Come Back When You Can || Muro Interactivo.

Personalidad

Mackenzie es una de aquellas jóvenes a las que se hace realmente imposible dilucidar en tan solo unas cuantas palabras. Entre sus dotes y características más destacables, se encuentra —aunque no lo parezca realmente—, su gran capacidad mental; con un pensamiento altamente codificado, y raramente analítico.
Como se muestra claramente, es una prueba explicita de que: «Cara de ángel; corazón de demonio». Tiene una capacidad increíble para alejar a aquellas pocas —pero benévolas— personas que buscan arraigadamente entrar en algún espacio de su vida, pero Mackenzie se encarga personal y natamente, de cubrir firmemente todas aquellas grietas o filtraciones que la pueda llegar a acercar a tales seres. Sin embrago, no es una jovencita particularmente solitaria; en reducidos términos, acostumbra mantener distancia de aquellas personas que considera como una especie de amenaza, sin importar en que aspecto que lo prevenga.
Para cualquiera que la mire, aunque sea solamente por unos pocos segundos, se le hace claro, que la pequeña de cabellos rubios tiene un propósito claro: alcanzar la perfección, o acercarse a ella lo más posible. Por esto mismo, es realmente meticulosa al realizar todo tipo de acciones; aunque claramente, estas no las utiliza muy a menudo cuando al buen trato de los demás se refiere.
Como es de suponer, también se encarga arduamente en mostrar lo que ella misma quiere que las demás personas perciban de ella; sin embrago, se le podría comparar fácilmente con  un pequeño colibrí, que al detener su constante aleteo por tan solo un milisegundo, se debilita al instante, derrumbando con ello toda esa coraza de aparente apatía y desagrado; convirtiéndola sencillamente en una zagala mucho más vulnerable e inerme.
Cabe aceptar los errores que por índole del ser humano conservamos con fervor; pero sin lugar a dudas, Mackenzie, se encarga apuradamente de destacarlos con una fogosidad implacable. Si se evalúa aquella característica minuciosamente desde un punto de vista externo; fácilmente podemos encontrar un motivo realmente razonable para tal comportamiento, el simple desasosiego a que los demás descubran los suyos propios.
Sus pequeños, pero altamente destacables rasgos con toques de egolatría… y en algunos casos aumentando hasta el narcisismo, son notables con unas cuantas miradas de por medio; particularmente, sus ojos demuestran la mayor parte de esto, siendo el único desacierto de su tan impecable e intraspasable apariencia.
De lo que nadie sabe, es que es una jovencita altamente inteligente y dotada de una sabiduría absorbida de las decenas de libros que acostumbra leer periódicamente, por lo que para los pocos que realmente logran conocerla casi en su totalidad, han logrado entablar conversaciones con fundamentos precisos y determinados.

Historia

El esperado nacimiento de Mackenzie tuvo lugar en uno de los hospitales de la ciudad de Brisbane, Australia. Quizás también las condiciones de aquel día gritaban lo que se venía con ello, peculiarmente, la menor de los Schwartz llegaría a ser un verdadero problema para muchos de los que en el transcurso de su vida se toparía. Es considerada como la oveja negra de la familia, rechazada en igual manera, a lo que después de mucho análisis personal, concluyo que aquello no tenía ninguna razón aparente. Su hermano, Edward, es el ser que más adentro ha podido estar del corazón de la pequeña rubia; la diferencia que los mantenía era amplia —nueve años exactamente—, sí, para suerte o perdición de ambos, el cumpleaños de los dos Schwartz se celebraba simultáneamente: el tres de Mayo, exceptuando claramente las horas de diferencia que se tenía.
Para la desgracia de Mackenzie, la suerte de mantener a su relativo a su lado no duro mucho, más aun sabiendo la poca gracia que su condición ya le causaba al destino, o cualquier otro medio o ser divino que la controlara, el día de su muerte fue una total coincidencia, muriendo al cabo de estar tres meses postrado en una de las comunes camillas de un pequeño hospital al norte de la ciudad gracias a una anomalía cardiaca, el tres de Mayo.
Para los ojos de cualquiera, aquel hecho tan aciago fue una de las causas de su mal carácter o la necesidad constante de atención que su actitud demandaba. Los meses pasaron, y con ello, su personalidad maduro con ellos, convirtiendo en lo que ahora es por el momento.
La actitud que la pequeña Australiana mantenía con sus compañeros de clases, o al menos con la gran mayoría, era un factor de preocupación para sus progenitores y los empleados de la institución, generando gran atención a la muchacha y una que otra cita con el psicólogo escolar; hasta llegar al punto tal, que a petición de varias personas, le dictaron un periodo de observación: setenta días exactamente.
En un comienzo, todo parecía estar más apacible, incluso, su actitud con los compañeros de su clase había mejorado considerablemente, iluminando gratamente los ojos de sus relativos y los directivos de la institución. Lamentablemente, el cambio no fue perpetuo, los gratos tratos y actitudes de la rubia cesaron repentinamente, negándose fervorosamente a asistir a una de las actividades realizadas para recolectar dinero a una de tantas fundaciones en favor a la rehabilitación de jóvenes con problemas de drogadicción, alcoholismo y sus derivados.
Como última opción, sus progenitores se vieron frustrados por la constante atención que su ahora única hija implicaba. Buscaron durante cierto tiempo, cada lugar, persona y cada recurso que pudiera existir en Brisbane, dando como siempre el mismo resultado: nada.
Tras la desesperación de sus padres, y la fracasada búsqueda de soluciones, Elizabeth, su abuela; propuso un método que prometía resultados positivos, enviando a la pequeña Australiana a un centro de orientación, acciones dadas gracias a uno de aquellos folletos que la anciana se encontró en una de sus caminatas matutinas. La procedencia de la información hizo dudar a Mackenzie, incluso sus progenitores también lo hicieron un poco, pero después de unos cuantos tratos de por medio, por fin accedió a tomar aquel vuelo, que sin duda cambiaría el rumbo de toda su vida.

Físico.

Es una joven, que basta tan solo unos cuantos segundos para quedar totalmente embriagado con la belleza que logra deslumbrar, es verdaderamente primorosa; lo cual le ayuda a acaparar gran parte de la atención del lugar en donde se encuentra. Su característica más destacable, y tal vez de la que más atrayente también, son sus ojos: dos perlas perfectamente alineadas, pintadas pulcramente con finas pinceladas que logran rellenar en su totalidad de un escaso y potente tono de azul, predominando mayormente con pequeños destellos de azul rey; contrarrestando lo que a primera vista aparenta, éstos son la muestra pura de lo engañosa que puede llegar a resultar la vida, deslumbrando un aire de egolatría… llegando casi a denotar un poco de narcisismo. A criterio propio, destaca firmemente su espléndida cabellera dorada como  su mejor atributo, ésta cae suavemente dos manos más debajo de sus hombros, reposando sobre su espalda en la mitad de sus omóplatos, resaltando gratamente  los sutiles rizos de los que este mismo está constituido. Afortunadamente, cuenta con un cuerpo firme, deslumbrando a cualquiera con ello; a pesar de ello, siempre ha tenido cierta predilección por las prendas referentes a la temporada de invierno.