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"La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]
El día no mejoró; incluso fue a peor. Stu, Jenny y los niños fueron a comer, como todos los domingos, y, por una vez, _____ deseó que no hubieran ido. El charloteo de las niñas la sacaba de quicio y le angustiaba la presencia de su hermana y de su cuñado. Joe no acudió a comer, y Stu se mostró tan ofendido y Jenny pareció lamentarlo tanto que a _____ le entraron ganas de llorar. Sin embargo, cuando se hubieron marchado y la joven tuvo que enfrentarse a una larga velada de espera, casi deseó que volvieran a su casa.
Unas veces pensaba que Joe había sufrido algún daño, otras que la había abandonado. Se hizo la noche y seguía sin aparecer. De mala gana, ______ subió a su habitación y vagó de un lado a otro sin decidirse a acostarse. Por fin, apagó la lámpara, pero se situó junto a la ventana y escrutó el exterior. Poco después, su marido cruzó el patio y entró en la casa. Se metió en la cama y permaneció muy quieta, con el corazón acelerado; algún demonio interior le hacía rogar que entrara en su habitación. Pero oyó que entraba en la suya y que cerraba la puerta; se llamó mil veces idiota. Entonces se dio cuenta de que probablemente había estada fuera apostado en algún lugar, espiando y esperando a que apagara la luz para poder entrar sin tener que arriesgarse a encontrarse con ella. No podía soportar ni tan siquiera verla. En silencio, se enjugó las lágrimas. ¡Dios! ¿Cómo iba a poder soportar aquello por el resto de sus días?
Los días iban pasando. El hambre forzaba a Joe a acudir a las comidas, pero los dos permanecían callados, esquivándose la mirada. Por las noches, Jonas encontraba siempre alguna excusa para ausentarse. _____ se alegraba de verlo marchar, pues su presencia le hubiera resultado demasiado dolorosa, aunque se sentía herida. Su marido no podía soportar estar a su lado, no la aguantaba, y tal pensamiento la hacía llorar.
Al principio, Digger se sentía tan avergonzado, tan despreciable, que no podía estar junto a ella; no podía pensar en aquella noche y en lo que le había hecho. Pero poco a poco los recuerdos empezaron a torturarlo, a atormentarlo. Se acordaba de su cuerpo desnudo, de su suave contacto, de la dulzura de su boca y de la gloria de sus pechos. Y deseaba tenerla de nuevo, aunque lo odiara por lo que le había hecho. En otro tiempo, había pensado que le bastaría conseguirla una sola vez, pero ahora se daba cuenta de que aquello sólo había servido para avivar su deseo. Ahora que yacía solo por las noches, era consciente de lo que había perdido y la deseaba más y más.
Cada vez que la miraba, la desnudaba con el pensamieno; apretaba los puños para no tender las manos y tocarla. Era todo lo que podía hacer para dominarse, y el deseo se avivaba día a día. Por la noche, tenía sueños calenturientos y lascivos, en los que ______ se arrastraba sobre él con lujurioso abandono. Y se despertaba sudando y temblando como un caballo a punto de reventar, con el miembro erecto. Una vez tuvo que morderse la mano para evitar ir al lecho de ella y hacerla suya otra vez.
¿Por qué tenía que ser siempre así? ¿Por qué siempre le había tocado en suerte desear sin conseguir nada, sentirse hambriento sin poder saciarse jamás? Parecía escrito en algún lugar que, sin importar adónde fuera, qué hiciera o cómo se portara, la felicidad quedaría siempre fuera de su alcance. Tenía por esposa a una mujer bonita, amable, cariñosa, la compañera perfecta en casi todos los aspectos y de la que él se había enamorado profundamente. Sin embargo, para expresarle ese amor había tenido que deshonrarla, para gozar de ella había tenido que violarla. ______ aborrecería que la tocara porque amaba a otro hombre.
Por primera vez, le invadió la cólera contra ella. ¡Maldita fuera! ¿Qué derecho tenía a negarse a acostarse con él? Sólo reclamaba sus derechos como marido, en tanto que ella codiciaba al marido de su hermana ¿Tan horrible resultaba que él le hiciera el amor, que la besara, que la acariciara? Simplemente porque era Joe Jonas, Digger Jonas. Era demasiado buena como para permitir que él la tocara, por muy amable que se hubiera mostrado con él en otros aspectos. Al fin y al cabo, era una basura. Y pese a que había sido dulce y caritativa con él, cuando llegaba el momento de la verdad lo consideraba sólo pura morralla, indigno de relacionarse con una señora.
Frunció los labios en una amarga sonrisa. Sin duda ella ansiaba que le hiciera el amor aquel dechado de virtudes de Stu Harper aunque aquel estirado tendero no le proporcionaría nunca ni una pequeña porción del placer del que podría gozar con el perdulario de Joe Jonas. Otras mujeres se morían por estar con él; vibraban y gemían en éxtasis con él encima. Pero, desde luego, no una señora como ella..., que sin duda preferiría la forma de amar desapasionada y segura de su Stu Harper.
Echó a un lado las sábanas y se levantó de la cama empujado por un furioso deseo de ponerse a prueba. Se iba a enterar; era su esposa, y la haría suya. Una y otra vez la obligaría a acostarse con él, hasta que sintiera su cuerpo colmado con la mente y el corazón de ella. La violaría, la tomaría, la forzaría hasta arrancarle del pensamiento a Harper, hasta que le resultara tan familiar que la tocara que
Salió rápidamente al corredor, pero se detuvo ante la puerta de la habitación de ella al oír unos sollozos. _____ estaba llorando. De pronto, se disipó su cólera. Contuvo la respiración y apretó los puños; la neblina de furia que le obnubilaba el cerebro había desaparecido. No cabía duda de que estaba llorando por su culpa, por el trato brutal al que la había sometido. ¡Y él había estado a punto de entrar como una tromba en su habitación para violarla otra vez! Se llevó al rostro una mano temblorosa.
¿Qué habría ocurrido si hubiera vuelto a hacerle daño?, ¿si no hubiera sido capaz de recuperar el control? Había actuado como siempre acostumbraba a hacer, cegado por la cólera, enloquecido por la frustración, golpeando a diestro y siniestro contra el mundo por haberle hecho daño. Y todo lo que había conseguido era demostrar que era cierto lo que todos pensaban de él.
Cuando se hubo calmado, Joe se impuso volver a su habitación, pero lo pensó mejor y se dio la vuelta. Sabía que ella no querría consuelo alguno de él; sin embargo, no podía soportar aquellos sollozos de infelicidad. Se decidió a llamarla con voz suave. No le contestó. Sin demasiada confianza, abrió la puerta. _____ estaba acostada en la cama con la cabeza enterrada en la almohada y el cuerpo sacudido por los sollozos. Pudo más el amor que sentía por ella, se le acercó y la cogió entre sus brazos.
-Ya está, _____; shh, ____, _____, amor mío, ya está estoy aquí contigo -murmuró acariciándole el cabello.
-Oh, Joe -musitó ella abrazándolo.
Había estado llorando porque no la quería, porque la evitaba y la ignoraba, y de repente allí aparecía él acariciándola y consolándola.
Los sollozos fueron cediendo hasta que por fin se quedó muy quieta, apoyada en él. Mientras se calmaba, Joe iba tomando conciencia de la cercanía de su cuerpo, del fino camisón que se interponía entre su piel y la de ella. Su cabello olía a madreselva; refregó su mejilla contra él y la besó delicadamente en la cabeza. Notaba los suaves senos de ella contra su pecho y la dureza de sus pezones; casi no podía respirar. Sería tan placentero, tan dulce, tan fácil hacerla suya ahora que tan necesitada estaba de consuelo... Le deslizó la mano por la espalda y la posó sobre sus nalgas.
_____ notó el movimiento de sus manos y de sus labios y se sintió excitada. Ahora él la besaría, ahora le acariciaría las piernas y deslizaría sus manos dentro del camisón. Volvería a ocurrir aquello. Pero él se había quedado quieto y ella se echó hacia atrás para mirarlo. Tenía el rostro enrojecido, la respiración pesada y los ojos oscurecidos por el deseo; presentaba la misma expresión que la otra noche antes de que la cogiera en brazos y la llevara escaleras arriba. La deseaba otra vez, estaba segura; la deseaba desperadamente.
Pero la soltó, casi la rechazó y se puso de pie.
-¿Estás bien? -dijo con voz enfadada y brusca.
-Si.
¿Por qué la rechazaba? ¿Por qué, de pronto, se indisponía con ella? Por unos instantes, estuvo a punto de arrojarse contra él y suplicarle que volviera a la cama, pero se las arregló para dominar tal impulso.
Joe cerró los ojos y exhaló un profundo suspiro. Ella había estado llorando porque le había destruido la vida, porque le había causado un daño irreparable. Prefería ir al infierno que aprovecharse de aquella oportunidad y hacerle daño otra vez.
Después de aquella noche, ella empezó a atormentarlo. A Jonas le parecía que aprovechaba todos los momentos para excitarlo, para alimentar el fuego de su pasión. Sabía que, sin duda, actuaba sin malicia, que era sólo su propia lujuria la que le hacía interpretar cualquier signo como una provocación intencionada. Pero a veces intuía que lo hacía a propósito, para castigarlo por lo que había hecho. ¿Por qué si no, encontraba tantas ocasiones para rozarlo con el cuerpo?, ¿o para poner al descubierto, como por casualidad, algunas partes de su anatomía?
Una tarde, ______ se encaramó al cerezo para coger sus pequeños frutos y llamó a Joe para que la ayudara a bajar. Desde donde estaba subida dejaba ver gran parte de sus esbeltas piernas. Y cuando él le tendió los brazos para ayudarla, ella hizo un ligero movimiento para que le tocara el pecho, provocándole oleadas de deseo.
A veces, cuando regresaba del campo y se sentaba cenar, la joven le traía la comida, con algunos botones del vestido desabrochados. Y cuando se inclinaba para servirlo él podía verle la suave ondulación del pecho.
Si estaba tratando de castigarlo, sin duda estaba haciendo un buen trabajo. Algunas veces, Joe creía enloquecer de deseo. ¿Pensaba ella que era de hierro, que podría soportar semejante tortura? Deseaba arrancarle el vestido y saciar su rabiosa pasión. Se maldecía por quererla y la maldecía a ella por no desearlo a él; y, sobre todo, maldecía el destino que le había deparado aquel imposible matrimonio. Pero no importaba que aumentara su furia y lo embargara de deseo, no podía reunir ánimo suficiente para meterse en la cama de _______; la quería demasiado para causarle dolor.
Lo único que podía hacer era evitarla. Tenía que verla a las horas de comer, pero procurando mantenerse alejado de ella el resto del día. Ya no se quedaba hablando en la sobremesa. Ni se sentaba con ella en el porche de atrás por las tardes, contemplando cómo caía la noche y aparecían las estrellas. Trabajaba en el campo desde la salida hasta la puesta de sol, y después de cenar encontraba siempre alguna ocupación en el granero o en el cobertizo de los aperos. Atendía a los animales, arreglaba los arneses, limpiaba los aperos de la granja, reparaba la cerca del corral..., cualquier cosa que lo mantuviera ocupado hasta que por fin ella apagaba la luz de su habitaclon y podía escabullirse a su cuarto.
Pero ni siquiera entonces lo dejaba en paz.
Una noche lo llamó, y, cuando entró en la habitación, se la encontró con el cabello suelto cayéndole por la espalda.
-¿Puedes desabrocharme el vestido, por favor? No llego a algunos botones.
Con manos temblorosas, empezó a desabrochárselos, pero su propia torpeza prolongaba la tortura. Los botones superiores estaban escondidos por el cabello, y tuvo que coger entre las manos la sedosa mata de pelo para poder encontrarlos. Cuando por fin acabó y se disponía a marcharse, ella cogió el cepillo y empezó a pasárselo por los cabellos. Se cepillaba lenta, sensual y rítmicamente, y él se quedó hipnotizado en la puerta mirándola. No podía pensar en nada más que en las ganas que le asaltaban de enterrar sus manos en aquella mata. Cuando ella acabó y movió ligeramente la cabeza para poner el cabello en su lugar, tenía tan poca fuerza en las piernas que le parecía imposible que lo sostuvieran en pie. Luego ______ se dio la vuelta, avergonzada por su propio deseo y por lo que en él interpretaba como ausencia de reacción; él entonces salió del trance y se escabulló a su habitación.
Se sentía atormentado, llevado al paroxismo por aquella tortura. ¿Era posible que ella no se diera cuenta de cómo lo torturaba, de cuán a punto estaba de repetir lo de aquella noche? ¡Maldita fuera!... ¡Iba a estar castigado siempre por una vez que no había sabido dominarse! Debía de creer que tenía una suerte de fuerza sobrehumana que le permitía soportar semejantes asaltos a sus sentidos una y otra vez sin dejarse arrastrar por las emociones.
Recorría la habitación como un tigre enjaulado, jurando en voz baja, suspirando con amargura. Quizá los hombres con los que ella trataba -aves frías como Harper o Grady Snowden- hubieran podido soportar aquel comportamiento. Pero él no. Él no. Con un inarticulado grito de rabia, estrelló el puño contra la pared.
Unas veces pensaba que Joe había sufrido algún daño, otras que la había abandonado. Se hizo la noche y seguía sin aparecer. De mala gana, ______ subió a su habitación y vagó de un lado a otro sin decidirse a acostarse. Por fin, apagó la lámpara, pero se situó junto a la ventana y escrutó el exterior. Poco después, su marido cruzó el patio y entró en la casa. Se metió en la cama y permaneció muy quieta, con el corazón acelerado; algún demonio interior le hacía rogar que entrara en su habitación. Pero oyó que entraba en la suya y que cerraba la puerta; se llamó mil veces idiota. Entonces se dio cuenta de que probablemente había estada fuera apostado en algún lugar, espiando y esperando a que apagara la luz para poder entrar sin tener que arriesgarse a encontrarse con ella. No podía soportar ni tan siquiera verla. En silencio, se enjugó las lágrimas. ¡Dios! ¿Cómo iba a poder soportar aquello por el resto de sus días?
Los días iban pasando. El hambre forzaba a Joe a acudir a las comidas, pero los dos permanecían callados, esquivándose la mirada. Por las noches, Jonas encontraba siempre alguna excusa para ausentarse. _____ se alegraba de verlo marchar, pues su presencia le hubiera resultado demasiado dolorosa, aunque se sentía herida. Su marido no podía soportar estar a su lado, no la aguantaba, y tal pensamiento la hacía llorar.
Al principio, Digger se sentía tan avergonzado, tan despreciable, que no podía estar junto a ella; no podía pensar en aquella noche y en lo que le había hecho. Pero poco a poco los recuerdos empezaron a torturarlo, a atormentarlo. Se acordaba de su cuerpo desnudo, de su suave contacto, de la dulzura de su boca y de la gloria de sus pechos. Y deseaba tenerla de nuevo, aunque lo odiara por lo que le había hecho. En otro tiempo, había pensado que le bastaría conseguirla una sola vez, pero ahora se daba cuenta de que aquello sólo había servido para avivar su deseo. Ahora que yacía solo por las noches, era consciente de lo que había perdido y la deseaba más y más.
Cada vez que la miraba, la desnudaba con el pensamieno; apretaba los puños para no tender las manos y tocarla. Era todo lo que podía hacer para dominarse, y el deseo se avivaba día a día. Por la noche, tenía sueños calenturientos y lascivos, en los que ______ se arrastraba sobre él con lujurioso abandono. Y se despertaba sudando y temblando como un caballo a punto de reventar, con el miembro erecto. Una vez tuvo que morderse la mano para evitar ir al lecho de ella y hacerla suya otra vez.
¿Por qué tenía que ser siempre así? ¿Por qué siempre le había tocado en suerte desear sin conseguir nada, sentirse hambriento sin poder saciarse jamás? Parecía escrito en algún lugar que, sin importar adónde fuera, qué hiciera o cómo se portara, la felicidad quedaría siempre fuera de su alcance. Tenía por esposa a una mujer bonita, amable, cariñosa, la compañera perfecta en casi todos los aspectos y de la que él se había enamorado profundamente. Sin embargo, para expresarle ese amor había tenido que deshonrarla, para gozar de ella había tenido que violarla. ______ aborrecería que la tocara porque amaba a otro hombre.
Por primera vez, le invadió la cólera contra ella. ¡Maldita fuera! ¿Qué derecho tenía a negarse a acostarse con él? Sólo reclamaba sus derechos como marido, en tanto que ella codiciaba al marido de su hermana ¿Tan horrible resultaba que él le hiciera el amor, que la besara, que la acariciara? Simplemente porque era Joe Jonas, Digger Jonas. Era demasiado buena como para permitir que él la tocara, por muy amable que se hubiera mostrado con él en otros aspectos. Al fin y al cabo, era una basura. Y pese a que había sido dulce y caritativa con él, cuando llegaba el momento de la verdad lo consideraba sólo pura morralla, indigno de relacionarse con una señora.
Frunció los labios en una amarga sonrisa. Sin duda ella ansiaba que le hiciera el amor aquel dechado de virtudes de Stu Harper aunque aquel estirado tendero no le proporcionaría nunca ni una pequeña porción del placer del que podría gozar con el perdulario de Joe Jonas. Otras mujeres se morían por estar con él; vibraban y gemían en éxtasis con él encima. Pero, desde luego, no una señora como ella..., que sin duda preferiría la forma de amar desapasionada y segura de su Stu Harper.
Echó a un lado las sábanas y se levantó de la cama empujado por un furioso deseo de ponerse a prueba. Se iba a enterar; era su esposa, y la haría suya. Una y otra vez la obligaría a acostarse con él, hasta que sintiera su cuerpo colmado con la mente y el corazón de ella. La violaría, la tomaría, la forzaría hasta arrancarle del pensamiento a Harper, hasta que le resultara tan familiar que la tocara que
Salió rápidamente al corredor, pero se detuvo ante la puerta de la habitación de ella al oír unos sollozos. _____ estaba llorando. De pronto, se disipó su cólera. Contuvo la respiración y apretó los puños; la neblina de furia que le obnubilaba el cerebro había desaparecido. No cabía duda de que estaba llorando por su culpa, por el trato brutal al que la había sometido. ¡Y él había estado a punto de entrar como una tromba en su habitación para violarla otra vez! Se llevó al rostro una mano temblorosa.
¿Qué habría ocurrido si hubiera vuelto a hacerle daño?, ¿si no hubiera sido capaz de recuperar el control? Había actuado como siempre acostumbraba a hacer, cegado por la cólera, enloquecido por la frustración, golpeando a diestro y siniestro contra el mundo por haberle hecho daño. Y todo lo que había conseguido era demostrar que era cierto lo que todos pensaban de él.
Cuando se hubo calmado, Joe se impuso volver a su habitación, pero lo pensó mejor y se dio la vuelta. Sabía que ella no querría consuelo alguno de él; sin embargo, no podía soportar aquellos sollozos de infelicidad. Se decidió a llamarla con voz suave. No le contestó. Sin demasiada confianza, abrió la puerta. _____ estaba acostada en la cama con la cabeza enterrada en la almohada y el cuerpo sacudido por los sollozos. Pudo más el amor que sentía por ella, se le acercó y la cogió entre sus brazos.
-Ya está, _____; shh, ____, _____, amor mío, ya está estoy aquí contigo -murmuró acariciándole el cabello.
-Oh, Joe -musitó ella abrazándolo.
Había estado llorando porque no la quería, porque la evitaba y la ignoraba, y de repente allí aparecía él acariciándola y consolándola.
Los sollozos fueron cediendo hasta que por fin se quedó muy quieta, apoyada en él. Mientras se calmaba, Joe iba tomando conciencia de la cercanía de su cuerpo, del fino camisón que se interponía entre su piel y la de ella. Su cabello olía a madreselva; refregó su mejilla contra él y la besó delicadamente en la cabeza. Notaba los suaves senos de ella contra su pecho y la dureza de sus pezones; casi no podía respirar. Sería tan placentero, tan dulce, tan fácil hacerla suya ahora que tan necesitada estaba de consuelo... Le deslizó la mano por la espalda y la posó sobre sus nalgas.
_____ notó el movimiento de sus manos y de sus labios y se sintió excitada. Ahora él la besaría, ahora le acariciaría las piernas y deslizaría sus manos dentro del camisón. Volvería a ocurrir aquello. Pero él se había quedado quieto y ella se echó hacia atrás para mirarlo. Tenía el rostro enrojecido, la respiración pesada y los ojos oscurecidos por el deseo; presentaba la misma expresión que la otra noche antes de que la cogiera en brazos y la llevara escaleras arriba. La deseaba otra vez, estaba segura; la deseaba desperadamente.
Pero la soltó, casi la rechazó y se puso de pie.
-¿Estás bien? -dijo con voz enfadada y brusca.
-Si.
¿Por qué la rechazaba? ¿Por qué, de pronto, se indisponía con ella? Por unos instantes, estuvo a punto de arrojarse contra él y suplicarle que volviera a la cama, pero se las arregló para dominar tal impulso.
Joe cerró los ojos y exhaló un profundo suspiro. Ella había estado llorando porque le había destruido la vida, porque le había causado un daño irreparable. Prefería ir al infierno que aprovecharse de aquella oportunidad y hacerle daño otra vez.
Después de aquella noche, ella empezó a atormentarlo. A Jonas le parecía que aprovechaba todos los momentos para excitarlo, para alimentar el fuego de su pasión. Sabía que, sin duda, actuaba sin malicia, que era sólo su propia lujuria la que le hacía interpretar cualquier signo como una provocación intencionada. Pero a veces intuía que lo hacía a propósito, para castigarlo por lo que había hecho. ¿Por qué si no, encontraba tantas ocasiones para rozarlo con el cuerpo?, ¿o para poner al descubierto, como por casualidad, algunas partes de su anatomía?
Una tarde, ______ se encaramó al cerezo para coger sus pequeños frutos y llamó a Joe para que la ayudara a bajar. Desde donde estaba subida dejaba ver gran parte de sus esbeltas piernas. Y cuando él le tendió los brazos para ayudarla, ella hizo un ligero movimiento para que le tocara el pecho, provocándole oleadas de deseo.
A veces, cuando regresaba del campo y se sentaba cenar, la joven le traía la comida, con algunos botones del vestido desabrochados. Y cuando se inclinaba para servirlo él podía verle la suave ondulación del pecho.
Si estaba tratando de castigarlo, sin duda estaba haciendo un buen trabajo. Algunas veces, Joe creía enloquecer de deseo. ¿Pensaba ella que era de hierro, que podría soportar semejante tortura? Deseaba arrancarle el vestido y saciar su rabiosa pasión. Se maldecía por quererla y la maldecía a ella por no desearlo a él; y, sobre todo, maldecía el destino que le había deparado aquel imposible matrimonio. Pero no importaba que aumentara su furia y lo embargara de deseo, no podía reunir ánimo suficiente para meterse en la cama de _______; la quería demasiado para causarle dolor.
Lo único que podía hacer era evitarla. Tenía que verla a las horas de comer, pero procurando mantenerse alejado de ella el resto del día. Ya no se quedaba hablando en la sobremesa. Ni se sentaba con ella en el porche de atrás por las tardes, contemplando cómo caía la noche y aparecían las estrellas. Trabajaba en el campo desde la salida hasta la puesta de sol, y después de cenar encontraba siempre alguna ocupación en el granero o en el cobertizo de los aperos. Atendía a los animales, arreglaba los arneses, limpiaba los aperos de la granja, reparaba la cerca del corral..., cualquier cosa que lo mantuviera ocupado hasta que por fin ella apagaba la luz de su habitaclon y podía escabullirse a su cuarto.
Pero ni siquiera entonces lo dejaba en paz.
Una noche lo llamó, y, cuando entró en la habitación, se la encontró con el cabello suelto cayéndole por la espalda.
-¿Puedes desabrocharme el vestido, por favor? No llego a algunos botones.
Con manos temblorosas, empezó a desabrochárselos, pero su propia torpeza prolongaba la tortura. Los botones superiores estaban escondidos por el cabello, y tuvo que coger entre las manos la sedosa mata de pelo para poder encontrarlos. Cuando por fin acabó y se disponía a marcharse, ella cogió el cepillo y empezó a pasárselo por los cabellos. Se cepillaba lenta, sensual y rítmicamente, y él se quedó hipnotizado en la puerta mirándola. No podía pensar en nada más que en las ganas que le asaltaban de enterrar sus manos en aquella mata. Cuando ella acabó y movió ligeramente la cabeza para poner el cabello en su lugar, tenía tan poca fuerza en las piernas que le parecía imposible que lo sostuvieran en pie. Luego ______ se dio la vuelta, avergonzada por su propio deseo y por lo que en él interpretaba como ausencia de reacción; él entonces salió del trance y se escabulló a su habitación.
Se sentía atormentado, llevado al paroxismo por aquella tortura. ¿Era posible que ella no se diera cuenta de cómo lo torturaba, de cuán a punto estaba de repetir lo de aquella noche? ¡Maldita fuera!... ¡Iba a estar castigado siempre por una vez que no había sabido dominarse! Debía de creer que tenía una suerte de fuerza sobrehumana que le permitía soportar semejantes asaltos a sus sentidos una y otra vez sin dejarse arrastrar por las emociones.
Recorría la habitación como un tigre enjaulado, jurando en voz baja, suspirando con amargura. Quizá los hombres con los que ella trataba -aves frías como Harper o Grady Snowden- hubieran podido soportar aquel comportamiento. Pero él no. Él no. Con un inarticulado grito de rabia, estrelló el puño contra la pared.
Suzzey
Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]
sube otrooo
estoy enviciada con esta nove
ES PERFECTA
hace mucho que no veia una igual
dube profffiiisssssssss!!!!
estoy enviciada con esta nove
ES PERFECTA
hace mucho que no veia una igual
dube profffiiisssssssss!!!!
Heaven.Foster
Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]
Heaven.Jonas escribió:sube otrooo
estoy enviciada con esta nove
ES PERFECTA
hace mucho que no veia una igual
dube profffiiisssssssss!!!!
Gracias n_n mañana la sigo
Suzzey
Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]
hasta mañana????...noooo va a ser una espera muy laaarrrrgaaaa
ya queiro saber que pasa con la tortura de joe...o que la rayis coja valor y deje de ser taaannnnn pacifica.....
deberias subir otro!!!!! no seas malita
o el que subas mañana que sea muuuuuuuuyyyyyyy largo
ya queiro saber que pasa con la tortura de joe...o que la rayis coja valor y deje de ser taaannnnn pacifica.....
deberias subir otro!!!!! no seas malita
o el que subas mañana que sea muuuuuuuuyyyyyyy largo
Julieta♥
Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]
julieta_black escribió:hasta mañana????...noooo va a ser una espera muy laaarrrrgaaaa
ya queiro saber que pasa con la tortura de joe...o que la rayis coja valor y deje de ser taaannnnn pacifica.....
deberias subir otro!!!!! no seas malita
o el que subas mañana que sea muuuuuuuuyyyyyyy largo
JAJAJAJA ESTOY DE ACUERDISISISIMO
que la rayis coja!
(pero no precisamente valor... ustedes saben de lo que hablo 8) )
hhahahahaha TE ESPERAMOS!!!!!!! CON ANSIAS!!
Heaven.Foster
Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]
Heaven.Jonas escribió:julieta_black escribió:hasta mañana????...noooo va a ser una espera muy laaarrrrgaaaa
ya queiro saber que pasa con la tortura de joe...o que la rayis coja valor y deje de ser taaannnnn pacifica.....
deberias subir otro!!!!! no seas malita
o el que subas mañana que sea muuuuuuuuyyyyyyy largo
JAJAJAJA ESTOY DE ACUERDISISISIMO
que la rayis coja!
(pero no precisamente valor... ustedes saben de lo que hablo 8) )
hhahahahaha TE ESPERAMOS!!!!!!! CON ANSIAS!!
Mañana tratare de subir uno largo
Suzzey
Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]
SuzzeyMVy escribió:Heaven.Jonas escribió:julieta_black escribió:hasta mañana????...noooo va a ser una espera muy laaarrrrgaaaa
ya queiro saber que pasa con la tortura de joe...o que la rayis coja valor y deje de ser taaannnnn pacifica.....
deberias subir otro!!!!! no seas malita
o el que subas mañana que sea muuuuuuuuyyyyyyy largo
JAJAJAJA ESTOY DE ACUERDISISISIMO
que la rayis coja!
(pero no precisamente valor... ustedes saben de lo que hablo 8) )
hhahahahaha TE ESPERAMOS!!!!!!! CON ANSIAS!!
Mañana tratare de subir uno largo
si lo haces te juro que te convertiras en mi idola jejejejejje
Julieta♥
Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhh
pero son tontos los dooooosssss... por que no hablan???
y dicen lo que sienten
porfaaaa siguela
chelis
Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]
ya es mañana !!!!!
quiero cappp cuper super larrrrrrgoooo!!!!!
quiero cappp cuper super larrrrrrgoooo!!!!!
Julieta♥
Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]
quieor cpap ya
jajaja los dos son muy bobitos
estan imaginando que no se quieren jaja
y es todo lo contrario
que vean la realidad
siguela
jajaja los dos son muy bobitos
estan imaginando que no se quieren jaja
y es todo lo contrario
que vean la realidad
siguela
andreita
Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]
Después de que Joe saliera del cuarto, ______ exhaló un suspiro de infelicidad y se desnudó. Mientras se ponía el camisón, iba repasando una y otra vez el comportamiento de su esposo.
La quería; sin duda... Había visto en sus ojos el abismo del deseo. Entonces, ¿por qué le había dicho que no volvería a tocarla? Por qué la evitaba? ¿Por qué, por qué le había dirigido aquella mirada de profundo disgusto?
El tiempo era caluroso, seco, y _______ se sentía empapada de sudor. Fue hasta la ventana para que la brisa le refrescara el cuerpo. Era tarde y a la mañana siguiente lamentaría no haber dormido, pero no podía soportar la idea de volver a la cama para agitarse y dar vueltas atormentada por el calor. Se quitó el camisón y se estremeció un poco. Si por lo menos pudiera dejar de pensar, dejar de sentir.
Apoyó la cabeza en el marco de la ventana y miró el granero en la oscuridad. Recordó que no hacía demasiado tiempo había hecho lo mismo, mirando cómo llovía, y había visto a Joe en la puerta del granero, mirándola. Con un suspiro se alejó de la ventana y volvió a la cama.
Hacía tres semanas se había acostado en aquella cama con ella. _____ sonrió débilmente y cerró los ojos; suavemente, se tocó el pecho a través del delgado tejido de algodón. Recordó cómo la había acariciado él, tocándole los pezones hasta que se pusieron firmes y duros. Como en sueños, siguió el rastro de aquellas caricias y deslizó sus manos por el cuerpo como él había hecho. Había notado sobre la piel aquellas manos fuertes y encallecidas que, sin embargo, la habían acariciado con tanta dulzura. Recordó su aliento, caliente y apestando a whisky, sobre la mejilla y el cuello, y luego el sabor de sus labios sobre los suyos, y su lengua, que le buscaba la boca mientras las manos le recorrían el cuerpo.
-Oh, Joe -gimió en voz muy baja, y luego se incorporó para librarse de tales ensueños.
¡Qué estaba haciendo! Desear a un hombre al que no amaba, un hombre que había dejado bien claro que no la quería, pese a aquella noche de borrachera y deseo!
Ya no se entendía ni a sí misma. Había sido todo muy extraño y terrible..., y qué daño le había hecho al final. Sin embargo, desde entonces, había estado inquieta y excitada, esperando, soñando, deseando que ocurriera de nuevo. Era un sentimiento extraño, muy diferente a lo que sentía por Stu. Era una sensación de insatisfacción e inquietud desconocida, que la hacía deambular por la habitación y le impedía dormir.
¿Por qué se mantenía alejado de ella? Acaso era hasta tal punto fea y poco deseable? Se decía que se había acostado con muchas chicas..., ¿serían ellas mucho más atractivas que ______? ¿O quizá le había repelido su tímida torpeza? En aquel momento, nadie lo hubiera dicho. Cerró los ojos embargada por el placer mientras rememoraba sus besos y las ternezas que le había murmurado al oído.
¿Acaso no había visto en sus ojos aquel mismo deseo la noche en que acudió a consolarla? Seguramente, y pese a su inexperiencia, valía más que cualquier otra mujer. Probablemente estaba hastiado porque en el pasado había hecho el amor un sinnúmero de veces.
No, debía de ser que la consideraba una chica inexperta, con la que no se podía disfrutar, especialmente porque sabía que amaba a otro. Eso tenía que ser, estaba disgustado con ella precisamente porque había disfrutado, porque se había entregado a él sin protestar. Y estaba disgustado consigo mismo por haberse acostado con una muchacha virgen e inocente. Y no se acostaría con ella otra vez porque había recuperado el control sobre sí mismo. Todos lo consideraban un perdido, pero ella sabía que era un hombre de honor. No la forzaría porque la creía una mujer pura. Por otra parte, no quería someterla a una prueba en la que pudieran fallarle otra vez sus convicciones morales.
______ se mordió el dedo pensativamente. Tenía que haber una salida. Si pudiera darle a entender que tenía deber y el derecho moral de acostarse con ella... Él había disfrutado; seguro, no podía estar equivocada. Sin embargo, si llegaba a saber que ella deseaba acostarse con él, sin duda se sentiría repelido. Pero si le aducía alguna razón, algún deber para hacerlo, si le daba a entender que ella no pretendía disfrutar de aquellas caricias excitantes y a la vez terribles, entonces quizá... De pronto sonrió, chasqueó los dedos y salió corriendo de la habitación antes de pensarlo dos veces y volverse atrás.
-¿Joe?
La puerta se abrió y ______ se deslizó en el dormitorio.
-¿Sí? -respondió él despertándose al momento.
-¿Estabas durmiendo?
-No. La miraba y el corazón se le iba acelerando. Ella cruzó la habitación y se detuvo a los pies de la cama; la luz de luna iluminó su cuerpo dejando ver las firmes y redondeadas formas bajo el camisón. Apretó los puños para cogerla y meterla en la cama.
-Quiero hablar contigo.
-Muy bien.
Permaneció callada, porque de pronto se había quedado sin palabras. ¿Y si la rechazaba? ¿Podría soportar semejante humillación?
-Yo... he estado pensando en lo que ocurrió la otra noche -dijo tartamudéando.
Él cerró los ojos embargado de dolor.
-_______, ya te dije que lo sentía, no puedes imaginar hasta qué punto. Juro que no volverá a ocurrir. No me embarracharé más.
-Pero... -empezó ella; sentía que las piernas le fallaba y se sentó en la cama-. Pero... ¿no te gustó?
-No sé lo que pretendes -contestó con voz entrecortada.
-No me gusto a mí mismo por haber hecho lo que hice.
Ella fijó la mirada en la pared y dijo con voz débil:
-Lo que pretendo decir es si no quieres hacerlo cuando no estás borracho.
Él no podía dar crédito a sus oídos. ¿Qué intentaba hacerle? Había aparecido en su habitación, se había sentado en la cama, sólo con el camisón, encima le preguntaba si ya no la deseaba. Sin duda se dába cuenta de hasta qué punto deseaba cogerla entre sus brazos.
-Sí.
-Entonces, ¿no te repugnaría hacerlo otra vez?
Los músculos de la garganta se le pusieron tensos y fue incapaz de contestar. ¿A qué estaba jugando? ¿Acaso estaba tratando de destruirlo?
-Es que -contestó ella titubeando- he estado pensando en nuestro acuerdo, ya me entiendes; si lo respetamos, bueno, entonces no podríamos tener hijos, ¿verdad?
-No -respondió él con voz insegura.
-Y a ti te gustaría tenerlos, ¿no?
-Sí. -A duras penas podía creer lo que estaba oyendo. No podía ser cierto que se le estuviera ofreciendo.
-Bueno, pues he pensado que si alguna vez quieres, ya me entiendes... A mí me gustaría tener hijos, y podríamos..., no necesariamente esta noche, pero si en alguna ocasión te vieras con ánimos... -se interrumpió, enrojeciendo de vergüenza.
-Si en alguna ocasión me viera con ánimos... -murmuró divertido; y entonces, con un movimiento rápido se inclinó y la atrajo hacia él.
Dulcemente la abrazó y la besó tierna y largamente. Ella sintió sobre su pecho la firmeza de su piel desnuda y se puso a temblar.
-______, ______, oh, mi querida _______ -dijo con una voz que era un suspiro. Interminables semanas de frustración y deseo se desbordaban en su corazón.
Ella apretó los dientes y luchó por vencer el temblor. “Que no se dé cuenta -pensó- de hasta qué punto me hace vibrar. Que no sospeche mi lascivia”. Pero tiernamente echó por tierra sus propósitos, haciendo estremecer todo su cuerpo, encontrando todos los puntos insospechados y acariciándolos para excitarla. Le recorrió con los labios el rostro, el cuello, y luego fue bajando hasta los pechos; el placer que le producía a ella aquella boca dulce y cálida era casi insoportable. Le quitó el camisón y durante unos instantes permaneció muy quieto contemplando el cuerpo desnudo que brillaba a la luz de la luna.
Era muy hermosa; y se le estaba entregando. Era más de lo que había deseado y ni siquiera se había atrevido a soñar que lo conseguiría; se le estaba ofreciendo. Casi enloqueció de deseo y le entraron unas ganas irreprimibles de hacerla suya enseguida, penetrarla y satisfacer su sed. Pero no podía hacerlo; era tímida, virginal, debía tomarla poco a poco, tenía que tranquilizarla, excitarla para que disfrutara también. Por eso se contuvo y siguió acariciándole el cuerpo hasta que creyó arder de deseo. Deslizó los dedos por la tersura de su vientre hasta introducirlos dulcemente entre las piernas abiertas.
Ella soltó un gemido de placer que lo excitó aún más. Retiró la mano y se deslizó sobre ella. ______ notó que la penetraba, pero esta vez sólo sintió una leve punzada de dolor, y por fin aquella sensación de deseo insaciable se vio satisfecha. Él se movía dentro de ella, dando rienda suelta a su pasión tanto tiempo contenida. Instintivamente lo atrapó a él con piernas y brazos, pero enterró el rostro en su hombro, para que no pudiera oír los vergonzosos jadeos de placer que ella exhalaba. Luego él se estremeció y se quedó relajado, después salió de ella. ______ se mordió el labio; no quería que la dejara todavía.
Joe le pasó la mano bajo la cabeza y ella se acurrucó contra él, apoyando la cabeza sobre su hombro y la mano sobre su pecho. Tenía la piel tibia y empapada de sudor, la respiración todavía jadeante e irregular. _______ se dejaba llevar por una sensación de felicidad como jamás había experimentado; sentía a la vez un hormigueo en la piel, un profundo calor ante la reacción que él había tenido y una enorme satisfacción por haberle proporcionado tanto placer.
-Un paraíso -musitó él con una voz extrañamente emocionada-, tu cuerpo es un paraíso. ______, eres muy hermosa.
La joven enrojeció y no dijo nada, esperando que continuara.
Él le puso la mano en el vientre.
-Un hijo..., mi hijo. ¿De verdad quieres tener un hijo mío -el asombro y la incredulidad latían en su voz.
-Claro que sí -contestó ella, constatando que realmente quería tener un hijo suyo.
-Haré todo lo que esté en mi mano -sonrió tiernamente y jugueteó con sus cabellos-. Créeme, haré todo lo que esté en mi mano.
Joe se despertó más contento y tranquilo de lo que jamás se había sentido. Por unos momentos, permaneció acostado, con los ojos cerrados, disfrutando del sol que entraba por la ventana hasta la cama, de la tibieza de las sábanas y de la pacífica relajación del cuerpo. Había desaparecido la desazón que lo había atormentado durante meses. Ella le pertenecía...: sus piernas, sus labios, sus pechos, su suave vientre; la había poseído, y al entregarse a él había hecho desaparecer el dolor, la penuria, la amargura. Dios, era encantadora.
Nunca se había acostado con una mujer que no hubiera estado antes con un hombre. Pero ______ jamás había sido tocada por ningún otro; ningún hombre había visto antes la joven frescura de aquel cuerpo. Sólo él la había poseído, y al pensarlo se sintió estremecido por el deseo. Se le había entregado por propia voluntad; no la había forzado, todo lo contrario, había gozado de un cuerpo que se le ofrecía libremente.
Le había reconocido los derechos maritales; ahora sí era realmente su marido, de palabra y de hecho. Y ninguno de aquellos bastardos, ni Stu Harper, ni Jimmy Banks, ni ningún otro, conocería jamás aquella dulzura. Sólo Joe Jonas; sólo él gozaba de aquel derecho.
Cuando se hubo vestido, bajó las escaleras y encontró a ____ en la cocina. Estaba friendo los huevos mientras canturreaba alegremente. Joe sonrió... Estaba contena, canturreaba como lo hacen las mujeres saciadas. Lo miró y sonrió tímidamente, luego se sonrojó por los pensamientos que la habían asaltado al verlo.
-Buenos días -dijo en voz baja, un poco desfallecida.
-Buenos días.
La cogió entre sus brazos y la besó dulcemente. Y por unos momentos hubiera resultado difícil encontrar en todo el mundo una pareja más feliz.
Ambos se entregaron al trabajo con renovado ímpetu. El trigo estaba maduro, y también las cebollas, los pepinos, los tomates y los melones. El cerezo ya había dado frutos, ya casi habían desaparecido las bayas silvestres. ______ estaba muy ocupada preparando conservas, adobos y confituras, mientras Joe se dedicaba a consechar el trigo para propio consumo y a desherbar los acres para vender.
Pero eran jóvenes, estaban rebosantes de salud y parecían tener la energía suficiente para comerse el mundo. Todos los días, _____ trabajaba hasta caer exhausta, pero cuando veía llegar a Joe de los campos, sin camisa, con el torso perlado de sudor, se estremecía de excitación y se sentía de nuevo llena de energía.
A1 principio, Jonas trató de limitarse a hacer el amor por las noches. Al fin y al cabo, ella sólo deseaba un niño, sin escarceos ni besos extras. Y no quería ni violentarla ni disgustarla. Por eso se sentaban en el porche después de cenar, esperando la hora de acostarse, mientras iba creciendo en ellos la tensión hasta tal punto que, cuando se iban a la cama, apenas acertaban a desvertirse con rapidez suficiente, puesto que ambos estaban ansiosos de caer el uno en brazos del otro.
Pero pronto averiguó que cuanto más la tenía más la deseaba. Y no tardó demasiado en besarla y acariciarla antes de que llegara el momento de acostarse; y fue acortándose más y más ese momento, hasta el punto de que muy pronto empezaron a pasar la mayor parte de las veladas acostados en el sofá, besándose, acariciándose, atormentándose con la deliciosa tortura de sus cuerpos vestidos. Y poco después él no pudo dejar de besarla y abrazarla a cualquier hora del día.
_____ se preguntaba si todas las mujeres se sentían igual o si sólo le ocurría a ella. ¿Acaso Joe era un hombre especial? Se preguntaba si le había causado el mismo efecto a Tessa Jackson, y, si así era, se preguntaba cómo aquella muchacha había sido capaz de mentir y enviarlo a la cárcel.
Sin duda era inmoral sentirse de aquel modo, encontrar tanto placer en un hombre al que no amaba. Se suponía que el amor dignificaba y legalizaba aquella sensación. Pero, a decir verdad, no podía imaginar cómo hubiera podido sentirse más satisfecha con Stu. Y sonreía al imaginarse al serio y formal Stu haciendo el amor con tan urgente pasión. Sólo Joe. Sólo Joe. Pero entonces no había duda de que una muchacha como Dios manda no hubiera disfrutado tanto. Realmente, era una mujer perversa, pero no le importaba; era feliz, y no le preocupaba en absoluto.
Un día, Jennifer y las niñas acudieron a ayudarla a preparar las conservas, y Jenny notó el cambio que había experimentado su hermana. Parecía más dulce, más bonita, más feliz. Aquel dejo de tristeza que tenía siempre en la mirada había desaparecido; los ojos le brillaban. La causa del tal cambio sólo podía ser Joe. Jennifer estaba segura de que se hallaban enamorados; lo notaba en la forma que tenían de mirarse y en el modo como se las arreglaban para tocarse. Cuando la joven hablaba de las mejoras que Joe había hecho en la granja, su voz se henchía de caluroso orgullo.
Aunque no había aprobado que _____ se casara con él , ni pensara que fuera suficientemente digno de su hermana Jenny tenía que admitir que se había equivocado. No importaba que no fuera lo suficientemente digno...; después de todo, ¿quién iba a ser digno de _____? No importaba que tuviera mala reputación, que hubiera sido un salvaje, un perdulario, que incluso hubiera estado en la cárcel. Lo único que importaba era que adoraba a su esposa y que la había hecho más feliz de lo que Jenny la hubiera visto jamás. Eso borraba todo lo demás, y por eso ella era ahora si amiga.
______ se dio cuenta con sorpresa de que se sentía más cerca de su hermana que antes. Había creído que su relación con Joe levantaría una barrera entre las dos, pero, en cambio, ahora se sentía mucho más parecida a Jenny: Se sentía más segura, más llena de confianza, ya no envidiaba a su hermana; era deseada y saciada, tenía un marido, una casa, y, en un futuro próximo, tendría hijos. Además, como ahora ambas conocían los secretos y placeres del matrimonio, ya no se sentía marginada. Podían cuchichear y charlar sobre los hombres y sus curiosos hábitos.
-Stu es tan simple... Cree que no debería saber nada sobre los hombres ni sobre los cotilleos de alcoba -reía Jenny-. El otro día lo sorprendí hablando con Morris Langley y Bo Wellman. Estaba en la cocina haciendo café y ellos charlaban en el porche de atrás, por eso no se dieron cuenta de que me enteraba de lo que decían. Bueno, pues estaban hablando de Georgia y Martin Hampton. Y Stu dijo algo así como que Georgia siempre está montando a caballo. Entonces Bo respondió: “Ya, ya, he oído decir que también monta a Martin”. Todos se echaron a reír y Stu dijo: «Podéis jurar que nunca va de otra manera que no sea sobre una silla de montar".
-¿Y que significa eso?
-No lo sé. Se lo pregunté más tarde a Stu y enrojeció. ¡Te juro que enrojeció de verdad! Y me contestó: «Jennifer, no digas esas cosas. Una mujer como tú no tiene por qué saberlas». ¡No quiso decírmelo! ¿Te imaginas? Como si todavía estuviera casado con una chica de dieciocho años.
-Bueno, ya se lo preguntaré a Joe. Estoy segura de que me lo explicará -dijo ____, totalmente ajena a la confianza que translucía su voz.
Aquella noche, cuando se hubieron acostado, le contó su marido el incidente.
-¿Qué dijo Stu? -preguntó él.
-No quiso explicárselo a Jenny. Dijo que era algo que no debía saber.
Joe soltó una carcajada.
-Valiente idiota!
-Bueno, ¿qué significa? -insistió ______ sin apenas advertir el insulto que había dirigido a Stu.
-Imagino que quiere decir que Georgia Hampton prefiere estar arriba cuando hace el amor.
-¡Arriba! -exclamó la joven asombrada-. Pero, ¿cómo?
Joe soltó una carcajada tierna y teñida de deseo.
-Ven aquí, y te lo enseñaré.
_____ dudó un momento, luego sonrió y se echó en sus brazos. Delicadamente, él la guió, enseñándole cómo acariciarlo para excitarlo, cómo montarse sobre él y abandonarse sobre su miembro endurecido. Ella cerró los ojos ante la ola de placer que la invadía; luego empezó a moverse arriba y abajo, deslizándose con suavidad. Lo miraba a la cara y veía cómo la pasión le transformaba las facciones. Él le acariciaba suavemente los pechos y le deslizaba las yemas de los dedos por el cuerpo.
Cuando las piernas de ella empezaron a fatigarse, él la rodeó con sus brazos y rodaron, todavía juntos, hasta que Joe se colocó encima y empezó a acariciarla interiormente en la forma habitual. _______ sintió que la invadía una sensación sin igual que no había experimentado nunca. Era como si algo estuviera creciendo en ella, algo grande, glorioso, que iba in crescendo hasta el punto de que sentía que se moriría si no alcanzaba la nota final. Y entonces, de pronto, aquello estalló y la sacudió en lo más profundo, esparciendo oleadas de placer por todo el cuerpo. Dentro de ella, Joe también explotó, y se abrazaron estrechamente, mientras el placer de uno multiplicaba el del otro, hasta que al final el torrente cedió y se quedaron muy quietos uno contra el otro en beatífico agotamiento.
Después de aquella noche, Joe empezó a explorar nuevos horizontes con ____, para mostrarle todas las variadas maravillas del sexo. Le enseñó a hacerle disfrutar con la boca y la lengua, e incluso, pese a su inicial consternación, le llevó hasta la cumbre del placer con su boca. Ensayó con ella diferentes posturas y quedó gratamente sorprendido al ver cómo reaccionaba.
______ se quedaba casi aturdida de placer; realmente, jamás había sospechado que existieran tales cosas. A veces él la mimaba, la desnudaba tiernamente, incluso se arrodillaba para descalzarla, le cepillaba el cabello con largos y acariciadores toques. Y otras veces entraba en ella ruda y rápidamente, como si quisiera penetrarla hasta lo más recóndito. Pero cualquiera que fuera la forma que adoptaba su pasión, ella se quedaba sin respiración y temblaba de deseo, y muy a menudo él conseguía que ese deseo se convirtiera en un torrente de placer. La joven se estremecía asombrada..., pero siempre anhelaba que la acariciara.
La seguridad de Joe iba en aumento. Podía conseguir que ella disfrutara; se aferraba a él con brazos y piernas y vibraba en dulce abandono. Mientras iba transcurriendo junio en noches y noches de placer, Jonas se sentía cada vez más seguro de sí mismo. Hacía calor y parecía que no iba a llover. La gente lo despreciaba y criticaba. Pero ahora, de alguna forma, estaba comenzando a pensar que podría resistirlo. En cierto modo, ya no lo asustaba.
.
Suzzey
Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]
awwwwwwwww LO AMEEEEE SIGE!!!!!!! :')
Heaven.Foster
Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]
enserio eres mi idola!!!!
porfinnnnnnnn....por fin dejaron de ser unos tontos!!! y yo creo q la rayis ya esta enamorada de joe
cuando la vas a seguir...espero mañana...tu tienes la culpa de que exija tanto jajajja amo esta nove, es de las mejores que he leido
sigue sigue sigue!!!!!!!!!!!!
porfinnnnnnnn....por fin dejaron de ser unos tontos!!! y yo creo q la rayis ya esta enamorada de joe
cuando la vas a seguir...espero mañana...tu tienes la culpa de que exija tanto jajajja amo esta nove, es de las mejores que he leido
sigue sigue sigue!!!!!!!!!!!!
Julieta♥
Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]
julieta_black escribió:enserio eres mi idola!!!!
porfinnnnnnnn....por fin dejaron de ser unos tontos!!! y yo creo q la rayis ya esta enamorada de joe
cuando la vas a seguir...espero mañana...tu tienes la culpa de que exija tanto jajajja amo esta nove, es de las mejores que he leido
sigue sigue sigue!!!!!!!!!!!!
Ay muchas gracias T.T a todas. Si la seguiré mañana ya casi termina :(
Suzzey
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