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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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overcoming. | harry styles.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: overcoming. | harry styles.
Holo, Anna. Yo me llamo Deyanira, tengo 13 y soy de México.(?) ah. XDDD Me alegra que te encante.(': kjashsdfjkasd. Qué hermosa.<3 Sí, ya la sigo.Anna Payne1D escribió:Hola me llamo Anna, soy de Barcelona , tengo 15 años, y me ENCAAAANTA esta novela, es tan asdfghjklñ me ENCANTA, aunque ya lo he dicho....
SIGUE PRONTO SI??????
TQTQTQ,ANNA<3
Kurt.
Re: overcoming. | harry styles.
¡Jai! weooooooooooon, really? ah. xd. pues bienvenida. c: ¿a una prima? :c pobre de tu prima.:c más te vale que estés seguido por aquí. hola, Lore. xd. yo soy Deya. ._./ (?) Ya la sigo.Mope:) escribió:¡Hola,Hola!Llegue aquí por obra y gracia del espíritu santo(?) entonces me dije, A leer y pos, me gusta mucho la fic, y el trama me recuerda a una prima .-.,equis de, equis de,Bueno en finn, me encanta :arrastro:, así que me veras seguido por aquí ... e.é ah y My name is Lorena.Seguila cuando puedas:):bye:
Kurt.
miserable suerte.
Capítulo II:
Miserable suerte.
Segundo toque de campana y yo aún no llegaba al salón. ¿Por qué? Mi plan inicial fue escuchar música durante todo el almuerzo para despejar todo pensamiento de mi cabeza, pero al parecer me fui de este mundo real por más tiempo de lo planeado.
Siempre sucedía lo mismo. Dejaba a mi mente vagar, en blanco, o como más me gustaba, todo rodeado de una fría oscuridad, donde me podía concentrar, y puede que fantasear con una vida muchísimo mejor. La música lo era todo para mí, me dejaba guiar por sus letras, por la melodía, por absolutamente todo. Y era feliz. Sólo en esos momentos lo era. Con una vida irreal que obviamente nunca tendría. Triste realidad.
Mi fantasía se excedió y provocó que me desconectara de este mundo por mucho más tiempo y no logré escuchar el primer timbre de entrada a clase. Odiaba que sucediera eso. Me hacía recordar lo irresponsable que podría llegar a ser. Me traicionaba a mí misma.
Para ese entonces, algunos corrían apresurados, tal como yo lo hacía, y también estaban aquellos que se creían los reyes de los pasillos —o más bien de todo el instituto— e ignoraban completamente el reglamento respecto a las llegadas tarde a clases.
Segundo día de clases y yo tendría mi primer retraso. Tres retrasos eran equivalentes a una suspensión. Mi estómago comenzó a doler, y sentí cómo un fuego recorría todo mi cuerpo. No. A mí no me podían suspender. Mi madre se enfadaría y… Sería la primera vez en toda mi vida que me castigaría de verdad. Siempre me sentí capaz de alardear que mi madre nunca me castigó. Pero por mis malditas fantasías mi racha de niña buena terminaría. Vaya porquería.
Una puerta más y llegaría a la clase de Matemáticas. Me asomé por la ventanilla de la puerta una vez que llegué, y el profesor Augusto se encontraba parado enfrente de la clase. Llegué segundos después de que la cerró. Al menos alcancé a llegar antes de los 5 minutos permitidos. Suspiré llena de alivio. Adiós idea de ser suspendida. Toqué la puerta, captando la mirada de 42 pares de ojos. Tragué saliva y preferí ver hacia el profesor, que caminaba directo a mí para abrirme la puerta. Nunca estuve acostumbrada a que más de una o dos personas me vieran directo a los ojos —o a la cara en general— simultáneamente.
Abrió la puerta y aún sostenía con su mano derecha el picaporte. Me miraba con sus ojos almendrados, indiferente, al igual que toda la clase que, por primera vez en mucho tiempo, me prestaba algo de su atención. Lástima que en una situación tan embarazosa. Lo conocía de muchos años ya, él no sería el primero en hablar.
—¿Podría pasar, profesor? —mi voz salió casi en un susurro. Yo seguí cabizbaja.
Levanté un poco mis ojos, atenta a su respuesta, el profesor Augusto era un par de centímetros más alto que yo, con un cuerpo ancho que aún mantenía pequeños detalles de sus tiempos atléticos en el equipo de baloncesto escolar. Él levantó un poco la manga izquierda de su camisa color amarillo pálido para dejar al descubierto su pequeño, fino, y algo maltratado y viejo reloj negro. Checó los minutos. Mi corazón palpitaba a una velocidad un poco más rápida de lo normal.
—Claro —asintió con una sonrisita que desde siempre dejó ver, formando alrededor de sus ojos unas conocidas y ciertamente adorables arrugas.
Pasé a rápidos y largos pasos, hasta el pupitre disponible más cercano y escuché cómo cerró la puerta. Me senté y suspiré. Menos mal.
—Entonces, si ya no hay nadie más a quién abrirle la puerta o pedirle explicaciones… —comenzó a decir, pero, como si hubiese invocado la acción, tocaron a la puerta.
Puso los ojos en blanco y dio media vuelta. Por la ventanilla en la que minutos antes había echado ojo yo, ahora se podía visualizar a Penélope y a Fernanda, con Cindy y Evelyn detrás suyo.
—¿Sí, jovencitas? —preguntó una vez que abrió la puerta.
Las cuatro se encontraban irradiando en un ego más grande que el Gran cañón, y tan apestoso como la idiotez con la que nacieron. Aunque, observándolo bien, Penélope y Fernanda pertenecían al rango del chocolate, digo, de los inteligentes, por desgracia. Tenían la madurez, tenacidad y potencialidad para mandar sobre los miserables de poca masa cerebral. Pasaron a ese rango por un par de puntos, sino, estarían con la fresa, es decir, con los intermedios, o con los idiotas, ¿y por qué no? Si Evelyn y Cindy pertenecían a los idiotas. Pero como estaba claro, Fernanda y Penélope las dominaban. En cuanto a Tania y Naíla, eran intermedias, no tan estúpidas, pero tampoco tan inteligentes. A ellas les tocó en otra clase, por lo visto. Me salvé de dos, pero no de las seis. Miserable suerte…
—Nos atrasamos por estar en la enfermería —habló Cindy, queriendo pasar primero sin el permiso siquiera del profesor, pero como estaba claro, el puesto de pasar primero era de nadie más y de nadie menos que de Fernanda y Penélope. Y ellas sí que lo hicieron, con un movimiento de caderas que levantaba la bastilla de sus faldas de porristas provocativamente.
Un silbido se escuchó desde el fondo del salón.
—¿Todas se enfermaron? —intervino el profesor, cruzándose de brazos.
—Sí —contestó Evelyn, mientras se retocaba el brillo labial, mirando directo al pequeño espejo de su estuche de polvo, ignorante en cuanto al profesor y a toda la clase que las observaba.
El profesor suspiró.
—A la próxima inventen una excusa más creíble, o por lo menos, inteligente —dijo mientras daba media vuelta y se encimaba hacia su escritorio para tomar asiento. Por ese tipo de comentarios el profesor Augusto siempre fue uno de mis favoritos—. Ahora bien, quiero que quede claro que la razón por las que no las mandé a la dirección, es porque llegaron un minuto antes de los cinco permitidos. Tienen suerte, chicas.
Sin más, todo volvió a la realidad. Ellas, al igual que el trío del día anterior en la clase de Química, pasaron al fondo del aula, con la única diferencia de reemplazar a las chicas suspirantes y embobadas, por un montón de chicos con las hormonas alborotadas y con ganas de practicar su deporte favorito… Si es que se entendió a lo que me refería.
La clase terminó, al igual que todo el día escolar, y yo salí de ahí, con la prisa y delicadeza de siempre. Me dirigí a la dirección principal, en busca de mi horario de clases, con la mochila de espalda en el hombro derecho y los audífonos de mi iPhone puestos. Yellow de Coldplay sonaba a través de ellos. Perdí la hoja haciendo quién sabe qué y Dios sabe dónde. Por fortuna, no cobraban por la copia de horarios. Si no, estaría en problemas, ¿a quién le pediría prestado? A nadie. En años anteriores, lo haría a mis escasos, y en peligro de extinción, amigos, pero ahora sí que no tenía a nadie.
Llegué a la oficina y me sentí relajada al detectar el aire acondicionado. Era refrescante y venía perfecto para la ocasión, estaba algo asoleado fuera de ahí. Había un par de estudiantes; una chica de primer año, pelirroja y con pecas, delgada con pocas curvas, de rostro ovalado, ojos verdes y una pequeña nariz que le daban un aspecto adorable. Y un chico de segundo, tal vez, éste tenía cabello castaño levemente claro y lacio, de un corte perfecto, con musculatura no tan voluminosa, y una espalda ancha y atlética, con unos ojos almendrados y tez clara, un par de centímetros más bajo que yo y media cabeza más alto que la pelirroja, era lindo.
La chica estaba sentada en una de las sillas de la hilera con asiento acolchonado, alineadas y pegadas a la pared oeste —en espera a Hilda, la secretaria encargada de la caja administradora—, mientras que el chico estaba con su cuerpo recostado sobre el mostrador —donde se pedía entrar a la enfermería, pasar con el director general, sacar copia a algún documento o cualquier otra cosa de importancia mayor— y los antebrazos apoyados en el mismo. Mi lugar era el mismo en donde él se encontraba, sólo que yo no apoyé todo mi cuerpo como él, sólo mis antebrazos, hace mucho que no lo hacía. Me mantuve un metro alejada de él. Espacio personal, sobre todo.
La secretaria, una de las más jóvenes, de estatura baja, cabello negro, corto y rizado, con cara circular y cuerpo rechoncho, salió de la puerta de donde sacaban copias.
—Tres copias del calendario de septiembre para la clase de inglés —extendió las hojas al chico, el cual las tomó y sacó del bolsillo derecho frontal de su pantalón el dinero suficiente para pagar las copias.
—Gracias —murmuró y salió de ahí.
—Ya es de segundo, no entiendo por qué tan tímido… —se quejó en un murmuro Martha, la secretaria—. Apuesto a que tu belleza lo puso nervioso, Georgia —volteó hacia mí, con una pequeña sonrisita en el rostro.
Mis ojos se abrieron en par y sentí mis mejillas arder.
—No, qué va, Martha, sabes muy bien que yo no causo esa imagen —carraspeé y bajé la cabeza, avergonzada.
Puede que mi relación con el alumnado o con la población en general de mi edad era horrible e inexistente, pero cuando se trataba de secretarias, profesores, directores, o adultos responsables e inteligentes, era mi ambiente ideal. Me gustaba intercambiar palabras con personas para nada superficiales y con claramente cerebro en la cabeza.
—Oh, vamos, eres muy hermosa, sin importar cómo te comportes con todos los chicos, no es muy fácil de esconder semejante belleza.
Tragué saliva.
—Martha, te dije que no me gusta que me digas cosas así…
—Bueno, ya, ¿qué se te ofrece, querida Walker?
—Venía por… Esto… Una copia de mi horario de clases.
—¿Perdiste tu horario? —preguntó, claramente sorprendida por mi irresponsabilidad.
—No. Bueno… Sí. Pero no te preocupes, ni Evelyn ni Cindy, ni cualquier otro estúpido miembro de los idiotas, ha logrado contagiarme —traté de bromear.
—Ya te dije que no es bueno que hables así de tus compañeros, y mucho menos mencionando nombres, ¿qué tal si algún padre o incluso el mismo director te escucha?
—Pues… Por el director no me preocupo tanto, con él y con la directora Eréndira he bromeado acerca de eso. En cuanto a los padres, la verdad es que me da igual, deben de saber bien qué clase de hijos tienen.
—Siempre tan directa tú… —negó con la cabeza, pero me sentí aliviada al ver una diminuta sonrisa en su rostro.
—Sólo cuando tengo confianza, Martha, eso es todo.
—Bien, entonces espérame un par de minutos, ya traigo tu horario de clases —sacó una hoja de mi expediente, por fin la encontró.
—Por supuesto —asentí, viendo cómo se alejaba para entrar de nuevo en la habitación de las copias.
Volví mi vista hacia la pelirroja, que permanecía donde mismo, callada y cabizbaja, metida en sus pensamientos. Me recordó a mí. Me encogí de hombros y me aventuré a sentarme en una de las sillas a su lado.
—Hola —saludé, esforzándome por parecer amable.
—Ho-Hola —sus ojos se agrandaron sorprendidos, sin duda tenían un hermoso tono verde.
—Soy Georgia, ¿y tú?
—Mandy —sonrió, tímida.
—Pues, un gusto, Mandy. ¿Qué haces aquí?
—Bueno… Estoy esperando a… Esto…
—Hilda —le ayudé, y sorprendentemente, una sonrisa apareció en mi rostro.
—Sí, Hilda, pero, esto…
—Martha —de nuevo lo hice y mi sonrisa se ensanchó.
—Sí, exacto, Martha me dijo que Hilda salió por un asunto personal, pero eso fue hace media hora y no creo que vaya a tardar.
—¿Llevas media hora aquí, esperando? —mi boca se entreabrió, yo nunca soporté más de cinco minutos esperando.
Poca tolerancia. Otro defecto mío.
Rió, un poco más por mi expresión que por la idea de esperar tanto.
—No, qué va, sólo llevo acá un par de minutos más que tú.
—Oh…
Mi conversación con la adorable Mandy fue interrumpida, por Fernanda y Tania, quienes entraron a la oficina, llenándola de su apestoso perfume “fino”. Menuda suerte la mía.
—¿Entonces Harry te ofreció ser su pareja en la fiesta anual de bienvenida al instituto? —preguntó una Tania asombrada y feliz por una de sus “mejores amigas” —. No me sorprende, tampoco es que últimamente Harry lo haya pasado de lo más genial con Penélope.
Fernanda sonrió victoriosa, dejando a la intemperie la fila de sus blancos y “perfectos” dientes.
Fernanda en los primeros años de secundaria usaba frenos, pero tampoco es que eso le haya impedido tener un montón de pretendientes detrás de ella. Es más, para ese entonces, la mayoría de las chicas populares usaba frenos, y como ellas eran… Ellas, ningún chico osó a burlarse de su aspecto, por el contrario, se sentían aún más atraídos.
—Bueno, no me lo pidió tan… Directo y usando esas palabras, pero me preguntó si iría a la fiesta… Esto… Hemmm… —y se quedó seca.
Obviamente Harry no se lo pidió como ella estaba alardeando. Pero claro, Fernanda era una de las dos abejas reinas. Tania nunca se burlaría o molestaría con ella por mentir.
Mi sonrisa que minutos antes resplandecía en mi rostro, fue reemplazada por una mueca de desagrado. Mandy las observaba, admirando el aspecto de ambas, reluciente y llamativo. Lo que me faltaba. La niña que me recordaba a mí, pensando en Fernanda y Tania como sus próximos ídolos. Decepcionada, volví mi mirada hacia la parte trasera del mostrador, donde apenas venía Martha, con una de sus sonrisas tan suyas. Me levanté, contenta al menos de que ya me podría ir de ahí y alejarme de ese par.
—Aquí está, y perdón por tardar, el director quería preguntarme algunas cosas.
—No te preocupes, llegaste justo a tiempo, antes de que me ahorcara con la correa de mi mochila por estar en presencia de esas dos —levanté la cabeza hacia donde las dos castañas claras estaban, conversando todavía acerca de esa fiesta que acostumbraban llevar a cabo en la casa de Styles todos los años. Metí la hoja cuidadosamente, pero rápido, entre mi libro más grande, el de Artes.
—Me… ¿Alegro?
—Sí, hazlo.
Cerré el cierre de la mochila y sonreí lo mejor que pude en agradecimiento, para luego dar media vuelta y salir rápido de ahí. Por desgracia, no fui lo suficiente delicada, choqué contra Fernanda.
—Ay… Fíjate por dónde… Oye, te conozco, tú, esto…
—Georgia —dije y quise salir de ahí de una vez por todas, pero su huesudo brazo me tomó con fuerza del mío, impidiéndolo.
—Claro, estuvimos juntas el primer año, nos sentaron hasta atrás y juntas, qué cosa.
—Me sorprende que lo recuerdes —y ahí sí, salí lo más rápido que pude.
Para ese entonces Hilda venía entrando, con una cara algo triste.
—¡Adiós, Hilda! —grité mientras me esforzaba por caminar lo más rápido posible sin correr.
—Eh… ¡Adiós, Georgia!
Siempre sucedía lo mismo. Dejaba a mi mente vagar, en blanco, o como más me gustaba, todo rodeado de una fría oscuridad, donde me podía concentrar, y puede que fantasear con una vida muchísimo mejor. La música lo era todo para mí, me dejaba guiar por sus letras, por la melodía, por absolutamente todo. Y era feliz. Sólo en esos momentos lo era. Con una vida irreal que obviamente nunca tendría. Triste realidad.
Mi fantasía se excedió y provocó que me desconectara de este mundo por mucho más tiempo y no logré escuchar el primer timbre de entrada a clase. Odiaba que sucediera eso. Me hacía recordar lo irresponsable que podría llegar a ser. Me traicionaba a mí misma.
Para ese entonces, algunos corrían apresurados, tal como yo lo hacía, y también estaban aquellos que se creían los reyes de los pasillos —o más bien de todo el instituto— e ignoraban completamente el reglamento respecto a las llegadas tarde a clases.
Segundo día de clases y yo tendría mi primer retraso. Tres retrasos eran equivalentes a una suspensión. Mi estómago comenzó a doler, y sentí cómo un fuego recorría todo mi cuerpo. No. A mí no me podían suspender. Mi madre se enfadaría y… Sería la primera vez en toda mi vida que me castigaría de verdad. Siempre me sentí capaz de alardear que mi madre nunca me castigó. Pero por mis malditas fantasías mi racha de niña buena terminaría. Vaya porquería.
Una puerta más y llegaría a la clase de Matemáticas. Me asomé por la ventanilla de la puerta una vez que llegué, y el profesor Augusto se encontraba parado enfrente de la clase. Llegué segundos después de que la cerró. Al menos alcancé a llegar antes de los 5 minutos permitidos. Suspiré llena de alivio. Adiós idea de ser suspendida. Toqué la puerta, captando la mirada de 42 pares de ojos. Tragué saliva y preferí ver hacia el profesor, que caminaba directo a mí para abrirme la puerta. Nunca estuve acostumbrada a que más de una o dos personas me vieran directo a los ojos —o a la cara en general— simultáneamente.
Abrió la puerta y aún sostenía con su mano derecha el picaporte. Me miraba con sus ojos almendrados, indiferente, al igual que toda la clase que, por primera vez en mucho tiempo, me prestaba algo de su atención. Lástima que en una situación tan embarazosa. Lo conocía de muchos años ya, él no sería el primero en hablar.
—¿Podría pasar, profesor? —mi voz salió casi en un susurro. Yo seguí cabizbaja.
Levanté un poco mis ojos, atenta a su respuesta, el profesor Augusto era un par de centímetros más alto que yo, con un cuerpo ancho que aún mantenía pequeños detalles de sus tiempos atléticos en el equipo de baloncesto escolar. Él levantó un poco la manga izquierda de su camisa color amarillo pálido para dejar al descubierto su pequeño, fino, y algo maltratado y viejo reloj negro. Checó los minutos. Mi corazón palpitaba a una velocidad un poco más rápida de lo normal.
—Claro —asintió con una sonrisita que desde siempre dejó ver, formando alrededor de sus ojos unas conocidas y ciertamente adorables arrugas.
Pasé a rápidos y largos pasos, hasta el pupitre disponible más cercano y escuché cómo cerró la puerta. Me senté y suspiré. Menos mal.
—Entonces, si ya no hay nadie más a quién abrirle la puerta o pedirle explicaciones… —comenzó a decir, pero, como si hubiese invocado la acción, tocaron a la puerta.
Puso los ojos en blanco y dio media vuelta. Por la ventanilla en la que minutos antes había echado ojo yo, ahora se podía visualizar a Penélope y a Fernanda, con Cindy y Evelyn detrás suyo.
—¿Sí, jovencitas? —preguntó una vez que abrió la puerta.
Las cuatro se encontraban irradiando en un ego más grande que el Gran cañón, y tan apestoso como la idiotez con la que nacieron. Aunque, observándolo bien, Penélope y Fernanda pertenecían al rango del chocolate, digo, de los inteligentes, por desgracia. Tenían la madurez, tenacidad y potencialidad para mandar sobre los miserables de poca masa cerebral. Pasaron a ese rango por un par de puntos, sino, estarían con la fresa, es decir, con los intermedios, o con los idiotas, ¿y por qué no? Si Evelyn y Cindy pertenecían a los idiotas. Pero como estaba claro, Fernanda y Penélope las dominaban. En cuanto a Tania y Naíla, eran intermedias, no tan estúpidas, pero tampoco tan inteligentes. A ellas les tocó en otra clase, por lo visto. Me salvé de dos, pero no de las seis. Miserable suerte…
—Nos atrasamos por estar en la enfermería —habló Cindy, queriendo pasar primero sin el permiso siquiera del profesor, pero como estaba claro, el puesto de pasar primero era de nadie más y de nadie menos que de Fernanda y Penélope. Y ellas sí que lo hicieron, con un movimiento de caderas que levantaba la bastilla de sus faldas de porristas provocativamente.
Un silbido se escuchó desde el fondo del salón.
—¿Todas se enfermaron? —intervino el profesor, cruzándose de brazos.
—Sí —contestó Evelyn, mientras se retocaba el brillo labial, mirando directo al pequeño espejo de su estuche de polvo, ignorante en cuanto al profesor y a toda la clase que las observaba.
El profesor suspiró.
—A la próxima inventen una excusa más creíble, o por lo menos, inteligente —dijo mientras daba media vuelta y se encimaba hacia su escritorio para tomar asiento. Por ese tipo de comentarios el profesor Augusto siempre fue uno de mis favoritos—. Ahora bien, quiero que quede claro que la razón por las que no las mandé a la dirección, es porque llegaron un minuto antes de los cinco permitidos. Tienen suerte, chicas.
Sin más, todo volvió a la realidad. Ellas, al igual que el trío del día anterior en la clase de Química, pasaron al fondo del aula, con la única diferencia de reemplazar a las chicas suspirantes y embobadas, por un montón de chicos con las hormonas alborotadas y con ganas de practicar su deporte favorito… Si es que se entendió a lo que me refería.
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La clase terminó, al igual que todo el día escolar, y yo salí de ahí, con la prisa y delicadeza de siempre. Me dirigí a la dirección principal, en busca de mi horario de clases, con la mochila de espalda en el hombro derecho y los audífonos de mi iPhone puestos. Yellow de Coldplay sonaba a través de ellos. Perdí la hoja haciendo quién sabe qué y Dios sabe dónde. Por fortuna, no cobraban por la copia de horarios. Si no, estaría en problemas, ¿a quién le pediría prestado? A nadie. En años anteriores, lo haría a mis escasos, y en peligro de extinción, amigos, pero ahora sí que no tenía a nadie.
Llegué a la oficina y me sentí relajada al detectar el aire acondicionado. Era refrescante y venía perfecto para la ocasión, estaba algo asoleado fuera de ahí. Había un par de estudiantes; una chica de primer año, pelirroja y con pecas, delgada con pocas curvas, de rostro ovalado, ojos verdes y una pequeña nariz que le daban un aspecto adorable. Y un chico de segundo, tal vez, éste tenía cabello castaño levemente claro y lacio, de un corte perfecto, con musculatura no tan voluminosa, y una espalda ancha y atlética, con unos ojos almendrados y tez clara, un par de centímetros más bajo que yo y media cabeza más alto que la pelirroja, era lindo.
La chica estaba sentada en una de las sillas de la hilera con asiento acolchonado, alineadas y pegadas a la pared oeste —en espera a Hilda, la secretaria encargada de la caja administradora—, mientras que el chico estaba con su cuerpo recostado sobre el mostrador —donde se pedía entrar a la enfermería, pasar con el director general, sacar copia a algún documento o cualquier otra cosa de importancia mayor— y los antebrazos apoyados en el mismo. Mi lugar era el mismo en donde él se encontraba, sólo que yo no apoyé todo mi cuerpo como él, sólo mis antebrazos, hace mucho que no lo hacía. Me mantuve un metro alejada de él. Espacio personal, sobre todo.
La secretaria, una de las más jóvenes, de estatura baja, cabello negro, corto y rizado, con cara circular y cuerpo rechoncho, salió de la puerta de donde sacaban copias.
—Tres copias del calendario de septiembre para la clase de inglés —extendió las hojas al chico, el cual las tomó y sacó del bolsillo derecho frontal de su pantalón el dinero suficiente para pagar las copias.
—Gracias —murmuró y salió de ahí.
—Ya es de segundo, no entiendo por qué tan tímido… —se quejó en un murmuro Martha, la secretaria—. Apuesto a que tu belleza lo puso nervioso, Georgia —volteó hacia mí, con una pequeña sonrisita en el rostro.
Mis ojos se abrieron en par y sentí mis mejillas arder.
—No, qué va, Martha, sabes muy bien que yo no causo esa imagen —carraspeé y bajé la cabeza, avergonzada.
Puede que mi relación con el alumnado o con la población en general de mi edad era horrible e inexistente, pero cuando se trataba de secretarias, profesores, directores, o adultos responsables e inteligentes, era mi ambiente ideal. Me gustaba intercambiar palabras con personas para nada superficiales y con claramente cerebro en la cabeza.
—Oh, vamos, eres muy hermosa, sin importar cómo te comportes con todos los chicos, no es muy fácil de esconder semejante belleza.
Tragué saliva.
—Martha, te dije que no me gusta que me digas cosas así…
—Bueno, ya, ¿qué se te ofrece, querida Walker?
—Venía por… Esto… Una copia de mi horario de clases.
—¿Perdiste tu horario? —preguntó, claramente sorprendida por mi irresponsabilidad.
—No. Bueno… Sí. Pero no te preocupes, ni Evelyn ni Cindy, ni cualquier otro estúpido miembro de los idiotas, ha logrado contagiarme —traté de bromear.
—Ya te dije que no es bueno que hables así de tus compañeros, y mucho menos mencionando nombres, ¿qué tal si algún padre o incluso el mismo director te escucha?
—Pues… Por el director no me preocupo tanto, con él y con la directora Eréndira he bromeado acerca de eso. En cuanto a los padres, la verdad es que me da igual, deben de saber bien qué clase de hijos tienen.
—Siempre tan directa tú… —negó con la cabeza, pero me sentí aliviada al ver una diminuta sonrisa en su rostro.
—Sólo cuando tengo confianza, Martha, eso es todo.
—Bien, entonces espérame un par de minutos, ya traigo tu horario de clases —sacó una hoja de mi expediente, por fin la encontró.
—Por supuesto —asentí, viendo cómo se alejaba para entrar de nuevo en la habitación de las copias.
Volví mi vista hacia la pelirroja, que permanecía donde mismo, callada y cabizbaja, metida en sus pensamientos. Me recordó a mí. Me encogí de hombros y me aventuré a sentarme en una de las sillas a su lado.
—Hola —saludé, esforzándome por parecer amable.
—Ho-Hola —sus ojos se agrandaron sorprendidos, sin duda tenían un hermoso tono verde.
—Soy Georgia, ¿y tú?
—Mandy —sonrió, tímida.
—Pues, un gusto, Mandy. ¿Qué haces aquí?
—Bueno… Estoy esperando a… Esto…
—Hilda —le ayudé, y sorprendentemente, una sonrisa apareció en mi rostro.
—Sí, Hilda, pero, esto…
—Martha —de nuevo lo hice y mi sonrisa se ensanchó.
—Sí, exacto, Martha me dijo que Hilda salió por un asunto personal, pero eso fue hace media hora y no creo que vaya a tardar.
—¿Llevas media hora aquí, esperando? —mi boca se entreabrió, yo nunca soporté más de cinco minutos esperando.
Poca tolerancia. Otro defecto mío.
Rió, un poco más por mi expresión que por la idea de esperar tanto.
—No, qué va, sólo llevo acá un par de minutos más que tú.
—Oh…
Mi conversación con la adorable Mandy fue interrumpida, por Fernanda y Tania, quienes entraron a la oficina, llenándola de su apestoso perfume “fino”. Menuda suerte la mía.
—¿Entonces Harry te ofreció ser su pareja en la fiesta anual de bienvenida al instituto? —preguntó una Tania asombrada y feliz por una de sus “mejores amigas” —. No me sorprende, tampoco es que últimamente Harry lo haya pasado de lo más genial con Penélope.
Fernanda sonrió victoriosa, dejando a la intemperie la fila de sus blancos y “perfectos” dientes.
Fernanda en los primeros años de secundaria usaba frenos, pero tampoco es que eso le haya impedido tener un montón de pretendientes detrás de ella. Es más, para ese entonces, la mayoría de las chicas populares usaba frenos, y como ellas eran… Ellas, ningún chico osó a burlarse de su aspecto, por el contrario, se sentían aún más atraídos.
—Bueno, no me lo pidió tan… Directo y usando esas palabras, pero me preguntó si iría a la fiesta… Esto… Hemmm… —y se quedó seca.
Obviamente Harry no se lo pidió como ella estaba alardeando. Pero claro, Fernanda era una de las dos abejas reinas. Tania nunca se burlaría o molestaría con ella por mentir.
Mi sonrisa que minutos antes resplandecía en mi rostro, fue reemplazada por una mueca de desagrado. Mandy las observaba, admirando el aspecto de ambas, reluciente y llamativo. Lo que me faltaba. La niña que me recordaba a mí, pensando en Fernanda y Tania como sus próximos ídolos. Decepcionada, volví mi mirada hacia la parte trasera del mostrador, donde apenas venía Martha, con una de sus sonrisas tan suyas. Me levanté, contenta al menos de que ya me podría ir de ahí y alejarme de ese par.
—Aquí está, y perdón por tardar, el director quería preguntarme algunas cosas.
—No te preocupes, llegaste justo a tiempo, antes de que me ahorcara con la correa de mi mochila por estar en presencia de esas dos —levanté la cabeza hacia donde las dos castañas claras estaban, conversando todavía acerca de esa fiesta que acostumbraban llevar a cabo en la casa de Styles todos los años. Metí la hoja cuidadosamente, pero rápido, entre mi libro más grande, el de Artes.
—Me… ¿Alegro?
—Sí, hazlo.
Cerré el cierre de la mochila y sonreí lo mejor que pude en agradecimiento, para luego dar media vuelta y salir rápido de ahí. Por desgracia, no fui lo suficiente delicada, choqué contra Fernanda.
—Ay… Fíjate por dónde… Oye, te conozco, tú, esto…
—Georgia —dije y quise salir de ahí de una vez por todas, pero su huesudo brazo me tomó con fuerza del mío, impidiéndolo.
—Claro, estuvimos juntas el primer año, nos sentaron hasta atrás y juntas, qué cosa.
—Me sorprende que lo recuerdes —y ahí sí, salí lo más rápido que pude.
Para ese entonces Hilda venía entrando, con una cara algo triste.
—¡Adiós, Hilda! —grité mientras me esforzaba por caminar lo más rápido posible sin correr.
—Eh… ¡Adiós, Georgia!
- paja pajosamente pajosa es la que reina en mí. ah.:
So... Se ve corto. ._. Y se supone que son 10 páginas en word. :roll:Espero les guste y ojalá no haya ningún error.:c Me dio paja revisar de nuevo. xd. Comenten mucho.<3 Las amo.
Última edición por Kurt. el Sáb 09 Nov 2013, 6:05 pm, editado 1 vez
Kurt.
Re: overcoming. | harry styles.
No he leído el capítulo, pero quiero ser la primera en comentar. (?)
Guest
Invitado
Re: overcoming. | harry styles.
Ahora sí, po'. :roll:
Georgia, csm, me hace acordar a alguien que conozco a la vez no.(?)ignoraeso.
Y Fernanda, qué onda con ella. ya se mete con el Haroldo y se hace la que lo tiene bajo las uñas como mugre. qué pendeja.
Fue tan raro, porque justo estaba escuchando Yellow .
bueno, quería ser la primera.
Georgia, csm, me hace acordar a alguien que conozco a la vez no.(?)
Y Fernanda, qué onda con ella. ya se mete con el Haroldo y se hace la que lo tiene bajo las uñas como mugre. qué pendeja.
Fue tan raro, porque justo estaba escuchando Yellow .
bueno, quería ser la primera.
Guest
Invitado
Re: overcoming. | harry styles.
Y yo que quería ser la primera
Deya hermosa, me encanto el capitulo Ya creo que te repetiré esto en cada capitulo(? porque adoro como escribes y me encanta Georgia <3 Amo que sea un mina buena pero tampoco es totalmente perfecta y amo que sea tan directa; y amo como narras <3 Esas Fernanda e.e y Tania e.e y las otras que no recuerdo como se llaman e.e que estúpidas .l. Es que, me jode tanto la gente que se cree la gran mierda y mas cuando no generan materia gris :meh: Espero que, aunque no se como ni por que, Georgia termine chocando con Harold o yendo a su fiesta ya quiero que pase algo entre ellos D: ademas de lo de idiota(? puede decirle subnormal, ahora(?
Lo ame <3 espero el siguiente :3
hange.
Re: overcoming. | harry styles.
shdfasd Fernanda y Tania me caen mal :meh: es como obvio que lo harían. Deya, vos sabías que no me gustarían sus actitudes, lo sé (? Georgia como siempre tan... ella. AMO A MANDy. No sé, me recuerda a mi cuando alguien llega y me habla xDD ojalá no se vuelva plástica bc la golpearía (? idk, también me da paja hacer algo más largo xDD
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Re: overcoming. | harry styles.
Fernanda... .|. toma eso :c sjghgjgslj DEYZZZZ cuantas veces he dicho que amo como escribes, dime weón, dime cuantas veces. eres una genius y tu lo sabes, te amo mas que a mi mugre vida :c kjghskfjghsdf i luv iu <3 mi amor, cuantas veces tendré que decirte que eres un genius y que amo como escribes djfdhjgjhjg eso ily.
sampaio.
Re: overcoming. | harry styles.
¡Hola,Hola! Deya :)
No se ve corto... bueno es que Word es un Troll de primera ¬¬.
Me encanto el Capítulo, tan linda Mandy Asdfghjkl espe-remos que no se junte con las Fresas ah.
Pero tengo una duda >:c ¿ Fernanda y Georgia eran amigas O:<
antes? Equis, Jajajaja "Paja Pajosamente Pajosa" LOOL (?)
ahahaha xDDDD okya(?) Me amas? o: LALALA♫ Síguela cuando
puedas pos ya! ¡Ahí nos leemos! ^.^'
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Re: overcoming. | harry styles.
Dime, ¿es normal enamorarse de un personaje de una fic.? Creo que me enamore de la pinche Georgia ;-; Por otro lado, lo de los retrasos me recuerda a mi antiguo colegio, sí, me metieron una falta por llegar tarde 3 veces :c habíallegadojustoatiempo
¿Eréndida? ¿De dónde sacaste eso? ._. Me suena a encendida. xdd.
Me siento feliz por Fernanda, digo se acordo que se sento con Georgia c:
Por cierto, se que esto tal vez no te interese, pero hace unas cuentas semanas atrás, estaba en nosedonde con mi papá, y derrepente aparece una rubia y le pregunté a mi papá: "¿Esa es teñida?", el me respondio que si, luego dije "¿Cómo todas las rubias de Taiwan?" y tambíen contesto que si, la cosa es que vimos a la rubia de nuevo y mi papá dijo "Rubia falsa" jsdjkhkdhka xd lo sé, no da gracia (?) pero mi papá es genial
Me prometí a mi misma comentar sobre el cápitulo, pero no resistí ponerlo xd.
Tengo tanta delicadeza como Georgia, hoy casi rompo un plato:c
So... Eso, siguela:c Asi como, mi recompensa por despertarme temprano (?) Te amour c:
Dios,creo qué es el comentario más largo que alguna vez hice.
¿Eréndida? ¿De dónde sacaste eso? ._. Me suena a encendida. xdd.
Me siento feliz por Fernanda, digo se acordo que se sento con Georgia c:
Por cierto, se que esto tal vez no te interese, pero hace unas cuentas semanas atrás, estaba en nosedonde con mi papá, y derrepente aparece una rubia y le pregunté a mi papá: "¿Esa es teñida?", el me respondio que si, luego dije "¿Cómo todas las rubias de Taiwan?" y tambíen contesto que si, la cosa es que vimos a la rubia de nuevo y mi papá dijo "Rubia falsa" jsdjkhkdhka xd lo sé, no da gracia (?) pero mi papá es genial
Me prometí a mi misma comentar sobre el cápitulo, pero no resistí ponerlo xd.
Tengo tanta delicadeza como Georgia, hoy casi rompo un plato:c
So... Eso, siguela:c Asi como, mi recompensa por despertarme temprano (?) Te amour c:
Dios,creo qué es el comentario más largo que alguna vez hice.
Mani.
Re: overcoming. | harry styles.
Hola c: Jaksjaksj Con respecto a la pregunta de la respuesta de hace unos días(? -Ni yo me entendí xd- Si, soy Chilena y amo que nos ames(? Perdón por no haber comentado el capitulo anterior, soy una pésima lectora, i'm sorry babe :c Pero ya me puse al día.
¡Me encantaron los capitulos! Y también Georgia No me cansare de decir, que esa chica es cúl :meh: Y Mandy me pareció adorable, no sé, algo de su personalidad me gusta :3 Las únicas que no me agradaron fueron la tropa de huecas(? ._. Infinito desprecio contra esas :meh:
Amo como escribes, yo a tu lado doy vergüenza, really xd Bueno, síguela cuando puedas Deya Besitos <3
¡Me encantaron los capitulos! Y también Georgia No me cansare de decir, que esa chica es cúl :meh: Y Mandy me pareció adorable, no sé, algo de su personalidad me gusta :3 Las únicas que no me agradaron fueron la tropa de huecas(? ._. Infinito desprecio contra esas :meh:
Amo como escribes, yo a tu lado doy vergüenza, really xd Bueno, síguela cuando puedas Deya Besitos <3
Parnell.
Re: overcoming. | harry styles.
Vale, vale. Puedo comentar al fin :D
No tengo el pc aún pero me lo prestaron para "Ver una película" -que igual la vi porqué es de Lerman1313- y bueno, vine a comentar así como pasada. Son las cinco en mi país y oh, adivina quien no ha dormido :D las vacaciones me generaron insomnio, sí, allí dónde hay millones de personas que duermen hasta las tres de la tarde, yo no duermo nada:D culpa de Cassandra Clare y sus libros ¬¬ Sí o sí leeré Percy Jackson, aunque ya se quién es el ladrón del trueno u.u en fin, ni interesa. Agregaré Nunu a mi lista de apodos, por cierto(? algún día sólo me dirán uno, yo lo sé(? y respecto a lo de mi nombre, no hay problema, todas las Valerias que conozco son putas:D literalmente._. tengo suerte de no ser así y de que Rebecca Fitzpatrick me haya salvadoD: como sea, el capítulo (Los capítulos._.) Estuvieron djsalkjdka ya tu sae. Georgia es tan directa, tan dura, tan genial, ah. Me recuerda a una serie que nunca vi bc era una polluela pero si conozco mediante imágenes y capturas de tumblr(? ni hablar de las niñas pijas esas, ¿Fernanda, Tania y no se quien? Vale, las odio a todas. También a los chicos, son unos idiotas._. Acabo de recordar el monólogo de Jace, la parte de: "¿Ahora sales con un gótico teñido?" "No salgo con él" "Y para que conste, soy rubio natural" OH, alejáme de los librosD: vale, entonces. Sígue, Deya. LotsOfLove:33
No tengo el pc aún pero me lo prestaron para "Ver una película" -que igual la vi porqué es de Lerman1313- y bueno, vine a comentar así como pasada. Son las cinco en mi país y oh, adivina quien no ha dormido :D las vacaciones me generaron insomnio, sí, allí dónde hay millones de personas que duermen hasta las tres de la tarde, yo no duermo nada:D culpa de Cassandra Clare y sus libros ¬¬ Sí o sí leeré Percy Jackson, aunque ya se quién es el ladrón del trueno u.u en fin, ni interesa. Agregaré Nunu a mi lista de apodos, por cierto(? algún día sólo me dirán uno, yo lo sé(? y respecto a lo de mi nombre, no hay problema, todas las Valerias que conozco son putas:D literalmente._. tengo suerte de no ser así y de que Rebecca Fitzpatrick me haya salvadoD: como sea, el capítulo (Los capítulos._.) Estuvieron djsalkjdka ya tu sae. Georgia es tan directa, tan dura, tan genial, ah. Me recuerda a una serie que nunca vi bc era una polluela pero si conozco mediante imágenes y capturas de tumblr(? ni hablar de las niñas pijas esas, ¿Fernanda, Tania y no se quien? Vale, las odio a todas. También a los chicos, son unos idiotas._. Acabo de recordar el monólogo de Jace, la parte de: "¿Ahora sales con un gótico teñido?" "No salgo con él" "Y para que conste, soy rubio natural" OH, alejáme de los librosD: vale, entonces. Sígue, Deya. LotsOfLove:33
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Re: overcoming. | harry styles.
Deya, primero quiero disculparme contigo por comentar tan tarde, pero como se lo dije a Mily, tuve un pequeño inconveniente. Aun que no lo creas, ya tenia leído los capítulos, pero no tenia como contestar. Me ha gustado muchísimo. Lo primero, en cuanto a la redacción, yo la veo impecable. Perfecta forma de transmitir sentimientos. Lo segundo, en cuanto a gramática, impecable también. No he sido capaz de advertir ningún fallo. Ahora, te digo que aunque leyéndolo me he metido tan dentro como hasta ver a esa chica testaruda en los deseos del narrador, del yo lírico (si se me permite decir) grabado como en un Super8, había algo que no me ha comprado del todo. Me ha gustado mucho, pero al acabarlo, siento eso... como que le falta algo. No sé, tal vez estoy muy afectada por mi problema. Pero no te desanimes. Pues no es un comentario malo, solo quería comentar eso. Te animo a seguir escribiendo así, que me devastarías si te vas sin decir nada(?). En todo caso, Deya, te felicito. Estuvo perfecto y radiante. No tengo más palabras para decirte. Sobra decir que me identifico mucho con el personaje de Georgia, tiene mucho que ver conmigo.
Nos escribimos, besos.
Nos escribimos, besos.
Invitado
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