Make Me Fall In Love |Ed Sheeran|

¡Nueva Lectora!
Me encanto el prologo muero de ansias por leer el primer capitulo*-*
Me llamo Jennifer pero dime Jen c:

que bonito :3 quiero leer el primero ya C:

-Sí, no está mal. A mí me gusta. - Sophie asintió delicadamente con la cabeza mientras seguía admirando una a una todas las paredes de aquella casa.
-Pues si a nuestra hija le gusta, nos quedamos con la casa. - La madre de Sophie, sonrió y miró al joven muchacho de la inmobiliaria.
-El antiguo propietario todavía no ha trasladado todos los muebles imagino que tardará unos días en pasarlos todos. Llame mañana a la inmobiliaria para acabar con todo el papeleo.
-¿Podemos echar otro vistazo más a la casa?
-Por supuesto señorita Wayland. - Sophie se separó de su madre y decidió dar una vuelta más a aquella casa, revisó todas y cada una de las habitaciones; hasta que llegó a la que en un futuro sería su próximo cuarto. Dio un par de vueltas y colocó todos sus pósters mentalmente. Se imagino que podría colocar en cada sitio. Revisó debajo de la cama y esbozó una mueca de risa fusionada con asco al encontrarse con un par de botellas de alcohol vacías junto a un cuaderno. Cogió el cuaderno y lo miró por encima. "Parece algo muy personal y privado... ¡Da igual, me lo llevo!" pensó para sus adentros, guardó el cuaderno en la pequeña mochila que llevaba colgada a la espalda y volvió junto a su madre.
Esa misma noche, Sophie se tumbó en su cama con aquel viejo y desgastado cuaderno entre sus manos. Primero pasó las páginas sin pararse a leer. Haciendo lo imposible por intentar descifrar aquella demoníaca caligrafía. Después fue revisando todas las páginas una a una; sí, en definitiva, eran canciones. Al parecer el antiguo propietario era un enamoradizo que bebía para olvidar y plasmaba sus sentimientos en canciones. Colocaba la fecha en la que escribía cada canción en un margen, dándole un aire de diario al cuaderno, ya que según ibas leyendo las canciones sabías hacia que sentido iba evolucionando su vida. Todas las canciones eran hermosas, dignas de que sonasen en la radio, incluidas las tristes. Sophie nunca había visto tanto sentimiento junto, hasta el momento en el que la última canción del cuaderno apareció ante sus ojos, la fecha era del día anterior y la letra era deprimente hasta el punto de hacer llorar a Sophie allí mismo. Resumido: Hablaba de perder lo único que le quedaba en un puerto cercano allí, Sophie, no se lo pensó dos veces y de forma casi inconsciente se puso unas deportivas, se abrochó la chaqueta, cogió el móvil, el cuaderno y las llaves de casa y se fue. Salió corriendo hacia el puerto, se había hecho una ligera idea de como sería físicamente aquel muchacho. El aire golpeaba su cara y ni siquiera supo cuando fue que estaba desmatando sus pulmones a respiraciones forzadas para salvar la vida de alguien que ni siquiera conocía. Su corazón era demasiado grande a sus 17 años.
El puerto empezaba a aparecer delante de sus ojos y no se le ocurrió otra cosa que correr hacia el muelle, donde un chico de unos 20 años aproximadamente, pelirrojo y de tez pálida, descansaba en el borde del muelle; removiendo la fría agua del mar con los pies.
Sophie se acercó a él, sin apenas respiración.
-Perdona... Tú... - Dijo Sophie con las manos apoyadas en las rodillas tratando de recuperar el aliento.
-Lo siento, ahora no puedo firmarte ningún autógrafo.
-¿Qué? - No entendía nada.
-Que ahora no puedo firmarte ningún autógrafo. - Repitió con un sentimiento de molestia y tristeza mezclado en su voz.
-En realidad yo venía a hacerte una pregunta. ¿Qué te ha pasado?
-¿Qué? - Ahora el que no entendía nada era el pelirrojo. Sophie distinguió la duda entre su voz y le enseñó el cuaderno. El chico lo reconoció y trató de quitárselo pero ella era más ágil y lo apartó al instante. - ¿De dónde lo has sacado? -Comentó molesto.
-Estaba en mi futura casa. Ahora explícame que ha sido lo que ha pasado, o el cuaderno irá para los peces. - Espetó amenazante.
-¿Por qué te crees que iba a decírtelo?
-Porque si antes has pensado que quería un autógrafo y el cuaderno tiene canciones, todo esto me lleva a pensar que eres cantante. Tu próximo álbum está en mis manos ahora mismo.
-Puedo escribir más canciones.
-Sí, claro. ¿Antes o después de suicidarte?
-Has leído la última. - Sophie asintió con la cabeza. - Me llevas ventaja. ¿Cuántos años tienes?
-Diecisiete y no te vayas por las ramas y cuenta.
-¿Y te llamas...?
-Sophie... - Comentó alargando la "i" ya cansada de que aquel chico tratase de cambiar de tema continuamente.
-Genial. Una última pregunta Sophie... ¿Por qué has venido aquí corriendo sabiendo que me quiero...? - Pero Sophie era más rápida y se negaba a dejar que terminase la frase.
-Porque creo que una persona con tantos sentimientos se merece vivir.
-Sophie, acabas de ganarte mi respeto. - Ella se sentó junto a él y le miró con ansias de escuchar toda la historia. -Como decirlo Sophie... Yo... Mi novia me dejó hace poco y mi carrera musical, no va del todo bien últimamente.
-¿Ya está? Claro que duele que te deje la persona a la que amas y que no te vaya bien en la carrera tampoco es motivador pero... la vida sigue. No vale la pena, perder lo último que te queda por problemas. Una vez leí: El suicidio es una solución permanente a un problema pasajero. A parte ¿Has pensado en tu familia? Ni suicidio ni leches, tu te vienes conmigo.
-¿Qué?
-¿No que eras cantante? Invítame a un chocolate caliente, que hace frío. - El pelirrojo sonrió y casi rió ante el comentario de Sophie; pero sin embargo no pudo evitar dejarse llevar por la extraña alegría contagiosa de la chica.
-Ed; Ed Sheeran. Encantado de conocerte Sophie.

GOLAAA" soy nueva lectora, me encantó tu nove, la ame, además hay super pocas de Ed T_T
De verdad ame esta nove, tienes que seguirla, porfavoooor.
me pasare el miercoles, mañana y pasado tengo prueba :S
cuidate y escribe

ME ENCANTA TU NOVELA, es tan cullsss, tienes que seguirla.

Soy tu nueva lectora de Venezuela, tengo 15 y adoro tu novela.

Att: Una unicornio con problemas de psicosis.

Se dirigieron a una cafetería y se quedaron mirando al percatarse de que estaba cerrada.
-Está cerrada. - Dijo Sophie mirando a la cafetería.
-Es lo que tiene que sean las doce de la noche. - Dijo Ed después de haber mirado la hora en su móvil.
-¡¿Qué?! ¡¿Las doce?! - Sophie abrió los ojos como platos. - Mi madre me va a matar.
-Es por tu culpa, nadie te pidió que fueses a estas horas de la noche al puerto.
-¡No seas tan borde! Encima que lo hago por ti... Que desagradecido. ¿Cuándo esté igual de vieja que tú, voy a ser igual de arisca? - La manera de Sophie de mezclar ironía y humor, no hicieron más que mejorar el ánimo de Ed.
-Oye... ¿Cómo que viejo? - Exclamó Ed bromeando a la vez que golpeó suavemente el hombro de Sophie.
-Eres un viejo. Un viejo amargado.
-¡Solo tengo veintiún años! ¡Eso no es ser viejo!
-Espera que lo compruebe en la wikipedia... ¿Te llamabas Ed Sheeran, verdad? - Ed asintió. - Ah, sí, ya veo. Aquí pone que...  Que eres un viejo desagradecido.
-¿Cómo consigues que te odie, si te acabo de conocer?
-Que gracioso. Venga, llévame a casa que me estoy helando.
-¿Eres un poco confiada, no?
-¿Qué insinúas? Tócame un pelo y me como tu cuaderno de canciones.
-¿Dónde vives? - Sophie rió y Ed sonreía. Se llevaban bien para acabar de conocerse. A ojos de Ed, parecía que la desenvoltura  y alegría de Sophie, podrían ayudarla para llegar a superar cualquier obstáculo. Pero no era así. Y esa era la razón por la que se mudaba. Las personas que de verdad valen la pena, son las que han vivido situaciones que han podido llegar a atormentarlos por dentro. Lo difícil es encontrar a alguien que confíe en ti lo suficiente, como para enseñarte esas tormentas. Como para contarte que estuvo noches llorando. Porque contarlo, significa darle a la otra persona, las llaves de una de tus debilidades y confiar, en que no las usará en tu contra.
Ed guió a Sophie hasta el coche. Donde un flashback de recuerdos, atravesaron su memoria en pocos segundos. Ella, su largo pelo rubio, su aroma a flores, su sonrisa. Ella, sus duras palabras. Él, su portazo, sus lágrimas, sus noches en vela esperándola. Él conduciendo solo. Miró a Sophie, sentada en el asiento del copiloto, mirándolo fijamente. ¿Quién sabe? Algo dentro de él, le dice que esa muchacha va a tocar muchas partes de su corazón. Y en el fondo, deseaba que ojalá fuera así. Ed encendió la calefacción, incluso dentro del coche, las corrientes de frío, le congelaban las venas, o tal vez, su exnovia las dejó congeladas. Salió de sus pensamientos, para notar frío de nuevo, cuando vio a Sophie con la cabeza asomada por la ventanilla.
-¿Pero qué haces? - Comentó Ed, mirándola patidifuso. - Hace un segundo tenías frío.
-Pero ya no.
-¿Cómo que ya no?
-Llevas media hora con la calefacción puesta. Tienes eso a más de ocho mil grados, me voy a morir si no bajo la ventanilla. - Replicó Sophie divertida, en el fondo. Sophie era divertida para todo. Ed rió.
-De verdad, que eres un caso.
-¿Debo tomármelo a mal?
-No. No deberías. - Sophie colocó los pies en el asiento y se recogió las rodillas. - Baja los pies de ahí.
-No.
-¿Por qué?
-Porque se está muy a gusto así.
-Me bajas la ventanilla; me colocas los pies en el asiento... ¿Formas parte de alguna secta malvada en mi contra? ¿O De algún club de Haters?
-Sí. Soy del club de "Joder a Eddie, bajando la ventanilla". - Sophie se volvió hacia Ed, ríendo. Él, encendió la radio y puso música. De repente, en un acto inconsciente frenó el coche, allí en medio de la solitaria carretera.
-¿Ed? - Pero Ed, no la escuchó. Solamente escuchaba en su cabeza la viva imagen de aquel viejo recuerdo asociada a la canción que estaba sonando. Era su canción. Ambos la adoraban, fue la que sonó el día que se conocieron. Lo recordaba a la perfección. Grabado en su memoria. Permanente. Indeleble. Como sus tatuajes. Como una herida abierta que sigue sangrando porque no hay ninguna cura conocida, a parte del tiempo. Como la vida. Que pasa. Y nunca vuelve. Sophie se desabrochó el cinturón y se acercó un poco más a Ed, colocó su mano en su hombro. El contacto fue lo que hizo que Ed despertara de su recuerdo todavía con el olor a melancolía en el aire. Entrando por sus venas. - ¿Estás bien, Eddie? ¿Qué pasa?
-Yo, eh... Sí, sí. - Apagó la radio y siguió conduciendo.
-Eddie. Me caes bien. Por eso te voy a decir la verdad: Mientes mal.
-No quiero hablar de eso ahora.
-¿Demasiado reciente? - Ed asintió con la cabeza y siguió conduciendo tratando de ignorar todos y cada uno de los pensamientos que los llevasen hasta aquella chica rubia. - ¿Qué ha pasado?
-Pasa, lo que pasa siempre: La vida.

Realmente, odio como me ha quedado este capítulo xDDD
Ser felices(:

NOOOOOO, A mi me a fascinado, Puedo golpear a la muy puta que dejo a Ed es que no puedes ser tan desgraciada. Tienes que seguir esa novela, porque si no me iré demasiado a tu casa y te golpeare.

Att: Una demonio Simi que esta enamorada de su Akri Ares.

me gustó, no seas perfeccionista, esta bueno, Pobre de Ed T_T sufriendo por amorsh, ¬¬ mal hecho, sólo tiene que darle tiempo para que sus pensamientos se aclaren y sepa quién de verdad vale la pena <3.
Siguela pronto :D
cuidatee

me encanto :) sube el proximo pronto :(L): me voy poniendo al corriente :B

SUBEEEE AMO TUS NOVELAS y eres de las pcoas que conozco que le gusta ed Sheeran <3

-Ah... A esa la odio. - Ed se traumatizó ante el comentario de Sophie.
-¿Qué?
-Que odio a la vida. La forma que tiene de clavarte estacadas cuando estás despistado es odiosa. - Ed rió; sin saber por qué. Rió. - La vida es incluso peor, que esa gente con la que te llevas mal, pero las tienes de contactos en el Facebook por pena. Tengo que borrar gente de mi Facebook. Imagino que tu tendrás billones de amigos en Facebook.
-Que va. Pensaba que iba a tener más gente cuando empecé la carrera de cantante, pero siguen estando casi los mismos que tenía hace cinco años. - Sophie iba a decir algo, cuando Ed frenó delante de su casa.-Ya estamos.
-Ya veo. - Sophie se apeó del coche y salió a la calle. Maldiciendo que el frío se penetrase otra vez en su piel con tanta facilidad. - Venga, vamos.
-¿Cómo que "vamos"? Vas tú.
-No, venga. Ven. Tendré que decirle algo a mi madre, no es normal que llegue a estas horas.
-¿Y lo mejor según tu opinión es que entres con un chico mayor que tú?
-Mi madre nunca pensaría que tenemos algo. - Ed miró a Sophie con cierta curiosidad. - Tienes cara de niño bueno. Aunque seas un viciado de la botella. A parte... Tengo chocolate caliente. Seguro que quieres. Venga, vamos.
-¿Viciado de la botella? ¿No has probado una bebida alcohólica nunca, verdad? - Ed, se bajó del coche.
-Te dije que tenía diecisiete años, no que todavía viese los teleñecos. - Ed rió, otra vez. Eran tonterías lo único que pasaba por la cabeza de Sophie; pero eran tonterías lo que le hacía reír a Ed. Lo que le hacía que consiguiese desvanecer el recuerdo de la rubia poco a poco. Como un papel tirado al fuego; desapareciendo lentamente; de forma irreversible. El fuego, es fuego. No puedes recolocar las cenizas.
Sophie sacó las llaves de su bolsillo y el contacto con el frío metal con sus congelados dedos no causaron más que dolor contra su piel.  Abrió la puerta y subieron las escaleras hasta llegar a su casa. Entró lentamente con Ed escoltándola a su espalda.
-¿Mamá?
-¿Qué horas son estas Sophie? - La ironía de la vida, consiguió que la satisfacción de entrar en la cálida casa se desvaneciese ante el cortante tono en la voz de su madre; que provenía de la cocina. Sophie entró en la cocina y le hizo un gesto a Ed para que entrase también. La madre los examinó minuciosamente con la mirada, rasgo a rasgo. - ¿Quién eres? - Comentó esta vez con un tono más curioso que borde.
-Él es Ed. Hemos estado en el centro comercial, porque él quería comprarse un nuevo videojuego y de paso; yo miraba los precios de esos pantalones que tanto te gustaban. - Lo de que el punto fuerte de Sophie eran las mentiras improvisadas, lo sabían todos menos su madre, cubierta por el aire de la inocencia y la confianza hacia su hija. Por muy mal sabor que le quedase a Sophie después de mentirla, hay ocasiones, en las que es mejor no saber la verdad.
-Está bien. Parece que hace frío. ¿Queréis chocolate caliente? - Sophie le dirigió a Ed una mirada que gritaba "Te lo dije". Sophie asintió y se dirigieron al salón mientras su madre preparaba el chocolate caliente.
-Así que está es tu casa... - Ed examinó con cuidado la pequeña habitación. Los cristales se golpeaban entre sí a causa de las fuertes ráfagas de viento y podía notarse un poco de frío serpenteando por el suelo. - Normal que quieras mudarte a mi apartamento. - Sophie golpeó ligeramente a Ed, con gesto de molestia mientras dejaba escapar una carcajada.
-Te recuerdo que ahora es mi apartamento.
-Lo será cuando saque todas mis cosas. - La madre de Sophie entró con una bandeja sobre la que dos vasos de humeante chocolate pedían a todo pulmón ser bebidos. Y así fue, no pasó un segundo en que la mujer depositó la bandeja sobre la mesa, cuando Ed y Sophie se lanzaron como pirañas hacia los vaso. El contacto de los dedos con el vaso caliente era reconfortante y el dulce sabor bajando por sus heladas gargantas parecía querer hacerlos sentir en la gloria. En cuánto la madre de Sophie se fue, continuaron con su conversación.
-Admítelo; esto sabe mejor que la cerveza.
-Sí, pero... A veces la necesitas.
-¿A la cerveza?
-¿Nunca has querido ahogar las penas en la cerveza?
-¿Nunca has querido ahogar las penas en la música? ¿Y tu eres cantante?
-¿Pero no has leído mis canciones?
-Me refería a escucharla, tonto.
-No, no suelo escuchar música cuando quiero olvidar.
-Pues deberías, es más sano, más barato y más... Más todo. Te ayudará más que beber como un ciego.
-Me hablas como si tuviese un problema con el alcohol.
-Y lo tienes. Guardar botellas vacías debajo de la cama solo significa dos cosas. Que te la pasas teniendo sexo, o que te la pasas llorando y bebiendo.
-Tu también tienes problemas.
-Hagamos un trato: Tu intentas que yo deje de beber y yo intento que dejes de mentir.
-Acepto. - Sellaron el pacto con un apretón de manos y se tomaron un último sorbo de chocolate.- Ed... ¿Qué es lo que quieres olvidar? - Fue solo una frase; una frase que consiguió que Ed maldiciese el nombre de Sophie durante cinco segundos. - No debería haberlo preguntado.
-Exacto; no deberías.
-Quiero ayudarte.
-Nos conocemos de hace menos de cuatro horas, Sophie. Hay demasiadas cosas que yo no sé de ti y que tu no sabes de mí.
-¿Estás diciendo que no confías en mí? ¿Qué no quieres volver a verme?
-Ya hay algo que se de ti: Eres hipersensible.
No sé que me pasa cuando escribo, que hay párrafos que adoro y párrafos que odio xDDD
Gracias a todos los comentarios, en serio(:

Me encnató, de verdad, sin ofender, pero es la mejor novela de Ed que he leído, pro eso la comente, concuerdo con la lectora de arriba, es la única que vale la pena, de verdad escribes muy bien, y es super linda :D
Siguela pronto y cuidate mucho xx