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Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada]

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Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada] - Página 9 Empty Re: Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada]

Mensaje por AniideJonas Dom 04 Sep 2011, 5:42 pm

Nueva lectora!! Seguila pronto!!!
Besos♥
AniideJonas
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Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada] - Página 9 Empty Re: Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada]

Mensaje por MaferCastilloJonas Dom 04 Sep 2011, 5:59 pm

Diossssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss!
OMG! me encanta no quier0 que se acabe :(
MaferCastilloJonas
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Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada] - Página 9 Empty Re: Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada]

Mensaje por chelis Dom 04 Sep 2011, 6:52 pm

esperaando caaaapiiisssss
chelis
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Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada] - Página 9 Empty Re: Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada]

Mensaje por NiinnyJonas Dom 04 Sep 2011, 7:07 pm

WhenilookatyouNick escribió:Nueva lectora!! Seguila pronto!!!
Besos♥️

Bienvenida y gracias :D
Capítulo para mi nueva lectora :D

Niinny Jonas
NiinnyJonas
NiinnyJonas


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Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada] - Página 9 Empty Re: Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada]

Mensaje por NiinnyJonas Dom 04 Sep 2011, 7:24 pm

CAPÍTULO 20

El día posterior a la inesperada visita de mi madre, me sentí inquieta y expuesta, como si me faltara una capa aislante. Sin embargo, hice de tripas corazón. Si algo había aprendido de mi infancia, era la habilidad de seguir adelante pasara lo que pasase, aunque fuera un holocausto nuclear. Aun así, la visita de mi madre, el simple hecho de verla, me había desestabilizado.
Nick se pasó toda la mañana fuera, ya que un amigo había tenido un accidente de caza y fue a verlo al hospital.
—Jabalíes —me dijo cuando le pregunté por el tipo de cacería a la que había asistido su amigo—. Suele haber muchos accidentes cuando se sale a cazar jabalíes.
—¿Por qué?
—Porque hay que hacerlo de noche, que es cuando suelen moverse. Así que imagínate a un montón de tíos corriendo por el bosque y disparando en la oscuridad.
—Precioso...
Nick siguió explicándome que su amigo le había disparado al jabalí con el rifle y que, cuando se internó en la maleza pensando que lo había matado, el animal se abalanzó sobre él antes de que pudiera apartarse.
—Estuvo a punto de castrarlo —dijo con una mueca de dolor.
—Hay que ver lo que se enfadan los jabalíes cuando se les dispara, ¿verdad? —repliqué.
Nick me respondió dándome una juguetona palmada en el culo.
—Un poquito de solidaridad, guapa. Una herida en salva sea la parte no es como para reírse.
—Reservo mi solidaridad para los jabalíes. Espero que tú no vayas a esas cacerías. No me gusta nada que pongas mi vida sexual en peligro por culpa de tus peligrosos pasatiempos.
—No me gusta cazar jabalíes —me aseguró—. Los trofeos de caza nocturna me los cobro en la cama.
Mientras él estaba fuera, aproveché para trabajar en mi columna.

Querida Miss Independiente:
Hace cinco años me casé con un hombre al que no quería. Había cumplido los treinta y creí que había llegado la hora de hacerlo. Todas mis amigas estaban casadas y ya estaba harta de ser la única soltera. El hombre con el que acabé casada es una buena persona. Es cariñoso y dulce, y me quiere. Pero en nuestra relación no hay pasión ni magia. Me conformé con él y, cada vez que lo miro, me veo obligada a enfrentarme a mi decisión. Tengo la sensación de vivir encerrada en un armario que mi marido no es capaz de abrir porque no tiene la llave. No tenemos hijos, así que nadie saldría herido si nos divorciamos, sólo nosotros. Pero hay algo que me impide dar ese paso. Tal vez me asuste ser demasiado mayor para empezar de cero. O tal vez me asuste lo culpable que me sentiría, porque sé que él me quiere de verdad y no se merece algo así.
No sé qué hacer. Sólo sé que me conformé y que ahora me arrepiento.
CORAZÓN DESCONTENTO


Querida Descontenta:

Somos criaturas con necesidades y deseos complicados. El único hecho seguro en una relación sentimental es que los dos miembros de la pareja cambiarán a lo largo del tiempo. Una mañana te levantas, te miras en el espejo y ves a una extraña. Tienes lo que querías, pero descubres que aspiras a algo más. Creías conocerte a la perfección y, de repente, te sorprendes a ti misma.
Descontenta, a la hora de elegir entre las opciones que se te presentan, ten algo muy claro: no puedes menospreciar el amor. Hubo algo en ese hombre, aparte de conocerlo en el momento y en el lugar adecuados, que te atrajo de él. Antes de que pongas fin a tu matrimonio... dale una oportunidad. Sé sincera con él y afronta las necesidades que tu matrimonio no cubre, los sueños que quieres perseguir. Déjalo que descubra quién eres en realidad. Déjalo ayudarte a abrir ese armario para que por fin podáis conoceros después de todos estos años.
¿Cómo sabes que no es capaz de satisfacer tus necesidades emocionales? ¿Y si él también echa de menos la magia y la pasión en vuestro matrimonio? ¿Puedes afirmar con total seguridad que lo sabes todo sobre él?
El esfuerzo te reportará beneficios, aunque al final la cosa no funcione. Vas a necesitar armarte de valor y paciencia. Inténtalo con todos los medios que tengas a tu alcance. Intenta quedarte al lado de un hombre que te quiere. De momento, olvida la cuestión de lo que podrías tener con otro hombre y concéntrate en lo que puedes tener, en lo que tienes en este momento. Espero que descubras nuevas incógnitas y que tu marido sea la respuesta.
MISS INDEPENDIENTE

Con la vista clavada en la pantalla, me pregunté si ésa sería la respuesta adecuada. Comprendí que estaba preocupada por Corazón Descontento y por su marido. Tenía la impresión de que había perdido la estabilidad que me ayudaba a ser una observadora objetiva.
—Mierda —murmuré mientras me preguntaba cómo narices había tomado la decisión de aconsejar a la gente lo que hacer con sus vidas.
Escuché que Jerry se despertaba, sus bostezos y sus quejidos. Solté el portátil y me acerqué a la cuna para echarle un vistazo. Jerry me sonrió, contento por estar despierto, contento por verme. Tenía el pelo de punta, como si fuera la cresta de algún pájaro.
Lo cogí y lo abracé con fuerza, notando que su cuerpecito encajaba a la perfección con el mío. De repente, mientras sentía el suave roce de su aliento en la cara, sentí una oleada de felicidad que me tomó totalmente por sorpresa.


A las cinco de la tarde, seguía sin saber nada de Nick. Estaba un poco preocupada, porque siempre que quedaba en llamarme cumplía su palabra incluso antes de la hora que habíamos acordado. Habíamos quedado en que yo subiría a su apartamento para preparar una cena dominical como las de antes. Incluso le había dado la lista de la compra.
Marqué su número y lo cogió a la primera, aunque su voz sonó extrañamente brusca.
—¿Diga?
—Nick, no me has llamado.
—Lo siento. Me ha surgido algo —adujo con voz rara, como si estuviera enfadado, dolido y agobiado, todo al mismo tiempo.
Nunca me había hablado así. Algo iba mal.
—¿Puedo ayudarte? —le pregunté en voz baja.
—No creo.
—¿Quieres que...? ¿Cancelamos los planes para esta noche o...?
—¡No!
—Vale. ¿Cuándo subo?
—Dame cinco minutos.
—Vale. —Titubeé—. Pon el horno a doscientos grados.
—Vale.
Después de colgar, observé a Jerry mientras le daba vueltas a la conversación.
—¿Qué narices estará pasando? ¿Crees que puede tener problemas familiares? ¿De negocios? ¿Por qué tenemos que esperar aquí abajo?
Jerry se llevó el puño a la boca para chupárselo con actitud contemplativa.
—Vamos a ver la tele —dije, y me lo llevé al sofá.
Sin embargo, con dos minutos de música clásica y marionetas de colores tuve bastante. No podía seguir sentada. Estaba preocupada por Nick. Si tenía algún problema, quería estar a su lado.
—No puedo soportarlo —le dije a Jerry—. Vamos a subir para ver qué está pasando.
Me colgué el bolso de los pañales al hombro, salí con Jerry en brazos al pasillo y me encaminé al ascensor. Cuando llegamos al apartamento de Nick, llamé al timbre.
La puerta se abrió enseguida. Nick me bloqueó el acceso unos segundos. Irradiaba la tensión de un hombre al que le encantaría estar en cualquier otro sitio. Nunca lo había visto tan agobiado. Vi que alguien se movía tras él en el apartamento.
—Nick —murmuré—, ¿pasa algo?
Él parpadeó, se humedeció los labios y estaba a punto de decir algo, pero se contuvo.
—¿Hay alguien contigo? —Intenté mirar tras él.
Nick asintió vehemente con la cabeza y me lanzó una mirada desesperada. Pasé a su lado y me detuve al ver a Ashley Everson.
Hecha un desastre, pero guapísima como siempre. Llevaba los ojos pintados con delineador negro y tenía las mejillas mojadas por las lágrimas mientras retorcía un pañuelo de papel entre los dedos. Su melena rubia necesitaba un buen cepillado. Me sorprendió mucho el contraste entre su carita de niña desolada y el modelito a la última que llevaba: minifalda blanca, top negro ceñido que le marcaba perfectamente el pecho (realzado por el sujetador), un bolero monísimo y unas sandalias de tiras con diez centímetros de tacón. Si la fotografiaran tal cual, con el maquillaje de los ojos todo corrido, sería la imagen perfecta para un anuncio de perfume. Una pobre mujer abandonada, pero muy sexy.
Ni se me pasó por la cabeza que Nick la hubiera invitado ni que siguiera deseándola. Sin embargo, no sabía muy bien si era mejor dejarlo solo para que solucionara la situación o si necesitaba mi apoyo.
Lo miré y torcí el gesto.
—Lo siento. ¿Quieres que vuelva luego?
—No.
Me arrastró hasta el interior y me quitó a Jerry de los brazos como si quisiera utilizarlo de rehén.
—¿Quién es? —preguntó Ashley, que me miró sin parpadear siquiera. Su cara era tan perfecta que parecía un maniquí.
—Hola —dije al tiempo que me acercaba—. Eres Ashley, ¿verdad? Soy ________ Varner. Te vi en la fiesta de cumpleaños de Churchill, pero no nos presentaron.
Pasó de la mano que le había ofrecido a modo de saludo y, en cambio, me miró de arriba abajo fijándose en mi camiseta de manga corta y mis vaqueros antes de preguntarle a Nick con evidente asombro:
—¿Esta es con la que te fuiste de la fiesta?
—Sí —contesté—. Nick y yo estamos juntos.
Ashley me dio la espalda y siguió hablando con Nick.
—Necesito hablar contigo —dijo—. Necesito explicarte algunas cosas y... —Dejó la frase en el aire, ya que el asombro de ver la expresión gélida de Nick, la tensión con la que apretaba los labios, la dejó sin palabras.
Al darme cuenta de que retrocedía de forma imperceptible, comprendí que nunca lo había visto así antes. Incapaz de hacer frente a esa impenetrable actitud, se volvió hacia mí.
—Si no te importa, necesito hablar con Nick. A solas. Tenemos un pasado. Tenemos ciertas cosas que aclarar. Tenemos que solucionar lo nuestro.
Nick aprovechó que Ashley estaba de espaldas a él para menear la cabeza con fuerza y para señalarme en silencio que me sentara de inmediato en el sofá.
La situación rayaba en la comedia. Me mordí la parte interna de los carrillos con disimulo mientras la observaba. Era fácil adivinar que Ashley Everson había vivido su vida a todo gas y sin pararse a pensar en el daño que podía dejar a su paso. En esos momentos, la vida le estaba pasando factura. La vi tan afectada que me compadecí de ella sin querer. Claro que no pensaba permitirle que enredara a Nick en sus líos. Ya le había hecho daño en el pasado y no iba a volver a hacérselo jamás.
Además, era mío.
—No se va, Ashley —dijo Nick—. La que se va eres tú.
—¿Esto es por tus problemas con Pete? —pregunté con suavidad.
La vi abrir los ojos de par en par.
—¿Quién te lo ha contado? —Se giró de golpe y le lanzó una mirada recriminatoria a Nick, aunque él parecía muy ocupado colocándole bien el pañal a Jerry.
—No sé mucho —le aseguré—, sólo que tu marido y tú estáis pasando una mala racha. No habrá ningún tipo de maltrato, ¿verdad?
—No —respondió ella con voz gélida—. Sólo nos hemos distanciado.
—Lo siento —le dije con sinceridad—. ¿Has buscado ayuda profesional?
—Eso es para los locos —me soltó con desdén.
Su respuesta me arrancó una sonrisilla.
—Y para los cuerdos también. De hecho, cuanto más cuerdo estás, más te beneficia. Y tal vez te ayude a descubrir de dónde te vienen los problemas. Es posible que necesites replantearte tu concepto de lo que debería ser un matrimonio. O también cabe la posibilidad de que el problema resida en vuestra forma de comunicaros. Si quieres seguir casada, deberías analizar esas cuestiones y...
—Ni hablar. —Saltaba a la vista que Ashley no podía ni verme, que me había catalogado como una rival indigna—.No quiero arreglar nada. No quiero seguir casada con Pete. Quiero... —Se interrumpió mientras miraba a Nick con un anhelo imperioso y feroz.
Yo sabía lo que estaba viendo al mirarlo: un hombre que parecía ser la solución a todos sus problemas. Guapo, sexy y con éxito. Un nuevo comienzo. Ashley pensaba que, si conseguía volver con él, podría borrar toda la infelicidad que había vivido desde que se casó.
—Tienes hijos —le recordé—. ¿No se merecen que por lo menos intentes salvar la familia que habéis creado?
—¿Has estado casada alguna vez? —me soltó.
—No —admití.
—Pues entonces no tienes ni zorra idea de lo que estás hablando.
—Tienes razón —reconocí con tranquilidad—. Lo único que sé es que volver con Nick no va a solucionar tus problemas. Lo que tuviste con él es agua pasada. Nick ha rehecho su vida. Y me voy a tomar la libertad de hablar por él al decir que estoy segura de que te aprecia como podría apreciar a cualquier otra persona, pero nada más. Así que lo mejor que puedes hacer por él, por ti y por todos los implicados, es irte con Pete a tu casa y preguntarle qué puedes hacer para salvar tu matrimonio. —Guardé silencio y miré a Nick de reojo—. ¿Tengo razón?
Vi que asentía con la cabeza y que su expresión se relajaba.
Ashley soltó un gruñido furioso al tiempo que miraba a Nick con cara de cabreo.
—Recuerdo que me dijiste que siempre me querrías.
Nick se puso de pie con Jerry cómodamente apoyado en su hombro. La miró con seriedad.
—He cambiado, Ashley.
—¡Pues yo no! —exclamó ella.
—Lo siento por ti —replicó Nick en voz baja.
Ashley cogió su bolso a tientas y se alejó hacia la puerta. La seguí con el ceño fruncido mientras me preguntaba si hacíamos bien en dejar que se fuera estando tan alterada.
—Ashley... —dije al tiempo que extendía un brazo para agarrarla por uno de sus escuálidos brazos.
Se zafó de mi mano.
Vi que estaba enfadada, pero que no había perdido el control. Tenía la cara tensa y la frente arrugada. Miró a Nick, que se había colocado detrás de mí.
—Si me echas —le dijo—, nunca tendrás otra oportunidad. Piénsatelo bien, Nick.
—Ya me lo he pensado y estoy seguro. —Y le abrió la puerta.
La furia le enrojeció las mejillas.
—¿Crees que tienes lo que hay que tener para mantenerlo a tu lado? —Me preguntó con desprecio—. Va a hacer que te lo pases en grande en la cama. El viaje será alucinante, pero cuando menos te lo esperes, te dejará tirada en la cuneta. —Miró de nuevo a Nick—. No has cambiado nada. Crees que por salir con alguien como ella la gente pensará que has madurado, pero la verdad es que sigues siendo el mismo gilipollas superficial y egoísta de siempre. —Se detuvo para recobrar el aliento, echando humo por las orejas—. Yo soy muchísimo más guapa que ella —farfulló indignada y luego se fue.
Nick cerró la puerta y yo me apoyé en ella. Nos quedamos en silencio, mirándonos el uno al otro. Al parecer, seguía bastante desconcertado, como si se hubiera internado en una zona desconocida y estuviera intentando orientarse.
—Gracias.
Le ofrecí una sonrisa insegura.
—De nada.
Meneó la cabeza, asombrado.
—Veros juntas así...
—¿El pasado y el presente?
Asintió en silencio, suspiró y torció el gesto, como si algo lo inquietara. Se pasó la mano libre por el pelo y dijo:
—Sólo hay que mirar a una mujer como Ashley para saber el tipo de hombre que la desea. Yo solía ser ese tipo de hombre, y no veas cómo me cabrea eso.
—¿El tipo de hombre que quiere llevar un trofeo de caza del brazo? —sugerí—. Un hombre que busca una mujer guapa para pasárselo bien... Yo no sería muy dura con él, la verdad.
—Eres mucho más mujer de lo que ella podrá llegar a ser. Y, joder, eres muchísimo más guapa.
Me eché a reír.
—Eso lo dices porque te he ayudado a librarte de ella.
Se acercó hasta que Jerry estuvo atrapado entre nosotros, y me colocó la mano en la nuca. Sus dedos estaban fríos cuando me acariciaron con decisión. Me resultó tan placentero sentirlos que me estremecí.
—¿Algún problema con lo que ha pasado? —me preguntó.
—¿Por qué íbamos a tener un problema por eso?
—Porque cualquiera de las mujeres que conozco se habría puesto como una fiera si llega y se encuentra a Ashley en mi apartamento.
—Saltaba a la vista que no la querías aquí. —Esbocé una sonrisa torcida—. Y, por cierto, Nick... seas el tipo de hombre que seas, ya no eres ni superficial ni egoísta. Estoy dispuesta a dar la cara por ti al respecto.
Nick inclinó la cabeza y su aliento me abrasó los labios. Me besó con pasión, con dulzura. Un beso largo.
—No me dejes nunca, ________. Te necesito.
De repente, su cercanía me resultó incómoda.
—Estamos aplastando a Jerry —dije con una carcajada un tanto forzada mientras me alejaba, aunque, en realidad, Jerry estaba la mar de cómodo y contento entre nosotros.


Espero les guste...
Faltan 3 capítulos más el Epilogo...
Las amo

Con amor

Niinny Jonas
NiinnyJonas
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Mensaje por MaferCastilloJonas Dom 04 Sep 2011, 8:52 pm

Me encanta! ;)
MaferCastilloJonas
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Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada] - Página 9 Empty Re: Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada]

Mensaje por Bianca Dom 04 Sep 2011, 10:20 pm

fabuloso el cap

sigue pronto

saludos n_n
Bianca
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Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada] - Página 9 Empty Re: Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada]

Mensaje por Invitado Lun 05 Sep 2011, 1:27 am

oh dios ! que le pasa a ash ? quien se cre la muy buscona ! Jajaja aw nick & rayita<3 & Jerry todo lindisimo el baby , porfavor siguela ! :) hay ! ya casi se acaba<3 );
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Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada] - Página 9 Empty Re: Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada]

Mensaje por chelis Lun 05 Sep 2011, 1:48 pm

como tres capis y el epilogo?????

aaaaiiiii

ya se acaba la nove :(

pero bueno me gusto mucho el capis

jejejejeje

aaaaiiiiiiiii

siguela porfaaaaaa
chelis
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Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada] - Página 9 Empty Re: Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada]

Mensaje por Bianca Miér 07 Sep 2011, 4:46 pm

siguela!!! me estoy desesperando jajaja necesito cap pronto buuuuua..!!! jaja saludos
Bianca
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Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada] - Página 9 Empty Re: Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada]

Mensaje por NiinnyJonas Miér 07 Sep 2011, 5:12 pm

CAPÍTULO 21

Saboreé las dos semanas siguientes con la agridulce certeza de que sólo serían una breve etapa de mi vida. Nick y Jerry se habían convertido en el eje alrededor del cual giraba todo mi mundo. Sabía que llegaría el momento de perderlos a ambos. Pero aparqué esa realidad y me permití disfrutar del aura casi mágica de esos días estivales.
Era una felicidad ajetreada y bulliciosa, ya que tenía todas las horas ocupadas entre el trabajo, el cuidado de Jerry y las salidas con los amigos; además de pasar todo el tiempo posible con Nick. Nunca había creído que pudiera intimar tan rápido con alguien. Memoricé todas las expresiones de Nick, sus coletillas, su forma de fruncir los labios cuando estaba concentrado o de entrecerrar los ojos justo antes de soltar una carcajada... También descubrí que mantenía su temperamento bajo un férreo control, que era muy amable con la gente a quien consideraba más vulnerable que él y que no soportaba ni la crueldad ni la estrechez de miras.
Nick tenía un gran círculo de amigos, aunque sólo consideraba íntimos a dos, pero sólo confiaba de verdad en sus hermanos, sobre todo en Jesse. Lo único que exigía de los demás era que mantuvieran su palabra.
Para él, una promesa era un asunto de vida o muerte, un rasero para medir a las personas.
Conmigo se mostraba abiertamente cariñoso y propenso a demostrarme sus sentimientos con caricias. Era un hombre muy carnal y muy decidido. Le encantaba jugar, bromear y engatusarme para que hiciera cosas que, al amanecer, daban tanta vergüenza que me costaba mirarlo a la cara. Sin embargo, hubo un par de ocasiones en las que el sexo no fue nada juguetón, hubo un par de ocasiones en las que jadeamos y nos movimos al unísono hasta que me pareció que Nick me llevaba al borde de un abismo, al borde de algo trascendental y místico, sorprendente por su intensidad. En esas ocasiones, me encerré en mí misma y rompí el hechizo, por temor a lo que pudiera pasar.


—Lo que tienes que hacer es tener un hijo propio —me aconsejó Stacy cuando la llamé una tarde—. Te lo está diciendo tu reloj biológico.
Había intentado describirle la facilidad con la que Jerry, tan pequeño e inocente, había traspasado mis defensas. Por primera vez en la vida, estaba experimentando un vínculo emocional con un niño, un vínculo tan poderoso que me resultaba increíble.
Le dije a Stacy que estaba metida en un lío terrible.
Quería a Jerry para siempre. Quería estar a su lado en cada etapa de su crecimiento. Pero su verdadera madre vendría a buscarlo pronto y yo acabaría en un segundo plano.
Lo que Rachel y Jerry me habían hecho era muy fuerte.
—Te va a doler mucho cuando tengas que entregarlo —me recordó Stacy—. Tienes que estar preparada.
—Lo sé. Pero no sé cómo prepararme para algo así. La verdad es que me repito continuamente que sólo ha estado conmigo tres meses. No es mucho tiempo que digamos, pero me he encariñado con él muchísimo más de la cuenta.
—________, hija mía, con los bebés no hay límites que valgan.
Agarré el teléfono con fuerza.
—¿Qué puedo hacer?
—Empieza a hacer planes. Vuelve a Austin justo después de entregar a Jerry y deja ya de perder el tiempo con Nick Jonas.
—¿Cómo voy a estar perdiendo el tiempo si me lo estoy pasando pipa?
—No tiene futuro. Reconozco que está cañón y, si yo estuviera soltera, seguramente también babearía por él. Pero tienes que abrir los ojos, ________. Sabes que un tío así no quiere nada permanente.
—Yo tampoco. Por eso es perfecto.
—________, vuelve a casa. Me preocupas. Creo que te estás engañando.
—¿Sobre qué?
—Sobre muchas cosas.
Sin embargo, en el fondo de mi mente sospechaba que tal vez fuera todo lo contrario, que tal vez se me hubiera caído la venda de los ojos con respecto a muchas cosas, que tal vez la vida fuera más tranquila y sencilla cuando se iba a ciegas.


Hablaba con mi hermana una vez a la semana. Mantuvimos un par de conversaciones muy largas y bastante incómodas, salpicadas de la jerga psicológica inevitable después de acudir a un terapeuta.
—Voy a ir a Houston la semana que viene —me dijo por fin—. El viernes. Dejo la clínica. La doctora Jaslow me ha dicho que he hecho muchos progresos, pero que debería seguir viendo a alguien para no recaer.
—Me alegro mucho —conseguí decir, aunque me había quedado helada—. Me alegro de que estés mejor, Rachel. —Hice una pausa antes de obligarme a preguntar—: Supongo que querrás recoger a Jerry enseguida, ¿no? Porque si no, podría...
—Sí, eso he pensado.
«¿De verdad?», quería soltarle. «Porque casi nunca me preguntas por él, no parece interesarte demasiado», pensé.
Aunque a lo mejor no estaba siendo justa. A lo mejor era muy importante para ella. A lo mejor era incapaz de hablar de algo que le resultaba tan doloroso.
Me acerqué a la cuna de Jerry, donde estaba durmiendo. Toqué uno de los muñecos del móvil. Me temblaban los dedos.
—¿Voy a recogerte al aeropuerto?
—No, yo... Ya está arreglado.
Mark Gottler, seguro.
—Oye, no quiero agobiarte, pero... el acuerdo vinculante del que hablamos... lo tengo aquí. Espero que al menos le eches un vistazo cuando vengas.
—Lo haré. Pero no lo firmaré. No hace falta.
Me mordí el labio para no discutir con ella.
«Paso a paso», me dije.


Nick y yo discutimos sobre la llegada de Rachel porque él quería estar presente y yo quería verla a solas. No quería que formara parte de algo tan doloroso e íntimo. Ya sabía más o menos lo mucho que me dolería la marcha de Jerry y prefería que Nick no me viera en un momento tan vulnerable.
Además, el viernes era el cumpleaños de Jesse y habían planeado pasarse la noche pescando en Galveston.
—Tienes que estar con Jesse —le dije.
—Puedo cambiar los planes.
—Se lo has prometido —le recordé, muy consciente de lo que eso significaría para él—. Es increíble que te estés planteando la idea de dejar tirado a tu hermano en su cumpleaños.
—Lo entenderá. Esto es más importante.
—Estaré bien —le aseguré—. Y necesito pasar tiempo a solas con mi hermana. Rachel y yo no podremos hablar libremente contigo delante.
—¡Joder, se suponía que volvería la semana que viene! ¿Por qué leches ha salido antes?
—No lo sé. Es una falta de consideración por su parte que sus problemas mentales no estén sincronizados con tu excursión de pesca.
—No voy a ir.
Exasperada, empecé a pasearme por su apartamento.
—Quiero que vayas, Nick. Soy capaz de afrontar esto sin ti. Tengo que hacerlo sola. Después de que Rachel se lleve a Jerry, me tomaré un copazo de vino, me daré un baño relajante y me meteré en la cama. Si necesito estar con alguien, subiré a ver a Destiny. Y tú estarás de vuelta al día siguiente, así que podremos hacer la autopsia tranquilamente.
—Prefiero llamarlo examen final. —Me miró detenidamente, reparando sin duda en demasiadas cosas—. ________, deja de pasearte de una vez y ven aquí.
Me quedé quieta unos diez segundos antes de obedecerlo. Me abrazó y tiró de mi renuente cuerpo poco a poco para estrecharlo con fuerza. Primero los hombros, después el torso, a continuación la cintura y, por último, las caderas.
—Deja de fingir que todo va bien —me dijo al oído.
—Es lo único que sé hacer. Si finges que todo va bien el tiempo suficiente, acabará siendo verdad.
Nick me abrazó en silencio mucho rato. Sus manos siguieron acariciándome despacio, estrechándome y moldeándome contra su cuerpo como un artista que trabajara la arcilla. Inspiré hondo y me dejé llevar. Me tensé cuando nuestras caderas se rozaron y me di cuenta de lo excitado que estaba.
Me desnudó y después se quitó la ropa lentamente. Silenció mis protestas tomando mi cara entre las manos para besarme con pasión. Me tendió en el suelo y se sentó a horcajadas sobre mí sin dejar de besarme. Intenté incorporarme, acercarme más a él, en busca del placer que me proporcionaba ese cuerpo tan fuerte. Fuimos intercambiando posiciones. Yo encima y él debajo. Después a la inversa, se colocó sobre mí, me agarró por las caderas y me penetró hasta el fondo, hasta que quedó enterrado por completo en mi interior. Gemí de placer, inmovilizada contra el suelo por su peso, encantada de sentirlo tan adentro, encantada de acogerlo en mi interior.
Estiró el brazo para coger un cojín del sofá, me lo colocó bajo las caderas y aumentó la fuerza de sus envites hasta que me corrí entre gritos. Sin embargo, en lugar de detenerse, siguió moviéndose, demorando su propio orgasmo hasta que no pudo más. Siguió dentro de mí mucho rato, acariciándome el pelo y besándome. Era como si quisiera demostrarme algo, como si quisiera hacerme ver algo que ni mi corazón ni mi cabeza estaban dispuestos a aceptar.
Aún no había amanecido cuando Nick se fue el viernes por la mañana. Se sentó en la cama junto a mí y me abrazó sin despertarme. Me desperté con un murmullo de protesta y él me sujetó la cabeza con una mano. Escuché su voz grave, que me susurraba al oído:
—Haz lo que tengas que hacer. No me interpondré en tu camino. Pero cuando vuelva, no podrás dejarme a un lado. ¿Me has oído? Voy a llevarte a algún sitio, nos tomaremos unas largas vacaciones... y vamos a hablar. Y voy a abrazarte mientras lloras, hasta que te sientas mejor. Y superaremos esto. —Me dio un beso en la mejilla, me apartó el pelo de la cara y me dejó de nuevo en el colchón.
Me quedé en silencio con los ojos cerrados. Sentí la caricia de sus dedos en la mejilla, en mi cuerpo, antes de que me arropara hasta la barbilla y se fuera.
No veía la forma de hacerle entender que quería mucho más de lo que yo podía darle, que para la gente que había sufrido tanto como yo, pesaban más el miedo y el instinto de supervivencia que cualquier vínculo afectivo. Mi capacidad de amar era muy limitada, salvo en el caso de Jerry, y esa excepción era un milagro con el que no había contado en la vida.
Sin embargo, iba a perder a Jerry.
Una lección que la vida me había impartido demasiadas veces. Una verdad universal que no precisaba de la lógica. Cada vez que quería a alguien, lo perdía, y desaparecía un trocito de mí.
Me pregunté cuánto quedaría de mi persona cuando llegara la noche.


Mientras vestía a Jerry con un traje de marinerito y unas zapatillas blancas, intenté imaginarme cómo lo vería Rachel, qué diferencias habría entre un bebé de tres meses y un recién nacido. Jerry ya podía coger cosas o darle manotazos a cualquier objeto que tuviera delante. Me sonreía, y también sonreía cuando se veía reflejado en un espejo. Cuando le hablaba, hacía pompitas y gorgoritos, como si estuviéramos manteniendo una conversación fascinante. Cuando lo cogía en brazos y dejaba que sus pies rozaran el suelo, hacía fuerza con las piernas como si quisiera mantenerse erguido.
Jerry estaba a punto de hacer un sinfín de descubrimientos en cuanto a sus habilidades. Pronto llegaría el momento de que pronunciara sus primeras palabras, de que se pudiera sentar solo, de que diera el primer paso. Yo me lo perdería todo. No era hijo mío, pero mi corazón no entendía de esas cosas.
Sentí la quemazón de las lágrimas, como un estornudo que se me hubiera quedado atascado en la nariz. El problema era que parecía habérseme averiado la máquina del llanto. Era una sensación espantosa la de querer llorar pero no poder hacerlo.
«Podrás ir a verlo —me repetí con brusquedad—. Encontrarás la manera de formar parte de su vida. Serás esa tía estupenda que siempre le hace los mejores regalos.»
Aunque no era lo mismo.
—Jerry —dije con voz llorosa mientras le abrochaba las zapatillas con las tiras de velero—, mamá va a venir hoy a buscarte. Por fin volverás con ella.
Me sonrió. Me agaché, besé esa suave mejilla y me agarró del pelo. Me zafé de sus deditos con mucho cuidado y lo cogí en brazos antes de sentarme en el sofá, con él en el regazo. Empecé a leerle su cuento preferido, uno sobre un gorila que dejaba escapar a todos los animales del zoo una noche.
A mitad de la historia, escuché el portero automático.
—Señorita Varner, tiene una visita.
—Que suba, por favor.
Estaba nerviosa y me sentía derrotada. Y, en el fondo, también experimentaba una rabia latente. Bueno, no era rabia, más bien un cabreo tan fuerte como para acabar con el poco optimismo que albergaba sobre mi futuro. Si Rachel no me hubiera pedido que le echara una mano, nunca habría sido consciente de que se podía sufrir tanto. Y si alguna vez tenía que volver a pasar por eso, alguien tendría que trasplantarme a una maceta y regarme tres veces por semana.
Llamaron a la puerta. Tres golpecitos.
Con Jerry en brazos, me acerqué a abrir.
Y allí estaba Rachel, más guapa que nunca, con la cara un poco más chupada, pero no le sentaba nada mal. Estaba más delgada y llevaba un ajustado top de seda blanco, unos pantalones negros y unos zapatos del mismo color con tachuelas plateadas. Llevaba el pelo rubio suelto, un poco ondulado y unos aros enormes en las orejas. En la muñeca llevaba una pulsera de diamantes de al menos quince quilates.
Entró en el apartamento y soltó una exclamación ahogada, sin hacer el menor gesto por coger a Jerry. Se limitó a abrazarnos a los dos. Había olvidado que era mucho más alta que yo. En ese momento, recordé el momento, durante la adolescencia, en el que descubrí que me había dejado atrás y me quejé porque no debería haber dado el estirón antes que yo. Ella bromeó diciendo que había dado el estirón por las dos. El abrazo me hizo recordar un sinfín de momentos. También me recordó lo mucho que la quería.
Se apartó para mirarme y fue en ese momento cuando por fin miró a Jerry.
—________, es precioso... —dijo con un tono de satisfacción infinita—. Y ha crecido mucho.
—¿A que sí? —Cambié de postura a Jerry para que quedara de frente a ella—. Jerry, mira la mamá tan guapa que tienes... Toma, cógelo.
Se lo di con mucho cuidado, y cuando Rachel lo tuvo en brazos, sentí la huella que su peso me había dejado en el hombro. Rachel me miró con los ojos llenos de lágrimas y un rubor en las mejillas que traspasaba la capa de maquillaje.
—Gracias, ________ —susurró.
Me sorprendió un poco darme cuenta de que no estaba llorando. Tenía la sensación de que me separaba una pequeña, aunque crucial, distancia de lo que estaba pasando. Lo agradecí de corazón.
—Vamos a sentarnos.
Rachel me siguió.
—Vives en el 1800 de Main Street y estás liada con un ricachón como Nick Jonas... Lo has hecho genial, ________.
—No estoy saliendo con Nick por su dinero —protesté.
Rachel soltó una carcajada.
—Si tú lo dices, te creo. Aunque has conseguido este apartamento gracias a él, ¿no?
—Es un préstamo —puntualicé—. Pero como ya has vuelto y no tengo que seguir ocupándome de Jerry, me voy a mudar a otro sitio. Aunque todavía no sé dónde.
—¿No puedes quedarte aquí?
Negué con la cabeza.
—No estaría bien. Pero ya se me ocurrirá algo. Lo importante ahora es saber dónde te vas a quedar tú. ¿Qué vais a hacer Jerry y tú?
La expresión de Rachel cambió y se volvió reservada.
—Tengo una casita no muy lejos de aquí.
—¿Mark te la ha conseguido?
—Más o menos.
La conversación siguió y durante unos minutos más intenté sonsacarle a Rachel algún detalle sobre su situación: los planes que tenía y cómo iba a conseguir dinero, principalmente. No quería decirme nada. Sus evasivas me sacaron de quicio.
Afectado por la creciente tensión, o tal vez cansado de estar en brazos de una desconocida, Jerry comenzó a protestar.
—¿Qué quiere? —preguntó Rachel—. Anda, cógelo tú.
Extendí los brazos y cogí a Jerry, que se acurrucó contra mí. Enseguida se tranquilizó con un suspiro.
—Rachel —dije—, siento mucho si crees que me extralimité al exigirle un acuerdo vinculante a Mark Gottler. Pero lo hice para protegerte, para que tanto Jerry como tú tengáis garantías. Cierta seguridad.
Me miró con una serenidad desconcertante.
—Tengo toda la seguridad que me hace falta. Me ha prometido que cuidará de nosotros y yo lo creo.
—¿Por qué? —Fui incapaz de morderme la lengua—. ¿Por qué estás dispuesta a aceptar la palabra de un hombre que le pone los cuernos a su mujer?
—No lo entiendes, ________. No lo conoces.
—He hablado con él y creo que es un gilipollas insensible y manipulador.
Eso hizo que perdiera el control.
—¡Qué lista eres, ________! Siempre lo sabes todo, ¿verdad? Pues deja que te diga una cosa... Mark Gottler no es el padre de Jerry, sólo le está cubriendo las espaldas.
—¿Quién es, Rachel? —pregunté, con la paciencia agotada, al tiempo que le sujetaba la cabecita a Jerry.
—Noah.
La miré, alucinada. Su mirada me indicó que estaba diciendo la verdad.
—¿Noah Cardiff? —pregunté con voz ronca.
Rachel asintió con la cabeza.
—Me quiere. Es un hombre al que adoran miles de personas, podría querer a cualquiera, pero me ha elegido a mí. ¿O es que no crees que un hombre como él pueda enamorarse de mí?
—No, yo... —Jerry se estaba quedando dormido. Le acaricié la espalda. Jerry... —. ¿Qué me dices de su mujer? —Tuve que carraspear antes de seguir—. ¿Sabe de tu existencia? ¿De la del bebé?
—Todavía no. Noah va a decírselo cuando llegue el momento oportuno.
—¿Cuándo será eso? —murmuré.
—Dentro de unos años, cuando sus hijos sean mayores. Ahora mismo tiene muchas responsabilidades. Está muy ocupado. Pero se va a encargar de todo. Quiere estar conmigo.
—¿De verdad crees que arriesgará su imagen con un divorcio? ¿Y cuándo verá a Jerry?
—Jerry seguirá siendo pequeño unos años. No necesitará un padre hasta que sea mayor, y para entonces Noah y yo ya nos habremos casado. —Frunció el ceño al ver mi expresión—. No me mires así, ________. Me quiere. Ha prometido cuidar de mí. Estaré en una posición segura, y el niño también.
—Tal vez te lo parezca, pero no es verdad. No tienes nada con lo que negociar. Puede dejarte tirada cuando quiera, con una mano delante y la otra detrás.
—¿Y tú crees que estás mejor con Nick Jonas? —me preguntó—. ¿Qué tienes tú para negociar, ________? ¿Cómo sabes que no te va a dejar tirada? Al menos, yo le he dado un hijo a Noah.
—Yo no dependo de Nick —susurré.
—No, tú no dependes de nadie. No confías en nadie ni crees en nada. Pues yo no soy como tú. No quiero estar sola. Necesito a un hombre, y no hay nada de malo en eso. Además, Noah es el mejor hombre que he conocido. Es bueno e inteligente, y reza a todas horas. Y seguro que tiene más dinero que Nick Jonas. Y conoce a todo el mundo, ________. A políticos y empresarios y... A todo el mundo. Es increíble.
—¿Se ha comprometido por escrito a algo? —quise saber.
—Nuestra relación no funciona así. Un acuerdo la convertiría en algo sucio y vulgar. Además, heriría los sentimientos de Noah, porque creería que no confío en él. Mark y él saben que el acuerdo fue cosa tuya, que yo no tuve nada que ver en eso. —Al ver mi expresión, intentó que no se le notara la frustración. Las lágrimas se agolparon en sus delicadas pestañas—. ¿Es que no puedes alegrarte por mí, ________?
Negué con la cabeza muy despacio.
—Dada la situación, no, no puedo.
Se enjugó las lágrimas que no terminaban de caer con los dedos.
—Intentas controlar a la gente, como mamá. ¿Eres consciente de que lo haces? —Se puso en pie y extendió los brazos—. Dame a Jerry. Tengo que irme. El coche me está esperando abajo.
Le di al niño, que se había quedado dormido, y cogí el bolso de los pañales, donde metí el libro de cuentos.
—Puedo ayudarte a meter el cochecito en el coche...
—No lo necesito. Tengo una habitación llena de cosas para el bebé, todas por estrenar.
—No te vayas enfadada —le dije, sin aliento y con un nudo en el pecho provocado por el miedo.
—No estoy enfadada. Es que... —Titubeó—. Mamá y tú sois perjudiciales para mí, ________. Sé que no es culpa vuestra. Pero no puedo veros a ninguna sin recordar el infierno que fue nuestra infancia. Necesito llenar mi vida con cosas positivas. De ahora en adelante, seremos Noah, Jerry y yo, nada más.
Esas palabras me dejaron tan pasmada que apenas me salió la voz.
—Espera. Por favor. —Me incliné sobre la sillita y le di un beso algo torpe a Jerry en la frente—. Adiós, Jerry —susurré.
Después, me alejé de ellos y la observé mientras se marchaba con Jerry. Llegaron al ascensor. Las puertas se abrieron y se volvieron a cerrar. Y desaparecieron de mi vista.
De forma torpe y lenta, como si fuera una anciana, regresé al interior del apartamento. No atinaba a pensar en nada. De forma mecánica, me metí en la cocina y empecé a preparar un té que sabía que no iba a beber.
—Se ha acabado —dije en voz alta—. Se ha acabado.
Jerry se despertaría y yo no estaría con él. Se preguntaría por qué lo había abandonado. El sonido de mi voz desaparecería de su memoria.
Mi niño. Mi bebé.
Me quemé los dedos con el agua caliente sin darme cuenta, pero no me percaté del dolor. Parte de mi mente estaba preocupada por mi afán de desvincularme de la realidad. Necesitaba a Nick. El sabría cómo romper el hielo que se estaba apoderando de mí... Pero, al mismo tiempo, la idea de estar con él me aterraba.
Me puse el pijama y me pasé lo que quedaba de tarde viendo la tele sin prestarle la menor atención a nada. Sonó el teléfono, pero dejé que saltara el contestador. Antes de mirar el identificador de llamadas, supe que era Nick. Me era imposible hablar con él, o con otra persona, en ese momento. Le desactivé el sonido.
Consciente de que necesitaba seguir con la rutina habitual, me preparé una sopa de pollo y me la tomé despacio, tras lo cual me bebí una copa de vino. El teléfono volvió a sonar otra vez, y otra más, y en todas las ocasiones dejé que saltara el contestador, de modo que me encontré con unos cuantos mensajes.
Justo cuando estaba pensando en meterme en la cama, llamaron a la puerta. Era Destiny. Esos ojos oscuros, tan parecidos a los de su hermano, delataban su preocupación. No hizo ademán de entrar, se limitó a meterse las manos en los bolsillos y a mirarme con infinita paciencia.
—Hola —dijo en voz baja—. ¿Ya se ha ido Jerry?
—Sí. Ya no está. —Intenté hacerme la fuerte, pero las palabras se me atascaron en la garganta.
—Nick te ha estado llamando.
Una sonrisa torcida, más bien una mueca tristona, apareció en mi rostro.
—Lo sé. Pero no estoy de humor para hablar. Y tampoco quería arruinar su noche de pesca con mi malhumor.
—No le habrías arruinado nada... Sólo quiere saber que estás bien. Me ha llamado hace unos minutos y me ha pedido que baje a ver cómo estás.
—Lo siento. No hacía falta. —Intenté sonreír—. No estoy al borde del suicidio ni nada de eso. Sólo estoy cansada.
—Sí, lo sé. —Titubeó—. ¿Quieres que me quede contigo un rato? ¿Que veamos la tele o algo?
Negué con la cabeza.
—Necesito dormir. Yo... te lo agradezco, pero no.
—Vale. —Me miró con expresión interrogante, aunque también con ternura. Me estremecí como una criatura nocturna que huyera de la luz del sol—. ________, nunca he tenido un bebé, así que no sé por lo que estás pasando... pero sí sé algo del sentimiento de pérdida. Y de dolor. Y se me da bien escuchar. ¿Por qué no hablamos mañana?
—No hay nada de lo que hablar. —No tenía la menor intención de hablar de Jerry en la vida. Era un capítulo cerrado de mi vida.
Extendió la mano y me tocó el hombro.
—Nick volverá sobre las cinco —me dijo—. Puede que antes.
—Lo más probable es que no esté aquí —me sorprendí diciendo con voz distante—. Voy a volver a Austin.
Destiny me miró alarmada.
—¿De visita?
—No lo sé. Tal vez para siempre. No dejo de pensar que... que quiero volver a mi vida de antes.
En Austin, con Joe, me sentía segura. No había un exceso de sentimientos, ni para dar ni para recibir. No había ninguna promesa.
—¿Crees que puedes volver? —me preguntó Destiny en voz baja.
—No lo sé —repetí—. Quizá sea cuestión de intentarlo. Tengo la sensación de que aquí todo va mal, Destiny.
—Espera un poco antes de tomar una decisión —me aconsejó Destiny—. Necesitas un poco de tiempo. Date un poco de tiempo y seguro que acabas descubriendo lo que tienes que hacer.

Perdón por la demora
Espero les guste
Ahora quedan 2 capítulos + el Epilogo...
Las amo

Niinny Jonas
NiinnyJonas
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Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada] - Página 9 Empty Re: Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada]

Mensaje por Bianca Miér 07 Sep 2011, 7:22 pm

oooh!! jerry !! Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada] - Página 9 3619577255 hasta yo me encariñe con el niño u.u pobre ______ me imagino el dolor que ha sentido por todo eso y su hermana es.. es.. una inconciente una...aaaah sencillamente no me cae nada bien ............como que 2 capis y el epilogo tan rapido buuu nooo que mal :( bueno ni modo uhmm....espero cap pronto saludos
Bianca
Bianca


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Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada] - Página 9 Empty Re: Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada]

Mensaje por MaferCastilloJonas Miér 07 Sep 2011, 9:16 pm

Queeeeeeeeee! buena esta la nove!
MaferCastilloJonas
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Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada] - Página 9 Empty Re: Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada]

Mensaje por Invitado Miér 07 Sep 2011, 10:49 pm

aw ! No puede ser ! El amorcito hermoso de Jerry se fue ); &Rayita quiere dejar a Nick D: ! Omfg ! En serio que ya quiero el next cap. & gracias por subir este (:
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Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada] - Página 9 Empty Re: Buenas Vibraciones (Nick y tu) [Adaptación Terminada]

Mensaje por chelis Jue 08 Sep 2011, 11:50 am

aaaaaaaaaaaaaaaiiiiiiiiiiii

se llevo a jerry :(

y ahora ella se quiere alejar de nick :(

porfaaaaaa siguela
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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