Re: Desperately Seeking Shapeshifter NICK Y TU TERMINADA

por **Wiskis** Sáb 07 Dic 2013, 8:47 am

Hola!
Nueva lectora!!!
Síguela pronto esta muy buena :D

por **chelis** Sáb 07 Dic 2013, 10:39 am

:wut: :wut:

por **aranzhitha** Dom 08 Dic 2013, 9:03 am

siguela!!! Quiero muchos capitulos!!

por **jamileth** Dom 08 Dic 2013, 9:18 am

PushMYSoulovato escribió:Me encanta esta novela tiene un "nose se que" que "que se yo" que hace que la ame Me encanta tu manera de escribir,me atrapo completamente esta fic,tenes sin duda una fiel lectora

Besos :hug: & seguila pronto

Bienvenida!!!
y gracias por leer la nove ;)

por **jamileth** Dom 08 Dic 2013, 9:19 am

Wiskis escribió:Hola!
Nueva lectora!!!
Síguela pronto esta muy buena :D

Bienvenida :P
y ya la sigo

por **jamileth** Dom 08 Dic 2013, 9:22 am

que felicidad dos lectoras mas :D
por eso y por las antiguas que aun siguen comentando
les hare maraton de diez caps :D
:P

por **jamileth** Dom 08 Dic 2013, 9:25 am

Gracie arrugó la nariz.

–Tengo la casa de huéspedes, ¿no?

–Si. Está en el extremo más alejado del patio. Déjame mostrártela.

Le mostré el antiguo cuarto de Connor, y Gracie dejó su bolso sobre la cama.

–¿Quieres que tinte tu cabello ahora? Sorprende a tu hombre.

La idea de sorprender Nick me dio un placer inesperado, y estuve de acuerdo. Metimos los filetes en la mini-nevera, entonces me despoje de mi camiseta y pedí prestada una vieja de ella. Treinta minutos más tarde, mi cabello era de un tono granate vibrante.

–Wow, ese color realmente tomó–, dijo Gracie con una sonrisa. –Tengo un vestido amarillo que iría genial con eso. Deberías probarlo. Impresiona a tu hombre. Vas a mostrar aquellas mordidas de amor realmente bien.

–Dudo que me entre. Estoy un poco pequeña en algunas áreas .

Ella ya lo estaba sacando de su bolso.

–Está bien, yo compro talla ' pequeña.

Quite mi sujetador y jeans y me puse el vestido de Gracie. Era demasiado suelto en la parte frontal, pero ella apretó los cordones en la parte delantera y la espalda por lo que hizo hincapié en mi figura delgada y restó importancia a mi falta de curvas.

Una vez vestida, me di cuenta de que Gracie me miraba, lo que hizo que el pelo de la nuca se me erizara un poco. ¿Estaba ella mirándome para sus hermanos? Cuan espeluznante era eso? Pero cuando se enderezó, vino a mi lado y ajusto una de las correas de espagueti.

Ella sonrió.

–Tiene buena pinta. Muestra tus marcas de posición.

Exhalé. Tal vez estaba siendo paranoica. Gracie era un poco rara, y su sonrisa un poco demasiado dentuda para mi gusto, pero parecía bastante decente. No como algunos de los otros lobos. Recogí mis cosas y le dedique una sonrisa vacilante.

–Gracias.

Ella puso sus manos sobre mis hombros.

–Ahora. Acerca de esta noche.

–Esta noche?

–Hay que cambiar. Papá dice que tiene que pasar todas las noches. ¿Vas a pasar con ese hombre tuyo?

Incómodo.

–Um. Creo que sí.

–Está bien. Recuerda lo que dije. Los ejercicios de Kegel. Encuentra ese músculo y dóblalo.

–Lo tengo–, le dije en voz baja. –Ejercicios de Kegel.

–Eso es ,chica Ahora, ve por el. –Ella me dio un manotazo en el culo cuando me volví para salir.

Me dirigí de nuevo a la casa, carne y ropa apretada en la mano, el pelo rojo húmedo balanceándose contra mis mejillas.

Nick vería mi nuevo color de pelo y se encendería con lujuria? ¿O él frunciría el ceño ante mi frivolidad? O peor aún, ¿ me ignoraría como lo había hecho antes?

Subí los escalones del porche y vacile, reforzando mi valor. Tenía que tratar este tema de la forma adecuada. Un movimiento en falso y lo asustaría o lo haría huir.

Una mano cayó sobre mi hombro desde atrás.

–Hey, señorita–, arrastrando las palabras una voz, y el olor de lobo macho inundó mis fosas nasales.

Roy me agarró por el hombro y me empujó contra una pared. –Necesitas mostrara si eres lo suficientemente fuerte para ser mi compañera, chica. Todo lo que veo aquí es una cobarde. Tengo que golpear cierta dureza en ti otra vez, ¿no?

Grité.

1/10

por **jamileth** Dom 08 Dic 2013, 10:03 am

Capítulo 11

Un rugido pasó a través de la sangre golpeando en mis oídos. Me puse de pie, no me di cuenta de que estaba en cuclillas, y miré aturdida al patio delantero. El hedor de los lobos era pesado en el aire.

Nick tenía un hombre más pequeño clavado en el suelo. Podía oír los gruñidos de Nick desde donde yo estaba, temblando, en el porche. Grueso cabello castaño cubría sus miembros, claramente al borde de un cambio. Debajo de él, el hombre luchaba.

—Yo no le hice daño —se atragantó al hombre.

Una bocina sonó en la entrada y di la vuelta, mirando fijamente. El lado de la camioneta blanca estacionada allí decía Jackson Wilder, fontanero y hombre de mantenimiento. Dentro de la camioneta un adolescente golpeaba la bocina, claramente aterrorizado.

Oh... mierda. Había olido lobo y pensé que había sido uno de los Anderson que venía a secuestrarme, pero era sólo la persona de mantenimiento. Inhalé profundamente, y me olí al lobo, pero... no lo que había olido en la tienda antes. Este hombre era un extraño. Su olor era nuevo para mí.

—Nick —grité, derribando las escaleras—. Nick, déjalo ir. Cometí un error.

Rodó a un lado inmediatamente, agachándose sobre sus patas traseras. El otro hombre rodó en la dirección opuesta, luego corrió hacia su furgoneta.

Vi los músculos en las piernas Nick temblar, su ropa tensionándose en las costuras, su rostro contraído en una mueca. Después de un momento, él se sacudió el cambio y se puso de pie, flexionando los músculos. Me miró y me tendió la mano, con calma, deliberadamente, como si tratara de no asustarme.

Extendí mi mano hacia él lentamente, dándome cuenta de cuánto temblaba. Todo mi cuerpo estaba temblando como una hoja.

—Hola —dijo Gracie desde el lado de la casa, corriendo hacia adelante—. ¿Qué está pasando?

—Un malentendido —dijo Nick, tirando de mí hacia adelante con ojos dulces y jalándome contra él. Todo mi cuerpo temblaba, mis dientes castañeteaban incluso mientras trataba de balbucear y explicar que estaba bien, y terriblemente arrepentida porque había causado tal desastre. Nick puso una mano a lo largo de mi mandíbula, silenciándome, y me acercó. Lo sentí presionar un beso en la parte superior de mi cabeza.

—No pasa nada —dijo la persona de mantenimiento, su voz baja y suave y casi hipnótica—. No se alarmen. No fue mi intención asustarte.

—Mi compañera tiene un mal pasado. No la toque ni se acerque sigilosamente a ella —Las palabras fueron dichas con voz firme, pero casi podía oír el gruñido en la garganta de Nick, y puse una mano tranquilizadora sobre su pecho. Mis dedos finalmente habían dejado de temblar, pero no sentí ningún deseo de abandonar el abrazo reconfortante de Nick.

—Mis disculpas —dijo el hombre, con voz agradable y serena. No estaba segura de si estaba deliberadamente tratando de ser relajante o si ese era su comportamiento normal, pero ya me estaba calmando—. Se supone que tenía que venir mañana para el trabajo —dijo—, pero estábamos en la ciudad esta noche y pensé en pasar por el lugar y darle una inspección rápida.

—Está bien, Nick —le dije—. Llamé a una persona de mantenimiento a través de la agencia.

El hombre se rascó la cabeza, su cabello rizado desordenado.

—Regresaremos por la mañana —Enseñó una sonrisa torpe en mi dirección—. No quise asustarte.

—¿Quieres venir a mi cabaña? —le dijo Gracie al hombre—. Puedes limpiar los cortes en tu cara.

Ni siquiera me había dado cuenta de que Nick debe haberlo golpeado.

El hombre negó con la cabeza.

—Estoy bien. Gracias —Se puso de nuevo su gorra de béisbol, inclinó su sombrero, y volvió a la camioneta.

Gracie nos dio una extraña mirada y volvió a su cabaña, sacando su teléfono de su bolsillo, sin duda para decirle a su padre el lío que yo era.

Nick frotó mi brazo desnudo.

—¿Estás bien?

—Sólo un poco agitada —dije sin aliento. Tomé otra respiración profunda para tranquilizarme. El olor del de mantenimiento era lo que había olido en la tienda. ¿Simplemente me había estado imaginando el olor de antes? ¿Estaba paranoica, como Gracie había dicho? Me estremecí—. Sólo vamos adentro y olvidémoslo.

Nick me recogió y me acunó contra su pecho, entró en la casa. Me bajó con cuidado en el centro de la sala casi vacía y luego comenzó a pasar una gran mano sobre mis hombros.

—¿Seguro que estás bien?

Asentí con la cabeza.

—Sólo tuve un susto. Los malos recuerdos.

—Cuéntame.

—No —Revivirlos una vez fue suficiente. No quería pasar por eso otra vez.

Su mano se deslizó por encima de mi hombro y a través de mi clavícula, y vi su mirada moverse a la marca de emparejamiento en mi cuello, sus ojos intensos.

—Traje filetes —dije de pronto—. Para la cena.

Él arqueó una ceja hacia mí, y por un extraño momento, tuve la sensación de que Nick quería sonreírme.

—Buscaré los filetes —dijo—. Siéntate aquí. Relájate.

Me senté en el viejo sofá y esperé, alisando la falda de mi vestido prestado. Me sentía como una completa idiota. Casi había conseguido que mataran al hombre del mantenimiento. Me había vestido para un hombre que huía ante la idea de tocarme. Y le había demostrado a todos que todavía era la criatura débil y frágil que pensaban que era. Odiaba eso.

Oí a Nick echar los filetes a la nevera y luego sus pesados y grandes pies moviéndose a través de los pisos de madera hacia mí. Enderecé los tirantes de mi vestido y lo miré.

—Necesito cambiar esta noche —le dije—. Tengo que cambiar todas las noches. Para practicar.

Él asintió con la cabeza.

—¿Me ayudarás?

—Sí.

*****

Se sentía incómodo estar cerca de Nick mientras estaba desnuda y esperando a que mis músculos cambiaran. Me quedé pensando en la noche anterior, y supuse que él lo estaba, también, a juzgar por la forma en que se negaba rotundamente a mirar mi cuerpo desnudo. Eso estaba bien, me daba la oportunidad de ver el suyo.

Su pecho estaba cubierto de una capa de pelo. Sus brazos eran impresionantemente gruesos y su cintura larga y delgada. Una línea gruesa de pelo más oscuro comenzaba en su ombligo y bajaron por la parte de equipo masculino más grande que alguna vez había visto. Tragué saliva. Esperaba que él fuera grande. Sólo no había pensado cuan grande. Me distraía, sobre todo cuando Nick jaló mi cuerpo apretadamente contra él suyo, con sus manos sobre mis hombros.

—Relájate —me dijo con esa voz profunda y retumbante que reverberaba a través de mis músculos—. Busca ese lugar en tu mente. El cambio inicia en tu cabeza, no en tu cuerpo. Si lo piensas, puede alentar el cambio. Es más difícil cuando no lo anticipas.

Sentí el calor de su cuerpo, el lento repiqueteo de su pulso. Estiré un brazo en el aire, viendo a mi piel temblar mientras brotaba la piel. Para mi sorpresa, la mano de Nick se estiró y cogió la mía, agarrándola con fuerza.

Siempre te atraparé, parecía decir.

El cambio no fue veloz esa noche, pero fue mucho menos doloroso, lo que era alentador. Cuando estuve en mi forma de lobo, el gran cuerpo de Nick cambió al de un oso, y él se agachó sobre sus cuatro grandes patas. Inmediatamente, su olor cambió y mis sentidos se pusieron en alerta. Un lobo siempre notaba cuando había otro depredador en la zona, y un depredador mucho más grande estaba justo delante de mí. La mente del lobo no podía manejarlo.

2/10

por **jamileth** Dom 08 Dic 2013, 10:23 am

Pero Nick sólo se adelantó y lamió una de mis orejas, y luego su aroma se volvió familiar de nuevo. Todavía era Nick en el fondo y Nick moriría antes de hacerle daño a un cabello en mi cabeza. Mi cuerpo de lobo se relajó y me desplacé. Cuando salí corriendo hacia el bosque por el olor de un conejo, me siguió a bastante distancia, dándome espacio para respirar, pero lo suficientemente cerca como para mantenerme a salvo.

Estaba cerca de la cola de un conejo, en lo profundo de la maleza, cuando mi cuerpo tembló y se detuvieron. Me desplomé en el suelo, sorprendida al darme cuenta de que mi cuerpo estaba cambiando de nuevo. Eso no había sucedido antes. No se sentía doloroso, sin embargo, sólo urgente, así que me agaché y dejé que sucediera.

Cuando la transformación terminó, me arrojé hacia atrás en el suelo y miré hacia el cielo de la noche, tumbada y completamente desnuda, y completamente sin aliento.

Un gran cuerpo, masculino desnudo golpeó en el suelo a mi lado, miró para ver a Nick mirando hacia el cielo también.

—Nunca me había pasado eso antes —le dije, mirándolo—. Cambio de nuevo tan rápido.

—La tranformación es un músculo —explicó sin mirarme—. Si lo usas todos los días, se cansa. Pero acumularás resistencia, y es entonces cuando viene el verdadero control. Nada de lo que preocuparse más.

Igual que los ejercicios de Kegel.

Miré a Nick, un rubor caliente en mis mejillas. Él siguió mirando fijamente el cielo. ¿Era por mi culpa, o porque estaba pensando en Nikolina? ¿Quería correr desnudo con ella?

—¿Podemos hablar de lo de anoche? —Me aventuré.

—No.

Gire hacia mi lado y me apoyé en un codo.

—Déjeme reformularlo. Realmente necesito hablar de anoche.

Empezó a levantarse. Puse una mano en su hombro. Él me miró, luego pareció darse cuenta de lo desnuda que estaba, y de inmediato apartó su mirada de nuevo.

Mi mano se mantuvo en su brazo. Estaba tan caliente, su piel tan vibrante bajo mi tacto. Me encantaba tocarlo.

—Quería decirte que... Me gustó mucho cuando me mordiste. Me hizo sentir cosas que no he sentido en mucho, mucho tiempo. Y me preguntaba... —Arrastré un dedo a lo largo de un grueso músculo—. Si querías continuar...

Él miró echó un vistazo y me miró fijamente.

—No.

Él se sentó en una ráfaga de hojas.

Lo agarré antes de que pudiera irse.

—Nick, sé que eres virgen —Él me dio una mirada de tal enojo que me apresuré a continuar—. Es por eso que creo que esto sería bueno para los dos. Necesitas a alguien que te enseñe, y necesito a alguien que me muestre que el sexo no tiene que venir con miedo.

Se inclinó cerca, hirviendo de ira.

—No soy un caso de caridad…

—No caridad —le dije, y me incliné y lo besé suavemente, mi lengua explorando sus labios—. Te quiero.

Su rostro permanecía glacial, poco convencido.

—Es cierto —le susurré. Por lo menos no estaba huyendo. Esto era bueno—. ¿Quieres sentir lo mojada que me pones?

Sus ojos brillaron con hambre.

La emoción estremeció todo mi cuerpo, y me puse de rodillas y me arrastré hacia él.

—Pon tus manos sobre mí, Nick.

Miró hacia abajo a mi cuerpo desnudo por primera vez, y sentí un escalofrío pasar por su gran cuerpo.

—No lo hago... Yo no soy...

—Lo sé —dije en voz baja. Tomé su mano grande en la mía—. Está bien.

Él miró a mí como si hubiera estado muriendo de hambre.

—Eres tan pequeña y frágil, y yo soy...

—Grande —suspiré—. Lo sé. No me harás daño. Confío en ti —Cuando él todavía dudaba, puse su mano en la v de mis muslos.

Él gimió de deseo, y sentí su mano ahuecar la caliente carne de allí. Un dedo se deslizó entre los labios de mi sexo y me acarició, sintiendo el calor allí.

—Tan mojada —gimió.

—Mojada por ti —me animé, meciendo mis caderas en su mano—. Tócame.

Su dedo se deslizó a través de la humedad, suave al principio, luego acariciando más duro. Cuando gemí animándolo, me tiró sobre su regazo. Quedé a horcajadas sobre él y sentí cuán enorme y dura estaba su polla contra de mi pequeña estructura. Un estremecimiento recorrió mi cuerpo.

Él se dio cuenta, y cuando me incliné para darle un beso, el beso que me dio en respuesta tenía un atisbo de vacilación.

—Tomaremos las cosas con calma —le dije—. Sólo besos esta noche.

—Y si yo... —Sus palabras se interrumpieron con un gruñido cuando mis caderas se flexionaron sobre las suyas.

—Entonces aprenderemos resistencia juntos —Cuando él no sonrió, me incliné hacia delante y mordí su labio inferior—. Pero si llegas a venirte, yo me vendré, también.

*****

Yo había estado disfrutando simplemente besándolo cuando el agotamiento me golpeó como una tonelada de ladrillos, por lo que Nick me tomó en sus brazos y me llevó de vuelta a la casa. El agotamiento era de esperar si estaba aprendiendo a controlar mi lobo, había explicado.

Todo lo que sabía era que me desperté para ver la tardía luz del sol por la mañana entrando por la ventana. Estaba tumbada en la cama, sola, todavía desnuda. Supongo que me había dormido toda la noche. Qué decepcionante.

Me di un baño rápido, me vestí con una camiseta y jeans, y bajé las escaleras. La cocina estaba vacía, pero había pan y mermelada, y me decidí a hacerme unas rebanadas de pan tostado.

Hasta que me di cuenta de que no había tostadora. Probablemente era mejor así, ya que enchufar un tostador era probablemente equivalente a un deseo de muerte en esta casa. Encontré un cuchillo de plata deslustrada en uno de los cajones y extendí mermelada en el sencillo pan blanco en su lugar. Estaba hambrienta.

Mientras comía mi cuarta rebanada de pie, Nick entró en la casa. Ya estaba sudoroso, con su oscura camisa pegada a su grande cuerpo y una gorra de béisbol hacia abajo sobre su frente. Tenía rastros de suciedad en sus antebrazos y barro en las rodillas de sus vaqueros.

—No deberías haberme dejado dormir hasta tan tarde —dije con la boca llena de pan, y tragué—. Me hace sentir perezosa.

Se acercó a mi lado y me agarró por las caderas, levantándome sobre el mostrador.

Lo miré con sorpresa, luego su boca rozó la mía en un beso suave. Fue un saludo y una sutil demanda todo en uno, y me derretí debajo de este. No me importaba si estaba sudado o sucio, estaba delicioso. Cavé mis dedos en su camisa y me incliné a su beso, mi lengua acariciando en su boca.

Él gimió, sus grandes manos apretando mi trasero tan fuerte que casi me apartó del mostrador. Sentí un escalofrío pasar por él, justo antes de su lengua lamiera en mi boca en una oleada profunda, reclamando.

Rompí el beso con un suspiro, sintiendo ese estremecimiento todo el camino a través de mi cuerpo.

—Guau.

—Hola —dijo él, y presionó otro beso duro, feroz en mi boca.

—¿Qué estás haciendo que te tiene todo sucio esta mañana? —pregunté, pasando una mano por su pecho. El olor de piel sudorosa y sexy llenaba mis fosas nasales, mezclado con el olor caliente de Nick. Era tan injusto que un hombre huela tan bien.

—Arreglando los escalones en el porche delantero. ¿Cómo te sientes?

Pasé una mano por su pecho sudoroso.

—¿Excitada?

Sus ojos oscuros se encendieron de deseo.

—¿Cansada? ¿Músculos doloridos?

Negué con la cabeza.

Se inclinó y me besó en la nariz.

—Bien. —Su mirada buscó mi rostro por un momento y luego preguntó bruscamente—: ¿Reconsiderándolo?

—Dios no —dije, mis dedos cepillando sobre su pezón a través de la camisa sudada—. Sólo no estaba segura de si ahora era un plazo adecuado…

—Malditamente apropiado —gruñó y se inclinó para besarme de nuevo. Se detuvo justo antes de que sus labios tocaran los míos, y lo miré, fascinada—. Tu cabello es bonito.

¿Era su manera de coquetear conmigo? Sonreí, fascinada por esta nueva faceta de Nick.

—Dijiste que te gustaba el rojo.

—Me gustas —dijo, su intensa mirada en mi cara—. Simplemente no sé…

Oh, no. Él no estaba reconsiderándome. Empecé a envolver mis piernas alrededor de su torso para mantenerlo en su lugar, pero un golpe seco en la puerta principal nos hizo a ambos saltar.

Un bajo gruñido de disgusto retumbó en la garganta de Nick. Por alguna razón, eso me hizo reír. Al hombre no le gustaba ser interrumpido. Me gustaba eso de él. Le di unas palmaditas en el hombro.

—Ese es probablemente el hombre de mantenimiento de nuevo.

Me ofreció su mano inmediatamente, y sentí calidez. Tan atento. Puse mi mano en la suya, y fuimos juntos a abrir la puerta.

Gracie estaba en la puerta, mascando chicle.

—¿Ustedes dan desayuno aquí? La alacena de esta feroz loba está vacía.

La dejé entrar.

—Sólo pan. Debo ir a la ciudad y traer algunas cosas.

—Voy a hacer eso —dijo Nick—. Quédate aquí. Descansa.

3/10

por **jamileth** Dom 08 Dic 2013, 10:40 am

Gracie arrugó su nariz, pero no dijo nada, extendiendo mermelada sobre una rebanada de pan.

—No soy una inválida —dije enojada.

Nick frunció el ceño hacia mí.

—Necesitas descansar.

—Estoy bien. —Puse mis manos en mis caderas y miré de regreso, ignorando su ceño fruncido—. Acabo de pasar las últimas ocho horas descansando.

Hubo otro golpe en la puerta.

—Eso va a ser el hombre de mantenimiento —dije.

—Me libraré de él —dijo Nick.

—No lo harás —dije—. Hay un agujero en el techo del tamaño de una bala de cañón, y no quiero que llueva sobre mí.

Continuó frunciendo el ceño hacia mí.

Pasé un dedo por su pecho.

—¿Por favor?

Su ceño fruncido no cambió, pero él me tiró cerca y me levantó para otro beso duro, entonces me dejó en el suelo y abrió la puerta.

El hombre de mantenimiento le dio a Nick una mirada perpleja cuando él abrió la puerta.

—¿Este es un buen momento?

—No —dijo Nick, pero hizo un gesto para que entrara a la casa de todos modos.

El hombre de mantenimiento sonrió al verme, lento y fácil. Tendió su mano para que la sacudiera, y sentí una extraña especie de compulsión. Me gustaba este hombre. Confiaba en él. Puse mi mano en la suya y sonreí.

—Mi nombre es Jackson —dijo—. Ahora, muéstrame lo que necesitas hacer para este lugar y puedo darte una cotización.

—Déjala —gruñó Nick.

Jackson me soltó la mano con facilidad, pero no parecía asustado.

—No estoy tratando de robarte tu compañera, amigo. Sólo trato de escuchar sobre el trabajo.

Sentí la absurda necesidad de complacer a Jackson y luego me di cuenta de lo que era. El hombre de mantenimiento no era sólo un lobo sino también un alfa. Eso era raro. Miré a Gracie, quien estaba específicamente evitando el contacto visual con él. Con Nick aquí, sin embargo, yo no estaba asustada. El comportamiento de Jackson era tranquilo y relajado, no vicioso como los Anderson.

—Hay muchas cosas que hay que hacer por aquí. Te voy a mostrar las más urgentes, y Nick puede supervisar.

—¿No vamos a la ciudad? —preguntó Gracie de pronto—. Tu hermana quería ir de compras de vestido de novia, ¿recuerdas?

Oh, cielos. Me había olvidado. Pobre Bath. Agarré mi bolso del mostrador.

—Nick, ¿puedo tomar tu camioneta?

—Puedes. Sólo permanece a salvo y llámame si vas a llegar tarde. —Se inclinó y me dio otro beso, que me hizo sonrojarme. Era como si no pudiera dejar de besarme ahora que tenía permiso.

—Muéstrale la ducha y el techo y el…

—Vete —dijo él bruscamente, tocando mi barbilla. Y entonces se inclinó—. Y lleva a Gracie contigo. Por favor.

—Lo entiendo —dije y corrí hacia la puerta. Bath no estaría emocionada, pero siempre y cuando Gracie no tratara de invitarse a sí misma a la fiesta de bodas de nuevo, estaríamos bien. Cuando llegamos a la camioneta, miré a Gracie. —¿Estás segura de que no quieres quedarte? Las compras de vestido no son tan divertidas —dije—. Y Jackson es algo lindo.

Ella rodó sus ojos.

—Lo último que quiero en mi vida es otro lobo alfa. Estoy buscando un poco de variedad, gracias. —Sonrió e hizo girar un mechón de su cabello—. Por eso creo que me va a gustar tu agencia de citas.

***

Varias horas más tarde, Gracie y yo aparcamos frente a la casa. La camioneta de Jackson todavía estaba allí, y cuando nos bajamos del auto, pude oír martilleo.

Gracie salió de manera ostentosa de la camioneta e inmediatamente abrió su teléfono.

—Te veo luego.

La vi pasearse por el patio.

—¿No deberíamos, aah, estar pasando tiempo de lobo juntas? —le pregunté.

Hizo un gesto con la mano hacia mí, sin levantar la vista de su teléfono. La mujer tiene un flujo constante de mensajes de texto, sin duda de todos los perfiles que ella misma se había registrado.

— Sólo recuerda los ejercicios de Kegel.

—Bien —dije, recogiendo mi bolsa rosada y dirigiéndome a la casa. Bostecé mientras entraba. Había sido una larga tarde, y estaba agotada. Entre la insistencia de Bath en revisar cada tienda en el área Metroplex que aún olía a bodas y la constante sonrisa de suficiencia de Gracie en ella, yo estaba exhausta.

Además, seguía oliendo lobos dondequiera que íbamos. Nunca vi a ninguno, pero el olor de los lobos machos desconocidos permanecía cada vez que doblaba una esquina. Gracie siempre decía que no olía a nada. Mi hermana era humana y no podía oler lobos, lo que sólo me dejaba a mí.

Demonios, olía lobos incluso ahora. El olor a sudor masculino y de hombre lobo estaba por toda la casa, haciendo a mis pelos ponerse de punta. El olor era de esperar, ya que el hombre de mantenimiento estaba allí, pero todavía me inquietaba.

—¿Nick? —dije en voz baja—. ¿Estás aquí?

Algo se estrelló en una de las habitaciones al final del pasillo, y abrí la puerta para ver a un alto y desgarbado chico adolescente con un cinturón de herramientas colgado bajo alrededor de su cintura y una gorra de fontanero en su cabeza. Tenía un martillo en una mano y me miró, congelado.

Su olor me golpeó en la nariz: lobo. Me quedé inmóvil en el lugar, pero el olor no era Anderson. El chico rápidamente desvió su mirada, como si no se desea alarmarme.

—El Sr. Bjorn dijo que si venías en busca de él que no te asustara —dijo el chico, incluso en voz baja—. ¿Quieres que lo llame?

—No, estoy bien. —Le di una sonrisa incómoda y di un paso o dos hacia atrás, sin dejarlo fuera de mi vista. A Roy le gustaba saltar sobre mí cuando estaba de espaldas…

—___________________ —dijo la baja y deliciosa voz de Nick—. Ven aquí.

Me giré y lo vi en el pasillo. Sabía que su voz era baja y tranquila porque estaba preocupado me hubiera puesto toda asustadiza de nuevo. Me acerqué a él, puse mi mano en la suya, e incliné mi rostro para un beso, más que nada para ver cómo iba a responder.

Nick se inclinó y rozó sus labios en mi frente. Lo cual fue un poco decepcionante.

—Todavía estamos trabajando en el techo —explicó—. ¿Va a estar bien con los Wilder aquí?

Asentí con la cabeza y bostecé.

—¿Cansada? Deberías dormir. —Él entrelazó sus dedos con los míos, y cuando se acercó, yo sabía que estaba una pulgada de distancia de balancearme entre sus brazos y llevarme arriba para forzarme a tomar una siesta.

—Sólo cansada de ver a Bath probarse todos esos vestidos. Creo que intentó con un centenar antes de encontrar uno que le gustara.

—¿Cuándo es la boda?

—No lo sé. Ellos lo pospusieron debido a… tú y yo. Beth dice que ella no quiere casarse hasta que estemos establecidos, y Joe estuvo de acuerdo. —Moderé mis palabras con cuidado, segura de que el chico todavía estaba cerca, y me moví más cerca de Nick para que así pudiera susurrar la siguiente parte—. Jackson… él es un alfa.

Nick pasó una mano sobre mi mejilla.

—Lo sé.

Me mordí mi labio y tiré de él hacia abajo para que pudiera susurrarle al oído.

—Él… él no está buscando una compañera como los Anderson, ¿verdad?

La cara Nick se volvió hacia la mía, tan cerca que nuestras bocas estaban casi tocándose.

—Él sabe que eres mía, y que si te toca, voy a quitarle su columna vertebral a través de su garganta.

Bueno, eso explica por qué el chico había lucido absolutamente aterrorizado cuando me había encontrado con él. Me incliné y le di un beso rápido a Nick, sonriendo.

—Bien.

Él asintió hacia mi bolsa.

—¿Qué es eso?

—Nada —dije, ocultando la pequeña bolsa rosada detrás de mi espalda. Después de encontrar un vestido de novia, nos habíamos dirigido a una tienda de lencería, y yo no había sido capaz de resistirme a algo un poco travieso para mí. Sólo la idea de soplar la mente virgen de Nick había sido suficiente para hacerme marearme con excitación, y gasté demasiado dinero por un tejido demasiado pequeño, pero valía la pena.

Cuando Nick me sorprendió bostezando de nuevo, su boca se convirtió en un ceño.

—Está exhausta. Sube las escaleras y toma una siesta. Aprender a cambiar toma un montón de energía. La energía que vas a necesitar para esta noche. —Su rostro se volvió abruptamente rojo remolacha, y añadió—: Así puedes cambiar de nuevo.

Bostecé una vez más, el agotamiento de repente estrellándose en mí.

—Está bien —dije, apartando mis dedos de los suyos—. Vas a venir por mí más tarde, ¿verdad?

Lo prometo —dijo en voz baja y retumbante que envió un escalofrío todo el camino a través de mi cuerpo.

4/10

por **jamileth** Dom 08 Dic 2013, 11:03 am

Capítulo 12

Cuando me desperté, estaba oscuro afuera. Algo irradiaba calor junto a mi costado, y me di la vuelta para ver la gran forma de Nick junto a la mía, su pecho desnudo.

Le di una sonrisa soñolienta.

—Hola. ¿Me he perdido algo interesante?

Señaló hacia el techo.

Parpadeé y miré hacia arriba, tirando de las sábanas cuando lo hice. Huh.

—Mi claraboya se ha ido. ¿Cómo dormí durante eso?

—Está solo parcheada con una lona por ahora —dijo Nick—. Pensé que preferirías un techo. Se supone que mañana lloverá.

Le di una sonrisa tímida.

—Gracias.

Él no dijo nada, simplemente me miró.

Bueno, está bien, esto podría ser un poco incómodo. ¿Él estaba esperando que yo diera el primer paso? Jugué con las sábanas, dándome cuenta de que me había quedado dormida con mi camiseta y vaqueros.

—Y yo que pensé que despertaría y te encontraría abalanzándote sobre mí —bromeé.

Se puso rígido, y el atisbo de una sonrisa en su rostro desapareció.

—Nunca te tocaría en contra de tu voluntad.

—No quise decir eso —dije rápidamente. Nunca pensé de Nick como de Roy. ¿Seguramente él sabía eso? Cuando continuó inquietándose en la oscuridad, me incliné hacia delante y puse una mano en su pecho. Se sentía grande y caliente bajo mis dedos—. Sé que no lo harías. Solo estaba. . . esperando más de una reacción de tu parte. Después de, ya sabes, nuestra conversación anterior.

—___________________ —dijo en voz baja, y sentí un estremecimiento de placer ante el sonido de mi nombre en sus labios—. Si mueves la mano más abajo, conocerás mi reacción.

Una sonrisa curvó mis labios e hice exactamente eso, sintiendo un poco de satisfacción cuando se sacudió con sorpresa, y luego inhaló abruptamente.

Había visto su equipamiento antes, pero sentir la enorme longitud bajo mi mano reiteró la diferencia de tamaño entre los dos.

—Bueno, me alegra no ser la única interesada —dije, manteniendo mi voz juguetona a pesar de los latidos violentos de mi pulso. Me sentía nerviosa ahora que el momento había llegado. ¿Él me quería a mí, o solo quería tener sexo? ¿O era simplemente mi autoestima destrozada hablando?

Él seguía callado.

Respiré hondo.

—Sé que no eres el chico más. . . verbal, Nick, pero ahora mismo me siento un poco nerviosa, y realmente me gustaría saber lo que estás pensando. Por favor.

Se sentó y se acercó oh tanto a mí, su cuerpo inclinado en contra de donde yo estaba sentada acurrucada en las sábanas.

—Quiero tocarte, ___________________.

—Ese es un buen comienzo —dije bajito, incapaz de apartar la mirada de su boca—. Continúa.

—Yo. . . sigo pensando en tu boca en la mía. Pensé en eso todo el día. —Su respiración se hizo más rápida, el olor de su almizcle familiar más fuerte—. Cómo se sentiría en mi cuerpo. Cómo lucirías si tocaba tus. . . pechos. Cómo te ves desnuda.

Mi aliento se quedó atrapado en mi garganta ante sus palabras ardientes.

—Me has visto desnuda —susurré.

—No debajo de mí —dijo en voz baja.

Un estremecimiento de lujuria atravesó mi cuerpo, y me mojé instantáneamente.

—Eso suena. . . sexy como el infierno, Nick.

Él gruñó bajo en su garganta, enviando una onda de anticipación a través de mi cuerpo.

Dejé caer las sábanas y puse una mano en su mejilla —suave y afeitada, solo para mí— y me incliné para otro beso.

Su boca encontró la mía en un caliente, húmedo y abierto deslizamiento de lenguas que de inmediato me hizo gemir. Nick era un besador increíble; su lengua le hizo cosas increíbles a mis entrañas. Frotó profundamente en mi boca, y rocé mi lengua contra la suya en respuesta.

Cuando terminamos el beso, él presionó su frente contra la mía.

—Dime qué hacer. . . para complacerte.

Deslicé una mano por su parte delantera y froté mis dedos contra la gruesa longitud de su pene.

Él siseó y de inmediato apartó mi mano.

—Yo quiero tocarte a ti. Explorarte.

—¿No puedo tocarte? —protesté, deslizando mi mano por la pared de músculo que era su pecho.

—Me correré —gruñó.

—Ese es el próposito —dije en voz baja, moviendo mi boca contra la suya en un ligero y trémulo casi-beso.

—Quiero que te corras primero —dijo apretando los dientes—. Quiero hacer que te corras.

Mis caderas se alzaron en respuesta y tomé aliento. Tal vez él quería explorar mi cuerpo antes de pasar a las cosas buenas. Podía apoyar eso. Me recosté y dejé caer mis manos en la almohada.

—Soy tuya para jugar.

Él me miró durante un minuto, y luego su gran mano vaciló, cerniéndose sobre mi cuerpo.

Me meneé para persuadirlo.

—Está bien. No puedes romperme con solo un toque.

Su mano se posó con reverencia en mi hombro, rozándose contra mi camisa y flexionándose allí. Agradable y seguro.

—¿Dónde te gusta que te toquen?

—En todas partes.

Frunció el ceño hacia mí como si yo estuviera siendo de absolutamente poca ayuda.

—En todas partes —reiteré—. Dondequiera que me beses, cualquier lugar que tus dedos toquen, o tu boca toque, me dará placer. Te lo prometo.

Sus dedos se flexionaron sobre mi hombro de nuevo, rozando ligeramente mi brazo, y luego se detuvo. Me miró de nuevo.

Evidentemente iba a necesitar estímulo para llegar a las partes buenas. Agarré el dobladillo de mi camisa y tiré de ella por encima de mi cabeza, quitándomela y dejándola caer al suelo. Hice lo mismo con mis pantalones, dejándome puestas solo mis bragas, y me recosté de nuevo en la cama. Mis pechos eran tan pequeños que normalmente no usaba sujetador, y mis pezones ya estaban duros, apuntando hacia el techo.

Nick se quedó inmóvil, la respiración áspera en su garganta. Su mirada se movió a mis pechos, pero aún vaciló.

—Por favor —dije, y tomé su gran mano en la mía. La deslicé hasta mi pecho y dejé que me ahuecara allí—. Tócame, Nick.

Su mano se flexionó contra mi torso.

—Eres tan pequeña.

—Probablemente eso no es lo que quieres decirle a una chica cuando estás tocando sus tetas —comenté secamente.

Su mirada se deslizó hacia mí, sorprendida.

—No. Tú. Eres tan pequeña. —Su mano se deslizó a mi cintura y se unió a la otra. Sus pulgares se tocaron justo sobre mi ombligo—. Podría romperte con mis manos.

—¿Es ésta tu idea de charla de dormitorio? —pregunté irritada—. Quiero que me vuelvas loca de deseo, no que machaques sobre cómo temes que vas a lastimarme.

Otro pensamiento cruzó por mi mente y me senté, casi golpeando mi frente contra la suya. Tal vez él pensaba que mi pequeño y delgado cuerpo no era lo bastante femenino. Tal vez pensaba que olía a lobo, un mal olor en mi propia mente.

—¿Soy yo? ¿Soy poco atractiva?

Su mirada se oscureció y levantó una de esas grandes manos y empujó mi hombro hasta que caí de espaldas en la cama.

—No seas estúpida.

—Bueno, tiene que ser algo —espeté de nuevo, tratando de empujarlo—. Aquí estoy yo, empujando mis pechos en tu mano, y actúas como si estuvieras a punto de ir a un funeral. Así que como que tengo que pensar que soy yo.

Me besó, duramente.

—Tú eres perfecta. Perfecta en todo. —Su mano bajó a tocar mi esternón, las puntas de sus dedos rozando la suave y pálida piel de allí.

5/10

por **jamileth** Dom 08 Dic 2013, 11:11 am

Hice un ruido suave de placer y me arqueé contra su mano, haciéndole saber que su toque era agradable.

—Entonces muéstrame.

—Perfecto —dijo, y rozó las puntas de sus dedos sobre un pezón duro, frotando la punta.

Jadeé ante el relámpago de sensación y me arqueé contra sus dedos, alentando más.

Sus dedos rozaron la suave curva de mi pecho y luego su pulgar rozó la punta, provocándola. Su mirada se desvió de vuelta a la mía.

—Oh, Dios —susurré, dolorida por el roce.

Él se quedó quieto.

—No, no —dije, atrayendo su cara hacia la mía. Lo besé con fuerza y fiereza—. Eso es bueno. Voy a decirlo mucho cuando me toques. Cuanto más lo digo, mejor es. ¿Entiendes?

Experimentalmente, las puntas de sus dedos se cerraron sobre el pezón, y apretó suavemente. Mi beso se convirtió en un jadeo y mordí ferozmente su labio inferior, luego lamí la herida. Un gruñido comenzó bajo en su garganta, y sentí el más extraño deseo de hacer lo mismo. Habían pasado seis años desde que un hombre me había tocado, y aún más desde que yo lo había deseado. Esto estaba volviéndome loca de necesidad.

—Por favor no dejes de tocarme —dije—. Usa los dedos, la boca, todo.

Su boca se separó de la mía mientras seguía frotando su pulgar sobre mi pezón, y vi que su mirada se deslizó a mi otro pecho tenso.

—Sí —estuve de acuerdo, mi aliento llegando en pequeños y bruscos jadeos—. Pon tu boca allí.

Se deslizó por mi cuerpo, su boca revoloteando cerca de mi dolorido y necesitado pecho. Se quedó inmóvil durante un momento, y luego vi su lengua salir y rozar muy suavemente mi pezón.

Grité de placer.

Cuando se puso rígido, metí los dedos en su cabello y lo atraje más. Él no necesitaba mucho más que eso, su boca se pegó a mi pezón y comenzó a lamerlo lentamente, girando su lengua alrededor de la piel sensible. Cada vez que movió la lengua, envió un relámpago de puro placer a través de mi cuerpo, y, con palabras y gritos suaves de placer, le hice saber cuánto me gustó. Su boca era increíble, y en poco tiempo estuve arqueando las caderas, sacudiéndome ligeramente en respuesta a cada toque de su lengua.

—___________________ —gruñó, mirando hacia mí, con los ojos brillantemente salvajes.

—¿Qué? —jadeé, mis manos se enredaron en su cabello. Dios, sus dedos seguían rodando mi pezón, provocando la punta y volviéndome loca—. ¿Qué pasa?

—Puedo oler tu necesidad. —Su mano fue a mis bragas y pude oír el gruñido en su garganta de nuevo—. Huele. . . increíble —dijo con voz áspera y dura, y las arrancó—. Necesito probarte.

Se levantó de la cama, me agarró de las caderas y tiró de mí hacia el borde de la cama, con mis piernas colgando por el costado. Nick se arrodilló en el suelo, las tablas rechinando.

—Tu perfume es. . . increíble —gruñó bajo contra mi vientre, y luego su boca estaba sobre mí.

—Yo. . . oh. . . —susurré, cayendo de espaldas sobre la cama cuando las sensaciones atravesaron mi cuerpo. Sus grandes manos sujetaron mis caderas, con mis piernas abiertas, y sentí su lengua rozar mis pliegues, deslizándose sobre su calor resbaladizo, probándome. Un estremecimiento de deseo ondulante cayó sobre mí—. Oh. . . eso es muy bueno —dije, mi voz soñadora mientras su lengua lamía la humedad. Dios, tenía una lengua grande y maravillosa. Y oh wow, la estaba usando de maneras que hicieron que los dedos de mis pies se doblaran de deseo—. Oh. . . oh, Nick. Muy bueno.

Lamió los lados de mi sexo, explorando cada suave pliegue. Su lengua encontró mi núcleo, y cuando presionó dentro de mí, casi me caí de la cama. Mis dedos fueron a su cabello y retorcieron allí.

—Eso es muy bueno —jadeé mientras empujaba con su lengua—. Muy, muy bueno. Oh. . . oh. . . oh sí.

Su lengua acarició fuera de mi núcleo y de nuevo adentro.

Grité cuando su lengua encontró mi clítoris y mis caderas se levantaron de la cama. Cuando él gruñó de placer en su garganta, lo sentí contra mi sexo. Las ondulantes ondas expansivas de placer se convirtieron en un maremoto, y retorcí las manos en su cabello, atrayendo su rostro contra mi sexo.

—Oh, ahí mismo —gemí cuando movió su lengua contra la protuberancia de mi clítoris—. Eso se siente tan increíble. Oh, sí. Oh. . . sigue haciendo eso con la lengua. Oh, Nick.

Cuanto más gemía y demandaba, más rápido trabajaba su lengua. Dándole golpecitos a mi clítoris, luego frotando en círculos y golpeando duro con la lengua cuando mis caderas se sacudían en respuesta. El flujo continuo de palabras murió. Lo necesitaba. Necesitaba más. Necesitaba que lamiera más rápido, más fuerte…

Él gruñó contra mi clítoris, golpeando duro con su lengua, y me hice pedazos en una profunda ola de placer. Cada músculo de mi cuerpo se tensó, vibrando, y él aún continuó lamiendo, alargando instintivamente mi orgasmo. Pareció durar unos minutos interminables. Mi cuerpo temblaba como gelatina, y había perdido toda capacidad de hablar. Cuando mis músculos finalmente se relajaron, me di cuenta que había envuelto mis piernas alrededor de los hombros de Nick y mis dedos estaban todavía clavados en su cabello, todavía manteniendo su rostro en la cuna de mis caderas. Ahora me estaba dando lamidas lentas y lánguidas, como si no pudiera tener suficiente de mi sabor. Como un manjar favorito.

—Oh. . . oh, Nick —susurré, frotando su cuero cabelludo con los dedos—. Tienes una boca increíble. Realmente, realmente increíble. Especialmente para un virgen.

Se inclinó y besó el interior de mi muslo.

—Me corrí —dijo en voz baja y ronca.

—Ah, bueno —dije con una sonrisa soñadora.

—Tres veces.

Solté una risita.

Él se tensó contra mis piernas.

Las envolví alrededor de él de nuevo y continué masajeando su cabeza.

—Eso fue totalmente increíble. Voy a ser golosa con esa lengua tuya.

La rigidez desapareció y besó el suave interior de mi muslo una vez más.

—Primero, nos ducharemos —dijo—. Luego, tienes que cambiar.

Gemí.

—Mis piernas se sienten como fideos. Ni siquiera voy a ser capaz de caminar a la ducha, mucho menos de correr en el bosque.

—Entonces le pediré a Gracie que me lave la espalda. —Comenzó a quitar mis piernas de sus hombros.

Me quedé mirando la media sonrisa tirando de sus labios.

—¿Acabas de hacer una broma?

Me mordió el muslo en respuesta, obteniendo un chillido de mi parte.

Wow. Un orgasmo —o tres— realmente suavizaba al hombre. No podía esperar a descubrir cómo estaría después del sexo completo.

* * *

Después de una ducha y una carrera por el bosque, me estaba quedando dormida en mis pies. Recordé vagamente acurrucarme a su lado en la cama, pero cuando me desperté a la mañana siguiente, él ya se había levantado, y el sonido de los martillos en el lado lejano de la casa me dijo que teníamos visitantes.

Pasé todo el día ayudando a renovar la casa. Mientras Nick y Jackson trabajaban en el techo, Dan-el adolescente hombre lobo ayudante- había sido asignado para dar la parte exterior de la casa una nueva capa de pintura. Mientras el pasaba la poderosa pistola de pintura, yo usaba un pincel para llegar a los puntos que el se perdía, y charlamos. Resultó que él y Jackson estaban buscando una nueva manada. Su antigua manada , había muerto en un incendio, y no me levante cuando vi cómo de shockeado Dan estaba.

Estaban solos en este momento porque Jackson era un alfa, y ninguna manada lo aceptaría por temor a que él desafiara al alfa existente. Unas manadas se habían ofrecido a acoger Dan, pero él no quiso dejar el lado de Jackson.

Sentí una oleada de afecto hacia el niño, y Nick parecía llevarse muy bien con Jackson. Un par de veces había capturado el sonido de la risa masculina procedente del techo.

Gracie salió de su casa de huéspedes, mandando mensajes de texto a la distancia, y cuando se enteró que nuestro día iba a ser dedicado a hacer trabajo manual, se fue directo adentro de nuevo, regañándome por desperdiciar mi fuerza.

En el momento en que el sol se estaba poniendo, Dan y yo habíamos pintado el primer nivel de la parte exterior de la casa, el techo fue parcheado, y mi nariz estaba quemada por el sol.

–Se ve bien, señorita ___________________–, dijo Dan tímidamente, levantando su gorra para secarse el sudor de su frente. –Muy pronto va a ser un verdadero hogar para usted y Nick, y entonces usted puede comenzar una familia.

Fue una buena cosa mis mejillas estuvieran rojas ya con el esfuerzo.

–Todavía no estoy del todo convencida de que nuestra especie deba ser cruzada–, le dije con una sonrisa. –Nuestros hijos serían grandes y gruñidores, con una debilidad por la miel.

El viento cambió, llevando olor de Nick sólo como una sombra cayendo sobre mí.

–Él está de pie justo detrás de mí, ¿no?

Dan asintió con la cabeza, sonriendo.

Una mano se deslizó alrededor de mi cintura, y por una vez, no salte. Mis manos se movieron a ella y le acarició sus dedos grandes.

Nick me atrajo hacia él y se inclinó y murmuró:

–Estoy bastante seguro de que eres mala en recuperar.

6/10

por **chelis** Dom 08 Dic 2013, 11:19 am

:calor: :calor:

por **jamileth** Dom 08 Dic 2013, 11:32 am

–Tírame un palo y ve qué pasa–, bromeé, luego chille cuando él besó mi cuello. –Estás sudado.

–También tú lo estas.

Jackson apareció por el lado de la casa, secándose la frente y bebiendo de una botella de agua.

–Será mejor que me vaya, Dan.

Inmediatamente me sentí mal de que él se quedara tan lejos de mí.

–¿Ustedes quieren quedarse un rato? La ducha está arreglada y podríamos pedir una pizza.

Jackson me dio una sonrisa, pero negó con la cabeza.

–Gracias, pero tenemos una habitación de hotel que va a estar muy bien. Ustedes dos necesitan un poco de tiempo a solas.

Me ruboricé, porque él no estaba del todo equivocado. Los brazos de Nick todavía estaban envueltos alrededor de mí, y yo estaba contenta de apoyarme en él y disfrutar de su fuerza, sudor y todo. Se sentía bien estar en sus brazos.

Cuando Dan y Jackson hubieron empacado sus cosas y la camioneta crujió por el camino de grava, Nick se inclinó y me mordió la oreja.

–Ducha?.

–Sólo si prometes secarme con extra-especial cuidado–, bromeé.

Sus ojos brillaron.

Corrimos a la ducha y nos metimos juntos. Le frote la espalda, luego el frotó la mía. Cuando su mano grande se deslizó a mi frente y tomó uno de mis pechos, sabía de ducha el tiempo se había acabado. Me di la vuelta y lo mire, deseando que nuestras alturas no fueran tan diferentes-no llegaba más alto que los pectorales de Nick, y su enorme erección me apuñalaba en el estómago. No es que me importara, pero tenía muchas ganas de darle un beso en ese momento y se lo dije.

Nick llegó junto a mí, apago la ducha, entonces me levantó como si pesara nada. Había beneficios de salir con un hombre ridículamente fuerte, decidí mientras me inclinaba hacia su boca.

El chupó mi labio inferior, en respuesta, y yo gemí bajo en mi garganta. Aún besándonos, envolví mis piernas alrededor de su cintura, y Nick nos trasladó a la habitación. Dejó mi cuerpo mojado en la cama, y luego su caliente, elegante y húmedo cuerpo se deslizó sobre el mío. Me dio un escalofrío de placer y me frote contra él.

–Quiero lamerte de nuevo–, dijo entre besos. –Una y otra vez. Amo tu olor. Amo tu gusto aún más .

Mis tripas se apretaron con necesidad al pensarlo, y mi beso creció más feroz. Su mano se deslizó entre nosotros, y me resistí cuando sus dedos rozaron el calor resbaladizo de mi sexo. Yo había esperado todo el día para esto, quería su gruesa, enorme longitud dentro de mí, para llenar el dolor que había ido en aumento cada vez que pensaba en la noche anterior y su cabeza entre mis piernas.

Una bocina tocó en alguna parte abajo.

Nick levantó su cabeza.

–Ignórala– le dije, envolviendo mis dedos en su pelo y tirando hacia abajo su cara a la mía. Mis caderas se levantaron contra su mano, esperando y esperando sus dedos para explorarme. –Te necesito.

Una neblina de deseo se movió sobre su cara y se inclinó hacia abajo, mordiendo uno de mis pezones mojados. Di un grito ahogado y me arqueó, animando a su boca.

La bocina sonó de nuevo. Tres veces seguidas, repetidamente. Desde abajo, escuché el sonido de una risa estridente masculina.

Nick maldijo y se desenredado de mi cuerpo.

–Vístete–, dijo, y en un instante había agarrado un par de pantalones vaqueros y estaba fuera de la habitación.

Me incorporé sobre los codos y fruncí el ceño en la puerta. Maldita sea. Eso fue una sincronización de mierda.

–___________________–, gritó una voz abajo. –¿Dónde estás, muchacha? Te traje un regalo!

Reconocí esa voz, y hizo mi corazón latiera con deleite.

–¿Kevin?– Salté sobre mis pies y rápidamente excavado ropa interior y los pantalones de mi bolsa de viaje. El único pantalón que agarre era un pantalón de pijama, pero no me importaba-me deslice en el, agarre una de las camisas de Nick, y me la puse encima de mi cabeza. Entonces derribe las escaleras y di un chillido feliz al ver abajo. El clan Russell sentado en la sala de estar de mala calidad de Nick, menos Joe. Kevin, Jeremías, Everett, Ellis, y Austin me sonrieron. Everett levantó una caja de cerveza. Austin y Josué estaban poniendo una pantalla plana sobre una mesa plegable en la pared. Ellis levantó la Xbox que había traído.

–Los noches de sábado son noches de juegos, ¿recuerdas?

Di un pequeño salto feliz y me abalance sobre Kevin.

–Ustedes son los mejores–, dijo con mucho gusto. –me había totalmente olvidado de la noche de juegos!

–Nosotros no–, dijo Everett con una sonrisa, dejando la cerveza para que yo pudiera abrazarlo a él, también.

–Pensé que sería un buen momento para venir a echarte un vistazo–, dijo Jeremías. –Asegurarnos de que todo está bien por aquí.

–Estamos muy bien–, le dije con entusiasmo, haciendo caso omiso de las miradas que persistían en mi cuello. –Es dulce de todos ustedes el pasar

Los muchachos abrieron unas cervezas y comenzaron a configurar el Xbox, y siempre había alguien apareciendo a abrazarme, haciéndome cosquillas, o burlándose de mí por mi apariencia. Era como estar de vuelta en la casa Russell los sábados por la noche. Todos estaríamos reunidos alrededor de las consolas de juegos, bebiendo cerveza y hablando mierda. Era como tener un paquete de hermanos, y me encantó cada momento de ello mientras yo vivía allí.

Sonriendo, miró a su alrededor.

–¿Dónde se fue Nick ?

–Fue a conseguir algo–, dijo Ellis. Se sentó en el suelo y cogió su cerveza. –No puedo creer que no hay internet aquí. Eso es criminal. ¿Sabes en qué año estamos?

–Lo siento–, le dije con una sonrisa, dejándome caer en el sofá entre Josué y Everett. –Nick esta arreglando el lugar. Tal vez lo tendremos la próxima semana. La electricidad era una especie de prioridad esta semana. Savannah no está contigo?

–Ella se queda en casa esta noche.– Jeremías, el silencioso, perceptivo, asintió hacia mí. –¿Estamos molestándolos ?

–En absoluto–, le dije con una sonrisa, tratando de alcanzar el control que me pasaba . Busqué a Nick, y entonces me di cuenta de que no estaba en la habitación. –¿Qué exactamente Nick estaba consiguiendo?

Ellis se encogió de hombros y dio un codazo a mi brazo.

–¿Vas a jugar?

Bajé la mirada hacia el mando en mis manos. Los Russell eran abrumadores y bulliciosos, y no me importaba su burla. Pero tal vez Nick se sentía excluido? Incluso cuando había estado en el recinto Russell, nunca había participado en las sesiones de juego de la noche del sábado.

–Quiero a Nick aquí.

Austin sonrió y me ofreció una cerveza.

–Yo le asuste. Le dije que si te hizo daño, iba a despellejarlo y usarlo como una alfombra de chimenea.

Puse los ojos en blanco.

–Tu no lo asustaste, Austin. Él podría comerte para el almuerzo y lo sabes.

–Lo sé. Pero yo no podía dejar pasar la broma de la alfombra de piel de oso.

Le entregué mi mando a Kevin.

–Déjenme ir a buscar a Nick. Enseguida vuelvo–. Me paré y olfateé el aire, en busca del olor único de Nick, tan cálido y diferente de la fragancia, ahora abrumadora de hombre-puma en la casa, y lo seguí.

Lo encontré en el porche de atrás, sentado en el escalón más alto y la mirada perdida en el bosque. Me senté junto a él, metiendo mis pies descalzos cerca, y deslicé una mano por el hueco de su brazo.

–¿Qué es?

Él negó con la cabeza, sin mirarme.

Me tomó de la mano, uniendo los dedos a través de la de él. La brisa traía el olor de la pintura en ella y, a continuación ligero aroma a lobo de Gracie. Oí su risa mientras ella se unía a los demás en la sala de estar, y me alegré de que había venido a jugar. La única cosa estropeando mi felicidad era la evidente incomodidad de Nick.

–No fue Austin, ¿verdad?

Él soltó un bufido.

-No precisamente.

Me lo había figurado.

–Entonces, ¿qué es? Habla conmigo. Realmente me gustaría saberlo.

Él me miró, y luego miró hacia la casa.

–Tú estás... relajada con ellos .

¿Y. . . no con él? Era eso lo que sucedía? Le sonreí, acariciando con mi otra mano sobre el músculo de su brazo. Me gustaba tocarlo, y yo sospechaba que le gustaba, también.

-Estoy relajada con ellos porque son fáciles de estar alrededor. Es como tener hermanos mayores.

–¿Soy como tu hermano?– Entrecerró los ojos oscuros.

–En absoluto–, dije, y le di a su mano un apretón.

–No saltas cuando ellos te tocan–, señaló. –Todavía saltas cuando te toco a veces.

Así que eso era lo que le estaba molestando.

–Yo soy una persona nerviosa,– dije en voz baja. –Pero estoy mejorando cada día. Y si salto cuando me tocas, es porque estoy pensando en ti cuando me estas tocando por todas partes–. Sus ojos se oscurecieron cuando encontraron con los míos, y vi esa mirada posesiva, sexy en su rostro y me deleite en ella. –.Y nunca he tenido pensamientos entretenidos de ese tipo con ellos.

Parecía luchar con decir algo.

–Yo. . . no quiero ser como ellos. . . para ti .

–No lo eres–, le dije y me incliné para darle un beso. Su boca rozó la mía en el más ligero de los besos. –Desde luego, no pensaba en nada fraternal anoche.

–Bien.– Él me besó de vuelta, esta vez más fuerte, más posesivo.

–¿Van a estar besuqueandose toda la noche?– gritó alguien desde la sala de estar.

–Diles que sí–, dijo Nick contra mis labios.

Me eché a reír.

–Probablemente deberíamos entrar antes de que se beban toda la cerveza–. Tiré de su brazo. –Ven? Sería divertido si juegas, también.

Parecía indeciso pero me permitió tirar de él , y yo sabía que esto era parte de la incomodidad de Nick alrededor de la gente. Cerca, pero no demasiado cerca. Yo había sido capaz de acercarme mas a los hermanos Russell en un par de semanas que lo que Nick lo había hecho en los doce años que había conocido a Joe. Se mantuvo para sí mismo, siempre. Tal vez su crianza con el clan oso instintivamente le hizo contenerse.

Cuando volvimos a la sala, me di cuenta de Gracie acurrucada en un rincón del sofá, charlando con un admirativo Ellis. Ella envió mensajes de texto incluso mientras hablaba, y me pregunté cuántos hombres estaba decidida a envolver alrededor de su dedo meñique. Algunos otros descansaban en el suelo ya que estábamos ligeros en muebles y yo arrastré a Nick al frente, hacia el televisor.

–Da un turno a Nick–, le dije. –Él quiere jugar.

Un mando fue entregado a Nick, y lo sostuvo torpemente. Se veía ridículamente pequeño en sus grandes manos, y él me miró como si sufriera.

–No es difícil–, declare, tirando de su brazo y sentándolo en el suelo delante de la TV. –Aquí. Te voy a mostrar cómo apuntar y disparar.

Se sentó con las piernas cruzadas junto a mí, con los hombros casi bloqueando la pantalla del televisor. Quedé asombrada de nuevo de su tamaño y, curiosamente, posesivamente orgullosa. Me gustó que él fuera el hombre más grande en la habitación.

Él me dio una mirada impotente cuando empezó su turno, y luego apuñaló el botón equivocado.

–El botón A,– dije, llegando por encima de su regazo para señalarlo . –Mantén pulsado el gatillo derecho y pulsa el botón A.

Me arrastró a su regazo.

–Siéntate aquí.

Me sonrojé, esperando que alguien se burlara de nosotros, pero Nick era aparentemente libre de burlas. Cuando Nick me entregó el control, lo tome y empecé a jugar mientras que las grandes manos de Nick cepillaban a lo largo de mi piel.

La conversación comenzó de nuevo mientras yo jugaba, y cuando mi turno terminó, le entregue el mando a Everett.

–Entonces, ¿dónde está tu hermano y mi hermana esta noche?

–Están en la cabaña–, dijo Everett con una sonrisa, y su comentario fue recibido por un coro de sonidos de besos. –Alguien está teniendo suerte esta noche.

Solté un bufido.

–Ustedes son tan inmaduros.

–Creo que Bath finalmente descubrió hasta qué punto nuestra audición se extiende–, dijo Ellis con una sonrisa. –Ha sido un largo y seco deletreo para la pobre Joe esta semana. Creo que se estaba haciendo con él. Le compró a ella cinco docenas de rosas el día de hoy, y lo siguiente que supimos, que se dirigían a la cabaña para el fin de semana.

–Eso es tan lindo–, le dije, contenta por mi hermana. –Ustedes necesitan darles su intimidad más a menudo.

–Les damos mucha privacidad, pero algunas personas son muy, muy ruidosas en la cama–, dijo Kevin.

–Ugh. Creo que podría haber pasado el resto de mi vida sin saber eso de mi hermana.

–Yo también–, coincidió Kevin, sin dejar de sonreír.

7/10

por **chelis** Dom 08 Dic 2013, 11:49 am

jajajajaajajaja

por Contenido patrocinado

ϟ hypatia. aka Kate. MP ϟ Ver perfil.	ϟ dépayser aka Lea. MP ϟ Ver perfil.
ϟ youngjae aka . MP ϟ Ver perfil.	ϟ Stark. aka Cande. MP ϟ Ver perfil.

ϟ Legendary. aka Steph. MP ϟ Ver perfil.	ϟ chihiro aka Zoe. MP ϟ Ver perfil.
ϟ Kurisu aka Teph. MP ϟ Ver perfil.	ϟ Calore aka idk. MP ϟ Ver perfil.

ϟ ego. aka Kalgh/Charlie. MP ϟ Ver perfil.	ϟ Asclepio. aka Gina. MP ϟ Ver perfil.
ϟ mieczyslaw aka Alec. MP ϟ Ver perfil.