A New House {NC}

Sólo le pasa a Celeste Kate

"Será divertido" bah, claro, 'divertido'.


Ruedo los ojos sin dejar de girar mi anillo, para Joey es fácil decirlo, pero él ni siquiera quería dejarme venir; no estaba -y probablemente, no está- convencido para nada de este reality. Y mucho menos yo, que jamás envié ninguna solicitud ni nada para entrar al programa, que de partida no tenía idea que iba a existir. Odio a la maldita persona que me tendió aquella trampa y envió un formulario con mi nombre y datos a las bases del concurso. Estaba feliz allí en casa, con Joey, Charlie y papá. Esa señora que se hace llamar mi madre... Nah, que se joda, ella no me interesa. El punto es que no quería abandonar la comodidad de mi hogar y mi familia, mucho menos de mis hermanos.


Lo sé, lo sé. Estoy dando una mala impresión en este momento, tal vez piensen que soy una niña de papi, consentida, malcriada, nacida en cuna de oro, una chica que siempre obtiene todo lo que quiere con tan sólo mover su cabello de un lado al otro con una sonrisa vacía por la perfección de su vida, y no con los sentimientos de una vida imperfecta, que nos define a cada uno.


Y ahora pueden pensar que soy una tipa cualquiera que juzga a las personas simplemente porque sí y es una total vanidosa o poética. Pero no. Solo estoy enojada. Desde ya debería de aclarar que cuando estoy enojada pierdo el control de mí misma, y no logro controlar en su totalidad mis pensamientos, todo se dispara así como así, aunque también hay veces que me siento como un pajarito libre y saltarín que recita poesías románticas por doquier.
"Van a ser sólo siete meses" me repito una vez más, para no pensar en otras cosas, "serán sólo siete cortos meses".

- Hemos llegado, señorita.- La voz del chofer de la limosina en la que me encuentro me hace sobresaltar, e intento mirarlo para poder sonreírle, pero es complicado, ya que no se gira hacia mí ni observa el espejo retrovisor. Qué más da, yo sólo quería ser amable.
- Gracias.- Digo, y sonrío de todas maneras, dejando de tocar mi anillo, abriendo la puerta del auto, y tomando una bocanada de aire antes de salir.

"Wow" es lo primero que se me viene a la cabeza cuando veo la enorme mansión que hay frente a mí. Es muy bella, la construcción me maravilla en cuanto distingo todos los pequeños detalles, las ventanas, los pequeños faroles, el hermoso y cuidado jardín, el brillante techo azul eléctrico que combina con las perfectamente cuidadas flores azules al lado de un pequeño camino de piedra que llega a la entrada, que es una enorme y blanca puerta con un lindo detalle en el centro, que brilla por ser dorado, y al parecer tiene forma de león.
Si así es la casa tan sólo por fuera, no me imagino como será pero dentro.

Avanzo lento hacia una enorme reja abierta, desde la cual se puede admirar a la perfección la maravilla de mansión en la que viviré por siete meses. Miro al suelo sin razón alguna y veo una colilla de cigarro allí, lo cual hace crecer en mi interior un pequeño antojo. Lástima que no traje mi cajetilla.
Suspiro y camino dando pequeños saltos sobre la grava del piso, observo todo muy detenidamente y me detengo al llegar a la gran puerta blanca. Poso mi mano suavemente sobre la manilla y la giro de a poco, emocionada por ver el interior de la mansión. Pero como yo soy Celeste Kate, siempre tiene que ocurrir algo en momentos tan grandiosos como este.

- ¡Dios mío!- Chillo sin poder contenerme, y no digan que no es para tanto, porque ver a dos chicos quitándose la ropa interior en el sofá de la amplia sala no es algo que por lo menos yo logre tomarme a la ligera.

Están a punto de hacerlo, ¡en el sillón frente a la puerta! Lamento si soy exagerada, pero es mi naturaleza.
No logro detallar muy bien a la chica, porque toma sus cosas y se va rápidamente de ahí, aunque no noto nada de arrepentimiento ni vergüenza en su manera de caminar como para haber desaparecido tan veloz de la sala.
Giro mi mirada nuevamente hacia el sillón, y veo a un azulino -obviamente en ropa interior- acomodándose en el acolchado, y viéndome de arriba a abajo, lo que me incomoda, pero tengo que admitirlo; yo hago lo mismo con él.
Sacudo levemente mi cabeza, porque quiero dejar de mirarlo. El chico es una perfecta representación del término "soy sexy y lo sé", porque sonríe con suficiencia al notar la dirección de mis ojos, y cuando vuelvo a observarlo a la cara, noto su sonrisa coqueta. Se acomoda en el sofá y relame sus labios, y sólo ahora que me doy cuenta de quien es. Logan Lerman, uno de los chicos más problemáticos en el mundo de la fama, nada muy bueno.

- Hola, linda.- Dice, guiñando un ojo. Sé lo que viene a continuación, pero no digo nada para detenerlo.- ¿Te gustaría jugar un pequeño juego? Así podemos conocernos un poco...- Ruedo los ojos, y niego con la cabeza. No debió decir eso.
- Déjame dejarte una cosa en claro desde ahora, Lerman.- Avanzo un paso hacia él, seria.- Si vas a conocer algo mío, definitivamente va a ser mi pie en tus bolas y mi puño en tu cara.- Mascullo, avanzando un poco más.- Déjame fuera de tu lista de pendientes, porque te aseguro desde ya que no voy a enrollarme contigo ni por un millón de dólares.

¿Cruel? ¿Rudo? ¿Me sobrepasé? Me da igual, prefiero dejarle las cosas en claro desde ya que luego tener que estar explicándole palabra por palabra.
Camino como si nada hacia la enorme escalera en espiral que da al segundo piso dejando al azulino con la palabra en la boca, y avanzo con expresión nula por un pasillo en el que se encuentran las habitaciones, o por lo menos eso creo, porque las puertas tienen dos placas de metal en ellas, con lo que parece ser los apellidos de cada uno ahí plasmados.
Sigo avanzando mientras tomo una bocanada de aire, intentando evitar un bostezo, porque no dormí muy bien anoche. Paso de largo la puerta número seis, pero me quedo quieta al pensar haber leído un apellido ciertamente conocido por mí. Frunzo el ceño y retrocedo unos pocos pasos, posándome frente a la entrada, donde puedo leer los apellidos "Van der Woodsen", y otro que me interesa un poco más. "Irwin"

- ¿Ashton?- Murmuro para mí misma, sin creerlo.- ¿Ash está en el programa?

Es poco probable que haya otro famoso con el mismo apellido que él, pero de todas maneras me parece algo interesante e increíble. Hace mucho que no nos vemos, pero sí hemos hablado últimamente, aunque nunca mencionó nada con respecto a este programa, lo cual es un poco raro, porque normalmente me cuenta cosas así.
Muerdo mi labio inferior y cruzo mis brazos tras mi espalda, dando pasos saltados hasta la última puerta, que estoy segura es la de mi habitación, porque no vi mi apellido antes. Empiezo a tararear una canción por el aburrimiento, y levanto la mirada del piso lentamente, hacia las inscripciones frente a mí, mi respiración empieza a fallar de un momento a otro, y mi mente queda en blanco, y es culpa de un sólo apellido.

“Hemmings”




- Exijo un cambio de compañero de habitación.- Exclamo, y la señora frente a mí niega con la cabeza.

Clare, que resulta ser la encargada y coordinadora de las actividades del programa, con quien me topé bajando las escaleras de manera apresurada, toma un cuadernillo que se encuentra sobre la mesa de la amplia cocina de la casa. Me mira de reojo mientras hojea una vez más las páginas, y sé qué es lo que va a decir. Después de todo salía en las bases del programa.

- Lo lamento, señorita Kate, pero los cambios de pareja no están permitidos.- Murmura, aún con la vista en los papeles.- El señor Hemmings será su roomate por estos siete meses.
- Roomate mis calzones.- Exclamo, indignada.- No voy a compartir cuarto con él.
- No hay cambios en las parejas, señorita. Lo siento, pero las cosas se quedarán así como están.- Me mira, y yo niego con la cabeza.
- No pienso pasar siete meses durmiendo en la misma habitación que él.- Digo, firme.
- Pues me temo que no habrá otra opción, los cambios...
- No están permitidos, sí, sí.- La interrumpo, rodando los ojos.- Y asumo que no va a hacer una excepción conmigo, ¿verdad?- Ella asiente, y yo suspiro. Quizás con el tiempo pueda encontrar una manera de hacerla cambiar de opinión.- Permiso.

Salgo de la sala con las manos en los bolsillos, y observo por una ventana el jardín trasero, que me llama la atención, por lo que camino hacia allá. Es hermoso, y está muy bien cuidado, distingo una mesa bajo la sombra de unos árboles, varias sillas de playa, y una piscina a lo lejos, lo que me llama la atención de esto último, es la figura de una chica sentada en la orilla de ella, fumando un cigarrillo mientras mira el cielo.
Ladeo la cabeza un poco, porque me parece que es la chica con la que me topé al entrar a la casa, y juego con mis dedos pensando en si acercarme a ella o no, tal vez le moleste, quizás le incomode, o puede que quiera estar sola, y por eso salió. Hago una pequeña mueca y vuelvo a entrar, sin querer molestarla.

Camino hacia la sala principal y vago por el primer piso unos minutos, admirando la estructura de la casa y todo lo que aquello conlleva, el sonido de puerta al abrirse me desconcierta en un momento, y seguido de eso escucho risas que me llaman la atención, y me hacen asomarme por el pasillo en el que me encuentro hacia el salón. Diviso a dos chicos ahí, pero el castaño claro llama mi atención, con esa risa tan contagiosa y tierna. Camino lentamente fuera de mi “escondite” y me apoyo con suavidad en la pared, algo sorprendida a decir verdad, también un poco emocionada, y algo ansiosa.

- ¿Ash?- Murmuro, mi tono de voz es bajo, y siento que sale como un susurro, pero sé que él me escucha, porque se gira hacia mí y deja de hablar con el chico a su lado.
- ¿Luna?- Pregunta, con una sonrisa creciendo en sus labios. Suelto una risa y corro hacia él para abrazarlo, porque lo he extrañado mucho, y casi había olvidado que Ashton la mayoría de las veces me llama por mi segundo nombre.
- ¿Qué haces tú aquí?- Exclama, soltándome. Y sé que no se refiere a qué me encuentro haciendo, se refiere a cómo y por qué estoy aquí, siendo que yo no habría postulado nunca para este programa.
- No tengo ni la más mínima idea.- Digo, con una pequeña risa.

Ash mira por sobre su hombro, y alza las cejas hacia mí, como intentando decirme quien está ahí, intentando hacer que me dé cuenta de lo que pasará, pero yo ya lo sé, y aunque no estaba preparada para este momento, creo saber qué debo hacer.
Pongo la sonrisa más cínica que puedo y me giro hacia el rubio que nos observa intrigado, mis puños se cierran con fuerza y me entran unas enormes ganas de molerle la cara a golpes, sólo quiero destruirlo por completo y dejarlo llorando como un bebé tirado en el suelo. Ashton toma una de mis manos, adivinando mis pensamientos, y todo rastro de mi sonrisa falsa desaparece, dejando en su lugar a una de las miradas más asesinantes que jamás se han visto, pero que probablemente se verán mucho en estos siete meses.

Puede que con la mayoría de las personas sea alguien muy tierna y amable, pero tengo una perra interior, y es más que seguro que ahora saldrá a la luz; porque en estos siete meses, me encargaré de hacerle la vida imposible a Luke Hemmings, así tal vez aprenda de algo llamado karma.

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