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Me secuestro mi verdadero amor. Ziam
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Me secuestro mi verdadero amor. Ziam
Se necesitan chicas para Zayn!!!! Vamos chicas
participad!!!!!!!!!!
https://onlywn.activoforo.com/t56870-no-todo-
es-lo-que-parece-nc-audiciones-abiertas
PD: Por cierto nueva lectora!!!! :) Me llamo Noemi y adoro Ziam, Ziall, Nosh, Jiall pero el que me gusta mas que aparte de estos cuatro es LARRY, adoro esa parejita y soy Larry Shiper, me encanta tu novela y quiero que la sigas :ilusion: :ilusion:
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Invitado
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Re: Me secuestro mi verdadero amor. Ziam
[Antes que nada disculparme por mi ausencia, aquí les traigo de nuevo capítulos, ahora los pienso hacer largotes, para que lean más, por ahora piensa narrar Zayn, así que conozcan en este capitulo su vida]
Capítulo Anterior:
- ¿Qué te ha hecho cambiar Zayn? ¿Por qué el remordimiento?- Pregunté sin rodeos, mirándolo a los ojos, él miró al suelo pensativo y luego me vio, sus ojos tenían un brillo, que jamás había visto, ni en la preparatoria ni aquí. No lo podía creer, era verdad.
- Creo que tu Liam...- ¡Bom, bom, bom, bom!, mi corazón latía con fuerza, se me saldría de su lugar de un momento a otro, mis mejillas ardían. ¿Qué me pasaba?.
*******
Narrador omnisciente:
Karen caminaba de un lado a otro, su hijo no aparecía, habían pasado ya dos días y no sabía nada y no paraba de llorar. Ella sabía que su hijo no era persona de escapar, salir o quedarse en casa de una persona sin avisar, el día anterior había llamado a Louis, para preguntar pero no estaba con él.
-¿Liam está contigo?-
¿Liam conmigo?... No, el me dejo ayer y dijo que iría a casa, estaba cansado y debía hacer tarea- La mamá de Liam sintió un vuelco en el corazón y no pudo evitar sollozar- ¿Esta bien? ¿Acaso Liam no está con usted?-
- ¿Cómo? ¿Pero a dónde fue?-
- No lo sé, estoy preocupada, no contesta el celular y no me ha llamado. ¡Mi Liam no es así! ¡Algo le paso!- Sollozó con más fuerza, casi en grito.
- No se preocupe mamá, (Así le decía a veces por cariño) yo voy a tratar de contactarme con él, si puedo le avisaré, mantenga calma- Ella secó por poco las lágrimas y suspiro para relajarse.
- Gracias hijo, puedo contar contigo, por favor avísame te lo suplico, sin mi hijo yo me muero-
- No se preocupe, yo le avisaré- Tranco.
Doceavo Capítulo:
Narra Zayn:
Bueno, encontrarme en la situación menos esperada y extraña, no era muy a gusto que digamos, sentir de repente un sentimiento jamás nacido en mí, totalmente nuevo y que por inercia sabía que no era para nada bueno. ¿Arrepentimiento? ¿Lástima? ¿Preocupación? Esas mierdas no iban conmigo, yo jamás había sentido eso con nadie, yo hacía lo que mi instinto guiaba. ¿Follar? Claro, si me apetecía lo hacía, a mí me daba igual si aquella persona que iba a follar estuviera de acuerdo o no, sin embargo, siempre todas las mujeres estaban de acuerdo, hasta me buscaban las muy putas y yo no desperdiciaría mojar mi pincel en un hueco apretado y mojado, ¡Que va!
Entonces, joder que primero mudarme a una ciudad nueva, dejando atrás mí pasado con mi mamá, sin padre, porque el muy puto se había ido con otra mujer quién también le había tenido un hijo y que yo no conocía y por ser hijo de mi papá, se convertía automáticamente en mi puto hermano, claro que yo nunca pase por tener el apellido de ese mal nacido, porque sí que lo odiaba, tuve el de mi mamá solamente. ¿Conocer a mi hermano? O más bien, ¿Tener ese sentimiento de interés en conocerlo? ¡Ni una mierda! Me daba igual si tenía o no, seguro era un creído de mierda y que por muy extraño que parezca, quizá hasta macabro, me encontraba justamente en la ciudad donde él vive, donde vive el maldito de nuestro padre y seguramente la puta de su madre. ¿Irónico no?
Mi pasado no era muy lindo, pensar que estuve a punto de morir y que por eso mi mamá compró la primera casa que vio en el periódico, sin importarle en que ciudad, debido a eso, la consecuencia fue mudarnos a la misma ciudad donde como había mencionado antes, mi padre vivía junto con el engendro de mi hermano. Por suerte aún no nos encontrábamos, si mal no recuerdo, mi padre era un borracho de cuarta, cuándo tenía unos seis años más o menos, antes de que se separaran, mi madre y él había tenido una discusión muy fuerte, yo la presencie y la verdad fue que para mí, al ser un pequeño ingenuo, dolorosa, pase días llorando, todas las noches en mi cama arropado hasta el cuello con las cobijas y sosteniéndolas con impotencia preguntándome, ¿Por qué mi padre y mi madre no podrían ser normales? ¡Dejar de pelear una maldita vez y darse cuenta que me hacían un daño mundial! Pero claro, que estúpido era, los adultos era unos inmaduros, unos egoístas que solo piensan en ellos y en nadie más, ni en sus putos hijos, por eso no tengo corazón, por eso soy como soy ¡Un maldito idiota inhumano, malo, desgraciado y puto, por eso y por más! ¿Doloroso no? La gente juzga por juzgar sin saber porque la gente es tan desgraciada, quizás porque les guste dirán, pues no, yo me crié de una forma injusta y desgraciada entonces ¡Sorpresa, sorpresa, eso me convierte en un maldito desgraciado también!
Recuerdo aún como mi mamá lloraba, golpeaba su pecho con los puños débilmente, un gran dolor inundó mi corazón ¿Otra pelea más? Me pregunté ingenuo, no obstante, no era otra corriente porque Geoff llegaba borracho, no, esta era hasta peor, con golpes incluidos, la ropa suya regada por todo el piso de la sala y su cara… Su cara mostraba indiferencia, mientras que mi madre casi se moría del sufrimiento. Se gritaban sin siquiera darse cuenta de que yo estaba parado en el marco de la puerta, agarrado a mi manta, frotándome los ojos llorosos, mi padre fue el primero en percatarse de mi presencia, su rostro cambio a preocupación, Trisha se calló de inmediato y al ver como Geoff se acercaba a mí, lo detuvo.
-¡Ni te le acerques!-. Recuerdo que le había dicho.
-¡Apártate Trisha, que es mi hijo!-. Gritó haciéndola a un lado, caminado hacia mí.
-¡No te llevaras a Zayn, Geoff!-. No le prestó atención y me tomó en sus brazos, cargándome de lado y se sentó en el gran sillón de la sala, conmigo encima.
-Zayn, hijo mío… Lo siento, siento que presencies esto tan feo, lo lamento mucho-. Me dijo, dándome suaves palmadas en la espalda.
-¿A dónde me llevarás papá?-. Pregunté confundido.- ¿Por qué mi mamá está llorando?
-Zayn…-. Respiró profundo cabizbajo, sin saber exactamente qué decir, sinceramente, hubiera preferido que no dijera absolutamente nada, pero no lo hizo.- Me voy de la casa…-. Mi cara fue de asombro con un toque de inocencia.
-¿A dónde papá? ¿Por qué?-. Le pregunté mirándolo fijamente, incrédulo y con los sollozos amenazando con surgir de lo más hondo mi garganta.
-Hijo, primero que nada quiero que sepas que te amo mucho, eres lo mejor que me ha pasado de este matrimonio-. Soltó con una sonrisa triste. Mentiroso, maldito mentiroso y lo peor fue que me lo había creído.
-¡Déjate de mentira! ¡No le mientas y dile la verdad, Geoff!-. Gritó mi mamá entre sollozos.
-¿Qué verdad? ¿Qué pasa, mamá?-. Ella me miró con dolor, estaba parada al frente de nosotros, con una mano en la cintura y la otra sostenía un pañuelo con el cual escondía su nariz.- ¡Que sucede! ¡Díganme por favor!-. Con voz quebrada, apunto de dejarme vencer por los llantos que cada vez más, amenazaban con salir.
-Zayn… Tienes un hermano-. Me paralicé ¿Hermano? ¿Cómo? Mi mamá no estaba embarazada, yo no le había visto la barriga abultada como las de las mujeres embarazadas que veía en los programas o por la calle, entonces ¿cómo?
-¿En serio? ¿Pero cómo?-. Lo miré absorto, totalmente impresionado.- Yo no le vi a mi mami una pancita-. Geoff se puso pálido, tragó saliva con pesadez, vi el movimiento de su nuez de arriba abajo por tal acción ¿Había dicho algo malo? ¡Pues claro, para él sí! ¡Pero que tonto era, joder! Mi mamá se volteo y sollozo más fuerte, tapando con las dos manos su rostro.- ¿Dije algo malo?-. Pregunté asustado por sus reacciones.
-No, no has dicho nada malo, en lo absoluto campeón-. Golpeo mi hombro con una media sonrisa nostálgica, miró a mi madre la cuál le mandó una mirada asesina que en ese tiempo no había comprendido, pero a juzgar por como recordaba su expresión decía o daba a entender: “¡O se lo dices tú o se lo digo yo!” Suspiró frustrado, se pasó la mano por la frente quitando unas gotas de sudor y me miró a los ojos-. Tu hermano es de otra mamá, Zayn-. Mi cara fue de confusión.
-¿De otra mamá?-. El asintió.- ¿No es de mi mami?-. Negó-. ¿Por qué?-. Mi papá se estaba comenzando a incomodar, movía sus piernas de una manera incontrolable y las manos le temblaban de los nervios, suponía.
-¿Por qué? ¡¿Por qué?! ¡Yo te diré el porqué, Zayn!-. Dijo alterada mi mamá, volteándose a ver a mi padre y a mí, alternativamente.- ¡Tú padre es un maldito hijo de puta!-. Lo señaló con impotencia.- ¡Mientras estaba casado conmigo, mientras estaba con nosotros, tuvo una amante! ¡Cuándo decía que estaba trabajando y que no vendría a casa era mentira! ¡Se iba a casa de la guarra de su amante, a revolcarse con ella como el cerdo que es!-. Mis lágrimas comenzaron a salir como una llovizna, o no, parecía una tubería descompuesta, gota por gota. Primera vez que mi madre me había hablado de aquella manera, jamás, ni ahora me hablaba así, siempre con un cariño suficiente, entonces ese día, ese fatídico día ella me había hablado como si fuera el causante de lo sucedido, aunque no fuera así, yo me había sentido de esa manera, el culpable.- ¡¿Entiendes cariño?! ¡¿Entiendes el porqué, el porqué de que ese niño no sea mío?! ¡Que sea de esa destruye matrimonios! ¡Esa zorra! ¡Por culpa de ella tu padre se nos va, Zayn! ¡Por culpa de esa maldita hija de puta, tu padre y yo nos divorciaremos! ¡Por culpa de ese engendro que va a tener, tú Zayn, tú ya no tendrás padre! ¡Todo el supuesto amor que tu padre te tenía será ocupado por aquel bastardo, hijo! ¡Solo me tendrás a mí!-. Me tapé la boca, los sollozos ya se hacían más audibles, observé a mi padre el cuál veía al suelo, derramaba gotas al igual que yo, escazas, empapando la alfombra y parte de su pantalón. Miré a mi madre, estaba alterada, respiraba con dificultad y seguía llorando, seguía lagrimeando.
¿De maravilla no? ¡Enterarme de esa noticia de aquellas maneras, siendo un mocoso de seis años! ¡Quedarme sin padre por culpa del mal nacido de mi supuesto hermano! ¡Ver sufrir de esa manera a mi madre, todo por culpa de las estupideces de los adultos, de mi padre! ¡Ser atormentado por esos recuerdos cada vez que este solo y sin hacer nada! ¡Odiaba mi jodida vida! ¡Odiaba sentirme solo cuándo no era así! Estaba rodeado de personas que querían mi amistad, que me querían. Entonces en Bradford, a medida que crecía me ponía rebelde, sacaba malas notas, no obedecía, consumía droga, no tanto pero si de vez en cuando. Algunas personas decían: “Consumir drogas es malo, daña tu organismo, te puede enloquecer y hasta causar la muerte. La adicción es muy fuerte, muy pocos logran salir de ella” ¡Puras mierdas! Quizá fuera cierto en parte, había conocido muchas personas que habían muerto a causa de ello pero, a pesar de todo, las drogas me ayudaban, me ayudaban a distraerme, a disfrutar y olvidar el dolor que me atormentaba a diario.
Robaba, sí, robaba centro comerciales, súper mercados, gente honrada y rica que se paseaba por las calles cerca de mi barrio. Robaba por placer nada más, no es que mi mamá y yo carecíamos de dinero, no, al contrario, gracias al empleo bueno de mi mamá de cocinera en la ciudad, en Londres, en uno de los mejores restaurantes, el más lujoso, comíamos y teníamos con que ver DvD, donde dormir, donde guardar la comida, donde calentarla, donde bañarnos; si, teníamos todo aquello. Lideraba mi propia pandilla, gracias a mi capacidad de liderazgo, de manipular y convencer, mis amigos y los que no lo eran, estaban allí conmigo a toda hora y circunstancia.
A medida que crecía la gente de mi barrio comenzaba a temerme, estaba más fuerte y más peleón. A veces tenía encontronazos con otros pandilleros, aunque terminara con la cara rajada, un ojo morado, mi cuerpo moreteado, lo que sea yo siempre salía ganado. Mi inteligencia, mi perspicacia y todo lo que conllevaba a entender las cosas que los demás no hacían, ser más audaz y veloz se lo debía a mi crianza y a mi madre. Aunque mi madre no sabía la clase de hijo que tenía y el porqué de que todo el mundo me respetara y me tuviera miedo, algo se le pasaba en la mente, una idea o algo parecido, podía percibirlo, además que hasta algunos chismes llegaron a sus oídos que sin ningún problema decidió ignorar, haciéndose saber que su hijo, su único hijo no era capaz de aquello, según los chismes, yo era un ladrón, un drogadicto peligroso y hasta asesino. ¿Exagerados? Si, quizás mucho. Hasta que un día, el día que hizo que me mudara de mi barrio preciado, había ocurrido lo más terrible para mi madre que para mí, ya yo lo veía venir y sin embargo no me preocupaba.
Ese día iba de lo más tranquilo, regresaba de la casa de Harry, mi mejor amigo, iba camino a la mía y mientras caminaba me esnifaba un poco de coca, estaba algo hambriento, mis tripas siempre estaban acostumbradas a recibir un pedazo de carne antes de consumir, de todas maneras la iba a vomitar pero ya era costumbre, como Harold no tenía nada de comida en su casa y mis ganas carnales de consumir estaban al tope, no pude esperar más y por el camino me la esnifaba. Las calles estaban algo solas, algunos niños jugando con pelotas, siempre que me veían pasar me saludaban, un saludo que lo consideraba un poco ofensivo pero que ignoraba, un saludo fascista, igual al de Hitler. Ese día no era la excepción, me saludaron, yo ladee la cabeza y seguí mi camino, esnifando de la bolsita pequeña con polvo blanco. Más tarde pensaba inyectarme con una jeringuilla PCP o tomarme unas cuantas píldoras de anfetamina, solo para disfrutar, hasta podría haber llamado a Ed, mi otro mejor amigo, para que me hiciera ese día algo de compañía, carecía de un acompañante.
Entonces antes de sacar las llaves e introducirlas al cerrojo, alguien me llamó:
-¡Eh, Zayn!-. Me voltee enseguida, aquella voz gruesa y ronca no la reconocía, quizá era un nuevo en el barrio, le contaron sobre mí y quiso cerciorarse con sus propios ojos quién era el líder, quién era yo.
-¿Qué?-. Dije una vez volteado, el hombre o chico, no sabía quién demonios era al principio porque estaba un poco lejos y gracias a la coca que estaba surgiendo efecto en mí no podía distinguirlo bien, eso sí pude verlo con exactitud gracias a su dentadura blanca, había sonreído.
-¿No te acuerdas de mí, chamo? ¡Soy yo!
-¿Perdón? ¿Quién yo?-. Lo miré confundido, este definitivamente se había fumado una lumpia, por mi cara de interrogación, supuso que no entendía así que se echó a reír.
-¡Joder, Zayn! Jajajaja, la nota te hace perder la noción ¿verdad?-. ¿Qué mierda?
-Mira, no tengo tiempo para juegos ¿vale? Quiero entrar a mi casa, comer y dormir un poco. Ahora, dime ¿quién eres? Y ¿qué quieres?
-¿Te estoy haciendo perder el tiempo, verdad?-. Bufé y asentí como si fuera obvio.- ¡Oh, vale! ¿Qué descortés no? ¡Soy yo hijo de puta! ¡Soy Josh y me da una mierda si estás cansado o no! ¡Tú me debes algo y he venido hoy a saldarla!-. Mi piel se puso fría, los ojos me comenzaron a escocer debido a que la droga ya estaba haciendo más efecto, seguro estaban rojos, mi cabeza al mismo tiempo me empezó a dar vueltas y unas ganas inmensas de vomitar se me avecinaron, el vómito se me atoró en la garganta. ¿Qué pensaba vomitar si no tenía nada en mi barriga? Seguro la bilis.
-¿Josh?
-¡Sí! ¡Soy yo! ¿No te alegra verme de vuelta?-. La verdad no plasta de mierda, quise decirle pero preferí callarme. Nos observamos unos segundos hasta que se giró silbó dos veces y unos tipos gigantes, unos negros de dos metros se pusieron al lado suyo y me sonrió socarrón. - ¿Listo para saldar la deuda, Zayn?-. Joder… sería hijo de puta, tragué saliva y en acto de coraje, para que no notara mi nerviosismo, apreté los puños, indicándole que se callara y que estaba más que listo, siendo embuste.
-Adelante hijo de puta-. Sin embargo, luego cuando analicé bien la situación esto no vería para nada bien, me iban a golpear dos tipos, cualquiera diría: “Zayn puede con esos maricones” Me alagaría aunque no sería así, nadie contaría en su sano juicio de que eran dos putos negros de dos metros, la reencarnación de King Kong, me iban a atacar. Dos contra uno ¿injusto? Sí, muy injusto pero que le iba hacer, no tenía a mis compañeros, a mis amigos conmigo, me tenía que defender como pudiera.
Iba hacer una masacre, de eso estaba más que seguro y el masacrado iba hacer yo.
Los negros se encaminaron hacia mí, yo me quedé esperando por ellos parado en el mismo sitio, tranquilo solamente apretando los puños, se miraron entre sí para ver quién me iba a romper las bolas primero, una gota diminuta de sudor me rodó por la cien, estaba impaciente quería que todo acabara pronto, observé a Josh como sonreía con complacencia, mirando fijamente hacía la pronta escena que iba a contemplar e iba a disfrutar el muy desgraciado.
Fue allí cuando vi un puño gigante negro en dirección a mi cara, yo eché para atrás esquivándolo, pegué la espalda de la puerta acorralado, el otro negro me lanzó una patada con una velocidad súper sónica que hasta el jodido Flash se quedaba pendejo de la rapidez en que esta chocaba en mi costilla derecha, el oxígeno faltaba y el asfalto dio contra mi frente, dejándome de momentos torpe y aturdido. Mierda que no me podía parar y nada más de recordar aquello aguantaba las horcajadas, porque quería vomitar. Me levanté con dificultad, botando sangre a borbotones, los ojos me escocían al igual que la frente, el golpe había sido un explosivo para mi puta cabeza, los brazos que apoyaban mi peso temblaban, la sangre manchaba el asfalto gris echo de cemento, me costaba respirar y levantarme, un peso endemoniado había invadido mi mano izquierda ¡Joder que me dolía! El pie de uno de los negros aplastaba con cizaña mi mano y dedos, estaban crujiendo demasiado y me los iban a romper. Aparté la vista enfadado tratando de agarrar impulso y quitarme aquella pata negra de mis manos pero fue inútil, ejerció más presión, juraba que si no me apresuraba a hacer algo iba a morir como un estúpido. Entonces… ¡Boom! Mi nariz reventó en una fuente sangrante gracias a aquella patada en toda la cara, mi cuello echó para atrás por el golpe, fue tan brutal que juraba que iba a quedar allí, desnucado. Una risilla percibí con la oreja izquierda, no podía ver nada gracias a la hinchazón de mis ojos por la puñetera patada, escupí sangre incapaz de soportar aquel sabor a hierro.
-¿Te gusta? ¿eh? ¡¿Te gusta, Zayn?!-. Yo no lo vi, solo bajé la cabeza pegando otra vez mi frente al asfalto.- ¿Ya no eres valiente? ¡Ya no eres el puto matón del barrio! ¿eh? ¡Hijo de perra!-. Mi costilla izquierda sufrió una patada malditamente dolorosa, haciéndome escapar algunas lágrimas.- Joder ¡Miren! ¡Está llorando! ¡Jajaja! ¡Marica de mierda!-. No sabía cuánto más iba aguatar de humillación, las ganas de echármele encima y dejarlo calvo a dientazos me invadieron, una rabia descomunal y tan atosigante que sino la calmaba quizá me muriera de eso, de la rabia incontrolada.
-Mu… muérete… Josh-. Murmuré con dificultad.
-Oh, claro que lo haré, Zayn-. Rió-. Después de ti-. Me golpearon tan fuerte que los breques se me bajaron al ver todo oscuro. No supe si estaba muerto o vivo, sí que estaba inconsciente o en vida vegetal.
-¡Zayn! ¡Zayn por dios, hijo mío! ¡Zayn reacciona! ¡ZAYN!-. Escuchaba una dulce y cálida voz, unos golpecitos en la cara y el pecho y con dificultad desperté, sentí un frío desgarrador colarse por mí camiseta y entrar a mi piel de la espalda caliente o tibia, un frío molesto, muuuuy molesto. Abrí los ojos de golpe hasta donde podía, la hinchazón era terrible, observé el panorama, seguía en la calle por supuesto, ya era de noche, miré hacia la izquierda y la puerta de mi casa estaba abierta, miré a la derecha y visualicé a mi mamá preocupada, estaba llorando y a juzgar por sus ojos rojos llevaba tiempo.- ¡Amor mío! ¡Dios santo! ¡Has despertado! ¡Pensé que habías muerto, Zayn! ¡Que susto, por el amor a la reina Isabel II! -. Reí por su expresión, la había inventado, nadie dice eso: “Por el amor a la reina Isabel II” ¿no?- .¡No te rías!-. Pero ella también se estaba riendo.- Vamos a la casa ¿sí? Ven para levantarte-. Me agarro por las axilas, enrollando sus brazos en el pecho, agarró impulso y levantó de mí, claro que yo ayudé para eso, ella sola no podría.- ¿Zayn, que comes? ¡Estas pesado!-. Se carcajeo, yo hice lo mismo, reí entre dientes, si reía mucho seguro me fracturaría de lo débil y delicado que estaba.
-Gracias mamá…-. Murmuré una vez adentro, bañado y cambiado, mi madre me acobijo en la cama como si fuera un rollo de marihuana, calientito y con un inmenso sueño, curó mis heridas con delicadeza, como una madre siempre hace. Me sorprendí que no me preguntara por los golpes, estaba acostumbrada, sin embargo, su cara de: “¿Por qué te golpearon?” me dio a entender que la conversación empezaría mañana, no hoy ni más tarde, sino mañana.- Te lo digo mañana ¿vale? Ahorita estoy muy adolorido y cansado-. Asintió complacida por mi respuesta, beso con delicadeza mi frente que estaba más que mencionar ¿Rota? ¿Deforme? ¿Morada? Sí, quizá morada.
-Descansa cielo, hasta mañana-. Se despidió con la mano y salió de la habitación, ese comportamiento fue inconcebible, parecía como si tuviera cinco años, ella hubiera terminado de leerme el cuento de “Los tres cerditos”, besado mi frente como lo había hecho hace unos momentos y salir de la habitación susurrando un “Te quiero, buenas noches” y yo caer dormido como una piedra, no obstante, obvio que no había sido así, era un hombre o bueno, adolescente hombre, ¡tenía dieciocho, joder! Ni discutir ahorita que ya estaba pisando los veinte.
Con lo que no había contado al día siguiente era, que mi mamá me regañaría, me dijera que nos íbamos a mudar a otra ciudad lejos de Bradford y una cerca de Londres por su trabajo y que me comportara, entonces ¿De dónde habrá sacado el dinero verdad? ¡Había estado reuniendo! Según ella, ya se olía que un problemón de estos iba a suceder, tenía que ser “precavida”. Nos mudamos a los días después de yo haber cumplido los diecinueve, cuando la casa de Wolverhampton, ciudad a dónde yo iba a parar, estaba desocupada.
El primer día allí no fue muy cómodo, el clima era totalmente diferente un frío endemoniado que simplemente era desagradable, gracias al señor Jesús que había calefacción, mi mamá había salido a hacer un papeleo y para mí mal gusto, me enteré cuando llegó que ya estaba inscrito en la escuela. ¿Putada? ¡Sí!
Llegar allá como el nuevo fue algo complaciente debería decir, tenía la atención de las mujeres y los hombres aunque suene extraño, cada mujer bonita se me cercaba a preguntarme si era el nuevo, se me quedaban viendo como si fuera un pedazo de carne lujoso, de la mejor y si fuera poco, gratis. Ujum, no debería disgustarme ¿verdad? En todo caso, en Bradford siempre fui el centro de atención, no veía la incomodidad. Me entregaron el horario en la dirección, lo revisé y sorpresa, sorpresa, tenía castellano, mi materia preferida… ¡Y una mierda! Me encaminé hacía el salón y justamente venía el profesor de castellano, entramos los dos al aula y me sentí incomodo al sentir todas las miradas en mí, saber que estaban hablando y al verme entrar se enmudecieron, no fue grato.
El profesor me presentó, yo ni sentía amagos por hacerlo, me daba igual si sabían mi nombre o no, de igual forma, no les incumbía o ¿sí? Me da igual, voltee al frente y… ¡Coño! Al ver a ese chico un ¡clic! Instantáneo surgió, pero sí que era precioso, una hermosura, un… ¡Un niño bonito! Casi se me caía la baba, el me miró, nuestras miradas se encontraron, la suya era tan inocente, gracias a las luces de afuera sus ojos se vieron hermosos, un color miel tan dulce y… ¡Coño que me puse estúpido! Desvié la mirada al instante, no quería perder los estribos, además… ¡Era un hombre joder, un maldito hombre! Y yo… ¡yo también lo era! Me golpee mentalmente y me concentre, el profesor al terminar de presentarme, me dio permiso de sentarme, busqué con la mirada un puesto disponible y… ¡Santo Dios! ¡Gracias señor! Solo estaba vació el que estaba al lado del niño bonito, sonreí disimuladamente y me senté, involuntariamente mis ojos se iban hacia la persona que tenía al lado, me ponía mal la belleza de ese chico, había estado alrededor de cientos de hombres, aunque, ninguno como ese chico que había llamado mi atención, sus rasgos me recordaban a alguien, uno que otro rasgo me recordaba a… a Geoff… ¿extraño? ¡Que va! Boberías mías.
Unas jodidas ganas de tocarlo me invadieron, me picaban las manos por manosear su delicado rostro. Un calambrazo de placer se deslizo por todo mi cuerpo hasta llegar a mi entrepierna al observar cómo se humedecía los labios carnosos y rosaditos. ¡Joder, joder, joder! ¡Me estaba poniendo jodidamente mal! Como se pasaba las manos por su blanquecino cuello que me llamaba a gritos que lo saboreara… ¡Coño, coño, coño! ¡Su lengua! Rosadita y repleta por su saliva… Estaba embelesado por tanta sensualidad, sabía que lo hacía sin percatarse, pero me estaba matando, una ganas terribles de darle contra la mesa hasta romperla me inundaron, comencé a inhalar y exhalar para calmarme, me estaba excitando con un hombre ¡Con un hombre, mierda! Yo no me calentaba tan rápido con mujeres, solo las que tenían buen culo y unas tetas despampanantes, o que estuviera muy necesitado de follar. ¿Pero qué carajos me pasaba? ¡Me estaba comportando como un reverendo maricón.
El timbre sonó y por su reacción atorada de: “Yo me largo antes de que la puerta huya” supe que mi mirada lo incomodaba, salió como alma que lleva el diablo, empujando a algunos alumnos que salían con tranquilidad con una paciencia de tortuga, pidiéndole permiso a un pie primero para mover el otro, reí ante su actitud ¡Gracioso que era el muchacho!
A la hora de almorzar no supe que hacer, las clases estaban por más que aburridas y no volví a encontrarme con aquel gracioso muchacho que se me hacía familiar a mi padre, algo había en él que se asemejaba a Geoff, pero no sabía qué. Su rostro suave y blanco como la porcelana ¡Joder que me tenía embrujado! Reí ante mis comentarios idóneos, pero que estúpido me estaba volviendo, probablemente era la coca o la maldita droga que me estaba metiendo, seguro era de mala calidad. Paseaba por el campo, decidí sacarme un cigarrillo, lo encendí y aspiré del gran filtro con mi boca, solté el humo y al fijar la vista hacia la cafetería lo vi, estaba con un chico castaño ¿quién era? ¿Su amigo? Sí, seguramente era su amigo… ¿verdad? Y si… y si era su… su… ¿Su novio? Joder que nada más de imaginarlo se me encrespaban los pelos ¿pero que me pasaba? ¿Por qué me sentía así? No lo sabía pero algo si tenía seguro, tenía ganas de follar y quería hacerlo con aquel chico, me estaba volviendo loco, si lo estaba haciendo, era un hombre coño, no obstante, quería metérsela hasta lo más profundo de su hueco virgen, claro, si es que lo era…
Perrie Edwards, una mujer coqueta por su forma en caminar y vestir, poco voluptuosa pero tenía un hueco por dónde meter y sacar, además que por lo visto había llamado su atención apenas pise la entrada, entonces con solo decirle que la deseaba, en realidad no, me pasaba por las pelotas pero la necesidad me llamaba, me urgía de verdad meter mi pene en un agujero caliente y mojado. Sin chistar la muy perra aceptó sin problemas, sonriéndome con inocencia, jajaja, ¿aquí la gente era inocente o se la daba? Nos metimos en los baños, cerré el cubículo, me hizo una buena mamada la rubia ¡Hacia milagros con la boca! Luego me la folle con ganas y ¿adivinen qué? ¡Pensé en el niño bonito! Me imagine que era el quien gemía mi nombre y… Perdí la cabeza definitivamente. Termine, me limpié, ella se me quedó viendo con insinuación de que quería algo más y yo descarté esa posibilidad, la mandé al quinto infierno. ¿Malo verdad? ¡Era un completo hijo de perra! Pero… me gusta serlo, orgulloso, sí, muy orgulloso.
Me apresuré a la siguiente clase, llegaba tarde y comencé a correr por los pasillos, en realidad no entendía porque tanta prisa de mi parte, por favor, ni siquiera me gustaba la escuela, estudiar me jodía por completo, no obstante, allí estaba yo, corriendo por los pasillos como un real pendejo, como si se me hubiera perdido una conejita play boy. No me fijé hacia donde iba y choqué con alguien, caí al suelo de culo, joder pero que si era cabezón o cabezona ese cabrón o cabrona, me levante de un salto y me sorprendió encontrarme a nada más y nada menos que el niño bonito, me miró con enfado. Mi encanto desapareció al insultar a mi madre, nadie, absolutamente nadie jamás lo había hecho y esta no era la excepción, me molesté, le pedí que se retractara pero al parecer era un puto orgulloso, eso aunque sonara de lo más gay del mundo me gustaba. Comenzamos a discutir, yo siempre burlándome de las personas lo hice, me burle de él y el reacciono de una forma que yo no esperaba, me había pegado… ¡Joder! ¡Sería muy cabrón! Nadie, jamás me había golpeado, no desde la primera y última vez que recibí los golpes de aquellos malditos negros, ahora él me había golpeado… ¡Lo había hecho, coño! Quise matarlo, agarrarlo por el puto cuello delgado, apretarlo con todas mis fuerzas y matarlo hasta que su linda lengua se saliera, pero me contuve, respiré hondo y me contuve, lo miré por última vez, su carita de miedo hizo algo dentro de mí que no supe denominar bien, lo amenacé para darle más miedo y me fui corriendo. Comencé a golpear todo a mi paso, estaba tan molesto, tan bestia que, fuese quién fuese que se me atravesara le rompía la cara completa, le rompía los huevos o la nariz ¡LO QUE FUERA!
Llegué a al salón y las ganas de golpear se incrementaron, allí estaba el parado, queriendo entrar al aula pero al parecer no lo dejaban ¡Está bien, por pendejo! Pero al querer entrar yo, también me negaron el paso a mí aunque… Me fije en algo… Su nombre, su nombre lo dijo la puta vieja… era algo como ¿Payne? Si… Así se llamaba, bueno quizá fuese su apellido pero, me di cuenta de una cosa macabra, así también era el apellido de Geoff, Payne. ¿Casualidad? Podría ser ¿Verdad? Nos cerraron la puerta en la cara y me relaje, aprovecharía esas horas para intentar algo con él, lo que fuese, quizá hasta follarlo, no obstante, primero lo primero, su nombre.
Liam Payne, con que ese era su nombre, me lo había dicho luego de un arrebiate, me gustaba Liam, era un bonito nombre o quizá el que lo portaba lo era, por ejemplo el niño bonito. Estaba despalda, no me miraba y una cosa que yo más detestaba en el mundo era que me ignoraran y me dieran la espalda, eso jamás nadie lo hacía y él no era la excepción. Se giró colérico, quise reírme pero me tranquilice, su mirada se fijó en mi mejilla, al parecer se había impresionado por tal puñetazo en mi rostro que ganas me dieron por pegarlo contra la pared y metérsela hasta rosarle la próstata, su cara me ponía morboso y estúpido ¡Un hombre! Eso era, siempre me lo tenía que recordar, pero… ¡Qué importa! ¡Soy yo el que le voy a meter el pene! ¡Yo lo voy a montar, él a mí no! ¡Yo no seré el maricón! ¿Entonces, que pierdo? Tras alentarme conmigo mismo, una estúpida conciencia irracional, me acerqué a él, su olor me puso malo, me estaba jodiendo, su piel suave me tentó y sin resistirme, la probé, probé su puta mejilla roja y suave ¡Era la puta gloria! Quería más, si, yo quería más, mi cuerpo pedía más y mi amigo de abajo también. Me había puesto burro ya, no seguía a mi mente sino a mis instintos, a mis malvados instintos que solamente deseaban agarrarlo, pegarlo contra la pared, desnudarlo y meterlesela hasta lo más profundo, imágenes torturadoras pasaban como películas, el gimiendo mi nombre mientras yo lo penetraba ¡Coño, mi pene ya estaba erecto! El lloraba, lloraba como un bebé y vale, ya yo no analizaba y tampoco pensaba.
Lo estampaba contra la pared, casi lo desnudaba, lo iba a follar con ganas pero… ¡Rig, ring, ring! La puta campana me despertó del trance, estaba caliente y erecto, ya hasta me dolía. Lo vi, estaba asustado, podría decir que hasta se iba a cagar en los bóxers. Me aleje de él, pero aun así le deje en claro que pasará lo que pasará él iba ser mío, costará lo que costará lo follaría. Me metí a los baños, comencé a masturbarme pensando en Liam, su carita, su cuerpo… ¡Joder que moría por follarlo! Al terminar el trabajo salí del cubículo, retiré los restos de semen del pene, me lavé las manos y subí mis bóxers con todo y pantalón. Abrí la puerta y al cerrarla detrás de mí todo el pasillo estaba inundado de alumnos, caminé rápido para buscar a Liam, pero no estaba, entonces me dispuse salir e irme a mi casa, al encontrar mí auto afuera me asombré de ver a Ed, Matt, Eithan, Billy y Zac ¿Qué hacían ellos aquí? ¿No se suponía que debían estar en Bradford, cuidando del barrio en mi ausencia? Joder que eran bruticos. Fui hasta ellos y los vi incrédulo, me sonrieron y me saludaron cada uno en un apretón, todavía seguía yo en shock… ¿Qué mierda?
Me explicaron todo, el que hacían allí y todo al respecto, no querían dejarme solo por lo que decidieron quedarse unos meses en casa de una tía de Eithan, yo accedí, a pesar de todo, seguían detrás de mí, eso me importaba, habían dejado allá en Bradford a cargo de Harry, él se iba en vacaciones a Doncaster a pasarla con sus abuelos, tenía que ver al pijo de su novio Leo… Lugo… Lutor… Luis… ¡Louis! Ese, ese era el nombre de su jodido novio, ese exactamente. Me sentí a gusto así que, antes de irme al encierro de la casa nueva, decidí fumarme unos cigarrillos con ellos, además aprovecharía de esperar a Liam, solo para verlo. Comenzamos a bromear, giré mi vista al portón y justamente venía saliendo el niño bonito, me quedé embobado al verlo, su carita tristona y roja gracias a mí, no sabía si sentirme feliz, orgulloso o mal y arrepentido. Lo seguí a mitad de la acera cuando me fije que al lado tenía un chico, el mismo de la cafetería ¿acaso era su novio? Mierda que sí lo era… Yo… Yo… ¿Lo golpearía? ¿Mataría? No, no la haría, él no era nada mío para sentir celos, sin embargo, allí estaban, a flor de piel, observé como lentamente aquel castaño colocaba el brazo en su cintura y… ¡BOOM! ¡Bom, bom, bom, bom, bom, bom! El corazón se me iba a salir, me entro un rabia inmensa, no pude quitarles la vista de encima, me estaba sulfurando, me di cuenta como Liam se giró a verme, se asustó por mi mirada que seguro era de perros. Salió corriendo sin más, escapando de mí tomando de la mano al otro, me enfadé, saqué el filtro de mis labios, lo lancé en el suelo y con la suela de zapatos lo aplasté con cizaña, estaba molesto. Le ordené a los chicos que subieran a la camioneta y que comenzaran a seguirlos, no me preguntaron y si igual me preguntaba no les iba a contestar.
Al finalizar en una calle, Liam se había detenido, venía bajando tranquilo pensativo, salía de la casa del otro chico, como iba solo no sería problema para mí secuestrarlo. Solamente mío, Liam era mío… ¿Pero qué carajos decía? ¡Era un maldito hombre, joder! ¿Para que me lo iba a llevar? ¿Follar? Para follarlo ¿verdad? O ¿para vengarme de lo de esta mañana? Para vengarme, sí. Salimos del auto, Eithan, Ed y Matt, Billy y Zac se quedaron adentro del auto, se pasaron de conductor y copiloto. Eithan sostuvo a Liam mientras le ponía el pañuelo en la boca, Ed lo ayudaba y yo, yo simplemente presenciaba todo, su cara de asustado me puso a mil. Cuándo se durmió lo subimos al auto, yo lo cargue encima de mí en el camino, estábamos él y yo solamente en la parte de atrás de la camioneta, lo vi dormido y una cosa se despertó en mí, algo que no sabía qué. Acaricié su cabeza con delicadeza, su hermoso cabello que olía divino, su carita delicada y… y sus labios rosaditos, me lamí por inercia y de a poco me acerqué y lo besé, un piquito y nada más.
-¡Zayn, llegamos!-. Me gritó Ed, me abrió la puerta de atrás para entrar a la casa de la tía de Eithan, lo meteríamos al sótano, nadie, absolutamente nadie sabría de su existencia, por suerte la tía de Eithan estaba de vacaciones en España y regresaba en unos meses, me sentí tranquilo, solo lo tendría para mí.
-¡Joder que si pesa!-. Se quejó Matt haciendo esfuerzo por bajarlo por las escaleras hacia el sótano, menos mal que en aquel sótano solo había una cama y silla.- ¿Dónde lo ponemos, Zayn?-. Hmm… ¿En la silla quizás? Sí.
-Ponlo en la silla, amárrale las manos, la silla y la cadera. Tápale la boca con cinta.- Ordené-. ¿Cuánto dura el efecto? ¿Cuánto tiempo estará dormido?-. Pregunté viendo la hora, ya debería irme a mi casa, mañana temprano vendría a verlo.
-Cómo cinco horas más-. Dijo Zac, calculando con su celular-. ¿Por qué?
-Porque me voy, mañana vengo temprano-. Avisé subiendo las escaleras-. Cuídenlo bien, cualquier cosa si se levanta, ya saben que hacer, me llaman-. Abrí la puerta y salí camino a la salida de la casa.
Llegué a mi casa, mi madre aún no llegaba, me fui a mi habitación, tomé una larga ducha relajante, luego a acostar, me sentía agotado, ese día sí que había sido largo. Al día siguiente iría a ver a mi niño bonito, temprano.
Salí corriendo a la casa de Eithan, eran como las siete y media, a las seis había recibido la llamada de Matt diciéndome que ya estaba despierto, llorando y gritando ¡Sería mamón! No hallaban como callarlo, entonces tenía que ir yo y hacerlo, después de todo había sido yo el de la idea de secuestrarlo y él era para mí, solo yo podía tocarlo. Llegué mamado, sudando como un diablo y con la respiración acelerada, Ed me abrió y los dos fuimos rápido al sótano, desde lejos se escuchaban los putos gritos y sollozos. ¡Pero que sí gritaba, coño! Bajamos los dos y me vio, llorando, su cara brillosa de tantas lágrimas.
Le pedí a Ed que lo soltara, el obedeció de mala gana, Liam y yo comenzamos a discutir por su mal carácter, sí que me hacía rabiar, quería escapar pero por sus piernas dormidas no pudo, casi se caía, me reí por su esfuerzo inútil. Me moleste por un momento por sus insultos, mandé a Ed que se fuera y que solo me dejara con él a solas, Ed se fue y Liam quedó solo conmigo. De un empujón lo llevé a la cama vieja que estaba allí y lo lancé en ella, no le di tiempo de levantarse y me le monté encima, comenzó a revolverse inquieto, me lastimaba pero no le hice caso, le quité la ropa, por estúpido me lo iba a follar, volvió a llorar y colérico me desvestí yo. No tenía ganas inmensas de follar, no estaba excitado, tuve que comenzar a acariciarme para que se me parara y podérmelo coger, lo hice con tanta brutalidad y fuerza que comenzó a sangrar, era virgen, lo había confirmado pero gracias a mí, ya no lo era. Lo besé al terminar, estaba hecho nada en la cama, adolorido y eso era lo que quería lograr, Ed comenzó a tocar la puerta, yo me levanté, me limpié y puse mis bóxers junto los pantalones y la camisa, lo arropé con las sabanas sucias y me fui, dejándolo cansado, roto y sucio, sin embargo, él se lo había buscado. Ed me contó al salir de la habitación, algo que no me esperaba, algo que me hizo enfadar tanto que quería tener un cuchillo a la mano y apuñalar algo, lo que sea, Josh estaba en esta ciudad, recuerdo que aquel fatídico día, luego de la puta golpiza que me habían dado sus contratados, mi madre no sabía de su visita a la media noche por mi ventana, le había dejado en claro que no se me acercara, que ya me había golpeado y que no se pensaba repetir porque, yo a la próxima si iba a reaccionar y de verdad lo iba a matar, entonces al enterarme esta vez iba hacer la oportunidad perfecta.
De repente la puerta de la casa empezó a sonar, todos nos miramos y yo me fui abrir, mi sorpresa fue tal al encontrarme a Harry, mi Harry parado con una media sonrisa, lo extrañaba si, era mi mejor amigo, nos saludamos chocando las manos y el pasó a delante, al parecer ya se había enterado que Josh estaba acá. Efectivamente Harry lo sabía, estaba colérico al igual que yo, de impulsos comencé a lanzar jarrones, tazas que a pesar de que no eran mías, igual me deje llevar por los malditos instintos que me dominaban, Harry intentaba tranquilizarme, sin embargo, no podía estaba enojado y yo, yo mataría a Josh, me sentí aliviado por el apoyo de Harold, me dijo que podía contar con su apoyo y así las cosas se me facilitaban.
Me sorprendí al escuchar la voz de Liam llamando a mi amigo, no, en realidad me sorprendió más fue verlo afuera, corriendo hacía Harry y abrazándolo como garrapata pidiéndole ayuda, una ayuda que Harry no le daría ¿verdad? Todo se me volteo al saber que Harry lo conocía, Harry conocía a Liam y al parecer él también. Mi amigo estaba impresionado y confundido, el maldito de Liam lloraba y le pedía ayuda, me estaba jodiendo dicha escena así que le pregunté si lo conocía y al parecer un poco, resulta que Liam Payne era el mejor amigo del novio de Harold, del tal Lugo, Louis o como se llame ¿No podía el mundo ser más pequeño? Me jodio ver como Harry prefería ayudar a un maldito maricón que apenas conocía y traicionar mi amistad, una amistad de ocho años. ¿Putada no?
Los dos se alzaron ante mí, Harry se puso a pelear conmigo ¡Harry me golpeaba! ¡Joder! Mientras el otro putazo salía huyendo, no obstante, al parecer tenía corazón, no se fue, no sin Harry, me golpeo en la cabeza que caí aturdido y noqueado, Liam tenía un buen gancho a juzgar por su cuerpo delgado. Todo se nubló y a los segundos veía oscuro, nada más escuchaba.
-¡Zayn! ¡Zayn! ¡Zayn, joder! ¡Despierta! ¡ZAYN!-. Lentamente comencé a abrir los ojos, la luz me molestaba y veía borroso, pude vislumbrar con dificultad a Ed con cara pálida.- ¡Al fin despiertas! ¡Pensé que ibas a colgar los tenis, hombre!-. Incómodo y con un esfuerzo que debí considerar memorable de mi parte, me levanté, la cabeza me palpitaba y pesaba como si la hubieran llenado de agua hasta que se derramara por los orificios de la nariz. Maldije en silencio.
-¿Dónde están?-. Pregunté apretando los puños de pura rabia-. ¡¿Dónde están, coño?!-. Volví a preguntar.
-¿Harry y el otro?-. Me preguntó, de un momento desee tener una tijera y cortarle las bolas, sería pendejo.
-No, mi abuela Petunia ¿no te jode? ¡Obvio! ¡¿Dónde están?!-. Le exigí.
-Ah Harry se le agarró, pero al otro no, no sabemos dónde está, si se fue o todavía sigue aquí. Harold se rehúsa a decirnos.- Lo mataría, si eso pensaba hacer, lo colgaría del pene y le rebanaría los testículos, no cabía duda. Pero… ¿Por qué quería tanto a Liam? ¡Me atraía sí, pero joder, ya me lo había follado, debería dejarlo ir! Pero no, no lo pensaba hacer por un tiempo, el hombre tenía guáramo, eso me gustaba y lo más extraño es que yo lo quería conmigo.
Caminamos hacia la sala donde exactamente estaba el cabrón de mi supuesto amigo, me había traicionado para salvarle el puto culo al otro cabrón que por pura maldita coincidencia era el mejor amigo de su novio. Allí estaba tirado en el piso, como una sabandija arrastrada, sonreí con maldad, no sabía porque se me pasaba por la cabeza atizarle hasta matarlo. Zac lo sostenía con fuerza, no se podía mover, se veía tan indefenso que por un momento, solo por un maldito momento pensé en dejarlo ir, solo en un microsegundo momento.
Le pegué una buena bofetada al acercarme, estaba dolido, sí, como nunca ¿Por qué traicionarme? ¡¿Por qué Harry?! Descargué mi furia junto con el dolor retenido en la mejilla de Harry, su cabeza chocó con brutalidad contra el piso, después me encargaría de él. La buena pregunta era ¿Dónde demonios estaba Liam? Fue cuando un “¡Liam corre! ¡CORRE!” Me hizo reaccionar y percatarme de que tenía en todas mis narices a Liam corriendo, como una comadreja saliendo de su madriguera, fui por él sin pensármelo dos veces.
Era una persecución estilo James Bond, Liam me llevaba la delantera por unos escasos centímetros y a mí ya las piernas se me tensaban, si no decidía cansarse pronto terminaría invalido de tanta carrera. Al fin un tope, la habitación de la tía de Eithan estaba cerrada por lo tanto no podía entrar, el muy estúpido se había parado para ver si podía entrar a la habitación, lo golpee mientras forcejeaba y me lo llevé. Había sido fácil si, pero agotador también, corría bastante para ser tan delgado, cuando lo solté nuevamente en la cama, aproveché de amarrarlo y tenerlo listo para mi macabro plan de castigo, lo follaría.
Capítulo Anterior:
- ¿Qué te ha hecho cambiar Zayn? ¿Por qué el remordimiento?- Pregunté sin rodeos, mirándolo a los ojos, él miró al suelo pensativo y luego me vio, sus ojos tenían un brillo, que jamás había visto, ni en la preparatoria ni aquí. No lo podía creer, era verdad.
- Creo que tu Liam...- ¡Bom, bom, bom, bom!, mi corazón latía con fuerza, se me saldría de su lugar de un momento a otro, mis mejillas ardían. ¿Qué me pasaba?.
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Narrador omnisciente:
Karen caminaba de un lado a otro, su hijo no aparecía, habían pasado ya dos días y no sabía nada y no paraba de llorar. Ella sabía que su hijo no era persona de escapar, salir o quedarse en casa de una persona sin avisar, el día anterior había llamado a Louis, para preguntar pero no estaba con él.
-¿Liam está contigo?-
¿Liam conmigo?... No, el me dejo ayer y dijo que iría a casa, estaba cansado y debía hacer tarea- La mamá de Liam sintió un vuelco en el corazón y no pudo evitar sollozar- ¿Esta bien? ¿Acaso Liam no está con usted?-
- ¿Cómo? ¿Pero a dónde fue?-
- No lo sé, estoy preocupada, no contesta el celular y no me ha llamado. ¡Mi Liam no es así! ¡Algo le paso!- Sollozó con más fuerza, casi en grito.
- No se preocupe mamá, (Así le decía a veces por cariño) yo voy a tratar de contactarme con él, si puedo le avisaré, mantenga calma- Ella secó por poco las lágrimas y suspiro para relajarse.
- Gracias hijo, puedo contar contigo, por favor avísame te lo suplico, sin mi hijo yo me muero-
- No se preocupe, yo le avisaré- Tranco.
Doceavo Capítulo:
Narra Zayn:
Bueno, encontrarme en la situación menos esperada y extraña, no era muy a gusto que digamos, sentir de repente un sentimiento jamás nacido en mí, totalmente nuevo y que por inercia sabía que no era para nada bueno. ¿Arrepentimiento? ¿Lástima? ¿Preocupación? Esas mierdas no iban conmigo, yo jamás había sentido eso con nadie, yo hacía lo que mi instinto guiaba. ¿Follar? Claro, si me apetecía lo hacía, a mí me daba igual si aquella persona que iba a follar estuviera de acuerdo o no, sin embargo, siempre todas las mujeres estaban de acuerdo, hasta me buscaban las muy putas y yo no desperdiciaría mojar mi pincel en un hueco apretado y mojado, ¡Que va!
Entonces, joder que primero mudarme a una ciudad nueva, dejando atrás mí pasado con mi mamá, sin padre, porque el muy puto se había ido con otra mujer quién también le había tenido un hijo y que yo no conocía y por ser hijo de mi papá, se convertía automáticamente en mi puto hermano, claro que yo nunca pase por tener el apellido de ese mal nacido, porque sí que lo odiaba, tuve el de mi mamá solamente. ¿Conocer a mi hermano? O más bien, ¿Tener ese sentimiento de interés en conocerlo? ¡Ni una mierda! Me daba igual si tenía o no, seguro era un creído de mierda y que por muy extraño que parezca, quizá hasta macabro, me encontraba justamente en la ciudad donde él vive, donde vive el maldito de nuestro padre y seguramente la puta de su madre. ¿Irónico no?
Mi pasado no era muy lindo, pensar que estuve a punto de morir y que por eso mi mamá compró la primera casa que vio en el periódico, sin importarle en que ciudad, debido a eso, la consecuencia fue mudarnos a la misma ciudad donde como había mencionado antes, mi padre vivía junto con el engendro de mi hermano. Por suerte aún no nos encontrábamos, si mal no recuerdo, mi padre era un borracho de cuarta, cuándo tenía unos seis años más o menos, antes de que se separaran, mi madre y él había tenido una discusión muy fuerte, yo la presencie y la verdad fue que para mí, al ser un pequeño ingenuo, dolorosa, pase días llorando, todas las noches en mi cama arropado hasta el cuello con las cobijas y sosteniéndolas con impotencia preguntándome, ¿Por qué mi padre y mi madre no podrían ser normales? ¡Dejar de pelear una maldita vez y darse cuenta que me hacían un daño mundial! Pero claro, que estúpido era, los adultos era unos inmaduros, unos egoístas que solo piensan en ellos y en nadie más, ni en sus putos hijos, por eso no tengo corazón, por eso soy como soy ¡Un maldito idiota inhumano, malo, desgraciado y puto, por eso y por más! ¿Doloroso no? La gente juzga por juzgar sin saber porque la gente es tan desgraciada, quizás porque les guste dirán, pues no, yo me crié de una forma injusta y desgraciada entonces ¡Sorpresa, sorpresa, eso me convierte en un maldito desgraciado también!
Recuerdo aún como mi mamá lloraba, golpeaba su pecho con los puños débilmente, un gran dolor inundó mi corazón ¿Otra pelea más? Me pregunté ingenuo, no obstante, no era otra corriente porque Geoff llegaba borracho, no, esta era hasta peor, con golpes incluidos, la ropa suya regada por todo el piso de la sala y su cara… Su cara mostraba indiferencia, mientras que mi madre casi se moría del sufrimiento. Se gritaban sin siquiera darse cuenta de que yo estaba parado en el marco de la puerta, agarrado a mi manta, frotándome los ojos llorosos, mi padre fue el primero en percatarse de mi presencia, su rostro cambio a preocupación, Trisha se calló de inmediato y al ver como Geoff se acercaba a mí, lo detuvo.
-¡Ni te le acerques!-. Recuerdo que le había dicho.
-¡Apártate Trisha, que es mi hijo!-. Gritó haciéndola a un lado, caminado hacia mí.
-¡No te llevaras a Zayn, Geoff!-. No le prestó atención y me tomó en sus brazos, cargándome de lado y se sentó en el gran sillón de la sala, conmigo encima.
-Zayn, hijo mío… Lo siento, siento que presencies esto tan feo, lo lamento mucho-. Me dijo, dándome suaves palmadas en la espalda.
-¿A dónde me llevarás papá?-. Pregunté confundido.- ¿Por qué mi mamá está llorando?
-Zayn…-. Respiró profundo cabizbajo, sin saber exactamente qué decir, sinceramente, hubiera preferido que no dijera absolutamente nada, pero no lo hizo.- Me voy de la casa…-. Mi cara fue de asombro con un toque de inocencia.
-¿A dónde papá? ¿Por qué?-. Le pregunté mirándolo fijamente, incrédulo y con los sollozos amenazando con surgir de lo más hondo mi garganta.
-Hijo, primero que nada quiero que sepas que te amo mucho, eres lo mejor que me ha pasado de este matrimonio-. Soltó con una sonrisa triste. Mentiroso, maldito mentiroso y lo peor fue que me lo había creído.
-¡Déjate de mentira! ¡No le mientas y dile la verdad, Geoff!-. Gritó mi mamá entre sollozos.
-¿Qué verdad? ¿Qué pasa, mamá?-. Ella me miró con dolor, estaba parada al frente de nosotros, con una mano en la cintura y la otra sostenía un pañuelo con el cual escondía su nariz.- ¡Que sucede! ¡Díganme por favor!-. Con voz quebrada, apunto de dejarme vencer por los llantos que cada vez más, amenazaban con salir.
-Zayn… Tienes un hermano-. Me paralicé ¿Hermano? ¿Cómo? Mi mamá no estaba embarazada, yo no le había visto la barriga abultada como las de las mujeres embarazadas que veía en los programas o por la calle, entonces ¿cómo?
-¿En serio? ¿Pero cómo?-. Lo miré absorto, totalmente impresionado.- Yo no le vi a mi mami una pancita-. Geoff se puso pálido, tragó saliva con pesadez, vi el movimiento de su nuez de arriba abajo por tal acción ¿Había dicho algo malo? ¡Pues claro, para él sí! ¡Pero que tonto era, joder! Mi mamá se volteo y sollozo más fuerte, tapando con las dos manos su rostro.- ¿Dije algo malo?-. Pregunté asustado por sus reacciones.
-No, no has dicho nada malo, en lo absoluto campeón-. Golpeo mi hombro con una media sonrisa nostálgica, miró a mi madre la cuál le mandó una mirada asesina que en ese tiempo no había comprendido, pero a juzgar por como recordaba su expresión decía o daba a entender: “¡O se lo dices tú o se lo digo yo!” Suspiró frustrado, se pasó la mano por la frente quitando unas gotas de sudor y me miró a los ojos-. Tu hermano es de otra mamá, Zayn-. Mi cara fue de confusión.
-¿De otra mamá?-. El asintió.- ¿No es de mi mami?-. Negó-. ¿Por qué?-. Mi papá se estaba comenzando a incomodar, movía sus piernas de una manera incontrolable y las manos le temblaban de los nervios, suponía.
-¿Por qué? ¡¿Por qué?! ¡Yo te diré el porqué, Zayn!-. Dijo alterada mi mamá, volteándose a ver a mi padre y a mí, alternativamente.- ¡Tú padre es un maldito hijo de puta!-. Lo señaló con impotencia.- ¡Mientras estaba casado conmigo, mientras estaba con nosotros, tuvo una amante! ¡Cuándo decía que estaba trabajando y que no vendría a casa era mentira! ¡Se iba a casa de la guarra de su amante, a revolcarse con ella como el cerdo que es!-. Mis lágrimas comenzaron a salir como una llovizna, o no, parecía una tubería descompuesta, gota por gota. Primera vez que mi madre me había hablado de aquella manera, jamás, ni ahora me hablaba así, siempre con un cariño suficiente, entonces ese día, ese fatídico día ella me había hablado como si fuera el causante de lo sucedido, aunque no fuera así, yo me había sentido de esa manera, el culpable.- ¡¿Entiendes cariño?! ¡¿Entiendes el porqué, el porqué de que ese niño no sea mío?! ¡Que sea de esa destruye matrimonios! ¡Esa zorra! ¡Por culpa de ella tu padre se nos va, Zayn! ¡Por culpa de esa maldita hija de puta, tu padre y yo nos divorciaremos! ¡Por culpa de ese engendro que va a tener, tú Zayn, tú ya no tendrás padre! ¡Todo el supuesto amor que tu padre te tenía será ocupado por aquel bastardo, hijo! ¡Solo me tendrás a mí!-. Me tapé la boca, los sollozos ya se hacían más audibles, observé a mi padre el cuál veía al suelo, derramaba gotas al igual que yo, escazas, empapando la alfombra y parte de su pantalón. Miré a mi madre, estaba alterada, respiraba con dificultad y seguía llorando, seguía lagrimeando.
¿De maravilla no? ¡Enterarme de esa noticia de aquellas maneras, siendo un mocoso de seis años! ¡Quedarme sin padre por culpa del mal nacido de mi supuesto hermano! ¡Ver sufrir de esa manera a mi madre, todo por culpa de las estupideces de los adultos, de mi padre! ¡Ser atormentado por esos recuerdos cada vez que este solo y sin hacer nada! ¡Odiaba mi jodida vida! ¡Odiaba sentirme solo cuándo no era así! Estaba rodeado de personas que querían mi amistad, que me querían. Entonces en Bradford, a medida que crecía me ponía rebelde, sacaba malas notas, no obedecía, consumía droga, no tanto pero si de vez en cuando. Algunas personas decían: “Consumir drogas es malo, daña tu organismo, te puede enloquecer y hasta causar la muerte. La adicción es muy fuerte, muy pocos logran salir de ella” ¡Puras mierdas! Quizá fuera cierto en parte, había conocido muchas personas que habían muerto a causa de ello pero, a pesar de todo, las drogas me ayudaban, me ayudaban a distraerme, a disfrutar y olvidar el dolor que me atormentaba a diario.
Robaba, sí, robaba centro comerciales, súper mercados, gente honrada y rica que se paseaba por las calles cerca de mi barrio. Robaba por placer nada más, no es que mi mamá y yo carecíamos de dinero, no, al contrario, gracias al empleo bueno de mi mamá de cocinera en la ciudad, en Londres, en uno de los mejores restaurantes, el más lujoso, comíamos y teníamos con que ver DvD, donde dormir, donde guardar la comida, donde calentarla, donde bañarnos; si, teníamos todo aquello. Lideraba mi propia pandilla, gracias a mi capacidad de liderazgo, de manipular y convencer, mis amigos y los que no lo eran, estaban allí conmigo a toda hora y circunstancia.
A medida que crecía la gente de mi barrio comenzaba a temerme, estaba más fuerte y más peleón. A veces tenía encontronazos con otros pandilleros, aunque terminara con la cara rajada, un ojo morado, mi cuerpo moreteado, lo que sea yo siempre salía ganado. Mi inteligencia, mi perspicacia y todo lo que conllevaba a entender las cosas que los demás no hacían, ser más audaz y veloz se lo debía a mi crianza y a mi madre. Aunque mi madre no sabía la clase de hijo que tenía y el porqué de que todo el mundo me respetara y me tuviera miedo, algo se le pasaba en la mente, una idea o algo parecido, podía percibirlo, además que hasta algunos chismes llegaron a sus oídos que sin ningún problema decidió ignorar, haciéndose saber que su hijo, su único hijo no era capaz de aquello, según los chismes, yo era un ladrón, un drogadicto peligroso y hasta asesino. ¿Exagerados? Si, quizás mucho. Hasta que un día, el día que hizo que me mudara de mi barrio preciado, había ocurrido lo más terrible para mi madre que para mí, ya yo lo veía venir y sin embargo no me preocupaba.
Ese día iba de lo más tranquilo, regresaba de la casa de Harry, mi mejor amigo, iba camino a la mía y mientras caminaba me esnifaba un poco de coca, estaba algo hambriento, mis tripas siempre estaban acostumbradas a recibir un pedazo de carne antes de consumir, de todas maneras la iba a vomitar pero ya era costumbre, como Harold no tenía nada de comida en su casa y mis ganas carnales de consumir estaban al tope, no pude esperar más y por el camino me la esnifaba. Las calles estaban algo solas, algunos niños jugando con pelotas, siempre que me veían pasar me saludaban, un saludo que lo consideraba un poco ofensivo pero que ignoraba, un saludo fascista, igual al de Hitler. Ese día no era la excepción, me saludaron, yo ladee la cabeza y seguí mi camino, esnifando de la bolsita pequeña con polvo blanco. Más tarde pensaba inyectarme con una jeringuilla PCP o tomarme unas cuantas píldoras de anfetamina, solo para disfrutar, hasta podría haber llamado a Ed, mi otro mejor amigo, para que me hiciera ese día algo de compañía, carecía de un acompañante.
Entonces antes de sacar las llaves e introducirlas al cerrojo, alguien me llamó:
-¡Eh, Zayn!-. Me voltee enseguida, aquella voz gruesa y ronca no la reconocía, quizá era un nuevo en el barrio, le contaron sobre mí y quiso cerciorarse con sus propios ojos quién era el líder, quién era yo.
-¿Qué?-. Dije una vez volteado, el hombre o chico, no sabía quién demonios era al principio porque estaba un poco lejos y gracias a la coca que estaba surgiendo efecto en mí no podía distinguirlo bien, eso sí pude verlo con exactitud gracias a su dentadura blanca, había sonreído.
-¿No te acuerdas de mí, chamo? ¡Soy yo!
-¿Perdón? ¿Quién yo?-. Lo miré confundido, este definitivamente se había fumado una lumpia, por mi cara de interrogación, supuso que no entendía así que se echó a reír.
-¡Joder, Zayn! Jajajaja, la nota te hace perder la noción ¿verdad?-. ¿Qué mierda?
-Mira, no tengo tiempo para juegos ¿vale? Quiero entrar a mi casa, comer y dormir un poco. Ahora, dime ¿quién eres? Y ¿qué quieres?
-¿Te estoy haciendo perder el tiempo, verdad?-. Bufé y asentí como si fuera obvio.- ¡Oh, vale! ¿Qué descortés no? ¡Soy yo hijo de puta! ¡Soy Josh y me da una mierda si estás cansado o no! ¡Tú me debes algo y he venido hoy a saldarla!-. Mi piel se puso fría, los ojos me comenzaron a escocer debido a que la droga ya estaba haciendo más efecto, seguro estaban rojos, mi cabeza al mismo tiempo me empezó a dar vueltas y unas ganas inmensas de vomitar se me avecinaron, el vómito se me atoró en la garganta. ¿Qué pensaba vomitar si no tenía nada en mi barriga? Seguro la bilis.
-¿Josh?
-¡Sí! ¡Soy yo! ¿No te alegra verme de vuelta?-. La verdad no plasta de mierda, quise decirle pero preferí callarme. Nos observamos unos segundos hasta que se giró silbó dos veces y unos tipos gigantes, unos negros de dos metros se pusieron al lado suyo y me sonrió socarrón. - ¿Listo para saldar la deuda, Zayn?-. Joder… sería hijo de puta, tragué saliva y en acto de coraje, para que no notara mi nerviosismo, apreté los puños, indicándole que se callara y que estaba más que listo, siendo embuste.
-Adelante hijo de puta-. Sin embargo, luego cuando analicé bien la situación esto no vería para nada bien, me iban a golpear dos tipos, cualquiera diría: “Zayn puede con esos maricones” Me alagaría aunque no sería así, nadie contaría en su sano juicio de que eran dos putos negros de dos metros, la reencarnación de King Kong, me iban a atacar. Dos contra uno ¿injusto? Sí, muy injusto pero que le iba hacer, no tenía a mis compañeros, a mis amigos conmigo, me tenía que defender como pudiera.
Iba hacer una masacre, de eso estaba más que seguro y el masacrado iba hacer yo.
Los negros se encaminaron hacia mí, yo me quedé esperando por ellos parado en el mismo sitio, tranquilo solamente apretando los puños, se miraron entre sí para ver quién me iba a romper las bolas primero, una gota diminuta de sudor me rodó por la cien, estaba impaciente quería que todo acabara pronto, observé a Josh como sonreía con complacencia, mirando fijamente hacía la pronta escena que iba a contemplar e iba a disfrutar el muy desgraciado.
Fue allí cuando vi un puño gigante negro en dirección a mi cara, yo eché para atrás esquivándolo, pegué la espalda de la puerta acorralado, el otro negro me lanzó una patada con una velocidad súper sónica que hasta el jodido Flash se quedaba pendejo de la rapidez en que esta chocaba en mi costilla derecha, el oxígeno faltaba y el asfalto dio contra mi frente, dejándome de momentos torpe y aturdido. Mierda que no me podía parar y nada más de recordar aquello aguantaba las horcajadas, porque quería vomitar. Me levanté con dificultad, botando sangre a borbotones, los ojos me escocían al igual que la frente, el golpe había sido un explosivo para mi puta cabeza, los brazos que apoyaban mi peso temblaban, la sangre manchaba el asfalto gris echo de cemento, me costaba respirar y levantarme, un peso endemoniado había invadido mi mano izquierda ¡Joder que me dolía! El pie de uno de los negros aplastaba con cizaña mi mano y dedos, estaban crujiendo demasiado y me los iban a romper. Aparté la vista enfadado tratando de agarrar impulso y quitarme aquella pata negra de mis manos pero fue inútil, ejerció más presión, juraba que si no me apresuraba a hacer algo iba a morir como un estúpido. Entonces… ¡Boom! Mi nariz reventó en una fuente sangrante gracias a aquella patada en toda la cara, mi cuello echó para atrás por el golpe, fue tan brutal que juraba que iba a quedar allí, desnucado. Una risilla percibí con la oreja izquierda, no podía ver nada gracias a la hinchazón de mis ojos por la puñetera patada, escupí sangre incapaz de soportar aquel sabor a hierro.
-¿Te gusta? ¿eh? ¡¿Te gusta, Zayn?!-. Yo no lo vi, solo bajé la cabeza pegando otra vez mi frente al asfalto.- ¿Ya no eres valiente? ¡Ya no eres el puto matón del barrio! ¿eh? ¡Hijo de perra!-. Mi costilla izquierda sufrió una patada malditamente dolorosa, haciéndome escapar algunas lágrimas.- Joder ¡Miren! ¡Está llorando! ¡Jajaja! ¡Marica de mierda!-. No sabía cuánto más iba aguatar de humillación, las ganas de echármele encima y dejarlo calvo a dientazos me invadieron, una rabia descomunal y tan atosigante que sino la calmaba quizá me muriera de eso, de la rabia incontrolada.
-Mu… muérete… Josh-. Murmuré con dificultad.
-Oh, claro que lo haré, Zayn-. Rió-. Después de ti-. Me golpearon tan fuerte que los breques se me bajaron al ver todo oscuro. No supe si estaba muerto o vivo, sí que estaba inconsciente o en vida vegetal.
-¡Zayn! ¡Zayn por dios, hijo mío! ¡Zayn reacciona! ¡ZAYN!-. Escuchaba una dulce y cálida voz, unos golpecitos en la cara y el pecho y con dificultad desperté, sentí un frío desgarrador colarse por mí camiseta y entrar a mi piel de la espalda caliente o tibia, un frío molesto, muuuuy molesto. Abrí los ojos de golpe hasta donde podía, la hinchazón era terrible, observé el panorama, seguía en la calle por supuesto, ya era de noche, miré hacia la izquierda y la puerta de mi casa estaba abierta, miré a la derecha y visualicé a mi mamá preocupada, estaba llorando y a juzgar por sus ojos rojos llevaba tiempo.- ¡Amor mío! ¡Dios santo! ¡Has despertado! ¡Pensé que habías muerto, Zayn! ¡Que susto, por el amor a la reina Isabel II! -. Reí por su expresión, la había inventado, nadie dice eso: “Por el amor a la reina Isabel II” ¿no?- .¡No te rías!-. Pero ella también se estaba riendo.- Vamos a la casa ¿sí? Ven para levantarte-. Me agarro por las axilas, enrollando sus brazos en el pecho, agarró impulso y levantó de mí, claro que yo ayudé para eso, ella sola no podría.- ¿Zayn, que comes? ¡Estas pesado!-. Se carcajeo, yo hice lo mismo, reí entre dientes, si reía mucho seguro me fracturaría de lo débil y delicado que estaba.
-Gracias mamá…-. Murmuré una vez adentro, bañado y cambiado, mi madre me acobijo en la cama como si fuera un rollo de marihuana, calientito y con un inmenso sueño, curó mis heridas con delicadeza, como una madre siempre hace. Me sorprendí que no me preguntara por los golpes, estaba acostumbrada, sin embargo, su cara de: “¿Por qué te golpearon?” me dio a entender que la conversación empezaría mañana, no hoy ni más tarde, sino mañana.- Te lo digo mañana ¿vale? Ahorita estoy muy adolorido y cansado-. Asintió complacida por mi respuesta, beso con delicadeza mi frente que estaba más que mencionar ¿Rota? ¿Deforme? ¿Morada? Sí, quizá morada.
-Descansa cielo, hasta mañana-. Se despidió con la mano y salió de la habitación, ese comportamiento fue inconcebible, parecía como si tuviera cinco años, ella hubiera terminado de leerme el cuento de “Los tres cerditos”, besado mi frente como lo había hecho hace unos momentos y salir de la habitación susurrando un “Te quiero, buenas noches” y yo caer dormido como una piedra, no obstante, obvio que no había sido así, era un hombre o bueno, adolescente hombre, ¡tenía dieciocho, joder! Ni discutir ahorita que ya estaba pisando los veinte.
Con lo que no había contado al día siguiente era, que mi mamá me regañaría, me dijera que nos íbamos a mudar a otra ciudad lejos de Bradford y una cerca de Londres por su trabajo y que me comportara, entonces ¿De dónde habrá sacado el dinero verdad? ¡Había estado reuniendo! Según ella, ya se olía que un problemón de estos iba a suceder, tenía que ser “precavida”. Nos mudamos a los días después de yo haber cumplido los diecinueve, cuando la casa de Wolverhampton, ciudad a dónde yo iba a parar, estaba desocupada.
El primer día allí no fue muy cómodo, el clima era totalmente diferente un frío endemoniado que simplemente era desagradable, gracias al señor Jesús que había calefacción, mi mamá había salido a hacer un papeleo y para mí mal gusto, me enteré cuando llegó que ya estaba inscrito en la escuela. ¿Putada? ¡Sí!
Llegar allá como el nuevo fue algo complaciente debería decir, tenía la atención de las mujeres y los hombres aunque suene extraño, cada mujer bonita se me cercaba a preguntarme si era el nuevo, se me quedaban viendo como si fuera un pedazo de carne lujoso, de la mejor y si fuera poco, gratis. Ujum, no debería disgustarme ¿verdad? En todo caso, en Bradford siempre fui el centro de atención, no veía la incomodidad. Me entregaron el horario en la dirección, lo revisé y sorpresa, sorpresa, tenía castellano, mi materia preferida… ¡Y una mierda! Me encaminé hacía el salón y justamente venía el profesor de castellano, entramos los dos al aula y me sentí incomodo al sentir todas las miradas en mí, saber que estaban hablando y al verme entrar se enmudecieron, no fue grato.
El profesor me presentó, yo ni sentía amagos por hacerlo, me daba igual si sabían mi nombre o no, de igual forma, no les incumbía o ¿sí? Me da igual, voltee al frente y… ¡Coño! Al ver a ese chico un ¡clic! Instantáneo surgió, pero sí que era precioso, una hermosura, un… ¡Un niño bonito! Casi se me caía la baba, el me miró, nuestras miradas se encontraron, la suya era tan inocente, gracias a las luces de afuera sus ojos se vieron hermosos, un color miel tan dulce y… ¡Coño que me puse estúpido! Desvié la mirada al instante, no quería perder los estribos, además… ¡Era un hombre joder, un maldito hombre! Y yo… ¡yo también lo era! Me golpee mentalmente y me concentre, el profesor al terminar de presentarme, me dio permiso de sentarme, busqué con la mirada un puesto disponible y… ¡Santo Dios! ¡Gracias señor! Solo estaba vació el que estaba al lado del niño bonito, sonreí disimuladamente y me senté, involuntariamente mis ojos se iban hacia la persona que tenía al lado, me ponía mal la belleza de ese chico, había estado alrededor de cientos de hombres, aunque, ninguno como ese chico que había llamado mi atención, sus rasgos me recordaban a alguien, uno que otro rasgo me recordaba a… a Geoff… ¿extraño? ¡Que va! Boberías mías.
Unas jodidas ganas de tocarlo me invadieron, me picaban las manos por manosear su delicado rostro. Un calambrazo de placer se deslizo por todo mi cuerpo hasta llegar a mi entrepierna al observar cómo se humedecía los labios carnosos y rosaditos. ¡Joder, joder, joder! ¡Me estaba poniendo jodidamente mal! Como se pasaba las manos por su blanquecino cuello que me llamaba a gritos que lo saboreara… ¡Coño, coño, coño! ¡Su lengua! Rosadita y repleta por su saliva… Estaba embelesado por tanta sensualidad, sabía que lo hacía sin percatarse, pero me estaba matando, una ganas terribles de darle contra la mesa hasta romperla me inundaron, comencé a inhalar y exhalar para calmarme, me estaba excitando con un hombre ¡Con un hombre, mierda! Yo no me calentaba tan rápido con mujeres, solo las que tenían buen culo y unas tetas despampanantes, o que estuviera muy necesitado de follar. ¿Pero qué carajos me pasaba? ¡Me estaba comportando como un reverendo maricón.
El timbre sonó y por su reacción atorada de: “Yo me largo antes de que la puerta huya” supe que mi mirada lo incomodaba, salió como alma que lleva el diablo, empujando a algunos alumnos que salían con tranquilidad con una paciencia de tortuga, pidiéndole permiso a un pie primero para mover el otro, reí ante su actitud ¡Gracioso que era el muchacho!
A la hora de almorzar no supe que hacer, las clases estaban por más que aburridas y no volví a encontrarme con aquel gracioso muchacho que se me hacía familiar a mi padre, algo había en él que se asemejaba a Geoff, pero no sabía qué. Su rostro suave y blanco como la porcelana ¡Joder que me tenía embrujado! Reí ante mis comentarios idóneos, pero que estúpido me estaba volviendo, probablemente era la coca o la maldita droga que me estaba metiendo, seguro era de mala calidad. Paseaba por el campo, decidí sacarme un cigarrillo, lo encendí y aspiré del gran filtro con mi boca, solté el humo y al fijar la vista hacia la cafetería lo vi, estaba con un chico castaño ¿quién era? ¿Su amigo? Sí, seguramente era su amigo… ¿verdad? Y si… y si era su… su… ¿Su novio? Joder que nada más de imaginarlo se me encrespaban los pelos ¿pero que me pasaba? ¿Por qué me sentía así? No lo sabía pero algo si tenía seguro, tenía ganas de follar y quería hacerlo con aquel chico, me estaba volviendo loco, si lo estaba haciendo, era un hombre coño, no obstante, quería metérsela hasta lo más profundo de su hueco virgen, claro, si es que lo era…
Perrie Edwards, una mujer coqueta por su forma en caminar y vestir, poco voluptuosa pero tenía un hueco por dónde meter y sacar, además que por lo visto había llamado su atención apenas pise la entrada, entonces con solo decirle que la deseaba, en realidad no, me pasaba por las pelotas pero la necesidad me llamaba, me urgía de verdad meter mi pene en un agujero caliente y mojado. Sin chistar la muy perra aceptó sin problemas, sonriéndome con inocencia, jajaja, ¿aquí la gente era inocente o se la daba? Nos metimos en los baños, cerré el cubículo, me hizo una buena mamada la rubia ¡Hacia milagros con la boca! Luego me la folle con ganas y ¿adivinen qué? ¡Pensé en el niño bonito! Me imagine que era el quien gemía mi nombre y… Perdí la cabeza definitivamente. Termine, me limpié, ella se me quedó viendo con insinuación de que quería algo más y yo descarté esa posibilidad, la mandé al quinto infierno. ¿Malo verdad? ¡Era un completo hijo de perra! Pero… me gusta serlo, orgulloso, sí, muy orgulloso.
Me apresuré a la siguiente clase, llegaba tarde y comencé a correr por los pasillos, en realidad no entendía porque tanta prisa de mi parte, por favor, ni siquiera me gustaba la escuela, estudiar me jodía por completo, no obstante, allí estaba yo, corriendo por los pasillos como un real pendejo, como si se me hubiera perdido una conejita play boy. No me fijé hacia donde iba y choqué con alguien, caí al suelo de culo, joder pero que si era cabezón o cabezona ese cabrón o cabrona, me levante de un salto y me sorprendió encontrarme a nada más y nada menos que el niño bonito, me miró con enfado. Mi encanto desapareció al insultar a mi madre, nadie, absolutamente nadie jamás lo había hecho y esta no era la excepción, me molesté, le pedí que se retractara pero al parecer era un puto orgulloso, eso aunque sonara de lo más gay del mundo me gustaba. Comenzamos a discutir, yo siempre burlándome de las personas lo hice, me burle de él y el reacciono de una forma que yo no esperaba, me había pegado… ¡Joder! ¡Sería muy cabrón! Nadie, jamás me había golpeado, no desde la primera y última vez que recibí los golpes de aquellos malditos negros, ahora él me había golpeado… ¡Lo había hecho, coño! Quise matarlo, agarrarlo por el puto cuello delgado, apretarlo con todas mis fuerzas y matarlo hasta que su linda lengua se saliera, pero me contuve, respiré hondo y me contuve, lo miré por última vez, su carita de miedo hizo algo dentro de mí que no supe denominar bien, lo amenacé para darle más miedo y me fui corriendo. Comencé a golpear todo a mi paso, estaba tan molesto, tan bestia que, fuese quién fuese que se me atravesara le rompía la cara completa, le rompía los huevos o la nariz ¡LO QUE FUERA!
Llegué a al salón y las ganas de golpear se incrementaron, allí estaba el parado, queriendo entrar al aula pero al parecer no lo dejaban ¡Está bien, por pendejo! Pero al querer entrar yo, también me negaron el paso a mí aunque… Me fije en algo… Su nombre, su nombre lo dijo la puta vieja… era algo como ¿Payne? Si… Así se llamaba, bueno quizá fuese su apellido pero, me di cuenta de una cosa macabra, así también era el apellido de Geoff, Payne. ¿Casualidad? Podría ser ¿Verdad? Nos cerraron la puerta en la cara y me relaje, aprovecharía esas horas para intentar algo con él, lo que fuese, quizá hasta follarlo, no obstante, primero lo primero, su nombre.
Liam Payne, con que ese era su nombre, me lo había dicho luego de un arrebiate, me gustaba Liam, era un bonito nombre o quizá el que lo portaba lo era, por ejemplo el niño bonito. Estaba despalda, no me miraba y una cosa que yo más detestaba en el mundo era que me ignoraran y me dieran la espalda, eso jamás nadie lo hacía y él no era la excepción. Se giró colérico, quise reírme pero me tranquilice, su mirada se fijó en mi mejilla, al parecer se había impresionado por tal puñetazo en mi rostro que ganas me dieron por pegarlo contra la pared y metérsela hasta rosarle la próstata, su cara me ponía morboso y estúpido ¡Un hombre! Eso era, siempre me lo tenía que recordar, pero… ¡Qué importa! ¡Soy yo el que le voy a meter el pene! ¡Yo lo voy a montar, él a mí no! ¡Yo no seré el maricón! ¿Entonces, que pierdo? Tras alentarme conmigo mismo, una estúpida conciencia irracional, me acerqué a él, su olor me puso malo, me estaba jodiendo, su piel suave me tentó y sin resistirme, la probé, probé su puta mejilla roja y suave ¡Era la puta gloria! Quería más, si, yo quería más, mi cuerpo pedía más y mi amigo de abajo también. Me había puesto burro ya, no seguía a mi mente sino a mis instintos, a mis malvados instintos que solamente deseaban agarrarlo, pegarlo contra la pared, desnudarlo y meterlesela hasta lo más profundo, imágenes torturadoras pasaban como películas, el gimiendo mi nombre mientras yo lo penetraba ¡Coño, mi pene ya estaba erecto! El lloraba, lloraba como un bebé y vale, ya yo no analizaba y tampoco pensaba.
Lo estampaba contra la pared, casi lo desnudaba, lo iba a follar con ganas pero… ¡Rig, ring, ring! La puta campana me despertó del trance, estaba caliente y erecto, ya hasta me dolía. Lo vi, estaba asustado, podría decir que hasta se iba a cagar en los bóxers. Me aleje de él, pero aun así le deje en claro que pasará lo que pasará él iba ser mío, costará lo que costará lo follaría. Me metí a los baños, comencé a masturbarme pensando en Liam, su carita, su cuerpo… ¡Joder que moría por follarlo! Al terminar el trabajo salí del cubículo, retiré los restos de semen del pene, me lavé las manos y subí mis bóxers con todo y pantalón. Abrí la puerta y al cerrarla detrás de mí todo el pasillo estaba inundado de alumnos, caminé rápido para buscar a Liam, pero no estaba, entonces me dispuse salir e irme a mi casa, al encontrar mí auto afuera me asombré de ver a Ed, Matt, Eithan, Billy y Zac ¿Qué hacían ellos aquí? ¿No se suponía que debían estar en Bradford, cuidando del barrio en mi ausencia? Joder que eran bruticos. Fui hasta ellos y los vi incrédulo, me sonrieron y me saludaron cada uno en un apretón, todavía seguía yo en shock… ¿Qué mierda?
Me explicaron todo, el que hacían allí y todo al respecto, no querían dejarme solo por lo que decidieron quedarse unos meses en casa de una tía de Eithan, yo accedí, a pesar de todo, seguían detrás de mí, eso me importaba, habían dejado allá en Bradford a cargo de Harry, él se iba en vacaciones a Doncaster a pasarla con sus abuelos, tenía que ver al pijo de su novio Leo… Lugo… Lutor… Luis… ¡Louis! Ese, ese era el nombre de su jodido novio, ese exactamente. Me sentí a gusto así que, antes de irme al encierro de la casa nueva, decidí fumarme unos cigarrillos con ellos, además aprovecharía de esperar a Liam, solo para verlo. Comenzamos a bromear, giré mi vista al portón y justamente venía saliendo el niño bonito, me quedé embobado al verlo, su carita tristona y roja gracias a mí, no sabía si sentirme feliz, orgulloso o mal y arrepentido. Lo seguí a mitad de la acera cuando me fije que al lado tenía un chico, el mismo de la cafetería ¿acaso era su novio? Mierda que sí lo era… Yo… Yo… ¿Lo golpearía? ¿Mataría? No, no la haría, él no era nada mío para sentir celos, sin embargo, allí estaban, a flor de piel, observé como lentamente aquel castaño colocaba el brazo en su cintura y… ¡BOOM! ¡Bom, bom, bom, bom, bom, bom! El corazón se me iba a salir, me entro un rabia inmensa, no pude quitarles la vista de encima, me estaba sulfurando, me di cuenta como Liam se giró a verme, se asustó por mi mirada que seguro era de perros. Salió corriendo sin más, escapando de mí tomando de la mano al otro, me enfadé, saqué el filtro de mis labios, lo lancé en el suelo y con la suela de zapatos lo aplasté con cizaña, estaba molesto. Le ordené a los chicos que subieran a la camioneta y que comenzaran a seguirlos, no me preguntaron y si igual me preguntaba no les iba a contestar.
Al finalizar en una calle, Liam se había detenido, venía bajando tranquilo pensativo, salía de la casa del otro chico, como iba solo no sería problema para mí secuestrarlo. Solamente mío, Liam era mío… ¿Pero qué carajos decía? ¡Era un maldito hombre, joder! ¿Para que me lo iba a llevar? ¿Follar? Para follarlo ¿verdad? O ¿para vengarme de lo de esta mañana? Para vengarme, sí. Salimos del auto, Eithan, Ed y Matt, Billy y Zac se quedaron adentro del auto, se pasaron de conductor y copiloto. Eithan sostuvo a Liam mientras le ponía el pañuelo en la boca, Ed lo ayudaba y yo, yo simplemente presenciaba todo, su cara de asustado me puso a mil. Cuándo se durmió lo subimos al auto, yo lo cargue encima de mí en el camino, estábamos él y yo solamente en la parte de atrás de la camioneta, lo vi dormido y una cosa se despertó en mí, algo que no sabía qué. Acaricié su cabeza con delicadeza, su hermoso cabello que olía divino, su carita delicada y… y sus labios rosaditos, me lamí por inercia y de a poco me acerqué y lo besé, un piquito y nada más.
-¡Zayn, llegamos!-. Me gritó Ed, me abrió la puerta de atrás para entrar a la casa de la tía de Eithan, lo meteríamos al sótano, nadie, absolutamente nadie sabría de su existencia, por suerte la tía de Eithan estaba de vacaciones en España y regresaba en unos meses, me sentí tranquilo, solo lo tendría para mí.
-¡Joder que si pesa!-. Se quejó Matt haciendo esfuerzo por bajarlo por las escaleras hacia el sótano, menos mal que en aquel sótano solo había una cama y silla.- ¿Dónde lo ponemos, Zayn?-. Hmm… ¿En la silla quizás? Sí.
-Ponlo en la silla, amárrale las manos, la silla y la cadera. Tápale la boca con cinta.- Ordené-. ¿Cuánto dura el efecto? ¿Cuánto tiempo estará dormido?-. Pregunté viendo la hora, ya debería irme a mi casa, mañana temprano vendría a verlo.
-Cómo cinco horas más-. Dijo Zac, calculando con su celular-. ¿Por qué?
-Porque me voy, mañana vengo temprano-. Avisé subiendo las escaleras-. Cuídenlo bien, cualquier cosa si se levanta, ya saben que hacer, me llaman-. Abrí la puerta y salí camino a la salida de la casa.
Llegué a mi casa, mi madre aún no llegaba, me fui a mi habitación, tomé una larga ducha relajante, luego a acostar, me sentía agotado, ese día sí que había sido largo. Al día siguiente iría a ver a mi niño bonito, temprano.
Salí corriendo a la casa de Eithan, eran como las siete y media, a las seis había recibido la llamada de Matt diciéndome que ya estaba despierto, llorando y gritando ¡Sería mamón! No hallaban como callarlo, entonces tenía que ir yo y hacerlo, después de todo había sido yo el de la idea de secuestrarlo y él era para mí, solo yo podía tocarlo. Llegué mamado, sudando como un diablo y con la respiración acelerada, Ed me abrió y los dos fuimos rápido al sótano, desde lejos se escuchaban los putos gritos y sollozos. ¡Pero que sí gritaba, coño! Bajamos los dos y me vio, llorando, su cara brillosa de tantas lágrimas.
Le pedí a Ed que lo soltara, el obedeció de mala gana, Liam y yo comenzamos a discutir por su mal carácter, sí que me hacía rabiar, quería escapar pero por sus piernas dormidas no pudo, casi se caía, me reí por su esfuerzo inútil. Me moleste por un momento por sus insultos, mandé a Ed que se fuera y que solo me dejara con él a solas, Ed se fue y Liam quedó solo conmigo. De un empujón lo llevé a la cama vieja que estaba allí y lo lancé en ella, no le di tiempo de levantarse y me le monté encima, comenzó a revolverse inquieto, me lastimaba pero no le hice caso, le quité la ropa, por estúpido me lo iba a follar, volvió a llorar y colérico me desvestí yo. No tenía ganas inmensas de follar, no estaba excitado, tuve que comenzar a acariciarme para que se me parara y podérmelo coger, lo hice con tanta brutalidad y fuerza que comenzó a sangrar, era virgen, lo había confirmado pero gracias a mí, ya no lo era. Lo besé al terminar, estaba hecho nada en la cama, adolorido y eso era lo que quería lograr, Ed comenzó a tocar la puerta, yo me levanté, me limpié y puse mis bóxers junto los pantalones y la camisa, lo arropé con las sabanas sucias y me fui, dejándolo cansado, roto y sucio, sin embargo, él se lo había buscado. Ed me contó al salir de la habitación, algo que no me esperaba, algo que me hizo enfadar tanto que quería tener un cuchillo a la mano y apuñalar algo, lo que sea, Josh estaba en esta ciudad, recuerdo que aquel fatídico día, luego de la puta golpiza que me habían dado sus contratados, mi madre no sabía de su visita a la media noche por mi ventana, le había dejado en claro que no se me acercara, que ya me había golpeado y que no se pensaba repetir porque, yo a la próxima si iba a reaccionar y de verdad lo iba a matar, entonces al enterarme esta vez iba hacer la oportunidad perfecta.
De repente la puerta de la casa empezó a sonar, todos nos miramos y yo me fui abrir, mi sorpresa fue tal al encontrarme a Harry, mi Harry parado con una media sonrisa, lo extrañaba si, era mi mejor amigo, nos saludamos chocando las manos y el pasó a delante, al parecer ya se había enterado que Josh estaba acá. Efectivamente Harry lo sabía, estaba colérico al igual que yo, de impulsos comencé a lanzar jarrones, tazas que a pesar de que no eran mías, igual me deje llevar por los malditos instintos que me dominaban, Harry intentaba tranquilizarme, sin embargo, no podía estaba enojado y yo, yo mataría a Josh, me sentí aliviado por el apoyo de Harold, me dijo que podía contar con su apoyo y así las cosas se me facilitaban.
Me sorprendí al escuchar la voz de Liam llamando a mi amigo, no, en realidad me sorprendió más fue verlo afuera, corriendo hacía Harry y abrazándolo como garrapata pidiéndole ayuda, una ayuda que Harry no le daría ¿verdad? Todo se me volteo al saber que Harry lo conocía, Harry conocía a Liam y al parecer él también. Mi amigo estaba impresionado y confundido, el maldito de Liam lloraba y le pedía ayuda, me estaba jodiendo dicha escena así que le pregunté si lo conocía y al parecer un poco, resulta que Liam Payne era el mejor amigo del novio de Harold, del tal Lugo, Louis o como se llame ¿No podía el mundo ser más pequeño? Me jodio ver como Harry prefería ayudar a un maldito maricón que apenas conocía y traicionar mi amistad, una amistad de ocho años. ¿Putada no?
Los dos se alzaron ante mí, Harry se puso a pelear conmigo ¡Harry me golpeaba! ¡Joder! Mientras el otro putazo salía huyendo, no obstante, al parecer tenía corazón, no se fue, no sin Harry, me golpeo en la cabeza que caí aturdido y noqueado, Liam tenía un buen gancho a juzgar por su cuerpo delgado. Todo se nubló y a los segundos veía oscuro, nada más escuchaba.
-¡Zayn! ¡Zayn! ¡Zayn, joder! ¡Despierta! ¡ZAYN!-. Lentamente comencé a abrir los ojos, la luz me molestaba y veía borroso, pude vislumbrar con dificultad a Ed con cara pálida.- ¡Al fin despiertas! ¡Pensé que ibas a colgar los tenis, hombre!-. Incómodo y con un esfuerzo que debí considerar memorable de mi parte, me levanté, la cabeza me palpitaba y pesaba como si la hubieran llenado de agua hasta que se derramara por los orificios de la nariz. Maldije en silencio.
-¿Dónde están?-. Pregunté apretando los puños de pura rabia-. ¡¿Dónde están, coño?!-. Volví a preguntar.
-¿Harry y el otro?-. Me preguntó, de un momento desee tener una tijera y cortarle las bolas, sería pendejo.
-No, mi abuela Petunia ¿no te jode? ¡Obvio! ¡¿Dónde están?!-. Le exigí.
-Ah Harry se le agarró, pero al otro no, no sabemos dónde está, si se fue o todavía sigue aquí. Harold se rehúsa a decirnos.- Lo mataría, si eso pensaba hacer, lo colgaría del pene y le rebanaría los testículos, no cabía duda. Pero… ¿Por qué quería tanto a Liam? ¡Me atraía sí, pero joder, ya me lo había follado, debería dejarlo ir! Pero no, no lo pensaba hacer por un tiempo, el hombre tenía guáramo, eso me gustaba y lo más extraño es que yo lo quería conmigo.
Caminamos hacia la sala donde exactamente estaba el cabrón de mi supuesto amigo, me había traicionado para salvarle el puto culo al otro cabrón que por pura maldita coincidencia era el mejor amigo de su novio. Allí estaba tirado en el piso, como una sabandija arrastrada, sonreí con maldad, no sabía porque se me pasaba por la cabeza atizarle hasta matarlo. Zac lo sostenía con fuerza, no se podía mover, se veía tan indefenso que por un momento, solo por un maldito momento pensé en dejarlo ir, solo en un microsegundo momento.
Le pegué una buena bofetada al acercarme, estaba dolido, sí, como nunca ¿Por qué traicionarme? ¡¿Por qué Harry?! Descargué mi furia junto con el dolor retenido en la mejilla de Harry, su cabeza chocó con brutalidad contra el piso, después me encargaría de él. La buena pregunta era ¿Dónde demonios estaba Liam? Fue cuando un “¡Liam corre! ¡CORRE!” Me hizo reaccionar y percatarme de que tenía en todas mis narices a Liam corriendo, como una comadreja saliendo de su madriguera, fui por él sin pensármelo dos veces.
Era una persecución estilo James Bond, Liam me llevaba la delantera por unos escasos centímetros y a mí ya las piernas se me tensaban, si no decidía cansarse pronto terminaría invalido de tanta carrera. Al fin un tope, la habitación de la tía de Eithan estaba cerrada por lo tanto no podía entrar, el muy estúpido se había parado para ver si podía entrar a la habitación, lo golpee mientras forcejeaba y me lo llevé. Había sido fácil si, pero agotador también, corría bastante para ser tan delgado, cuando lo solté nuevamente en la cama, aproveché de amarrarlo y tenerlo listo para mi macabro plan de castigo, lo follaría.
Monii*Directioner
Re: Me secuestro mi verdadero amor. Ziam
Me encanto el capitulo Moni, ya te echaba de menos :) Maldito Josh!!!! Pobre Zayn :( Bueno siguela cuando puedas :ilusion: :ilusion: :ilusion:
Invitado
Invitado
Re: Me secuestro mi verdadero amor. Ziam
Siguela llevas mucho tiempo sin actualizar.... :( Porfavorr
Natalia101412
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Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
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