¿Quien es ese chico? [Logan Lerman]

— ¿Te puedo dar una sugerencia?—recito Logan con tono inquisidor, hizo una pausa y prosiguió de manera incognoscible—. No confíes en mí… Me refiero a que no digas que harías cualquier cosa por ayudarme.
— ¿Qué quieres decir? —pregunto Clara con cautela. Logan, afianzando las manos sobre la tela blanca y preparándose para sobrevivir a un prominente pinchazo en la nuca se levanto de la cama. En el instante en que se apoyo de si mismo sintió como si le hubieran dado un buen ramalazo en la cabeza. Y, aunque no emitió ningún sonido, no fue de esperarse que una mueca de dolor se fijara en su cara dejando ver a una boca cansada y bastante quejosa. Se encamino a la ventana como si fuera un errante en la calle y, estando ahí observo hacia abajo: la gente pasando desapercibida de todo lo que pudiese pasar a su alrededor, ignorando que por aquella avenida había ocurrido un severo percance y por aquel semáforo un robo… En pocas palabras: un día común y corriente. Con el seño fruncido, y confundida por lo que Logan le había dado entender con ese modo sutil, se puso de pie y camino detrás de él, deteniéndose de golpe cuando este se giro en talones y la atravesó con cierta perversidad en los ojos que, si no fuera por el estado hiriente en que se ayeaba no le hubiera cabido en esos grandes orbes azules.

—Solo digo—reposo el muchacho con desinterés pero sin dejar de ver directamente a los ojos de Clara; la pobre Clara. Peligro, salió a relucir en aquella mirada poderosa que parecía leerle el pensamiento. La joven de brillante cabello castaño dio dos pasos hacia atrás, trastabillando con sus propios pies y chocando con el escritorio de roble. De manera indiscutible esa mirada inspeccionándola le advertía más que mil palabras.
— ¿Dices que debería…?—En ese momento Logan empezó a tambalearse. Había vuelto a marearse según parecía—Dios mío… ¿Estás bien?—pregunto Clara apresurándose a Logan para auxiliarlo por si acaso llegaba a ser necesario. Mientras con cuidado le ayudaba a recostarse en la almohada, Logan aprovecho para tomarla del brazo y entonces, hablándole con una cara que era muy difícil que una mujer pudiera resistírsele le pidió: — ¿Me podrías traer un poco de agua?
—Si…—Clara se zafó suavemente del apretón y, bajándose la camisa que se le había levantado un poco en el proceso, se dirigió a la puerta— Por supuesto. No te muevas—repuso la chica—Ya regreso.
—Te lo agradezco.

A través de las persianas que daban a la habitación de paredes albas, Clara dio un último vistazo a la cama solo para verificar que el semblante acongojado del ojiazul seguía igual e incluso peor que hace un rato. Desde luego había una intención pérfida detrás de toda esa actuación; del presunto venidero desmayo. Ya que era solo para que se fuera y le diera tiempo a Lerman de pensar muy bien en que haría con ella. Porque para los que lo conocían o se habían burlado alguna vez de él, sabían de antemano que las cosas con Logan siempre serian de un resultado igual por igual… “Me la haces, te la hago”, por mas inmaduro que fuera el motivo. Mientras tanto, la joven inocente e ingenua, se dirigía a paso veloz rumbo a la cafetería. Sin siquiera imaginarse que estaría cruzando la raya al abismo en el momento en que entregara esa botella de agua purificada.




ME ENTRARON unas inmensas ganas de soltarme a reír a carcajadas cuando me percate de que en una esquina; cerca de un anuncio en rojo que prohibía el consumo de tabaco, Kevin Konrad discutía con Pollet, quien le insistía una y otra vez para que esta; o más bien Bobby, se permitiera ser revisado por algún médico o enfermera debido a sus “malestares”. Esto le pasaba por a ver decidido tornar el asunto en una exageración. Polly no tardo en notar mi presencia: un gesto de socorro se asomo por su boca silbando en un eco ahogado. Sácame de esto, leí en sus labios. Quise dejarla sufrir un poco más, pero eso no sería propio de una amiga. Así que tome la iniciativa de brindarle mi apoyo tal cual ella lo había hecho.

—Señor Konrad—este se giro a verme—. Le he dicho a Logan que Bobby esta aquí y bueno, me ha mandado llamarlo. Cuestiones de camaradas, usted sabe.
— ¡Oh!, claro—sonrió con resignación—. Por cierto, ¿sigue mejor?
—Mucho mejor—mentí descaradamente.
—Entonces adelante, aquí los estaré esperando—le dio un sorbo a su café y continuo con clarividencia—. La verdad no dudo en que lo den de alta esta misma noche. Me parece que le han dado más relevancia de lo que en verdad se merece, pero lo importante es que este muchacho se recupere lo más pronto que se pueda.
—Con su permiso—asumió Polly y, con una ancha sonrisa salió disparada de la diminuta mesa hacia mí. Casi me tumbo cuando paso a mi lado. Definitivamente tenía prisa por salir de esta gran mentira. A Kevin se le hizo extraño que “Bobby” lo llamara de aquella forma demasiado formal, pero lo dejo pasar. Después de todo era algo normal ¿no?

— ¿Piensas que no te he visto eh? Te has estado riendo de mí—Polly me espeto mientras hacia un ademan de querer quitarse la peluca—. ¿Así es como le pagas a tu mejor amiga? ¿Poniéndola en peligro?—la mire con ironía y, vencida por mi incredulidad se soltó a reír junto conmigo—. De acuerdo: eres la única que no cae enredada en mis mentiras.

— ¿Crees que pronto puedas dejar esta farsa? —me pregunto al tiempo que caminaba a mi lado. Contemple el pasillo que daba a la habitación donde se encontraba Logan y la respuesta salió automática—: Espero que sí. Tengo el presentimiento de que se va volver inevitable que esto empeore de alguna u otra manera.
Antes de dar vuelta a la esquina, le advertí que fuera precavida en buscar a Richard, pues era probable que este se ayeara con David Hamilton, y si llegaran a toparse, no saldría nada bueno de ello.

Respire profundo y empuje la puerta con suavidad, casi en un ruido nulo. Logan estaba apoyado en la almohada y con los ojos cerrados; evidentemente se había quedado dormido. Lo contemple por no sé cuánto tiempo hasta que de repente abrió los ojos, haciendo que instintivamente pestañeara mas rápido; esta vez su mirada era distinta: frágil y sin ningún tipo de sentencia plasmada en ella. ¿Se habrá dado cuenta de que me había quedado viéndolo atontada?
—Es estupendo; me moría de sed—le tendí la botella y espere a que me dijera algo…quizás un simple “gracias”. Pero no, no hubo unas gracias. La mejor opción era salir de ahí y ofrecerle un afectuoso y servil hasta luego. De hecho eso fue precisamente lo que hice, no obstante, me pidió que lo ayudase a pasar al sillón; menciono que estaba arto de estar acostado y no sé qué otras cosas más. Luego de que se dejara caer en la tapicería del mueble, de nuevo intente despedirme pero para mi sorpresa me exigió que me quedara. Y pese a que amablemente me rehúse, me recordó que había sido yo quien me había ofrecido a apoyarlo en lo que él dijera. Para ser sincera me pareció bastante ruda y absurda su actitud, sin embargo tenía razón. A continuación me señalo un lugar a su lado y la plática emprendió tranquilamente. La conversación fue envuelta en su mayoría de cómo había sido el accidente metódicamente y en cómo había quedado arreglado el problema en el hospital; también por qué en lugar de recibir los primeros auxilios ahí mismo en la enfermería del campo, había sido trasladado hasta aquí.
— ¿Entonces crees que salga hoy mismo? Este sitio está comenzando a abrumarme.
—Si…Bueno, Kevin…
— ¿Kevin? —rió sorprendido y enseguida se le dibujo una mueca.
—Así se llama ¿no?
—Me refiero a que tanta confianza es extraña, Clara. ¿Ya se conocían?
Un aire de suspenso penetro el área. ¿Era posible que Logan me pusiera la mente en blanco con solo mirarme a los ojos? Si; era posiblemente lo más posible de lo imposible.
— ¿Joven… Logan Lerman? Le traigo buenas noticias—un hombre de apariencia gentil y unas cuantas canas vislumbrando en su cabellera negra se acerco a nosotros con una tabla de trabajo en la mano. Doctor Wilson Kolgers, venia impreso en el costado izquierdo de su bata blanca—. En este preciso momento usted está dado de alta. Puede retirarse a casa sin más preámbulos, Logan. Claro, no sin antes unas recomendaciones como: no más deporte, no bebidas energéticas ni con ningún tipo de alcohol; ya que si esto no es tomado en cuenta por su irresponsabilidad podría traerle efectos secundarios si es combinado con los medicamentos que el señor Kendall a requerido en Farmacias y sobre todo nada de esfuerzos al agacharse, al brincar, al correr, arriesgarse al sobre pasar la bardas en su intento por escaparse de las horas escolares, etc; así como también…
— ¿Doctor…?—le interrumpió Logan, fijándose en el nombre de la bata— Kolgers; me ha quedado más que claro, créame— Trate de ocultar la risilla que me había efectuado el bla bla del médico, a quien no se le veía la posibilidad ni la necesidad de parar de hablar. Por detrás de él, apareció Kevin Konrad con una tímida sonrisa.
—Todo listo—murmuró a la vez que se metía algo en el bolso del pantalón—. ¿Nos vamos? —le chorreo a Logan con cierto enojo en la voz. Era obvio que ahora que lo veía en un estado rehabilitado podría echarle en cara porque había tomado la ilegalidad de tomarse a juego unas cuantas horas de clase. Repentinamente el entrenamiento se me vino a la memoria; lo había olvidado por completo.

—En ese caso yo también debo irme—anuncié pero una mano fría me detuvo.
—Necesito que vayas conmigo—era el ojiazul, quien hacia eso de nuevo con los ojos: deslumbrarme.
—Logan—radico Kevin alejándolo del Doctor Kolgers—. La joven viene acompañada. No hay que meterla en más líos, ¿verdad? —su mirada cayó en mi.
— ¿Cómo?
—Viene con su novio, hijo. Así que otro día será cuando puedan volver a retomar esta plática—el hombre le palmeo el hombro y siguió con la invitación de marcharse juntos—. Vamos…
— ¿Es cierto eso? —pregunto Logan con tono grave y sardónico. El embuste ya estaba hecho, así que solo me limite a asentir con la cabeza y un endeble sí, que me hizo sentir mucho peor que un golpe en el hueso del codo: Lo dos me habían y han creído absolutamente todo desde el principio.