Like a Host! | N.C

Realmente comenzaba a considerar que alguien en las alturas la debía odiar, o que quizá el karma se la estaba regresando por algún pecado que hubiese cometido en esa vida, ¿pero que pudo haber hecho para merecerse eso? ¿qué pecado estaba pagando que se cargaba tan mala suerte? No quiso ni saberlo, tal vez estaba pagando los pecados de muchas de sus vidas anteriores. Sin embargo qué clase de pecado le haría que al sol de hoy tuviese una deuda de más de 7 millones. Era más dinero de lo que hubiese podido imaginar, y un pensamiento rondó por su cabeza: “Malditos ricos…”

Suspiró pesadamente mientras recostaba su cabeza en la cama, tanto darle vueltas al asunto le había hecho terminar con un terrible dolor de cabeza. Observó con cuidado la enorme habitación que compartiría con su prima Ally y otras jovenes a partir de ese día. Tenía admitir que era una hermosa habitación más grande de lo que había sido su antigua habitación.

Debía admitir que las cosas no habían sido tal cual las había imaginado, tampoco es que esperase que su vida diera un giro de 180º grados y de la nada viviese un cuento de hadas, pero tampoco esperaba que de la nada lo que podría haber sido un gran paso en su vida para un futuro brillante se había convertido en una pesadilla. Se giró en la cama y hundió su cabeza en la almohada. Y después se levantó de un salto, ¡no! Era demasiado pronto para ser negativa, las cosas siempre podía mejorar, o quería creer ciegamente en ello, lo mejor era simple y sencillamente olvidar el tema y ser lo más positiva que se pudiese, no se había esforzado tanto como para dejar que todo se fuera por la borda.
Y con ello, decidió salir de su habitación y encontrar algo más en lo que entretenerse. Caminó a través del pasillo y junto cuando estaba a punto de doblar chocó con su prima.

—Auch, —dijo su prima mientras se tambaleaba un poco, y después la miró sonriente. —¡Que bueno que te encuentro! Estaba a punto de ir a buscarte, ¡ya está la cena!

Una enorme sonrisa se dibujó en su rostro al oír la palabra ‘comida’, esa era una de sus perdiciones, amaba la comida, y los postres. Tomó de la mano a  Ally y comenzó a jalarla hacia el comedor ganandose una carcajada de su prima, no cabia duda, la comida la ponía de buen humor.
Entraron al comedor de la residencia, las demás chicas ya estaban ahí. La comida ya estaba servida, se trataba de una gran variedad de platillos de comida italiana, lasagna, pizza, spaghetti, entre otros, colocados en el centro de la mesa, el simple hecho de observar tanta comida hizo que se le aguara la boca. Se acercó rapidamente y tomó asiento junto a su prima. Saludó a las demás y se dispusieron  a cenar. Sin embargo fueron interrumpidas, justo cuando se disponía a servirse las luces de la habitación se apagaron haciendo que todas pegaran un grito por la sorpresa.

—¿Quién apagó la luz?— preguntó Ally tratando de ver, siendo imposible, dado que la única luz que iluminaba el lugar había desaparecido.
Rapidamente en la habitación se comenzaron a escuchar diversos ‘Yo no fui’, dando por entendido que ninguna de las chicas presentes había tenido que ver con lo que había sucedido.
—¿Saben? Esto me está comenzando a dar miedo. —comentó Phebe.
—Lo mismo creo, yo digo que salgamos de aquí.— añadió Izzie, siendo secundada por las demás.

Eli se levantó rapidamente y tomó a su prima de la mano, y comenzó a caminar hacia la puerta, pero justo cuando estaba a punto de tomar la perilla de la puerta comenzó a escucharse unos extraños sonidos. Las chicas no tardaron en juntarse. Quedando todas juntas en una de las esquinas. Algunas incluso rezando, esperando que todo eso simplemente fuese una broma de mal gustos.

—¿Qué es eso que suena?— preguntó Eli.
Las demás guardaron silencio unos instantes para oír mejor, y se dieron cuenta de que se trataba del sonido de unos tambores.
—¿A quién se le ocurre tocar un tambor a esta hora?— añadió Daphne
—No sé, los ricos son demasiados raros. Quizá es alguna extraña costumbre que tienen— intentó responder Summer.

Varias chicas comenzaron a dar posibles teorías. Si Eli debía ser honesta, agradecía no estar sola en esos momentos, porque si hubiese estado sola probablemente se hubiese estado muriendo de miedo.  

—Yo creo que deberíamos ir a revisar, ¿alguna tiene una lampara, vela o  algo para alumbrar?—preguntó Lily.
—¡Yo!— respondió Destiny con alegría. Y sacó rapidamente una pequeña lampara que no tardó en encender.
—Espera, ¿la has traído todo este tiempo?— preguntó Alice algo confundida y sorprendida ante eso.  
—Si, ¿por qué?— preguntó sin entender a que se debía la pregunta.
—¡Porqué nos hubiese sido de mucha ayuda desde el inicio!— mencionó mirandola con seriedad.
—Ups. Se me había olvidado completamente, — añadió Destiny con una sonrisa nerviosa.
—Bueno, ya no importa. Yo digo que vayamos a ver que es lo que está sucediendo.—suspiró Clary ya cansada.
—Y-yo creo que es mejor que salgamos de aquí—dijo nerviosamente Ally.
—¡Si! Yo ya sé como termina este tipo de cosas, las películas de terror muestran que en situaciones como estas siempre terminan todos muertos. Así que creo que es mejor aquí corrió que aquí quedó. ¿No creen?—comentó Charlotte.
—¡La apoyo! Yo creo que el patio se ve acogedor para dormir, o hasta alguna de los salones está bien. A mi no me molesta, cualquier lugar se ve más tentador que este.—rió Ally.

Las demás secundaron la idea, comenzaron a caminar y salieron del comedor, caminaban en fila india, siendo dirigidas por Ely y Ally, que se preguntaban mentalmente porqué ellas primero, pero bueno, la respuesta no importaba, lo importante era salir de ahí. Cada vez apresuraban más el paso, estaban cada vez más cerca de la libertad, sólo tenían que atravesar la sala de estar. Al instante en que pusieron un pie en la sala algo aún más extraño sucedió, del techo comenzaron a dislumbrarse diversas luces, más precisamente reflectores. Haciendo que una pregunta se pasara por las mentes de las jóvenes: “¿Qué estaba sucediendo?
Todas ellas miraban sin dar crédito a lo que sucedía, ese día estaba siendo uno de los más extraños que habían tenido en sus vidas.

Las luces se detuvieron en el centro de la habitación y después un extraño humo se extendió por el lugar, haciendo que las presentes comenzaran a toser y se tallaran los ojos para tratar de aclarar la visión. Cuando el humo se hubo disuelto, el sonido a tambores volvió y ahora, en el centro de la habitación, se encontraba una joven pelirroja de ojos verdes mirandolas con diversión. Y a sus costados se encontraban un par de jovenes vestidos como mayordomos tirando pétalos a sus pies.

—¿Dónde están los aplausos?— preguntó la joven con una enorme sonrisa.

El silencio reinó en la habitación por unos instantes. Haciendo que la joven frunciera el ceño y añadiese con un puchero. —Que aburridas, parece ser que las chicas que me han tocado esta vez no serán tan divertidas.
—¿Quién es usted?— preguntó Ely.
—¿Yo? ¿No saben quién soy? ¿¡Cómo es eso posible!? ¡Eso es pecado!—añadió la pelirroja mientras hacía un drama.
Las chicas, ahora si podrían decir que estaban completamente confundidas. Vaya día anormal que les había tocado vivir.
—No, ya en serio, ¿quién es usted?— inquirió Ally.
La joven rió levemente y después aplaudió haciendo que las luces volvieran. —Interesante, ¿no creen?
Algunas de las chicas asintieron, mientras otras la miraban hastiada, querían respuestas y las querían ya.
—Tranquilas, si fruncen demasiado el ceño les saldrán arrugas. —Dijo la chica y se sentó en uno de los sillones como Pedro por su casa. —En fin, me presento, mi nombre es Anelisse Le Blanc. Soy estudiante de último año y soy la encargada de este dormitorio. ¿Les gustó mi entrada? Pasé días ensayandola. —añadió emocionada.
—¿Tenemos jefa de dormitorios? —preguntó confundida una de las chicas.
—Si, ¿no les habían dicho?— preguntó Anne.
—No…—añadieron las chicas en coro.
La joven rió levemente, —Ya veo. En fin, primero a lo primero. Yo ya me he presentado así que les toca a ustedes. Diganme su nombre, el año que cursan y algún otro dato interesante que gusten. Pero hagamoslo en el comedor, no han cenado todavía ¿verdad?
Ellas asintieron y ahora, junto a su extraña jefa de dormitorio se fueron al comedor. Estando allí cada una se fue presentando. Y cenaron amenamente. Una vez hubieran terminado regresaron a la sala de estar y Anne las hizo sentarse, quedando ella de pie.
—Bueno, es el momento de las reglas. A mi no me gusta porque creo que las reglas fueron hechas para romperse pero el director no está tan de acuerdo conmigo, así que al mal paso darle prisa. Número 1: hay hora de queda. Si llegan después de las 10 la puerta estará cerrada. Número 2: no se permiten chicos en el área de los dormitorios, pero pueden traerlos a la sala de estar o las áreas cómunes del dormitorio.
Y así, les fue explicando las diversas reglas que debían seguir mientras viviesen ahí, la instrucción se tomó aproximadamente media hora.
—Bueno, ya saben, si necesitan algo no duden en pedirmelo y recuerden. Portense bien… y si se portan mal ahí me avisan. —dijo mientras les guiñaba un ojo. Haciendo que la mayoría soltase una carcajada.

Anne, se despidió de ellas y subió a su habitación dejando a las trece chicas solas, ellas se quedaron un poco más de tiempo hablando de temas triviales. Hasta que alguna de ellas mencionó lo que había sucedido esa tarde. Haciendo que una atmosfera extraña se ciñera en el lugar.

—¿Creen que en verdad nos hagan trabajar de hostess?—preguntó Crystal.
—Pues, creo que fueron demasiado directos con eso. —respondió Izzie.
—¿Y están de acuerdo con ello?—preguntó nuevamente la rubia de hace unos segundos.
—No, pero ¿alguna de ustedes  tiene mínimo 7 millones?—preguntó Phebe, todas negaron. —Me lo imaginé, si no nos queda de otra creo que es mejor resignarse.
—Si…puede ser. —comentó Ely.

Platicaron un rato más, y después se dirigieron a su respectiva habitación, necesitaban descansar, porque les esperaban días muy pesados…

Al día siguiente, la mañana de Ely transcurrió tranquilamente, más que nada fue un típico de inicio de clases, en la cual los profesores te hacen presentarte, y cosas por el estilo, no había quedado ninguna tarea por el momento. Checó el reloj y maldijo en silencio, había olvidado por completo que los chicos del día anterior les habían dicho que tendrían que reunirse con ellos al término de clases para que les explicaran sus deberes dentro de aquel extraño club. Corrió rapidamente, no quería más problemas, pero después de unos minutos se dio cuenta de algo…estaba perdida. ¡La escuela era demasiado grande! Y su sentido de orientación no era precisamente bueno. No sabía siquiera cuantas veces había recorrido el mismo lugar. Pensó en preguntar, pero las únicas personas que estaban ahí era un grupo de chicas que no parecía muy agradable.

Pasó justo a lado del grupo de chicas, y escuchó como estas reían, y también pudo escuchar como comentaban acerca de ella, haciendo que se distrajera por unos instantes y terminó chocando con algo o quizá con alguien, ya que pudo sentir un aroma masculino ante el impacto, se cayó al suelo y escuchó un suspiro cansado, y levantó rapidamente la mirada, encontrandose con unos ojos cafés, los mismos que había visto el día anterior. Y que si debía admitir a sí misma, le habian llamado la atención, tenían algo interesante. El joven, que si mal no recordaba se llamaba Liam, le extendió la mano, ella lo tomó y él la ayudó a levantarse.

—No cabe duda, que realmente son problemáticas.— comentó él mientras soltaba su mano y se giraba. Ella pensó en replicar, pero prefirió callarse, mejor no echarle más leña al fuego. —Los demás ya deben de estar ahí, sígueme, he de imaginarme que te has perdido.
El silencio de Eli fue suficiente respuesta, él comenzó a caminar, seguido de cerca por ella. Ambos caminaron en lo que se podría describir un ambiente tenso, demasiado silencio, y había sido incomodo, ella quizá no era una persona muy platicadora con desconocidos, pero demasiado silencio la volvía loca, pero era . En unos cuantos minutos llegaron al salón del club, en el cual ya estaban los demás.
—Bienvenidos, —Dijo Grant con una sonrisa, —Es hora de que comiencen su trabajo. Recuerden sean amables, sean dulces, sean lo que el cliente quiera.
Algunas quisieron replicar, pero fueron interrumpidas, por Grant, —Recuerden entre más clientes traigan más rápido pagarán su deuda. Así que en unos minutos yo haré la inauguración del Club—sonrió de lado.

Una especie de sonido inundo la habitación mientras que los gemelos Harries se dirigían a la puerta con una apuesta sonrisa, cada uno tomaba una de las perillas y la abría mientras que su sonrisa se hacía cada vez más grande, dejando a la vista a varias chicas y a algunos chicos que se habían enterado del Club de Host Femenino. Los chicos se formaron en fila mientras que Grant daba un paso al frente.

—Formensé igual que nosotros.—susurró el pelinegro de nombre Zayn a las chicas, estas no entendieron por unos segundos, hasta que el mismo Zayn y Liam tuvieron que salirse de las filas y acomodarlas, los días como Host serían dificiles.
—Bienvenidas sean hermosas señoritas y de igual forma, bienvenidos a los apuestos caballeros—comenzó a hablar el castaño con cierta elegancia haciendo suspirar a más de una mientras que trece chicas solo viraban los ojos— Me alegra informarles que a partir de ahora, el Middelford Club esta abierto, ahora con una nueva sección, nuestro Club Femenino, para que los chicos de nuestro instituto igual puedan disfrutar de alguna compañía cuando lo deseen.—sonrió de lado y todas las miradas se posaron en la de las chicas que ahora serían parte del Club, algunas con envidia y recelo, otras simplemente normales.
—Este será un largo día.—suspiró Eli y las que escucharon sus palabras asintieron. Sintió como unas manos se apoyaban en su espalda y volteó por un momento, Liam estaba detrás de ella y pudo observar como cada chico sonreía y posaba las manos en los hombros de la chica que tenía en frente.
—Debo de añadir solamente para dar por terminada la inauguración del Club que estaré muy pendiente de los caballeros que nos visiten, así que si me llego a enterar que alguno a llegado excederse o a pasarse de la línea con cualquiera de nuestras hermosas Hostess, pagará por ello.—la sonrisa de Grant se esfumó por unos segundos, causando un poco de miedo en los presentes, más no duró mucho tiempo sin su hermosa sonrisa y volvió a retomarla— Sin más, Bienvenidos al nuevo Middelford Club.
Y así comenzaba su primer día como un Hostess, eso, sería divertido.