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overcoming. | harry styles.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: overcoming. | harry styles.
por Kurt. Vie 25 Oct 2013, 11:46 am
ay, camu.:c XD kjdhsdkjfdhsak, vale.<3
te amo.<3
te amo.<3
Kurt.
Re: overcoming. | harry styles.
por Sophia. Sáb 26 Oct 2013, 7:49 pm
Deya, ya lo sabías pero igual; ¡nueva lectora! A decir verdad, tenía el fic en supervisados dese hace mucho, pero hoy por fin pude leerlo por completo. Creo que los adjetivos para alagar tu forma de escribir inagotables, pero en resumidas palabras es un verdadero placer encontrar un fic tan bien enfocado en todos los aspectos, desde la redacción hasta la más mínima coma. Por ello, me gusta también destacar la impecable ortografía que posees, es decir, todas las tildes, comas y puntos están justo en su lugar; y es tan reconfortante poder encontrar algo así… tan bonito y atrapante.
Enserio, tu escritura es tan perfecta, realmente quimérica y hermosa; solo me hace querer leer más y más, y sé que llegará el punto en que me obsesionaré. También admiro la forma en que planteas a los personajes, sutilmente, pero aun así tienen una personalidad clara y diferenciable de cualquier otro que hacen que les pueda a llegar a tomar un cariño particular a cada uno, y pues… se lama Georgia (amarla es poco).
Me encantan las palabras que empleas en todos tus escritos, ya que —a mi parecer— en la lectura no veo verborreas, y eso me gusta; usas las palabras precisas y exactas que son capaces de lograr que el lector se imagine las situaciones muy fácilmente. Además, me parece que tiene ese toque personal que hace que tus escritos se diferencien de otros.
Considérame como una fan más. Espero el siguiente con muchas ansias. Cuídate, melliza mía ♡
Enserio, tu escritura es tan perfecta, realmente quimérica y hermosa; solo me hace querer leer más y más, y sé que llegará el punto en que me obsesionaré. También admiro la forma en que planteas a los personajes, sutilmente, pero aun así tienen una personalidad clara y diferenciable de cualquier otro que hacen que les pueda a llegar a tomar un cariño particular a cada uno, y pues… se lama Georgia (amarla es poco).
Me encantan las palabras que empleas en todos tus escritos, ya que —a mi parecer— en la lectura no veo verborreas, y eso me gusta; usas las palabras precisas y exactas que son capaces de lograr que el lector se imagine las situaciones muy fácilmente. Además, me parece que tiene ese toque personal que hace que tus escritos se diferencien de otros.
Considérame como una fan más. Espero el siguiente con muchas ansias. Cuídate, melliza mía ♡
Sophia.
Re: overcoming. | harry styles.
por Invitado Sáb 26 Oct 2013, 8:38 pm
me suena a que uno de los dos necesita tutoría... 
¡ANDALE DEYA SUBE LA SEGUNDA PARTE! no quiero nada más largo, sabes que no soy de testamentos 
¡ANDALE DEYA SUBE LA SEGUNDA PARTE! no quiero nada más largo, sabes que no soy de testamentos Invitado
Invitado
Re: overcoming. | harry styles.
por Charlie. Vie 01 Nov 2013, 7:56 am
Desha, amore mío :c tenía la intención de comentar antes, pero sinceramente se me había olvidado. Lo siento. akjsdadlkald me encantó el capítulo, mujer 
. La actitud de Georgia me encanta, además es reacia los deportes igual que yo xd, será porque tengo dos pies izquierdos e.é. jdlkasd quiero saber de ese favor que le pidó el profesor y que hace Haroldo ahí :c adjslkad. Espero que puedas seguirla pronto amor, y que me disculpes por tardar tanto en comentar :c Te amo, quesoesposa 
Cuídate, besoootes<3
. La actitud de Georgia me encanta, además es reacia los deportes igual que yo xd, será porque tengo dos pies izquierdos e.é. jdlkasd quiero saber de ese favor que le pidó el profesor y que hace Haroldo ahí :c adjslkad. Espero que puedas seguirla pronto amor, y que me disculpes por tardar tanto en comentar :c Te amo, quesoesposa Cuídate, besoootes<3
Charlie.
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un favor que se pide y no se puede negar. parte II.
por Kurt. Miér 06 Nov 2013, 5:24 pm
Capítulo IV:
Un favor que se pide y no se puede negar.
Segunda parte.
Styles se acercó a donde yo me encontraba, junto con el profesor, esperando a que el aula quedara vacía, para poder mantener la conversación tranquila y privada.
—Los esperan en la oficina de dirección, pero voy a tener que acompañarlos, sólo esperen a que recoja mis cosas.
Ambos asentimos con la cabeza. ¿Qué quería? ¿Qué tenía que ver yo con el idiota de Harry Styles? Mis manos se cerraron con más fuerza alrededor de mis libros.
—Oye, vas a desbaratar el libro —susurró acercándose a mi oído.
Un escalofrío recorrió mi espina dorsal al sentir su cálido aliento en mi oreja, y en un acto reflejo me estremecí, para luego apartarme un paso de distancia de él.
—Espacio personal, pervertido —murmuré, cuidando que el profesor no nos escuchara.
Soltó una risita por lo bajo.
—Muy bien, podemos ir.
En el camino a dirección mis manos comenzaron a sudar contra la pasta del libro y el cuaderno, más bien por coraje que por nervios de lo que fuera a suceder.
Una vez que llegamos, en el camino crucé miradas con Martha y con Hilda, quienes nos miraban atentas. Me sonrieron, y yo les devolví el gesto, pero más por cortesía que por gusto.
Entramos en la oficina del director general, y me sorprendí bastante por la cantidad de profesores, contando al director general, la directora Marie —encargada de los dos últimos años—, a la directora Eréndira —ésta última encargada de los dos primeros años del instituto—, al profesor Jon —profesor de Matemáticas—, al profesor Alfred —profesor de Química—, y a la profesora Erika —profesora de Historia—. Y al parecer no fui la única, la expresión de tranquilidad y seguridad en sí mismo de Harry, vaciló un segundo al ver lo mismo que yo.
Todos ellos estaban sentados en algún sillón giratorio tapizado en cuero negro, los cuales se encontraban dispersados de manera elegante por la habitación. El profesor Jon que se mantuvo durante todo ese tiempo detrás de nosotros, se sentó en otro sillón. Mientras que el director Andrew estaba sentado, detrás de su amplio escritorio de caoba oscura.
Harry y yo permanecíamos parados, enfrente de ellos.
—Ya va, juro que soy inocente. Y puede que la haya sofocado hace un par de días, pero en serio que fue accidente, no me expulsen por favor, sé que puede ser una de sus alumnas favoritas, si no es que la favorita, pero, ¡en serio que fue un accidente! —soltó el castaño, levantando las manos en señal de inocencia, atropellando cada palabra que articulaba, obviando sus nervios.
Si no fuera tan seria y no estuviera tan acostumbrada a actuar con frialdad, me golpearía la frente por su ridículo comentario, o mejor, lo golpearía a él por semejante estupidez.
Todos los mayores soltaron una risita, algo confundidos, y aún con más motivo por mi expresión. «Éste idiota es tan tremendamente idiota, que los profesores ya se burlaron de él».
El chico se sonrojó.
—No eres culpable —comenzó el director Andrew.
Harry soltó un suspiro, aliviado.
—Al menos de un delito —concluyó—. ¿Y cómo es eso de que sofocaste a tu compañera?
Me mordí la lengua para no reírme de la expresión del rizado.
—Los hemos llamado, para hablar acerca de la cantidad de materias que has reprobado, Harry.
«Oh, no. Ya sé a qué viene esto». Pensé y apreté la mandíbula, como quien espera el último tiro de su contrincante para poder morir, finalmente.
—Oh…
Fue lo único que pudo articular en respuesta.
—Historia, Matemáticas y Química. Si no fuera por… —se calló de golpe, evitando soltar información de la cual no estaría autorizado en decir—. Si no fuera porque somos considerados, tanto contigo como con tus padres, ya estarías expulsado, Styles.
—Y todo eso nos lleva a ti, estimada Georgia —intervino el profesor Jon, provocando que levantara la vista y todos ahí presentes, la tuvieran clavada en mí.
—¿Yo…?
—Creo que ya sabes a qué nos referimos. Eres demasiado inteligente, no finjas, porque no te va a servir de nada.
Bufé.
—Sí, ya lo sé, por desgracia —murmuré, en un tono demasiado bajo, cabizbaja.
—Eres una de las alumnas con mejores calificaciones en todo el instituto, y en verdad nos ayudaría a nosotros y a Harry tu colaboración con este pequeño proyecto.
Reí. Era curioso que odiara a Styles, y ahora viéndolo como un proyecto, cosa que también odio, era irónico, y justo a la medida. Todos presentes en la habitación, fruncieron el entrecejo por mi inesperada risa. Paré en seco, sonrojada por la idea de que creyeran que me estuviera volviendo loca.
—Tengo una pequeña duda.
—Intentaremos resolverla.
—Apenas comenzamos el ciclo escolar, ¿no es así? ¿Por qué a tan temprana hora le debo de ayudar con sus calificaciones?
—Las materias mencionadas ya, fueron reprobadas el año pasado y, como también fue mencionado, fuimos muy considerados con Harry al no expulsarlo. Sin embargo, este año tiene que subir sus calificaciones sí o sí.
«Diablos».
—Pero, ¿qué pasaría con los demás chicos a los que “ayudo” también con sus calificaciones y estudios?
—Les buscaremos otra u otro tutor. Tú estarás exclusivamente para el señor Styles —respondió la profesora Erika.
—¿Y los demás cerebritos? Hay otros alumnos con mejores calificaciones que yo, profesores.
—Sí, pero todos sabemos de sobra que tu carácter es algo… Especial. Justo lo que se necesita en su compañero.
Tanto mi mandíbula como mis manos alrededor de los libros se apretaron, mucho más fuerte.
—Oh, vaya, ¿y qué recibo yo a cambio?
Todos parecieron sorprendidos por el comentario.
Normalmente yo aceptaba ser tutora de demás alumnos, también aceptaba diversas cosas más que me pedían sin decir peros o pedir algo a cambio. Pero definitivamente ahora cambiaba la cosa, se trataba de Harry Styles, no de cualquier idiota que no supiera cuánto es 2 más 2.
—Bueno, no habíamos pensado en eso, pero… ¿Qué te parece…?
Se calló el director Andrew. Sonreí con aires de superioridad. Estaría difícil que escogieran un buen chantaje como para que yo aceptara.
Todos presentes intercambiaron miradas, pidiendo a gritos —telepáticamente— ayuda con mi situación. Sin embargo, ninguno me conocía lo suficiente como para saberlo.
Y entonces, como rayo destruyendo mis esperanzas de deshacerme del favor que me pedían, la directora Eréndira, habló:
—Cada uno de nosotros contactaremos con quienes sea necesario, para que de Universidad, logres estar en una de las mejores… Del mundo.
Mis ojos se abrieron de golpe y mi agarre a los libros fue perdiendo intensidad.
Mi sueño, lo estaba usando en mi contra. Qué sucio movimiento. Qué sucia su manera de jugar. ¡Qué sucia ella!
En años anteriores, cuando ambas estábamos a solas en el auto, en pleno trayecto por ir a algún concurso entre las escuelas de la localidad, conversábamos. Yo le contaba acerca de la situación de mi familia, mis ganas por salir adelante, terminar mis estudios completos y salir del país, incluso si se podía del continente. Pero también le conté que era bastante difícil por mi falta de recursos económicos.
Mis rodillas se debilitaron y mis ojos se iluminaron en esperanza.
—¿Habla en serio, profesora?
—Más en serio que nunca en mi vida, Georgia —me guiñó el ojo, satisfecha por mi reacción-respuesta.
—Yo… Está bien, acepto.
—Los esperan en la oficina de dirección, pero voy a tener que acompañarlos, sólo esperen a que recoja mis cosas.
Ambos asentimos con la cabeza. ¿Qué quería? ¿Qué tenía que ver yo con el idiota de Harry Styles? Mis manos se cerraron con más fuerza alrededor de mis libros.
—Oye, vas a desbaratar el libro —susurró acercándose a mi oído.
Un escalofrío recorrió mi espina dorsal al sentir su cálido aliento en mi oreja, y en un acto reflejo me estremecí, para luego apartarme un paso de distancia de él.
—Espacio personal, pervertido —murmuré, cuidando que el profesor no nos escuchara.
Soltó una risita por lo bajo.
—Muy bien, podemos ir.
En el camino a dirección mis manos comenzaron a sudar contra la pasta del libro y el cuaderno, más bien por coraje que por nervios de lo que fuera a suceder.
Una vez que llegamos, en el camino crucé miradas con Martha y con Hilda, quienes nos miraban atentas. Me sonrieron, y yo les devolví el gesto, pero más por cortesía que por gusto.
Entramos en la oficina del director general, y me sorprendí bastante por la cantidad de profesores, contando al director general, la directora Marie —encargada de los dos últimos años—, a la directora Eréndira —ésta última encargada de los dos primeros años del instituto—, al profesor Jon —profesor de Matemáticas—, al profesor Alfred —profesor de Química—, y a la profesora Erika —profesora de Historia—. Y al parecer no fui la única, la expresión de tranquilidad y seguridad en sí mismo de Harry, vaciló un segundo al ver lo mismo que yo.
Todos ellos estaban sentados en algún sillón giratorio tapizado en cuero negro, los cuales se encontraban dispersados de manera elegante por la habitación. El profesor Jon que se mantuvo durante todo ese tiempo detrás de nosotros, se sentó en otro sillón. Mientras que el director Andrew estaba sentado, detrás de su amplio escritorio de caoba oscura.
Harry y yo permanecíamos parados, enfrente de ellos.
—Ya va, juro que soy inocente. Y puede que la haya sofocado hace un par de días, pero en serio que fue accidente, no me expulsen por favor, sé que puede ser una de sus alumnas favoritas, si no es que la favorita, pero, ¡en serio que fue un accidente! —soltó el castaño, levantando las manos en señal de inocencia, atropellando cada palabra que articulaba, obviando sus nervios.
Si no fuera tan seria y no estuviera tan acostumbrada a actuar con frialdad, me golpearía la frente por su ridículo comentario, o mejor, lo golpearía a él por semejante estupidez.
Todos los mayores soltaron una risita, algo confundidos, y aún con más motivo por mi expresión. «Éste idiota es tan tremendamente idiota, que los profesores ya se burlaron de él».
El chico se sonrojó.
—No eres culpable —comenzó el director Andrew.
Harry soltó un suspiro, aliviado.
—Al menos de un delito —concluyó—. ¿Y cómo es eso de que sofocaste a tu compañera?
Me mordí la lengua para no reírme de la expresión del rizado.
—Los hemos llamado, para hablar acerca de la cantidad de materias que has reprobado, Harry.
«Oh, no. Ya sé a qué viene esto». Pensé y apreté la mandíbula, como quien espera el último tiro de su contrincante para poder morir, finalmente.
—Oh…
Fue lo único que pudo articular en respuesta.
—Historia, Matemáticas y Química. Si no fuera por… —se calló de golpe, evitando soltar información de la cual no estaría autorizado en decir—. Si no fuera porque somos considerados, tanto contigo como con tus padres, ya estarías expulsado, Styles.
—Y todo eso nos lleva a ti, estimada Georgia —intervino el profesor Jon, provocando que levantara la vista y todos ahí presentes, la tuvieran clavada en mí.
—¿Yo…?
—Creo que ya sabes a qué nos referimos. Eres demasiado inteligente, no finjas, porque no te va a servir de nada.
Bufé.
—Sí, ya lo sé, por desgracia —murmuré, en un tono demasiado bajo, cabizbaja.
—Eres una de las alumnas con mejores calificaciones en todo el instituto, y en verdad nos ayudaría a nosotros y a Harry tu colaboración con este pequeño proyecto.
Reí. Era curioso que odiara a Styles, y ahora viéndolo como un proyecto, cosa que también odio, era irónico, y justo a la medida. Todos presentes en la habitación, fruncieron el entrecejo por mi inesperada risa. Paré en seco, sonrojada por la idea de que creyeran que me estuviera volviendo loca.
—Tengo una pequeña duda.
—Intentaremos resolverla.
—Apenas comenzamos el ciclo escolar, ¿no es así? ¿Por qué a tan temprana hora le debo de ayudar con sus calificaciones?
—Las materias mencionadas ya, fueron reprobadas el año pasado y, como también fue mencionado, fuimos muy considerados con Harry al no expulsarlo. Sin embargo, este año tiene que subir sus calificaciones sí o sí.
«Diablos».
—Pero, ¿qué pasaría con los demás chicos a los que “ayudo” también con sus calificaciones y estudios?
—Les buscaremos otra u otro tutor. Tú estarás exclusivamente para el señor Styles —respondió la profesora Erika.
—¿Y los demás cerebritos? Hay otros alumnos con mejores calificaciones que yo, profesores.
—Sí, pero todos sabemos de sobra que tu carácter es algo… Especial. Justo lo que se necesita en su compañero.
Tanto mi mandíbula como mis manos alrededor de los libros se apretaron, mucho más fuerte.
—Oh, vaya, ¿y qué recibo yo a cambio?
Todos parecieron sorprendidos por el comentario.
Normalmente yo aceptaba ser tutora de demás alumnos, también aceptaba diversas cosas más que me pedían sin decir peros o pedir algo a cambio. Pero definitivamente ahora cambiaba la cosa, se trataba de Harry Styles, no de cualquier idiota que no supiera cuánto es 2 más 2.
—Bueno, no habíamos pensado en eso, pero… ¿Qué te parece…?
Se calló el director Andrew. Sonreí con aires de superioridad. Estaría difícil que escogieran un buen chantaje como para que yo aceptara.
Todos presentes intercambiaron miradas, pidiendo a gritos —telepáticamente— ayuda con mi situación. Sin embargo, ninguno me conocía lo suficiente como para saberlo.
Y entonces, como rayo destruyendo mis esperanzas de deshacerme del favor que me pedían, la directora Eréndira, habló:
—Cada uno de nosotros contactaremos con quienes sea necesario, para que de Universidad, logres estar en una de las mejores… Del mundo.
Mis ojos se abrieron de golpe y mi agarre a los libros fue perdiendo intensidad.
Mi sueño, lo estaba usando en mi contra. Qué sucio movimiento. Qué sucia su manera de jugar. ¡Qué sucia ella!
En años anteriores, cuando ambas estábamos a solas en el auto, en pleno trayecto por ir a algún concurso entre las escuelas de la localidad, conversábamos. Yo le contaba acerca de la situación de mi familia, mis ganas por salir adelante, terminar mis estudios completos y salir del país, incluso si se podía del continente. Pero también le conté que era bastante difícil por mi falta de recursos económicos.
Mis rodillas se debilitaron y mis ojos se iluminaron en esperanza.
—¿Habla en serio, profesora?
—Más en serio que nunca en mi vida, Georgia —me guiñó el ojo, satisfecha por mi reacción-respuesta.
—Yo… Está bien, acepto.
Kurt.
Re: overcoming. | harry styles.
por Invitado Miér 06 Nov 2013, 6:30 pm
¡Acepto! ¡Georgia a Aceptado! 
<3 con un chantaje pero igual acepto :meh:.
<3 con un chantaje pero igual acepto :meh:.Si perdió esas materias es por que va allá a calentar el pupitre y a deporte (?) 
lo que hacen los nervios 
, looool, se lanzó al agua el sólito y los pensamientos de Georgia
, looool, se lanzó al agua el sólito y los pensamientos de Georgia " me golpearía la frente por su ridículo comentario, o mejor, lo golpearía a él por semejante estupidez" ah, que me reí un buen en esa parte.
Georgia ya tiene el futuro asegurado <3 se alejara de su molesta familia y se ira del país, claro solo si logra que Harry no pierda las materias, uhm no que las recupere (?), sera un trabajo muy duro 
ah, pero ¡paciencia Georgia estamos contigo! (?).
<3 se alejara de su molesta familia y se ira del país, claro solo si logra que Harry no pierda las materias, uhm no que las recupere (?), sera un trabajo muy duro ah, pero ¡paciencia Georgia estamos contigo! (?).Bueno, ya<3 esta genial el capítulo<3 siempre dejándome con ganas de leer más:c<3 uh, eso; cuídate<3.
Invitado
Invitado
Re: overcoming. | harry styles.
por Invitado Miér 06 Nov 2013, 8:12 pm
¡Deya! aquí Britt. Dije que me pasaría por aquí, y pues, llegué (?). Me leí todos los capítulos y ni hice el trabajo porque tu fic es adictiva:c bueno, ¿Cómo empiezo? amé, más bien adoré este fic, creo que podría decir que es mi favorito. Amé a Georgia, se me hace parecida a una prima. No soy de testamentos largos, porque me da paja hacerlos, pero debes saber que me encantó. Escribes perfecto<3. Harry es un estúpido, con todas sus letras, todas. Y más encima creyó que los llamaron porque sofocó a Georgia xd. Eso, amo como narras y no escribo más por dos cosas: Tengo flojera y sueño:c bye<3. Y síguela, eh.
Invitado
Invitado
Re: overcoming. | harry styles.
por faanny123 Miér 06 Nov 2013, 8:40 pm
síguela me encanta me muero por leer el siguiente capitulo!
faanny123
un nuevo acosador.
por Kurt. Sáb 09 Nov 2013, 6:32 pm
Capítulo V:
Un nuevo acosador
Tomé los libros que llevaría para hacer tarea, desganada. Me sentía… Pésimo. Pero, todo tendría recompensa, y eso era lo único que me consolaba. ¿Quién hubiese pensado que la única manera de conseguir mi idea de “buena vida” sería primero enseñando a una de las personas más irritables?
—¿Oíste que ya publicaron los resultados de las academias deportivas?
Una voz femenina logró captar mi atención. Acomodé mi mochila de correa alrededor de mi hombro derecho, lentamente, mientras me incorporaba del pupitre.
—Por supuesto, ¡vamos a ver! —chilló en respuesta otra.
Levanté mi mirada y me encontré con Megan Moon y Alice Kent, las dos soplonas de mi generación. Mejores amigas que no se perdían ni de una sola noticia. Se encontraban por instinto siempre en el cotilleo. Ambas salieron por la puerta y con los brazos entrecruzados mutuamente, entre saltitos, se dirigieron a la parte trasera del gimnasio, donde estarían colgadas las listas con los resultados de los ya mencionados.
Me dirigí hacia donde mismo. Sí o sí debí de haber quedado en voleibol.
Ya por no recordar los profesores de los distintos multideportes, cometí el error de inscribirme en el que el docente era el profesor Charles, un amigo de la familia, al cual apodaban “el conejo”. ¿Explicación? Al sonreír —supongo yo—, las arrugas alrededor de sus ojos, tomando dichas como… ¿Los bigotes de los conejos? No, ni idea. Pero algo así debía de ser. El punto era que, ese profesor se aligeraba conmigo al ser alguien conocida y siempre que me veía me llamaba “Katesita” por el nombre de mi madre. Kate.
Y por supuesto que no aguantaría una o dos horas el que el dichoso profesor no parara de llamarme así. No, desde luego que no.
Apreté la mandíbula al ver la cantidad de alumnos empujándose entre ellos para poder ver las listas. Era el mismísimo infierno. ¡Pobres los chicos de segundo! Eran nuevos en eso y al ser de tamaño más pequeño, sufrían más las consecuencias de ser empujados sin compasión. Yo por fortuna era alta y muy brusca, a decir verdad, así que no tendría dudas para codear a cualquiera que quisiera hacer lo mismo conmigo.
Chicas de último año se habrían paso sin dificultad, aunque de seguro, no faltaría quien chocara con ellas “accidentalmente”… Digo, para aprovechar hasta el más mínimo contacto físico con sus atributos. Otras de segundo pasaban tímidas y cabizbajas, casi rezando para no ser asesinadas en el intento. En cuanto a los chicos… Algunos salían aventados y terminaban con moretones.
Revisé la hora en mi iPhone. Me encogí de hombros. Podría esperar a que todos se fueran y evitar la casi tercera guerra mundial. Recorrí con la mirada el perímetro: había pocos inteligentes más, que como yo, decidieron esperar.
«Entre inteligentes nos entendemos».
Casi diez minutos después, quedábamos al menos unos quince alumnos. Me levanté de la bardita que separaba el sendero del césped y tomé mi mochila. Me acerqué a pasos rápidos, cruzando los dedos.
No pude evitar sonreír al asegurarme de haber quedado en la academia de voleibol.
Sábado en la mañana. Mi alarma resonó en el silencio sepulcral que invadía mi casa. Apreté mis párpados contra mis ojos y tanteando intenté dar con el reloj, para acabar con ese pitido que comenzaba a agotar mi pequeñísima paciencia. Una vez apagado, me quejé y no me importó el poder despertar a mi madre o a mi abuelo.
—No, no, no… —repetía una y otra vez, encaminándome hacia el baño—. ¿Por qué demonios escogiste voleibol, Georgia Walker, huh? ¡Idiota! Bien sabías que no te querrías levantar a tan temprana hora… Ay —me dí golpes en la frente, aun totalmente somnolienta y con los ojos cerrados.
Arrastraba los pies, cansada. No paraba de reprocharme.
Me abrazaba a mí misma, frotando mis brazos en un intento de proporcionarme calor. Estaba en la parada de autobús. Sí, me iría en autobús. Pero el condenado no llegaba, abandonándome en un insoportable frío.
—Malditos sean todos… —refunfuñé y asimismo froté mis manos—. ¡Oh, señor autobús, por fin llega! ¡Lo he estado esperando por tanto tiempo como no tiene idea, coquetón! —fruncí el entrecejo al percatarme de que… Estaba hablando sola.
«Despertarme a tan temprana hora en sábado; definitivamente me afecta».
Una vez que el enorme vehículo pintado de amarillo se detuvo delante de mí, apreté mis labios, formando una línea recta. Las puertas se abrieron y pasé, caminando con pasos firmes.
Rápidamente, eché un vistazo a todos los presentes en autobús. Unos pocos estudiantes —aproximadamente unos 5 o 6— estaban esparcidos por los distintos asientos, sin marcar grupos sociales. Estaban lo suficientemente ocupados tratando de no dormirse como para presumirme su capacidad para socializar.
Tomé asiento en uno de los sillones desgastados cerca de las puertas. Suspiré y pegué mi sien a la ventanilla. Cerré los ojos y en menos de un minuto, todo a mi alrededor desapareció, me sumergí en una oscuridad, profunda y cómoda.
Un golpecito en mi hombro me despertó. Abrí mis ojos y los tallé, gruñendo por quedarme dormida. Busqué con la mirada al que me despertó. Y ahí estaba. Harry, sonriendo sin mostrar sus dientes, muy cerca de mi rostro, por desgracia. Salté en acto reflejo y mi cabeza golpeó contra el vidrio de la ventana. Con una mueca de disgusto, sobé la parte lesionada de mi cráneo.
Detrás de Harry, el conductor del autobús tenía cara de fastidio y me observaba, desesperado y seguramente preguntándose a qué hora se nos daría la gana de salir de su autobús.
—Buenos días, dormilona —murmuró Harry, parándose erguido, sus brazos en jarras—. Deberías dormir en las noches, como la gente normal. Aunque dudo que seas alguien normal —añadió entre dientes.
Me acomodé mi chamarra blanca, que en las muñecas de las mangas eran adornadas con la bandera de Inglaterra. Ya nadie se encontraba en el autobús, sólo el conductor, Harry y yo. Entrecerré los ojos hacia él, sin despegar mis labios para contestarle. Pasaron diez segundos en silencio, y ambos seguíamos viéndonos sin decir nada. Finalmente y desesperada, me atreví a preguntarle.
—¿Qué hace alguien como tú en un autobús? ¿Que no se supone que tienes tu propio coche?
—Lo tengo, y no, no vine en autobús. Simplemente… —dejó caer sus hombros y hasta entonces, me percaté que había estado rígido. Su sonrisa desapareció—. Olvídalo. Ya es tarde, tu clase de voleibol comenzará en un minuto —me informó una vez que sacó su iPhone para verificar la hora.
—¿Cómo sabes que estoy en voleibol? —mordí mi lengua antes de decir algo más.
Su sonrisa apareció de nuevo, sin revelar su dentadura, y le contagió hasta sus ojos. Levantó ambos hombros con indiferencia.
—Digamos que me tomé la molestia de investigar un poco a mi nueva tutora.
Apreté los dientes y asentí sin darle importancia. Me levanté y fue tan repentino mi movimiento, que sobresaltó hacia atrás, sorprendido.
—No te golpearé, no temas —quise bromear, pero en lugar de una sonrisa, una mueca fue lo que se formó en mis labios—. Pero tal vez deberías dejar de acosar a niñas indefensas.
—Por lo que sé, no eres tan indefensa. Se nota a largas tu mal genio y tu imprudencia de golpear personas.
Enarqué una ceja. Ambos estábamos muy cerca, a lo mucho quince centímetros era lo único que nos separaba.
—¿Me has visto golpeando a alguien o es que acaso eso lo tiene registrado el gobierno, señor mafioso?
Rió por mi comentario y de nuevo, se encogió de hombros.
—Tal vez, tal vez —dio media vuelta y caminó hacia la salida. No me dio una respuesta, o al menos no la que quería. Antes de salir completamente del autobús, asomó su cabeza y me sonrió—. Me gusta ese apodo, Walker.
La clase comenzó y el profesor luego de pasar lista, nos ordenó correr por diez minutos alrededor de la enorme cancha de fútbol rápido.
Por fortuna para nosotros, el sol se ocultaba detrás de una enorme nube y por eso no teníamos que cargar a parte con el calor insoportable y los rayos del sol irritantes. Aunque el frío seguía y yo también continuaba congelándome.
Ya habían pasado 6 minutos y mis pulmones ardían, al igual que los músculos en mis pantorrillas y yo comenzaba a quedarme se aire. Paré de correr, apoyando mis manos en mis rodillas, encorvando mi cuerpo. Trataba de recuperarme. Al igual que otros débiles como yo, que se encontraban en la misma situación. Los más “fuertes” seguían corriendo y otros conversaban entre sí mientras medio corrían, medio trotaban.
Levanté mi vista hacia la cancha a un lado.
Era más como un terreno cubierto de un verde césped corto, natural —no como el de fútbol rápido, que era césped artificial—, de unos 100 metros cuadrados. Ahí se encontraban los miembros de fútbol americano. El entrenador los dividió en dos grupos: uno trotaba con un ritmo constante alrededor de la cancha —el entrenador contaba con un cronómetro en mano, midiendo y observándolos; en su rostro no había ni una sonrisa ni un deje de fastidio, le daba un aspecto frívolo—, y el segundo se ejercitaba a partir de lagartijas. Algunos ya cansados, pararon un segundo para tomar una bocanada de aire y continuaban, mientras que por otro lado, otros no paraban. Sudor les recorría la frente, adhiriendo su cabello a la misma. Harry se encontraba entre ellos.
Por un segundo paró, manteniendo su posición para hacer lagartijas, y su mirada conectó con la mía. Luché interiormente para evitar fijar mi vista en otro lado: no demostraría debilidad. Su mirada era penetrante y fría y, aunque estuviéramos a muchos metros de distancia, sentía su pesadez. Mi vista era mala —tenía miopía— y no traía puestos mis lentes, pero de manera sorprendente, pude distinguir sin dificultad el subir y bajar de su pecho cuando respiraba. Suspiró y volvió a su trabajo.
Solté el aire que sin darme cuenta había estado reteniendo.
—¿Oíste que ya publicaron los resultados de las academias deportivas?
Una voz femenina logró captar mi atención. Acomodé mi mochila de correa alrededor de mi hombro derecho, lentamente, mientras me incorporaba del pupitre.
—Por supuesto, ¡vamos a ver! —chilló en respuesta otra.
Levanté mi mirada y me encontré con Megan Moon y Alice Kent, las dos soplonas de mi generación. Mejores amigas que no se perdían ni de una sola noticia. Se encontraban por instinto siempre en el cotilleo. Ambas salieron por la puerta y con los brazos entrecruzados mutuamente, entre saltitos, se dirigieron a la parte trasera del gimnasio, donde estarían colgadas las listas con los resultados de los ya mencionados.
Me dirigí hacia donde mismo. Sí o sí debí de haber quedado en voleibol.
Ya por no recordar los profesores de los distintos multideportes, cometí el error de inscribirme en el que el docente era el profesor Charles, un amigo de la familia, al cual apodaban “el conejo”. ¿Explicación? Al sonreír —supongo yo—, las arrugas alrededor de sus ojos, tomando dichas como… ¿Los bigotes de los conejos? No, ni idea. Pero algo así debía de ser. El punto era que, ese profesor se aligeraba conmigo al ser alguien conocida y siempre que me veía me llamaba “Katesita” por el nombre de mi madre. Kate.
Y por supuesto que no aguantaría una o dos horas el que el dichoso profesor no parara de llamarme así. No, desde luego que no.
Apreté la mandíbula al ver la cantidad de alumnos empujándose entre ellos para poder ver las listas. Era el mismísimo infierno. ¡Pobres los chicos de segundo! Eran nuevos en eso y al ser de tamaño más pequeño, sufrían más las consecuencias de ser empujados sin compasión. Yo por fortuna era alta y muy brusca, a decir verdad, así que no tendría dudas para codear a cualquiera que quisiera hacer lo mismo conmigo.
Chicas de último año se habrían paso sin dificultad, aunque de seguro, no faltaría quien chocara con ellas “accidentalmente”… Digo, para aprovechar hasta el más mínimo contacto físico con sus atributos. Otras de segundo pasaban tímidas y cabizbajas, casi rezando para no ser asesinadas en el intento. En cuanto a los chicos… Algunos salían aventados y terminaban con moretones.
Revisé la hora en mi iPhone. Me encogí de hombros. Podría esperar a que todos se fueran y evitar la casi tercera guerra mundial. Recorrí con la mirada el perímetro: había pocos inteligentes más, que como yo, decidieron esperar.
«Entre inteligentes nos entendemos».
Casi diez minutos después, quedábamos al menos unos quince alumnos. Me levanté de la bardita que separaba el sendero del césped y tomé mi mochila. Me acerqué a pasos rápidos, cruzando los dedos.
No pude evitar sonreír al asegurarme de haber quedado en la academia de voleibol.
Sábado en la mañana. Mi alarma resonó en el silencio sepulcral que invadía mi casa. Apreté mis párpados contra mis ojos y tanteando intenté dar con el reloj, para acabar con ese pitido que comenzaba a agotar mi pequeñísima paciencia. Una vez apagado, me quejé y no me importó el poder despertar a mi madre o a mi abuelo.
—No, no, no… —repetía una y otra vez, encaminándome hacia el baño—. ¿Por qué demonios escogiste voleibol, Georgia Walker, huh? ¡Idiota! Bien sabías que no te querrías levantar a tan temprana hora… Ay —me dí golpes en la frente, aun totalmente somnolienta y con los ojos cerrados.
Arrastraba los pies, cansada. No paraba de reprocharme.
Me abrazaba a mí misma, frotando mis brazos en un intento de proporcionarme calor. Estaba en la parada de autobús. Sí, me iría en autobús. Pero el condenado no llegaba, abandonándome en un insoportable frío.
—Malditos sean todos… —refunfuñé y asimismo froté mis manos—. ¡Oh, señor autobús, por fin llega! ¡Lo he estado esperando por tanto tiempo como no tiene idea, coquetón! —fruncí el entrecejo al percatarme de que… Estaba hablando sola.
«Despertarme a tan temprana hora en sábado; definitivamente me afecta».
Una vez que el enorme vehículo pintado de amarillo se detuvo delante de mí, apreté mis labios, formando una línea recta. Las puertas se abrieron y pasé, caminando con pasos firmes.
Rápidamente, eché un vistazo a todos los presentes en autobús. Unos pocos estudiantes —aproximadamente unos 5 o 6— estaban esparcidos por los distintos asientos, sin marcar grupos sociales. Estaban lo suficientemente ocupados tratando de no dormirse como para presumirme su capacidad para socializar.
Tomé asiento en uno de los sillones desgastados cerca de las puertas. Suspiré y pegué mi sien a la ventanilla. Cerré los ojos y en menos de un minuto, todo a mi alrededor desapareció, me sumergí en una oscuridad, profunda y cómoda.
Un golpecito en mi hombro me despertó. Abrí mis ojos y los tallé, gruñendo por quedarme dormida. Busqué con la mirada al que me despertó. Y ahí estaba. Harry, sonriendo sin mostrar sus dientes, muy cerca de mi rostro, por desgracia. Salté en acto reflejo y mi cabeza golpeó contra el vidrio de la ventana. Con una mueca de disgusto, sobé la parte lesionada de mi cráneo.
Detrás de Harry, el conductor del autobús tenía cara de fastidio y me observaba, desesperado y seguramente preguntándose a qué hora se nos daría la gana de salir de su autobús.
—Buenos días, dormilona —murmuró Harry, parándose erguido, sus brazos en jarras—. Deberías dormir en las noches, como la gente normal. Aunque dudo que seas alguien normal —añadió entre dientes.
Me acomodé mi chamarra blanca, que en las muñecas de las mangas eran adornadas con la bandera de Inglaterra. Ya nadie se encontraba en el autobús, sólo el conductor, Harry y yo. Entrecerré los ojos hacia él, sin despegar mis labios para contestarle. Pasaron diez segundos en silencio, y ambos seguíamos viéndonos sin decir nada. Finalmente y desesperada, me atreví a preguntarle.
—¿Qué hace alguien como tú en un autobús? ¿Que no se supone que tienes tu propio coche?
—Lo tengo, y no, no vine en autobús. Simplemente… —dejó caer sus hombros y hasta entonces, me percaté que había estado rígido. Su sonrisa desapareció—. Olvídalo. Ya es tarde, tu clase de voleibol comenzará en un minuto —me informó una vez que sacó su iPhone para verificar la hora.
—¿Cómo sabes que estoy en voleibol? —mordí mi lengua antes de decir algo más.
Su sonrisa apareció de nuevo, sin revelar su dentadura, y le contagió hasta sus ojos. Levantó ambos hombros con indiferencia.
—Digamos que me tomé la molestia de investigar un poco a mi nueva tutora.
Apreté los dientes y asentí sin darle importancia. Me levanté y fue tan repentino mi movimiento, que sobresaltó hacia atrás, sorprendido.
—No te golpearé, no temas —quise bromear, pero en lugar de una sonrisa, una mueca fue lo que se formó en mis labios—. Pero tal vez deberías dejar de acosar a niñas indefensas.
—Por lo que sé, no eres tan indefensa. Se nota a largas tu mal genio y tu imprudencia de golpear personas.
Enarqué una ceja. Ambos estábamos muy cerca, a lo mucho quince centímetros era lo único que nos separaba.
—¿Me has visto golpeando a alguien o es que acaso eso lo tiene registrado el gobierno, señor mafioso?
Rió por mi comentario y de nuevo, se encogió de hombros.
—Tal vez, tal vez —dio media vuelta y caminó hacia la salida. No me dio una respuesta, o al menos no la que quería. Antes de salir completamente del autobús, asomó su cabeza y me sonrió—. Me gusta ese apodo, Walker.
La clase comenzó y el profesor luego de pasar lista, nos ordenó correr por diez minutos alrededor de la enorme cancha de fútbol rápido.
Por fortuna para nosotros, el sol se ocultaba detrás de una enorme nube y por eso no teníamos que cargar a parte con el calor insoportable y los rayos del sol irritantes. Aunque el frío seguía y yo también continuaba congelándome.
Ya habían pasado 6 minutos y mis pulmones ardían, al igual que los músculos en mis pantorrillas y yo comenzaba a quedarme se aire. Paré de correr, apoyando mis manos en mis rodillas, encorvando mi cuerpo. Trataba de recuperarme. Al igual que otros débiles como yo, que se encontraban en la misma situación. Los más “fuertes” seguían corriendo y otros conversaban entre sí mientras medio corrían, medio trotaban.
Levanté mi vista hacia la cancha a un lado.
Era más como un terreno cubierto de un verde césped corto, natural —no como el de fútbol rápido, que era césped artificial—, de unos 100 metros cuadrados. Ahí se encontraban los miembros de fútbol americano. El entrenador los dividió en dos grupos: uno trotaba con un ritmo constante alrededor de la cancha —el entrenador contaba con un cronómetro en mano, midiendo y observándolos; en su rostro no había ni una sonrisa ni un deje de fastidio, le daba un aspecto frívolo—, y el segundo se ejercitaba a partir de lagartijas. Algunos ya cansados, pararon un segundo para tomar una bocanada de aire y continuaban, mientras que por otro lado, otros no paraban. Sudor les recorría la frente, adhiriendo su cabello a la misma. Harry se encontraba entre ellos.
Por un segundo paró, manteniendo su posición para hacer lagartijas, y su mirada conectó con la mía. Luché interiormente para evitar fijar mi vista en otro lado: no demostraría debilidad. Su mirada era penetrante y fría y, aunque estuviéramos a muchos metros de distancia, sentía su pesadez. Mi vista era mala —tenía miopía— y no traía puestos mis lentes, pero de manera sorprendente, pude distinguir sin dificultad el subir y bajar de su pecho cuando respiraba. Suspiró y volvió a su trabajo.
Solté el aire que sin darme cuenta había estado reteniendo.
- ya llegó papi kurt.(?):
vale, ahora que lo releí se ve re aburrido, pero espero les haya causado intriga o algo por el estilo el capítulo. xd. a partir de este momento ya no contestaré comentarios individualmente a menos que esté de buen humor y sobre cargada de energías -lo cual dudo que llegue a pasar-, pues saben que de personas flojas, flojas, deya se encuentra entre ellas.
y bueno, bienvenidas a las nuevas, en verdad me alegro muchísimo de tenerlas por acá. y gracias a las que han continuado comentando.<3 sé que últimamente ya casi nadie se pasa por acá, pero aprecio a quienes continúan haciéndolo.:3 ciao, las amo.<3
Kurt.
Re: overcoming. | harry styles.
por flor-i Sáb 09 Nov 2013, 9:10 pm
A mi me encanto el capitulo y AMO la novela.
Seguilaaaaaaaaaa ♥
Seguilaaaaaaaaaa ♥
flor-i
Re: overcoming. | harry styles.
por faanny123 Dom 10 Nov 2013, 8:20 pm
me encanto, me encanto, me encanto<3, amo que la protagonista no sea como las demás es tan maldita y hermosamente mamona, síguela lo mas pronto que puedas
faanny123
Re: overcoming. | harry styles.
por 1DHZLNL Dom 10 Nov 2013, 10:14 pm
Hola soy tu nueva sexy :shakeitbb: 
lectora 
:vicplz:
me encanta como escribes
:ilusion: 
tu novela es genial
:teespio:
espero que la sigas pronto porque me dejaste con las ganas :jejeje: claro de leer más verdad... :maloso:
bueno creo que tengo que irme si no me van a regañar :misery: espero que estés bien :amor: cuídate :bye:
lectora :vicplz: me encanta como escribes
:ilusion: tu novela es genial
:teespio: espero que la sigas pronto porque me dejaste con las ganas :jejeje: claro de leer más verdad... :maloso:
bueno creo que tengo que irme si no me van a regañar :misery: espero que estés bien :amor: cuídate :bye:
1DHZLNL
Re: overcoming. | harry styles.
por Invitado Lun 11 Nov 2013, 11:54 am
Papi Kurt llego con un nuevo cap; 
(???) lol.
(???) lol.por alguna razón me causo gracia lo del "el conejo" XDDDD. En la parte de los empujones, me recuerda a mi colegio 
¡nunca tienen orden! :oo y siempre me toca esperar como Georgiac: o mando a compañeros para que me avisen luego .
¡nunca tienen orden! :oo y siempre me toca esperar como Georgiac: o mando a compañeros para que me avisen luego .asdfghjk:ccc ok<3 La flojera dominara al mundo coff los flojos dominamos el mundo coff ik<3.
coff los flojos dominamos el mundo coff ik<3.so...eso, ciao<3
Invitado
Invitado
Re: overcoming. | harry styles.
por Invitado Dom 17 Nov 2013, 11:25 am
no sé por qué, pero amo los libros y novelas donde el chico es un acosador y está en todas partes donde va la prota aka Georgia. Me hace reírme sola Georgia es una nerd realista (?) porque en las otras fics o novelas juveniles, la prota es nerd, pero venga que se viste como barbie solo porque su mejor amiga la obliga (?) por eso, damas y caballeros, me enamoré de Georgia yporquemelaimaginocomodeya.
Georgia es una nerd realista (?) porque en las otras fics o novelas juveniles, la prota es nerd, pero venga que se viste como barbie solo porque su mejor amiga la obliga (?) por eso, damas y caballeros, me enamoré de Georgia Invitado
Invitado
Re: overcoming. | harry styles.
por Lucile Malfoy Finnigan Dom 17 Nov 2013, 2:30 pm
Hi que puedo decir, me llamo Lucia, amo tu nove asi qe mejor acostumbrate a mis comentarios okno.
Ps: SIGUELA
Ps: SIGUELA
Lucile Malfoy Finnigan
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