Beautiful Destination 《 Larry Stylinson》TERMINADA

Para desgracia de Louis, su madre había llegado, y lo esperaba en la entrada, con las luces apagadas y los brazos en jarras. Tenía tal expresión de odio en la mirada que todo el valor de Louis se esfumó en un segundo. Trató de pensar en Harry y eso le alivió.
Lo siguiente que le pasó a Louis, como tantas otras veces, fue como un torbellino. Recordaba en fracmentos a su madre gritándole que qué horas eran esas para llegar, que dónde se había creído que estaba... recordaba también que, debido a que estaba lleno de arena, su madre había decidido “lavarlo”, lo llevo hasta el baño y lo empujó contra la bañera, que estaba llena. Recordaba como su madre le había hundido la cabeza en el agua repetidas veces, casi sin dejarle respirar, tragando agua, tosiendo. Por eso, cuando abrió los ojos, tumbado en el frío suelo del baño, todo empapado, por un momento no sabía qué le había pasado. Fuera aun era de noche, por lo que dedujo que apenas habían pasado unos minutos. Se dio cuenta de que le sangraba el labio, se limpió con la manga de la camiseta y se fue a su habitación a desinfectar la herida. Quería ducharse rápido, estaba helado y lleno de arena, pero temía despertar a su madre. Se limitó a bajar a por una toalla y secarse como pudo, se cambió de ropa y se echó en la cama, tapándose hasta arriba, tiritando.


Al día siguiente se despertó con fiebre, se notaba arder. Cuando logró levantarse de la cama, le dolía la cabeza horrores y se mareaba, pero no le importó. Se dio su tan ansiada ducha una vez hubo comprobado que su madre se había ido, y se secó el pelo a conciencia. Intentó desayunar, pero le entraron arcadas nada más ver el cartón de leche, así que desistió. Estuvo a punto de caerse un par de veces, le fallaban las piernas y le costaba respirar. Por fin salió a la calle, donde lo esperaba Harry.


-¡Louis! Por Dios, ¿qué te pasa?-Harry lo vio en ese estado tan deplorable y se preocupo al instante.


-N...nada, estoy... bien.


-¡Es obvio que no estás bien! ¡Ven aquí!-Lo agarró por la cintura y lo atrajo hacia sí, viendo que estaba a punto de caerse. Juntó su frente con la de él, para comprobar la temperatura.


-¡Estás ardiendo! Debes tener por lo menos 39º... ¡No puedes ir al colegio, quédate en casa!.


-¡No! ¡No, Harry, por favor! Ella volverá al mediodía.


-¡Ella! ¡Ella te ha hecho esto! ¡Tienes que...! ¡Louis!-Justo en ese momento, a Louis le habían fallado las piernas y, de no ser por que estaba sujeto por Harry, hubiera caído al suelo.


-Estoy bien.... de verdad.


-Louis, por favor, no me hagas esto.


-Va... vamos a clases. Si notas que no aguanto, llévame a la enfermería. Pero en casa no, no.


-Está bien, no te esfuerces.


-Gracias Harry.


-Apóyate en mi.


Caminaron así hasta llegar al instituto. Para Louis era un alivio sentarse en la silla, ya que no tenía que esforzarse por mantenerse en pie. La primera hora consiguió aguantar, pero a segunda se desmayó. Harry, horrorizado, lo llevó cargando hasta la enfermería, corriendo. Cuando despertó, lo primero que vio fue la cara de su salvador, que lo miraba preocupado, sentado en un taburete junto a su cama.


-¡Louis! ¿Cómo estás? ¡Iré a avisar a la enfermera!- Dicho esto se fue corriendo, sin dejar contestar al chico. Volvió al poco rato, acompañado de una enfermera, que lo saludó amablemente.


-¿Cómo te encuentras?


-Mejor.


-Tienes fiebre muy alta. Tómate esto y descansa. Y tu- dijo dirigiéndose a Harry- debes volver a clase.


-Pero...- Intento protestar.


-Nada de peros, ven  por él cuando terminen las clases, te prometo que no lo dejaré moverse. Harry no sequería mover pero tuvo que.


-Harry, estoy bien, no te preocupes.


-De acuerdo. Descansa.


-Sí.-Louis esbozó una pequeña sonrisa (sus labios dolian malditamaente), intentando que no se preocupara demasiado. Al rato se quedó dormido otra vez. Lo despertó Harry cuando las clases acabaron. La enfermera estaba con él.


-Bueno, Louis te ha bajado un poco la fiebre, pero debes cuidarte. Tómate esto en la noche y a ver si mañana estás mejor.


-Muchas gracias, enfermera.


-Toma tu chaqueta.


-Gracias, Harry


-¿Puedes caminar?-Preguntó pero Louis no respondió si no que probó a ponerse de pie, pero le volvieron a fallar las piernas y tuvo que sentarse.


-Es normal, estás sin fuerzas, no has comido nada.


-No se preocupe, enfermera, he traído bici, lo llevaré yo.


-¿Tienes bici?- Preguntó Louis, sorprendido.


-Claro vamos sube, que te llevo hasta allí, que si no eres capaz de caerte escaleras abajo en cuanto me despiste.- Rió tenuemente ante tal idea.


-Ok.


-Venga, cuidate, muchacho.-Le recomendó la enfermera.


-Muchas gracias.-Harry llevó a Louis hasta el aparcamineto de bicicletas, donde los esperaba la suya.


-¿Cuándo has traído la bici?


-Bueeeeno... Digamos que hice una escapadita para traerla.


-Harry- Louis lo reprendió 


-No refunfuñes. Fuiste tu quien quiso venir a pesar de estar convaleciente.


-Si, pero- Intento buscar una excusa pero Harry no lo dejo.


-Bueno, vamos al restaurante de Sophie a comer, que debes estar hambriento.


-No mucho.


-Pero algo tendrás que tomar. Vamos sube.


-Está bien, pero que sepas que esto del asiento atrás es muy anticuado.- Dijo con descontento.


-¡Menos quejarse! Y sube ya.- hizo un ademan con la mano, intentando a presurarlo ya que sentía que Louis caería en cualquier momento.


-La verdad duele.


-¡Oye!.


-Esta bien.- Louis se sentó de lado, abrazado a Harry para no caer. El conductor comenzó a moverse sin dificultad, mientras el movimiento de la bicicleta y el aire en la cara hicieron que Louis se quedara dormido apoyado en Harry.


-Eh, despierta, Lou que ya llegamos.


-¡Uy! Lo siento.-Se medio sonrojo.


-¿Ves? Cuando te digo que eres bello, es por algo.- Dijo Harry pellizcándole las mejillas.


-¡Bah! Y tu eres muy tonto.- Lo imitó, tirándole de las mejillas también.


-Anda, vamos.


-Si, si, lo que tu digas, jefe.


-¡Qué poco agradecido! Aún por encima que me preocupo por ti.


-Bueno, bueno- Louis miró a ambos lados de la calle, para comprobar que no había nadie.- Aquí tienes.- Dicho esto se acercó rápidamente a Harry tirando de él hacia abajo por la camisa y le dio un beso.


-Eso está mejor.-Dijo éste, radiante. Ambos entraron en el local de Sophie, que los vio enseguida y corrió a saludar.


-¡Hola, guapos!-Exclamó con gran alegría.


-Hola Sophie.


-¡Hola!


-Louis, tienes mala cara, ¿te pasa algo?


-No... No te preocupes Sophie.


-¡No le hagas caso! Tiene muchísima fiebre.


-¡Oh! Deberías descansar- Louis sonrió como respuesta.- Bueno, te preparé mi sopa especial, ¡es capaz de curar cualquier cosa! Te vendrá bien, ya verás.


-Muchas gracias Sophie, eres la mejor.- Le agradeció Louis.


-¿Qué te ponogo a ti, señorito?-Se dirijio a Harry ahora.


-Me gustaría probar esa magnífica sopa también.


-De acuerdo, de acuerdo.-Dicho esto, se fue. Louis miró a Harry, preocupado.


-No tienes por que comer lo mismo que yo.


-Tranquilo. Creo que te pondrías a vomitar o algo así si me pongo a comer otra cosa delante tuya.


- Puede ser.


Sophie volvió un rato después, con dos platos de una caliente sopa, que olía de maravilla, orgullosa de si misma.


-¡Wao! Qué bien huele.- Exclamó Harry.


-Vamos, pruebenla y me dicen qué tal.- Ambos hicieron lo que les pedía, y con cuidado de no quemarse, la metieron en la boca. Harry fue el primero en hablar.


-¡Esto está muy rico!


-Si, Sophie, ¡está muy buena!- Dijo también Louis. Sophie rió, encantada.


-Me alegro mucho. Ya verás, esto es mucho mejor que cualquier medicina.


-No lo dudo. Gracias otra vez.


-No te preocupes, chico. Lo importante es que te pongas bien.


-¡Eso, eso!- La coreó Harry. Cuando estuvo satisfecha de los elogios que le echaban, Sophie se fue. Los chicos se quedaron discutiendo qué haría Louis después.


-¡Deberías volver a casa!


-Harry, por favor.


-¿Y qué quieres hacer?-Preguntó


-Nada especial, iré a trabajar, como siempre. Por favor, no me hagas volver a casa. Sabes que si me lo pides, lo haré. Pero por favor.


-Está bien, está bien... Eres un caso. Solo te dejaré ir al trabajo por que estás sentado, que lo sepas, y te llevaré yo y hasta que no te vaya a buscar no te muevas de allí, ¿entendido?.


-Pero Harry, no quiero molestarte.


-¡Venga ya! Sabes que no me importa, y que haría cualquier cosa por ti, esto y mucho más.- Louis bajó la cabeza, avergonzado. Las palabras de Harry eran como una bendición para él, cada cosa que decía era como si borrara todo lo que había vivido antes de conocerle, poco a poco, iba sanando su corazón, haciéndole olvidar las cosas malas. Era una cosa que lo hacía infinitamente feliz, pero también infinitamente triste por que, aunque evitara pensarlo, no podía hacer nada por pensar que todo eso podía acabarse. Se sentía como si le hubiera entregado su corazón a Harry y ahora este descansara en sus manos, a merced de lo que le pasara, o de lo que quisiera hacer con él. Y le daba miedo depender tanto de alguien, pero a la vez lo hacía inmensamente feliz. La sensación cuando Harry lo tocaba no podía describirsera como si cada roce fuera una pequeña descarga que recorría todo su cuerpo, buscando un lugar para salir, y llegara hasta su corazón, haciéndolo latir desenfrenadamente. 


-Vamos, sube ya.


-Está bien.


Harry llevó a Louis al trabajo, asegurándose de que le esperara hasta que lo fuera a recoger. La tarde fue larga para Louis, quien debía luchar por no caer dormido, sobretodo cuando no había clientes. Leer libros no le ayudaba, por que se le nublaba la vista del esfuerzo y se cansaba. Al final llegó la hora de cerrar sin que pasara nada, pero Harry todavía no había llegado, así que se sentó en la escalera de la entrada a esperarle. Llegó un poco más tarde.


-¿Llevas mucho esperando?-Preguntó cuando por fin llego.


-No, no mucho.- Lo ayudó a levantarse y se fueron a casa. Pero Harry paró antes de llegar, y condujo a Louis a la playa. Se sentaron en la arena.


-Bueno, Louis, creo que es hora de que me cuentes que es lo que te ha pasado.- Le acarició suavemente la herida que tenía en los labios.


-Nada importante.


-Louis, te dejo ayer en casa y hoy apareces con muchísima fiebre y con heridas en la cara, ¿cómo puedes decir “nada importante”? - Louis guardo silencio como era costumbre cuando no quiería o se sentía presionado o hasta avergonzado, pero Harry continuo hablando-Se que no será algo que te guste recordar. Creo que se lo que te pasa, pero me gustaría que me lo dijeras tu.


-¿Cómo que lo sabes?


-¡Oh, vamos! Desde aquel día que te eschaste casi a llorar en el suelo, lo sospeché.


-¿Qué sospechaste?-Preguntó Louis con cautela


-¿Prefieres que lo diga yo?


-Si.- Pero fue turno de Harry de silenciar-Es difícil, ¿verdad?- Dijo Louis esbozando una pequeña sonrisa.


-Mucho.


-Lo siento.


-No te disculpes, yo sí que lo siento.


-Creo que si lo dices, al final me sentiré mejor, así que tranquilo.


-Tu madre te hace eso.- No era una pregunta, era una afirmación. Al escuchar su situación tan claramente de los labios de Harry, se sintió hundido. Creía que estaría preparado para contarle todo lo que le pasaba, pero escuchar esas palabras en alto hacía que tomasen un significado muchísimo más devastador del que tenían en su mente. Se había quedado sin habla, sabía que se desmoronaría si decía algo, pero quería hablar con Harry, aunque le doliera, quería contarselo todo, deshacerse de esa carga que tenía que soportar él solo, al menos durante unos minutos. Sabía que si se lo contaba él compartiría esa carga con él, pero tampoco quería hacerle sufrir.


-Lou, si no quieres no hace falta que me lo cuentes.


El chico le hizo callar, sí que quería contárselo, solo necesitaba que las palabras salieran de su boca. Respiró hondo, controlando sus emociones, al menos durante unos momentos, y comenzó a hablar. Le contó su historia. Todo había empezado tras la muerte de su padre, su madre día a día se volvía más y más fría. Al principio solo le gritaba, cualquier cosa que hiciera le bastaba para castigarlo, pero poco a poco se fue volviendo más violenta, un empujón por aquí, un puñetazo por allá... Al final se conviritó en una especie de monstruo para Louis  que se escondía en las profundidades de su casa, atento a cualquier movimiento para comérselo. Daba igual lo bien que se portara, daba igual que no hicera ningún ruido, aquel monstruo siempre lo encontraba, siempre estaba ahí. La mayoría de las veces eran solo golpes, pero muy de vez en cuando pasaba algo peor, como lo que le había hecho el día anterior. Louis sólo recordaba otras dos ocasiones en las que se había comportado así. La primera fuera hacía años, cuando el chico pasó una noche entera fuera de casa y al volver le quemara la espalda con una vela. La segunda, hacía unos meses, cuando lo había tirado por las escaleras. 


-¿Te quemó la espalda? ¡Como pudo hacer eso!- Exclamó Harry con espanto al saber tal cosa.


-Sabía que no iba a huír de ella... Me quemó varias veces con la cera.

 
-No entiendo por qué no te alejas de ella.


-No es tan sencillo.


-Déjame ver.- Dijo Harry derrepente confundiendo un poco a Louis.


-¿Qué?


-Tu espalda, déjamela ver.- Dijo Harry acercándose, subiéndole la camiseta.


-No... ¡No!- El otro lo intentó apartar, pero lo único que consiguió fue que se detuviera.


-Por favor, Louis, quiero ver lo que te ha hecho.- Dijo mirándolo fijamente con esos hermosos ojos verdes.


-Fue hace mucho tiempo, ya no duele, de verdad.


-Aún así quiero verlo.


-Harry


-Por favor- Louis bajó la cabeza, apesadumbrado, sabía que no podía negarse a nada que él le pidiera. Harry entendió el gesto y sin decir una palabra lo cogió por las axilas y lo colocó entre sus dos piernas.


-¡Ey! No hagas eso tan de repente.- Harry estaba tan concentrado que solo asintió con la cabeza. A Louis le estaba dando tanta vergüenza aquello que se limitó a bajar la cabeza y cerró los ojos con fuerza. Harry le subió la camiseta, y pudo ver la espalda de Louis. Tenía quemaduras sobre todo en la zona superior, donde se acumulaban y juntaban, pareciendo una sola quemadura enorme. Luego tenía dos o tres por el resto de la espalda. Harry pasó los dedos por la quemadura, suavemente, provocando un escalofrío en el cuerpo del otro.


-Te protegeré de esa mujer.- Dicho esto comenzó a besarle la espalda quemada, muy despacio. Louis se llevó las manos a la cara, muerto de vergüenza.


-Eres un pervertido.- Le dijo por lo bajo.


-Besaré cada lugar donde te haga daño para sacar su presencia de ti.- Dicho esto le bajó la camiseta de nuevo, colocándosela, a tiempo que Louis, al oír esas palabras se echaba a llorar incontrolablemente. Al notarlo, Harry hizo que se apoyara en él.


-N-No quiero... que me... me veas... así.- Le dijo Louis, tapándose la cara.


-No te miraré, pero puedes apoyarte en mi. Lo sabes. Siempre que quieras.


-Te quiero.- Estas palabras pillaron de sorpresa a Harry quien, esbozando una sonrisa, dijo:


-Yo también te quiero.





Después de la tempestad siempre llega la calma, que puede ser más o menos duradera, pero a Louis le bastaba con que llegara. Si se ponía a pensar en cuándo sería la próxima vez que su madre estallara, simplemente no podría vivir, así que procuraba no pensar en eso. Para esto contaba con la imprescindible ayuda de Harry Cuando estaba con él no se acordaba de nada, el mundo se esfumaba a su alrededor, la gente, los edificios, el pasado, todo parecía difuminarse y ya no era capaz de percibir nada más que al chico que tenía al lado. 


Habían pasado dos semanas desde el incidente y todo parecía ir mejor. Ahora caminaba hacia el colegio con Harry, era sábado, día de actividades y el único que podía asistir al club de tiro con arco. Aquel día tenían torneo y a pesar de que, debido a la falta de práctica, Louis no era de los mejores y sabía que no podía ganar, su habilidad le bastaba para que el entrenador decidiera que, a pesar de todo, participara. Harry estaba encantado, ya que por fin iba a poder ver a Louis con el arco, algo que llevaba queriendo hacer desde el momento en que se enteró de lo que hacía. Se había imaginado cómo sería Louis, su expresión, pero no podía esperar a verlo.


-¿Estás nervioso?- Le preguntó.


-Un poco.


-Lo harás genial, ya verás.- Louis rió, divertido.


-Nunca me has visto, pero estás convencido de eso ¿Qué te hace pensar que no soy un inútil con el arco?


-Llámalo intuición.


-Espero cumplir tus expectativas, entonces.


-Lo harás, seguro.- Harry estaba radiante, y eso le infundió valor a Louis, quien por primera vez tenía alguien que fuera a verlo, que estaría ahí, animándolo, viendo cómo lo hacía, y era una sensación increíble. Se dijo que, al menos, intentaría ganar aunque no tuviera posibilidad alguna.


Se despidieron pues Louis fue a cambiarse y Harry subió a las gradas. La competición tardó media hora en empezar. Cuando fue el turno de Louis el otro, desde las gradas, sintió que su corazón daba un vuelco. Vio como Louis se colocaba y quedó hechizado por sus ojos, esos ojos como el agua del mar, que se mostraban concentrados, y por su expresión de paz absoluta. Tenía ganas de levantarse, saltar el muro que los separaba y acercarse tanto como pudiera a él, mirar su rostro desde más cerca, perderse en el fondo de sus ojos, acariciar cada centímetro de su piel, su pelo. Le costó contenerse y no saltar de verdad, pero despertó de sus ensoñaciones cuando Louis disparó la flecha y esta acertó un poco a la derecha del centro. Después de todo, lo hacía genial.

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Hola, nuevo cap, espero les guste o y no sé pero mientras escribía este cap estaba es cuchando una canción que no sé pero me inspiro, es de My Chemical Romance se llama The only hope for me is you y es una canción hermosaaa bueno besos y abrazoss.