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Mensaje por Reed. Jue 22 Ago 2013, 6:25 pm

omg, al fin termine de leer todos los capítulos que habían puesto (me dio flojera o estaba en la escuela), juro que jamás se que comentar D:, no soy buena para esto :c y me da cosita comentar como que "wow chicas, me encantaron los capítulos, ¡sigan!, chau", al menos saben que estos capítulos capturaron a mi corazón *^*, yo quería leer un capitulo tuyo Lula:'c, pero que se puede hacer cuando tienes un bloqueo o estas muy ocupada u-u, ._./ arios (si, ahora me despido así)
Reed.
Reed.


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Madness in Dazzle |NC| - Página 3 Empty Re: Madness in Dazzle |NC|

Mensaje por Kurt. Dom 25 Ago 2013, 11:54 am

si les soy sincera, estoy teniendo graves problemas con la inspiración para el capítulo.:c
Kurt.
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Madness in Dazzle |NC| - Página 3 Empty Re: Madness in Dazzle |NC|

Mensaje por ivashkova. Lun 26 Ago 2013, 5:27 pm

Madness in Dazzle |NC| - Página 3 2278276204 ¿pasas? Madness in Dazzle |NC| - Página 3 1187795894 Madness in Dazzle |NC| - Página 3 1129725545 
ivashkova.
ivashkova.


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Mensaje por Nico. Lun 26 Ago 2013, 6:09 pm

Al cabo que ni quería oasijdoisdjiasjd

Tendrán que esperar por mi cap nenas (? :c yayayaya no me demoro nah
marditas perras :C <3
Nico.
Nico.


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Madness in Dazzle |NC| - Página 3 Empty Re: Madness in Dazzle |NC|

Mensaje por Kurt. Lun 26 Ago 2013, 6:11 pm

"Al cabo que ni quería oasijdoisdjiasjd" Madness in Dazzle |NC| - Página 3 2278276204 te vigilo, covu. Madness in Dazzle |NC| - Página 3 2278276204 ah.
Kurt.
Kurt.


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Mensaje por Tori. Jue 05 Sep 2013, 7:13 pm

Madness in Dazzle |NC| - Página 3 1903305068
Tori.
Tori.


http://springdciy.tumblr.com

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Mensaje por Nico. Dom 15 Sep 2013, 1:54 am

Madness in Dazzle |NC| - Página 3 Tumblr_mszbe3t8Vu1sh472yo1_500
Eric Galskap.
"Ah. Esto... Hmh...
Un día común para un tipo raro..."
 
Vamos, Eric... ¿Cuándo vas a despertar? En realidad tengo sueño. Inhala, exhala. Más, nuevamente. Aah… Qué bien hecho, ¿no? Creo que deberías pensar más en esto… Sí, ¿tienes calor?, ¿lo tienes?, ¿no?, ¿dices que no? ¡Por Dios!, ¿qué voy a hacer con este niño? No lo puedo creer. Calor, ¿no lo sientes?, está en todas partes. Eres calor, tú y toda tu presencia. El fuego, es todo lo que eres. Nada más. Sólo calor, fuego y destrucción. Lo destruyes todo, pues es el trabajo del fuego. Sólo dejar cenizas y la tristeza del recuerdo. Piénsalo bien, es para lo único que sirves. Destrúyelo todo y procura no sufrir por eso. Porque el fuego lo va a acabar, incluso contigo. Finalmente, sólo serás una ceniza más. Nada más.
 
Sólo una ceniza en el montón de escombros.
 
 
Despierto sobresaltado tirado en el suelo. Al comienzo lo único que veo es todo dar vueltas y moverse a una velocidad superior a lo que mi cerebro torpe puede procesar, pero luego, comienzo a dilucidar. Un árbol grande, césped, una verja, una vereda, una parada de autobús, unas calles, autos, edificios, el cielo y la eternidad a lo lejos, más allá de mi visión. Respiro aceleradamente y me doy cuenta de que a mi alrededor hace mucho calor, que las gota de lluvia se evaporan al chocar con mi cuerpo. Trago saliva y me incorporo exaltado, tratando de controlarme un poco, pues la gente comenzará a observarme.
 
—Oh, mierda —murmuro al ver que mi playera negra tiene una chamusquina en el vientre. ¡Otra más!
 
Cuando finalmente me puedo tranquilizar y bajar un poco la temperatura, me estiro y respiro profundamente, para luego comenzar a levantarme lentamente. Ya todo está más normal. Ahora puedo distinguir los rostros de las personas, pero debo hacer un mejor esfuerzo para poder recordar cómo es que he llegado a un lugar como aquel. Con sólo mirar a mi alrededor, los edificios antiguos, puedo notar que es el centro de la ciudad. Bien, Coso… ¿Cómo llegaste aquí? Puedo recordar a Hole, las calles… Un negocio… Meto la mano a mi bolsillo y curiosamente me encuentro con un par de encendedores. Suelto una carcajada estridente al recordar lo que había estado haciendo. Genial.
 
—¿Es que Mister Chispita se quedó sin chispitas? —exclama una voz atrás mío.
 
Me volteo lenta y agitadamente, y diviso a David, este desagradable tipo que el ciento diez porciento del tiempo detesto ver. Camina seguro hasta mí, saltando la pequeña verja y caminando por el césped. Cuando llega a mi lado y se acuclilla para verme de más cerca con una sonrisa burlona, le muestro la lengua y bostezo.
 
—Seguramente no sabes lo divertido que es hacer estallar encendedores —explico con voz pausada y grave. Observo mi mano llena de heridas y llagas grandes que dejan mi carne al aire. Seguro hice explotar algunos en mi mano, pero no recuerdo.
—Oh, claro. Ustedes son tan estúpidos que no hacen más que destruir —comenta, arrodillándose a mi lado. Gruño de forma gutural y exageradamente grave, como un león en medio de un sueño—. Si dependiera de mí, haría una maquina que caminase hacia un punto determinado, y por medio de ondas controladas por un mando a distancia las haría explotar en el momento exacto para darle un buen susto a cualquier persona…
—¿Sabes que me importa una mierda lo que harías? —pregunto, comenzando a levantarme—. No me importan las cosas producidas, como ya dijiste, sólo me importa destruir. Mientras más destrucción mejor por mí.
 
Trago saliva y coloco mis manos en mis bolsillos. Me comienzo a alejar del lugar y David, por alguna razón, me sigue, como si de verdad no tuviera nada más interesante que hacer que joderme la vida. En fin, poco me importa. Observo al cielo y noto como las gotas comienzan a caerme encima, pero ahora no se evaporan al segundo. Mandan un estímulo desagradable por mis nervios al chocar contra mi piel, con su frío contrastante, y eso activa un poco mi mente. A diferencia de David y la mayor parte de las personas con cerebro, no estoy abrigado. David lleva una chaqueta y bajo ella un polerón, y pantalones largos. En cambio, yo llevo mi playera rota y llena de chamusquinas, y unos pantalones cortos, deshilachados y viejos. En realidad no podía tener más que el aspecto de un vagabundo, y para mi suerte y a mi corta edad de dieciséis años aún no me crecía una barba exagerada, porque de no ser así, la gente me echaría de la calle tirándome agua, y se apartarían de mi el doble de lo que ya lo hacen.
 
—¿Estás tan aburrido? —comento, lanzándole una mirada de soslayo al chico.
—No, claro que no. —Me lanza una mirada sarcástica.
—Sólo quería saber —me escuso—. ¿Qué fecha es hoy? —pregunto. No me había pasado una, si no tres veces que despertaba días después de haber caído dopado con alguna sustancia extraña.
—Doce de diciembre, cabeza hueca —responde.
—Ah, excelente.
 
Por el cielo no puede ser muy tarde. Excelente, excelente. Seguramente el trabajo cerebral que requirió hacer lo que sea que estuve haciendo no fue lo suficiente para dejarme totalmente ido, así que está bien.
 
—Ahm… Qué lindo día —comenta él. Le lanzo una mirada escéptica—. Qué aburrido estás, Mister chispita. Te contaré un chiste… ¿Qué tiene dos patas y sangra?
—Me jode —contesto, suspirando.
—¡Medio perro! —El chico comenzó a carcajear como si acabara de contraer algún tipo de demencia. Le doy una mirada escéptica.
—Ese estuvo muy malo, ¿sabes? —pregunto, y no puedo evitar curvar los labios en una ligera sonrisa.
—Ah, bueno. Apuesto a que no puedes con este… —Hace movimientos de preparación, como a punto de soltar el mejor discurso de su vida—. Había una vez un perro que se llamaba “Para afuera”, llegó su amo y le dijo “¡Para adentro, para afuera!” y el perro explotó.
 
Me volteo a verlo sin poder creerlo, tanto así que cubro mi rostro con incredulidad. Este tío tiene un problema, una serio en el fondo de su alma.
 
—¿Qué problema tienes con los perros? —pregunto.
—Son malvados —dice, lanzando una “mirada ninja acechante” alrededor.
—Ajá, en eso estoy de acuerdo —acepto—. Me gusta si explota.
—¡Excelente!, te diré otro. Preparate para morir de la risa —me advierte—. ¿Qué le dice un pollo policía a otro pollo policía?
—Bah, ese me lo sé. “Necesito apoyo” —Suelto un abucheo aburrido—. Qué mal.
—Entonces el pollo explota —termina diciendo. No puedo evitar soltar una carcajada.
—Todo es mejor cuando explota —sonrío.
—¡Ya lo creo…!
 
Se detiene al momento y se queda mirando al otro lado de la calle. Una chica de cabello rubio y glamurosa cruza la calle en nuestra dirección, y me preparo para bostezar y alejarme a ver qué cosa interesante podría haber en esta aburrida ciudad. Nada es divertido cuando aparece Reeva y se las da de la chica importante. Es realmente molesto.
 
—¡Hola, Davidoso! —exclama, llegando a nosotros. Bostezo y me estiro—. Ah, y hola, idiota.
—Se aprecia el cariño —contesto. Doy media vuelta.
—¡Sí, lárgate, Mister chispita! —exclama David.
—¿Mister chispita?, ¡ese está bueno! —carcajea Reeva.
—Sí, sí. Muy gracioso… Tipo de los… chistes malos, y tú… Mujer... con cabello… rubio…
 
No voy a discutir sobre mi capacidad para ser divertido, porque sé que soy una mierda, más cuando tengo sueño. Pero tal vez si me largo ahora, parezca más “digno”. A mis espaldas escucho las carcajadas de ellos, burlándose de mí, y no puedo evitar sonreír. ¿Cuán estúpido podría ser? Dios.
 
De modo que vuelvo a estar solo y ya está oscureciendo. Tal vez debería largarme a Hole, pero no creo estar preparado para una caminata tan larga y para tomar un bus. Seguramente me quedaré dormido y con lo desorientado que me encuentro, seguro no podré ni pensar. Por lo tanto, estoy varado en medio de este escenario extraño, con tanta gente, tantos rostros que conozco y desconozco al mismo tiempo. Estoy seguro de saber las vidas de la mitad de las personas que pasan por en frente mío, por alguna razón. Es un mal hábito, oír los diálogos ajenos, inmiscuirse en sus vidas. Ni siquiera sé por qué lo hago. “Extraño Eric, raro eres tú” me digo. Esto está mal, me está costando crear frases coherentes.
 
Entonces a lo lejos diviso a Octavio. El castaño se encontraba sentado en una barandilla de la estación de trenes, con una consola en su mano, jugando centradamente. De la nada comienzo a sentirme realmente molesto, ¿qué hace ahí?, ¿qué se cree?, ¿acaso que puede hacer lo que quiera? Qué persona más molesta, estúpidos Blam exageradamente creídos. ¿Son demasiado egocéntricos como para tener cuidado de que les roben? Bah, estúpido, estúpido Octavio.
 
—Hola, imbécil —murmuro con un gruñido gutural.
—Ah, ¿hola? —me dice, despertando de su ensueño de jugador obsesivo. Qué molesto.
—Eres un idiota. —Presiono mis puños con furia.
—Aah… Ahora estoy jugando, no jodas —se queja.
—Entonces será más fácil golpearte.
 
Hago tronar mis nudillos preparado para darle un gran golpe cuando él sale corriendo con su velocidad extraña. Podría jugar que no era tan escurridizo y rápido cuando debía correr en la escuela. Salí justo detrás de él, y con el ejercicio comencé a liberar mi mente, de la nada, todo comenzó a verse más claro. Tal vez, respirar es lo que me hacía falta. Siempre estás como ahogado. Asfixiado por alguna presión, ¿no crees?
Trato de llevar mi mente hacia el lugar al que corre aquel idiota suicida que cruza calles en rojo arriesgándose a ser atropellado por algún conductor de malos reflejos, en seguirle el paso, pero en realidad soy más tardo y le tengo miedo al dolor, cada vez que llego a un cruce me dedico a mirar a ambos lados. Sé muy bien lo que es ser atropellado.
 
En algún momento de la travesía, no puedo encontrarlo ya más. Estoy acelerado y respiro enérgicamente para llenar mis pulmones de oxígeno y poder recobrarme del cansancio de la carrera. Por un momento me desoriento un poco entre la gran cantidad de edificios, pero al ver un negocio oscuro de vidrios empañados y sucios me ubico inmediatamente. Es fácil reconocer los lugares por cómo lucen, así como las personas. Un color, una imagen, una forma basta para que mi cerebro saque toda la información que tiene almacenada. Respiro hondo al encontrarme en medio de un montón de gente. Común, muy cerca de por aquí está el mercado central y a mucha gente le gusta estar ahí.
 
—Hey, ¿cuál es tu problema?
 
Me doy media vuelta, enfadado y extrañado. La chica que se encuentra a mi lado, con su cabello castaño y largo y sus saltones ojos azules pegados en mi frente, frunce el ceño de una forma molesta que rápidamente me hace formar una mueca de desagrado en mis labios.
—Ah, qué molesto —me quejo.
—Deberías fijarte por donde andas, idiota —gruñe ella.
—Ah… —Vuelvo a gruñir, me doy vuelta y chisto la lengua. Pude decir algo desafiante como “Has sido tú la idiota que ha chocado conmigo”, o “Mira tú por dónde caminas”, pero eso requeriría demasiado esfuerzo—. Vaya, eres tú.
—¿Quién te crees?
 
Agarro su antebrazo impidiendo su camino. La observo un rato para así poder obtener toda la información que tenía, pero lamentablemente era muy escasa. Esa niña nueva es… Algo desagradable, pero por alguna razón ya me la había topado dos veces durante la misma semana. Claro que ahora tenía un estilo algo diferente, más oscuro. Oscuro al estilo estúpido. Estúpido al estilo Octavio. Octavio al estilo Blam. Qué desagradables todos esos negros.
 
—¿Qué te crees tú? —No puedo evitar soltar una carcajada burlona.
 
La chica suelta un alarido enfadado y ofendido, y vuelve a intentar zafarse de mí, pero se lo impido. Vaya, buena expresión. Carcajeo nuevamente. Esto es interesante.
 
—Me sorprende que en tan poco tiempo una banda de idiotas te haya aceptado. Porque eres negra, ¿no? —inquiero, divertido.
—Eso no te incumbe.
 
Me da un empujón y ahora si la suelto. La gente ha comenzado a mirarme con más atención ahora, y en cualquier momento llega algún policía idiota o guardia a joderme la vida. Me cruzo de brazos divertido, pues sé lo que voy a presenciar ahora. Tengo una gran capacidad para predecir las acciones de los humanos.
Como me estaba esperando, se voltea y comienza a dar zancadas duras y largas, por lo que comienzo a seguirla a una distancia prudente. A los pocos minutos parece dudar, y es bastante entretenido.
 
—¿Te has perdido? —inquiero, sonriendo.
—No, sé exactamente hacia dónde voy —contesta, sin siquiera voltearse
 
Camina varios minutos más, dando vueltas casi sobre el mismo territorio. Me dedico a seguirla, en silencio, burlándome de ella en mi mente. Los turistas son graciosos, siempre me han parecido graciosas todas las personas que no son yo, pero en especial me gusta reírme de los turistas. Actúan como ratas asustadas, no saben a dónde ir ni dónde doblar. Todo les parece extraño. A veces siento un poco de envidia. He vivido mis dieciséis años en esta misma ciudad y cada calle es conocida para mí, conozco bien todo y siempre me he peguntado qué será sentirse desorientado en el universo. Debe ser desesperante.
Muy divertido.
 
Finalmente, ella dobla en un callejón sin salida. Suspiro y la sigo. Cuando ella voltea a verme me encuentro en una posición descuidada con los brazos levantados, indicando rendición.
 
—No te haré nada, nuevita. Si quieres puedo llevarte a donde sea. No seas tan llorona —sonrío.
—Escúchame bien —comienza, acercándoseme de forma amenazadora—. Soy perfectamente capaz de caminar por una ciudad yo sola, a pesar de ser menor de edad mi inteligencia supera a la de cualquier adulto mayor con estudios terminados. No pretendo negar que me encuentro en desventaja en este momento, pero sólo llevo una semana aquí y es completamente entendible. Lo que harás ahora será llevarme hasta la estación de trenes, sin desvíos ni juergas con extraños. Cualquier tipo de movimiento que hagas en falso y te convertiré en una antena parabólica, ¿entendido?
 
Su mano estalla en electricidad. Jamás me había interesado en los Blam, nada de ellos me parecía interesante y en realidad me desesperaban mucho, pero cuando hacían eso con sus manos… Era como fuego invisible. Me hervía. Me daban ganas de asesinarlos, pero al mismo tiempo tenía una tremenda curiosidad hacia lo que se sentiría recibir una descarga de esas. Por un momento pienso en molestarla para que me noquee, pero mi cerebro aún se encuentra conmocionado por las drogas y las explosiones, así que es mejor contenerse por ahora.
 
—Está bien, “chica inteligente” —sonrío—. Vamos juntos para que puedas alardearme cómo no te enseñan en el colegio a orientarte.
 
Suelta un gruñido y comienza a caminar a mi lado, dando pasos rápidos para así seguirme el paso. Iba ligeramente adelante mío, como para dar a entender que ella era quién mandaba, pero dudaba lo suficiente como para que me pudiese dar cuenta de lo atemorizada que se sentía. Eso me provoca un goce especial. Me hace sentir poderoso.
 
—No te he visto jamás en la escuela —murmuró de la nada, mientras esperábamos para cruzar.
 
He de aceptar que me sorprende la pregunta, puesto que estaba demasiado concentrado en el extraño color del cielo. Le dirijo una mirada y alzo una ceja, preparado para burlarme.
 
—¿Me has buscado? —carcajeo—. De verdad te imagino con tu cara de idiota mirando a todo el mundo buscándome. Qué linda.
—¿Linda? —se burla—. No me parece que esa palabra esté en tu vocabulario.
—Es sarcasmo, Sheldon Cooper.
—Pues sí, quería saber qué tipo de persona eres. Pero no has ido a la escuela, ¿por qué?, ¿te suspendieron por idiota?
—Algo así. En realidad, hace un par de años me suspendieron y pues… Dejé de ir —solté una risa—. Se aprende mucho más en la calle que en esa cárcel.
—Eres un troglodita, justo como lo pensé. —Se cruza de brazos y frunce el ceño, esperando a que decida entre una calle y otra. Tomo hacia la izquierda.
—No deberías ser tan agresiva, después de todo no te han enseñado en clases cómo no ser violada durante la noche caminando por la ciudad. —Suelto una carcajada—. Me siento orgulloso de saber moverme y de no entender el teorema de Euclides.
—No me parece suficiente razón el hecho de que quisieras aprender a caminar por la ciudad. Tampoco me creo que simplemente dejaste de ir a la escuela cuando querías, ¿acaso tus padres simplemente te dejaron?
 
Trago saliva y me detengo por una milésima de segundo, provocando un tropiezo en ella. Se voltea a verme y sonrío, para seguir caminando. Mi boca de la nada comienza a necesitar más saliva, está seca. Trago y trago pero no logro estabilizar el nivel.
 
—¿Qué pasó con tus padres? —insiste. Hasta podría parecerme que se siente feliz de haber encontrado algo con lo que hacerme sentir diminuto.
—¿Acaso te interesa? —me burlo—. El punto es que no voy a tu basura de escuela.
—Wow, ¿no vas a comenzar a llorar ahora? —pregunta, con una carcajada agria. Qué molesta.
—No, en realidad no. Pero puedo hacerte llorar.
 
Sonrío de manera demencial, le agarro las muñecas y se las doblo hasta hacerla soltar un aullido. La gente se aleja atemorizada, pero poco me importa. Su expresión de dolor cada vez me parece más satisfactoria.
 
—¿Quieres seguir molestándome? —inquiero—. Algo que deberías aprender para poder vivir a salvo en este lugar es que sólo el presente importa. Nada de preguntas sobre el pasado o el futuro, a nadie le gusta esa mierda. Trágatela, métetela por dónde mejor te quepa. Aunque con ese trasero creo que tendrás que buscar un mejor lugar dónde guardarla.
 
Carcajeo y me doy media vuelta, mientras ella comienza a acariciar sus muñecas. Unas pequeñas ampollas se crearon debido al calor que desprendió de mis manos. Hago una seña de aburrimiento mientras me largo.
 
—No es como si toda la gente fuera así de desagradable conmigo, no es bueno que te hagas enemiga de alguien como yo. La próxima vez deberíamos estar de mejor humor.
 
Me despido con la mano y me alejo rápidamente. Trato de no mantener mi ceño fruncido pero es complicado cuando en realidad sólo quiero ver algo explotar, o incendiar algo, algo grande como un bosque. Asesinar algo. Algún insecto. Me siento tenso, me cuesta respirar. Siempre he odiado el hecho de que no es necesaria el agua para sentirse ahogado. Generalmente me siento ahogado, y casi nunca toco el agua. Es una vida horrible.
 
De alguna forma llegué a la Plaza Roja, a veces mi cerebro ponía el piloto automático y yo era capaz de pensar en cualquier cosa menos en el camino. Era frustrante puesto que a veces llegaba a lugares que ni mierda de idea tenía que quería ir. Una vez quedé encerrado dentro de una fábrica abandonada cuando en realidad deseaba ir a Hole. A veces la mente se vuelve loca. Eso me pasa cuando me hablan de mi padre, de mi madre, de la familia. Es molesto, pero es mucho mejor no pensar en ese tipo de cosas. Simplemente me tiro en la tierra húmeda, en medio del camino que los niños utilizan para correr. La lluvia aún cae, pero de forma suave y tranquila. Mi cuerpo está casi completamente empapado y cada vez la temperatura baja. Inhalo, exhalo, inhalo, exhalo. Aún estoy algo tenso.
 
—Señor, ¿usted se murió?
 
La voz aguda de un niño llama mi atención. Cuando abro los ojos todo parece nublado, pero rápidamente veo su delicado rostro en contraste con el cielo nublado pero brillante. Me incorporo de forma cansada.
 
—No, sólo quería pensar —contesto, y lo observo. Tiene unos ojos tan negros que me sorprende. Parece un abismo.
—¿Necesita estar en el piso para pensar? —me pregunta, interesado. Adoro a los niños. Todo es malditamente importante para ellos, cada detalle.
—No, no en realidad, pero creo que lo quería —le dedico una sonrisa—. A veces es bueno recostarse y descansar la mente.
—Mi papá dice que sólo puede descansar en su casa, porque su jefe es un ogro —soltó una carcajada infantil—. Una vez leí un libro con un ogro, pero no se parece nada a él.
—Ajá, yo una vez leí un libro sobre un gato —le comenté, sonriendo. Se acuclilló a mi lado y le alboroté el cabello—. Era un gato negro.
—Los gatos negros dan mala suerte.
—No, sólo son extraños —explico.
—Como usted, porque duerme en el suelo para pensar y le gustan los gatos malos —gruñó—. Además, usted se va a enfermar y tendrá muchos mocos, porque no se pone la bufanda que le tejió su mamá.
—¿Acaso tu mamá no te enseñó a no hablar con extraños?
 
El niño me observó sorprendido, y luego su mirada se atemorizó. Se dio media vuelta y comenzó a correr donde un grupo de niños, y juntos todos corrieron aún más lejos. Se fueron en el momento justo en el que el cielo se volvió completamente negro. A lo lejos escucho un grito de una mujer, llamándolos para comer algo antes de ir a dormir. Suspiro. Eso me recordó muchas cosas, como cuando era pequeño y había al menos veinte niños con los que jugaba. Esa misma plaza. El hablar con extraños me había llevado a ser quién soy, así que tal vez esa conversación con ese niño había definido quién él sería. Esperaba que no terminase como yo.
 
—Vaya, tú sí que estás loco.
 
Sonrío. La verdad no puedo hacer nada más que eso. En cuanto escucho ese timbre de voz, en esa entonación, con ese modo, mi boca se vuelve una sonrisa inmediata. Abro los ojos y la observo.
 
—¿Por qué tan agresiva? —pregunto, levantándome.
—¿Por qué no? —gruñe—. Primero que nada, quemas el sofá de Hole. Nos demoramos una hora en volverlo a la normalidad. Luego, desapareces durante todo el día. Además, saliste sin abrigarte, estúpido. Ahora apareces con quemaduras y todo mojado, tirado en medio de la plaza. Por un momento creí que estabas muerto, ¡y eso sí que sería lo que faltaba…!
—Hey, hey, hey —murmuro—. Tranquila.
—Joder, está bien —se queja, frunciendo el ceño y haciendo un puchero muy gracioso—. Pero quédate esto.
 
Colocó en mi cuello una bufanda anaranjada de lana gruesa y artesanal. Era abrigada, tal vez por la lana o simplemente tenía su calor corporal impregnado, de una manera casi tan fuerte como su aroma… Creo que sería capaz de reconocer ese aroma en cualquier lugar, pues no es un perfume o algo parecido. Es su esencia. Aunque me siento muy a gusto con su “regalo”, frunzo el ceño.
 
—Oye, no necesito esto —me quejo—. Soy capaz de mantener mi propio calor perfectamente.
—Y por eso estás helando —me mira mal. Carcajeo, pero luego vuelvo a hacer un puchero.
—Smoochy, se supone que no debes dejarme en vergüenza. Soy el chico rudo, ¿recuerdas?
—Vamos a Hole, hombre.
 
Me da un empujón y camina a mi lado, apegándose bien a mí, como si intentara impregnarme su calor corporal. En cierta forma lo logra. Siempre ha sido buena en ese, compartir el calor. Es muy agradable, pero no deja de provocarme una extraña sensación de nostalgia. Me siento inútil y a la vez indefenso. Como el niño de los ojos negros. He de aceptar que su presencia vuelve mi día un cincuenta porciento mejor.
 
—Al fin en casa —exclama, estirándose. Comienza a lanzar por todos lados toda la ropa que llevaba para abrigarse. En pocos minutos solo lleva un suéter, y en el piso hay gorros, guantes, orejeras y demás.
—No necesitas abrigarte, deja de hacerlo —me quejo, sentándome en el sofá. Puedo sentir las quemaduras.
—La magia del invierno es tener que abrigarse, ¡dudh! —exclama, como si fuera lo más obvio del mundo.
—Eres extraña, Nora. Muy, muy extraña.
 
Me sonríe y me saca la lengua, caminando hasta la cocina, para luego volver con un plato de verduras. Se sienta a mi lado en el sofá, bien apegada a mí, y me coloca el plato de verduras enfrente. Con el tiempo he aprendido a no negarme a ellas. Si las dejas de lado sin que se den cuenta es mucho más fácil todo.
 
—¿Te duelen mucho? —me pregunta, ahora sonando preocupada. Observo mis manos y brazos con ampollas y quemaduras algo graves.
—No, no en realidad —acepto—. ¿Me contarías cómo llegué a donde llegué?
—¿Dónde estabas? —pregunta—. Sinceramente no lo sé. Luego de despertar de alguna pesadilla y de incendiar el sofá, te fuiste. Según Chris, te vio en el quiosco de la esquina comprando muchos encendedores. Te saludó pero no lo tomaste en cuenta.
—Bueno, creo que ahora sé que está mal fumar cocaína, no lo volveré a hacer —acepto, frotándome la cabeza.
—No seas idiota, no vuelvas a hacer una estupidez como esa —se queja. Ahora de verdad parece enfadada.
—En realidad no me llama la atención. Alguien me dijo que si fumaba eso iba a dejar de sentir dolor así que lo intenté, pero en realidad… Me da igual. Además, ahora me duele la cabeza… Necesito que me apapachen. —Hago un puchero. Ella se queda mirándome unos segundos, en completo silencio. Cuando abro los ojos, noto que parece algo incómoda. Me incorporo acercándome más a ella—. Oye, perdón. Sé que estuvo mal y prometo no volver a hacerlo, y lo de las quemaduras también. Lo haré por ti.
 
Le sonrío, pero ella se sonroja y se aleja un poco. Se levanta y va a dejar el plato de verduras, como aceptando que no las comeré. Las deja en la cocina y al volver me observa.
 
—Vamos arriba, deberías dormir un poco. Tienes unas ojeras enormes, pareces mapache.
 
Carcajea levemente, así que la sigo. Me siento algo mal por haberla hecho sentir mal. Aún más debido a que no sé qué es lo que la enfadó. ¿Acaso no me cree?, ¿acaso espera que lo haga por algo además de por ella?, ¿acaso le molesta que diga algo así?, ¿acaso lo que hice es imperdonable?
Poco importa. Aún así subo las escaleras a su lado, entramos a mi habitación y nos recostamos ahí. Es algo que hacemos muy seguido. No me gusta mucho dormir en esa habitación por lo que no parece muy mía, pero cuando estoy especialmente cansado o quiero estar tranquilo me encierro aquí, y generalmente es ella quién me acompaña. Cierra las cortinas y se recuesta a mi lado. Por minutos sólo escucho su respiración irregular, como si estuviese cansada.
 
—¿Te sientes bien?
—No mucho, creo que me resfriaré —suspira. Recuesta su cabeza sobre mi pecho.
—Lo lamento, no debiste salir con este frío —murmuro apenado.
—Entonces no hagas nada como eso nunca más.
—Está bien.
 
Nos volvemos a mantener en silencio, y su respiración sigue irregular. Desearía saber qué le hace sentir mal para así poder ayudarla. Mi respiración también se siente torpe. En realidad, en aquel momento todo en mí se siente torpe, y no sé si es por el cansancio o por otra cosa. No puedo estar seguro, ¿por qué es complicado respirar? Tengo que tragar saliva muchas veces, incluso me sudan las manos al tocar el cuerpo de Nora a mi lado. Se vuelve, repentinamente… Incómodo. Tengo ganas de reír. De reír a carcajadas, pero ni siquiera sé de qué. Tal vez es porque me siento nervioso.
No me entiendo. De verdad que no.
 
Me volteo y beso su frente.
 
—Eres mi felicidad, ¿te lo había dicho ya? —sonrío—. Gracias por ir a rescatarme, chica héroe.
—Hah… de… De nada —suspira—. Súper-Nora al recate.
—Eres extraña.
—Y a mucha honra.
 
El silencio vuelve a inundarnos, y el sueño comienza a apoderarse de mí. La abrazo mas apegada a mi pecho, donde mi pulso es cada vez más rápido. Tal vez me resfríe. Sería el caos si los dos termináramos en cama.
 
—Eres mi felicidad —comento, y caigo dormido.

asjdio:


Sigue: bere:rene: 
Nico.
Nico.


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Mensaje por Kurt. Dom 15 Sep 2013, 7:08 pm

*-* Oh, Covu, mi amor. *-* ¿Cuántas páginas escribiste en word, wey? ._.' No mames, ya ni yo escribiría tanto. XDD JAJAAJAJJAJAJA. Si de por sí, cuando lo leí en el iphone se me hacía eterno. XD Aunque en un principio dudaba si Noriski iba a aparecer o no, pero luego, fui bajando el dedo, y como no le veía fin al precioso capítulo, supuse que sí saldría. lol. En feeeeeeeen, me gustó, mucho. Me encantó. Lo adoré. Lo amé. dskjhafjdksfha, Uno de los mejores capítulos que he leído en mi vida, si no es que el mejor. ;-; Es que, wn, ya te he dicho que amo cómo escribes, y es cierto, porque muy pocas personas se preocupan en utilizar un vocabulario más extenso y descriptivo a la hora de redactar que le da un aspecto mucho más djaskfhkjsdahfjak. Profesional.(?) Honestly, es una de las principales razones por las cuáles amo tus escritos. Y todo lo que el Coso siente al lado de mi Nora. ;-; Ay, muero. ;-; Demasiado hermoso para mí. dkjsafhkdshak. Me los imagino abrazaditos y sdkjafhdjhfkas. Shoro. ;-; Qué belleza. ;-; Ya quiero que las cosas entre ambos se tensen para la gran revelación.(?) Madness in Dazzle |NC| - Página 3 285151902 ah. Aunque para cuando suceda eso la cabeza y el corazón de Nora estarán hechos un lío.:C Como sea, ese Coso es... raro. Y todavía le llama a mi Noriski extraña. :jum: Ambos lo son, so... xd. El weón se encuentra con medio Dazzle, Covu.(?) XD Es social el weón.(?) Madness in Dazzle |NC| - Página 3 4222964207 ah. Y eso de los encendedores... Pls. Me dio cosa al imaginarme las manos todas quemadas.:C Pobre niño raro.:C (?) Y eso. Ya te expliqué lo demás en mi pvt.:C Sorreh. Una vez más, amé el cap.<3
ai lov iu.<3
Kurt.
Kurt.


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Mensaje por ivashkova. Mar 17 Sep 2013, 10:54 pm

Ohhhhhhhhhhhhh, dkjsf. Covi, me encantó, fue tan cortito ;-; (?) dskjf. Me encantó de principio a fin. Nooooora y Eric son hermosos *-* tanto que duele ;-; jdskf.
Eric es tan... él. fjskd. Le amo *-*
Bueno, está más decir que me fascina cómo escribes, y pucha, eso): No me saldrá un testamento como el de Deya, porque no soy muy creativa para los comentarios, pero en sí, quiero decirte que amé tu capítulo y quiero leer más, fin. (?) kfhdks. te adoro, larcho<3
ivashkova.
ivashkova.


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Mensaje por Sheeran. Miér 18 Sep 2013, 7:24 pm

No termine de leer,pero vi las imagenes de los chicas/os que habian puesto y vi a Logan y a ElRubius,y quise comentar para no olvidarme,ame los  primeros 3 capitulos,los amo.
Em,eso creo,asi que...em... *momento en que el cerebro no reacciona* CHAU.:corre: :corre: :corre: :corre: :corre: :corre: (?)
Sheeran.
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Mensaje por impasse Sáb 21 Sep 2013, 8:54 am

Creo que ya es hora de que me pase por aquí, paso el capítulo a la computadora y lo subo.<3 Me encanto tu capítulo Bárb, fue tan asdfghj Madness in Dazzle |NC| - Página 3 961472736 awesome. Madness in Dazzle |NC| - Página 3 1857533193
impasse
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Mensaje por impasse Sáb 21 Sep 2013, 11:57 am



Carrie E. McClain



[size=12]El  viento despeinaba mis cabellos provocándome una hermnosa sensación de libertad que tan incomparable e irremplazable para mi era tan satisfactoria que hacía que en ocasiones mi piel se ponga de gallina. Me senté sobre un escalon del patio de mi hogar, sople lentamente entrecerrando los ojos haciendo que las hojas de un árbol se sacudieran, sonreí. Probablemente hacer este tipo de cosas alegraban mis días, me coloque mis grandes auriculares en mis oídos luego los conecte a mi celular y me dedique a escuchar canciones tranquilas y agradables ladeando mi cabeza a compas del ritmo.  Un ruido proveniente de mi panza capto toda mi atención y me saque los auriculares dejándolos a un lado en el piso, la expresión de mi rostro cambio repentinamente al sentir como mi estómago pedía a gritos comida, no había probado bocado desde ayer a la mañana cuando apenas pude comer una pequeña manzana del árbol que planté cuando tenía cinco años.
Abracé mis panza con ambos brazos cerrando mis ojos, inhalé y exhalé en un intento desesperado por mantener el hambre bloqueado, sin más remedio me recosté en el suelo de mármol. Me negaba a volver a ese horrible lugar, son tan sólo unos kilos de más, nada importante, en poco tiempo los bajaría. Entreabrí mi boca reseca por el frío y mi cuerpo comenzó a temblar involuntariamente, por casualidad y suerte escuché pasos acercarse pero estos se detuvieron, y se desvanecieron. Suspire sintiendo el último ruido que emitió mi estómago, mis dientes castañeaban, con mucho esfuerzo logré levantarme intentando no caer desplomada como en ocasiones anteriores, entré por la puerta trasera y me caminé dentro de la casa apoyándome en la pared, usando esta como soporte.
Llegué al sillón de la sala de estar, y me tire sobre el, tomando un cojín para luego abrazarlo contra mi pecho, sintiendo mis ojos pesados y costándome abrirlos. Al parecer mi madre no se encontraba en la casa y ya como es de esperar mi padre tampoco, lo que daba como resultado a mi misma disfrutando de mi dulce soledad, como era de esperar, no era una novedad. Puedo admitir que siempre he estado por mi cuenta, no era una chica muy social ni mucho menos esa clase de chica con la que todos querían estar, uno puede ser muy cruel a veces.  Cerré mis ojos y deje que el sueño me tomara en sus brazos.



[…]


Por lo que noté, me había quedado dormida en el transcurso de lo que sería toda la tarde, emiti un lijero bostezo y estiré mis brazos sobre mis hombros mientras me sentaba sobre el sillón, maldecí internamente por dormir allí, es el lugar más incomodo del mundo, si hubiese sido un poco más conciente nunca en la vida se me ocurriría dormir en ese sillón. Me levante y caminé a paso lento hasta la gran ventana, corrí las persianas y mire al cielo, este se encontraba teñido de un color anaranjado, teñido con un rojizo. De repente el ruido de un objeto pesado similar a un vidrio, cayó contra el piso de madera, como un reflejo levante la mirada expectante de algún otro signo de movimiento, pero nada, sólo silencio. Subí las escaleras observando con atención el pasillo, por lo visto mi madre había regresado y la parte más extraña del asunto es que ni se había molestado en despertarme, según ella no le gustaba verme holgazaneando, le irritaba y sinceramente estaba cansada para escuchar sus insultos.
Al subir el último escalon, me incline impulsándome hacía adelante, gire mi cabeza hacía la derecha e izquierda, no podía percibir ni una alma en cerca. Avance a paso rápido hacía el cuarto de mamá, ella estaba de rodillas en el piso mirando a un jarrón partido en pedazos.

—¿Esta todo bien mamá? —pregunté asomandome por la puerta.

—Vete Carrie—tomo el puente de su nariz con sus dedos cerrando sus ojos. —Sólo vete, ¿puedes hacer eso?

Tragué saliva y asentí, agarre el picaporte y arrime la puerta del dormitorio. Baje las escaleras hacía abajo casi al punto de correr, necesitaba salir de allí, ahora. Un nudo en mi garganta se hizo presente y con el, ganas de llorar, mi nariz picaba. Pero tenía el lugar perfecto donde estar.
Al salir de la casa me di cuenta que estaba anocheciendo, un par de luciérnagas volaban cerca y sonidos de búhos cantaban. Metí mis manos en los bolsillos de mi sudadera oscura y caminé con la cabeza baja mirando mis pies a medida que avanzaba por la vereda, pequeñas gotas caían como un rocío.
“Genial” murmure colocándome la capucha.
No era muy habitual, pero mucha gente caminaba por la calle, algunos con cintas rojas en su muñeca, otros con prendas azules. Pase por al lado de un muchacho que se encontraba entretenidamente jugando con su videojuego portátil en un banquito, de seguro debía ser un blam. Una muchacha de pelo castaño y ojos claros, me miro enarcando una ceja, uñas y una cinta roja adornaba su muñeca, ignore su mirada y continué mi camino hasta el parque.  Pero ella no estaba sola, estaba con tres chicas de distintas bandas y un hombre de ojos oscuros, todos parecían tener mi edad, escuché con atención sus burlas hacía mi y sus risas, como si tuviera algo gracioso en lo que la castaña comentó. Apresuré mi paso, pero ellos tan solo rieron más fuerte, el chico me grito claramente “Gallina”.
Aproximadamente una hora después, llegué hasta un árbol cerca del sucio lago, abrí mi botella de Vodka y le di un largo trago, no fue una mala idea tener dinero en mi pantalón para días como este. Por lo que pude notar, no había nadie, recorrí el lugar con la mirada y observe una figura de una chica con su vista perdida en el lago, un sentimiento no normal en mi me incitó a sentarme a su lado, lucía sola. Me acerque a su lado y la mire.

—¿Está ocupado este lugar?
Ella negó con la cabeza sin mirarme, y me senté a su lado.

—¿Quieres tomar? —le ofrecí de mi botella y ella acepto tomándola con una mano y dándole un largo trago. —Por cierto, soy Carrie.

—Electra—dijo y dirigió su mirada hacía mi, sonrió.


impasse
impasse


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Mensaje por Salem. Dom 22 Sep 2013, 9:26 pm

Simplemente es fascinante esto !
Salem.
Salem.


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Mensaje por Tori. Vie 27 Sep 2013, 8:06 pm

Tendré que pasar turno, no tengo nada escrito, lo siento. :c
Tori.
Tori.


http://springdciy.tumblr.com

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