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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Madness in Dazzle |NC|
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Re: Madness in Dazzle |NC|
Danger. escribió:So, geme. Ya sabes que me encanta todo lo que haces y esta no fue la excepción :A:Adoré la relación Keith-Cam y bueno, no soy buena con los comentarios, creo que es lo único en lo que soy mala :lims: ah. JAJAJAJAJAJAJAJA, ay sonó muy egocéntrico :c Bueno, te amo ♥
Gracias en serio por comentar. ;-; Sabía que tú no me ignorarías.(?) ;-; Aw, tú sabes que yo igual, preciosa.<3 ;-; Everything you do it's super duper cute and i can't stand it.(?) <333 Sobre lo egocéntrica, ya sabes mi opinión.(?) xd. Estás perfecta así.<3 Y no te preocupes por el comentario, lo importante fue que lo hiciste y sabes que eso significa demasiado para mí. ;-; Yo más.<3
Kurt.
Re: Madness in Dazzle |NC|
Kurt. escribió:Gracias en serio por comentar. ;-; Sabía que tú no me ignorarías.(?) ;-; Aw, tú sabes que yo igual, preciosa.<3 ;-; Everything you do it's super duper cute and i can't stand it.(?) <333 Sobre lo egocéntrica, ya sabes mi opinión.(?) xd. Estás perfecta así.<3 Y no te preocupes por el comentario, lo importante fue que lo hiciste y sabes que eso significa demasiado para mí. ;-; Yo más.<3
te amo mucho y no creo poder soportarlo ;-; *revienta*
Invitado
Invitado
Re: Madness in Dazzle |NC|
Danger. escribió:te amo mucho y no creo poder soportarlo ;-; *revienta*
♥
Kurt.
Re: Madness in Dazzle |NC|
Güer is Bárbu? wi nid jerrrrrr. Ya se pasó por un día:c Y yo que quería leer a Keith ¿Qué hacemó'h?
ivashkova.
Re: Madness in Dazzle |NC|
Perdóooooooooooooon :cc Es que tengo cuatro exámenes de mitad de año en esta semana y si bien ya empecé el capítulo está demasiado corto y no quiero dejarlo a medias, quiero hacer las cosas bien :c Ustedes díganme si lo subo así o... algo.
Invitado
Invitado
Re: Madness in Dazzle |NC|
Lionel Jones
"Era una noche lluviosa, lo único que bueno de eso, era que no habían truenos. Esas cosas hacían que se me pusiera la carne de gallina. Claro, yo no tenía miedo, yo sólo era un niño que odiaba el ruido.
Me recosté en el asiento del coche para luego cruzar los brazos. Aún podía recordar que estaba molesto de algo y le había gritado a mi mamá unas horas antes de partir... Ya para el día de hoy, no recordaba de qué.
Alcé mi vista un momento, para ver en el espejo retrovisor, los ojos de mi madre, se veía algo triste, pero me sonrió. Yo sólo me le quedé viendo y giré mi vista para ver a mi hermano gemelo, Jake, entretenido con su gameboy junto con una cara mejor que la mía.
Bufé un poco, había olvidado mi gameboy en cada y el viaje duraría unas horas más. En ese momento, me estaba muriendo del aburrimiento.
Fue ahí cuando..."
[...]
Abrí los ojos de golpe, tragando saliva mientras me llevaba una mano a mi frente para limpiar el sudor y tomar respiros hondos.—Muy bien Maximus, tranquilízate, fue solo un sueño, no pasa nada.-Me decía una y otra vez a mi mismo.— No pasó nada... — Bufé un poco y me recosté, en lo que parecía ser, el sofá de mi sala. Al parecer me había quedado dormido mientra veía un película en la televisión. Ya ni siquiera recordaba de que se trataba.
Apagué el televisor y me digne a tomar una posición de sentado para estirarme un poco, tronar un poco mi espalda y bostezar.
Miré a mi alrededor por unos minutos, para luego ver que esta casa estaba patas arriba, ¿Cuándo fue la última vez que me dediqué a limpiarla? Quizás la semana pasada... O el mes pasado. Ni idea, ya tenía que limpiar y ordernar un poco esté lugar, ya que, no soy el único que vive en este casa.
En el momento que recordé que no vivía solo, miré por todos lados y buscar alguna señal de vida de Jake. Nada, ¿Qué tanto haría ese maldito? Fijé mi vista en el reloj de mesa que estaba posado encima del televisor, eran las nueve con trece de la noche. No era tan tarde, de seguro se fue a pasar la noche con Lineth, o con Keith, o qué sé yo, ese chico tenía más amigos que yo. Reí un poco entre dientes para luego levantarme del sofá, dirigirme a la cocina y servirme un vaso de jugo de naranja. Ni sabía el por qué elegí jugo de naranja, cuando pude haber agarrado leche, agua o algo más que esto, pero al parecer, era lo único que había. Hice una pequeña nota mental en ir a comprar el fin de semana por más comida.
Bostecé de nuevo. Si alguien viera mi rostro en este momento, notaría como las ojeras en mis ojos se hacían más grandes. La verdad, por más cansado que me viera, no tenía ni una simple gota de sueño, creo que sufría de insomnio... De nuevo. Suspiré. Eso no era nuevo para mi, estaba acostumbrado a este tipo de situaciones desde que tenía nueve años de edad. Me relamí un poco los labios y suspiré ligeramente, tal vez, lo qué en realidad necesitaba en este momento, era salir, por ahí. Quizás al bar, al parque, o donde me lleve el viento, pero en serio necesitaba salir de este lugar, ya que al parecer, no iba a dormir esta noche.
Me quedé parado un momento y empecé a pensar, ¿Y si Jake regresaba y ve que no estoy aquí? Digo, es sólo un pensamiento y mi instinto de hermano mayor siempre me atacaba. Bueno, ni modo, le dejaré una nota si llega a volver en algún momento de la noche. Así podría dejarlo tranquilo.
[...]
Después de haberme tomado una ducha (porque en serio la necesitaba), me puse algo decente, unos simples jeans de color negro, apretados, una camisa blanca con la frase "Cool Kidz Don't Dance", junto con una chaqueta de cuero, salí a rondar por las calles de Dazzle.
Mi casa estaba cerca del parque central, tengo que decir que sí, yo era una de esas familias que, por así decirlo, poseían fortuna, cuando en realidad, solo tenemos el dinero suficiente que hasta no sobraba, o bueno, así era en mi caso, pero cada quien, ¿No?
Aún era invierno en Dazzle, hacía frío, uno de esos que hasta te calaba los huesos y preferirías quedarte en casa con chocolate caliente, galletas y estar sentado en frente del fuego, pero la verdad yo no quería estar encerrado, personalmente, yo amo el frío, no sé por qué... Tal vez la razón sea de que siempre puedes ver un poco más de tranquilidad por estos lugares que cuando hacer calor, sobre todo con los Flame, supongo.
Caminaba sin rumbo fijo, dejando a que me llevaba el viento, literalmente.
Caminé así por un buen rato, con la mirada abajo y pensando en cosas, unas que otras personales, otras eran cosas que me daban igual o que no me importaban y la lista seguía.
Me detuve por un momento para levantar mi vista y ver en donde estaba, para también asegurarme que no me había perdido. Vi a mi alrededor y vi que estaba en el Mercado Central. Lo qué quería saber en ese momento era en como llegué hasta aquí, creo que exageré en el momento que pensé que dejaría que el viento me llevara. Trague un poco de saliva y me abracé un poco más de cerca a mi mismo la chaqueta de cuero, empezaba a hacer un poco más de frío de lo normal. Entonces escuché un poco de música que provenía de ahí. De seguro no estaría mal echar un vistazo por un rato.
Me adentré hacia el mercado y, una vez más, deje que el viento me llevará.
[...]
Después de haber caminado por algunas horas, echar un vistazo en algunos artefactos unos que otros viejos, otros que hasta parecían haber sido pirateados y vaya, hasta libros. Por el momento no estaba interesado en leer nada. No es que odiara los libros, yo los amaba, desde que tenía como unos 6 años, ya empezaba a leer como uno de 18, pero por alguna razón, no estaba de humor para leer algo.Suspiré ligeramente y vi como mi boca dejaba salir una leve neblina blanca, lo cual, significa que hacía frío, creo que eso era más que obvio considerando que hace aún más frío en Dazzle por las noches. Fijé mi vista en el relij que tenía en mi muñeca, eran las once con veinte, se hacía un poco tarde.
Iba a dar una pequeña media vuelta cuando de repente choco con alguien y se cae al suelo. Fijé mi vista rápido hacia el suelo y vi que era una chica. Estiré mi brazo para ayudarla a levantarse, ella se me quedó viendo, fulminando con la mirada y se levanto sola.
—De nada.—Dije un poco sarcástico.
—No necesitaba de tu ayuda.— Se defendió rápidamente mientras se sacudía un poco.— Fíjate para la próxima por donde vas, ¿Quieres?
Hice una pequeña mueca.—¿Qué mosco te picó?—. Pregunté.— Mira, en serio, perdón, pero sé un poco más amable, ¿Quieres?
—Ajá, lo que digas.— Me fulminó de nuevo con la mirada y se marchó de ahí.
Puse los ojos en blanco, que falta de respeto en la gente en estos días...
Fue ahí cuando me di cuenta que ella tal vez era nueva en la ciudad, digo, no es una ciudad muy grande, creo que esta casi todos se conocen a todos. Hubiera jurado haberla reconocido por alguna parte pero no, aparte, ella llevaba una gorra negra, así que, eso la hacía pertenecer en la banda de los Blam.
Sacudí de nuevo mi cabeza, de seguro tal vez la vuelva a ver en algún momento y quizás, con más calma.
[...]
Tori.
Re: Madness in Dazzle |NC|
Vale, vale, así no era como tenía planeado el capítulo, pero hasta yo mismo me estaba aburriendo. ;-; *Llora.*
De hecho, iba a terminar de otra manera, lo estaba escribiendo anoche, pero se me fue el internet y me quedé dormida.
Iba a ser más que esto, pero prometí subirlo a más tardar hoy, so, espero que me entiendan y en especial Bárb. ;-;Tal vez en otro capítulo incluya a Reeva o cuando me toque con Joshua, pero prometo poner un amor/odio de Riva y Lio más adelante.<3
P.D: No me había acordado de Electra, so, la incluí al final.
De hecho, iba a terminar de otra manera, lo estaba escribiendo anoche, pero se me fue el internet y me quedé dormida.
Iba a ser más que esto, pero prometí subirlo a más tardar hoy, so, espero que me entiendan y en especial Bárb. ;-;
Sigue: Clau Bárb.<3
Tori.
Re: Madness in Dazzle |NC|
Reeva A. Delacroix
Apenas estaba oscureciendo y el centro de Dazzle ya era un verdadero hervidero de vida. Todo era luces, colores y personas por todos lados. Claro, era sábado y los de por aquí no se podían aguantar más tiempo por salir de la rutina que los envolvía los días de semana.
Hacía bastante frío, pero la gente a mi alrededor no parecía darse cuenta de aquello o simplemente trataba de ignorarlo, ya que no estaban dispuestos a dejar que nada arruinara su noche de juerga y diversión. Me hundí en la gran chaqueta que me cubría, metiendo mis manos lo más que podía en sus bolsillos. Jamás había tolerado bien el clima invernal y hoy no era la excepción. Caminé en silencio, calmada y con una sonrisa pequeña clavada al rostro, disfrutando de la soledad y la música que salía de mis audífonos.
Llegué a mi destino: El Café Sucré y al alcanzar el mostrador, quité los audífonos de mis oídos para poder hacer mi orden. Hoy estaba de turno Lissa, una mujer de unos cuarenta y tantos años que era atenta y maternal con todos los clientes. Le sonreí abiertamente, contenta de encontrármela.
—Buenas noches, Lissa. — Le saludé, mientras paraba la música de mi celular y lo volvía a guardar en uno de los bolsillos delanteros de mis jeans. Ella me devolvió la sonrisa que le di al entrar y me miró con ternura.
—Buenas noches, Reeva. — Repitió. — ¿Lo mismo de siempre, cariño?— Asentí y ella anotó ágilmente mi pedido de siempre en una libreta; Frapuccino con poca azúcar y un paquete grande de muffins de chocolate, todo para llevar.
Luego de unos breves momentos de espera, me entregó todo y, pagando, me despedí.
Ya tenía todo lo que quería, así que tomé el rumbo hacia los callejones, en donde estaba la entrada escondida a uno de los tantos túneles bajo tierra que conectaban a Dazzle con Stash.
Antes de entrar a él, escuché un ruido en la oscuridad que me llamó la atención. Giré mí cabeza, intentando reconocer de dónde había venido el sonido. Me sorprendí al ver salir desde unos arbustos a un pequeño cachorro negro, que se acercaba agitando su cola hacia mí. Por Dios, ¡no otra vez!, pensé mientras soltaba un suspiro resignado y me ponía a la altura del tierno perrito. Era cariñoso e inquieto.
—Hey, ¿estás perdido o no tienes a dónde ir?— Le pregunté, sabiendo que no obtendría respuesta alguna por su parte. Esto ya me había pasado por lo menos tres veces antes, siempre terminaba haciéndome cargo de perros abandonados porque no tenía corazón para dejarlos en la calle, solos y sin comida. El cachorro no tenía collar y parecía hambriento. Le di uno de los muffins que pensaba llevar para mis Stone y se lo devoró en segundos. Lo miré con pena. —Pobrecillo. — Dije, dudando unos momentos. ¿Me lo llevaba a Stash o lo dejaba allí? Se me encogió el corazón al pensar en dejarlo solo, así que lo tomé en brazos y me lo llevé a la guarida Stone. Ya me encargaría después de buscarle un nuevo y responsable hogar como había hecho con los otros.
[…]
Stash estaba iluminado, lo que significaba que había roquitas rondando por allí. Entré aún con el perro en mis manos y lo dejé en el piso, para ir a dejar la bolsa de papel con el café y los muffins en la mesa.
— ¡Chicos, estoy de vuelta!— La casa estaba silenciosa, pero la mayoría de las veces estaba así a estas horas, excepto cuando hacíamos fiestas o organizábamos cualquier estupidez para animarnos. Escuché unos saludos desde las habitaciones como "Hey, Reeva" o “Hola, Roquita”, e incluso escuché un "La líder ha vuelto, la líder ha vuelto", que me hizo soltar una risa.
Saqué el café de la bolsa y bebí, agradeciendo el calor que me entregó. —Joshua, ¿estás por ahí?— Vociferé, mientras me volvía a mirar la nueva mascota de la casa que había traído recién, me acerqué y le acaricié la cabeza. Pasó un rato y sentí pasos detrás de mí, sabiendo de quién se trataba. Me di la vuelta y vi el rostro somnoliento de mi amigo. Rodé los ojos, ¿había estado durmiendo tan temprano?. —Traje muffins de chocolate, aún están calien...— Me callé, viendo cómo Joshua se animaba rápidamente y se dirigía sin perder tiempo a la bolsa en la mesa. Antes de terminar mi frase él ya estaba comiendo. Alzó una ceja cuando notó al pequeño cachorro que ahora descansaba en la alfombra de la sala. Apuntó con un dedo hacia él, con la boca llena de comida y yo me encogí de hombros. —Me lo encontré al venir hacia acá, no lo iba a dejar solo ni de broma y... pues aquí lo tienes, ¡Un nuevo Stone!— Le expliqué, sonriendo y gesticulando con mis manos. Él me dirigió una mirada significativa, yo sabía a qué se refería; siempre me veía metida en rescates de animales como esos. Volví a encogerme de hombros, quitándole importancia. Me moví por la habitación hasta la cocina y vertí leche en un pequeño recipiente, entregándosela al cachorro quién casi igualaba a Joshua de lo comelón que era. — ¿Tienes más muffins?— Preguntó Josh, limpiando su boca llena de chocolate con una servilleta. Me reí. No, estaba equivocada, definitivamente Joshua le ganaba por lejos al cachorro en cuanto a ser comelón. Él hizo un mohín desilusionado cuando negué con mi cabeza; se había comido más de media docena de muffins en menos de 15 minutos y todavía quería más. —Eres un verdadero barril sin fondo, roca. — Aseguré, sonriéndole. Los demás chicos que estaban en la casa no estarían muy felices al saber que no había quedado ningún pastelillo para que ellos comieran. Joshua sobó su estómago teatralmente, suspirando con satisfacción. — ¿Qué puedo decir? Amo la comida, ¿acaso no la amas tú?— Preguntó, mientras se acercaba a mí y al pequeño cachorro que estaba en el suelo aún bebiendo de la leche a mi lado. Joshua se agachó y lo acarició; el perro se dejó acariciar y comenzó a juguetear inquietamente con los dedos de Josh. Entrecerré los ojos, cuando una idea surgió en mi mente. — ¡Roca! Tú no tienes mascotas, ¿verdad?— Le pregunté, con gesto pensativo.
Él desvió la atención del cachorro y levantó su mirada hacia mí, notoriamente confundido. —No, no tengo... ¿Por qué la pregunta?— Le sonreí con complicidad y le indiqué con mi mano al perrito. — ¡Pues adivina qué! Ya tienes un perro del cual hacerte cargo. — Él me miró boquiabierto por unos segundos y luego sus ojos se iluminaron, con esperanza quizás. Yo sabía que a él le encantaban los animales y no podría imaginar mejor dueño para el perrito que a Joshua.
— ¿Es enserio, Reeva? ¿No estás jugando conmigo? Dios, eso sería asombroso. — Aseguró, mientras tomaba al pequeño cachorro en sus brazos. —Le buscaré un nombre y todo. ¡Esto será genial!— Acaricié por última vez la cabeza del perro, antes de que Joshua se lo llevara emocionado hacia una de las tantas habitaciones.
Me quedé sola en la sala y tuve que renunciar a mi café, que para esos momentos ya estaba helado. Lavé el platillo que el cachorro había usado y me fui a recostar un rato al sofá. Me relajé, no había un ruido y si no supiera lo silenciosos que podrían ser mis chicos a veces, me habría parecido que estaba totalmente sola.
Cerré mis ojos y por un momento todo estuvo en calma; sólo por un momento porque mi celular empezó a sonar una y otra y otra vez, obligándome a sacarlo del bolsillo. Eran muchos, muchos mensajes de David que llegaban y llegaban uno tras de otro. Sonreí y solté una carcajada.
“Reeva, estoy en la Plaza central y una paloma me está mirando raro. Creo que quiere matarme.”
“¿Sabías que mi gata es una perra? Irónico, ¿no?”
“Hey, hey, me aburro como la mierda. Ven y entretenme, ahora, yo te lo ordeno.”
“Oh, Reeva-sama, yo te invoco.”
“¿DÓNDE CARAJOS ESTÁS QUE NO RESPONDES, EH, EH? SERÁ MEJOR QUE RESPONDAS. NO ME GUSTA USAR MAYÚSCULAS CHILLONAS, NIÑA.”
Él era un idiota, ¡Pero cómo me hacía reír con sus estupideces! Le contesté cuando ya estuve segura de que no enviaría más mensajes.
“ESTABA ESPERANDO A QUE TERMINARAS DE MENSAJEARME, NIÑO, YA TE ESTOY RESPONDIENDO. Joder, ya sé que no puedes vivir sin mí, pero que no se note tanto, David. XD Eres un tarado, ya voy para allá, trata de no morir mientras llego.” Metí el celular a mi bolsillo y me levanté del sofá. Miré el reloj de la pared, no era demasiado tarde, pero el frío estaría para calar los huesos, así que me cambié de chaqueta a una más gruesa y me puse una bufanda al cuello.
—¡Me voy otra vez, chicos! Joshua se comió todos los muffins que les había traído, como siempre. ¡Los quiero! — Les avisé a los Stone que pocas señales de vida me daban. Antes de cerrar la puerta de entrada, escuché quejas y comentarios en contra de Josh, seguro lo harían pagar por eso.
[…]
Cuando llegué a la Plaza Central, 15 minutos después, no me fue difícil encontrar a David. Estaba sentado en un banco, con gesto aburrido y mirando fijamente a las palomas que estaban esparcidas por el lugar. Me acerqué a él y en cuanto me vio, saltó de su asiento, corriendo rápidamente en dirección hacia mí. Me reí a carcajadas, de un momento a otro ya estaba tirada en el césped con David encima de mí.
— ¡Reeva-sempai!— Me saludó con ánimo. — ¡Creí que ya no vendrías, creí que me habías abandonado!—Dijo entre falsos llantos. Yo reí nuevamente y me levanté del suelo. Él se quedó allí sentado y se abrazó a una de mis piernas. —Nunca me abandones, la soledad no es para este hombre. — Exageró.
—Ya párate, prometo no abandonarte. ¡Oh, hombre que no está hecho para la soledad, aquí estoy yo para hacerte compañía! — Lo jodí, mientras lo ayudaba a levantarse. Él quedó pensativo un rato y luego dijo…
—Ust. — Susurró y me miró. Yo me acerqué y le despeiné un poco el cabello, para después ir juntos a sentarnos en el banco donde él había estado antes. Poco a poco el ambiente se hizo más tranquilo y relajado entre ambos. Él se acomodó y se recostó en el asiento, usando mis piernas como almohada. Rodé los ojos con una sonrisa.
— ¿Estás cómodo, Walsh? — Le pregunté, a lo que él contestó con un “ajá” y un asentimiento de cabeza. Lo dejé allí y traté de no jugar demasiado con su pelo, porque no quería que se durmiera allí mismo. Recordé la última conversación que habíamos tenido hacía unos días y quise ver qué tan bien estaba llevando aquello. — ¿Qué ha sido de tu vida estos días? ¿Has cumplido tu promesa? — No me gustaba ni un poco que él estuviera aproblemado por su pasado, por volver a ser como era antes y haría todo lo que estuviera en mis manos para ayudarlo. Yo lo entendía totalmente porque ya había pasado por algo parecido.
—Hmmm… sí. —Me contestó él con una expresión algo seria. — ¿Acaso no confías en mí? —Pregunta con falsa indignación en su voz.
—Tonto, claro que confío en ti. —Aseguré con una sonrisa auténtica y mirándolo a los ojos. —Es sólo que… sé que cumplir algo como eso no es fácil, aunque yo sé que tú puedes lograrlo. — Digo mientras le guiño un ojo, encogiéndome de hombros. Alcé mi cabeza y miré hacia un punto fijo en la nada, para después suspirar levemente. Así nos pasamos algunas horas, hasta que decidimos ir a casa. Yo decidí acompañarlo hasta Galaxy y me fui pegada como lapa a él, porque el frío me estaba calando los huesos.
[…]
—Fue divertido verte otra vez, Walsh. —Le dije cuando nos detuvimos en la entrada de la casa Blam. Le sonreí y él me devolvió la sonrisa.
—Ajám, nos vemos otro día, Reeva-sempai. Seguro que Raspby me regaña por llegar tan tarde. ¡Esa gata es un grano en el culo! — Dijo David, despidiéndose muy al estilo suyo. Luego de besar mi mejilla, se metió dentro de la gran casona, desapareciendo de mi vista.
Me di la vuelta, e inmediatamente choqué con una persona que se interpuso en mi camino. Al tomar distancia supe que era una chica, pero jamás la había visto por allí antes. Seguramente era la chica nueva de la que había oído hablar días atrás. Era una nueva integrante de los Blam.
—Hey, ¡lo siento!— Me disculpé, al tiempo que la evaluaba. Ella bufó levemente y me miró, algo disgustada. Pero bueeeno, pensé, no es una nueva muy cordial. Rodé los ojos.
—Ya qué. No todos estamos atentos a fijarnos por donde vamos— Dijo simplemente con voz fría y arrogante. Ahora yo fui la que bufó por lo bajo, no me lo podía creer.
—Bueno, en realidad, yo me disculpé simplemente por educación, cosa que veo tú no tienes. —Le dije, doblando su arrogancia. Ella ni siquiera se inmutó. Y me dedicó una mirada segura.
—No me importa demostrar educación ante personas completamente desconocidas para mi, rubia. — Espetó creídamente. Yo me mantuve en silencio por unos momentos y luego le dediqué una sonrisa altanera.
—Mi nombre es Reeva, no “rubia” y créeme; pronto me conocerás, chica nueva. — Sin decir más, la dejé sola, avanzando lentamente hacia el otro lado de la calle y perdiéndome en la noche, para luego volver al calor hogareño de Stash, en la cima de nuestra montaña.
Hacía bastante frío, pero la gente a mi alrededor no parecía darse cuenta de aquello o simplemente trataba de ignorarlo, ya que no estaban dispuestos a dejar que nada arruinara su noche de juerga y diversión. Me hundí en la gran chaqueta que me cubría, metiendo mis manos lo más que podía en sus bolsillos. Jamás había tolerado bien el clima invernal y hoy no era la excepción. Caminé en silencio, calmada y con una sonrisa pequeña clavada al rostro, disfrutando de la soledad y la música que salía de mis audífonos.
Llegué a mi destino: El Café Sucré y al alcanzar el mostrador, quité los audífonos de mis oídos para poder hacer mi orden. Hoy estaba de turno Lissa, una mujer de unos cuarenta y tantos años que era atenta y maternal con todos los clientes. Le sonreí abiertamente, contenta de encontrármela.
—Buenas noches, Lissa. — Le saludé, mientras paraba la música de mi celular y lo volvía a guardar en uno de los bolsillos delanteros de mis jeans. Ella me devolvió la sonrisa que le di al entrar y me miró con ternura.
—Buenas noches, Reeva. — Repitió. — ¿Lo mismo de siempre, cariño?— Asentí y ella anotó ágilmente mi pedido de siempre en una libreta; Frapuccino con poca azúcar y un paquete grande de muffins de chocolate, todo para llevar.
Luego de unos breves momentos de espera, me entregó todo y, pagando, me despedí.
Ya tenía todo lo que quería, así que tomé el rumbo hacia los callejones, en donde estaba la entrada escondida a uno de los tantos túneles bajo tierra que conectaban a Dazzle con Stash.
Antes de entrar a él, escuché un ruido en la oscuridad que me llamó la atención. Giré mí cabeza, intentando reconocer de dónde había venido el sonido. Me sorprendí al ver salir desde unos arbustos a un pequeño cachorro negro, que se acercaba agitando su cola hacia mí. Por Dios, ¡no otra vez!, pensé mientras soltaba un suspiro resignado y me ponía a la altura del tierno perrito. Era cariñoso e inquieto.
—Hey, ¿estás perdido o no tienes a dónde ir?— Le pregunté, sabiendo que no obtendría respuesta alguna por su parte. Esto ya me había pasado por lo menos tres veces antes, siempre terminaba haciéndome cargo de perros abandonados porque no tenía corazón para dejarlos en la calle, solos y sin comida. El cachorro no tenía collar y parecía hambriento. Le di uno de los muffins que pensaba llevar para mis Stone y se lo devoró en segundos. Lo miré con pena. —Pobrecillo. — Dije, dudando unos momentos. ¿Me lo llevaba a Stash o lo dejaba allí? Se me encogió el corazón al pensar en dejarlo solo, así que lo tomé en brazos y me lo llevé a la guarida Stone. Ya me encargaría después de buscarle un nuevo y responsable hogar como había hecho con los otros.
[…]
Stash estaba iluminado, lo que significaba que había roquitas rondando por allí. Entré aún con el perro en mis manos y lo dejé en el piso, para ir a dejar la bolsa de papel con el café y los muffins en la mesa.
— ¡Chicos, estoy de vuelta!— La casa estaba silenciosa, pero la mayoría de las veces estaba así a estas horas, excepto cuando hacíamos fiestas o organizábamos cualquier estupidez para animarnos. Escuché unos saludos desde las habitaciones como "Hey, Reeva" o “Hola, Roquita”, e incluso escuché un "La líder ha vuelto, la líder ha vuelto", que me hizo soltar una risa.
Saqué el café de la bolsa y bebí, agradeciendo el calor que me entregó. —Joshua, ¿estás por ahí?— Vociferé, mientras me volvía a mirar la nueva mascota de la casa que había traído recién, me acerqué y le acaricié la cabeza. Pasó un rato y sentí pasos detrás de mí, sabiendo de quién se trataba. Me di la vuelta y vi el rostro somnoliento de mi amigo. Rodé los ojos, ¿había estado durmiendo tan temprano?. —Traje muffins de chocolate, aún están calien...— Me callé, viendo cómo Joshua se animaba rápidamente y se dirigía sin perder tiempo a la bolsa en la mesa. Antes de terminar mi frase él ya estaba comiendo. Alzó una ceja cuando notó al pequeño cachorro que ahora descansaba en la alfombra de la sala. Apuntó con un dedo hacia él, con la boca llena de comida y yo me encogí de hombros. —Me lo encontré al venir hacia acá, no lo iba a dejar solo ni de broma y... pues aquí lo tienes, ¡Un nuevo Stone!— Le expliqué, sonriendo y gesticulando con mis manos. Él me dirigió una mirada significativa, yo sabía a qué se refería; siempre me veía metida en rescates de animales como esos. Volví a encogerme de hombros, quitándole importancia. Me moví por la habitación hasta la cocina y vertí leche en un pequeño recipiente, entregándosela al cachorro quién casi igualaba a Joshua de lo comelón que era. — ¿Tienes más muffins?— Preguntó Josh, limpiando su boca llena de chocolate con una servilleta. Me reí. No, estaba equivocada, definitivamente Joshua le ganaba por lejos al cachorro en cuanto a ser comelón. Él hizo un mohín desilusionado cuando negué con mi cabeza; se había comido más de media docena de muffins en menos de 15 minutos y todavía quería más. —Eres un verdadero barril sin fondo, roca. — Aseguré, sonriéndole. Los demás chicos que estaban en la casa no estarían muy felices al saber que no había quedado ningún pastelillo para que ellos comieran. Joshua sobó su estómago teatralmente, suspirando con satisfacción. — ¿Qué puedo decir? Amo la comida, ¿acaso no la amas tú?— Preguntó, mientras se acercaba a mí y al pequeño cachorro que estaba en el suelo aún bebiendo de la leche a mi lado. Joshua se agachó y lo acarició; el perro se dejó acariciar y comenzó a juguetear inquietamente con los dedos de Josh. Entrecerré los ojos, cuando una idea surgió en mi mente. — ¡Roca! Tú no tienes mascotas, ¿verdad?— Le pregunté, con gesto pensativo.
Él desvió la atención del cachorro y levantó su mirada hacia mí, notoriamente confundido. —No, no tengo... ¿Por qué la pregunta?— Le sonreí con complicidad y le indiqué con mi mano al perrito. — ¡Pues adivina qué! Ya tienes un perro del cual hacerte cargo. — Él me miró boquiabierto por unos segundos y luego sus ojos se iluminaron, con esperanza quizás. Yo sabía que a él le encantaban los animales y no podría imaginar mejor dueño para el perrito que a Joshua.
— ¿Es enserio, Reeva? ¿No estás jugando conmigo? Dios, eso sería asombroso. — Aseguró, mientras tomaba al pequeño cachorro en sus brazos. —Le buscaré un nombre y todo. ¡Esto será genial!— Acaricié por última vez la cabeza del perro, antes de que Joshua se lo llevara emocionado hacia una de las tantas habitaciones.
Me quedé sola en la sala y tuve que renunciar a mi café, que para esos momentos ya estaba helado. Lavé el platillo que el cachorro había usado y me fui a recostar un rato al sofá. Me relajé, no había un ruido y si no supiera lo silenciosos que podrían ser mis chicos a veces, me habría parecido que estaba totalmente sola.
Cerré mis ojos y por un momento todo estuvo en calma; sólo por un momento porque mi celular empezó a sonar una y otra y otra vez, obligándome a sacarlo del bolsillo. Eran muchos, muchos mensajes de David que llegaban y llegaban uno tras de otro. Sonreí y solté una carcajada.
“Reeva, estoy en la Plaza central y una paloma me está mirando raro. Creo que quiere matarme.”
“¿Sabías que mi gata es una perra? Irónico, ¿no?”
“Hey, hey, me aburro como la mierda. Ven y entretenme, ahora, yo te lo ordeno.”
“Oh, Reeva-sama, yo te invoco.”
“¿DÓNDE CARAJOS ESTÁS QUE NO RESPONDES, EH, EH? SERÁ MEJOR QUE RESPONDAS. NO ME GUSTA USAR MAYÚSCULAS CHILLONAS, NIÑA.”
Él era un idiota, ¡Pero cómo me hacía reír con sus estupideces! Le contesté cuando ya estuve segura de que no enviaría más mensajes.
“ESTABA ESPERANDO A QUE TERMINARAS DE MENSAJEARME, NIÑO, YA TE ESTOY RESPONDIENDO. Joder, ya sé que no puedes vivir sin mí, pero que no se note tanto, David. XD Eres un tarado, ya voy para allá, trata de no morir mientras llego.” Metí el celular a mi bolsillo y me levanté del sofá. Miré el reloj de la pared, no era demasiado tarde, pero el frío estaría para calar los huesos, así que me cambié de chaqueta a una más gruesa y me puse una bufanda al cuello.
—¡Me voy otra vez, chicos! Joshua se comió todos los muffins que les había traído, como siempre. ¡Los quiero! — Les avisé a los Stone que pocas señales de vida me daban. Antes de cerrar la puerta de entrada, escuché quejas y comentarios en contra de Josh, seguro lo harían pagar por eso.
[…]
Cuando llegué a la Plaza Central, 15 minutos después, no me fue difícil encontrar a David. Estaba sentado en un banco, con gesto aburrido y mirando fijamente a las palomas que estaban esparcidas por el lugar. Me acerqué a él y en cuanto me vio, saltó de su asiento, corriendo rápidamente en dirección hacia mí. Me reí a carcajadas, de un momento a otro ya estaba tirada en el césped con David encima de mí.
— ¡Reeva-sempai!— Me saludó con ánimo. — ¡Creí que ya no vendrías, creí que me habías abandonado!—Dijo entre falsos llantos. Yo reí nuevamente y me levanté del suelo. Él se quedó allí sentado y se abrazó a una de mis piernas. —Nunca me abandones, la soledad no es para este hombre. — Exageró.
—Ya párate, prometo no abandonarte. ¡Oh, hombre que no está hecho para la soledad, aquí estoy yo para hacerte compañía! — Lo jodí, mientras lo ayudaba a levantarse. Él quedó pensativo un rato y luego dijo…
—Ust. — Susurró y me miró. Yo me acerqué y le despeiné un poco el cabello, para después ir juntos a sentarnos en el banco donde él había estado antes. Poco a poco el ambiente se hizo más tranquilo y relajado entre ambos. Él se acomodó y se recostó en el asiento, usando mis piernas como almohada. Rodé los ojos con una sonrisa.
— ¿Estás cómodo, Walsh? — Le pregunté, a lo que él contestó con un “ajá” y un asentimiento de cabeza. Lo dejé allí y traté de no jugar demasiado con su pelo, porque no quería que se durmiera allí mismo. Recordé la última conversación que habíamos tenido hacía unos días y quise ver qué tan bien estaba llevando aquello. — ¿Qué ha sido de tu vida estos días? ¿Has cumplido tu promesa? — No me gustaba ni un poco que él estuviera aproblemado por su pasado, por volver a ser como era antes y haría todo lo que estuviera en mis manos para ayudarlo. Yo lo entendía totalmente porque ya había pasado por algo parecido.
—Hmmm… sí. —Me contestó él con una expresión algo seria. — ¿Acaso no confías en mí? —Pregunta con falsa indignación en su voz.
—Tonto, claro que confío en ti. —Aseguré con una sonrisa auténtica y mirándolo a los ojos. —Es sólo que… sé que cumplir algo como eso no es fácil, aunque yo sé que tú puedes lograrlo. — Digo mientras le guiño un ojo, encogiéndome de hombros. Alcé mi cabeza y miré hacia un punto fijo en la nada, para después suspirar levemente. Así nos pasamos algunas horas, hasta que decidimos ir a casa. Yo decidí acompañarlo hasta Galaxy y me fui pegada como lapa a él, porque el frío me estaba calando los huesos.
[…]
—Fue divertido verte otra vez, Walsh. —Le dije cuando nos detuvimos en la entrada de la casa Blam. Le sonreí y él me devolvió la sonrisa.
—Ajám, nos vemos otro día, Reeva-sempai. Seguro que Raspby me regaña por llegar tan tarde. ¡Esa gata es un grano en el culo! — Dijo David, despidiéndose muy al estilo suyo. Luego de besar mi mejilla, se metió dentro de la gran casona, desapareciendo de mi vista.
Me di la vuelta, e inmediatamente choqué con una persona que se interpuso en mi camino. Al tomar distancia supe que era una chica, pero jamás la había visto por allí antes. Seguramente era la chica nueva de la que había oído hablar días atrás. Era una nueva integrante de los Blam.
—Hey, ¡lo siento!— Me disculpé, al tiempo que la evaluaba. Ella bufó levemente y me miró, algo disgustada. Pero bueeeno, pensé, no es una nueva muy cordial. Rodé los ojos.
—Ya qué. No todos estamos atentos a fijarnos por donde vamos— Dijo simplemente con voz fría y arrogante. Ahora yo fui la que bufó por lo bajo, no me lo podía creer.
—Bueno, en realidad, yo me disculpé simplemente por educación, cosa que veo tú no tienes. —Le dije, doblando su arrogancia. Ella ni siquiera se inmutó. Y me dedicó una mirada segura.
—No me importa demostrar educación ante personas completamente desconocidas para mi, rubia. — Espetó creídamente. Yo me mantuve en silencio por unos momentos y luego le dediqué una sonrisa altanera.
—Mi nombre es Reeva, no “rubia” y créeme; pronto me conocerás, chica nueva. — Sin decir más, la dejé sola, avanzando lentamente hacia el otro lado de la calle y perdiéndome en la noche, para luego volver al calor hogareño de Stash, en la cima de nuestra montaña.
- ¡ÁBREME... o no! :roll:(?):
- Well.. aquí está mi
bullshit¡capítulo! comenten o sufrirán (?) Acepto hasta quejas :c (?) PERO PÓNGANLE PASIÓH A SUS COMENTARIOS :mono:bueno, bueno, recibí ayuda de mi Bárb-Clau y de Jav<3 os amo, os quiero, os adoro, si tuviera una hija le pondría ¡Clau Jav! (?) okno XDD Bueno, estoy divagando :roll:era eso, disfruten o vomiten, idk (? nos vemos :niña: <3
Sigue: Lula.
ivashkova.
Re: Madness in Dazzle |NC|
¡BÁAAAAAAAAAAAARB...!
Este capítulo es la raja, ok.
Lo de Stash, lo de Staaaaaaash y lo de Joshua, oh. *Inserte risas(?)*
Este capítulo es perf, weón. I mean, morí de ternura con el cashorrito hedmosun. Y luego reí mil con lo del Stash y Daveed.
Oh Electra, oh, oh pabre Electra(? Acabas de estar en presencia(? de la líder Stone wacha.
No sé, amé tu cap, ok. ;_;
Sólo tengo una última cosa que decir...
¡LA LÍDER HA VUELTO, LA LÍDER HA VUELTO!
Este capítulo es la raja, ok.
Lo de Stash, lo de Staaaaaaash y lo de Joshua, oh. *Inserte risas(?)*
Este capítulo es perf, weón. I mean, morí de ternura con el cashorrito hedmosun. Y luego reí mil con lo del Stash y Daveed.
Oh Electra, oh, oh pabre Electra(? Acabas de estar en presencia(? de la líder Stone wacha.
No sé, amé tu cap, ok. ;_;
Sólo tengo una última cosa que decir...
¡LA LÍDER HA VUELTO, LA LÍDER HA VUELTO!
Arkasia.
Re: Madness in Dazzle |NC|
La ranita croaba y todos la oían, la ranita croaba y todos la oían, la ranita croaba y todos la oían...blah, blah, blah, blah, blah y Reeva es genial~(?) Ahwat.
.
.
.
¡Ohayou/Konichiwa/Konbanwa! (?)
khdskjfhdk me siento orgullosa de haber ayudado en este capitulo. Quiero agradecer a mi familia, a mis amigos a la computadora y a mi mente enferma que me hace pensar como David. (?)
dklsfjls no puedo comentar seriamente, Gomen. :misery:
Pos nada, que me encanto el capitulo y ya te dije todo por chat, así que. Eso~
también me encanta hablar en japones~~~
.
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¡Ohayou/Konichiwa/Konbanwa! (?)
khdskjfhdk me siento orgullosa de haber ayudado en este capitulo. Quiero agradecer a mi familia, a mis amigos a la computadora y a mi mente enferma que me hace pensar como David. (?)
dklsfjls no puedo comentar seriamente, Gomen. :misery:
Pos nada, que me encanto el capitulo y ya te dije todo por chat, así que. Eso~
también me encanta hablar en japones~~~
JotaImagine
Re: Madness in Dazzle |NC|
Deoh, lo amé Clau mía, añdsfenrweasñdf.<33 Hice bien en haberte dejado a cargo de Joshua. :AA:Pobre, le hacen bullying las otras rocas solo porque tenía hambre. :c *Shora por su bebé.(?)*
Bueh, pondré una queja... Nah, mentira, jamás pondría una queja de tu forma de escribir, es per-fect. La envidio, srsly. *Llora en el rincón.* ;-;
Bien, ya no sé que decir, quería comentar para no hacerte sentir mal. (?)
Sigue así, teadoroClau, adsñsadpcdf.<33
P.D: Yo quería ser la primera en comentar. ;-; *Llora otra vez.(?)*
Bueh, pondré una queja... Nah, mentira, jamás pondría una queja de tu forma de escribir, es per-fect. La envidio, srsly. *Llora en el rincón.* ;-;
Bien, ya no sé que decir, quería comentar para no hacerte sentir mal. (?)
Sigue así, teadoroClau, adsñsadpcdf.<33
Tori.
Re: Madness in Dazzle |NC|
ioajsodijsaoidjasoidjasd Estúpida, estúpida Barbo.
Buenísimo capítulo niña XDDD asoidjasoidjasodijaisd me muero de risa con Riba y Deibid XD esque asoidjiosdj wat wat wat, qué par de raritos. Me gusta mucho la relación que tienen esos dos asjdoisjdoisajd como que se aman, se odian, se pelean y se abrazan, se violan asoidjaosjdsepaaa
Electra es tan aosidjoisajd Me agrada como se lleva con Riba, me gustará hacerla pelear con la rusia e.e
espero el proximo
Nico.
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