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"Amor en Horas de Trabajo"-(Nick y Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Amor en Horas de Trabajo"-(Nick y Tu)
Capitulo 3
Parte 2/2
Cuando sus ojos se encontraron, le dio un vuelco el corazón. Hacía años que no reaccionaba así por ningún hombre.
Estuvieron mirándose durante más tiempo del que era aconsejable. Debería haber girado la cabeza, pero no era capaz.
De repente, un hombre se sentó en el taburete de al lado, devolviéndola a la realidad.
—¿No nos hemos visto antes, guapa? —le preguntó el tipo, con aliento a cerveza—. ¿Puedo invitarte a una copa?
Debía tener unos cuarenta años, bajito y borracho, con un traje barato en nada parecido al traje italiano que llevaba su objetivo.
—No, gracias —dijo __(Tn), muy digna—. Me gusta pagar mis copas.
—Una de esas feministas, ¿eh? Mejor para mí. Así me sale más barato.
—Y también me gusta beber sola —insistió ella.
El borracho soltó una risotada.
—Una chica tan sexy como tú no debería hacer nada sola. ¿Qué te pasa, cariño? ¿Tu novio te lo hizo pasar mal o es que no soy suficientemente joven para ti? Créeme, sigo teniendo lo que hace falta. Mira, deja que te lo enseñe...
El tipo estaba, literalmente, intentando bajarse la bragueta cuando salió despedido del taburete.
—Deje que yo le enseñe algo, amigo... la puerta.
__(Tn) observó, boquiabierta, cómo su objetivo, convertido en caballero andante, llevaba al borracho hasta la puerta del local. Intercambió unas palabras con el de seguridad y, mientras la maza se llevaba al borracho, su caballero andante volvió a la barra.
Y aquella vez, __(Tn) se encontró admirando algo más que su cara.
Sus anchos hombros, por ejemplo. O cómo había manejado la situación. Y su sonrisa.
Esa sonrisa era pura dinamita. Y algo más... pero nada puro.
De repente, volvió a sentir el anhelo de estar en los brazos de un hombre guapo. Y aquel hombre era guapísimo.
Pero estaba casado, se recordó a sí misma. Y sentándose en el taburete que había dejado vacante el borracho.
__(Tn) recordó entonces lo que Dora había dicho: que no era justo enviar a alguien como ella para tentar a un hombre.
Pero la rubia era muy atractiva. Si quería sucumbir a la tentación, ¿por qué no lo había hecho con ella?
A lo mejor no le gustaban las rubias, pensó. A lo mejor le gustaban las mujeres morenas de piernas largas. A lo mejor le gustaban las mujeres que no eran tan descaradas.
Había muchas razones para que un hombre se sintiera atraído por una mujer y no por otra.
Y se sentía atraído por ella. Podía verlo en sus ojos. Y en su sonrisa.
—Gracias —dijo __(Tn)
—Puedes invitarme a un whisky con soda para agradecérmelo —sonrió él—. A menos que lo de beber sola lo hayas dicho de verdad.
«Vete de aquí ahora mismo, chica», le decía su conciencia. Aquel tipo era peligroso.
—Sólo intentaba librarme de él —se oyó decir a sí misma.
—No sabes cuánto me alegro. ¿Quieres tomar algo? Después de todo, un caballero no deja que una señora lo invite a una copa.
«Sólo estoy haciendo mi trabajo», se dijo __(Tn) a sí misma. Para eso la pagaban, para tontear con el objetivo, para comprobar qué clase de hombre era.
Sí, pero no debería disfrutar, pensó.
—Una Coca—Cola Light, gracias.
El levantó una ceja.
—Vienes a un bar a tomar una Coca—Cola Light? Qué raro. Eso puedes comprarlo en una máquina.
—A lo mejor he venido a buscar compañía —dijo __(Tn) entonces, esperando que él metiera la pata.
—No creo que una chica como tú tenga que hacer eso. Debes tener hombres haciendo cola en la puerta de tu casa.
En realidad, así era. Pero ninguno que le interesara. Los hombres que querían salir con ella la tenían encasillada en dos tipos: camarera pasional o madre soltera desesperada, dependiendo de dónde y cómo los hubiera conocido.
En cualquier caso, sabía muy bien lo que querían de ella, y no era conversación precisamente.
Siempre decía que no.
Los revolcones de una noche no le atraían lo más mínimo. El sexo no la había interesado...
Hasta esa noche.
—Otro whisky con soda —oyó que le decía al camarero—. Y un Bacardí con Coca—Cola para la señorita —añadió, con una sonrisa.
—¿Y si no me gusta el Bacardí con Coca—Cola?
—Tú y yo sabemos que los cargan muy poco. Sólo sabrá a Coca—Cola.
—Sí, es verdad —sonrió__(Tn).
—¿Tenía razón ese tipo? —preguntó él entonces, mientras el camarero se disponía a servir las copas—. ¿Tu último novio te dejó? ¿Por eso estás sola?
Ella se encogió de hombros.
—Algo así.
—Ah, una mujer misteriosa. Eso me gusta.
—¿Por qué?
—Normalmente, las mujeres se lanzan a contarme su vida un minuto después de haberlas conocido.
—¿Te ocurre a menudo?
—Demasiado a menudo.
—¿La rubia ha hecho eso?
—En realidad, no. Pero ella tenía otros planes para esta noche. Y parece que se ha salido con la suya.
__(Tn) vio que la rubia salía del bar con el hombre que se había acercado antes. No había que ser un genio para saber dónde iban o qué iban a hacer.
—La mayoría de los hombres habrían aprovechado la oportunidad.
—Yo no soy como la mayoría de los hombres.
—Sí. De eso ya me he dado cuenta.
Cuando el camarero sirvió las copas, __(Tn) se agarró a su Bacardí como si fuera un salvavidas. Aunque por fuera parecía muy tranquila, por dentro estaba de los nervios. Le gustaba aquel hombre. Más que gustarle, lo encontraba fascinante. Y sexy. Muy sexy.
—¿Y tú? —preguntó, para ver si confesaba que estaba casado.
—¿Yo qué?
—¿Tu última novia te dejó? ¿Por eso estás aquí?
El tomó un sorbo de whisky, pensativo. __(Tn) empezaba a ponerse muy, muy nerviosa. Por muy mal que se llevara con su mujer, debería estar en casa con su familia. Le había oído decir que el divorcio era una de las lacras de la sociedad... ¿Quería encontrarse en medio de uno?
Por fin, él levantó la mirada.
—¿Qué te parece si no hablamos del pasado? A veces creo que hablo demasiado —murmuró, dejando el vaso sobre la barra—. Ahora están tocando algo decente. Vamos a bailar.
__(Tn) se echó hacia atrás.
—¿Bailar?
—No me digas que no —sonrió él, bajando del taburete—. Sólo es un baile. Cuide el bolso de la señorita, por favor —le dijo al camarero—. Y será mejor que guardes el móvil. No querrás que te roben un aparato último modelo como ése.
__(Tn) vaciló, pero unos segundos después guardaba el móvil en el bolso y dejaba que la llevase a la pista.
«Sólo es un baile», se decía a sí misma.
El problema era que había bailes y «bailes».
Era una canción lenta, sensual. Y él la apretaba contra su torso de tal forma que tuvo que enredar los brazos alrededor de su cuello. Sus pechos se levantaron, restregándose contra el torso masculino. El acariciaba su espalda de arriba abajo y el calor de sus manos la quemaba a través del vestido. Se sentía mareada, excitada.
Y no era la única. Podía sentir la erección del hombre rozando su estómago.
—¿Me creerías si te digo que no he hecho esto en mucho, mucho tiempo? —preguntó él entonces, con voz ronca.
—¿Hacer qué?
—Conocer a una chica en un bar y pedirle que venga a un hotel conmigo.
__(Tn) dejó de respirar. Dejó de pensar. El mundo parecía estar patas arriba. Una voz la tentaba: «di que sí, di que sí». Sí a lo que él quisiera.
Nunca en su vida había sentido lo que estaba sintiendo en aquel momento. Ni siquiera con Lyall.
Aquello era otra cosa, algo mucho más poderoso e infinitamente más peligroso.
—¿Lo harías? —preguntó él, mirándola a los ojos. __(Tn) no dijo una palabra. Pero sus ojos debieron darle la respuesta.
—Sin nombres —murmuró—. Aún no. No hasta después. No quiero decir nada que pueda estropear este momento. Porque nunca antes había sentido nada así. Dime que a ti te pasa lo mismo... Admítelo Dime que me deseas como yo te deseo a ti.
—__(Tn) no podía decirlo, pero cada fibra de su ser la obligaba a apretarse contra el cuerpo del hombre.
—Hablas demasiado, es verdad —murmuró por fin.
El dejó escapar un suspiro. ¿De alivio? ¿O estaba intentando aplacar la tensión sexual que había entre ellos?
—Entonces vendrás conmigo. Ahora.
No era una pregunta, era una afirmación. Una orden.
Sería un amante increíble, pensó __(Tn). Dominante, experto, exigente. La clase de amante con la que había fantaseado tantas veces: Y que, de repente, deseaba con todas sus fuerzas.
—Yo... tengo que ir antes al lavabo —consiguió decir, desesperada por apartarse de él, aunque fuera un momento. Y, cuando hubiese recuperado la cordura, saldría corriendo.
—Supongo que a mí también me vendría bien una visita al lavabo. Nos encontraremos en la puerta.
No se encontraron en la puerta. __(Tn) estuvo menos de veinte segundos en el lavabo y, después de recuperar su bolso, fue corriendo hasta la estación de Wynyard.
Sólo había pasado media hora desde que entró en el bar. Pero le parecía como si hubiera pasado una eternidad.
Espero que les guste el Cap
despues de este o el otro empieza lo buenno :D ;)
COMENTEN
byeee
Parte 2/2
Cuando sus ojos se encontraron, le dio un vuelco el corazón. Hacía años que no reaccionaba así por ningún hombre.
Estuvieron mirándose durante más tiempo del que era aconsejable. Debería haber girado la cabeza, pero no era capaz.
De repente, un hombre se sentó en el taburete de al lado, devolviéndola a la realidad.
—¿No nos hemos visto antes, guapa? —le preguntó el tipo, con aliento a cerveza—. ¿Puedo invitarte a una copa?
Debía tener unos cuarenta años, bajito y borracho, con un traje barato en nada parecido al traje italiano que llevaba su objetivo.
—No, gracias —dijo __(Tn), muy digna—. Me gusta pagar mis copas.
—Una de esas feministas, ¿eh? Mejor para mí. Así me sale más barato.
—Y también me gusta beber sola —insistió ella.
El borracho soltó una risotada.
—Una chica tan sexy como tú no debería hacer nada sola. ¿Qué te pasa, cariño? ¿Tu novio te lo hizo pasar mal o es que no soy suficientemente joven para ti? Créeme, sigo teniendo lo que hace falta. Mira, deja que te lo enseñe...
El tipo estaba, literalmente, intentando bajarse la bragueta cuando salió despedido del taburete.
—Deje que yo le enseñe algo, amigo... la puerta.
__(Tn) observó, boquiabierta, cómo su objetivo, convertido en caballero andante, llevaba al borracho hasta la puerta del local. Intercambió unas palabras con el de seguridad y, mientras la maza se llevaba al borracho, su caballero andante volvió a la barra.
Y aquella vez, __(Tn) se encontró admirando algo más que su cara.
Sus anchos hombros, por ejemplo. O cómo había manejado la situación. Y su sonrisa.
Esa sonrisa era pura dinamita. Y algo más... pero nada puro.
De repente, volvió a sentir el anhelo de estar en los brazos de un hombre guapo. Y aquel hombre era guapísimo.
Pero estaba casado, se recordó a sí misma. Y sentándose en el taburete que había dejado vacante el borracho.
__(Tn) recordó entonces lo que Dora había dicho: que no era justo enviar a alguien como ella para tentar a un hombre.
Pero la rubia era muy atractiva. Si quería sucumbir a la tentación, ¿por qué no lo había hecho con ella?
A lo mejor no le gustaban las rubias, pensó. A lo mejor le gustaban las mujeres morenas de piernas largas. A lo mejor le gustaban las mujeres que no eran tan descaradas.
Había muchas razones para que un hombre se sintiera atraído por una mujer y no por otra.
Y se sentía atraído por ella. Podía verlo en sus ojos. Y en su sonrisa.
—Gracias —dijo __(Tn)
—Puedes invitarme a un whisky con soda para agradecérmelo —sonrió él—. A menos que lo de beber sola lo hayas dicho de verdad.
«Vete de aquí ahora mismo, chica», le decía su conciencia. Aquel tipo era peligroso.
—Sólo intentaba librarme de él —se oyó decir a sí misma.
—No sabes cuánto me alegro. ¿Quieres tomar algo? Después de todo, un caballero no deja que una señora lo invite a una copa.
«Sólo estoy haciendo mi trabajo», se dijo __(Tn) a sí misma. Para eso la pagaban, para tontear con el objetivo, para comprobar qué clase de hombre era.
Sí, pero no debería disfrutar, pensó.
—Una Coca—Cola Light, gracias.
El levantó una ceja.
—Vienes a un bar a tomar una Coca—Cola Light? Qué raro. Eso puedes comprarlo en una máquina.
—A lo mejor he venido a buscar compañía —dijo __(Tn) entonces, esperando que él metiera la pata.
—No creo que una chica como tú tenga que hacer eso. Debes tener hombres haciendo cola en la puerta de tu casa.
En realidad, así era. Pero ninguno que le interesara. Los hombres que querían salir con ella la tenían encasillada en dos tipos: camarera pasional o madre soltera desesperada, dependiendo de dónde y cómo los hubiera conocido.
En cualquier caso, sabía muy bien lo que querían de ella, y no era conversación precisamente.
Siempre decía que no.
Los revolcones de una noche no le atraían lo más mínimo. El sexo no la había interesado...
Hasta esa noche.
—Otro whisky con soda —oyó que le decía al camarero—. Y un Bacardí con Coca—Cola para la señorita —añadió, con una sonrisa.
—¿Y si no me gusta el Bacardí con Coca—Cola?
—Tú y yo sabemos que los cargan muy poco. Sólo sabrá a Coca—Cola.
—Sí, es verdad —sonrió__(Tn).
—¿Tenía razón ese tipo? —preguntó él entonces, mientras el camarero se disponía a servir las copas—. ¿Tu último novio te dejó? ¿Por eso estás sola?
Ella se encogió de hombros.
—Algo así.
—Ah, una mujer misteriosa. Eso me gusta.
—¿Por qué?
—Normalmente, las mujeres se lanzan a contarme su vida un minuto después de haberlas conocido.
—¿Te ocurre a menudo?
—Demasiado a menudo.
—¿La rubia ha hecho eso?
—En realidad, no. Pero ella tenía otros planes para esta noche. Y parece que se ha salido con la suya.
__(Tn) vio que la rubia salía del bar con el hombre que se había acercado antes. No había que ser un genio para saber dónde iban o qué iban a hacer.
—La mayoría de los hombres habrían aprovechado la oportunidad.
—Yo no soy como la mayoría de los hombres.
—Sí. De eso ya me he dado cuenta.
Cuando el camarero sirvió las copas, __(Tn) se agarró a su Bacardí como si fuera un salvavidas. Aunque por fuera parecía muy tranquila, por dentro estaba de los nervios. Le gustaba aquel hombre. Más que gustarle, lo encontraba fascinante. Y sexy. Muy sexy.
—¿Y tú? —preguntó, para ver si confesaba que estaba casado.
—¿Yo qué?
—¿Tu última novia te dejó? ¿Por eso estás aquí?
El tomó un sorbo de whisky, pensativo. __(Tn) empezaba a ponerse muy, muy nerviosa. Por muy mal que se llevara con su mujer, debería estar en casa con su familia. Le había oído decir que el divorcio era una de las lacras de la sociedad... ¿Quería encontrarse en medio de uno?
Por fin, él levantó la mirada.
—¿Qué te parece si no hablamos del pasado? A veces creo que hablo demasiado —murmuró, dejando el vaso sobre la barra—. Ahora están tocando algo decente. Vamos a bailar.
__(Tn) se echó hacia atrás.
—¿Bailar?
—No me digas que no —sonrió él, bajando del taburete—. Sólo es un baile. Cuide el bolso de la señorita, por favor —le dijo al camarero—. Y será mejor que guardes el móvil. No querrás que te roben un aparato último modelo como ése.
__(Tn) vaciló, pero unos segundos después guardaba el móvil en el bolso y dejaba que la llevase a la pista.
«Sólo es un baile», se decía a sí misma.
El problema era que había bailes y «bailes».
Era una canción lenta, sensual. Y él la apretaba contra su torso de tal forma que tuvo que enredar los brazos alrededor de su cuello. Sus pechos se levantaron, restregándose contra el torso masculino. El acariciaba su espalda de arriba abajo y el calor de sus manos la quemaba a través del vestido. Se sentía mareada, excitada.
Y no era la única. Podía sentir la erección del hombre rozando su estómago.
—¿Me creerías si te digo que no he hecho esto en mucho, mucho tiempo? —preguntó él entonces, con voz ronca.
—¿Hacer qué?
—Conocer a una chica en un bar y pedirle que venga a un hotel conmigo.
__(Tn) dejó de respirar. Dejó de pensar. El mundo parecía estar patas arriba. Una voz la tentaba: «di que sí, di que sí». Sí a lo que él quisiera.
Nunca en su vida había sentido lo que estaba sintiendo en aquel momento. Ni siquiera con Lyall.
Aquello era otra cosa, algo mucho más poderoso e infinitamente más peligroso.
—¿Lo harías? —preguntó él, mirándola a los ojos. __(Tn) no dijo una palabra. Pero sus ojos debieron darle la respuesta.
—Sin nombres —murmuró—. Aún no. No hasta después. No quiero decir nada que pueda estropear este momento. Porque nunca antes había sentido nada así. Dime que a ti te pasa lo mismo... Admítelo Dime que me deseas como yo te deseo a ti.
—__(Tn) no podía decirlo, pero cada fibra de su ser la obligaba a apretarse contra el cuerpo del hombre.
—Hablas demasiado, es verdad —murmuró por fin.
El dejó escapar un suspiro. ¿De alivio? ¿O estaba intentando aplacar la tensión sexual que había entre ellos?
—Entonces vendrás conmigo. Ahora.
No era una pregunta, era una afirmación. Una orden.
Sería un amante increíble, pensó __(Tn). Dominante, experto, exigente. La clase de amante con la que había fantaseado tantas veces: Y que, de repente, deseaba con todas sus fuerzas.
—Yo... tengo que ir antes al lavabo —consiguió decir, desesperada por apartarse de él, aunque fuera un momento. Y, cuando hubiese recuperado la cordura, saldría corriendo.
—Supongo que a mí también me vendría bien una visita al lavabo. Nos encontraremos en la puerta.
No se encontraron en la puerta. __(Tn) estuvo menos de veinte segundos en el lavabo y, después de recuperar su bolso, fue corriendo hasta la estación de Wynyard.
Sólo había pasado media hora desde que entró en el bar. Pero le parecía como si hubiera pasado una eternidad.
Espero que les guste el Cap
despues de este o el otro empieza lo buenno :D ;)
COMENTEN
byeee
maru!!
Re: "Amor en Horas de Trabajo"-(Nick y Tu)
Uhhhhh :risa:
Me encantó!
Pobre Nick lo han dejado plantado!
Por favor síguela :happy:
Me encantó!
Pobre Nick lo han dejado plantado!
Por favor síguela :happy:
AniKa
Re: "Amor en Horas de Trabajo"-(Nick y Tu)
por que algo me dise q su confusion le trara problemas al hermano d nick y a ella con nick,pero siguelaaaaaaaaaaa
Dorin
Re: "Amor en Horas de Trabajo"-(Nick y Tu)
esta chica va a complicar la vida de muchas perona.s.... siguela!!
eli_jonatika
Re: "Amor en Horas de Trabajo"-(Nick y Tu)
Capítulo 4
—¿Está sonando el teléfono, mami —decía Emily, tirando de sus vaqueros—. Mami, ¿no me oyes? Está sonando el teléfono.
—¿Qué? Ah, sí. Gracias, cariño.
__(Tn) soltó la camiseta que estaba a punto de colgar en la cuerda y corrió hacia la casa.
A saber quién sería. Había llamado a Jack a primera hora para contarle el encuentro de la noche anterior... temiendo que notase algo raro.
Había tomado la decisión de darle el beneficio de la duda al señor Jonasy sólo le contó el incidente con la rubia... no la conversación que mantuvo con ella más tarde. Ni el baile.
Pero Jack la sorprendió diciendo que la esposa de Jonas había llamado para decir que no quería que volvieran a seguir a su marido. Todo era un malentendido y habían hecho las paces.
Luego le dijo, con un tonito bastante desagradable, que suponía lo que había pasado en casa de los Jonas esa noche.
—Es fácil de adivinar. Nuestro objetivo cumplió en la cama. Me habría gustado ser una mosca en la pared de ese dormitorio...
Esa imagen se había quedado en la cabeza de __(Tn) toda la mañana. También a ella le habría gustado ser esa mosca para mirar al hombre con el que había bailado, el hombre al que había deseado tan desesperadamente, haciéndole el amor a su esposa.
Sabía que era absurdo sentir celos de su mujer. Absurdo desear ser ella la que estuviera en la cama. Absurdo, ridículo.
Pero no podía dejar de pensar en ello. Apenas había pegado ojo la noche anterior y ahora, mientras corría hacia el teléfono, seguía viendo el brillo de deseo en sus ojos, recordaba su voz ronca, su excitación palpable.
¿Habría sido sincero cuando le dijo que era la primera vez que le pedía eso a una mujer? ¿Que nunca había sentido algo así?
__(Tn) se inclinaba a creerlo. Posiblemente, había bebido más de la cuenta. O llevaba mucho tiempo sin tener relaciones sexuales. Era una tontería pensar que había habido algo especial entre ellos.
En el fondo, era una romántica. Los hombres pensaban de forma diferente, sobre todo con respecto al sexo. Sólo había sido un revolcón potencial, nada más.
Quizá, cuando descubrió que había salido corriendo, se sintió aliviado. Quizá se fue a casa, sintiéndose culpable y de verdad hizo las paces con su esposa. Quizá no había usado el deseo que __(Tn) había incitado en él para hacerle el amor a una mujer que ya no le excitaba.
Pero, ¿por qué iba a hacer eso? ¿Por sus hijos? Quizá. La Navidad estaba a la vuelta de la esquina. Una familia debe estar unida en Navidad. Y él odiaba el divorcio. Él mismo lo había dicho. Incluso había querido brindar por el matrimonio...
Claramente, su matrimonio le importaba.
Tenía que dejar de pensar en él, decidió __(Tn) mientras descolgaba el teléfono de la cocina. No volvería a verlo. Fin de la historia.
—¿Sí? —contestó, sin aliento.
—¿__(Tn) Denton?
—Sí, soy yo.
—Soy Nicholas Hanks, de Adstaff.
—¿Perdón? Ah, sí, Adstaff, la agencia de empleo. Hacía tiempo que no sabía nada de vosotros.
—Como te dije hace unos meses, en este momento no hay mucha demanda para diseñadores gráficos. Pero ayer quedó un puesto vacante y me acordé de ti enseguida.
—¿Ah, sí? ¿Por qué de mí especialmente? —preguntó __(Tn), cauta. Conocía a la gente de las agencias de empleo y sabía que a veces eran demasiado optimistas.
—Porque esta agencia de publicidad quiere alguien que pueda empezar de inmediato. No quieren entrevistar a nadie que ya tenga trabajo.
A __(Tn) se le encogió el corazón. Tenía que haber docenas de diseñadores gráficos sin trabajo en Sidney. De nuevo, la posibilidad de conseguir aquel empleo era mínima.
—¿Qué agencia es? —preguntó.
—Ideas Bárbaras.
—Ah, me encantaría trabajar para ellos.
A ella y a cualquier diseñador gráfico. Ideas Bárbaras era una agencia pequeña comparada con algunos gigantes de la publicidad, pero era la más innovadora. Dirigida por Harry Wilde, tenía fama de convertir a sus diseñadores gráficos en directores creativos, en lugar de buscar talentos en otras agencias.
—Sí, ya imaginé que te gustaría. Tienes una entrevista con ellos el lunes a las diez en punto.
—¿Tan pronto? —murmuró__(Tn). Tendría que pedir la mañana libre en el restaurante. Afortunadamente, el lunes era el día más tranquilo...
—¿Puedes empezar a trabajar de inmediato?
—Desde luego que sí. Pero seamos sinceros... ¿Ni— cholas? ¿Qué posibilidades hay de que eso ocurra?
—En realidad, tienes muchas posibilidades. Hemos enviado todos los currículum de artistas gráficos que tenemos y sólo han elegido dos. El tuyo es uno de ellos —contestó Nicholas—. Aparentemente, tienen que contratar a alguien de inmediato y no quieren perder el tiempo. Tengo aquí delante tu currículum y sé que estás capacitada para ese puesto, __(Tn). Francamente, me sorprende que no te contrataran en esa agencia a la que te envié hace unos meses.
Ella dejó escapar un suspiro.
—A mí no. A pesar de lo que dicen, no quieren contratar a una madre soltera. No lo dicen en voz alta, claro, pero les preocupa que pidas días libres para cuidar de tu hijo... Estoy segura de que ése ha sido el problema.
—Bueno, en tu currículum dice que eres madre soltera, de modo que en Ideas Bárbaras ya lo saben. Y, sin embargo, quieren entrevistarte el lunes. Además, llevas a tu hija a una guardería, ¿no?
—Sí, pero...
—Pero nada. Tus circunstancias no son diferentes de las de una mujer casada. Lo que cuenta para Ideas Bárbaras es tu talento y tu capacidad profesional. Impresiónalos y el trabajo es tuyo.
__(Tn) tuvo que hacer un esfuerzo para no emocionarse. Había pasado por eso muchas veces y, al final, siempre se llevaba una tremenda desilusión.
—Hablas como si ya estuviera contratada. Pero hay otro candidato, ¿no?
—Pues... sí.
—Y supongo que está tan cualificado como yo.
—Pues... sí y no.
—¿Qué quieres decir?
—Nada. Sería muy poco profesional por mi parte decir algo negativo de una cliente —contestó Nicholas. «Una». De modo que era una mujer—. Pero déjame aconsejarte sobre lo que debes llevar a la entrevista: nada demasiado llamativo ni demasiado moderno. Podrías pensar que para una entrevista en Ideas Bárbaras debes ponerte algo muy moderno... pero te aseguro que tendrás más posibilidades si llevas algo más normal.
—¿Un traje de chaqueta, por ejemplo?
—No, demasiado formal. En estas circunstancias, yo sugiero algo más sencillo.
—¿Unos vaqueros? Tengo unos nuevos. Podría ponérmelos con una camisa blanca y una chaqueta.
—Ah, perfecto.
—Y podría hacerme un moño... ¿me maquillo?
—No mucho.
—Muy bien.
__(Tn) imaginó que la otra candidata debía ser una chica llamativa, que intentaba vender su atractivo sexual. Nada raro en el mundo de la publicidad. Quizá ahora que Harry Wilde había pasado de playboy a hombre casado quería ir sobre seguro. Y quizá Nicholas le estaba aconsejando que el tipo de mujer fatal no sería buena idea.
—¿Alguna cosa más?
—No. Sé tú misma y seguro que todo saldrá bien.
—Gracias por todo.
—De nada. Lo único que siento es no haber encontrado antes un empleo para ti.
—Pero si aún no me lo han dado.
—Te lo darán.
Ojalá pudiera tener tanta confianza, pensó ella, pero la vida le había enseñado a no hacerse ilusiones.
—Tengo una llamada por la otra línea, __(Tn). Buena suerte para el lunes.
Ella se percató entonces de que había dejado sola a Emily en el jardín. Y su corazón dio un vuelco, como el corazón de todas las madres.
Aunque era una niña muy tranquila; no se subía a los árboles, no rompía cosas y le gustaba jugar tranquilamente con sus muñecas. No se parecía nada a su padre. Para empezar, era mucho más lista.
Aun así, __(Tn) salió corriendo al jardín. Y, como casi siempre, descubrió a Emily jugando bajo la higuera. Era su casita y cada espacio entre las raíces del viejo árbol, las habitaciones. Su hija podía estar horas jugando allí.
Emily tenía una imaginación prodigiosa, como ella de pequeña. Quizá porque las dos eran hijas únicas. O quizá era un talento heredado. O ambas cosas.
Fuese lo que fuese, las chicas Denton eran muy creativas.
__(Tn) dejó escapar un suspiro. Deseaba aquel puesto en Ideas Bárbaras, no sólo por el dinero, sino porque le hacía falta. Ser camarera le sacaba de apuros, pero no quería servir mesas el resto de su vida. Quería usar su cabeza, crear algo, vivir la emoción del mundo de la publicidad.
—¿Quién era, mami? ¿Era Dora?
—__(Tn), que había terminado de colgar la ropa en el tendedero, se inclinó para tomar a su hija en brazos. Era la hora de comer.
—No, cariño, no era Dora. Era un señor.
—¿Un señor simpático?
—Sí, Emily, muy simpático.
—¿Es tu novio?
—¿Qué? No, qué va. Sólo es un señor que busca trabajo para la gente. Y parece que ha encontrado un trabajo para mí. Tengo que ir a una entrevista el lunes. Si me lo dan, ganaré más dinero y podré comprar muchas cosas bonitas.
Emily no parecía impresionada por la noticia. Todo lo contrario.
—¿Por qué no tienes novio, mami? Eres muy guapa.
__(Tn) soltó una carcajada.
—Pues... porque no he conocido a ningún hombre que me guste para novio.
Mientras lo decía, no dejaba de pensar en un hombre de ojos azul cobalto y sonrisa devastadora. Pero no, era mejor así. Había salido de aquel bar justo a tiempo.
—Además, te tengo a ti, cariño —sonrió, apretando a la niña contra su corazón—. No necesito a nadie más.
Pero ésa era la mentira más grande que le había dicho a su hija desde que le contó que le gustaba ser camarera. Porque la experiencia de la noche anterior le había demostrado que necesitaba algo más. Necesitaba sentirse como una mujer de vez en cuando, no sólo como una madre. Necesitaba los brazos de un hombre, necesitaba aliviar su frustración...
Algún día, tendría que encontrar una salida, pensó. Un hombre, evidentemente. Un novio, como Emily había sugerido.
Pero, ¿quién?
De nuevo, pensó en el hombre de ojos azules.
Bueno, evidentemente, no podía ser él porque estaba casado.
Si consiguiera el trabajo, además de estar haciendo lo suyo, tendría la oportunidad de estar rodeada de colegas. De hombres.
El mundo de la publicidad estaba lleno de homosexuales, pero no todos lo eran. Tenía que haber un hombre para ella en algún sitio. Un hombre atractivo, inteligente, soltero... y que fuese bueno en la cama.
Por supuesto, los hombres atractivos, inteligentes, solteros y buenos en la cama solían ser, también, insoportables. Eran hombres que lo tenían todo y no querían saber nada de compromisos. No habría futuro en una relación así.
__(Tn) dejó escapar un suspiro. ¿De verdad necesitaba esa complicación en su vida? ¿No sería mejor quedarse como estaba?
Los hombres no daban más que problemas. Siempre había sido así. Estaba mucho mejor sola, con Emily. Su hija era feliz, ella era feliz. Y sería mucho más feliz si consiguiera ese puesto de trabajo.
La frustración no era más que algo temporal. Se le pasaría. Algún día.
__(Tn) volvió a suspirar.
—¿Por qué suspiras, mami? —preguntó Emily—. ¿Estás cansada?
—Un poquito, cariño.
—¿Por qué no tomas un café? Siempre tomas café cuando estás cansada.
__(Tn) miró los preciosos ojos castaños de su hija, riendo.
—Me conoces muy bien, ¿eh?
—Sí, mami —contestó la niña, con ese extraño tono adulto que usaba a veces—. Te conozco. ¡Ah, mira, el coche de Dora! Vamos a contarle lo de tu trabajo.
—Aún no me lo han dado, Emily. Sólo es una entrevista.
—Te lo darán, mami —dijo ella, con la seguridad de una niña de cuatro años—. Te darán ese trabajo.
Espero que les guste el cap
COMENTEN
byeeee :D
—¿Está sonando el teléfono, mami —decía Emily, tirando de sus vaqueros—. Mami, ¿no me oyes? Está sonando el teléfono.
—¿Qué? Ah, sí. Gracias, cariño.
__(Tn) soltó la camiseta que estaba a punto de colgar en la cuerda y corrió hacia la casa.
A saber quién sería. Había llamado a Jack a primera hora para contarle el encuentro de la noche anterior... temiendo que notase algo raro.
Había tomado la decisión de darle el beneficio de la duda al señor Jonasy sólo le contó el incidente con la rubia... no la conversación que mantuvo con ella más tarde. Ni el baile.
Pero Jack la sorprendió diciendo que la esposa de Jonas había llamado para decir que no quería que volvieran a seguir a su marido. Todo era un malentendido y habían hecho las paces.
Luego le dijo, con un tonito bastante desagradable, que suponía lo que había pasado en casa de los Jonas esa noche.
—Es fácil de adivinar. Nuestro objetivo cumplió en la cama. Me habría gustado ser una mosca en la pared de ese dormitorio...
Esa imagen se había quedado en la cabeza de __(Tn) toda la mañana. También a ella le habría gustado ser esa mosca para mirar al hombre con el que había bailado, el hombre al que había deseado tan desesperadamente, haciéndole el amor a su esposa.
Sabía que era absurdo sentir celos de su mujer. Absurdo desear ser ella la que estuviera en la cama. Absurdo, ridículo.
Pero no podía dejar de pensar en ello. Apenas había pegado ojo la noche anterior y ahora, mientras corría hacia el teléfono, seguía viendo el brillo de deseo en sus ojos, recordaba su voz ronca, su excitación palpable.
¿Habría sido sincero cuando le dijo que era la primera vez que le pedía eso a una mujer? ¿Que nunca había sentido algo así?
__(Tn) se inclinaba a creerlo. Posiblemente, había bebido más de la cuenta. O llevaba mucho tiempo sin tener relaciones sexuales. Era una tontería pensar que había habido algo especial entre ellos.
En el fondo, era una romántica. Los hombres pensaban de forma diferente, sobre todo con respecto al sexo. Sólo había sido un revolcón potencial, nada más.
Quizá, cuando descubrió que había salido corriendo, se sintió aliviado. Quizá se fue a casa, sintiéndose culpable y de verdad hizo las paces con su esposa. Quizá no había usado el deseo que __(Tn) había incitado en él para hacerle el amor a una mujer que ya no le excitaba.
Pero, ¿por qué iba a hacer eso? ¿Por sus hijos? Quizá. La Navidad estaba a la vuelta de la esquina. Una familia debe estar unida en Navidad. Y él odiaba el divorcio. Él mismo lo había dicho. Incluso había querido brindar por el matrimonio...
Claramente, su matrimonio le importaba.
Tenía que dejar de pensar en él, decidió __(Tn) mientras descolgaba el teléfono de la cocina. No volvería a verlo. Fin de la historia.
—¿Sí? —contestó, sin aliento.
—¿__(Tn) Denton?
—Sí, soy yo.
—Soy Nicholas Hanks, de Adstaff.
—¿Perdón? Ah, sí, Adstaff, la agencia de empleo. Hacía tiempo que no sabía nada de vosotros.
—Como te dije hace unos meses, en este momento no hay mucha demanda para diseñadores gráficos. Pero ayer quedó un puesto vacante y me acordé de ti enseguida.
—¿Ah, sí? ¿Por qué de mí especialmente? —preguntó __(Tn), cauta. Conocía a la gente de las agencias de empleo y sabía que a veces eran demasiado optimistas.
—Porque esta agencia de publicidad quiere alguien que pueda empezar de inmediato. No quieren entrevistar a nadie que ya tenga trabajo.
A __(Tn) se le encogió el corazón. Tenía que haber docenas de diseñadores gráficos sin trabajo en Sidney. De nuevo, la posibilidad de conseguir aquel empleo era mínima.
—¿Qué agencia es? —preguntó.
—Ideas Bárbaras.
—Ah, me encantaría trabajar para ellos.
A ella y a cualquier diseñador gráfico. Ideas Bárbaras era una agencia pequeña comparada con algunos gigantes de la publicidad, pero era la más innovadora. Dirigida por Harry Wilde, tenía fama de convertir a sus diseñadores gráficos en directores creativos, en lugar de buscar talentos en otras agencias.
—Sí, ya imaginé que te gustaría. Tienes una entrevista con ellos el lunes a las diez en punto.
—¿Tan pronto? —murmuró__(Tn). Tendría que pedir la mañana libre en el restaurante. Afortunadamente, el lunes era el día más tranquilo...
—¿Puedes empezar a trabajar de inmediato?
—Desde luego que sí. Pero seamos sinceros... ¿Ni— cholas? ¿Qué posibilidades hay de que eso ocurra?
—En realidad, tienes muchas posibilidades. Hemos enviado todos los currículum de artistas gráficos que tenemos y sólo han elegido dos. El tuyo es uno de ellos —contestó Nicholas—. Aparentemente, tienen que contratar a alguien de inmediato y no quieren perder el tiempo. Tengo aquí delante tu currículum y sé que estás capacitada para ese puesto, __(Tn). Francamente, me sorprende que no te contrataran en esa agencia a la que te envié hace unos meses.
Ella dejó escapar un suspiro.
—A mí no. A pesar de lo que dicen, no quieren contratar a una madre soltera. No lo dicen en voz alta, claro, pero les preocupa que pidas días libres para cuidar de tu hijo... Estoy segura de que ése ha sido el problema.
—Bueno, en tu currículum dice que eres madre soltera, de modo que en Ideas Bárbaras ya lo saben. Y, sin embargo, quieren entrevistarte el lunes. Además, llevas a tu hija a una guardería, ¿no?
—Sí, pero...
—Pero nada. Tus circunstancias no son diferentes de las de una mujer casada. Lo que cuenta para Ideas Bárbaras es tu talento y tu capacidad profesional. Impresiónalos y el trabajo es tuyo.
__(Tn) tuvo que hacer un esfuerzo para no emocionarse. Había pasado por eso muchas veces y, al final, siempre se llevaba una tremenda desilusión.
—Hablas como si ya estuviera contratada. Pero hay otro candidato, ¿no?
—Pues... sí.
—Y supongo que está tan cualificado como yo.
—Pues... sí y no.
—¿Qué quieres decir?
—Nada. Sería muy poco profesional por mi parte decir algo negativo de una cliente —contestó Nicholas. «Una». De modo que era una mujer—. Pero déjame aconsejarte sobre lo que debes llevar a la entrevista: nada demasiado llamativo ni demasiado moderno. Podrías pensar que para una entrevista en Ideas Bárbaras debes ponerte algo muy moderno... pero te aseguro que tendrás más posibilidades si llevas algo más normal.
—¿Un traje de chaqueta, por ejemplo?
—No, demasiado formal. En estas circunstancias, yo sugiero algo más sencillo.
—¿Unos vaqueros? Tengo unos nuevos. Podría ponérmelos con una camisa blanca y una chaqueta.
—Ah, perfecto.
—Y podría hacerme un moño... ¿me maquillo?
—No mucho.
—Muy bien.
__(Tn) imaginó que la otra candidata debía ser una chica llamativa, que intentaba vender su atractivo sexual. Nada raro en el mundo de la publicidad. Quizá ahora que Harry Wilde había pasado de playboy a hombre casado quería ir sobre seguro. Y quizá Nicholas le estaba aconsejando que el tipo de mujer fatal no sería buena idea.
—¿Alguna cosa más?
—No. Sé tú misma y seguro que todo saldrá bien.
—Gracias por todo.
—De nada. Lo único que siento es no haber encontrado antes un empleo para ti.
—Pero si aún no me lo han dado.
—Te lo darán.
Ojalá pudiera tener tanta confianza, pensó ella, pero la vida le había enseñado a no hacerse ilusiones.
—Tengo una llamada por la otra línea, __(Tn). Buena suerte para el lunes.
Ella se percató entonces de que había dejado sola a Emily en el jardín. Y su corazón dio un vuelco, como el corazón de todas las madres.
Aunque era una niña muy tranquila; no se subía a los árboles, no rompía cosas y le gustaba jugar tranquilamente con sus muñecas. No se parecía nada a su padre. Para empezar, era mucho más lista.
Aun así, __(Tn) salió corriendo al jardín. Y, como casi siempre, descubrió a Emily jugando bajo la higuera. Era su casita y cada espacio entre las raíces del viejo árbol, las habitaciones. Su hija podía estar horas jugando allí.
Emily tenía una imaginación prodigiosa, como ella de pequeña. Quizá porque las dos eran hijas únicas. O quizá era un talento heredado. O ambas cosas.
Fuese lo que fuese, las chicas Denton eran muy creativas.
__(Tn) dejó escapar un suspiro. Deseaba aquel puesto en Ideas Bárbaras, no sólo por el dinero, sino porque le hacía falta. Ser camarera le sacaba de apuros, pero no quería servir mesas el resto de su vida. Quería usar su cabeza, crear algo, vivir la emoción del mundo de la publicidad.
—¿Quién era, mami? ¿Era Dora?
—__(Tn), que había terminado de colgar la ropa en el tendedero, se inclinó para tomar a su hija en brazos. Era la hora de comer.
—No, cariño, no era Dora. Era un señor.
—¿Un señor simpático?
—Sí, Emily, muy simpático.
—¿Es tu novio?
—¿Qué? No, qué va. Sólo es un señor que busca trabajo para la gente. Y parece que ha encontrado un trabajo para mí. Tengo que ir a una entrevista el lunes. Si me lo dan, ganaré más dinero y podré comprar muchas cosas bonitas.
Emily no parecía impresionada por la noticia. Todo lo contrario.
—¿Por qué no tienes novio, mami? Eres muy guapa.
__(Tn) soltó una carcajada.
—Pues... porque no he conocido a ningún hombre que me guste para novio.
Mientras lo decía, no dejaba de pensar en un hombre de ojos azul cobalto y sonrisa devastadora. Pero no, era mejor así. Había salido de aquel bar justo a tiempo.
—Además, te tengo a ti, cariño —sonrió, apretando a la niña contra su corazón—. No necesito a nadie más.
Pero ésa era la mentira más grande que le había dicho a su hija desde que le contó que le gustaba ser camarera. Porque la experiencia de la noche anterior le había demostrado que necesitaba algo más. Necesitaba sentirse como una mujer de vez en cuando, no sólo como una madre. Necesitaba los brazos de un hombre, necesitaba aliviar su frustración...
Algún día, tendría que encontrar una salida, pensó. Un hombre, evidentemente. Un novio, como Emily había sugerido.
Pero, ¿quién?
De nuevo, pensó en el hombre de ojos azules.
Bueno, evidentemente, no podía ser él porque estaba casado.
Si consiguiera el trabajo, además de estar haciendo lo suyo, tendría la oportunidad de estar rodeada de colegas. De hombres.
El mundo de la publicidad estaba lleno de homosexuales, pero no todos lo eran. Tenía que haber un hombre para ella en algún sitio. Un hombre atractivo, inteligente, soltero... y que fuese bueno en la cama.
Por supuesto, los hombres atractivos, inteligentes, solteros y buenos en la cama solían ser, también, insoportables. Eran hombres que lo tenían todo y no querían saber nada de compromisos. No habría futuro en una relación así.
__(Tn) dejó escapar un suspiro. ¿De verdad necesitaba esa complicación en su vida? ¿No sería mejor quedarse como estaba?
Los hombres no daban más que problemas. Siempre había sido así. Estaba mucho mejor sola, con Emily. Su hija era feliz, ella era feliz. Y sería mucho más feliz si consiguiera ese puesto de trabajo.
La frustración no era más que algo temporal. Se le pasaría. Algún día.
__(Tn) volvió a suspirar.
—¿Por qué suspiras, mami? —preguntó Emily—. ¿Estás cansada?
—Un poquito, cariño.
—¿Por qué no tomas un café? Siempre tomas café cuando estás cansada.
__(Tn) miró los preciosos ojos castaños de su hija, riendo.
—Me conoces muy bien, ¿eh?
—Sí, mami —contestó la niña, con ese extraño tono adulto que usaba a veces—. Te conozco. ¡Ah, mira, el coche de Dora! Vamos a contarle lo de tu trabajo.
—Aún no me lo han dado, Emily. Sólo es una entrevista.
—Te lo darán, mami —dijo ella, con la seguridad de una niña de cuatro años—. Te darán ese trabajo.
Espero que les guste el cap
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byeeee :D
maru!!
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