Esposa de Alquiler {Zayn Malik} -TERMINADA-

Lauren no estaba preparada. Aún no.
Nunca estaría preparada para convencer a quienes mejor conocían a Zayn de que estaba enamorada de él. Pero lo intentaría. Ese era el acuerdo.
Habría preferido quedarse en Bahamas y soportar la tensión sexual que había entre los dos antes que conocer a su familia en masa, pero aquella mañana, de repente, Zayn había insistido en volver a Miami para organizar la mudanza y cenar con su familia. Habían estado todo el día separados, cada uno en su casa guardando cosas en cajas para que los de la mudanza las recogieran al día siguiente, pero ese respiro había terminado y ahora los focos la iluminaban a ella otra vez. Y Lauren empezaba a tener miedo escénico.
Saber que dormiría en el ático de Zayn esa noche no la ayudaba nada, pero la casa no estaba lista todavía. Concretamente, el sofá-cama para el salón de la suite no llegaría hasta el día siguiente. Y como se negaba a dormir con él y Zayn se negaba a dormir en otra habitación, la única opción era dormir en el estudio del ático.
Lauren estaba tan nerviosa que tenía náuseas.
—La señora Suárez dijo que tus hermanos se habían casado recientemente, ¿verdad?
—Sí. Parker se casó con Amia, su ayudante ejecutiva, en agosto, y Stephen se casó con Megan en septiembre. Tienen una niña de tres años que seguramente no estará aquí esta noche. Mi hermana Brittany está prometida con Emilio Jefferies, uno de los rivales de Malik Inc. Si Emilio está aquí, Parker se portará como un patán. Y Brooke está soltera.
—¿Las gemelas se parecen mucho?
—Físicamente sí. Pero Brooke es nerviosa y Brittany, más relajada.
—¿Y tus hermanos?
—Parker es el mayor. Está obsesionado por controlarlo todo. Stephen no es mala persona.
¿Obsesionado por controlarlo todo? ¿Habría tensión entre Zayn y sus hermanos?
—¿Cassie y Liam van a venir?
—No lo creo.
—Una pena —murmuró Lauren. Le habría gustado tener cerca una cara amiga.
—Es mejor que mi madre y Cassie no estén juntas, te lo aseguro.
Cassie sería un recordatorio de la infidelidad del señor Malik, claro. Y no debía de ser fácil aceptar eso.
—Sí, es verdad. No lo había pensado.
El sol lanzaba sus últimos rayos sobre la imponente casa de estilo mediterráneo. Si no fuera a conocer a su suegra, seguramente le parecería una maravilla de casa, aunque un poco ostentosa.
Se había casado con un millonario, pensó entonces, sorprendida. Sí, sabía que Zayn pertenecía a una familia rica, pero hasta aquel momento no se le había ocurrido pensar que pronto estaría compartiendo todo aquello.
Probablemente porque el dinero nunca había sido lo más importante.
Ella quería los diarios de su madre. No tenía interés en diamantes ni deseo de ir de compras todos los días. Cuando aquello terminase volvería a su vida normal, claro que con una cuenta corriente mucho más saneada.
Zayn se detuvo frente a una enorme puerta de madera y la miró a los ojos.
—Estás preciosa. Recuérdame que le dé las gracias a Cassie por ese vestido.
—Lo elegí yo.
—Es muy bonito. Elegante, pero sensual. Y recuerda, no te apartes cuando te toque —dijo Zayn, inclinando la cabeza para rozar sus labios.
Lauren no tuvo tiempo de reaccionar ante el inesperado beso antes de que la puerta se abriera, pero él sonrió como un adolescente pillado en falta a la mujer que los miraba con expresión divertida.
—Llego tarde, como siempre. Pero es que estaba muy ocupado.
—Bueno, pero has venido, que es lo que importa —sonrió la mujer—. Pasad, por favor. Ya sabes lo que ocurre cuando la haces esperar.
Zayn tiró de Lauren.
—Lauren, te presento a Lisette Wilson, la santa que cuida de mi madre. Lisette, te presento a mi esposa, Lauren.
—¿O sea, que es verdad? —oyeron una voz masculina en el pasillo.
Lisette estrechó la mano de Lauren antes de apartarse discretamente para dejar paso a un hombre alto y moreno como Zayn.
—Pregúntale a Liam y Cassie, ellos fueron nuestros testigos.
Lauren, te presento a mi hermano Stephen.
Stephen estrechó su mano y luego se volvió para mirar a otro hombre que se le parecía mucho. Definitivamente un Malik, aunque ninguno de los dos tenía los ojos marrones de Zayn.
—Paga ahora mismo —le dijo.
—El que está buscando la cartera es mi hermano Parker —le informó Zayn—. No puedo creer que hayáis hecho una apuesta.
Stephen se encogió de hombros.
—¿Qué puedo decir? Nadie imaginaba que acabarías convirtiéndote en un hombre honrado. Pero yo aposté por ti.
—Os presento a Lauren. Seguramente la habréis visto alguna vez en Estate. Es la única mujer a la que dejo jugar con... mis cuentas —Zayn le hizo un guiño y ella disimuló un suspiro. Aquel hombre se merecía un Óscar.
Cinco personas más aparecieron en la entrada de repente, prácticamente aplastándolos contra la puerta. Las dos morenas tenían que ser las gemelas. Había otra mujer rubia, una pelirroja y un hombre con ellas. Lauren los saludó a todos, intentando recordar los nombres.
—No esperaba que me hicieras caso y sentaras la cabeza —dijo una de las gemelas. Brittany, decidió Lauren porque iba de la mano de otro hombre que no era de la familia, Emilio.
—A quien ha hecho caso es a mí —replicó Stephen y su hermana levantó los ojos al cielo.
—Pues he encontrado a Lauren sin vuestra ayuda —rió Zayn.
—¿Me enseñas el anillo? —preguntó Brooke.
Todos los ojos se concentraron en Lauren, que tuvo que tragar saliva mientras alargaba la mano, esperando que no le temblase.
—Es precioso.
—Tu hermano tiene muy buen gusto.
Bien. Su voz sonaba más o menos normal.
—¿Zayn tiene buen gusto? ¿Desde cuándo os conocéis? —bromeó Brooke.
Lauren lo miró, asustada. No habían hablado de eso.
—No hace mucho —respondió por fin—. Nos conocimos cuando fui a una entrevista de trabajo en Estate hace siete meses y medio, pero... en fin, tardamos un poco en salir juntos porque yo era una empleada y...
—¿Se puede saber qué os pasa? —la interrumpió una voz femenina, ligeramente achispada. El grupo se abrió para dejar paso a Bonita Malik, una mujer de ojos tan marrones como los de Zayn, pero absolutamente helados.
—¿Por qué ninguno de mis hijos tiene la decencia de casarse en una iglesia?
—Hola, madre.
La fría mirada oscura examinó a Lauren de la cabeza a los pies antes de clavarse en su hijo.
—Madre, te presento a Lauren, mi esposa.
—Así que te has casado.
—Lauren, te presento a Bonita Malik, mi madre.
—Encantada de conocerla...
—¿Estás embarazada? —la interrumpió ella.
—No.
—Mejor. Necesito otra copa. ¡Lisette! —la madre de Zayn se dio la vuelta y el ama de llaves fue corriendo tras ella.
—No debería sorprenderme encontrarla así —murmuró Zayn, sacudiendo la cabeza.
—Esa es nuestra madre —suspiró Brittany—. Pero en fin... Zayn, no puedo creer que no hayas organizado una luna de miel decente para Lauren. ¿Tres días en Bahamas? Por favor, no sabía que fueras un tacaño.
Él se encogió de hombros.
—Tenemos muchas cosas que hacer. Nos mudamos a la casa de Sunset Island mañana. Ya compensaré a Lauren más adelante.
—¿Vas a vender el ático? —exclamó Stephen.
—No. Es una buena inversión y seguirá aumentando de precio. Además, lo usaré como usaba antes la casa de Sunset, para alojar a las personalidades invitadas en el club. Pero Lauren y yo queremos una casa de verdad para formar una familia —contestó él, tomándola por la cintura.
Luego fueron a un patio frente a una piscina olímpica rodeada de palmeras. Lauren intentaba disimular, pero era imposible no sentirse afectada por tanta opulencia.
—¿Quieres tomar algo?
—Sí, gracias. ¿Una copa de vino blanco?
—Ahora mismo.
—La cena ya está lista —anunció la señora Malik.
—Lisette, ¿te importa pedir en la cocina que nos sirvan champán con el postre? Y únete a nosotros para el brindis —sonrió Zayn.
El ama de llaves se puso colorada.
—Encantada.
—No tenéis que esperar por nosotros, iremos enseguida.
—¿Ocurre algo? —preguntó Lauren cuando se quedaron solos.
—No, sólo estoy haciendo lo que se espera de nosotros —contestó él, inclinando la cabeza para besarla.
Lauren intentó controlar su reacción al calor de sus labios, de su cuerpo. Pero negar el deseo que sentía por aquel hombre era imposible. Zayn despertaba a la vida todos sus sentidos. Todos.
¿Podría ser su amante? ¿Sería inolvidable o decepcionante como tantos otros?
«Esto no debería gustarte».
«Demasiado tarde».
Cuando por fin Zayn se apartó de ella, Lauren estaba jadeando como si hubiera corrido varios kilómetros.
—¿Por qué has hecho eso?
—Porque nos están mirando —contestó él, besándola en el cuello.
El roce de su barba la hacía sentir escalofríos, pero cuando pensaba que iba a derretirse sobre el suelo del patio, él la soltó.
—Si estás lista para la batalla, vamos.
—¿Va a ser peor que lo de antes?
—Normalmente, sí. Las cenas de los Malik no son para disfrutar, son para soportarlas.
—¿Y por qué vienes?
—Porque son mi familia —contestó él tomando su mano para llevarla a la guarida del león.
Y entonces Lauren recordó una de las citas favoritas de su padre:
«Hay un precio por cada mentira. Antes de abrir la boca, prepárate para pagar».

La tensión durante la cena se podía cortar con un cuchillo.
A pesar de la aparentemente agradable conversación, Lauren intuyó cierta hostilidad entre los miembros de la familia, sobre todo entre Parker y su cuñado, Emilio Jefferies. Más tarde tendría que pedirle a Zayn que le explicase qué pasaba allí. Pero, por el momento, se alegraba de que la tortura estuviera a punto de terminar.
—Anna está embarazada —anunció Parker, mientras servía el champán.
Lauren miró a la morena que estaba sentada frente a ella.
—Enhorabuena.
—Gracias. Me habría encantado que tú también estuvieras embarazada. Así habríamos podido comparar notas.
Lauren tuvo que ignorar la risa desdeñosa de Bonita.
—Quizá dentro de poco —dijo Zayn, llevándose la mano de Lauren a los labios—. Me gustaría brindar por mi esposa, la única mujer que hace que «para siempre» suene como una promesa y no como una sentencia de muerte.
Lauren estuvo a punto de tirar su copa. Tenía que recordarse a sí misma que Zayn estaba actuando y que no había razón alguna para emocionarse cuando decía esas cosas.
Después de brindar, él se inclinó para darle un tierno beso en los labios.
Era bueno. Muy bueno. Y Lauren casi lamentó que se apartase.
«Es tu marido. Acostarte con él sería normal».
«No, no sería normal. Si no estás enamorada de él y él no te quiere, no sería normal. Espera al hombre de tu vida, alguien a quien le importes de verdad».
Pero lo deseaba. Más de lo que había deseado a nadie.
—Bueno, ya que estamos haciendo anuncios... —empezó a decir Brooke—. Yo también estoy embarazada.
En el comedor se hizo el silencio hasta que Bonita preguntó:
—¿De quién?
—Lo siento, madre, eso no es asunto tuyo.
—Si vas a avergonzar a esta familia con un bastardo como lo hizo tu padre, es asunto mío —replicó Bonita.
Lauren pensó en Cassie. No, estaba segura de que su nueva amiga no sería bienvenida en aquella casa.
—¿Quién es el padre, Brooke? —Zayn lo había dicho con tono protector y esa nueva faceta de su marido la sorprendió.
—Soy una adulta, Zayn. No necesito que mis hermanos me protejan. El padre no va a ser parte de la vida del niño ni de la mía.
Bonita dejó la copa sobre la mesa, derramando parte del contenido sobre el mantel de damasco.
—No esperes que el dinero de los Malik pague por ese error.
Después se levantó, tambaleándose ligeramente, y salió del comedor con Lisette tras ella.
—¿Cómo vas a hacer tu trabajo mientras cuidas del niño? —preguntó Zayn—. El padre debería ayudarte, aunque sólo sea económicamente.
—No necesito su ayuda —contestó ella—. Y llevaré al niño a una guardería o contrataré una niñera, como hacen miles de madres solteras.
La verdad es que no lo tengo todo pensado. Esto también ha sido una sorpresa para mí, pero voy a tener este niño con el apoyo de mi familia o sin él. Y ahora, por favor, ¿podemos hablar de otra cosa?
Lauren se emocionó al ver que Zayn quería ayudar a su hermana, pero ahora no era el momento porque Brooke estaba muy nerviosa. De modo que apretó su mano por debajo de la mesa y, cuando él la miró, le dijo con los ojos que era mejor dejarlo. Y Zayn pareció entenderla porque asintió con la cabeza.
—Tenemos que hacer algo con mamá. Su problema con el alcohol ha empeorado desde que murió papá.
—¿Y qué sugieres? —preguntó Parker—. ¿Que cerremos el mueble bar? Eso no valdría de nada.
—¿Qué tal si ingresara en una clínica de desintoxicación? —sugirió Megan, la mujer de Stephen.
—Es lo único que la salvaría. No va a dejar de beber por su cuenta.
—Pero tampoco ingresará en una clínica por decisión propia —opinó Brittany.
—La obligaremos a hacerlo —dijo Zayn, decidido. En ese momento parecía capaz de hacer que su madre capitulase y Lauren pensó que no sería un adversario fácil.
—Bueno, vamos a dar una noticia positiva —sonrió Brittany después de unos segundos de tensión—. Emilio y yo pensamos casarnos en Navidad. Y nos gustaría que estuvierais todos en la boda.
—¿Te parece sensato considerando que en Malik Inc. hay un espía que le pasa información a la familia de tu prometido? —le espetó Parker.
—¡Ya estoy harto! —exclamó Emilio—. Jordán no tiene un espía en la empresa Malik.
—¿Cómo puedes saberlo cuando admites que Jordán y tú no os habláis siquiera?
—Yo podría encargarme de ello —intervino Zayn.
—No, de eso nada. Me encargaré yo —contestó Parker.
—Pues no estás haciendo mucho. Esto viene ocurriendo desde hace meses y si alguien nuevo...
—He dicho que me encargaré yo —lo interrumpió su hermano.
—Quiero ayudar y soy más persuasivo que tú.
—Olvídalo, hermanito. No estamos hablando de seducir mujeres. Esto es un negocio.
Lauren se puso colorada. Ella era una de esas mujeres a las que, supuestamente, Zayn se encargaba de seducir.
Pero los dos hombres parecían a punto de pegarse y decidió intervenir.
—No deberías despreciar la capacidad de Zayn para los negocios. Estate es un club que da mucho dinero y que funciona como un reloj. Zayn sabe lo que hace y, desde luego, sabe cómo dirigir a los empleados para que hagan su trabajo de la mejor manera posible.
Todos los ojos se volvieron hacia ella y a Lauren se le encogió el estómago. Por favor... ¿por qué había tenido que abrir la boca? Porque el tono insultante de Parker la había sacado de quicio. Pero aquélla no era su guerra y discutir con los Malik no era la mejor manera de impresionar a su familia política.
Parker la fulminó con la mirada, nada nuevo para Lauren porque su padre solía hacer lo mismo, y cuando vio que ella no se acobardaba tuvo que carraspear.
—No necesito la ayuda de Zayn porque estoy intentando llegar a un acuerdo con Jordán Jefferies para mantener la paz entre las dos familias.
Todos en la mesa lo miraron boquiabiertos. Todos menos Brooke, que parecía aliviada, seguramente porque su embarazo ya no era el tema de debate. Y Zayn, que estaba mirando a su hermana con cara de preocupación.
Lauren apenas prestó atención mientras Parker explicaba su plan.
Algo muy importante acababa de ocurrir en aquella mesa. Y no era el anuncio del hermano mayor.
Entonces recordó la investigación que había hecho para un trabajo de psicología en la universidad. Se había quedado fascinada por la manera en que el orden de nacimiento afectaba a la personalidad y el
comportamiento de las personas. Había hecho el trabajo para entender por qué se enfurecía tanto con su padre.
Si recordaba correctamente, el texto decía que los hijos medianos a menudo se sentían invisibles y no era raro que buscasen reconocimiento.
Lauren estudió a su marido.
Su marido. Le resultaba tan extraño pensar que lo era...
Zayn parecía demasiado seguro de sí mismo como para necesitar la aprobación de nadie; aparte de la Cámara de Comercio, claro. Él decía que no era la presidencia lo que le importaba de verdad, sino lo que ésta representaba.
¿Qué representaba ese puesto para él?
¿El reconocimiento de su éxito por parte de la comunidad empresarial de Miami? ¿O el respeto de su familia?