Beautiful Destination 《 Larry Stylinson》TERMINADA

Cuando abrió los ojos, no pudo ver nada. Le dolía horrores el brazo y olía a hospital. Comenzó a palpar a su alrededor y pudo deducir que estaba en una cama. De pronto sus manos tocaron otras, y una cabeza con cabellos rizados suaves.


-¿Harry?- Siguió tocando, el otro no le respondía, por lo que gritó su nombre más fuerte. Esta vez el otro, que estaba dormido, despertó y lo oyó.


-¡¡Louis!! Louis ¿estás bien?


-¡Harry! Harry ¿Dónde estás? No veo nada-Movio sus manos desesperadamente.


-Tranquilo, no tienes nada en los ojos, deja que se acostumbren, llevas dormido una semana.


-¿¡Una semana!?.... Oh, espera, ya veo algo-Dijo cuando comenzo a distinguir los colores del cuarto.


-Me alegra que hayas despertado- Harry le cogió la mano y se la besó suavemente, para después acercarla a su cara mientras cerraba los ojos, respirando tranquilamente por primera vez en toda la semana, que para Harry había pasado tan lenta como 100 años.


-Harry, tienes ojeras ¿Cuánto llevas aquí?


-Toda la semana.


-¿¡Has estado aquí toda la semana!?-Preguntó sorprendido


-Si. Al principio no me dejaron quedarme, pero les armé una buena escena y accedieron.


-Estás loco-Louis nego con su cabeza


-Bueno, podría verse así.


-Además, estás más delgado ¡No me digas que tampoco has comido!


-Al principio no. Luego las enfermeras empezaron a traerme comida.


-Harry Como se te...-Fue interrumpido.


-Si no quieres que haga estas cosas, no deberías dejar tú que te hicieran eso a ti- Ante esto, Louis cayó, no podía defenderse de ninguna manera a ese reproche, porque sabía muy bien que Harry tenía razón. Tan solo bajó la cabeza, abatido-Lo siento, no debía decir eso.


-No, tienes razón, lo siento muchísimo.


-No te disculpes, venga, lo bueno es que ya ha pasado todo.


-Gracias, Harry.- Louis hizo ademán de incorporarse, pero el brazo todavía le dolía. Harry se dio cuenta y lo ayudó. Colocaron unos cojines y Louis pudo recostarse en ellos sin necesidad de tumbarse completamente.- Bueno, ahora que ya estoy despierto y bien, deberías ir a casa y darte una ducha, comer decentemente y cambiarte de ropa, ¿no te parece?


-Si, la verdad es que si- La verdad era que no se quería ir, pero sabía que Louis tenía razón así que se levantó y después de besarlo, se fue, no sin antes avisar a las enfermeras que Louis ya había despertado.


Cuando Harry se fue, el otro de repente se vio acosado por unas cuantas enfermeras que comenzaron a inspeccionarlo de arriba a abajo y después de estar seguras de que estaba bien, se fueron. En ese momento, Louis pudo echar un vistazo a la habitación. Tenía una pequeña televisión, que estaba encendida, donde estaban echando dibujos animados. Al principio no entendió muy bien porqué, pero al mirar a su izquierda encontró la razón. Allí había una niña pequeña, de unos 8 años, que al igual que él tenía inyectada una bolsa de suero. Cuando se percató de que Louis la miraba se giró y le sonrió.


-Buenos días, Louis- Le saludo con voz calida.


-B-buenos días....


-Isabella, pero puedes llamarme Bella.


-B-Bella, eh ¿Cómo sabes mi nombre?


-Me he hecho amiga de Harry, y me ha contado muchas cosas sobre ustedes.- La niña sonreía inocentemente mientras hablaba con él, no parecía estar muy enferma y Louis no encontraba explicación a qué estaba haciendo ahí. Desde luego se la veía feliz, radiante, una niña inocente y tierna, sin prejuicios.- Me alegra que hayas despertado, Harry estaba muy preocupado.


-Lo se.


-Tú no has estado solo ni un momento.-Le informo la niña dandole una de esas sonrisas que se transmiten.


Louis le sonrió a Bella, ella era de esas niñas que son más maduras que el resto de las de su edad, pero que aun tenía esa inocencia propia de los niños pequeños, y aquello a Louis le resultó sorprendente y encantador. Además, le resultaba muy fácil hablar con ella.


- ¿Y qué hace una niña tan guapa como tú en un lugar como este?- La verdad es que era verdad que era muy guapa. A pesar de estar ingresada, estaba radiante. El pelo rojizo y rizado le caía a ambos lados de la cara y le llegaba hasta la cintura, enmarcando un rostro algo redondo y unos preciosos ojos gris. Ante el comentario de Louis Bella rió, con esa risa pura y cristalina que hace que todas las preocupaciones se vayan de golpe.


-Harry me preguntó exactamente lo mismo cuando nos conocimos.

 
-Nos suele pasar.- Sonrió Louis, recordando todas las coincidencias que había hecho que ellos dos se conocieran y se enamoraran. Y agradeciendo que el destino les hubiera permitido encontrarse.


-Bueno, tengo una enfermedad que me obliga a venir dos veces por semana para cambiar mi sangre- Louis lo entendió al momento que se trataba de Leucemia y no pudo más que lamentarse. Que una niña tan pequeña tuviera que sufrir eso era horrible.- No te preocupes, no me importa nada. Sabes, siempre me acompañan mis mamás, aunque tengan mucho trabajo, así que no estoy sola.


-Me alegro mucho por ti. Pero ¿Has dicho “mamás”?- Bella rió ante la sorpresa de Louis.


-Bueno, es que no tengo papá, si no dos mamás. Es un poco raro, pero no me importa, ellas se quieren muchísimo y a mi también me quieren, así que está bien.


-Eh..- Louis quería seguir preguntándole, pero no se atrevía. Tenía curiosidad por lo que la niña le estaba contando.


-¿Quieres que te cuente toda la historia?


-B-Bueno... si no te importa.


-¡Bien! No me importa nada. Mira, a mi mamá la dejó embarazada un hombre malo y estaba muy triste pero me quería, así que no dudó en ningún momento el tenerme. Aunque se le hacía difícil, debido a que su mamá, mi abuela, no estaba de acuerdo y se tuvo que ir de casa pero estaba contenta. Un buen día, cuando yo solo tenía un año, conoció a mami y se enamoraron. Y aunque no se pueden casar porque son dos mujeres, no les importó ¿Sabes? A veces los niños se ríen de mi porque no tengo papá, y yo no lo entiendo muy bien, pero mis mamás siempre me dan besos, me ayudan a hacer los deberes, a bañarme, me cepillan el pelo, me leen cuentos y muchas más cosas buenas, así que pienso que tengo mucha suerte. También sé que hay muchos niños a los que sus papás los tratan mal, y yo prefiero tener dos mamás que me quieren, que un papá y una mamá que no lo hagan o que todo el tiempo esten discutiendo ¿A ti también te parece raro?


-En absoluto, tienes mucha suerte de que te quieran tanto.


Louis entendía perfectamente a Bella, a él le hubiera gustado que su madre lo tratara la mitad de bien de lo que lo hacían las madres de Bella. También le hubiera dado igual que sus padres hubieran sido mujeres, hombres o alienígenas, con tal de que lo quisieran, pero eso era algo de que jamás podría disfrutar. Al menos le alegraba que hubiera niños como Bella, que pudieran tenerlo en su lugar.


-Louis tú también tienes a alguien que te quiere mucho, ¿sabes? ¡Sólo con ver cómo te mira Harry, se ve a kilómetros que le gustas mucho y que te quiere un montón!


-Eres una niña muy inteligente, Bella.


-¡Gracias! Pero no hace falta ser un genio para darse cuenta- dijo esta riendo.


-Por cierto, ¿cómo se llaman tus mamás?


-Pues mamá se llama Alice, y mami se llama Irene.


-Me pregunto cómo serán, después de oír tantas cosas buenas de ellas.


-¡Son muy guapas! Están esperando fuera a que las dejen pasar, ¡ya verás!


Se pasaron el resto de la mañana hablando de muchas cosas, Bella le contó cosas de su colegio, sus amigos, charlaron sobre dibujos animados, cuentos y más cosas. Pasado un tiempo llegó Harry que se unió encantado a la conversación y poco después entraron Alice e Irene, que corrieron a abrazar a Bella, sonrientes. Tal como había dicho la niña, las chicas eran preciosas, Alice tenía el pelo cortado a la altura del cuello y negro y era la más bajita, mientras que Irene era un poco más alta y lucía una brillante melena pelirroja. Ambas eran de facciones suaves y lucían unas radiantes sonrisas en sus rostros.


-¡Bellaaa! ¿Cómo estás?- preguntó emocionada Alice.


-Bien, mami, gracias.


-¡Te echamos de menos, Bell!- Coreó Irene.


-Yo también a ustedes.


Después de hablar un rato con su hija, se dieron cuenta de que Harry y Louis estaban allí, y pidiendo disculpas por no haberlo hecho antes, se presentaron. Después de vestir a Bella y darles las gracias a los chicos por cuidar de su hija, se marcharon, agarrando a la niña de las manos, la cual antes de irse se acercó a Louis y a Harry les dio un beso a cada uno.


-¡Es un hechizo de buena suerte! Vengan a verme algún día, vengo los martes y los viernes por la mañana, ¡Los estaré esperando!


-¡Vendremos a visitarte!-Prometió Louis


-Si, no lo dudes.-Corroboro Harry


-¡Qué bien! Chaooo.


-¡Adiós! – se despidieron a coro los chicos. Cuando se hubieron quedado solos, aun estuvieron un rato hablando sobre Bella, Alice e Irene, contentos de haberlas conocido y sorprendidos de la felicidad que desprendían. Llegado un momento, ambos se quedaron cayados, y Harry aprovechó para contarle a Louis algo importante.


-Esto... ¿Louis?- Llamo la atención del de ojos azules.


-¿Qué?


-Bueno, verás... Para coserte la herida del brazo, han tenido que cambiarte de ropa y esas cosas y bueno... se han dado cuenta de que...


-Han visto las cicatrices, las heridas y eso ¿verdad?- preguntó Louis resignado. Esa era la razón de que nunca quisiera ir al hospital, siempre había el riesgo de que los médicos descubrieran lo que su madre le hacía. Pero ya no había nada que hacer, esta vez había corrido peligro de muerte si no llega a ser por que Harry había llamado al hospital. Estaba dispuesto a afrontar lo que venía ahora si era por él.


-Sabes, puede que me odies por lo que voy a decir, pero esto está bien, ya es hora de que le den su merecido a esa mujer.


-No te odio, por que en el fondo, sé que lo haces por mí. Pero yo no quería esto, Harry.


-¿Cómo puedes decir eso?


-Harry ¡es mi madre!


-¡No, Louis! ¡Eso no es una madre! ¡Igual que ese hombre no es mi padre! ¡No tienen derecho a ser nada! ¿¡Por qué no lo entiendes!?- Dicho esto, Harry enterró el rostro en sus manos, desesperado. No sabía cómo hacerle entender a Louis eso, y dudaba que por mucho que lo intentara, lo consiguiera.


-¿¡Y qué quieres que haga!? ¡¡Ella es la única familia que tengo!! ¡¡Me quedaré solo!!- Dicho esto Louis giró la cabeza fingiendo estar enfadado, pero en realidad estaba tratando de ocultar sus lágrimas. Ante esto Harry perdió sus argumentos, pero se sintió hundido por lo que acababa de escuchar, ¿Acaso no lo tenía a él? ¿Cómo es que se podría quedar solo teniéndolo a él?


-Louis no lo entiendo, enserio que no lo hago ¿cómo puedes decir eso? ¿¡Que te vas a quedar solo!? ¿Y qué pinto yo aquí entonces? Por que, que yo sepa, no ha sido tu “madre” la que ha estado aquí contigo estos días.


-Pero... ¿Estarás siempre conmigo? ¿No me dejarás y te irás, como lo hizo mi padre? O quizás llegara un momento que te cansarás de mi y me dejarás tirado- Ante esto, Harry lo abrazó y le susurró palabras de consuelo, mientras el otro lloraba con la cabeza enterrada en su pecho. 


-Siempre estaré contigo, incluso si muero, regresaré por ti, lo prometo.


-Después de oír eso, puedo enfrentarme a lo que sea. Gracias, Harry Te quiero.


-¿Y no te cansarás tú de mi?


-¡Jamás!-Casi gritó y justo cuando Harry iba a contestar, llamaron a la puerta. Lentamente se separaron y dejaron pasar a la persona que estaba fuera. Cuando entró pudieron ver que llevaba una placa en la mano.


-Buenas. Soy de la policía, me gustaría hablar con Louis... A solas.


-De acuerdo, ya me voy. Estará esperando fuera.- Antes de irse abrazó a Louis para infundirle valor y le susurró al oído un rápido: “Ánimo, te quiero”.


Acto seguido salió fuera y sentó a esperar en una silla de plástico. La espera se le hizo insoportable, no podía saber de lo que estaban hablando y tampoco cuando iban a acabar. Se pasó todo el tiempo imaginándose lo peor y desesperándose. Pero no se arrepintió en ningún momento de lo que había hecho, estaba dispuesto a asumir las consecuencias de sus actos si con ellos lograba que Louis se separara de su madre. Pasado un rato, las enfermeras le trajeron algo de comida, que no probó, y más tarde, por fin, se abrió la puerta de la habitación de Louis. El policía le hizo un gesto para que entrara y acto seguido se fue.


Harry entró temblando de pies a cabeza, no se quiso ni sentar, aunque a duras penas se mantenía en pie. Quería saber lo que había pasado y lo que pasaría a partir de ahora, pero no se atrevía a preguntar por miedo a la respuesta. Louis lo sabía, por eso decidió soltarlo todo de golpe y ser lo más directo posible.


-Ya lo saben todo. A mi madre la van a llevar a juicio y a mi, estos meses que quedan hasta que cumpla dieciocho, a un centro de acogida.-Louis decidió decirlo tal y como eran las cosas.


-A-Así de golpe.


-Si.


-Cinco meses, ¿eh?


-Cinco meses.-Confirmó asintiendo.


-Y después.


-Después, ya sabes lo que me prometiste.


-Sí, serán cinco meses largos como 5 años, pero merecerá la pena, Louis- Cinco meses a Harry  se le harían eternos pero se mantendría ahí por la persona que más le importaba en este mundo y ademas cinco meses solo eran el boleto a toda una vida junto a Louis.


-Lo se... Parece mentira que hayan pasado solo dos meses desde que nos conocimos.


-Parece toda una vida.


-Y nosotros parecemos viejos.- Ante esto, ambos rieron con ganas, libres de algunas de sus preocupaciones, eran un gran peso que se quitaban de encima, ya que, aunque Louis no estuviera muy seguro todavía, ya no tendría miedo de que le pasara algo cuando llegaba a casa.


-Harry, me dan el alta hoy, ¿sabes?


-¿Tan pronto? ¿Y ya te tienes que ir?


-El policía, después de suplicarle, me ha dejado quedarme esta noche en tu casa, con la condición de que mañana al mediodía esté listo para marcharme.


-Bueno, pues aprovechemos el tiempo, sin pensar en nada más, ¿Esta bien?


-¡Sí!


Dicho esto, Louis se dispuso a levantarse y con ayuda de Harry se cambió de ropa. Ambos salieron del hospital, despidiendo a la tropa de enfermeras que se entristecieron al verlos marchar. Pasaron el resto del día paseando por los lugares que en aquellos escasos dos meses habían significado algo para ellos. Volvieron al templo en medio de la montaña, echaron un vistazo al instituto, fueron a ver a Sophie, Louis fue a despedirse de George y a pedirle disculpas por su ausencia y por último recorrieron la larga playa en la que se habían conocido. Evitaron en todo momento el contacto, tanto visual como físico, por miedo a que sus sentimientos afloraran y no pudieran controlarlos. Sabían que tenían que aprovechar ese último día que les quedaba, pero no se atrevían a hacerlo, “por si acaso”. Y así, entre risas nerviosas, conversaciones banales y paseos, se acabó la tarde y, mientras el Sol se escondía, la Luna salió a buscarlo. Fue entonces cuando ambos decidieron que era hora de volver a casa de Harry a comer algo y descansar. 


Cuando llegaron, ambos callaron de golpe, sin saber qué decir o qué hacer. Mientras Harry preparaba algo de cena, Louis se sentó en una silla de la cocina, sin atreverse a encararle. Cenaron sin ninguna contemplación, y sin decir una palabra, se fueron a la cama. Fue entonces cuando Louis, sentado a un lado del mueble, se decidió a alzar la vista y clavarla en Harry, mirándolo por primera vez en todo día, y ya no pudo apartar los ojos de él en lo que quedó de noche. A Harry le pasó algo parecido, cuando se acercaba a la cama, se dio cuenta de la intensa mirada de Louis y clavó la vista en sus ojos. Al contrario de lo que ambos pensaban, cuando se miraron, no afloraron la duda ni la tristeza, si no unas ganas imparables de tocarse, de estar el uno con el otro.


Sin decir una palabra, Harry se acercó a Louis y comenzó a besarlo, un beso suave al principio que no tardó en volverse apasionado. Louis correspondió con toda su alma, agarrándose a su camiseta y tirando de él hacia abajo. Ante esto, Harry recostó al otro sobre la cama, colocando un brazo a cada lado de su cuerpo y dejó de besar su boca para deslizarse por su cuello, lentamente. Entonces con una mano comenzó a subirle la camiseta, tocando su cintura, su ombligo, su pecho con caricias tiernas y suaves. Hasta que finalmente se deshizo ella. Cuando le quitó la camiseta, Louis cerró los ojos, avergonzado, ya que Harry podía ver las pequeñas heridas que tenía por todo el cuerpo, heridas que no dudó en tocar y besar con cariño. Entonces Harry tuvo una idea, posó su boca sobre el pecho de Louis en el lado izquierdo, justo donde tenía el corazón, y le dejó una marca.


-Ojalá no se borrara nunca, así al menos tendrías algo mío en ti.


-No se borrará.-Susurró


-Lo sé.- Dicho esto, Louis no dudó ni un segundo y, quitándole a su vez la camiseta a Harry le dejó una marca en el mismo lugar, cuando hubo terminado sonrió, satisfecho.


-Ahora estamos iguales.- No pudo decir nada más, por que Harry comenzó a besarlo de nuevo, mientras con sus manos recorría todo su cuerpo, inspeccionando cada zona con curiosidad. Por su parte Louis, abrumado por el roce de Harry no pudo más que colocar los brazos alrededor de su cuello y deslizar sus manos a través de su espalda. Durante el resto de la noche, Harry tomó a Louis entre sus brazos, exploró todo su cuerpo y lo hizo suyo.


-Mio-Susurro Harry en el oído de Louis


-Para toda la vida.

haaaaaa mi querida y altigablemente sexy charlotte ya termino  tan per-fecta novela noooo, me encanto cada uno de los capitulos fue tan perfecto