Esposa de Alquiler {Zayn Malik} -TERMINADA-

Jueves. El día de su boda.
Lauren nunca había sufrido claustrofobia, pero estaba empezando a sentirla. Las paredes del espacioso dormitorio parecían cerrarse a su alrededor a medida que el reloj se acercaba a la hora de la ceremonia.
La seda del vestido de color marfil flotaba alrededor de sus tobillos desnudos mientras paseaba de un lado a otro.
No podía evitar comparar aquella boda con la primera. Su ex tenía segundas intenciones. Zayn también, pero lo que iba a hacer Zayn no era ilegal y nadie acabaría en la cárcel. Además, esta vez Lauren sabía lo que estaba haciendo. O eso esperaba.
A los dieciocho años era increíblemente ingenua y obstinada. Y cuando su padre le prohibió salir con Tommy Saunders, decidió que era el único chico con el que quería salir. Tontamente, se había creído lo bastante madura como para tomar sus propias decisiones.
Según Tommy, ella era mayor de edad y podía hacer lo que quisiera con su vida sin darle explicaciones a nadie. Por eso había aceptado ir a México con él durante un fin de semana, mientras sus padres creían que iba a casa de una amiga. No fue una de sus mejores decisiones.
En Tijuana, Tommy la había emborrachado con tequila antes de pedirle que se casara con él. Lauren, aunque borracha, sabía que su padre se pondría furioso, de modo que se negó. Pero a la mañana siguiente despertó con una resaca y una barata alianza en el dedo que ella no
recordaba haber puesto allí. Y cuando le preguntó a Tommy, él admitió que le había echado algo en la copa para desinhibirla y ayudarla a tomar la decisión que, según él, sabía que en el fondo quería tomar.
Eso la preocupó, pero lo que la asustó de verdad fue su plan para hacerse ricos en cuatro días. Fue entonces cuando se dio cuenta de que tenía que escapar de allí.
Esa fue la última vez que se rebeló. Después de que su padre la rescatara del desastre se había convertido en la hija perfecta; una buena estudiante y una buena chica, como sus padres querían.
Pero una buena chica no se escaparía a Bahamas para casarse con su jefe y no olvidaría invitar a su madre a la boda.
Haciendo una mueca, Lauren salió al porche. No la había llamado porque no quería que Susan supiera nada sobre aquella boda. Se llevaría un disgusto al saber lo lejos que estaba dispuesta a llegar para saber algo sobre su madre biológica. Vería aquello como un fracaso por su parte. Y no
era verdad; Susan había sido una madre maravillosa.
Lauren miró el mar, intentando calmar sus agitados nervios. El arco que Cassie había encargado para la ceremonia estaba en la arena, entre el búngalo y la playa.
Entonces oyó voces. ¿Sería Cassie? La necesidad de ver una cara conocida era tan grande que bajó los escalones del porche de dos en dos. Zayn, Liam y Cassie se volvieron a la vez.
—Veo que no eres supersticiosa —sonrió Cassie.
—No, no lo soy —contestó ella.
Zayn llevaba un esmoquin y una camisa blanca que acentuaba su bronceado y hacía que sus ojos parecieran más marrones. Era la fantasía de cualquier chica. Guapo, rico, encantador. Sexy.
Intentando olvidar esa última parte, Lauren se pasó la lengua por los labios.
«Nadie te respetará si tú no te respetas a ti misma», recordó las palabras de su padre.
Así que nada de sexo y nada del «hombre del momento». Ni siquiera con el que iba a casarse en cinco minutos.
—Si es verdad que da mala suerte que los novios se vean antes de la ceremonia, Zayn y yo hemos metido la pata. Nos pasamos el día de ayer yendo de una oficina a otra para arreglar papeles.
Él le pasó un brazo por la cintura y Lauren se puso tensa.
—Estás muy guapa.
—Gracias. Tú también. El esmoquin te queda de maravilla.
Intentaba parecer tranquila, pero su corazón se había acelerado y tenía que hacer un esfuerzo para no echarle los brazos al cuello. Debía acostumbrarse a que la tocara. Y tenía que hacerlo rápido, porque Cassie no sabía la verdad.
Liam y Cassie se quedarían a cenar después de la ceremonia y, aunque no le gustaba nada tener que fingir que estaban enamorados, así retrasaría el momento de quedarse a solas con él.
La noche anterior había sido una pesadilla. No recordaba haber estado tan nerviosa en su vida. Cada vez que Zayn se movía, cada vez que ponía la copa sobre la mesa era como un estruendo. Y, por fin, la tensión la llevó a su dormitorio con la excusa de un dolor de cabeza.
Intentó leer una novela, pero un romance con ardientes escenas de amor era lo último que necesitaba. Incluso con la puerta cerrada estaba pendiente de sus movimientos.
Su matrimonio era un simple acuerdo entre los dos, pero la boda parecía tan real, tan permanente... Aunque no lo era. Y no tenía que serlo.
Algún día encontraría al hombre de su vida, uno que se casaría con ella sólo porque la quería y no con segundas intenciones.
No como había hecho su padre cuando se casó con Susan, como
Tommy y Zayn con ella. Pero no todos los hombres podían ser tan tramposos. Tenía que haber alguno bueno y, cuando todo aquello terminase, lo encontraría.
De modo que se obligo a sonreír.
—Cassie, esto ha quedado precioso. No puedo creer que lo hayas hecho tan rápido.
—Lo he pasado muy bien. Además, es un ensayo para mi boda.
—¿Cuándo será eso? —preguntó Zayn.
—Pronto —contestó Liam, mirando a su prometida.
Lauren quería que un hombre la mirase así, con ese brillo de amor en los ojos.
Poco después llegó la persona que iba a oficiar la ceremonia, pero ella prestó poca atención a las presentaciones porque una alarma había empezado a sonar en su cerebro. Estaba tan asustada que quería salir corriendo hasta California. Pero no podía hacerlo hasta que hubiera encontrado las respuestas que buscaba, de modo que clavó los pies en la arena y el movimiento pareció llamar la atención de Zayn.
 —Perdonadme un momento —Zayn entró en la habitación y volvió poco después sin zapatos ni calcetines. Y el corazón de Lauren empezó a latir como loco. Había algo increíblemente sexy en un hombre descalzo y con esmoquin, no sabía por qué.
—Bueno, está empezando a ponerse el sol. ¿Lista?
«No».
—Sí.
—¿Empezamos? —Zayn le ofreció una rosa con una cinta de seda color marfil atada al tallo antes de tomarla del brazo.
La brisa del mar movía suavemente su pelo, sujeto con una diadema de flores, y Zayn apartó un mechón para colocarlo detrás de su oreja. El roce la hizo temblar de deseo, de excitación. Y ninguna de las dos emociones era adecuada.
Cuando Cassie y Liam se colocaron en su sitio el oficiante empezó con la ceremonia. En otro momento, la voz melódica del hombre le habría parecido preciosa, pero el fragante arco cubierto de flores sobre su cabeza parecía encerrarla como una celda.
Una niebla fría se había instalado en su corazón. No podía creer que fuera a casarse con un hombre que no la quería para descubrir algo sobre una mujer que la había descartado de su vida.
Pero, ¿por qué no la había querido Adrianna? Esa pregunta evitaba que saliera corriendo. Tenía que saberlo. Y contaba con la casa de Zayn para encontrar las respuestas.
Como si quisiera convencerla para que no se fuera, él la miraba a los ojos mientras hacía las promesas del matrimonio con su voz de barítono.
Si tenía alguna duda sobre la charada que estaban haciendo lo escondía bien. Y no le temblaron las manos mientras le ponía una banda de platino y diamantes en el dedo.
Y luego llegó el turno de Lauren, que repitió las palabras del oficiante rezando para que aquél no fuera un error aún mayor que su boda con Tommy. Había confiado en él y la había traicionado. ¿Haría Zayn lo mismo?
Sólo su palabra de honor evitaría que quisiera consumar el matrimonio esa misma noche. O cualquier otra noche. ¿Podía confiar en él?, se preguntó.
«Un poquito tarde para preocuparte por eso, ¿no?».
—Yo os declaro marido y mujer. Enhorabuena, señor y señora Malik.
Señora Malik.
Antes de que pudiera digerir esas palabras, Zayn tomó su cara entre las manos para besarla. Y aquél no era un beso tentativo. No, la besaba como un hombre seguro de que iba a ser bien recibido. Separaba sus labios con la lengua como si tuviera todo el derecho del mundo a hacerlo.
El beso parecía invitarla a una fiesta de delicias sensuales que, sin duda, aquel hombre podría darle. No había tenido ningún amante desde Tommy, que no era más que un crío egoísta de veintitrés años. Y antes de Tommy, sus novios siempre habían sido adolescentes como ella.
El beso de Zayn prometía delicias desconocidas y Lauren sintió que empezaba a perder la cabeza. El roce de su lengua despertaba el deseo de terminar con una sequía de muchos años y quería aceptar la invitación, descubrir si hacer el amor podía ser tan excitante como en las novelas  románticas a las que era tan aficionada.
Registró vagamente los gritos de las gaviotas sobre su cabeza y las olas golpeando la playa, pero fue la risa de Cassie lo que la devolvió a la realidad.
«¿Qué estás haciendo?».
Lauren se apartó, nerviosa
Había cometido muchos errores en el pasado, pero nunca había querido engañar a un hombre. Y ese beso, cargado de años de pasión contenida, había prometido algo que no tenía la menor intención de darle.

—¿Está lo bastante sobria como para ponerse al teléfono?
Lauren estuvo a punto de atragantarse con el champán al oír la pregunta.
Sí, aquélla era su segunda copa desde que Liam y Cassie se habían ido y había tomado otras dos durante la cena, así que debería empezar a tomar café... a menos que quisiera otra noche de bodas como la primera. Una que no podía recordar. Además, intentar ahogar los nervios en alcohol no estaba funcionando.
—Espero mientras vas a buscarla, Lisette —Zayn empezó a quitarse la corbata con expresión tensa.
«Bienvenido al club».
—¿Con quién hablas?
—Estoy llamando a mi madre para decirle que nos hemos casado. ¿Tú tienes que llamar a alguien?
—No, gracias —murmuró Lauren.
—¿No tienes familia? La verdad, ahora que lo pienso, no te di oportunidad de invitar a nadie.
—No, sólo me queda mi madre. Pero dentro de unos días se marcha a un crucero por los mares del Sur y no quería molestarla.
Habían contratado el crucero antes de que su padre muriera y, en lugar de cancelarlo, Susan había decidido ir sola como recuerdo. Le había pedido a ella que la acompañase, pero Lauren no estaba preparada para perdonar las mentiras ni para abandonar su búsqueda de respuestas.
—¿No te preocupa que se entere de tu matrimonio por otras fuentes? Liam enviará un comunicado de prensa mañana mismo.
—Mi madre vive en Sacramento, no creo que lea los periódicos de Miami.
—No, probablemente no.
—Se lo contaré cuando vuelva del crucero.
O nunca. Ya le había dado suficientes disgustos. ¿Por qué volver a hacerlo, precisamente ahora que su relación era más tensa que nunca?
Zayn la miró entonces de arriba abajo y Lauren se mordió los labios.
Desde aquel maldito beso durante la ceremonia la miraba de otra manera... más sexual. Como si se hubiera puesto un conjunto de ropa interior de encaje.
Y eso no estaba bien.
De repente, Zayn se dio la vuelta.
—Hola, madre. Estoy en Bahamas. Llamo para decirte que me he casado esta tarde... con Lauren Lowes, la contable de Estate. No, no la conoces.
Lauren hizo una mueca. Pero no quería seguir escuchando la conversación, de modo que fue a la cocina para hacerse un café, más por hacer algo que por necesidad de cafeína. De todas maneras, su conciencia no la dejaría dormir esa noche.
¿Qué pensaría la familia de Zayn de aquella apresurada boda? Ella no pertenecía a su círculo de amistades. Al menos, aún no había sido capaz de demostrar su conexión. ¿Podría hacerlo algún día? ¿Y ser la hija ilegítima de Adrianna sería un perjuicio o una ventaja?
El sonido de unos pasos la hizo girar la cabeza.
—Tenemos que enviar tus cosas a un guardamuebles.
—Pero mi contrato de alquiler no expira hasta dentro de un año...
—No puedes seguir viviendo allí, Lauren.
—Sí, bueno... veré si puedo realquilarlo.
Desperdiciar el dinero del alquiler no era sensato, pero dejar su apartamento le parecía tan definitivo...
Zayn, apoyado en el quicio de la puerta, estaba un poco más despeinado que de costumbre y a Lauren le habría gustado pasar los dedos por su pelo.
Ridículo. Nada de tocarse a menos que hubiera alguien delante.
—¿Qué le has contado a tu madre? Me refiero a nuestra relación. Cuando Cassie me ha preguntado esta tarde no sabía por dónde salir.
—¿Y qué le has dicho?
—Que nos conocimos en el trabajo e intentamos que no lo supiera nadie porque yo era una empleada.
—Me parece bien. Podemos usar eso.
—¿Pero qué le has contado a tu madre?
—Lo que has oído: que me he casado con la contable de Estate. Pero mi madre no estaba lo bastante sobria como para entender lo que decía. Pronto descubrirás que tiene un problema con el alcohol. Si quieres mantener una conversación coherente con ella tendrá que ser antes de las doce del mediodía.
Evidentemente, era algo que lo enfurecía. O lo frustraba.
—¿Y tus hermanos? Además de Cassie, tienes dos hermanos y dos hermanas, ¿no?
—Así es. Mis hermanos, Parker y Stephen, son mayores que yo. Mis hermanas, Brooke y Brittany, las gemelas, son más jóvenes. Les enviaré un e-mail.
—Yo no tengo hermanos, pero no creo que dar una noticia así por e-mail sea lo mejor, ¿no? ¿Por qué no los llamas por teléfono?
—No tenemos una relación muy cercana.
Lauren sintió cierta compasión. Una compasión que no debería sentir si quería mantener las distancias. Al menos él tenía una familia. Quizá no fuera una familia perfecta, pero la tenía y, si no se llevaba bien con ellos, era su problema.
—Pero...
—Lauren, sería muy raro que pasara mi noche de bodas hablando por teléfono en lugar de estar con mi esposa.
Recordar lo que harían la mayoría de las parejas recién casadas durante su primera noche hizo que ella carraspease, incómoda.
 Se sentía atraída por Zayn. A pesar de su fama de mujeriego, a pesar de que la estaba usando para conseguir sus propósitos. A pesar de la naturaleza temporal de su relación. Había pensado que sería fácil estar casada con él durante dos años y olvidar esa atracción, pero...
Debía olvidarse del café. Necesitaba distancia y soledad, no un café. Y tenía que controlar sus hormonas.
—¿Es seguro pasear por la playa a estas horas?
—Probablemente no.
—Ah —otra ruta de escape que no podía usar—. Entonces nada.
—Ponte una chaqueta.
—Pero...
—Lauren, ponte una chaqueta y vamos a dar un paseo por la playa.
Lo había dicho como si fuera una orden. Una orden y una advertencia.
Y una que debía escuchar si no quería hacer algo que lamentara después.
Como consumar su matrimonio de conveniencia.

Jajaja, Oh Zayn, las cosas que provocas en la raya xD 

Tu novela es tan akfjfhaljhds. Me encanta... La adoro

La amo xD 

Es atan genial!! :D

Síguelaa!!!