¿La magia es real? (James S. Potter & Tú)

tengo trece :jum: a diferencia de ti soy joven ahquésoyunaniña. no te daré a mi esposo de regalo :jum: y no te daré a mi mascota so pide otra cosa, wathever excepto a will, a will no te lo doy :jum: pronto serás mayor de edad y a mí aún me faltan cinco años plz. yo cumplo el 13 de octubre, so tienes que felicitarme tantas veces como te sea posible, mujer. yo no he besado a nadie xddddd  pero hay un chico que me derrite :bossassbitch: algún día nos casaremos, tendremos cuatro hijos: jem, will, jace y finnick, viviremos en mi mansión en el cielo y seremos millonarios  siempre había querido poner eso ahreloca. depende de quién sea, por decir, a las bacterias de sam claflin no me importaria conocerlas creo que a nadie le importaría pero el es mío y no lo presto :jum: lo rento ya, me callo. estoy comenzando a hablar tonterías, más de lo normal. la sharola cacerola y james rompe ovarios son la pareja perfecta, les daré un condón ahno. yo las hubiera matado, plz, espacio personal, mujeres. la sigo pronto, mujer<33.

Mañana sería el baile de Hogwarts por el cual Sharon no tenía ni el más mínimo interés, no quería saber nada sobre el baile pero era difícil no hacerlo, ¡todos y todas hablaban sobe él! Era como si fuera el evento más esperado del año y al parecer así era porque las chicas no dejaban de decir que “llevaban mucho esperando”.

Todas las chicas de Hogwarts habían ido a Hogsmade a comprar su vestido, era la primera vez que el baile sería también para los alumnos de primero así que las más jóvenes estaban de lo más emocionadas, pero nada comparado con las chicas a las cuales las había invitado un chico guapo. Sharon era la única chica que estaba en Hogwarts, Rose le había insistido toda la semana en que la acompañara a ella y a Lottie pero le había dicho tantas veces que no que la pelirroja se cansó de insistir y la dejó quedarse dormida hasta tarde. Y sí que era tarde, las doce treinta y Sharon seguía tirada en su cama profundamente dormida.

Cuando dio la una se levantó con pereza y aún cansada. Se quitó la piyama y se dio una ducha de agua caliente lo que la hizo adormecerse más. Se puso unos vaqueros de mezclilla ajustados, una remera sencilla blanca y unas zapatillas blancas. Dejó el cabello húmedo y castaño cayéndole por los hombros libremente y bajó a la sala común.

El lugar estaba vacío, pero sabía que no tardarían mucho en llegar las chicas con vestidos y llenas de emoción. Lo único bueno de aquél día sería que cancelarían las clases para darles tiempo a los alumnos y maestros de prepararse para el baile.

La puerta de la sala común se abrió y entró May completamente sola con dos vestidos, uno rojo y algo esponjoso y otro rosa con la parte de arriba negra. Sonrió al ver a Sharon y le entregó el vestido rosa.

—Te dejé muy en claro que no iría al baile.
—Es por si cambias de opinión —respondió May encogiéndose de hombros.
—No lo haré.
—Podrías ir con papá.
—Ya te dije más de un millón de veces que no.
—Igual te mueres por él.
—No, May. Por cierto, ¿con quién irás al baile?
—Mark Longbottom.
—Genial.

…

El día se pasó rápido, Sharon no dejó de oír en toda la tarde las voces emocionadas de Lottie y Rose que no dejaban de hablar del baile y cómo se vestirían, etcétera, etcétera. Rose iría con Ted ya que ambos se negaban a ir con algún alumno que no hubiera viajado en el tiempo con ellos. Según Sharon ninguno de los dos sentía atracción por el otro, pero la verdad era que no le importaba ni lo más mínimo. Lottie en cambio estaba de lo más entusiasmada porque iría con Albus, no dejaba de hablar de Albus y lo mucho que le entusiasmaba de ir con él.

—Sharon, por favor, ¡tienes que ir! Incluso James irá.
—No me importa que vaya él, aunque fuera la reina de Inglaterra no iría.
—Tienes que ir.

Negó con la cabeza y se recostó en su cama junto al vestido que le había llevado May. Podía ir al baile, daba igual, era a las ocho y no había manera de dormirse a las ocho. Había pasado la mayor parte del día dormida o recostada viendo a Rose y Lottie hablando sobre el baile.

—Por favor, Sharon, hazlo por nosotras.
—Bien, iré al maldito baile.

Ambas soltaron un chillido de emoción e hicieron que Sharon se pusiera el vestido que le quedaba por encima de la rodilla. Rose le prestó unos zapatos de tacón negros y comenzaron con su trabajo de peinarla y maquillarla. Le pintaron los labios rosas con un ligero brillo, los ojos rodeados de sombras oscuras y rubor en las mejillas. Le dejaron el cabello suelto con una pequeña trenza que salía del lado derecho y terminaba en el lado izquierdo.

—¡Te ves preciosa!

Sharon sonrió ligeramente y tenía que admitir que no se veía mal, de hecho se veía bastante guapa, mejor de lo que había estado en esos días. Estar tan callada y tan desarreglada hacía que no luciera para nada guapa.

Cuando bajaron a la sala común Ted ya estaba ahí, seguro Albus estaría afuera esperando a Lottie o algo parecido. Pero no era de gran importancia, a Sharon le preocupaba James, quería verlo, cómo estaba, hacía tiempo que no sabía mucho de él.

—Sharon, James está arriba.

La castaña asintió y subió las escaleras al dormitorio de chicos. Rose, Lottie y Ted la siguieron con la mirada hasta que se perdió de vista, los tres sabían que James iría al baile si Sharon va.

—¿Creen que tengan sexo? —preguntó Ted pensando en su amigo.
—Idiota —dijo Rose entre dientes.

Ted sonrió burlón y todos salieron de la sala común, afuera estaba Albus con un traje de gala color azul marino que combinaba con sus ojos. Sonrió ampliamente al ver lo hermosa que se veía Lottie con su vestido blanco y corto. Los cuatro se encaminaron al Gran Comedor donde se llevaría a cabo el baile.

Sharon entró en la habitación de James y lo vio tirado en su cama mirando al techo. Se veía desarreglado y más despeinado de lo común. Ella se acercó a él y cuando la vio sonrió ligeramente, se veía hermosa, siempre había sido hermosa pero aquella noche lo era mucho más.

—Hola —dijo Sharon sentándose junto a él.
—Hola.

James tomó la mano de la chica y la entrelazó con la suya, le gustaba Sharon, en verdad le gustaba. Jamás había sentido vergüenza frente a ninguna chica, pero la simple idea de que ella lo viera así le revolvía el estómago.

—¿Así que irás al baile?
—Sí. —Respondió Sharon pensando en cómo demonios iba a decirle que quería ir al baile con él—. ¿Quieres ir al baile conmigo?
—¿Qué?
—Escucha, si quieres que me arrodille será mucho pedir porque primero que nada tú deberías de habérmelo pedido.
—Sharon, estoy no sé si te fijaste pero hoy estoy horriblemente desarreglado.
—Siempre lo estás, Potter. Vamos, ponte algo sexy y vayamos al baile.
—Quiero que te hinques.
—Ni que te fuera a pedir matrimonio, imbécil, ponte algo y vámonos.

James sonrió y se paró para poder vestirse. Pero Sharon lo seguía mirando, no es que le incomodara su mirada más bien no quería que lo viera cambiándose.

—Date la vuelta —le ordenó.
—Por favor, Potter, he visto demasiada piel en ti, no me digas que te da vergüenza.
—Después puedes ver más, pero si ya quieres irte date la vuelta.

Sharon bufó pero de igual manera se dio la vuelta dejando que James se cambiara. No tardó ni cinco minutos lo que sorprendió a la castaña, todas las chicas tardaban toda una tarde en ponerse guapas y James Potter no tardaba ni cinco minutos en romper ovarios. No es justo. Iba vestido de traje de gala negro, no llevaba el saco abrochado ni corbata, dejando ver una remera blanca de botones bien abrochados y perfectamente planchada. No se había arreglado mucho el cabello sólo se lo había sacudido con las manos y con eso había bastado.

—¿Nos vamos? —Preguntó James tendiéndole la mano a Sharon.
—Vamos. —Le tomó la mano a James pero antes de que salieran de la habitación el la tomó por el cuello y la besó tiernamente. Sus labios eran cálidos y se movían tranquilamente sobre los de ella. Sharon no soportó más con las manos sin moverse así que lo abrazó por el cuello profundizando el beso; James la abrazó por las caderas y deseó que ese momento fuera eterno. Quería que ella fuera suya por siempre. Cuando se alejaron salieron de la habitación de James aún tomados de la mano y sonriendo.

Llegaron al Gran Comedor cuando McGonagall daba un discurso, el lugar permanecía en silencio hasta que fue quebrado por el sonido de la puerta que James había abierto. Todos se giraron a verlos y McGonagall negó con la cabeza sonriendo. No tardó mucho en terminar el discurso y comenzó el baile.

—¿Sabes, Sharon?
—¿Qué?
—Me gusta cuando te sonrojas.
—Am… ¿gracias?
—Es enserio, te ves hermosa.

Sharon sonrió y James la hizo dar una vuelta.

—Sharon, hablando de que querías ver más piel en mí…
—¡Potter! —Lo interrumpió—. Dije que había visto demasiada piel en ti, no que quería ver más.
—Pues yo adiviné la siguiente parte y estoy seguro de que es correcta.
—Con ropa te ves mejor.
—Lo dices porque no me has visto desnudo.
—Y no quiero verte. Ahora finjamos ser lo que somos pero normales.
—¿Y qué somos?

Sharon se quedó callada, aquella pregunta la había atormentado mucho tiempo, todas las noches las pasaba en vela pensando el nombre de la relación que tenía con Potter y por más que buscaba una respuesta, ésta se le escapaba. No tenía ninguna clase de relación con Potter, al menos no una establecida, todo era raro y confuso.

—¿Amigos con derechos?
—Sharon, sabes lo que eso significa, puedo mirar a otras chicas y tú no podrás decirme que no lo haga porque no eres mi novia.
—¿Y quieres que lo sea?
—¿Qué?
—Tu novia, pedazo de basura inútil.
—No quiero una novia que me llame pedazo de basura inútil.
—Entonces te quedarás solo porque con el tiempo todas se darán cuenta del pedazo de basura inútil que eres.
—¿Quieres ser mi novia? —preguntó de golpe.
—Sí.

Potter rodeó a Sharon por la cadera y la besó. El mundo a su alrededor se desvaneció completamente, a ninguno le importa si los demás alumnos los miraban. Eran Sharon y James contra el mundo. Sharon lo abrazó por el cuello y acarició su enmarañado y alborotado cabello el cual estaba muy suave.

La mayoría de los alumnos los miraban hipnotizados como si hubiesen visto una especie de fenómeno sobrenatural, y tal vez lo era porque Sharon y James “demostrándose cariño” no era algo normal, ni siquiera para Hogwarts.

…

Lottie se sentó en los jardines, todos estaban completamente felices: Sharon y James compartiendo saliva frente a todos y mucho más cariñosos de lo que una pareja podía llegar a ser. Aquella noche habían sucedido muchas cosas extrañas, primero James le pidió a Sharon ser su novia y ella dijo que sí, jamás llegó a imaginar que eso fuera a pasar, creyó que lo suyo sólo era temporáneo. Ted y Rose… ¡Se besaron! Fue extraño, Lottie había ido al baño y los había encontrado besándose, incluso pasó muy cerca para asegurarse de que eran Rose y Ted, ¡sí lo eran! Estaban besándose a medio pasillo.

Y ella, ella no tenía nada, Albus no le había dicho nada en toda la maldita noche y ya no tenía esperanza de que le dijera algo. ¿Cómo podía no darse cuenta de lo enamorada que estaba de él? Pues al parecer los hombres son completamente ciegos para el amor, no saben ni a quién le gustas, ni quién te ama, ¡los hijos de puta no saben nada! Eso la hacía enfadar. Y más porque se trataba de Albus, el perfecto chico lindo que entiende a las chicas tan bien como a la aritmética, la clase de chico que podría apoyarte aunque hayas asesinado a tu familia.

Pero en esos momentos ni siquiera él podía consolarla, estaba furiosa pero a la vez destruida, odiaba a Albus, a Sharon y a James por ser tan felices, a Rose y a Ted por conseguir una pareja esa noche, odiaba que todos fueran felices a sus espaldas.

—¿Lottie? —Preguntó la voz de Albus a sus espaldas.
—No estoy de humor.

Él no le hizo ni el menor caso, se sentó junto a ella y le limpió las lágrimas de la cara. Odiaba verla así, no tenía ni idea de por qué estaba así. Sus mejores amigas eran felices, ella debería serlo también pero parecía destrozada.

—¿Qué te sucede?
—¿No te das cuenta?
—¿De qué?

Lottie sonrió irónicamente.

—¡QUE HE ESTADO TRES PUTOS AÑOS DE MI VIDA ENAMORADA DE TI Y TÚ ERES UN IMBÉCIL, INCLUSO PEOR QUE JAMES, QUE NO SE DA CUENTA!

¿Así que peor que James? Fue lo único que molestó a Albus antes de besarla. Ella seguía furiosa y se ponía dura para evitar que él la besara y se alejara de una vez por todas. Pero no se alejaría hasta que ella le demostrara que lo quería como decía, que estaba enamorada de él desde hace tres años.

Lottie se relajó y abrazó a Albus. Era mejor de lo que había esperado todos aquellos años, Albus besaba como un dios, como un maldito y jodido dios. Amaba todo de él, sus ojos azules, sus labios rosados, su sonrisa deslumbrante, su cabello oscuro, era simplemente perfecto.