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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 2 de 23. • Comparte
Página 2 de 23. • 1, 2, 3 ... 12 ... 23
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
Nani Jonas escribió:Hola soy nueva lectora me encanta tu nove
siguela porfavor
Bienvenida me alegro que te guste mi nove
cuando vea mas comentarios subo cap
Tkm... :hug: :hug: :hug:
Micaa *-*
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
bueno yo creo qe ya es sufesiente sino me
vas a alucinar jajajaja
vas a alucinar jajajaja
Nani Jonas
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
ahahahha bueno voy a subri cap por ti :D
Micaa *-*
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
Love Slayer (Mily) escribió:ahahahha bueno voy a subri cap por ti :D
wiiiiiiiiiiiiiiiiiiii lo estare esperando
Nani Jonas
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
-No te preocupes, cariño -le dijo su madre-. Voy a buscar trabajo.
______ hizo girar los ojos. Su madre era tan soñadora como su padre. Hacía más de veinte años que no tenía un empleo. Había estado muy atareada ayudando al bobo de su marido en sus ridículos planes. Y encima era más mayor que su padre.
Nadie iba a darle trabajo a una mujer de cincuenta y nueve años sin calificación.
-No digas bobadas, mamá -dijo ______ con más aspereza de la que pretendía-. No es tan fácil encontrar trabajo a tu edad.
-Voy a ponerme a limpiar. Tu padre escribió un anuncio en el ordenador viejo que le diste y lo sacó por impresora. Lo he puesto por todo el barrio.
A ______ le entraron ganas de llorar. No era justo que su madre tuviera que ponerse a limpiar a su edad.
-Mamá, yo podría conseguir una segunda hipoteca sobre mi casa -dijo-. Se ha revalorizado un poco desde que la compré.
-Ni hablar -dijo su madre con firmeza-. Saldremos de ésta. No quiero que te preocupes.
«Entonces, ¿por qué me lo dices?», gruñó _____ para sus adentros.
El sonido del timbre la devolvió a su propia vida.
-Mamá, ¿puedo llamarte luego? Tengo un cliente en la puerta -el primero desde hacía quince días. El negocio flojeaba un poco desde hacía un mes. Tampoco tenía clientas últimamente. Quizá fuera hora de publicar otra serie de anuncios en algunas revistas. Raro era el negocio que podía sobrevivir sólo del boca a boca.
-Ve, anda, cariño. Pero llámame luego.
-Lo haré, te lo prometo.
________ se apresuró a colgar, se abotonó la chaqueta del traje al levantarse y se dirigió a la puerta.
Se miró de pasada en el espejo del pasillo para asegurarse de que parecía de la cabeza a los pies una mujer de negocios. Llevaba el denso pelo rojizo recogido hacia atrás en una trenza francesa. Su maquillaje era mínimo y sus joyas discretas: sólo un reloj de pulsera de oro muy fino y pendientes de oro, muy sencillos, en las orejas.
Sólo al echar mano del picaporte se preguntó cómo sería _______Stone.
El señor Stone iba de parte de Richard Crawford, un banquero que había sido cliente de la agencia a principios de ese año. _______sospechaba, sin embargo, que el señor Stone no pertenecía al negocio bancario. Por teléfono no le había parecido que tuviera madera de ejecutivo. Parecía menos educado que Richard Crawford. Pero, con suerte, eso no significaría que fuera menos rico. La mayoría de sus clientes eran profesionales bien situados.
Pero ella no estaba en situación de elegir. Si el señor Stone estaba dispuesto a pagarle un par de miles de dólares para que le buscara esposa, podía muy bien ser camionero, que a ella lo mismo le daba.
Convenía, no obstante, que fuera un camionero rico. La mayoría de sus chicas no buscaban marido entre las clases trabajadoras.
_______ giró el pomo y abrió la puerta. Puso unos ojos como platos al ver al hombre que esperaba al otro lado del umbral.
Nunca, durante los tres años que llevaba dirigiendo Se Buscan Esposas, había tenido un cliente así.
Tenía la impresión de que aquel hombre no habría parecido del todo fuera de lugar tras el volante de un camión. Sobre todo, si era un camión del ejército y él llevaba uniforme militar en vez de vaqueros y una chaqueta de cuero negra.
_______ Stone tenía madera de soldado de la cabeza a los pies.
Pero no de un soldado del montón, pensó ________ mientras miraba de arriba abajo aquel cuerpo imponente, hasta que se topó con sus ojos negros, duros, su pelo castaño y muy corto. Podría ser uno de esos militares de élite que ejecutaban misiones secretas y mataban a la gente con todo sigilo y sin pestañear.
No era el típico guapo. A sus rasgos les faltaba simetría. Saltaba a la vista que le había roto la nariz en algún momento, y su boca era demasiado cruel.
Pero, a pesar de todo, a _____le pareció extremadamente atractivo.
Sofocó un suspiro de frustración y procuró al mismo tiempo que no se le notara en la cara su interés.
Se sentía atraída por hombres como aquél desde que tenía uso de razón. Hombres que no se adaptaban al molde convencional. Hombres que exudaban peligro. Hombres que la excitaban y, al mismo tiempo, despertaban su curiosidad.
-¿La señorita Fairlane? -preguntó él. Su voz ruda y grave cuadraba a la perfección con su físico.
-Sí -contestó ella, sorprendida por que el corazón le latiera a toda prisa. Y por que él estuviera mirándola de arriba abajo con cierta perplejidad. ¿Qué demonios le habría dicho Richard Crawford de ella?
-Joe Stone -dijo él al fin, y le tendió la mano.
_________ vaciló antes de dársela, y se preparó para no mostrar reacción alguna al sentir su contacto.
Pero cuando sus largos y viriles dedos se cerraron con firmeza alrededor de los suyos, mucho más pequeños y suaves, saltó una chispa. Esa corriente automática de química sexual que le subió por el brazo, dejándole la piel de gallina.
Menos mal que su chaqueta era de manga larga.
-Encantada de conocerlo, señor Stone -dijo, ocultando con aparente frialdad el fuego que sentía dentro. Si hubiera conocido a Joe Stone en cualquier otra parte, habría salido corriendo. Pero en ese momento no podía. Joe Stone era un cliente potencial. Cinco mil dólares potenciales en su bolsillo. Y ese día necesitaba desesperadamente el dinero.
-Joe -dijo él-. Llámame Joe.
-Joe -repitió ella con una sonrisa forzada-. Bueno pasa, Joe -dijo, indicándole el pasillo-. La primera habitación a la izquierda Entra y siéntate.
____________ se pegó a la pared cuando él pasó a su lado. No quería que sus anchas espaldas le rozaran los pechos al pasar por el estrecho pasillo. Pero, cuando él hubo pasado, se quedó mirándolo embobada un momento antes de recobrarse y cerrar la puerta. Hizo girar los ojos, y entró tras él en el cuarto de estar
El se había recostado en medio del sofá, con las piernas estiradas, y estaba mirando a su alrededor.
____________sabía que la habitación tenía una decoración muy rara, y que abundaban los muebles que no encajaban los unos con los otros y que, sin embargo, a ella le gustaban. Había tres grandes butacas tapizadas con varios colores, además de un largo sofá de terciopelo marrón que se extendía bajo la ventana y en el cual acababa de ponerse cómodo su nuevo cliente.
Enfrente del sofá, en la pared, había un equipo de cine en casa último modelo, que todavía estaba pagando. A la derecha de su cliente había una pared cubierta del suelo al techo de estanterías llenas de libros, delante de la cual se alzaba una antigua mesa escritorio de caoba, sobre la que reposaban un ordenador portátil de última generación y una anticuada lámpara de mesa con la pantalla verde. El suelo era de reluciente tarima, y una alfombra circular de colores daba al ambiente calidez y cierto toque oriental.
No había mesa baja en la que tropezarse, sino una serie de mesitas de todas las formas y tamaños, cubiertas de adornos y curiosidades compradas en mercadillos callejeros. Dos lámparas de pie con pantallas de borde dorado flanqueaban el sofá y daban una luz tenue de noche, cuando veía la televisión.
Una vez, una amiga le había dicho que la decoración de su cuarto de estar era igual que ella: difícil de clasificar.
-Eres muy puntual -dijo bruscamente, mirando su reloj al tiempo que se dirigía a la silla de respaldo recto que había tras el escritorio. Habíamos quedado a las cinco en punto.
-Siempre soy puntual cuando no estoy trabajando -repuso él.
___________ se paró en seco.
-Lo siento -dijo con cierta aspereza-, pero no acepto clientes varones que estén en paro.
El volvió a mirarla de arriba abajo con expresión ilegible.
-Yo no he dicho que esté en el paro. He dicho que ahora mismo no estoy trabajando. Trabajo por mi cuenta. Tengo una empresa de software.
________ se quedó de una pieza. Joe Stone no parecía de los que se pasaban la vida delante del ordenador. Era demasiado musculoso. Y estaba demasiado bronceado.
Igual que Brandon.
Al pensar en Brandon, se enojó aún más.
______ hizo girar los ojos. Su madre era tan soñadora como su padre. Hacía más de veinte años que no tenía un empleo. Había estado muy atareada ayudando al bobo de su marido en sus ridículos planes. Y encima era más mayor que su padre.
Nadie iba a darle trabajo a una mujer de cincuenta y nueve años sin calificación.
-No digas bobadas, mamá -dijo ______ con más aspereza de la que pretendía-. No es tan fácil encontrar trabajo a tu edad.
-Voy a ponerme a limpiar. Tu padre escribió un anuncio en el ordenador viejo que le diste y lo sacó por impresora. Lo he puesto por todo el barrio.
A ______ le entraron ganas de llorar. No era justo que su madre tuviera que ponerse a limpiar a su edad.
-Mamá, yo podría conseguir una segunda hipoteca sobre mi casa -dijo-. Se ha revalorizado un poco desde que la compré.
-Ni hablar -dijo su madre con firmeza-. Saldremos de ésta. No quiero que te preocupes.
«Entonces, ¿por qué me lo dices?», gruñó _____ para sus adentros.
El sonido del timbre la devolvió a su propia vida.
-Mamá, ¿puedo llamarte luego? Tengo un cliente en la puerta -el primero desde hacía quince días. El negocio flojeaba un poco desde hacía un mes. Tampoco tenía clientas últimamente. Quizá fuera hora de publicar otra serie de anuncios en algunas revistas. Raro era el negocio que podía sobrevivir sólo del boca a boca.
-Ve, anda, cariño. Pero llámame luego.
-Lo haré, te lo prometo.
________ se apresuró a colgar, se abotonó la chaqueta del traje al levantarse y se dirigió a la puerta.
Se miró de pasada en el espejo del pasillo para asegurarse de que parecía de la cabeza a los pies una mujer de negocios. Llevaba el denso pelo rojizo recogido hacia atrás en una trenza francesa. Su maquillaje era mínimo y sus joyas discretas: sólo un reloj de pulsera de oro muy fino y pendientes de oro, muy sencillos, en las orejas.
Sólo al echar mano del picaporte se preguntó cómo sería _______Stone.
El señor Stone iba de parte de Richard Crawford, un banquero que había sido cliente de la agencia a principios de ese año. _______sospechaba, sin embargo, que el señor Stone no pertenecía al negocio bancario. Por teléfono no le había parecido que tuviera madera de ejecutivo. Parecía menos educado que Richard Crawford. Pero, con suerte, eso no significaría que fuera menos rico. La mayoría de sus clientes eran profesionales bien situados.
Pero ella no estaba en situación de elegir. Si el señor Stone estaba dispuesto a pagarle un par de miles de dólares para que le buscara esposa, podía muy bien ser camionero, que a ella lo mismo le daba.
Convenía, no obstante, que fuera un camionero rico. La mayoría de sus chicas no buscaban marido entre las clases trabajadoras.
_______ giró el pomo y abrió la puerta. Puso unos ojos como platos al ver al hombre que esperaba al otro lado del umbral.
Nunca, durante los tres años que llevaba dirigiendo Se Buscan Esposas, había tenido un cliente así.
Tenía la impresión de que aquel hombre no habría parecido del todo fuera de lugar tras el volante de un camión. Sobre todo, si era un camión del ejército y él llevaba uniforme militar en vez de vaqueros y una chaqueta de cuero negra.
_______ Stone tenía madera de soldado de la cabeza a los pies.
Pero no de un soldado del montón, pensó ________ mientras miraba de arriba abajo aquel cuerpo imponente, hasta que se topó con sus ojos negros, duros, su pelo castaño y muy corto. Podría ser uno de esos militares de élite que ejecutaban misiones secretas y mataban a la gente con todo sigilo y sin pestañear.
No era el típico guapo. A sus rasgos les faltaba simetría. Saltaba a la vista que le había roto la nariz en algún momento, y su boca era demasiado cruel.
Pero, a pesar de todo, a _____le pareció extremadamente atractivo.
Sofocó un suspiro de frustración y procuró al mismo tiempo que no se le notara en la cara su interés.
Se sentía atraída por hombres como aquél desde que tenía uso de razón. Hombres que no se adaptaban al molde convencional. Hombres que exudaban peligro. Hombres que la excitaban y, al mismo tiempo, despertaban su curiosidad.
-¿La señorita Fairlane? -preguntó él. Su voz ruda y grave cuadraba a la perfección con su físico.
-Sí -contestó ella, sorprendida por que el corazón le latiera a toda prisa. Y por que él estuviera mirándola de arriba abajo con cierta perplejidad. ¿Qué demonios le habría dicho Richard Crawford de ella?
-Joe Stone -dijo él al fin, y le tendió la mano.
_________ vaciló antes de dársela, y se preparó para no mostrar reacción alguna al sentir su contacto.
Pero cuando sus largos y viriles dedos se cerraron con firmeza alrededor de los suyos, mucho más pequeños y suaves, saltó una chispa. Esa corriente automática de química sexual que le subió por el brazo, dejándole la piel de gallina.
Menos mal que su chaqueta era de manga larga.
-Encantada de conocerlo, señor Stone -dijo, ocultando con aparente frialdad el fuego que sentía dentro. Si hubiera conocido a Joe Stone en cualquier otra parte, habría salido corriendo. Pero en ese momento no podía. Joe Stone era un cliente potencial. Cinco mil dólares potenciales en su bolsillo. Y ese día necesitaba desesperadamente el dinero.
-Joe -dijo él-. Llámame Joe.
-Joe -repitió ella con una sonrisa forzada-. Bueno pasa, Joe -dijo, indicándole el pasillo-. La primera habitación a la izquierda Entra y siéntate.
____________ se pegó a la pared cuando él pasó a su lado. No quería que sus anchas espaldas le rozaran los pechos al pasar por el estrecho pasillo. Pero, cuando él hubo pasado, se quedó mirándolo embobada un momento antes de recobrarse y cerrar la puerta. Hizo girar los ojos, y entró tras él en el cuarto de estar
El se había recostado en medio del sofá, con las piernas estiradas, y estaba mirando a su alrededor.
____________sabía que la habitación tenía una decoración muy rara, y que abundaban los muebles que no encajaban los unos con los otros y que, sin embargo, a ella le gustaban. Había tres grandes butacas tapizadas con varios colores, además de un largo sofá de terciopelo marrón que se extendía bajo la ventana y en el cual acababa de ponerse cómodo su nuevo cliente.
Enfrente del sofá, en la pared, había un equipo de cine en casa último modelo, que todavía estaba pagando. A la derecha de su cliente había una pared cubierta del suelo al techo de estanterías llenas de libros, delante de la cual se alzaba una antigua mesa escritorio de caoba, sobre la que reposaban un ordenador portátil de última generación y una anticuada lámpara de mesa con la pantalla verde. El suelo era de reluciente tarima, y una alfombra circular de colores daba al ambiente calidez y cierto toque oriental.
No había mesa baja en la que tropezarse, sino una serie de mesitas de todas las formas y tamaños, cubiertas de adornos y curiosidades compradas en mercadillos callejeros. Dos lámparas de pie con pantallas de borde dorado flanqueaban el sofá y daban una luz tenue de noche, cuando veía la televisión.
Una vez, una amiga le había dicho que la decoración de su cuarto de estar era igual que ella: difícil de clasificar.
-Eres muy puntual -dijo bruscamente, mirando su reloj al tiempo que se dirigía a la silla de respaldo recto que había tras el escritorio. Habíamos quedado a las cinco en punto.
-Siempre soy puntual cuando no estoy trabajando -repuso él.
___________ se paró en seco.
-Lo siento -dijo con cierta aspereza-, pero no acepto clientes varones que estén en paro.
El volvió a mirarla de arriba abajo con expresión ilegible.
-Yo no he dicho que esté en el paro. He dicho que ahora mismo no estoy trabajando. Trabajo por mi cuenta. Tengo una empresa de software.
________ se quedó de una pieza. Joe Stone no parecía de los que se pasaban la vida delante del ordenador. Era demasiado musculoso. Y estaba demasiado bronceado.
Igual que Brandon.
Al pensar en Brandon, se enojó aún más.
Micaa *-*
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
gracias por subirlo me encanto
sube otro plis :D
sube otro plis :D
Nani Jonas
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
Nani Jonas escribió:gracias por subirlo me encanto
sube otro plis :D
ahhaha Tan rapido lees? wow en fin estoy editando el otro para subirlo
PD: me das tu msn por fisss
Tkm :hug:
Micaa *-*
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
jajajaja creeme qe aveses me sorprendo de lo
rapido qe leo y aveses soy muy lenta jajajaja
lose es raro
claro qe te doy mi msn
nani_mendiola@hotmail.com
rapido qe leo y aveses soy muy lenta jajajaja
lose es raro
claro qe te doy mi msn
nani_mendiola@hotmail.com
Nani Jonas
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
Nani Jonas escribió:jajajaja creeme qe aveses me sorprendo de lo
rapido qe leo y aveses soy muy lenta jajajaja
lose es raro
claro qe te doy mi msn
nani_mendiola@hotmail.com
listo ya te agregue :D
Micaa *-*
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
Siguela!! x fas esta muy buena!!! =) x faz!!!
GirlDanger
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
siguuuuuuuuuuuueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
AriannaJr
Página 2 de 23. • 1, 2, 3 ... 12 ... 23
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