Everything has changed.

MaJoRojas_ escribió:ndbsjxnsjabsi no encontre palabras en el diccionario, creo que no se buscar bien u.u
me encantaron los capitulos, el ultimo me dio risa nsjajajjajajaj y lo peor es que estoy en claces y termine una preba y me puse a leer y cuando me rei todos me miraron raro .-. y casi casi me retan pero no porque mmmm no lo se creo que le cai biem a la nueva profe xD
Me debo ir, Siguela proooonto
Besos gigantosos y cuidate muchisisisisisiiiisimo :*

¡Majo! 
Tu comentario me emociono un buen lñkajdkla enserio, lo leí llegando del colegio y me emocione y reí leyendolo*-*
¡Ya la sigo! :) x

ayludanae escribió:CLARO QUE TENES QUE SEGUIR ESCRIBIENDO HACE UNA SEMANA QUE ESPERABA QUE SUBAS UN CAPITULO ES EL PRIMERO QUE LEO QUE NO SEA LARRY Y ME ENCANTA PORFA ESCRIBI MAS SEGUIDO NO SABES LO QUE ES ESTAR ESPERANDO UNO DE TUS CAPITULOS ENCIMA LO CORTASTE EN LA MEJOR PARTE NO PUEDE SER YO LLEGO AL COLEGIO Y LE CUENTO A MIS AMIGAS CAM Y SAM SOBRE LAS NOVELAS YA QUE UNA DE ELLAS ES MUY CRISTIANA SI LA CACHAN LLEYENDO UN FORO CREO QUE LA EXORSIZAN O  ALGO ASI Y LA OTRA LEE PARA EL CULO ASIQUE ESPERAN QUE YO LEA Y LES CUENTE TODO LA TUYA ES UNA DE LAS QUE MAS LES ENCANTO
SENTITE ORGULLOSA GANARSE A MIS AMIGAS CON UNOS POCOS CAPITULOSNO ES MUY FACIL

PD:PORFA SUBI RAPIDO OTRO CAPITULO

alskañdsl ¡YA LA SIGO! :)
No sabes lo feliz que me hizo tu comentario y me encanta que le encante a tus amigas, un saludo de mi parte a ellas también:)
Tu comentario me emociono muchísimo, y la historia de tus amigas más, ya la sigo y espero y me cuentes que te pareció a ti y a tus amigas:) x

Pensaba poner maratón mañana pero sus comentarios me emocionaron tanto que hoy les dejo un capítulo y mañana toca maratón :D

– Quítate de mi camino – mascullé secamente.
– Necesito hablar contigo. – dijo Matías mirándome fijamente.  
– Y yo necesito que te apartes. – solté mientras intentaba abrirme paso pero de nuevo me lo impidió.
– Solo escúchame un minuto, por favor –pidió y por un segundo en su mirada vi toda la sinceridad del mundo y una ferviente necesidad.
– ¿No la escuchaste? – Gruñó Gabriel y mi atención se desvió hacia él y su intervención–. Dijo que te la dejarás.
De una manera casi mecánica Matías giró su mirada hasta Gabriel, evaluándolo, desafiándolo. Gabriel, quién siempre había sido calmado y su voz rara vez era así de dura le respondía con una mirada fulminante.
– Gab…– dije intentando atraer la atención de mi hermano– Gabriel, vámonos.
No esperé una respuesta, simplemente agarré el brazo de mi hermano y lo jale hacia la puerta pero apenas logré moverlo un poco hasta que el me hizo caso y salimos de ahí.
– Ese idiota…– empecé  a decir.
– Le gustas.
Clavé mi mirada en Gabriel que había pronunciado las palabras con un deje de diversión y lo vi sonriendo.
– ¿Pero qué es esto? ¡Hace un momento estabas todo atemorizante!
– Era una careta, en realidad fue un asunto muy divertido – admitió mientras seguía sonriendo.
–  No sé si quieres protegerme de él o quieres entregarme. – dije confundida.
– Depende, ahora intervine porque te estaba molestando pero bueno, en realidad podría ayudarlo contigo.
– Primero te decapito.
*
Después de mi encuentro con Matías no me lo había topado más. Había pasado receso y las siguientes dos horas tenía gimnasia o mejor dicho, entrenamiento selectivo para tenis.
– ¿Así que quieres entrar en el equipo oficial de tenis? – preguntó Alejandra mientras nos vestíamos, yo,  con unas zapatillas de deporte más cómodas y  con unas cintas alrededor de mis muñecas y Alejandra con su bañador de Natación.
– Sí, ¿algún consejo?
– Bueno…tendrás mucha competencia femenina.
– ¿Qué quieres decir con eso? –pregunté.
– Dejaré que lo averigües…
Mientras salíamos de los vestidores para diferentes direcciones até mi cabello en una coleta alta y tomando mi raqueta me dirigí al campo de tenis.
Durante media hora se nos explicó lo que yo ya sabía sobre la selección para el equipo oficial. Tal como había dicho Alejandra había muchas chicas que deseaban entrar al equipo oficial, el mayor número de aspirantes era obviamente para los de primer grado y el menor para los de tercer grado. De segundo grado solo éramos nueve: dos chicos y 7 chicas. Todos compitiendo por un puesto en el equipo oficial. La entrenadora nos puso en parejas para lo que nos dijo sería un juego con alguna pareja del equipo oficial, ellos serían los encargados de evaluarnos y si ellos lo decidía entraríamos. Genial. Ahora tenía que impresionarlos, de eso dependía mi entrada.
El chico con el que me toco era de otro de los grupos de segundo, su nombre era Roberto con un cabello completamente negro y una piel blanca que lo contrastaba; lucía nervioso.
– ¿Estás listo? – le pregunté intentando iniciar una conversación.  Nos habían asignado la cuarta de seis canchas de tenis para nuestra prueba de evaluación.
– Eso creo –dijo inseguro.
– Todo irá bien. Seguro que nos irá bien.
Estaba asombrada de lo segura que lucía cuando por dentro me estaba muriendo de los nervios.
Me repetí mentalmente que todo saldría bien.
Puse la mejor de mis sonrisas cuando vi entrar a los dos chicos que nos harían la prueba evaluatoria y enseguida la borré.
Esto simplemente no estaba pasando.
Ahí parado enfrenté de mi vestido con el equipo de tenis oficial y con su estúpida, perfecta y arrogante sonrisa estaba Matías.
Matías, con su mirada de ojos grises que ahora brillaban mientras me miraba y sonriéndome, sonriéndome descaradamente.
Estaba perdida.

Está demás decir, que espero con muchas ancias el maratón, así sean 10 capítulos no me aburriría jamás. Le mando muchos besitos a la imaginación de mi escritora favorita (:

kyamz escribió:

MaJoRojas_ escribió:ndbsjxnsjabsi no encontre palabras en el diccionario, creo que no se buscar bien u.u
me encantaron los capitulos, el ultimo me dio risa nsjajajjajajaj y lo peor es que estoy en claces y termine una preba y me puse a leer y cuando me rei todos me miraron raro .-. y casi casi me retan pero no porque mmmm no lo se creo que le cai biem a la nueva profe xD
Me debo ir, Siguela proooonto
Besos gigantosos y cuidate muchisisisisisiiiisimo :*

¡Majo! 
Tu comentario me emociono un buen lñkajdkla enserio, lo leí llegando del colegio y me emocione y reí leyendolo*-*
¡Ya la sigo! :) x

Jejeje que leeeenda <3
ajjsjajajajjaajj pobre Lucia... sip pobre ajanjajajaja entre tu y yo, ella tiene suerte porque si se porta bonito capacito que tenga el puesto asegurado neee no lo se no creo saber predecir el futuro :3 pero buee, espero tu maraton wapa.
Besoooooooos y cuidate :*

Ay, amé los capítulos, siento no haber comentado antes. Matías es un loquillo, está celoso del hermano (aunque él no lo sabe). Y Lucía, solo se quiere hacer la difícil 1313.
PD: Me dicen Kay, por cierto.

tu quieres que me de un infarto por que me esta dando como la dejas asi???? cuando subira:imdead:

omg... pobre lucia jajajajaja me encanto debes de seguirla pronto!!!! :)

Había sido todo, el juego había terminado.
Y habíamos perdido.
Me sentí mal por Roberto porque en parte yo había causado aquello. Y porque no solo era un juego perdido, habíamos perdido la oportunidad de entrar al equipo.
Vi del otro lado de la red a Matías y A Samuel intercambiar palabras, los dos estaban agotados. Matías tenía todo el torso cubierto en sudor por el juego.
Al igual que el pobre de Roberto que se apoyaba con su manos en sus rodillas intentando respirar. Y yo solo cerraba los ojos e intentaba no pensar en que se había acabado. No culpaba a Matías, en realidad yo me sentía culpable por ser tan estúpida queriéndolo provocar y haber terminado como la boba.
Recogí mi playera de donde la había tirado y estaba a punto de decirle a Roberto que ya me iba cuando Samuel y Matías se acercaron.
– Están dentro – anunció Samuel.
Roberto se incorporó enseguida y yo le clave la mirada de sorpresa a los dos. ¿Pero qué…?
– Pero perdimos – dije.
– Sí, lo hicieron –habló Matías–. Y aun quiero esa cita, pero están dentro, los dos.
– ¿Por qué? –preguntó Roberto.
– Porque ustedes, chicos. – Nos habló Samuel. – Resistieron más de lo que otros nos han resistido un juego, son buenos.
Una estúpida sonrisa ilumino mi rostro. Lo habíamos conseguido. ¡ESTABAMOS DENTRO!
– Gracias, gracias, gracias –balbuceaba.
Samuel y Matías nos sonreían.
– Entrenamos todos los lunes, miércoles y viernes durante las horas de gimnasia. Y los sábados de ocho treinta a doce del día. El uniforme del equipo lo encuentran en cualquier tienda de uniformes de la ciudad y si quieren comprar el equipo búsquenlo en Tamis, hay un excelente equipo de tenis. – explicó Matías.
Roberto y yo asentidos, completamente emocionados.
– Bueno, sí no hay nada más… ¡Bienvenidos al Equipo de Tenis de Saucedo! – nos felicitó Samuel. – No nos defrauden, chicos.
– No lo haremos – dijo Roberto.
– Ah, y por cierto.  –dijo Matías –. Pasaré mañana por ti a las ocho.
Le dirigí una mirada asesina pero incluso el hecho de que tendría que salir con él no pudo opacar mi felicidad.
– A las siete –sentencie.
– ¡Buena idea! Eso nos dejará más tiempo para besarnos…
– Oh podríamos tener la revancha y así aplastaría la bola contra tu cabeza.
Samuel rio.
– Vale, ya…– dijo mientras nos calmaba–. Tendrán tiempo para matarse mutuamente. ¡Nos vemos!
Nos despedimos de los dos mientras Matías tomaba su camiseta y se largaban de la cancha dejándonos festejando a mí y a Roberto.
*
El pedazo de pizza se atoro en la garganta de Alejandra mientras está daba un largo trago a su coca intentando pasarla, sin quitar los ojos de mí, aún impactada por los acontecimientos vividos con Matías el día pasado que le había contado.
– ¿Aceptaste salir con él? – me pregunto con unos ojos muy abiertos mientras se recuperaba.
Asentí con la cabeza. Era algo que aún me avergonzaba admitir en voz alta…, o siquiera en voz baja.
– ¿Pero por qué exactamente? ¡Acabas de decir que estás dentro del equipo!
– Eso no quita que el gano la apuesta y cumplo mi palabra. Que haya entrado en realidad parece un milagro. Todo habría ido mejor si me hubieras dicho que ÉL estaba en el equipo oficial de tenis.
Alejandra hizo una mueca mientras se encogía de hombros.
– Te he dicho que tendrías mucha competencia femenina.
– No dijiste que sería por el imbécil.
– Da igual – dijo mientras le restaba importancia. Su mirada se dirigió sobre mi hombro y en un impulso automático seguí su mirada hasta encontrarme con la mesa donde comía Matías junto con sus amigos, reconocí a dos de ellos: uno era el que había estado esa mañana con él en el estacionamiento mientras me impedía el paso y el otro era Samuel, su compañero en tenis. – Estoy empezando a desarrollar una extraña teoría que…, bueno, parece ser cierta. – Murmuró escrutando la mesa de ellos.
– ¿De qué se trata? – pregunté desviando la mirada a mi pedazo a medio comer de pizza fría.
– Tal vez le gustes.
La pizza literalmente cayó de mi boca al plato, como aquel dicho.
– ¿Qué? – pregunté atónita por las palabras de Ale.
– Sí, tal vez tú realmente le gustes a Matías.
– Pensé que habíamos concordado que era un imbécil incapaz de interesarse realmente por nadie a menos que quisiera algo más y sí– le dije clavándole la mirada–, me refiero a que solo busca sexo y ya. Matías Lizardi es un imbécil y en cuanto me haya librado de la estúpida cita con él no quiere volver a tener algo que ver con él en mi vida.
– Bueno, tranquila, creo que te has quedado sin respiración después del discurso.
Las palabras de Ale eran verdad, depocritar de aquella manera y con aquel sentimiento de odio e ira hacía Matías me agitaba mucho.
– Podríamos probar mi teoría.
– ¿De qué hablas? –pregunte nerviosa, las ideas de Alejandra para probar que yo le gustaba solo podía acabar mal con el simple hecho de involucrarlo a él.
– Si no es verdad entonces tienes razón.
– Tengo razón. – Replique bruscamente.
– Bueno, ya, entonces probar mi teoría y fallar sería una prueba más de que tienes razón.
– ¿Qué estás planeando? –le pregunté.
– Dijiste que en el estacionamiento él pensó que tú y Gabriel eran pareja…
– Aja, lo cual, ya prueba lo estúpido que es.
– Oh…él estaba celoso.
– ¿Celoso? ¿De Gabriel? Ahora sí que sabemos algo: estás delirando. ¿Por qué debería estar celoso de mi hermanastro?
– Por qué pensó que Gabriel era tú novio.
Bufé. Una parte de mi lo consideraba y sabía que podría ser cierto pero otra parte lo trataba de ignorar.
– ¿Y si lo probamos?
– ¿Probar que le gusto? – pregunté levantando la voz una octava más.
– Sí, solo será una prueba.
– Y supongo que tú ya la ideaste – aseguré. Un brillo en sus ojos la delato y empezó a contarme su plan:
– Gabriel aún no ha aparecido por la cafetería. Mándale un mensaje y dile que venga, cuando llegué tendrá que cruzar de lado de la mesa donde está Matías para llegar hasta aquí, antes de que llegué tú lo irás a recibir con una muy efusiva bienvenida, lo suficiente efusiva para que parezca de una pareja pero que se vea normal para unos hermanos. Solo un poco de cariño meloso. Mientras, yo observaré a Matías, si notó un cambio en él te lo haré saber.
– ¿Por qué tengo que ser yo la que haga todo y tú solo observas?
– Tú sabes por qué. Venga, dame tú teléfono. –dijo mientras me quitaba el celular de las piernas y empezaba a teclear.
– ¿Qué haces?
– Le mando un mensaje a tú hermano para que nos siga la corriente.
El sonido de un mensaje enviado sonó en mi celular y se lo arrebate a Alejandra para ver lo que le había mandado. Una parte de mí quería que la tierra me tragará cuando leí lo que le había escrito:
“Ven a la cafetería y sígueme la corriente, estoy intentando darle celos a Matías, él piensa que eres mi pareja. Por fi. Xx”
– ¡Ale! – la regañe mientras ella sonreía y le daba otro mordisco a su pizza. – Ahora creerá que estoy loca.
Mi celular vibro alertándome de un nuevo mensaje de Gabriel y lo leí en voz alta para que Ale escuchara.
– “¿No habías dicho que no te gustaba? ¡Sabía que sí! Claro, ya llegó” – repetí el mensaje.
– ¡Rápido! ¡Gabriel está entrando! ¡Ve y finge lo mejor que puedas! –me apuró Alejandra mientras yo le dejaba a su cuidado mi celular y me levantaba de la mesa.
Mi mirada se cruzó con la de Gabriel; la mía anunciando un pánico y nerviosismo que nunca sospeche que llegaría y la de Gabriel con un deje de diversión. Mientras caminábamos acercándonos estuve a punto de decirle que dejáramos el asunto pero Gabriel lo notó en mi mirada y en un intento de no dejar que me echara para atrás el apresuró su paso para encontrarme justo a un costado de la mesa donde Matías y sus amigos charlaban, escuche unas voces callar.
Gabriel me tomó un fuerte abrazo dándome un giro completo sin que mis pies tocaran el suelo y yo sabía que esas muestras de cariño no pasarían de inadvertidos ni siquiera para gran parte de los alumnos que se encontraban en la cafetería.
– Así que al final si te gusta, ¿eh? – susurró en mi oído Gabriel con una risa contenida.  Con una gran sonrisa tomó mi mano y sabía que estaba mirando por el rabillo del ojo hacía Matías y en un instinto yo misma lo voltee a ver: me estaba mirando. A decir verdad, nos estaba fulminando con la mirada. En su mesa nadie hablaba, la mayoría dirigía su mirada hacía mí y Gabriel y otros hacía la furiosa cara de Matías. Oh, no…, Alejandra tenía razón.
Jalé la mano de Gabriel.
– Vámonos –murmuré muy quedo y lo jalé de nuevo, esta vez el asintió ante mis protestas y caminamos de la mano hasta la mesa en la que Alejandra nos miraba con una gran sonrisa. Ya me las pagaría.
Separamos nuestras manos para sentarnos frente a una risueña Alejandra que tomaba entre sus manos su lata de Coca cola; Gabriel y yo le debamos la espalda a la mesa de Matías desde nuestros asientos y agradecía eso porque no soportaría cruzarme con su mirada. Apoyando los codos de en la mesa, hundí mi rostro en mis manos. Gabriel reía por lo bajo mientras se terminaba mi pedazo de pizza fría.
– ¿Qué ha sido todo eso? – pregunto. Yo seguía en la misma posición sin levantar el rostro, queriendo que la tierra me tragara.
– Fue idea de Alejandra.
– Culpable – admitió Alejandra. Escuche como se daban las manos. – Alejandra, soy amiga de tú hermana y fui la que le dije que hiciera la escena que acaban de hacer.
– Bien hecho – la felicito Gabriel–. Supongo que ya sabes que soy Gabriel, el hermanastro de Lucía.
– Ustedes dos son sádicos – reproche mientras levantaba mi cara de mis manos.
– Y tú estás completamente colada por Matías – se burló Gabriel mientras bebía de mi jugo.
– ¡Cierra la boca! No siento la más mínima atracción hacía ese imbécil. Deberían entenderlo.
– Bueno, pues mi teoría es verdad, tú le gustas. Creo que todos nos dimos cuenta de la manera en que quería darle una paliza a Gabriel mientras te abrazaba.
– Yo vi eso, pero si me pone una mano encima tendré que responderle.
– Estaré bien con eso. Si quieres, puedes hacerlo ahora. Cuando quieras.
– Vamos ya…deja de fingir que no te gusta – Gabriel me dio un leve empujón en el hombro.
– ¡Ustedes son exasperantes! Se supone que tienen que concordar conmigo n que es un imbécil, no decirme que acepte que me guste cuando claramente no es así. – Dije poniéndome de pie y tomando mis cosas. – Los veo más tarde.
Empecé a caminar rápidamente hacia afuera de la cafetería. No estaba enojada con ninguno de los dos pero me había cansado de que repitieran lo mismo que no quería oír. Necesitaba alejarme.
*
Mi celular comenzó a sonar en mi mano.
– ¿Qué pasa, Gabriel?
– ¿Dónde estás? ¡Te hemos estado buscando por toda la escuela! Alejandra está preocupada porque piensa que te enfadaste con nosotros en el almuerzo, ¿fue así? No era nuestra intención, no pensé que te fuera a molestar. Pero ella dice que no entraste a ninguna clase después de eso, así que me estaba empezando a preguntar si tal vez…
– ¡GABRIEL! – grité y el paro de hablar–. Estoy bien, tranquilízate. No se me apetecía entrar a las clases, ya me las arreglaré después con el justificante.
– ¿Dónde estás? – volvió a  preguntar.
– Llegando a la privada.
– ¿Has ido caminando hasta casa? – pregunto incrédulo.
– Aja. Oye, escucha, dile a Ale que estoy bien y que no estoy enojada; le dije que la llevaría camino a casa pero dado que me largué… ¿podrías llevarla tú?
– Claro, no hay problema. ¿Tú estarás bien?
– Por supuesto, nos vemos en un rato.
– Vale, cuídate.
– Tú igual – corté la conversación. Acaba de pasar la seguridad y aún tenía que caminar cada uno de los sectores hasta llegar a mi casa, lo cual me haría caminar durante otros veinte minutos hasta llegar a mi casa. Solo de pensarlo mis pies empezaron a doler.
El par de pitidos provenientes una gran camioneta negra 4x4 llamarón mi atención y luego intente con todas mis fuerzas ignorarlo cuando me di cuenta que era Matías. Yo caminaba por la acera y Matías manejaba a la misma velocidad de mi caminata. Bajo el vidrió polarizado y se quitó sus gafas de sol. Odiaba admitirlo pero se veía exquisito, casi lo suficiente para olvidar quién era y empezar una larga y apasionada sesión de besos.
– ¿Quieres que te lleve? – preguntó. Tentador.
– No.
– Vamos, Lucía, olvídalo y sube tu trasero al auto, solo voy a llevarte.
– Prefiero caminar – mentí. Me moría por subir al auto y dejar a mis pies descansar aunque fuera solo por unos minutos.
– Solo voy a llevarte. ¿Qué ha pasado con tu auto? ¿Tu novio se lo robó y has tenido que caminar a casa? – pregunto con un deje de diversión.
– Ja, ja – dije secamente imitando una muy falsa risa. – No, no fue así.
– Solo sube, te llevaré.
Lo pensé por un momento.
– Solo te llevaré.
– El simple hecho de que si quiera exista la remota posibilidad de que hagas algo más que solo “llevarme” afirma que pensaste que podría pasar algo más que eso. – Reproche.
– No te entiendo, sube.
Soltando un fuerte suspiro me di por vencida y rodeando el auto subí.
El trayecto fue rápido en su camioneta y agradecí que no intentara iniciar una conversación. Cuando se estacione frente a mi casa no quería salir de ahí.
– Te vi hoy – dijo con una voz cautelosa.
– No me digas, Sherlock.
– Hablo de…en la cafetería.
Los vellos detrás de mí nuca se erizaron y mi cuerpo se puso alerta.
– ¿Ah, sí? – intenté sonar indiferente pero en mi voz parecía falsa.
– ¿Sales con alguien?
Me limite a mirarlo, nuestras miradas sosteniéndose, intentado descubrir lo que él otro callaba.
– No es asunto tuyo.
– Pero sí lo es – replicó.
Desvié la mirada, no sabía por qué pero sentía que si lo enfrentaba más tiempo iba a terminar cediendo y diciéndole lo genial que se veía aún con el uniforme, lo mucho que deseaba besarle y confesando que Gabriel era mi hermanastro y nada más.
– Pasaré por ti a las ocho.
Sin decir nada…, en realidad: incapaz de decir nada salí de su auto y camine a mí casa. Su camioneta no se movió hasta que entré en mi casa.
Iba a ser una cita muy…difícil.

¡Como los capítulos son largos, el maratón será de tres! Perdonen la tardanza:( hace unos días me intoxique con unos medicamentos que no eran los que debía tomar, y de ahí ya no pude conectarme para subir capítulo:(
Un beso, al rato les subo el tercer capítulo:D

Me encanta!!! Amor infinito a tu novela. Te podrias pasar por la mia? Es nueva https://onlywn.activoforo.com/t65108-amigas-de-momento-original