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"En las Redes del Placer" (Nick y Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "En las Redes del Placer" (Nick y Tu)
Holaaa, en verdad no soy nueva lectora, he sido un fantasma desde el inicio de la Nove, Te pido disculpas por no haber comentado antes,
La nove es mas que buena, es algo así como HIPERSUPERDUPERULTRASOMBROSA!
Siguela porfavooor!!
:D
La nove es mas que buena, es algo así como HIPERSUPERDUPERULTRASOMBROSA!
Siguela porfavooor!!
:D
JonaticaFranciscaBelen
Re: "En las Redes del Placer" (Nick y Tu)
VALENT!!! SIGUELA !!!
CADA VEZ SE PONE MEJOR
HAHAHA LO DE EL MENSAJE DE LOGAN
ME DIO RISA HAHAHA XD
SIGUELA
CADA VEZ SE PONE MEJOR
HAHAHA LO DE EL MENSAJE DE LOGAN
ME DIO RISA HAHAHA XD
SIGUELA
MichelleWilliams♥JB
Re: "En las Redes del Placer" (Nick y Tu)
Hola!! encontre tu nove hace como 2 dias y ya me la lei, me encantaaaa!!!!
sorry por no comentar antes, PERO PORFA SUBE CAP!!!! :D
Saludos!!! :)
sorry por no comentar antes, PERO PORFA SUBE CAP!!!! :D
Saludos!!! :)
sweet_star
Re: "En las Redes del Placer" (Nick y Tu)
JonaticaFranciscaBelen escribió:Holaaa, en verdad no soy nueva lectora, he sido un fantasma desde el inicio de la Nove, Te pido disculpas por no haber comentado antes,
La nove es mas que buena, es algo así como HIPERSUPERDUPERULTRASOMBROSA!
Siguela porfavooor!!
:D
ahha BIENVENIDA.. y no te preocupes, perdonada por vagar como fantasma :)
Tina(:
Re: "En las Redes del Placer" (Nick y Tu)
sweet_star escribió:Hola!! encontre tu nove hace como 2 dias y ya me la lei, me encantaaaa!!!!
sorry por no comentar antes, PERO PORFA SUBE CAP!!!! :D
Saludos!!! :)
BIENVENIDA! :)
Tina(:
Re: "En las Redes del Placer" (Nick y Tu)
WOOWW!
perdonen chicas, demasiado tiempo sin subir.. lo lamento, la pc en donde tenía editado todo no la tenía yo.. lo lamento, ahora mismo subo :)
perdonen chicas, demasiado tiempo sin subir.. lo lamento, la pc en donde tenía editado todo no la tenía yo.. lo lamento, ahora mismo subo :)
Tina(:
Re: "En las Redes del Placer" (Nick y Tu)
_______ y él abandonaron el dormitorio y se reunieron con el Coronel quien, al parecer, se había hecho cargo de la cena de Carlotta mientras Nick se pasaba los últimos veinte minutos con los labios pegados a los de ella al tiempo que le masajeaba la dolorida musculatura. Le hubiera gustado que _______ echara una cabezadita, pero estaba demasiado preocupada por su madre para hacerlo. En cuanto Carlotta estuviera dormida en su cama, estaba seguro de que ella haría lo mismo.
Mientras se calentaba la comida china, le acarició los tensos hombros, intentando tranquilizarla. Se sentaron después a la mesa para dar cuenta de las verduras hervidas, el pollo kungpao y el arroz. Notó que Carlotta observaba cómo _______ picoteaba el brócoli y miraba desconcertada de vez en cuando a su padre.
Tras la comida, los hombres limpiaron la cocina en eficiente silencio, invitando a las mujeres a quedarse quietas. Y, cuando terminaron, el Coronel alzó a Carlotta en brazos, a pesar de las cansadas protestas de la mujer, y la llevó a un dormitorio en el piso de arriba, contiguo al suyo.
_______ siguió a la pareja, le dio a su madre la medicina y la arropó. Después de despedirse de su madre con un beso en la mejilla y de que ésta le brindara a su hija una débil sonrisa, la mujer se quedó dormida. Nick, que observaba todo desde el umbral, buscó los ojos de su esposa.
—Se pondrá bien —dijo, pasándole el brazo por los hombros—. Sólo necesita descansar.
—Si empeora, la llevaré al médico —prometió el Coronel.
—Gracias —respondió _______—. Recuerda que no sólo tiene dolor físico. No sólo necesita cuidados, sino también que alguien la escuche.
Dicho eso, _______ pasó junto a ellos y salió de la habitación. Nick notó que su padre se quedaba perplejo.
—Supongo que ésa es la manera que tiene tu mujer de decir que he sido como un buldózer. Tiene razón.
—Piensa lo mismo de mí. —Nick metió las manos en los bolsillos—. Tú y yo estamos cortados por el mismo patrón. No sabría ocuparme de _______ de una manera distinta. La amo.
El Coronel le lanzó una mirada ilegible.
—Ándate con cuidado, hijo. Si la presionas demasiado, te obligará a dejarla marchar.
Nick sabía que le hablaba la voz de la razón y la experiencia.
—¿Es eso lo que te ocurrió con mamá?
Sabía que no debería haber preguntado pero, maldición, ni siquiera en ese instante comprendía por qué su padre había dejado marchar a su madre. El Coronel jamás se lo había explicado y, después de que se fuera, no había vuelto a verla. Quizá comprender aquello le ayudaría con su zozobrante unión.
—Con el paso del tiempo diría que sí. Intenté controlar tanto su vida para evitar perderla, que al final todo se volvió contra mí. —El Coronel se frotó la nuca—. Amanda quería más afecto, quería saber que yo apreciaba sus sentimientos y opiniones, pero lo único que se me daba realmente bien era protegerla y, cuando no estaba de misión, mostrarle lo mucho que la deseaba. No fue suficiente.
Nick respiró hondo. Había muchas similitudes entre ambas situaciones.
—Ella quería marcharse; lo entiendo. Pero tú te diste por vencido y la dejaste ir con suma facilidad.
—¿De verdad crees que me resultó fácil? —gruñó el Coronel—. Dejarla marchar fue lo más difícil que he hecho nunca. La amaba, pero no sabía ser cómo ella quería. Le di espacio, accedí a la separación. Con esa estrategia esperaba que se diera cuenta de cómo había cambiado. Luego me enteré de que se estaba viendo con otro hombre. A pesar de la furia que me embargó, seguí esperando que volviera hasta el día de su muerte. Al final me di cuenta de que la había amado tanto como para dejarla libre; sin embargo, ella no me amaba lo suficiente como para regresar conmigo. No podía obligarla.
Nick sintió cada palabra en sus mismos huesos. Su madre había sido tan irresponsable como para dejar tirados a un marido y tres hijos y jamás había mirado atrás. _______ había luchado contra él desde antes de que dijeran «sí, quiero».
Una oleada de temor atravesó su vientre al recordar los años de discusiones de sus padres. La furia que su madre había mostrado; la manera en que suplicaba que le devolviera la libertad. Al final la había buscado de la única manera que pudo. Incluso cuando estaba en la escuela primaria, Nick era consciente de la depresión y la cólera que la envolvía. Y, a pesar de ello, se había sorprendido cuando se marchó. Siempre había asumido que el Coronel mantendría unida a la familia.
Pero ese papel correspondía al amor. Cuando su padre se dio cuenta de eso, la dejó partir.
—Siempre he sabido que desaprobabas que no hubiera luchado para conservar a tu madre.
Nick le sostuvo la mirada.
—Te perdí el respeto ese día.
—No es que te molestaras en ocultarlo, pero tienes que entender que no podía retener a Amanda contra su voluntad. Hice lo que pensé que daría mejor resultado a largo plazo. —Encogió los hombros como si finalmente hubiera aceptado los años de dolor y soledad—. Después de tanto tiempo sin querer ver lo infeliz que era y sin hacer nada para solucionarlo, iba a perderla de todas maneras.
En ese momento, todo quedó clarísimo para Nick.
—Tienes razón, papá. Se requiere mucha inteligencia para darse cuenta de que no vas a ganar. Y mucho valor para renunciar a tu mujer.
No sabía si él sería tan valiente.
El Coronel esbozó una amarga sonrisa.
—Me parece que no soy tan inteligente. Carlotta ni siquiera es mi mujer y ya la estoy agobiando. Sé cómo debo comportarme, pero parece que no puedo llevarlo a la práctica. Te sugiero que tomes nota.
O _______ desaparecerá.
Por debajo de la amalgama de ansiedad, negatividad y cólera, sabía que su padre tenía razón. Y eso le llevaba a pensar que por mucho que intentara demostrarle cuanto la amaba, era posible que acabara haciéndole daño.
—Ya sabes cómo es ese verso de la Biblia, «El amor no es egoísta. Es paciente y amable...»
Nick cerró los ojos. Sí, lo sabía; igual que sabía que él había sido egoísta, impaciente e insistente.
—¡Joder!
—Las cosas entre _______ y tú no van tan bien como te gustaría, ¿verdad, hijo? Es difícil acoplarse al principio.
—Ya quiere el divorcio. —Escupió las palabras a regañadientes mientras se pellizcaba el puente de la nariz. Le dolía admitir lo mucho que había echado todo a perder, pero su padre estaba siendo muy honesto con él.
El coronel contuvo la respiración.
—¿Y tú qué quieres?
—La amo. No puedo soportar pensar que no sea mía.
Su padre le dio una palmadita en el hombro.
—Pero si su corazón no te pertenece, de todas maneras no es tuya. Algunas veces... hay que dar libertad. Mejor hacerlo ahora, antes de que te odie. —Una expresión nublaba su rostro, como si dolorosos recuerdos inundaran su mente.
Nick observó a su padre mientras salía de la habitación. Miró el pálido rostro de Carlotta; _______ se parecía mucho a ella. No se le había escapado lo mucho que había perturbado a _______ la interacción entre sus progenitores. Él no era capaz de reprimir la necesidad de cuidar de ella de la misma manera, pero se daba cuenta de que como no cambiara de táctica con rapidez, la perdería para siempre.
Con un pesado suspiro, apagó la luz del dormitorio y bajó las escaleras. Logan, cuyo teléfono no dejaba de sonar, le comunicó que _______ se había ido a dormir.
—Es una chica insistente —comentó Nick.
Logan encogió los hombros.
—Ahora son tres. A todas les va el sado. —Se pasó la mano por el pelo—. Es como un juego para ellas. Todas quieren que las domine.
Nick negó con la cabeza. De acuerdo, su vida amorosa iba de mal en peor y era la última persona que debiera dar un consejo, pero tenía que intentar echar un cable a su hermano.
—¿Cuánto tiempo hace ya?
La pregunta hizo que Logan apartara la mirada.
—No sé. Unos cinco años.
Una pequeña eternidad. Logan era demasiado joven y vital para mantenerse casto voluntariamente
—¿Y aún no tienes en carne viva la palma de la mano?
Logan le miró con el ceño fruncido y le dio un puñetazo en un hombro.
—Vete a la mierda. Les doy lo que necesitan. Xander espera sexo y asistencia.
—Quizá ellas tengan suficiente con lo que les das, pero ¿lo es para ti? —Nick meneó la cabeza y le amonestó—. Hermanito, vas a tener que superar lo de...
—¡No digas su nombre! —gruñó—. No lo hagas.
Nick levantó las manos en un gesto defensivo.
—De acuerdo. ¿Has vuelto a intentarlo con ella?
Una expresión de deseo y sufrimiento atravesó la cara de Logan.
—Me dio con la puerta en las narices.
El encogimiento de hombros de su hermano le dijo lo impotente y perdido que se sentía. Era una emoción que le resultaría muy familiar si perdía a _______.
El Coronel pasó junto a ellos para dirigirse a su habitación y puso una mueca de disgusto.
—No he podido evitar escucharos. El capullo de su padrastro todavía vive en la misma casa. Adam Sterling me sonríe cuando me ve por el barrio, es como si disfrutara recordándome que su pequeña princesa destrozó el corazón a mi hijo.
A Nick no le sorprendería lo más mínimo. Logan gruñó algo feo y anatómicamente imposible.
Pero antes de que pudiera aclarar ese punto a su hermano, comenzó a sonarle el móvil. Lanzó una mirada al reloj mientras lo sacaba del bolsillo. ¿Quién le llamaría a las once y media?
Nick miró la pantalla y, con un nudo en el estómago, presionó el botón verde.
—Jack, dime.
—Por fin tengo algo de información, y no va a gustarte nada.
No le gustaba nada que estuviera relacionado con el presunto asesino de _______ desde que éste había hecho aparición. Todo aquello apestaba.
—Han identificado al asaltante por las huellas dactilares. Acabo de enterarme de que se llama Manuel Silva. ¿Te suena de algo el nombre?
—De nada. ¿Por qué lo preguntas?
—Bueno, ahora viene la parte fea: Es un conocido asesino a sueldo, originario de Bogotá.
Se quedó sin aire en los pulmones.
—¿Colombia? ¿Estás seguro?
—Al cien por cien. Conseguí que mi amigo me enseñara los archivos antes de que el asunto pasara a manos de la CÍA. Al parecer, la Agencia tiene mucho interés en él. Todavía no sé por qué. El INS le deportó hace unos años. Ha realizado un montón de trabajitos para narcotraficantes y la última vez que se le vio fue en los alrededores de Nueva Orleáns hace unas semanas. Contratar sus servicios era caro, más de cien de los grandes. —Jack parecía sombrío y a Nick se le heló la sangre en las venas—. Sea quien sea el que quiere cargarse a _______, está dispuesto a pagar mucho dinero. La pregunta es por qué.
Por primera vez en su vida, Nick casi estaba entumecido por el miedo.
—No lo sé.
—¿Hay alguien en Nueva Orleáns que pueda querer matar a _______?
—No lo ha mencionado. Le preguntaré.
—Bien. Te mantendré informado de cualquier cosa que surja.
—Gracias, Jack. —Aunque las noticias eran escalofriantes—, Mantenme al tanto.
—¿Qué ocurre, hijo? —preguntó el Coronel en cuanto colgó. Nick respiró hondo.
—El hombre que intentó asesinar a _______ se llamaba Silva, es un asesino a sueldo colombiano. Probablemente llegó aquí procedente de Nueva Orleáns. No encuentro relación entre los hechos. Cortez Villarreal trafica con estupefacientes, vale, pero ¿cómo es posible que un tipo de una banda de Lafayette conozca a un asesino a sueldo al que la CÍA pisa los talones?
—En el caso de que no sea Villarreal el que persigue a _______, ¿tienes alguna idea de quién puede ser?
—No. —No tenía sentido, pero era cierto que no sospechaba de nadie más.
—El que la conexión no sea obvia no quiere decir que no exista —señaló Logan—. Silva y Villarreal pueden ser amigos, familiares o deberse algún favor. O simplemente puede haberle contratado.
—¿Cómo podría Villarreal permitirse los honorarios de Silva? De todas maneras puede que tengas razón, no debo juzgar un libro por la portada. Quizá haya una conexión sencilla y yo no la vea.
Tal vez. De todas maneras, Cortez Villarreal era el único sospechoso que tenía. Nick habría preferido rastrear todos los lugares, meterle miedo a todos los posibles implicados, hacer preguntas, buscar respuestas... Pero se le acababa el tiempo. Logan se levantó en busca de sus zapatos, recordándole que era casi medianoche; el comienzo de un nuevo día. Y a él que sólo le quedaban tres para acabar con ese peligro de una vez por todas. Comenzó a pensar en un plan tras otro, descartando algunos y profundizando en otros. No estaba seguro de cuál funcionaría mejor sin tener más información, pero odió todos y cada uno de ellos.
Nick llamó a Jack otra vez. En cuanto respondió, comenzó a escupir preguntas Heno de furia.
—¿Sabes dónde puedo encontrar a Cortez Villarreal?
—¿Exactamente? No, pero corre el rumor de que está por la zona y que sólo está dejando que pasen unos días para asomar la nariz. He estado investigando por ahí por si necesitamos mantener una conversación con él.
—Creo que ha llegado el momento. En cuanto le encuentres, házmelo saber.
—Tomo nota.
El Coronel le miró preocupado.
—¿Qué estas pensando hacer, hijo?
Nick colgó, con un pánico creciente por la seguridad de _______.
—Ha llegado el momento de hacer algo drástico.
La luz del sol se colaba por las ventanas el viernes por la mañana cuando Nick escuchó que alguien cogía la manilla de la puerta. Se espabiló al momento, se incorporó y cogió el arma que había dejado sobre la mesilla de noche. Era su esposa, con el pelo despeinado, una camiseta que apenas le cubría el ombligo y unos pantalones de pijama negros que le ceñían las caderas. ¡Joder! Nick siempre estaba preparado para ella, pero verla hacía que comenzara a dolerle la polla.
—Perdón, no quería despertarte.
El miró el reloj. ¿Las nueve? Jamás dormía hasta tan tarde. Se había pasado la noche abrazando a _______, temiendo que tuvieran contados los días que les quedaban juntos. No se había dormido hasta después de las cinco.
—Me alegro de que lo hicieras. Tengo que levantarme. Cielo, una pregunta: ¿El nombre de Manuel Silva significa algo para ti?
La mirada perpleja le dijo todo lo que necesitaba saber.
—¿Debería?
—¿Conoces a alguien en Colombia? ¿De dónde procede Villarreal?
—No lo sé. No estudié su árbol genealógico cuando me asignaron el caso.
—¿Sabes si alguien de Nueva Orleáns puede tener algo contra ti?
Ella parpadeó y encogió los hombros.
—No que yo sepa. Hace años que no voy por allí.
Así pues, Nick tenía que suponer que había alguna conexión entre Silva y Villarreal que él no veía. No tenía otro punto de partida.
—¿De qué se trata? —_______ cruzó los brazos y le miró con impaciencia.
—No creo que sea nada. ¿Qué tal se encuentra tu madre?
_______ se acercó y se sentó en el borde de la cama. Nick intentó no pensar en que podía verle las rosadas aréolas a través del escote de la camiseta blanca.
—Por eso estoy aquí. Aprecio mucho todo lo que habéis hecho por ella tu padre y tú, pero aquí se siente incómoda.
Esta mañana el Coronel insistió en cocinar para ella otra vez, se empeñó en llevarla en brazos al porche para que tomara el aire y luego la cargó de la misma manera hasta la habitación. Se ha pegado a ella como una lapa y llega a un punto en el que se levanta de un salto en busca de los pañuelos de papel cuando la oye estornudar.
En otras palabras, aunque su padre sabía lo que no debía de hacer, y aún después de que le hubieran roto el corazón por ese motivo, no lograba cambiar. No obstante, Nick tampoco lo había hecho mucho mejor la noche anterior cuando se trató de darle espacio a su esposa.
Se aclaró la voz.
—_______, que alguien se ocupe de ella es bueno para su recuperación.
—No si ella no puede relajarse. El Coronel se comporta como... un General. Mi madre no se encuentra cómoda con él revoloteando a su alrededor todo el día. Se quiere ir a casa de Mari, así que he hablado con mi hermana y...
—No. De eso nada. No pienso permitir que regreses a Lafayette ahora. —No era un buen momento para ser inflexible, pero maldita fuera, ella tenía que darse cuenta de las dificultades que presentaba su plan—. ¿Has pensado que quien te quiere matar podría seguirte a ti o a tu madre? ¿Y si Gordon va a buscarla? Carlotta necesita estar tranquila durante más tiempo. Se siente incómoda porque no está acostumbrada a que nadie se preocupe de ella, pero se acostumbrará.
_______ negó con la cabeza.
—Ceo que no. Créeme, que alguien esté intentando matarme me asusta mucho, pero no puedo dejar a mi madre aquí; es malo para ella.
—Carlotta no podrá descansar demasiado con dos nietos pequeños armando escándalo a su alrededor. Apuesto lo que quieras a que acaba cuidándolos.
_______ se mordisqueó los labios y permaneció un rato en silencio.
—Le dejé muy claro a Mari que no puede estar fuera de la cama.
—Mari está agobiada por el trabajo, los niños y un marido anárquico. Tu madre se ofrecerá a ayudar y... no puede permitírselo.
—Tu padre la abruma.
—El Coronel es demasiado... atento. Lo sabe e intentará evitarlo. Hablaré con él.
—¿Tú? —explotó ella llena de incredulidad—. ¿Tú vas a hablar con tu padre para que no sea tan sobre-protector? Hum... Le dijo la sartén al cazo...
Él se estiró sobre la cama y la cogió de la muñeca, tirando de ella.
—No estás usando la cabeza, _______. Quieres que tu madre sea feliz, pero tienes que pensar también qué es lo más conveniente para ella. ¿Quieres que vuelva con Gordon? Porque si va a casa de Mari, él acabará yendo a por ella. Si se queda aquí, el Coronel no permitirá que ocurra tal cosa.
—Pero él la agobia todavía más. Mi madre no quiere quedarse aquí. —_______ intentó apartarse—. Ya has expuesto tu punto de vista, quiero que escuches el mío.
Nick no podía permitírselo.
—No puedo arriesgarme a que te vayas a Lafayette con tu madre ahora. No, cuando cabe la posibilidad de que te ande buscando un asesino. Lo siento mucho, pero nos quedamos.
_______ se levantó y cogió la maleta.
—Y tú siempre tienes que estar al mando, ¿verdad? No sólo es una cuestión de dormitorio, así que deja de fingir que sí. Y ya que estamos en ello, firma esos malditos documentos de divorcio. Mari tiene trabajo hoy, así que llamaré a Joe. Él nos llevará a casa.
Dicho eso, _______ salió de la habitación y cerró la puerta de golpe. Nick se levantó de la cama en busca de los pantalones. Mientras se los ponía, escuchó un portazo en el cuarto de baño y el agua de la ducha. Estaba loca si pensaba que le dejaría poner una puerta entre ellos con el fin de llamar a Joe para que fuera a buscarlas. Pero no podía coartar su libertad o la perdería. Nick soltó una maldición. Ojalá tuviera delante a un terrorista con el que desahogarse a puñetazo limpio. Joder, no quería firmar nada, pero mientras él estuviera lejos cumpliendo con su deber, _______ podría conseguir el divorcio sin su colaboración, y no podría hacer nada para detenerla. No quería tener en cuenta las sabias palabras de su padre, no estaba preparado para dejar de luchar por _______.
Mientras se acercaba a la puerta del cuarto de baño, sonó el móvil en su bolsillo. Una mirada a la pantalla le hizo soltar un gemido.
—Será mejor que se trate de algo importante, Andy.
—Recuerda con quién hablas, Raptor.
«Maldición.» Andy Barnes era ahora su comandante, no sólo un amigo. Sería mejor que se disculpara.
—Lo siento, señor. ¿Qué ocurre?
—Tu permiso ha sido cancelado.
—¿Qué? ¿Me han cancelado dos veces el mismo permiso? —Aquello era impensable a menos que fuera una condenada emergencia nacional—. ¿Ha ocurrido algo?
—La organización de Sotillo ha vuelto a ponerse en marcha, es definitivo. Los más importantes traficantes que tenemos vigilados se reunirán el sábado por la noche. Te necesitamos allí.
Nick puso el máximo empeño en concentrarse en las palabras de Andy a pesar de que todavía podía oír las de _______ resonando en su cabeza, amenazando con llamar a Joe.
—¿Cómo? Víctor está muerto. Si leyeras mi informe... En él explico que en mi última misión averigüé que su hermano, Adán, también está muerto. ¿Quién demonios está ahora detrás de esto?
—Sotillo tenía seguidores. Supongo que alguno de ellos. La muerte de Víctor creó un vacío de poder. Por supuesto, su negocio es muy goloso para cualquiera. Vamos a enviar a un pequeño equipo de cuatro hombres y...
—¿Cuatro hombres? Si van a llevar a cabo un negocio importante, cada una de las partes contará con un pequeño ejército. Cuatro hombres no lograrán terminar el trabajo...
—Cuatro hombres podrán introducirse en la casa sin que nadie se dé cuenta. Demasiados hombres significa mucho equipo y eso es más fácil de detectar; algo podría salir mal.
Menos potencial significaba menos efectividad. Aquella misión parecía un auténtico suicidio.
—Quiero hacer un escrito formal expresando mi desacuerdo.
—A su debido tiempo. —Caramba, Andy parecía cabreado—. Quiero que estés en la base mañana a las tres de la tarde.
Dicho eso, Andy colgó el teléfono. Con manos frías, Nick apretó el botón de desconexión de su móvil. Eran las nueve de la mañana, apenas quedaban treinta horas. ¿Cómo diablos iba a salvar su matrimonio y a deshacerse del peligro que acechaba a su esposa antes de irse?
Nick no veía la manera de conseguir ambas cosas, y cualquier buen soldado aprendía a dar prioridad a determinados objetivos cuando todo se iba al infierno. Entre ambas cuestiones, no tenía duda de cuál era prioritaria. Examinó mentalmente las posibles salidas. Sólo le quedaba una.
Y dolía como el demonio.
Apretó los dientes y llamó de nuevo a Jack, que respondió al primer timbrazo.
Nick ni siquiera dejó que su amigo le saludara antes de ir directo al grano.
—Tenemos que movernos esta noche. A partir de mañana estaré fuera del país por tiempo indefinido. Jack maldijo y suspiró desolado.
—Bueno, tendremos que hacerlo. Los rumores de la calle dicen que Villarreal está cansado de ocultarse de la policía y que quiere estrujarle el cuello a tu mujercita. Por lo que sé, no hay conexión evidente entre Silva y él.
—Lo que dices hace que sea creíble el motivo de Villarreal y es nuestro sospechoso número uno. —Maldición, Nick sentía como si las paredes se cerraran a su alrededor. El peligro que corría _______, la distancia, su trabajo... Tenía que centrarse con rapidez y protegerla de cualquier peligro que pudiera acecharla.
—¿Sabes algo más de él? —Nick odiaba sentirse impotente. Por lo general tenía todas las respuestas y hacía rodar cabezas con la misma eficacia. Estar cerca de _______ y protegerla era lo más importante.
—Me he documentado un poco —dijo Jack—. A Villarreal le gusta gastar la pasta con atractivas strippers. Esta noche será la grandiosa reapertura de Las Sirenas Sexys. Le diré a Kevin que le pida a Alyssa que nos avise si aparece por allí. Si es así, Kevin y yo podemos acercarnos y mantener con él una agradable conversación hasta que decida dejar en paz a _______.
—Bien, yo me ocuparé de mantenerla ocupada esta noche mientras vosotros os ocupáis de ese imbécil. Estaré ahí por la mañana para hablar con él y poner fin a todo esto.
Después de coordinar la operación para esa noche, Nick realizó dos llamadas de teléfono más, ambas necesarias aunque no le gustaban ni un pelo. Luego se vistió con rapidez, se cepilló los dientes y buscó el teléfono de _______, que entregó a su padre para que lo guardara. No quería que ella tuviera forma de Mamar a Joe mientras estaba en peligro. Y si no le volvía a llamar jamás, mejor todavía.
Nick se frotó las húmedas palmas de las manos en los vaqueros y respiró hondo ante la puerta del cuarto de baño donde _______ acababa de encerrarse. No le sirvió de nada; seguía teniendo los músculos tensos. Ojalá hubiera otra manera... Pero no la había y él lo sabía. No existía otra opción.
Se le aceleró el corazón mientras forzaba la puerta. El aire húmedo y fragante le envolvió. Todo olía a ella, a lirios frescos y vainilla; todo dulzura. Era demasiado excitante. Como siempre, se puso duro al instante.
Dios, ¡cómo amaba a esa mujer!
Al verle, _______ contuvo la respiración y estiró el brazo para coger la toalla. Él llegó antes, encantado de que ella sólo llevara puesto un tanga de encaje azul claro. Suave piel dorada y exuberantes pechos con enhiestos pezones rosados que le tentaban como nada en el mundo. Los empapados mechones oscuros le caían por la espalda, enmarcando la cara recién lavada. Apenas podía esperar para volver a estar dentro de ella, para abrazarla. El día anterior ella no había estado preparada y él no la había presionado, no había disfrutado de la íntima y sedosa intimidad de su sexo.
Pero esta noche, las espadas estaban en alto.
Al darse cuenta de que él no iba a darle la toalla y de que se interponía en el camino hacia su ropa, _______ le miró orgullosa, con la barbilla alzada.
—¿Qué quieres ahora? Ya te he dicho cómo me siento y lo que necesito. Si lo que pretendes es impedir que me vaya, no lo conseguirás.
Ah, esa terca vena de _______ que tanto le gustaba. En condiciones normales discutiría con ella hasta que ambos se cansaran, o hasta que decidiera seducirla y la hiciera gritar de placer. Pero esta situación estaba muy lejos de ser normal. Hasta el amanecer, lo más importante era protegerla. Era lo único indispensable. Nick sólo conocía una manera de conseguirlo... Concederle lo que tanto deseaba.
Algo que le destrozaría el corazón.
No se hacía ilusiones, jamás volvería a ser el mismo. Iba a sentirse tan jodido, miserable y solo como se había sentido su padre durante los últimos quince años, igual que se sentía Logan ahora. Nick siempre había jurado que haría lo que fuera cuando encontrara a una mujer que lo significara todo para él.
Y, maldita sea, en unas horas no le quedaría más remedio que dejarla marchar.
Cruzó los brazos sobre el pecho para contener el deseo de abrazarla, de perderse en su tentadora piel... y no detenerse jamás.
—Para empezar, si te vas a casa no sólo te expondrás tú misma al peligro, sino también a tu familia. Puede que tú no sepas quien es el gilipollas que te amenaza, pero él te conoce muy bien. ¿No crees que podría atentar también contra todos a los que amas?
_______ alzó la barbilla con terquedad, pero asintió con la cabeza, aunque no quisiera reconocerlo, sabía que él tenía razón. A pesar de ello, Nick tenía que poner las cartas sobre la mesa y sabía de sobra que la suya era la mano perdedora.
—Quiero proponerte un trato, cielo. Hoy haré todo lo que sea necesario para neutralizar la amenaza que pesa sobre ti. Mañana serás libre en todos los aspectos. —Apretó los puños—. Incluso firmaré los putos papeles del divorcio.
En cuanto escupió esas palabras, quiso poder borrarlas. Para él, ella lo era todo... Lo había sido desde el momento en que la vio por primera vez. Deseó poder conseguir que lo entendiera pero, a menos que también le amara, que aceptara sus necesidades y las de ella, estaban condenados.
La sorpresa fue evidente en la expresión de _______, junto con algo de... ¿pena, tal vez? ¿O quizá sólo estaba viendo reflejados sus propios deseos?
Ella suavizó el gesto.
—G-gracias por ser, finalmente, un poco razonable.
¿Razonable? Dentro de cinco segundos no pensaría así.
—Pero sólo lo haré si pasas esta noche conmigo.
Mientras se calentaba la comida china, le acarició los tensos hombros, intentando tranquilizarla. Se sentaron después a la mesa para dar cuenta de las verduras hervidas, el pollo kungpao y el arroz. Notó que Carlotta observaba cómo _______ picoteaba el brócoli y miraba desconcertada de vez en cuando a su padre.
Tras la comida, los hombres limpiaron la cocina en eficiente silencio, invitando a las mujeres a quedarse quietas. Y, cuando terminaron, el Coronel alzó a Carlotta en brazos, a pesar de las cansadas protestas de la mujer, y la llevó a un dormitorio en el piso de arriba, contiguo al suyo.
_______ siguió a la pareja, le dio a su madre la medicina y la arropó. Después de despedirse de su madre con un beso en la mejilla y de que ésta le brindara a su hija una débil sonrisa, la mujer se quedó dormida. Nick, que observaba todo desde el umbral, buscó los ojos de su esposa.
—Se pondrá bien —dijo, pasándole el brazo por los hombros—. Sólo necesita descansar.
—Si empeora, la llevaré al médico —prometió el Coronel.
—Gracias —respondió _______—. Recuerda que no sólo tiene dolor físico. No sólo necesita cuidados, sino también que alguien la escuche.
Dicho eso, _______ pasó junto a ellos y salió de la habitación. Nick notó que su padre se quedaba perplejo.
—Supongo que ésa es la manera que tiene tu mujer de decir que he sido como un buldózer. Tiene razón.
—Piensa lo mismo de mí. —Nick metió las manos en los bolsillos—. Tú y yo estamos cortados por el mismo patrón. No sabría ocuparme de _______ de una manera distinta. La amo.
El Coronel le lanzó una mirada ilegible.
—Ándate con cuidado, hijo. Si la presionas demasiado, te obligará a dejarla marchar.
Nick sabía que le hablaba la voz de la razón y la experiencia.
—¿Es eso lo que te ocurrió con mamá?
Sabía que no debería haber preguntado pero, maldición, ni siquiera en ese instante comprendía por qué su padre había dejado marchar a su madre. El Coronel jamás se lo había explicado y, después de que se fuera, no había vuelto a verla. Quizá comprender aquello le ayudaría con su zozobrante unión.
—Con el paso del tiempo diría que sí. Intenté controlar tanto su vida para evitar perderla, que al final todo se volvió contra mí. —El Coronel se frotó la nuca—. Amanda quería más afecto, quería saber que yo apreciaba sus sentimientos y opiniones, pero lo único que se me daba realmente bien era protegerla y, cuando no estaba de misión, mostrarle lo mucho que la deseaba. No fue suficiente.
Nick respiró hondo. Había muchas similitudes entre ambas situaciones.
—Ella quería marcharse; lo entiendo. Pero tú te diste por vencido y la dejaste ir con suma facilidad.
—¿De verdad crees que me resultó fácil? —gruñó el Coronel—. Dejarla marchar fue lo más difícil que he hecho nunca. La amaba, pero no sabía ser cómo ella quería. Le di espacio, accedí a la separación. Con esa estrategia esperaba que se diera cuenta de cómo había cambiado. Luego me enteré de que se estaba viendo con otro hombre. A pesar de la furia que me embargó, seguí esperando que volviera hasta el día de su muerte. Al final me di cuenta de que la había amado tanto como para dejarla libre; sin embargo, ella no me amaba lo suficiente como para regresar conmigo. No podía obligarla.
Nick sintió cada palabra en sus mismos huesos. Su madre había sido tan irresponsable como para dejar tirados a un marido y tres hijos y jamás había mirado atrás. _______ había luchado contra él desde antes de que dijeran «sí, quiero».
Una oleada de temor atravesó su vientre al recordar los años de discusiones de sus padres. La furia que su madre había mostrado; la manera en que suplicaba que le devolviera la libertad. Al final la había buscado de la única manera que pudo. Incluso cuando estaba en la escuela primaria, Nick era consciente de la depresión y la cólera que la envolvía. Y, a pesar de ello, se había sorprendido cuando se marchó. Siempre había asumido que el Coronel mantendría unida a la familia.
Pero ese papel correspondía al amor. Cuando su padre se dio cuenta de eso, la dejó partir.
—Siempre he sabido que desaprobabas que no hubiera luchado para conservar a tu madre.
Nick le sostuvo la mirada.
—Te perdí el respeto ese día.
—No es que te molestaras en ocultarlo, pero tienes que entender que no podía retener a Amanda contra su voluntad. Hice lo que pensé que daría mejor resultado a largo plazo. —Encogió los hombros como si finalmente hubiera aceptado los años de dolor y soledad—. Después de tanto tiempo sin querer ver lo infeliz que era y sin hacer nada para solucionarlo, iba a perderla de todas maneras.
En ese momento, todo quedó clarísimo para Nick.
—Tienes razón, papá. Se requiere mucha inteligencia para darse cuenta de que no vas a ganar. Y mucho valor para renunciar a tu mujer.
No sabía si él sería tan valiente.
El Coronel esbozó una amarga sonrisa.
—Me parece que no soy tan inteligente. Carlotta ni siquiera es mi mujer y ya la estoy agobiando. Sé cómo debo comportarme, pero parece que no puedo llevarlo a la práctica. Te sugiero que tomes nota.
O _______ desaparecerá.
Por debajo de la amalgama de ansiedad, negatividad y cólera, sabía que su padre tenía razón. Y eso le llevaba a pensar que por mucho que intentara demostrarle cuanto la amaba, era posible que acabara haciéndole daño.
—Ya sabes cómo es ese verso de la Biblia, «El amor no es egoísta. Es paciente y amable...»
Nick cerró los ojos. Sí, lo sabía; igual que sabía que él había sido egoísta, impaciente e insistente.
—¡Joder!
—Las cosas entre _______ y tú no van tan bien como te gustaría, ¿verdad, hijo? Es difícil acoplarse al principio.
—Ya quiere el divorcio. —Escupió las palabras a regañadientes mientras se pellizcaba el puente de la nariz. Le dolía admitir lo mucho que había echado todo a perder, pero su padre estaba siendo muy honesto con él.
El coronel contuvo la respiración.
—¿Y tú qué quieres?
—La amo. No puedo soportar pensar que no sea mía.
Su padre le dio una palmadita en el hombro.
—Pero si su corazón no te pertenece, de todas maneras no es tuya. Algunas veces... hay que dar libertad. Mejor hacerlo ahora, antes de que te odie. —Una expresión nublaba su rostro, como si dolorosos recuerdos inundaran su mente.
Nick observó a su padre mientras salía de la habitación. Miró el pálido rostro de Carlotta; _______ se parecía mucho a ella. No se le había escapado lo mucho que había perturbado a _______ la interacción entre sus progenitores. Él no era capaz de reprimir la necesidad de cuidar de ella de la misma manera, pero se daba cuenta de que como no cambiara de táctica con rapidez, la perdería para siempre.
Con un pesado suspiro, apagó la luz del dormitorio y bajó las escaleras. Logan, cuyo teléfono no dejaba de sonar, le comunicó que _______ se había ido a dormir.
—Es una chica insistente —comentó Nick.
Logan encogió los hombros.
—Ahora son tres. A todas les va el sado. —Se pasó la mano por el pelo—. Es como un juego para ellas. Todas quieren que las domine.
Nick negó con la cabeza. De acuerdo, su vida amorosa iba de mal en peor y era la última persona que debiera dar un consejo, pero tenía que intentar echar un cable a su hermano.
—¿Cuánto tiempo hace ya?
La pregunta hizo que Logan apartara la mirada.
—No sé. Unos cinco años.
Una pequeña eternidad. Logan era demasiado joven y vital para mantenerse casto voluntariamente
—¿Y aún no tienes en carne viva la palma de la mano?
Logan le miró con el ceño fruncido y le dio un puñetazo en un hombro.
—Vete a la mierda. Les doy lo que necesitan. Xander espera sexo y asistencia.
—Quizá ellas tengan suficiente con lo que les das, pero ¿lo es para ti? —Nick meneó la cabeza y le amonestó—. Hermanito, vas a tener que superar lo de...
—¡No digas su nombre! —gruñó—. No lo hagas.
Nick levantó las manos en un gesto defensivo.
—De acuerdo. ¿Has vuelto a intentarlo con ella?
Una expresión de deseo y sufrimiento atravesó la cara de Logan.
—Me dio con la puerta en las narices.
El encogimiento de hombros de su hermano le dijo lo impotente y perdido que se sentía. Era una emoción que le resultaría muy familiar si perdía a _______.
El Coronel pasó junto a ellos para dirigirse a su habitación y puso una mueca de disgusto.
—No he podido evitar escucharos. El capullo de su padrastro todavía vive en la misma casa. Adam Sterling me sonríe cuando me ve por el barrio, es como si disfrutara recordándome que su pequeña princesa destrozó el corazón a mi hijo.
A Nick no le sorprendería lo más mínimo. Logan gruñó algo feo y anatómicamente imposible.
Pero antes de que pudiera aclarar ese punto a su hermano, comenzó a sonarle el móvil. Lanzó una mirada al reloj mientras lo sacaba del bolsillo. ¿Quién le llamaría a las once y media?
Nick miró la pantalla y, con un nudo en el estómago, presionó el botón verde.
—Jack, dime.
—Por fin tengo algo de información, y no va a gustarte nada.
No le gustaba nada que estuviera relacionado con el presunto asesino de _______ desde que éste había hecho aparición. Todo aquello apestaba.
—Han identificado al asaltante por las huellas dactilares. Acabo de enterarme de que se llama Manuel Silva. ¿Te suena de algo el nombre?
—De nada. ¿Por qué lo preguntas?
—Bueno, ahora viene la parte fea: Es un conocido asesino a sueldo, originario de Bogotá.
Se quedó sin aire en los pulmones.
—¿Colombia? ¿Estás seguro?
—Al cien por cien. Conseguí que mi amigo me enseñara los archivos antes de que el asunto pasara a manos de la CÍA. Al parecer, la Agencia tiene mucho interés en él. Todavía no sé por qué. El INS le deportó hace unos años. Ha realizado un montón de trabajitos para narcotraficantes y la última vez que se le vio fue en los alrededores de Nueva Orleáns hace unas semanas. Contratar sus servicios era caro, más de cien de los grandes. —Jack parecía sombrío y a Nick se le heló la sangre en las venas—. Sea quien sea el que quiere cargarse a _______, está dispuesto a pagar mucho dinero. La pregunta es por qué.
Por primera vez en su vida, Nick casi estaba entumecido por el miedo.
—No lo sé.
—¿Hay alguien en Nueva Orleáns que pueda querer matar a _______?
—No lo ha mencionado. Le preguntaré.
—Bien. Te mantendré informado de cualquier cosa que surja.
—Gracias, Jack. —Aunque las noticias eran escalofriantes—, Mantenme al tanto.
—¿Qué ocurre, hijo? —preguntó el Coronel en cuanto colgó. Nick respiró hondo.
—El hombre que intentó asesinar a _______ se llamaba Silva, es un asesino a sueldo colombiano. Probablemente llegó aquí procedente de Nueva Orleáns. No encuentro relación entre los hechos. Cortez Villarreal trafica con estupefacientes, vale, pero ¿cómo es posible que un tipo de una banda de Lafayette conozca a un asesino a sueldo al que la CÍA pisa los talones?
—En el caso de que no sea Villarreal el que persigue a _______, ¿tienes alguna idea de quién puede ser?
—No. —No tenía sentido, pero era cierto que no sospechaba de nadie más.
—El que la conexión no sea obvia no quiere decir que no exista —señaló Logan—. Silva y Villarreal pueden ser amigos, familiares o deberse algún favor. O simplemente puede haberle contratado.
—¿Cómo podría Villarreal permitirse los honorarios de Silva? De todas maneras puede que tengas razón, no debo juzgar un libro por la portada. Quizá haya una conexión sencilla y yo no la vea.
Tal vez. De todas maneras, Cortez Villarreal era el único sospechoso que tenía. Nick habría preferido rastrear todos los lugares, meterle miedo a todos los posibles implicados, hacer preguntas, buscar respuestas... Pero se le acababa el tiempo. Logan se levantó en busca de sus zapatos, recordándole que era casi medianoche; el comienzo de un nuevo día. Y a él que sólo le quedaban tres para acabar con ese peligro de una vez por todas. Comenzó a pensar en un plan tras otro, descartando algunos y profundizando en otros. No estaba seguro de cuál funcionaría mejor sin tener más información, pero odió todos y cada uno de ellos.
Nick llamó a Jack otra vez. En cuanto respondió, comenzó a escupir preguntas Heno de furia.
—¿Sabes dónde puedo encontrar a Cortez Villarreal?
—¿Exactamente? No, pero corre el rumor de que está por la zona y que sólo está dejando que pasen unos días para asomar la nariz. He estado investigando por ahí por si necesitamos mantener una conversación con él.
—Creo que ha llegado el momento. En cuanto le encuentres, házmelo saber.
—Tomo nota.
El Coronel le miró preocupado.
—¿Qué estas pensando hacer, hijo?
Nick colgó, con un pánico creciente por la seguridad de _______.
—Ha llegado el momento de hacer algo drástico.
La luz del sol se colaba por las ventanas el viernes por la mañana cuando Nick escuchó que alguien cogía la manilla de la puerta. Se espabiló al momento, se incorporó y cogió el arma que había dejado sobre la mesilla de noche. Era su esposa, con el pelo despeinado, una camiseta que apenas le cubría el ombligo y unos pantalones de pijama negros que le ceñían las caderas. ¡Joder! Nick siempre estaba preparado para ella, pero verla hacía que comenzara a dolerle la polla.
—Perdón, no quería despertarte.
El miró el reloj. ¿Las nueve? Jamás dormía hasta tan tarde. Se había pasado la noche abrazando a _______, temiendo que tuvieran contados los días que les quedaban juntos. No se había dormido hasta después de las cinco.
—Me alegro de que lo hicieras. Tengo que levantarme. Cielo, una pregunta: ¿El nombre de Manuel Silva significa algo para ti?
La mirada perpleja le dijo todo lo que necesitaba saber.
—¿Debería?
—¿Conoces a alguien en Colombia? ¿De dónde procede Villarreal?
—No lo sé. No estudié su árbol genealógico cuando me asignaron el caso.
—¿Sabes si alguien de Nueva Orleáns puede tener algo contra ti?
Ella parpadeó y encogió los hombros.
—No que yo sepa. Hace años que no voy por allí.
Así pues, Nick tenía que suponer que había alguna conexión entre Silva y Villarreal que él no veía. No tenía otro punto de partida.
—¿De qué se trata? —_______ cruzó los brazos y le miró con impaciencia.
—No creo que sea nada. ¿Qué tal se encuentra tu madre?
_______ se acercó y se sentó en el borde de la cama. Nick intentó no pensar en que podía verle las rosadas aréolas a través del escote de la camiseta blanca.
—Por eso estoy aquí. Aprecio mucho todo lo que habéis hecho por ella tu padre y tú, pero aquí se siente incómoda.
Esta mañana el Coronel insistió en cocinar para ella otra vez, se empeñó en llevarla en brazos al porche para que tomara el aire y luego la cargó de la misma manera hasta la habitación. Se ha pegado a ella como una lapa y llega a un punto en el que se levanta de un salto en busca de los pañuelos de papel cuando la oye estornudar.
En otras palabras, aunque su padre sabía lo que no debía de hacer, y aún después de que le hubieran roto el corazón por ese motivo, no lograba cambiar. No obstante, Nick tampoco lo había hecho mucho mejor la noche anterior cuando se trató de darle espacio a su esposa.
Se aclaró la voz.
—_______, que alguien se ocupe de ella es bueno para su recuperación.
—No si ella no puede relajarse. El Coronel se comporta como... un General. Mi madre no se encuentra cómoda con él revoloteando a su alrededor todo el día. Se quiere ir a casa de Mari, así que he hablado con mi hermana y...
—No. De eso nada. No pienso permitir que regreses a Lafayette ahora. —No era un buen momento para ser inflexible, pero maldita fuera, ella tenía que darse cuenta de las dificultades que presentaba su plan—. ¿Has pensado que quien te quiere matar podría seguirte a ti o a tu madre? ¿Y si Gordon va a buscarla? Carlotta necesita estar tranquila durante más tiempo. Se siente incómoda porque no está acostumbrada a que nadie se preocupe de ella, pero se acostumbrará.
_______ negó con la cabeza.
—Ceo que no. Créeme, que alguien esté intentando matarme me asusta mucho, pero no puedo dejar a mi madre aquí; es malo para ella.
—Carlotta no podrá descansar demasiado con dos nietos pequeños armando escándalo a su alrededor. Apuesto lo que quieras a que acaba cuidándolos.
_______ se mordisqueó los labios y permaneció un rato en silencio.
—Le dejé muy claro a Mari que no puede estar fuera de la cama.
—Mari está agobiada por el trabajo, los niños y un marido anárquico. Tu madre se ofrecerá a ayudar y... no puede permitírselo.
—Tu padre la abruma.
—El Coronel es demasiado... atento. Lo sabe e intentará evitarlo. Hablaré con él.
—¿Tú? —explotó ella llena de incredulidad—. ¿Tú vas a hablar con tu padre para que no sea tan sobre-protector? Hum... Le dijo la sartén al cazo...
Él se estiró sobre la cama y la cogió de la muñeca, tirando de ella.
—No estás usando la cabeza, _______. Quieres que tu madre sea feliz, pero tienes que pensar también qué es lo más conveniente para ella. ¿Quieres que vuelva con Gordon? Porque si va a casa de Mari, él acabará yendo a por ella. Si se queda aquí, el Coronel no permitirá que ocurra tal cosa.
—Pero él la agobia todavía más. Mi madre no quiere quedarse aquí. —_______ intentó apartarse—. Ya has expuesto tu punto de vista, quiero que escuches el mío.
Nick no podía permitírselo.
—No puedo arriesgarme a que te vayas a Lafayette con tu madre ahora. No, cuando cabe la posibilidad de que te ande buscando un asesino. Lo siento mucho, pero nos quedamos.
_______ se levantó y cogió la maleta.
—Y tú siempre tienes que estar al mando, ¿verdad? No sólo es una cuestión de dormitorio, así que deja de fingir que sí. Y ya que estamos en ello, firma esos malditos documentos de divorcio. Mari tiene trabajo hoy, así que llamaré a Joe. Él nos llevará a casa.
Dicho eso, _______ salió de la habitación y cerró la puerta de golpe. Nick se levantó de la cama en busca de los pantalones. Mientras se los ponía, escuchó un portazo en el cuarto de baño y el agua de la ducha. Estaba loca si pensaba que le dejaría poner una puerta entre ellos con el fin de llamar a Joe para que fuera a buscarlas. Pero no podía coartar su libertad o la perdería. Nick soltó una maldición. Ojalá tuviera delante a un terrorista con el que desahogarse a puñetazo limpio. Joder, no quería firmar nada, pero mientras él estuviera lejos cumpliendo con su deber, _______ podría conseguir el divorcio sin su colaboración, y no podría hacer nada para detenerla. No quería tener en cuenta las sabias palabras de su padre, no estaba preparado para dejar de luchar por _______.
Mientras se acercaba a la puerta del cuarto de baño, sonó el móvil en su bolsillo. Una mirada a la pantalla le hizo soltar un gemido.
—Será mejor que se trate de algo importante, Andy.
—Recuerda con quién hablas, Raptor.
«Maldición.» Andy Barnes era ahora su comandante, no sólo un amigo. Sería mejor que se disculpara.
—Lo siento, señor. ¿Qué ocurre?
—Tu permiso ha sido cancelado.
—¿Qué? ¿Me han cancelado dos veces el mismo permiso? —Aquello era impensable a menos que fuera una condenada emergencia nacional—. ¿Ha ocurrido algo?
—La organización de Sotillo ha vuelto a ponerse en marcha, es definitivo. Los más importantes traficantes que tenemos vigilados se reunirán el sábado por la noche. Te necesitamos allí.
Nick puso el máximo empeño en concentrarse en las palabras de Andy a pesar de que todavía podía oír las de _______ resonando en su cabeza, amenazando con llamar a Joe.
—¿Cómo? Víctor está muerto. Si leyeras mi informe... En él explico que en mi última misión averigüé que su hermano, Adán, también está muerto. ¿Quién demonios está ahora detrás de esto?
—Sotillo tenía seguidores. Supongo que alguno de ellos. La muerte de Víctor creó un vacío de poder. Por supuesto, su negocio es muy goloso para cualquiera. Vamos a enviar a un pequeño equipo de cuatro hombres y...
—¿Cuatro hombres? Si van a llevar a cabo un negocio importante, cada una de las partes contará con un pequeño ejército. Cuatro hombres no lograrán terminar el trabajo...
—Cuatro hombres podrán introducirse en la casa sin que nadie se dé cuenta. Demasiados hombres significa mucho equipo y eso es más fácil de detectar; algo podría salir mal.
Menos potencial significaba menos efectividad. Aquella misión parecía un auténtico suicidio.
—Quiero hacer un escrito formal expresando mi desacuerdo.
—A su debido tiempo. —Caramba, Andy parecía cabreado—. Quiero que estés en la base mañana a las tres de la tarde.
Dicho eso, Andy colgó el teléfono. Con manos frías, Nick apretó el botón de desconexión de su móvil. Eran las nueve de la mañana, apenas quedaban treinta horas. ¿Cómo diablos iba a salvar su matrimonio y a deshacerse del peligro que acechaba a su esposa antes de irse?
Nick no veía la manera de conseguir ambas cosas, y cualquier buen soldado aprendía a dar prioridad a determinados objetivos cuando todo se iba al infierno. Entre ambas cuestiones, no tenía duda de cuál era prioritaria. Examinó mentalmente las posibles salidas. Sólo le quedaba una.
Y dolía como el demonio.
Apretó los dientes y llamó de nuevo a Jack, que respondió al primer timbrazo.
Nick ni siquiera dejó que su amigo le saludara antes de ir directo al grano.
—Tenemos que movernos esta noche. A partir de mañana estaré fuera del país por tiempo indefinido. Jack maldijo y suspiró desolado.
—Bueno, tendremos que hacerlo. Los rumores de la calle dicen que Villarreal está cansado de ocultarse de la policía y que quiere estrujarle el cuello a tu mujercita. Por lo que sé, no hay conexión evidente entre Silva y él.
—Lo que dices hace que sea creíble el motivo de Villarreal y es nuestro sospechoso número uno. —Maldición, Nick sentía como si las paredes se cerraran a su alrededor. El peligro que corría _______, la distancia, su trabajo... Tenía que centrarse con rapidez y protegerla de cualquier peligro que pudiera acecharla.
—¿Sabes algo más de él? —Nick odiaba sentirse impotente. Por lo general tenía todas las respuestas y hacía rodar cabezas con la misma eficacia. Estar cerca de _______ y protegerla era lo más importante.
—Me he documentado un poco —dijo Jack—. A Villarreal le gusta gastar la pasta con atractivas strippers. Esta noche será la grandiosa reapertura de Las Sirenas Sexys. Le diré a Kevin que le pida a Alyssa que nos avise si aparece por allí. Si es así, Kevin y yo podemos acercarnos y mantener con él una agradable conversación hasta que decida dejar en paz a _______.
—Bien, yo me ocuparé de mantenerla ocupada esta noche mientras vosotros os ocupáis de ese imbécil. Estaré ahí por la mañana para hablar con él y poner fin a todo esto.
Después de coordinar la operación para esa noche, Nick realizó dos llamadas de teléfono más, ambas necesarias aunque no le gustaban ni un pelo. Luego se vistió con rapidez, se cepilló los dientes y buscó el teléfono de _______, que entregó a su padre para que lo guardara. No quería que ella tuviera forma de Mamar a Joe mientras estaba en peligro. Y si no le volvía a llamar jamás, mejor todavía.
Nick se frotó las húmedas palmas de las manos en los vaqueros y respiró hondo ante la puerta del cuarto de baño donde _______ acababa de encerrarse. No le sirvió de nada; seguía teniendo los músculos tensos. Ojalá hubiera otra manera... Pero no la había y él lo sabía. No existía otra opción.
Se le aceleró el corazón mientras forzaba la puerta. El aire húmedo y fragante le envolvió. Todo olía a ella, a lirios frescos y vainilla; todo dulzura. Era demasiado excitante. Como siempre, se puso duro al instante.
Dios, ¡cómo amaba a esa mujer!
Al verle, _______ contuvo la respiración y estiró el brazo para coger la toalla. Él llegó antes, encantado de que ella sólo llevara puesto un tanga de encaje azul claro. Suave piel dorada y exuberantes pechos con enhiestos pezones rosados que le tentaban como nada en el mundo. Los empapados mechones oscuros le caían por la espalda, enmarcando la cara recién lavada. Apenas podía esperar para volver a estar dentro de ella, para abrazarla. El día anterior ella no había estado preparada y él no la había presionado, no había disfrutado de la íntima y sedosa intimidad de su sexo.
Pero esta noche, las espadas estaban en alto.
Al darse cuenta de que él no iba a darle la toalla y de que se interponía en el camino hacia su ropa, _______ le miró orgullosa, con la barbilla alzada.
—¿Qué quieres ahora? Ya te he dicho cómo me siento y lo que necesito. Si lo que pretendes es impedir que me vaya, no lo conseguirás.
Ah, esa terca vena de _______ que tanto le gustaba. En condiciones normales discutiría con ella hasta que ambos se cansaran, o hasta que decidiera seducirla y la hiciera gritar de placer. Pero esta situación estaba muy lejos de ser normal. Hasta el amanecer, lo más importante era protegerla. Era lo único indispensable. Nick sólo conocía una manera de conseguirlo... Concederle lo que tanto deseaba.
Algo que le destrozaría el corazón.
No se hacía ilusiones, jamás volvería a ser el mismo. Iba a sentirse tan jodido, miserable y solo como se había sentido su padre durante los últimos quince años, igual que se sentía Logan ahora. Nick siempre había jurado que haría lo que fuera cuando encontrara a una mujer que lo significara todo para él.
Y, maldita sea, en unas horas no le quedaría más remedio que dejarla marchar.
Cruzó los brazos sobre el pecho para contener el deseo de abrazarla, de perderse en su tentadora piel... y no detenerse jamás.
—Para empezar, si te vas a casa no sólo te expondrás tú misma al peligro, sino también a tu familia. Puede que tú no sepas quien es el gilipollas que te amenaza, pero él te conoce muy bien. ¿No crees que podría atentar también contra todos a los que amas?
_______ alzó la barbilla con terquedad, pero asintió con la cabeza, aunque no quisiera reconocerlo, sabía que él tenía razón. A pesar de ello, Nick tenía que poner las cartas sobre la mesa y sabía de sobra que la suya era la mano perdedora.
—Quiero proponerte un trato, cielo. Hoy haré todo lo que sea necesario para neutralizar la amenaza que pesa sobre ti. Mañana serás libre en todos los aspectos. —Apretó los puños—. Incluso firmaré los putos papeles del divorcio.
En cuanto escupió esas palabras, quiso poder borrarlas. Para él, ella lo era todo... Lo había sido desde el momento en que la vio por primera vez. Deseó poder conseguir que lo entendiera pero, a menos que también le amara, que aceptara sus necesidades y las de ella, estaban condenados.
La sorpresa fue evidente en la expresión de _______, junto con algo de... ¿pena, tal vez? ¿O quizá sólo estaba viendo reflejados sus propios deseos?
Ella suavizó el gesto.
—G-gracias por ser, finalmente, un poco razonable.
¿Razonable? Dentro de cinco segundos no pensaría así.
—Pero sólo lo haré si pasas esta noche conmigo.
Aquí no me agrada que mencionen a mi país solo por el narcotráfico :S pero que hago, es la reputación que nos hemos ganado :( PERDOOOOOON POR NO SUBIR, DE VERDAD!
Tina(:
Re: "En las Redes del Placer" (Nick y Tu)
Oh Vale, con el viaje y vos que no subias, estaba como loca..
Si, es feo la fama que ganan nuestros paises..
Firmar los papeles, separarse? No se, no me lo puedo imaginar..
SEGUILA! :)
Si, es feo la fama que ganan nuestros paises..
Firmar los papeles, separarse? No se, no me lo puedo imaginar..
SEGUILA! :)
Camilita :)
Re: "En las Redes del Placer" (Nick y Tu)
:D OMJ!! OSE OBIO QUE SI!!! PASO ESA Y TODAS LAS NOCHES SI QUIERE XP
me mataste con ese cap esta genial, lo ame...
please siguela pronte, cuidate, saludos :D
me mataste con ese cap esta genial, lo ame...
please siguela pronte, cuidate, saludos :D
sweet_star
Re: "En las Redes del Placer" (Nick y Tu)
sweet_star escribió: :D OMJ!! OSE OBIO QUE SI!!! PASO ESA Y TODAS LAS NOCHES SI QUIERE XP
me mataste con ese cap esta genial, lo ame...
please siguela pronte, cuidate, saludos :D
alli_94
Re: "En las Redes del Placer" (Nick y Tu)
alli_94 escribió:sweet_star escribió: :D OMJ!! OSE OBIO QUE SI!!! PASO ESA Y TODAS LAS NOCHES SI QUIERE XP
me mataste con ese cap esta genial, lo ame...
please siguela pronte, cuidate, saludos :D
alli_94
Re: "En las Redes del Placer" (Nick y Tu)
Dios! Tiene años qe no paso! Lo siento, pero la escuela me exprime!u.u muuuuuuy buenos los capítulos! Pero tmbn muuuuuuuuy tétricos! No quiero qe se separen! PlizZ siguela pronto! Quiero leer como ______ se da cuenta de qe su mejor opción es qedarse con Nick!^.^
Muffin_Nickita_Jonas92
Re: "En las Redes del Placer" (Nick y Tu)
Capítulo 17
«¿Nick estaba dispuesto a firmar la demanda de divorcio?»
_______ tragó saliva mientras la atravesaban unas conflictivas emociones. Esperó sentir alivio; después de todo, la montaña rusa emocional en la que había estado subida los últimos días iba a detenerse. Sin embargo, sólo sintió una repentina desilusión. Lo más probable era que después de esa noche no volviera a ver jamás a Nick. Parpadeó para contener las lágrimas que le hacían arder los ojos como si fueran ácido. Era como si le hubieran arrancado el corazón.
¿Se había vuelto loca? Había sido ella quien había exigido el divorcio. ¿Por qué una retorcida parte de su interior quería aquello en cuanto él cedía un poco?
Santo Dios, ¡se había enamorado de él!
_______ cerró los ojos. Menudo momento para darse cuenta.
—¿Me has oído? —Nick estaba apoyado contra el marco de la puerta y tenía la mirada clavada en su cuerpo.
Era arrogante y desafiante. Maldición, no parecía que tuviera el corazón roto. ¿La amaba tanto que no le importaba tirar la toalla tras intentar conquistarla durante sólo cuatro días...? Pero no antes de que se saliera con la suya una vez más y le robara otro pedacito de su alma, por supuesto. Sería entonces cuando la dejaría marchar.
Quizá, finalmente, Nick se había dado cuenta de que su matrimonio era una apuesta perdedora.
—Sí —respondió con un repentino nudo en la garganta—. Pasaré la noche contigo y tú firmarás la demanda.
Al decir esas palabras sintió como si un cuchillo mellado le hiciera un horrible agujero en el pecho; pero él no iba a cambiar y su dominación la perturbaba. Que los padres de Nick se hubieran separado por culpa de la naturaleza dominante del Coronel no era buena señal. Pasar el día con Caleb había demostrado que el leopardo no podía borrar sus manchas. Y Logan parecía forjado con el mismo molde, al menos si se fiaba de los exigentes gruñidos con los que había respondido a las chicas con las que mantenía aquellas relaciones de BDSM y que ella había escuchado sin querer. Quizá fuera demasiado sensible, pero prefería morirse antes de que cualquier hombre desplegara sobre ella el tipo de poder que Gordon ejercía sobre su madre.
Había compartido con Nick el mejor sexo de su vida. Siempre había sabido que tendría inclinación por alguien con honor, honrado y determinado. Dejando a un lado el tema de la dominación, su esposo era todo lo que quería de un hombre y sentía algo muy profundo por él, pero ella jamás sería el tipo de mujer que él necesitaba y eso acabaría por destrozarla.
Tenía que encontrar las fuerzas necesarias para alejarse antes de que se hicieran más daño el uno al otro.
Nick la taladró con una penetrante mirada azul.
—¿Y?
—Lo haré —dijo con un hilo de voz—. ¿Qué sabes sobre el asesino?
—Tengo un plan. Jack y Kevin me ayudarán. Mañana todo habrá acabado.
En esa cuestión, _______ confiaba en él por completo. Estar casada con Nick podía ser tan aterrador como saltar a un abismo, pero sabía que él jamás permitiría que nadie ni nada le hiciera daño. Y a pesar de todo lo ocurrido entre ellos, le debía la vida.
—Gracias. No sé cómo lo has logrado, pero te estoy muy agradecida.
—Te lo explicaré todo cuando esté solucionado.
_______ asintió con la cabeza a pesar de sentirse muy intrigada. Nick siempre actuaba así. No podría cambiarle, pero quería tocarle, acariciarle las mejillas, besarle en la boca. El tipo de cosas que haría una mujer enamorada, así que no hizo nada.
—Gracias.
—De nada. Ten la maleta preparada a las cinco. El Coronel y Logan se ocuparán de tu madre. Conseguiré que mi padre resulte menos abrumador. Te aseguro que está en buenas manos. Mañana serás libre por completo. —Se interrumpió y bajó la mirada a las braguitas de encaje de color azul—. Pero esta noche... nada de bragas.
Dicho eso, él se dio la vuelta y se fue, cerrando la puerta muy despacio.
_______ clavó los ojos en la sólida madera de roble que se interponía entre ellos. ¿Eso era todo? ¿No le daba un beso? ¿Ni un abrazo? Desde luego ella lo hubiera querido, incluso aunque esa noche se dijeran adiós.
Se vio atravesada por una oleada de desolación que la dejó sumida en una profunda tristeza. Nick parecía más indiferente que ella.
Miró su reflejo en el espejo empañado con el ceño fruncido y cerró los ojos para luchar contra la amalgama de emociones que pesaba sobre ella. Necesitó de todas sus fuerzas para conseguirlo. ¿Cómo era posible que Nick se hubiera metido en su corazón con tanta rapidez que ahora no sabía cómo iba a vivir sin él?
Negó con la cabeza. No le había necesitado durante veinticinco años, así que encontraría la manera de conseguirlo también durante el resto de su vida. Pero antes tenía que centrarse en conseguir llegar al final de esa noche, porque Nick la desnudaría en cuerpo y alma. Dejaría al descubierto todo lo que había en su interior y lo tomaría. Temía que después, jamás volvería a ser la misma.
Nick condujo a través de la ciudad en silencio. _______ quiso preguntar adónde iban, pero la quietud reinante no invitaba a conversar. Sabía que, donde quiera que fueran, él la protegería.
Pero no tenía la misma certeza con respecto a su corazón.
Antes del anochecer, se detuvieron por fin ante una casa bastante grande. Estaba en las afueras, en una calle aislada. Era una casa de ladrillo con las contraventanas negras y grandes ventanales que daban a un paseo con robles de altura imponente, cuyas ramas formaban un agradable túnel vegetal sobre un camino adoquinado. Había flores por todas partes. Se respiraba un aire a dinero antiguo y decadencia sureña.
Cuando _______ salió del vehículo, Nick se acercó y le sostuvo la puerta. Ella observó que había un todoterreno negro aparcado delante.
—¿Hay alguien más aquí?
El cerró la puerta.
—Acompáñame.
—¿Quién vive aquí?
—El dueño no estará aquí esta noche. No quiero más preguntas.
Definitivamente Nick mostraba su cara de Amo. El tono duro y la distancia que había puesto entre ellos, dolía. Luchar sólo haría que, al final, saliera más lastimada, pero deseó rodearle con los brazos, apretar los labios contra los suyos y pedirle que se abriera a ella.
Aquélla era la actitud que él le había pedido desde el principio. Dio un respingo ante ese pensamiento.
Nick la cogió del codo y la condujo por el camino adoquinado hasta la puerta. _______ no podía dejar de pensar en que aquella noche juntos resultaría impersonal. A pesar de todo lo que él la había presionado, de cómo se había colado en su vida, en su psique e incluso en su corazón, el Nick que tenía ahora delante resultaba tan remoto que quiso gritar.
—¡Espera!—_______ tragó saliva para aplacarlos nervios—. N-no quiero que sea así. Tú... —Intentó aferrar alguno de sus alocados pensamientos, encontrar las palabras correctas—. Es como si yo ya no te gustara, incluso parece que me odiases. Si es así...
No llegó a terminar la frase. Nick la tomó entre los brazos y capturó su boca; le agarró el pelo con los puños, enredó los labios con los suyos y su corazón palpitó contra el de ella. Le obligó a abrir la boca y se sumergió en ella. Al instante, el beso se tornó profundo; íntimo. Él envolvió su lengua con la suya como si no tuviera otra cosa que hacer en toda la noche. Con un ansia devoradora, Nick engulló sus sentidos y silenció sus preocupaciones. Ella se apretó contra él, le rodeó el cuello con los brazos y se perdió en el familiar sabor de su marido. Santo Dios, quería que ese beso no terminara jamás.
Ella gimió y él se apartó, apretando los labios en una línea sombría.
—Te deseo; no lo dudes nunca. Entra.
Nick abrió la puerta. _______ pudo observar que se encontraban en un vestíbulo de paredes en tonos cálidos, techos altos y muchos detalles de estilo toscano antes de que él la condujera por un largo pasillo. Contuvo las preguntas. Él le revelaría sus intenciones cuando fuera necesario. A pesar de lo mucho que odiaba admitirlo, Nick conocía su cuerpo como la palma de su mano. A ella le encantaría cualquier cosa subyugante, controladora y exigente que tuviera planeada.
La llevó hasta la última habitación y la invitó a entrar en un dormitorio enorme, envuelto en sombras grisáceas. Una vez en el interior y con la puerta cerrada, pulsó un interruptor y una luz dorada inundó la estancia. Las paredes estaban pintadas a rayas blancas y beiges. Había un tradicional cabecero blanco enmarcado por pesados cortinones de brocado y una elaborada cornisa blanca en el techo; una chimenea de mármol encendida y una repisa blanca prestaban a la habitación un aire de decadente elegancia. No había instrumentos de BDSM por ningún lado.
_______ se volvió hacia Nick con una pregunta en la mirada.
Él tragó saliva.
—¿Te gusta?
Era un espacio acogedor, romántico, seguro, pero...
—Sí. Imagino que me esperaba algo parecido a la sala de tu hermano.
Una expresión que ella no logró descifrar atravesó la cara de Nick.
—Esta noche es tuya, cielo. Haremos lo que tú quieras.
Estuvo a punto de preguntarle por qué sólo podían estar así esta noche y no todas las veces anteriores, pero lo sabía. Simplemente no era algo que a él le gustara hacer siempre. Pero, esa noche, Nick estaba dispuesto a anteponer los deseos de ella a los suyos.
Lo que hizo que le amara todavía más.
_______ contuvo las lágrimas.
—Esto es... —«Increíble»—. Gracias.
Pareció que Nick quería decir algo más, pero se mantuvo en silencio con las manos en los bolsillos.
—Dime qué es lo que quieres.
Con él todo era como un ciclón de deseo, tan intenso que siempre se sentía en medio de una rugiente tormenta. Durante los últimos días, _______ había deseado que aflojara un poco, que no intentara llegar a su mente y a su alma. Pero ahora que él le daba lo que quería, _______ no sabía qué hacer.
—¿Podemos simplemente... estar juntos? ¿Qué sea algo suave... quizá tierno?
Durante unos segundos, los duros ángulos de la cara masculina se fruncieron de incertidumbre. Por fin, él le acarició el hombro y le puso la mano en el cuello.
—Por ti, sí.
Su corazón estaba a punto de romperse. Lo haría en cuanto él se inclinara y la besara suavemente, acariciándole los labios, rozándoselos con la lengua. _______ se aferró a los anchos hombros de Nick y apretó su boca contra la suya. El no dudó en abrirla, en hacer más hondo el beso hasta que ella sintió que se ahogaba en las dulces garras del placer.
—¿Quieres acostarte?
Por supuesto. Esa despedida iba a ser larga y ardiente. _______ no quería apresurarse ni permanecer de pie. Aquella noche iban a estar envueltos en sábanas suaves, mantas arrugadas y suspiros tiernos... Un capullo para amantes.
—Por favor.
Nick se acercó al interruptor y apagó la luz.
Desde su primera noche en Las Vegas, ella sabía que a él le gustaba tener la luz encendida; quería disfrutar del efecto que tenía sobre su cuerpo. La oscuridad que ahora reinaba en el dormitorio era otra concesión por su parte.
Lo irónico era que ahora ella ya se sentía cómoda con él en cualquier situación. De hecho, hubiera preferido poder ver cada expresión de la apuesta y familiar cara de Nick.
Antes de que ella pudiera decírselo, él la cogió de la mano.
—Tú mandas.
_______ frunció el ceño. Sabía que él estaba dejándole marcar la tónica, intentando darle lo que quería, pero ese comportamiento era tan poco propio de Nick que se preguntó si cuando hicieran el amor esa noche estaría del todo con él.
Se mordisqueó los labios y le llevó hasta la enorme cama. Él la siguió sin decir palabra, esperando que ella le empujara para hundirse en el colchón, hasta sentir sobre la espalda las sábanas sedosas y embriagadoras.
El se desperezó a su lado y, llevando su mano con la de él, le hizo girar la cara. Sus miradas se encontraron entre las sombras; indagadoras. .. Y, maldición, _______ estuvo a punto de sollozar. Le miró y le rodeó con los brazos para apretarse contra su cuerpo.
Nick deslizó sus brazos alrededor de ella.
—Dime qué es lo que quieres esta noche, cielo. Sea lo que sea, te lo daré.
Ése sería su regalo de despedida. Lo oyó en su voz.
_______ se vio apresada por una mezcla de tristeza y pánico. Contuvo un sollozo y le cubrió la boca, desesperada por degustar su sabor masculino, su abrazo suave. Él le devolvió el beso, cada aliento, cada roce de labios, cada caricia de la lengua. Intentó dejarse llevar por la pesada y dulce marejada de deseo que él creaba normalmente en su interior, pero no estaba allí.
—¿Qué te pasa? —Ella clavó los ojos en él en la oscuridad, intentando entender.
—Nada. —Nick le acarició la cara—. Intento darte lo que quieres.
Sí, eso había dicho antes, pero algo no iba bien.
—Dime qué quieres tú.
Él le brindó una sonrisa llena de pesar.
—Todo lo que no haces. Así que mejor no toquemos el tema. Déjame darte esta noche.
Nick estaba tratando de ser algo que no era. Por ella. La dejaría ir... por ella. De repente, supo lo que quería.
—Quiero que seas tú —farfulló en el silencio.
Nick suspiró.
—_______...
—Sé que antes tenía miedo. —Él se había colado en lo más profundo de su ser, aquel hombre la había encandilado. Aunque había intentado detenerle, él se había metido en su alma y le había robado el corazón. _______ no podía proteger lo que ya le había entregado—. Esta noche es nuestra última noche juntos. Quiero estar contigo por completo.
Esta vez, sería su regalo para él. Para los dos.
Él tensó la mano que tenía en su cuello.
—¿Estás segura?
Sí y no. Nick iba a despojarla de cada barrera y de cada artificio, pero por una vez en su vida, no tenía miedo de entregarle su confianza, su amor. Mañana podría volver a ser la mujer sarcástica, introvertida y cáustica. Pero esa noche quería conectar con Nick de una manera en que no habían conectado antes. En que nunca conectaría con otro hombre.
Sonrió.
—Sí, Señor.
Él vaciló, luego tiró de su mano para que se pusiera en pie.
—Está bien, cielo. Ven conmigo.
_______ le apretó la mano mientras él la guiaba fuera de aquel acogedor dormitorio y la llevaba por el pasillo. Se detuvo ante otra puerta. Se mantuvo inmóvil cuando él sacó una tela negra de seda del bolsillo trasero y se la puso sobre los ojos, aguardando un momento; como si esperara que ella objetara algo. _______ apretó los labios y se obligó a seguir adelante, a cumplir la promesa que se había hecho a sí misma.
—Muy bien. —Él alabó su contención—. Gracias. Estoy orgulloso de ti.
La hizo girar. _______ esperaba que él le atara las muñecas, pero sólo anudó la tela en la parte de atrás de la cabeza.
—_______, ¿puedes ver algo? Dime la verdad.
—No. —Era la aterradora realidad.
_______ escuchó un suave «clic» y luego un largo chirrido. Notó una corriente de aire frío cuando él la empujó hacia delante, guiándola con un brazo alrededor de la cintura y la mano en la cadera. Luego oyó que se cerraba la puerta.
Tragó nerviosa. ¿Qué era lo que Nick no quería que viera? Recordó la sala de Logan. Se estremeció. El había admitido que aquellos artilugios no le resultaban extraños y sabía que le desquiciaban. ¿Era por eso por lo que le había vendado los ojos?
—La palabra segura esta noche es «rojo». ¿Entendido?
—Rojo. Sí. —_______ sabía, sin preguntar, que si cualquier cosa que Nick le hiciera la asustaba o lastimaba, podría decir esa palabra y él se detendría sin vacilar.
Frunció el ceño. ¿Cuándo había comenzado a confiar en él de esa manera? Ese hombre la había seducido, se había casado con ella cuando estaba demasiado borracha para ser racional, la había dominado, zurrado y castigado. Pero también le había proporcionado más placer y mostrado más devoción que nadie en su vida, y jamás había faltado a su palabra. Tampoco ahora le haría daño.
Y saldría de su vida después de esa noche.
La realidad cayó de nuevo sobre ella. Surgió una llamarada de pánico acompañada de la necesidad de sentirle cerca. ¿Qué demonios le pasaba? ¿Sería por la vulnerabilidad que suponía tener los ojos vendados? ¿O por los inútiles sentimientos que Nick despertaba en ella?
Demasiado asustada para responder a esas preguntas, se volvió hacia donde él estaba y le rodeó con los brazos.
—Tranquila. —La sostuvo y la estrechó contra su cuerpo—. ¿Estás bien, _______?
—Estoy un poco asustada. —Quería decirle más, pero se obligó a mantenerse en silencio y confiar en él. A complacerle.
—Estarás bien. Esta noche no has elegido lo que siempre te has dicho a ti misma que quieres, y me alegro. —La sinceridad era palpable en su voz—. Déjame darte lo que necesitas. Ríndete a mí.
_______ alargó la mano para tocarle.
—Sí, Señor.
Nick le cubrió la boca otra vez con la suya, con una hambrienta demanda, y ella se perdió.
Ya lo lamentaría más tarde, pero ahora quería abrirse a él por completo. Si ésa era su única noche, quería que la conexión entre ellos fuera más profunda que nunca. Quería saber que había estado con él sin artificios, barreras o miedos.
Sabía que podría dolerle al día siguiente, pero también que él haría cualquier cosa que fuera necesaria para ofrecerle un placer absoluto. Se puso en sus manos y dejó a un lado cualquier reserva.
—Desnúdate, _______. Primero los zapatos, después la camisa, el sujetador, los pantalones... Hazlo en ese orden. Dobla las prendas y ponlas en la mesa que está a tu lado. Una vez que estés lista, dámelas.
Le dio un vuelco el corazón, como si hubiera saltado a un abismo. Una semana antes, habría odiado su tono a pesar de lo mucho que la conmoviera. Ahora, se concentró en el sonido de su voz, en entregarse, complacerle, experimentar todo lo que podían llegar a ser. Sólo esa noche.
—Sí, Señor. —Se quitó los zapatos y buscó la mesa a tientas, encontrándola justo a su lado. Siguió desabrochándose la camisa, soltó un botón tras otro con una temeraria destreza hasta que se la quitó. La dobló lo mejor que pudo y la dejó a un lado. Respiró hondo y se deshizo del sujetador. La orden era cada vez más aterradora. Se abrió el botón de los vaqueros y los deslizó por las piernas; siguiendo las instrucciones de Nick no se había puesto bragas.
_______ se quitó los vaqueros y los dobló antes de ponerlos encima del resto de la ropa. Con un profundo aliento, se la ofreció a él. Nick estaba justo ahí, cogiendo la ropa que ella le tendía, y la recompensó con un beso en la boca.
_______ se mantuvo erguida ante él, con el corazón desbocado y la sangre corriendo a toda velocidad. Orgullosa, asustada... preparada.
Nick la tomó de la mano, la guió a través de la estancia y la empujó suavemente hasta que su espalda reposó contra algo acolchado. _______ se estremeció y quiso preguntar qué era lo que había planeado, pero no lo hizo.
—Separa las piernas.
Tomó aire y obedeció. Notó que algo frío y suave, que parecía cuero, se deslizaba alrededor de un tobillo. Se escuchó un sordo «clic». Nick repitió la misma acción en la otra pierna. Luego le acarició el muslo, el vientre, los pechos hasta llegar a la muñeca, que alzó por encima de su cabeza. Al momento, sintió el frío roce metálico de unas esposas. Por fin, él cogió la otra mano y entrelazó sus dedos antes de hacer que levantara el brazo.
_______ quedó esposada arriba. Santo Dios, estaba inmovilizada por completo ¿por qué la quería ver tan impotente? Y aún así, al escuchar el gemido de aprobación de Nick junto a su oreja y la presión urgente y dura de su cuerpo contra ella, sintió el poder que tenía sobre él.
Tras cerrar la esposa alrededor de su muñeca, él deslizó la punta de un dedo por el interior del brazo, por el pecho, sobre el pezón, que apretó con la presión necesaria para que notara una tímida pizca de dolor.
Nick se inclinó y le deslizó los labios por el hombro hasta la oreja.
—Nos están observando, cielo.
_______ tragó saliva mientras la atravesaban unas conflictivas emociones. Esperó sentir alivio; después de todo, la montaña rusa emocional en la que había estado subida los últimos días iba a detenerse. Sin embargo, sólo sintió una repentina desilusión. Lo más probable era que después de esa noche no volviera a ver jamás a Nick. Parpadeó para contener las lágrimas que le hacían arder los ojos como si fueran ácido. Era como si le hubieran arrancado el corazón.
¿Se había vuelto loca? Había sido ella quien había exigido el divorcio. ¿Por qué una retorcida parte de su interior quería aquello en cuanto él cedía un poco?
Santo Dios, ¡se había enamorado de él!
_______ cerró los ojos. Menudo momento para darse cuenta.
—¿Me has oído? —Nick estaba apoyado contra el marco de la puerta y tenía la mirada clavada en su cuerpo.
Era arrogante y desafiante. Maldición, no parecía que tuviera el corazón roto. ¿La amaba tanto que no le importaba tirar la toalla tras intentar conquistarla durante sólo cuatro días...? Pero no antes de que se saliera con la suya una vez más y le robara otro pedacito de su alma, por supuesto. Sería entonces cuando la dejaría marchar.
Quizá, finalmente, Nick se había dado cuenta de que su matrimonio era una apuesta perdedora.
—Sí —respondió con un repentino nudo en la garganta—. Pasaré la noche contigo y tú firmarás la demanda.
Al decir esas palabras sintió como si un cuchillo mellado le hiciera un horrible agujero en el pecho; pero él no iba a cambiar y su dominación la perturbaba. Que los padres de Nick se hubieran separado por culpa de la naturaleza dominante del Coronel no era buena señal. Pasar el día con Caleb había demostrado que el leopardo no podía borrar sus manchas. Y Logan parecía forjado con el mismo molde, al menos si se fiaba de los exigentes gruñidos con los que había respondido a las chicas con las que mantenía aquellas relaciones de BDSM y que ella había escuchado sin querer. Quizá fuera demasiado sensible, pero prefería morirse antes de que cualquier hombre desplegara sobre ella el tipo de poder que Gordon ejercía sobre su madre.
Había compartido con Nick el mejor sexo de su vida. Siempre había sabido que tendría inclinación por alguien con honor, honrado y determinado. Dejando a un lado el tema de la dominación, su esposo era todo lo que quería de un hombre y sentía algo muy profundo por él, pero ella jamás sería el tipo de mujer que él necesitaba y eso acabaría por destrozarla.
Tenía que encontrar las fuerzas necesarias para alejarse antes de que se hicieran más daño el uno al otro.
Nick la taladró con una penetrante mirada azul.
—¿Y?
—Lo haré —dijo con un hilo de voz—. ¿Qué sabes sobre el asesino?
—Tengo un plan. Jack y Kevin me ayudarán. Mañana todo habrá acabado.
En esa cuestión, _______ confiaba en él por completo. Estar casada con Nick podía ser tan aterrador como saltar a un abismo, pero sabía que él jamás permitiría que nadie ni nada le hiciera daño. Y a pesar de todo lo ocurrido entre ellos, le debía la vida.
—Gracias. No sé cómo lo has logrado, pero te estoy muy agradecida.
—Te lo explicaré todo cuando esté solucionado.
_______ asintió con la cabeza a pesar de sentirse muy intrigada. Nick siempre actuaba así. No podría cambiarle, pero quería tocarle, acariciarle las mejillas, besarle en la boca. El tipo de cosas que haría una mujer enamorada, así que no hizo nada.
—Gracias.
—De nada. Ten la maleta preparada a las cinco. El Coronel y Logan se ocuparán de tu madre. Conseguiré que mi padre resulte menos abrumador. Te aseguro que está en buenas manos. Mañana serás libre por completo. —Se interrumpió y bajó la mirada a las braguitas de encaje de color azul—. Pero esta noche... nada de bragas.
Dicho eso, él se dio la vuelta y se fue, cerrando la puerta muy despacio.
_______ clavó los ojos en la sólida madera de roble que se interponía entre ellos. ¿Eso era todo? ¿No le daba un beso? ¿Ni un abrazo? Desde luego ella lo hubiera querido, incluso aunque esa noche se dijeran adiós.
Se vio atravesada por una oleada de desolación que la dejó sumida en una profunda tristeza. Nick parecía más indiferente que ella.
Miró su reflejo en el espejo empañado con el ceño fruncido y cerró los ojos para luchar contra la amalgama de emociones que pesaba sobre ella. Necesitó de todas sus fuerzas para conseguirlo. ¿Cómo era posible que Nick se hubiera metido en su corazón con tanta rapidez que ahora no sabía cómo iba a vivir sin él?
Negó con la cabeza. No le había necesitado durante veinticinco años, así que encontraría la manera de conseguirlo también durante el resto de su vida. Pero antes tenía que centrarse en conseguir llegar al final de esa noche, porque Nick la desnudaría en cuerpo y alma. Dejaría al descubierto todo lo que había en su interior y lo tomaría. Temía que después, jamás volvería a ser la misma.
Nick condujo a través de la ciudad en silencio. _______ quiso preguntar adónde iban, pero la quietud reinante no invitaba a conversar. Sabía que, donde quiera que fueran, él la protegería.
Pero no tenía la misma certeza con respecto a su corazón.
Antes del anochecer, se detuvieron por fin ante una casa bastante grande. Estaba en las afueras, en una calle aislada. Era una casa de ladrillo con las contraventanas negras y grandes ventanales que daban a un paseo con robles de altura imponente, cuyas ramas formaban un agradable túnel vegetal sobre un camino adoquinado. Había flores por todas partes. Se respiraba un aire a dinero antiguo y decadencia sureña.
Cuando _______ salió del vehículo, Nick se acercó y le sostuvo la puerta. Ella observó que había un todoterreno negro aparcado delante.
—¿Hay alguien más aquí?
El cerró la puerta.
—Acompáñame.
—¿Quién vive aquí?
—El dueño no estará aquí esta noche. No quiero más preguntas.
Definitivamente Nick mostraba su cara de Amo. El tono duro y la distancia que había puesto entre ellos, dolía. Luchar sólo haría que, al final, saliera más lastimada, pero deseó rodearle con los brazos, apretar los labios contra los suyos y pedirle que se abriera a ella.
Aquélla era la actitud que él le había pedido desde el principio. Dio un respingo ante ese pensamiento.
Nick la cogió del codo y la condujo por el camino adoquinado hasta la puerta. _______ no podía dejar de pensar en que aquella noche juntos resultaría impersonal. A pesar de todo lo que él la había presionado, de cómo se había colado en su vida, en su psique e incluso en su corazón, el Nick que tenía ahora delante resultaba tan remoto que quiso gritar.
—¡Espera!—_______ tragó saliva para aplacarlos nervios—. N-no quiero que sea así. Tú... —Intentó aferrar alguno de sus alocados pensamientos, encontrar las palabras correctas—. Es como si yo ya no te gustara, incluso parece que me odiases. Si es así...
No llegó a terminar la frase. Nick la tomó entre los brazos y capturó su boca; le agarró el pelo con los puños, enredó los labios con los suyos y su corazón palpitó contra el de ella. Le obligó a abrir la boca y se sumergió en ella. Al instante, el beso se tornó profundo; íntimo. Él envolvió su lengua con la suya como si no tuviera otra cosa que hacer en toda la noche. Con un ansia devoradora, Nick engulló sus sentidos y silenció sus preocupaciones. Ella se apretó contra él, le rodeó el cuello con los brazos y se perdió en el familiar sabor de su marido. Santo Dios, quería que ese beso no terminara jamás.
Ella gimió y él se apartó, apretando los labios en una línea sombría.
—Te deseo; no lo dudes nunca. Entra.
Nick abrió la puerta. _______ pudo observar que se encontraban en un vestíbulo de paredes en tonos cálidos, techos altos y muchos detalles de estilo toscano antes de que él la condujera por un largo pasillo. Contuvo las preguntas. Él le revelaría sus intenciones cuando fuera necesario. A pesar de lo mucho que odiaba admitirlo, Nick conocía su cuerpo como la palma de su mano. A ella le encantaría cualquier cosa subyugante, controladora y exigente que tuviera planeada.
La llevó hasta la última habitación y la invitó a entrar en un dormitorio enorme, envuelto en sombras grisáceas. Una vez en el interior y con la puerta cerrada, pulsó un interruptor y una luz dorada inundó la estancia. Las paredes estaban pintadas a rayas blancas y beiges. Había un tradicional cabecero blanco enmarcado por pesados cortinones de brocado y una elaborada cornisa blanca en el techo; una chimenea de mármol encendida y una repisa blanca prestaban a la habitación un aire de decadente elegancia. No había instrumentos de BDSM por ningún lado.
_______ se volvió hacia Nick con una pregunta en la mirada.
Él tragó saliva.
—¿Te gusta?
Era un espacio acogedor, romántico, seguro, pero...
—Sí. Imagino que me esperaba algo parecido a la sala de tu hermano.
Una expresión que ella no logró descifrar atravesó la cara de Nick.
—Esta noche es tuya, cielo. Haremos lo que tú quieras.
Estuvo a punto de preguntarle por qué sólo podían estar así esta noche y no todas las veces anteriores, pero lo sabía. Simplemente no era algo que a él le gustara hacer siempre. Pero, esa noche, Nick estaba dispuesto a anteponer los deseos de ella a los suyos.
Lo que hizo que le amara todavía más.
_______ contuvo las lágrimas.
—Esto es... —«Increíble»—. Gracias.
Pareció que Nick quería decir algo más, pero se mantuvo en silencio con las manos en los bolsillos.
—Dime qué es lo que quieres.
Con él todo era como un ciclón de deseo, tan intenso que siempre se sentía en medio de una rugiente tormenta. Durante los últimos días, _______ había deseado que aflojara un poco, que no intentara llegar a su mente y a su alma. Pero ahora que él le daba lo que quería, _______ no sabía qué hacer.
—¿Podemos simplemente... estar juntos? ¿Qué sea algo suave... quizá tierno?
Durante unos segundos, los duros ángulos de la cara masculina se fruncieron de incertidumbre. Por fin, él le acarició el hombro y le puso la mano en el cuello.
—Por ti, sí.
Su corazón estaba a punto de romperse. Lo haría en cuanto él se inclinara y la besara suavemente, acariciándole los labios, rozándoselos con la lengua. _______ se aferró a los anchos hombros de Nick y apretó su boca contra la suya. El no dudó en abrirla, en hacer más hondo el beso hasta que ella sintió que se ahogaba en las dulces garras del placer.
—¿Quieres acostarte?
Por supuesto. Esa despedida iba a ser larga y ardiente. _______ no quería apresurarse ni permanecer de pie. Aquella noche iban a estar envueltos en sábanas suaves, mantas arrugadas y suspiros tiernos... Un capullo para amantes.
—Por favor.
Nick se acercó al interruptor y apagó la luz.
Desde su primera noche en Las Vegas, ella sabía que a él le gustaba tener la luz encendida; quería disfrutar del efecto que tenía sobre su cuerpo. La oscuridad que ahora reinaba en el dormitorio era otra concesión por su parte.
Lo irónico era que ahora ella ya se sentía cómoda con él en cualquier situación. De hecho, hubiera preferido poder ver cada expresión de la apuesta y familiar cara de Nick.
Antes de que ella pudiera decírselo, él la cogió de la mano.
—Tú mandas.
_______ frunció el ceño. Sabía que él estaba dejándole marcar la tónica, intentando darle lo que quería, pero ese comportamiento era tan poco propio de Nick que se preguntó si cuando hicieran el amor esa noche estaría del todo con él.
Se mordisqueó los labios y le llevó hasta la enorme cama. Él la siguió sin decir palabra, esperando que ella le empujara para hundirse en el colchón, hasta sentir sobre la espalda las sábanas sedosas y embriagadoras.
El se desperezó a su lado y, llevando su mano con la de él, le hizo girar la cara. Sus miradas se encontraron entre las sombras; indagadoras. .. Y, maldición, _______ estuvo a punto de sollozar. Le miró y le rodeó con los brazos para apretarse contra su cuerpo.
Nick deslizó sus brazos alrededor de ella.
—Dime qué es lo que quieres esta noche, cielo. Sea lo que sea, te lo daré.
Ése sería su regalo de despedida. Lo oyó en su voz.
_______ se vio apresada por una mezcla de tristeza y pánico. Contuvo un sollozo y le cubrió la boca, desesperada por degustar su sabor masculino, su abrazo suave. Él le devolvió el beso, cada aliento, cada roce de labios, cada caricia de la lengua. Intentó dejarse llevar por la pesada y dulce marejada de deseo que él creaba normalmente en su interior, pero no estaba allí.
—¿Qué te pasa? —Ella clavó los ojos en él en la oscuridad, intentando entender.
—Nada. —Nick le acarició la cara—. Intento darte lo que quieres.
Sí, eso había dicho antes, pero algo no iba bien.
—Dime qué quieres tú.
Él le brindó una sonrisa llena de pesar.
—Todo lo que no haces. Así que mejor no toquemos el tema. Déjame darte esta noche.
Nick estaba tratando de ser algo que no era. Por ella. La dejaría ir... por ella. De repente, supo lo que quería.
—Quiero que seas tú —farfulló en el silencio.
Nick suspiró.
—_______...
—Sé que antes tenía miedo. —Él se había colado en lo más profundo de su ser, aquel hombre la había encandilado. Aunque había intentado detenerle, él se había metido en su alma y le había robado el corazón. _______ no podía proteger lo que ya le había entregado—. Esta noche es nuestra última noche juntos. Quiero estar contigo por completo.
Esta vez, sería su regalo para él. Para los dos.
Él tensó la mano que tenía en su cuello.
—¿Estás segura?
Sí y no. Nick iba a despojarla de cada barrera y de cada artificio, pero por una vez en su vida, no tenía miedo de entregarle su confianza, su amor. Mañana podría volver a ser la mujer sarcástica, introvertida y cáustica. Pero esa noche quería conectar con Nick de una manera en que no habían conectado antes. En que nunca conectaría con otro hombre.
Sonrió.
—Sí, Señor.
Él vaciló, luego tiró de su mano para que se pusiera en pie.
—Está bien, cielo. Ven conmigo.
_______ le apretó la mano mientras él la guiaba fuera de aquel acogedor dormitorio y la llevaba por el pasillo. Se detuvo ante otra puerta. Se mantuvo inmóvil cuando él sacó una tela negra de seda del bolsillo trasero y se la puso sobre los ojos, aguardando un momento; como si esperara que ella objetara algo. _______ apretó los labios y se obligó a seguir adelante, a cumplir la promesa que se había hecho a sí misma.
—Muy bien. —Él alabó su contención—. Gracias. Estoy orgulloso de ti.
La hizo girar. _______ esperaba que él le atara las muñecas, pero sólo anudó la tela en la parte de atrás de la cabeza.
—_______, ¿puedes ver algo? Dime la verdad.
—No. —Era la aterradora realidad.
_______ escuchó un suave «clic» y luego un largo chirrido. Notó una corriente de aire frío cuando él la empujó hacia delante, guiándola con un brazo alrededor de la cintura y la mano en la cadera. Luego oyó que se cerraba la puerta.
Tragó nerviosa. ¿Qué era lo que Nick no quería que viera? Recordó la sala de Logan. Se estremeció. El había admitido que aquellos artilugios no le resultaban extraños y sabía que le desquiciaban. ¿Era por eso por lo que le había vendado los ojos?
—La palabra segura esta noche es «rojo». ¿Entendido?
—Rojo. Sí. —_______ sabía, sin preguntar, que si cualquier cosa que Nick le hiciera la asustaba o lastimaba, podría decir esa palabra y él se detendría sin vacilar.
Frunció el ceño. ¿Cuándo había comenzado a confiar en él de esa manera? Ese hombre la había seducido, se había casado con ella cuando estaba demasiado borracha para ser racional, la había dominado, zurrado y castigado. Pero también le había proporcionado más placer y mostrado más devoción que nadie en su vida, y jamás había faltado a su palabra. Tampoco ahora le haría daño.
Y saldría de su vida después de esa noche.
La realidad cayó de nuevo sobre ella. Surgió una llamarada de pánico acompañada de la necesidad de sentirle cerca. ¿Qué demonios le pasaba? ¿Sería por la vulnerabilidad que suponía tener los ojos vendados? ¿O por los inútiles sentimientos que Nick despertaba en ella?
Demasiado asustada para responder a esas preguntas, se volvió hacia donde él estaba y le rodeó con los brazos.
—Tranquila. —La sostuvo y la estrechó contra su cuerpo—. ¿Estás bien, _______?
—Estoy un poco asustada. —Quería decirle más, pero se obligó a mantenerse en silencio y confiar en él. A complacerle.
—Estarás bien. Esta noche no has elegido lo que siempre te has dicho a ti misma que quieres, y me alegro. —La sinceridad era palpable en su voz—. Déjame darte lo que necesitas. Ríndete a mí.
_______ alargó la mano para tocarle.
—Sí, Señor.
Nick le cubrió la boca otra vez con la suya, con una hambrienta demanda, y ella se perdió.
Ya lo lamentaría más tarde, pero ahora quería abrirse a él por completo. Si ésa era su única noche, quería que la conexión entre ellos fuera más profunda que nunca. Quería saber que había estado con él sin artificios, barreras o miedos.
Sabía que podría dolerle al día siguiente, pero también que él haría cualquier cosa que fuera necesaria para ofrecerle un placer absoluto. Se puso en sus manos y dejó a un lado cualquier reserva.
—Desnúdate, _______. Primero los zapatos, después la camisa, el sujetador, los pantalones... Hazlo en ese orden. Dobla las prendas y ponlas en la mesa que está a tu lado. Una vez que estés lista, dámelas.
Le dio un vuelco el corazón, como si hubiera saltado a un abismo. Una semana antes, habría odiado su tono a pesar de lo mucho que la conmoviera. Ahora, se concentró en el sonido de su voz, en entregarse, complacerle, experimentar todo lo que podían llegar a ser. Sólo esa noche.
—Sí, Señor. —Se quitó los zapatos y buscó la mesa a tientas, encontrándola justo a su lado. Siguió desabrochándose la camisa, soltó un botón tras otro con una temeraria destreza hasta que se la quitó. La dobló lo mejor que pudo y la dejó a un lado. Respiró hondo y se deshizo del sujetador. La orden era cada vez más aterradora. Se abrió el botón de los vaqueros y los deslizó por las piernas; siguiendo las instrucciones de Nick no se había puesto bragas.
_______ se quitó los vaqueros y los dobló antes de ponerlos encima del resto de la ropa. Con un profundo aliento, se la ofreció a él. Nick estaba justo ahí, cogiendo la ropa que ella le tendía, y la recompensó con un beso en la boca.
_______ se mantuvo erguida ante él, con el corazón desbocado y la sangre corriendo a toda velocidad. Orgullosa, asustada... preparada.
Nick la tomó de la mano, la guió a través de la estancia y la empujó suavemente hasta que su espalda reposó contra algo acolchado. _______ se estremeció y quiso preguntar qué era lo que había planeado, pero no lo hizo.
—Separa las piernas.
Tomó aire y obedeció. Notó que algo frío y suave, que parecía cuero, se deslizaba alrededor de un tobillo. Se escuchó un sordo «clic». Nick repitió la misma acción en la otra pierna. Luego le acarició el muslo, el vientre, los pechos hasta llegar a la muñeca, que alzó por encima de su cabeza. Al momento, sintió el frío roce metálico de unas esposas. Por fin, él cogió la otra mano y entrelazó sus dedos antes de hacer que levantara el brazo.
_______ quedó esposada arriba. Santo Dios, estaba inmovilizada por completo ¿por qué la quería ver tan impotente? Y aún así, al escuchar el gemido de aprobación de Nick junto a su oreja y la presión urgente y dura de su cuerpo contra ella, sintió el poder que tenía sobre él.
Tras cerrar la esposa alrededor de su muñeca, él deslizó la punta de un dedo por el interior del brazo, por el pecho, sobre el pezón, que apretó con la presión necesaria para que notara una tímida pizca de dolor.
Nick se inclinó y le deslizó los labios por el hombro hasta la oreja.
—Nos están observando, cielo.
Tina(:
Re: "En las Redes del Placer" (Nick y Tu)
WTF!!!!!!!?????????? ARE YOU KIDDING ME??????
OMG!!!! NO ENTRO COMO 2 SEMANAS AL FORO A LEER LA NOVE Y MIRA TODO LO QUE PASA!!! SHIT!! ODIO EL COLEGIO...
VALEN! PEEEEEEEEEEEERDOOOOOOOOOOON!!!!!!!!!!!!!! POR NO APARECERME... ESQUE ASH! EL TONTO COLEGIO QUE ME DEJA MUCHOS TRABAJOS Y EXAMENES ¬¬
POR SUERTE YA ME PUSE AL DIA!!! YEI!!!!
MY GOD! SEGUILA MUJER!!! AMO ESTA NOVE! =)
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POR SUERTE YA ME PUSE AL DIA!!! YEI!!!!
MY GOD! SEGUILA MUJER!!! AMO ESTA NOVE! =)
Ed Sheeran
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