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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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The American Dream | Novela Colectiva
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: The American Dream | Novela Colectiva
por favor que alguien me diga los pb's de los personajes :imdead:
peralta.
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Re: The American Dream | Novela Colectiva
Están en el listado de reservados en el muro :c, aún no he hecho el tema para los pj
Atenea.
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Re: The American Dream | Novela Colectiva
JAJAJAJAJAJ bueno... me di cuenta, por parte de todas JAJAJAJ<33
Atenea.
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Re: The American Dream | Novela Colectiva
Capítulo 001-Parte 2.
Codes by Kitty Sykes.
→by Gina
Mientras el oji miel avanzaba con pasos largos y firmes de vuelta a la oficina principal, Camille se encontraba al otro lado del pasillo largo y angosto del cual acababa de salir el moreno.
La castaña arrastraba consigo las dos maletas que había traído, aunque pensaba que tal vez podría necesitar más cosas, pero no soportaría tanto peso… mucho menos si su hermano, Travis, no estaba en su auxilio. Iba caminando con paso lentos, ya que, no quería que alguna de sus maletas se les cayera o llegase a perder algunas de sus pertenencias.
La oji miel levanto su antebrazo derecho para dar cuenta de la hora en el reloj que llevaba puesto, el cual daba certeza de que eran la una de la tarde, al menos de que estuviera atrasado o adelantado. No localizaba a ninguno de sus hermanos…, Travis podría estar caminando por la construcción para conocer el lugar y posiblemente Alaska se hubiese situado en el patio trasero de la edificación…, salvo que Camille no sabía dónde se encontraba el patio trasero… ni siquiera sabía con certeza si el instituto tenía uno. La hija del medio de los Wright tenía que aceptar que se encontraba nada más y nada menos que pérdida… no sabía a donde es que se dirigía, sus pies se movían como si tuvieran vida propia. Debería de estar en la oficina principal para que le dijeran su horario correspondiente de las clases que le impartirían y la habitación en la que se alojaría.
Pero en vez de haber preguntado a alguna persona donde se encontraba la dirección, siguió caminando sin saber el destino al que llegaría. Con cada paso que daba, se cruzaba con caras nuevas y con personas desconocidas… unos la miraban y le sonreían a modo de saludo, mientras otros o corrían la mirada de inmediato o le daban una expresión de superioridad; no sabía si debía sentirse intimidada por todas las miradas que le daban, pero debía acostumbre, total, todos aquellos que la miraban serían sus futuros compañeros de clases… y quién sabe quiénes serían las de su habitación.
No tenía como localizar ni a Alaska ni a Travis, ya que, su teléfono celular se lo había quedado su hermano, puesto que Camille no quería que lo llegase a perder entre toda la multitud… uno nunca sabe si alguno podría tener la pequeña manía de robar cosas que no le pertenece.
‹‹ ¿Cómo se puede perder de vista –pensó- a dos personas en tan poco tiempo? A claro, solamente yo soy tan despistada y ellos tan distraídos. ››
Camille se preguntaba cómo es que tenía tanta suerte, porque sí, el que la hubiesen aceptado significaba mucho para ella y era suerte la que tuvo aquel día, porque, si somos sinceros, la castaña no es de las personas a quienes todo le sale bien; pero siente que su suerte cambio el día en que había recibido la carta de aceptación del instituto en el que se encontraba ahora. Si bien, la audición se basaba en que la oji miel tenía que representar una escena de un guion, película o de un libro, y los nervios en ella eran demasiados, pero supo cómo manejarlos a la hora de entrar en acción… supo controlarlos al momento de hacer lo que tanto amaba y le gustaba.
Tampoco sabía cómo es que tenía tanta suerte como para que también sus hermanos hayan logrado quedar, aunque eso sería suerte de ellos, no de la oji miel… pero sentía que no podía estar más agradecida o feliz por el hecho de que no se alejaría de ellos por un año completo, sino que ahora compartiría junto con ellos todas la experiencias que lograra vivir mientras cumplía su sueño… mientras se superaba ella misma con cada día que transcurriera, junto con las personas que más amaba de la tierra; sus hermanos.
Vino a su mente el recuerdo del día de la partida de su padre… el día en que las cosas se vinieron abajo para toda su familia. Su corazón se estrujaba cada vez que recordaba ese suceso, su alma se rompía cada vez que recordaba como su padre cerro los ojos para no volverlos a abrir y como tomo su último aliento para después partir de este mundo a otro desconocido para los que aún vivían.
Sabía que no debía entristecerse en estos momentos y que no tenía que recordar los momentos malos, sino los buenos… siempre se lo repetía con constancia, pero al igual que sentía como sus pies tenían vida propia, su mente pensaba por sí misma, trayéndole fragmentos de cosas malas en vez de buenas. Hoy era su día, tenía que disfrutarlo lo mejor que podía, ya que, lo tenía libre… sin reglas que seguir por el primer día ni trabajos que entregar o clases a las cuales asistir, pero Camille no sabía qué hacer, ni sabía dónde se hallaba en estos momento, puesto que en el pasillo que se encontraba, estaba completamente solitario… se preguntó cuándo es que había llegado a ese lugar.
‹‹ Bien hecho, Wright –se mentalizo-… primer día y ya te perdiste, digno de ti. ››
Comenzó a retroceder el paso… estando de espaldas, pero su marcha se detuvo ante el bloqueo por parte de una masa muscular que se interpuso en su camino. La castaña se paralizo… ¿Quién además de ella podría encontrarse en un pasillo tan solitario y algo mal pintado? ¿Un ladrón? ¿Un asesino? ¿Un psicópata que la llegue a violar o a golpear? Se retractó… no debía de pensar cosas tan negativas en estos momento, pero aun así, no se movió ni un milímetro.
− Puedes llevarte lo que quieras –hablo levantando las manos mientras las dos maletas caían al suelo-, pero solo no me quites el reloj… es muy importante para mí.
Y en vez de escuchar las palabras de una voz tenebrosa y de un ladrón, escucho la risa estruendosa de un adolescente… o eso suponía, puesto que seguía sin darse vuelta para ver a la persona se había atravesado en su camino y causado el susto de su vida.
‹‹ Solo yo –pensó la oji miel-, solo yo soy tan ridícula como para pensar que puede haber un asaltante atrás de mí… bien hecho, Camille, ahora el chico pensará que eres una completa neurótica. ››
− No soy un ladrón –hablo un joven de cabellera obscura, poniéndose enfrente de ella-, si es lo que pensabas.
Las mejillas de Camille se tiñeron de un color carmesí ya que se sentía apenada y ridícula por el momento vergonzoso que acababa de pasar. Trato de no ver al joven, porque sabía que solo causaría que se pusiera más roja de lo que ya estaba… si es que se podía.
− Yo-yo –la castaña no sabía qué hacer para no hundirse más, los nervios la comenzaron a embargar y eso solo causaba que la joven dijera cosas sin razón-, lo siento… es solo que no pensaba encontrarme a otro estudiante por este pasillo tan…
− ¿Solitario? –completo el peli negro situado enfrente suyo.
− Exacto… tal vez te parecí algo…
− ¿Neurótica? –volvió a completar con un tono de burla y gracia, logrando que se le escapara una risa a la castaña.
− Si, eso… ¿eres una clase de adivino? No, no respondas.
− Tranquila, Camille.
− ¿Cómo sabes mi nombre? –pregunto completamente sorprendida la castaña.
− Como lo dijiste… soy un adivino –respondió el joven cruzándose de brazos y elevando una ceja-. No, en realidad fue porque una de tus maletas tiene etiquetado tu nombre.
− Ah –formulo la joven Wight. No sabía que más debía decir, puesto que apenas si sabía el nombre del chico con el que se topó-, bueno… mucho gusto ¿Owen?
− ¿Cómo…?
− Tienes puesta una gorra con tu nombre… a no ser que ese no sea tu verdadero nombre.
− Owen Bianchi… encantado de conocerte, Camille –se presentó con un tono algo formal-. Ya sabes… cuando quieras que alguien te asalte, no dudes en llamarme.
− Lo tendré en cuenta, Owen. Un gusto.
Y sin más se fue, recogiendo sus dos maletas y caminando con tranquilidad por el pasillo vació a excepción de ella y de él joven Bianchi. La castaña iba tan enfrascada en sus pensamientos que no se dio cuenta que alguien venía en su dirección con algo de prisa, y chocaron, pero tuvo suerte de no haber caído esta vez.
− Lo siento –grito un chico rubio mientras se alejaba corriendo-.
Christian tenía prisa, por una simple y bella razón: no encontraba a ninguno de sus hermanos. No sabía cómo es que se pudieron haber dispersado con tanta agilidad y no haberse dado cuenta de cuando se había ido de su lado. Los cuatro Cartairs se encontraban afuera del edificio viendo la estructura del lugar, y claro, observando también con discreción a alguna que otra chica con la cual llegaría a socializar estando dentro del instituto… al menos eso pensaban Sean, Ezra y Aaron –aunque este último no tenía tanto interés en el tema-; Chris estaba más concentrado en observa verdaderamente la fachada del lugar, y para cuando se había dado la media vuelta, ninguno de los tres rubios con ojos azules que tenía como hermanos se hallaban.
El mayor de los Cartairs no sabía cuánto tiempo llevaba caminando… diez, veinte, quizás treinta minutos. No tenía como ver la hora, su reloj lo tenía Ezra. No tenía como comunicarse con ellos, su teléfono celular se encontraba descargado. Por sobre todo, no localizaba entre todo el tumulto de adolescentes ninguna cabellera rubia de hombre. Tanto les costaba a sus tres hermanos quedarse quietos y en un mismo lugar por cinco minutos si quiera, supuso que no… ni un minuto duraron estando fuera del edificio.
‹‹ Solo yo tengo la gran mala suerte –pensó el oji azul-, de tener a ese trío como hermanos. ››
Y detuvo su paso, se había cansado de correr sin rumbo fijo mientras trataba de encontrar a alguno de sus hermanos. Se dio cuenta que jamás los encontraría, y que tendría que esperar hasta que los llamaran a todos para la presentación de cada uno de los alumnos, por lo cual se recargo sobre una de las paredes teñidas de un color rojo vivo y se deslizo por está quedando sentado de piernas cruzadas sobre el mármol pulido del piso. Sus maletas se encontraban cada una en un lado. Cerró sus ojos mientras intentaba normalizar su respiración debido al recorrido que había hecho en busca de aquel trío que tenía como hermanos. Los quería; si, pero odiaba el hecho que ninguno podía hacer lo que les pedía tanto él como cualquier otra persona. Nunca acataban las ordenes que les decía el rubio mayor del clan, porque sí… aunque suene patéticos, los cuatro juntos eran un clan…, mejor conocido como el clan de los Cartairs, oh si, bello nombre y súper original cabe aclarar.
Los cuatro iban cada fin de semana a la playa de Los Ángeles para disfrutar de su tiempo libre, y en lo que el mayor de los rubís iba a comprar la comida y/o bebidas, para su regreso, se encontraba con nada más y nada menos que con sus hermanos en medio de problemas: haber roto algo, haberse peleado con alguna otra persona, o haber infringido la ley; ¿Qué hacía, Christian? Sacarlos de la metida de pata por los tres cada vez que causaban desorden… así era; el trío causaban el desorden y Chris el orden.
Estando con la respiración normalizada y con el pulso más calmado, la tranquilidad comenzó a embargarlo… y recordó el día en que le había llegado la carta de aceptación del instituto una semana atrás.
Hacía mucho calor aquella mañana y el clan Cartairs estaba más que aburrido, no tenían nada que hacer…, se encontraban en una pequeña habitación de un motel… era para lo que les alcanzaba puesto que no tenían hogar propio, había huido de casa un par de meses atrás ya que ninguno soportaba los tratos de su padre hacia ellos.
No había nada interesante por ver en la televisión… no había nada dentro del pequeño refrigerador que poseían… ni siquiera una botella de agua fría. Los cuatro se soplaban con lo que sea que encontrasen tirado para refrescarse… el sueño comenzaba a extenderse por el organismo de cada uno. Justo cuando el mayor de los cuatro estaba por caer rendido ante el exceso del calor y el sueño, un empleado del hotel toco la puerta, avisándoles a los que habitaban en aquel cuarto que había recibido una carta, cada uno.
Todos tenía la vaga esperanza de poder quedar… de que los hubiesen aceptado y así salir del miserable estilo de vida en el que vivían y para cumplir lo que más querían, aun así, la sorpresa quedo impregnada en el rostro de los hermanos Cartairs conforme avanzaban la carta, y al final… a modo de celebración se fueron a la playa de malibú en bicicletas –robadas, claro-, y disfrutaron la tarde entre las olas del mar y la compañía de cada uno.
Christian no recordaba algún momento igual de feliz que hubiesen compartido los cuatro juntos desde la muerte de su madre… la felicidad de la familia se había ido con la partida de la mujer que les dio la vida, la alegría de todos se fue junto con ella.
− ¿Disculpa? –hablo una voz; Chris supuso que se trataba de una chica por el tono agudo que había utilizado, más ni se inmuto por responder, se encontraba aún cansado, puesto que no había ingerido algún alimento durante todo el día- ¿te encuentras bien? –y esa pregunta basto para que el rubio abriría el parpado de sus ojos y observara a la persona que se había tomado la poca molestia en preocuparse como estaba.
Se encontró con una joven hermosa, verdaderamente hermosa… poseía una cabellera rubia con raíces obscuras, un tono de piel como el suyo –aunque no tan pálido-, unos ojos cafés obscuros y una sonrisa completamente deslumbrante. Si, le había gustado y ni siquiera sabía su nombre.
− Si –respondió el oji azul después de salir de su trance y de recordar la pregunta que le había formulado la chica con nombre desconocido para él-, gracias por la molestia…
− Anastasia –completo la rubia-, pero creo que mi nombre está algo largo para el gusto de los demás y del mío, claro… podrías decirme Nasti –comento con algo de vergüenza-, si quieres.
− De acuerdo, Nasti… ¿eres alumna de aquí? –y al terminar la pregunta se dio cuenta de la estupidez que había dicho. Obviamente la chica era estudiante, si no ¿Qué hacía ella dentro de las instalaciones?
‹‹ Eres tan estúpido –pensó-, Christian. Por eso nadie te toma importancia. ››
− Supongo –respondió entre risas la blonda-, o eso decía la carta que me llego hace una semana.
− Lo bueno que sabes cómo hacer gracioso los errores de los demás.
− Tranquilo… cualquiera pudo haber formulado tu pregunta.
− Si claro –comento el oji azul con una ceja levanta y las comisuras de sus labios algo elevadas-. Nasti, fue un placer haberte conocido y espero que nos volvamos a ver…
− Lo haremos… llegaremos a compartir clases en algún momento.
− Si bueno, lo siento… es que tengo algo de prisa. Nos vemos otro día, debo buscar al trío de mis hermanos que no sé dónde se pudieron haber metido y…
− ¿Tus hermanos son rubios y con ojos azules de casualidad?
− ¿Cómo sabes eso?
− Creo haberlos visto en el patio trasero –respondió, pero se dio cuenta que Chris no sabía no se encontraba dicho lugar-, el cual se encuentra todo derecho al final del pasillo, no te perderás, créeme.
− Gracias otra vez, y hasta pronto.
Y la oji café se quedó dónde estaba, mientras veía como el rubio se iba caminando con sus dos maletas arrastrándolas durante el trayecto. Se dispuso a ir hacia su habitación correspondiente y esperar a sus compañeras de cuarto, pero ya no se acordaba que lado era el de las chicas… si era el lado este o el oeste, y ciertamente no quería equivocarse llegando a un lugar infestado de hombres con las hormonas alborotadas.
Hace una semana jamás hubiese pensado el estar acá, siendo alumna y comenzando el camino para mejorar sus habilidades y si llegaba hasta el final –lo cual anhelaba más que nada- lograr su sueño y que el mundo llegase a conocerla. La carta de aceptación le abrió muchas puertas en su vida. Una de ella el poder irse de su casa ya que no soportaba otro día más dentro de aquel lugar llamado hogar; amaba a su padre, pero se sentía tan cerrada y como si no pudiera hacer nada estando ahí adentro, se sentía asfixiada y quería tener algo de libertad e independencia en su vida… por el momento sería la libertad. Y otra de las razones era el estar logrando con cada día que su sueño se hiciera realidad; si, para eso tendría que pasar varias pruebas y puede que uno que otro conflicto con algún compañero y/o amigo que llegase a tener dentro de las instalaciones, pero era el sentir como la felicidad, la alegría y la emoción dominaban su cuerpo lo que hacía que cada día se esforzara más en su persona y en no decaer otra vez… hacía tantos años que no se sentía tan feliz…, solo esperaba que esta felicidad durara un tiempo largo.
El día en que había recibido la carta, había pensado en llamar a su madre, y lo hizo… la decepción la había embargado otra vez al escuchar la respuesta de su madre, diciéndole que solo iría a hacer puras estupideces y payasadas ahí dentro, y que jamás lograría ser alguien en la vida. Muy cruel ¿cierto? Pero Anastasia de cierta forma ya estaba acostumbrado al trato tan vil, cortante y frío que su madre tenía con ella… desde el divorcio de sus padres así era; su madre le echaba la culpa de los problemas que habían salido en la familia, y su pequeña hija solo permanecía callada mientras veía el odio por parte de la mujer que le dio la vi y con la cual había pasado tantos momentos llenos de felicidad…; los modales ante todo, Anastasia.
Salió de sus recuerdos cuando un joven había lanzado un balón de baloncesto por enfrente de su rostro… unos milímetros más y tal vez se encontraría en camino hacia la enfermería…, si es que había una acá dentro.
- Perdón, perdón, perdón –se disculpó repetidas veces un chico castaño y con ojos cafés obscuros a la vez que recogía el balón y regresaba al lugar en donde se encontraba la blonda-. No me había dado cuenta de que te encontrabas en medio del pasillo.
− Tranquilo… no hay problema, ¿ves? No pasó nada.
− Pero, casi te golpeo. No creo que podré vivir con eso. –Comento el castaño con un dramatismo completamente falso- déjame compensarte, ¿necesitas ayuda con algo?
− De verdad, estoy bien.
− ¿Segura? Si te lastime podría acompañarte a la enfermería para que te revisen y… ¿hay enfermería?
− Lo mismo me había preguntado, pero la verdad no tengo idea… apenas si supe cómo llegar a mi habitación hace ratos y ya se me olvido donde se encuentra.
− De acuerdo, si te encuentras bien… ¿te apetecería una mini partida de baloncesto? –pregunto el oji café mientras giraba sobre su dedo índice el balón.
− Primeramente… necesito saber tu nombre, eso hacen las personas cuando se conocen ¿cierto?
− Terrence Timothy, a su servicio bella bel.
− Muy gracioso –digo la blonda entre risas-, Anastasia Quinn, el gusto es mío, Terrence.
− Vaya… con modales ¿eh?
− Supongo, estoy acostumbrada a ellos.
− Me lo imagino…, y si me hace el favor de acompañarme hacia el patio trasero para iniciar el partido, mi querida amiga.
− Bueno… creo que podemos dejar los modales para otro momento ¿no crees? –hablo la, Nasti con una sonrisa burlesca y antes de que Terrence reaccionara, le robo el balón y salió disparada hacia el patio trasero.
Y el castaño tardo en darse cuenta de lo que había pasado, pero que más daba darle la ventaja a la chica la cual casi le rompía la nariz debido a su distracción. Y es que en ese momento se encontraba tan enfrascado en sus pensamientos que ni siquiera se daba cuenta del lugar en donde se hallaba ni de la gente que pasaba a su lado.
No tenía justificación hacia su falta de atención, y es que todo el día se había quedado pensando en que el destino tal vez estaba poniendo las cosas a su favor; es decir, no a todo el mundo le dan la oportunidad de cumplir su sueño… con todo los gastos pagados incluyendo el lugar en donde viviría durante un año. Terrence aún no se acostumbraba a los edificios grandes, refinados y pintorescos; había vivido la mayoría de su vida en la calle, durmiendo sobre cartón, laminas o simplemente sobre el suelo frío e incómodo para pasar una noche y rogar porque el mañana sea mejor.
Desde los siete años había comenzado a volverse independiente, por lo cual, lo material no era necesario ni importante para él. ¿Cómo es que alguien que vivió diez años en la calle sabía comportarse con la debida educación y sin faltar al respeto? Bueno, eso de por si lo había aprendido él solo con ver a las personas ir y venir de un lugar a otro; contando que la familia que lo había ayudado cuando llego a Los Ángeles le habían impartido algo de conocimiento sobre el tema, y clases sobre cosas de las que Terrence aún no tenía el conocimiento que se debía.
Pero el recordar a aquella familia era también el recordar a la hija de los señores que en cierta forma le habían salvado la vida; y aquella chica ya era parte de su pasado… al igual que sus padres; con una diferencia de que ya no recordaba nada de ellos, ni sus nombres o el aspecto físico que estos poseían… con fortuna y Terrence aún recordaba su nombre completo. No había vuelto a saber de aquella familia; la familia Fox, desde la noche en que se había salido de la casa en la que ellos vivían y en la que le habían dado un tipo de asilo. Para él era mejor no volver a saber de ellos y no volver a saber de ella, aunque sabía que aún sus sentimientos por aquella castaña de ojos azules permanecían intactos, lo último que deseaba en el mundo era el verla otra vez.
Aún recordaba los nervios que había sentido antes de la audición… las caras con un estado neutral por parte de los jueces y de los directores del instituto, pero sobre todo, recordaba el sentimiento de satisfacción que tuvo al terminar de interpretar la escena que había hecho. ¿A dónde le habían llevado su carta de aceptación? Bueno… Terrence había mentido en parte en cuanto a la dirección de donde vivía, puesto que, no tenía un hogar… así que sin más, coloco la dirección de la familia Fox en el papel de inscripción…, le habían notificado de que en una semana le llegarían los resultados de si había quedado o no en el proyecto. Aquella mañana, se había quedado observando el buzón de la casa con la espera de que dejaran la carta; lo hicieron y se apresuró en tomarla antes de que los dueños se dieran cuenta de lo que había hecho. Quería celebrar su logro de haber sido aceptado, pero no quería desperdiciar el dinero que la señora Fox le había proporcionado la noche en la que se fue de la casa de esta, por lo cual había tomado rumbo hacia la playa y se quedó ahí toda la tarde y toda la noche… mientras veía las estrellas y se sentía la persona más feliz del universo.
Sí… todo eso había estado pensando Terrence durante su trayecto entre los pasillos del instituto. Y volviendo al tiempo presente, se dispuso a alcanzar a Anastasia antes de que esta se aburriera de esperarlo en la cancha para jugar un mini partido de baloncesto. Se dirigió con rapidez hacia el patio trasero, y durante el trayecto choco contra alguien, y al suelo dieron a parar ambos… tanto él como la persona que se había interpuesto en su camino, o él en la dicha persona.
Subió su mirada y se quedó paralizado… sin poder creer lo que sus ojos veían, sin poder creer quien era la persona con la que había chocado.
− Lo sabía –gruño la castaña que se encontraba tirada sobre su trasero debido al impacto-, todos los de aquí resultarían ser unos completos estúpidos, ¿Qué no te das cuenta por donde caminas…?
Y la pregunta se perdió en el aire al momento en que dicha castaña dirigió la mirada ante su “atacante” quedado en el mismo estado en el que se encontraba Terrence. Cuantas veces desearon ambos no volver a encontrarse cara a cara… como para que en el lugar menos pensado, se volverían a ver.
− ¿Qué demonios haces tú aquí? –formulo aún impactada la castaña hacia el oji café que también seguía con su trasero pegado en el piso –no tan literal-.
− Vaya –respondió con algo de sarcasmo, Terrence-, ya extrañaba tu humor negro, Jenna… me alegro volver a verte después de tanto tiempo.
− Eres tan…
− Dime… ¿Cómo esta Jean? Supongo que has de haber iniciado una relación con él después de ponerme el cuerno con aquel fanfarrón ¿no?
− Porque no mejor cierras la boca, Terrence… -comento la oji azul en tono cortante y aunque no lo quisiera admitir, también herida por el comentario de su ex novio- solo dices puras estupideces.
− No, querida Jenna –hablo el peli café con una sonrisa socarrona impregnada en su rostro-, algo diferente es que no sepas aceptar la verdad, porque… ¿sí o no me engañaste con él?
− Cállate.
− Sigues siendo la misma de siempre…, ¿sabes algo? Siempre me pregunte como rayos es que me llegue a fijar en ti… siempre me pregunto qué demonios hiciste para que me enamorara perdidamente de ti.
− ¿Cuál es la respuesta a todos esas preguntas?
− No las he descubierto, y para mi gusto… preferiría jamás saberlas. Un gusto volver a verte, Jenny.
Y el oji café se fue sin decir nada más, mientras la castaña lo veía marcharse corriendo. Se preguntaba cómo es que podía tener tan mala suerte y como es que las cosas jamás podían salirse como quería, porque el estar acá no estaba entre sus planes, pero se mentalizo el tener que ser la mejor de todos y sobre todo… ser mejor que Terrence.
Y es que el destino nos puede poner varias jugadas, tanto buenas como malas, el problema verdadero aquí es el saber cómo solucionarlas para tu bien y el de los demás. Triunfar y ser alguien, eso es lo que todos quieren lograr estando acá, sin amistades y sin relaciones… al principio vienes solo, y al final… tal y como viniste te iras.
- Ábranme :
- Bien, chicas... ahí tienen la segunda parte e.e, sipi, esta largo, pero tengo 10 personajes, y eso que me faltaron dos y no puso todo lo de Jenna JAJAJAJAJ, espero que les guste, bbys<33. Las amo<33.pd. SIGUE NUNAICO AKA VALU
Atenea.
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Re: The American Dream | Novela Colectiva
OIDHASPODASDHAOSPASODPASJASDPASDP AY EL CAPÍTULO ES MUY PERFECTOOOOOOOOOOOOOOO
nUNA, WEÓNA. SUBE EL CAPÍTULO Y MEJOR QUE ESTÉ NOVA EN ÉLdIGOQUE
nUNA, WEÓNA. SUBE EL CAPÍTULO Y MEJOR QUE ESTÉ NOVA EN ÉLdIGOQUE
Clifford.
Re: The American Dream | Novela Colectiva
O sea weón, LA TIPA LO COLOCA EN MAYÚSCULA, COMO PARA QUE QUEDE DOBLEMENTE CLARO QUE YO SIGO. Eso es tensión extra, mi querida Genru :fry:bueno, la cosa es que el capi rlz, COMPLETO ES HERMOSOOO fajdlkjasdklsadsadasfaijsdsa Terrence;-; Terrence rlz, weón. Y Jenna, ah, perra esa-.- Nasti. Weón, no me acostumbro;-; Lynn le dirá Ana-.- WHATVS, sigo yo so._. eso. idk.
MÁS ENCIMA MONU ME AMENAZA, nono, im done. :wut:
MÁS ENCIMA MONU ME AMENAZA, nono, im done. :wut:
Invitado
Invitado
Re: The American Dream | Novela Colectiva
Wn, ya te había dicho cuanto me gusta esta nc, ¿no? Porque omg es la best best best novela colectiva, Ginny. Omg, me dieron ganas de comenzar mi capítulo ;___;
Wn, que más da, lo comenzare cjekncmsfj. Ame el capítulo bby <33 espero el de Vale omg es que todas aquí deben escribir tan. bien y dejarme a mi como una retrasada con mi escritura? Wcneknf. Igual, idk, las amo so much a todas :c.
Wn, que más da, lo comenzare cjekncmsfj. Ame el capítulo bby <33 espero el de Vale omg es que todas aquí deben escribir tan. bien y dejarme a mi como una retrasada con mi escritura? Wcneknf. Igual, idk, las amo so much a todas :c.
irwin.
Re: The American Dream | Novela Colectiva
Ay me hacen sentir chiquuta con capas tan largos:c djdjrjhsjsj prometí comentar los dos juntos bc mis comentarios se pasan en cortos._. Sfjndfjnjdfnfjdn omg pobre Lore:c tengo intriga de saber todo lo de su pasado;_; y del chicco del prólogo que no me acuerdo el nombre :c nfijfdnidfdfun y y y. Omg cuando se conocieron Anidan y Sean i just y ya ni me acuero los pbs pero ame la narración de cada uno y Chris JAAJJJJAJAJJ me meo, el pobre se tiene que hacer cargo de los tres diablos xd ojala los hayan encontrado antes de mandarse una cagada JAAJJAJJ omg amo como escribís gin<333 y envidio como haces capítulos tan largos;_; sdkndnksjbdf espero el cap de Vale<33
hood.
Re: The American Dream | Novela Colectiva
AVISO:
La novela queda a cargo de Valu aka Nunaico desde ahora hasta... el 2 de diciembre. Manden las fichas con ella, y sigan el orden para subir.
pd. Las amo<3
Atenea.
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Re: The American Dream | Novela Colectiva
VALU, CAPÍTULOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!111111111111-.
irwin.
Re: The American Dream | Novela Colectiva
Valu, si no subes hoy, tu turno se pasará hasta el final :c y seguirá la siguiente.
pd. ninguna se ha pasado
Atenea.
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Re: The American Dream | Novela Colectiva
Andy, me odiarás y todo pero creo que dejaré la colectiva no eh tenido tiempo para hacer las fichas y no sé, casi no tengo inspiración
peralta.
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Re: The American Dream | Novela Colectiva
Pero, pero, pero, pero, pero, pero, pero... si no puedes lo entiendo, steph ;-; no quiero que alguna se sienta con obligación y/o presionada :ccc, solo te pido que me confirmes si sigues o no, bby ;-; ilysm<33
Atenea.
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