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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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El Mayor Regalo (Joe y Tu) Adaptacion
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 4 de 6. • 1, 2, 3, 4, 5, 6
Re: El Mayor Regalo (Joe y Tu) Adaptacion
DIOS ESO FUE HORRIBLE Y HERMOSO , fue algo raro
pero por favor síguela!
enserio SÍGUELA!
pero por favor síguela!
enserio SÍGUELA!
fernanda
Re: El Mayor Regalo (Joe y Tu) Adaptacion
nooooooo!!!!!...... Que no se valla!!!!!!!.... Aaaaaaaaahhhhhh!!!!!...... _______ buscalo y dile que se quede!!!!!
chelis
Re: El Mayor Regalo (Joe y Tu) Adaptacion
nooooooooo :wut: xq haces esto joe
nah siguelaaaaaaa me dejaste super intrigada
nah siguelaaaaaaa me dejaste super intrigada
ElitzJb
Re: El Mayor Regalo (Joe y Tu) Adaptacion
Chicas perdon por no subir capitulo es que fallecio un amigo de la familia y no estube mucho en mi casa pero ya estoy de vuelta =)
Kari_JB
Re: El Mayor Regalo (Joe y Tu) Adaptacion
Capitulo 8
— ¿Has metido los gatos en la jaula? —Preguntó ______—. El señor Heffernan vendrá a recogerlos a las diez y media.
—Ya están listos —apoyándose en el palo de la escoba, Scooter Bellarny miró a ______ a través de los gruesos cristales de sus gafas—. El señor Heffernan tiene una granja muy grande, ¿verdad? Y un enorme cobertizo donde los gatos podrán resguardarse del frío y de la lluvia.
—Así es —le aseguró ______—. Ya sabes que nunca dejaría a los gatos con alguien que no los tratara bien.
—Sí, lo sé —dijo Scooter—. Ah, le he dado al cachorro de cocker un baño. Así estará limpio cuando esa niñita venga a recogerlo hoy
—Gracias, Scooter. Ese cachorro es el regalo de cumpleaños de Carne Johnson. Su madre la traerá esta tarde, antes de la fiesta.
______ se sentía afortunada al tener de ayudante a Scooter Bellamy. La gente solía decir que no era muy inteligente, y algunos incluso se mofaban de él. Pero ______ lo adoraba porque tenía un gran corazón. Y amaba a los animales tanto o más que ella. Tenía cuarenta años, era soltero y aún vivía con su madre viuda.
—Estaré en la oficina un rato —dijo ______—. Tengo un montón de papeleo que poner al día—abrió las ventanas para permitir que la luz del sol caldeara el despacho. Después de colgar el abrigo de lana beige en la percha de la puerta, se sentó tras la mesa, sacó del cajón un rimero de cartas las colocó sobre el papel secante.
Había estado tan ocupada organizando la jornada de puertas abiertas de Navidad en el refugio, que había desatendido los demás asuntos. Pero la jornada de puertas abiertas se había convertido en un acontecimiento anual, y contribuía a encontrar hogares para los animales.
______ agradeció a Dios el hecho de tener algo que la mantuviera ocupada... y la ayudase a no pensar en Joe Jonas. Aunque había compartido con la familia Jonas la cena de Acción de Gracias en casa del gobernador, Joe se mantuvo apartado de ella desde el incidente ocurrido en la cocina dos semanas antes. De hecho, la llamaba a diario en lugar de visitarla para comprobar su estado.
______ a menudo lo observaba desde la puerta trasera del porche cuando se iba a trabajar por las mañanas, pero casi siempre estaba acostada cuando regresaba por la noche.
Ignoraba a dónde iba a Joe o con quién pasaba las tardes, y evitaba a propósito preguntarle a Sheila o Donna si habían oído que estuviera saliendo con alguna mujer.
Aquel día aún no la había llamado. Pero ______ sabía que lo haría. El día anterior Joe le comentó que la inmobiliaria le había encontrado por fin un apartamento, pero no pensaba mudarse hasta principios de enero.
Justo cuando ______ retiraba la gomilla del montón de cartas, se oyeron unos golpes suaves en la puerta.
—Adelante, por favor —dijo.
La puerta se abrió y Donna Fields, ataviada con un elegante abrigo morado, entró en la oficina, dejó el bolso de piel sobre la mesa y se desabotonó el abrigo.
— ¿Tienes unos minutos? —preguntó—. Necesito hablar contigo —colgó el abrigo junto al de ______ y, dándose media vuelta, exhaló un largo suspiro.
—Claro, cómo no —______ se levantó y rodeó la mesa—. ¿Sucede algo? —señaló el sofá—. ¿Quieres sentarte?
—No, gracias —respondió Donna, y empezó a pasearse por el despacho, con sus tacones color morado repiqueteando en el suelo de madera—. Después de hablar contigo, iré al taller a ver a Sheila.
______ la agarró del brazo e interrumpió su frenético paseo.
— ¿Qué diablos te ocurre? —jamás había visto nerviosa a su amiga, por lo general sofisticada y tranquila de carácter.
Donna colocó la mano sobre la de ______ y le dio una palmadita. Luego esbozó una sonrisa triste.
— ¿Recuerdas cuando el pasado agosto Joannie Richardson y yo nos enrolamos en la expedición arqueológica en el Oeste?
—Sí —______ miró perpleja a su elegante amiga, cuyo exquisito buen gusto siempre había envidiado.
—Bueno, conocí a un hombre. Un hombre muy interesante. Pasé unos cuantos días con él.
— ¿En serio? —______ sonrió, alegre de que Donna hubiera encontrado por fin a alguien que le hiciera olvidar su devoción hacia la memoria de su difunto marido—. Eso es maravilloso.
—Fue maravilloso, sí. Por poco tiempo. Nos casamos...
______ jadeó asombrada.
— ¿Que os casasteis? ¿Cuándo?
—En agosto. Apenas nos lo pensamos. Pero, al cabo de unos días, comprendí que había cometido un error, y... Bueno, volví a casa y conseguimos que el matrimonio se anulase.
—Comprendo —en realidad, ______ no comprendía nada. ¿Por qué le estaba contando Donna aquello? ¿Por qué no se lo contó meses antes?—. Lamento que las cosas no acabaran bien.
—El caso es que... verás, estoy embarazada.
— ¿Embarazada?
—De cuatro meses. Pronto empezará a notárseme, de modo que tengo que contárselo a mis amigos y mis familiares.
— ¿Y él lo sabe? Tu marido, quiero decir... —Su- san se percató de que su amiga se ponía colorada como un tomate y agachaba la mirada. Donna jamás se sonrojaba. Ni evitaba mirar directamente a los ojos. Algo iba muy mal.
—No, no lo sabe, ni tengo intención de avisarlo. No deseo volver a verlo mientras viva.
—No deseas verlo, pero vas a tener un hijo suyo. Donna se quedó mirándola, boquiabierta.
—Yo... bueno, es mi hijo. No lo considero hijo suyo.
— ¿Cómo se llama? —inquirió ______, que empezaba a sospechar cuál era el problema.
Donna se derrumbó en el sofá, suspiró profundamente y dijo:
—J.B.
—J.B. ¿Qué más?
Donna se tapó el rostro con las manos.
—No lo sé. Sólo J.B.
______ se sentó a su lado y le echó el brazo por los hombros para consolarla.
—Tuviste una aventura con un tipo en México. Y ahora estás embarazada e intentas inventar alguna explicación que la gente pueda considerar verosímil. ¿Es eso?
—Sí —Donna miró a ______ directamente—. Pero si no he podido convencerte a ti, no convenceré a nadie. Eres la persona en quien más confió. Si tú no me has creído...
—Sheila y yo apoyaremos tu historia —dijo Su- san—. Diremos que nos lo contaste todo en cuanto regresaste del viaje en agosto.
—Gracias a Dios que tengo amigas dispuestas a ayudarme —Donna hizo una breve pausa—. El... quiero decir, J.B., tomó precauciones. Supongo que alguno de los preservativos sería defectuoso, ¡Dios mío, ______, jamás había hecho algo tan estúpido en toda mi vida! Ron fue mi único amante, y yo era virgen cuando nos casamos.
—Deseas realmente tener ese hijo, ¿verdad?
—Sí —admitió Donna—. A pesar de las circunstancias de su concepción, deseo tenerlo. Sé que quizá tú no lo entiendas. Tienes suerte de que el hijo que esperas sea de Lowell.
—Ay, Donna, si supieras... —______ suspiró.
— ¿Qué quieres decir?
—No eres la única que ha cometido una estupidez y ahora sufre las consecuencias.
— ¿De qué estás hablando? —inquirió Donna.
—Nadie lo sabe —dijo ______—. Aparte de los médicos, Sheila y Caleb, claro.
— ¿Qué es lo que sólo saben Sheila y Caleb?
—Lowell el era estéril. Este hijo... —______ se llevó la mano al vientre—. Fue concebido mediante inseminación artificial.
Donna emitió un jadeo de asombro.
— ¿Me tomas el pelo? ¿Estás diciendo que accediste a quedar embarazada con el esperma de un donante anónimo?
—No exactamente.
— ¿Sabes quién es el donante?
—Sí —______ comprendió que debió habérselo contado todo a Donna cuando se lo confió a Sheila. Pero Sheila y ella habían sido amigas desde la infancia, en aquel entonces creyó conveniente que lo supieran el menor número posible de personas. Lowell le pidió a Joe Jonas que... donara su esperma.
—Joe Jonas ¡Oh, Dios mío! ¿El que está viviendo encima de tu garaje? ¿El mismo del que estabas locamente enamorada cuando eras una adolescente?
—Sí, ese Joe Jonas.
Donna soltó una risita. Y luego otra. Y por fin prorrumpió en fuertes carcajadas. Se rió hasta que las lágrimas le corrieron por las mejillas. Durante unos segundos, ______ permaneció inmóvil, observando a su amiga. Luego también ella estalló en carcajadas.
Y así las encontró Sheila Jonas al entrar corno una exhalación en la oficina. ______ se enjugó las lágrimas de los ojos y sonrió a Sheila, pero al ver la expresión solemne de su amiga comprendió que sucedía algo malo.
— ¿Qué ocurre? —Inquirió ______—. ¿Qué ha pasado?
—Es Joe —explicó Sheila—. Él y sus agentes detuvieron a Carl Bates esta mañana. Bates había regresado al condado de Marshall y se ocultaba en una cabaña en el bosque Kingsley. Hubo mmm tiroteo, y...
______ saltó del sofá, agarró a Sheila por los hombros y le preguntó:
— ¿Qué ha pasado? ¿Joe se encuentra bien?
—Recibió un disparo —dijo Sheila.
—Oh, Dios mío —exclamó ______ cuando la golpeó la dolorosa realidad—. ¿Está... está...?
—Está vivo. Eso es lo único que sé. Lo llevaron directamente al hospital del condado. En cuanto nos enteramos, Caleb salió hacia el hospital y yo vine a decírtelo.
—No puede morir —musitó ______—. No puedo perder también a Joe.
El agente Holman se reunió con ellas en la puerta de la sección de urgencias. A ______ le pareció como si aquel hombre hubiese estado en el infierno y acabase de salir de él. Tenía el uniforme manchado de sangre seca, el cabello revuelto y el rostro transido de preocupación.
—Caleb me ha pedido que las espere aquí abajo —explicó Richard Holman.
—Dónde está Joe? —preguntó ______.
—Lo están interviniendo, señora Redman —dijo Richard—. Caleb está arriba, en la sala de espera. Acompáñenme y las llevaré con él.
Las tres mujeres siguieron al agente hasta los ascensores.
—Es muy grave la herida que ha recibido Joe? —preguntó ______ mientras las puertas del ascensor se cerraban tras ellos.
—Recibió un tiro en el costado —contestó Richard—. Uno de los pulmones resultó afectado.
—Oh, no —______ se derrumbó al fallarle repentinamente las piernas.
Sheila y Donna la sostuvieron, agarrándola por los codos. Sheila lanzó al agente una feroz mirada de reproche.
Richard se aclaró la garganta y dijo:
—Pero los médicos dicen que se recuperará. De verdad, señora Redman. No tiene que preocuparse por el sheriff Jonas.
______ luchó por ser fuerte. No se había derrumbado cuando asesinaron a Lowell, y no iba a derrumbarse ahora. Joe no había muerto. Había recibido un disparo, pero lo estaban operando y todo saldría bien. Seguramente Dios no sería capaz de arrebatarles a los dos hombres a los que había amado. Ningún Dios compasivo podía ser tan cruel ¿Verdad?
En el instante en que llegaron a la sala de espera, Caleb Jonas dejó de pasearse, se giró y le abrió los brazos a ______. Ella acudió gustosa a recibir el reconfortante abrazo.
—Se pondrá bien —dijo Caleb—. Hablé con él antes de que lo metieran en el quirófano.
—¿Estaba consciente? —preguntó ______, separándose de Caleb.
—Ya lo creo. Y, más que por sí mismo, estaba preocupado por ti. Por cómo reaccionarías cuando te enteraras de que le habían disparado. Ya sabes cómo es. Además, le preocupaba el bebé.
A ______ se le llenaron los ojos de lágrimas. Caleb la condujo a un sofá situado en un rincón. Sheila y Donna se sentaron junto a ellos.
—Has podido llamar a Tallie? —preguntó Sheila.
—Sí, la llamé hace unos minutos —dijo Caleb—. Peyton y ella llegarán en un par de horas.
El tiempo transcurrió con una lentitud casi agónica. Los segundos se tornaron minutos, y los minutos horas. Tallie y su esposo, el gobernador Peyton Rand, llegaron por fin y se unieron a la vigilia. La esposa de Richard, que era enfermera y trabajaba en el hospital, se acercaba cada cierto tiempo, al igual que Kendra Carnp, que trabajaba en la sección de maternidad. Numerosos vecinos hicieron acto de presencia. Todo el condado exhaló un suspiro colectivo de alivio al saber que Carl Bates, el asesino de Lowell, había sido detenido por fin, y todos sabían a quién debían dar las gracias.
— ¿Familia Jonas? —dijo el médico entrando en la sala.
Todos saltaron al unísono. Caleb se acercó al médico, seguido de Tallie. ______ atravesó la sala lentamente y se unió a los hermanos de Joe.
—La operación ha ido bien —comunicó el doctor Hall, y a continuación explicó el estado de Joe sucintamente—. Si no hay complicaciones, podrá volver a casa a finales de semana.
— ¿Cuándo podremos verlo? —inquirió Caleb.
—Un par de familiares podrán entrar a verlo dentro de unos minutos —dijo el doctor Hall, y luego desapareció por el pasillo.
—Me sentiré mucho mejor cuando vea personalmente que sigue vivo —dijo Tallie abrazando a Caleb.
Caleb miró a ______.
—Creo que deberías entrar con Tallie a verlo.
—No, no me importa si... —empezó a decir ______.
Tallie los miró a ambos con ojos inquisitivos.
— ¿Qué sucede? ¿Hay algo que yo no sepa?
—Nada, listilla —contestó Caleb—. Nada en absoluto.
—Caleb sabe lo mucho que me he apoyado en Joe desde que Lowell murió —explicó ______—. Me ha pedido que entre contigo a verlo por pura cortesía.
Sheila y Donna se acercaron poco a poco a ______, y ésta notó que sus dos amigas intercambiaban una mirada de extrañeza.
Estupendo. Sencillamente estupendo. Sin duda, Sheila ya se había dado cuenta de que Donna estaba al tanto de todo. De modo que ______ decidió que sería injusto seguir ocultándole la verdad a Tallie. Al fin y al cabo, la hermana de Joe llevaba siendo amiga suya tanto tiempo como Sheila.
Cuando Tallie agarró a ______ del brazo y la condujo a un rincón, Sheila y Donna las siguieron.
— ¿Qué hay entre Joe y tú? —Inquirió Tallie—. Y no me digas que no hay nada. Recuerda que sé lo enamorada que estabas de él cuando eras una adolescente. Jamás ocultaste tus sentimientos.
Tranquila y serenamente, ______ explicó a Tallie los porqués y las consecuencias de la concepción de su hijo. Nadie dijo una palabra hasta que hubo terminado de hablar.
— ¿Pero en qué demonios pensabas? —Exclamó entonces Tallie—. ¿Y en qué pensaba Joe? Estás embarazada de mi hermano. Y todos sabemos que a ese gran zoquete le da un miedo terrible la paternidad. Joe se acuerda de cómo nos fue con nuestro padre. Y aunque es el hombre más honorable y responsable del mundo, terne que la condición de mal padre sea hereditaria.
—Todos creen que el hijo es de Lowell —dijo ______—. Joe será el padrino del niño, simplemente.
—Sí, claro —Tallie puso los ojos en blanco—. Eso díselo a alguien que no conozca a Joe como lo conozco yo.
— ¿Animaos, queréis? —Donna le echó a ______ el brazo por los hombros—. ¿No crees que ______ va ha pasado bastante si que tú hagas que se sienta culpable?
—No trato de hacer que se sienta culpable —protestó Tallie—. Sólo intento...
—En ese caso, deberías brindarle tu apoyo y mostrarte menos crítica —dijo Sheila.
—No me estoy mostrando... —empezó a decir Tallie, pero su hermano la interrumpió.
—______ y tú ya podéis entrar a ver a Joe, Tallie —anunció Caleb.
— ¿Sí? —Tallie salió corriendo hacia la puerta. Entonces se detuvo bruscamente y miró por encima del hombro a ______—. Vamos.
Cinco minutos más tarde, cuando ______ se hallaba junto a un Joe inconsciente, con los ojos llenos de lágrimas mientras sostenía su lánguida mano, Tallie le tomó la mano libre y le dio un afectuoso apretón.
—Sigues estando loca por él, ¿verdad? —susurró.
—Sí —respondió ______ suavemente.
Alrededor de las ocho, cuando hubieron trasladado a Joe a otra habitación, la familia formó un círculo a su alrededor mientras volvía en sí.
—Ya le dije a esta pandilla de lloronas que eres demasiado duro para morir —bromeó Caleb.
— ¿Me dais un poco de agua? —pidió Joe.
Todos hicieron ademán de dirigirse hacia laj arra de agua situada en la mesita, pero, uno por uno, se detuvieron y observaron cómo ______ tomaba una taza de plástico, la llenaba de agua y le añadía una pajita. Con una mano sostuvo la taza y con la otra acercó la pajita a los labios de Joe. El sorbió el líquido lentamente, sin apartar los ojos de ______.
—Gracias —dijo cuando se hubo sentido satisfecho.
______ no se retiró de su lado. Nadie intentó usurpar su posición.
—Estaba... tan preocupada por ti.
—Estoy bien, cariño —Joe recorrió con la mirada a los presentes, viendo cómo todos los miraban a él y a ______, y comprendió que alguien les había dicho a Tallie, Peyton y Donna Fields la verdad sobre el hijo de ______. Y que todos eran conscientes del vínculo que los unía. Un vínculo que iba más allá del hijo común que esperaban.
—Nadie fuera de esta habitación necesita saber la verdad —dijo Joe—. Así es corno ______ y yo deseamos manejar la situación. De cara a los demás, ese niño es de Lowell.
Un denso silencio se cernió en la habitación. Caleb acercó una silla a la cama, y luego le dio a ______ un afectuoso codazo.
Ella no protestó.
Después de sentarse, miró a los presentes y dijo:
—Joe y yo no os pedimos vuestra aprobación, pero sí vuestro apoyo.
Joe alzó la mano izquierda y la alargó hacia ______. Ella la tomó. El intentó darle un apretón, pero no tenía fuerzas para ello. La cabeza el costado le dolían. Y sentía el estómago algo revuelto.
—Creo que es hora de que dejemos a Joe descansar —dijo Peyton Rand—. No olvidemos que recibió un disparo hace menos de doce horas.
—Peyton tiene razón —convino Caleb—. Vamos nos. Podemos volver mañana.
—Sí —dijo Tallie—. Y más pronto o más tarde, Joe Jonas, tú y yo tendremos una pequeña charla.
—Como me temía —bromeó Joe.
—Vamos, ______ —dijo Sheila—. Os llevaré a Donna y a ti al refugio para que recojáis vuestros coches.
—Id vosotras —dijo ______—. Yo me quedo.
—i De eso nada! —Joe le soltó la mano y la miró con severidad—. No necesito que te quedes. Todas las enfermeras del hospital están a mi disposición. Debes irte a casa a descansar.
______ miró directamente a Sheila.
—Marchaos vosotras. Puedo llamar a un taxi si decido irme antes de que amanezca.
Sheila asintió, y salió junto a Donna sin decir ni una palabra más.
______ giró bruscamente la cabeza y dijo:
—No estás en condiciones de obligarme a marcharme, así que cállate Me quedo.
— ¿Por qué demonios no quieres irte?
—Porque... Por favor, Joe, no me pidas que me vaya.
—No te necesito. Vuelve a casa.
—No, me quedo.
El tensó fuertemente la mandíbula. Maldita y terca mujer. No comprendía que, si se quedaba a pasar la noche allí, la gente sospecharía.
— ¿Por qué te empeñas en quedarte?
—Porque... no puedo dejarte —______ pronunció aquellas palabras tan suave y quedamente, que por un segundo Joe no estuvo seguro de haberla oído bien. Pero le bastó mirar sus ojos empañados de lágrimas para saberlo.
Maldición, ¿cómo lo hacía? ¿Cómo conseguía ______ conmoverlo de aquel modo?
—Si estás decidida a quedarte, pídele a la enfermera que te prepare una cama plegable —dijo suavemente—. Estás embarazada, por el amor de Dios. No debes pasar toda la noche sentada en una silla.
Ella se enjugó las lágrimas y le sonrió.
—De acuerdo. Iré a pedir una cama plegable —se levantó, atravesó la habitación y se detuvo un momento antes de abrir la puerta—. Ah, por cierto, señor Jonas. Me da igual que la gente sospeche que me preocupo por usted hasta el punto de pasar aquí la noche —sin mirar atrás, salió de la habitación...
Kari_JB
Re: El Mayor Regalo (Joe y Tu) Adaptacion
Chicas a alguna le gusta Zac Efron?? que opinan sobre lo que dicen algunas notas que el podria ser el proximo cory monteith por lo de las drogas??
Kari_JB
Re: El Mayor Regalo (Joe y Tu) Adaptacion
awww casi muero pensando que le paso algo mas grave a Joe!!
Es un amor!! Y los dos se quieren!!
Siguela!
PD: lo siento por tu perdida!
Es un amor!! Y los dos se quieren!!
Siguela!
PD: lo siento por tu perdida!
aranzhitha
Re: El Mayor Regalo (Joe y Tu) Adaptacion
DIOS CUANDO VAN A ESTAR JUNTOS!
TIENES QUE SEGUIRLA!
TIENES QUE SEGUIRLA!
fernanda
Re: El Mayor Regalo (Joe y Tu) Adaptacion
oh dios que horror lo q le paso a joe
sigue quiero mas ♥ adoro la nove
sigue quiero mas ♥ adoro la nove
ElitzJb
Re: El Mayor Regalo (Joe y Tu) Adaptacion
olaa chicas volvi siento no haber subido capitulo ayer esque sali a pasear con mi familia en bicicleta hacia en cerro y llegue super cansada a puro dormir pero por mantenerse fieles a la novela subire 2 capitulo espero que los disfruten =)
Kari_JB
Re: El Mayor Regalo (Joe y Tu) Adaptacion
Capitulo 9
Todas las personas del condado de Marshall a las que Joe conocía pensaban que la devoción de ______ hacia él era admirable. El modo en que permaneció a su lado la noche posterior a la operación. El modo en que iba todas las mañanas, todas las tardes y todas las noches para ver cómo seguía. Su insistencia en que regresara a casa con ella para poder cuidarlo personalmente mientras se recuperaba.
Nadie, excepto la familia, parecía sospechar que hubiese algo entre ______ y él. Nada más allá del vínculo formado por el cariño común que sentían por Lowell Redman. Y, sin duda, dicho vínculo era de por sí muy fuerte. Al igual que el vínculo creado por el hijo que ella esperaba.
Pero lo que en realidad los unía, y los mantenía separados al mismo tiempo, era el deseo. Joe no podía abordar sexualmente a ______ sabiendo lo vulnerable que era. Y él no se aprovechaba de las mujeres. En particular, de una mujer que no se merecía menos que un compromiso para toda la vida.
Con una cerveza fría en una mano y el mando a distancia en la otra, Joe se sentó en la butaca de la salita a ver un programa de caza. Hacía tres días que le habían dado de alta y se aburría como una ostra. El costado aún le dolía un poco. La cicatriz de la operación empezaba a picarle. Y la cabeza le palpitaba. Prácticamente todos los vecinos del pueblo lo habían llamado esa misma mañana, expresándole su preocupación y su cariño. Al final, Joe acabó desactivando el teléfono después de que ______ lo llamase por cuarta vez en lo que iba de día. ¿Por qué demonios no podía dejarlo en paz?
Su familia había acudido a casa de ______ a recibirlo tres días antes, y Tallie incluso amenazó con llevárselo a Nashville si no se comportaba debidamente. Tuvo que discutir con toda la familia para hacer valer su derecho de volver a vivir solo en el apartamento. ______, en cambio, le había suplicado que se quedara con ella en la casa y permitiera que lo cuidase. Lo que menos necesitaba era tenerla cerca, mirándolo con aquellos grandes ojos azules, tocándolo con aquellas manos tan suaves. Y no era un hombre que corriera riesgos innecesarios cuando sabía que llevaba las de perder.
Si lograba sobrevivir hasta el martes, podría reincorporarse al trabajo y el aburrimiento se acabaría. Y, pasadas las Navidades, se trasladaría al nuevo apartamento. Quizá estando a varios kilómetros de ______ su deseo se aplacaría. No podía seguir viéndola a diario sin traicionar la memoria de Lowell, la confianza de ______ y sus propios principios.
Los repentinos y suaves golpes en la puerta apenas resultaban audibles por encima del sonido del televisor, y Joe fingió no oírlos. Intuyó que era ______. Otra vez. Le había llevado el almuerzo en una bandeja. Al cabo de una hora, había vuelto para recogerla. Sin duda, ahora le llevaba la cena. Aquellas visitas a la hora de las comidas se habían convertido en una rutina desde que salió del hospital.
Los golpes se hicieron más fuertes. Joe gruñó.
«i Vete y déjame en paz!», deseó gritarle. Pero ella no le haría caso. No se iría. Sus constantes atenciones estaban empezando a volverlo loco. ¿Acaso ______ no entendía que él no deseaba su compasión, su preocupación, sus malditos estofados de pollo?
La deseaba a ella. Desnuda. Entre sus brazos. Jadeando su nombre mientras la poseía.
—Joe? ¿Te encuentras bien, Joe? —preguntó ______ a través de la puerta cerrada—. Por favor, Joe, contéstame.
El se levantó dando un respingo. Un dolor agudo le taladró la sien derecha. Gimió para sus adentros mientras se dirigía como una exhalación hacia la puerta, la abría y miraba con furia a ______.
—Hola —dijo ella con aquella vocecita suave y sexy que lo solía estremecer—. Te traigo la cena. Chuletas de cerdo, escalopes de patata, magdalenas de maíz y tarta de limón helada —alzó la enorme bandeja cubierta con unos paños a rayas.
—______, no es necesario que hagas esto, ya lo sabes —Joe se apoyó en el marco de la puerta con aire casual—. Debes de estar destrozada. Y me encuentro perfectamente. Puedes dejar de preocuparte.
Ella le rozó cariñosamente el pecho con la bandeja.
—Debes comerte todo esto antes de que se enfríe.
Joe se apartó para dejarla pasar. ______ se dirigió hacia la pequeña mesa situada junto a la ventana. Tras soltar la bandeja, le quitó el paño y retiró una silla.
—Siéntate y come. Mientras prepararé café.
El la agarró de la muñeca mientras se dirigía hacia el armario donde estaba guardada la cafetera. ______ se volvió y le sonrió.
—Puedo hacer café si me apetece —dijo Joe—. Y soy perfectamente capaz de prepararme un bocadillo o abrir una lata de sopa.
—Por supuesto que sí —______ le acarició la mejilla con la mano libre—. Pero tengo que cocinar para mí, de todos modos, así que no me molesta preparar comida para dos.
La mandíbula de Joe se tensó al sentir su caricia. ¿Por qué diablos tenía que acariciarlo? ¿No sabía el efecto que eso le producía?
—______, no quiero que sigas trayéndome la comida todos los días. ¿Comprendes?
—No, me temo que no comprendo —la sonrisa se desvaneció de sus labios. Se miró la muñeca, presa en la enorme mano de Joe—. ¿Qué intentas decirme?
Él la soltó y retrocedió.
—Intento decirte que no necesitas tomarte tantas molestias...
—Y yo acabo de decirte que no es molestia ninguna. Al contrario, lo hago con mucho gusto.
No dejaba de mirarlo, suave, femenina y tentadora.
El enfoque sutil no iba a servir con ______. ¿Por qué le hacía aquello? ¿Por qué no podía desaparecer y dejarlo en paz?
La frustración empezó a imperar sobre el sentido común de Joe. Agarró a ______ por los hombros y la sacudió un par de veces... cuidadosamente, pero con la fuerza suficiente para captar su atención.
—Estoy cansado y harto de verte deambular a mi alrededor. No soy tu marido. Ni tu amante. Puede que haya aceptado el puesto de Lowell temporalmente, pero no pienso asumir su papel como hombre de tu vida.
—Nunca... nunca he pensado que asumieras...
—Si crees que demostrándome lo dulce y atenta que eres como esposa vas a conseguir que me quede y sea la clase de marido que era Lowell, te equivocas del todo, cariño. No quiero ocupar el lugar de Lowell corno tu esposo. Y jamás he querido ser padre.
______ lo miró con rabia unos segundos, luego alzó la mano y le propinó una sonora bofetada. Los ojos se le habían llenado de lágrimas. Respiró honda y dolorosamente, y luego se dio media vuelta y salió corriendo.
Joe permaneció allí inmóvil, aturdido por su ataque físico. Se frotó la mejilla. De acuerdo, sí. Había sido brutalmente cruel con ______. Pero ella tenía la culpa. Ella lo había obligado a hablar con semejante franqueza.
Se quedó mirando la puerta abierta. Escuchó los pasos de ______ conforme bajaba las escaleras de madera.
«No vayas tras ella, idiota. ¡No te atrevas a seguirla!
Echó a correr hacia el rellano de la escalera.
—______ —gritó.
Ella entró en la casa y cerró dando un portazo.
—______, maldita sea—Joe bajó las escaleras a toda prisa, cruzó el patio y subió al porche. Alzó la mano para llamar a la puerta, pero se lo pensó mejor y giró el pomo. Sorprendentemente, la puerta se abrió. ______ estaba demasiado enojada y herida como para pensar racionalmente, se dijo mientras entraba en la cocina.
—______, cariño, ¿dónde estás? Tenernos que hablar.
Fred y Ricky lo recibieron en el vestíbulo, ladrándole en los talones. En un rincón, Lucy lo miraba como si fuera un ratón atrapado en una trampa y, por detrás, Joe oía el siseo de la respiración de Ethel. ¡Estupendo! Sólo le faltaba eso... ser atacado por los animales de ______.
— ¿______? Lo siento. ¿De acuerdo?
No hubo respuesta.
—No tenía derecho a decirte esas cosas. Lo siento de veras —Joe buscó en la planta baja pero no la encontró. Subió las escaleras, seguido por dos perros rugientes y dos felinos de ojos diabólicos.
Abrió la primera puerta que encontró y halló una habitación vacía, salvo por dos latas de pintura sin abrir y dos rollos de papel de pared tumbados en el suelo. De repente, Joe comprendió que había entrado en el cuarto donde ______ planeaba instalar a su hijo. Salió apresuradamente y se dirigió hacia la siguiente puerta. Al abrirla de par en par, descubrió un enorme dormitorio que, a todas luces, había pertenecido a la señorita Alice. Una enorme cama antigua dominaba la habitación que, aparentemente, igual que la anterior, estaba siendo redecorada.
______ yacía tumbada de través en la cama. Sus hombros se estremecían mientras lloraba en silencio.
¿Cómo iba a afrontar la situación?, se preguntó Joe. No había querido herirla. Ni hacerla llorar. Pero, ¿acaso ella le había dejado alternativa?
— ¿______? —la llamó desde la puerta.
Ella levantó la cabeza levemente y lo miró, con los ojos enrojecidos y las mejillas congestionadas y empapadas en lágrimas.
Joe notó un fuerte nudo en el estómago. Jamás pensó que llegaría a hacer llorar a una mujer. Deliberadamente evitaba las circunstancias que podían desembocar en aquella clase de episodios emocionales.
— ¿Qué haces aquí? —inquirió ______ entre sollozos.
—Vengo a disculparme —contestó él adentrándose dubitativamente en el cuarto.
Los perros de ______ lo siguieron. Las dos gatas se subieron a la cama y flanquearon protectora- mente a su dueña. A Joe no le gustaba que los animales montaran guardia para protegerla de él. No pensaba hacerle daño.
«Ya se lo has hecho, imbécil» le recordó su conciencia. «Ya le has hecho daño.»
—No necesitas disculparte —______ se sentó en el borde de la cama y lo miró directamente—. No me di cuenta de lo que pensabas... de cómo te sentías. Nunca pretendí agobiarte. No espero nada de ti, Joe. Sé que no te ofreciste a ocupar el lugar de Lowell como marido y como padre.
—No debí haber dicho eso —Joe dio unos cuantos pasos vacilantes hacia la cama.
—Sí, debías decirlo. Tenías todo el derecho a decir lo que pensabas. Soy yo quien... ha reaccionado de forma exagerada —______ se puso en pie, con movimientos lentos y cautos.
—Debes saber cuál es la realidad de la situación
—Joe salvó la distancia que los separaba, deteniéndose a unos cuantos centímetros de ella—. No estoy hecho para casarme ni para ser padre, cariño. De modo que, si es eso lo que buscas, te has equivocado de hombre.
—Sí, lo sé —______ alargó una mano temblorosa y le acarició la mejilla—. Sé cuál es la realidad de la situación. Soy la viuda de Lowell y tú su mejor amigo, y está mal que nos deseemos. Pero, nos deseamos.
—Sí, nos deseamos, ¿verdad? —Joe notó que el corazón le rugía en los oídos como el motor de un avión. Su miembro se endureció y comenzó a palpitar. Su cabeza le decía que huyera. Su cuerpo le exigía que se quedase.
______ le rodeó el cuello con los brazos, se puso de puntillas y acercó los labios a los suyos.
—Los sentimientos que despiertas en mí me asustan. Siempre me han asustado. He intentado huir de esos sentimientos desde que era una’ adolescente. Pero inc he cansado de huir. De fingir que no te deseo tanto que me siento destrozada por dentro.
—Nada de promesas —dijo él con voz ronca—. Nada de compromisos. Limitémonos a vivir el momento y a dar rienda suelta a lo que sentimos.
—Sí —con esa palabra, ______ se rindió a Joe y a las indómitas sensaciones que había mantenido sepultadas en su interior desde siempre.
El la envolvió con sus brazos, agachó la cabeza y se apoderó de su boca. ¡Cielo santo! Sentirla apretándose contra su cuerpo fue su perdición. ______ se aferró a Joe, emitiendo suaves y femeninos sonidos con la garganta mientras él hundía la lengua en su boca y exploraba la calidez de su inhterior. Ella reaccionó instantáneamente, fervientemente, frotándose con su cuerpo.
Joe la recostó en el borde de la cama. Luego se echó encima de ella, apoyándose en los codos, y contempló su cuerpo vulnerable, pequeño y totalmente indefenso.
—Si no quieres hacerlo, dímelo ahora —gruñó las palabras, como si pronunciarlas le produjera un enorme dolor.
______ veía hacerse realidad su más valiosa fantasía... y su pesadilla más aterradora. Sucumbir a su irrefrenable pasión por Joe. El le estaba brindando la última oportunidad de escapar.
—Quiero hacerlo —dijo—. Siempre lo he deseado. A ti Joe. A ti.
Aquellas palabras parecieron liberar algo dentro de él.
Inclinando la cabeza, le cubrió los labios y la besó apasionadamente. Ella notó mariposas en el estómago. Los dedos de sus pies se curvaron y su feminidad comenzó a palpitar.
Joe concluyó el beso y se puso en pie. Con gran rapidez se despojó de la camisa y la arrojó al suelo.
______ contuvo el aliento al ver su pecho desnudo. Ancho, musculoso, poblado de vello. Sus hombros le parecieron inmensos, sus brazos enormes. Era, sin duda, el hombre más atractivo que había visto nunca. Su hombre. El hombre de sus sueños.
¿Cuántas mujeres tenían una oportunidad así? ¿Cuántas pasaban la vida entera sin siquiera conocer el goce de estar con el único hombre del mundo al que amaban?
Joe se arrodilló encima de ella y la sentó en la cama. Ella lo dejó hacer. El le sacó el jersey beige de cachemira por la cabeza y lo dejó en el suelo.
La respiración de ______ se aceleró, haciendo que sus senos se agitaran. Joe le desabrochó el sujetador de satén y contempló sus pechos. Los pezones se le endurecieron bajo su escrutinio.
—Cielo bendito —jadeó él.
Le cubrió un seno con la boca. Lamió el pezón con la lengua. ______ sintió que se derretía cuando Joe le acarició el otro pezón con el pulgar. Un agradable calor se propagó por todo su cuerpo, aumentando rápidamente su temperatura, humedeciendo el vértice entre sus muslos.
Joe besó su vientre, y luego le alzó las caderas lo suficiente para quitarle las braguitas. A continuación, buscó con los dedos y halló el núcleo de su sexo. La acarició íntimamente, arrancándole un chillido de puro placer antes de introducirle dos dedos, como si quisiera comprobar que estaba preparada.
—Cariño, estás tan húmeda y caliente... —musitó, y sin pérdida de tiempo enterró su rostro en el triángulo de vello que florecía entre sus piernas.
______ jamás había experimentado nada tan increíblemente sensual, tan insoportablemente delicioso. Se aferró a la sábana crispando las manos mientras elevaba las caderas y se sumía en un abandono total. Joe intensificó sus caricias, acercándola más y más al dulce éxtasis.
Finalmente, ascendió y se tumbó sobre ella. ______ contempló sus ojos negros... unos ojos ardientes que expresaban elocuentemente sus intenciones.
Joe se quitó los zapatos y, con un veloz movimiento, se desabrochó los pantalones y se los quitó junto con los calzoncillos. Y, repentinamente, sin previo aviso, la penetró.
Le agarró las caderas y las alzó mientras se enterraba en ella, fundiendo sus cuerpos. Una vez en su interior, se detuvo y esperó a que ______ se ajustara a su tamaño.
Ella se sintió llena. Lo acarició. Palpó su pecho. Jugueteó con el oscuro vello rizado y luego colocó las manos sobre sus anchos hombros, disfrutando de la fuerza que sentía bajo la yema de los dedos.
Joe salió de ella. Gimiendo, ______ se aferró a él.
Volvió a penetrarla profundamente, por completo, ella gritó de puro gozo. El primitivo y rítmico movimiento empezó de nuevo, y pronto su velocidad aumentó hasta alcanzar una cadencia salvaje.
Aún unidos, se dieron la vuelta y ______ comenzó a cabalgar frenéticamente sobre Joe. Por fin alcanzaron el clímax, con el cuerpo empapado en sudor, y se derrumbaron exhaustos en la cama.
Cuando Joe se despertó era casi medianoche. La luz de la luna se filtraba por entre las cortinas de las ventanas del dormitorio. Incorporándose sobre un codo, contempló a ______ mientras dormía. El suave resplandor lechoso iluminaba el contorno de su cuerpo, los suaves rasgos de su rostro.
Gimió y se removió ligeramente. Las sábanas se retiraron de sus senos. Joe apretó los puños para reprimir el impulso de alargar la mano y tocarla, de acariciar aquellos pechos perfectamente redondos, aquellos pezones rosados y tentadores. Su vientre era totalmente liso, salvo por una levísima prominencia. La mano de Joe se cernió, dubitativa, sobre dicha prominencia. Luego, como atraída por el hijo que crecía en su interior, se posó posesiva y protectoramente en el vientre de
______.
Ella empezó a murmurar en su sueño. El contuvo el aliento. ¿Cómo se sentiría, se preguntó, si pronunciara el nombre de Lowell?
Pero no fue el nombre de Lowell saliendo de sus labios lo que lo devolvió duramente a la realidad. No el de Lowell, sino el suyo.
—Joe —______ musitó su nombre en un susurro—. Oh, Joe, te quiero.
El notó que todos los nervios de su cuerpo gritaban. Sus músculos se tensaron. Aquello era lo que más había temido, lo que había querido evitar. «Debiste darte cuenta. Debiste saber que una mujer como ______ se entregaría a un hombre a menos que lo amase. Le has hecho el amor a la viuda de tu mejor amigo, y ella se cree enamorada de ti».
Joe salió de la cama y recogió su ropa del suelo. No quería marcharse así. Como un ladrón. Deseaba quedarse, despertarla y hacerle el amor una vez, y otra, y otra.
Pero ______ no buscaba una aventura pasajera. Deseaba y necesitaba un marido y un padre para su hijo.
«Tu hijo», le dijo atormentadoramente una voz interior.
Tras vestirse, se detuvo en la puerta y contempló a la mujer que yacía dormida. Notó que el miembro se le endurecía, y maldijo a su traicionero cuerpo por desear a una mujer sobre la que no tenía ningún derecho.
«Espera un hijo tuyo» se recordó nuevamente te da eso ningún derecho sobre ella.
No Sería así en el caso de que estuviera dispuesto a casarse con ______ y reclamar la paternidad de su hijo. Pero no tenía intención de hacerlo. Se había convencido, hacía mucho tiempo de que el matrimonio y los hijos no eran para él. No pensaba traer hijos al mundo para hacerlos desgraciados, como hizo su padre.
«Ya es demasiado tarde, ¿no te parece?» dijo. burlona, su conciencia. «______ va a tener un hijo tuyo que crecerá sin padre. Lowell hubiera sido el padre perfecto para él. Pero tú no. Tú serías probablemente un padre horrible.»
Miró por última vez a ______.
—Lo siento, cariño —musitó en un susurro que se perdió en el viento del invierno. De repente lo asaltó un agudo dolor interior y se preguntó si aquella agonía volvería a abandonarlo alguna vez.
______ retiró las gruesas cortinas observó cómo Joe subía las escaleras del apartamento. Llevaba la camisa desabrochada y en las manos sostenía los calcetines y el cinturón. Parecía huir aterrado. Huir de ella y de lo que acababa de ocurrir entre los dos.
______ sabía cómo se sentía. Ella también se había pasado la vida huyendo... del amor y la pasión que siempre sintió por él.
Cuando Joe hubo cerrado la puerta del apartamento, ______ soltó la cortina y se sentó en el sillón de orejas situado junto a la chimenea.
— ¿Qué voy a hacer? —dijo suspirando mientras sus animales la rodeaban—. Estoy enamorada de él. Pero tiene miedo de comprometerse conmigo —se cubrió el rostro con las manos—. Oh, Dios, ayúdame, por favor. Lo quiero más que a nada en el mundo. Tía Alice tenía razón. Esta clase de amor sólo acarrea dolor a la larga.
______ lloró hasta que se quedó dormida en el dormitorio de su tía, acompañada por sus fieles animales...
Kari_JB
Re: El Mayor Regalo (Joe y Tu) Adaptacion
Capitulo 10
______ oyó a Joe cuando salió del apartamento al día siguiente. Desde la puerta de la cocina, observó cómo se subía en el Jeep y se alejaba por la carretera. ¿Adónde iría tan temprano? No estaba previsto que volviera a trabajar hasta el lunes siguiente.
Deseó llamarlo a gritos, preguntarle por qué no se había pasado a verla, como todas las mañanas, por qué huía de ella.
Porque eso era lo que estaba haciendo. Huir asustado.
Habían compartido algo muy especial, algo tan maravilloso que el simple hecho de recordarlo la llenaba de un cálido y hondo placer.
Por fin había dejado atrás sus miedos y había aceptado que amaba a Joe Jonas. Lo amaba sin reservas, con una pasión salvaje y atormentadora.
Quizá Joe no la amaba a ella. O quizá sí, pero no estaba preparado para asumir el compromiso que ese amor entrañaba.
De lo que ______ estaba segura era de que la deseaba tanto como ella lo había deseado a él.
Decidió esperar a que regresara al apartamento. Adondequiera que hubiese ido, tarde o temprano tendría que volver. Y, cuando volviera, ella estaría esperándolo. Si por fin había logrado hacer acopio de valor para vencer sus miedos, era el momento de que Joe superara también los suyos propios.
—No entiendo por qué no quisiste quedarte a desayunar en la granja —gruñó Caleb mientras colocaba la cazadora de piel en la silla de la cafetería Dawn’s.
—No quería hablar contigo teniendo cerca a Sheila —dijo Joe, y luego alzó la mirada hacia la camarera rubia que apareció a su lado—. Dos cafés, por favor.
Haciendo un gesto de asentimiento, la chica formó una pompa con el chicle que tenía en la boca y se alejó.
— ¿Bueno, qué sucede? —Inquirió Caleb—. Tienes un aspecto espantoso. ¿No has dormido? ¿Acaso la cicatriz aún te molesta?
—La cicatriz está sanando perfectamente. Mi problema es mucho más serio —Joe miró hacia la calle a través de la luna de la cafetería. Eran las seis de la mañana y todo estaba desierto.
— ¿Más serio que una herida de hala? Debe de ser cosa de faldas. ¿Qué pasa entre ______ y tú?
—Baja la voz, ¿quieres? —Dijo Joe agachando la cabeza—. No quiero que la gente oiga nuestra conversación. Bueno, voy a mudarme al apartamento de Grove Avenue en cuanto pueda, pero necesito un lugar donde quedarme hasta entonces. Odio pedírtelo, pero...
—Sabes que puedes quedarte con nosotros —Caleb sonrió a la camarera, que depositó en la mesa las dos tazas de café—. Pero, ¿por qué tienes tanta prisa? Sólo faltan dos semanas para el día uno.
Joe bajó los ojos y alzó la taza de café. Sopló el hirviente líquido y a continuación tomó un sorbo.
—Necesito alejarme de ______. Y necesito hacerlo hoy mismo.
—Comprendo —dijo Caleb—. Bueno, prepara tus cosas y yente a la granja cuando estés listo.
—Gracias.
— ¿Vas a hablar con ______ para decirle que te vas?
—Sí, por supuesto. Se lo debo.
— ¿Es muy serio lo que sucede entre vosotros dos?
—Muy serio.
— ¿Y seguro que es eso lo que deseas hacer? Quizá podáis resolver la situación llegando a un acuerdo.
—No
—Mmm.
—Supongo que Sheila se extrañará y empezará a hacer preguntas —dijo Joe.
—Le pediré que no lo haga. Pero estoy seguro de que ______ le contará su versión de lo sucedido. Ya sabes, las mujeres suelen compartir esas cosas.
—Iré a la granja dentro de unas horas. Gracias de nuevo —Joe se puso el abrigo mientras iba hacia la puerta. Se subió en el Jeep, arrancó el motor y luego golpeó el volante con ambas manos.
¡Estúpido! ¡Maldito estúpido! ¿Por qué no se había mantenido alejado de ella? ¿Por qué había tenido que hacerle el amor? Si tanto necesitaba a una mujer... ¿no podía haberse buscado a otra? ¿A otra que no lo amase?
______ había empezado a trabajar temprano para poner al día las cosas que había desatendido mientras Joe estuvo en el hospital.
Echó un vistazo al calendario. Tendría el niño a principios de junio. Seguramente, Joe ni siquiera aceptaría ser padrino del pequeño, se dijo abatida. ¿Acaso lo sucedido la noche anterior no lo había cambiado todo?
Al oír que llamaban a la puerta, el corazón se le subió a la garganta. Supo instintivamente que era Joe.
—Adelante, por favor —dijo.
Joe abrió la puerta levemente, se asomó al interior y esperó.
—Tenemos que... hablar. ¿Dispones de unos minutos?
—Naturalmente —______ retiró la silla y se levantó—. Por favor, pasa.
Joe entró en el despacho, cerró la puerta y se situó delante de ella. Durante unos momentos, clavó la vista en el suelo, y por fin la miró.
—Voy a quedarme en casa de Caleb y Sheila hasta que me entreguen el nuevo apartamento.
—Oh.
—Después de lo de anoche, he pensado que... Bueno, será mejor que pongamos algo de distancia entre nosotros.
No era lo que ______ deseaba, pero sí lo que había esperado.
—Si crees que es lo mejor...
—Lo sucedido fue culpa mía. Y me...
«Por favor, Dios mío, que no diga que lo lamenta.»
—Me siento culpable por haberme aprovechado de ti de esa manera. Te deseaba —siguió diciendo Joe—. Aún te deseo... y ése es el problema. No sería justo para ti que tuviéramos una aventura. Cuando acabe el período de servicio de Lowell, volveré al FBI. Necesitas a un hombre que desee casarse contigo y ser el padre de... tu hijo.
—A ver si lo entiendo. ¿Haces todo esto por mi bien? ¿Huyes a la granja de Caleb y Sheila para no sentir la tentación de hacerme el amor, porque no crees conveniente que tengamos un romance?
—Sí, más o menos.
— ¿Y yo no tengo voz ni voto en todo esto? —inquirió ______.
— ¿A qué te refieres?
— ¿Y si yo no quiero que te vayas? ¿Y si deseo que vuelvas a hacerme el amor? ¿Y si deseo que tengamos una aventura?
—No lo dices en serio. ¿Qué diría la gente? No querrás que hablen de ti como si fueras una... una...
—Una mujer a la que le importa un comino lo que piensen o digan de ella.
—______, cariño, tú no eres de esa clase de chicas que tienen aventuras con los hombres. Eres de las que se casan.
Ella lo empujó hacia la puerta, le rodeó el cuello con los brazos y dijo:
—En primer lugar, Joe Jonas, no soy una chica. Soy una mujer. Y siempre te he... siempre te he deseado.
Joe se quitó sus brazos del cuello, pero no sin antes besarla. Luego respiró hondo, alargó la mano hacia la puerta y la abrió.
—Nena, eres peligrosa.
______ lo observó mientras se marchaba prácticamente corriendo de la oficina. No sabía si echarse a reír o a llorar. Estaba segura, en lo más hondo de su corazón, de que si Joe lograba asumir el compromiso, sería un marido fiel y cariñoso, y el mejor padre del mundo. Simplemente tendría que vencer sus propios demonios internos. Igual que había hecho ella.
Joe trató de evitarla, pero ______ aprovechó todas las ocasiones posibles para estar cerca de él, para recordarle sus sentimientos, para hacerle ver lo que se estaba perdiendo. Ya no iba a verla, pero la llamaba a diario. Eran llamadas breves, pero ella siempre hacía algún comentario personal que sabía que lo excitaría. Se estaba convirtiendo en toda una experta en la seducción telefónica.
Toda la familia Jonas, a excepción del siempre ausente Jake, pasó la Navidad en la granja. ______ incluida. Joe, naturalmente, había hecho lo posible por rehuirla, pero ella lo había sorprendido más de una vez mirándola. Y su mirada le decía que seguía deseándola tanto como siempre.
El frío viento de enero azotaba la calle donde estaba situado Sophie’s, el único restaurante italiano de Crooked Oak. ______ y Donna entraron apresuradamente y se limpiaron el barro de los zapatos en el enorme felpudo del vestíbulo.
—Una mesa para dos, por favor —pidió Donna, y luego se miró el vientre—. En la sección de no fumadores —la camarera las acompañó a un cálido rincón, al final de la sala—. Me alegra que hayamos ido al cine esta noche. Necesitaba salir un rato. Bueno, ¿sigue Joe evitándote?
—Sí. Pero no he perdido la esperanza. Creo que cuando vea al niño y lo tenga en sus brazos, será incapaz de alejarse de nosotros.
— ¿Sabes ya si será niño? —inquirió Donna.
—Sí. Acaban de hacerme una ecografía. Y tengo incluso fotografías que lo demuestran.
Permanecieron un rato calladas, mientras la camarera les servía la comida. Justo cuando ______ tomaba el tenedor, miró hacia el otro extremo del salón, donde la camarera acomodaba a un nuevo cliente. Estaba de espaldas a ______, pero ella reconoció de inmediato aquellos hombros anchos y aquellas piernas esbeltas.
El corazón se le aceleró. El estómago le dio un vuelco. Joe Jonas estaba sentado a unos cuantos metros de ella. Sólo tenía que atravesar el salón para saludarlo. Pero no lo haría. Aún conservaba algo de orgullo.
— ¿Qué miras con tanta atención? —Donna se giró rápidamente y siguió la mirada de ______—. Aja. ¿Sabías que Joe iba a venir aquí esta noche?
—No. Sé que suele comer fuera, pero no sabía que vendría a Sophie’s hoy.
— ¿Quieres pedirle que se siente con nosotras?
—Creo que no.
—Está mirando hacia aquí —dijo Donna—. Nos ha visto. Sonríe y salúdalo.
______ y Donna sonrieron y saludaron con la mano. Joe se limitó a asentir con la cabeza.
—Va a cenar solo —observó Donna—. Me pregunto por qué no habrá venido acompañado...
—No está saliendo con nadie —contestó ______—. Sheila me ha dicho que no lo han vuelto a ver con ninguna mujer desde aquella vez que salió con Kendra Camp.
Aunque estaba deliciosa, ______ apenas probó la cena. No dejaba de lanzar miradas furtivas a Joe, quien al parecer también tenía dificultades para concentrarse en la comida. Cuando la camarera coqueteó con él, Joe la ignoró y miró directamente a ______, como si quisiera comprobar si evidenciaba algún atisbo de celos. No fue así. Ella se limitó a sonreírle. Frunciendo el ceño, él miró hacia otro lado y alzó la taza de café.
Tras pagar la cuenta, ______ y Donna se levantaron para marcharse, y en ese momento Joe Jonas se acercó a ellas.
—Buenas noches, chicas —dijo con aquel tono sureño de barítono que siempre le producía a ______ un hormigueo en el estómago.
—Hola, sheriff —dijo Donna—. ¿Ha disfrutado de su cena?
—Sí. Estaba exquisita —girándose hacia ______, Joe se inclinó levemente ‘ le preguntó—: ¿Has venido en tu coche o en el de Donna?
— En el de Donna. ¿Por qué lo preguntas?
—Me preguntaba si... Bueno, ¿te importa que te acompañe a casa? Me gustaría ver las fotos de la ecografía. Sé que te la han hecho hoy.
—Cómo no —______ miró a Donna con los ojos muy abiertos—. ¿Te importa que Joe me lleve a casa?
—No, en absoluto. Adelante —dijo Donna.
— ¿Te apetece un café, o...? —preguntó ______ después de entrar en la casa.
—No quiero tomar nada, gracias —contestó Joe.
______ encendió las luces del estudio, dejó el bolso en el sofá y empezó a quitarse el abrigo. De repente, notó que tenía a Joe detrás, y que le había posado una mano en el hombro. Ella se tensó al sentir su contacto. El le quitó el abrigo y lo colgó en el armario del vestíbulo. ______ se sentó, abrió el bolso y extrajo las láminas de la ecografía.
—Estas son las primeras fotos de nuestro hijo —dijo.
Joe se quedó petrificado, mirando fijamente las fotografías que le ofrecía ______.
— ¿Nuestro hijo? ¿Es un niño?
—Échales un vistazo y compruébalo por ti mismo. Si te fijas bien, verás que se distingue la cabeza y la parte que lo señala como varón.
Joe tomó las fotografías y se sentó junto a ella en el sofá. Fue mirando las fotos, una por una, y luego repitió el proceso. Mientras tanto, ______ contuvo el aliento. ¿Le afectarían aquellas fotografías tan profundamente como a ella?
—Ojala Lowell estuviera aquí para verlas —dijo por fin Joe devolviéndole las fotos—. Habría sido un padre estupendo. Habría llevado al niño a cazar y a pescar, y hubiese entrenado a su equipo de béisbol. Hubiera sido un buen ejemplo para el pequeño.
—Lowell hubiera sido un padre excelente para mi hijo, sí —______ dejó las fotografías en la mesita de café—. Y fue un marido excelente. Pero ya no está con nosotros, ni tendrá la oportunidad de ser el padre de mi hijo —alargó la mano y tomó la de Joe. Luego se la llevó al vientre—. Pero tú sí puedes ser un padre para tu hijo. Puedes ser...
Joe retiró la mano bruscamente, agarró a Su- san por los hombros y la interrumpió con una mirada abrasadora.
—Yo no puedo ser la clase de padre que habría sido Lowell. ¿No lo comprendes? Ese niño no debía ser mío. Nunca he querido tener hijos. Y sigo sin...
______ estaba llorando. Maldición. La había hecho llorar. ¿Por qué diablos había ido a su casa? Había conseguido evitarla durante las vacaciones de Navidad. ¿Por qué había permitido que su curiosidad por la ecografía, por el sexo del niño, lo atrajera a casa de ______?
«Porque te importa —se dijo—. Te importa ______ y te importa el niño. Su hijo. Tu hijo.»
Le recorrió los brazos con las manos, acariciándola tiernamente.
—No llores, cariño. Por favor, no llores.
Ella lo miró con ojos lagrimosos. De pronto, le tomó de nuevo la mano y la posó sobre su vientre.
—Se está moviendo —dijo—. ¿Lo notas?
De repente, Joe se sintió como si le hubieran extraído toda la fuerza del cuerpo. Dios del cielo, aquello que se movía dentro de ______ era su hijo. Exhaló un largo y profundo suspiro.
Ella colocó la mano sobre la suya y dijo:
—Es una sensación increíble.
—______... yo no debería estar aquí.
—Puedes rechazar al niño —dijo ella—. Pero eso no cambia el hecho de que es tuyo.
—Cariño, yo nunca he querido...
______ le cubrió los labios con los dedos.
—Te he echado tanto de menos... No puedo olvidar la noche en que hicimos el amor. Fue la noche más maravillosa de mi vida —se acercó a él, le rodeó el cuello con los brazos y susurró contra sus labios—:
Pero con una vez no he tenido bastante. ¿Tú sí?
«Huye. Márchate ahora mismo. Te está cautivando con su hechizo, y si no te vas ahora, lo la mentará eternamente.»
______ le acarició los labios con los suyos. El respiró hondo. Ella le desabrochó los dos primeros botones de la camisa, sin dejar de mirarlo seductoramente. El no se movió. Permaneció sentado, rígido como una estaca, temeroso incluso de respirar. ______ acabó de desabotonarle la camisa, la abrió y extendió la mano sobre su pecho. Le pellizcó un pezón y luego el otro. A continuación, besándole el cuello, le desabrochó el cinturón y le bajó la cremallera. Cuando introdujo la mano para agarrar su miembro a través de la fina tela de los calzoncillos, Joe le asió la muñeca.
— ¿Estás segura de que quieres hacer esto? —le preguntó.
—Nunca he estado más segura de algo en mi vida —respondió ella.
En cuanto él le soltó la muñeca, ______ siguió acariciándolo, y obtuvo como recompensa un profundo y ronco jadeo. Pero antes de que pudiera seguir, Joe la abrazó y la besó como un hombre sediento que bebiera el agua necesaria para vivir. Saqueó su boca mientras la tumbaba en el sofá. Una vez que le hubo quitado la blusa y el sujetador, se recreó en sus senos, más redondos y voluminosos que la otra vez, y se situó encima de ella con cuidado de no lastimarla con su peso.
Se despojaron mutuamente de la ropa hasta que estuvieron desnudos del todo. ______ chilló de placer al sentir cómo Joe la penetraba. Cuando ambos hubieron alcanzado el éxtasis, él se dejó caer a su lado y los dos se quedaron agradablemente dormidos por espacio de una hora.
Joe se despertó lentamente, notando el cálido contacto del cuerpo que tenía entre sus brazos. ______. El miembro empezó a palpitarle. ¡La deseaba otra vez!
La despertó con un beso. Ella abrió los ojos y le sonrió.
—Puedo irme o quedarme un poco más, si quieres —dijo Joe—. Tú decides, cariño.
______ bajó la mano cerró los dedos en torno a su miembro.
—Quédate.
Y Joe se quedó. Pasaron otro par de horas haciendo el amor lentamente, explorando mutuamente sus cuerpos, aprendiendo a distinguir los puntos más sensibles.
Alrededor de la una, Joe se levantó y empezó a vestirse.
— ¿De veras tienes que irte? —inquirió ______.
—Sí, cariño. Y esta vez ha de ser para siempre.
No puedo seguir haciéndote esto. Utilizándote y dejándote luego.
—Pero pensé... Creí que podríamos...
El le dio un rápido beso.
—Me encanta hacerte el amor. Pero la gente empezaría a criticarnos. Además, ¿cómo le explicarías a tu hijo nuestro romance?
—Supongo que puedo decirle que estaba enamorada de su padre y que no me avergonzaba de hacer el amor con él.
—Maldita sea, ______, no me hagas esto No supongas que el niño, tú y yo podemos tener un futuro juntos.
—De veras serás capaz de abandonarnos. ¿Sin sentir remordimientos?
—Claro que tengo remordimientos, cariño. Muchos. Quisiera ser la clase de hombre que tú deseas. Quisiera poder amaros a ti y al niño, y vivir con vosotros en Crooked Oak. Quisiera poder ser la clase de marido que era Lowell. Pero no lo soy. Lo siento.
Joe sacó el abrigo del armario, dirigió a Su- san una última mirada de despedida y salió por la puerta.
______ observó cómo se marchaba, con las palabras que deseaba gritarle atascadas en la garganta.
«Yo no quiero que seas la clase de marido que era Lowell. El jamás me hizo sentir como me haces sentir tú. Nunca lo amé ni la mitad de lo que te amo a ti. Y no espero que seas el padre que él hubiera sido. Sólo quiero que seas tú mismo. Te necesito. Tu hijo te necesita. Por favor, por favor no nos abandones.» ...
Kari_JB
Re: El Mayor Regalo (Joe y Tu) Adaptacion
Chicas les tengo una mala noticia se acerca el final de la novela quedan 2 capitulos, mas el capitulo final se me ha hecho cortita la novela espero que todas la hayan disfrutado
Gracias a todas por comentar =)
Gracias a todas por comentar =)
Kari_JB
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