unlucky {novela colectiva}

Todos entraban con rapidez hacia su respectivo salón de clases. Max corría con máxima rapidez por los pasillos con dirección a la sala de la junta escolar. Él nunca llegaba tarde, entonces ¿porqué lo haría ahora? Max forma parte de la junta escolar como vocero, todos los días tiene noticias nuevas que la sociedad de Lancock Black desea escuchar. De un momento a otro corrió con mayor rapidez ya que la campana para entrar a clases ya se había escuchado, así que no hubo más remedio que empujar a todo el que se le cruzara por el frente para poder llegar "a la hora"

— ¡Cuidado! - gritó Carrie al sentir el choqué que tuvo contra el rubio cuando este estaba a punto de llegar al salón — ¡Mira por donde vas, Wayland!
— ¡Lo siento, cariño! - sé disculpo Maximus para poder entrar lo antes posible al salón. Ella bufó.

El salón estaba extrañamente silencioso, cosa extraña de ver a cualquier ojo siendo que suelen estar los chicos ahí hablando de como hacer que el director, que en paz descanse, haga "valer sus derechos" como dice Anabella. Tiró su bolso al piso y tomo el micrófono por el cual toda la escuela escucharía lo que él dice. Aclaró su voz y lo predio a los segundos después.

— ¡Que pasa! - saludó Max por el micrófono, esperando detener alguna clase, especialmente la de Historia, que era la clase que debía tomar cuando terminen los avisos- Bueno, ¡quiero decirles hoy es la final contra los leones del suroeste! esperemos que está vez ganemos - rió - mentira, siempre ganamos - aclaró su voz - También los mate-atletas pasaron a la semifinal del campeonato de Lancock y por ultimo, según lo que dice el inspector, el ultimo año de Lancock debe reunirse ahora mismo en el gimnasio del instituto a las 8:50 hrs. - miro el reloj que estaba junto a la pared - exactamente ahora. Bueno eso es todo por hoy y ¡Maldita sea, Es Viernes!

Apagó rápidamente él micrófono y tomó su bolso. Salió rápidamente para encontrarse con 30 chicos del ultimo año del instituto, estaban todos a las puertas de entrar a la universidad así que no se le hacían extrañas estas "juntas" entre el inspector y ellos.

— ¡¿Que haces?! - le sorprendió su mejor amigo, Cameron - Deberías estar en el gimnasio -
— A eso iba, idiota.
— ¡Santo Dios! el bebé Wayland no esta de humor - rió Cameron soltando una extraña carcajada que hasta a Max le causo humor-
— ¡Cállate de una vez! - rió.

Cameron dejo caer su largo brazo sobre el hombro de su mejor amigo, mientras seguían el camino hasta el gimnasio y también según ellos, nunca faltaba el tiempo para coquetear con alguna que otra chica.

El gimnasio estaba exactamente con las 30 sillas respectivas para cada alumno del ultimo año. Todos esperaban la típica entrada del inspector que se creía lo mejor de Lancock Black, cosa que no era, para toda la escuela él era la escoria de la ciudad. Entonces después de que cada uno tomara su respectivo asiento apareció él, siempre con un traje bien cuidado, y los zapatos brillantes y su extraño peinado.

— ¡Buenos Días! - saludó
— Buenos Días - dijeron todos en unisono con el mismo animo.
— Bueno chicos, como más de alguno sabe, Lancock Black está en la ruina. - dijo secamente - Y debemos comunicarles que todos los salones serán distribuidos a diferentes escuelas de la zona black - todos los alumnos se miraron entre ellos y comenzaron a murmurar - creo que ustedes fueron los privilegiados - dijo entre dientes. 
— ¡Puedes ir al punto, antiojitos! - gritó Louis desde su asiento.
— Señor Beckett, guarde silencio y enfoquece de una vez. - Louis Bufó y desvió su vista hacia quién sabe donde - Como les decía, ustedes fueron los privilegiados ya que gracias al director de la escuela Lancock White, fueron gustosamente recibidos por él a su escuela - un silencio incomodo permaneció en la sala.
— ¡Esto debe ser una broma! - rió Max, pero al ver que nadie reía comenzó su preocupación.
— No es una broma señor Wayland -todas las miradas se posaron en Anabella que permanecía nerviosa y furiosa en su asiento.
— Bella, eres la presidenta, ¿es verdad? - preguntó Brook, su hermana. -
— Sin mentirte, Brook. Acabo de enterarme - murmuró.
— Pero Anabella, ¿como puedes permitir esto? - preguntó Max
— Max, te juró que acabo de enterarme. Chicos esto es para todos, yo solo acabo de enterarme pero eso no significa que esté feliz por esto. Todos tenemos odio hacia los Easthies, no es algo que me emocione - Aclaró
Balthazar se paró de su asiento con rapidez y soltó solo dos palabras que fueron muy bien acogida por todos.
— Me niego - dijo.
—Yo también me opongo a esto, no pienso meterme entre ellos y que se me pegue su fingida felicidad - ayudó Ray.
— ¡Es que no me importa lo que piensen! - Comentó el inspector, el señor Philippe Cox - Las cosas serán así digan lo que digan. Ustedes no agradecen las oportunidades, acaso no recuerdan lo que dijo el señor Ian - todos guardaron silencio y la mayoría bajo la mirada- Solo abran sus horizontes. Disfruten su vida y no cierren su mente, tal vez, lo bueno está del otro lado.
— ¡Señor Cox! - Emma tenía una opinión -
— Ahora no, Decody - Dijo seco - Chicos, así termina todo. El lunes comienzan sus clases en Lancock White, y punto, vuelvan a sus clases - terminó el señor Cox, saliendo del gimnasio tratando de evitar a los chicos.

Todo un grupo de chicos se aparto del resto, contando a Max y se sentaron en el suelo del gimnasio, no importándoles las clases que tenían. 
El problema más grande de este cambio que tendrían sería lidear con sus más grandes enemigos, los chicos de la zona este, los easthies. El odio que existe entre los dos bandos se basa en el status social de cada uno, ya que muchos toman o tomaron en menos el gran esfuerzo de los westies.

— Puedo decirles algo chicos - llamo la atención de todos, Emma. - Yo sé porqué se va a destruir el Instituto - soltó con rapidez.
— Que esperas para decirlo, Emma - alentó Patch.
— El instituto formará parte de un lugar de juntas de los millonarios de Lancock White - dijo con desprecio.
— Malditos - murmuro Venecia 
— No puede ser que estos tipos se crean mejores que nosotros solo por tener dinero - acusó Ray.
— ¡Propongo Venganza! -  Propuso Carrie.
— ¡¿Como piensas vengarte?! - gritó exasperadamente, Anabella.
— Dependiendo de la situaciones en las que nos encontremos, siempre hay que hacer pagar a esos tipos, ya que no entienden la importancia de esta ciudad para nuestros padres - contestó.

Max aún seguía algo confundido y escuchaba atento a las propuestas de todos. Es que como estos tipos pueden llegar y decir o hacer esa barbaridad, a caso no entienden la importancia de esta cuidad para los demás. Pero es que estas personas solo piensan el los demás, y no tienen verdaderos sentimientos porque si en realidad los tuvieran, ellos en tenderían lo horrible que esta sufriendo esta cuidad ahora.
Pero una cosa esta clara. Estos chicos no pararán hasta que los Easthies entiendan el valor que tienen esta cuidad, este instituto para ellos.

— Creo que lo mejor que podemos hacer cuando lleguemos ahí será ignorarlos - murmuró Emma

— No, prefiero la venganza - le contradijo, Max