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Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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||"Invisible" ||Justin Bieber||
Página 14 de 21. • Comparte
Página 14 de 21. • 1 ... 8 ... 13, 14, 15 ... 17 ... 21
Re: ||"Invisible" ||Justin Bieber||
¡ASDFGHKLÑ! WDDDDFFFFFFFFFF????? OOMG Llore :'D MIRA BECCA ERES UNA GRAN PERRA¡ Punto , si atreviste a tocar a ____ VETE A LA ... Bueno ya ya ya u.u HEYY Holi c:¡ es que pues no tengo internet si y pues u.u es triste pero YA ESTOY AQUI¡¡Yeei e_e se que me extrañaste c: Okno olvidalo eh ¡ ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!! Estoy como llorando, pero a la vez estoy toda asdfghjklñ de la felicidad¡ SIGUELAA CONCHA ¡
Someone
Re: ||"Invisible" ||Justin Bieber||
Desde el otro día la leí & no deje comentario T_T Me siento una basura ahora T_T kxlskjkj pero fue tan perfecto LA AME LA AME LA AME kdgshkljhj OMFB!!! tu novela es la cosa mas perfecta que haya leído en toda mi***** vida khjlhjbskjs AHHHH! tienes que seguirla YAA MUJER!! te amito siguela :))
AztridBiebs
Re: ||"Invisible" ||Justin Bieber||
AVISO:
No subiré el próximo capítulo hasta el 27!
Eso es todo y que tengan una feliz navidad.
Leiluu Horan
Re: ||"Invisible" ||Justin Bieber||
Ou, ok =(
Feliz navidad y que te traigan al Shas!!!!!!!
TKMMM
Feliz navidad y que te traigan al Shas!!!!!!!
TKMMM
CamiSelenatika
Re: ||"Invisible" ||Justin Bieber||
Hoy es 27 *w* Ya subelo o te mato e_e' Ok no pero muero D: Ya subelo mujer :cc
AztridBiebs
Re: ||"Invisible" ||Justin Bieber||
“Invisible”
Capítulo XXIX: “Levántate, sonríele a la vida y sigue tu camino. No es tiempo para llorar, es tiempo de ir hacia adelante y ser feliz.”
Cuando nos separamos, las mejillas de ______ son todo rosa y rojo entremezclado, reprimo una risa para no echar todo a perder y le sonrío tiernamente. Ella baja la mirada a sus manos entrelazadas y sonríe también.
—Entonces… —digo sugestivamente— ¿Qué quieres hacer?
—No lo sé. —Se encoje de hombros—. Debería irme a casa.
—No.
La expresión se me escapa antes de que pueda retenerla en mi boca. Ella se ríe muy despacio y yo hago lo mismo con tal de no quedar como un estúpido.
—¿Tienes videojuegos?
Asiento rápidamente y me pongo de pie, le tiendo una mano que ella acepta con gusto y también se pone de pie. Nos encontrábamos en el suelo de mi habitación, hablando de cosas sin sentido, hasta que a un loco Justin se le ocurrió besarla, y así fueron las cosas.
—¿Sabes manejar un auto con controles?
Sus ojos parecen dos lucecitas de navidad y asiente.
—Soy algo mala, así que voy a permitirte que te rías de mí.
Largo una risotada mientras salgo de mi habitación. ______ me sigue y juntos bajamos las escaleras.
Ahora que la conozco un poco mejor, puedo decir que le gusta mucho hablar y contar cualquier cosa que se le cruce por la cabeza. Le gusta sonreír, sin embargo, le faltan ocasión para hacerlo, porque no puede sonreír con nadie más que conmigo. Sé que ama a su hermano menor, que tiene miedo de perder a su mamá como ha perdido a su papá. Sé que le gustan las fiestas, pero no va a ninguna, sé que ama leer, que ha escrito una que otra novela pero nunca nadie las ha leído. Sé que es muy insegura, que no hace promesas. Sé mucho más de lo que esperaba saber justo cuando la conocí. Y me siento feliz de que ella pueda confiar en mí, por lo menos un poco, ella lo hace.
—Con la cruz aceleras, con el circulo frenas —le paso un control—. Serás el jugador dos, yo seré el uno.
Asiente muy concentrada en la pantalla del televisor. Prendo la play station y el televisor, subo el volumen igual que cuando juego con Chaz y Ryan, tomo mi control y me siento a su lado en el sillón.
—Yo quiero ser un auto negro.
—Pues selo. —Me río.
______ escoge un auto negro con demasiada velocidad, le cambia las cubiertas y lo deja listo para correr. Yo elijo uno gris y lo lleno de cosas que ella pregunta que son. Se pone de pie apenas comienza la carrera y me hace reír cuando mueve el control para que el auto doble o se mueva en la carretera.
—¡Deja de reírte de mi! —Grita riendo.
También me pongo de pie, entre risas y acelero el auto para pasarla. Ella también acelera y me choca la parte trasera.
—Oye.
Cierra los ojos cuando su auto se estampa contra las gradas y luego larga una risotada mientras intenta sacarlo de allí y volver a la carrera, pero lo único que consigue es comenzar a conducir en contramano.
—No, no, Justin, espérame —grita.
Me río y detengo el auto para esperarla. La observo unos segundos mientras intenta dar la vuelta, se concentra demasiado y arruga la frente dándose un aspecto hermoso a su cara de niña.
—Te pasé.
¡Carajo! ¿Cuánto tiempo habré estado viéndola?
Acelero el auto a todo lo que da y en un segundo estoy cerca de ella, pero las tres vueltas han acabado y la meta esta bajo las ruedas de mi chica invisible.
—Si, lo sé soy una genio.
Tiro el control sobre el sillón mientras mi compañera de clase salta como una nena cantando victoria y refregándome en la cara que ha ganado la carrera.
—Eres malo en esto, Juss.
¿Juss?
—Si, soy malo porque te esperé mientras dabas la vuelta.
Se ríe muy divertida. Me siento en el sillón y alzo las manos al cielo.
—Dios, ¿qué le ocurre a este fenómeno?
—¡Oye! —Se ríe.
_____ se deja caer a mi lado en el sillón y apoya su cabeza en mi hombro. Bajo las manos y le rodeo los hombros con el brazo derecho, se acurra en mi pecho y sé que ha cerrado los ojos.
—Gracias, Justin.
Frunzo el ceño con notorio desconcierto.
—¿Por qué?
—Por todo.
La aprieto más contra mí y sonrío. Puedo decir que me siento orgulloso de mí mismo. Siempre me gustó ayudar, pero con ella es total y completamente diferente, no es solo que me gusta ayudarla, es que siento la necesidad de hacerlo como si Dios me mandara para eso. Aparte, la quiero y a esta altura de la jugada no puedo negarlo, ella significa mucho para mí.
—No tienes porqué, ______.
—Si que tengo. Me haces feliz, dentro de todo.
—Tú a mí. —Una sonrisa enternecida aparece en mi rostro.
Nos quedamos en silencio. Es un silencio cómodo, para nada molesto y lo agradezco porque tampoco tengo mucho que decir. _____ se remueve y alza la cabeza para verme a los ojos. Le regalo una sonrisa y afortunadamente, me devuelve una hermosa sonrisa tierna y llena de esperanza. Sus ojos son dos bolitas mieles con felicidad incrustada, nunca los había visto así.
—Te quiero.
Una sorpresa a la vez, _______. Y al fin me ha dicho que me quiere, como yo lo hago.
—Ya te he dicho que yo también te quiero. —Beso su frente.
—Eres mi mejor amigo, Justin —suelta dejándome anonadado—. Bueno, ten en cuenta que no tengo otros.
Hace un intento por encogerse de hombros. Le sonrío.
—Tú eres la mía.
—¿Y Shay?
—A Shay que la parta un rayo.
Se ríe llenándome de felicidad. Definitivamente me siento bien cuando estoy con ella y medianamente he cumplido mi misión. La estoy haciendo feliz, dentro de lo posible.
Bien hecho, Justin. Eres un salvavidas.
Capítulo XXIX: “Levántate, sonríele a la vida y sigue tu camino. No es tiempo para llorar, es tiempo de ir hacia adelante y ser feliz.”
Cuando nos separamos, las mejillas de ______ son todo rosa y rojo entremezclado, reprimo una risa para no echar todo a perder y le sonrío tiernamente. Ella baja la mirada a sus manos entrelazadas y sonríe también.
—Entonces… —digo sugestivamente— ¿Qué quieres hacer?
—No lo sé. —Se encoje de hombros—. Debería irme a casa.
—No.
La expresión se me escapa antes de que pueda retenerla en mi boca. Ella se ríe muy despacio y yo hago lo mismo con tal de no quedar como un estúpido.
—¿Tienes videojuegos?
Asiento rápidamente y me pongo de pie, le tiendo una mano que ella acepta con gusto y también se pone de pie. Nos encontrábamos en el suelo de mi habitación, hablando de cosas sin sentido, hasta que a un loco Justin se le ocurrió besarla, y así fueron las cosas.
—¿Sabes manejar un auto con controles?
Sus ojos parecen dos lucecitas de navidad y asiente.
—Soy algo mala, así que voy a permitirte que te rías de mí.
Largo una risotada mientras salgo de mi habitación. ______ me sigue y juntos bajamos las escaleras.
Ahora que la conozco un poco mejor, puedo decir que le gusta mucho hablar y contar cualquier cosa que se le cruce por la cabeza. Le gusta sonreír, sin embargo, le faltan ocasión para hacerlo, porque no puede sonreír con nadie más que conmigo. Sé que ama a su hermano menor, que tiene miedo de perder a su mamá como ha perdido a su papá. Sé que le gustan las fiestas, pero no va a ninguna, sé que ama leer, que ha escrito una que otra novela pero nunca nadie las ha leído. Sé que es muy insegura, que no hace promesas. Sé mucho más de lo que esperaba saber justo cuando la conocí. Y me siento feliz de que ella pueda confiar en mí, por lo menos un poco, ella lo hace.
—Con la cruz aceleras, con el circulo frenas —le paso un control—. Serás el jugador dos, yo seré el uno.
Asiente muy concentrada en la pantalla del televisor. Prendo la play station y el televisor, subo el volumen igual que cuando juego con Chaz y Ryan, tomo mi control y me siento a su lado en el sillón.
—Yo quiero ser un auto negro.
—Pues selo. —Me río.
______ escoge un auto negro con demasiada velocidad, le cambia las cubiertas y lo deja listo para correr. Yo elijo uno gris y lo lleno de cosas que ella pregunta que son. Se pone de pie apenas comienza la carrera y me hace reír cuando mueve el control para que el auto doble o se mueva en la carretera.
—¡Deja de reírte de mi! —Grita riendo.
También me pongo de pie, entre risas y acelero el auto para pasarla. Ella también acelera y me choca la parte trasera.
—Oye.
Cierra los ojos cuando su auto se estampa contra las gradas y luego larga una risotada mientras intenta sacarlo de allí y volver a la carrera, pero lo único que consigue es comenzar a conducir en contramano.
—No, no, Justin, espérame —grita.
Me río y detengo el auto para esperarla. La observo unos segundos mientras intenta dar la vuelta, se concentra demasiado y arruga la frente dándose un aspecto hermoso a su cara de niña.
—Te pasé.
¡Carajo! ¿Cuánto tiempo habré estado viéndola?
Acelero el auto a todo lo que da y en un segundo estoy cerca de ella, pero las tres vueltas han acabado y la meta esta bajo las ruedas de mi chica invisible.
—Si, lo sé soy una genio.
Tiro el control sobre el sillón mientras mi compañera de clase salta como una nena cantando victoria y refregándome en la cara que ha ganado la carrera.
—Eres malo en esto, Juss.
¿Juss?
—Si, soy malo porque te esperé mientras dabas la vuelta.
Se ríe muy divertida. Me siento en el sillón y alzo las manos al cielo.
—Dios, ¿qué le ocurre a este fenómeno?
—¡Oye! —Se ríe.
_____ se deja caer a mi lado en el sillón y apoya su cabeza en mi hombro. Bajo las manos y le rodeo los hombros con el brazo derecho, se acurra en mi pecho y sé que ha cerrado los ojos.
—Gracias, Justin.
Frunzo el ceño con notorio desconcierto.
—¿Por qué?
—Por todo.
La aprieto más contra mí y sonrío. Puedo decir que me siento orgulloso de mí mismo. Siempre me gustó ayudar, pero con ella es total y completamente diferente, no es solo que me gusta ayudarla, es que siento la necesidad de hacerlo como si Dios me mandara para eso. Aparte, la quiero y a esta altura de la jugada no puedo negarlo, ella significa mucho para mí.
—No tienes porqué, ______.
—Si que tengo. Me haces feliz, dentro de todo.
—Tú a mí. —Una sonrisa enternecida aparece en mi rostro.
Nos quedamos en silencio. Es un silencio cómodo, para nada molesto y lo agradezco porque tampoco tengo mucho que decir. _____ se remueve y alza la cabeza para verme a los ojos. Le regalo una sonrisa y afortunadamente, me devuelve una hermosa sonrisa tierna y llena de esperanza. Sus ojos son dos bolitas mieles con felicidad incrustada, nunca los había visto así.
—Te quiero.
Una sorpresa a la vez, _______. Y al fin me ha dicho que me quiere, como yo lo hago.
—Ya te he dicho que yo también te quiero. —Beso su frente.
—Eres mi mejor amigo, Justin —suelta dejándome anonadado—. Bueno, ten en cuenta que no tengo otros.
Hace un intento por encogerse de hombros. Le sonrío.
—Tú eres la mía.
—¿Y Shay?
—A Shay que la parta un rayo.
Se ríe llenándome de felicidad. Definitivamente me siento bien cuando estoy con ella y medianamente he cumplido mi misión. La estoy haciendo feliz, dentro de lo posible.
Bien hecho, Justin. Eres un salvavidas.
Leiluu Horan
Re: ||"Invisible" ||Justin Bieber||
Aaaaaaaaaaaaaaaw Que amor!!!!!!!!!
Quiero que Jus sea mi salvavidas ♥.♥
Seguila plz!!!!!!!!! Cada vez se pone mas genial!!!!
Te loveo
♥Cami♥
Quiero que Jus sea mi salvavidas ♥.♥
Seguila plz!!!!!!!!! Cada vez se pone mas genial!!!!
Te loveo
♥Cami♥
CamiSelenatika
Re: ||"Invisible" ||Justin Bieber||
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaa
porfavor asfasfjkafhkajshfkashf
siguelaaaaaa :) :p
porfavor asfasfjkafhkajshfkashf
siguelaaaaaa :) :p
Vanessa Castañeda
Re: ||"Invisible" ||Justin Bieber||
lkjdshwqhgu Ya siguela chica D: QUIERES MATARME??? KJDSKHS SIGUELA YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
AztridBiebs
Re: ||"Invisible" ||Justin Bieber||
¡ Aaaawwwwww! Muero de ternura¡ Justin eres un Angel caido de cielo... okno eh ¡ Tan tierna ______ como que " eres mi mejor amigo" aaww¡¡¡¡ Me derrito ¡ son tan lindos juntos¡ u.u y AAagg no se.Me dara algo si pasa algo malo carajo¡ Esta hermosa la novela.Cada vez que la sigues me da como ese "noseque" en el estomago y Asdfghjklñ ¿ me explico? Jjjaaj creo que no pero pues...ña ¡ QUE ME PARTA UN RAYO! Pium pium ¡ xD okay no.No merezco morir ahora... aunque Dios mio. Me arrepiento tanto de haberme hecho eso papapa... me da asta cosita recordarlo u.u Siguela
Someone
Re: ||"Invisible" ||Justin Bieber||
“Invisible”
Capítulo XXX: “Quizá solo tengamos una oportunidad en la vida, peor para ti si no sabes aprovecharla.”
—¿Qué te gustaría comer? —Pregunto tomando el teléfono.
_____ niega repetidas veces con la cabeza y baja la mirada. Me pregunto por un momento que es lo que está pasando por su mente, pero no quiero meterme demasiado en su vida, tengo que dejarla que confíe en mí, no acosarla todo el tiempo.
—¿Pizza? ¿O quieres que pidamos otra cosa?
Vuelve a negar con la cabeza, pero esta vez alza la mirada y se topa con mis ojos miel a su espera. Alzo la barbilla indicándole que hable. Ella solo vuelve a negar con la cabeza y se apoya contra el respaldo del sillón.
—No tengo hambre.
Ladeo la cabeza y le hago burla en un susurro.
—Sabes que voy a obligarte a comer, así que es mejor que elijas tú la comida.
En sus labios se asoma una pequeña sonrisa. Le sonrío también y muevo el pie con impaciencia.
—¿Pizza?
Asiente levemente.
La pizza tarda cuarenta y cinco minutos en llegar a casa. Justo cuando la moto del hombre cubierto de negro aparca en la entrada, mi mamá va bajando del auto. ______ se choca contra mi espalda cuando me detengo en la puerta abierta, se ríe y luego asoma la cabeza por sobre mi hombro. También me río y echo el brazo hacia atrás para moverla, su risa sigue haciéndose presente en la puerta.
—Estás loca.
—Ten cuidado, la locura se contagia.
Me río y saludo al hombre que me entrega la pizza. Intercambiamos, yo le doy el dinero y él me da la pizza humeante. ______ se agarra de mi hombro para observar al hombre, que le devuelve una mirada divertida.
Ella es unos cuantos centímetros más baja que yo y cuando viste con esas zapatillas planas, se ve aún más pequeña, por lo tanto, me llega al hombro y tiene que ponerse en puntillas de pie para poder ver fuera.
—Gracias.
—A ustedes, chicos.
El hombre se da media vuelta y asiente en modo de saludo cuando ve a mi mamá acercarse. Siento las zapatillas de ______ chocando contra el suelo mientras intenta observar por encima de mí. Me río y volteo. Alza la barbilla y achica sus ojos.
—Malo. Quería ver si era atractivo.
Largo una risotada mientras la empujo dentro para que mi mamá pueda entrar a la casa.
—Yo soy más lindo. —Le guiño un ojo.
Se muerde el labio inferior y aparta la vista a mi mamá que cierra la puerta y se da la vuelta para sonreírle a ______. Me muevo dentro de la cocina y busco tres pequeños platos para almorzar, solo espero que mamá no se de cuenta de que no hemos ido al colegio, solo eso. No suelo estar en casa cuando ella llega.
—¿Cómo has estado?
Cuando vuelvo, mi mamá y _____ están sentadas a la mesa hablando. Ella le dedica una sonrisa simple y tierna que la hace parecer más una nena que una mujer y mi mamá le devuelve una sonrisa de admiración mientras la escucha con paciencia.
—Valía esperarme.
—Si no hemos comenzado a comer, no seas enojón —dice mi mamá. Me golpea el brazo y se ríe.
_____ suelta una pequeña risita y a continuación se muerde el labio.
Pongo la caja con la pizza sobre la mesa y reparto los tres platitos. Me doy media vuelta para salir del comedor e ir en busca de los vasos y las servilletas.
—¿Te ayudo? —_____ entra en la cocina.
—Pensé que estabas enfrascada en una conversación interesante con mi mamá.
Se ríe levemente.
—Fue a lavarse las manos.
—Ah —asiento con la cabeza—, entonces soy tu segunda opción.
Se encoge de hombros y me quita las servilletas de la mano. Me río cuando voy en busca de los vasos, ella se da media vuelta y se dispone a salir de la cocina y volver al comedor, cuando la escucho hablar.
—Siempre eres la primera opción, bobo.
Sonrío estúpidamente y abro la alacena de la cocina en busca de los vasos. Su primera opción… Y soy un bobo. Vuelvo al comedor y coloco cada vaso frente al plato de cada uno, _____ acaba de sentarse y se observa las uñas. Mi mamá llega a la mesa hablando sobre algo de su trabajo, yo le sonrío y me siento al lado de ______, en la punta de la mesa. Con mi mamá de un lado y mi chica invisible del otro.
La comida transcurre tranquila y parloteada. Mi mamá no para de hablarle a _____ y sospecho que ya está mareándola, pero como ella le responde, no me opongo a que hablen. Pareciera que sobro aquí en la mesa, pero debo admitir que me gusta ver a ______ sonriendo y hablando con otra persona que no sea yo. Me hace feliz ver que puede hablar con mi mamá y relacionarse con gente fuera de lo común.
Sus ojos son como dos bolitas brillantes, no sé porqué, pero sospecho que mi mamá le cae mejor que yo. Y hasta me dan celos. Su sonrisa es verdadera, ya he aprendido cuando sonríe en serio y cuando finge una sonrisa. Y debo admitir que su sonrisa verdadera es mucho más brillante, tierna y perfecta que esa sonrisa forzada y cargada de tristeza.
Mamá está cansada y decide irse a dormir un rato antes de tener que asistir a su cita con el psicólogo Hilton. Por eso _____ y yo nos ofrecemos a limpiar la losa y ordenar un poco la cocina.
—El hijo perfecto —murmura _____ entrando a la cocina.
Lleva los tres platitos apilados y las servilletas hechas un bollo sobre estos. Se ríe de mí y le devuelvo una risa divertida. Me deja los platos a mí lado para que los lave mientras ella termina de levantar la mesa. Mi mano empapada, “sin querer”, junta sus dedos y los suelta escupiendo gotitas de agua a la cara de _______.
—Maldito bastardo.
—Si, también te quiero.
Se coloca detrás de mí y me alza la remera para secarse la cara con ella. Intento echar una pierna hacia atrás para alejarla, pero ella coloca sus manos heladas sobre mi piel y se ríe divertida.
—Estás helada, maldita.
Me doy media vuelta sin importar que tenga la esponja en la mano y ella se aleja de mí mientras la voy salpicando con espuma y agua tibia.
—Ven aquí, no es justo.
Corre detrás de la barra dejando una melodía de risas detrás de ella. Me saca la lengua y sigue riendo. Cruzo los brazos sobre mi pecho y alzo una ceja, luego chasqueo la lengua y niego la cabeza con notoria desaprobación.
—Pareces una ama de casa persiguiendo a sus hijos —se burla.
—¡Te pasaste! —Intento sonar furioso, pero la risa me juega en contra.
Le lanzo la esponja espumosa y esta choca contra su frente. Su boca forma una perfecta O y mis labios se extienden en una sonrisa de victoria.
—Bieber, pides guerra, tienes guerra.
Y de un momento a otro, estamos correteando por toda la cocina, sala y comedor uno detrás del otro. _____ lleva la esponja de la venganza en la mano mientras va detrás de mí y yo, como un pobre indefenso, intento ponerle obstáculos en su camino para que no pueda atraparme.
Corro por la sala y al ver el ventanal del jardín abierto, salto el sillón para salir y refugiarme fuera de casa. Pero al parecer, mi vista me ha jugado una mala pasada y me doy de bruces contra el cristal, cayendo al suelo sentado.
Las risas de ______ inundan toda la habitación y hasta podría decirse que el barrio. Se pone en cuclillas a mi lado intentando controlar su risa, pero no le sale y encima me hace reír a mí, que la frente me arde como un tronco al fuego.
—Tienes rojo aquí —dice, y estampa la esponja de la venganza en mi frente.
Se ríe divertida y se pone de pie, pero llegar lejos le resulta algo complicado cuando le tomo el tobillo y la hago hacer equilibrio hasta que retrocede. Se tira sobre mis piernas extendidas e intenta controlar su risa nuevamente.
—¿Te duele la cabeza?
La silencio chistando y ella vuelve a estallar en risas.
—Pobre Justincito.
—No te burles de mí. —Ladeo la cabeza.
Me besa la mejilla y se queda a unos centímetros de mi piel. Cierro los ojos intentando contener el impulso por besarla, pero aunque mi frente esté llena de espuma y tenga un punto rojo en medio de la cabeza, se me hace una tarea imposible y termino por juntar nuestros labios en un beso.
Capítulo XXX: “Quizá solo tengamos una oportunidad en la vida, peor para ti si no sabes aprovecharla.”
—¿Qué te gustaría comer? —Pregunto tomando el teléfono.
_____ niega repetidas veces con la cabeza y baja la mirada. Me pregunto por un momento que es lo que está pasando por su mente, pero no quiero meterme demasiado en su vida, tengo que dejarla que confíe en mí, no acosarla todo el tiempo.
—¿Pizza? ¿O quieres que pidamos otra cosa?
Vuelve a negar con la cabeza, pero esta vez alza la mirada y se topa con mis ojos miel a su espera. Alzo la barbilla indicándole que hable. Ella solo vuelve a negar con la cabeza y se apoya contra el respaldo del sillón.
—No tengo hambre.
Ladeo la cabeza y le hago burla en un susurro.
—Sabes que voy a obligarte a comer, así que es mejor que elijas tú la comida.
En sus labios se asoma una pequeña sonrisa. Le sonrío también y muevo el pie con impaciencia.
—¿Pizza?
Asiente levemente.
La pizza tarda cuarenta y cinco minutos en llegar a casa. Justo cuando la moto del hombre cubierto de negro aparca en la entrada, mi mamá va bajando del auto. ______ se choca contra mi espalda cuando me detengo en la puerta abierta, se ríe y luego asoma la cabeza por sobre mi hombro. También me río y echo el brazo hacia atrás para moverla, su risa sigue haciéndose presente en la puerta.
—Estás loca.
—Ten cuidado, la locura se contagia.
Me río y saludo al hombre que me entrega la pizza. Intercambiamos, yo le doy el dinero y él me da la pizza humeante. ______ se agarra de mi hombro para observar al hombre, que le devuelve una mirada divertida.
Ella es unos cuantos centímetros más baja que yo y cuando viste con esas zapatillas planas, se ve aún más pequeña, por lo tanto, me llega al hombro y tiene que ponerse en puntillas de pie para poder ver fuera.
—Gracias.
—A ustedes, chicos.
El hombre se da media vuelta y asiente en modo de saludo cuando ve a mi mamá acercarse. Siento las zapatillas de ______ chocando contra el suelo mientras intenta observar por encima de mí. Me río y volteo. Alza la barbilla y achica sus ojos.
—Malo. Quería ver si era atractivo.
Largo una risotada mientras la empujo dentro para que mi mamá pueda entrar a la casa.
—Yo soy más lindo. —Le guiño un ojo.
Se muerde el labio inferior y aparta la vista a mi mamá que cierra la puerta y se da la vuelta para sonreírle a ______. Me muevo dentro de la cocina y busco tres pequeños platos para almorzar, solo espero que mamá no se de cuenta de que no hemos ido al colegio, solo eso. No suelo estar en casa cuando ella llega.
—¿Cómo has estado?
Cuando vuelvo, mi mamá y _____ están sentadas a la mesa hablando. Ella le dedica una sonrisa simple y tierna que la hace parecer más una nena que una mujer y mi mamá le devuelve una sonrisa de admiración mientras la escucha con paciencia.
—Valía esperarme.
—Si no hemos comenzado a comer, no seas enojón —dice mi mamá. Me golpea el brazo y se ríe.
_____ suelta una pequeña risita y a continuación se muerde el labio.
Pongo la caja con la pizza sobre la mesa y reparto los tres platitos. Me doy media vuelta para salir del comedor e ir en busca de los vasos y las servilletas.
—¿Te ayudo? —_____ entra en la cocina.
—Pensé que estabas enfrascada en una conversación interesante con mi mamá.
Se ríe levemente.
—Fue a lavarse las manos.
—Ah —asiento con la cabeza—, entonces soy tu segunda opción.
Se encoge de hombros y me quita las servilletas de la mano. Me río cuando voy en busca de los vasos, ella se da media vuelta y se dispone a salir de la cocina y volver al comedor, cuando la escucho hablar.
—Siempre eres la primera opción, bobo.
Sonrío estúpidamente y abro la alacena de la cocina en busca de los vasos. Su primera opción… Y soy un bobo. Vuelvo al comedor y coloco cada vaso frente al plato de cada uno, _____ acaba de sentarse y se observa las uñas. Mi mamá llega a la mesa hablando sobre algo de su trabajo, yo le sonrío y me siento al lado de ______, en la punta de la mesa. Con mi mamá de un lado y mi chica invisible del otro.
La comida transcurre tranquila y parloteada. Mi mamá no para de hablarle a _____ y sospecho que ya está mareándola, pero como ella le responde, no me opongo a que hablen. Pareciera que sobro aquí en la mesa, pero debo admitir que me gusta ver a ______ sonriendo y hablando con otra persona que no sea yo. Me hace feliz ver que puede hablar con mi mamá y relacionarse con gente fuera de lo común.
Sus ojos son como dos bolitas brillantes, no sé porqué, pero sospecho que mi mamá le cae mejor que yo. Y hasta me dan celos. Su sonrisa es verdadera, ya he aprendido cuando sonríe en serio y cuando finge una sonrisa. Y debo admitir que su sonrisa verdadera es mucho más brillante, tierna y perfecta que esa sonrisa forzada y cargada de tristeza.
Mamá está cansada y decide irse a dormir un rato antes de tener que asistir a su cita con el psicólogo Hilton. Por eso _____ y yo nos ofrecemos a limpiar la losa y ordenar un poco la cocina.
—El hijo perfecto —murmura _____ entrando a la cocina.
Lleva los tres platitos apilados y las servilletas hechas un bollo sobre estos. Se ríe de mí y le devuelvo una risa divertida. Me deja los platos a mí lado para que los lave mientras ella termina de levantar la mesa. Mi mano empapada, “sin querer”, junta sus dedos y los suelta escupiendo gotitas de agua a la cara de _______.
—Maldito bastardo.
—Si, también te quiero.
Se coloca detrás de mí y me alza la remera para secarse la cara con ella. Intento echar una pierna hacia atrás para alejarla, pero ella coloca sus manos heladas sobre mi piel y se ríe divertida.
—Estás helada, maldita.
Me doy media vuelta sin importar que tenga la esponja en la mano y ella se aleja de mí mientras la voy salpicando con espuma y agua tibia.
—Ven aquí, no es justo.
Corre detrás de la barra dejando una melodía de risas detrás de ella. Me saca la lengua y sigue riendo. Cruzo los brazos sobre mi pecho y alzo una ceja, luego chasqueo la lengua y niego la cabeza con notoria desaprobación.
—Pareces una ama de casa persiguiendo a sus hijos —se burla.
—¡Te pasaste! —Intento sonar furioso, pero la risa me juega en contra.
Le lanzo la esponja espumosa y esta choca contra su frente. Su boca forma una perfecta O y mis labios se extienden en una sonrisa de victoria.
—Bieber, pides guerra, tienes guerra.
Y de un momento a otro, estamos correteando por toda la cocina, sala y comedor uno detrás del otro. _____ lleva la esponja de la venganza en la mano mientras va detrás de mí y yo, como un pobre indefenso, intento ponerle obstáculos en su camino para que no pueda atraparme.
Corro por la sala y al ver el ventanal del jardín abierto, salto el sillón para salir y refugiarme fuera de casa. Pero al parecer, mi vista me ha jugado una mala pasada y me doy de bruces contra el cristal, cayendo al suelo sentado.
Las risas de ______ inundan toda la habitación y hasta podría decirse que el barrio. Se pone en cuclillas a mi lado intentando controlar su risa, pero no le sale y encima me hace reír a mí, que la frente me arde como un tronco al fuego.
—Tienes rojo aquí —dice, y estampa la esponja de la venganza en mi frente.
Se ríe divertida y se pone de pie, pero llegar lejos le resulta algo complicado cuando le tomo el tobillo y la hago hacer equilibrio hasta que retrocede. Se tira sobre mis piernas extendidas e intenta controlar su risa nuevamente.
—¿Te duele la cabeza?
La silencio chistando y ella vuelve a estallar en risas.
—Pobre Justincito.
—No te burles de mí. —Ladeo la cabeza.
Me besa la mejilla y se queda a unos centímetros de mi piel. Cierro los ojos intentando contener el impulso por besarla, pero aunque mi frente esté llena de espuma y tenga un punto rojo en medio de la cabeza, se me hace una tarea imposible y termino por juntar nuestros labios en un beso.
Leiluu Horan
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