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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Madness in Dazzle |NC|
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Madness in Dazzle |NC|
Madness in Dazzle
En la movida ciudad de Dazzle no hay un solo día tranquilo. Nada es como debería ser, los jóvenes no son estudiantes inocentes, y los trabajadores, todos tienen vidas secretas, el gobierno trata de aparentar que son la ciudad perfecta, pero todos en Dazzle saben lo que pasa durante la noche. La vida común se ve interrumpida cada día por las peleas entre las diferentes bandas de la ciudad. La banda roja, poseedora del poder del fuego, la banda azul, poseedora del poder del agua, la banda verde, poseedora del poder de la tierra, la banda negra, poseedora del poder del rayo y la banda blanca, poseedora del poder del aire. Todas estas bandas están en una constante guerra entre ellas, no pueden mezclarse en territorios ni en ningún tipo, lo que ha sumido a la ciudad en un latente miedo y desorden. Estas bandas anarquistas y gángters se llevan la fascinación y el miedo de los ciudadanos de toda Dazzle, se vuelven parte de su cultura e historia, y de sus días y noches.
Idea e historia, son original de Covi.
Escritoras y personajes
- Covi/Jota — Electra
- Jota — David
- Rebe — Octavio
- Ale — Edward
- Deya — Cameron
- Barbu — Keith
- Clau — Lionel
- Bárb — Reeva
- Lula — Lineth
- Deya — Nora
- Covi — Eric
- Bere — Carrie
- Clau — Josh
Reglas
- Respeto entre todas, no queremos discusiones ni nada por el estilo.
- Buena ortografía, no pedimos que sea extremadamente buena ni nada, pero que no escriban en plan "wachiturro" ni nada. Lo que queremos es una escritura decente y cómoda a la hora de leer.
- Avisar si no se podrá subir el capítulo correspondiente, pues no queremos el abandono del fic.
- El plazo para subir un capitulo será de máximo 5 días, como ya se dijo, avisar si no es posible subirlo en ese plazo, para pasar a la siguiente escritora.
- No abandonar el fic, puesto que hemos puesto mucho esfuerzo en organizar y planificar este proyecto, así que si no podrán escribir, al menos avísenlo, para buscar si es posible un remplazo o agregar un nuevo personaje.
- En cada capítulo el personaje debe toparse al menos una vez con Electra.
- Al final de cada capítulo, se deberá poner el nombre o usuario de la siguiente escritora.
- Y por último, como siempre: diviértanse~
Pequeña aclaración.
La historia gira en torno al personaje de Electra, todo comenzara con su llegada y como los personajes la van conociendo, aunque claro a lo largo del fic tambien estara la historia de los diversos personajes.
Otra vez quiero decir que la historia principal y el mundo de Dazzle es original de Covi a excepción de los personajes de las demás escritoras.
Mañana tendréis el primer capítulo. ¡Sed felices! :bye:
Última edición por JavImagine el Sáb 20 Jul 2013, 7:20 pm, editado 1 vez
JotaImagine
Re: Madness in Dazzle |NC|
primera lectora - creo - si es que no me equivoco esto gira en torno a historias de banda callejeras, ¿o no? por que si es así amaré aun más la idea<3<3
espero el primer cap
espero el primer cap
Invitado
Invitado
Re: Madness in Dazzle |NC|
Acá vine para tener este tema en temas supervisados. Espero el primer capítulo. c:
Kurt.
Re: Madness in Dazzle |NC|
Electra Sozdina
A la primera mirada, esta ciudad no podría ser Lyon. Dazzle, de hecho, es un total opuesto a Lyon, mi ciudad natal. Al bajar del bus que me transportó desde el Aeropuerto hasta una estación en el centro de la ciudad, me deslumbran las luces y publicidades que brillan en contraste a la noche oscura. La gente camina de aquí para allá, sin hablarse, ocupados en lo suyo y al mismo tiempo todos parecen conocerse. Doy un par de pasos, torpemente, hacia un cruce. En la calle siguiente, en medio de una pequeña plazoleta, hay un grupo de jóvenes sentados en el césped, carcajeando, jugando, andando en sus patinetas, viviendo sus vidas. Oigo la música desde un par de edificios, hay bares abriéndose, negocios cerrando, policías rondando por las calles, gente misteriosa, gente desagradable, gente simple. Trato de respirar mientras observo todas estas cosas. Este lugar, tan diferente, tan misterioso y algo desordenado, es mi nuevo hogar. Esos jóvenes serán mis compañeros en la escuela, me toparé con todas estas personas día a día en las calles.
Me siento ansiosa.
Cruzo la calle, sujetando bien mis maletas debido a que ya se está oscureciendo y no puedo confiar en toda esta gente. Saco un papel del bolsillo de mi abrigo y lo observo.
"Edificio N° 782, habitación #158. Calle Norte"
Para mi mala suerte las letras irregulares del papel, que mi madre me entregó indicando la dirección de mi nuevo hogar, no me hacían ningún tipo de referencia. No sé a dónde moverme, mi madre dijo que caminara derecho, pero ¿derecho hacia adónde?
Yo, Electra Sozdina, jamás he tenido una buena capacidad de orientación. Viví todos mis extraños diecisiete años en un pequeño pueblo de Lyon, Francia. En sí, es una ciudad grande, pero mi pueblo estaba alejado del centro, era campestre, y ahí todos se conocían con todos. Recorrí el mismo camino todos los días, de mi casa hasta la escuela, el negocio, la plaza. Conocía cada centímetro de ese lugar, pero era simplemente porque jamás salí de ahí, no teníamos demasiado dinero mamá y yo. Ahora que me veo obligada a conocer un nuevo lugar, una ciudad tan complicada y enredada como Dazzle, con tanta gente diferente, extranjeros, jóvenes, diferentes nacionalidades, creo que he sido absorbida. Y además, no sé dónde está mi nuevo hogar.
Los minutos transcurren y me he alejado hasta una parada de buses. No hay más personas que un chico sentado en la banca, y el ruido de la ciudad cada vez parece más alejado, en parte porque me concentro en la persona cerca de mí. Sin duda es extraño. Tiene un cabello castaño desordenado, parece que acaba de levantarse de su cama. Tiene los ojos cerrados, y el rostro se dirige hasta el cielo, parece cansado. Su posición corporal es simple, incluso, si su pecho no se moviera al ritmo de su respiración, parecería muerto. Es extraño que a pesar del frío que hace, utiliza una playera negra de mangas cortas y con el cuello ancho, y bermudas. Termina por llamar completamente mi atención el pañuelo color rojo que utiliza amarrado en su muñeca derecha.
No sé muchas cosas sobre Dazzle, pero algo que todos saben en la tierra es la historia de las pandillas de la ciudad. Son cinco, diferentes unas de otras, algunas agresivas, otras, simplemente organizaciones, pero aún así, muy importantes para la ciudad. La banda roja, según lo que había leído en internet, era la banda más agresiva. Se le asocia en la ciudad al fuego. Leí también que son muy desordenados y algo desagradables. Me siento algo asustada, observo a todos lados, buscando a alguien a quién preguntarle, pero de la nada, parece como si nadie quisiese acercarse a la parada en la que me encuentro. La gente más cercana es una calle más allá, pienso en ir, pero decido arriesgarme.
—Esto... ¿Disculpa? —hablo, con voz segura.
El chico se remueve en su lugar y su ceño se frunce, al principio parece molesto, pero luego algo cansado. Abre sus ojos y me sorprendo con lo azules que son, tan fríos, que me sorprende que todo lo demás en él parezca tan cálido.
—¿Ah? —murmura, más como un gruñido de cansancio. Vuelve su mirada hacia mí—. ¿Qué?
—¿Podrías decirme dónde se encuentra la calle Norte? —pregunto, con interés. A pesar de que me siento inferior cerca de él, mi voz no lo demuestra. Siempre he sido buena para aparentar.
—Estás bien perdida, niña —comenta, estirándose y luego incorporándose. Coloca las manos en sus bolsillos y se me acerca un par de pasos—. La calle Norte está cerca de la casa grande, pero si caminas por este pasaje de aquí hasta el lugar del Tío Joe y doblas a la esquina, caminando un par de minutos hacia el centro llegarás.
Apuntó en una dirección y luego comenzó a indicar varios lugares. Por segundos pareció que hablaba en chino. No comprendí absolutamente nada de lo que había dicho, y me sentí fastidiada por el hecho de que en esta ciudad todos debían conocer esos lugares que para mí no eran más que nombres. No es un buen plan revelar a alguien desconocido el hecho de que soy extranjera, pero no veo otra salida.
—Ahm... Acabo de llegar a esta ciudad y he de aceptar que no entendí absolutamente nada de lo que has dicho. ¿Podrías darme una referencia más estándar?
El chico pareció sopesar la idea en su mente unos segundos, observando a la dirección que me había apuntado hacía un segundo, frunció el ceño, abrió la boca un par de veces para hablar, pero desistió, y luego volvió la mirada hacia mí, mirándome desde arriba hasta abajo, como escaneándome.
—¿Francia? —me preguntó.
—¿Es de tu incumbencia? —inquiero, enfadada.
—Qué mal humor... Bueno, los franceses tienen un pésimo humor, en especial con la gente como yo —comentó, más para sí mismo—. Bueno, niña nueva. No sé decirte a dónde tienes que ir, y hace un par de minutos vi a Ocho caminar por aquí así que no te recomiendo andar sola. Podría asesinarte.
—Muy gracioso —me burlo, aunque su sonrisa maliciosa me provocó escalofríos. En este momento daría cualquier cosa por no tener que caminar sola—. Iré a preguntarle a alguien que sepa hablar.
—Ajá, ajá. Espero no te topes con Ocho, últimamente ha asesinado a más personas de lo normal —comentó—, y hace un par de días secuestraron a un extranjero...
Doy un par de pasos alejándome cuando dice eso. Respiro tratando de relajarme, observo a todos lados, la oscuridad. El lugar de la nada me parece algo tétrico. Suelto una ligera carcajada burlona.
—¿Quién es ese Ocho del que tanto hablas? —inquiero, desafiante—. ¿Tu novio?
—Te reirás bastante cuando te lo topes y trate de matarte —carcajeó—. Pero hoy me siento benévolo y te llevaré a donde quieres ir.
Respiro profundo, escuchando sus palabras, tratando de que mi actitud corporal no revele que en verdad estaba asustada, y de hecho, no lo hace. Siempre he sido buena escondiendo mis sentimientos. Tengo tanto miedo que me gustaría esconderme detrás de él mientras me lleva hasta mi nuevo hogar, pero sería estúpido. Por ahora, debo preocuparme de que no decida aburrirse de mí y dejarme sola.
—Comúnmente no aceptaría la compañía de un subversivo como tú, pero como no veo a ninguna persona cerca, lo haré. Debo ir a la Calle Norte, Edificio 780.
El chico sonríe y comienza a caminar en la dirección en la que me había apuntado hacía un par de minutos, y no pienso dos veces antes de ir atrás de él. De cualquier manera, una navaja filosa descansa en mi bolsillo derecho en caso de que decida hacer algo. Vamos por la calle y cruzamos en un pasaje angosto y largo, con varias casas de estilo antiguo, sus cortinas cerradas y pequeñas luces que se cuelan entre ellas. Nos mantenemos en él por un largo periodo, donde me dedico a observar los lugares y grabármelos en la mente.
—¿Tienes una beca en la escuela de St. Dazzle? —inquiere, a lo lejos. Me acerco más a él, pero aún distante.
—¿Qué te hace pensar en eso? —Me preocupé bastante en no parecer muy, la gente tiende a quitarme edad.
—Aaam... Además de que seguro tienes entre quince y dieciséis, el barrio de edificios al que vas es específico para estudiantes. Por cierto, está cerca del Mercado central, y si caminas un poco llegarás a la estación de trenes. No pretendas ir a la escuela en bus, tardarás meses. La costa queda más lejos de lo que parece —comenta, y luego bosteza.
Entrecierro los ojos sintiendo animadversión hacia este chico tan desagradable y engreído. Me había preocupado bastante en no revelar todas esas cosas que él ahora sabía, había perdido con demasiada facilidad. El mayor miedo que sentía al venir a esta ciudad, es que todo es muy diferente y la gente en especial parece más... Desarrollada. Para todos en mi pueblo yo era un genio, en la construcción, las matemáticas... Era extraña, debido a que siempre sabía más de lo normal. Al conocer a este chico mis miedos se han incrementado, seguro me encontraré con gente mejor que yo... Respiro profundo, sintiendo un nudo en el estómago.
—Hola, Joe —saludó el chico, sacándome de mis pensamientos. Un hombre regordete y barbón se encontraba sentado a las afueras de un kiosco de mala muerte. Parecía ebrio.
No respondió, sólo roncó de otra forma. El castaño que me guiaba se acercó a sacar una barra de chocolate del mostrador, y el hombre no pareció ni siquiera notarlo, seguía dormido, o en coma. No podría estar segura.
—Este tipo jamás está despierto, así que cuando salgas lo verás aquí y sabrás dónde mierda estás parada —habló. Hablaba mucho, y bastante fuerte. No me parecía propio de él—. Por cierto, ¿tus padres jamás te enseñaron que no debías decir mentiras?
—No digo mentiras —sentencié, observando con desagrado al hombre al pasar a su lado.
—Es imposible que vivas en el edificio 780, pues ese está lleno... A decir verdad, creo que a los únicos a los que podrías ir serían al 771, 732 y 782, y considerando el hecho de que los dos primeros están a la vuelta de la calle Norte, vives ahora en el edificio 782. Es una mala idea tratar de engañar a la gente que sabe más que tú. Si no fuera tan buena persona, seguro te golpearía o me aprovecharía de ti.
Mierda, mierda, mierda. Qué persona más desagradable, siempre he odiado cuando la gente tiene razón y yo no. Frunzo el ceño con enfado. En ese momento salimos del pasaje pequeño y damos de lleno en una larga calle, ancha y llena de gente y autos. Era adoquinada, y en una de las esquinas un letrero indica "Calle Norte". Sonrío.
—Creo que hasta aquí llegamos —anuncio, observando el número de edificio más cercano: 810.
De cualquier forma, el castaño ya no me prestaba atención. Observaba algo a lo lejos que me provocó curiosidad. Mientras trataba de alejarme entre la gente pude ver cómo un chico de cabello oscuro y con un gorro negro en su cabeza se acercaba con expresión enfadada hacia él. Mi guía sonreía con alegría.
—¡Hasta que logré encontrarte, Ocho! —exclamó, entre divertido y enfadado.
—Eres un pervertido, Galskap. Bastardo.
Corrió hacia él y el castaño se alejó dando pasos largos. Al pasar a mi lado me sonrió maliciosamente.
—Adiós, niña nueva. Nos veremos pronto...
Se alejó corriendo en la dirección contraria, y luego a mi lado pasó su perseguidor, con rostro enfadado. Al parecer, el tal Ocho si existía, pero no era de mi incumbencia. Caminé calle abajo, buscando el número de mi edificio. Cada uno de los que pasaba era de un color blanco mármol, y parecía antiguo. Finalmente, al final de la calle, encontré mi hogar. 782.
Sonreí, este era un buen comienzo.
***
Al recobrar el sentido luego de la larga noche de sueño que pase, sentí un frío insoportable y que me obligaba a abrazarme a mi misma a la vez que me enredaba entre las sabanas. ¿Cómo soportar tal frío? Con esto lo único que se me pasaba por la mente era el quedarme en cama hasta que fuera más tarde, pero debía de asistir a clases, hoy era mi primer día en St. Dazzle. Sin más remedio, me levante de la comodidad de mi cama y sentí como el frío recorría todo mi cuerpo, haciendo que me estremeciera; rápidamente busque algo de ropa, nada en especial la verdad, solo unos jean y una camiseta cualquiera. Tome una pequeña ducha caliente—que me hubiera gustado que durase más— y luego de vestirme salí del edificio tomando camino hacia la estación de trenes. Camine hasta donde recuerdo me comentaron que estaba la estación, pase por lo que se supone era el Mercado Central y llegue a la estación, aunque al llegar, no vi a nadie, ¿Qué hora era? Levante mi muñeca e hice un movimiento para que la manga dejara al vista el reloj. Mierda. Sin duda comencé a maldecir todo lo que tenía en frente, había perdido el tren, ya era tarde, había dormido demasiado.
Salí de aquella estación mientras pensaba en que hacer ahora, ni siquiera sabía donde quedaba la escuela, mi plan era el de bajar con otros estudiantes y seguirlos. Comencé a mirar a mí alrededor mientras fruncía los labios pensando en cómo llegaría ahora, ¿Y si corría hasta la escuela? Hasta ahora era la única opción. Mire a ambos lados pensando hacia donde sería y comencé a correr hacia donde supuse que sería la opción correcta.
Espero no perderme.
Corrí varías cuadras y termine por cansarme. Erré. Correr no era la mejor opción en estos instantes, mucho menos si tenía una mochila en la espalda, así que pare y me senté en la acera; ni se imaginan el cansancio que sentía.
—Una botella de agua me vendría bien. —Murmure sacándome la mochila de la espalda y poniéndola en mis piernas y acto seguido comencé a buscar la pequeña botella que traía en esta, para luego tomar algo de agua fresca.
Al levantarme, observe mí alrededor para ver si me podía orientar, pero no vi nada. Bufe frustrada, esto me pasaba por quedarme dormida, aunque claro, también era mi culpa que se me ocurriera anotar unas ideas para nuevos inventos hasta tarde.
Mientras me hundía en mis propios pensamientos, sentí como alguien pasaba corriendo detrás de mí, esto fue también acompañado por una risa que podría llamarse infantil y tonta. Gire sobre mis talones y pude observar a un muchacho bastante alto, castaño y con una gorra negra tapándole la mayor parte del cabello; el muchacho se encontraba jugando con una paloma. ¿Retraso mental? No podía haber otra explicación, aunque por el tono de voz agudo que usaba, podía deducir que también simplemente estaba haciendo el gilipollas, cosa que encuentro también más lógica que lo del retraso. La expresión del muchacho era de diversión e infantilismo puro, parecía un crío de cinco años jugando con lo primero que encontraba.
Al poco tiempo la paloma salió volando del lugar, haciendo que el joven la insultara e hiciera alguna que otra expresión aun más estúpida que la anterior.
—Oye tú. —Le digo haciéndole entender que quiero que me mire. — ¿Sabes dónde queda la escuela St. Dazzle?
El joven sonríe de lado y se acerca lentamente a mí, puedo decir que se acerca tanto, que me hace pensar que no sabe lo que es la distancia moderada entre dos personas que no se conocen. Su expresión se torna algo así como “pervertida” y me observa de arriba hasta abajo, poco segundos después ríe levemente.
—Queda como a diez cuadras de aquí, luego doblas a la izquierda y sigues derecho…—dice seguro mientras apunta con su barbilla. —…si es que no me equivoco. —termina la frase haciendo que yo frunza el ceño.
— ¿No conoces tu propia ciudad? —Pregunto desconcertada, nunca llegare a la escuela, en estos momentos estoy segura de aquello.
—No salgo mucho, y hace unos dos o tres años que no voy. —Dicho esto suelta una leve risa. — Eres nueva en Dazzle, ¿no?
Por un momento me moleste al darme cuenta de que cada vez hacia más obvio el hecho de que no hace mucho llegue a la ciudad.
—Eso no te incumbe. —Dije mientras me giraba en la dirección que aquel me dijo, la cual rogaba por que estuviera buena.
—O sea que si lo eres. —Respondió burlón, a lo cual, por el tono de su voz podía deducir que estaba sonriendo de lado, eso o me estaba imaginando cosas. —Si piensas irte, te digo ahora que no estoy seguro de si esa es la dirección, tal vez te mande a quien sabe dónde. —Su tono de voz se torno algo extraña y aguda, como si me estuviera diciendo que luego no sería su culpa o algo.
Pare en seco. Odio admitirlo pero tenía razón, el mismo lo dijo luego de decirme la supuesta indicación y aunque en serio quería llegar a mi destino, si la dirección no era correcta me perdería más de lo que estaba. Suspire algo cansada y me volví hacia él, viendo como sacaba una pequeña consola de su bolsillo y tarareaba algo que no conocía.
— ¿Sabes dónde puede haber alguien que si sepa la dirección? —Murmure seriamente mientras respiraba tratando de calmarme un poco, a lo que el castaño levanto la mirada de la pequeña pantalla y sonrió por encima vez.
—No. —Dicho aquello se giro y comenzó a caminar hacia la gran casa que se encontraba justo detrás de él. —Bueno, aquí puede haber alguien, pero no puedo dejarte entrar, así que…tendrás que arreglártelas sola. —Me quede mirándolo fijamente mientras se iba, lo que más me llamo la atención fue la gorra negra en su cabeza.
Era la misma que tenía el chico de la noche anterior. Si no me equivocaba esa gorra era de una de las tantas bandas de esta ciudad; Blam, de lo poco que había leído y escuchado de ellos, es que los representaba el rayo. Este asunto de las bandas me causaba curiosidad, ¿Cómo sería ser parte de una de ellas?, ¿Cómo serían sus integrantes? Lentamente me acerque a la puerta y trate de no hacer ruido, si no iba a la escuela era mejor aprovechar el día en otra cosa, así que hoy me dedicaría a investigar sobre esta banda.
El muchacho cerró la puerta del lugar y antes de que esta se cerrara completamente la pare suavemente con mi mano, para luego empujarla tratando de no hacer ruido. Al entrar me encontré con un pasillo de paredes con diversos colores muy llamativos, ¿No les cansaría la vista? Pues la mayoría de los colores eran verdaderamente fuertes, a mí ya me cansaba el verlos unos segundos. El suelo era casi lo mismo, la única diferencia es que tenía solo un color, igual de fuerte e igual cansaba la vista; el lugar a mi parecer, era bastante excéntrico.
Me adentre en el lugar hasta llegar a una gran sala, esta tenía varios sofás de distinto tipo, justo a la mitad de una de las paredes había un gran televisor de pantalla plana, frente a ella una pequeña mesa de café con varios tipos de consolas y a un lado algo que supuse eran los videojuegos en un gran estante. Sobre los sofás había algún que otro portátil, tal vez olvidado o simplemente perteneciente al lugar y pude divisar la chaqueta que el chico de hace un rato llevaba puesta. Sin hacer ruido me acerque a la pila de videojuegos y comencé a leer los diversos títulos, uno por uno.
—Hmmm…One Piece, Metro Last Light, Remember me, Dead Space 3…The last of u… ¿ust? —Murmure acercando mi mano al papel que se encontraba sobre la última palabra de aquel titulo y sacándola para ver el verdadero titulo. —Ah, era us. —Dije para mí misma.
—¿Se puede saber que hace usted aquí? —Di un pequeño salto al escucharlo y me quede en silencio unos momentos en busca de un buen argumento.
—Pues…quería que me repitieras la indicación de hace un rato. —Respondí segura, o más bien aparentando el estar segura de que el argumento era bueno.
—La mentira hubiera sido mejor si hubieras dicho “No es de tu incumbencia” —Comento entre risas. —Deberías salir de aquí antes de que llegue alguien más si no quieres que se arme la tercera guerra mundial o algo parecido. —Habló algo serio. Se tiro sobre el sofá donde estaba su chaqueta y coloco los pies sobre la pequeña mesa de café. —En serio.
Bufe y comencé a dar vueltas por el lugar observando de lejos las puertas que se encontraban abiertas.
—¿Qué se supone que es este lugar? —Dije curiosa mientras me siento a su lado.
—Eso no te incumbe. —Comento como si le hablara a un recién nacido y pone su dedo índice en mi nariz.
Fruncí el ceño.
—Adiós. —Dicho esto me levante de su lado, notablemente molesta por el hecho de que no quiso siquiera decirme de que se trataba este interesante o excéntrico lugar.
Camine otra vez hacia la entrada, sin importarme si alguien más entraba o me veía, a todo esto, ¿Por qué no me podía ver alguien? Simplemente estaba perdida y necesitaba un lugar donde hubiera alguien que supiera la dirección hacia la escuela. De pronto algo llamo mi atención, y es que en una de las habitaciones había un pequeño objeto al que podría llamarse un intento de robot, instantáneamente una sonrisa se formo en mi rostro mientras entraba en aquella habitación, este objeto se encontraba a la mitad, sin duda aun estaban arreglándolo y tal. O sea que aquí también hay inventores. Me pregunto si habrán terminado otras invenciones, si tendrán mucho éxito a la hora de crear o simplemente fallan muy a menudo.
—¡Eh David! —Alguien exclamo del otro lado de la puerta, haciendo que me sobresaltara, e instantáneamente recordé lo que me había dicho el castaño.
Me quede allí de pie escuchando si se alejaba o no, como para poder salir. No quería que me descubrieran y pasara algo parecido a lo que se me dijo, así que al escuchar que se iban a otra habitación, salí prácticamente corriendo del edificio.
Esta noche tocaría el investigar más sobre las bandas de Dazzle.
---------------
Haaai.
Bueno, aquí está el primer capítulo, que es narrado por Electra :33 La chica que será el personaje principal, cosa que no quiere decir que las vidas de los demás pj estén centrados en ella xD
El capítulo fue escrito entre Jota y yo, ya que el personaje decidimos compartirlo :33 En fin, eso, soy una mierda dedicando palabras (? así que supongo que espero que les guste y que lean la historia :3
Próximochicorudo: JOTA
Nico.
Re: Madness in Dazzle |NC|
¡OMG!, ¡OMG! ¡Por Arceus! ¡YA ESTÁ!. Lo malo es que tengo dudas:c, pero las pongo en "HowYaDoin'" por qué me voy a sentir rarita poniéndolas aquí. Ya quiero que sigan
Crazy Reed
Re: Madness in Dazzle |NC|
David Walsh
A simple vista, puedo deducir que la gata que tengo por mascota es un autentico demonio disfrazado de ángel, o el lobo disfrazado de cordero...méh, lo que quiero decir, es que mi gata es puta y estoy a punto de echarla a la calle. Me levante de aquella silla en al cual había permanecido unas seis horas y de la cual me levantaba solo para ir al baño, me acerque hasta la cama donde tenía un autentico desorden y tome a la gata entre mis brazos para poder llevarla fue de mi habitación. Raspberry —por mala suerte para mí— está en celo, lo cual significa que no me deja de joder por ningún momento—aunque eso ya lo hacía antes—, prácticamente se la pasa quejándose, maúlla, grita y me saca de quicio.
—Venga, te quedas fuera por grosera. —Le dije mientras trataba de que no se me cayera de los brazos, pues se estaba retorciendo para que la soltara. — Que te quedes quieta, joder. —Y me araño.
El resto de la historia con la gata termino en muchas maldiciones y 5 puntos a mi brazo.
Me quede tirado sobre el desorden de mi cama mientras observaba las redes sociales desde mi celular, no había nada interesante, ni nada que me llamara la atención, nada más que fotos y estados que hacen que me dé cuenta de que hace mucho que no salgo de fiesta con mis amigos. Suspire tirando el artefacto a un costado mío, tape mis ojos con mi antebrazo y me dispuse a pensar en que hacer ahora, tal vez debía de salir de casa.
—Hmm. Podría llamar a Nicholas, pero claramente me dejaría de lado por alguna tía de por ahí. —Comencé a descartar ideas en voz alta, o tal vez a hablar solo, creo que las dos.
Sentí como mi celular comenzaba a vibrar, haciendo que me sobresaltara, por fin alguien se digna a hablarme, rogaba que fuera Nicholas invitándome a una fiesta, necesito salir a una, con mucha urgencia. Desbloqueé la pantalla y sonreí levemente al ver quien era: Reev.
¿Estás vivo o qué? Hace tiempo que no se te ve merodeando. Si no contestas este mensaje, irrumpiré en Galaxy y reclamaré por tu cuerpo
Suavemente carcajeé. La verdad es que si, hace mucho que no salía y es que estos días me los he pasado encerrado en casa jugando LoL, un videojuego online que últimamente me traía viciadísimo, como pueden ver.
Estoy muerto y te escribo esto desde el cielo, mi cuerpo está custodiado por Raspby.
Sonreí en espera de su respuesta, algo de vida social no me vendría mal, aunque sea por internet. A los pocos minutos, recibí su respuesta.
¿En el cielo? pff, David, esa ni tú te la crees, seguro que Dios sale corriendo nada más verte, jajaja, pero no te preocupes, lucharé por recuperar tu cuerpo incluso con Raspby, te lo debo amigo mío
Pensé en la respuesta mientras releía varías veces el mensaje.
Algún día te dejare a la puta de la gata a tu cargo. A todo esto, ¿Dónde está ustéh mujel? Tengo ganas de salir de mi cueva, así que propongo nos veamos en un rato.
Enviado el mensaje me levante de mi la comodidad de mi cama y comencé a buscar algo decente para ponerme, puesto que llevaba una camiseta horriblemente desgastada y unos pantalones que sufrieron todas las noches que estuve sentado en mi computadora. Tomo la primera camiseta que me encuentro y vuelvo a tomar el celular que vibra sobre el escritorio de mi computadora.
No te comportes como un cabrón con tu mascota que es un amor o te lo haré pagarss. Yo estoy recuperándome de una fiesta que hicimos en stash, si fueras una de mis rocas te lo pasarías de fiesta, como yo. Ehm... acepto, me vendría bien tomar aire fresco por ahí… ¿Dónde y a qué hora?
Reí al imaginármela con Raspberry, a ella siempre le han gustado los animales, si es que a veces me dan ganas de llevar a la gata donde los Stones para que Reev vea lo malvada que es. Comienzo teclear—o a golpear— frenéticamente con la camiseta colgando de mi cuello.
No es mi culpa que ella se la pase arañándome, ¡Tú misma has visto como me deja el rostro y los brazos siempre que trato de ser bueno con ella! Pero méh. No me presumas señorita "yo salí de fiesta", mira que yo no he podido ir a una en meses. Y bueno, ¿qué te parece en la plaza central en unos treinta minutos?
Tiro el celular a la mierda y termino de vestirme. Comienzo a sentir como la gata maúlla desde el otro lado de la puerta, me compadezco de ella y dejo que entre, al parecer fuera de mi habitación todo esta putamente frío, mientras que el calentador en mi habitación me hace sentir como si estuviera en el mismo infierno. Veo como la gata se pasea por mis piernas y luego salta a mi cama para comenzar una pelea con el Bulbasaur junto a ella, y vista esta escena voy a por el celular, que al parecer calló en el “ring de batalla”.
Ya sé, ya sé, pero lo que pasa es que tu cara la asusta, ella no tiene la culpa, hombre. ¡Y no presumo, sólo digo la verdad aunque te duela! jajaja. Dale, nos vemos allí
Hija de…
—Raspby, te portas bien, no traigas otros gatos para acá. —Le hablo como si me entendiera. Tomo mi sudadera favorita y la gorra negra que llevaba décadas sin ponerme. — ¡Y por favor deja al puto Bulbasaur de los cojones! —La reto quitando el peluche de su lado y tirándolo sobre la parte más alta de mi escritorio.
Faggot grosera.
Salí del edificio con los cascos a tope en dirección al punto de encuentro. Al cerrar la puerta detrás de mí, sentí como la brisa del momento hacia que me estremeciese, tal vez estuve mucho tiempo encerrado…o yo soy un puto alharaco y siempre tengo frío, una de dos, o tal vez las dos. En silencio, con la cabeza gacha y sin oír por la música en mi auricular, fue como pase todo el trayecto hasta la plaza, no tenía muchos ánimos de hacer el tonto en estos momentos pues estaba distraído pensando en el LoL y videojuegos que estuve jugando durante mi encierro, tal vez debería dejar de ser tan adicto a estos, si es que hace un tiempo yo me la pasaba fuera de casa.
Sin duda estoy volviendo a lo de cuando era pequeño, no hablaba con nadie si no me hablaban, no buscaba a nadie si no me buscaban, prácticamente me la pasaba callado en mi habitación gozando de la amargura de mi soledad. Y aunque de pequeño también tuve amigos por hacer el tonto y tal, jamás me sentí completo, nunca me sentí como me sentía cuando estaba frente a la pantalla del viejo televisor de mi madre mientras jugaba Super Mario Brothers. Tal vez lo de payaso estuvo bien cuando Mónica estaba algo así como en depresión, en esos momentos era bueno hacerla reír, pero ahora pienso que lo hago solo por simpatizar a los demás, siempre que estoy con alguien no puedo estar sin hacer alguna estupidez.
—Deja de pensar estupideces. —Susurre mientras negaba en el típico gesto de sacar pensamientos molestos de la cabeza. Levante la vista y justo a unos metros vi la cabellera rubia de la chica que quería ver.
Corriendo me acerque hasta esta y la abrace por detrás mientras reía como el niño que siempre soy. Suavemente la solté dejando que se girara, dejándome ver su rostro sonriente y ojeroso, recordé que me había comentado lo de la recuperación de la fiesta, así que supuse que eso sería.
—Menuda forma de saludar. —Comento entre risas, regalándome la hermosa vista de una sonrisa.
—Debo de ser original a la hora de hacer acto de presencia, ¿No crees? —Sonreí de lado mientras caminaba hacia una de las bancas cercanas junto a ella.
Río unos momentos y me observo.
—Yo más le llamaría excentricidad y puro impulso por tu parte. —Se sentó junto a mí dejándose caer sobre la banca. — Y, ¿Qué ha sido de tu vida?, ¿Por qué no te he visto por las calles dando ese toque de infantilismo a Dazzle?
—Méh. —Me limite a soltar pensando en una respuesta. —Nuevo juego, League of Leguends. Creo que hoy es la primera vez que apago la computadora. —Solté una pequeña risa al terminar la frase.
—Típico, Walsh, ¿pero es que no te cansas? Si sigues así vas a criar raíces en tu habitación, joder. Agradece que me tienes para hacerte entrar en razón. — contesta ella con una sonrisa y la voz cargada de diversión.
Bufe como un niño al cual retan por hacer algo malo, ¿Qué podía hacer? Simplemente el juego era jodidamente adictivo y bueno.
—No es mi culpa que el juego sea jodidamente bueno. —Murmure con la nariz arrugada y el ceño fruncido mientras miraba en dirección contraria a ella.
—Venga David, no te enojes, solo digo que no deberías de encerrarte en un videojuego.
— ¿Y? Joder, si es que nada cambia con el hecho de que yo este encerrado por semanas o días, ¡Puedo estar un año desaparecido y nadie haría nada! —La voz aguda en mi tono de hablar se hacía presente. Tal vez lo que me molestaba es que nadie me busco mientras me encontré ausente.
—No te enojes, Daviiiiid— Dice arrastrando la "i" mientras decía mi nombre como una niña pequeña. —Sólo te digo esto porque no me gusta que estés encerrado, hace mucho que no te veía...—Dice apenada mientras apoya su cabeza en mi hombro, seguramente en un intento de ver mi rostro, pues aun tengo la mirada en otro lado.
Más que molesto, ahora mismo estaba tratando de calmarme, siempre he odiado este carácter que tengo, en segundos puedo cambiar una sonrisa por un ceño fruncido y una mirada de odio terrible. Respire hondo y comencé a relajarme, lo que más ayudaba era la rubia jugando con el cabello en mi nuca, haciendo que el sueño comenzara a hacerse presente. Suavemente me moví hacia adelante para sacar su mano y hacer que para de golpe.
—Mejor no hacer eso, me estoy durmiendo. —Murmure para luego soltar un bostezo. — ¿Qué quieres hacer ahora? Luego de este minuto de…reflexión. —Dije dudoso en la última palabra y mirándola expectante a su respuesta.
—Pues…—Hizo una expresión pensativa unos segundos y sonrió. —No sé.
Dicho aquello me pare sobre la banca y la observe.
—Ust, ust…ust…—Dije dramáticamente, como si hubiera dicho algo muy profundo y me tire hacia adelante, dándome una hostia contra el suelo. Seguido de esto, escuche las fuertes carcajadas de Reev desde las banca. —Madre mía, uno de estos días Ust me va a matar.
Rápidamente me levante y limpie mi ropa que ahora estaba llena de polvo. Reeva se acerco a mí y comenzamos a caminar por Dazzle en busca de algo que hacer, prácticamente estuvimos unas dos horas merodeando por ahí, aproveche los momentos con ella para pedirle algún que otro consejillo, pero muy pocos, la mayoría de cosas tenían que ver con lo de que estaba volviendo a lo de cuando mis padres se separaron.
—Hmmm. David, yo creo que deberías de dejar de pensar en aquello. —Murmuro observando el suelo. —No es bueno encerrarse en el pasado, simplemente sigue hacia adelante, sigue siendo el David que todos conocemos y no te compliques. —Dicho esto paro de caminar y se puso frente a mí. —Prométeme que no volverás a pensar en aquello.
Suspire pensando en lo difícil que sería aquello, desde hace mucho que trato de sacarme de la cabeza esos pensamientos.
—Te lo prometo. —Dije de la manera más sincera. Aunque costaría, por mi bien era mejor olvidar aquello.
—Bueno, pues creo que no queda más que despedirme. —Dijo sonriente dándole una mirada rápida a Galaxy. — Adiós Davidoso.
—Ust. —Murmure haciendo los gestos que acompañaban estúpidamente a ese personaje. — Adiós rubia. —Me despedí para luego darle un beso en la mejilla.
Reeva se alejo lentamente del lugar y yo camine con una sonrisa hasta Galaxy, sin duda había necesitado una salida así desde hace mucho.
Al final el sueño me había vencido y me había quedado dormido en Galaxy, al despertar solo escuchaba los sonidos de las teclas de una computadora…o un portátil, seguramente lo segundo. Algo cansado, y sin saber ni qué fecha era, me senté en el sofá en el que me encontraba y bostece en un intento de despertarme un poco.
—Hmm. Octo, ¿Sabes qué hora es? —Pregunte, estaba convencido de que era el de la computadora.
— ¿Perdona? —La voz femenina me hizo entender que me había equivocado, además de darme cuenta de que esa voz se me hacia conocida.
Gire la cabeza al encuentro de la muchacha, para darme cuenta de que era la castaña que me había preguntado por St. Dazzle. La verdad es que no se me ocurría decir algo que no fuera obvio, como por ejemplo, ¿Qué cojones hacía aquí? Seguramente ya era parte de Blam, y esa era una de las cosas que me había perdido estando de ermitaño.
— ¿Me dices la hora? —Murmure somnoliento a la par que me revolvía el cabello.
La chica me observo unos minutos con la mirada seria, me miro de arriba abajo, como yo lo había hecho la vez anterior—claro que con una expresión más normal— y observo la pantalla del portátil que tenia sobre sus piernas.
—Las ocho. —Me observo otra vez, su mirada se veía de pocos amigos, seguramente no quería hablar.
—Gracias, esto…
—Electra. —Murmuro, aun me observaba.
—Electra. —Sonreí de lado.
La verdad es que quería seguir hablando, pero al ver su expresión sería, no sé, no se me quitaban las ganas, siento que debería respetar el silencio si ella quiere mantenerlo. Pero bueno, una pregunta creo que no haría mal.
— Tengo curiosidad. —Dije mientras me giraba a verla. — ¿Has entrado a Blam?
— ¿Te molesta? —Dijo sin dejar de ver la pantalla del portátil.
—No, no. Es solo que quiero saber. —Me volví a sentar. — Porque, tal vez entraste otra vez sin permiso, como la vez anterior.
No respondió, simplemente suspiro a la vez que cerraba el portátil y se levanto de su asiento, dejándome en claro la respuesta.
— ¡El que calla otorga! —Dije divertido antes de escuchar como subía al segundo piso del edificio.
—Venga, te quedas fuera por grosera. —Le dije mientras trataba de que no se me cayera de los brazos, pues se estaba retorciendo para que la soltara. — Que te quedes quieta, joder. —Y me araño.
El resto de la historia con la gata termino en muchas maldiciones y 5 puntos a mi brazo.
Me quede tirado sobre el desorden de mi cama mientras observaba las redes sociales desde mi celular, no había nada interesante, ni nada que me llamara la atención, nada más que fotos y estados que hacen que me dé cuenta de que hace mucho que no salgo de fiesta con mis amigos. Suspire tirando el artefacto a un costado mío, tape mis ojos con mi antebrazo y me dispuse a pensar en que hacer ahora, tal vez debía de salir de casa.
—Hmm. Podría llamar a Nicholas, pero claramente me dejaría de lado por alguna tía de por ahí. —Comencé a descartar ideas en voz alta, o tal vez a hablar solo, creo que las dos.
Sentí como mi celular comenzaba a vibrar, haciendo que me sobresaltara, por fin alguien se digna a hablarme, rogaba que fuera Nicholas invitándome a una fiesta, necesito salir a una, con mucha urgencia. Desbloqueé la pantalla y sonreí levemente al ver quien era: Reev.
¿Estás vivo o qué? Hace tiempo que no se te ve merodeando. Si no contestas este mensaje, irrumpiré en Galaxy y reclamaré por tu cuerpo
Suavemente carcajeé. La verdad es que si, hace mucho que no salía y es que estos días me los he pasado encerrado en casa jugando LoL, un videojuego online que últimamente me traía viciadísimo, como pueden ver.
Estoy muerto y te escribo esto desde el cielo, mi cuerpo está custodiado por Raspby.
Sonreí en espera de su respuesta, algo de vida social no me vendría mal, aunque sea por internet. A los pocos minutos, recibí su respuesta.
¿En el cielo? pff, David, esa ni tú te la crees, seguro que Dios sale corriendo nada más verte, jajaja, pero no te preocupes, lucharé por recuperar tu cuerpo incluso con Raspby, te lo debo amigo mío
Pensé en la respuesta mientras releía varías veces el mensaje.
Algún día te dejare a la puta de la gata a tu cargo. A todo esto, ¿Dónde está ustéh mujel? Tengo ganas de salir de mi cueva, así que propongo nos veamos en un rato.
Enviado el mensaje me levante de mi la comodidad de mi cama y comencé a buscar algo decente para ponerme, puesto que llevaba una camiseta horriblemente desgastada y unos pantalones que sufrieron todas las noches que estuve sentado en mi computadora. Tomo la primera camiseta que me encuentro y vuelvo a tomar el celular que vibra sobre el escritorio de mi computadora.
No te comportes como un cabrón con tu mascota que es un amor o te lo haré pagarss. Yo estoy recuperándome de una fiesta que hicimos en stash, si fueras una de mis rocas te lo pasarías de fiesta, como yo. Ehm... acepto, me vendría bien tomar aire fresco por ahí… ¿Dónde y a qué hora?
Reí al imaginármela con Raspberry, a ella siempre le han gustado los animales, si es que a veces me dan ganas de llevar a la gata donde los Stones para que Reev vea lo malvada que es. Comienzo teclear—o a golpear— frenéticamente con la camiseta colgando de mi cuello.
No es mi culpa que ella se la pase arañándome, ¡Tú misma has visto como me deja el rostro y los brazos siempre que trato de ser bueno con ella! Pero méh. No me presumas señorita "yo salí de fiesta", mira que yo no he podido ir a una en meses. Y bueno, ¿qué te parece en la plaza central en unos treinta minutos?
Tiro el celular a la mierda y termino de vestirme. Comienzo a sentir como la gata maúlla desde el otro lado de la puerta, me compadezco de ella y dejo que entre, al parecer fuera de mi habitación todo esta putamente frío, mientras que el calentador en mi habitación me hace sentir como si estuviera en el mismo infierno. Veo como la gata se pasea por mis piernas y luego salta a mi cama para comenzar una pelea con el Bulbasaur junto a ella, y vista esta escena voy a por el celular, que al parecer calló en el “ring de batalla”.
Ya sé, ya sé, pero lo que pasa es que tu cara la asusta, ella no tiene la culpa, hombre. ¡Y no presumo, sólo digo la verdad aunque te duela! jajaja. Dale, nos vemos allí
Hija de…
—Raspby, te portas bien, no traigas otros gatos para acá. —Le hablo como si me entendiera. Tomo mi sudadera favorita y la gorra negra que llevaba décadas sin ponerme. — ¡Y por favor deja al puto Bulbasaur de los cojones! —La reto quitando el peluche de su lado y tirándolo sobre la parte más alta de mi escritorio.
Faggot grosera.
Salí del edificio con los cascos a tope en dirección al punto de encuentro. Al cerrar la puerta detrás de mí, sentí como la brisa del momento hacia que me estremeciese, tal vez estuve mucho tiempo encerrado…o yo soy un puto alharaco y siempre tengo frío, una de dos, o tal vez las dos. En silencio, con la cabeza gacha y sin oír por la música en mi auricular, fue como pase todo el trayecto hasta la plaza, no tenía muchos ánimos de hacer el tonto en estos momentos pues estaba distraído pensando en el LoL y videojuegos que estuve jugando durante mi encierro, tal vez debería dejar de ser tan adicto a estos, si es que hace un tiempo yo me la pasaba fuera de casa.
Sin duda estoy volviendo a lo de cuando era pequeño, no hablaba con nadie si no me hablaban, no buscaba a nadie si no me buscaban, prácticamente me la pasaba callado en mi habitación gozando de la amargura de mi soledad. Y aunque de pequeño también tuve amigos por hacer el tonto y tal, jamás me sentí completo, nunca me sentí como me sentía cuando estaba frente a la pantalla del viejo televisor de mi madre mientras jugaba Super Mario Brothers. Tal vez lo de payaso estuvo bien cuando Mónica estaba algo así como en depresión, en esos momentos era bueno hacerla reír, pero ahora pienso que lo hago solo por simpatizar a los demás, siempre que estoy con alguien no puedo estar sin hacer alguna estupidez.
—Deja de pensar estupideces. —Susurre mientras negaba en el típico gesto de sacar pensamientos molestos de la cabeza. Levante la vista y justo a unos metros vi la cabellera rubia de la chica que quería ver.
Corriendo me acerque hasta esta y la abrace por detrás mientras reía como el niño que siempre soy. Suavemente la solté dejando que se girara, dejándome ver su rostro sonriente y ojeroso, recordé que me había comentado lo de la recuperación de la fiesta, así que supuse que eso sería.
—Menuda forma de saludar. —Comento entre risas, regalándome la hermosa vista de una sonrisa.
—Debo de ser original a la hora de hacer acto de presencia, ¿No crees? —Sonreí de lado mientras caminaba hacia una de las bancas cercanas junto a ella.
Río unos momentos y me observo.
—Yo más le llamaría excentricidad y puro impulso por tu parte. —Se sentó junto a mí dejándose caer sobre la banca. — Y, ¿Qué ha sido de tu vida?, ¿Por qué no te he visto por las calles dando ese toque de infantilismo a Dazzle?
—Méh. —Me limite a soltar pensando en una respuesta. —Nuevo juego, League of Leguends. Creo que hoy es la primera vez que apago la computadora. —Solté una pequeña risa al terminar la frase.
—Típico, Walsh, ¿pero es que no te cansas? Si sigues así vas a criar raíces en tu habitación, joder. Agradece que me tienes para hacerte entrar en razón. — contesta ella con una sonrisa y la voz cargada de diversión.
Bufe como un niño al cual retan por hacer algo malo, ¿Qué podía hacer? Simplemente el juego era jodidamente adictivo y bueno.
—No es mi culpa que el juego sea jodidamente bueno. —Murmure con la nariz arrugada y el ceño fruncido mientras miraba en dirección contraria a ella.
—Venga David, no te enojes, solo digo que no deberías de encerrarte en un videojuego.
— ¿Y? Joder, si es que nada cambia con el hecho de que yo este encerrado por semanas o días, ¡Puedo estar un año desaparecido y nadie haría nada! —La voz aguda en mi tono de hablar se hacía presente. Tal vez lo que me molestaba es que nadie me busco mientras me encontré ausente.
—No te enojes, Daviiiiid— Dice arrastrando la "i" mientras decía mi nombre como una niña pequeña. —Sólo te digo esto porque no me gusta que estés encerrado, hace mucho que no te veía...—Dice apenada mientras apoya su cabeza en mi hombro, seguramente en un intento de ver mi rostro, pues aun tengo la mirada en otro lado.
Más que molesto, ahora mismo estaba tratando de calmarme, siempre he odiado este carácter que tengo, en segundos puedo cambiar una sonrisa por un ceño fruncido y una mirada de odio terrible. Respire hondo y comencé a relajarme, lo que más ayudaba era la rubia jugando con el cabello en mi nuca, haciendo que el sueño comenzara a hacerse presente. Suavemente me moví hacia adelante para sacar su mano y hacer que para de golpe.
—Mejor no hacer eso, me estoy durmiendo. —Murmure para luego soltar un bostezo. — ¿Qué quieres hacer ahora? Luego de este minuto de…reflexión. —Dije dudoso en la última palabra y mirándola expectante a su respuesta.
—Pues…—Hizo una expresión pensativa unos segundos y sonrió. —No sé.
Dicho aquello me pare sobre la banca y la observe.
—Ust, ust…ust…—Dije dramáticamente, como si hubiera dicho algo muy profundo y me tire hacia adelante, dándome una hostia contra el suelo. Seguido de esto, escuche las fuertes carcajadas de Reev desde las banca. —Madre mía, uno de estos días Ust me va a matar.
Rápidamente me levante y limpie mi ropa que ahora estaba llena de polvo. Reeva se acerco a mí y comenzamos a caminar por Dazzle en busca de algo que hacer, prácticamente estuvimos unas dos horas merodeando por ahí, aproveche los momentos con ella para pedirle algún que otro consejillo, pero muy pocos, la mayoría de cosas tenían que ver con lo de que estaba volviendo a lo de cuando mis padres se separaron.
—Hmmm. David, yo creo que deberías de dejar de pensar en aquello. —Murmuro observando el suelo. —No es bueno encerrarse en el pasado, simplemente sigue hacia adelante, sigue siendo el David que todos conocemos y no te compliques. —Dicho esto paro de caminar y se puso frente a mí. —Prométeme que no volverás a pensar en aquello.
Suspire pensando en lo difícil que sería aquello, desde hace mucho que trato de sacarme de la cabeza esos pensamientos.
—Te lo prometo. —Dije de la manera más sincera. Aunque costaría, por mi bien era mejor olvidar aquello.
—Bueno, pues creo que no queda más que despedirme. —Dijo sonriente dándole una mirada rápida a Galaxy. — Adiós Davidoso.
—Ust. —Murmure haciendo los gestos que acompañaban estúpidamente a ese personaje. — Adiós rubia. —Me despedí para luego darle un beso en la mejilla.
Reeva se alejo lentamente del lugar y yo camine con una sonrisa hasta Galaxy, sin duda había necesitado una salida así desde hace mucho.
[…]
Al final el sueño me había vencido y me había quedado dormido en Galaxy, al despertar solo escuchaba los sonidos de las teclas de una computadora…o un portátil, seguramente lo segundo. Algo cansado, y sin saber ni qué fecha era, me senté en el sofá en el que me encontraba y bostece en un intento de despertarme un poco.
—Hmm. Octo, ¿Sabes qué hora es? —Pregunte, estaba convencido de que era el de la computadora.
— ¿Perdona? —La voz femenina me hizo entender que me había equivocado, además de darme cuenta de que esa voz se me hacia conocida.
Gire la cabeza al encuentro de la muchacha, para darme cuenta de que era la castaña que me había preguntado por St. Dazzle. La verdad es que no se me ocurría decir algo que no fuera obvio, como por ejemplo, ¿Qué cojones hacía aquí? Seguramente ya era parte de Blam, y esa era una de las cosas que me había perdido estando de ermitaño.
— ¿Me dices la hora? —Murmure somnoliento a la par que me revolvía el cabello.
La chica me observo unos minutos con la mirada seria, me miro de arriba abajo, como yo lo había hecho la vez anterior—claro que con una expresión más normal— y observo la pantalla del portátil que tenia sobre sus piernas.
—Las ocho. —Me observo otra vez, su mirada se veía de pocos amigos, seguramente no quería hablar.
—Gracias, esto…
—Electra. —Murmuro, aun me observaba.
—Electra. —Sonreí de lado.
La verdad es que quería seguir hablando, pero al ver su expresión sería, no sé, no se me quitaban las ganas, siento que debería respetar el silencio si ella quiere mantenerlo. Pero bueno, una pregunta creo que no haría mal.
— Tengo curiosidad. —Dije mientras me giraba a verla. — ¿Has entrado a Blam?
— ¿Te molesta? —Dijo sin dejar de ver la pantalla del portátil.
—No, no. Es solo que quiero saber. —Me volví a sentar. — Porque, tal vez entraste otra vez sin permiso, como la vez anterior.
No respondió, simplemente suspiro a la vez que cerraba el portátil y se levanto de su asiento, dejándome en claro la respuesta.
— ¡El que calla otorga! —Dije divertido antes de escuchar como subía al segundo piso del edificio.
- Mensaje de la escritora (?):
Es la primera vez que escribo tanto. :jojojo:
fdgdl bueno. Espero les guste lo que es el capitulo de David, me costo demasiado, necesite ayuda de otra escritora del fic.Bárb:3y nada, no sé que decir.
.
.
.
David es puto, y todos lo saben. :aah: (?)
Sigue: Rebe.
JotaImagine
Re: Madness in Dazzle |NC|
o eme ge. siempre me entero cosas de esta novela stalkeando gente. nadie me avisa de nada :c bueno, en fin, vengo a dejar esto en los temas que comenté para revisarlo cada tanto lol.
Invitado
Invitado
Re: Madness in Dazzle |NC|
Me tuve que salir de esta NC porque andaba muy ocupada pues mi madre me tenía de esclava de limpieza y ahora me arrepiento. Eeeeeeen fin holasoygermán, amé los capítulos David eres un amorsh y quiero que continuén o despertarán mañana sin una ceja.
Angie∞{THG}
Re: Madness in Dazzle |NC|
jhqhdjadj me agrada mucho este david jajhwhishwid
jota es un buenisimo capitulo sjajsj me gusta mucho la forma en la que piensa y se desarrolla david, me cae muy bien tu pj
ya quieroquemetoque
$€£¥¢§
jota es un buenisimo capitulo sjajsj me gusta mucho la forma en la que piensa y se desarrolla david, me cae muy bien tu pj
ya quieroquemetoque
$€£¥¢§
Nico.
Re: Madness in Dazzle |NC|
:nopudeponerimagen,sorry:
Octavio Andrews
Me detuve en una parada de autobús y jadeé un poco, Galskap me había perseguido durante un buen rato. Mire hacia atrás esperando que no estuviera detrás de mi. No estaba. Mi casa se encontraba cerca y lo que necesitaba en este momento era una ducha, me encamine hacia ella.
[...]
Salí del baño con una toalla alrededor de mi cintura y el cabello mojado. Las paredes de mi habitación estaban desgastadas y la pintura se caía. El techo nejo tenía algunas manchas amarillas creadas por la—según yo—humedad. Me puse una camiseta de Starbucks y unos jeans ajustados, amarré las cintas de mis converse y me deje caér encima de mi sillón favorito para enseguida sentir una punzada en la espalda.
—Diablos—Me levanté volteándome a ver: era mi robot de pelea, su brazo en forma de espada era lo que me había picado, lo tomé y aventé a mi cómoda volviendo a sentarme. Relaje los músculos y recargue mi cabeza en el respaldo. Saque mi mp3 de su caja que reposaba encima de la pequeña mesa que tenía al lado y puse el mix más reciente que había hecho, le estaba hallando placer a la música que había creado con una simple aplicación de Dj.
Empece a pensar en lo que podía hacer hoy, pero me doy cuenta de que no hago nada y lo único que se me ocurre es ir a hacer estupideces con David, estaba decidido.
Me pare y cogí una chamarra, tome las llaves y camine hacia la entrada sintiendo una brisa cuando salí cerrando la puerta detrás de mi y me dirigí hacia Galaxy.
Mientras caminaba veía a muchos niños jugando en la calle con balones y recordé que yo nunca pude jugar a la pelota y que no tuve infancia, pero eso si, seguía viendo Pokémon en la pequeña televisión que estaba en la cocina, a blanco y negro pero lo veía.
[...]
Cuando llegue a Galaxy y abrí la puerta note que David estaba solo, menos mal, si jugábamos algún juego de miedo nadie escucharía nuestros gritos, eso era bueno ya que gritábamos más de lo que una virgen podía gritar mientras la cogía algún enfermo pervertido, «cómo yo» pensé,
pero de alguna forma tampoco lo era cierto ya que yo jamás había violado a nadie.
—¡Hey, Walsh!—Me volteo a ver y me di cuenta de que estaba jugando, no lo había notado. Me acerque a el.—¿A qué juegas?
—Mr. Mosquito—sonrió extraño.—Capitulo 3
Lo empujé y me miro con su cara de violador—Pervertido, me quitas la virginidad con la mirada.—evadio algunas burbujas y siguió volando, le empezó a chupar la sangre a la tipa, era muy raro el juego, aún así lo jugaba a veces.—¿Cuantos tanques tienes que llenar?
— tres tanques, sólo me falta uno—comenzo a girar la palanca y me empece a reír.—¿De qué te ríes?
—Parece que te estas masturbando—di una carcajada y me senté aún lado de el en el puf amarillo.
—Oh, oh, oh—comenzo a girarla más rápido.—Si, falta poco
Repentinamente la sexosa esa que estaba gimiendo aplasto al mosquito, mire de reojo a David y tenía la boca abierta.
—¡NO ME JODAN!—Exclamo aventando en control, lo mire divertido y se cruzó de brazos.—Quiero jugar a otra cosa.
—Vale, jueguemos Slender.—Me senté en una silla rotatoria y a mi frente estaba mi ordenador favorito, entre al programa y comencé a jugar, note como Walsh se sentaba en otra silla y también abría la aplicación en la pc.
—¡Yey!—inicio su partida.—Slendy ven a mi.
Acomode mi gorro haciendo que mi flequillo quedara de fuera, le subí el volumen a las bocinas, los juegos de miedo no se juegan con el volumen bajo, lo coloque a un %83, me senté bien y espere a que cargara, una vez listo salí en busca de las notas.
—Mode colegiala on—Siempre se ponía así cuando jugaba a los juegos de miedo.
Realmente no me daban ganas de mover al personaje, una vez tomabas una nota tenías más posibilidades de que saliera Slender. Antes Walsh era el que apagaba los focos, ahora yo me pare sin su consentimiento y lo apague, todo se veía más oscuro. Volví a sentarme y empece a moverme, me apareció el mismo auto que me había salido la última vez que jugué y al lado había un árbol que tenía la nota, la primera nota.
"Don't look... Or it takes you" típico.
La música cambio haciendo que me cagara del miedo metafóricamente, tu puedes ser macho Octavio, tu puedes.
—Vale, no quiero continuar.—y seguí caminando, el miedo corria por mi cuerpo y no había nada de acción.—¿Qué has encontrado?
—Una nota...—murmuro concentrado, giro la cámara y dio un grito que me asusto, se alejó del lugar en donde estaba.—Esta tras de mi, esta tras de mi
—¿Y porqué no corres?—sugerí.
—Es lo que intentó hacer.—Me miro desesperado.
Seguí a lo mío y observe otra nota en la piedra gigante, fui por ella.
"Can't run"Me apareció en grande 2/8.
Volteé inconscientemente, no me resistía y lo vi, a ese bicho gigante, di un grito gay y me aleje corriendo, seguía gritando y no se el porqué, la puta música me cosquilleaba en los oídos dándome escalofríos que me recorrían la columna vertebral.
—¡No mames!—segui corriendo hasta llegar a una camioneta que tenía una nota y la tomé, demasiado pronto como para que me haya salido la nota, pero daba igual.
David soltó un grito y me dio un infarto, sus gritos a veces eran muy agudos.
—Joder, David—lo mire con la mano en el pecho. Mi corazón latía fuertemente debido al gran susto que me metió Walsh.—Algún día me matarás.
Seguí recorriendo el lugar, admirando bellos árboles... y pasto, el pasto era hermoso. La pantalla se empezó a distorsionar y grite fuertemente, trate de correr pero no pude—¡NO! No pasarás demonio, atrás Satanás atrás.
En lo que gritaba no me di cuenta de que ya no se movía el idiota, se había trabado pero la maldita pantalla se distorsionaba más y más. Dejo de hacerlo y la pantalla se puso negra por un momento. Me acerque un poco observando a la nada. Mala idea, apareció Slenderman e hizo que mi corazón volviera a latir, no me acordaba de que el jodido bicho hacia aparecer en la pantalla. Oí cómo alguien bajaba las escaleras apresuradamente, volteé a ver y no era a nadie que yo reconocí, pero lo recordé. Era la chica que estaba con Galskap.
Me pare y me le acerque, ella se alejó un poco y nos miro a ambos.
—¡¿Qué demonios les pasa?!—exclamo enfadada.—No me dejan concentrarme.
—¿Quien eres?—pregunte a la defensiva.
—No te importa.—¿y si no me importa entonces para que le preguntó?
—Responde.
—Ya te dije qu-
—Quiero que respondas en este maldito momento—la mire enojado, al instante David se acercó a "calmar" el ambiente.
—Wow, alto, ella es...—empezó a chasquear los dedos mirando hacia arriba, al parecer se le olvidó.
—Electra—me miro seria.
—¡Si!—exclamo en un tono infantil.—Electra, el es Octavio.
—Un gusto.—La observe fijamente.
—No digo lo mismo.—respondió.
—¿Qué haces aquí?—me podría quedar aquí haciendo preguntas.
No contesto. Mire a David, tal vez el sabía.
—Realmente no se qué hace arriba, pero se unió.—sonrío de lado.
—¿Cómo?—queria estar seguro de haber escuchado bien.
—Lo que dije.
—Responde, Electra. ¿Eres novia de Galskap?—volví a mirarla.
—Claro que no.—Me miro con asco.
—¿No se te hace casualidad que tu nombre es Electra y puedas controlar los rayos y eso?—siempre acabo preguntando algo tonto.
—¿Eh?
—Nada, nada.—sonreí sin mostrar dientes.
Me aventé al sillón y prendí la tele, dejando a David y a Electra hablando de nosequé. Puse Pokémon y comencé a mirarlo, estaba aburrido y no había nada que hacer.
Reed.
Re: Madness in Dazzle |NC|
Primero que nada, no saben las complicaciones que tuve al subirlo, nunca lo pude subir desde mi ordenador y lo tuve que reescribir en mi IPad, por cierto, sigo en otro estado, por eso esta muy corto y se agregaron espacios, no se porqué.
Segundo, me quedo horrible, no pude poner imagen ya que me termine creando esta cuenta y bla bla, no puedo subir cosas con link, perdí la contraseña de el otro ya que la cambie muchas veces y ya no se qué contraseña es.
Tercero, perdónenme por sí es que hay faltas de ortografía y mi lenguaje no muy amplio, pero mejorare, se los prometo.
Cuarto y último pero más importante, lamento demasiado la tardanza y la baba de capítulo, mis papás decidieron regresar mañana y por esa razón no lo subí desde mi ordenador.
Lo siento tanto.
SIGUE: Ale/Charizard<3
Segundo, me quedo horrible, no pude poner imagen ya que me termine creando esta cuenta y bla bla, no puedo subir cosas con link, perdí la contraseña de el otro ya que la cambie muchas veces y ya no se qué contraseña es.
Tercero, perdónenme por sí es que hay faltas de ortografía y mi lenguaje no muy amplio, pero mejorare, se los prometo.
Cuarto y último pero más importante, lamento demasiado la tardanza y la baba de capítulo, mis papás decidieron regresar mañana y por esa razón no lo subí desde mi ordenador.
Lo siento tanto.
SIGUE: Ale/Charizard<3
Reed.
Re: Madness in Dazzle |NC|
Edward Quinn
Abrí mis ojos con sorpresa, soltando un alarido. De todas las formas de despertar a alguien por la mañana esta era, de seguro, la peor de todas. Mire con recelo a Cameron, que aún sostenía, no el vaso, si no la jarra que antes estaba llena de agua y la que ahora empapaba toda mi ropa. Bajé la vista para encontrarme con la bolsa de dormir, tan húmeda como mi ropa.
—¿¡Qué demonios, Cameron!?
—Eres el mejor amigo del mundo, Cameron. El más creativo, el más guapo, el más...
Escuché como las carcajadas comenzaban a un lado, y ahogué sus risas por un momento lanzándolo al piso de un golpe, más siguió riendo sin importarle mucho. Comenzaba a preguntarme dónde estarían todos los demás. No se habrían perdido una broma así si es que él les hubiese contado. Creo que cualquiera tiene una reacción graciosa cuando te lanzan una jodida jarra de agua fría relativamente temprano por la mañana. Pero si nadie había acudido al salón gracias a mi grito de momentos antes, quejándose, y exigiendo el poder dormir un poco más, significaba que seguramente no había nadie más en el lugar.
—¿Es que te quedaste sólo tú aquí, para poder hacer esto? —Pregunté, pasando una toalla por mi cabello—. Excedes tus límites, Cameron.
—¿Quién te dará los buenos días como yo? Dime. —Volvió a reír sonoramente, como si no se cansara de hacerlo—.
Rodeé la puerta hacia la habitación del lado, ignorando las aún constantes risas de Cameron quién tecleaba en su móvil. Semejante idiota era mi mejor amigo después de todo, sin importar incluso esta clase de todas. Si no se tratase de él, le hubiese quemado el culo hace mucho seguramente. Pero había algo que me hacía reír con él hasta de las bromas que me hacía a mí mismo, en vez de enfadarme.
Buscaba algo de ropa entre el desorden alrededor de todo el lugar al que ya estaba acostumbrado, y luego volver con el traidor que al parecer, realmente se había quedado en la casa para tan sólo joderme la mañana.
—Tú me comprarás un café por lo de hace rato. —Ironicé, prendiendo un cigarrillo. — Sabes que odio el agua fría. Y despertar temprano.
—¡Pero si son las diez de la mañana! Si te dejaba ahí un segundo más comenzarías a momificarte.
—Eres el extremista por excelencia de este lugar. —Burlé—. Lo digo en serio, cómprame un café.
—Cómpralo tú.
—No-oh, cómpramelo tú. —Exigí, señalando las ropas mojadas sobre la carpa de dormir, también mojada. Reí—.
Diez minutos de quejas y excusas de su parte después, le había convencido de salir de allí, aunque cuando pasamos de largo el local las quejas venían de mi parte. Debí haber pensado en una forma de hacerlo entrar al local, y él al notar que era eso exactamente lo que hacía, desvió la conversación de inmediato.
—Ni lo intentes, me sacaste de mi lugar, ahora tú no entrarás al tuyo, zanahoria.
—Qué fino. —Bufé, sin poder evitar reír. Se volvía realmente infantil cuando se trataba de molestarme. Y viceversa. — ¿No te fue suficiente con lo de la mañana?
—Tu expresión debió ser grabada y guardada para la historia, pero no, no recompensa el que me hayas hecho venir a esa convención de críos. —Se quejó, refiriéndose a un grupo de niños que pasaron corriendo al lado nuestro. Reí.
—Eres el arquetipo de amigo y padre, de seguro. —Ironicé—.
—Es por eso que todos me quieren a mí y no a ti.
—Las personas me quieren.
—Pero no como a mí, es un amor incondicional y sin comparación, ¿Entiendes?
—Y el ego sigue creciendo...
Antes de poder notarlo habíamos dejado atrás las concentraciones de personas que, debía admitir, tampoco me agradaban y me eran difíciles de soportar. Pero ante la comparación de permanecer el resto del día tirado en ese lugar, el día se haría demasiado largo, sin mencionar el que sería aún más largo desde que desperté —fui despertado— tiempo antes del que solía hacerlo normalmente.
Caminar por los callejones de la ciudad no se me hacía, ni de por lejos, extraño. Era mi allende de pequeño, los primeros lugares que conocí y memorice de la ciudad. Y al parecer, en el tiempo en que no había sabido absolutamente nada de Cameron, que solía ser mi mejor amigo de pequeño, había conocido estos lugares al igual, juzgando por la naturalidad que tenía caminando por allí. Naturalidad que yo me había visto obligado a poseer desde hace bastante tiempo.
Pude ver, entonces, una figura caminando una o dos calles antes que nosotros. Normalmente no sería nada extraño el ver a alguien caminando allí a esas horas, era lo más normal de hecho, pero, al volver a verla y con la velocidad con la que caminaba, se volvía algo extraño realmente. El sentimiento sólo empeoro cuando estaba casi seguro de que pasaba por las mismas calles por las que estábamos pasando. Volteé mi vista a Cameron, en duda si él lo había notado al igual o yo me estaba volviendo repentinamente paranoico.
—No estás loco, yo también lo noté. —Dijo, encogiéndose de hombros, tan casual como cuando seguíamos en los suburbios.
—
Perdiéndola de vista por un momento, las bromas se volvieron a presentar y la conversación tomó vida de nuevo, como si nos hubiéramos olvidado. Aunque, de hecho, por un momento fue así. Hasta que sin detenerse en el camino señalo con su mano al frente, y fijándome bien un momento, pude notar la misma figura que ahora nos miraba, resguardándose tras una vitrina de lo que era de seguro un local de mala muerte. Debía decir que no se veía demasiado ubicada con el lugar. Pero en cuanto notó que la observábamos, cruzó en la calle, perdiéndose de nuevo.
—Este lugar está cada vez más extraño. —Bufé, volviendo a caminar—.
Pero la curiosidad me ganó al llegar al siguiente cruce un par de calles después, cuando creía que las calles no se acababan nunca. Volteé de nuevo a ver a Cameron, que la miraba tan confundido como yo. Estaba simplemente parada allí, entre el cruce que llegaba a dar una nueva vuelta, que te llevaba a perderte en los callejones, y la que te llevaba a la plaza central. Hasta entonces estuve completamente seguro de que, o nunca había estado en la ciudad, o nunca había se había internado en los callejones.
Obligué a Cameron a ir hacia dónde ella se encontraba, y desde donde probablemente ya nos había notado, recibiendo una mirada cansada de parte de él, sin embargo, sabía que en alguna parte, él también quería acercarse y la curiosidad le carcomía por dentro. Lo conocía lo suficiente como para saber que sólo estaba evitando cualquier cosa que pudiera pasar por aquellos lugares, también lo haría, pero a este punto, necesitaba quitarme la curiosidad de encima.
Al llegar al mismo lugar que ella, nos observó con recelo, seguramente preguntándose quiénes éramos, o por qué nos acercábamos. Pero al contrario de seguir caminando, o irse de allí rápidamente, hizo su pregunta en voz firme.
—¿Cuál de estos cruces me llevaría a la plaza central? —Preguntó, antes de que pudiera pronunciar palabra—.
—Izquierda, luego izquierda de nuevo. —Indiqué—. ¿Estás…?
Pero antes de que pudiera completar la frase, ya se encontraba caminando rápidamente por las calles que le había indicado, sin verse tan desubicada esta vez. Meterse en los callejones siendo nuevo en la ciudad, siendo un neófito de las direcciones de los callejones, era la peor idea que alguien podía tomar. Me encogí de hombros, superando el que no sería tan interesante como había creído que sería.
Media hora y varias calles después, habíamos vuelto al centro de la ciudad, viéndonos rodeados de gente mientras tratábamos de cruzar el mercado sin ser aplastados por la multitud que permanecía constantemente allí. Finalmente había conseguido el café que tanto había deseado desde temprano por la mañana, y no permitiría que se derramara una gota en esa acumulación de gente empujando y golpeando.
—Podríamos haber ido por el otro lado, sabes. —Me quejé, esquivando otro ciudadano más que corría a un lado—.
—No sería tan divertido. —Rió—.
—¿Es que has dedicado tu día a hacerme sufrir, eh?
—Dormir todo el día o molestar a tu amigo todo el día, ambas ideas tientan. Sólo que una más que la otra. —Se encogió de hombros—. Es parte de mi venganza por olvidarte de mi cumpleaños.
—¡Supéralo, Cameron! —Reí—.
Cuando finalmente logramos salir de ese lugar, después de los constantes golpes que nos empujaban más atrás en la fila de los que luchaban por salir de allí, tratando de mantener la calma, terminamos llegando al parque central. Hice una mueca de lo que no estaba seguro era sorpresa o indignación al divisar a la chica que había aparecido en los callejones hace tiempo. Caminé hacía donde estaba ella deliberadamente, con Cameron detrás de mí mientras hacia la misma mueca que en el momento de los callejones seguramente. Ella volvió a vernos y, una vez más, tomó la primera palabra.
—No es divertido para una persona el que le sigan, ¿Sabes?
—No te estábamos siguiendo, niña. —Dijo Cameron, rodando los ojos. Reí por lo bajo—.
—Eres nueva, ¿No es así? —Pregunté—. Te veías realmente perdida en los callejones, eh, esto…
—Electra. —Dijo, fusilando a Cameron con la mirada desde su lugar en el bordillo del parque— No te interesa eso. Sólo necesitaba una nueva guía. Así que gracias por eso...eh...
—Ed.
—Gracias. —Se encogió de hombros, restándole importancia y tomando el bolso que llevaba con ella, dejando su lugar y comenzando a caminar fuera de allí, mezclándose entre la multitud de personas que se comenzaba a formar—.
Normalmente los nuevos eran los intrigados sobre esta ciudad, pero ella parecía estar más preocupada por encontrar lo que buscaba, si es que buscaba algo en realidad, e incluso la gente parecía fijarse más en ella de lo normal. La intriga emanaba de ella, como si ella no supiera nada de la ciudad, pero la ciudad tampoco supiera nada de ella.
—Esta ciudad está condenada a la mierda. —Reí, prendiendo un cigarrillo, sentándome en uno de las bancas del parque—.
—Yo te advertí que no era una buena idea salir, Quinn. —Rodó los ojos, arrebatando el cigarrillo de mis manos—. La próxima vez te lanzaré un café a la cara.
—¿¡Qué demonios, Cameron!?
—Eres el mejor amigo del mundo, Cameron. El más creativo, el más guapo, el más...
Escuché como las carcajadas comenzaban a un lado, y ahogué sus risas por un momento lanzándolo al piso de un golpe, más siguió riendo sin importarle mucho. Comenzaba a preguntarme dónde estarían todos los demás. No se habrían perdido una broma así si es que él les hubiese contado. Creo que cualquiera tiene una reacción graciosa cuando te lanzan una jodida jarra de agua fría relativamente temprano por la mañana. Pero si nadie había acudido al salón gracias a mi grito de momentos antes, quejándose, y exigiendo el poder dormir un poco más, significaba que seguramente no había nadie más en el lugar.
—¿Es que te quedaste sólo tú aquí, para poder hacer esto? —Pregunté, pasando una toalla por mi cabello—. Excedes tus límites, Cameron.
—¿Quién te dará los buenos días como yo? Dime. —Volvió a reír sonoramente, como si no se cansara de hacerlo—.
Rodeé la puerta hacia la habitación del lado, ignorando las aún constantes risas de Cameron quién tecleaba en su móvil. Semejante idiota era mi mejor amigo después de todo, sin importar incluso esta clase de todas. Si no se tratase de él, le hubiese quemado el culo hace mucho seguramente. Pero había algo que me hacía reír con él hasta de las bromas que me hacía a mí mismo, en vez de enfadarme.
Buscaba algo de ropa entre el desorden alrededor de todo el lugar al que ya estaba acostumbrado, y luego volver con el traidor que al parecer, realmente se había quedado en la casa para tan sólo joderme la mañana.
—Tú me comprarás un café por lo de hace rato. —Ironicé, prendiendo un cigarrillo. — Sabes que odio el agua fría. Y despertar temprano.
—¡Pero si son las diez de la mañana! Si te dejaba ahí un segundo más comenzarías a momificarte.
—Eres el extremista por excelencia de este lugar. —Burlé—. Lo digo en serio, cómprame un café.
—Cómpralo tú.
—No-oh, cómpramelo tú. —Exigí, señalando las ropas mojadas sobre la carpa de dormir, también mojada. Reí—.
Diez minutos de quejas y excusas de su parte después, le había convencido de salir de allí, aunque cuando pasamos de largo el local las quejas venían de mi parte. Debí haber pensado en una forma de hacerlo entrar al local, y él al notar que era eso exactamente lo que hacía, desvió la conversación de inmediato.
—Ni lo intentes, me sacaste de mi lugar, ahora tú no entrarás al tuyo, zanahoria.
—Qué fino. —Bufé, sin poder evitar reír. Se volvía realmente infantil cuando se trataba de molestarme. Y viceversa. — ¿No te fue suficiente con lo de la mañana?
—Tu expresión debió ser grabada y guardada para la historia, pero no, no recompensa el que me hayas hecho venir a esa convención de críos. —Se quejó, refiriéndose a un grupo de niños que pasaron corriendo al lado nuestro. Reí.
—Eres el arquetipo de amigo y padre, de seguro. —Ironicé—.
—Es por eso que todos me quieren a mí y no a ti.
—Las personas me quieren.
—Pero no como a mí, es un amor incondicional y sin comparación, ¿Entiendes?
—Y el ego sigue creciendo...
Antes de poder notarlo habíamos dejado atrás las concentraciones de personas que, debía admitir, tampoco me agradaban y me eran difíciles de soportar. Pero ante la comparación de permanecer el resto del día tirado en ese lugar, el día se haría demasiado largo, sin mencionar el que sería aún más largo desde que desperté —fui despertado— tiempo antes del que solía hacerlo normalmente.
Caminar por los callejones de la ciudad no se me hacía, ni de por lejos, extraño. Era mi allende de pequeño, los primeros lugares que conocí y memorice de la ciudad. Y al parecer, en el tiempo en que no había sabido absolutamente nada de Cameron, que solía ser mi mejor amigo de pequeño, había conocido estos lugares al igual, juzgando por la naturalidad que tenía caminando por allí. Naturalidad que yo me había visto obligado a poseer desde hace bastante tiempo.
Pude ver, entonces, una figura caminando una o dos calles antes que nosotros. Normalmente no sería nada extraño el ver a alguien caminando allí a esas horas, era lo más normal de hecho, pero, al volver a verla y con la velocidad con la que caminaba, se volvía algo extraño realmente. El sentimiento sólo empeoro cuando estaba casi seguro de que pasaba por las mismas calles por las que estábamos pasando. Volteé mi vista a Cameron, en duda si él lo había notado al igual o yo me estaba volviendo repentinamente paranoico.
—No estás loco, yo también lo noté. —Dijo, encogiéndose de hombros, tan casual como cuando seguíamos en los suburbios.
—
Perdiéndola de vista por un momento, las bromas se volvieron a presentar y la conversación tomó vida de nuevo, como si nos hubiéramos olvidado. Aunque, de hecho, por un momento fue así. Hasta que sin detenerse en el camino señalo con su mano al frente, y fijándome bien un momento, pude notar la misma figura que ahora nos miraba, resguardándose tras una vitrina de lo que era de seguro un local de mala muerte. Debía decir que no se veía demasiado ubicada con el lugar. Pero en cuanto notó que la observábamos, cruzó en la calle, perdiéndose de nuevo.
—Este lugar está cada vez más extraño. —Bufé, volviendo a caminar—.
Pero la curiosidad me ganó al llegar al siguiente cruce un par de calles después, cuando creía que las calles no se acababan nunca. Volteé de nuevo a ver a Cameron, que la miraba tan confundido como yo. Estaba simplemente parada allí, entre el cruce que llegaba a dar una nueva vuelta, que te llevaba a perderte en los callejones, y la que te llevaba a la plaza central. Hasta entonces estuve completamente seguro de que, o nunca había estado en la ciudad, o nunca había se había internado en los callejones.
Obligué a Cameron a ir hacia dónde ella se encontraba, y desde donde probablemente ya nos había notado, recibiendo una mirada cansada de parte de él, sin embargo, sabía que en alguna parte, él también quería acercarse y la curiosidad le carcomía por dentro. Lo conocía lo suficiente como para saber que sólo estaba evitando cualquier cosa que pudiera pasar por aquellos lugares, también lo haría, pero a este punto, necesitaba quitarme la curiosidad de encima.
Al llegar al mismo lugar que ella, nos observó con recelo, seguramente preguntándose quiénes éramos, o por qué nos acercábamos. Pero al contrario de seguir caminando, o irse de allí rápidamente, hizo su pregunta en voz firme.
—¿Cuál de estos cruces me llevaría a la plaza central? —Preguntó, antes de que pudiera pronunciar palabra—.
—Izquierda, luego izquierda de nuevo. —Indiqué—. ¿Estás…?
Pero antes de que pudiera completar la frase, ya se encontraba caminando rápidamente por las calles que le había indicado, sin verse tan desubicada esta vez. Meterse en los callejones siendo nuevo en la ciudad, siendo un neófito de las direcciones de los callejones, era la peor idea que alguien podía tomar. Me encogí de hombros, superando el que no sería tan interesante como había creído que sería.
(…)
Media hora y varias calles después, habíamos vuelto al centro de la ciudad, viéndonos rodeados de gente mientras tratábamos de cruzar el mercado sin ser aplastados por la multitud que permanecía constantemente allí. Finalmente había conseguido el café que tanto había deseado desde temprano por la mañana, y no permitiría que se derramara una gota en esa acumulación de gente empujando y golpeando.
—Podríamos haber ido por el otro lado, sabes. —Me quejé, esquivando otro ciudadano más que corría a un lado—.
—No sería tan divertido. —Rió—.
—¿Es que has dedicado tu día a hacerme sufrir, eh?
—Dormir todo el día o molestar a tu amigo todo el día, ambas ideas tientan. Sólo que una más que la otra. —Se encogió de hombros—. Es parte de mi venganza por olvidarte de mi cumpleaños.
—¡Supéralo, Cameron! —Reí—.
Cuando finalmente logramos salir de ese lugar, después de los constantes golpes que nos empujaban más atrás en la fila de los que luchaban por salir de allí, tratando de mantener la calma, terminamos llegando al parque central. Hice una mueca de lo que no estaba seguro era sorpresa o indignación al divisar a la chica que había aparecido en los callejones hace tiempo. Caminé hacía donde estaba ella deliberadamente, con Cameron detrás de mí mientras hacia la misma mueca que en el momento de los callejones seguramente. Ella volvió a vernos y, una vez más, tomó la primera palabra.
—No es divertido para una persona el que le sigan, ¿Sabes?
—No te estábamos siguiendo, niña. —Dijo Cameron, rodando los ojos. Reí por lo bajo—.
—Eres nueva, ¿No es así? —Pregunté—. Te veías realmente perdida en los callejones, eh, esto…
—Electra. —Dijo, fusilando a Cameron con la mirada desde su lugar en el bordillo del parque— No te interesa eso. Sólo necesitaba una nueva guía. Así que gracias por eso...eh...
—Ed.
—Gracias. —Se encogió de hombros, restándole importancia y tomando el bolso que llevaba con ella, dejando su lugar y comenzando a caminar fuera de allí, mezclándose entre la multitud de personas que se comenzaba a formar—.
Normalmente los nuevos eran los intrigados sobre esta ciudad, pero ella parecía estar más preocupada por encontrar lo que buscaba, si es que buscaba algo en realidad, e incluso la gente parecía fijarse más en ella de lo normal. La intriga emanaba de ella, como si ella no supiera nada de la ciudad, pero la ciudad tampoco supiera nada de ella.
—Esta ciudad está condenada a la mierda. —Reí, prendiendo un cigarrillo, sentándome en uno de las bancas del parque—.
—Yo te advertí que no era una buena idea salir, Quinn. —Rodó los ojos, arrebatando el cigarrillo de mis manos—. La próxima vez te lanzaré un café a la cara.
Arkasia.
Re: Madness in Dazzle |NC|
Soy un fracaso ok.
Quería que me quedara más largo, pero no lo logré bc estoy demasiado acostumbrada a hacer escritos cortos. so zori. :c
Pero lo intenté así que no hay nada que criticarme(?)
*le tears*
ya shau.
Quería que me quedara más largo, pero no lo logré bc estoy demasiado acostumbrada a hacer escritos cortos. so zori. :c
Pero lo intenté así que no hay nada que criticarme(?)
*le tears*
ya shau.
Sigue: Deshia beshia<3
Arkasia.
no. 5. Cameron X. Sinatra.
Imaginen que Harvey es Electra.(?) lol.
Cameron X. Sinatra
Rato después de dejar a mi querido amigo Ed en medio de las calles, yo me encontraba vagando por la fría y fresca noche. Salí del Café Sucré, con mi cappuccino en mano. Ya era mi cuarto café en todo el día, estaba más viciado con el líquido ese que con el cigarrillo. Bueno, no exactamente, digamos que ahí se iban dando los dos vicios…
Atravesé la calle, y tomé una dirección algo inusual. En lugar de dirigirme a los callejones —los cuales ya eran como mi marca personal, puesto que casi vivía ahí… prácticamente—, me adentré en el “parque” de la plaza central. Caminé sobre las hojas que yacían en el suelo, escuchando su crujido a medida que pasaba sobre ellas. Todas las bancas estaban totalmente desocupadas, ¿y cómo no? A esas horas de la noche, todos los ciudadanos sabían de sobra que era peligroso merodear sin… ¿Protección? Aunque a juzgar por la crueldad de algunos miembros de bandas, se podría decir que aún no había artefacto alguno que les sirviera para defenderse.
Me recosté más ampliamente sobre la larga banca, y escuché el crujido de los huesos en mi columna vertebral al hacerlo. Solté un suspiro y crucé mis piernas; con la mano izquierda detrás de mi nuca y con la derecha sosteniendo el café. Tomé un breve sorbo.
No sabía con exactitud por qué no me había dirigido a los callejones. Tal vez fui al parque de la plaza en busca de algo de tranquilidad. Lo cual en mí, sí que era raro. Es decir, ¿desde cuándo se le caracteriza a Cameron Sinatra como buscador de tranquilidad? Desde nunca. Tampoco estaba cansado, de eso no cabía duda. Sólo en situaciones de peleas… ¿Profesionales? Mi energía puede llegar a gastarse, pero no completamente.
Cerré los ojos y autoricé a mis pensamientos vagar; imágenes de recuerdos pasaron por mi mente como una mini película en velocidad máxima, y mezclados. Recuerdos demasiado aleatorios pasaban, hasta que de pronto pararon en lo de esta tarde. La nueva chica en Dazzle. Apreté los labios al recordar cada uno de los detalles de nuestros escasos —exactamente dos— encuentros. En realidad dichos “encuentros” fueron basados en un par de segundos y con casi ausencia de palabras, pero de lo que habíamos hablado, no me agradó. En absoluto. Si bien su físico era uno de esos que en cualquier otra circunstancia —o sentido del humor— no habría dudado ni un poco en… Coquetear con ella. Pero honestamente no me dio buena espina. Esas pocas palabras que expulsó de sus labios, sólo dieron a conocer la imagen de una persona… Ególatra. ¿Se quiso hacer la superior con nosotros? Obviamente. Se podía ver a kilómetros cómo le costó dar las gracias a Ed. Dejé salir un pequeño gruñido por lo bajo, asimismo me reacomodé en la banca, todavía con los labios apretados y los ojos cerrados. ¿Cuál dijo que era su nombre? Algo de… Electricidad, creo. Electra, supongo. ¿Sería parte de los Blam? Sería demasiado pronto, no parecía tener más de una semana en Dazzle.
—Por Dios, ¿ya moriste? —dijo una voz con obvia sorna. Una voz demasiado familiar para mí.
Abrí los ojos de inmediato con una sonrisa de lado. Y ahí estaba parado el castaño, con los brazos cruzados y su tan usual sonrisa llena de superioridad y egocentrismo.
—Pero miren nada más quién se dignó a dejarse ver frente a mí… Nada más y nada menos que, Keith Harrington —imité el tono de su voz, mientras me sentaba “correctamente” en la banca, dejando un espacio a Keith para que se sentara.
—Se nota que no has dejado de decir tonterías —puso los ojos en blanco y tomó asiento, con las manos aún metidas en las bolsas de su abrigo.
Él estaba usando un abrigo negro, y yo en cambio estaba con una delgada remera negra con unos jeans —del mismo color— ajustados. Una de las ventajas de ser Flame era el no poder sentir frío alguno.
—Sí, igual que tú sigues siendo el mismo de siempre.
—Bah, ¿hace cuánto que no nos vemos, huh?
—Vaya, le preguntas al chico con peor memoria en todo Dazzle.
—Dos semanas, ¿pero eso qué? Siempre andas diciendo cosas exageradas.
—Mi especialidad —recalqué mientras tomaba otro largo trago a mi café.
—Ajá, claro, está de más que lo digas, Sinatra. ¿Y qué me cuentas de tu… extraña vida? ¿Has pescado con alguna otra chica? —enarcó una ceja; un gesto demasiado pícaro de su parte.
—Y se supone que el que dice tonterías soy yo, Harrington… ¡Pero claro que lo he hecho! Por Dios, estás hablando con Cameron Sinatra —exageré la indignación y puse los ojos en blanco, justo como él lo hizo conmigo antes. —¿Tú qué me cuentas de interesante? —dí otro sorbo a mi café.
—Lo mismo que tú.
No pasó ni un minuto en silencio, cuando ambos comenzamos a aburrirnos mortalmente.
—¡Ya dí algo que me aburro! —nos quejamos los dos al mismo tiempo. Típico.
—¿Sigues copiando mis palabras? —preguntó con una sonrisita llena de burla.
—No seas ridículo… —mis ojos, de nuevo, se pusieron en blanco.
—Bueno, hombre, al menos cuéntame algo interesante que haya pasado en Dazzle el día de hoy.
—Pues… Hoy, vi a una chica.
—Woah, ¿en serio? Y yo pensando que esa especie ya se había extinto.
No pude soltar una carcajada.
—A lo que me refiero, gran dios de la comedia, es que vi a una chica… Nueva en Dazzle.
—¿Se acaba de mudar?
—Sí, a eso me refería con “nueva”.
Honestamente, extrañaba las conversaciones con este chico. Siempre eran iguales. Era como si nos turnáramos para burlarnos del otro.
—Tomaría el comentario como aburrido, pero es más que obvio que no hay muchas nuevas personas mudándose a Dazzle. ¿Cómo es ella?
—¿La pregunta va para lo físico o para lo psicológico?
—Ambas cosas.
—En físico, es… Perfecta. Una de esas pocas chicas que poseen una belleza enorme. Pero mira que si te fijas en la personalidad… Me irrita.
—Que una chica te irrite es algo nuevo, Cam.
—Dijo muy poco en nuestros “encuentros”, pero eso no impidió que se creyera la superior y casi me matara con la mirada.
—Interesante…
—Te conozco y sé que somos muy parecidos, aunque no sé si cuando la conozcas la tomes como alguien con la que podrías coquetear y llevar a la cama, o simplemente como yo; una chica arrogante.
—Para saber eso tendré que averiguarlo.
Lo siguiente en nuestra conversación fueron comentarios aleatorios al igual, hasta que Keith dijo que era hora de marcharse. Entonces fue cuando me quedé solo, de nuevo. La noche ya estaba inmersa en una tonalidad negra, con las pocas farolas de las calles iluminando tenuemente la ciudad. Ya no había nadie más. Me levanté, dispuesto a marcharme. No me quedaría a dormir en la banca como vago. Sería patético dormir así cuando uno posee una fortuna enorme. Aunque dudaba mucho si ir a dormir a la mansión o a Hole. No sabía si estaba de humor para verle la cara a mi madre o para pasar una velada incómoda en el suelo del hogar de los Flame.
Me encogí de hombros mentalmente, lo pensaría en el camino. El vaso en el cual minutos antes estuvo depositado un delicioso y caliente cappuccino, estaba siendo incinerado poco a poco entre mi puño derecho. Una vez que quedaron solo las cenizas, abrí mi palma y dejé que cayeran al suelo.
Seguí caminando y finalmente me decidí por ir a “mi casa”. Por la única razón de extrañar mis sábanas de seda negra y mi enorme ducha. Al faltar cuatro cuadras para llegar, detecté el calor corporal de una persona detrás de mí. Desaceleré el paso, poco a poco, para que no le fuera demasiado obvio a quienquiera que me estuviera siguiendo, que me percaté de su presencia. No podría ser alguien que me conociera muy bien, o que al menos nos conociera a los Flame bien… Me volteé y la encontré a ella. A Electra. Mis ojos se abrieron un poco demostrando sorpresa.
—¿Ahora quién sigue a quién? —me tomé la libertad de soltar una pequeña broma.
Ya era muy de noche, y estaba demasiado oscuro, pero eso no impidió que notara cómo sus cejas se unieron cuando frunció el entrecejo.
—¿Ahora quién admite que sí me estaba siguiendo? —touché. Me devolvió la broma.
—Te dije claramente que no te estaba siguiendo —solté en un gruñido, cerrando mis manos en puños.
Escuché levemente cómo dejó escapar una risita.
—Sí, lo que digas, Flamita —rodó los ojos.
De inmediato mi cara se convirtió en una réplica perfecta de “me están jodiendo, ¿verdad?” Ese apodo… Ese maldito y miserable apodo me recordó al chico que más odio en todo Dazzle. Lionel Jones. ¡Ese maldito gozaba de llamarme de esa manera! ¿Por qué de todos los apodos “burlones”, ésta chica debió de escoger ese?
—¿Y tú qué eres? ¿Una chispita? —me acerqué a pasos rápidos a donde ella, con la misma expresión llena de irritabilidad. Una vez frente a ella, crucé mis brazos sobre mi pecho.
—Pero qué inmaduro eres…
—Deja de hacerte la superior, niña, me estás irritando demasiado con esa actitud —aproveché la cercanía de su espalda con la de la pared detrás de ella. La acorralé, y no despegaba mi mirada directa hacia sus ojos.
—¿Crees que con eso me vas a intimidar, niño? —sus ojos tampoco se alejaron de los míos, haciendo de su mirada una más fría y calculadora.
—Por tu bien más te vale no decir cosas que puedan marcar tu vida.
Su risotada resonó por el sombrío y solitario callejón en el que nos encontrábamos.
—¡Pero mira! Además de inmaduro y fanfarrón me saliste comediante.
—Cállate, que ya pasa de la media noche y créeme que nadie se molestará en venir a ayudarte en un callejón de tan mala fama —mi sonrisa se ensanchó al ver una pizca de miedo en lo profundo de sus profundos ojos verdes… ¿O azules? No se diferenciaba mucho a esa hora de la noche.
—¿Sabes qué? Hazte a un lado, no pienso perder más mi tiempo contigo, estúpido —me empujó del pecho con ambas manos, con una fuerza impresionante en una chica.
Me hice un lado y levanté ambas manos; un gesto lleno de burla.
—¿Tan poco aguantas, Electra? —pregunté levantando la voz en casi un grito. Para ese entonces la chica ya estaba alejándose de mí a pasos rápidos.
Al escucharme, paró en seco, dio media vuelta, y me mostró su dedo corazón. Mi sonrisa no podría estar más grande. Y siguió su camino, al igual que yo no separaba mi mirada de ella. Su silueta desapareció en la penumbra de Dazzle.
Atravesé la calle, y tomé una dirección algo inusual. En lugar de dirigirme a los callejones —los cuales ya eran como mi marca personal, puesto que casi vivía ahí… prácticamente—, me adentré en el “parque” de la plaza central. Caminé sobre las hojas que yacían en el suelo, escuchando su crujido a medida que pasaba sobre ellas. Todas las bancas estaban totalmente desocupadas, ¿y cómo no? A esas horas de la noche, todos los ciudadanos sabían de sobra que era peligroso merodear sin… ¿Protección? Aunque a juzgar por la crueldad de algunos miembros de bandas, se podría decir que aún no había artefacto alguno que les sirviera para defenderse.
Me recosté más ampliamente sobre la larga banca, y escuché el crujido de los huesos en mi columna vertebral al hacerlo. Solté un suspiro y crucé mis piernas; con la mano izquierda detrás de mi nuca y con la derecha sosteniendo el café. Tomé un breve sorbo.
No sabía con exactitud por qué no me había dirigido a los callejones. Tal vez fui al parque de la plaza en busca de algo de tranquilidad. Lo cual en mí, sí que era raro. Es decir, ¿desde cuándo se le caracteriza a Cameron Sinatra como buscador de tranquilidad? Desde nunca. Tampoco estaba cansado, de eso no cabía duda. Sólo en situaciones de peleas… ¿Profesionales? Mi energía puede llegar a gastarse, pero no completamente.
Cerré los ojos y autoricé a mis pensamientos vagar; imágenes de recuerdos pasaron por mi mente como una mini película en velocidad máxima, y mezclados. Recuerdos demasiado aleatorios pasaban, hasta que de pronto pararon en lo de esta tarde. La nueva chica en Dazzle. Apreté los labios al recordar cada uno de los detalles de nuestros escasos —exactamente dos— encuentros. En realidad dichos “encuentros” fueron basados en un par de segundos y con casi ausencia de palabras, pero de lo que habíamos hablado, no me agradó. En absoluto. Si bien su físico era uno de esos que en cualquier otra circunstancia —o sentido del humor— no habría dudado ni un poco en… Coquetear con ella. Pero honestamente no me dio buena espina. Esas pocas palabras que expulsó de sus labios, sólo dieron a conocer la imagen de una persona… Ególatra. ¿Se quiso hacer la superior con nosotros? Obviamente. Se podía ver a kilómetros cómo le costó dar las gracias a Ed. Dejé salir un pequeño gruñido por lo bajo, asimismo me reacomodé en la banca, todavía con los labios apretados y los ojos cerrados. ¿Cuál dijo que era su nombre? Algo de… Electricidad, creo. Electra, supongo. ¿Sería parte de los Blam? Sería demasiado pronto, no parecía tener más de una semana en Dazzle.
—Por Dios, ¿ya moriste? —dijo una voz con obvia sorna. Una voz demasiado familiar para mí.
Abrí los ojos de inmediato con una sonrisa de lado. Y ahí estaba parado el castaño, con los brazos cruzados y su tan usual sonrisa llena de superioridad y egocentrismo.
—Pero miren nada más quién se dignó a dejarse ver frente a mí… Nada más y nada menos que, Keith Harrington —imité el tono de su voz, mientras me sentaba “correctamente” en la banca, dejando un espacio a Keith para que se sentara.
—Se nota que no has dejado de decir tonterías —puso los ojos en blanco y tomó asiento, con las manos aún metidas en las bolsas de su abrigo.
Él estaba usando un abrigo negro, y yo en cambio estaba con una delgada remera negra con unos jeans —del mismo color— ajustados. Una de las ventajas de ser Flame era el no poder sentir frío alguno.
—Sí, igual que tú sigues siendo el mismo de siempre.
—Bah, ¿hace cuánto que no nos vemos, huh?
—Vaya, le preguntas al chico con peor memoria en todo Dazzle.
—Dos semanas, ¿pero eso qué? Siempre andas diciendo cosas exageradas.
—Mi especialidad —recalqué mientras tomaba otro largo trago a mi café.
—Ajá, claro, está de más que lo digas, Sinatra. ¿Y qué me cuentas de tu… extraña vida? ¿Has pescado con alguna otra chica? —enarcó una ceja; un gesto demasiado pícaro de su parte.
—Y se supone que el que dice tonterías soy yo, Harrington… ¡Pero claro que lo he hecho! Por Dios, estás hablando con Cameron Sinatra —exageré la indignación y puse los ojos en blanco, justo como él lo hizo conmigo antes. —¿Tú qué me cuentas de interesante? —dí otro sorbo a mi café.
—Lo mismo que tú.
No pasó ni un minuto en silencio, cuando ambos comenzamos a aburrirnos mortalmente.
—¡Ya dí algo que me aburro! —nos quejamos los dos al mismo tiempo. Típico.
—¿Sigues copiando mis palabras? —preguntó con una sonrisita llena de burla.
—No seas ridículo… —mis ojos, de nuevo, se pusieron en blanco.
—Bueno, hombre, al menos cuéntame algo interesante que haya pasado en Dazzle el día de hoy.
—Pues… Hoy, vi a una chica.
—Woah, ¿en serio? Y yo pensando que esa especie ya se había extinto.
No pude soltar una carcajada.
—A lo que me refiero, gran dios de la comedia, es que vi a una chica… Nueva en Dazzle.
—¿Se acaba de mudar?
—Sí, a eso me refería con “nueva”.
Honestamente, extrañaba las conversaciones con este chico. Siempre eran iguales. Era como si nos turnáramos para burlarnos del otro.
—Tomaría el comentario como aburrido, pero es más que obvio que no hay muchas nuevas personas mudándose a Dazzle. ¿Cómo es ella?
—¿La pregunta va para lo físico o para lo psicológico?
—Ambas cosas.
—En físico, es… Perfecta. Una de esas pocas chicas que poseen una belleza enorme. Pero mira que si te fijas en la personalidad… Me irrita.
—Que una chica te irrite es algo nuevo, Cam.
—Dijo muy poco en nuestros “encuentros”, pero eso no impidió que se creyera la superior y casi me matara con la mirada.
—Interesante…
—Te conozco y sé que somos muy parecidos, aunque no sé si cuando la conozcas la tomes como alguien con la que podrías coquetear y llevar a la cama, o simplemente como yo; una chica arrogante.
—Para saber eso tendré que averiguarlo.
Lo siguiente en nuestra conversación fueron comentarios aleatorios al igual, hasta que Keith dijo que era hora de marcharse. Entonces fue cuando me quedé solo, de nuevo. La noche ya estaba inmersa en una tonalidad negra, con las pocas farolas de las calles iluminando tenuemente la ciudad. Ya no había nadie más. Me levanté, dispuesto a marcharme. No me quedaría a dormir en la banca como vago. Sería patético dormir así cuando uno posee una fortuna enorme. Aunque dudaba mucho si ir a dormir a la mansión o a Hole. No sabía si estaba de humor para verle la cara a mi madre o para pasar una velada incómoda en el suelo del hogar de los Flame.
Me encogí de hombros mentalmente, lo pensaría en el camino. El vaso en el cual minutos antes estuvo depositado un delicioso y caliente cappuccino, estaba siendo incinerado poco a poco entre mi puño derecho. Una vez que quedaron solo las cenizas, abrí mi palma y dejé que cayeran al suelo.
Seguí caminando y finalmente me decidí por ir a “mi casa”. Por la única razón de extrañar mis sábanas de seda negra y mi enorme ducha. Al faltar cuatro cuadras para llegar, detecté el calor corporal de una persona detrás de mí. Desaceleré el paso, poco a poco, para que no le fuera demasiado obvio a quienquiera que me estuviera siguiendo, que me percaté de su presencia. No podría ser alguien que me conociera muy bien, o que al menos nos conociera a los Flame bien… Me volteé y la encontré a ella. A Electra. Mis ojos se abrieron un poco demostrando sorpresa.
—¿Ahora quién sigue a quién? —me tomé la libertad de soltar una pequeña broma.
Ya era muy de noche, y estaba demasiado oscuro, pero eso no impidió que notara cómo sus cejas se unieron cuando frunció el entrecejo.
—¿Ahora quién admite que sí me estaba siguiendo? —touché. Me devolvió la broma.
—Te dije claramente que no te estaba siguiendo —solté en un gruñido, cerrando mis manos en puños.
Escuché levemente cómo dejó escapar una risita.
—Sí, lo que digas, Flamita —rodó los ojos.
De inmediato mi cara se convirtió en una réplica perfecta de “me están jodiendo, ¿verdad?” Ese apodo… Ese maldito y miserable apodo me recordó al chico que más odio en todo Dazzle. Lionel Jones. ¡Ese maldito gozaba de llamarme de esa manera! ¿Por qué de todos los apodos “burlones”, ésta chica debió de escoger ese?
—¿Y tú qué eres? ¿Una chispita? —me acerqué a pasos rápidos a donde ella, con la misma expresión llena de irritabilidad. Una vez frente a ella, crucé mis brazos sobre mi pecho.
—Pero qué inmaduro eres…
—Deja de hacerte la superior, niña, me estás irritando demasiado con esa actitud —aproveché la cercanía de su espalda con la de la pared detrás de ella. La acorralé, y no despegaba mi mirada directa hacia sus ojos.
—¿Crees que con eso me vas a intimidar, niño? —sus ojos tampoco se alejaron de los míos, haciendo de su mirada una más fría y calculadora.
—Por tu bien más te vale no decir cosas que puedan marcar tu vida.
Su risotada resonó por el sombrío y solitario callejón en el que nos encontrábamos.
—¡Pero mira! Además de inmaduro y fanfarrón me saliste comediante.
—Cállate, que ya pasa de la media noche y créeme que nadie se molestará en venir a ayudarte en un callejón de tan mala fama —mi sonrisa se ensanchó al ver una pizca de miedo en lo profundo de sus profundos ojos verdes… ¿O azules? No se diferenciaba mucho a esa hora de la noche.
—¿Sabes qué? Hazte a un lado, no pienso perder más mi tiempo contigo, estúpido —me empujó del pecho con ambas manos, con una fuerza impresionante en una chica.
Me hice un lado y levanté ambas manos; un gesto lleno de burla.
—¿Tan poco aguantas, Electra? —pregunté levantando la voz en casi un grito. Para ese entonces la chica ya estaba alejándose de mí a pasos rápidos.
Al escucharme, paró en seco, dio media vuelta, y me mostró su dedo corazón. Mi sonrisa no podría estar más grande. Y siguió su camino, al igual que yo no separaba mi mirada de ella. Su silueta desapareció en la penumbra de Dazzle.
- Cam is back, bitches.(?) ah.:
So... Como es obvio, todos mis escritos se ven más largos en word.(?) JURO QUE FUERON 7 PÁGINAS Y UNO DE LOS CAPÍTULOS MÁS LARGOS QUE HE ESCRITO.(? ahque. Nah, en serio. xd. Espero les guste.:c Me emocioné porque después de tanto tiempo no me llegaba tanta inspiración.:c
20:13
Kurt Walker
estoy emocionada.
estoy por terminar el capítulo.
voy en la página 7 de word.
es uno de los capítulos más largos que he escrito.
y créanme que es un enorme logro de mi parte. xd.
estoy haciendo que Cam se debata entre comer a besos a Electra o asesinarla.(? ahque.
20:14
Jav Herrera
Yo escribí 4 paginas y ya me sentía dios. ; - ; (?)
20:16
Kurt Walker
JAJAJAJAJAJAJA.
yo pensaba hacerlo de tres.(? okno. xd.
de hecho lo iba a dejar de 5 o 4, pero la inspiración llegó y fue como si cagada de pájaro me bombardeara.(?)||
sé que mis comparaciones dan pena.(? Ahí están las pruebas, weonas.:c En serio espero que les guste, y como nunca comentan, pues se joden que la Deya es insegura y para que no crea que la odian deberán comentar.:c ahque. xd. Apreciaría comentarios, seriously.
Sigue mi geme. c:
Kurt.
Re: Madness in Dazzle |NC|
So, geme. Ya sabes que me encanta todo lo que haces y esta no fue la excepción Adoré la relación Keith-Cam y bueno, no soy buena con los comentarios, creo que es lo único en lo que soy mala :lims: ah. JAJAJAJAJAJAJAJA, ay sonó muy egocéntrico :c Bueno, te amo
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