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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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the sisters are back | one direction.
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Página 13 de 22. • 1 ... 8 ... 12, 13, 14 ... 17 ... 22
Re: the sisters are back | one direction.
perdon ;-;hemmings. escribió:Nyan, la paciencia no es mi virtud
me dejaron mucha tarea, llevo una pagina del capitulo y espero terminarlo pronto:(
hoy o mañana subo.
t-t
Opal
Re: the sisters are back | one direction.
Capitulo 007
Jesy Nelson
La música de mal gusto retumba en mis oídos y en mi pecho. Los tímpanos se me rompen y me acerco a la barra con un tremendo dolor de cabeza. No debí venir, pero no quería mostrar mi lado amargado apenas siendo el primer día después de un año. Le pido al barman un vaso de refresco y me siento en una butaca vacía.
Saco mi celular en busca de entretenimiento barato. El barman me entrega el vaso al mismo tiempo que siento una respiración en mi oído. Me estremezco y doy un pequeño salto en mi asiento.
— Buuú.
Giro con el ceño fruncido y ahí está él, con su cabello un poco más largo y más rizado. El mismísimo George Shelley parado frente a mí con un trago entre los dedos y una sonrisa divertida. Sonrío y él sonríe aún más. George se sienta en la butaca de al lado y me observa con los ojos brillantes.
— Nunca pensé volver a verte— empezó la plática él —. Y por alguna razón, no he podido dejar de pensar en ti. ¿Loco no? Y… nunca fuimos nada.
— Sí — digo con la voz un tanto seca. Doy risitas nerviosas y trato de no mirarle directamente a los ojos —. Tampoco pensé en volver a verte jamás… por aquí ¿acaso vienes seguido o me esperaste trescientos sesenta y cinco días para ver mi regreso?
George sonríe y niega con la cabeza. Da un sorbo a su bebida y de nuevo me observa.
— Creo que las llaman “casualidades”— dice —. Vine con unos amigos a celebrar algo y después escuché el alboroto sobre One Direction y después vi tu espalda. Estuve pensando alrededor de quince minutos si venir y saludarte o no. Pero no sabía si te volvería a ver. Así que…, henos aquí, Nelson.
— Henos aquí, Shelley.
— Nunca me dijiste que salías con Liam— dice de repente mirando un punto fijo que no era yo. Su semblante cambia, ahora está serio y es de mármol. Alzo las cejas y frunzo los labios. Esa cosa con Liam es tan difícil de explicar cómo la física cuántica.
— Te explicaré todo, ¿de acuerdo, George? Y lo haré de la mejor y más simple manera posible: jamás estuve saliendo con Liam. Solo fue un truco de publicidad. Y, créeme, Liam y yo jamás saldremos. Ni pasado ni presente ni futuro. Así de fácil.
El brillo en los ojos de George vuelve pero su cara sigue inexpresiva. Froto un ojo y sin querer, busco con la mirada a Liam, quien charla con una chica morena. Nada. Así es como me siento. Él es libre de salir con quien quiera y yo, bueno, yo también. Doy una diminuta sonrisa para mí misma y observo a George fervientemente.
Día y noche me había acostumbrado a la idea de que Liam me amaba, pero que lo nuestro no podía ser, de alguna manera; las relaciones, la distancia, el tiempo. Todo es efímero, y el amor no es la excepción. En este momento, no sé si Liam aún recuerda aquella etiqueta que me dio hace un año. Pero no importa si no. Porque yo lo recuerdo y será un lindo recuerdo: tuve el corazón de Liam Payne en mis manos.
Ahora mismo tampoco sabía que sentía por él. Amor ya no. El árbol de mi metáfora de amor se había secado y todas sus hojas estaban marchitas ya desde hacía mucho tiempo. Enamoramiento tampoco. Cariño es la mejor palabra. Conviví con él los mejores dos meses de toda mi vida. Cometí los errores que tenía que cometer, y sí, me arrepiento de todos y cada uno que hice. Pero sin ellos, no hubiera llegado hasta donde estoy ahora, frente a George Shelley sonriéndome y con Liam allá, lejos, hablando con una chica.
Sin remordimientos.
— ¿Quieres jugar algo?— le pregunto a George —. Hagamos como que volvimos el tiempo a hace un año. Yo estoy sentada aquí y te presentas.
— Hola, mi nombre es George— dice y suelta una risita. Cierro un ojo y río al mismo tiempo.
— Hola mi nombre es Jesy. En realidad Jesica pero todo el mundo me llama Jesy.
De pronto, escucho el barullo proveniente del otro lado del bar, donde ya se ha formado el tumulto de la gente.
— No me gusta cómo suena eso— murmuro para mí. George toma suavemente mi mano y me jala hasta la rueda de personas. Sí, ahí está el castaño cabello de Sophia y el negro de una sujeto que no tengo ni idea de quién es. Y ahí está Jackeline quien también se ha unido a la pelea y los chicos y Charlotte y Leighton. Busco a Zayn con la mirada y milagrosamente acude a mi encuentro.
— ¿Qué sucede?— le pregunto. Zayn me observa a mí, después a George, nuestro agarre de manos y finalmente a mí, de nuevo. Me dedica una mirada como diciéndome “Luego hablamos” y responde.
— Sophia encontró a Louis besándose con una chica. Sophia le dijo a Louis que era imprudente besarse con una chica estando Leighton aquí y bueno… el resto te lo podrás imaginar, de seguro.
— Sí. Lamentablemente. ¿Por qué no las separan?
— Harry y Niall tratan pero siempre reciben arañazos— responde Zayn un tanto divertido. Lo miro mal y sus comisuras vuelven a su estado normal.
— Bueno, será mejor que nos vayamos de aquí antes de que los fotógrafos lleguen y arruinen más esto— digo avanzando lentamente hacia la entrada del bar. Intercambiamos un par de palabras y al final, se acerca. Me aparto sin pensarlo pero él me sigue y termina dándome un beso en la mejilla. Doy una risita nerviosa dirigiendo mi mano a mi mejilla.
— Perdón— digo y río de nuevo —. Ya me había acostumbrado a que nadie me… besara las mejillas. Creo.
— Está bien. Te llamo más tarde— dice y sale del bar. Observo a la lejanía a Harry que cubre a Sophia con su chaqueta y a Zayn con Jackeline. Los cuatro tienen un aspecto terrible y sin notarlo hago una mueca.
Y en total, tardamos más de una hora en llegar al hogar de one direction.
[***]
Camino de un lado a otro en mi habitación. Todo el mundo se ha ido a dormir pero gracias a mi insomnio he tenido que levantarme y hacer algo. Dirijo el rostro hacia el reloj improvisadamente colgado en la pared. Son cerca de las tres y cuarto de la mañana.
Escucho los pasos de alguien caminar cerca de mi puerta y me siento en la cama y tomo un libro de la universidad que dejé por ahí tirado. La persona detrás de mi puerta toca con sus nudillos y me pregunto quién estará despierto a las tres de la mañana.
Dejo exhalar un poco de aire pensando que es Zayn. Aunque tampoco sabría que estaría haciendo Zayn despierto a las tres de la mañana.
Abro la puerta y los ojos marrones de Liam se asoman. Frunzo el ceño y me quedo en el umbral de la puerta, con los niveles de sangre bajando a cada segundo. ¿Qué hace aquí? En serio, ¿qué hace aquí?
— ¿No me invitarás a pasar?— dice él con una sonrisa de lado. Frunzo aún más el ceño y quiero patearle en la entrepierna.
— No— contesto como si fuera la respuesta más obvia del mundo —. ¿Qué haces aquí?— pregunto con hostilidad y muy lentamente para que pueda entenderme y darme una contestación coherente.
— Iba al baño y tu luz estaba prendida. Entonces vine y toqué la puerta.
— ¿Con qué motivo, Payne?
— Desde que llegaste estás actuando un poco extraño.
Mis nervios están de punta y me siento como una bola de electricidad que quemara con solo tocarla con la punta de la nariz. Trato de calmarme y doy hondas bocanadas de aire y finalmente lo dejo pasar. Quiero aclararle un par de cosas para que éste verano no sea tan… inolvidable… como el pasado.
Él se sienta en la cama y yo me siento en la silla frente al escritorio. Me da una cara rara, como diciendo “¿Por qué te sentaste ahí si había suficiente espacio a mi lado?” y bufo.
— Escúchame, Liam— empiezo mi largo –o no tanto– discurso —, pero escúchame bien, ¿de acuerdo? El año pasado fue una experiencia… genial, lo admito. Pero creo que eso ya pasó. Maduramos doce meses completos y creo que ya no pensamos igual. Las cosas cambian y la vida sigue su rumbo. No he escuchado mucho sobre ti pero tengo entendido que saliste de una relación hace pocos meses. Mira, yo estoy centrada completamente en mis estudios y tú deberías estarlo con tú carrera. El amor y las relaciones y todos esos absurdos sentimientos son fugases y…
— No, espera, Jesica— dice en tono serio lo cual me hace vacilar —. Creo que no entiendes. ¿Recuerdas esa pequeña tarjeta que dejé con las flores? ¿Recuerdas lo que decía? “Te amo, Jesica”. Espero que no pienses que jugaba con ello. De verdad, te quiero. Lo admito sin tartamudear. Estoy seguro de lo que siento. Estoy estúpidamente enamorado de una persona que no me corresponde. Me hago daño, pero lo sigo haciendo. Te dejé ir a Berlín porque te amaba y sabría que de alguna manera no te sentirías feliz, aquí, a mi lado. ¿Has escuchado eso de “si la amas, déjala ir, si regresa es tuyo y si no, nunca lo fue”?— me muerdo la lengua pensando en el contrato y en Zayn. Los motivos de mi regreso no incluyen a Liam y sin embargo, asiento —. Bueno, ¡regresaste! Ese es mi punto. Finalmente regresaste.
— ¡No Liam!— susurro bajando la vista con las mejillas ardiendo —. De verdad que no entiendes. Y quiero que te quede claro. Un nosotros no existió, ni existe ni existirá. Nos hacemos mucho daño cada uno y es lo mejor que solo continuemos siendo solo amigos. Pero si no quieres serlo, te entenderé. Eres libre, de todos modos. Entiendo que… me ames. No puedo cambiar lo que sientes. Pero quiero que entiendas que…
— Escúchame— dice en un tono suave —, está bien. No intentaré nada amoroso, por el momento. Pero entiende que no me rendiré así de fácil. Y te amo, quiero que lo tengas presente. Eso es lo único que quiero decir.
Y sin más, Liam abandona la habitación, dejándome con un grueso nudo en la garganta.
[***]
Despierto aun pensando en la declaración de Liam. Él me ama y yo ni si quiera sé qué es lo que siento exactamente por él, como nunca lo he sabido. Porque es una especie de amor de amigos-amistad-cariño. Del tipo de relación que tienes con un mejor amigo desde años. Y cuando te das cuenta de que te gusta, te sientes avergonzada y en estado de negación por qué, ¿cómo no te pudiste dar cuenta? Y entonces empieza ese embrollo de sentimientos y oposición.
Y, sinceramente, odio ese sentimiento. Odio lo que siento por él porque no lo entiendo. Y cuando trato de explicárselo, las palabras no me salen y los significados son pocos. Y finalmente, él sufre más que yo. Y que una persona sufra por la estupidez de otra, es insoportable.
El estómago me ruge y estiro la mano para tomar mi celular. Observo los mensajes de mis amigos en Alemania y veo la hora. Cerca de las dos de la tarde.
Hago una mueca con los labios y en el mismo instante se escucha un gran alboroto en la planta baja. Varios gritos y más ajetreo y me pregunto qué es lo que sucede ahora.
Bajo hasta la cocina y el desastre es claramente notorio. Parece como si la cocina fuera el ojo de un huracán invisible.
Suspiro un poco y las ganas de limpiar me acechan. En los últimos cinco meses desarrollé una fobia a lo desordenado o fuera de su lugar. Y eso causa que me den ganas de poner todo en su lugar y que quede todo el suelo limpio. Estampo mi cabeza con la mano y preparo un plato con cereal. Cuando lo termino, empiezo la ardua tarea.
Estoy empezando con el baño cuando los gritos de Jackeline me hacen sobresaltar. Minutos más tarde, Jackeline me encuentra restregando el baño y me hace levantarme. Leighton y Charlotte están detrás de ellas y las tres nos encerramos en la habitación de Charlotte.
— ¿Y bien?— pregunto a Charlotte—. ¿Cómo te trata la vida?
Charlotte sonríe y se tumba en la cama.
— No me quejo— deja escapar un largo suspiro —. Me va bien en la escuela y he conseguido el mejor novio de toda la historia. Y — remarcación —, no es Zayn. Perdona que lo diga.
Dejo escapar una carcajada burlesca y asiento.
— Está bien, todo el mundo sabe que Zayn no es el mejor en las relaciones. ¿Y qué hay de ti, Leigh?
Ella se ha quedado callada, sentada en el suelo enredando y desenredando el hilo salido del felpudo. Reacciona un par de segundos después y sonríe.
— Sí, bien, también. Me casaré con mi novio este año.
— Pues no te escuchas exactamente como una novia que se casará con su novio próximamente— señala Charlotte alzando la ceja.
— Es un poco complicado. Regresar aquí y ver a los chicos de la misma manera que hace un año es prácticamente imposible. Al menos para mí.
— Para todas, Leighton— añado sin pensarlo dos veces.
— Y con lo que pasó ayer… bueno, me hizo pensar varias cosas. Y también me di cuenta de otras— se queda observando un punto en la nada y después alza la vista y sonríe de oreja a oreja —. No es importante, de todos modos. Lo último que quiero es preocuparlas con pensamientos tontos.
Charlotte da un respingo.
— Ningún pensamiento es tonto— dice ella —. Cualquier cosa que te incomode nos dices y veremos cómo nos las arreglamos. ¿Somos hermanas después de todo no?
Suelto una risita.
— Te vi hablando con George ayer— dice Leighton con una voz cantarina; alzo una ceja al mismo tiempo que Charlotte me golpea con una almohada —. Y también vi que quiso darte un beso pero no lo dejaste… ¿aún sigues pensando en el estúpido de mí hermano?
Doy un suspiro largo. Si supieras.
— Nah — digo —. Es solo que después de un año me tomó por sorpresa. Quiero darle una oportunidad. Esta vez de verdad. Sólida como hierro. A George, quiero decir.
— ¿Segura?— pregunta Charlotte.
— Sí.
Saco mi celular en busca de entretenimiento barato. El barman me entrega el vaso al mismo tiempo que siento una respiración en mi oído. Me estremezco y doy un pequeño salto en mi asiento.
— Buuú.
Giro con el ceño fruncido y ahí está él, con su cabello un poco más largo y más rizado. El mismísimo George Shelley parado frente a mí con un trago entre los dedos y una sonrisa divertida. Sonrío y él sonríe aún más. George se sienta en la butaca de al lado y me observa con los ojos brillantes.
— Nunca pensé volver a verte— empezó la plática él —. Y por alguna razón, no he podido dejar de pensar en ti. ¿Loco no? Y… nunca fuimos nada.
— Sí — digo con la voz un tanto seca. Doy risitas nerviosas y trato de no mirarle directamente a los ojos —. Tampoco pensé en volver a verte jamás… por aquí ¿acaso vienes seguido o me esperaste trescientos sesenta y cinco días para ver mi regreso?
George sonríe y niega con la cabeza. Da un sorbo a su bebida y de nuevo me observa.
— Creo que las llaman “casualidades”— dice —. Vine con unos amigos a celebrar algo y después escuché el alboroto sobre One Direction y después vi tu espalda. Estuve pensando alrededor de quince minutos si venir y saludarte o no. Pero no sabía si te volvería a ver. Así que…, henos aquí, Nelson.
— Henos aquí, Shelley.
— Nunca me dijiste que salías con Liam— dice de repente mirando un punto fijo que no era yo. Su semblante cambia, ahora está serio y es de mármol. Alzo las cejas y frunzo los labios. Esa cosa con Liam es tan difícil de explicar cómo la física cuántica.
— Te explicaré todo, ¿de acuerdo, George? Y lo haré de la mejor y más simple manera posible: jamás estuve saliendo con Liam. Solo fue un truco de publicidad. Y, créeme, Liam y yo jamás saldremos. Ni pasado ni presente ni futuro. Así de fácil.
El brillo en los ojos de George vuelve pero su cara sigue inexpresiva. Froto un ojo y sin querer, busco con la mirada a Liam, quien charla con una chica morena. Nada. Así es como me siento. Él es libre de salir con quien quiera y yo, bueno, yo también. Doy una diminuta sonrisa para mí misma y observo a George fervientemente.
Día y noche me había acostumbrado a la idea de que Liam me amaba, pero que lo nuestro no podía ser, de alguna manera; las relaciones, la distancia, el tiempo. Todo es efímero, y el amor no es la excepción. En este momento, no sé si Liam aún recuerda aquella etiqueta que me dio hace un año. Pero no importa si no. Porque yo lo recuerdo y será un lindo recuerdo: tuve el corazón de Liam Payne en mis manos.
Ahora mismo tampoco sabía que sentía por él. Amor ya no. El árbol de mi metáfora de amor se había secado y todas sus hojas estaban marchitas ya desde hacía mucho tiempo. Enamoramiento tampoco. Cariño es la mejor palabra. Conviví con él los mejores dos meses de toda mi vida. Cometí los errores que tenía que cometer, y sí, me arrepiento de todos y cada uno que hice. Pero sin ellos, no hubiera llegado hasta donde estoy ahora, frente a George Shelley sonriéndome y con Liam allá, lejos, hablando con una chica.
Sin remordimientos.
— ¿Quieres jugar algo?— le pregunto a George —. Hagamos como que volvimos el tiempo a hace un año. Yo estoy sentada aquí y te presentas.
— Hola, mi nombre es George— dice y suelta una risita. Cierro un ojo y río al mismo tiempo.
— Hola mi nombre es Jesy. En realidad Jesica pero todo el mundo me llama Jesy.
De pronto, escucho el barullo proveniente del otro lado del bar, donde ya se ha formado el tumulto de la gente.
— No me gusta cómo suena eso— murmuro para mí. George toma suavemente mi mano y me jala hasta la rueda de personas. Sí, ahí está el castaño cabello de Sophia y el negro de una sujeto que no tengo ni idea de quién es. Y ahí está Jackeline quien también se ha unido a la pelea y los chicos y Charlotte y Leighton. Busco a Zayn con la mirada y milagrosamente acude a mi encuentro.
— ¿Qué sucede?— le pregunto. Zayn me observa a mí, después a George, nuestro agarre de manos y finalmente a mí, de nuevo. Me dedica una mirada como diciéndome “Luego hablamos” y responde.
— Sophia encontró a Louis besándose con una chica. Sophia le dijo a Louis que era imprudente besarse con una chica estando Leighton aquí y bueno… el resto te lo podrás imaginar, de seguro.
— Sí. Lamentablemente. ¿Por qué no las separan?
— Harry y Niall tratan pero siempre reciben arañazos— responde Zayn un tanto divertido. Lo miro mal y sus comisuras vuelven a su estado normal.
— Bueno, será mejor que nos vayamos de aquí antes de que los fotógrafos lleguen y arruinen más esto— digo avanzando lentamente hacia la entrada del bar. Intercambiamos un par de palabras y al final, se acerca. Me aparto sin pensarlo pero él me sigue y termina dándome un beso en la mejilla. Doy una risita nerviosa dirigiendo mi mano a mi mejilla.
— Perdón— digo y río de nuevo —. Ya me había acostumbrado a que nadie me… besara las mejillas. Creo.
— Está bien. Te llamo más tarde— dice y sale del bar. Observo a la lejanía a Harry que cubre a Sophia con su chaqueta y a Zayn con Jackeline. Los cuatro tienen un aspecto terrible y sin notarlo hago una mueca.
Y en total, tardamos más de una hora en llegar al hogar de one direction.
[***]
Camino de un lado a otro en mi habitación. Todo el mundo se ha ido a dormir pero gracias a mi insomnio he tenido que levantarme y hacer algo. Dirijo el rostro hacia el reloj improvisadamente colgado en la pared. Son cerca de las tres y cuarto de la mañana.
Escucho los pasos de alguien caminar cerca de mi puerta y me siento en la cama y tomo un libro de la universidad que dejé por ahí tirado. La persona detrás de mi puerta toca con sus nudillos y me pregunto quién estará despierto a las tres de la mañana.
Dejo exhalar un poco de aire pensando que es Zayn. Aunque tampoco sabría que estaría haciendo Zayn despierto a las tres de la mañana.
Abro la puerta y los ojos marrones de Liam se asoman. Frunzo el ceño y me quedo en el umbral de la puerta, con los niveles de sangre bajando a cada segundo. ¿Qué hace aquí? En serio, ¿qué hace aquí?
— ¿No me invitarás a pasar?— dice él con una sonrisa de lado. Frunzo aún más el ceño y quiero patearle en la entrepierna.
— No— contesto como si fuera la respuesta más obvia del mundo —. ¿Qué haces aquí?— pregunto con hostilidad y muy lentamente para que pueda entenderme y darme una contestación coherente.
— Iba al baño y tu luz estaba prendida. Entonces vine y toqué la puerta.
— ¿Con qué motivo, Payne?
— Desde que llegaste estás actuando un poco extraño.
Mis nervios están de punta y me siento como una bola de electricidad que quemara con solo tocarla con la punta de la nariz. Trato de calmarme y doy hondas bocanadas de aire y finalmente lo dejo pasar. Quiero aclararle un par de cosas para que éste verano no sea tan… inolvidable… como el pasado.
Él se sienta en la cama y yo me siento en la silla frente al escritorio. Me da una cara rara, como diciendo “¿Por qué te sentaste ahí si había suficiente espacio a mi lado?” y bufo.
— Escúchame, Liam— empiezo mi largo –o no tanto– discurso —, pero escúchame bien, ¿de acuerdo? El año pasado fue una experiencia… genial, lo admito. Pero creo que eso ya pasó. Maduramos doce meses completos y creo que ya no pensamos igual. Las cosas cambian y la vida sigue su rumbo. No he escuchado mucho sobre ti pero tengo entendido que saliste de una relación hace pocos meses. Mira, yo estoy centrada completamente en mis estudios y tú deberías estarlo con tú carrera. El amor y las relaciones y todos esos absurdos sentimientos son fugases y…
— No, espera, Jesica— dice en tono serio lo cual me hace vacilar —. Creo que no entiendes. ¿Recuerdas esa pequeña tarjeta que dejé con las flores? ¿Recuerdas lo que decía? “Te amo, Jesica”. Espero que no pienses que jugaba con ello. De verdad, te quiero. Lo admito sin tartamudear. Estoy seguro de lo que siento. Estoy estúpidamente enamorado de una persona que no me corresponde. Me hago daño, pero lo sigo haciendo. Te dejé ir a Berlín porque te amaba y sabría que de alguna manera no te sentirías feliz, aquí, a mi lado. ¿Has escuchado eso de “si la amas, déjala ir, si regresa es tuyo y si no, nunca lo fue”?— me muerdo la lengua pensando en el contrato y en Zayn. Los motivos de mi regreso no incluyen a Liam y sin embargo, asiento —. Bueno, ¡regresaste! Ese es mi punto. Finalmente regresaste.
— ¡No Liam!— susurro bajando la vista con las mejillas ardiendo —. De verdad que no entiendes. Y quiero que te quede claro. Un nosotros no existió, ni existe ni existirá. Nos hacemos mucho daño cada uno y es lo mejor que solo continuemos siendo solo amigos. Pero si no quieres serlo, te entenderé. Eres libre, de todos modos. Entiendo que… me ames. No puedo cambiar lo que sientes. Pero quiero que entiendas que…
— Escúchame— dice en un tono suave —, está bien. No intentaré nada amoroso, por el momento. Pero entiende que no me rendiré así de fácil. Y te amo, quiero que lo tengas presente. Eso es lo único que quiero decir.
Y sin más, Liam abandona la habitación, dejándome con un grueso nudo en la garganta.
[***]
Despierto aun pensando en la declaración de Liam. Él me ama y yo ni si quiera sé qué es lo que siento exactamente por él, como nunca lo he sabido. Porque es una especie de amor de amigos-amistad-cariño. Del tipo de relación que tienes con un mejor amigo desde años. Y cuando te das cuenta de que te gusta, te sientes avergonzada y en estado de negación por qué, ¿cómo no te pudiste dar cuenta? Y entonces empieza ese embrollo de sentimientos y oposición.
Y, sinceramente, odio ese sentimiento. Odio lo que siento por él porque no lo entiendo. Y cuando trato de explicárselo, las palabras no me salen y los significados son pocos. Y finalmente, él sufre más que yo. Y que una persona sufra por la estupidez de otra, es insoportable.
El estómago me ruge y estiro la mano para tomar mi celular. Observo los mensajes de mis amigos en Alemania y veo la hora. Cerca de las dos de la tarde.
Hago una mueca con los labios y en el mismo instante se escucha un gran alboroto en la planta baja. Varios gritos y más ajetreo y me pregunto qué es lo que sucede ahora.
Bajo hasta la cocina y el desastre es claramente notorio. Parece como si la cocina fuera el ojo de un huracán invisible.
Suspiro un poco y las ganas de limpiar me acechan. En los últimos cinco meses desarrollé una fobia a lo desordenado o fuera de su lugar. Y eso causa que me den ganas de poner todo en su lugar y que quede todo el suelo limpio. Estampo mi cabeza con la mano y preparo un plato con cereal. Cuando lo termino, empiezo la ardua tarea.
Estoy empezando con el baño cuando los gritos de Jackeline me hacen sobresaltar. Minutos más tarde, Jackeline me encuentra restregando el baño y me hace levantarme. Leighton y Charlotte están detrás de ellas y las tres nos encerramos en la habitación de Charlotte.
— ¿Y bien?— pregunto a Charlotte—. ¿Cómo te trata la vida?
Charlotte sonríe y se tumba en la cama.
— No me quejo— deja escapar un largo suspiro —. Me va bien en la escuela y he conseguido el mejor novio de toda la historia. Y — remarcación —, no es Zayn. Perdona que lo diga.
Dejo escapar una carcajada burlesca y asiento.
— Está bien, todo el mundo sabe que Zayn no es el mejor en las relaciones. ¿Y qué hay de ti, Leigh?
Ella se ha quedado callada, sentada en el suelo enredando y desenredando el hilo salido del felpudo. Reacciona un par de segundos después y sonríe.
— Sí, bien, también. Me casaré con mi novio este año.
— Pues no te escuchas exactamente como una novia que se casará con su novio próximamente— señala Charlotte alzando la ceja.
— Es un poco complicado. Regresar aquí y ver a los chicos de la misma manera que hace un año es prácticamente imposible. Al menos para mí.
— Para todas, Leighton— añado sin pensarlo dos veces.
— Y con lo que pasó ayer… bueno, me hizo pensar varias cosas. Y también me di cuenta de otras— se queda observando un punto en la nada y después alza la vista y sonríe de oreja a oreja —. No es importante, de todos modos. Lo último que quiero es preocuparlas con pensamientos tontos.
Charlotte da un respingo.
— Ningún pensamiento es tonto— dice ella —. Cualquier cosa que te incomode nos dices y veremos cómo nos las arreglamos. ¿Somos hermanas después de todo no?
Suelto una risita.
— Te vi hablando con George ayer— dice Leighton con una voz cantarina; alzo una ceja al mismo tiempo que Charlotte me golpea con una almohada —. Y también vi que quiso darte un beso pero no lo dejaste… ¿aún sigues pensando en el estúpido de mí hermano?
Doy un suspiro largo. Si supieras.
— Nah — digo —. Es solo que después de un año me tomó por sorpresa. Quiero darle una oportunidad. Esta vez de verdad. Sólida como hierro. A George, quiero decir.
— ¿Segura?— pregunta Charlotte.
— Sí.
Opal
Re: the sisters are back | one direction.
tarán......................
no avancé absolutamente nada. bueno, solo un poquito, como un milímetro. anyways, espero les haya gustadooooooooooooooooooooo, sigue lore. bye.
no avancé absolutamente nada. bueno, solo un poquito, como un milímetro. anyways, espero les haya gustadooooooooooooooooooooo, sigue lore. bye.
Opal
Re: the sisters are back | one direction.
A mi en lo personal; me fascino. Jesy ah sido uno de mis personajes favoritos en esta fic idk no cae tan rapido como las demás, de hecho creo que ah sido la primera en tardar tanto con Liam. Que desperdicio. Tengo la mera intuición de que algo se desatara entre ese triangulo de la perdición(? ;-; jo, mucho drama... ¡Que cool!
:lilo:
Escribo, escribo...
:lilo:
Escribo, escribo...
Invitado
Invitado
Re: the sisters are back | one direction.
gracias lore *-*hemmings. escribió:A mi en lo personal; me fascino. Jesy ah sido uno de mis personajes favoritos en esta fic idk no cae tan rapido como las demás, de hecho creo que ah sido la primera en tardar tanto con Liam. Que desperdicio. Tengo la mera intuición de que algo se desatara entre ese triangulo de la perdición(? ;-; jo, mucho drama... ¡Que cool!
:lilo:
Escribo, escribo...
wait for your chapter
:filo:
(?)
Opal
Re: the sisters are back | one direction.
:kalgh: No me hagas esto, Nyan, no no no.
Invitado
Invitado
Re: the sisters are back | one direction.
Me queda plazo hasta mañana :c veré si puedo subirlo hoy idk
Invitado
Invitado
Re: the sisters are back | one direction.
capitulo 008
Leighton Payne.
En estos meses de encierro he intentado muchas veces razonar la última palabra de mis padres, la palabra insensata. Un cansancio muy grande, o quizá oscuro instinto, me lo impide reiteradamente. Algún día tal vez logre hacerlo y entonces analizaré también los motivos que pudo haber tenido Louis para hacerme daño esa misma noche.
Muchas de las conclusiones que extraje en aquel lúcido pero aterrador momento eran hipotéticas, no las podía demostrar, aunque tenía la certeza de no equivocarme ante mis sentimientos por él. Pero advertí, de pronto, que había desperdiciado, hasta ese momento, una importante posibilidad de olvidarlo; Owen. Con certeza había tenido la fuerza de voluntad para mirarlo a los ojos. ¿Quién lo hubiera dicho? No iba a detenerme en escrúpulos.
— ¿En qué piensas? —Liam me sonrió dulcemente, a pesar de que ya había notado su pequeña prenda. Al menos no se notaba mucho… creo.
— Ponte pantalones Liam, puedo ver tu pene desde aquí.
Hecho su cabeza hacía atrás y soltó una carcajada.
— Lo hare después, por ahora prefiero descansar y pasearme por mi casa tranquilamente…
— Jesy está aquí, ¿eres consciente de eso?
Arqueé una ceja cuando la comisura de sus labios comenzó a temblar, como si esa fuera la intención. Negué con la cabeza rápidamente; sea lo que sea que esté planeando, no estoy preparada para controlar otro caos más.
Suspire, rápidamente me apresure en guardar unos cuantos libros que me había regalado Owen antes de irme. De seguro me molestaría y no estoy tampoco de ánimos.
— ¡Oye! —me voltee hacia él. — ¿Desde cuándo guardas los libros baratos de Owen?
— No son libros baratos, Liam. Me los regalo mi prometido, ¿bien? Comienza a aceptar eso.
— Aceptare que Louis es un imbécil de primera, pero jamás eso. ¿Cuándo acabaras con esta farsa?
Un golpe en seco retumbo mis tímpanos y una brisa fría sobo delicadamente mi dedos cuando alcance a ver, por el rabillo del ojo, mis libros regados por toda la alcoba.
— No es ninguna farsa —apreté mi mandíbula. — Bien, aquí va; me voy a casar con Owen a finales de este mes o quizá antes. Lo que fue con Louis… ya no será más. ¿Soy lo suficientemente clara? No quiero confusiones entre nosotros, eres mi hermano, quiero que estés conmigo en esto…
— ¿Te has vuelto loca? —frunció el ceño. — ¡No puedes casarte con Owen!
— ¿Por qué no?
— Por qué… Por qué él no es el indicado para ti.
— ¿Y quién si lo es? ¿Louis? —reí cínicamente. — ¿Crees que alguien que fue capaz de dejarme en el peor momento de mi vida es el verdadero amor? Tú ni siquiera sabes el dolor que yo sentí al darme cuenta que un pedazo de mí se iba.
Las lágrimas salían inescrupulosas, como una cascada sin impedimento.
— Leighton…
— ¡Cállate y escúchame! Durante bastante tiempo traté de guardar este dolor, de ocultar esta faceta de madre destruida. Cada día podía ver mi vida desmoronándose frente a mis ojos. El dolor causado por la ausencia y la soledad, el sentimiento de ser el ser humano más vil del mundo… Nunca quise mostrar que estaba débil, jamás.
— No sabía nada de eso… —sus ojos brillaban por causa de las lágrimas acumuladas. Sentí pena por él, porque aunque por más lo evite; siempre eh de desahogarme con él. — Siempre quise creer que Louis era la víctima.
— Pero tampoco es el culpable —seque mis lágrimas con el borde de mi chaqueta y abrace por el hombro a Liam. — Tú tampoco debes de sentirte mal, hermanito.
— Lo hago porque eres mi hermana —susurro. — Y de eso se trata, de que yo siempre debo de estar en tus peores y mejores momentos. Siempre has sido una de mis personas favoritas, Leigh, más que una hermana… eres mi mejor amiga.
Sonreí.
— Yo también pienso eso de ti, Liam. Te amo.
— Yo también, supongo.
— ¿Supones?
— Eres una chica extraña… —se quedó pensativo por un momento. — Bipolar es la palabra.
— ¿Tú crees?
— Efectivamente… eres muy Payne.
Lo miré de reojo, él sonrió pícaro.
— Me alegro ser una Payne oficial. ¿Cuándo me dan mi credencial? —él se rio. — En serio, somos muy raros.
— ¿Tú crees? —hizo una imitación exagerada de mí, haciendo acento femenino chillón.
— Idiota —reí.
“Es imposible que olvides lo ocurrido. Los recuerdos entran en tu mente, uno tras otro, dibujando lágrimas en tus ojos. Desde la rama más alta del árbol, distingues el roble que tiene vuestros nombres grabados, aquellos nombres escritos con piedra sobre su corteza. Aquellos nombres grabados con fuego en el corazón. Nunca pensaste que acabarías enamorado de ella, sin embargo, sus ojos marrones te fueron conquistando poco a poco, sobre esa alfombra de hojas que anunciaba el inicio del otoño. Nunca olvidarás aquella sonrisa. Ni tampoco el día en el que te dijo aquel “te quiero”, porque tú no te atrevías.”
Deje el bolígrafo a un lado, doble la hoja y la guarde dentro del libro que, años atrás, mi padre me había regalado como cumpleaños adelantado. Guarde falsas esperanzas de que pronto fuera la hora en la que yo tendría el valor de enfrentar a Louis cara a cara.
— Leigh —Jack asomo su cabeza por el umbral de la puerta, haciendo reflejo con su dorado cabello. Lo tenía en una coleta.
— ¿Sí?
— Saldremos con las chicas, ¿vienes?
— Por supuesto —sonreí complacida. — Con tal de salir de este encierro, voy.
Sonrió y cerró la puerta tras de sí.
Di un respingón y me apresure en colocarme algo de lo más sencillo posible. Unos shorts, una camiseta holgada con el número 17 centrado, detrás de esta un nombre encajaba a la perfección “Doncaster”. Me dije a mi misma que sería de lo más común en las personas que apoyan… el futbol, ¿no? Suspire, tome mis converse blancos y una gorra negra.
— Apresúrate —chillo Soph.
— Voy, voy, voy… —masculle tratando de mejorar mi chiquero, metiendo ropa por donde pudiera y prometiéndome a mí misma arreglar esto en cuanto regresáramos de donde fuera que Jack nos iba a llevar.
Una rápida ojeada al espejo y salí en pique por la puerta.
— Al fin.
— ¿A dónde van? —el morocho bajo las escaleras, con su cabello desordenado y con una diminuta toalla tapando lo necesario.
Charlotte se inclinó sobre sí amarrando sus cordones. Sonreí sabiendo que era una excusa tonta para no verle la cara a Zayn, después de todo sabía perfectamente que sus cordones no se había desatado.
— Por ahí —le dije yo.
— No me digas —su rostro reflejaba una horrible mueca, más bien un semblante serio. — ¿Dónde?
— No es tu problema —espeto Jesy.
— ¡Claro que sí! —contraataco Harry.
— Tú ni te metas —Jack frunció el ceño.
Estupendo, tenía la gran ilusión de que no habría problema al salir.
— ¿Nos podemos ir? —insistí exasperada.
— Si nos dicen hacía donde —la vaga figura de Louis paso por mis oscuros ojos.
Trague saliva.
— ¡No es su cochino problema! —chillo Charlie enfadada. — ¿Por qué no mejor se van a revolcarse en su propia suciedad y nos dejan tranquilas?
— ¡Bien! —gritaron todos.
— ¡Bien! —gritamos nosotras.
Jack nos tomó de los brazos a todas y nos arrastró hasta afuera. Lo siguiente fue salir vivas de las cámaras, las fans y, por supuesto, de los insultos. Sophia parecía la más abrumada, así que la tome por las manos y la escondí dentro de mi chaqueta. Subimos al auto, mientras Jack señalaba su dedo medio.
— Malditos imbéciles —farfullo Jesy.
— Gracias —susurro Soph, le di un corto abrazo.
— ¡Estupendo! Se cago nuestra única oportunidad de disfrutar lo poco que nos alcanza.
Parecía un velorio más que otra cosa. Mientras más camino iba desapareciendo por nuestras narices, más se notaba la tensión y el gran enfado de tres de nosotras. ¿Yo? No, claro que no. Lo único que hacía era permanecer aferrada a Sophia como si mi vida dependiera de ello. Ella tampoco parecía importarle, después de lo que le gritaron, prefería que estuviera así y no en riesgo de absorber toda esa negatividad y después… creerlo.
Una última cosa que paso por mi mente fue que se tiraran sobre Sophia. ¿Por qué ella? Era tonto y ridículo. En efecto me enfadaba mucho que nos excluyera en un momento crítico y la única solución o el plan B de esto; salir en busca de los errores de Sophia Tomlinson. Valla bastardos sin corazón.
— Olvidemos esto. ¿Dónde les gustaría ir? —todas las miradas se posaron en Jackeline.
— Supongo que a un recinto cerrado… donde no haya mucho problema en descansar y tener paz —opine yo.
— Me parece una idea estupenda —dijo Sophia.
— No se me ocurre ningún lugar así.
— Lo debe de haber —insinuó Jesy.
— ¡Por supuesto que lo hay! —chillo Jack. — Me refiero a que no conozco alguno así.
— ¿Un bar? —pregunto Charlie.
— No lo sé… —meneo la cabeza, Jesy.
— ¿Qué? ¿Te da miedo encontrarte a George? —sonrió Jack. Yo reí.
— Muy cómica, rubia teñida.
Alcance a percibir por el retrovisor un auto muy extraño. Le aconseje a Jack que diera vuelta a la derecha, tuve el presentimiento de que alguien nos seguía cuando nuevamente el auto se asomaba por el semáforo. Sentía mi sangre circular por todo mi cuerpo.
— Chi-chicas —trague en seco. — Creo que nos siguen.
Jack miro por el retrovisor, desafiante, como si Dios hubiera escuchado sus plegarias.
— Sujétense fuerte, esto va a estar un foco agitado —advirtió.
Sophia me enterró sus uñas, persignándose en silencio. Mordí mi labio fuertemente, evitando soltar una carcajada que probablemente llamaría la atención. Por el rabillo del ojo podía contemplar el cabello medio rosa de Charlie revolcándose gracias al viento. Jesy solto una maldición cuand Jack se saltó un semáforo en rojo.
— ¡Jack! Maldita psicópata, ¿quieres que nos den una multa?
— ¡¿O morir?! —grito al borde de la histeria Sophia.
Reí fuertemente, imitando la acción de Charlie.
— Bien, ¿pues qué esperas? ¡Nos siguen!
— Por si no lo notaste, los perdimos después de pasar la patrulla de policías, que por cierto ahora mismo nos pitan para que ¡te detengas!
Casi volamos hasta el parabrisas cuando Jack le dio con toda al freno. Lo único que se escuchaba era el corazón de Sophia a mil por hora y las agitadas respiraciones de las cinco.
— Eso… ah… estado… —tartamudeo Jesy.
—… De locos —termine yo, riendo.
— Lastima que acabemos con una multa —mascullo Sophia.
Nos callamos cuando un hombre de casi ochenta metros toco suavemente la ventana de Jack, que de inmediato comenzó a bajar. El señor hecho una ojeada a lo que adentro estaba, las cinco sonreímos inocentemente. Negó con la cabeza y comenzó a escribir en su libreta, nuevamente miro a Jackeline que maldecía en silencio.
— Necesito su permiso de conducir.
Casi de inmediato se la entrego. Él dio un largo suspiro y luego sus ojos se abrieron par a par.
— ¿Jackeline Styles?
— La misma —respondió ella con sorna.
— Mi hija es fan de ustedes cinco y de sus hermanos.
— Que pena, lo siento por su hija.
Jasy se mordió la lengua. Maldita Jackeline, no puedo creer lo que dijo.
— ¿Disculpe?
— Nada.
— Bueno, me temo entonces que tendrán que acompañarme hasta la comisaria.
— ¡¿Qué?! —grito Sophia. Le tape la boca de inmediato.
El señor miro a la castaña y de nuevo a Jack.
— Les pediré por favor que se bajen del auto y me acompañen a la patrulla.
— Gracias, Jack —dijo entre dientes, Sophia.
— ¡Lo siento! ¿Sí? Al menos se divirtieron un poco.
— No puede decirlo mejor —le sonreí.
— ¿Lo ves? Incluso Leighton lo dice.
Un pequeño hombre regordete se paseaba cada vez que podía por nuestra celda. Jesy permanecía serena y callada frente a la reja. Preferí no llamar su atención imaginando que estaba pensando en algo que le hacía recordar esta situación, creo.
El mismo hombrecillo se recostó en una de las rendijas, miro por un buen rato a Charlie y luego dijo:
— Alguien vino a recogerlas —dicho esto, Paul apareció junto con los cinco tarados.
— Miren con lo que me encuentro —rió cínicamente. — Creí que serían los chicos a quienes encontraría por aquí. Veo que no es así.
— Fue un error, nada más que eso —salto en defensa grupal Charlie, fulminando con la mirada a Zayn por su inoportuna risa.
— Que increíble explicación, Rylie.
— ¡Tú cierra la boca antes de que…!
— ¿Ante de qué? —se acercó a Charlie amenazante.
— ¡Basta! Los diez vallan al auto que nos vamos a casa.
En el camino fue mucho peor que allí adentro. La tensión era estresante y las miradas entre todos me causaban escalofríos. Me hubiera gustado pasar la noche allí en esa celda, sería más cómodo que en esta guerra que ni tú mismo sabes de que bando eres.
— Lo siguiente será mucho peor —enfatizo Paul. — Pasaran otoño en una casa cerca de Texas, mientras los chicos promocionan su nuevo álbum allí.
El gruñido fue unísono de los diez. Otra buena excusa para vivir más de cerca con ellos, en especial con Louis.
Muchas de las conclusiones que extraje en aquel lúcido pero aterrador momento eran hipotéticas, no las podía demostrar, aunque tenía la certeza de no equivocarme ante mis sentimientos por él. Pero advertí, de pronto, que había desperdiciado, hasta ese momento, una importante posibilidad de olvidarlo; Owen. Con certeza había tenido la fuerza de voluntad para mirarlo a los ojos. ¿Quién lo hubiera dicho? No iba a detenerme en escrúpulos.
— ¿En qué piensas? —Liam me sonrió dulcemente, a pesar de que ya había notado su pequeña prenda. Al menos no se notaba mucho… creo.
— Ponte pantalones Liam, puedo ver tu pene desde aquí.
Hecho su cabeza hacía atrás y soltó una carcajada.
— Lo hare después, por ahora prefiero descansar y pasearme por mi casa tranquilamente…
— Jesy está aquí, ¿eres consciente de eso?
Arqueé una ceja cuando la comisura de sus labios comenzó a temblar, como si esa fuera la intención. Negué con la cabeza rápidamente; sea lo que sea que esté planeando, no estoy preparada para controlar otro caos más.
Suspire, rápidamente me apresure en guardar unos cuantos libros que me había regalado Owen antes de irme. De seguro me molestaría y no estoy tampoco de ánimos.
— ¡Oye! —me voltee hacia él. — ¿Desde cuándo guardas los libros baratos de Owen?
— No son libros baratos, Liam. Me los regalo mi prometido, ¿bien? Comienza a aceptar eso.
— Aceptare que Louis es un imbécil de primera, pero jamás eso. ¿Cuándo acabaras con esta farsa?
Un golpe en seco retumbo mis tímpanos y una brisa fría sobo delicadamente mi dedos cuando alcance a ver, por el rabillo del ojo, mis libros regados por toda la alcoba.
— No es ninguna farsa —apreté mi mandíbula. — Bien, aquí va; me voy a casar con Owen a finales de este mes o quizá antes. Lo que fue con Louis… ya no será más. ¿Soy lo suficientemente clara? No quiero confusiones entre nosotros, eres mi hermano, quiero que estés conmigo en esto…
— ¿Te has vuelto loca? —frunció el ceño. — ¡No puedes casarte con Owen!
— ¿Por qué no?
— Por qué… Por qué él no es el indicado para ti.
— ¿Y quién si lo es? ¿Louis? —reí cínicamente. — ¿Crees que alguien que fue capaz de dejarme en el peor momento de mi vida es el verdadero amor? Tú ni siquiera sabes el dolor que yo sentí al darme cuenta que un pedazo de mí se iba.
Las lágrimas salían inescrupulosas, como una cascada sin impedimento.
— Leighton…
— ¡Cállate y escúchame! Durante bastante tiempo traté de guardar este dolor, de ocultar esta faceta de madre destruida. Cada día podía ver mi vida desmoronándose frente a mis ojos. El dolor causado por la ausencia y la soledad, el sentimiento de ser el ser humano más vil del mundo… Nunca quise mostrar que estaba débil, jamás.
— No sabía nada de eso… —sus ojos brillaban por causa de las lágrimas acumuladas. Sentí pena por él, porque aunque por más lo evite; siempre eh de desahogarme con él. — Siempre quise creer que Louis era la víctima.
— Pero tampoco es el culpable —seque mis lágrimas con el borde de mi chaqueta y abrace por el hombro a Liam. — Tú tampoco debes de sentirte mal, hermanito.
— Lo hago porque eres mi hermana —susurro. — Y de eso se trata, de que yo siempre debo de estar en tus peores y mejores momentos. Siempre has sido una de mis personas favoritas, Leigh, más que una hermana… eres mi mejor amiga.
Sonreí.
— Yo también pienso eso de ti, Liam. Te amo.
— Yo también, supongo.
— ¿Supones?
— Eres una chica extraña… —se quedó pensativo por un momento. — Bipolar es la palabra.
— ¿Tú crees?
— Efectivamente… eres muy Payne.
Lo miré de reojo, él sonrió pícaro.
— Me alegro ser una Payne oficial. ¿Cuándo me dan mi credencial? —él se rio. — En serio, somos muy raros.
— ¿Tú crees? —hizo una imitación exagerada de mí, haciendo acento femenino chillón.
— Idiota —reí.
{…}
“Es imposible que olvides lo ocurrido. Los recuerdos entran en tu mente, uno tras otro, dibujando lágrimas en tus ojos. Desde la rama más alta del árbol, distingues el roble que tiene vuestros nombres grabados, aquellos nombres escritos con piedra sobre su corteza. Aquellos nombres grabados con fuego en el corazón. Nunca pensaste que acabarías enamorado de ella, sin embargo, sus ojos marrones te fueron conquistando poco a poco, sobre esa alfombra de hojas que anunciaba el inicio del otoño. Nunca olvidarás aquella sonrisa. Ni tampoco el día en el que te dijo aquel “te quiero”, porque tú no te atrevías.”
Deje el bolígrafo a un lado, doble la hoja y la guarde dentro del libro que, años atrás, mi padre me había regalado como cumpleaños adelantado. Guarde falsas esperanzas de que pronto fuera la hora en la que yo tendría el valor de enfrentar a Louis cara a cara.
— Leigh —Jack asomo su cabeza por el umbral de la puerta, haciendo reflejo con su dorado cabello. Lo tenía en una coleta.
— ¿Sí?
— Saldremos con las chicas, ¿vienes?
— Por supuesto —sonreí complacida. — Con tal de salir de este encierro, voy.
Sonrió y cerró la puerta tras de sí.
Di un respingón y me apresure en colocarme algo de lo más sencillo posible. Unos shorts, una camiseta holgada con el número 17 centrado, detrás de esta un nombre encajaba a la perfección “Doncaster”. Me dije a mi misma que sería de lo más común en las personas que apoyan… el futbol, ¿no? Suspire, tome mis converse blancos y una gorra negra.
— Apresúrate —chillo Soph.
— Voy, voy, voy… —masculle tratando de mejorar mi chiquero, metiendo ropa por donde pudiera y prometiéndome a mí misma arreglar esto en cuanto regresáramos de donde fuera que Jack nos iba a llevar.
Una rápida ojeada al espejo y salí en pique por la puerta.
— Al fin.
— ¿A dónde van? —el morocho bajo las escaleras, con su cabello desordenado y con una diminuta toalla tapando lo necesario.
Charlotte se inclinó sobre sí amarrando sus cordones. Sonreí sabiendo que era una excusa tonta para no verle la cara a Zayn, después de todo sabía perfectamente que sus cordones no se había desatado.
— Por ahí —le dije yo.
— No me digas —su rostro reflejaba una horrible mueca, más bien un semblante serio. — ¿Dónde?
— No es tu problema —espeto Jesy.
— ¡Claro que sí! —contraataco Harry.
— Tú ni te metas —Jack frunció el ceño.
Estupendo, tenía la gran ilusión de que no habría problema al salir.
— ¿Nos podemos ir? —insistí exasperada.
— Si nos dicen hacía donde —la vaga figura de Louis paso por mis oscuros ojos.
Trague saliva.
— ¡No es su cochino problema! —chillo Charlie enfadada. — ¿Por qué no mejor se van a revolcarse en su propia suciedad y nos dejan tranquilas?
— ¡Bien! —gritaron todos.
— ¡Bien! —gritamos nosotras.
Jack nos tomó de los brazos a todas y nos arrastró hasta afuera. Lo siguiente fue salir vivas de las cámaras, las fans y, por supuesto, de los insultos. Sophia parecía la más abrumada, así que la tome por las manos y la escondí dentro de mi chaqueta. Subimos al auto, mientras Jack señalaba su dedo medio.
— Malditos imbéciles —farfullo Jesy.
— Gracias —susurro Soph, le di un corto abrazo.
— ¡Estupendo! Se cago nuestra única oportunidad de disfrutar lo poco que nos alcanza.
Parecía un velorio más que otra cosa. Mientras más camino iba desapareciendo por nuestras narices, más se notaba la tensión y el gran enfado de tres de nosotras. ¿Yo? No, claro que no. Lo único que hacía era permanecer aferrada a Sophia como si mi vida dependiera de ello. Ella tampoco parecía importarle, después de lo que le gritaron, prefería que estuviera así y no en riesgo de absorber toda esa negatividad y después… creerlo.
Una última cosa que paso por mi mente fue que se tiraran sobre Sophia. ¿Por qué ella? Era tonto y ridículo. En efecto me enfadaba mucho que nos excluyera en un momento crítico y la única solución o el plan B de esto; salir en busca de los errores de Sophia Tomlinson. Valla bastardos sin corazón.
— Olvidemos esto. ¿Dónde les gustaría ir? —todas las miradas se posaron en Jackeline.
— Supongo que a un recinto cerrado… donde no haya mucho problema en descansar y tener paz —opine yo.
— Me parece una idea estupenda —dijo Sophia.
— No se me ocurre ningún lugar así.
— Lo debe de haber —insinuó Jesy.
— ¡Por supuesto que lo hay! —chillo Jack. — Me refiero a que no conozco alguno así.
— ¿Un bar? —pregunto Charlie.
— No lo sé… —meneo la cabeza, Jesy.
— ¿Qué? ¿Te da miedo encontrarte a George? —sonrió Jack. Yo reí.
— Muy cómica, rubia teñida.
Alcance a percibir por el retrovisor un auto muy extraño. Le aconseje a Jack que diera vuelta a la derecha, tuve el presentimiento de que alguien nos seguía cuando nuevamente el auto se asomaba por el semáforo. Sentía mi sangre circular por todo mi cuerpo.
— Chi-chicas —trague en seco. — Creo que nos siguen.
Jack miro por el retrovisor, desafiante, como si Dios hubiera escuchado sus plegarias.
— Sujétense fuerte, esto va a estar un foco agitado —advirtió.
Sophia me enterró sus uñas, persignándose en silencio. Mordí mi labio fuertemente, evitando soltar una carcajada que probablemente llamaría la atención. Por el rabillo del ojo podía contemplar el cabello medio rosa de Charlie revolcándose gracias al viento. Jesy solto una maldición cuand Jack se saltó un semáforo en rojo.
— ¡Jack! Maldita psicópata, ¿quieres que nos den una multa?
— ¡¿O morir?! —grito al borde de la histeria Sophia.
Reí fuertemente, imitando la acción de Charlie.
— Bien, ¿pues qué esperas? ¡Nos siguen!
— Por si no lo notaste, los perdimos después de pasar la patrulla de policías, que por cierto ahora mismo nos pitan para que ¡te detengas!
Casi volamos hasta el parabrisas cuando Jack le dio con toda al freno. Lo único que se escuchaba era el corazón de Sophia a mil por hora y las agitadas respiraciones de las cinco.
— Eso… ah… estado… —tartamudeo Jesy.
—… De locos —termine yo, riendo.
— Lastima que acabemos con una multa —mascullo Sophia.
Nos callamos cuando un hombre de casi ochenta metros toco suavemente la ventana de Jack, que de inmediato comenzó a bajar. El señor hecho una ojeada a lo que adentro estaba, las cinco sonreímos inocentemente. Negó con la cabeza y comenzó a escribir en su libreta, nuevamente miro a Jackeline que maldecía en silencio.
— Necesito su permiso de conducir.
Casi de inmediato se la entrego. Él dio un largo suspiro y luego sus ojos se abrieron par a par.
— ¿Jackeline Styles?
— La misma —respondió ella con sorna.
— Mi hija es fan de ustedes cinco y de sus hermanos.
— Que pena, lo siento por su hija.
Jasy se mordió la lengua. Maldita Jackeline, no puedo creer lo que dijo.
— ¿Disculpe?
— Nada.
— Bueno, me temo entonces que tendrán que acompañarme hasta la comisaria.
— ¡¿Qué?! —grito Sophia. Le tape la boca de inmediato.
El señor miro a la castaña y de nuevo a Jack.
— Les pediré por favor que se bajen del auto y me acompañen a la patrulla.
{…}
— Gracias, Jack —dijo entre dientes, Sophia.
— ¡Lo siento! ¿Sí? Al menos se divirtieron un poco.
— No puede decirlo mejor —le sonreí.
— ¿Lo ves? Incluso Leighton lo dice.
Un pequeño hombre regordete se paseaba cada vez que podía por nuestra celda. Jesy permanecía serena y callada frente a la reja. Preferí no llamar su atención imaginando que estaba pensando en algo que le hacía recordar esta situación, creo.
El mismo hombrecillo se recostó en una de las rendijas, miro por un buen rato a Charlie y luego dijo:
— Alguien vino a recogerlas —dicho esto, Paul apareció junto con los cinco tarados.
— Miren con lo que me encuentro —rió cínicamente. — Creí que serían los chicos a quienes encontraría por aquí. Veo que no es así.
— Fue un error, nada más que eso —salto en defensa grupal Charlie, fulminando con la mirada a Zayn por su inoportuna risa.
— Que increíble explicación, Rylie.
— ¡Tú cierra la boca antes de que…!
— ¿Ante de qué? —se acercó a Charlie amenazante.
— ¡Basta! Los diez vallan al auto que nos vamos a casa.
En el camino fue mucho peor que allí adentro. La tensión era estresante y las miradas entre todos me causaban escalofríos. Me hubiera gustado pasar la noche allí en esa celda, sería más cómodo que en esta guerra que ni tú mismo sabes de que bando eres.
— Lo siguiente será mucho peor —enfatizo Paul. — Pasaran otoño en una casa cerca de Texas, mientras los chicos promocionan su nuevo álbum allí.
El gruñido fue unísono de los diez. Otra buena excusa para vivir más de cerca con ellos, en especial con Louis.
Invitado
Invitado
Re: the sisters are back | one direction.
No ah sido lo mejor que eh escrito, pero no se me ocurrió nada más :c ojala les guste y esperemos a Connú
Invitado
Invitado
Re: the sisters are back | one direction.
Hasta abril chicas u.u subire todos los caps que no subi cuando vuelva u.u
Invitado
Invitado
Re: the sisters are back | one direction.
OMG yo recién enterada de que subieron cap me pondré a escribir el mío ya que connú está ausente y de ahí comento los suyos<3 sdhbdsh.
loubricante.
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