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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Boulevard of broken dreams {One Direction}
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Re: Boulevard of broken dreams {One Direction}
Extrañara a Maggs :C, ya quiero leer tu capi, Lizz <33
Atenea.
-------
Re: Boulevard of broken dreams {One Direction}
Igual, te esperamos Liz <3 ohquebellopuseunapodo supongo que alguien ya te habra llamado así so chao ):
Germ.
Re: Boulevard of broken dreams {One Direction}
Se que dije que subiría hoy, pero no termine el capitulo, y lo último que eh escrito no me está gustando, lo siento. en cuanto lo termine lo subo :c
Invitado
Invitado
Re: Boulevard of broken dreams {One Direction}
Capítulo dos.
ღ❝Peithon Adams.
Mis pies parecen moverse sin rumbo alguno, mientras las letras de James Morrison suenan en mis oídos. Bajo la mirada hasta mis desgastados botines, y suelto un suspiro.
Mi día realmente no puede ser peor. Está mañana al levantarme, mi alarma no había sonado, así que prácticamente tuve que correr las dieciséis cuadras a la escuela. Aún así llegue tarde a mi clase de historia, teniendo menos tiempo para presentar mi examen. En el almuerzo, Clara Evans creyó que mi día no había sido lo suficientemente malo, por lo que decidió arrojar su yogurt directo a mi blusa favorita. Y para rematar, en el laboratorio de ciencias, me emparejaron con Emily Jones, no sé como la chica puede hablar tanto, las palabras salían de su boca una tras otra, lo que claramente me provoco una jaqueca horrible.
En realidad no sé que esperar al llegar a casa. Puede que papá este de buen humor, y decida solo ir directo a su habitación a beber más alcohol. O puede que solo este esperando a que llegue para gritarme que solo soy una inútil buena para nada. Todo era más fácil cuando mamá estaba viva. Nunca tuve una buena relación con mi padre, pero al menos intentaba entrar en el papel. Pero ahora… Lo único que hace llegando a casa, es encerrarse en su habitación para beber, algunas noches suele tener ataque de ira y solo termina destrozando la habitación, para solo beber más.
Alzo mi vista, para ver como varias personas disfrutan del hermoso parque del barrio. Recuerdo como algunas veces mamá y yo solíamos pasar la tarde aquí. Sacudo mi cabeza para intentar olvidar esos momentos, o simplemente me soltaré a llorar ahora mismo.
Después de caminar unas cuadras más, puedo ver mi hogar. Una simple casa, como todas las del vecindario. Me detengo justo en frente ella, y por alguna razón el nerviosismo se hace presente. Tal vez es porque temo encontrar lo que hay dentro. O porque temo encontrar a mi padre. Me resigno y subo los escalones del pórtico, para acto seguido introducir la llave en la cerradura y abrir la puerta.
En el momento en el que pongo un pie dentro de ella, la respiración abandona mi cuerpo.
Todo el lugar es un caos. Los muebles está tirados, las fotografías de los estantes están en el suelo, junto con lo que queda de los jarrones favoritos de mamá. Un sollozo sale de mi boca, y sin haberme dado cuenta, estoy llorando. Las lágrimas salen de mis ojos una tras otra, y no paran. Me apoyo contra la pared de la sala, para llevar mis manos a mi cara y cubrirla con estás.
Extrañamente, el sonido de un golpe llega a mis oídos. Rápidamente me dirijo a la cocina, que es de dónde proviene. La escena no es para nada linda. Mi padre se encuentra sentado en una de las sillas del comedor, recargado sobre la mesa, y en una de sus manos sostiene una botella de; supongo, es alcohol.
Nuevamente, vuelve a estampar su puño contra la mesa, lo cual me hace sobresaltarme.
Lo escucho murmurar un “¿Por qué?”, y se justamente a lo que se refiere.
— ¡Tú! – grita de repente. Ya no se encuentra recostado en la mesa, ahora me mira fijamente, mientras me señala con el dedo índice.
— ¡Tú tienes la culpa de que tu madre muriera! – grita nuevamente, mientras su rostro se llena de lagrimas.
Trato de contestar, de aclararle que yo no tuve, ni tengo la culpa, pero el enorme nudo en mi garganta me lo impide.
— ¡Yo no tengo la culpa! – exclamo, sintiendo como el nudo que había en mi garganta se desase. — ¡¿Crees que yo sabía que esto pasaría?! – pregunto, mientras veo como mi padre se levanta de la silla, para colocarse frente a mí. — ¡Pues no! ¡No lo sabía!
Antes de poder decir una palabra más, siento la mano de mi padre estamparse contra mi mejilla. Un dolor agudo recorre por mi rostro, mientras que las lágrimas no tardan en salir.
— Tú… - habla de nuevo mi padre, con ese tono de superioridad característico de él. — Tú eres la única culpable. – con una de sus manos levanta salvajemente mi rostro obligándome a mirarlo. — ¿Entendiste perra?
Suelta mi rostro para acto seguido, tomar nuevamente la botella de vino que está sobre la mesa, y así, sin nada mas sale de la habitación dejándome sola. Una vez se ah ido, rompo en llanto. Las lágrimas brotan de mis ojos sin restricción. Lentamente, recargo mi espalda en la pared, para así deslizarme hasta finalmente, estar en el suelo.
Mi día realmente no puede ser peor. Está mañana al levantarme, mi alarma no había sonado, así que prácticamente tuve que correr las dieciséis cuadras a la escuela. Aún así llegue tarde a mi clase de historia, teniendo menos tiempo para presentar mi examen. En el almuerzo, Clara Evans creyó que mi día no había sido lo suficientemente malo, por lo que decidió arrojar su yogurt directo a mi blusa favorita. Y para rematar, en el laboratorio de ciencias, me emparejaron con Emily Jones, no sé como la chica puede hablar tanto, las palabras salían de su boca una tras otra, lo que claramente me provoco una jaqueca horrible.
En realidad no sé que esperar al llegar a casa. Puede que papá este de buen humor, y decida solo ir directo a su habitación a beber más alcohol. O puede que solo este esperando a que llegue para gritarme que solo soy una inútil buena para nada. Todo era más fácil cuando mamá estaba viva. Nunca tuve una buena relación con mi padre, pero al menos intentaba entrar en el papel. Pero ahora… Lo único que hace llegando a casa, es encerrarse en su habitación para beber, algunas noches suele tener ataque de ira y solo termina destrozando la habitación, para solo beber más.
Alzo mi vista, para ver como varias personas disfrutan del hermoso parque del barrio. Recuerdo como algunas veces mamá y yo solíamos pasar la tarde aquí. Sacudo mi cabeza para intentar olvidar esos momentos, o simplemente me soltaré a llorar ahora mismo.
Después de caminar unas cuadras más, puedo ver mi hogar. Una simple casa, como todas las del vecindario. Me detengo justo en frente ella, y por alguna razón el nerviosismo se hace presente. Tal vez es porque temo encontrar lo que hay dentro. O porque temo encontrar a mi padre. Me resigno y subo los escalones del pórtico, para acto seguido introducir la llave en la cerradura y abrir la puerta.
En el momento en el que pongo un pie dentro de ella, la respiración abandona mi cuerpo.
Todo el lugar es un caos. Los muebles está tirados, las fotografías de los estantes están en el suelo, junto con lo que queda de los jarrones favoritos de mamá. Un sollozo sale de mi boca, y sin haberme dado cuenta, estoy llorando. Las lágrimas salen de mis ojos una tras otra, y no paran. Me apoyo contra la pared de la sala, para llevar mis manos a mi cara y cubrirla con estás.
Extrañamente, el sonido de un golpe llega a mis oídos. Rápidamente me dirijo a la cocina, que es de dónde proviene. La escena no es para nada linda. Mi padre se encuentra sentado en una de las sillas del comedor, recargado sobre la mesa, y en una de sus manos sostiene una botella de; supongo, es alcohol.
Nuevamente, vuelve a estampar su puño contra la mesa, lo cual me hace sobresaltarme.
Lo escucho murmurar un “¿Por qué?”, y se justamente a lo que se refiere.
— ¡Tú! – grita de repente. Ya no se encuentra recostado en la mesa, ahora me mira fijamente, mientras me señala con el dedo índice.
— ¡Tú tienes la culpa de que tu madre muriera! – grita nuevamente, mientras su rostro se llena de lagrimas.
Trato de contestar, de aclararle que yo no tuve, ni tengo la culpa, pero el enorme nudo en mi garganta me lo impide.
— ¡Yo no tengo la culpa! – exclamo, sintiendo como el nudo que había en mi garganta se desase. — ¡¿Crees que yo sabía que esto pasaría?! – pregunto, mientras veo como mi padre se levanta de la silla, para colocarse frente a mí. — ¡Pues no! ¡No lo sabía!
Antes de poder decir una palabra más, siento la mano de mi padre estamparse contra mi mejilla. Un dolor agudo recorre por mi rostro, mientras que las lágrimas no tardan en salir.
— Tú… - habla de nuevo mi padre, con ese tono de superioridad característico de él. — Tú eres la única culpable. – con una de sus manos levanta salvajemente mi rostro obligándome a mirarlo. — ¿Entendiste perra?
Suelta mi rostro para acto seguido, tomar nuevamente la botella de vino que está sobre la mesa, y así, sin nada mas sale de la habitación dejándome sola. Una vez se ah ido, rompo en llanto. Las lágrimas brotan de mis ojos sin restricción. Lentamente, recargo mi espalda en la pared, para así deslizarme hasta finalmente, estar en el suelo.
{***}
Después de un largo rato, las lágrimas han parado, los sollozos se han ido, pero mi respiración sigue entrecortada.
Salgo de la cocina con toda la intención de subir a mi habitación y encerrarme a llorar. Más sin embargo, al ver el desastre que aún hay en la sala de estar, me decido a limpiar todo.
Vidrios rotos, cuadros, fotografías, son algunas de las cosas que me encuentro. Varias de las fotografías de mi madre, mi padre y yo; de la familia que una vez fuimos, ya no están. Solo pedazos de estas, esparcidas por el suelo.
Por más que intente retener mis lágrimas, estas brotan de mis ojos sin más, trazando su camino por mi rostro. Finalmente, dejo en el cesto de basura, la última fotografía. Hecho un último vistazo a la habitación, y suelto un sonoro suspiro. Limpio cualquier rastro de lágrima de mi rostro, y camino en dirección a las escaleras, para así poder desahogarme por completo en la comodidad de mi habitación.
Salgo de la cocina con toda la intención de subir a mi habitación y encerrarme a llorar. Más sin embargo, al ver el desastre que aún hay en la sala de estar, me decido a limpiar todo.
Vidrios rotos, cuadros, fotografías, son algunas de las cosas que me encuentro. Varias de las fotografías de mi madre, mi padre y yo; de la familia que una vez fuimos, ya no están. Solo pedazos de estas, esparcidas por el suelo.
Por más que intente retener mis lágrimas, estas brotan de mis ojos sin más, trazando su camino por mi rostro. Finalmente, dejo en el cesto de basura, la última fotografía. Hecho un último vistazo a la habitación, y suelto un sonoro suspiro. Limpio cualquier rastro de lágrima de mi rostro, y camino en dirección a las escaleras, para así poder desahogarme por completo en la comodidad de mi habitación.
{***}
Me remuevo en las sabanas, buscando una posición más cómoda. No sé cuánto tiempo llevo así. Pero Sé que ya han de haber transcurrido varias horas. Aún así, aun puedo sentir la palma de mi padre estamparse contra mi mejilla, el ardor aún sigue, al igual que el dolor, pero el verdadero dolor es el que siento en mi pecho. Mi padre nunca me había golpeado, solía gritarme, echarme en cara que yo tenía la culpa de la muerte de mi madre, pero jamás me había puesto una mano encima, hasta ahora. Automáticamente mi mente me lleva a recordar una cosa; la vez que mi padre golpeo a mamá. Esa fue la primera y última vez que mi padre la golpeo. Después de eso, claramente las cosas no fueron iguales, ellos cambiaron, todo cambió. Y en mi interior algo me dice que las cosas también cambiaran. En sí la relación con mi padre no es buena, y lo que acaba de hacer, no ha ayudado en nada.
{***}
El sonido de mi alarma llega a mis oídos, por lo cual suelto un gruñido. Quito el edredón de encima con un manotazo, para así salir de la cama. De mala gana, me encamino al pequeño baño de mi habitación. Una vez dentro, cierro la puerta y le coloco el seguro. Me acerco al lavamanos, mirándome en el espejo encima de esté.
Un escalofrió recorre mi cuerpo al mirar lo morada que se haya mi mejilla. Alejo mi vista inmediatamente, y me dedico a sacar prenda por prenda de mi cuerpo. Una vez completada mi tarea, me adentro en la ducha.
Al instante en que las frías gotas de agua, hacen contacto con mi piel, todo el peso se evapora. Como si todo lo que anteriormente pasó, se fuera volando, lejos de mí. Una vez despabilada, salgo de la ducha. Secó mi cuerpo con una de las muchas toallas apiladas en uno de los estantes, para finalmente enrollarla alrededor de mi cuerpo y salir.
Ya en mi habitación, me dirijo al armario, y saco de este unos cómodos jeans, una blusa de tirantes, junto con mi chaqueta. Una vez vestida, me calzo mis botines favoritos, para después dirigirme al tocador. Tomo el peine en mis manos, y deshago los nudos de mi cabello, para atarlo en una coleta de caballo alta.
Observo nuevamente mi mejilla, y me decido a que, definitivamente tendré que usar maquillaje, al menos hasta que el moretón desaparezca. Una vez todo listo, me dispongo a salir de mi habitación. Papá seguramente debe estar rumbo al trabajo, así que no tengo nada de qué preocuparme. Bajo las escaleras, y me dirijo directamente a la puerta. Salgo de casa, encontrándome con un frío día, justo como me gustan.
Camino cuadra tras cuadra, ya que el lugar no queda demasiado lejos.
‹‹ Querías una distracción. ››
Reclama mi sub-consiente, pero sólo me reprimo a ignorarla y seguir con mi camino.
Después de caminar, aproximadamente treinta minutos, llego a mi destino. Entro al enorme, checando atentamente todo.
Una vez dentro, me encuentro con una mujer rubia.
— Ah. – habla. — Tú de nuevo. – dice mientras me examina de pies a cabeza.
Ruedo los ojos en respuesta, pero a está solo parece hacerle gracia.
— Sígueme niña… - dice la rubia.
‹‹ ¿Niña? – pienso – Ya verá lo que está niña es capaz de hacer››
Caminamos por un largo y ancha pasillo, por el que varias chicas caminan de un lado otro.
Finalmente, llegamos a un enorme almacén. Mis ojos recorren todo el lugar, como examinándolo.
Niños, adolescentes, hombres y mujeres adultos, ancianos. Todo tipo de personas, las cuales no tienen hogar. Sin embargo, no es como recordaba. Todo fuera de control, todo es totalmente diferente.
La rubia teñida me mira, y tal parece mi expresión le divierte, pues esbosa una sonrisa, para luego decir;
—No sabes en lo que te has metido niña…
Quiero responderle. Pero simplemente la misma pregunta se formula en mi cabeza;
‹‹ ¿En qué me he metido? ››
Un escalofrió recorre mi cuerpo al mirar lo morada que se haya mi mejilla. Alejo mi vista inmediatamente, y me dedico a sacar prenda por prenda de mi cuerpo. Una vez completada mi tarea, me adentro en la ducha.
Al instante en que las frías gotas de agua, hacen contacto con mi piel, todo el peso se evapora. Como si todo lo que anteriormente pasó, se fuera volando, lejos de mí. Una vez despabilada, salgo de la ducha. Secó mi cuerpo con una de las muchas toallas apiladas en uno de los estantes, para finalmente enrollarla alrededor de mi cuerpo y salir.
Ya en mi habitación, me dirijo al armario, y saco de este unos cómodos jeans, una blusa de tirantes, junto con mi chaqueta. Una vez vestida, me calzo mis botines favoritos, para después dirigirme al tocador. Tomo el peine en mis manos, y deshago los nudos de mi cabello, para atarlo en una coleta de caballo alta.
Observo nuevamente mi mejilla, y me decido a que, definitivamente tendré que usar maquillaje, al menos hasta que el moretón desaparezca. Una vez todo listo, me dispongo a salir de mi habitación. Papá seguramente debe estar rumbo al trabajo, así que no tengo nada de qué preocuparme. Bajo las escaleras, y me dirijo directamente a la puerta. Salgo de casa, encontrándome con un frío día, justo como me gustan.
Camino cuadra tras cuadra, ya que el lugar no queda demasiado lejos.
‹‹ Querías una distracción. ››
Reclama mi sub-consiente, pero sólo me reprimo a ignorarla y seguir con mi camino.
Después de caminar, aproximadamente treinta minutos, llego a mi destino. Entro al enorme, checando atentamente todo.
Una vez dentro, me encuentro con una mujer rubia.
— Ah. – habla. — Tú de nuevo. – dice mientras me examina de pies a cabeza.
Ruedo los ojos en respuesta, pero a está solo parece hacerle gracia.
— Sígueme niña… - dice la rubia.
‹‹ ¿Niña? – pienso – Ya verá lo que está niña es capaz de hacer››
Caminamos por un largo y ancha pasillo, por el que varias chicas caminan de un lado otro.
Finalmente, llegamos a un enorme almacén. Mis ojos recorren todo el lugar, como examinándolo.
Niños, adolescentes, hombres y mujeres adultos, ancianos. Todo tipo de personas, las cuales no tienen hogar. Sin embargo, no es como recordaba. Todo fuera de control, todo es totalmente diferente.
La rubia teñida me mira, y tal parece mi expresión le divierte, pues esbosa una sonrisa, para luego decir;
—No sabes en lo que te has metido niña…
Quiero responderle. Pero simplemente la misma pregunta se formula en mi cabeza;
‹‹ ¿En qué me he metido? ››
Bueno, aquí está el cap. De verdad perdón por la tardanza. El capitulo en cierto modo me gusto, pero no es nada del otro mundo, Idk, además de que es muy corto. Bueno, besos. Sigue Andu<3
Invitado
Invitado
Re: Boulevard of broken dreams {One Direction}
kajdaskjdajksdjasjd ame tu capi, Lizz :333. El padre de Peython es un puto mal nacido ¬¬ DD: pobre de mi shica :c
Ya llego a trabajar la estúpida rubia otra vez ¿really? hay que castrar a la perra ¬¬ DD: >.<, escribes hermoso wna :'cccc kaldjaksdkjas<333. ME TOOCCCCAAAAAAAAAAAAAAAA idk, subire el jueves o el viernes chicas c:, besoteeess Lizz, te amo<33.
Ya llego a trabajar la estúpida rubia otra vez ¿really? hay que castrar a la perra ¬¬ DD: >.<, escribes hermoso wna :'cccc kaldjaksdkjas<333. ME TOOCCCCAAAAAAAAAAAAAAAA idk, subire el jueves o el viernes chicas c:, besoteeess Lizz, te amo<33.
Atenea.
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Re: Boulevard of broken dreams {One Direction}
Comenten el capi de Lizz ¬¬ o si no chuky se les aparecera esta noche DDD: kjasdklajdjasjd :3
Atenea.
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