Duda Razonable {Larry Stylinson} HOT -TERMINADA-

Louis cerró la puerta del apartamento detrás de él. Para la cuarta mañana de ronda, botellas de cerveza llenaban la parte de arriba de la mesa de café, junto con dos cajas de pizza vacías. Harry tirado a la mitad del sofá, la cabeza en la esquina de la parte de atrás de los apoyabrazos. Un talón desnudo plantado sobre una rebanada a medio comer en la superficie de la mesa del café.

Una inquietud molestaba a Louis. La cabeza de Andy descansando en el hombro de Harry. Puede que no le hubiera molestado si Mack no salía de la comisaría, enojado y en silencio todas las noches. O, si Lauren no le había dicho que Andy tenía un pequeño enamoramiento con el novio de Louis.

Louis agarró la puerta, la abrió de par en par, entonces golpeó tan fuerte como pudo. Harry y Andy saltaron despiertos.

―¿Qué. Jodidos. Pasa? ―preguntó Louis, nivelando una mirada sobre Harry.

La boca de Harry se apretaba pensativamente. ―Cepillo de dientes. ―Se levantó, empujando a Andy de él y con prisa entró al cuarto de baño.

―Tú. ¡Lárgate de mi casa! ― gruñó Louis a Andy.

―Voy ―dijo Andy apurado―. Nos vemos mañana por la noche.

―No aquí.

¿Ahora el jodido se encogió de hombros? ¿Qué diablos significaba ese encogimiento de hombros?

―Si Harry me invita, vengo ―Andy silbó al salir.

Louis tragó más allá de la ira que se le formaba, tratando de calmar su irritación mientras seguía el camino que Harry había llevado a su dormitorio. Irrumpió dentro, dejándose caer en el cuarto de baño―. ¿Hay algo pasando con ustedes dos?

Harry le devolvió la mirada a través del espejo. La espuma de la pasta de dientes por la boca. Harry se cepilló hasta el final y se enjuagó.

―¿Hay algo entre tú y Lauren? ―Harry le respondió.

―Esa es una pregunta estúpida.

―Tienes un poco de algo aquí ―dijo Harry, señalando hacia el lado de su cuello.

Louis se miró en el espejo. Lápiz de labios manchaba su piel. ¿Cuándo ocurrió eso? Entonces recordó. ―Ella cayó sobre uno de los cables en la sala. La atrapé.

―¿Con el cuello?

―Jódete. Debe haberse rozado contra mí ―se defendió Louis.

―Sí. Sucede todo el tiempo. ―Harry lo empujó pasándolo, arrebatando ropa interior de su cajón y un cambio de ropa limpia.

Regresó al pequeño cuarto de baño―. ¿Te importa? Tengo que estar listo para el trabajo.

―¿Cuál es tu problema? ―Louis espetó. ¿Y por qué diablos sentía que estaban teniendo conversaciones completamente diferentes?

―¿Yo? ¿No tienes una idea? Mi novio está gastando todo su tiempo con una mujer con la que creía que podía pasar el resto de su vida, en vez de gastarlo conmigo. Llega a casa con lápiz de labios en él y me he enterado de que ella está tratando de meterse en sus pantalones. ¿Qué te hace pensar que yo tengo un problema?

―Jesús. Harry, yo estoy enamorado de ti, cabrón. Llego a casa cada noche para encontrarte perdido y durmiendo todo acogedor, con Andy, quien, por cierto, tiene una cosa contigo.

―Sí, lo sé. Ha sido muy persistente sobre el deseo de chuparme la polla.

―Lindo ―Louis masculló.

―Me voy a duchar. Tienes que salir.

―Te extraño. ―Frustración estrangulaba las palabras de Louis ―. ¿Podemos hablar? ¿Resolver esto?

Harry realmente parecía un poco arrepentido. Esto desapareció con la misma rapidez. Sus ojos de color verde pálido se atenuaron.

―Pregúntale a Rojo rubí 319 en tu cuello. ―Maniobró en el agua y le dio la espalda a Louis.

Louis le observaba en silencio desnudarse. Sintió cómo el amor de su vida se le escapaba entre los dedos. Todo porque no pudo conseguir hacer entrar en la dura cabeza de Harry que no tenía nada de qué preocuparse.

El teléfono sonó. Louis deambuló para alcanzarlo, entumeciéndolo de adentro hacia afuera. Escuchó a la señora Styles en el teléfono, le dio las respuestas correctas, colgó y vagó de nuevo a la ducha. Se refregó una mano por la cara.
Renovado con determinación, Louis rápidamente se quitó la ropa y se metió en el cubículo con él.

Agua fluía en la parte de atrás de la cabeza de Harry, trazándole arroyos sobre los hombros. Harry le dio una mirada con un solo ojo. ―Lo dije en serio. En realidad, necesito una ducha. No era una invitación para una jodida mojada.

―Tu mamá llamó sobre la barbacoa que nuestros padres están teniendo ―dijo Louis en su lugar. Tomó el jabón y enjabonó un paño―. Date la vuelta. Lavaré tu espalda.

Harry lo miró con escepticismo, pero se volvió hacia la boquilla de la ducha. ―Déjame adivinar, ¿ensalada de papas?

Louis le frotaba ligeramente la espalda, no perdiendo un centímetro de la hermosa piel bronceada. No se molestó en preguntar si Harry pensaba que él lavaría su trasero, sólo lo hizo. Los músculos de Harry se pusieron rígidos.

―Haces la mejor ensalada de papas. Por supuesto que ella quiere que la lleves ―respondió Louis―. También quiere que hagas el estofado de col.

―¿Crees que tu padre realmente intente algo este año?―Harry bromeó.

Aliviado, eso soltó los hombros tensos de Louis. Bromear era una buena señal. ―¿Estás pidiendo a un orgulloso italiano que admita que le gustaría un plato irlandés? Buena suerte con eso.

Espalda y culo limpio, Louis no pudo resistir arrastrar la toalla alrededor del lado de Harry, deslizándola desde la cadera hasta el firme vientre. Harry atrapó su muñeca, mientras ascendía en el pecho. Louis estaba casi lo suficientemente cerca como para presionar su cuerpo contra la espalda de Harry. Se mantuvo a raya, pero su pene tenía otras ideas. Lleno y doloroso, se alargó extendiéndose por el culo Harry. La punta de la polla de Louis cepillaba la parte baja de la espalda del otro hombre.

Harry giró la cabeza hacia su hombro. Louis se quedó completamente quieto. El agua golpeaba a su alrededor. El vapor hacía tiempo que había nublado el cuarto de baño. Podría haber sido un momento en que el mundo alrededor de ellos se alejase y se perdieran en el cuerpo del otro. Lo habían hecho antes. Hoy, sin embargo, los dedos de Hary sujetaron la muñeca de Louis, y a pesar de su respiración áspera, no hubo invitación a tomar las cosas más allá.

El silencio entre ellos punzó en el pecho de Louis. Más fuerte que cualquier argumento, demostraba exactamente cuán tensas las cosas habían crecido entre ellos. No capaz de soportarlo más, Louis dijo. ―Quiero decirle a nuestras familias sobre nosotros.

Los dedos de Harry se flexionaron en su muñeca. Adelantó de nuevo su cara y bajó la barbilla hasta el pecho. El rocío del agua cambió de curso, fluyendo entre ellos y salpicando la cara de Louis. Tuvo que dar un paso atrás para respirar libremente. Más lejos.

―No estoy listo ―murmuró Harry―. Nosotros no estamos listos.

―Ha sido un año. La barbacoa anual sólo se produce, bueno, anualmente. No quiero esperar otro año.

―No estamos listos ―repitió con más firmeza Harry.

―¿Debido a que estamos teniendo un desacuerdo? Jesús, Harry, las parejas tienen desacuerdos todo el tiempo. No me puedes decir que nunca has discutido con una novia antes.

Harry se giró.

Louis le dio lugar. Sin embargo, más lejos. Se estaban separando el uno del otro, no consiguiendo acercarse. Era exactamente lo contrario a lo que Louis tenía la esperanza de lograr al unirse a él en la ducha.

―Este desacuerdo no es típico, y no somos una pareja típica.

―No, estás definitivamente en lo cierto acerca de eso ―coincidió Louis―. Somos una pareja sólida con años de amistad involucrada. Hemos trabajado juntos en casos que requieren de mucha habilidad deductiva y nos hemos cubierto los traseros uno al otro en tiroteos. Has tomado una bala por mí y he tomado una bala por ti. Lo que tenemos es más fuerte que cualquier pareja normal, Harry.

―También antes éramos hombres heterosexuales que de repente se hicieron gay uno por el otro. Eso va a ser un choque para nuestras familias. Habrá preguntas acerca de nuestro compromiso, y no creo que seamos fuertes en ese punto en este momento.

―¿No lo somos? ―Louis preguntó bruscamente―. Soy serio acerca de mi compromiso contigo. Te miro y pienso: para siempre.

―Te miro y veo a Lauren.

―Maldita sea, Harry ―Louis intervino.

―Tanto como vea a Lauren, no voy a joder mi dinámica familiar por un tipo que puede o no quererme en una semana más. No sacudiras alrededor de la familia. No somos sólidos. Si lo fuéramos, no estaríamos teniendo esta discusión.

Se miraron uno al otro, la ira hervía entre ellos. Un estridente pitido sonó. Segundos más tarde era seguido por rítmicas vibraciones. Ellos estaban siendo localizados.

Harry tomó el paño de Louis. ―Tengo que terminar aquí.

―Están localizándonos a los dos. Encontraron algo.

―Respóndelo.

―No hemos terminado ―dijo Louis.

―No tenemos tiempo para hacer esto ―dijo Harry.

Louis maldijo en voz baja, corrió la cortina de la ducha a un lado y se subió a la alfombra de baño, chorreando. La lluvia continuó detrás de él, la cortina cayó nuevamente en su lugar, y Louis agarró su teléfono celular del mostrador para leer la página.

―Encontraron un cuerpo. Es la chica Dunne ―le dijo a Harry rotundamente.

―Cinco minutos. Estaré afuera en la puerta en cinco minutos.

Louis salió del baño y se vistió. Su pecho le dolía y sus ojos ardían con la necesidad de llorar. No se había sentido tan impotente desde que era un novato en su primera escena de homicidio. No había sentido la necesidad de llorar en todo ese tiempo probablemente.

Le temblaban las manos al terminar de vestirse. Harry estaba fuera de la ducha y tan malo como eso era necesitaban hablar, Louis no quería que Harry lo viera así. Camino a la cocina, agarró un par de barras de granola y algunas de manzana. Servirían para el desayuno.

―Vamos ―dijo Harry detrás de él.

―Listo. ―Empujó la barra de manzana y granola a Harry. 

Recogió las llaves de su vehículo del mostrador, llegó a su coche antes de darse cuenta que Harry no iba con él. La puerta del coche de Harry se cerró y lo encendió. Louis maldijo y subió en su propio coche.

¿Separado? Bien. Pero la cosa no había terminado. No por una posibilidad remota.

Harry se pellizcó el puente de la nariz. Había sido un largo día de revisión de la escena del crimen con Lauren, Andy, y Louis.

Louis se había mantenido mirándolo como si quisiera hablar. Harry se había asegurado de no estar solo para que pudiera. Tuvo que dejar la situación con Lauren fuera de juego. Sabía que Louis creía que no volvería con Lauren, pero siempre existía la posibilidad de que tuviera un desliz. Harry quería estar lejos cuando eso sucediera. Quería que Louis tuviera la oportunidad. Contrario a la lógica, al parecer, pero no era así. Louis lo hacía enloquecer de celos. 

No quería nada más que tomar a Louis y aferrarse a él tan fuerte como pudiera. Pero si ha habido alguna vez una prueba para ver si su relación era más que una fascinación temporal, era esta.

Lauren era una mujer malditamente atractiva. Tenía piernas interminables, un culo apretado, bien formado, y pechos que prácticamente levitaban de tan firmes que eran. Meneaba los lugares correctos y cada palabra la decía redondeando y suavizando sus labios como si estuviera haciendo sugerencias eróticas. Hubo más de una polla dura en el recinto en algún momento dado, y ella era la fuente.

Por desgracia para las otras pollas, el interés de Lauren estaba dedicado a un específico y gordo pene. Cada gesto, mirada, risa, toque casual era para Louis. ¿Por qué no lo sería? Louis se movía como el sexo.

Su cuerpo cambiaba posiciones fluidamente. Los calientes hoyuelos volvían sus raras sonrisas, juguetonas. Sus plateados ojos parecían insondables y claros, tan cautivantes en contra de su tez aceitunada y cabello castaño. Harry había probado sus labios, disfrutado de su esculpida plenitud. Había besado esa manzana de Adán y tenido las manos sobre cada aspecto del cuerpo de Louis.

En el sexo, Louis se movía de la misma manera. Un movimiento se convertía en parte del próximo, como maldita poesía. Sus calientes hoyuelos salían cuando su talentosa boca sonreía justo antes de envolverse alrededor de la polla de Harry al chupársela. 

Sólo de pensar en sus ojos azules mirándolo mientras él lo hacía, podía endurecer a Harry. Como lo hacía ahora. Una buena cosa que Harry estuviera sentado a la mesa de conferencias.

Andy se inclinó por encima del hombro, interrumpiendo el sueño. ―Impresionante.

En los últimos días, Haryy había desarrollado una nueva apreciación por el pequeño hombre. El vino con fuerza, pero Andy era en realidad un tipo bastante decente.

Se encogió de hombros ligeramente a la alabanza de Andy. No había muchos modelos sociales para un tipo haciendo cumplidos al palo de otro hombre.

―Entonces, ¿cuál es el problema? ―Andy le preguntó, tomando la silla a su lado.

―¿El asesino o el hombre?

―Ambos. O bien ―contestó Andy―, ¿por qué no estás luchando por él?

―Lo estoy, a mi manera.

―No parece una lucha por él. Parece una lucha con él ―señaló Andy.

―Un poco de ambos.

―¿Lanzarlo para caer en la tentación y ver lo que hace? ―preguntó Andy.

―En parte. Necesito saber que no soy...

―¿Desechable?

―Sí.

―¿Así que lo empujas a los brazos de Lauren? Tu lógica está liada ―dijo Andy.

―Ya lo sé.

Andy apoyó un codo en la mesa de conferencias y la barbilla en su palma mientras miraba a Harry. ―Has tomado su decisión por él. Ni siquiera estás esperando que él te diga lo que quiere.

Harry se burló en voz baja. ―No, no lo estoy. Además, sé lo que dice que quiere.

―¿Te dijo que te quiere, y todavía estás actuando cómo un asno? ―preguntó Andy con incredulidad.

―Estás en la misma línea de trabajo que yo. Sabes que hay una diferencia entre lo que alguien dice y lo que hace. Bueno, míralo haciendo ―señaló Harry a Louis que estaba escribiendo en la pizarra, mientras que Lauren le acariciaba la espalda.

―Maldita sea―murmuró Andy, sin mirar a Louis y Lauren, pero mirando con el alma a Harry―. Estás caliente y eres inteligente, pero eres un poco tonto. Y, sin embargo ―dijo, suspirando―, mataría porque un tipo como tú, estuviese tan metido conmigo como lo estás con él.

Harry lo miró. Hubo un toque melancólico en la sonrisa de Andy. ―Está por ahí en alguna parte.

―Ojalá estuviera frente a mí ahora mismo ―Andy bromeó.

―Gracias por no intentar nada durante todas las noches que nos colgamos después del trabajo.

―Si pensara que me llevarías arriba sobre él, Louis o no Louis, lo habría hecho.

―Lo siento.

Andy levantó las cejas. ―Dime algo. Si Louis no estuviera, ¿tendría una oportunidad?

Harry lo estudió. ―Yo estaba con chicas antes de Louis.

―Sígueme la corriente.

Harry sabía lo que estaba buscando. La pesca de elogios y mierda, pero él lo entendía. Si Harry no fuera a casa con Louis todas las noches y no parecía ser una oportunidad de tenerlo, querría saber si Louis pensaba que estaba caliente de todos modos.

―Tan persistente como eres, sí. Quizás no antes de Louis porque no tenía pensamientos acerca de tipos antes de él. Pero después, sabiendo lo que sé y cómo puede ser, sí, probablemente.

―Bien. Nuevo plan de acción. Sigue arrojando a Louis a Lauren y cuando rompa contigo, voy a hacerte sentir mejor.

Harry miró a Louis de nuevo. ¿Es eso lo que estaba haciendo? Harry no pensaba que les estaba arrojando juntos, pero si eso es lo que Andy veía, ¿era lo que Louis veía, también? ―Joder. Soy un idiota.

―Sí, lo eres.

―Vete a la mierda ― dijo Harry, riendo.

Andy inhaló bruscamente, abriendo sus ojos con satisfacción.

―Dios, tú eres más sexy de lo que un hombre tiene derecho a ser.

―Ahora estás siendo espeluznante ―le dijo Harry.

―Tal vez, pero al menos sabes cómo me siento. ¿Sabe Louis cómo te sientes?


―Eres como un hada madrina twinky.

Ahora Andy se rió también. ―Deberías ver a mi varita mágica.

―¿Ustedes dos van a trabajar o flirtear todo el día? ―espetó Louis.

Harry volvió la mirada hacia la furiosa de Louis. Oh, mierda. Lo que había visto Louis, tenía que haberse visto mal. Andy prácticamente despatarrado en la mesa al lado de Harry y los dos riendo.

Se armó de valor, se levantó y cerró las persianas verticales en la sala de conferencias. El enlace de CLU se había ido a casa a la hora de salida, mientras que el FBI, Harry, y Louis había seguido trabajando. Louis estaba estirando veinticuatro horas sin dormir.
Tenía que estar drenado, lo que significaba que se cabrearía fácilmente. Bueno, ya era hora: Harry se puso de pie e hizo algo sobre la confusión. Cruzó la habitación hacia Louis que había vuelto a trabajar en la pizarra. Lauren se inclinó hacia él, extendió la mano y le apartó el cabello de la frente. La perra iba a pagar por eso, Harry decidió.

―Lauren ―dijo.

―Oh, ¿estás trabajando ahora? ―Ella comento sarcástica―. Andy es algo tentador. Estaba segura de que ustedes dos estaban a punto de buscar una habitación.

―Andy es un buen tipo. Tú, sin embargo, eres una puta. Quita tus manos de mi novio.

Louis dio media vuelta, sorprendido. Lauren se burló.

―No actúas como si fuera tu novio ―dijo.

―Eso es porque he sido un idiota ―dijo las palabras a Louis―. Jodidamente odio la forma en que ella está toda sobre ti. No me gusta que ustedes dos tengan una historia y que en un tiempo la quisieras lo suficiente como para casarte con ella. Odio que nunca hubieras cerrado tu relación con ella, porque quiere decir que siempre te preguntarás qué hubiera pasado. Y, sobre todo, yo jodidamente odio lo que siento cuando dejas que ella te toque.

Louis golpeó bruscamente la mano de su brazo. ―Ella no me tocará de nuevo ― dijo con aspereza.

Harry tomó su bíceps y lo arrastró cerca. Nunca había necesitado besar a Louis más que en este momento. 

Necesitaba saber que las palabras que Louis dijo eran lo que Harry pensaba que quería decir. Necesitaba saber que Louis estaba dispuesto a ir a por ello, frente a Lauren, esperanzadamente cerrando de golpe la puerta emocional en su impertinente nariz para siempre.

Besó a Louis, posesivamente. Quería que Lauren tuviera un asiento de primera fila en el modo que Louis le dejaba sumergirle en la pasión en lugar de picotazos de provisional afecto. No quería dejar ninguna duda en su mente, y en la suya propia, que Louis realmente era suyo. Para besar cuando él quisiera, para joder cuando quisiera, que sólo Harry daba vueltas en la cabeza de Louis con amor, no alguna sofocante Amazona pelirroja del sexo.

Louis se fundió en el abrazo, sus labios entreabiertos y agarró el culo de Harry. Todo el cuerpo de este suspiró con vertiginoso alivio.

Andy gimió, haciéndose eco de los pensamientos de Harry exactamente.

Su boca se sentía como el cielo. Dios, echaba de menos esto. Extrañaba el calor deslizándose en la boca y el pequeño, diminuto parpadeo que a veces daba a Harry a lo largo de su labio inferior. Extrañaba escuchar la forma en la que Louis contenía la respiración.

Harry entreabrió los ojos, sonriendo al verle un delator hoyuelo en la mejilla. Dios, sí, malditamente extrañaba a su hombre.

Louis se hizo atrás, con una sonrisa de niño en los húmedos labios. ―Te das cuenta de que estamos en la sala de conferencias del recinto, ¿no?

―No me importa.

―¿Qué ha cambiado?

―Mi hada madrina twinky allí, me convenció de que estaba siendo un asno quejoso. Pensé que tenías que decidir por ti mismo que Lauren no tuviera nada más de ti. Nunca he renunciado a una pelea antes, así que no podía renunciar a la más importante en mi vida ―confesó Harry.

―¿Significa esto que me crees?

―Sí ―reconoció Harry.

―Gracias a Dios ―exclamó Louis, arrastrándolo a otro largo beso.

―¿Qué pasa con nosotros? Tuvimos algo grande ―se quejó Lauren al lado de ellos.

Louis se volvió hacia ella, todavía cerca de Harry. ―Lauren, nunca hubo necesidad de cierre para ti. Una vez que te fuiste, nunca miré hacia atrás en mis recuerdos de ti como lo que podría haber sido.

―¿Por qué no? Podríamos tenerlo todo otra vez.

―Porque yo nunca me casaría con alguien que pensaba que valía la pena dejarme en primer lugar. Yo nunca habría perdido mi tiempo con alguien que tenía tan poco respeto por mí que no me dijo adiós a la cara ―terminó Louis.

El orgullo llenó el pecho de Harry. No le había dado a Louis el crédito suficiente. No cometería el mismo error otra vez.

―¿Qué pasa con él? Estaba dispuesto a dejarte ir ―le espetó ella.

―¿Él? ―Louis lo miró―. No es más que un cabezón. Yo sé que él me ama. Tan retorcido y celoso como estaba actuando, definitivamente no era indiferente. Esperaba que viniera tarde o temprano.

―Me llevó bastante tiempo. Lo bueno es que eres un hombre paciente ―murmuró Harry contra los labios de Louis.

―Cuando se trata de ti, tengo el resto de mi vida para asegurarme de hacerlo bien. Si estabas inseguro acerca de nosotros por unos días, sólo significaba que tenía que asegurarme que supieras lo que siento por ti hasta que lo averiguaras por ti mismo.

―Un jodido mago de la brillantez ―determinó Harry.

―Lo que sería brillante es resolver este caso para que pueda llevarte a casa y pasar mis noches de nuevo contigo ―dijo Louis.

―Así que si terminaron de hacer lo que fuera, ¿podemos hacer eso? ―se quejó Lauren.

―Claro ―respondió Louis de mala gana, dejando ir a Harry―. ¿Qué dijo tu perfilador sobre la niña Dunne?

―Lo estrecho combinandolo. ―Andy se paró y se movió hacia la mesa donde los otros tres hablaban―. Pensamos que no era un patrón relativo de comportamiento disociado, ¿recuerdas?

―¿Lo de los niños que son sustitutos de una persona que vive? ―recordó Harry.

―Podemos estar equivocados. Con el nuevo cuerpo se ve como que un patrón está emergiendo ―dijo Andy. Haciendo ‘clic’ con un control remoto en la mano, cambió la pantalla en la esquina de la sala para mostrar lo que había estado en la computadora portátil de Andy, ahora proyectado para que todos lo vieran. Era el informe del
perfil.

―¿Cómo un cuerpo cambia una resolución importante como esa? ―preguntó Louis―. Suena como un pésimo perfil puesto que era nuestra evaluación inicial y el FBI entró y lo arrojó por la ventana.

La frustración era gruesa en su voz. Harry notó los espasmos musculares en la mandíbula. Lo comprendió por completo, puesto que había tenido que tirar la mayor parte de su propio trabajo cuando el FBI apareció para hacerse cargo. Ahora, ¿iban de regreso a las suposiciones originales?

―Qué pérdida de tiempo ― Harry escupió.

―Fácil ―murmuró Lauren, como si esa palabra los calmara a ambos―. Nunca hemos ignorado la posibilidad del niño como un suplente, se le dio sólo una prioridad más baja que a la otra información que teníamos.

―Sí, pero tomó otro secuestro y otro cadáver para saber que nos dirigíamos en la dirección correcta todo el tiempo. Explícale eso a la madre de Melissa Price, Lauren. Mejor aún. Haz que tu caprichoso perfilador de lujo vuele aquí y le sostenga la mano en el funeral de su hija cuando la encontremos, porque estoy malditamente seguro de que esto acaba de retrasarnos un día o dos ―escupió Louis.

―Oye, enfríalo. Hace unos minutos estábamos marchando muy bien. Volvamos a la profesionalidad ―dijo Lauren, sosteniendo las manos, con las palmas hacia abajo como si estuviera físicamente dominando el aire.

Andy resopló con desdén. ―Tienen razón.

―¿De qué lado estás? ―le espetó.

―Los 'niños'. Los 'padres'. El suyo. No puedes decirme que no estás molesta por el revés también ―contestó Andy.

―Tuvimos que seguir las reglas. Esa es la manera en que se hace. Todos lo sabemos, y es por eso que reevaluamos cada nuevo hallazgo. Esto pasa a ser la nueva dirección aparente ―razonó.

―No importa quién tiene la culpa de esto ―Harry interrumpió―. Sólo debemos ir desde aquí, ¿lo captas Trabajaremos juntos y avanzaremos desde aquí.

―No se sorprendan si no seguimos su perfil. Harry y yo no hacemos mierda marica de fantasía para encontrar respuestas. Nosotros hacemos algo radical. Seguimos a la evidencia y la evidencia debería haber sido la prioridad, no el grado de algún tío y la magia de algún cubículo en Quántico ―maldijo Louis, en una serie de malas palabras.

Harry dejó caer las manos en las caderas, cerrando los ojos en la total pérdida de tiempo de todo eso. Era probable que no hubiesen podido detener el reciente secuestro. Lo que podían haber hecho era que el asesino lo pensara dos veces, asustarlo.

―Volver a empezar desde cero ―murmuró Harry. Miró a los otros tres―. Aquí hay una pista. Ustedes dos, hagan las cosas a la manera del FBI. Louis y yo ya lo intentamos y creo que es seguro decir que el FBI tiene la cabeza en el culo en este caso. Nosotros lo haremos a nuestra manera. Compartiremos información y haremos el trabajo abarcando a todos los departamentos disponibles que tenemos entre nosotros.

―¿Una competencia? ―Lauren preguntó con ojos brillantes.

Louis sopló una risa incrédula. Incluso Andy le lanzó una mirada tensa.

Harry se limitó a sacudir la cabeza. ―Trabajo policíaco, Lauren. Buen y pasado de moda trabajo policíaco para encontrar a la niña y al asesino lo más rápido posible.

―La competencia es buena ―dijo ella a la defensiva.

―Es de mal gusto ―criticó Andy. Se volvió a Louis―. ¿Qué carajo viste alguna vez en ella? Es una perra sin corazón.

La mandíbula de Lauren cayó, el rosa coloreó sus mejillas.

Louis se encogió de hombros, claramente disgustado. ―Joder, si lo sé. Harry, vamos a repasar las notas de nuestro caso una vez más, solos ―dijo enfáticamente―. Averigüemos si pasamos por alto algo mientras nos inclinábamos a la voluntad del FBI.

―Está bien. ―Harry cogió su cuaderno de notas, una pila de papeles, y siguió a Louis que había tomado varios papeles más y su ordenador portátil.

―Tienen que compartir sus hallazgos ―declaró Lauren.

―Así como ustedes, pero por ahora, nos estamos reagrupando. Andy ―Harry se dirigió a él―, nos mantienes en la rueda. Nosotros te diremos si sabemos algo nuevo.

Andy asintió con la cabeza. ―Claro.

―Eres un buen tipo, Andy ―agregó Harry.

Andy miró entre él y Louis. ―No lo suficientemente bueno para dar vuelta tu cabeza.

―Conozco a un tipo. Consigamos terminar este caso, y le hablaré bien de ti. Es un joven y caliente policía en otro precinto. Se apellida Knight. ―Harry le envió un guiño antes de salir con Louis.

―¿Crees que fue una buena idea? ―preguntó Louis después que se fueron.

―¿Por qué no lo sería?

―No creo que Knight esté fuera.

Harry sonrió. ―Eso no parece desalentar a Andy. Además, es sólo una introducción.

―Bueno, cuando llames a Rook para arreglarlo, dile que le dije hola.

―Voy a hacer algo mejor. Vamos a invitar a Torre y Nate a la parrillada y Knight vendrá detrás ―sugirió Harry.

―Déjame adivinar. Vas a invitar a Andy convenientemente también.

Harry asintió a través de su risa.

―Ahora, ¿quién es la madrina twinky?