querida!
— ¿Y por qué no? Eso no va a ser un secreto cuando vivas conmigo y seas vista constantemente a mi lado. No pienso simular que sólo eres la niñera.
La insolente indiferencia que Joseph estaba mostrando por sus sentimientos enfureció a ______.
—Realmente te da igual lo que pueda sentir, ¿no?
—A ti tampoco pareció preocuparte mucho lo que pudiera sentir yo cuando tuve que decir a mis amigos y a mi familia que, después de todo, no ibas a convertirte en mi esposa.
Aquellas palabras fueron como una bofetada para _____. Se puso pálida al recordarla vergüenza y culpabilidad que experimentó siete años atrás.
—Aquello me disgustó mucho, ¡pero no fue culpa mía que decidieras asumir que el hecho de que te amara significase que estaba dispuesta a renunciar a mis estudios de medicina para casarme contigo! — Replicó en tono acusador — No hubo ninguna malicia por mi parte. Aunque no quería casarme contigo, sentía un gran cariño por ti y lo último que quería era hacerte daño.
El gesto de Joseph se endureció visiblemente.
—No me hiciste daño. No soy tan sensible, glikia mou — dijo en tono desdeñoso. Pero su enfado y el evidente afán de venganza del que estaba haciendo gala siete años después transmitieron un mensaje muy distinto a ____. A Joseph siempre le había gustado darse aires de invulnerabilidad, pero, al parecer, su rechazo le había hecho más daño del que pretendía aparentar.
—Lo que tú digas, ¡pero eso no es excusa para que hayas hablado con unos abogados sobre los posibles problemas de una relación íntima! ¿Acaso no hay nada sagrado para ti?
—El sexo no, desde luego — replicó Joseph — Debes ser consciente de que note traía de un acuerdo de cohabitación y de que no vas a ser mi compañera en ese sentido, de manera que no podrás reclamar nada de mí en el futuro.
— ¡Oh, ya capto el mensaje! — Espetó _____, herida en su orgullo — Estás protegiendo tus propiedades, aunque sabes muy bien que no tengo ningún interés en tu dinero. ¡Si me importara el dinero, me habría casado contigo cuando tuve oportunidad de hacerlo!
La mirada de Joseph destelló de rabia ante la abierta acusación.
—Toma — dijo a la vez le entregaba un documento que había sobre la mesa — Léelo y fírmalo.
_____ se sentó en la silla más cercana y empezó a leer el contrato. Se quedó horrorizada ante la crueldad que revelaba. Joseph había reducido su futura relación a un frío cumulo de exigencias y prohibiciones
A cambio del privilegio de cuidar de Marie y de tener todos sus gastos cubiertos por Joseph, debía compartir su cama cuando él quisiera. Tenía que vivir, vestir y viajar, cómo y cuando él quisiera. Además, debía aceptar que la vida privada de Joseph no era asunto suyo y que cualquier interferencia en aquel terreno podría considerarse un incumplimiento del acuerdo. Las condiciones de sus «servicios» eran increíblemente humillantes y detalladas. ¿Cómo se había atrevido Joseph a hablar de asuntos tan íntimos con sus abogados? ¿Cómo había tenido el valor de dictar unas condiciones tan vergonzosas?
— ¡Esto es... indignante! ¿Por qué no me pones directamente un collar y me sacas a pasear como a un perro?
espero les guste el cap :D
chicas subo maraton mañana lo hare de 3 caps espero sea suficiente ok
Nani Jonas
Re: "El Dulce Sabor De La Venganza" - Joe y tu Terminada
ahhhh!!!
SSSIiII..:D maraton
aun qe solo sea de 3 caps
bueno Siguelaaa!!
SSSIiII..:D maraton
aun qe solo sea de 3 caps
bueno Siguelaaa!!
☎ Jimena Horan ♥
Re: "El Dulce Sabor De La Venganza" - Joe y tu Terminada
Jimee Jonas <3 escribió:ahhhh!!!
SSSIiII..:D maraton
aun qe solo sea de 3 caps
bueno Siguelaaa!!
jajaja ok mira subire maraton de 6 caps espero ahora si sea suficiente :D
Nani Jonas
Re: "El Dulce Sabor De La Venganza" - Joe y tu Terminada
jajaja ok mira subire maraton de 6 caps espero ahora si sea suficiente :D
que genial ....
ya los quiero leer!!!
pero son mañana....
jamileth
Re: "El Dulce Sabor De La Venganza" - Joe y tu Terminada
bueno chicas gracias por sus comentarios ahora les
subo el maraton
subo el maraton
Nani Jonas
Re: "El Dulce Sabor De La Venganza" - Joe y tu Terminada
Capitulo 8
—Quiero que la descripción de tu trabajo sea muy detallada. Soy sincero respecto a lo que quiero y espero de ti. No podrás decir que no te he avisado.
______ se fue indignando más según iba leyendo. No iba a tener derecho a sacar a Marie de casa sin el permiso de Joseph y, si lo obtenía, tendría que hacerlo acompañada de vigilancia. Cualquier intento de reclamar algún derecho sobre la niña le haría perder el derecho a verla. _____ se estremeció ante la brutal amenaza y miró a Joseph. Por su expresión, era evidente que no estaba bromeando. No quería una querida, ni una compañera, por supuesto; quería una esclava.
—Hasta ahora no me había dado cuenta de hasta qué punto me odiabas —murmuró con voz temblorosa.
—No seas ridícula.
— ¡Si ni siquiera voy a poder discutir contigo, tampoco voy a poder respirar!
—Espero desacuerdos ocasionales — replicó Joseph en tono magnánimo — Pero no pienso aceptar tu continua hostilidad, algo que podría resultar muy incómodo.
_____ se quedó muda. Además de humillante, aquel acuerdo era una autentica pesadilla. Se sentía como si le estuvieran cortando las alas. Joseph estaba empeñado en adueñarse de su cuerpo y de su alma.
—Ya hemos perdido bastante tiempo discutiendo — dijo él, impaciente — Firma de una vez.
— ¿No puedo pedir asesoramiento legal antes de firmar? ¡Ni siquiera he terminado de leer el acuerdo!
—Claro que puedes, pero eso retrasaría las cosas al menos otras dos semanas y no podrías ver a Marie hasta entonces.
—Empiezo a entender por qué eres tan rico. Sabes muy bien qué botones pulsar, cómo presionar a la gente...
— Por supuesto — Joseph abrió los brazos en un fluido movimiento — Te deseo y estoy programado para luchar por ti.
—Pues luchas muy sucio — replicó _____ antes de seguir leyendo.
Joseph le ofrecía una cantidad mensual para sus gastos extravagantemente elevada, y otra aun más generosa como compensación al final de su relación. ¿Cómo iba a luchar contra él? Lo único que le importaba en aquellos momentos era ver a Marie, cuidar de ella y asegurarse de que recibía el amor que necesitaba. No estaba dispuesta a perder aquella oportunidad.
— ¿Vas a firmar o no?
—Si firmo ahora, ¿cuándo podré ver a Marie?
—Mañana.
_____ respiró profundamente y se puso en pie para dejar el documento en la mesa.
—Firmaré.
Joseph hizo entrar a dos abogados que fueron testigos de la firma del acuerdo. _____ no se atrevió a mirarlo a los ojos, pues Joseph le había hecho sentirse como una prostituta que estuviera vendiéndole no sólo su cuerpo, sino también su voluntad.
— ¿Y ahora qué? — preguntó cuando se quedaron a solas.
—Esto... — Joseph la rodeó con sus brazos, la tomó por la barbilla, le hizo alzar el rostro y la besó. El cuerpo de ____ reaccionó al instante. La masculina urgencia de Joseph resultaba increíblemente excitante. Una incontenible oleada de anhelo sexual se adueñó de ella. Impulsada por la tensa sensibilidad de sus pechos y el húmedo calor que rezumó entre sus muslos, se pegó al musculoso y fuerte pecho de Joseph. Cuando él la tomó por las caderas y la atrajo hacia sí para hacerle sentir su poderosa erección, un ronco e involuntario gemido escapó de la garganta de _____. Joseph apartó su atractivo y moreno rostro y le dedicó una sonrisa de auténtico depredador.
—Fría por fuera y ardiente por dentro, koukla mou (mi muñeca). ¿Cuántos hombres más ha habido en tu vida?
______ lo odió con toda su alma por haberse atrevido a hacerle aquella insolente pregunta.
—Unos cuantos — mintió sin dudarlo, decidida a ocultar que, hasta entonces, sólo él había sido capaz de despertar aquella respuesta en ella — Soy una mujer apasionada.
La mirada de Joseph pareció helarse.
—Evidentemente. Pero a partir de ahora toda esa pasión es mía. ¿Comprendido?
______ adoptó una expresión de mujer fatal y parpadeó.
—Por supuesto — tras un momento de silencio, añadió — Y ahora, ¿vas a decirme cómo es Marie?
Joseph pareció sorprendido por la pregunta.
—Es un bebé. ¿Qué puede decirse de un bebé? Es bonita... tranquila, buena; apenas se nota que está.
_____ bajó la mirada para ocultar su preocupación. Un bebé de dieciocho meses debía ser animado, curioso, charlatán... casi todo menos callado y discreto. Evidentemente, su sobrina aún sufría los efectos de la pérdida de sus padres.
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—Quiero que la descripción de tu trabajo sea muy detallada. Soy sincero respecto a lo que quiero y espero de ti. No podrás decir que no te he avisado.
______ se fue indignando más según iba leyendo. No iba a tener derecho a sacar a Marie de casa sin el permiso de Joseph y, si lo obtenía, tendría que hacerlo acompañada de vigilancia. Cualquier intento de reclamar algún derecho sobre la niña le haría perder el derecho a verla. _____ se estremeció ante la brutal amenaza y miró a Joseph. Por su expresión, era evidente que no estaba bromeando. No quería una querida, ni una compañera, por supuesto; quería una esclava.
—Hasta ahora no me había dado cuenta de hasta qué punto me odiabas —murmuró con voz temblorosa.
—No seas ridícula.
— ¡Si ni siquiera voy a poder discutir contigo, tampoco voy a poder respirar!
—Espero desacuerdos ocasionales — replicó Joseph en tono magnánimo — Pero no pienso aceptar tu continua hostilidad, algo que podría resultar muy incómodo.
_____ se quedó muda. Además de humillante, aquel acuerdo era una autentica pesadilla. Se sentía como si le estuvieran cortando las alas. Joseph estaba empeñado en adueñarse de su cuerpo y de su alma.
—Ya hemos perdido bastante tiempo discutiendo — dijo él, impaciente — Firma de una vez.
— ¿No puedo pedir asesoramiento legal antes de firmar? ¡Ni siquiera he terminado de leer el acuerdo!
—Claro que puedes, pero eso retrasaría las cosas al menos otras dos semanas y no podrías ver a Marie hasta entonces.
—Empiezo a entender por qué eres tan rico. Sabes muy bien qué botones pulsar, cómo presionar a la gente...
— Por supuesto — Joseph abrió los brazos en un fluido movimiento — Te deseo y estoy programado para luchar por ti.
—Pues luchas muy sucio — replicó _____ antes de seguir leyendo.
Joseph le ofrecía una cantidad mensual para sus gastos extravagantemente elevada, y otra aun más generosa como compensación al final de su relación. ¿Cómo iba a luchar contra él? Lo único que le importaba en aquellos momentos era ver a Marie, cuidar de ella y asegurarse de que recibía el amor que necesitaba. No estaba dispuesta a perder aquella oportunidad.
— ¿Vas a firmar o no?
—Si firmo ahora, ¿cuándo podré ver a Marie?
—Mañana.
_____ respiró profundamente y se puso en pie para dejar el documento en la mesa.
—Firmaré.
Joseph hizo entrar a dos abogados que fueron testigos de la firma del acuerdo. _____ no se atrevió a mirarlo a los ojos, pues Joseph le había hecho sentirse como una prostituta que estuviera vendiéndole no sólo su cuerpo, sino también su voluntad.
— ¿Y ahora qué? — preguntó cuando se quedaron a solas.
—Esto... — Joseph la rodeó con sus brazos, la tomó por la barbilla, le hizo alzar el rostro y la besó. El cuerpo de ____ reaccionó al instante. La masculina urgencia de Joseph resultaba increíblemente excitante. Una incontenible oleada de anhelo sexual se adueñó de ella. Impulsada por la tensa sensibilidad de sus pechos y el húmedo calor que rezumó entre sus muslos, se pegó al musculoso y fuerte pecho de Joseph. Cuando él la tomó por las caderas y la atrajo hacia sí para hacerle sentir su poderosa erección, un ronco e involuntario gemido escapó de la garganta de _____. Joseph apartó su atractivo y moreno rostro y le dedicó una sonrisa de auténtico depredador.
—Fría por fuera y ardiente por dentro, koukla mou (mi muñeca). ¿Cuántos hombres más ha habido en tu vida?
______ lo odió con toda su alma por haberse atrevido a hacerle aquella insolente pregunta.
—Unos cuantos — mintió sin dudarlo, decidida a ocultar que, hasta entonces, sólo él había sido capaz de despertar aquella respuesta en ella — Soy una mujer apasionada.
La mirada de Joseph pareció helarse.
—Evidentemente. Pero a partir de ahora toda esa pasión es mía. ¿Comprendido?
______ adoptó una expresión de mujer fatal y parpadeó.
—Por supuesto — tras un momento de silencio, añadió — Y ahora, ¿vas a decirme cómo es Marie?
Joseph pareció sorprendido por la pregunta.
—Es un bebé. ¿Qué puede decirse de un bebé? Es bonita... tranquila, buena; apenas se nota que está.
_____ bajó la mirada para ocultar su preocupación. Un bebé de dieciocho meses debía ser animado, curioso, charlatán... casi todo menos callado y discreto. Evidentemente, su sobrina aún sufría los efectos de la pérdida de sus padres.
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Nani Jonas
Re: "El Dulce Sabor De La Venganza" - Joe y tu Terminada
Capitulo 9
— ¿Tienes una relación cercana con ella?
—Por supuesto. Y ahora, si eso es todo, la limusina te está esperando. Tienes un compromiso al que asistir.
— ¿Dónde?
—Esta noche voy a llevarte a la inauguración de una galería. Necesitarás ropa.
—Tengo ropa.
—Pero no la adecuada para mi vida social. Nos vemos luego — dijo Joseph antes de salir de la sala.
_____ tomó su copia del acuerdo y volvió a la limusina. El conductor la llevó a un salón de diseño. Era evidente que su visita estaba programada. La condujeron directamente a una sala en la que le tomaron medidas. Unos minutos después le llevaron varios vestidos para que se los probara.
—Al señor Jonas le gustaba especialmente éste para el acontecimiento de esta tarde.
Asombrada por el hecho de que Joseph hubiera utilizado su valioso tiempo para preocuparse hasta aquel punto por su aspecto, _____ se contuvo de decir que aquel vestido no era para nada su estilo. Trató de centrar sus pensamientos en Marie y se probó el vestido sin hacer comentarios. Se mostró igualmente tolerante con el resto de prendas que le llevaron, incluso con la absurda y frívola colección de lencería que le presentaron. Desafortunadamente, la perspectiva de tener que ponerse aquellas provocativas prendas para Joseph le puso al borde de un ataque de pánico. De pronto lamentó haber hecho gala de una experiencia de la que carecía. A continuación, el chófer la llevó a un salón de belleza. Mientras la peinaban y maquillaban, _____ pensó con ironía que por algo la llamaba Joseph
koukla mou, «mi muñeca».
Después fue conducida hasta el ático de tres niveles que Joseph tenía junto a Hyde Park. Lujosas cantidades de espacio parecían partir en todas direcciones desde el impresionante vestíbulo de entrada. _____ fue inmediatamente guiada con su compra hasta el dormitorio principal. Una piscina destellaba tras las puertas de un patio lleno de plantas. Una doncella que se dirigió a ella en griego le mostró con orgullo el amplio vestidor del dormitorio y el opulento baño de mármol. _____ apenas podía apartar la atención de la enorme cama que ocupaba el centro del dormitorio.
Era tan grande que Joseph iba a tener que correr alrededor de ella para atraparla, pensó absurdamente mientras su corazón empezaba a latir más y más deprisa. Sexo con Joseph... algo con lo que había soñado siete años antes y que ahora le parecía una amenaza. Pero si, como solía decirse, la práctica llevaba a la perfección. Joseph debía de haberse convertido en un maestro de aquel arte. Tras tomar una ducha seleccionó un sujetador de encaje color turquesa y unas braguitas a juego. Tras ponérselos posó ante el espejo y notó cómo se ceñía el sujetador a la plenitud de sus pechos y las braguitas a la curva de sus caderas, por no mencionar otras partes más íntimas. Justo en aquel momento se abrió la puerta sin previa advertencia y _____ se cubrió rápidamente con una toalla. Joseph estaba en el umbral de la puerta, más alto y poderoso que nunca.
—Deberías haber cerrado la puerta si no querías compañía—dijo en tono burlón — Para ser una mujer que ha estado con unos cuantos hombres, y te cito textualmente, pareces muy tímida.
_____ alzó la barbilla con gesto retador.
— ¡No hay un gramo de timidez en mi cuerpo!
—Suelta la toalla y demuéstralo.
_____ abrió la mano con que sostenía la toalla y la dejó caer al suelo. Sabía que era una tontería, pero se sentía diez veces más desnuda con aquella ropa interior que si no hubiera llevado nada. Joseph la miró sin tratar de ocultar que estaba disfrutando con la visión de sus seductoras curvas.
—Va a merecer la pena desnudarte, glikia mou
.
_____ sintió que se le secaba la boca cuando Joseph dio un paso hacia ella, la tomó con ambas manos por las caderas y la alzó para dejarla sentada sobre el mármol del lavabo.
— ¿Qué haces? — preguntó, desconcertada.
—Apreciarte — murmuró Joseph a la vez que se inclinaba hacia ella y aspiraba el aroma de su piel. Por fin tenía a ____ donde quería. Aquél fue un momento de suprema satisfacción para él. Apoyó los labios contra la tierna y palpitante piel de la base de su cuello. La saboreó con la punta de la lengua a la vez que alzaba las manos para retirar los tirantes del sujetador de sus hombros y liberar sus respingones pechos de su confinamiento.
—Eres perfecta — murmuró mientras tomaba en una mano uno de sus pechos y acariciaba con el pulgar su rosada cima. _____ estaba desprevenida para enfrentarse a aquel reto sexual antes del anochecer. La sensibilidad de sus pezones era casi insoportable.
Echó la cabeza atrás y un gemido escapó de su garganta mientras Joe seguía acariciándola. Una involuntaria oleada de placer recorrió su cuerpo cuando el inclinó la cabeza y tomó entre los labios uno de sus pezones. Un intenso deseo se estaba apoderando a marchas forzadas de su traidor cuerpo. Joseph alzó el rostro para besarla en los labios y hundir la lengua en el cálido interior de su boca a la vez que la acariciaba con dedos expertos entre las piernas, haciéndole estremecerse.
Sin prisas, introdujo sus dedos por el lateral de las braguitas de _____ y los movió en lentos círculos en torno al centro de su deseo. _____ sintió que su voluntad la abandonaba por completo mientras Joseph la sometía a su erótica maestría
Muy pronto alcanzó el punto en que podría haber llorado de frustración a la vez que le rogaba que la tomara allí mismo. Un ronco gemido escapó de la garganta de Joseph cuando ella lo atrajo hacía sí con manos frenéticas, en busca del contacto físico que su posición les negaba.
—Respira hondo, khriso mou — murmuró — Tenemos que asistir a la inauguración de una galería y yo necesito una ducha...
— ¿A la inauguración de una galería? —
_____ tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para recuperar su capacidad de pensamiento racional. Fue como salir de un coma. Le abochornó darse cuenta de que Joseph había estado a punto de seducirla en su baño para luego tratar de irse hacia la ducha mientras ella seguía aferrada a él. Apartó sus manos de él como si le quemara.
—Por supuesto.
—No tenemos tiempo — Joseph la alzó del mármol con sus poderosas manos —No quiero tratarte con prisas — murmuró roncamente —Quiero disfrutar a fondo de ti.
— ¡Tratarme con prisas! — repitió ____ con desdén.
—Me deseas — replicó él con satisfacción
—Llegará el momento en que te dará igual cómo te tome... lo único que te importará será que lo haga.
Aquellas palabras fueron como un cubo de agua fría para _____.
— ¡Jamás! ¡Antes preferiría morirme!
Una sonrisa casi voraz curvó la perfecta boca de Joseph.
—Conozco a las mujeres: nunca me equivoco...
— ¡Te equivocaste una vez! — le recordó _____ sin pensárselo dos veces. La expresión de Joseph se endureció al instante.
—No entres en eso — advirtió. Lamentando sus imprudentes palabras, _____ se apartó de él y volvió al dormitorio mientras recordaba el breve instante de alegría que experimentó cuando Joseph le dijo que quería casarse con ella. Pero su felicidad se transformó en horror un instante después, cuando Joseph anunció públicamente sus planes y añadió que ella iba a renunciar a sus estudios de medicina para concentrarse en ser una esposa y madre. Minutos después mantuvieron una acalorada disputa en la que quedó claro que Joseph podía ser tan inflexible como una roca cuando se lo proponía. Ante la negativa de _____, la rechazó por completo. Con él no había medias tintas. Para ella, la ruptura fue tan cruel e injusta como una muerte repentina. Pero al menos ahora sabía qué esperar de Joseph Jonas. Si volvía a hacer algo que lo disgustara, no habría una segunda oportunidad...
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— ¿Tienes una relación cercana con ella?
—Por supuesto. Y ahora, si eso es todo, la limusina te está esperando. Tienes un compromiso al que asistir.
— ¿Dónde?
—Esta noche voy a llevarte a la inauguración de una galería. Necesitarás ropa.
—Tengo ropa.
—Pero no la adecuada para mi vida social. Nos vemos luego — dijo Joseph antes de salir de la sala.
_____ tomó su copia del acuerdo y volvió a la limusina. El conductor la llevó a un salón de diseño. Era evidente que su visita estaba programada. La condujeron directamente a una sala en la que le tomaron medidas. Unos minutos después le llevaron varios vestidos para que se los probara.
—Al señor Jonas le gustaba especialmente éste para el acontecimiento de esta tarde.
Asombrada por el hecho de que Joseph hubiera utilizado su valioso tiempo para preocuparse hasta aquel punto por su aspecto, _____ se contuvo de decir que aquel vestido no era para nada su estilo. Trató de centrar sus pensamientos en Marie y se probó el vestido sin hacer comentarios. Se mostró igualmente tolerante con el resto de prendas que le llevaron, incluso con la absurda y frívola colección de lencería que le presentaron. Desafortunadamente, la perspectiva de tener que ponerse aquellas provocativas prendas para Joseph le puso al borde de un ataque de pánico. De pronto lamentó haber hecho gala de una experiencia de la que carecía. A continuación, el chófer la llevó a un salón de belleza. Mientras la peinaban y maquillaban, _____ pensó con ironía que por algo la llamaba Joseph
koukla mou, «mi muñeca».
Después fue conducida hasta el ático de tres niveles que Joseph tenía junto a Hyde Park. Lujosas cantidades de espacio parecían partir en todas direcciones desde el impresionante vestíbulo de entrada. _____ fue inmediatamente guiada con su compra hasta el dormitorio principal. Una piscina destellaba tras las puertas de un patio lleno de plantas. Una doncella que se dirigió a ella en griego le mostró con orgullo el amplio vestidor del dormitorio y el opulento baño de mármol. _____ apenas podía apartar la atención de la enorme cama que ocupaba el centro del dormitorio.
Era tan grande que Joseph iba a tener que correr alrededor de ella para atraparla, pensó absurdamente mientras su corazón empezaba a latir más y más deprisa. Sexo con Joseph... algo con lo que había soñado siete años antes y que ahora le parecía una amenaza. Pero si, como solía decirse, la práctica llevaba a la perfección. Joseph debía de haberse convertido en un maestro de aquel arte. Tras tomar una ducha seleccionó un sujetador de encaje color turquesa y unas braguitas a juego. Tras ponérselos posó ante el espejo y notó cómo se ceñía el sujetador a la plenitud de sus pechos y las braguitas a la curva de sus caderas, por no mencionar otras partes más íntimas. Justo en aquel momento se abrió la puerta sin previa advertencia y _____ se cubrió rápidamente con una toalla. Joseph estaba en el umbral de la puerta, más alto y poderoso que nunca.
—Deberías haber cerrado la puerta si no querías compañía—dijo en tono burlón — Para ser una mujer que ha estado con unos cuantos hombres, y te cito textualmente, pareces muy tímida.
_____ alzó la barbilla con gesto retador.
— ¡No hay un gramo de timidez en mi cuerpo!
—Suelta la toalla y demuéstralo.
_____ abrió la mano con que sostenía la toalla y la dejó caer al suelo. Sabía que era una tontería, pero se sentía diez veces más desnuda con aquella ropa interior que si no hubiera llevado nada. Joseph la miró sin tratar de ocultar que estaba disfrutando con la visión de sus seductoras curvas.
—Va a merecer la pena desnudarte, glikia mou
.
_____ sintió que se le secaba la boca cuando Joseph dio un paso hacia ella, la tomó con ambas manos por las caderas y la alzó para dejarla sentada sobre el mármol del lavabo.
— ¿Qué haces? — preguntó, desconcertada.
—Apreciarte — murmuró Joseph a la vez que se inclinaba hacia ella y aspiraba el aroma de su piel. Por fin tenía a ____ donde quería. Aquél fue un momento de suprema satisfacción para él. Apoyó los labios contra la tierna y palpitante piel de la base de su cuello. La saboreó con la punta de la lengua a la vez que alzaba las manos para retirar los tirantes del sujetador de sus hombros y liberar sus respingones pechos de su confinamiento.
—Eres perfecta — murmuró mientras tomaba en una mano uno de sus pechos y acariciaba con el pulgar su rosada cima. _____ estaba desprevenida para enfrentarse a aquel reto sexual antes del anochecer. La sensibilidad de sus pezones era casi insoportable.
Echó la cabeza atrás y un gemido escapó de su garganta mientras Joe seguía acariciándola. Una involuntaria oleada de placer recorrió su cuerpo cuando el inclinó la cabeza y tomó entre los labios uno de sus pezones. Un intenso deseo se estaba apoderando a marchas forzadas de su traidor cuerpo. Joseph alzó el rostro para besarla en los labios y hundir la lengua en el cálido interior de su boca a la vez que la acariciaba con dedos expertos entre las piernas, haciéndole estremecerse.
Sin prisas, introdujo sus dedos por el lateral de las braguitas de _____ y los movió en lentos círculos en torno al centro de su deseo. _____ sintió que su voluntad la abandonaba por completo mientras Joseph la sometía a su erótica maestría
Muy pronto alcanzó el punto en que podría haber llorado de frustración a la vez que le rogaba que la tomara allí mismo. Un ronco gemido escapó de la garganta de Joseph cuando ella lo atrajo hacía sí con manos frenéticas, en busca del contacto físico que su posición les negaba.
—Respira hondo, khriso mou — murmuró — Tenemos que asistir a la inauguración de una galería y yo necesito una ducha...
— ¿A la inauguración de una galería? —
_____ tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para recuperar su capacidad de pensamiento racional. Fue como salir de un coma. Le abochornó darse cuenta de que Joseph había estado a punto de seducirla en su baño para luego tratar de irse hacia la ducha mientras ella seguía aferrada a él. Apartó sus manos de él como si le quemara.
—Por supuesto.
—No tenemos tiempo — Joseph la alzó del mármol con sus poderosas manos —No quiero tratarte con prisas — murmuró roncamente —Quiero disfrutar a fondo de ti.
— ¡Tratarme con prisas! — repitió ____ con desdén.
—Me deseas — replicó él con satisfacción
—Llegará el momento en que te dará igual cómo te tome... lo único que te importará será que lo haga.
Aquellas palabras fueron como un cubo de agua fría para _____.
— ¡Jamás! ¡Antes preferiría morirme!
Una sonrisa casi voraz curvó la perfecta boca de Joseph.
—Conozco a las mujeres: nunca me equivoco...
— ¡Te equivocaste una vez! — le recordó _____ sin pensárselo dos veces. La expresión de Joseph se endureció al instante.
—No entres en eso — advirtió. Lamentando sus imprudentes palabras, _____ se apartó de él y volvió al dormitorio mientras recordaba el breve instante de alegría que experimentó cuando Joseph le dijo que quería casarse con ella. Pero su felicidad se transformó en horror un instante después, cuando Joseph anunció públicamente sus planes y añadió que ella iba a renunciar a sus estudios de medicina para concentrarse en ser una esposa y madre. Minutos después mantuvieron una acalorada disputa en la que quedó claro que Joseph podía ser tan inflexible como una roca cuando se lo proponía. Ante la negativa de _____, la rechazó por completo. Con él no había medias tintas. Para ella, la ruptura fue tan cruel e injusta como una muerte repentina. Pero al menos ahora sabía qué esperar de Joseph Jonas. Si volvía a hacer algo que lo disgustara, no habría una segunda oportunidad...
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Nani Jonas
Re: "El Dulce Sabor De La Venganza" - Joe y tu Terminada
Capitulo 10
—Casi lo olvido — dijo Joseph, que entró en una habitación llena de libros que daba al pasillo mientras _____ se detenía en el umbral. _____ vio que tomaba una cajita alargada de un escritorio.
—Ven aquí — dijo Joseph con su habitual impaciencia — No puedes salir sin joyas.
—No tengo ninguna — confesó _____.
—Yo voy a empezar tu colección.
Joseph sacó de la caja un collar de diamantes mientras _____ se aproximaba a él.
—Date la vuelta.
— ¡No lo quiero! — dijo _____ con firmeza. Había tolerado lo de la ropa, pero aquello era demasiado.
—Pero yo quiero que te lo pongas — Joseph la tomó por los hombros sin miramientos y le hizo darse la vuelta. _____ se estremeció al sentir el roce de sus dedos en el cuello mientras le ponía el collar. Tras hacerle darse la vuelta de nuevo, Joseph la contempló con una satisfacción que no mermó la abierta hostilidad de su mirada.
_____ se sorprendió al ver la cantidad de gente que había en la inauguración. Nunca habría soñado con ver tanta gente bien vestida y tantas celebridades reunidas en el mismo sitio. Y tampoco había recibido nunca tanta atención. En el momento en que entró en la sala del brazo de Joseph, todas las mujeres volvieron la cabeza en su dirección. Un murmullo de conjeturas acompañó su paso entre la multitud. Mientras Joe conversaba con uno de los escultores que exponía en la galería, _____ se dedicó a mirar los cuadros expuestos. Estaba contemplando un atractivo paisaje marino cuando fue abordada por un intento de p_____rroja alta de piernas larguísimas y cuerpo escultural vestida con un diminuto vestido de raso blanco.
—De manera que tú eres mi sustituta — espetó sin preámbulos — ¿Quién diablos eres? ¿Cuándo te conoció Joseph?
_____ ya sabía quién era. Se trataba de Vanessa, una supermodelo y, probablemente, la última ex de Joseph. No dijo nada, porque había captado el brillo de las lágrimas en sus ojos y su afligida expresión.
—No recibirás ninguna advertencia de que todo ha acabado. Un día estás dentro y el mundo es tu ostra, y al día siguiente estás fuera y no puedes hacer nada al respecto. El ya no responde a tus llamadas y todo el mundo te da con la puerta en las narices.
—Tiene que haber opciones más seguras y gratificantes para una mujer tan joven y guapa como tú — dijo _____, tratando de infundirle ánimos — No le des la satisfacción de saber que te importa.
Vanessa la miró con expresión de asombro.
— ¿Estás siendo amable conmigo? ¿No estás celosa?
—No — contestó _____ con dignidad — No soy del tipo celoso.
De pronto notó que Vanessa apartaba la atención de ella.
—Vanessa — saludó Joseph a sus espaldas. Vanessa giró sobre sus talones y se perdió entre la multitud.
—De manera que no eres celosa — añadió Joseph con ironía.
—Por supuesto que no — aseguró _____, pensando en los siete años que había pasado leyendo sobre sus aventuras con incontables mujeres. Fuera donde fuese, Joseph se convertía en el objetivo de toda mujer ambiciosa. Era un hecho de la vida y, mientras siguiera siendo tan rico y atractivo, no era probable que la situación fuera a cambiar. Joseph señaló el cuadro que había estado mirando _____.
—Me recuerda a Lykos... la playa que hay bajo la casa — comentó a la vez que inclinaba la cabeza hacia el dueño de la galería, que estaba cerca de ellos
—Nos lo quedamos.
Joseph había heredado la isla griega de Lykos por parte de la familia de su madre. _____ recordó la ocasión en que estuvo con él de picnic en la isla. Joseph le habló de los planes que tenía para revitalizar la economía de Lykos e impedir que la población dejara de disminuir. Le impresionó mucho su sentido de la responsabilidad por la aislada comunidad de la isla.
— ¿Dónde vas a colgar el cuadro? — preguntó Joseph cuando salieron de la galería._____ no ocultó su sorpresa.
— ¿Dónde voy a colgarlo? — repitió — ¿Estás diciendo que lo has comprado para mí?
— ¿Por qué no?
—Porque no quiero que me compres cosas como ésa. — ¡Resulta indecente el modo en que gastas tu dinero conmigo! — siseó _____mientras se encaminaban hacia la limusina.
Unas barreras de protección impedían que los miembros de la prensa reunidos en la entrada se acercaran demasiado a ellos. _____ parpadeó como un búho mientras destellaban los flashes de las cámaras y los periodistas bombardeaban con preguntas a Joseph, que permaneció impasible hasta que estuvieron dentro de la limusina.
—Por supuesto que te voy a comprar cosas — dijo en cuanto estuvieron sentados
—Más vale que te vayas acostumbrando.
—Sólo estoy aquí por Marie. Mi única recompensa va a ser estar con ella.
Joseph entrecerró los ojos y la miró con irónica dureza.
—A ningún hombre le gusta que le digan que su único atractivo reside en un bebé de dieciocho meses, khriso mou
_____ irguió su pálida cabeza.
— ¿Aunque sea cierto?
— Pero no lo es. Es una mentira de la que deberías avergonzarte — replicó Joseph en tono despectivo — Me deseas tanto como me deseabas hace siete años. No utilices a la niña de excusa.
—No es una excusa. Puede que te encuentre ocasionalmente atractivo... pero no habría hecho nada al respecto.
— ¿Demasiado timorata? No cumplía los requisitos de tu estrecha mentalidad, de manera que el hecho de que nos deseáramos mutuamente no significó nada para ti.
—No seas ridículo... ¡por supuesto que significó algo! — Replicó _____
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—Casi lo olvido — dijo Joseph, que entró en una habitación llena de libros que daba al pasillo mientras _____ se detenía en el umbral. _____ vio que tomaba una cajita alargada de un escritorio.
—Ven aquí — dijo Joseph con su habitual impaciencia — No puedes salir sin joyas.
—No tengo ninguna — confesó _____.
—Yo voy a empezar tu colección.
Joseph sacó de la caja un collar de diamantes mientras _____ se aproximaba a él.
—Date la vuelta.
— ¡No lo quiero! — dijo _____ con firmeza. Había tolerado lo de la ropa, pero aquello era demasiado.
—Pero yo quiero que te lo pongas — Joseph la tomó por los hombros sin miramientos y le hizo darse la vuelta. _____ se estremeció al sentir el roce de sus dedos en el cuello mientras le ponía el collar. Tras hacerle darse la vuelta de nuevo, Joseph la contempló con una satisfacción que no mermó la abierta hostilidad de su mirada.
_____ se sorprendió al ver la cantidad de gente que había en la inauguración. Nunca habría soñado con ver tanta gente bien vestida y tantas celebridades reunidas en el mismo sitio. Y tampoco había recibido nunca tanta atención. En el momento en que entró en la sala del brazo de Joseph, todas las mujeres volvieron la cabeza en su dirección. Un murmullo de conjeturas acompañó su paso entre la multitud. Mientras Joe conversaba con uno de los escultores que exponía en la galería, _____ se dedicó a mirar los cuadros expuestos. Estaba contemplando un atractivo paisaje marino cuando fue abordada por un intento de p_____rroja alta de piernas larguísimas y cuerpo escultural vestida con un diminuto vestido de raso blanco.
—De manera que tú eres mi sustituta — espetó sin preámbulos — ¿Quién diablos eres? ¿Cuándo te conoció Joseph?
_____ ya sabía quién era. Se trataba de Vanessa, una supermodelo y, probablemente, la última ex de Joseph. No dijo nada, porque había captado el brillo de las lágrimas en sus ojos y su afligida expresión.
—No recibirás ninguna advertencia de que todo ha acabado. Un día estás dentro y el mundo es tu ostra, y al día siguiente estás fuera y no puedes hacer nada al respecto. El ya no responde a tus llamadas y todo el mundo te da con la puerta en las narices.
—Tiene que haber opciones más seguras y gratificantes para una mujer tan joven y guapa como tú — dijo _____, tratando de infundirle ánimos — No le des la satisfacción de saber que te importa.
Vanessa la miró con expresión de asombro.
— ¿Estás siendo amable conmigo? ¿No estás celosa?
—No — contestó _____ con dignidad — No soy del tipo celoso.
De pronto notó que Vanessa apartaba la atención de ella.
—Vanessa — saludó Joseph a sus espaldas. Vanessa giró sobre sus talones y se perdió entre la multitud.
—De manera que no eres celosa — añadió Joseph con ironía.
—Por supuesto que no — aseguró _____, pensando en los siete años que había pasado leyendo sobre sus aventuras con incontables mujeres. Fuera donde fuese, Joseph se convertía en el objetivo de toda mujer ambiciosa. Era un hecho de la vida y, mientras siguiera siendo tan rico y atractivo, no era probable que la situación fuera a cambiar. Joseph señaló el cuadro que había estado mirando _____.
—Me recuerda a Lykos... la playa que hay bajo la casa — comentó a la vez que inclinaba la cabeza hacia el dueño de la galería, que estaba cerca de ellos
—Nos lo quedamos.
Joseph había heredado la isla griega de Lykos por parte de la familia de su madre. _____ recordó la ocasión en que estuvo con él de picnic en la isla. Joseph le habló de los planes que tenía para revitalizar la economía de Lykos e impedir que la población dejara de disminuir. Le impresionó mucho su sentido de la responsabilidad por la aislada comunidad de la isla.
— ¿Dónde vas a colgar el cuadro? — preguntó Joseph cuando salieron de la galería._____ no ocultó su sorpresa.
— ¿Dónde voy a colgarlo? — repitió — ¿Estás diciendo que lo has comprado para mí?
— ¿Por qué no?
—Porque no quiero que me compres cosas como ésa. — ¡Resulta indecente el modo en que gastas tu dinero conmigo! — siseó _____mientras se encaminaban hacia la limusina.
Unas barreras de protección impedían que los miembros de la prensa reunidos en la entrada se acercaran demasiado a ellos. _____ parpadeó como un búho mientras destellaban los flashes de las cámaras y los periodistas bombardeaban con preguntas a Joseph, que permaneció impasible hasta que estuvieron dentro de la limusina.
—Por supuesto que te voy a comprar cosas — dijo en cuanto estuvieron sentados
—Más vale que te vayas acostumbrando.
—Sólo estoy aquí por Marie. Mi única recompensa va a ser estar con ella.
Joseph entrecerró los ojos y la miró con irónica dureza.
—A ningún hombre le gusta que le digan que su único atractivo reside en un bebé de dieciocho meses, khriso mou
_____ irguió su pálida cabeza.
— ¿Aunque sea cierto?
— Pero no lo es. Es una mentira de la que deberías avergonzarte — replicó Joseph en tono despectivo — Me deseas tanto como me deseabas hace siete años. No utilices a la niña de excusa.
—No es una excusa. Puede que te encuentre ocasionalmente atractivo... pero no habría hecho nada al respecto.
— ¿Demasiado timorata? No cumplía los requisitos de tu estrecha mentalidad, de manera que el hecho de que nos deseáramos mutuamente no significó nada para ti.
—No seas ridículo... ¡por supuesto que significó algo! — Replicó _____
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Nani Jonas
Re: "El Dulce Sabor De La Venganza" - Joe y tu Terminada
Capitulo 11
— Pero tú querías que fuera algo que no podía ser.
Joseph cerró con fuerza su mano en torno a la de ella para forzarla a mirarlo.
—Sólo quería que fueras una mujer, no una feminista alborotadora...
_____ lo miró con resentimiento.
—Nunca he sido una alborotadora. Sólo fui razonable. Queríamos cosas totalmente distintas de la vida. Nuestra relación no habría funcionado.
—El tiempo lo dirá, sin duda — dijo Joseph a la vez que la soltaba. El silencio se adueñó de la limusina durante el resto del trayecto. _____ aún no podía creer ni aceptar que estuvieran a punto de compartir la cama.
Una vez en el ático, ella dijo:
—Si la pintura es mía, la colgaré aquí en algún sitio — dijo de pronto, sucumbiendo a la repentina necesidad de aliviar la tensa atmósfera reinante
—Porque de momento no tengo otro sitio en que vivir.
Joseph le dedicó una sonrisa satisfecha, como si la sombría afirmación de _____hubiera resultado reconfortante para él.
—Ahora vives donde vivo yo.
Un involuntario escalofrío recorrió la espalda de _____ cuando se hizo consciente del nivel de dependencia que implicaba aquella afirmación de Joseph. El alto y poderoso griego la tomó de las manos para que se volviera hacia él.
—No luches contra lo inevitable. Acepta los cambios que se van a producir en tu vida. Puede que incluso acabes disfrutando de ellos.
— ¡Eso nunca!
— Ninguna otra mujer se ha atrevido nunca a enfrentarse a mí como lo haces tú — dijo él en tono de indulgencia — Eres verdaderamente única.
_____ cerró los ojos, de manera que cuando Joseph inclinó la cabeza para besarla su única arma fue su rabia. Pero cuando apoyó las manos contra su pecho para apartarlo de su lado, se lo pensó dos veces. Había hecho un pacto con el diablo y había llegado la hora de pagar. Mientras Joseph la besaba, permaneció rígida como una estatua. Pero él jugueteó con su lengua y sus labios hasta que _____ dejó de pensar con claridad y su resistencia comenzó a debilitarse. Con un masculino gruñido de aprobación, Joseph la tomó en brazos y la llevó al dormitorio. El corazón de _____ latía tan rápido que apenas podía respirar. Cuando Joseph la dejó en la cama, ella agitó los pies para quitarse los zapatos. Una cálida vaharada de aire acarició su espalda cuando él le bajó la cremallera del vestido. Los besos de Joseph, las caricias de su lengua entre sus labios entre abiertos, actuaron como un increíble afrodisíaco que despertó cada célula del cuerpo de _____.Por un instante se quedó conmocionada al reconocer que lo deseaba y necesitaba tanto como el aire que respiraba. Una intensa sensación de culpabilidad se apoderó de ella al reconocer con amargura que era más débil de lo que pensaba.
—Déjalo ya — murmuró Joseph.
— ¿Cómo? — preguntó _____, desconcertada.
—Deja de pensar en lo que estás pensando. Más que una mujer pareces una momia egipcia --- _____ no pudo evitar que el rubor cubriera sus mejillas. — De hecho, no pienses en absoluto. Esto es sexo.
—No tienes que desmenuzarlo en trocitos para analizarlos bajo un microscopio. Sé espontanea, natural...
— ¿Natural? —repitió _____ despectivamente — ¡Esto es lo más antinatural que he hecho nunca!
—Sólo porque te empeñas en luchar contra lo que te hago sentir.
El hecho de que reconociera su lucha sorprendió a _____, pues nunca habría esperado que Joseph la comprendiera tan bien. Pero si quería que su acuerdo funcionara, debía dejar de juzgarlo y de esperar de él más de lo que estaba dispuesto a darle.
— ¿Cuántos hombres dijiste? — preguntó él mientras empezaba a desvestirse.
— ¡No mencioné ninguna cantidad! — replicó _____ a la defensiva. La expresión de Joseph adquirió un matiz irónico mientras seguía desvistiéndose. _____ fue incapaz de apartar la mirada de su poderoso torso, de sus músculos. También estaba magníficamente dotado... y excitado. Sintió que se le secaba la garganta y temió que su corazón se acabara desbocando.
— ¿Menos de cincuenta? — preguntó Joseph en tono desenfadado._____ le lanzó una mirada horrorizada. —Definitivamente, menos de cincuenta — decidió Joseph.
— ¡Eso no es asunto tuyo!
—Sal de debajo de la sábana.
Con una serie de violentos movimientos, _____ apartó la sábana y se apoyó contra las almohadas en una exagerada pose de modelo.
— ¿Satisfecho?
Joseph posó la mirada con evidente aprecio sobre los pechos de _____, apenas ocultos por su sujetador de encaje.
—Todavía no. Quítatelo todo, glikia mou
_____ abrió los ojos de par en par.
— ¿Todo?
Joseph asintió. _____ permaneció un momento quieta y luego salió de la cama. Con gesto desafiante, se quitó el sujetador y luego las braguitas. Joseph se acercó a ella y la tomó en brazos.
—Siento que llevo toda la vida esperándote — murmuró, antes de reclamar la delicada boca de _____ en un beso casi salvaje a la vez que acariciaba sus pechos. El cuerpo de _____ revivió con una inmediatez casi dolorosa. Oleadas de agridulce anhelo la recorrieron desde la cima de sus pechos hasta su pelvis y despertaron en ella una sensación de vacío que fue inmediatamente seguida por una intensa punzada de deseo que hizo que sus músculos se contrajeran. La erótica exploración de la lengua de Joe aplacó en parte su ansiedad, pero sólo en otra ocasión había experimentado aquella necesidad y, como entonces, su poder y su fuerza la asustaron. Sin embargo, instintivamente, alzó las caderas y separó las piernas, buscando un contacto más íntimo con él. Joseph alzó la cabeza para mirar sus ruborizadas mejillas y el inflamado contorno de su boca.
—Disfrutarás mucho más cuando dejes a un lado ese rígido autocontrol.
—No te burles de mí...
—No me estoy burlando. Quiero que ésta sea una noche inolvidable para ti.
_____ estaba tan tensa que apenas podía pensar. Era evidente que, también entre las sábanas, Joseph, el macho alfa definitivo, estaba empeñado en conseguir el mejor resultado posible. Al mismo tiempo, era tan atractivo que su corazón se inflamaba sólo con mirarlo. En un movimiento puramente instintivo, pasó una mano tras su nuca y lo atrajo hacia sí para que la besara de nuevo. El la miró con evidente sorpresa.
—Hablas demasiado — murmuró _____.Joseph rió antes de besarla con irrefrenable pasión. La excitación que se adueñó de nuevo de _____ acabó con el resto de sus defensas.
—Se thelo…te deseo — dijo él con voz ronca — Cuando reaccionas así a mis besos me vuelves loco, khriso mou
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— Pero tú querías que fuera algo que no podía ser.
Joseph cerró con fuerza su mano en torno a la de ella para forzarla a mirarlo.
—Sólo quería que fueras una mujer, no una feminista alborotadora...
_____ lo miró con resentimiento.
—Nunca he sido una alborotadora. Sólo fui razonable. Queríamos cosas totalmente distintas de la vida. Nuestra relación no habría funcionado.
—El tiempo lo dirá, sin duda — dijo Joseph a la vez que la soltaba. El silencio se adueñó de la limusina durante el resto del trayecto. _____ aún no podía creer ni aceptar que estuvieran a punto de compartir la cama.
Una vez en el ático, ella dijo:
—Si la pintura es mía, la colgaré aquí en algún sitio — dijo de pronto, sucumbiendo a la repentina necesidad de aliviar la tensa atmósfera reinante
—Porque de momento no tengo otro sitio en que vivir.
Joseph le dedicó una sonrisa satisfecha, como si la sombría afirmación de _____hubiera resultado reconfortante para él.
—Ahora vives donde vivo yo.
Un involuntario escalofrío recorrió la espalda de _____ cuando se hizo consciente del nivel de dependencia que implicaba aquella afirmación de Joseph. El alto y poderoso griego la tomó de las manos para que se volviera hacia él.
—No luches contra lo inevitable. Acepta los cambios que se van a producir en tu vida. Puede que incluso acabes disfrutando de ellos.
— ¡Eso nunca!
— Ninguna otra mujer se ha atrevido nunca a enfrentarse a mí como lo haces tú — dijo él en tono de indulgencia — Eres verdaderamente única.
_____ cerró los ojos, de manera que cuando Joseph inclinó la cabeza para besarla su única arma fue su rabia. Pero cuando apoyó las manos contra su pecho para apartarlo de su lado, se lo pensó dos veces. Había hecho un pacto con el diablo y había llegado la hora de pagar. Mientras Joseph la besaba, permaneció rígida como una estatua. Pero él jugueteó con su lengua y sus labios hasta que _____ dejó de pensar con claridad y su resistencia comenzó a debilitarse. Con un masculino gruñido de aprobación, Joseph la tomó en brazos y la llevó al dormitorio. El corazón de _____ latía tan rápido que apenas podía respirar. Cuando Joseph la dejó en la cama, ella agitó los pies para quitarse los zapatos. Una cálida vaharada de aire acarició su espalda cuando él le bajó la cremallera del vestido. Los besos de Joseph, las caricias de su lengua entre sus labios entre abiertos, actuaron como un increíble afrodisíaco que despertó cada célula del cuerpo de _____.Por un instante se quedó conmocionada al reconocer que lo deseaba y necesitaba tanto como el aire que respiraba. Una intensa sensación de culpabilidad se apoderó de ella al reconocer con amargura que era más débil de lo que pensaba.
—Déjalo ya — murmuró Joseph.
— ¿Cómo? — preguntó _____, desconcertada.
—Deja de pensar en lo que estás pensando. Más que una mujer pareces una momia egipcia --- _____ no pudo evitar que el rubor cubriera sus mejillas. — De hecho, no pienses en absoluto. Esto es sexo.
—No tienes que desmenuzarlo en trocitos para analizarlos bajo un microscopio. Sé espontanea, natural...
— ¿Natural? —repitió _____ despectivamente — ¡Esto es lo más antinatural que he hecho nunca!
—Sólo porque te empeñas en luchar contra lo que te hago sentir.
El hecho de que reconociera su lucha sorprendió a _____, pues nunca habría esperado que Joseph la comprendiera tan bien. Pero si quería que su acuerdo funcionara, debía dejar de juzgarlo y de esperar de él más de lo que estaba dispuesto a darle.
— ¿Cuántos hombres dijiste? — preguntó él mientras empezaba a desvestirse.
— ¡No mencioné ninguna cantidad! — replicó _____ a la defensiva. La expresión de Joseph adquirió un matiz irónico mientras seguía desvistiéndose. _____ fue incapaz de apartar la mirada de su poderoso torso, de sus músculos. También estaba magníficamente dotado... y excitado. Sintió que se le secaba la garganta y temió que su corazón se acabara desbocando.
— ¿Menos de cincuenta? — preguntó Joseph en tono desenfadado._____ le lanzó una mirada horrorizada. —Definitivamente, menos de cincuenta — decidió Joseph.
— ¡Eso no es asunto tuyo!
—Sal de debajo de la sábana.
Con una serie de violentos movimientos, _____ apartó la sábana y se apoyó contra las almohadas en una exagerada pose de modelo.
— ¿Satisfecho?
Joseph posó la mirada con evidente aprecio sobre los pechos de _____, apenas ocultos por su sujetador de encaje.
—Todavía no. Quítatelo todo, glikia mou
_____ abrió los ojos de par en par.
— ¿Todo?
Joseph asintió. _____ permaneció un momento quieta y luego salió de la cama. Con gesto desafiante, se quitó el sujetador y luego las braguitas. Joseph se acercó a ella y la tomó en brazos.
—Siento que llevo toda la vida esperándote — murmuró, antes de reclamar la delicada boca de _____ en un beso casi salvaje a la vez que acariciaba sus pechos. El cuerpo de _____ revivió con una inmediatez casi dolorosa. Oleadas de agridulce anhelo la recorrieron desde la cima de sus pechos hasta su pelvis y despertaron en ella una sensación de vacío que fue inmediatamente seguida por una intensa punzada de deseo que hizo que sus músculos se contrajeran. La erótica exploración de la lengua de Joe aplacó en parte su ansiedad, pero sólo en otra ocasión había experimentado aquella necesidad y, como entonces, su poder y su fuerza la asustaron. Sin embargo, instintivamente, alzó las caderas y separó las piernas, buscando un contacto más íntimo con él. Joseph alzó la cabeza para mirar sus ruborizadas mejillas y el inflamado contorno de su boca.
—Disfrutarás mucho más cuando dejes a un lado ese rígido autocontrol.
—No te burles de mí...
—No me estoy burlando. Quiero que ésta sea una noche inolvidable para ti.
_____ estaba tan tensa que apenas podía pensar. Era evidente que, también entre las sábanas, Joseph, el macho alfa definitivo, estaba empeñado en conseguir el mejor resultado posible. Al mismo tiempo, era tan atractivo que su corazón se inflamaba sólo con mirarlo. En un movimiento puramente instintivo, pasó una mano tras su nuca y lo atrajo hacia sí para que la besara de nuevo. El la miró con evidente sorpresa.
—Hablas demasiado — murmuró _____.Joseph rió antes de besarla con irrefrenable pasión. La excitación que se adueñó de nuevo de _____ acabó con el resto de sus defensas.
—Se thelo…te deseo — dijo él con voz ronca — Cuando reaccionas así a mis besos me vuelves loco, khriso mou
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Nani Jonas
Re: "El Dulce Sabor De La Venganza" - Joe y tu Terminada
Capitulo 12
Todo su ser estaba concentrado en la palpitante necesidad que Joseph había despertado en ella. El deseo fue creciendo y creciendo hasta que sintió que todo su cuerpo estaba suspendido en el filo de una navaja, poseído por una tensión y un anhelo intolerables. Cuando, finalmente, Joseph la llevó hasta el clímax, fue como si algo estallara en su pelvis para convenirse poco a poco en una sucesión de maravillosas oleadas de placer que la recorrieron entera. Aun estaba anonadada por la intensidad de la experiencia cuando Joseph se situó entre sus piernas y deslizó las manos bajo sus caderas para alzarla. Tanteó con su poderosa erección la húmeda y sensual abertura de _____, que dejó escapar un gritito debido a la mezcla de extrañeza y deseo que le produjo aquella sensación. Joe trató de penetrarla más, pero, por un instante, el cuerpo de _____ pareció resistirse. Con una exclamación apenas reprimida. Joseph le echó hacia atrás las rodillas para poder penetrarla mejor. _____ volvió a gritar ante el repentino placer sensual que le produjo la penetración. Con el corazón desbocado, _____ se arqueó hacia él, ardiendo de excitación y renovado deseo. Nunca había sentido algo tan asombroso. Estaba embrujada por el dominio masculino de Joseph y por el maravilloso placer que estaba haciendo crecer en su interior con sus movimientos. Unos instantes después alcanzaba un nuevo e increíble clímax. Aturdida por la explosiva intensidad del placer que experimentó, ya estaba más preparada cuando volvió a suceder de nuevo, antes de que Joseph alcanzara su propia liberación. Tras aquella apabullante experiencia, _____ se sintió conmocionada y tan débil como un gatito recién nacido.
—Mi sueño hecho realidad — murmuró Joseph mientras se estiraba como una pantera al sol. Besó a _____ en la frente y la miró sin ocultar su satisfacción —Una mujer multiorgásmica que incendia mi cama, khriso mou
_____ se sentía avergonzada por su incontrolada respuesta. No podía negar que el sexo con Joseph había demostrado ser una actividad extremadamente placentera. Pero, fuera justo o no, lo odiaba porque le había hecho disfrutar. Decepcionada consigo misma, apartó la mirada. Había planeado tolerar que Joseph le hiciera el amor, no dejarle con la impresión de que era un amante asombroso.
—Y tan bonita — añadió Joseph a la vez que apartaba un mechón de pelo dela frente de _____ — Aunque notablemente inventiva con la verdad.
Indignada, _____ se apartó de él.
— ¿Qué quieres decir con eso?
—Dijiste que habías tenido varios amantes, pero yo creo que no has tenido ninguno.
— ¡Pues te equivocas! — siseó _____ furiosa.
Joseph la tomó de la mano para evitar que bajara de la cama.
—Nunca había compartido la cama con una virgen, pero me ha costado tanto penetrarte como si lo fueras.
Ofendida por la intimidad de aquel comentario. _____ liberó su mano de un tirón.
—Eso te gustaría, ¿verdad? — dijo, ruborizada
—No hay duda de que eres griego hasta la médula. Te has acostado con cientos de mujeres, pero no quieres una que haya disfrutado de la misma libertad. ¡De hecho, tu definitiva e hipócrita fantasía es una virgen!
—No me hables en ese tono — advirtió Joseph con frialdad.
—Se miso ¡Te odio! — espetó _____ a la vez que corría a refugiarse en el baño. Estaba temblando y a punto de llorar. Joseph se había convertido en su primer amante, pero habría preferido que le cortaran la lengua antes que admitirlo ante él. No quería darle aquella satisfacción. No quería que supiera que desde que él había salido de su vida, diciéndole que lamentaría haberlo rechazado hasta el día de su muerte, no había intimado con ningún hombre. Había conocido a otros, por supuesto, pero, desgraciadamente, a ninguno que ejerciera el mismo efecto sobre ella que Joseph Jonas. Tras años de actividad atlética y después de la donación de óvulos a su hermana, había confiado en que Joe nunca llegara a tener motivo para adivinar la verdad...Acaba de envolverse en la toalla tras tomar una ducha cuando llamaron a la puerta. La abrió de par en par.
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Todo su ser estaba concentrado en la palpitante necesidad que Joseph había despertado en ella. El deseo fue creciendo y creciendo hasta que sintió que todo su cuerpo estaba suspendido en el filo de una navaja, poseído por una tensión y un anhelo intolerables. Cuando, finalmente, Joseph la llevó hasta el clímax, fue como si algo estallara en su pelvis para convenirse poco a poco en una sucesión de maravillosas oleadas de placer que la recorrieron entera. Aun estaba anonadada por la intensidad de la experiencia cuando Joseph se situó entre sus piernas y deslizó las manos bajo sus caderas para alzarla. Tanteó con su poderosa erección la húmeda y sensual abertura de _____, que dejó escapar un gritito debido a la mezcla de extrañeza y deseo que le produjo aquella sensación. Joe trató de penetrarla más, pero, por un instante, el cuerpo de _____ pareció resistirse. Con una exclamación apenas reprimida. Joseph le echó hacia atrás las rodillas para poder penetrarla mejor. _____ volvió a gritar ante el repentino placer sensual que le produjo la penetración. Con el corazón desbocado, _____ se arqueó hacia él, ardiendo de excitación y renovado deseo. Nunca había sentido algo tan asombroso. Estaba embrujada por el dominio masculino de Joseph y por el maravilloso placer que estaba haciendo crecer en su interior con sus movimientos. Unos instantes después alcanzaba un nuevo e increíble clímax. Aturdida por la explosiva intensidad del placer que experimentó, ya estaba más preparada cuando volvió a suceder de nuevo, antes de que Joseph alcanzara su propia liberación. Tras aquella apabullante experiencia, _____ se sintió conmocionada y tan débil como un gatito recién nacido.
—Mi sueño hecho realidad — murmuró Joseph mientras se estiraba como una pantera al sol. Besó a _____ en la frente y la miró sin ocultar su satisfacción —Una mujer multiorgásmica que incendia mi cama, khriso mou
_____ se sentía avergonzada por su incontrolada respuesta. No podía negar que el sexo con Joseph había demostrado ser una actividad extremadamente placentera. Pero, fuera justo o no, lo odiaba porque le había hecho disfrutar. Decepcionada consigo misma, apartó la mirada. Había planeado tolerar que Joseph le hiciera el amor, no dejarle con la impresión de que era un amante asombroso.
—Y tan bonita — añadió Joseph a la vez que apartaba un mechón de pelo dela frente de _____ — Aunque notablemente inventiva con la verdad.
Indignada, _____ se apartó de él.
— ¿Qué quieres decir con eso?
—Dijiste que habías tenido varios amantes, pero yo creo que no has tenido ninguno.
— ¡Pues te equivocas! — siseó _____ furiosa.
Joseph la tomó de la mano para evitar que bajara de la cama.
—Nunca había compartido la cama con una virgen, pero me ha costado tanto penetrarte como si lo fueras.
Ofendida por la intimidad de aquel comentario. _____ liberó su mano de un tirón.
—Eso te gustaría, ¿verdad? — dijo, ruborizada
—No hay duda de que eres griego hasta la médula. Te has acostado con cientos de mujeres, pero no quieres una que haya disfrutado de la misma libertad. ¡De hecho, tu definitiva e hipócrita fantasía es una virgen!
—No me hables en ese tono — advirtió Joseph con frialdad.
—Se miso ¡Te odio! — espetó _____ a la vez que corría a refugiarse en el baño. Estaba temblando y a punto de llorar. Joseph se había convertido en su primer amante, pero habría preferido que le cortaran la lengua antes que admitirlo ante él. No quería darle aquella satisfacción. No quería que supiera que desde que él había salido de su vida, diciéndole que lamentaría haberlo rechazado hasta el día de su muerte, no había intimado con ningún hombre. Había conocido a otros, por supuesto, pero, desgraciadamente, a ninguno que ejerciera el mismo efecto sobre ella que Joseph Jonas. Tras años de actividad atlética y después de la donación de óvulos a su hermana, había confiado en que Joe nunca llegara a tener motivo para adivinar la verdad...Acaba de envolverse en la toalla tras tomar una ducha cuando llamaron a la puerta. La abrió de par en par.
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Nani Jonas
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