Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Mi Adorable Bribona (Nick & Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 9 de 13. • Comparte
Página 9 de 13. • 1, 2, 3 ... 8, 9, 10, 11, 12, 13
Re: Mi Adorable Bribona (Nick & Tu)
eres un camisón de noche estupendo, amigo, de veras
lo único que puedo decir es: awwww
lo único que puedo decir es: awwww
Invitado
Invitado
Re: Mi Adorable Bribona (Nick & Tu)
Capitulo 41
Una posada no era un buen sitio para hacerlo. Tyrus llegó a esa conclusión cuando al dar la medianoche las luces seguían encendi¬das en la habitación de la muchacha. Todavía no podía creerse que hubiera vuelto a encontrarla, cuando había ya perdido la esperanza de hacerlo. Después de visitar a aquel noble se había sentido muy confiado en que esta vez terminaría el trabajo. Pero luego compro¬bó que la chica no estaba donde había pensado que estaría, allí donde la había visto acudir el día que la había seguido. La habían echado y no sabían adónde se había ido. Y Londres era demasiado grande como para albergar esperanzas de volver a toparse con ella, de modo que ya se había rendido.
Sin embargo, no había regresado para decírselo al lord, no quería reconocer que había fracasado otra vez. ¡Pero había vuelto a encon¬trarla! Y esta vez no estaba dispuesto a perderla; terminaría el traba¬jo esa misma noche.
Había supuesto que tendría que esperar unas horas, por lo que había birlado una botella de ron de las existencias del posadero para llevársela a su habitación. No se había figurado que la pareja no estaba allí para dormir, aunque debería haberlo imaginado. La muchacha se había convertido en una mujer espléndida, igual que su madre. Y el caballero que la acompañaba no le había quitado las manos de encima.
Con todo, tendrían que dormir en algún momento. Dudaba que regresaran a su lugar de origen en plena noche. De modo que espe¬ró, y esperó. Aproximadamente cada diez minutos abría su puerta lo suficiente para ver si todavía se filtraba luz por debajo de la puerta de la habitación que ocupaban.
Era una lástima que la chica estuviera con Malory. Esa familia era tan célebre que hasta él había oído hablar de ella. El proble¬ma no residía en que todos eran sumamente ricos, sino más bien en que eran hombres con los que no convenía tener cuentas pendien¬tes. Había oído decir que eran excelentes tiradores, maestros en el campo de duelo, en el cuadrilátero... y en las correrías nocturnas. Así pues, trataría de no hacer daño a ese tipo; sólo le golpearía lo sufi¬ciente para dejarle fuera de combate.
Aunque, dada su mala suerte, probablemente mataría también a Malory. Pero no si mataba antes a la muchacha. Tan pronto como estuviera muerta, su buena suerte regresaría.
______ tuvo ese sueño aquella noche, el sueño malo. No debería ha¬berlo tenido. Sólo la asediaba cuando estaba nerviosa por algo, asustada o simplemente intranquila, y nada de eso le sucedía esa noche. Pero se despertó, como solía ocurrirle, cuando el bastón caía sobre su cabeza.
Después de un escalofrío para sacudirse la pesadilla, se volvió pa¬ra estrecharse más contra Nicholas. Por una vez tenía a alguien que la consolara. No era que quisiera despertarle. El mero hecho de estar junto a él, tocándole, era suficiente consuelo.
Pero estaba lo bastante despierta como para oír nítidamente los suaves golpecitos en la puerta y una voz de mujer que preguntaba:
― Nicholas, ¿estás ahí?
_____ se puso rígida. Varias cosas acudieron a su mente, ninguna de ellas agradable. Y no tuvo ningún reparo en sacudir a Jeremy para despertarle.
―¿Qué ocurre? ―preguntó él.
Se incorporó de inmediato.
―Detrás de la puerta hay una chica que te llama ―dijo _____ en tono de enfado.
―¡Y un cuerno! Estarías soñando.
Pero desde la puerta volvió a oírse:
― Nicholas, te estoy oyendo. ¿Estás decente para que entre?
―¡Oh, cielos! ―exclamó Nicholas, sorprendido―. ¿Amy?
―De modo que la conoces, ¿eh?
El tono de ______ era lo bastante irritado como para que él adi¬vinara sus pensamientos.
―No es lo que crees. Se trata de mi prima.
―Sí, seguro ―repuso ______, poniéndole los dos pies en el cos¬tado y empujándole fuera de la cama.
―Maldita sea ―dijo él, sosteniendo el equilibrio para no caer¬se al suelo―. Es mi prima, de veras.
Frotó un fósforo para volver a encender la lámpara situada junto a la cama. La exclamación de _____ hizo que se volviera hacia ella, y luego hacia el hombre al que la joven estaba mirando. Parecía de mediana edad, aunque tenía el pelo completamente gris y largo, re¬cogido en la nuca con un tallo de paja. ¿Sería paja? Era alto y delgado e iba vestido como un mendigo, con la ropa raída y llena de agujeros.
Cuando la llama del fósforo cobró vida, el hombre se quedó in¬móvil a pocos metros del lado de la cama que ocupaba ______, y pa¬recía tan asombrado como ellos. Sostenía una porra en una mano y una almohada en la otra, que probablemente pensaba utilizar pa¬ra meter en ella las pertenencias robadas. Apestaba a alcohol, una señal de que no pensaba con claridad.
―¡Amy! ―gritó Nicholas ―. Aléjate de la puerta, porque voy a lanzar algo a través de ella... a menos que lleves una pistola, en cuyo caso puedes entrar y usarla.
―No llevo armas ―replicó la mujer―. Pero Warren sí. Está en¬cerrando nuestros caballos en la cuadra. Llegará enseguida.
Nicholas ya estaba rodeando el pie de la cama para atrapar al intruso. Al oír mencionar las armas una expresión de pánico apareció en los ojos del hombre, que se dispuso a saltar a través de la cama para llegar hasta la puerta y salir huyendo. ______ le atrapó un pie cuando saltaba sobre ella, pero se le escapó. El hombre cayó de bru¬ces al suelo al otro lado de la cama, pero no se quedó allí. Ágil para su edad, se levantó y salió corriendo por la puerta.
Nicholas salió tras él, sin reparar en su desnudez. Danny se apresuró a ponerse la falda y la blusa para poder seguirles. La puerta es¬taba abierta de par en par. La mujer que se encontraba en el pasillo no asomó la cabeza al interior. Si de verdad era la prima de Nicholas, esperaba allí fuera pero se había vuelto de espaldas.
Nicholas regresó justo cuando ______ terminaba de vestirse. Parecía contrariado, lo cual la hizo reír.
―¿De qué diablos te ríes? ―preguntó él, en un tono tan moles¬to como su expresión.
Aquello se había convertido en una comedia de errores tal, que no pudo evitar decir:
―Acabas de perseguir a ese ladrón por el pasillo completamen¬te desnudo.
―¡Y me has escandalizado! ―gritó Amy con indignación desde el pasillo.
―Si antes me hubiera puesto los pantalones el tipo habría huido ―señaló Nicholas de forma lógica.
―¿Y te ha servido de algo perseguirle desnudo? ―preguntó ______―. ¿Lo has atrapado?
―No ―murmuró Nicholas ―. Ha bajado las escaleras como una bala, rodando, pero ¡maldita sea!, se ha levantado y ha seguido corriendo. Me he detenido porque no pienso ir correteando por el campo desnudo, muchas gracias, especialmente sin las botas puestas.
―Olvídate de las botas, ¿ya te has puesto los pantalones? preguntó Amy.
Nicholas, con gesto de resignada impaciencia, cogió los pantalones que _____ le acercaba. Al cabo de unos momentos dijo hacia la puerta:
―Ya puedes entrar, primita, y dime qué diablos estás haciendo aporreando mi puerta en mitad de la noche.
Amy asomó la cabeza por la abertura y, al ver que estaba medio decente con los pantalones en su sitio, entró y dijo mal¬humorada:
―No he aporreado la puerta. Debes saber que he sido muy dis¬creta.
―Tiene razón ―agregó ______, convencida ahora de que aque¬lla mujer era su prima.
El tono que Nicholas había empleado y cómo la había llamado casi la había persuadido. Pero al ver a la mujer ya no albergó ningu¬na duda. Tenía el mismo pelo negro que Jeremy, los mismos ojos cafés con la misma forma ligeramente almendrada. Además, era asombrosamente hermosa. ¿Era así toda su familia?
―¿Qué estás haciendo aquí, Amy? ―quiso saber Nicholas―. Y por cierto, ¿cuándo regresasteis a Inglaterra tú y Warren?
―Llegamos esta tarde, o mejor dicho, ayer por la tarde. Y tuve el presentimiento...
―¡Dios mío!, no importa ―la interrumpió Nicholas, con desa¬grado―. Olvídate de lo que he preguntado. No quiero oír hablar de eso.
―Oh, cállate ―dijo Amy mientras se acomodaba en una de las butacas que contenía la habitación.
Nicholas miró a su alrededor en busca de su camisa, puesto que la había tirado al suelo cuando se la quitó. Hacía todo lo posible por no hacer caso de su prima. ______ se sentó en la cama, teniendo la sensación de que no iba a poder dormir en un buen rato.
―Atracamos esta tarde, o mejor dicho, llegamos en un bote de remos. Seguramente el barco de Warren todavía espera autorización para atracar. Pero nada más poner pie en tierra, he tenido el extraño presentimiento de que estabas metido en algún problema. De modo que hemos ido directamente a casa del tío James, donde nos hemos enterado de que has adquirido tu propia residencia mientras estába¬mos fuera, por lo que no te encontrabas allí. Por cierto, ¿cómo te va con tu nueva casa?
―Muy bien, gracias. No le habrás hablado a mi padre de tu presentimiento, ¿verdad?
―No, no me he contenido para no hacerlo. Pero esperábamos encontrarte en tu nueva residencia urbana. Me he inquietado mucho cuando me han anunciado que habías salido a pasar el día fuera. Pero por lo menos has tenido la presencia de ánimo suficiente para decir a tu ama de llaves dónde ibas a alojarte, por si alguien te quería.
―¿Qué clase de problema imaginabas, Amy?
―Ninguno en concreto y, de hecho, se trataba más de un peligro que de un problema. No tenías previsto afrontar nada de esa naturaleza, ¿verdad?
―¿Algo peligroso? No, no tengo anotado en mi agenda nada parecido para esta semana.
Amy le dirigió una agria mirada por aquella irónica respuesta.
―No te burles. Ya sabes que mis presentimientos nunca yerran. De haber sido una ligera sospecha no habría arrastrado a Warren hasta aquí cuando deberíamos estar en casa...
―Desde luego que lo habrías hecho.
Ella chasqueó la lengua con reprobación y siguió diciendo:
―Pero éste era un presentimiento intenso. No estará planeando matarte o algo por el estilo, ¿verdad?
_____ parpadeó, porque la mujer la miraba directamente mientras decía eso, y con bastante recelo. Nicholas se echó a reír.
―Me mata de placer, pero aparte de eso, no ―consiguió decir entre risitas―. Ésta es mi... amiga, _____. ______, te presento al diablillo de mi prima, Amy.
―¿Es así como se las llama ahora? ―dijo Amy, poniendo los ojos en blanco.
―No sabía bien cómo definirla―se defendió Nicholas―. Se niega a ser mi amante y tampoco quiere ser mi pareja. Sólo quiere ser mi amiga. Bueno, y mi criada. Insiste en ganarse el sustento.
Amy sonrió a ______.
―Es alentador. Una sirvienta que no aprovecha la oportunidad de holgazanear. Encantada de conocerte, _____.
_____ saludó brevemente con la cabeza. No le gustaba que hablasen de ella con tanta franqueza. Y era la primera vez que oía decir a Nicholas que la consideraba una «amiga. Ella no le llamaría un amigo, pero entonces ¿cómo le calificaría, ya que era mucho más que su patrón? ¿Su pareja sexual? ¿Su cómplice en el placer? ¿Acaso existía algún nombre para designar su relación particular?
―No ocurre nada malo, primita, salvo que tu llegada ha impe¬dido que nos robaran ―aseguró Nicholas a su prima.
―¿De modo que eso era todo?
―Sí. No exactamente un suceso peligroso, puesto que ese tipo sólo llevaba una porra. Pero tú le has impedido actuar, por lo que presumo que era ése tu presentimiento.
Amy no pareció muy convencida de momento, pero luego admitió:
―Supongo que habría podido despertarte, se habría producido una refriega y habrías podido resultar herido. Sí, supongo que debía de tratarse de eso.
―¿Significa eso que ahora podremos dormir un poco? ―dijo Warren al entrar en la estancia.
―Bienvenido a casa, compañero ―saludó Nicholas, obsequiando a su primo político con una alegre sonrisa. Y explicó a ______―: Éste es el segundo Anderson que ha emparentado con mi familia, siendo la primera su hermana, Ker...
―Keira ―le corrigió Warren por costumbre.
―Quien se casó con mi padre ―prosiguió Nicholas ―. Warren era uno de los hombres más amargados del planeta, y ahora es uno de los más felices, gracias a mi prima.
Amy se levantó e hizo una reverencia.
―Me atribuyo todo el mérito.
Warren era muy alto. _____ no vio en él demasiado parecido con su hermano Drew, exceptuando la estatura y el pelo castaño do¬rado que ambos tenían en común. Los ojos de Warren eran de color verde lima, y estaban llenos de afecto cuando miró a su esposa.
―Ésta es mi amiga _____―dijo Nicholas presentándola a Warren.
―¿Otro nombre de varón? ―replicó éste, sacudiendo la ca¬beza. ¿Qué os ocurre a los Malory para que seáis tan propensos a poner a vuestras mujeres apodos masculinos?
―¡Éste no se lo he puesto yo. –Nicholas sonrió―. Es su verdadero nombre, aunque yo creo que es la abreviatura de _____________.
―No lo es ―murmuró ______.
―¿Y cómo lo sabes si no puedes acordarte? ―replicó Nicholas.
―Lo sé ―insistió ella.
Su tono lacónico instó a Warren a sugerir:
―Creo que todos deberíamos dormir un poco.
―¿Has conseguido una habitación? ―preguntó Amy.
―Al otro lado del pasillo.
―Espléndido. ―Amy se dirigió a Nicholas ―: Te veremos por la mañana entonces. Podemos regresar a la ciudad juntos. Y quiero saber todo lo que ha sucedido mientras he estado fuera.
Warren se llevó a su esposa antes de que se le ocurriera algo más que decir y cerró la puerta tras ellos. Nicholas volvió a meterse en la cama junto a ______.
―¿Estás bien? ―le preguntó con cautela.
―¿Por qué no debería estarlo?
―Bueno, entiendo que no estás acostumbrada a ser la víctima de un robo. No resulta muy agradable, ¿verdad?
―No me censures por lo que me he visto obligada a hacer todos estos años. Nunca me gustó robar. Lo detestaba.
―Pero lo hiciste de todos modos.
―Yo vengo de los suburbios, amigo. ¿Té das cuenta de las pocas posibilidades que tienen las mujeres que no saben leer ni escribir, que ni siquiera saben hablar correctamente?
―Comprendo por qué te repugna tanto esa «palabra» ―respondió, con cuidado de no mencionarla.
―Bueno, pues eso es lo que la mayoría de ellas terminan haciendo: prostituirse o robar.
Nicholas le puso un brazo sobre los hombros.
―No es eso lo que te ha afectado en este momento. Admítelo. Ser victima ha hecho que te des cuenta de lo que todas tus víctimas debieron sentir
Ella revolvió los ojos, irritada.
―Ni mucho menos, amigo. Y no nos han robado, ni lo habrían hecho. Estaba despierta. Habría oído a ese ratero andando de puntillas por la habitación si antes no hubieran llamado a la puerta, o le habría olido. Apestaba a ron, por si no lo has notado. Estaba conde¬nado a fracasar. Un buen ladrón sabe que no debe robar cuando está borracho.
―Muy bien, dejaré de hacer suposiciones. ―Suspiró―. ¿Qué te ha irritado?
―No estoy irritada. Simplemente me he dado cuenta, al escu¬charte, de que lo nuestro no tiene definición. Me has llamado tu amiga, pero has vacilado antes de decirlo. En realidad no tienes ese concepto de mí, ¿verdad?
―Bueno, si consideras la definición de esa palabra, pues sí, claro que lo tengo. ¿Qué es un amigo sino alguien de quien te sientes pró¬ximo, alguien con quien te gusta estar, alguien en quien poder con¬fiar y con quien compartir placeres? ―Sonrió con malicia―. Desde luego, no la clase de placeres que nosotros compartimos, pero ya comprendes la idea. Bueno, no es que seamos los mejores amigos... todavía. Pero nos vamos acercando.
______, sorprendida, le preguntó:
―No estarás tomándome el pelo, ¿verdad?
Nicholas la acostó en la cama para poder inclinarse sobre ella.
―Nunca bromeo sobre nosotros, _____. Bien, no te he hecho demasiadas confidencias, aparte de las cosas que puedas haber oído decir de mí. De modo que te contaré un pequeño cotilleo. Amy es mi mejor amiga, y la verás con frecuencia, puesto que viene a visi¬tarme a menudo... cuando Warren no se la lleva a América. Me gus¬taría que llegaras a conocerla mejor. Te caerá bien. De hecho, es im¬posible que te resulte antipática. Es un cielo. Pero nunca apuestes con ella, acerca de nada.
―¿Por qué?
―Porque jamás pierde.
―¿Tan afortunada es?
―No, tiene mucho talento. Son esos «presentimientos» que tie¬ne. Nunca se equivoca con ellos. Así pues, estás advertida. Si quiere apostar contigo sobre cualquier cosa, sal corriendo
Una posada no era un buen sitio para hacerlo. Tyrus llegó a esa conclusión cuando al dar la medianoche las luces seguían encendi¬das en la habitación de la muchacha. Todavía no podía creerse que hubiera vuelto a encontrarla, cuando había ya perdido la esperanza de hacerlo. Después de visitar a aquel noble se había sentido muy confiado en que esta vez terminaría el trabajo. Pero luego compro¬bó que la chica no estaba donde había pensado que estaría, allí donde la había visto acudir el día que la había seguido. La habían echado y no sabían adónde se había ido. Y Londres era demasiado grande como para albergar esperanzas de volver a toparse con ella, de modo que ya se había rendido.
Sin embargo, no había regresado para decírselo al lord, no quería reconocer que había fracasado otra vez. ¡Pero había vuelto a encon¬trarla! Y esta vez no estaba dispuesto a perderla; terminaría el traba¬jo esa misma noche.
Había supuesto que tendría que esperar unas horas, por lo que había birlado una botella de ron de las existencias del posadero para llevársela a su habitación. No se había figurado que la pareja no estaba allí para dormir, aunque debería haberlo imaginado. La muchacha se había convertido en una mujer espléndida, igual que su madre. Y el caballero que la acompañaba no le había quitado las manos de encima.
Con todo, tendrían que dormir en algún momento. Dudaba que regresaran a su lugar de origen en plena noche. De modo que espe¬ró, y esperó. Aproximadamente cada diez minutos abría su puerta lo suficiente para ver si todavía se filtraba luz por debajo de la puerta de la habitación que ocupaban.
Era una lástima que la chica estuviera con Malory. Esa familia era tan célebre que hasta él había oído hablar de ella. El proble¬ma no residía en que todos eran sumamente ricos, sino más bien en que eran hombres con los que no convenía tener cuentas pendien¬tes. Había oído decir que eran excelentes tiradores, maestros en el campo de duelo, en el cuadrilátero... y en las correrías nocturnas. Así pues, trataría de no hacer daño a ese tipo; sólo le golpearía lo sufi¬ciente para dejarle fuera de combate.
Aunque, dada su mala suerte, probablemente mataría también a Malory. Pero no si mataba antes a la muchacha. Tan pronto como estuviera muerta, su buena suerte regresaría.
______ tuvo ese sueño aquella noche, el sueño malo. No debería ha¬berlo tenido. Sólo la asediaba cuando estaba nerviosa por algo, asustada o simplemente intranquila, y nada de eso le sucedía esa noche. Pero se despertó, como solía ocurrirle, cuando el bastón caía sobre su cabeza.
Después de un escalofrío para sacudirse la pesadilla, se volvió pa¬ra estrecharse más contra Nicholas. Por una vez tenía a alguien que la consolara. No era que quisiera despertarle. El mero hecho de estar junto a él, tocándole, era suficiente consuelo.
Pero estaba lo bastante despierta como para oír nítidamente los suaves golpecitos en la puerta y una voz de mujer que preguntaba:
― Nicholas, ¿estás ahí?
_____ se puso rígida. Varias cosas acudieron a su mente, ninguna de ellas agradable. Y no tuvo ningún reparo en sacudir a Jeremy para despertarle.
―¿Qué ocurre? ―preguntó él.
Se incorporó de inmediato.
―Detrás de la puerta hay una chica que te llama ―dijo _____ en tono de enfado.
―¡Y un cuerno! Estarías soñando.
Pero desde la puerta volvió a oírse:
― Nicholas, te estoy oyendo. ¿Estás decente para que entre?
―¡Oh, cielos! ―exclamó Nicholas, sorprendido―. ¿Amy?
―De modo que la conoces, ¿eh?
El tono de ______ era lo bastante irritado como para que él adi¬vinara sus pensamientos.
―No es lo que crees. Se trata de mi prima.
―Sí, seguro ―repuso ______, poniéndole los dos pies en el cos¬tado y empujándole fuera de la cama.
―Maldita sea ―dijo él, sosteniendo el equilibrio para no caer¬se al suelo―. Es mi prima, de veras.
Frotó un fósforo para volver a encender la lámpara situada junto a la cama. La exclamación de _____ hizo que se volviera hacia ella, y luego hacia el hombre al que la joven estaba mirando. Parecía de mediana edad, aunque tenía el pelo completamente gris y largo, re¬cogido en la nuca con un tallo de paja. ¿Sería paja? Era alto y delgado e iba vestido como un mendigo, con la ropa raída y llena de agujeros.
Cuando la llama del fósforo cobró vida, el hombre se quedó in¬móvil a pocos metros del lado de la cama que ocupaba ______, y pa¬recía tan asombrado como ellos. Sostenía una porra en una mano y una almohada en la otra, que probablemente pensaba utilizar pa¬ra meter en ella las pertenencias robadas. Apestaba a alcohol, una señal de que no pensaba con claridad.
―¡Amy! ―gritó Nicholas ―. Aléjate de la puerta, porque voy a lanzar algo a través de ella... a menos que lleves una pistola, en cuyo caso puedes entrar y usarla.
―No llevo armas ―replicó la mujer―. Pero Warren sí. Está en¬cerrando nuestros caballos en la cuadra. Llegará enseguida.
Nicholas ya estaba rodeando el pie de la cama para atrapar al intruso. Al oír mencionar las armas una expresión de pánico apareció en los ojos del hombre, que se dispuso a saltar a través de la cama para llegar hasta la puerta y salir huyendo. ______ le atrapó un pie cuando saltaba sobre ella, pero se le escapó. El hombre cayó de bru¬ces al suelo al otro lado de la cama, pero no se quedó allí. Ágil para su edad, se levantó y salió corriendo por la puerta.
Nicholas salió tras él, sin reparar en su desnudez. Danny se apresuró a ponerse la falda y la blusa para poder seguirles. La puerta es¬taba abierta de par en par. La mujer que se encontraba en el pasillo no asomó la cabeza al interior. Si de verdad era la prima de Nicholas, esperaba allí fuera pero se había vuelto de espaldas.
Nicholas regresó justo cuando ______ terminaba de vestirse. Parecía contrariado, lo cual la hizo reír.
―¿De qué diablos te ríes? ―preguntó él, en un tono tan moles¬to como su expresión.
Aquello se había convertido en una comedia de errores tal, que no pudo evitar decir:
―Acabas de perseguir a ese ladrón por el pasillo completamen¬te desnudo.
―¡Y me has escandalizado! ―gritó Amy con indignación desde el pasillo.
―Si antes me hubiera puesto los pantalones el tipo habría huido ―señaló Nicholas de forma lógica.
―¿Y te ha servido de algo perseguirle desnudo? ―preguntó ______―. ¿Lo has atrapado?
―No ―murmuró Nicholas ―. Ha bajado las escaleras como una bala, rodando, pero ¡maldita sea!, se ha levantado y ha seguido corriendo. Me he detenido porque no pienso ir correteando por el campo desnudo, muchas gracias, especialmente sin las botas puestas.
―Olvídate de las botas, ¿ya te has puesto los pantalones? preguntó Amy.
Nicholas, con gesto de resignada impaciencia, cogió los pantalones que _____ le acercaba. Al cabo de unos momentos dijo hacia la puerta:
―Ya puedes entrar, primita, y dime qué diablos estás haciendo aporreando mi puerta en mitad de la noche.
Amy asomó la cabeza por la abertura y, al ver que estaba medio decente con los pantalones en su sitio, entró y dijo mal¬humorada:
―No he aporreado la puerta. Debes saber que he sido muy dis¬creta.
―Tiene razón ―agregó ______, convencida ahora de que aque¬lla mujer era su prima.
El tono que Nicholas había empleado y cómo la había llamado casi la había persuadido. Pero al ver a la mujer ya no albergó ningu¬na duda. Tenía el mismo pelo negro que Jeremy, los mismos ojos cafés con la misma forma ligeramente almendrada. Además, era asombrosamente hermosa. ¿Era así toda su familia?
―¿Qué estás haciendo aquí, Amy? ―quiso saber Nicholas―. Y por cierto, ¿cuándo regresasteis a Inglaterra tú y Warren?
―Llegamos esta tarde, o mejor dicho, ayer por la tarde. Y tuve el presentimiento...
―¡Dios mío!, no importa ―la interrumpió Nicholas, con desa¬grado―. Olvídate de lo que he preguntado. No quiero oír hablar de eso.
―Oh, cállate ―dijo Amy mientras se acomodaba en una de las butacas que contenía la habitación.
Nicholas miró a su alrededor en busca de su camisa, puesto que la había tirado al suelo cuando se la quitó. Hacía todo lo posible por no hacer caso de su prima. ______ se sentó en la cama, teniendo la sensación de que no iba a poder dormir en un buen rato.
―Atracamos esta tarde, o mejor dicho, llegamos en un bote de remos. Seguramente el barco de Warren todavía espera autorización para atracar. Pero nada más poner pie en tierra, he tenido el extraño presentimiento de que estabas metido en algún problema. De modo que hemos ido directamente a casa del tío James, donde nos hemos enterado de que has adquirido tu propia residencia mientras estába¬mos fuera, por lo que no te encontrabas allí. Por cierto, ¿cómo te va con tu nueva casa?
―Muy bien, gracias. No le habrás hablado a mi padre de tu presentimiento, ¿verdad?
―No, no me he contenido para no hacerlo. Pero esperábamos encontrarte en tu nueva residencia urbana. Me he inquietado mucho cuando me han anunciado que habías salido a pasar el día fuera. Pero por lo menos has tenido la presencia de ánimo suficiente para decir a tu ama de llaves dónde ibas a alojarte, por si alguien te quería.
―¿Qué clase de problema imaginabas, Amy?
―Ninguno en concreto y, de hecho, se trataba más de un peligro que de un problema. No tenías previsto afrontar nada de esa naturaleza, ¿verdad?
―¿Algo peligroso? No, no tengo anotado en mi agenda nada parecido para esta semana.
Amy le dirigió una agria mirada por aquella irónica respuesta.
―No te burles. Ya sabes que mis presentimientos nunca yerran. De haber sido una ligera sospecha no habría arrastrado a Warren hasta aquí cuando deberíamos estar en casa...
―Desde luego que lo habrías hecho.
Ella chasqueó la lengua con reprobación y siguió diciendo:
―Pero éste era un presentimiento intenso. No estará planeando matarte o algo por el estilo, ¿verdad?
_____ parpadeó, porque la mujer la miraba directamente mientras decía eso, y con bastante recelo. Nicholas se echó a reír.
―Me mata de placer, pero aparte de eso, no ―consiguió decir entre risitas―. Ésta es mi... amiga, _____. ______, te presento al diablillo de mi prima, Amy.
―¿Es así como se las llama ahora? ―dijo Amy, poniendo los ojos en blanco.
―No sabía bien cómo definirla―se defendió Nicholas―. Se niega a ser mi amante y tampoco quiere ser mi pareja. Sólo quiere ser mi amiga. Bueno, y mi criada. Insiste en ganarse el sustento.
Amy sonrió a ______.
―Es alentador. Una sirvienta que no aprovecha la oportunidad de holgazanear. Encantada de conocerte, _____.
_____ saludó brevemente con la cabeza. No le gustaba que hablasen de ella con tanta franqueza. Y era la primera vez que oía decir a Nicholas que la consideraba una «amiga. Ella no le llamaría un amigo, pero entonces ¿cómo le calificaría, ya que era mucho más que su patrón? ¿Su pareja sexual? ¿Su cómplice en el placer? ¿Acaso existía algún nombre para designar su relación particular?
―No ocurre nada malo, primita, salvo que tu llegada ha impe¬dido que nos robaran ―aseguró Nicholas a su prima.
―¿De modo que eso era todo?
―Sí. No exactamente un suceso peligroso, puesto que ese tipo sólo llevaba una porra. Pero tú le has impedido actuar, por lo que presumo que era ése tu presentimiento.
Amy no pareció muy convencida de momento, pero luego admitió:
―Supongo que habría podido despertarte, se habría producido una refriega y habrías podido resultar herido. Sí, supongo que debía de tratarse de eso.
―¿Significa eso que ahora podremos dormir un poco? ―dijo Warren al entrar en la estancia.
―Bienvenido a casa, compañero ―saludó Nicholas, obsequiando a su primo político con una alegre sonrisa. Y explicó a ______―: Éste es el segundo Anderson que ha emparentado con mi familia, siendo la primera su hermana, Ker...
―Keira ―le corrigió Warren por costumbre.
―Quien se casó con mi padre ―prosiguió Nicholas ―. Warren era uno de los hombres más amargados del planeta, y ahora es uno de los más felices, gracias a mi prima.
Amy se levantó e hizo una reverencia.
―Me atribuyo todo el mérito.
Warren era muy alto. _____ no vio en él demasiado parecido con su hermano Drew, exceptuando la estatura y el pelo castaño do¬rado que ambos tenían en común. Los ojos de Warren eran de color verde lima, y estaban llenos de afecto cuando miró a su esposa.
―Ésta es mi amiga _____―dijo Nicholas presentándola a Warren.
―¿Otro nombre de varón? ―replicó éste, sacudiendo la ca¬beza. ¿Qué os ocurre a los Malory para que seáis tan propensos a poner a vuestras mujeres apodos masculinos?
―¡Éste no se lo he puesto yo. –Nicholas sonrió―. Es su verdadero nombre, aunque yo creo que es la abreviatura de _____________.
―No lo es ―murmuró ______.
―¿Y cómo lo sabes si no puedes acordarte? ―replicó Nicholas.
―Lo sé ―insistió ella.
Su tono lacónico instó a Warren a sugerir:
―Creo que todos deberíamos dormir un poco.
―¿Has conseguido una habitación? ―preguntó Amy.
―Al otro lado del pasillo.
―Espléndido. ―Amy se dirigió a Nicholas ―: Te veremos por la mañana entonces. Podemos regresar a la ciudad juntos. Y quiero saber todo lo que ha sucedido mientras he estado fuera.
Warren se llevó a su esposa antes de que se le ocurriera algo más que decir y cerró la puerta tras ellos. Nicholas volvió a meterse en la cama junto a ______.
―¿Estás bien? ―le preguntó con cautela.
―¿Por qué no debería estarlo?
―Bueno, entiendo que no estás acostumbrada a ser la víctima de un robo. No resulta muy agradable, ¿verdad?
―No me censures por lo que me he visto obligada a hacer todos estos años. Nunca me gustó robar. Lo detestaba.
―Pero lo hiciste de todos modos.
―Yo vengo de los suburbios, amigo. ¿Té das cuenta de las pocas posibilidades que tienen las mujeres que no saben leer ni escribir, que ni siquiera saben hablar correctamente?
―Comprendo por qué te repugna tanto esa «palabra» ―respondió, con cuidado de no mencionarla.
―Bueno, pues eso es lo que la mayoría de ellas terminan haciendo: prostituirse o robar.
Nicholas le puso un brazo sobre los hombros.
―No es eso lo que te ha afectado en este momento. Admítelo. Ser victima ha hecho que te des cuenta de lo que todas tus víctimas debieron sentir
Ella revolvió los ojos, irritada.
―Ni mucho menos, amigo. Y no nos han robado, ni lo habrían hecho. Estaba despierta. Habría oído a ese ratero andando de puntillas por la habitación si antes no hubieran llamado a la puerta, o le habría olido. Apestaba a ron, por si no lo has notado. Estaba conde¬nado a fracasar. Un buen ladrón sabe que no debe robar cuando está borracho.
―Muy bien, dejaré de hacer suposiciones. ―Suspiró―. ¿Qué te ha irritado?
―No estoy irritada. Simplemente me he dado cuenta, al escu¬charte, de que lo nuestro no tiene definición. Me has llamado tu amiga, pero has vacilado antes de decirlo. En realidad no tienes ese concepto de mí, ¿verdad?
―Bueno, si consideras la definición de esa palabra, pues sí, claro que lo tengo. ¿Qué es un amigo sino alguien de quien te sientes pró¬ximo, alguien con quien te gusta estar, alguien en quien poder con¬fiar y con quien compartir placeres? ―Sonrió con malicia―. Desde luego, no la clase de placeres que nosotros compartimos, pero ya comprendes la idea. Bueno, no es que seamos los mejores amigos... todavía. Pero nos vamos acercando.
______, sorprendida, le preguntó:
―No estarás tomándome el pelo, ¿verdad?
Nicholas la acostó en la cama para poder inclinarse sobre ella.
―Nunca bromeo sobre nosotros, _____. Bien, no te he hecho demasiadas confidencias, aparte de las cosas que puedas haber oído decir de mí. De modo que te contaré un pequeño cotilleo. Amy es mi mejor amiga, y la verás con frecuencia, puesto que viene a visi¬tarme a menudo... cuando Warren no se la lleva a América. Me gus¬taría que llegaras a conocerla mejor. Te caerá bien. De hecho, es im¬posible que te resulte antipática. Es un cielo. Pero nunca apuestes con ella, acerca de nada.
―¿Por qué?
―Porque jamás pierde.
―¿Tan afortunada es?
―No, tiene mucho talento. Son esos «presentimientos» que tie¬ne. Nunca se equivoca con ellos. Así pues, estás advertida. Si quiere apostar contigo sobre cualquier cosa, sal corriendo
gabiberroteran
Re: Mi Adorable Bribona (Nick & Tu)
Y parece que Amy tampoco se equivoca esta vez =$
Invitado
Invitado
Re: Mi Adorable Bribona (Nick & Tu)
Me encanto el cap siguela pronto seguro que iba a matar o intentar pero se salvo
lovely last
Re: Mi Adorable Bribona (Nick & Tu)
Capitulo 42
Nicholas había tenido razón acerca de Amy Anderson. Resultaba imposible que no cayera simpática. Era vivaz, deliciosamente franca, divertida y capaz de hablar sin parar. ______ se sentó en el coche al lado de Amy mientras Nicholas las conducía de regreso a Londres, y Warren montaba a caballo junto a ellos. De alguna manera Amy había conseguido arrancar a ____ el relato entero de su vida, por lo menos todo lo que podía recordar, incluidos sus objetivos. Y Amy no se había sorprendido lo más mínimo, simplemente se había mostrado interesada. Amy dirigió algunas miradas a la espalda de Nicholas, y _____ no tuvo más remedio que preguntarse si él las estaba escuchando. Pero en ningún momento intervino en la conversación, de modo que lo dudaba.
Se acercaban a las afueras de Londres cuando Amy dijo de repente:
―Nos están siguiendo.
Nicholas detuvo el coche de inmediato, demostrando que había estado escuchando, aunque ______ no había dicho nada que el no supiera ya.
―¿Quién? –preguntó Nicholas a su prima, y al darse cuenta de que no podía saberlo, agregó―: ¿Pretenden hacernos daño?
Nicholas se disponía a señalar que Amy no podía saber eso tam¬poco cuando la dama respondió:
―Sin lugar a dudas.
_____ se sintió realmente incómoda en aquel momento, mien¬tras Warren se alejaba para tratar de descubrir a quienquiera que les siguiera o se ocultara junto al camino. Ella había tenido la misma sensación de que alguien les seguía, pero la había descartado porque la había experimentado en más de una ocasión desde que se trasla¬dó al centro de la ciudad, y no había ocurrido nada. Pero como Amy tenía el mismo presentimiento, y su familia confiaba tanto en su pál¬pitos, ______ se preguntó si debería mencionar que no era ésa la pri¬mera vez.
Optó por callarse. Si alguien andaba tras ellos, no tendría nada que ver con la persona que por dos veces _____ creyó que la seguía por la ciudad y que sin duda debía de ser ese matón del que Lucy le había hablado, el tipo que había intentado localizarla. Quienquiera que les siguiera ahora no tenía nada que ver con ella, probablemen¬te se trataba de algún bandolero que había perdido la oportunidad de detenerles antes de que se acercaran demasiado a la ciudad.
Efectivamente, Warren regresó sacudiendo la cabeza, no había encontrado a nadie. Amy volvió a relajarse y anunció:
―Ha pasado el peligro. Creo que les has ahuyentado, Warren, quienesquiera que fuesen.
Reanudaron su camino como si nada extraordinario hubiera su¬cedido. Eso divirtió a _____. Los dos hombres aceptaban las decla¬raciones de Amy como si estuvieran escritas en el evangelio. Ella dijo que ya no corrían peligro y ellos dejaron de preocuparse.
Nicholas dejó a ______ en casa antes de llevar a Amy a la suya. Mencionó que probablemente tardaría en volver, puesto que tenía algunos asuntos que resolver, como por ejemplo contratar a unos carpinteros para una de las propiedades de su tío que requería algu¬nas reformas.
_____ emprendió de inmediato su tarea de limpieza como si no hubiese pasado la noche fuera con el dueño de la casa. No se había acumulado demasiado polvo durante su ausencia, por lo que terminó su trabajo antes de cenar. Nicholas regresó hacia esa hora e interrumpió su cena llamándola al comedor, donde él estaba despachando la suya.
―Siéntate, cariño. ¿Ya has cenado?
―Estaba haciéndolo.
―Entonces ve a buscar tu plato y acompáñame.
_____ se había sentado junto a él y no tenía intención de levantarse.
―Sabes que eso no es correcto.
Nicholas suspiró.
―En ese caso no te entretendré. Sólo quería hacerte saber que estaré fuera el fin de semana.
Ahora fue ella quien suspiró.
―Ya sabes que no tienes por qué ponerme al corriente de tus actividades.
―¿Por qué vuelves a levantar un muro entre nosotros? Creía que habíamos convenido que somos amigos. Y los amigos se cuentan lo que se proponen hacer.
_____ bajó la mirada para esquivar sus ojos. ¿Estaba ella haciendo eso? ¿Tratar de poner más distancia entre ellos para preparar su marcha? Probablemente. No iba a resultar fácil alejarse de Nicholas Malory. Pero cuanto antes lo hiciera, menos le dolería.
Para apartar ese desagradable pensamiento, dijo:
―¿Y qué te propones hacer, amigo?
―Aparte de asistir a la fiesta en la residencia de lord Crandle, estoy dispuesto a hacer cualquier cosa que se te ocurra.
―¿Crandle? ¿No es allí donde desplumaron a Logan?
Nicholas no contestó. Se levantó, se situó detrás de su silla y puso a _____ de pie. Y antes de que ella supiera lo que se disponía a hacer, la estaba besando tan intensamente que se le doblaron las rodillas. No supo cuánto tiempo siguió besándola. _____ Perdió la capacidad de pensar, como solía ocurrirle cada vez que probaba su sabor.
Ella le puso los brazos al cuello y le besó a su vez. La apartó de sí, y _____ adivinó al momento que estaba enfadado.
No lo había notado en el beso, pero ese enfado estaba presente tanto en la expresión de Nicholas como en su tono de voz cuando le advirtió:
―Esto ocurrirá cada vez que te hagas la indiferente conmigo. No vuelvas a hacerlo. No me gusta nada.
______ no había estado fingiendo indiferencia con respecto a los planes de Nicholas para el fin de semana, sino que había tratado deses-peradamente de disimular lo que él la hacía sentir siempre que se le acercaba. Ya debería haberse dado cuenta de que su empeño era inútil.
Molesta consigo misma y con él, por el modo que había elegido para hacerse entender, le clavó un dedo en el pecho.
―No estaba fingiendo nada. Sólo trataba de no abalanzarme sobre ti y arrastrarte a tu habitación. He pensado que antes querrías terminar de cenar.
Él la miró parpadeando y luego se echó a reír.
―Cielos, no, puedes abalanzarte sobre mí siempre que quieras, cariño mío.
_____ soltó un bufido.
―Siéntate, amigo. El impulso ya ha pasado. Y puedes contar¬me por qué vas a ir a una fiesta a la que es probable que acuda lord Heddings.
_____ chasqueó la lengua en son de reproche, pero volvió a sen¬tarse.
―Porque es probable que esté allí, desde luego.
Ella frunció el ceño.
―Vas a intentar sorprenderle robando, verdad?
―En efecto. Aparte de lo que le hizo a Logan, ese hombre robó a mi familia. Si no me ocupo yo de que le detengan, entonces mi padre intervendrá y le matará. En el fondo, estoy seguro de que Heddings preferiría mi propuesta.
______ puso los ojos en blanco, confiando en que sólo estuviera exagerando acerca de su padre.
―¿Se te ha ocurrido pensar en la posibilidad de que no actúe solo? ¿Qué utilice a otros para que roben en su lugar?
―Estás pensando como un ladrón, querida. Piensa como un lord...
―Precisamente. ¿Se arriesgaría un lord a hacer personalmente el trabajo sucio cuando puede contratar a otros para que lo hagan mientras él, tranquilamente sentado, espera el botín? Me refiero a que ese hombre tiene sirvientes que deambulan por la casa con pistolas durante la noche. Eso debería decirte algo.
―Eso fue bastante insólito, ¿verdad?
―Es más bien cuestión de un mayordomo normal acostumbrado a la visita de tipos de la peor calaña a altas horas de la noche... y no me refiero a nosotros, por supuesto ―creyó oportuno añadir.
―Naturalmente. Pero espero que no. Preferiría pillarle con las manos en la masa. Sería mucho más satisfactorio.
_____ suspiró.
―¿Tendrás cuidado?
―¡Ajá! ―exclamó Nicholas de inmediato―. Por fin vas a admitir que te preocupas por mí, ¿eh?
―Ni hablar, ―amigo rezongó ella―. Es mi sueldo lo que me preocupa. ―Y agregó bromeando―: Quizá deberías pagarme antes de asistir a esa fiesta de fin de semana.
―Al contrario, te haré pagar a ti por ese comentario.
Y cumplió su promesa con mucho gusto.
Nicholas había tenido razón acerca de Amy Anderson. Resultaba imposible que no cayera simpática. Era vivaz, deliciosamente franca, divertida y capaz de hablar sin parar. ______ se sentó en el coche al lado de Amy mientras Nicholas las conducía de regreso a Londres, y Warren montaba a caballo junto a ellos. De alguna manera Amy había conseguido arrancar a ____ el relato entero de su vida, por lo menos todo lo que podía recordar, incluidos sus objetivos. Y Amy no se había sorprendido lo más mínimo, simplemente se había mostrado interesada. Amy dirigió algunas miradas a la espalda de Nicholas, y _____ no tuvo más remedio que preguntarse si él las estaba escuchando. Pero en ningún momento intervino en la conversación, de modo que lo dudaba.
Se acercaban a las afueras de Londres cuando Amy dijo de repente:
―Nos están siguiendo.
Nicholas detuvo el coche de inmediato, demostrando que había estado escuchando, aunque ______ no había dicho nada que el no supiera ya.
―¿Quién? –preguntó Nicholas a su prima, y al darse cuenta de que no podía saberlo, agregó―: ¿Pretenden hacernos daño?
Nicholas se disponía a señalar que Amy no podía saber eso tam¬poco cuando la dama respondió:
―Sin lugar a dudas.
_____ se sintió realmente incómoda en aquel momento, mien¬tras Warren se alejaba para tratar de descubrir a quienquiera que les siguiera o se ocultara junto al camino. Ella había tenido la misma sensación de que alguien les seguía, pero la había descartado porque la había experimentado en más de una ocasión desde que se trasla¬dó al centro de la ciudad, y no había ocurrido nada. Pero como Amy tenía el mismo presentimiento, y su familia confiaba tanto en su pál¬pitos, ______ se preguntó si debería mencionar que no era ésa la pri¬mera vez.
Optó por callarse. Si alguien andaba tras ellos, no tendría nada que ver con la persona que por dos veces _____ creyó que la seguía por la ciudad y que sin duda debía de ser ese matón del que Lucy le había hablado, el tipo que había intentado localizarla. Quienquiera que les siguiera ahora no tenía nada que ver con ella, probablemen¬te se trataba de algún bandolero que había perdido la oportunidad de detenerles antes de que se acercaran demasiado a la ciudad.
Efectivamente, Warren regresó sacudiendo la cabeza, no había encontrado a nadie. Amy volvió a relajarse y anunció:
―Ha pasado el peligro. Creo que les has ahuyentado, Warren, quienesquiera que fuesen.
Reanudaron su camino como si nada extraordinario hubiera su¬cedido. Eso divirtió a _____. Los dos hombres aceptaban las decla¬raciones de Amy como si estuvieran escritas en el evangelio. Ella dijo que ya no corrían peligro y ellos dejaron de preocuparse.
Nicholas dejó a ______ en casa antes de llevar a Amy a la suya. Mencionó que probablemente tardaría en volver, puesto que tenía algunos asuntos que resolver, como por ejemplo contratar a unos carpinteros para una de las propiedades de su tío que requería algu¬nas reformas.
_____ emprendió de inmediato su tarea de limpieza como si no hubiese pasado la noche fuera con el dueño de la casa. No se había acumulado demasiado polvo durante su ausencia, por lo que terminó su trabajo antes de cenar. Nicholas regresó hacia esa hora e interrumpió su cena llamándola al comedor, donde él estaba despachando la suya.
―Siéntate, cariño. ¿Ya has cenado?
―Estaba haciéndolo.
―Entonces ve a buscar tu plato y acompáñame.
_____ se había sentado junto a él y no tenía intención de levantarse.
―Sabes que eso no es correcto.
Nicholas suspiró.
―En ese caso no te entretendré. Sólo quería hacerte saber que estaré fuera el fin de semana.
Ahora fue ella quien suspiró.
―Ya sabes que no tienes por qué ponerme al corriente de tus actividades.
―¿Por qué vuelves a levantar un muro entre nosotros? Creía que habíamos convenido que somos amigos. Y los amigos se cuentan lo que se proponen hacer.
_____ bajó la mirada para esquivar sus ojos. ¿Estaba ella haciendo eso? ¿Tratar de poner más distancia entre ellos para preparar su marcha? Probablemente. No iba a resultar fácil alejarse de Nicholas Malory. Pero cuanto antes lo hiciera, menos le dolería.
Para apartar ese desagradable pensamiento, dijo:
―¿Y qué te propones hacer, amigo?
―Aparte de asistir a la fiesta en la residencia de lord Crandle, estoy dispuesto a hacer cualquier cosa que se te ocurra.
―¿Crandle? ¿No es allí donde desplumaron a Logan?
Nicholas no contestó. Se levantó, se situó detrás de su silla y puso a _____ de pie. Y antes de que ella supiera lo que se disponía a hacer, la estaba besando tan intensamente que se le doblaron las rodillas. No supo cuánto tiempo siguió besándola. _____ Perdió la capacidad de pensar, como solía ocurrirle cada vez que probaba su sabor.
Ella le puso los brazos al cuello y le besó a su vez. La apartó de sí, y _____ adivinó al momento que estaba enfadado.
No lo había notado en el beso, pero ese enfado estaba presente tanto en la expresión de Nicholas como en su tono de voz cuando le advirtió:
―Esto ocurrirá cada vez que te hagas la indiferente conmigo. No vuelvas a hacerlo. No me gusta nada.
______ no había estado fingiendo indiferencia con respecto a los planes de Nicholas para el fin de semana, sino que había tratado deses-peradamente de disimular lo que él la hacía sentir siempre que se le acercaba. Ya debería haberse dado cuenta de que su empeño era inútil.
Molesta consigo misma y con él, por el modo que había elegido para hacerse entender, le clavó un dedo en el pecho.
―No estaba fingiendo nada. Sólo trataba de no abalanzarme sobre ti y arrastrarte a tu habitación. He pensado que antes querrías terminar de cenar.
Él la miró parpadeando y luego se echó a reír.
―Cielos, no, puedes abalanzarte sobre mí siempre que quieras, cariño mío.
_____ soltó un bufido.
―Siéntate, amigo. El impulso ya ha pasado. Y puedes contar¬me por qué vas a ir a una fiesta a la que es probable que acuda lord Heddings.
_____ chasqueó la lengua en son de reproche, pero volvió a sen¬tarse.
―Porque es probable que esté allí, desde luego.
Ella frunció el ceño.
―Vas a intentar sorprenderle robando, verdad?
―En efecto. Aparte de lo que le hizo a Logan, ese hombre robó a mi familia. Si no me ocupo yo de que le detengan, entonces mi padre intervendrá y le matará. En el fondo, estoy seguro de que Heddings preferiría mi propuesta.
______ puso los ojos en blanco, confiando en que sólo estuviera exagerando acerca de su padre.
―¿Se te ha ocurrido pensar en la posibilidad de que no actúe solo? ¿Qué utilice a otros para que roben en su lugar?
―Estás pensando como un ladrón, querida. Piensa como un lord...
―Precisamente. ¿Se arriesgaría un lord a hacer personalmente el trabajo sucio cuando puede contratar a otros para que lo hagan mientras él, tranquilamente sentado, espera el botín? Me refiero a que ese hombre tiene sirvientes que deambulan por la casa con pistolas durante la noche. Eso debería decirte algo.
―Eso fue bastante insólito, ¿verdad?
―Es más bien cuestión de un mayordomo normal acostumbrado a la visita de tipos de la peor calaña a altas horas de la noche... y no me refiero a nosotros, por supuesto ―creyó oportuno añadir.
―Naturalmente. Pero espero que no. Preferiría pillarle con las manos en la masa. Sería mucho más satisfactorio.
_____ suspiró.
―¿Tendrás cuidado?
―¡Ajá! ―exclamó Nicholas de inmediato―. Por fin vas a admitir que te preocupas por mí, ¿eh?
―Ni hablar, ―amigo rezongó ella―. Es mi sueldo lo que me preocupa. ―Y agregó bromeando―: Quizá deberías pagarme antes de asistir a esa fiesta de fin de semana.
―Al contrario, te haré pagar a ti por ese comentario.
Y cumplió su promesa con mucho gusto.
gabiberroteran
Re: Mi Adorable Bribona (Nick & Tu)
Adoro la forma en que Nicholas hace pagar a la rayis por sus comentarios *_*
Invitado
Invitado
Re: Mi Adorable Bribona (Nick & Tu)
CLARO Q SE PREOCUPA POR EL me encanta esta nove :arre:
nataly jonas
Re: Mi Adorable Bribona (Nick & Tu)
Capitulo 43
_____ había dejado encendida la lámpara de su habitación, a baja intensidad, pensando en los animalitos. Se los había llevado a la cama, pero como no esperaba que durmieran toda la noche con ella, les dejó algo de luz por si querían jugar un poco antes de volver a echarse.
Fue la cola del gatito, meneándose contra su mejilla, lo que la despertó del sueño, pero no lo bastante pronto. Revivió otra vez aquella experiencia, el garrote cayendo sobre su cabeza, luego el re¬pentino dolor. No había sentido nunca dolor hasta entonces en su sueño, tan sólo el recuerdo... ¡Santo Dios!, no estaba soñando.
Él volvió a blandir el garrote. _____ le vio con claridad, un hombre de mediana edad, canoso y despeinado, con los mismos ojos oscuros y asesinos. Él era el hombre que le había hecho daño, el que había alterado su vida y le había robado los recuerdos. No le había reconocido en la posada, pero ahora le resultaba evidente que era el hombre de su pasado. Y todavía intentaba matarla...
No pudo moverse con rapidez, pues le estorbaban las sábanas pero consiguió esquivar el segundo garrotazo, que oyó estrellarse contra la almohada. Pensando que no podría eludir el siguiente golpe si no salía de la cama, trató de liberar los pies, pero temió quedar más enredada todavía, e indefensa. De modo que la única posibilidad real era luchar contra él y arrebatarle el arma.
Se volvió para tratar de interceptar el siguiente golpe, pero de re-pente apareció Nicholas y derribó al intruso. Le asestó un puñetazo tras otro. _____ nunca le había visto tan violento. Parecía resuelto a matar al hombre con los puños desnudos.
―No creo que sienta ya los golpes ―dijo ella.
Nicholas la miró. Había levantado al hombre del suelo cogiéndole por el cuello, para que cada puñetazo impactara directamente en su rostro. Ahora le dejó caer y fue hasta _____. Le alzó la cara y la observó atentamente.
Su voz denotó su inquietud cuando preguntó:
―¿Dónde te ha golpeado?
―En la cabeza, pero creo que he amortiguado el golpe con cl brazo cuando he tratado de apartar el gatito de mi mejilla.
Nicholas le examinó la cabeza y vio formarse una pequeña hin¬chazón. Ella hizo una mueca cuando se la tocó, pero no dijo nada. Empezaba a sentir punzadas, aunque no muy fuertes. De hecho le dolía más el antebrazo.
―La piel no se ha abierto ―le dijo él―. Probablemente te do¬lerá un poco la cabeza durante un par de días. Debe de haber hielo en la casa para aplicártelo. Haré que Artie lo traiga en cuanto se haya deshecho de esta basura.
Se encaminó hacia la puerta para llamar al mayordomo, pero regresó junto a la cama y finalmente se sentó a su lado para estrechar la entre sus brazos.
―No puedo creer lo que acaba de ocurrir ―dijo―. Pero estas bien, ¿verdad? Dime que estás bien.
―Estoy bien. Pero ¿cómo sabías que él estaba aquí?
―No lo sabía. Me despertó un ruido, seguramente los pasos de él deambulando por el piso de arriba. Pero nada más abrir los ojos he pensado en ti, calentita y cómoda en tu cama, y me he sentido muy solo en la mía. Amy debía de tener razón. El hombre nos siguió desde la posada.
―Me siguió a mí ―le corrigió ______―. Si estaba en el piso de arriba, era para encontrarme. Es el mismo hombre que trató de ma¬tarme cuando era una niña, el mismo que asesinó a mis padres.
Él la miró, incrédulo.
―¿No sabías eso cuando le viste en la posada?
―No, no le reconocí entonces, pero sí esta noche al verle con el garrote levantado sobre su cabeza. Sin embargo, en la posada debí adivinar que no había entrado a robarnos. Últimamente había teni¬do la sensación de que alguien me seguía por la ciudad, pero me las arreglé para despistarle.
―¿Hasta que volvió a encontrarte en la posada y nos siguió hasta aquí?
―Eso parece.
―¿Crees que intentaba eliminarte porque sabía que podías re-conocerle?
―¡Si no pude! No me acordaba en absoluto de él hasta esta noche.
―Pero él no sabía eso, ¿verdad?
―No. ¡Cuidado! ―gritó cuando el hombre apareció detrás de la espalda de Nicholas.
Nicholas se volvió, pero la advertencia de ¬¬¬¬_____ debió de disua¬dir al intruso, porque en lugar de atacarles salió corriendo por la puerta... y chocó contra Artie, el mayordomo, que soltó una inter¬jección. Nicholas se precipitó a la puerta, dijo a Artie que capturara al tipo y regresó junto a ¬¬¬-____.
No estaba dispuesto a dejarla sola con un loco rondando por la casa.
―Artie le atrapará. Puede llegar a ser bastante despiadado cuando tiene motivos.
_____ creyó que la confianza de Nicholas era un tanto exagerada, hasta que cl mayordomo volvió y anunció:
―Está muerto.
―Maldita sea, Artie –se quejo Nicholas ―. Quería interrogarle, no enterrarle.
―No le he matado yo –repuso Artie, encogiéndose de hombros―. Se ha lanzado por la ventana que había roto para entrar en la casa y ha caído sobre un trozo de vidrio afilado.
______ se echó a llorar. Lo hizo en silencio y volvió la cabeza para que los dos hombres no la vieran. Afortunadamente, Nicholas se fue con Artie para hacerse cargo del cuerpo y llamar a las autoridades por lo que tuvo tiempo para controlar sus emociones. Pero no lo consiguió, las lágrimas siguieron brotando, porque se daba cuenta demasiado tarde de que aquel tipo habría podido decirle quién era ella en realidad. Pero ahora era imposible.
_____ había dejado encendida la lámpara de su habitación, a baja intensidad, pensando en los animalitos. Se los había llevado a la cama, pero como no esperaba que durmieran toda la noche con ella, les dejó algo de luz por si querían jugar un poco antes de volver a echarse.
Fue la cola del gatito, meneándose contra su mejilla, lo que la despertó del sueño, pero no lo bastante pronto. Revivió otra vez aquella experiencia, el garrote cayendo sobre su cabeza, luego el re¬pentino dolor. No había sentido nunca dolor hasta entonces en su sueño, tan sólo el recuerdo... ¡Santo Dios!, no estaba soñando.
Él volvió a blandir el garrote. _____ le vio con claridad, un hombre de mediana edad, canoso y despeinado, con los mismos ojos oscuros y asesinos. Él era el hombre que le había hecho daño, el que había alterado su vida y le había robado los recuerdos. No le había reconocido en la posada, pero ahora le resultaba evidente que era el hombre de su pasado. Y todavía intentaba matarla...
No pudo moverse con rapidez, pues le estorbaban las sábanas pero consiguió esquivar el segundo garrotazo, que oyó estrellarse contra la almohada. Pensando que no podría eludir el siguiente golpe si no salía de la cama, trató de liberar los pies, pero temió quedar más enredada todavía, e indefensa. De modo que la única posibilidad real era luchar contra él y arrebatarle el arma.
Se volvió para tratar de interceptar el siguiente golpe, pero de re-pente apareció Nicholas y derribó al intruso. Le asestó un puñetazo tras otro. _____ nunca le había visto tan violento. Parecía resuelto a matar al hombre con los puños desnudos.
―No creo que sienta ya los golpes ―dijo ella.
Nicholas la miró. Había levantado al hombre del suelo cogiéndole por el cuello, para que cada puñetazo impactara directamente en su rostro. Ahora le dejó caer y fue hasta _____. Le alzó la cara y la observó atentamente.
Su voz denotó su inquietud cuando preguntó:
―¿Dónde te ha golpeado?
―En la cabeza, pero creo que he amortiguado el golpe con cl brazo cuando he tratado de apartar el gatito de mi mejilla.
Nicholas le examinó la cabeza y vio formarse una pequeña hin¬chazón. Ella hizo una mueca cuando se la tocó, pero no dijo nada. Empezaba a sentir punzadas, aunque no muy fuertes. De hecho le dolía más el antebrazo.
―La piel no se ha abierto ―le dijo él―. Probablemente te do¬lerá un poco la cabeza durante un par de días. Debe de haber hielo en la casa para aplicártelo. Haré que Artie lo traiga en cuanto se haya deshecho de esta basura.
Se encaminó hacia la puerta para llamar al mayordomo, pero regresó junto a la cama y finalmente se sentó a su lado para estrechar la entre sus brazos.
―No puedo creer lo que acaba de ocurrir ―dijo―. Pero estas bien, ¿verdad? Dime que estás bien.
―Estoy bien. Pero ¿cómo sabías que él estaba aquí?
―No lo sabía. Me despertó un ruido, seguramente los pasos de él deambulando por el piso de arriba. Pero nada más abrir los ojos he pensado en ti, calentita y cómoda en tu cama, y me he sentido muy solo en la mía. Amy debía de tener razón. El hombre nos siguió desde la posada.
―Me siguió a mí ―le corrigió ______―. Si estaba en el piso de arriba, era para encontrarme. Es el mismo hombre que trató de ma¬tarme cuando era una niña, el mismo que asesinó a mis padres.
Él la miró, incrédulo.
―¿No sabías eso cuando le viste en la posada?
―No, no le reconocí entonces, pero sí esta noche al verle con el garrote levantado sobre su cabeza. Sin embargo, en la posada debí adivinar que no había entrado a robarnos. Últimamente había teni¬do la sensación de que alguien me seguía por la ciudad, pero me las arreglé para despistarle.
―¿Hasta que volvió a encontrarte en la posada y nos siguió hasta aquí?
―Eso parece.
―¿Crees que intentaba eliminarte porque sabía que podías re-conocerle?
―¡Si no pude! No me acordaba en absoluto de él hasta esta noche.
―Pero él no sabía eso, ¿verdad?
―No. ¡Cuidado! ―gritó cuando el hombre apareció detrás de la espalda de Nicholas.
Nicholas se volvió, pero la advertencia de ¬¬¬¬_____ debió de disua¬dir al intruso, porque en lugar de atacarles salió corriendo por la puerta... y chocó contra Artie, el mayordomo, que soltó una inter¬jección. Nicholas se precipitó a la puerta, dijo a Artie que capturara al tipo y regresó junto a ¬¬¬-____.
No estaba dispuesto a dejarla sola con un loco rondando por la casa.
―Artie le atrapará. Puede llegar a ser bastante despiadado cuando tiene motivos.
_____ creyó que la confianza de Nicholas era un tanto exagerada, hasta que cl mayordomo volvió y anunció:
―Está muerto.
―Maldita sea, Artie –se quejo Nicholas ―. Quería interrogarle, no enterrarle.
―No le he matado yo –repuso Artie, encogiéndose de hombros―. Se ha lanzado por la ventana que había roto para entrar en la casa y ha caído sobre un trozo de vidrio afilado.
______ se echó a llorar. Lo hizo en silencio y volvió la cabeza para que los dos hombres no la vieran. Afortunadamente, Nicholas se fue con Artie para hacerse cargo del cuerpo y llamar a las autoridades por lo que tuvo tiempo para controlar sus emociones. Pero no lo consiguió, las lágrimas siguieron brotando, porque se daba cuenta demasiado tarde de que aquel tipo habría podido decirle quién era ella en realidad. Pero ahora era imposible.
gabiberroteran
Re: Mi Adorable Bribona (Nick & Tu)
o por dios cuando sbremos quien es ____
jajja estoy ansiosa!!!
jajja estoy ansiosa!!!
#Fire Rouge..*
Re: Mi Adorable Bribona (Nick & Tu)
Ay dios, como diablos es posible que haya entrado en la casa de nicholas!?Maltido tipejo!al menos ya esta muerto, un problema menos xD
Invitado
Invitado
Re: Mi Adorable Bribona (Nick & Tu)
Capitulo 44
―Vendrás conmigo y no se hable más―dijo Nicholas.
―Te vuelves muy tonto cuando estás preocupado, amigo ―replicó ______―. Aquel tipo actuaba solo. Nadie más va a entrar aquí para intentar matarme.
―No lo sabes con certeza, ¿o has recordado algo más?
Estaban en el dormitorio de Nicholas. Éste hacía el equipaje para pasar el fin de semana en la mansión de Crandle. Por la mañana casi había decidido no ir, por lo muy preocupado que todavía estaba por ______. Pero luego razonó que Crandle no solía organizar muchas reuniones, sólo unas pocas por temporada, de modo que transcurriría mucho tiempo hasta que se le presentara otra oportunidad de observar a Heddings y, con algo de suerte, pillarle en alguna fechoría. _____ tuvo que convencerle otra vez de que estaba bien y que no debía cambiar de planes a causa de ella.
Creía haberlo conseguido. Él había estado de acuerdo. Pero al parecer no del todo, puesto que acababa de hacerla llamar a su habitación para informarle de que iba a acompañarle.
―No he recordado nada más –le dijo _____, contestando su pregunta.
Pero aún estaba muy sorprendida porque aquella mañana, al despertarse abrazada a Nicholas, había recordado su propio nombre de pila. Lo había pronunciado en voz alta:
―Me llamo ______ (Un nombre que se parezca al de ustedes o que por lo menos tenga las mismas primeras tres letras). ―Y se había echado a reír―. Es muy distinto a _______ (TN), ¿eh? Pero no me llames así. Suena demasiado extranjero para mi gusto.
―Me parece un nombre muy bonito ―había dicho él.
―Qué lástima. Pero es mío y prefiero olvidarlo otra vez.
Sin embargo, no estaba dispuesta a olvidarlo. Y ahora albergaba la esperanza de que acudieran a su mente más recuerdos. ¿Sería porque había recibido otro golpe en la cabeza? ¿O quizá porque se había encontrado cara a cara con su peor pesadilla? Fuera cual fuese el motivo, ahora tenía la seguridad de que recordaría más detalles.
―De todos modos vendrás conmigo―insistió Nicholas ―. ¿O prefieres limpiar la casa a asistir a fiestas?
_____ soltó un bufido ante su lógica.
―Prefiero ser realista, si no te importa. Yo no encajo en esas fiestas y tú lo sabes. Recuerda el alboroto que armaste porque asistí a ese baile.
―Pero allí te portaste de maravilla.
―¿Si? ¿Y qué tiene que ver eso con otra fiesta? Además, no tengo ropa conveniente. Sólo tengo ese vestido de baile...
―Que servirá perfectamente.
―¿Para dos días? Ni muerta me verá tu alta sociedad llevar la misma ropa dos días seguidos, amigo.
―Habrá estado en el único baúl que logramos rescatar después de que se cayeran todos al río. Muy comprensible.
_____ le miró, y luego se echó a reír.
―¿Quién se tragaría ese disparate?
―Cualquiera a quien se lo contara. ¿No crees que los miembros de la alta sociedad están expuestos a incidentes como que el que por ejemplo, se suelte de las correas y baje por una pendiente hasta caer al río Te aseguro que los mismos contratiempos que aquejan al pueblo llano afectan también a las capas altas.
El muy canalla se salió con la suya. Pese a todas sus objeciones, fue capaz de rebatirlas todas, engatusarla, incitarla y, si no, convencerla con amenazas a su manera prepotente de ricachón.
La última advertencia de _____ fue:
―¿Sabes, amigo?, si no dejas de obligarme a hacerme pasar por una dama, podría gustarme y entonces me propondría encontrar un marido rico en lugar de contentarme con uno respetable.
Pero eso tampoco dio resultado, porque él se limitó a responder con indiferencia:
―No he matado a nadie últimamente. Supongo que voy retrasado.
Eso la hizo callar de inmediato. Bromeaba, por supuesto, pero aun así a _____ no le gustó aquella frase, que le recordaba demasiado al padre de Nicholas. A fin de cuentas, él era hijo de Orlando Malory, y aunque básicamente no era más que un sinvergüenza adorable, como le había definido su prima, Nicholas podía estar ocultándole una faceta bien distinta de su personalidad.
―No pensé nunca que llegaría a ver el día, Nicholas, de que te enamoraras ―comentó Amy.
Amy y Warren habían acudido con Nicholas y _____ a la fiesta de lord Crandle. Lo habían decidido cuando Jeremy pasó a pedirles prestado el coche y le recordaron que « _________» debería llevar una acompañante.
―Ni hablar, primita ―replicó Nicholas ―. No va a ser así.
Amy le miró con ironía.
―No me digas que vas a ser el último en enterarse.
Entonces se echó a reír, lo cual hizo que él apretara los dientes. Estaban bailando, la primera oportunidad que tenían de hablar a solas desde que ella había regresado a Inglaterra. Un trío de músicos había empezado a tocar después de la cena, y mientras Warren mantenía ocupada a Danny enseñándole a jugar a cartas, Nicholas había dejado que Amy lo sacara a la pista de baile.
Lord Hedding no había comparecido todavía, y era posible que no lo hiciera. Amy había accedido a hacer de “cebo” luciendo algunas de sus mejores joyas a lo largo de toda la visita. Aunque de poco iba a servir eso si finalmente el ladrón no aparecía.
―¿Lo ves? Ni siquiera puedes apartar los ojos de ella durante dos minutos ―dijo Amy en tono triunfal, como si acabara de convencerle.
Nicholas soltó un bufido y contesto:
―Es una preciosidad. Desde luego, voy a mirarla siempre que tenga ocasión. Tendría que ser ciego para no querer hacerlo.
―Está bien que la quieras,¿sabes? Viene de buena familia.
―Suponiendo que fuese a quererla, me importaría un comino de dónde viniera. ¿Y cómo diablos sabes lo de su familia? No, da igual. Olvida mi pregunta.
―No te preocupes, no es ninguno de mis « presentimientos». No hay más que mirarla, escucharla, para saber que recibió una buena educación en su infancia.
Nicholas estalló en carcajadas y dijo:
―No estarías diciendo esto, primita, si la hubieras oído hablar hace sólo unas semanas. Parecía salida directamente de los barrios bajos, y de hecho de allí procedía.
―Precisamente ―repuso Amy en un tono triunfal―. ¿No creerás realmente que una vagabunda podría aprender a hablar tan bien en sólo unas semanas, verdad? A menos que de pequeña hubiese hablado de ese modo. Esto fue lo que me dijo, que su amiga Lucy le enseñó a hablar como un golfillo. ¿Nunca te has preguntado donde se crió antes de ser adoptada por esa chusma?
―Desde luego que sí, pero es lo único que puedo hacer, porque ni siquiera se acuerda de su nombre completo. Y está convencida de que sus padres fueron asesinados por ese bastardo que intentó matarla. De lo contrario habrían removido el cielo y la tierra para encontrarla. Así pues, aunque recupere la memoria, no tiene a nadie con quien volver.
―No estés tan confiado ―le advirtió Amy, enojada―. Podría tener parientes lejanos distintos a los que has inventado para ella. Y aunque no los tenga, eso no significa que vayas a retenerla como tu criada para siempre. Esta chica tiene objetivos, Nicholas, por si no lo sabías, y tú sólo le has proporcionado uno de ellos al darle un trabajo.
―Ya conozco sus condenados objetivos ―gruñó él―. Maldita sea, ¿acaso te contó toda su vida en el viaje de regreso a Londres ese día?
Amy le sonrió.
―Ya sabes que tengo el don de hacer que la gente se abra. Conmigo no hay evasivas que valgan.
―Por desgracia.
―No sé por qué pones tantos reparos a lo que es evidente, pillín. Y tú podrías proporcionarle sus otros dos objetivos, aunque, pensándolo bien, no se te puede calificar precisamente de respetable, ¿no crees? ―Amy fingió un suspiro―. Olvida lo que he dicho.
Nicholas frunció el ceño. No soportaba que Amy se burlara de él. Al igual que sus dos tíos más insignes, le encantaba ensañarse con sus víctimas.
Por fortuna, un cambio de terna entró andando por la puerta.
―Ah, ahí está por fin ―dijo Nicholas.
Amy siguió su mirada.
―¿Lord Heddings?
―Sí. Por qué no vas a presentarte, primita, y dejas que eche un buen vistazo a todas esas chucherías que llevas puestas? A ti y a Warren os han asignado una habitación, verdad? Dudo que se arriesgara a entrar a hurtadillas en una habitación ocupada por varios invitados.
―Sí, tenemos nuestra propia habitación. Crandle ha llegado a un acuerdo con sus dos vecinos más cercanos para que alojen a los huéspedes que no caben en su mansión. Es una suerte que hayamos llegado temprano, de lo contrario probablemente nos alojaríamos en otra casa. ¿Entiendo que tú compartes un dormitorio con otros caballeros?
―Por supuesto. Con media docena de solteros más, según el último recuento. Y han instalado a _____ con las señoritas solteras. No tuve en cuenta eso cuando la traje. ―agregó con el ceño fruncido.
―No, te preocupes, se las arreglará muy bien.
Nicholas echó una mirada por la sala, pues acababa de comprobar que ______ ya no se encontraba donde la había dejado, en las mesas de juego con Warren. No la veía por ningún lado. Entretanto, Heddings se encaminaba hacia las mesas de juego.
―Intercéptale antes de que se siente a una de las mesas. Tiene por costumbre pasarse toda la noche jugando. Voy a ver adónde ha ido ______.
Había ido a acostarse, según Warren. ¿Tan pronto? Había mencionado que tenía dolor de cabeza, lo que hizo que Nicholas se sintiera como un canalla, por haber olvidado el golpe que había recibido ____. Ella le había asegurado que se encontraba bien, pero probablemente era tan experta mintiendo como robando.
Subió precipitadamente las escaleras para ir a verla. Siendo tan temprano, era probable que estuviera sola en la habitación que compartía. Llamó a la puerta. _____ abrió la puerta, todavía vestida; seguramente acababa de subir.
―¿Por qué no me dijiste que todavía te dolía la cabeza? ―la reprendió con cierta aspereza.
―Porque no me dolía. Lo que me ha producido jaqueca ha sido intentar concentrarme en las cartas.
La miró con desconfianza.
―Tú no me mentirías, ¿verdad?
―Claro que sí. A los ladrones se les da bien, ¿sabes?
Nicholas frunció aún más el ceño. ______ soltó una risita.
―Era una broma, amigo. Vaya, estás susceptible últimamente.
Él suspiró y se apoyó en el marco de la puerta.
―Me han dicho que Crandle tiene un jardín muy hermoso. Esperaba poder enseñártelo más tarde.
Ella arqueó una ceja.
―Eso sería más indicado durante el día, ¿no crees? Así vería lo que quieres enseñarme.
―Bueno, no necesitas ver nada para esto.
De pronto extendió un brazo, la arrastró contra sí y le cubrió la boca con la suya. Quería devorarla, pero se contuvo a duras penas. El beso fue sensual, le encantaba su sabor. Y ella besaba con todo el cuerpo, no sólo con la boca, estrechándose contra él.
Nicholas se apartó bruscamente. No quería perder el dominio de sí mismo y llevarla a la cama, pues podían comparecer sus compañeras de habitación. Pero cuando retrocedió estaba temblando.
―Lo siento ―dijo―. No debería haber hecho esto.
―No, no deberías ―replicó _____, jadeando.
Nicholas gimió para sus adentros y estuvo a punto de abrazarla otra vez. Pero se hundió apresuradamente las manos en los bolsillos y desechó el tema de los besos y de cuánto deseaba hacerle el amor en aquel preciso instante.
―Heddings ha aparecido por fin ―anunció.
―Bueno, todo ha salido bastante bien, ¿no?
―¿A qué te refieres?
―Si no sabe que estoy aquí, no me buscará por la mañana. Repasará mentalmente a los invitados antes de entrar a hurtadillas en alguna de estas habitaciones. Si es que lo intenta.
―¿Todavía no crees que lo hará?
―Creo que es demasiado listo para cometer el robo personalmente ―razonó ______.
―No estoy de acuerdo. No creo que pueda resistir la tentación.
―Pero piensa a lo que se arriesga si le pillan.
―Precisamente. A algunos hombres ese riesgo les parecería algo emocionante. Pero admitiré que ambos podemos tener razón. Es posible que no se arriesgue a menudo. Sin embargo, con las joyas de Amy como cebo, hay más probabilidades de que lo intente. Ella viaja mucho estos días, al estar casada con un capitán de barco. De modo que, si quiere sus alhajas, tendrá que cogerlas en cuanto se le presente la ocasión.
―Pero ¿cómo va a saber que Amy no suele venir mucho a Inglaterra?
―Porque ella misma se lo dirá, querida. Amy es casi tan buena como Reggie a la hora de conspirar. Va a mencionar que, aunque ella y Warren acaban de llegar, se marcharán otra vez dentro de pocos días. Incluso va a insinuar la posibilidad de que no vuelvan, pues Warren ha estado hablando de una nueva ruta comercial que no pasa por Inglaterra. Y mañana dejará las joyas en su habitación. De modo que será ahora o nunca
_____ se encogió de hombros y admitió:
―Bueno, si es tan estúpido, como he dicho antes es una suerte que yo haya subido antes de que me viera. Me quedaré aquí arriba por la mañana y estaré pendiente de sus movimientos. Si va a robar, será después de asegurarse de que todos los invitados se encuentran abajo.
Nicholas sacudió la cabeza.
―No serás tú quien le capture, querida, sino yo. Si sube aquí por la mañana, le concederé unos minutos y luego le seguiré...
―Pero si actúa con rapidez, quizá no lo encuentres en el cuarto de Amy. Dar con él en el pasillo o en su propia habitación no demostraría nada, ¿verdad? La sincronización tendría que ser perfecta.
―La desaparición de las joyas será una prueba suficiente.
―No si las esconde en alguna parte. Incluso podría tirarlas por la ventana que hay al final del pasillo para que las recogiera uno de sus cómplices. Al fin y al cabo Amy las echará en falta, lo que significa que habrá un registro. De modo que no las llevará encima.
―Maldita sea, estás sugiriendo demasiadas posibilidades. ¿Tienes que pensar como un ladrón?
_____ le sonrió.
―Puedes capturarle como pretendías hacer. Pero yo me quedaré aquí arriba para indicarte la dirección que ha tomado.
―¿Y te perderás el resto de la reunión?
―En primer lugar, yo no quería estar aquí, amigo. Pero no me perderé nada. Si no ha actuado antes del mediodía, bajaré a almorzar. No pienso morirme de hambre para atrapar a tu ladrón.
―Vendrás conmigo y no se hable más―dijo Nicholas.
―Te vuelves muy tonto cuando estás preocupado, amigo ―replicó ______―. Aquel tipo actuaba solo. Nadie más va a entrar aquí para intentar matarme.
―No lo sabes con certeza, ¿o has recordado algo más?
Estaban en el dormitorio de Nicholas. Éste hacía el equipaje para pasar el fin de semana en la mansión de Crandle. Por la mañana casi había decidido no ir, por lo muy preocupado que todavía estaba por ______. Pero luego razonó que Crandle no solía organizar muchas reuniones, sólo unas pocas por temporada, de modo que transcurriría mucho tiempo hasta que se le presentara otra oportunidad de observar a Heddings y, con algo de suerte, pillarle en alguna fechoría. _____ tuvo que convencerle otra vez de que estaba bien y que no debía cambiar de planes a causa de ella.
Creía haberlo conseguido. Él había estado de acuerdo. Pero al parecer no del todo, puesto que acababa de hacerla llamar a su habitación para informarle de que iba a acompañarle.
―No he recordado nada más –le dijo _____, contestando su pregunta.
Pero aún estaba muy sorprendida porque aquella mañana, al despertarse abrazada a Nicholas, había recordado su propio nombre de pila. Lo había pronunciado en voz alta:
―Me llamo ______ (Un nombre que se parezca al de ustedes o que por lo menos tenga las mismas primeras tres letras). ―Y se había echado a reír―. Es muy distinto a _______ (TN), ¿eh? Pero no me llames así. Suena demasiado extranjero para mi gusto.
―Me parece un nombre muy bonito ―había dicho él.
―Qué lástima. Pero es mío y prefiero olvidarlo otra vez.
Sin embargo, no estaba dispuesta a olvidarlo. Y ahora albergaba la esperanza de que acudieran a su mente más recuerdos. ¿Sería porque había recibido otro golpe en la cabeza? ¿O quizá porque se había encontrado cara a cara con su peor pesadilla? Fuera cual fuese el motivo, ahora tenía la seguridad de que recordaría más detalles.
―De todos modos vendrás conmigo―insistió Nicholas ―. ¿O prefieres limpiar la casa a asistir a fiestas?
_____ soltó un bufido ante su lógica.
―Prefiero ser realista, si no te importa. Yo no encajo en esas fiestas y tú lo sabes. Recuerda el alboroto que armaste porque asistí a ese baile.
―Pero allí te portaste de maravilla.
―¿Si? ¿Y qué tiene que ver eso con otra fiesta? Además, no tengo ropa conveniente. Sólo tengo ese vestido de baile...
―Que servirá perfectamente.
―¿Para dos días? Ni muerta me verá tu alta sociedad llevar la misma ropa dos días seguidos, amigo.
―Habrá estado en el único baúl que logramos rescatar después de que se cayeran todos al río. Muy comprensible.
_____ le miró, y luego se echó a reír.
―¿Quién se tragaría ese disparate?
―Cualquiera a quien se lo contara. ¿No crees que los miembros de la alta sociedad están expuestos a incidentes como que el que por ejemplo, se suelte de las correas y baje por una pendiente hasta caer al río Te aseguro que los mismos contratiempos que aquejan al pueblo llano afectan también a las capas altas.
El muy canalla se salió con la suya. Pese a todas sus objeciones, fue capaz de rebatirlas todas, engatusarla, incitarla y, si no, convencerla con amenazas a su manera prepotente de ricachón.
La última advertencia de _____ fue:
―¿Sabes, amigo?, si no dejas de obligarme a hacerme pasar por una dama, podría gustarme y entonces me propondría encontrar un marido rico en lugar de contentarme con uno respetable.
Pero eso tampoco dio resultado, porque él se limitó a responder con indiferencia:
―No he matado a nadie últimamente. Supongo que voy retrasado.
Eso la hizo callar de inmediato. Bromeaba, por supuesto, pero aun así a _____ no le gustó aquella frase, que le recordaba demasiado al padre de Nicholas. A fin de cuentas, él era hijo de Orlando Malory, y aunque básicamente no era más que un sinvergüenza adorable, como le había definido su prima, Nicholas podía estar ocultándole una faceta bien distinta de su personalidad.
―No pensé nunca que llegaría a ver el día, Nicholas, de que te enamoraras ―comentó Amy.
Amy y Warren habían acudido con Nicholas y _____ a la fiesta de lord Crandle. Lo habían decidido cuando Jeremy pasó a pedirles prestado el coche y le recordaron que « _________» debería llevar una acompañante.
―Ni hablar, primita ―replicó Nicholas ―. No va a ser así.
Amy le miró con ironía.
―No me digas que vas a ser el último en enterarse.
Entonces se echó a reír, lo cual hizo que él apretara los dientes. Estaban bailando, la primera oportunidad que tenían de hablar a solas desde que ella había regresado a Inglaterra. Un trío de músicos había empezado a tocar después de la cena, y mientras Warren mantenía ocupada a Danny enseñándole a jugar a cartas, Nicholas había dejado que Amy lo sacara a la pista de baile.
Lord Hedding no había comparecido todavía, y era posible que no lo hiciera. Amy había accedido a hacer de “cebo” luciendo algunas de sus mejores joyas a lo largo de toda la visita. Aunque de poco iba a servir eso si finalmente el ladrón no aparecía.
―¿Lo ves? Ni siquiera puedes apartar los ojos de ella durante dos minutos ―dijo Amy en tono triunfal, como si acabara de convencerle.
Nicholas soltó un bufido y contesto:
―Es una preciosidad. Desde luego, voy a mirarla siempre que tenga ocasión. Tendría que ser ciego para no querer hacerlo.
―Está bien que la quieras,¿sabes? Viene de buena familia.
―Suponiendo que fuese a quererla, me importaría un comino de dónde viniera. ¿Y cómo diablos sabes lo de su familia? No, da igual. Olvida mi pregunta.
―No te preocupes, no es ninguno de mis « presentimientos». No hay más que mirarla, escucharla, para saber que recibió una buena educación en su infancia.
Nicholas estalló en carcajadas y dijo:
―No estarías diciendo esto, primita, si la hubieras oído hablar hace sólo unas semanas. Parecía salida directamente de los barrios bajos, y de hecho de allí procedía.
―Precisamente ―repuso Amy en un tono triunfal―. ¿No creerás realmente que una vagabunda podría aprender a hablar tan bien en sólo unas semanas, verdad? A menos que de pequeña hubiese hablado de ese modo. Esto fue lo que me dijo, que su amiga Lucy le enseñó a hablar como un golfillo. ¿Nunca te has preguntado donde se crió antes de ser adoptada por esa chusma?
―Desde luego que sí, pero es lo único que puedo hacer, porque ni siquiera se acuerda de su nombre completo. Y está convencida de que sus padres fueron asesinados por ese bastardo que intentó matarla. De lo contrario habrían removido el cielo y la tierra para encontrarla. Así pues, aunque recupere la memoria, no tiene a nadie con quien volver.
―No estés tan confiado ―le advirtió Amy, enojada―. Podría tener parientes lejanos distintos a los que has inventado para ella. Y aunque no los tenga, eso no significa que vayas a retenerla como tu criada para siempre. Esta chica tiene objetivos, Nicholas, por si no lo sabías, y tú sólo le has proporcionado uno de ellos al darle un trabajo.
―Ya conozco sus condenados objetivos ―gruñó él―. Maldita sea, ¿acaso te contó toda su vida en el viaje de regreso a Londres ese día?
Amy le sonrió.
―Ya sabes que tengo el don de hacer que la gente se abra. Conmigo no hay evasivas que valgan.
―Por desgracia.
―No sé por qué pones tantos reparos a lo que es evidente, pillín. Y tú podrías proporcionarle sus otros dos objetivos, aunque, pensándolo bien, no se te puede calificar precisamente de respetable, ¿no crees? ―Amy fingió un suspiro―. Olvida lo que he dicho.
Nicholas frunció el ceño. No soportaba que Amy se burlara de él. Al igual que sus dos tíos más insignes, le encantaba ensañarse con sus víctimas.
Por fortuna, un cambio de terna entró andando por la puerta.
―Ah, ahí está por fin ―dijo Nicholas.
Amy siguió su mirada.
―¿Lord Heddings?
―Sí. Por qué no vas a presentarte, primita, y dejas que eche un buen vistazo a todas esas chucherías que llevas puestas? A ti y a Warren os han asignado una habitación, verdad? Dudo que se arriesgara a entrar a hurtadillas en una habitación ocupada por varios invitados.
―Sí, tenemos nuestra propia habitación. Crandle ha llegado a un acuerdo con sus dos vecinos más cercanos para que alojen a los huéspedes que no caben en su mansión. Es una suerte que hayamos llegado temprano, de lo contrario probablemente nos alojaríamos en otra casa. ¿Entiendo que tú compartes un dormitorio con otros caballeros?
―Por supuesto. Con media docena de solteros más, según el último recuento. Y han instalado a _____ con las señoritas solteras. No tuve en cuenta eso cuando la traje. ―agregó con el ceño fruncido.
―No, te preocupes, se las arreglará muy bien.
Nicholas echó una mirada por la sala, pues acababa de comprobar que ______ ya no se encontraba donde la había dejado, en las mesas de juego con Warren. No la veía por ningún lado. Entretanto, Heddings se encaminaba hacia las mesas de juego.
―Intercéptale antes de que se siente a una de las mesas. Tiene por costumbre pasarse toda la noche jugando. Voy a ver adónde ha ido ______.
Había ido a acostarse, según Warren. ¿Tan pronto? Había mencionado que tenía dolor de cabeza, lo que hizo que Nicholas se sintiera como un canalla, por haber olvidado el golpe que había recibido ____. Ella le había asegurado que se encontraba bien, pero probablemente era tan experta mintiendo como robando.
Subió precipitadamente las escaleras para ir a verla. Siendo tan temprano, era probable que estuviera sola en la habitación que compartía. Llamó a la puerta. _____ abrió la puerta, todavía vestida; seguramente acababa de subir.
―¿Por qué no me dijiste que todavía te dolía la cabeza? ―la reprendió con cierta aspereza.
―Porque no me dolía. Lo que me ha producido jaqueca ha sido intentar concentrarme en las cartas.
La miró con desconfianza.
―Tú no me mentirías, ¿verdad?
―Claro que sí. A los ladrones se les da bien, ¿sabes?
Nicholas frunció aún más el ceño. ______ soltó una risita.
―Era una broma, amigo. Vaya, estás susceptible últimamente.
Él suspiró y se apoyó en el marco de la puerta.
―Me han dicho que Crandle tiene un jardín muy hermoso. Esperaba poder enseñártelo más tarde.
Ella arqueó una ceja.
―Eso sería más indicado durante el día, ¿no crees? Así vería lo que quieres enseñarme.
―Bueno, no necesitas ver nada para esto.
De pronto extendió un brazo, la arrastró contra sí y le cubrió la boca con la suya. Quería devorarla, pero se contuvo a duras penas. El beso fue sensual, le encantaba su sabor. Y ella besaba con todo el cuerpo, no sólo con la boca, estrechándose contra él.
Nicholas se apartó bruscamente. No quería perder el dominio de sí mismo y llevarla a la cama, pues podían comparecer sus compañeras de habitación. Pero cuando retrocedió estaba temblando.
―Lo siento ―dijo―. No debería haber hecho esto.
―No, no deberías ―replicó _____, jadeando.
Nicholas gimió para sus adentros y estuvo a punto de abrazarla otra vez. Pero se hundió apresuradamente las manos en los bolsillos y desechó el tema de los besos y de cuánto deseaba hacerle el amor en aquel preciso instante.
―Heddings ha aparecido por fin ―anunció.
―Bueno, todo ha salido bastante bien, ¿no?
―¿A qué te refieres?
―Si no sabe que estoy aquí, no me buscará por la mañana. Repasará mentalmente a los invitados antes de entrar a hurtadillas en alguna de estas habitaciones. Si es que lo intenta.
―¿Todavía no crees que lo hará?
―Creo que es demasiado listo para cometer el robo personalmente ―razonó ______.
―No estoy de acuerdo. No creo que pueda resistir la tentación.
―Pero piensa a lo que se arriesga si le pillan.
―Precisamente. A algunos hombres ese riesgo les parecería algo emocionante. Pero admitiré que ambos podemos tener razón. Es posible que no se arriesgue a menudo. Sin embargo, con las joyas de Amy como cebo, hay más probabilidades de que lo intente. Ella viaja mucho estos días, al estar casada con un capitán de barco. De modo que, si quiere sus alhajas, tendrá que cogerlas en cuanto se le presente la ocasión.
―Pero ¿cómo va a saber que Amy no suele venir mucho a Inglaterra?
―Porque ella misma se lo dirá, querida. Amy es casi tan buena como Reggie a la hora de conspirar. Va a mencionar que, aunque ella y Warren acaban de llegar, se marcharán otra vez dentro de pocos días. Incluso va a insinuar la posibilidad de que no vuelvan, pues Warren ha estado hablando de una nueva ruta comercial que no pasa por Inglaterra. Y mañana dejará las joyas en su habitación. De modo que será ahora o nunca
_____ se encogió de hombros y admitió:
―Bueno, si es tan estúpido, como he dicho antes es una suerte que yo haya subido antes de que me viera. Me quedaré aquí arriba por la mañana y estaré pendiente de sus movimientos. Si va a robar, será después de asegurarse de que todos los invitados se encuentran abajo.
Nicholas sacudió la cabeza.
―No serás tú quien le capture, querida, sino yo. Si sube aquí por la mañana, le concederé unos minutos y luego le seguiré...
―Pero si actúa con rapidez, quizá no lo encuentres en el cuarto de Amy. Dar con él en el pasillo o en su propia habitación no demostraría nada, ¿verdad? La sincronización tendría que ser perfecta.
―La desaparición de las joyas será una prueba suficiente.
―No si las esconde en alguna parte. Incluso podría tirarlas por la ventana que hay al final del pasillo para que las recogiera uno de sus cómplices. Al fin y al cabo Amy las echará en falta, lo que significa que habrá un registro. De modo que no las llevará encima.
―Maldita sea, estás sugiriendo demasiadas posibilidades. ¿Tienes que pensar como un ladrón?
_____ le sonrió.
―Puedes capturarle como pretendías hacer. Pero yo me quedaré aquí arriba para indicarte la dirección que ha tomado.
―¿Y te perderás el resto de la reunión?
―En primer lugar, yo no quería estar aquí, amigo. Pero no me perderé nada. Si no ha actuado antes del mediodía, bajaré a almorzar. No pienso morirme de hambre para atrapar a tu ladrón.
gabiberroteran
Re: Mi Adorable Bribona (Nick & Tu)
Capitulo 45
A la mañana siguiente, ____habría lamentado su decisión de esperar arriba, porque sintió hambre al poco de despertar. Como se había acostado temprano, se desveló antes que cualquiera de las jó¬venes damas con las que compartía la habitación, y probablemente antes que todos los demás huéspedes. Así pues, aprovechó la ocasión para bajar a comer algo y regresó a su dormitorio sin tropezarse con nadie más que los sirvientes.
Utilizó el mismo pretexto de la jaqueca para permanecer en la habitación cuando las demás chicas empezaron a despertarse unas a otras para bajar a desayunar. No habían traído a sus criadas consi¬go, y al parecer estaban acostumbradas a ayudarse a vestirse en las reuniones de fin de semana como ésa. Y todas sentían envidia de _____: habían oído los rumores de que Nicholas Malory la cortejaba y los vieron confirmados al saber que había llegado en compañía de él y sus parientes.
Tuvo que escuchar cómo cada una de ellas hablaba con entu¬siasmo de lo guapo que era y afirmaba que era el soltero más elegi¬ble de toda Inglaterra. Se contuvo para no echarse a reír. Soltero, desde luego. Elegible, ni hablar.
Una vez sola de nuevo, se acomodó junto a la puerta para poder oír las idas y venidas en el pasillo mientras los demás invitados se di¬rigían al piso de abajo. No estaba dispuesta a tenderse en el suelo para ver pasar los pies como había hecho en casa de Heddings, porque una de las jóvenes podía volver a buscar algo y golpearle la cabeza con la puerta. Pero se sentía segura dejando ésta un poco entrea¬bierta. La habitación de Amy estaba justo al otro lado del pasillo, de modo que por la rendija veía perfectamente el único dormitorio que importaba.
Y no tuvo que esperar mucho. Un caballero bien vestido y de me¬diana edad apareció en su campo de visión. Era alto y de aspecto dis¬tinguido, con el pelo negro que se tornaba plateado en las sienes. Se detuvo frente a la puerta de Amy, miró a ambos lados del pasillo e hizo girar el pomo. Al no encontrarla cerrada con llave, rápida¬mente se metió dentro.
_____ estaba asombrada. Realmente no había creído que fuese tan estúpido, pero Nicholas tenía razón. A menos que ése no fuera lord Heddings. ¿Pero quién más podía ser? Había conocido a la mayoría de los demás invitados la víspera durante la cena, y ese hombre no estaba entre ellos. Iba demasiado bien vestido para ser un sirviente. Y su cautela antes de entrar en la habitación indicaba claramente que no llevaba buenas intenciones.
Escuchó con atención por si Nicholas subía la escalera, pero no se oía ningún otro ruido procedente del pasillo. Esperaba que no con¬cediera a Heddings demasiado tiempo. No estaba segura de que debería hacer si el lord salía de la habitación de Amy antes de que lle¬gara Nicholas. ¿Y si éste no había visto al hombre subir al piso de arri¬ba? Heddings iba a salirse con la suya si Nicholas no se apresuraba. Cierto que ella podría acusarle, pues al fin y al cabo le había visto entrar en el dormitorio. Pero ¿de qué serviría eso si él se deshacía antes de las joyas?
La puerta de enfrente volvió a abrirse silenciosamente. El hombre no abandonó la habitación de inmediato; primero miró pasillo arriba, y luego giró la cabeza para mirar al otro lado. Al no ver a nadie, prácticamente salió volando de ese cuarto y cerró la puerta, dejándola como la había encontrado, antes de alejarse apresuradamente por el pasillo, fuera de la vista de _____.
Ella disponía sólo de segundos para decidir qué hacer. Quizá podría detenerle el tiempo suficiente para que llegase Nicholas.
Salió al pasillo y dijo:
―Espere, lord Heddings.
El hombre se volvió para mirarla. Ella encaminaba el pasillo para ver si había algún mueble o recipiente donde pudiera haber escon¬dido temporalmente las joyas. No había nada, ni tan siquiera un jarrón. Y la ventana situada al final del corredor estaba aún muy lejos, de modo que debía llevar las joyas encima.
Pero entonces se dio cuenta de que el caballero la miraba con incre-dulidad. Así que iba a hacerse el inocente, ¿no? _____ resopló para sus adentros. Debería haber esperado a que ella le acusara de verdad.
Eso fue lo que hizo, advirtiéndole:
―Ríndase, milord. Sé lo que ha hecho.
―¿De manera que tampoco esta vez ha podido acabar contigo? ―replicó Heddings en un tono enfurecido―. ¿Ha sido tan incom-petente como lo fue quince años atrás? Pero sea lo que sea lo que te haya dicho, no podrás demostrarlo.
_____ se quedó pasmada. Le costaba trabajo respirar. Heddings no se refería al robo que acababa de cometer. Hablaba del hombre que había intentado asesinarla, por dos veces, y de su propia impli¬cación en el asunto.
Y entonces no pudo respirar de verdad, porque de repente el hombre le rodeó el cuello con las manos, y apretando fuerte, gruñó:
―Terminaré la faena yo mismo.
_____ trató de aflojar los dedos que le cortaban el aliento, pero pronto los suyos perdieron toda la fuerza. Una bruma le nublaba la visión. Lo último que vio fue el odio en sus ojos...
Nicholas apareció por una esquina al final de las escaleras. Se sintió aliviado al ver ______ de pie en el pasillo delante de Heddings, de espaldas a él. Había advertido a la muchacha que se mantuviera al margen. Estaría bien, muy bien, que ella le hiciera caso de vez en cuando.
Casi había llegado hasta ellos cuando ______ cayó desplomada a los pies de Heddings.
―¿Qué diablos...?
―Se ha desmayado ―le explicó Heddings . Ha mencionado que aún no ha comido nada hoy y apenas lo hizo ayer. Iré a buscar sales aromáticas.
Nicholas se arrodilló para levantar a _____ y llevarla a una cama, pero no pudo evitar ver las marcas de color rojo que rodeaban si cuello. La emoción le dejó sin respirar, pero luego exhaló un grito desgarrador. Estrechó su cuerpo sin vida contra el pecho. Se meció con ella. El dolor le destrozaba. No había sentido una pérdida semejante desde que falleció su madre.
―¿Nicholas? ―dijo Warren con vacilación, poniéndole una man¬en el hombro.
Nicholas levantó la vista. No podía ver a Warren con claridad a través de las lágrimas.
―La ha matado se limitó a decir con voz ahogada.
Warren se inclinó y trató de quitarle a _____, pero Nicholas no la soltó, siguió balanceándose con ella en sus brazos. Warren dijo de nuevo con vacilación:
―Nicholas, no creo que esté muerta. Aún está caliente.
Nicholas se puso rígido. Miró el pecho de _____, pero no se movía. Acercó un oído a su boca y oyó un sonido apenas perceptible de respiración.
―¡Oh, Dios mío! ―exclamó y, aliviado, la estrechó aún con más fuerza.
Esta vez Warren no vaciló lo más mínimo y dijo abruptamente:
―Por el amor de Dios, Nicholas, no la dejas respirar. Suéltala.
Eso sacó a Nicholas de su abstracción. Y una emoción distinta se apoderó de él, una emoción tan primitiva que le absorbía por completo.
―Ocúpate de ella –dijo dejando a _____ en los brazos de Warren―. Yo me ocuparé de él.
―Ya le has descubierto, y haciendo algo más que robar. Dejemos que las autoridades…
Warren no se molestó en terminar la frase porque Nicholas ya no estaba allí. Corría por el pasillo hasta la única habitación cuya puerta estaba abierta. Heddings se disponía a saltar por la ventana. Nicholas se abalanzó sobre él y lo metió dentro con tanta fuerza, que el hombre fue a caer al otro lado de la habitación. Pero en lugar de levantarse, Hed¬dings se sacó de un bolsillo la pistola que había ido a buscar en una de sus bolsas, el motivo por el que no había huido inmediatamente.
Nicholas no reparó en el arma; estaba demasiado obcecado en arre-meter de nuevo contra Heddings. Oyó el silbido de la bala al rozar¬le. No pudo pasarle por alto, pero aun así no hizo caso, completa¬mente dominado por aquella cólera primitiva.
Se abalanzó sobre Heddings, le arrancó la pistola de la mano y empezó a golpearle. Quería hacerle daño, no dejarle sin sentido ni matarle, aunque en aquel momento no le importaba que fuera ése el resultado. El hombre debía pagar por haber lastimado a _____, era el único pensamiento que Nicholas tenía en la cabeza.
Tuvieron que separarle de su víctima. Warren era probablemente el único hombre que habría podido conseguirlo, dada la furia que todavía cegaba a Nicholas, pero también estaban presentes otras per¬sonas, atraídas por el ruido del disparo. Nicholas no había matado a Heddings. Sin embargo, le había roto varios huesos y le había desfi¬gurado el rostro lo suficiente como para que no volviera a tener el mismo aspecto.
Nicholas dejó que Warren explicara lo sucedido a los demás invi¬tados y fue en busca de _____. Warren la había acomodado en su propio dormitorio. Amy estaba allí, sentada junto a ella en la cama. Y _____ estaba incorporada, frotándose el cuello. Convencido ahora de que estaba fuera de peligro, Nicholas descargó parte de la ira que todavía le dominaba contra ella.
―¿Le has acusado, verdad? ―dijo con irritación.
―Bueno, sí, pero creyó que le acusaba de otra cosa.
―¿A qué te refieres?
Antes de que pudiera responderle, Amy se levantó y dio un empujón a Nicholas.
―Ahora no es el momento de interrogarla. Abre los oídos Nicholas. ¿No te das cuenta de lo débil y ronca que tiene la voz?
Él miró a ______. La rojez en el cuello iba desapareciendo, pero probablemente le aparecerían moraduras al cabo de pocas horas. Arrepentido, se arrodilló a su lado y le cogió una mano para llevár¬sela a los labios.
―Lo siento. Amy tiene razón. Necesitas dar descanso a tu gar¬ganta. No hables por ahora.
―Hablaré si quiero, amigo.
Nicholas se puso las manos en la cabeza al oír aquel comentario testarudo. Pero Amy sugirió con razón:
―Deberíamos dejarla sola para que repose.
Nicholas no quería dejarla sola ni un segundo, deseaba llevarla de vuelta a casa para poder cuidar de ella. Con todo, aceptó el consejo de su prima. Y aún tenía que hablar personalmente con el juez, a fin de cerciorarse de que Heddings fuera acusado de algo más que de un simple robo.
Pero _____ tenía demasiadas preguntas para dejar que se fueran sin recibir respuestas.
―Esperad un momento. ¿Qué ha ocurrido con Heddings?
Nicholas se lo resumió lo mejor que pudo, o trató de hacerlo, para que no tuviera que formular más preguntas.
―Ahora mismo está inconsciente. Y ya no intentará huir por ninguna ventana. Creo que se ha roto por lo menos una mano cuando ha tratado de parar uno de mis puñetazos.
―¿Le has dejado sin sentido?
―Algo así. Ya han ido a buscar al juez. Seguramente querrá in-terrogarte también, pero procuraré que sea breve.
―Iba a matarme ―susurró _____―. Y no porque le sorprendí robando. Sabe quién soy. Además, conoce al otro hombre que me atacó. Creo que es él quien lo mandó.
―¿De modo que le has reconocido?
―No, en absoluto. Nada de él me resultaba ni ligeramente familiar. Pero él me reconoció nada más verme. Él puede decirn1c quién soy.
―Eso suponiendo que quiera hacerlo. Dudo mucho que se muestre demasiado complaciente dadas las circunstancias.
A la mañana siguiente, ____habría lamentado su decisión de esperar arriba, porque sintió hambre al poco de despertar. Como se había acostado temprano, se desveló antes que cualquiera de las jó¬venes damas con las que compartía la habitación, y probablemente antes que todos los demás huéspedes. Así pues, aprovechó la ocasión para bajar a comer algo y regresó a su dormitorio sin tropezarse con nadie más que los sirvientes.
Utilizó el mismo pretexto de la jaqueca para permanecer en la habitación cuando las demás chicas empezaron a despertarse unas a otras para bajar a desayunar. No habían traído a sus criadas consi¬go, y al parecer estaban acostumbradas a ayudarse a vestirse en las reuniones de fin de semana como ésa. Y todas sentían envidia de _____: habían oído los rumores de que Nicholas Malory la cortejaba y los vieron confirmados al saber que había llegado en compañía de él y sus parientes.
Tuvo que escuchar cómo cada una de ellas hablaba con entu¬siasmo de lo guapo que era y afirmaba que era el soltero más elegi¬ble de toda Inglaterra. Se contuvo para no echarse a reír. Soltero, desde luego. Elegible, ni hablar.
Una vez sola de nuevo, se acomodó junto a la puerta para poder oír las idas y venidas en el pasillo mientras los demás invitados se di¬rigían al piso de abajo. No estaba dispuesta a tenderse en el suelo para ver pasar los pies como había hecho en casa de Heddings, porque una de las jóvenes podía volver a buscar algo y golpearle la cabeza con la puerta. Pero se sentía segura dejando ésta un poco entrea¬bierta. La habitación de Amy estaba justo al otro lado del pasillo, de modo que por la rendija veía perfectamente el único dormitorio que importaba.
Y no tuvo que esperar mucho. Un caballero bien vestido y de me¬diana edad apareció en su campo de visión. Era alto y de aspecto dis¬tinguido, con el pelo negro que se tornaba plateado en las sienes. Se detuvo frente a la puerta de Amy, miró a ambos lados del pasillo e hizo girar el pomo. Al no encontrarla cerrada con llave, rápida¬mente se metió dentro.
_____ estaba asombrada. Realmente no había creído que fuese tan estúpido, pero Nicholas tenía razón. A menos que ése no fuera lord Heddings. ¿Pero quién más podía ser? Había conocido a la mayoría de los demás invitados la víspera durante la cena, y ese hombre no estaba entre ellos. Iba demasiado bien vestido para ser un sirviente. Y su cautela antes de entrar en la habitación indicaba claramente que no llevaba buenas intenciones.
Escuchó con atención por si Nicholas subía la escalera, pero no se oía ningún otro ruido procedente del pasillo. Esperaba que no con¬cediera a Heddings demasiado tiempo. No estaba segura de que debería hacer si el lord salía de la habitación de Amy antes de que lle¬gara Nicholas. ¿Y si éste no había visto al hombre subir al piso de arri¬ba? Heddings iba a salirse con la suya si Nicholas no se apresuraba. Cierto que ella podría acusarle, pues al fin y al cabo le había visto entrar en el dormitorio. Pero ¿de qué serviría eso si él se deshacía antes de las joyas?
La puerta de enfrente volvió a abrirse silenciosamente. El hombre no abandonó la habitación de inmediato; primero miró pasillo arriba, y luego giró la cabeza para mirar al otro lado. Al no ver a nadie, prácticamente salió volando de ese cuarto y cerró la puerta, dejándola como la había encontrado, antes de alejarse apresuradamente por el pasillo, fuera de la vista de _____.
Ella disponía sólo de segundos para decidir qué hacer. Quizá podría detenerle el tiempo suficiente para que llegase Nicholas.
Salió al pasillo y dijo:
―Espere, lord Heddings.
El hombre se volvió para mirarla. Ella encaminaba el pasillo para ver si había algún mueble o recipiente donde pudiera haber escon¬dido temporalmente las joyas. No había nada, ni tan siquiera un jarrón. Y la ventana situada al final del corredor estaba aún muy lejos, de modo que debía llevar las joyas encima.
Pero entonces se dio cuenta de que el caballero la miraba con incre-dulidad. Así que iba a hacerse el inocente, ¿no? _____ resopló para sus adentros. Debería haber esperado a que ella le acusara de verdad.
Eso fue lo que hizo, advirtiéndole:
―Ríndase, milord. Sé lo que ha hecho.
―¿De manera que tampoco esta vez ha podido acabar contigo? ―replicó Heddings en un tono enfurecido―. ¿Ha sido tan incom-petente como lo fue quince años atrás? Pero sea lo que sea lo que te haya dicho, no podrás demostrarlo.
_____ se quedó pasmada. Le costaba trabajo respirar. Heddings no se refería al robo que acababa de cometer. Hablaba del hombre que había intentado asesinarla, por dos veces, y de su propia impli¬cación en el asunto.
Y entonces no pudo respirar de verdad, porque de repente el hombre le rodeó el cuello con las manos, y apretando fuerte, gruñó:
―Terminaré la faena yo mismo.
_____ trató de aflojar los dedos que le cortaban el aliento, pero pronto los suyos perdieron toda la fuerza. Una bruma le nublaba la visión. Lo último que vio fue el odio en sus ojos...
Nicholas apareció por una esquina al final de las escaleras. Se sintió aliviado al ver ______ de pie en el pasillo delante de Heddings, de espaldas a él. Había advertido a la muchacha que se mantuviera al margen. Estaría bien, muy bien, que ella le hiciera caso de vez en cuando.
Casi había llegado hasta ellos cuando ______ cayó desplomada a los pies de Heddings.
―¿Qué diablos...?
―Se ha desmayado ―le explicó Heddings . Ha mencionado que aún no ha comido nada hoy y apenas lo hizo ayer. Iré a buscar sales aromáticas.
Nicholas se arrodilló para levantar a _____ y llevarla a una cama, pero no pudo evitar ver las marcas de color rojo que rodeaban si cuello. La emoción le dejó sin respirar, pero luego exhaló un grito desgarrador. Estrechó su cuerpo sin vida contra el pecho. Se meció con ella. El dolor le destrozaba. No había sentido una pérdida semejante desde que falleció su madre.
―¿Nicholas? ―dijo Warren con vacilación, poniéndole una man¬en el hombro.
Nicholas levantó la vista. No podía ver a Warren con claridad a través de las lágrimas.
―La ha matado se limitó a decir con voz ahogada.
Warren se inclinó y trató de quitarle a _____, pero Nicholas no la soltó, siguió balanceándose con ella en sus brazos. Warren dijo de nuevo con vacilación:
―Nicholas, no creo que esté muerta. Aún está caliente.
Nicholas se puso rígido. Miró el pecho de _____, pero no se movía. Acercó un oído a su boca y oyó un sonido apenas perceptible de respiración.
―¡Oh, Dios mío! ―exclamó y, aliviado, la estrechó aún con más fuerza.
Esta vez Warren no vaciló lo más mínimo y dijo abruptamente:
―Por el amor de Dios, Nicholas, no la dejas respirar. Suéltala.
Eso sacó a Nicholas de su abstracción. Y una emoción distinta se apoderó de él, una emoción tan primitiva que le absorbía por completo.
―Ocúpate de ella –dijo dejando a _____ en los brazos de Warren―. Yo me ocuparé de él.
―Ya le has descubierto, y haciendo algo más que robar. Dejemos que las autoridades…
Warren no se molestó en terminar la frase porque Nicholas ya no estaba allí. Corría por el pasillo hasta la única habitación cuya puerta estaba abierta. Heddings se disponía a saltar por la ventana. Nicholas se abalanzó sobre él y lo metió dentro con tanta fuerza, que el hombre fue a caer al otro lado de la habitación. Pero en lugar de levantarse, Hed¬dings se sacó de un bolsillo la pistola que había ido a buscar en una de sus bolsas, el motivo por el que no había huido inmediatamente.
Nicholas no reparó en el arma; estaba demasiado obcecado en arre-meter de nuevo contra Heddings. Oyó el silbido de la bala al rozar¬le. No pudo pasarle por alto, pero aun así no hizo caso, completa¬mente dominado por aquella cólera primitiva.
Se abalanzó sobre Heddings, le arrancó la pistola de la mano y empezó a golpearle. Quería hacerle daño, no dejarle sin sentido ni matarle, aunque en aquel momento no le importaba que fuera ése el resultado. El hombre debía pagar por haber lastimado a _____, era el único pensamiento que Nicholas tenía en la cabeza.
Tuvieron que separarle de su víctima. Warren era probablemente el único hombre que habría podido conseguirlo, dada la furia que todavía cegaba a Nicholas, pero también estaban presentes otras per¬sonas, atraídas por el ruido del disparo. Nicholas no había matado a Heddings. Sin embargo, le había roto varios huesos y le había desfi¬gurado el rostro lo suficiente como para que no volviera a tener el mismo aspecto.
Nicholas dejó que Warren explicara lo sucedido a los demás invi¬tados y fue en busca de _____. Warren la había acomodado en su propio dormitorio. Amy estaba allí, sentada junto a ella en la cama. Y _____ estaba incorporada, frotándose el cuello. Convencido ahora de que estaba fuera de peligro, Nicholas descargó parte de la ira que todavía le dominaba contra ella.
―¿Le has acusado, verdad? ―dijo con irritación.
―Bueno, sí, pero creyó que le acusaba de otra cosa.
―¿A qué te refieres?
Antes de que pudiera responderle, Amy se levantó y dio un empujón a Nicholas.
―Ahora no es el momento de interrogarla. Abre los oídos Nicholas. ¿No te das cuenta de lo débil y ronca que tiene la voz?
Él miró a ______. La rojez en el cuello iba desapareciendo, pero probablemente le aparecerían moraduras al cabo de pocas horas. Arrepentido, se arrodilló a su lado y le cogió una mano para llevár¬sela a los labios.
―Lo siento. Amy tiene razón. Necesitas dar descanso a tu gar¬ganta. No hables por ahora.
―Hablaré si quiero, amigo.
Nicholas se puso las manos en la cabeza al oír aquel comentario testarudo. Pero Amy sugirió con razón:
―Deberíamos dejarla sola para que repose.
Nicholas no quería dejarla sola ni un segundo, deseaba llevarla de vuelta a casa para poder cuidar de ella. Con todo, aceptó el consejo de su prima. Y aún tenía que hablar personalmente con el juez, a fin de cerciorarse de que Heddings fuera acusado de algo más que de un simple robo.
Pero _____ tenía demasiadas preguntas para dejar que se fueran sin recibir respuestas.
―Esperad un momento. ¿Qué ha ocurrido con Heddings?
Nicholas se lo resumió lo mejor que pudo, o trató de hacerlo, para que no tuviera que formular más preguntas.
―Ahora mismo está inconsciente. Y ya no intentará huir por ninguna ventana. Creo que se ha roto por lo menos una mano cuando ha tratado de parar uno de mis puñetazos.
―¿Le has dejado sin sentido?
―Algo así. Ya han ido a buscar al juez. Seguramente querrá in-terrogarte también, pero procuraré que sea breve.
―Iba a matarme ―susurró _____―. Y no porque le sorprendí robando. Sabe quién soy. Además, conoce al otro hombre que me atacó. Creo que es él quien lo mandó.
―¿De modo que le has reconocido?
―No, en absoluto. Nada de él me resultaba ni ligeramente familiar. Pero él me reconoció nada más verme. Él puede decirn1c quién soy.
―Eso suponiendo que quiera hacerlo. Dudo mucho que se muestre demasiado complaciente dadas las circunstancias.
gabiberroteran
Re: Mi Adorable Bribona (Nick & Tu)
sabe quien es la rallys tienes que seguirla cuanto antes quiero saber si le dicen quen es o no
lovely last
Página 9 de 13. • 1, 2, 3 ... 8, 9, 10, 11, 12, 13
Temas similares
» Mi Adorable Enemigo (Nick y Tu) Terminada
» one less problem.
» —i'm not adorable. i'm just an awkward turtle.
» Detestablemente adorable(Harry Styles y yo)(SEMI HOT)(1° TEMPORADA TERMINADA)
» Detestablemente adorable(Harry Styles y yo)(Semi Hot)(2° Temporada)(TERMINADA)
» one less problem.
» —i'm not adorable. i'm just an awkward turtle.
» Detestablemente adorable(Harry Styles y yo)(SEMI HOT)(1° TEMPORADA TERMINADA)
» Detestablemente adorable(Harry Styles y yo)(Semi Hot)(2° Temporada)(TERMINADA)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 9 de 13.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.