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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Knight of Hell | Inscripciones Re-Abiertas | N.C
O W N :: Novelas colectivas :: Novelas colectivas :: Novelas Colectivas :: Inscripciones / audiciones
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Knight of Hell | Inscripciones Re-Abiertas | N.C
- Ficha de la novela:
Ficha de la serie
• Titulo: Caballero del infierno
• Autor: Yo y las escritoras que se inscriban.
• Adaptación: Ño, fue todo un sueño raro de mi cabeza.
• Género: Fantasía, Ciencia Ficción, Acción, Romance.
• Contenido: Depende del transcurso.
• Advertencias: Depende de cada escritora.
• Otras páginas: No.
Mira adentro de mis ojos, ahí es donde se esconden mis demonios
Siglo XVI, mas exactamente en el año 1548 las hermanas Cronwell, cuatro demonios elementales, las mas poderosas del infierno, vagaban por la Tierra causando estragos por donde pasaban, matando y destruyendo pueblos enteros solo por diversión. Cuatro familias de hechiceros deciden que estaban cansados de vivir con miedo por esos cuatro monstruos y decidieron crear a los Cazadores. Mitad humanos, mitad brujos que restablecieron la paz enterrándolas en el fondo de la tierra con un hechizo que solo su sangre podía romper. Con los años los cuatro ataúdes donde fueron dejadas estas chicas se esparcieron, terminando en diferentes partes del mundo.
Siglo XXI, mas exactamente en el año 2013 unos chicos en Halloween o noche de brujas hacen una reunión en su casas, los cuatro amigos descubren un libro, muy antiguo, sus páginas rotas y amarillentas. Por una apuesta entre ellos lo leen y recitan un embrujo donde cada uno pone una gota de su sangre, de repente, las luces se apagan.
En cuatro lugares diferentes cuatro ataúdes se agitan y cuatro demonios despiertan, sedientas de venganza. Ellos no lo sabían, descendían de los cazadores originales. Ahora con unas brujas y hechiceros amigos deberán devolverlas a sus lugares pero lo que no saben es que ellas también cuentan con ayuda, demonios de su lado buscan vengarse de los humanos que los desterraron. Nada volverá a ser igual.
Todo depende de ellos pero estan buscando a unas brujas feas típicas de series de TV. Nunca pensaron que se enamorarían de ellas. ¿Las matarán después de todo o el amor será mas fuerte que ambos?
Reglas.-
■ Buena ortografía.
■ Si te inscribes te comprometes. No abandones. Ya me paso en todas las N.C que quise hacer.
■ No al estilo Wachiturro.
■ No se escribe como guión teatral.
■ No uses a Claire Holt ni a Josh Hutcherson
■ Para inscribirte tienes que poner el code de abajo.
■ Si leiste todo pon un GIF de En llamas
■ Felices inscripciones y que la suerte esté siempre de su parte :3
- Code |HIDE|:
- RESERVADOS:
Este es el ejemplo del code para inscribirte, aparte de eso tienen que poner un capítulo o un OS que hayan escrito :3Kirtash Cronwell & Josh Hutcherson
Ella, demonio elemental de Aire. El, un cazador.(w)Hewig Cronwell | Calum Walker
Ella es Demonio Elemental del agua ; Él es vidente(w)Clarissa Cronwell, & Niall Horan
Demonio elemental de la tierra ; Cazador(w)Annie Stonem & Zayn Malik
Bruja ; Puede comunicarse con los muertos
(w)Skyler Key Snow & Brandon Hunter[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [/font][/color]
Bruja Blanca ; Cazador(w)
Roles.-
Chicas:
Demonio Elemental de Fuego
Bruja (Los que quieran)
Demonio (Los que quieran)
Chicos:
Cazador
Brujo (Los que quieran)
Psíquico (1)
Pueden acomodar los roles como quieran y si quieren crear otro nuevo :3
______________________________________________________________________________________________________
Hola, soy Mikaela y les traigo esta nueva N.C basada en un sueño bastante raro, espero que se inscriban y les doy Nutella :3.
Cualquier cosa pregunten por MP y pos acá, no muerdo (Si sos Josh saltea este paso C:)
Última edición por TeamCATS el Vie 08 Nov 2013, 5:33 pm, editado 7 veces
TeamCATS
Re: Knight of Hell | Inscripciones Re-Abiertas | N.C
Cher Lloyd & Harry Styles
•Personajes que me gustaría reservar: Cher Lloyd y Harry Styles.
•Capítulo escrito por mí:
- My little Dandelion:
- Capítulo 1[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Y entonces todo se volvió oscuro. Porque ya no merecía la pena vivir más.
—¡Buenas noches, Londres! Esta noche tenemos preparado un show muy especial. Vaya, veo que hay bastante gente esperando. ¿A quién venís a ver, chicas?— los chillidos de las fans como respuesta fueron atronadores. Ellas estaban ahí para verlos, sus niños, sus vidas enteras.
Y, sin embargo, las personas que deberían estar emocionadas por aquella noche, no compartían la euforia. Estaban detrás del escenario, mirándose unos a otros como si no se creyesen lo que allí estaba pasando. El pánico reinaba entre ellos, sus miedos reflejándose en los ojos de distintas tonalidades.
—¿Cómo que no puedes hacerlo, Zayn?— preguntó Liam, intentando calmarse a sí mismo y a los demás.
—Hey, has hecho esto miles de veces. Sé que hoy la audiencia es un poco más grande, pero no pasa nada. No es como si fuera nuestra primera actuación. Ya sabes, unas cuantas notas agudas y un poco de ese encanto tuyo y las tienes a tus pies, como todas las noches— bromeó Harry, sin tener mucho en cuenta la expresión de Zayn. Pero él negó con la cabeza.
—No, no puedo. De verdad. Algo está mal. Ya no es lo mismo. No puedo.— hablaba rápido, sin vocalizar bien las palabras y pasándose las sudadas manos por los vaqueros.
—¿Qué es eso de que no puedes salir, Zayn? Mira, me da igual lo que te pase, aunque estés con cuarenta grados de temperatura y un dolor de cabeza impresionante, saldrás ahí. Esta es tu gran noche, no vas a estropearme un contrato entero por tus peticiones de diva pasada. Así que, ya estáis saliendo para darlo todo— y ahí estaba su estúpido representante, Alfred Wiver.
Los chicos le dirigieron miradas de odio. No podían con ese hombre. Siempre les sobreexplotaba, les pedía más de lo que podían dar y ellos estaban seguros de que les robaba parte del dinero que ganaban. Y, sin embargo, no podían hacer nada al respecto. Le dirigieron miradas de apoyo a Zayn y le palmearon el hombro, mientras él forzaba una sonrisa.
—Luego hablamos— susurró Niall antes de salir al escenario, arrastrándole con él para que no se quedase ahí parado.
El ambiente cargado sorprendió a Zayn. Era eléctrico, estático. Miles de chicas, rostros diferentes, gestos de pasión y dedicación, sus fans. Pero aquella noche no era la suya, definitivamente. El público estaba demasiado lleno, y sin embargo, todo eran caras desconocidas. Tenía demasiadas ganas de vomitar.
—¡Hola Londres!— gritó Louis por el micrófono. Las directioners enloquecieron y empezaron a gritar, por respuesta.
Todo el estadio era un amplificador puesto a todo volumen. Había hecho ese tipo de conciertos antes, tan grandes, pero en ese momento no sentía alegría, no pensaba en cómo sus sueños se habían hecho realidad. Se le antojaba la audiencia demasiado llena, y había mucho, muchísimo ruido. ¿Por qué estaba aquella noche el sonido de sus propios micrófonos tan sumamente alto? O al menos eso le parecía a él.
—Y, como todos sabéis ya, comenzaremos con… ¡Up All Night!— la aclaración fue muy bien recibida, más chillidos aún si cabía. Los primeros acordes de la canción empezaron a sonar y Zayn tuvo que concentrarse, dejar de pensar en sí mismo como un egoísta y ponerse a cantar, para eso estaba ahí. Para poner hasta su oscura alma en aquella actuación.{---}Luego, pensando en retrospectiva, la actuación de aquella noche se le representaba difuminada, como si hubiera ocurrido en un sueño. Los colores más suaves, las formas redondeadas. Pero no, era imposible que lo hubiera sido.
Nada más terminar el concierto, y sin despedirse de nadie, Zayn había cogido un coche cualquiera y había escapado. Necesitaba estar solo, pensar con claridad sobre lo que iba a hacer aquella noche. Un plan que ya llevaba representado en su cabeza mucho tiempo, sólo necesitaba dejarlo salir. Y, quizá, si era lo suficientemente valiente, conseguiría hacerlo.
Así que allí se encontraba, en un puente cualquiera de Londres, mirando las oscuras olas que se formaban en el Támesis. La suave llovizna típica de Londres le estaba mojando las prendas y estaba dejando su pelo pegado por la nuca, aunque él no parecía darse cuenta. Porque su cabeza se encontraba muy, muy lejos de allí.
Pensó una y otra vez cómo lo había perdido todo. Se le antojaba lejano ya, parecía que habían pasado miles de años. Había perdido todo lo que un día le había importado. Ya no veía a su familia, no podía relacionarse con chicas de verdad gracias a su trabajo, solo con plásticas modelos y creídas cantantes. No podía confiar en nadie. Nunca volvería a tener intimidad, dignidad, una vida al fin y al cabo. Lo único que le quedaba era el alcohol, y sus amados cigarrillos, claro, pero ya ni eso era suficiente. Se había perdido a sí mismo. No quedaba nada del Zain que alguna vez existió, del Zayn de verdad.
Analizó todas sus facetas, las de su personalidad. Y realmente no encontró nada que mereciera la pena salvar, conservar de algún modo. Su alma se había vuelto oscura, ya no tenía colores, vida. Su mente le pedía que hiciera algo rápido, lo decía una y otra vez y él estaba empezando a pensar que eso era lo único que podía hacer. Sonrió melancólicamente, comprobando que no había nadie cerca, a su alrededor. Las farolas serían los únicos testigos de lo que iba a llevar a cabo.
Tomó aire despacio, saboreando una de las que pensaba sus últimas bocanadas. Y, con cuidado, apoyó sus manos morenas en el granito. Se impulsó hacia arriba, de modo que quedó de pie, encima del puente. Se había perdido a sí mismo, ya no recordaba lo que era la palabra esperanza, no había motivo para vivir. Simplemente… no le quedaban ilusiones que cumplir.
Esbozó una sonrisa cansada, llena de desesperación. La clase de sonrisa que se forma en tu cara cuando sabes que deberías haber hecho algo y que, sin embargo, ya nunca lo harás. No se había despedido. ¿Habría servido de algo, de todos modos? Se pasó una mano insegura por el pelo. ¿Le echaría alguien de menos cuando se fuera?
Se asomó a las turbias aguas. Su última esperanza, su salvación de aquel infierno que vivía. No parecían dañinas, no se veían como un instrumento para matar a alguien. Quizá una persona que hubiera sabido nadar habría sobrevivido, por eso era una vía tan fiable para el chico. Ya no había vuelta atrás. Era la hora.
—¡Espera!— el chico oyó un alarido detrás de él y, cuando se fue a girar, debido al susto que le había dado, perdió pie.
Parecía una cámara lenta. Todo era ahora oscuro. Porque él ya no merecía que lo salvasen, nadie lo haría, de hecho. Esa voz ya no podría llegar a tiempo, por mucho que quisiera. Se ahogaría antes. Estaba cayendo. Y la sensación era… Indescriptible. La sensación de liberación le recorría todos los poros del cuerpo. Al final moriría en paz, dejando atrás todo lo que tanto daño le había hecho. Pensaba todas esas cosas mientras caía hasta que una mano le agarró de una manga de la cazadora que llevaba.
Las luces volvían a funcionar. ¿Qué estaba pasando? ¿Ya había muerto? Había sido rápido, y para nada doloroso. Ahora le recorrían los remordimientos. ¿De verdad así había acabado todo? Para ese final, le habría costado menos despedirse y así, al menos, no haber dejado cuentas pendientes.
Una chica le estaba agarrando. No tenía mucha fuerza, y además no contaba con la ayuda del chico, pero sí la necesaria para devolverle el apoyo de la tierra y sentarlo en el puente. ¿Le estaba abrazando? No, pensó Zayn. «Me está sujetando, para que no me caiga de nuevo. Pero, debería dejarme. Ya estoy muerto, no hay nada peor. »
Se giró para mirarla. El pelo moreno, con reflejos dorados gracias a la cálida luz de la noche y de las farolas, le caía a ambos lados del rostro, ahora completamente despeinado. Pero seguía pareciendo suave, sedoso. Lo que más llamaba la atención de su rostro eran los grandes ojos azules celestes. Parecían de ese tipo de ojos que te siguen a todas partes, curiosos por saber. Observadores y a la vez cálidos. Era realmente preciosa, con una belleza digna de los cielos.
—¿Eres… un ángel?— preguntó, con la voz rota gracias al shock de la caída. Aunque el chico lo acusó al hecho de que él pensaba estar muerto. la muchacha esbozó una sonrisa por respuesta, sujetándole más firmemente, para que de ningún modo pudiera volver a saltar.
- Rock me in our summer paradise.:
- 2013: Capítulo 6.Skyler Jones¡Hola! Soy Rocío y adoré tu idea con toda mi alma, es increíble.
Skyler se levanta a las diez, como todos los sábados. Pero, sin embargo, aquel no era uno entre tantos. Tendría que tragarse una estúpida fiesta de niños pijos y ricos porque su mejor, y única, amiga: Emma, se lo había pedido casi suplicando. Y claro, la chica no pudo decir que no.
También tiene algunas cosas que hacer antes de prepararse para la fiesta. Como, por ejemplo, ir a comprar, ya que sabe que la pesada de su compañera de piso, Emma también, no lo hará. Está demasiado ocupada haciendo cosas de chicas que Skyler odia. Como ponerse preciosa para la fiesta. Vale que ella ha accedido a ir, pero de eso a ponerse hecha un pincel hay un gran paso que Skyler no desea caminar.
Lleva en Londres un año, exactamente. Y se lo está pasando bastante bien. Porque ella realmente odia, desde siempre, Holmes Chapel. Bueno, no desde siempre, sólo desde aquel verano… 2009, nunca podría olvidarlo. Fue su mejor verano… y sin duda también el peor. Pero ella no quiere pensar en él, ni en nada que se le parezca. Es una persona nueva ahora, distinta y por ello no quiere saber nada de su pasado. Su presente es lo que cuenta, y lo está viviendo bastante bien. Ya no es la nerd que siempre ha sido. Lleva el pelo largo y muchas veces se maquilla para ir a clases, aunque eso sea sólo porque Emma se lo pide.
Se dirige a la ducha, ya completamente despejada. Lo que más necesita ahora es que el agua fluya y la relaje, como siempre. Pero cuando está quitando toda su ropa ve algo en el espejo, en su cara, que realmente le gustaría que no existiese. Porque ahí está esa cicatriz, la que se hizo en compañía de Harry…
—¡Yo también puedo patinar, y fingir ser tan guay como tú montado sobre esa cosa!— exclamó la chica dándole un ligero empujón a Harry para subirse ella.
—Sky, yo no te lo he negado. Sólo me da miedo. Y ahora no me digas que no me preocupe, porque lo hago. Nunca has montado antes y… Por cierto, se llama monopatín— Harry le ayudó a montar mientras ella le miraba, intentando parecer enfadada por la aclaración.
—Sí, como sea. Vale, ya lo tengo. ¿Qué hago ahora?—estaba ya subida y parecía que no era inestable… de momento.
—Lo primero, suéltame. Así, muy bien. Mira, ya mantienes el equilibrio. Ahora… Simplemente intenta patinar.— Harry la soltó, sonriente. Skyler también esbozó una sonrisa e intentó parecer segura.
—¡Lo tengo Harry! ¡Estoy avanzando!— exclamó contenta moviendo los brazos. Harry soltó una carcajada y le hizo un gesto de asentimiento.
Sin embargo, ninguno de los dos se percató de que el monopatín de acercaba peligrosamente a una empinada cuesta, hasta que fue demasiado tarde. Skyler rodaba sin control, gritando. La caída parecía inminente y, seguramente, dolería ya que todo el suelo era empedrado.
—¡Sky!—gritó Harry fuera de sí, corriendo en pos de ella. Pero ya no había nada que hacer. Skyler acababa de caer en ese momento, y no parecía reaccionar.
Harry no pudo más que soltar una exclamación ahogada cuando llegó a su lado. Había intentado apoyarse con las manos, de modo que las tenía todas raspadas, pero no sólo eso. En la caída se le había clavado una piedra en la frente, y le sangraba muchísimo. Todo parecía sangre y Harry se empezó a marear. No podía estar muerta. Ese tipo de caídas no podían matar a nadie, ¿verdad? Él sólo era un ingenuo chico de dieciséis años que no tenía ni idea de nada de medicina.
—Harry, me duele la cabeza…— dijo de repente Skyler con un hilo de voz, consiguiendo sacar a Harry de su ensoñamiento.
—Tranquila, no pasa nada.— le besó la cabeza con cariño, intentando tranquilizarla y ella cerró los ojos. Estaba claro que el golpe la había aturdido. Sin pensarlo un solo segundo, Harry la alzó en sus brazos y la llevó a su casa. Estaba demasiado preocupado. No podía perderla, no de esa forma tan absurda. Porque claro… Todo había sido culpa suya.
Cuando los dos llegaron a casa, Anne les abrió con una gran sonrisa, que se quedó congelada en su rostro al ver el estado en el que llegaban los dos. Skyler desmayada en los brazos de Harry y él llorando desesperado. Con sólo dieciséis años… Tenía mucho miedo. Por suerte, Anne sí que sabía un poco de esas cosas. Con la ayuda de Gemma, la hermana mayor de Harry y después de bastante alcohol y diferentes medicamentos, además de tres puntos en la frente, consiguieron despertar a Skyler.
—Hey, Skyler… ¿Cómo estás? Te has dado un buen golpe— lo primero que vio la chica al despertar fue la gran sonrisa de Gemma, que la miraba desde arriba. Se encontraba tumbada en una cama.
—Creo que bien, aunque me duele la cabeza. ¿Dónde está Harry?— se giró a los dos lados, haciendo que el algodón que estaba sobre su frente destilase un poco más de sangre.
—No, no te muevas, te hemos tenido que dar puntos. Él está abajo, Anne ha tenido que llevárselo. Cuando habéis llegado estaba muy afectado y no ha podido soportar verte con toda esa sangre y nosotras poniéndote tantas cosas…— Skyler estaba completamente confundida, no entendía nada.
—Yo… Recuerdo hasta el golpe y luego… Hay algunas imágenes confusas, pero no sé cómo llegamos hasta aquí— respondió, estaba claro que hacía esfuerzos por recordar algo de lo que había pasado.
—Él te trajo. Estaba llorando, de hecho y… no dejaba de susurrar que todo era culpa suya.— Skyler sonrió, enternecida.
—¿Puedes decirle que suba? Quiero darle las gracias, por todo— Gemma asintió, muy contenta por lo que la chica acababa de decir.
—Skyler, sois increíbles juntos. Ojalá no lo perdáis. Aunque todavía sois muy jóvenes…— iba diciendo eso mientras se alejaba por la escalera, de modo que ella no pudo escuchar lo último que dijo, ya que se había alejado demasiado.
Mientras esperaba a que él subiera se puso a observar el cuarto en el que se encontraba. Estaba claro que era el suyo. Pósters de los Beattles, algún equipo de fútbol y... Algo que a la chica le llamó la atención. Porque allí se, encima de la mesilla, se encontraba una foto de ellos dos juntos. Había sido la primera vez que se llevaban una cámara y fue una de sus primeras citas. Skyler recordaba ese día perfectamente.
—Hola...— susurró Harry sonrojado cuando llegó a la habitación. Se notaba que había estado llorando, ya que tenía los ojos irritados.
—Gemma me ha contado que me trajiste aquí. ¿Estabas preocupado por mí?— pese a lo mucho que se notaba, ella necesitó preguntarlo. Era la primera vez que alguien se preocupaba de verdad por ella.
—No te imaginas cuánto.— se sentó a su lado y empezó a acariciarle la mejilla.— Skyler, he tenido miedo. De verdad. No habría soportado que... Y claro porque... Y yo lo causé...— ella le puso un dedo en los labios, porque veía que se estaba poniendo sentimental de nuevo.
—Ya estoy bien, ¿ves?— intentó que pareciera que no le pasaba nada, cuando en realidad estaba tumbada en la cama de él sin moverse con la frente vendada.
Pero a Harry esas palabras le sonaron a gloria. Ella no le culpaba. Poco a poco fue acercando sus labios a los de Sky, hasta que al final acabaron besándose.
—Me quedará una cicatriz, ¿verdad?— preguntó una vez que se separaron, refiriéndose a su herida. Harry se encogió de hombros.
—Mi madre dice que es lo más probable. Sin embargo... Dice que no será muy grande. Sólo te han dado tres puntos— se le veía que todavía se sentía culpable.
—Genial— suspiró Skyler sarcásticamente— Otra imperfección más...
—Hey, Sky. Tú eres perfecta, da igual las marcas en tu cara que tengas. A mí jamás me importaría esa estupidez. Y, además, es como nuestra cicatriz. Siempre que la veas te acordarás de mí y de nuestra historia— la chica esbozó una sonrisa, cautivada por las hermosas palabras que le acababa de dedicar.
Sí, le encantaba la idea. Su cicatriz, aquella marca que nunca se quitaría, pasara lo que pasase y que sería la prueba de su amor. Para siempre.
Y así había sido, ni más ni menos. Aquella historia que tantas veces Skyler había intentado sacar de su cabeza la persigue durante todo el día. En el súper mercado, a la hora de comer, cuando va a hacer otros recados... Todo el rato. Porque, claro. Un sentimiento puede ser sustituido, puede ser negado todas las veces que se quiera, pero una marca de la piel permanecerá para siempre. Como el recuerdo de que él la quiso, aunque sólo fue por unos meses.
Después de intentar estar todo el día fuera de casa, a las siete Emma la engancha y no hay quién le diga que no. Es entendible, ha conseguido entradas para la fiesta más vip de Londres del momento y quiere ver a su amiga perfecta.
Dos horas. Es una verdadera locura para Skyler. Pero debe admitir que se ve preciosa cuando se mira al espejo. Parece una modelo, y eso que ella siempre ha sido esa chica del montón, a la que no te giras a mirar cuando pasas por la calle, excepto para comentar lo rara que es.
Es increíble lo que el maquillaje puede hacer en una cara que tiene la base perfecta, según Emma. Skyler, en cambio, es menos técnica con esas cosas. Lleva la cara llena de pote y eso ha hecho que se vea hasta guapa. Las dos versiones son ciertas, porque está preciosa. Lleva un vestido negro, con algunos detalles dorados y unos tacones también brillantes. Emma la ha maquillado, de modo que parece un tono de piel más oscuro y sus ojos se muestran misteriosos, como los de una modelo. Su pelo está recogido por encima de la nuca, pero sólo la parte que cae a los dos lados de la cara, dejando lo demás suelto a su aire.
Skyler coge el bolso y decide salir del baño para irse ya a la gran discoteca. Emma va detrás de ella. También está muy guapa, con su pelo pelirrojo recogido en un moño y un ceñido vestido de color verde con tacones azul oscuro. Ella es más hermosa que Skyler. Más visible. Con esa piel tan pálida, ojos celestes y ese pelo de ensueño... A ella es a la que todos los chicos miran, siempre. Y si se acercan a Skyler es porque quieren el teléfono de Emma.
Cuando llegan a la fiesta todo es de súper lujo. La seguridad es muy estricta y sólo después de ver sus DNI y sus invitaciones las deja pasar. Está realmente bien decorada, con esos sillones de cuero blanco y las paredes de colores llamativos. Un DJ está pinchado música sobre el escenario y la pista está llena de gente adinerada. Cantantes, modelos, gente importante... Todos se mezclan al ritmo de la música formando una masa en la que es imposible reconocer a nadie. Por suerte para Skyler, porque prefiere, sin duda, no socializar con nadie.
En una hora ella y Emma se han separado. Su amiga está por ahí, haciendo amigos. Claro, ella es divertida, sociable, atrevida... Skyler es todo lo contrario. Por eso está sentada en un sillón, alejada de todo el mundo con una Coca-Cola entre sus manos. No siquiera ha escogido un Vodka, o algo así, ya que no le gusta el alcohol.
De repente, alguien de sienta a su lado. Huele a colonia de hombre, es decir, muy bien. Skyler no levanta la vista. Es de reacciones tímidas y también bastante fría con la gente a la que no conoce así que no es rara esa reacción, al menos no en esa Skyler.
—Una noche movidita, ¿no es cierto? Apostaría todo lo que llevo ahora mismo en la cartera a que la mitad de la gente tiene más dinero que cerebro. Sólo vienen aquí por los líos de una noche. Aunque no les culpo, porque yo hago lo mismo. Por cierto, soy...— Skyler acaba de dejar caer su copa al suelo y le mira sin poder creerlo.
—Harry—completa cortándole antes de que pueda decir nada. Él la mira, todavía pensando que es una aparición. ¿Es ella de verdad? ¿La pequeña niña con gafas a la que tenía que defender todos los días de las animadoras populares?
—Qué pequeño es el mundo— exclama el chico de rizos, intentado que su voz no exprese ninguna emoción. Ella no siquiera puede hablar. ¿Por qué el destino la odia tanto, de esa manera?
—Esta me la pagas, Emma— dice en su cabeza mientras mira al suelo, queriendo convertirse en invisible y desaparecer, para siempre.
Me gustaría inscribirme por el papel de "Demonio elemental del fuego" y "cazador"
Leí las reglas but estoy desde el móvil, so no puedo poner el gif de en llamas.
Yo también adoro esa saga. Leí los libros y ASMDMFKFKFKDDISISI. Aunque yo amaba a Finnick.
Bueno, dejo de aburrirte. Me gustó muchísimo la trama y espero que a ti te guste mi ficha. Besos.
blake.
Re: Knight of Hell | Inscripciones Re-Abiertas | N.C
PD: no pude usar el CODE que proponías porque estoy desde el iPod y se me hace un poco difícil, espero que no te importe. Sí hay algún problema, mañana repito mi audición/inscripción y lo pongo con CODE
blake.
Re: Knight of Hell | Inscripciones Re-Abiertas | N.C
flowerpower24 escribió:Cher Lloyd & Harry Styles
•Personajes que me gustaría reservar: Cher Lloyd y Harry Styles.
•Capítulo escrito por mí:
- My little Dandelion:
Capítulo 1[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Y entonces todo se volvió oscuro. Porque ya no merecía la pena vivir más.
—¡Buenas noches, Londres! Esta noche tenemos preparado un show muy especial. Vaya, veo que hay bastante gente esperando. ¿A quién venís a ver, chicas?— los chillidos de las fans como respuesta fueron atronadores. Ellas estaban ahí para verlos, sus niños, sus vidas enteras.
Y, sin embargo, las personas que deberían estar emocionadas por aquella noche, no compartían la euforia. Estaban detrás del escenario, mirándose unos a otros como si no se creyesen lo que allí estaba pasando. El pánico reinaba entre ellos, sus miedos reflejándose en los ojos de distintas tonalidades.
—¿Cómo que no puedes hacerlo, Zayn?— preguntó Liam, intentando calmarse a sí mismo y a los demás.
—Hey, has hecho esto miles de veces. Sé que hoy la audiencia es un poco más grande, pero no pasa nada. No es como si fuera nuestra primera actuación. Ya sabes, unas cuantas notas agudas y un poco de ese encanto tuyo y las tienes a tus pies, como todas las noches— bromeó Harry, sin tener mucho en cuenta la expresión de Zayn. Pero él negó con la cabeza.
—No, no puedo. De verdad. Algo está mal. Ya no es lo mismo. No puedo.— hablaba rápido, sin vocalizar bien las palabras y pasándose las sudadas manos por los vaqueros.
—¿Qué es eso de que no puedes salir, Zayn? Mira, me da igual lo que te pase, aunque estés con cuarenta grados de temperatura y un dolor de cabeza impresionante, saldrás ahí. Esta es tu gran noche, no vas a estropearme un contrato entero por tus peticiones de diva pasada. Así que, ya estáis saliendo para darlo todo— y ahí estaba su estúpido representante, Alfred Wiver.
Los chicos le dirigieron miradas de odio. No podían con ese hombre. Siempre les sobreexplotaba, les pedía más de lo que podían dar y ellos estaban seguros de que les robaba parte del dinero que ganaban. Y, sin embargo, no podían hacer nada al respecto. Le dirigieron miradas de apoyo a Zayn y le palmearon el hombro, mientras él forzaba una sonrisa.
—Luego hablamos— susurró Niall antes de salir al escenario, arrastrándole con él para que no se quedase ahí parado.
El ambiente cargado sorprendió a Zayn. Era eléctrico, estático. Miles de chicas, rostros diferentes, gestos de pasión y dedicación, sus fans. Pero aquella noche no era la suya, definitivamente. El público estaba demasiado lleno, y sin embargo, todo eran caras desconocidas. Tenía demasiadas ganas de vomitar.
—¡Hola Londres!— gritó Louis por el micrófono. Las directioners enloquecieron y empezaron a gritar, por respuesta.
Todo el estadio era un amplificador puesto a todo volumen. Había hecho ese tipo de conciertos antes, tan grandes, pero en ese momento no sentía alegría, no pensaba en cómo sus sueños se habían hecho realidad. Se le antojaba la audiencia demasiado llena, y había mucho, muchísimo ruido. ¿Por qué estaba aquella noche el sonido de sus propios micrófonos tan sumamente alto? O al menos eso le parecía a él.
—Y, como todos sabéis ya, comenzaremos con… ¡Up All Night!— la aclaración fue muy bien recibida, más chillidos aún si cabía. Los primeros acordes de la canción empezaron a sonar y Zayn tuvo que concentrarse, dejar de pensar en sí mismo como un egoísta y ponerse a cantar, para eso estaba ahí. Para poner hasta su oscura alma en aquella actuación.{---}Luego, pensando en retrospectiva, la actuación de aquella noche se le representaba difuminada, como si hubiera ocurrido en un sueño. Los colores más suaves, las formas redondeadas. Pero no, era imposible que lo hubiera sido.
Nada más terminar el concierto, y sin despedirse de nadie, Zayn había cogido un coche cualquiera y había escapado. Necesitaba estar solo, pensar con claridad sobre lo que iba a hacer aquella noche. Un plan que ya llevaba representado en su cabeza mucho tiempo, sólo necesitaba dejarlo salir. Y, quizá, si era lo suficientemente valiente, conseguiría hacerlo.
Así que allí se encontraba, en un puente cualquiera de Londres, mirando las oscuras olas que se formaban en el Támesis. La suave llovizna típica de Londres le estaba mojando las prendas y estaba dejando su pelo pegado por la nuca, aunque él no parecía darse cuenta. Porque su cabeza se encontraba muy, muy lejos de allí.
Pensó una y otra vez cómo lo había perdido todo. Se le antojaba lejano ya, parecía que habían pasado miles de años. Había perdido todo lo que un día le había importado. Ya no veía a su familia, no podía relacionarse con chicas de verdad gracias a su trabajo, solo con plásticas modelos y creídas cantantes. No podía confiar en nadie. Nunca volvería a tener intimidad, dignidad, una vida al fin y al cabo. Lo único que le quedaba era el alcohol, y sus amados cigarrillos, claro, pero ya ni eso era suficiente. Se había perdido a sí mismo. No quedaba nada del Zain que alguna vez existió, del Zayn de verdad.
Analizó todas sus facetas, las de su personalidad. Y realmente no encontró nada que mereciera la pena salvar, conservar de algún modo. Su alma se había vuelto oscura, ya no tenía colores, vida. Su mente le pedía que hiciera algo rápido, lo decía una y otra vez y él estaba empezando a pensar que eso era lo único que podía hacer. Sonrió melancólicamente, comprobando que no había nadie cerca, a su alrededor. Las farolas serían los únicos testigos de lo que iba a llevar a cabo.
Tomó aire despacio, saboreando una de las que pensaba sus últimas bocanadas. Y, con cuidado, apoyó sus manos morenas en el granito. Se impulsó hacia arriba, de modo que quedó de pie, encima del puente. Se había perdido a sí mismo, ya no recordaba lo que era la palabra esperanza, no había motivo para vivir. Simplemente… no le quedaban ilusiones que cumplir.
Esbozó una sonrisa cansada, llena de desesperación. La clase de sonrisa que se forma en tu cara cuando sabes que deberías haber hecho algo y que, sin embargo, ya nunca lo harás. No se había despedido. ¿Habría servido de algo, de todos modos? Se pasó una mano insegura por el pelo. ¿Le echaría alguien de menos cuando se fuera?
Se asomó a las turbias aguas. Su última esperanza, su salvación de aquel infierno que vivía. No parecían dañinas, no se veían como un instrumento para matar a alguien. Quizá una persona que hubiera sabido nadar habría sobrevivido, por eso era una vía tan fiable para el chico. Ya no había vuelta atrás. Era la hora.
—¡Espera!— el chico oyó un alarido detrás de él y, cuando se fue a girar, debido al susto que le había dado, perdió pie.
Parecía una cámara lenta. Todo era ahora oscuro. Porque él ya no merecía que lo salvasen, nadie lo haría, de hecho. Esa voz ya no podría llegar a tiempo, por mucho que quisiera. Se ahogaría antes. Estaba cayendo. Y la sensación era… Indescriptible. La sensación de liberación le recorría todos los poros del cuerpo. Al final moriría en paz, dejando atrás todo lo que tanto daño le había hecho. Pensaba todas esas cosas mientras caía hasta que una mano le agarró de una manga de la cazadora que llevaba.
Las luces volvían a funcionar. ¿Qué estaba pasando? ¿Ya había muerto? Había sido rápido, y para nada doloroso. Ahora le recorrían los remordimientos. ¿De verdad así había acabado todo? Para ese final, le habría costado menos despedirse y así, al menos, no haber dejado cuentas pendientes.
Una chica le estaba agarrando. No tenía mucha fuerza, y además no contaba con la ayuda del chico, pero sí la necesaria para devolverle el apoyo de la tierra y sentarlo en el puente. ¿Le estaba abrazando? No, pensó Zayn. «Me está sujetando, para que no me caiga de nuevo. Pero, debería dejarme. Ya estoy muerto, no hay nada peor. »
Se giró para mirarla. El pelo moreno, con reflejos dorados gracias a la cálida luz de la noche y de las farolas, le caía a ambos lados del rostro, ahora completamente despeinado. Pero seguía pareciendo suave, sedoso. Lo que más llamaba la atención de su rostro eran los grandes ojos azules celestes. Parecían de ese tipo de ojos que te siguen a todas partes, curiosos por saber. Observadores y a la vez cálidos. Era realmente preciosa, con una belleza digna de los cielos.
—¿Eres… un ángel?— preguntó, con la voz rota gracias al shock de la caída. Aunque el chico lo acusó al hecho de que él pensaba estar muerto. la muchacha esbozó una sonrisa por respuesta, sujetándole más firmemente, para que de ningún modo pudiera volver a saltar.
- Rock me in our summer paradise.:
2013: Capítulo 6.Skyler Jones¡Hola! Soy Rocío y adoré tu idea con toda mi alma, es increíble.
Skyler se levanta a las diez, como todos los sábados. Pero, sin embargo, aquel no era uno entre tantos. Tendría que tragarse una estúpida fiesta de niños pijos y ricos porque su mejor, y única, amiga: Emma, se lo había pedido casi suplicando. Y claro, la chica no pudo decir que no.
También tiene algunas cosas que hacer antes de prepararse para la fiesta. Como, por ejemplo, ir a comprar, ya que sabe que la pesada de su compañera de piso, Emma también, no lo hará. Está demasiado ocupada haciendo cosas de chicas que Skyler odia. Como ponerse preciosa para la fiesta. Vale que ella ha accedido a ir, pero de eso a ponerse hecha un pincel hay un gran paso que Skyler no desea caminar.
Lleva en Londres un año, exactamente. Y se lo está pasando bastante bien. Porque ella realmente odia, desde siempre, Holmes Chapel. Bueno, no desde siempre, sólo desde aquel verano… 2009, nunca podría olvidarlo. Fue su mejor verano… y sin duda también el peor. Pero ella no quiere pensar en él, ni en nada que se le parezca. Es una persona nueva ahora, distinta y por ello no quiere saber nada de su pasado. Su presente es lo que cuenta, y lo está viviendo bastante bien. Ya no es la nerd que siempre ha sido. Lleva el pelo largo y muchas veces se maquilla para ir a clases, aunque eso sea sólo porque Emma se lo pide.
Se dirige a la ducha, ya completamente despejada. Lo que más necesita ahora es que el agua fluya y la relaje, como siempre. Pero cuando está quitando toda su ropa ve algo en el espejo, en su cara, que realmente le gustaría que no existiese. Porque ahí está esa cicatriz, la que se hizo en compañía de Harry…
—¡Yo también puedo patinar, y fingir ser tan guay como tú montado sobre esa cosa!— exclamó la chica dándole un ligero empujón a Harry para subirse ella.
—Sky, yo no te lo he negado. Sólo me da miedo. Y ahora no me digas que no me preocupe, porque lo hago. Nunca has montado antes y… Por cierto, se llama monopatín— Harry le ayudó a montar mientras ella le miraba, intentando parecer enfadada por la aclaración.
—Sí, como sea. Vale, ya lo tengo. ¿Qué hago ahora?—estaba ya subida y parecía que no era inestable… de momento.
—Lo primero, suéltame. Así, muy bien. Mira, ya mantienes el equilibrio. Ahora… Simplemente intenta patinar.— Harry la soltó, sonriente. Skyler también esbozó una sonrisa e intentó parecer segura.
—¡Lo tengo Harry! ¡Estoy avanzando!— exclamó contenta moviendo los brazos. Harry soltó una carcajada y le hizo un gesto de asentimiento.
Sin embargo, ninguno de los dos se percató de que el monopatín de acercaba peligrosamente a una empinada cuesta, hasta que fue demasiado tarde. Skyler rodaba sin control, gritando. La caída parecía inminente y, seguramente, dolería ya que todo el suelo era empedrado.
—¡Sky!—gritó Harry fuera de sí, corriendo en pos de ella. Pero ya no había nada que hacer. Skyler acababa de caer en ese momento, y no parecía reaccionar.
Harry no pudo más que soltar una exclamación ahogada cuando llegó a su lado. Había intentado apoyarse con las manos, de modo que las tenía todas raspadas, pero no sólo eso. En la caída se le había clavado una piedra en la frente, y le sangraba muchísimo. Todo parecía sangre y Harry se empezó a marear. No podía estar muerta. Ese tipo de caídas no podían matar a nadie, ¿verdad? Él sólo era un ingenuo chico de dieciséis años que no tenía ni idea de nada de medicina.
—Harry, me duele la cabeza…— dijo de repente Skyler con un hilo de voz, consiguiendo sacar a Harry de su ensoñamiento.
—Tranquila, no pasa nada.— le besó la cabeza con cariño, intentando tranquilizarla y ella cerró los ojos. Estaba claro que el golpe la había aturdido. Sin pensarlo un solo segundo, Harry la alzó en sus brazos y la llevó a su casa. Estaba demasiado preocupado. No podía perderla, no de esa forma tan absurda. Porque claro… Todo había sido culpa suya.
Cuando los dos llegaron a casa, Anne les abrió con una gran sonrisa, que se quedó congelada en su rostro al ver el estado en el que llegaban los dos. Skyler desmayada en los brazos de Harry y él llorando desesperado. Con sólo dieciséis años… Tenía mucho miedo. Por suerte, Anne sí que sabía un poco de esas cosas. Con la ayuda de Gemma, la hermana mayor de Harry y después de bastante alcohol y diferentes medicamentos, además de tres puntos en la frente, consiguieron despertar a Skyler.
—Hey, Skyler… ¿Cómo estás? Te has dado un buen golpe— lo primero que vio la chica al despertar fue la gran sonrisa de Gemma, que la miraba desde arriba. Se encontraba tumbada en una cama.
—Creo que bien, aunque me duele la cabeza. ¿Dónde está Harry?— se giró a los dos lados, haciendo que el algodón que estaba sobre su frente destilase un poco más de sangre.
—No, no te muevas, te hemos tenido que dar puntos. Él está abajo, Anne ha tenido que llevárselo. Cuando habéis llegado estaba muy afectado y no ha podido soportar verte con toda esa sangre y nosotras poniéndote tantas cosas…— Skyler estaba completamente confundida, no entendía nada.
—Yo… Recuerdo hasta el golpe y luego… Hay algunas imágenes confusas, pero no sé cómo llegamos hasta aquí— respondió, estaba claro que hacía esfuerzos por recordar algo de lo que había pasado.
—Él te trajo. Estaba llorando, de hecho y… no dejaba de susurrar que todo era culpa suya.— Skyler sonrió, enternecida.
—¿Puedes decirle que suba? Quiero darle las gracias, por todo— Gemma asintió, muy contenta por lo que la chica acababa de decir.
—Skyler, sois increíbles juntos. Ojalá no lo perdáis. Aunque todavía sois muy jóvenes…— iba diciendo eso mientras se alejaba por la escalera, de modo que ella no pudo escuchar lo último que dijo, ya que se había alejado demasiado.
Mientras esperaba a que él subiera se puso a observar el cuarto en el que se encontraba. Estaba claro que era el suyo. Pósters de los Beattles, algún equipo de fútbol y... Algo que a la chica le llamó la atención. Porque allí se, encima de la mesilla, se encontraba una foto de ellos dos juntos. Había sido la primera vez que se llevaban una cámara y fue una de sus primeras citas. Skyler recordaba ese día perfectamente.
—Hola...— susurró Harry sonrojado cuando llegó a la habitación. Se notaba que había estado llorando, ya que tenía los ojos irritados.
—Gemma me ha contado que me trajiste aquí. ¿Estabas preocupado por mí?— pese a lo mucho que se notaba, ella necesitó preguntarlo. Era la primera vez que alguien se preocupaba de verdad por ella.
—No te imaginas cuánto.— se sentó a su lado y empezó a acariciarle la mejilla.— Skyler, he tenido miedo. De verdad. No habría soportado que... Y claro porque... Y yo lo causé...— ella le puso un dedo en los labios, porque veía que se estaba poniendo sentimental de nuevo.
—Ya estoy bien, ¿ves?— intentó que pareciera que no le pasaba nada, cuando en realidad estaba tumbada en la cama de él sin moverse con la frente vendada.
Pero a Harry esas palabras le sonaron a gloria. Ella no le culpaba. Poco a poco fue acercando sus labios a los de Sky, hasta que al final acabaron besándose.
—Me quedará una cicatriz, ¿verdad?— preguntó una vez que se separaron, refiriéndose a su herida. Harry se encogió de hombros.
—Mi madre dice que es lo más probable. Sin embargo... Dice que no será muy grande. Sólo te han dado tres puntos— se le veía que todavía se sentía culpable.
—Genial— suspiró Skyler sarcásticamente— Otra imperfección más...
—Hey, Sky. Tú eres perfecta, da igual las marcas en tu cara que tengas. A mí jamás me importaría esa estupidez. Y, además, es como nuestra cicatriz. Siempre que la veas te acordarás de mí y de nuestra historia— la chica esbozó una sonrisa, cautivada por las hermosas palabras que le acababa de dedicar.
Sí, le encantaba la idea. Su cicatriz, aquella marca que nunca se quitaría, pasara lo que pasase y que sería la prueba de su amor. Para siempre.
Y así había sido, ni más ni menos. Aquella historia que tantas veces Skyler había intentado sacar de su cabeza la persigue durante todo el día. En el súper mercado, a la hora de comer, cuando va a hacer otros recados... Todo el rato. Porque, claro. Un sentimiento puede ser sustituido, puede ser negado todas las veces que se quiera, pero una marca de la piel permanecerá para siempre. Como el recuerdo de que él la quiso, aunque sólo fue por unos meses.
Después de intentar estar todo el día fuera de casa, a las siete Emma la engancha y no hay quién le diga que no. Es entendible, ha conseguido entradas para la fiesta más vip de Londres del momento y quiere ver a su amiga perfecta.
Dos horas. Es una verdadera locura para Skyler. Pero debe admitir que se ve preciosa cuando se mira al espejo. Parece una modelo, y eso que ella siempre ha sido esa chica del montón, a la que no te giras a mirar cuando pasas por la calle, excepto para comentar lo rara que es.
Es increíble lo que el maquillaje puede hacer en una cara que tiene la base perfecta, según Emma. Skyler, en cambio, es menos técnica con esas cosas. Lleva la cara llena de pote y eso ha hecho que se vea hasta guapa. Las dos versiones son ciertas, porque está preciosa. Lleva un vestido negro, con algunos detalles dorados y unos tacones también brillantes. Emma la ha maquillado, de modo que parece un tono de piel más oscuro y sus ojos se muestran misteriosos, como los de una modelo. Su pelo está recogido por encima de la nuca, pero sólo la parte que cae a los dos lados de la cara, dejando lo demás suelto a su aire.
Skyler coge el bolso y decide salir del baño para irse ya a la gran discoteca. Emma va detrás de ella. También está muy guapa, con su pelo pelirrojo recogido en un moño y un ceñido vestido de color verde con tacones azul oscuro. Ella es más hermosa que Skyler. Más visible. Con esa piel tan pálida, ojos celestes y ese pelo de ensueño... A ella es a la que todos los chicos miran, siempre. Y si se acercan a Skyler es porque quieren el teléfono de Emma.
Cuando llegan a la fiesta todo es de súper lujo. La seguridad es muy estricta y sólo después de ver sus DNI y sus invitaciones las deja pasar. Está realmente bien decorada, con esos sillones de cuero blanco y las paredes de colores llamativos. Un DJ está pinchado música sobre el escenario y la pista está llena de gente adinerada. Cantantes, modelos, gente importante... Todos se mezclan al ritmo de la música formando una masa en la que es imposible reconocer a nadie. Por suerte para Skyler, porque prefiere, sin duda, no socializar con nadie.
En una hora ella y Emma se han separado. Su amiga está por ahí, haciendo amigos. Claro, ella es divertida, sociable, atrevida... Skyler es todo lo contrario. Por eso está sentada en un sillón, alejada de todo el mundo con una Coca-Cola entre sus manos. No siquiera ha escogido un Vodka, o algo así, ya que no le gusta el alcohol.
De repente, alguien de sienta a su lado. Huele a colonia de hombre, es decir, muy bien. Skyler no levanta la vista. Es de reacciones tímidas y también bastante fría con la gente a la que no conoce así que no es rara esa reacción, al menos no en esa Skyler.
—Una noche movidita, ¿no es cierto? Apostaría todo lo que llevo ahora mismo en la cartera a que la mitad de la gente tiene más dinero que cerebro. Sólo vienen aquí por los líos de una noche. Aunque no les culpo, porque yo hago lo mismo. Por cierto, soy...— Skyler acaba de dejar caer su copa al suelo y le mira sin poder creerlo.
—Harry—completa cortándole antes de que pueda decir nada. Él la mira, todavía pensando que es una aparición. ¿Es ella de verdad? ¿La pequeña niña con gafas a la que tenía que defender todos los días de las animadoras populares?
—Qué pequeño es el mundo— exclama el chico de rizos, intentado que su voz no exprese ninguna emoción. Ella no siquiera puede hablar. ¿Por qué el destino la odia tanto, de esa manera?
—Esta me la pagas, Emma— dice en su cabeza mientras mira al suelo, queriendo convertirse en invisible y desaparecer, para siempre.
Me gustaría inscribirme por el papel de "Demonio elemental del fuego" y "cazador"
Leí las reglas but estoy desde el móvil, so no puedo poner el gif de en llamas.
Yo también adoro esa saga. Leí los libros y ASMDMFKFKFKDDISISI. Aunque yo amaba a Finnick.
Bueno, dejo de aburrirte. Me gustó muchísimo la trama y espero que a ti te guste mi ficha. Besos.
Esta todo genial, no te preocupes por el GIF, lo mencionaste y por eso se que leiste todo. El code no importa, esta bien, lo cambio con el code que puse para que quede todo igual.
PD: Me encanta el capítulo y ya estas inscripta :3 . Besos.
TeamCATS
Re: Knight of Hell | Inscripciones Re-Abiertas | N.C
flowerpower24 escribió:PD: no pude usar el CODE que proponías porque estoy desde el iPod y se me hace un poco difícil, espero que no te importe. Sí hay algún problema, mañana repito mi audición/inscripción y lo pongo con CODE
Solo una cosa, el apellido de la chica tiene que ser Cronwell porque las demonios elementales son hermanas. ¿Le pongo Cher Cronwell o le querés poner otro nombre?
Besos
TeamCATS
Re: Knight of Hell | Inscripciones Re-Abiertas | N.C
Me encanto la idea. Voy a audicionar definitivamente.
Niall Horan sera el cazador, y Lily Collins... idk. Edito.
Niall Horan sera el cazador, y Lily Collins... idk. Edito.
- Spoiler:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Invitado
Invitado
Re: Knight of Hell | Inscripciones Re-Abiertas | N.C
Ah, entonces perfecto todo. Igual yo me sentía mal por no ponerlo perfecto, pero es que necesitaba inscribirme y hasta mañana no tendré ordenador a mano.
Muchísimas gracias, me alegro un montón de haberme inscrito, es una trama increíble.
Muchísimas gracias, me alegro un montón de haberme inscrito, es una trama increíble.
blake.
Re: Knight of Hell | Inscripciones Re-Abiertas | N.C
¡Cilly! ¡Viniste! ASMSNDNFK el gif que has puesto asmdmfk. Escribiremos juntas en otra NC, te amo. Bye
blake.
Re: Knight of Hell | Inscripciones Re-Abiertas | N.C
- cap TWD:
- Muchas veces me siento invisible, algo que no es extraño en mí, la mayoría de mi tiempo me empeño en ya no continuar siendo invisible, pero ¿qué puedo hacer? soy así y aunque muchas veces no quiera aceptarlo, como sea y cuando sea debo hacerlo, aunque sea casi imposible.
Todos los fines de semana visito a mi familia, la casa está situada en la zona rural así que tardo demasiado en cruzar la ciudad por completo, muchas veces no puedo visitarles ya que el trabajo y la universidad simplemente no me lo permiten ya que siempre me ocupo en ambas obligaciones aunque sea de último minuto.
Siempre que cruzo la ciudad hasta llegar a casa esmero que al llegar no se encuentren en plena discusión, lo que siempre es acertado. Nunca se encuentran hablando, riendo, cocinando o demás distracciones en la casa, claro la discusión es una distracción algo terca -En mi concepto - para ellos, así fue como sucedió hoy, al llegar a casa solo para visitarles en este lindo fin de semana todo fue realmente devastan te, mi madre se encontraba sobre el sofá de la sala televisiva su llanto era inexplicable, mi corazón se aceleró terriblemente, mis manos empezaron a sudar por completo y las lágrimas invadieron mis ojos, pero lo más devasta ble fue lo que ella me dijo, jamás creí escucharlo salir de sus labios, recuerdo con algo de incapacibilidad aunque haya sido hace unos minutos *Aléjate, no quiero verte. Simplemente me avergüenzas* no tengo ni la más mínima idea porque ella ha dicho eso, yo solo corrí de allí sin mirar hacia atrás, tal vez regresare otro día solo para que ella responda a mis dudas como ¿Porque la razón de su llanto?¿porque se encontraba sola en casa? o de las más importantes ¿Porque le avergüenzo?.
Todo esto se arreglara, sé que superare esto como siempre he podido hacerlo, solamente no puedo entender ¿Porque me sucede a mí? digo, jamás le he humillado a nadie y siempre he luchado por ser la persona más dulce que cualquiera pudiese conocer aunque mi interior sea una completa basura, solo quería escapar de aquel sentimiento y emoción que en este momento predominaba mi ser, corrí hacia la estación y logre cruzar la ciudad hasta llegar a el parque más cercano, bueno el único parque que se encontraba en la ciudad "El Parque Central" solo necesitaba pensar y observar otro ambiente ajeno a la escena que invade el no tan lejano recuerdo de mi madre mirándome con desagrado y hastío, un árbol que se encontraba lejos de todas las personas en el lugar, logre divisarlo desde donde me encontraba, corrí hasta allí lo más rápido que pude y me senté sobre el abrigo color purpura que llevaba en mi mochila, busque entre ella y saque un pequeño paquete de paños, tome uno y seque las lágrimas que aún no secaban *Sniff, Sniff* escuche un pequeño ruido, gire mi torso hacia el otro lado del árbol y vi la silueta de un hombre con la espalda fija a el tronco del árbol, así que tome de nuevo el paquete de paños y saque otro más.
– ¿Un paño? – Sollocé casi cerca de su oído y evite no reír ya que esta situación la hallaba algo graciosa
Creí que sería amable ofrecerle uno ya que se notaba que tenía una grave gripe, o es lo que me parecía.
Supongo que he sido demasiado amable con toda persona que se atraviesa en mi camino, pues me veo obligada *No literalmente* a hacerlo ya que siempre he tenido la creencia de que si quiero y practico lo mejor para los demás, para mí también habrá cosas buenas ¿O no?
– No, gracias – Respondió, mientras observaba hacia los columpios del otro lado del parque
No sabría de qué forma habría interpretado mi acción y ofrecimiento hacia él, pues solo quise ofrecerle el paño por solo tener un gesto amable hacia él, pero su respuesta fue adversaria a lo que yo pensaba que sucedería.
Regrese a mi lugar, busque entre mis cosas cualquier distracción, pero no habría más que una manzana, 2 lápices y una pequeña libreta con sus hojas en blanco, tome la libreta y escribí cualquier cosa que se me ha podido pasar por la cabeza *Hola*, escribí sobre la última hoja en blanco, no sabía exactamente que estaba por hacer o a que estaba por enfrentarme ya que era un extraño, un extraño que tal vez me ayude a pasar el mal rato que aquella imagen de mi madre condicionándome aquellas palabras, me han hecho pasar.
No sabía si era correcto hacerlo ya que cualquier cosa podía pasar, igual era un extraño y no conocía de él y el no sabría nada sobre mí, solo le habría ofrecido un paño el cual rechazo y ni siquiera conocía su rostro ya que estaba con su espalda fija a el tronco del árbol, finalmente decidí arriesgarme de igual forma ansiaba distraerme, tome el otro lápiz y lo puse sobre la hoja, me incline de nuevo hacia el otro lado del árbol y puse la libreta sobre el suelo donde el pudiese verlo, sabría que era algo inmaduro lo que estaba haciendo, pero igual necesitaba distracción.
– Ni tu ni yo, somos mudos – Se limitó a decir, mientras observaba hacia el mismo lugar
Todo lo que esperaba por parte del hombre es lo contrario a lo que hizo, prácticamente ha ignorado mi gesto de amabilidad, pues el hecho de no aceptar el paño es entendible pero ignorarme y su respuesta a lo que yo creí que sería un momento agradable ya habría pasado a ser vergonzoso, no me habría agradado su respuesta y no tengo la menor idea del porqué.
En cuanto me dijo aquello supuse que no quería para nada entablar conversación conmigo así que tome la libreta y el lápiz, lo arroje dentro de la mochila, y estaba dispuesta a decir lo que pensaba sobre él, pero solo me limite a hacerle saber que en realidad me sentía avergonzada por haber irrumpido en su momento, pero si así es como soy yo y a mis amigos no les molesta o es lo que yo sé hasta el momento.
- Lo siento, no quise molestarte –Susurre mientras mi cabeza se hallaba fija a el tronco del árbol
Trate de levantarme de mi lugar pero un extremo de mi pantalón se atascó en una de las grandes raíces que rodeaban el árbol, luche por zafarme del pero era en vano, hasta que lo logre pero mi pie contrario tropezó con una roca y caí en el suelo y la bragueta de mi mochila no estaba cerrada por lo tanto las cosas que habían dentro cayeron en el prado junto a mí, definitivamente no puedo ser más torpe.
- Que torpe soy – Susurré
Sabía que todos me estaban observando así que no me atreví a elevar la mirada hasta que la tierra me tragara en ese mismo instante. Pero lamentablemente no fue así, me levante rápidamente, tome las cosas del suelo y las guarde de nuevo en la mochila, observe hacia mí alrededor y nadie parecía haberse percatado de mi caída, acomode mi cabello, suspiré profundamente y camine en medio de la multitud que se hallaba en el parque pues esta situación había pasado de ser amistosa a vergonzosa, y todo el trabajo lo he hecho yo.
Avanzaba en medio del parque, mientras escuchaba cuchicheos, susurros e incluso gritos ¡Esperen! ¿Grito?
– ¡Corra todo el mundo! ¡Van a atacarnos! –
Una mujer de cabello blanco y piel color canela corría en medio del parque mientras gritaba, al parecer alguien quería atacarnos, todos corrieron ante su aviso, los niños gritaban, lloraban y algunos corrían mientras reían en medio de esta situación.
– ¿Qué está sucediendo? – Pregunté, a un hombre que se encontraba junto a un árbol con algunas armas en mano
– Es difícil de explicar, lo mejor será que te refugies ¡De Inmediato!
El hombre se marchó, me ha dejado perpleja su respuesta ¿Qué se supone que debo hacer? Esta situación va a matarme, pero si mis padres aún no lo hacen. Espero que esto lo haga mucho más rápido, así no sufriré la vejez literal. Pero ahora no debo pensar en aquello, algo y lo que sea que haya sido, está alterando la ciudad, todos corren, gritan, lloran y sangran. ¿Sangran?, ahora todo lo encontraba mucho más extraño.
Tomé mi mochila, busque desesperadamente entre ella, si corro sin detenerme hacia la estación más cerca, tardaría 10 minutos y mientras tomaba el posible autobús que quiera llevarme hacia la casa de mis padres. Aunque no creo que sea posible.✖ ✖ ✖
Al llegar a la estación de bus, sin percances tan solo refugiándome en algunos callejones y arbustos, me senté sobre una silla de metal mientras trataba de respirar, pero era casi imposible, cerré los ojos por un momento y recordé a mi madre gritándome de tal manera. Es detestable.
De repente, oí un pequeño ruido, la estación se encontraba sin personal ya que el día de hoy solo trabajarían medio tiempo y hace una hora todos desalojaron el lugar.
– ¿Hola? –
Me levante de mi asiento, mientras observaba hacia todos los lugares posibles ya que en cualquier instante podría ser sorprendida por la espalda.
– ¿Hola? – Sollocé de nuevo
El ruido, se prolongó mucho más fuerte y casi podía romper mis tímpanos.
– ¿Quién está ahí? ¿Hola? – Grité con más fuerza
– ¿Malbert?
– ¡PAPA! ¡CUIDADO!
– ¿Ah?
Un hombre con aspecto espantoso, atacó a mi padre por la espalda, desgarrando su cuello de una forma desagradable. Impaciente por no lograr moverme del lugar por el hecho de que aquella escena me ha perpleja do por completo, corrí hacia donde se encontraba mi padre segundos después de de ser atacado por ese aquel hombre. El cual había muerto después de que mi padre le ha disparo justo en la cabeza.
– ¡PAPA! – Grité mientras me sentaba quisquillosamente sobre mis piernas junto a su cuerpo, agonizante.
– Malbert..
Su voz era débil al igual que todo su cuerpo
– ¡Oh, dios mío! ¿Qué te han hecho? – Quise tocar su cuello, pero tal vez lo hiera mas
– Malbert… Lo siento
– ¿De qué hablas? – Una pequeña lagrima rodo sobre mi mejilla y desapareció en mis labios
– Sobre todo, todo lo que ha sucedido…
– Shh... debo llevarte a el hospital – Trate de levantarme , pero el me tomo de la muñeca.
– ¡NO! Si lo haces, sucederá de nuevo
– ¿De qué hablas?
– De lo que está sucediendo, lo que le sucedió a tu madre y tus abuelos...
La confusión invadió mi cuerpo, mi padre sabía lo que estaba sucediendo, mi madre ha fallecido probablemente, mientras que yo me preocupaba por no ser invisible.
– ¿Qué? ¿Qué les ha sucedió? – Lágrimas cayeron de nuevo sobre mis labios
– Ellos... Fueron atacados … como yo, fueron infectados..
– ¿Qué?
– Se ha desatado…
– Pero… te refieres a la epidemia... ¿Qué?
– Sí... es así, debes resguardarte
– Pero… ¿Qué pasara contigo?
– Ha llegado mi hora...
Sentí como su aliento se desvanecía y sus ojos se cerraban por unos segundos, mientras asentía todo lo que estaba sucediendo.
– Papá... Te amo
Sollocé sobre su pecho, mientras las lágrimas desaparecían en mis labios.
– También yo, y lamento no prestar la atención necesaria sobre ti, cuando los necesitabas
Sus palabras y su condición hacia que quisiera llorar con muchas fuerzan, pero debo ser fuerte para que él también logre serlo aunque sea un poco más.
– Tal vez pueda llevarte a el hospital y..
– Nada de eso... A dos calles de aquí está mi auto, las llaves están en mi bragueta, tómalas y márchate de aquí lo más lejos que puedas, en la arqueta hay suficientes armas, comida y agua. Hallaras estaciones de combustible en el camino. Toma lo necesario
– Está bien… – Besé su mano – Te amo ..
– También yo Malbi...
Suspire profundo mientras me levantaba del suelo y secaba los rastros de lágrimas de mi rostro.
– ¡Vete! No quiero que me veas morir y regresar de la peor manera
Su voz se desvanecía y sus ojos empezaban a cerrarse, y debía marcharme rápido antes de que me arrepienta y lo lleve hacia el auto.
– ¿Estás seguro de esto?
– Si
Esperaba un no como respuesta, pero aun agonizando continuaba siendo cabezota e indispensable.
Me aleje de él, corrí con miedo a querer regresar y llevarlo en mis brazos, a pesar de los problemas, es o era mi padre.
*INSERTE GIF DE EN LLAMAS*
A EL RATO DEJO EL CODE. PORQUE TA EN HIDE.
hollander.
Re: Knight of Hell | Inscripciones Re-Abiertas | N.C
Hewig Myers | Calum Walker
Ella es Demonio Elemental del agua ; Él es vidente
(w)
FC: Jared Leto - Holland Roden. :3
POR CIERTO, HE AMADO LA TRAMA !BONITO SUEÑO! LOL OKSHA , POS. POS . ES AKHIUKJSIKL OKSHA.
hollander.
Re: Knight of Hell | Inscripciones Re-Abiertas | N.C
Jacesie escribió: Hewig Myers | Calum Walker
Ella es Demonio Elemental del agua ; Él es vidente(w)
FC: Jared Leto - Holland Roden. :3
POR CIERTO, HE AMADO LA TRAMA !BONITO SUEÑO! LOL OKSHA , POS. POS . ES AKHIUKJSIKL OKSHA.
Si, soy media loca con lo que sueño., Creo que me ponen algo en el aire que respiro xD . Ya los reservo. Besos ...
TeamCATS
Re: Knight of Hell | Inscripciones Re-Abiertas | N.C
Una cosa Jac, si es una elemental le tengo que cambiar el apellido porque son hermanas. JHE. Aviso, eso. JHE
TeamCATS
Re: Knight of Hell | Inscripciones Re-Abiertas | N.C
Clarissa Cronwell, & Niall Horan
Demonio emental de la tierra ; Cazador
(w)
- Me haces bien:
- Prologo
“Un esquizofrénico es una persona que ya tiene una tendencia natural para ausentarse de este mundo, hasta que un hecho-grave o superficial, dependiendo de cada caso hace que cree una realidad solo para el. El caso puede evolucionar hasta un punto en que el paciente te ausenta totalmente de la realidad, que llamamos catatota, o por el contrario puede ir mejorando y permitir que el paciente trabaje y desarrolle una vida prácticamente normal. Depende tan solo de un factor: el ambiente. ”- Verónica decide morir, Pablo Coelho.
“Veinticinco, veinticuatro, veintitrés, veintidós, veintiuno, veinte…”. La castaña contaba los minutos para marcharse de ese horrible lugar. Había pasado tres años de su vida concurriendo a esas monótonas sesiones con su psicólogo en aquella oficina gris que solo contaba con un gran ventanal, dos amplios sillones negros y una biblioteca repleta de libros, algo viejos y polvorientos.
Estaba aburrida. Nunca había logrado entender como el joven de no mas de veintiocho años podía llevar una vida tan organizada y meticulosamente planeada.
Se podía identificar que era un hombre estructurado de familia adinerada, seguramente casado, y con uno o dos hijos. Su psicólogo no era la persona mas divertida del mundo, al igual que sus sesiones no eran tan gratas como las de la Doctora Smith, su psiquiatra.
Pero la había ayudado, ese hombre que estaba sentado frente a ella, observándola, con una mano sobre su pierna, sujetando un anotador y una lapicera, y la otra alrededor de su barbilla, con su dedo índice cruzándole los labios, la había ayudado.
-Aun faltan un par de minutos Coraline… Entiendo que consideres que ya estas curada, es una patología muy común… Pero tu madre…-
-Mi madre cree que aun es conveniente que asista para afinar asperezas-lo interrumpió la castaña con voz suave y algo pausada- Se cual es su opinión, ella misma se encarga de dejarme bien en claro que mi locura ha afectado su vida hasta el punto de llegar a corromper su matrimonio, con mi padre…-continuo, fijando su vista en algún punto indeterminado en la pared.
-Ya hemos hablado acerca de eso Cora-dijo su psicólogo.- Creí que habíamos dejado en claro que lo que te paso debe quedar en el pasado… Ni tu ni nadie podrá remediarlo-
-Lo se.-susurro Coraline mordiéndose el labio inferior para seguir conectada con esa realidad que todo el mundo compartía, pero que para ella solo era un pasatiempo, luego de su sesión, probablemente volvería a su realidad, esa donde se sentía segura.-Pero mi madre se encarga de recordármelo todos los días, ¿Usted no puede hablar con ella?-pregunto.
-¿Y que quieres que le diga, Cora?-pregunto el psicólogo escribiendo rápidamente cada palabra que salía por la boca de la castaña junto con alguna que otra observación que luego lo ayudarían a analizar su progreso.
Si algo estaba seguro era que su comportamiento era influenciado, en gran parte, por su madre.
Susan, no era no persona mal. Simplemente no había podido perdonar a su hija por cosas que, como bien sabia, no había hecho intencionalmente. Pero la odio y el rencor que sintió en ese momento la cegó, desquitándose con Coraline.
-No lo se… Que ya me ha dado el alta-respondió Coraline haciendo una mueca que bien podía interpretarse como sonrisa, pero que no lo era del todo, aun se podía ver el dolor detrás de sus ojos.
-No puedo hacer eso… Eres tu la que debe decirle cuando parar.-dijo el, observando como la castaña ponía los ojos en blanco.
-¿A usted le parece fácil?-soltó Coraline sin prestarle atención a la pequeña sonrisa que surcaba los labios de su psicólogo.
-¿Fácil?-repitió el- Debemos primero analizar su significado. Es una palabra muy amplia que debe ser usada con respeto… Depende de quien lo mire sera mas o menos fácil, Cora... Por ejemplo, para algunos amar es fácil, pero hay quienes, pasan su vida buscando a quien amar, a su alma gemela o a un gran amigo con quien compartir momentos y nunca lo consiguen... Y eso, no es por falta de sentimientos o por que no sean seres humanos... Ese "algo" llamado destino lo quiso así... Y ellos no tienen otra opción mas que aceptarlo.... Por eso, fácil, no es la palabra que yo usaría Coraline.-explico el hombre parándose de su asiento para servirse un poco de café que lo esperaba, caliente, sobre una pequeña mesa a la orilla de la puerta de entrada.
-Entonces… ¿Qué palabra usaría?-pregunto la castaña, volviendo a repasar lo minutos que le faltaban para salir corriendo de ese lugar.
-Preparado… Yo me preguntaría si ya estoy preparado-le respondió dando un sorbo a su café.
-¿Estoy preparada para ponerle un limite a mi madre?-dijo ella pensando seriamente en las palabras que el hombro le había dicho- No, no estoy preparada… Aun no.
-¿Entonces?-
-¿Entonces, que?-
-Entonces por que sigues quejándote de tus secciones semanales conmigo, si aun no eres capaz de enfrentar a tu propia madre…-le respondió el, quitándole las palabras de la boca a la castaña, que ya sabia de antemano cual seria su respuesta.
En esos tres años había llegado a analizar al joven hombre mas que a cualquier otra persona. No lo conocía… ¡Por supuesto que no lo conocía!, pero ella podía ver a través de sus ojos azules cuando el estaba alegre o triste, e incluso cual seria el rumbo de su conversación.
-¿Cree usted que seré capaz de encontrar a mi alma gemela?-pregunto la castaña cambiando de tema. Esa pregunta le había quedado rondado en su mente luego que el mencionara la palabra "amor", además, Cora ya estaba cansada del mismo discurso. No quería hablar de su madre, ni de su pasado.
-¿Es fácil para ti el amor?-respondió el psicólogo, aun de pie frente a la puerta. Cora advirtió que esas serian las ultimas palabras que cruzarían por esa semana. El reloj ya había marcado las cuatro en punto y sus sesión acababa de terminar.
-Yo amo a alguien-soltó la castaña, esta vez formando una verdadera sonrisa.
-Afortunada seas Coraline, no hay nada mas saludable en esta vida que al amor…-
-¿Pero usted cree que alguien pueda llegar a amarme? Soy una esquizofrenia en pleno proceso de rehabilitación… Es casi imposible-hablo Cora, recordando las palabras que su madre le había dicho en mas de una ocasión sobre amar y ser amada.
-Cualquier ser en este mundo que posea sentimiento es libre de amar Coraline… Y ya te he dicho que no me trates de usted, me haces sentir viejo, y solo tengo seis años mas que vos…-dijo el joven, revisando su reloj pulsera para asegurarse que aun le quedaban un par de minutos para llegar a la importante reunión planificada por su prometida desde, hacia ya, un mes.
-Lo siento, Niall. No volverá a pasar, lo prometo-dijo la castaña, poniéndose de pie para despedirse de su psicólogo hasta la siguiente semana.
El joven, rubio y de grandes ojos azules del color del cielo luego de una tormenta, le abrió la puerta a su ultima paciente. Coraline, la joven que había llegado hasta su consultorio un frió día de invierno, inmersa en su propia realidad intentando salir adelante luego de su traumática experiencia.
"Ayuda", fue lo primero que escucho salir de sus labios, y automáticamente, Niall Horan entendió que ella lo necesitaba.
- Me haces bien:
- Capitulo 1
Deje mi alma presa en el pasado, mientras mi cuerpo vaga en este presente incierto en busca de un futuro mejor.
El frío viento de esa noche de verano entraba por la habitación de la pequeña Coraline interrumpiendo sus sueños.
Se sentía indefensa en ese gran cuarto de paredes rosas, cama con dosel, y millones de juguetes que su madre le compraba a diario para hacerla sentir mejor.
Pero lo que nadie entendía, era que la pequeña solo necesitaba el amor de su padre. Solo eso.
Como la noche anterior, la anterior a esa, y todas las noches desde hacia ya un año, su padres discutían en la planta baja, inconscientes de que su hija de apenas doce años los estaba escuchando, culpándose a si misma por ser la causante de todas sus discusiones.
“Eso es lo que dice mi padre”, se repitió una vez mas, cerrando sus ojos mientras se escurría una pequeña lagrima. “Es mi culpa, todo esto es mi culpa”. Presiono sus pequeñas manos sobre sus oídos tratando de callar a su propia mente, pero no tuvo suerte.
Ella tenia la culpa.
Coraline sintió como unos fuertes pasos subían las escaleras y se aproximaban hacia ella.
“Otra vez no”, sollozo la pequeña haciéndose un ovillo para protegerse de lo que iba a suceder.
La puerta blanca se abrió de par en par dejando ver a su progenitor. A su maldito y borracho progenitor.
-Déjala Norbert, te lo pido por favor… ¡Déjala!-grito su madre detrás de el mientras hacia fuerza para detener al hombre de casi cuarenta años.
-No te metas en esto, Susan-logro articular el hombre mirando a la niña que se hacia mas y mas pequeña sobre su cama.
-Norbert, ¡es tu hija!-insistió la mujer intentado detenerlo. El hombre giro sobre si mismo tomando entre sus manos el cuello de su esposa. En un rápido y ágil movimiento la mujer colisiono contra la pared del pasillo y callo al suelo casi inconsciente.
-Es mi hija…-susurro entrando a la habitación para luego cerrar la puerta, que tenia detrás de el, con llave. Coraline ahogo un grito ante la acción de su padre. No quería enfrentase a eso nuevamente.
-No papá, no…-dijo casi en un susurro llevando sus rodilla hasta su pecho aun mas. Por mas que quisiera, no podía huir. Ya lo había intentado una vez, y su suerte empeoro aun mas.
-Shhh-la callo el hombre aproximándose hasta su cama- Te prometo que todo va a estar bien.
La castaña despertó agitada en esa gran cama con dosel y con lagrimas en su rostro. Otra vez había soñado con su progenitor, con ese hombre que la había llevado a aislarse del mundo y hasta de su propia familia.
Casi sin pensarlo, se levanto de su cama y corrió hasta las latas de pintura que había sobre lo que antes supo ser un escritorio.
Su cuarto había cambiado, y mucho. Las paredes ya no eran rosas, grande manchas de colores las cubrían dejándole a Coraline un recordatorio de todos su ataques de nervios, pero sobre todo, de cada pesadilla donde Norbert se hacia presente.
El único mobiliario que había en la habitación era la cama, un pequeño ropero, y el escritorio… tapado por potes de pintura, pinceles y las demás cosa que ella utilizaba a diario para plasmar su arte.
Cora tomo un pincel entre sus manos y lo unto en la pintura negra, para luego llevarlo hacia la pared mas cercana y perderse en cada trazo que iba dando a medida que una nueva figura se formaba. Se sentía sucia, desesperada… adolorida, al igual que todas esas noche en la que se enfrentaba a su padre.
Las lagrimas no dejaban de caer por sus mejillas a medida que avanzaba dejando rastros de su horrible pesadilla. Su mano viajaba por la pared que utilizaba como lienzo y a medida que de pintaba sentía como su peso se alivianaba y volvía a ser la misma Coraline… o lo que quedaba de ella.
La castaña se sobre salto al sentir un ruido seco en la puerta. Dejo caer el pincel volviendo a la realidad. Su madre la estaba llamando.
-Coraline… Ya es tarde. Debes estar a las nueve en el negocio… ¡Te quedan quince minutos!-grito Susan desde el otro lado de la puerta. Rápidamente Cora se limpio las lagrimas que humedecían sus mejillas y comenzó a juntar sus cosas para prepararse para su trabajo.
Louis Tomlinson había sido muy generoso en dejarla trabajar en su tienda de música. Casi la mitad de la cuidad la había rechazado solo por conocer su historia, sin mencionar sus antecedentes en la Clínica Psiquiátrica de New Porland. Coraline estaría eternamente agradecida con el.
Giro sobre sus talones y camino hacia su pequeño armario donde guardaba las pocas prendas que se había comprado después de salir de ese horrible lugar donde solo usaba batas y camisones blancos.
Corrió los cuadros que obstruían el paso, deteniéndose a observarlos atentamente. Ninguno de ellos le gustaban. Aun no había alcanzado la perfección. Coraline sabia que aun le faltaba algo.
La simetría del rostro estaba perfecta al igual que el tono de piel. El cabello alborotado, pero a su vez refinado y profesional eran del color exacto, lo sabia. Pero los ojos… Aun no había conseguido encontrar ese color azul… Ese que solo se encuentra entre el limite de una tormenta y el arco iris. Esos ojos aun no eran nada parecidos a los de el.
-¡Apúrate Coraline!-volvió a gritar su madre, esta vez desde la planta baja.
-Enseguida bajo-se limito de decir ella dejando de lado los cuadros.
Se puso una remera blanca y una camisa a cuadros junto con un par de jeans negro y algo desgastados. Acomodo un poco su cabello y se cepillo los dientes para luego bajar corriendo las escaleras para buscar sus converse negras que su madre había puesto a lavar.
Una vez lista, salio al patio trasero en busca de su vieja bicicleta que se madre le había comprado para que pudiera trasladarse hacia su trabajo.
Amaba sentir el sol sobre su rostro o como el viento jugaba con su cabello. Eso la hacia sentir viva, y que todavía había una esperanza.
Llego en un abrir y cerrar de ojos hasta Tomlinson’s, el negocio de música donde trabajaba y donde estaba su único y mejor amigo. Encadeno la bicicleta a uno de los árboles que estaban afuera del local y saludo desde afuera a su amigo que comenzaba a levantar la persiana de la ventana.
Soltó un largo y pesado suspiro levantando la mirada hacia el enorme edificio que estaba en frente donde asistía semanalmente a sus sesiones con Niall, su psicólogo… y salvador. Sonrío al darse cuenta que solo le quedaban dos días para volverlo a ver. A pesar que se aburría demasiado en ese lugar, el simple hecho de que el estuviese ahí escuchándola, le hacia bien.
-¡No piensas entrar?-dijo Louis abriéndole la puerta.
-En un segundo-le contesto ella terminando de asegurar su bicicleta.
-Este será un gran día-exclamo su amigo mientra acomodaba un par de cajas que obstruían el paso. El local no era muy gran, pero Louis se había encargado que luciera lo suficientemente bien para atraer a los clientes.
-¿Por qué lo dices?-pregunto Coraline colocándose la ridícula gorra que Louis le hacia usar como uniforme.
-Por que estamos en temporada de verano. Todos los chicos están de vacaciones y no tendrán nada que hacer mas que venir a comprar un par de discos…-explico el chico sonriente.
-Oh-soltó Coraline sin darle mucha importancia a sus palabras. Louis podía ser su amigo, pero muchas veces era mas inmaduro que ella misma.-Yo que pensaba no esforzarme tanto-comento haciendo reír al castaño.
-Pues… No tendrás suerte hoy… ¡Mira, ya llego el primer cliente!-soltó irónico dándole un empujoncito para que se acercara a la chica rubia que acaba de entrar. Coraline soltó un bufido y de mala gana camino hacia ella.
-¿En que te puedo ayudar?-pregunto la chica haciendo el intento de su mejor sonrisa.
-Estaba buscando el nuevo disco de Coldplay… No es para, se lo quiero regalar a alguien muy importante para mi, así que estoy desesperada… De verdad necesito encontrarlo…-dijo la rubia rápidamente y con una voz un tanto chillona para Coraline.
-Claro… Podrás encontrarlo en la sección de 12. Creo que llego un pedido el otro día-dijo Coraline de la mejor manera posible. Esa chica le producía nauseas.
Observo como la rubia contorneo sus cadera hacia el lugar atenta a cada numero que tenían escritos los estantes llenos de discos, hasta que finalmente llego. Paso el dedo entre ellos buscando el indicado y cuando lo encontró soltó un pequeño grito de victoria. Camino de vuelta hacia Coraline que se encontraba detrás de un pequeño mostrador y le sonrío con gratitud.
-Lo encontré-dijo feliz.
-Que bueno.. ¿Vas a llegarlo?-pregunto la castaña.
-Por supuesto que si no sabes hace cuanto lo estoy buscando…-
-Son veinte dólares- la interrumpió Coraline tecleando un par de números en la caja registradora. La rubia saco de su fina billetera el dinero y se lo dio a Coraline. La castaña lo acepto y luego metió el CD en una bolsa roja con el logo del lugar, para luego dárselo a ella. Quería deshacerse de ella lo mas rápido posible. Hasta su perfume la empalagaba.
-Gracias y que tengas un buen día, Coraline- dijo ella agarrando el paquete.
¿Quién era esa mujer, y como la conocía?, se pregunto la castaña observando atentamente como se marchaba del negocio moviendo sus caderas al copas de sus tacones negros.
Lo único que sabia era que no le agradaba, para nada.
- Prologo. NC.:
- ✯By [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Prologo
El doctor Joseph Robertson, psicólogo reconocido, se encontraba devastado. Su hijo, su pequeño y único hijo.
¿Qué iban a pensar de el ahora? Si no había sido capaz de rescatar a sus propio hijo ¿Cómo iba a poder rescatar a sus pacientes?
Se dejo caer en el sillón de cuero negro de la biblioteca, que también utilizaba como escritorio, con un vaso de whisky, a medio tomar, descansando en su mano.
Había pasado dos años desde que su hijo había entrado en el vicio de las drogas, y el, como padre y profesional se había encargado de devolverlo a la vida.
Lo llevo a los mejores especialistas, a las mejores instituciones. Pago terapias carísimas, y hasta el mismo intervino, todo por salvarlo.
Pensó que lo había hecho, que lo había logrado. Hasta hace un mes atrás…
Su hijo nunca había abandonado esa vida, el seguía no solo consumiendo, sino también cometiendo delitos para conseguir un par de píldoras.
A sus veintiún años había sido condenado a ocho años de prisión, luego que la policía lo arrestara por comenzar una pelea callejera, que termino sacando al descubierto la verdadera identidad de Matthew Robertson, su hijo.
Joseph se encontraba tan ensimismado en su pensamiento que no se percato de la presencia de su esposa en la habitación.
Molly lo miraba con el ceño fruncido apoyada en el lumbral de la puerta. Su esposo había estado así desde que la sentencia de su hijo, y la mujer no lo lograba entender.
-Dijiste que lo volverías a tomar, Joseph…-le reprocho su esposa. El hombre, cansado de su actitud, dejo el vaso sobre la pequeña mesita ratona que tenia enfrente.
-¿Y que quieres que haga? ¿Quieres que haga como si nada hubiese pasado? ¿Quieres que actúe como vos?-pregunto Joseph con exasperación.
-Yo no actúo como si nada hubiese pasado… También es mi hijo-respondió la mujer.
-Pues… No parece-
-Es lo mejor, Joseph…-
-¿Lo mejor? ¡Ahí adentro lo van a tratar de la peor manera! ¿Cuándo va a abrir los ojos?-soltó el hombre levantándose de golpe. Molly mantenía la misma postura tranquila, mientra el dolor se reflejaba en su rostro.
-Es mejor que lo castiguen ahí adentro antes que lo terminen matando acá afuera… O peor aun, que se muera por una sobredosis-dijo Molly mirando seriamente a su esposo, que parecía desorientado.
-Molly…-
-Ser cocientes de todo lo que perdimos o podemos perder incrementa nuestra ganas de salir adelante, Joe.. Y vos mas que nadie debería saberlo…-se limito a decir.
-¿Que?-
-Que prefiero que este en la cárcel, antes que termine en un cajón muerto Joseph... Es la única manera que tenemos para que el se de cuenta de lo que estaba haciendo... ¿No funciona así en la psicología? Es como hacer terapia...-dijo la mujer. El doctor Robertson miro sorprendió a su esposa. Nunca, en sus veinte años de casados, ella se había metido con su profesión o había hecho algún comentario que se le relacionara.... y aunque le costase admitirlo, tenia razón.
Sus palabras eran tan sabias que sintió admiración por ella. El, el psicólogo reconocido, no había sido capaz de entenderlo hasta ahora... O quizás su dolor lo había impedido.
-Como una terapia-repitió, caminando hacia su esposa que lo miraba como si fuera un loco. El hombre la tomo pos la cintura y le planto un apasionado beso en los labios-Eres un genio, ¿Lo sabias?-soltó, liberándola de sus brazos para luego caminar hasta su escritorio y sentarse tras el mismo en su silla de cuero.
-¿Acaso te volviste loco Joseph?-pregunto Molly sorprendida. Su esposo levanto la mirada y negó con la cabeza para luego volver a su tarea. Había comenzado a escribir teorías que podrían servirle como argumentos cuando lo presentara ante el Ministerio.-La comida estará en una hora-se limito a decir su esposa, aun sin entender que le pasaba. Salio de la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos.
-Como una terapia-volvió a repetir.
Su objetivo en cada una de sus terapias era justamente esa: Hacerles ver a sus pacientes cual era su error, o hacia donde debían dirigirse. Eso debía hacer ahora.
No ganaría nada quedándose de brazos cruzados durante ocho largos años, tampoco podrida revertir el hecho de que su hijo se encontrara preso. Quizás podría hacer otra cosa... Ayudar.
Si era capaz de salvar a los adolescentes descarrilados que estaban tirando sus vidas a la basura, seria capaz de perdonarse a si mismo por no haber podido salvar a su propio hijo. Les demostraría que la vida no era como ellos creían.
La droga, el alcohol, y la violencia no eran el camino. Y la única forma era haciéndolos caer. Porque después de todo, uno nunca sabe lo que tiene, hasta que lo pierde.
-Buenas noches Peter, tengo algo importante que decirte...-dijo Joseph luego de haber marcado el numero de su amigo y colega. La terapia de shock seria su próximo experimento.
Última edición por Priscilla.- el Vie 01 Nov 2013, 4:17 pm, editado 2 veces
Invitado
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Re: Knight of Hell | Inscripciones Re-Abiertas | N.C
Ah, mi pj no se llamará Cher, ella es la representante. El personaje será Katherine.
blake.
Re: Knight of Hell | Inscripciones Re-Abiertas | N.C
Priscilla.- escribió: Clarissa Miller & Niall Horan
Demonio emental de la tierra ; Cazador(w)
- Me haces bien:
Prologo
“Un esquizofrénico es una persona que ya tiene una tendencia natural para ausentarse de este mundo, hasta que un hecho-grave o superficial, dependiendo de cada caso hace que cree una realidad solo para el. El caso puede evolucionar hasta un punto en que el paciente te ausenta totalmente de la realidad, que llamamos catatota, o por el contrario puede ir mejorando y permitir que el paciente trabaje y desarrolle una vida prácticamente normal. Depende tan solo de un factor: el ambiente. ”- Verónica decide morir, Pablo Coelho.
“Veinticinco, veinticuatro, veintitrés, veintidós, veintiuno, veinte…”. La castaña contaba los minutos para marcharse de ese horrible lugar. Había pasado tres años de su vida concurriendo a esas monótonas sesiones con su psicólogo en aquella oficina gris que solo contaba con un gran ventanal, dos amplios sillones negros y una biblioteca repleta de libros, algo viejos y polvorientos.
Estaba aburrida. Nunca había logrado entender como el joven de no mas de veintiocho años podía llevar una vida tan organizada y meticulosamente planeada.
Se podía identificar que era un hombre estructurado de familia adinerada, seguramente casado, y con uno o dos hijos. Su psicólogo no era la persona mas divertida del mundo, al igual que sus sesiones no eran tan gratas como las de la Doctora Smith, su psiquiatra.
Pero la había ayudado, ese hombre que estaba sentado frente a ella, observándola, con una mano sobre su pierna, sujetando un anotador y una lapicera, y la otra alrededor de su barbilla, con su dedo índice cruzándole los labios, la había ayudado.
-Aun faltan un par de minutos Coraline… Entiendo que consideres que ya estas curada, es una patología muy común… Pero tu madre…-
-Mi madre cree que aun es conveniente que asista para afinar asperezas-lo interrumpió la castaña con voz suave y algo pausada- Se cual es su opinión, ella misma se encarga de dejarme bien en claro que mi locura ha afectado su vida hasta el punto de llegar a corromper su matrimonio, con mi padre…-continuo, fijando su vista en algún punto indeterminado en la pared.
-Ya hemos hablado acerca de eso Cora-dijo su psicólogo.- Creí que habíamos dejado en claro que lo que te paso debe quedar en el pasado… Ni tu ni nadie podrá remediarlo-
-Lo se.-susurro Coraline mordiéndose el labio inferior para seguir conectada con esa realidad que todo el mundo compartía, pero que para ella solo era un pasatiempo, luego de su sesión, probablemente volvería a su realidad, esa donde se sentía segura.-Pero mi madre se encarga de recordármelo todos los días, ¿Usted no puede hablar con ella?-pregunto.
-¿Y que quieres que le diga, Cora?-pregunto el psicólogo escribiendo rápidamente cada palabra que salía por la boca de la castaña junto con alguna que otra observación que luego lo ayudarían a analizar su progreso.
Si algo estaba seguro era que su comportamiento era influenciado, en gran parte, por su madre.
Susan, no era no persona mal. Simplemente no había podido perdonar a su hija por cosas que, como bien sabia, no había hecho intencionalmente. Pero la odio y el rencor que sintió en ese momento la cegó, desquitándose con Coraline.
-No lo se… Que ya me ha dado el alta-respondió Coraline haciendo una mueca que bien podía interpretarse como sonrisa, pero que no lo era del todo, aun se podía ver el dolor detrás de sus ojos.
-No puedo hacer eso… Eres tu la que debe decirle cuando parar.-dijo el, observando como la castaña ponía los ojos en blanco.
-¿A usted le parece fácil?-soltó Coraline sin prestarle atención a la pequeña sonrisa que surcaba los labios de su psicólogo.
-¿Fácil?-repitió el- Debemos primero analizar su significado. Es una palabra muy amplia que debe ser usada con respeto… Depende de quien lo mire sera mas o menos fácil, Cora... Por ejemplo, para algunos amar es fácil, pero hay quienes, pasan su vida buscando a quien amar, a su alma gemela o a un gran amigo con quien compartir momentos y nunca lo consiguen... Y eso, no es por falta de sentimientos o por que no sean seres humanos... Ese "algo" llamado destino lo quiso así... Y ellos no tienen otra opción mas que aceptarlo.... Por eso, fácil, no es la palabra que yo usaría Coraline.-explico el hombre parándose de su asiento para servirse un poco de café que lo esperaba, caliente, sobre una pequeña mesa a la orilla de la puerta de entrada.
-Entonces… ¿Qué palabra usaría?-pregunto la castaña, volviendo a repasar lo minutos que le faltaban para salir corriendo de ese lugar.
-Preparado… Yo me preguntaría si ya estoy preparado-le respondió dando un sorbo a su café.
-¿Estoy preparada para ponerle un limite a mi madre?-dijo ella pensando seriamente en las palabras que el hombro le había dicho- No, no estoy preparada… Aun no.
-¿Entonces?-
-¿Entonces, que?-
-Entonces por que sigues quejándote de tus secciones semanales conmigo, si aun no eres capaz de enfrentar a tu propia madre…-le respondió el, quitándole las palabras de la boca a la castaña, que ya sabia de antemano cual seria su respuesta.
En esos tres años había llegado a analizar al joven hombre mas que a cualquier otra persona. No lo conocía… ¡Por supuesto que no lo conocía!, pero ella podía ver a través de sus ojos azules cuando el estaba alegre o triste, e incluso cual seria el rumbo de su conversación.
-¿Cree usted que seré capaz de encontrar a mi alma gemela?-pregunto la castaña cambiando de tema. Esa pregunta le había quedado rondado en su mente luego que el mencionara la palabra "amor", además, Cora ya estaba cansada del mismo discurso. No quería hablar de su madre, ni de su pasado.
-¿Es fácil para ti el amor?-respondió el psicólogo, aun de pie frente a la puerta. Cora advirtió que esas serian las ultimas palabras que cruzarían por esa semana. El reloj ya había marcado las cuatro en punto y sus sesión acababa de terminar.
-Yo amo a alguien-soltó la castaña, esta vez formando una verdadera sonrisa.
-Afortunada seas Coraline, no hay nada mas saludable en esta vida que al amor…-
-¿Pero usted cree que alguien pueda llegar a amarme? Soy una esquizofrenia en pleno proceso de rehabilitación… Es casi imposible-hablo Cora, recordando las palabras que su madre le había dicho en mas de una ocasión sobre amar y ser amada.
-Cualquier ser en este mundo que posea sentimiento es libre de amar Coraline… Y ya te he dicho que no me trates de usted, me haces sentir viejo, y solo tengo seis años mas que vos…-dijo el joven, revisando su reloj pulsera para asegurarse que aun le quedaban un par de minutos para llegar a la importante reunión planificada por su prometida desde, hacia ya, un mes.
-Lo siento, Niall. No volverá a pasar, lo prometo-dijo la castaña, poniéndose de pie para despedirse de su psicólogo hasta la siguiente semana.
El joven, rubio y de grandes ojos azules del color del cielo luego de una tormenta, le abrió la puerta a su ultima paciente. Coraline, la joven que había llegado hasta su consultorio un frió día de invierno, inmersa en su propia realidad intentando salir adelante luego de su traumática experiencia.
"Ayuda", fue lo primero que escucho salir de sus labios, y automáticamente, Niall Horan entendió que ella lo necesitaba.
- Me haces bien:
Capitulo 1
Deje mi alma presa en el pasado, mientras mi cuerpo vaga en este presente incierto en busca de un futuro mejor.
El frío viento de esa noche de verano entraba por la habitación de la pequeña Coraline interrumpiendo sus sueños.
Se sentía indefensa en ese gran cuarto de paredes rosas, cama con dosel, y millones de juguetes que su madre le compraba a diario para hacerla sentir mejor.
Pero lo que nadie entendía, era que la pequeña solo necesitaba el amor de su padre. Solo eso.
Como la noche anterior, la anterior a esa, y todas las noches desde hacia ya un año, su padres discutían en la planta baja, inconscientes de que su hija de apenas doce años los estaba escuchando, culpándose a si misma por ser la causante de todas sus discusiones.
“Eso es lo que dice mi padre”, se repitió una vez mas, cerrando sus ojos mientras se escurría una pequeña lagrima. “Es mi culpa, todo esto es mi culpa”. Presiono sus pequeñas manos sobre sus oídos tratando de callar a su propia mente, pero no tuvo suerte.
Ella tenia la culpa.
Coraline sintió como unos fuertes pasos subían las escaleras y se aproximaban hacia ella.
“Otra vez no”, sollozo la pequeña haciéndose un ovillo para protegerse de lo que iba a suceder.
La puerta blanca se abrió de par en par dejando ver a su progenitor. A su maldito y borracho progenitor.
-Déjala Norbert, te lo pido por favor… ¡Déjala!-grito su madre detrás de el mientras hacia fuerza para detener al hombre de casi cuarenta años.
-No te metas en esto, Susan-logro articular el hombre mirando a la niña que se hacia mas y mas pequeña sobre su cama.
-Norbert, ¡es tu hija!-insistió la mujer intentado detenerlo. El hombre giro sobre si mismo tomando entre sus manos el cuello de su esposa. En un rápido y ágil movimiento la mujer colisiono contra la pared del pasillo y callo al suelo casi inconsciente.
-Es mi hija…-susurro entrando a la habitación para luego cerrar la puerta, que tenia detrás de el, con llave. Coraline ahogo un grito ante la acción de su padre. No quería enfrentase a eso nuevamente.
-No papá, no…-dijo casi en un susurro llevando sus rodilla hasta su pecho aun mas. Por mas que quisiera, no podía huir. Ya lo había intentado una vez, y su suerte empeoro aun mas.
-Shhh-la callo el hombre aproximándose hasta su cama- Te prometo que todo va a estar bien.
La castaña despertó agitada en esa gran cama con dosel y con lagrimas en su rostro. Otra vez había soñado con su progenitor, con ese hombre que la había llevado a aislarse del mundo y hasta de su propia familia.
Casi sin pensarlo, se levanto de su cama y corrió hasta las latas de pintura que había sobre lo que antes supo ser un escritorio.
Su cuarto había cambiado, y mucho. Las paredes ya no eran rosas, grande manchas de colores las cubrían dejándole a Coraline un recordatorio de todos su ataques de nervios, pero sobre todo, de cada pesadilla donde Norbert se hacia presente.
El único mobiliario que había en la habitación era la cama, un pequeño ropero, y el escritorio… tapado por potes de pintura, pinceles y las demás cosa que ella utilizaba a diario para plasmar su arte.
Cora tomo un pincel entre sus manos y lo unto en la pintura negra, para luego llevarlo hacia la pared mas cercana y perderse en cada trazo que iba dando a medida que una nueva figura se formaba. Se sentía sucia, desesperada… adolorida, al igual que todas esas noche en la que se enfrentaba a su padre.
Las lagrimas no dejaban de caer por sus mejillas a medida que avanzaba dejando rastros de su horrible pesadilla. Su mano viajaba por la pared que utilizaba como lienzo y a medida que de pintaba sentía como su peso se alivianaba y volvía a ser la misma Coraline… o lo que quedaba de ella.
La castaña se sobre salto al sentir un ruido seco en la puerta. Dejo caer el pincel volviendo a la realidad. Su madre la estaba llamando.
-Coraline… Ya es tarde. Debes estar a las nueve en el negocio… ¡Te quedan quince minutos!-grito Susan desde el otro lado de la puerta. Rápidamente Cora se limpio las lagrimas que humedecían sus mejillas y comenzó a juntar sus cosas para prepararse para su trabajo.
Louis Tomlinson había sido muy generoso en dejarla trabajar en su tienda de música. Casi la mitad de la cuidad la había rechazado solo por conocer su historia, sin mencionar sus antecedentes en la Clínica Psiquiátrica de New Porland. Coraline estaría eternamente agradecida con el.
Giro sobre sus talones y camino hacia su pequeño armario donde guardaba las pocas prendas que se había comprado después de salir de ese horrible lugar donde solo usaba batas y camisones blancos.
Corrió los cuadros que obstruían el paso, deteniéndose a observarlos atentamente. Ninguno de ellos le gustaban. Aun no había alcanzado la perfección. Coraline sabia que aun le faltaba algo.
La simetría del rostro estaba perfecta al igual que el tono de piel. El cabello alborotado, pero a su vez refinado y profesional eran del color exacto, lo sabia. Pero los ojos… Aun no había conseguido encontrar ese color azul… Ese que solo se encuentra entre el limite de una tormenta y el arco iris. Esos ojos aun no eran nada parecidos a los de el.
-¡Apúrate Coraline!-volvió a gritar su madre, esta vez desde la planta baja.
-Enseguida bajo-se limito de decir ella dejando de lado los cuadros.
Se puso una remera blanca y una camisa a cuadros junto con un par de jeans negro y algo desgastados. Acomodo un poco su cabello y se cepillo los dientes para luego bajar corriendo las escaleras para buscar sus converse negras que su madre había puesto a lavar.
Una vez lista, salio al patio trasero en busca de su vieja bicicleta que se madre le había comprado para que pudiera trasladarse hacia su trabajo.
Amaba sentir el sol sobre su rostro o como el viento jugaba con su cabello. Eso la hacia sentir viva, y que todavía había una esperanza.
Llego en un abrir y cerrar de ojos hasta Tomlinson’s, el negocio de música donde trabajaba y donde estaba su único y mejor amigo. Encadeno la bicicleta a uno de los árboles que estaban afuera del local y saludo desde afuera a su amigo que comenzaba a levantar la persiana de la ventana.
Soltó un largo y pesado suspiro levantando la mirada hacia el enorme edificio que estaba en frente donde asistía semanalmente a sus sesiones con Niall, su psicólogo… y salvador. Sonrío al darse cuenta que solo le quedaban dos días para volverlo a ver. A pesar que se aburría demasiado en ese lugar, el simple hecho de que el estuviese ahí escuchándola, le hacia bien.
-¡No piensas entrar?-dijo Louis abriéndole la puerta.
-En un segundo-le contesto ella terminando de asegurar su bicicleta.
-Este será un gran día-exclamo su amigo mientra acomodaba un par de cajas que obstruían el paso. El local no era muy gran, pero Louis se había encargado que luciera lo suficientemente bien para atraer a los clientes.
-¿Por qué lo dices?-pregunto Coraline colocándose la ridícula gorra que Louis le hacia usar como uniforme.
-Por que estamos en temporada de verano. Todos los chicos están de vacaciones y no tendrán nada que hacer mas que venir a comprar un par de discos…-explico el chico sonriente.
-Oh-soltó Coraline sin darle mucha importancia a sus palabras. Louis podía ser su amigo, pero muchas veces era mas inmaduro que ella misma.-Yo que pensaba no esforzarme tanto-comento haciendo reír al castaño.
-Pues… No tendrás suerte hoy… ¡Mira, ya llego el primer cliente!-soltó irónico dándole un empujoncito para que se acercara a la chica rubia que acaba de entrar. Coraline soltó un bufido y de mala gana camino hacia ella.
-¿En que te puedo ayudar?-pregunto la chica haciendo el intento de su mejor sonrisa.
-Estaba buscando el nuevo disco de Coldplay… No es para, se lo quiero regalar a alguien muy importante para mi, así que estoy desesperada… De verdad necesito encontrarlo…-dijo la rubia rápidamente y con una voz un tanto chillona para Coraline.
-Claro… Podrás encontrarlo en la sección de 12. Creo que llego un pedido el otro día-dijo Coraline de la mejor manera posible. Esa chica le producía nauseas.
Observo como la rubia contorneo sus cadera hacia el lugar atenta a cada numero que tenían escritos los estantes llenos de discos, hasta que finalmente llego. Paso el dedo entre ellos buscando el indicado y cuando lo encontró soltó un pequeño grito de victoria. Camino de vuelta hacia Coraline que se encontraba detrás de un pequeño mostrador y le sonrío con gratitud.
-Lo encontré-dijo feliz.
-Que bueno.. ¿Vas a llegarlo?-pregunto la castaña.
-Por supuesto que si no sabes hace cuanto lo estoy buscando…-
-Son veinte dólares- la interrumpió Coraline tecleando un par de números en la caja registradora. La rubia saco de su fina billetera el dinero y se lo dio a Coraline. La castaña lo acepto y luego metió el CD en una bolsa roja con el logo del lugar, para luego dárselo a ella. Quería deshacerse de ella lo mas rápido posible. Hasta su perfume la empalagaba.
-Gracias y que tengas un buen día, Coraline- dijo ella agarrando el paquete.
¿Quién era esa mujer, y como la conocía?, se pregunto la castaña observando atentamente como se marchaba del negocio moviendo sus caderas al copas de sus tacones negros.
Lo único que sabia era que no le agradaba, para nada.
- Prologo. NC.:
✯By [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Prologo
El doctor Joseph Robertson, psicólogo reconocido, se encontraba devastado. Su hijo, su pequeño y único hijo.
¿Qué iban a pensar de el ahora? Si no había sido capaz de rescatar a sus propio hijo ¿Cómo iba a poder rescatar a sus pacientes?
Se dejo caer en el sillón de cuero negro de la biblioteca, que también utilizaba como escritorio, con un vaso de whisky, a medio tomar, descansando en su mano.
Había pasado dos años desde que su hijo había entrado en el vicio de las drogas, y el, como padre y profesional se había encargado de devolverlo a la vida.
Lo llevo a los mejores especialistas, a las mejores instituciones. Pago terapias carísimas, y hasta el mismo intervino, todo por salvarlo.
Pensó que lo había hecho, que lo había logrado. Hasta hace un mes atrás…
Su hijo nunca había abandonado esa vida, el seguía no solo consumiendo, sino también cometiendo delitos para conseguir un par de píldoras.
A sus veintiún años había sido condenado a ocho años de prisión, luego que la policía lo arrestara por comenzar una pelea callejera, que termino sacando al descubierto la verdadera identidad de Matthew Robertson, su hijo.
Joseph se encontraba tan ensimismado en su pensamiento que no se percato de la presencia de su esposa en la habitación.
Molly lo miraba con el ceño fruncido apoyada en el lumbral de la puerta. Su esposo había estado así desde que la sentencia de su hijo, y la mujer no lo lograba entender.
-Dijiste que lo volverías a tomar, Joseph…-le reprocho su esposa. El hombre, cansado de su actitud, dejo el vaso sobre la pequeña mesita ratona que tenia enfrente.
-¿Y que quieres que haga? ¿Quieres que haga como si nada hubiese pasado? ¿Quieres que actúe como vos?-pregunto Joseph con exasperación.
-Yo no actúo como si nada hubiese pasado… También es mi hijo-respondió la mujer.
-Pues… No parece-
-Es lo mejor, Joseph…-
-¿Lo mejor? ¡Ahí adentro lo van a tratar de la peor manera! ¿Cuándo va a abrir los ojos?-soltó el hombre levantándose de golpe. Molly mantenía la misma postura tranquila, mientra el dolor se reflejaba en su rostro.
-Es mejor que lo castiguen ahí adentro antes que lo terminen matando acá afuera… O peor aun, que se muera por una sobredosis-dijo Molly mirando seriamente a su esposo, que parecía desorientado.
-Molly…-
-Ser cocientes de todo lo que perdimos o podemos perder incrementa nuestra ganas de salir adelante, Joe.. Y vos mas que nadie debería saberlo…-se limito a decir.
-¿Que?-
-Que prefiero que este en la cárcel, antes que termine en un cajón muerto Joseph... Es la única manera que tenemos para que el se de cuenta de lo que estaba haciendo... ¿No funciona así en la psicología? Es como hacer terapia...-dijo la mujer. El doctor Robertson miro sorprendió a su esposa. Nunca, en sus veinte años de casados, ella se había metido con su profesión o había hecho algún comentario que se le relacionara.... y aunque le costase admitirlo, tenia razón.
Sus palabras eran tan sabias que sintió admiración por ella. El, el psicólogo reconocido, no había sido capaz de entenderlo hasta ahora... O quizás su dolor lo había impedido.
-Como una terapia-repitió, caminando hacia su esposa que lo miraba como si fuera un loco. El hombre la tomo pos la cintura y le planto un apasionado beso en los labios-Eres un genio, ¿Lo sabias?-soltó, liberándola de sus brazos para luego caminar hasta su escritorio y sentarse tras el mismo en su silla de cuero.
-¿Acaso te volviste loco Joseph?-pregunto Molly sorprendida. Su esposo levanto la mirada y negó con la cabeza para luego volver a su tarea. Había comenzado a escribir teorías que podrían servirle como argumentos cuando lo presentara ante el Ministerio.-La comida estará en una hora-se limito a decir su esposa, aun sin entender que le pasaba. Salio de la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos.
-Como una terapia-volvió a repetir.
Su objetivo en cada una de sus terapias era justamente esa: Hacerles ver a sus pacientes cual era su error, o hacia donde debían dirigirse. Eso debía hacer ahora.
No ganaría nada quedándose de brazos cruzados durante ocho largos años, tampoco podrida revertir el hecho de que su hijo se encontrara preso. Quizás podría hacer otra cosa... Ayudar.
Si era capaz de salvar a los adolescentes descarrilados que estaban tirando sus vidas a la basura, seria capaz de perdonarse a si mismo por no haber podido salvar a su propio hijo. Les demostraría que la vida no era como ellos creían.
La droga, el alcohol, y la violencia no eran el camino. Y la única forma era haciéndolos caer. Porque después de todo, uno nunca sabe lo que tiene, hasta que lo pierde.
-Buenas noches Peter, tengo algo importante que decirte...-dijo Joseph luego de haber marcado el numero de su amigo y colega. La terapia de shock seria su próximo experimento.
Hola Pri (¿Te puedo decir asi?) JHE. El demonio de fuego esta ocupado, solo queda el de Tierra o si quieres un demonio normal o bruja, como quieras. PD: Si eliges el de Tierra tiene que tener el apellido Cronwell JHE. Solo eso, el resto esta todo mas que perfecto :3
Bessos :3
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