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Exchange Year! {Audiciones Abiertas
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Re: Exchange Year! {Audiciones Abiertas
Bu!! es la misma de siempre.. pero la espero ANNU EHEHEH MI ESPOSAAnnyStylesHoranJonas escribió:Te dejo fodomnana ahora estoy en clases me encanto la ideaaaaa
hollander.
Re: Exchange Year! {Audiciones Abiertas
Hhahahhaha wut?AnnyStylesHoranJonas escribió:Jajajjaja te voy a demandar yo por po krnos cumplo cuqndo digo algo jjajajajajajjjqjajajajajjajaJacesie escribió:Bu!! es la misma de siempre.. pero la espero ANNU EHEHEH MI ESPOSAAnnyStylesHoranJonas escribió:Te dejo fodomnana ahora estoy en clases me encanto la ideaaaaa
hollander.
Re: Exchange Year! {Audiciones Abiertas
Asdssadada. Audicionen que quiero resultados. :corre:
Invitado
Invitado
Re: Exchange Year! {Audiciones Abiertas
Tessa Foster
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Nombre Completo:
Tessa Marianne Foster
Edad:
18 años
Ciudad o País De Origen:
Rio de Janeiro, Brasil.
FC:
Lily Collins
Solicitación De Intercambio:
Rio de Janeiro, Brasil. 09 de Octubre, 2013.
Estimados Directivos de Change Proyect, De mi mayor consideración:
Me dirijo a Uds. con el objetivo de presentarles mi solicitud para formar parte del proyecto que Uds. dirigen, “Change Project”.
Con el objetivo de aprovechar la oportunidad que Uds. proponen de interacción e intercambio de culturas, me gustaría ganar el viaje por diferentes razones:
Primero y principal, considero que es una buena oportunidad para conocer personas, intercambiar pensamientos, y diferentes estilos de vida. Soy buena en los idiomas, y creo que este proyecto me puede ayudar para perfeccionarme en este ámbito. Ademas, la posibilidad de poder comenzar con mi carrera es maravillosa, ampliando los conocimientos, e intercambiándolos. La Universidad de Lenguas y Literatura me ofrece un programa muy rico y tentador, que me va a servir para luego ejercer la perfecciona.
Considero ser una alumna promedio. Mis calificaciones son bastante buenas, y me destaco en varios ámbitos, entre ellos, Literatura, Deportes, e Ingles.
Pero sobretodo, el simple hecho de poder conocer gente nueva, experimentar, y comenzar esta aventura me emociona, y espero poder quedar y tener la posibilidad de aventurarme dentro del proyecto.
Sin mas, y agradeciendo desde ya su tiempo y consideración, me despido saludándolos con el respeto que Uds. merecen.
Tessa Marianne Foster.
Autoría:
- Me haces bien:
- Prologo
“Un esquizofrénico es una persona que ya tiene una tendencia natural para ausentarse de este mundo, hasta que un hecho-grave o superficial, dependiendo de cada caso hace que cree una realidad solo para el. El caso puede evolucionar hasta un punto en que el paciente te ausenta totalmente de la realidad, que llamamos catatota, o por el contrario puede ir mejorando y permitir que el paciente trabaje y desarrolle una vida prácticamente normal. Depende tan solo de un factor: el ambiente. ”- Verónica decide morir, Pablo Coelho.
“Veinticinco, veinticuatro, veintitrés, veintidós, veintiuno, veinte…”. La castaña contaba los minutos para marcharse de ese horrible lugar. Había pasado tres años de su vida concurriendo a esas monótonas sesiones con su psicólogo en aquella oficina gris que solo contaba con un gran ventanal, dos amplios sillones negros y una biblioteca repleta de libros, algo viejos y polvorientos.
Estaba aburrida. Nunca había logrado entender como el joven de no mas de veintiocho años podía llevar una vida tan organizada y meticulosamente planeada.
Se podía identificar que era un hombre estructurado de familia adinerada, seguramente casado, y con uno o dos hijos. Su psicólogo no era la persona mas divertida del mundo, al igual que sus sesiones no eran tan gratas como las de la Doctora Smith, su psiquiatra.
Pero la había ayudado, ese hombre que estaba sentado frente a ella, observándola, con una mano sobre su pierna, sujetando un anotador y una lapicera, y la otra alrededor de su barbilla, con su dedo índice cruzándole los labios, la había ayudado.
-Aun faltan un par de minutos Coraline… Entiendo que consideres que ya estas curada, es una patología muy común… Pero tu madre…-
-Mi madre cree que aun es conveniente que asista para afinar asperezas-lo interrumpió la castaña con voz suave y algo pausada- Se cual es su opinión, ella misma se encarga de dejarme bien en claro que mi locura ha afectado su vida hasta el punto de llegar a corromper su matrimonio, con mi padre…-continuo, fijando su vista en algún punto indeterminado en la pared.
-Ya hemos hablado acerca de eso Cora-dijo su psicólogo.- Creí que habíamos dejado en claro que lo que te paso debe quedar en el pasado… Ni tu ni nadie podrá remediarlo-
-Lo se.-susurro Coraline mordiéndose el labio inferior para seguir conectada con esa realidad que todo el mundo compartía, pero que para ella solo era un pasatiempo, luego de su sesión, probablemente volvería a su realidad, esa donde se sentía segura.-Pero mi madre se encarga de recordármelo todos los días, ¿Usted no puede hablar con ella?-pregunto.
-¿Y que quieres que le diga, Cora?-pregunto el psicólogo escribiendo rápidamente cada palabra que salía por la boca de la castaña junto con alguna que otra observación que luego lo ayudarían a analizar su progreso.
Si algo estaba seguro era que su comportamiento era influenciado, en gran parte, por su madre.
Susan, no era no persona mal. Simplemente no había podido perdonar a su hija por cosas que, como bien sabia, no había hecho intencionalmente. Pero la odio y el rencor que sintió en ese momento la cegó, desquitándose con Coraline.
-No lo se… Que ya me ha dado el alta-respondió Coraline haciendo una mueca que bien podía interpretarse como sonrisa, pero que no lo era del todo, aun se podía ver el dolor detrás de sus ojos.
-No puedo hacer eso… Eres tu la que debe decirle cuando parar.-dijo el, observando como la castaña ponía los ojos en blanco.
-¿A usted le parece fácil?-soltó Coraline sin prestarle atención a la pequeña sonrisa que surcaba los labios de su psicólogo.
-¿Fácil?-repitió el- Debemos primero analizar su significado. Es una palabra muy amplia que debe ser usada con respeto… Depende de quien lo mire sera mas o menos fácil, Cora... Por ejemplo, para algunos amar es fácil, pero hay quienes, pasan su vida buscando a quien amar, a su alma gemela o a un gran amigo con quien compartir momentos y nunca lo consiguen... Y eso, no es por falta de sentimientos o por que no sean seres humanos... Ese "algo" llamado destino lo quiso así... Y ellos no tienen otra opción mas que aceptarlo.... Por eso, fácil, no es la palabra que yo usaría Coraline.-explico el hombre parándose de su asiento para servirse un poco de café que lo esperaba, caliente, sobre una pequeña mesa a la orilla de la puerta de entrada.
-Entonces… ¿Qué palabra usaría?-pregunto la castaña, volviendo a repasar lo minutos que le faltaban para salir corriendo de ese lugar.
-Preparado… Yo me preguntaría si ya estoy preparado-le respondió dando un sorbo a su café.
-¿Estoy preparada para ponerle un limite a mi madre?-dijo ella pensando seriamente en las palabras que el hombro le había dicho- No, no estoy preparada… Aun no.
-¿Entonces?-
-¿Entonces, que?-
-Entonces por que sigues quejándote de tus secciones semanales conmigo, si aun no eres capaz de enfrentar a tu propia madre…-le respondió el, quitándole las palabras de la boca a la castaña, que ya sabia de antemano cual seria su respuesta.
En esos tres años había llegado a analizar al joven hombre mas que a cualquier otra persona. No lo conocía… ¡Por supuesto que no lo conocía!, pero ella podía ver a través de sus ojos azules cuando el estaba alegre o triste, e incluso cual seria el rumbo de su conversación.
-¿Cree usted que seré capaz de encontrar a mi alma gemela?-pregunto la castaña cambiando de tema. Esa pregunta le había quedado rondado en su mente luego que el mencionara la palabra "amor", además, Cora ya estaba cansada del mismo discurso. No quería hablar de su madre, ni de su pasado.
-¿Es fácil para ti el amor?-respondió el psicólogo, aun de pie frente a la puerta. Cora advirtió que esas serian las ultimas palabras que cruzarían por esa semana. El reloj ya había marcado las cuatro en punto y sus sesión acababa de terminar.
-Yo amo a alguien-soltó la castaña, esta vez formando una verdadera sonrisa.
-Afortunada seas Coraline, no hay nada mas saludable en esta vida que al amor…-
-¿Pero usted cree que alguien pueda llegar a amarme? Soy una esquizofrenia en pleno proceso de rehabilitación… Es casi imposible-hablo Cora, recordando las palabras que su madre le había dicho en mas de una ocasión sobre amar y ser amada.
-Cualquier ser en este mundo que posea sentimiento es libre de amar Coraline… Y ya te he dicho que no me trates de usted, me haces sentir viejo, y solo tengo seis años mas que vos…-dijo el joven, revisando su reloj pulsera para asegurarse que aun le quedaban un par de minutos para llegar a la importante reunión planificada por su prometida desde, hacia ya, un mes.
-Lo siento, Niall. No volverá a pasar, lo prometo-dijo la castaña, poniéndose de pie para despedirse de su psicólogo hasta la siguiente semana.
El joven, rubio y de grandes ojos azules del color del cielo luego de una tormenta, le abrió la puerta a su ultima paciente. Coraline, la joven que había llegado hasta su consultorio un frió día de invierno, inmersa en su propia realidad intentando salir adelante luego de su traumática experiencia.
"Ayuda", fue lo primero que escucho salir de sus labios, y automáticamente, Niall Horan entendió que ella lo necesitaba.
- Me haces bien:
- Capitulo 1
Deje mi alma presa en el pasado, mientras mi cuerpo vaga en este presente incierto en busca de un futuro mejor.
El frío viento de esa noche de verano entraba por la habitación de la pequeña Coraline interrumpiendo sus sueños.
Se sentía indefensa en ese gran cuarto de paredes rosas, cama con dosel, y millones de juguetes que su madre le compraba a diario para hacerla sentir mejor.
Pero lo que nadie entendía, era que la pequeña solo necesitaba el amor de su padre. Solo eso.
Como la noche anterior, la anterior a esa, y todas las noches desde hacia ya un año, su padres discutían en la planta baja, inconscientes de que su hija de apenas doce años los estaba escuchando, culpándose a si misma por ser la causante de todas sus discusiones.
“Eso es lo que dice mi padre”, se repitió una vez mas, cerrando sus ojos mientras se escurría una pequeña lagrima. “Es mi culpa, todo esto es mi culpa”. Presiono sus pequeñas manos sobre sus oídos tratando de callar a su propia mente, pero no tuvo suerte.
Ella tenia la culpa.
Coraline sintió como unos fuertes pasos subían las escaleras y se aproximaban hacia ella.
“Otra vez no”, sollozo la pequeña haciéndose un ovillo para protegerse de lo que iba a suceder.
La puerta blanca se abrió de par en par dejando ver a su progenitor. A su maldito y borracho progenitor.
-Déjala Norbert, te lo pido por favor… ¡Déjala!-grito su madre detrás de el mientras hacia fuerza para detener al hombre de casi cuarenta años.
-No te metas en esto, Susan-logro articular el hombre mirando a la niña que se hacia mas y mas pequeña sobre su cama.
-Norbert, ¡es tu hija!-insistió la mujer intentado detenerlo. El hombre giro sobre si mismo tomando entre sus manos el cuello de su esposa. En un rápido y ágil movimiento la mujer colisiono contra la pared del pasillo y callo al suelo casi inconsciente.
-Es mi hija…-susurro entrando a la habitación para luego cerrar la puerta, que tenia detrás de el, con llave. Coraline ahogo un grito ante la acción de su padre. No quería enfrentase a eso nuevamente.
-No papá, no…-dijo casi en un susurro llevando sus rodilla hasta su pecho aun mas. Por mas que quisiera, no podía huir. Ya lo había intentado una vez, y su suerte empeoro aun mas.
-Shhh-la callo el hombre aproximándose hasta su cama- Te prometo que todo va a estar bien.
La castaña despertó agitada en esa gran cama con dosel y con lagrimas en su rostro. Otra vez había soñado con su progenitor, con ese hombre que la había llevado a aislarse del mundo y hasta de su propia familia.
Casi sin pensarlo, se levanto de su cama y corrió hasta las latas de pintura que había sobre lo que antes supo ser un escritorio.
Su cuarto había cambiado, y mucho. Las paredes ya no eran rosas, grande manchas de colores las cubrían dejándole a Coraline un recordatorio de todos su ataques de nervios, pero sobre todo, de cada pesadilla donde Norbert se hacia presente.
El único mobiliario que había en la habitación era la cama, un pequeño ropero, y el escritorio… tapado por potes de pintura, pinceles y las demás cosa que ella utilizaba a diario para plasmar su arte.
Cora tomo un pincel entre sus manos y lo unto en la pintura negra, para luego llevarlo hacia la pared mas cercana y perderse en cada trazo que iba dando a medida que una nueva figura se formaba. Se sentía sucia, desesperada… adolorida, al igual que todas esas noche en la que se enfrentaba a su padre.
Las lagrimas no dejaban de caer por sus mejillas a medida que avanzaba dejando rastros de su horrible pesadilla. Su mano viajaba por la pared que utilizaba como lienzo y a medida que de pintaba sentía como su peso se alivianaba y volvía a ser la misma Coraline… o lo que quedaba de ella.
La castaña se sobre salto al sentir un ruido seco en la puerta. Dejo caer el pincel volviendo a la realidad. Su madre la estaba llamando.
-Coraline… Ya es tarde. Debes estar a las nueve en el negocio… ¡Te quedan quince minutos!-grito Susan desde el otro lado de la puerta. Rápidamente Cora se limpio las lagrimas que humedecían sus mejillas y comenzó a juntar sus cosas para prepararse para su trabajo.
Louis Tomlinson había sido muy generoso en dejarla trabajar en su tienda de música. Casi la mitad de la cuidad la había rechazado solo por conocer su historia, sin mencionar sus antecedentes en la Clínica Psiquiátrica de New Porland. Coraline estaría eternamente agradecida con el.
Giro sobre sus talones y camino hacia su pequeño armario donde guardaba las pocas prendas que se había comprado después de salir de ese horrible lugar donde solo usaba batas y camisones blancos.
Corrió los cuadros que obstruían el paso, deteniéndose a observarlos atentamente. Ninguno de ellos le gustaban. Aun no había alcanzado la perfección. Coraline sabia que aun le faltaba algo.
La simetría del rostro estaba perfecta al igual que el tono de piel. El cabello alborotado, pero a su vez refinado y profesional eran del color exacto, lo sabia. Pero los ojos… Aun no había conseguido encontrar ese color azul… Ese que solo se encuentra entre el limite de una tormenta y el arco iris. Esos ojos aun no eran nada parecidos a los de el.
-¡Apúrate Coraline!-volvió a gritar su madre, esta vez desde la planta baja.
-Enseguida bajo-se limito de decir ella dejando de lado los cuadros.
Se puso una remera blanca y una camisa a cuadros junto con un par de jeans negro y algo desgastados. Acomodo un poco su cabello y se cepillo los dientes para luego bajar corriendo las escaleras para buscar sus converse negras que su madre había puesto a lavar.
Una vez lista, salio al patio trasero en busca de su vieja bicicleta que se madre le había comprado para que pudiera trasladarse hacia su trabajo.
Amaba sentir el sol sobre su rostro o como el viento jugaba con su cabello. Eso la hacia sentir viva, y que todavía había una esperanza.
Llego en un abrir y cerrar de ojos hasta Tomlinson’s, el negocio de música donde trabajaba y donde estaba su único y mejor amigo. Encadeno la bicicleta a uno de los árboles que estaban afuera del local y saludo desde afuera a su amigo que comenzaba a levantar la persiana de la ventana.
Soltó un largo y pesado suspiro levantando la mirada hacia el enorme edificio que estaba en frente donde asistía semanalmente a sus sesiones con Niall, su psicólogo… y salvador. Sonrío al darse cuenta que solo le quedaban dos días para volverlo a ver. A pesar que se aburría demasiado en ese lugar, el simple hecho de que el estuviese ahí escuchándola, le hacia bien.
-¡No piensas entrar?-dijo Louis abriéndole la puerta.
-En un segundo-le contesto ella terminando de asegurar su bicicleta.
-Este será un gran día-exclamo su amigo mientra acomodaba un par de cajas que obstruían el paso. El local no era muy gran, pero Louis se había encargado que luciera lo suficientemente bien para atraer a los clientes.
-¿Por qué lo dices?-pregunto Coraline colocándose la ridícula gorra que Louis le hacia usar como uniforme.
-Por que estamos en temporada de verano. Todos los chicos están de vacaciones y no tendrán nada que hacer mas que venir a comprar un par de discos…-explico el chico sonriente.
-Oh-soltó Coraline sin darle mucha importancia a sus palabras. Louis podía ser su amigo, pero muchas veces era mas inmaduro que ella misma.-Yo que pensaba no esforzarme tanto-comento haciendo reír al castaño.
-Pues… No tendrás suerte hoy… ¡Mira, ya llego el primer cliente!-soltó irónico dándole un empujoncito para que se acercara a la chica rubia que acaba de entrar. Coraline soltó un bufido y de mala gana camino hacia ella.
-¿En que te puedo ayudar?-pregunto la chica haciendo el intento de su mejor sonrisa.
-Estaba buscando el nuevo disco de Coldplay… No es para, se lo quiero regalar a alguien muy importante para mi, así que estoy desesperada… De verdad necesito encontrarlo…-dijo la rubia rápidamente y con una voz un tanto chillona para Coraline.
-Claro… Podrás encontrarlo en la sección de 12. Creo que llego un pedido el otro día-dijo Coraline de la mejor manera posible. Esa chica le producía nauseas.
Observo como la rubia contorneo sus cadera hacia el lugar atenta a cada numero que tenían escritos los estantes llenos de discos, hasta que finalmente llego. Paso el dedo entre ellos buscando el indicado y cuando lo encontró soltó un pequeño grito de victoria. Camino de vuelta hacia Coraline que se encontraba detrás de un pequeño mostrador y le sonrío con gratitud.
-Lo encontré-dijo feliz.
-Que bueno.. ¿Vas a llegarlo?-pregunto la castaña.
-Por supuesto que si no sabes hace cuanto lo estoy buscando…-
-Son veinte dólares- la interrumpió Coraline tecleando un par de números en la caja registradora. La rubia saco de su fina billetera el dinero y se lo dio a Coraline. La castaña lo acepto y luego metió el CD en una bolsa roja con el logo del lugar, para luego dárselo a ella. Quería deshacerse de ella lo mas rápido posible. Hasta su perfume la empalagaba.
-Gracias y que tengas un buen día, Coraline- dijo ella agarrando el paquete.
¿Quién era esa mujer, y como la conocía?, se pregunto la castaña observando atentamente como se marchaba del negocio moviendo sus caderas al copas de sus tacones negros.
Lo único que sabia era que no le agradaba, para nada.
- Prologo. NC.:
- ✯By [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Prologo
El doctor Joseph Robertson, psicólogo reconocido, se encontraba devastado. Su hijo, su pequeño y único hijo.
¿Qué iban a pensar de el ahora? Si no había sido capaz de rescatar a sus propio hijo ¿Cómo iba a poder rescatar a sus pacientes?
Se dejo caer en el sillón de cuero negro de la biblioteca, que también utilizaba como escritorio, con un vaso de whisky, a medio tomar, descansando en su mano.
Había pasado dos años desde que su hijo había entrado en el vicio de las drogas, y el, como padre y profesional se había encargado de devolverlo a la vida.
Lo llevo a los mejores especialistas, a las mejores instituciones. Pago terapias carísimas, y hasta el mismo intervino, todo por salvarlo.
Pensó que lo había hecho, que lo había logrado. Hasta hace un mes atrás…
Su hijo nunca había abandonado esa vida, el seguía no solo consumiendo, sino también cometiendo delitos para conseguir un par de píldoras.
A sus veintiún años había sido condenado a ocho años de prisión, luego que la policía lo arrestara por comenzar una pelea callejera, que termino sacando al descubierto la verdadera identidad de Matthew Robertson, su hijo.
Joseph se encontraba tan ensimismado en su pensamiento que no se percato de la presencia de su esposa en la habitación.
Molly lo miraba con el ceño fruncido apoyada en el lumbral de la puerta. Su esposo había estado así desde que la sentencia de su hijo, y la mujer no lo lograba entender.
-Dijiste que lo volverías a tomar, Joseph…-le reprocho su esposa. El hombre, cansado de su actitud, dejo el vaso sobre la pequeña mesita ratona que tenia enfrente.
-¿Y que quieres que haga? ¿Quieres que haga como si nada hubiese pasado? ¿Quieres que actúe como vos?-pregunto Joseph con exasperación.
-Yo no actúo como si nada hubiese pasado… También es mi hijo-respondió la mujer.
-Pues… No parece-
-Es lo mejor, Joseph…-
-¿Lo mejor? ¡Ahí adentro lo van a tratar de la peor manera! ¿Cuándo va a abrir los ojos?-soltó el hombre levantándose de golpe. Molly mantenía la misma postura tranquila, mientra el dolor se reflejaba en su rostro.
-Es mejor que lo castiguen ahí adentro antes que lo terminen matando acá afuera… O peor aun, que se muera por una sobredosis-dijo Molly mirando seriamente a su esposo, que parecía desorientado.
-Molly…-
-Ser cocientes de todo lo que perdimos o podemos perder incrementa nuestra ganas de salir adelante, Joe.. Y vos mas que nadie debería saberlo…-se limito a decir.
-¿Que?-
-Que prefiero que este en la cárcel, antes que termine en un cajón muerto Joseph... Es la única manera que tenemos para que el se de cuenta de lo que estaba haciendo... ¿No funciona así en la psicología? Es como hacer terapia...-dijo la mujer. El doctor Robertson miro sorprendió a su esposa. Nunca, en sus veinte años de casados, ella se había metido con su profesión o había hecho algún comentario que se le relacionara.... y aunque le costase admitirlo, tenia razón.
Sus palabras eran tan sabias que sintió admiración por ella. El, el psicólogo reconocido, no había sido capaz de entenderlo hasta ahora... O quizás su dolor lo había impedido.
-Como una terapia-repitió, caminando hacia su esposa que lo miraba como si fuera un loco. El hombre la tomo pos la cintura y le planto un apasionado beso en los labios-Eres un genio, ¿Lo sabias?-soltó, liberándola de sus brazos para luego caminar hasta su escritorio y sentarse tras el mismo en su silla de cuero.
-¿Acaso te volviste loco Joseph?-pregunto Molly sorprendida. Su esposo levanto la mirada y negó con la cabeza para luego volver a su tarea. Había comenzado a escribir teorías que podrían servirle como argumentos cuando lo presentara ante el Ministerio.-La comida estará en una hora-se limito a decir su esposa, aun sin entender que le pasaba. Salio de la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos.
-Como una terapia-volvió a repetir.
Su objetivo en cada una de sus terapias era justamente esa: Hacerles ver a sus pacientes cual era su error, o hacia donde debían dirigirse. Eso debía hacer ahora.
No ganaría nada quedándose de brazos cruzados durante ocho largos años, tampoco podrida revertir el hecho de que su hijo se encontrara preso. Quizás podría hacer otra cosa... Ayudar.
Si era capaz de salvar a los adolescentes descarrilados que estaban tirando sus vidas a la basura, seria capaz de perdonarse a si mismo por no haber podido salvar a su propio hijo. Les demostraría que la vida no era como ellos creían.
La droga, el alcohol, y la violencia no eran el camino. Y la única forma era haciéndolos caer. Porque después de todo, uno nunca sabe lo que tiene, hasta que lo pierde.
-Buenas noches Peter, tengo algo importante que decirte...-dijo Joseph luego de haber marcado el numero de su amigo y colega. La terapia de shock seria su próximo experimento.
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