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Anónimo (Harry Styles y tú) Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Anónimo (Harry Styles y tú) Terminada
AAAAAAYYYYYY NOOOOO!!!!!!!!! ESTO NO PUEDE PASAAAR!!!! WHAAAAAAT??? NO NO NO NO NO Y NO!!! Siguelaaaa plz! Bye besos :) xx
Vale.Porras95
Re: Anónimo (Harry Styles y tú) Terminada
Siguelaa me dejaste confundida yo juraba qe era Harry el anonimo..
melyrodriguezz
Re: Anónimo (Harry Styles y tú) Terminada
Lo último que recuerdo, fue ver a la Señorita Carol Lickenbridge gritoneando una serie de cosas con su marcado acento Británico y pasándome el inhalador por la boca mientras mis ojos luchaban por sellarse de una vez. Levanté la nuca de la almohada que parecía de piedra y me estiré en el mullido e incómodo colchón de la camilla. Trabajaba desde su escritorio en su laptop, pasando unos formularios médicos con sus gafas de media luna y su tomate despeinado, se salían sus ondulaciones rubias y sus lindos ojos miel brillaban por el escozor de la luz de la pantalla. Suspiré y tallé mis ojos, me senté sobre la cama y me apoyé en la baldosa, sintiendo el frío de la pared calmar mi estrés. Liam yacía dormido a mi lado con su mano apretando ligeramente la mía y Noah con los auriculares apoyada en su espalda mientras dormitaba. Me asomé por la ventana, serían más de la cinco de la tarde.
-¿Qué paso? –murmuré con la voz adormilada y áspera, la garganta me quemaba. Hice una mueca de dolor e intenté pasar saliva por el esófago.
-Oh, _____, pensé que durarías más tiempo dormida –sonrió cariñosamente, acomodó los papeles y los metió a un folder, le movió algo al pad del ordenador y cerró la pantalla. Sus diminutos pies con zapatos blancos chirrearon por el piso y me pasó una pastilla y agua fresca. Me lo tomé de una, junto con otro vaso rebosando- Te desmayaste en el corredor, el Señor Payne te traía en brazos y comenzaste a hiperventilarte, por suerte tenía de la medicina que requiere tu asma y con tu inhalador calmamos el ataque –me acarició en cabello enmarañado- Tienes que tener cuidado…
-Lo sé –medio sonreí- ¿Cree que ya me pueda ir? –murmuré tímidamente. Ella asintió.
-Claro, y puede llevarse a sus amigos, estuvieron todo el rato muy preocupados por ti, más Noah –rió cortamente y sacó del pequeño frigorífico una botella de agua- Aún tienes tu garganta sensible –suspiró y asentí.
-Gracias.
-Bien, los dejaré un momento a solas, tengo que ver unos medicamentos que se encuentran en la bodega –sonrió y se desapareció por el umbral de la puerta. Me levanté de la camilla a espabilarme y estirar los músculos engarrotados y suspiré. Liam y Noah o Harry. Mis mejores amigos o la persona que amo. Zarandee a Noah de los brazos y le di unos golpecitos leves en el hombro a Liam.
-¿Qué pasa? –murmuró atontada la pelinegra, abriendo los ojos lentamente y removiendo sus audífonos. Liam bostezó antes de hablar y estiró los brazos. Ambos comenzaron a palpar la cama adormilados- Oh _____, has despertado ya –chilló, levantándose del pequeño banco y dándome un fuerte abrazo. Le sonreí levemente, me sentía incómoda con ambos. Puaj. Aún sentía los labios de mi mejor amigo sobre los míos, el pánico, terror y desilusión, no es que besara mal… tiene unos labios hermosos y un sabor dulzón, pero… ¡Es como mi hermano!
-Hola –susurré cohibida. Liam se levantó de un salto y me enrolló con sus brazos musculosos y anchos, me apoyé en su pecho, rodeando su diminuta cintura y fundiendo mis mejillas en su polerón. Cálidas y traicioneras lágrimas comenzaron a brotar a borbotones y mis convulsiones por el llanto iban haciéndose cada vez más fuertes.
-Perdóname por lo que te hice pasar, yo jamás intenté hacerte daño… sabía que Harry y tu se querían, a pesar de todo le seguí el juego a Noah… y –suspiró con la voz rota, sentía su corazón martillear contra su caja torácica con fuerza- Perdóname, no debí dejarme llevar –besó mi cabeza repetidas veces.
-Es mi culpa _____ -murmuró Noah- Yo le dije que te besara, yo pensé que estabas enamorada de él, por la manera en la que se tratan y por como actuaste la tarde del sábado… cuando Liam y yo tuvimos nuestro encuentro –sus mejillas se incendiaron y unas lágrimas corrieron por ellas- Soy la peor mejor amiga del mundo… sentía celos de ti, Liam siempre te trató con tanto cariño… -sorbió su nariz- Pero nosotros estamos juntos, porque nos queremos y nos gustamos –sonrió tímidamente.
-¿De qué demonios están hablando? –susurré con el entrecejo fruncido, me separé de los brazos de Liam para pasar mis palmas por ambos mofletes y refregar la humedad que se hallaba sobre ellos.
-P-pues te estoy explicando… Liam te besó porque quería estar segura de que tu no sentías algo más por él –su llanto se prolongó y cubrió su rostro con las manos- Es mi culpa… no debí, era obvio que Harry y tu se quieren más de la cuenta, Dios… no sé si podrás perdonarme –Liam la rodeó con sus brazos.
-Perdón _____ -murmuró dolido y con los ojos cristalinos- Tu sólo no querías verme sufrir como lo hice con Danielle y Noah ha malinterpretado todo porque nadie sabe la historia más que tu –se limpió una lágrima con su dedo índice y fundió su cara en el corto cabello de mi mejor amiga. ¡Santas vacas! ¿Quién mierdas es el estúpido Anónimo? Abrí los ojos de golpe, caminé hasta mi mochila y aventé todas las notas sobre la camilla.
-Tengo un Anónimo –dije firme, sorbiendo mi nariz- Desde el inicio de clases, antes de que pasara lo de Harry, yo llegué a pensar que era una broma de ustedes… hasta pensé que era el mismo Styles o Liam… y entonces, me llegó esta nota –alcé el retazo de hoja blanca- Hice lo que me pedía y Liam se encontraba ahí, me besó… y, y, yo pensé que él era mi admirador secreto –profundicé la zanja entre mis cejas. Ambos leían las notas y abrían los ojos.
-Whoa, ¿Por qué nunca me dijiste? –se mofó Noah. Rodé los ojos- No tengo idea de quién pueda ser…
-Ni yo –murmuró Liam, dejando caer la pequeña hoja. Las regresé dentro del bolsillo de mi Hurley y me senté encorvada, sin estilo y sollozando en la orilla de la camilla.
-¿Qué le diré a Harry entonces? –chillé.
-La verdad –sonrió Liam, ambos se sentaron a mi lado y me pasaron uno de sus brazos por los hombros. Noah recargó su cabeza en mi brazo y Liam su mejilla por encima de mi cabello- Si le explicas lo que en realidad sucedió, por mi cuenta corre que te entenderá… si te quiere de verdad, te creerá –me besó la cabeza.
-Ese idiota tiene razón –suspiró- Si el cabeza de árbol no te hace caso, yo misma iré a su casa en medio de la noche a raparle sus rizos –reí cortamente y sequé mis mejillas.
-Ahora mismo debería golpearte Noah –murmuré entre risitas- Pero eres estúpidamente estúpida Tisdale, tanto que nunca te diste cuenta de que le gustabas a Payne, era tu maldito perro faldero –Liam empujó mi hombro risueño y ofendido.
-No es cierto –chilló y le saqué la lengua- Bien, solo un poco –reímos y volvieron a envolverme en sus aromas y su cariño.
-Tendré que enfrentármele –suspiré.
-¿Quieres apoyo? –preguntó Noah- Estamos dispuesto a todo –reí.
-No, tengo que afrontarlo yo sola –sonreí y me levanté. Colgué la mochila sobre mi espalda, ellos siguieron mi acto y comenzamos a caminar sobre el corredor. Ambos tomados de la mano y yo hundida en mis pensamientos.
-Anda, cálmate un poco Fletcher –me rodeó la cintura con uno de sus delgados brazos. Sonreí levemente y nos montamos en el escarabajo.
-¿A casa de Noah o de Liam? –pregunté saliendo de aparcamiento.
-A la mía –contestó la pelinegra desde el asiento trasero, donde se encontraba su ahora (creo) novio y se apapachaban. Fruncí la nariz y encendí la radio. Estaba tan malditamente cansada del asma… cada que me daba un ataque me sentía debilitada, conseguir aire por mi propia cuenta quemaba mis pulmones y un vaivén de malas sensaciones me embargaban. Mis fosas nasales estaban resecas y lo único que deseaba era tumbarme entre mis cobijas y sábanas. Con Harry, oliéndolo, besándolo y disfrutando de su cercanía. Maldito fuera el momento en que Noah se sintió celosa, en que Liam me besó y en que Harry huyó como vil idiota. Me podría haber salvado, yo casi me vomito en la boca de mi mejor amigo. Aparqué en la orilla de la acera y ambos tortolitos se bajaron, nos besamos las mejillas y me saludaron con las manos.
-Todo irá bien pequeña –susurró Liam acariciando mi mejilla- Espero algún día puedas perdonarme el daño que te he causado –sonreí dolida.
-Eres mi mejor amigo tonto, te amo a pesar de todo –sonrió y besó mi frente.
-Te amo también –dijo con tristeza. Sabía que se sentía culpable… y aun que suene mal, se merecía sentirse así por un tiempo por haber arruinado lo que había construido a lado de la persona que amo. Y que me hace feliz y completa.
-Te amo Fletcher, todo se arreglará –chilló Noah envolviendo sus brazos en mi cuello. Siempre tan positiva. Solté un largo suspiro y asentí.
-Espero –suspiré. Alcé la mano para despedirme y subí la ventanilla. Di vuelta sobre la calzada y avancé calles atrás, Noah y Harry vivían por el mismo rumbo; así que estaba cerca de su hogar. Aparqué el Volkswagen y salí trotando hasta el cobertizo, el cielo comenzaba a tornarse naranja y la temperatura descendía a cada minuto, aún así, no había ni una luz encendida, la Harley no estaba en su lugar habitual y el auto de Anne tampoco. Toqué el timbre unas cuantas veces. No había respuesta. Me senté en las escaleras a descansar, sólo quería llorar y arreglar las cosas… la única cosa que podía hacer, era regresar a casa y volver a ser la típica _____ Fletcher que era antes. La traga libros. La de los planes de Francia. La infeliz y débil _____. Después de más de media hora esperando, regresé al coche y conduje en silencio de regreso a casa. Sola. Siempre sola. Tomé una larga ducha, me metí en mi pijama más infantil y me cobijé sobre mi cómodo colchón, sollozando al primer toque con la almohada y dejando fluir la tristeza.
¿Por qué tenía que ser tan miserable?
-Lo que me faltaba –refunfuñé malhumorada, arrodillándome y frunciendo el ceño, metí los libros a la mochila y cerca del poste de mi cama, se encontraba una especie de cofre dorado. El corazón comenzó a correr violentamente y estiré mi brazo para alcanzarlo. Me senté en el piso con las piernas estiradas mientras analizaba el objeto, era de un dorado brillante, parecía oro puro. Tenía figuras y molduras de flores y líneas rectas. Abrí la pequeña tapa, y un sonido de canción de cuna envolvió mi habitación, una bailarina dorada con tutú danzaba con un figurín de al parecer un militar, daban vueltas por el espacio de la caja de música y cambiaba de tonos cuando terminaba de recorrer los 360 grados. Sonreí y abrí el compartimento de abajo, una caja de terciopelo rosa pálido yacía dentro junto con un pequeño sobre amarillo viejo. Mi corazón tomó una velocidad impresionante y saqué una pequeña carta, con el texto centrado y una letra arrastrada y cursiva.
Querida _____ Fletcher:
He esperado mucho tiempo para obsequiarte esta reliquia. Esta pequeña caja musical, o como le quieras llamar, la he guardado para el día en que tu encontraras la persona con la cual decidieras compartir tu vida. Pero, desgraciadamente, no me queda más tiempo aquí. Contigo. Quiero que siempre recuerdes que te adoro, y que esté donde esté, cuidaré de ti y de mi nieto.
Siempre te he admirado, has sido una niña fuerte, que siempre consigue salir adelante. Recuerda que aun que la vida te haga caer y caer, siempre hay que levantarse dispuesto al próximo incidente. Mantén la frente en alto, recuerda que la vida sólo es una y procura siempre ser feliz. Tu madre te amará por siempre y nunca te abandonará, te lo prometo. Espero que en mucho tiempo más podamos estar de nuevo juntos… Cuida a los que amas y por favor, no te dejes vencer. Eres una luchadora.
Un sollozo hueco resonó desde la profundidad de mi alma y me llevé una mano a la boca, abrazando la hoja de papel medio arrugada y sonriendo ilusionada. ¿Por qué no me había acordado de la “herencia”? Dios… el abuelo de Liam siempre me quiso mucho, y yo a él, ¿Cómo estando al borde de la muerte, se precipitó a escribirme una carta y dejarme un recuerdo de él? Sollocé un momento más y tomé con mis manos temblorosas la pequeña cajita aterciopelada, pasé las yemas por encima, era más suave que nada. La abrí con lentitud y acaricié en par de dijes que yacían dentro con una cadena delgada de plata. Comencé a recoger los papeles que se habían tirado y me encontré con la bolita de papel que Harry me había lanzado el primer día de clases, reí cortamente y lo puse a un lado, un gran recuerdo. Revolví los ojos risueña y una hoja arrugada y media rota yacía desparramada, estiré las fisuras con mi palma.
Unas lágrimas calientes y escurridizas bajaron con rapidez y junté la carta con la bolita. Tiré toda la basura en el contenedor y extraje las notas de mi mochila. Eran más de 40, más de 40 sentimientos plasmados en un simple retazo de hoja blanca. Tanto amor y tanta poesía. Una persona pura y digna de amar… ¿algún día llegaré a amarle del mismo modo? Me estiré por la hoja arrugada y comencé a reír entre lágrimas. Oh Harry, si tan solo supieras que te amo y que todo el daño se olvidó desde el primer momento en que me perdí en tus hechizantes ojos verdes.
Fruncí el entrecejo. Pero que… analicé todas las notas, comparando la letra con la pequeña hoja de Harry. Llevé una mano a mi boca abierta, mi cerebro se pasmó y mi sistema nervioso se alteró. Nauseabunda y a punto de un ataque cardíaco, me levanté del suelo, metí las notas en el compartimento del cofre dorado, me coloqué una campera negra y larga con capucha y bajé las escaleras corriendo fugazmente. Encendí el motor de mi Volkswagen y arranqué entre los charcos y la lluvia a casa de Harry. No podía perder más tiempo… pasaba de la una de la madrugada y el cielo opaco me aceleraba el corazón. Las gotas se estampaban en el vidrio y el parabrisas trataba de removerlas rápidamente. Aparqué –“entre comillas”– en la acera de Harry y bajé corriendo, empapándome; hasta el cobertizo. La Harley estaba estacionada allí, frente al garaje la Chevy de Harry y la Cherokee de Anne. Suspiré, calmando mi futuro ataque asmático. Corrí hasta la puerta del jardín trasero, trepé por la valla de madera y comencé a escalar el árbol que daba a unos centímetros de su ventana. Aun que me cayera y resbalara un millar de veces, logré llegar hasta la rama. Forcejee con el duro seguro de la ventana. Imposible. Mi corazón latía desbocado y el aire comenzaba a faltarme. Titiritaba de frío y mis dientes castañeaban, venir en medio de la madrugada con lluvia torrencial valdría la pena. Toqué como loca el frío vidrio de su ventana, un sonido hueco de cama se presenció. Unas zancadas también, y mientras mi corazón se subía a mi garganta, una cabellera rizada y desordenada con torso desnudo removió la cortina azul. Abrió los ojos de golpe y se quedó estático al suelo; boquiabierto. Sonreí tímidamente, frunciendo los ojos por los chorros que caían desde mi cabello. Abrió la ventana tiempo después y comenzó a titubear.
-¿Qué demonios haces aquí _____? –gruñó adormilado, haciéndose a un lado y dejándome pasar a su alcoba. Casi muriendo, trepé por el aluminio y la moldura y logré caer de bruces a su alfombra. En segundos me rodeó con una gigantesca toalla (que olía igual que a él). Sonreí tímidamente y me abracé de la tela.
-Vengo a ver si de este lado de la ciudad llueve también –ironicé entre dientes. Me fulminó con la mirada.
-Hablo en serio, te vas a enfermar –ladró. Trayendo más toallas de su baño personal. Me removió la empapada y comenzó a desvestirme. Sacó la campera y mi sudadera. Mis mejillas se incendiaron, no llevaba sujetador.
-Hey –murmuré apenada, tapando mis pechos con los antebrazos. Una sonrisilla maligna se acomodó en ese perfecto rostro esculpido, debilitando mis sentidos.
-No hay nada que no conozca –susurró con la voz ronca. Se arrodilló, bajando mi pantalón de chándal y bragas a la vez. Me envolvió con otra toalla y dejó la ropa mojada dentro de su baño. Me coloqué la toalla de turbante y con otra más pequeña, Harry daba toquecitos sobre mi piel. Tiernos y pausados. Cerré los ojos, mi corazón no dejaba de vibrar y la magia era fuerte. Su respiración chocaba contra mi rostro húmedo y mis labios pedían a gritos un poco de su sabor.
-¿Quien te dijo eso? –dijo, casi inaudible.
-Lo he descubierto hace apenas un rato –reí cortamente- Es por eso que viste que Liam me besó, porque planeabas aparecerte por el corredor… ni si quiera podía con los nervios Harry, Liam se presentó a mi lado, pensé que él era el Anónimo y de pronto me besó –mis ojos se llenaron de lágrimas- Fue un estúpido plan de Noah, ella pensó que estaba enamorada de Liam –tragué saliva- Por poco me muero de un ataque de asma… pensé que Liam estaba locamente enamorado de mí, cuando no, además… yo al que amo es a otro –sonreí tristemente. Sus ojos se suavizaron y colocó su cálida mano en mi mejilla, sus dedos trazaban círculos en mi nuca y los rasgos de su cara eran realmente indescifrables- Te amo Harry Styles… con todo mi ser y mi alma. Con cada célula de mi cuerpo.
-Oh Dios –susurró. Me envolvió con sus brazos, su corazón retumbaba en mi oreja y escuché como sollozaba en silencio. Me separé de su pecho, subiendo mi cara a la suya. La toalla de mi cabeza se deslizó, dejando caer mi cabello en una cascada rizada.
-Te amo –dije firme. Sonriendo y fundiendo mis brazos alrededor de su cintura, acariciando su ancha espalda con mis frías manos. Sintiendo el amor correr por mis venas.
-Te amo, siempre te amé y por siempre te amaré –con su mano acortó la distancia de nuestras bocas y unió sus labios a los míos. Encajando y llevándose mi anhelo. Mi desesperación. Mezclando sentimientos y explotando como un fuego artificial. Espirales eléctricas me sacudían, acompañados de mariposas volando alto y rápido. Exploramos nuestras bocas, nuestras lenguas tímidas encontrándose. Desapareciendo la tristeza y llenándome de sensaciones. Nos separamos lentamente, abriendo los ojos al mismo tiempo para encontrarnos. Desfalleciendo por falta de oxígeno- No me dejes.
-Nunca –susurré- No me dejes tú a mí.
-Esperé mucho tiempo para esto… -reímos levemente- Nunca te dejaré.
Volvimos a unir nuestros labios con ternura y calma, con una de sus manos retiró la toalla que rodeaba mi cuerpo y me apretó contra sí, ahuecando sus brazos en mi cintura y besándome con desenfreno y amor. Me depositó sobre la cama sin dejar mi boca y se posicionó sobre mí, abrazándome, anhelándome, admirándome… y amándome. Lo desnudé pasivamente con mis manos temblorosas y me coloqué a horcajadas de él. Sonreí como toda tonta, con su nariz rozando la mía y sus labios a escasos centímetros de los míos, susurré.
-Te amo, Anónimo…
-¿Qué paso? –murmuré con la voz adormilada y áspera, la garganta me quemaba. Hice una mueca de dolor e intenté pasar saliva por el esófago.
-Oh, _____, pensé que durarías más tiempo dormida –sonrió cariñosamente, acomodó los papeles y los metió a un folder, le movió algo al pad del ordenador y cerró la pantalla. Sus diminutos pies con zapatos blancos chirrearon por el piso y me pasó una pastilla y agua fresca. Me lo tomé de una, junto con otro vaso rebosando- Te desmayaste en el corredor, el Señor Payne te traía en brazos y comenzaste a hiperventilarte, por suerte tenía de la medicina que requiere tu asma y con tu inhalador calmamos el ataque –me acarició en cabello enmarañado- Tienes que tener cuidado…
-Lo sé –medio sonreí- ¿Cree que ya me pueda ir? –murmuré tímidamente. Ella asintió.
-Claro, y puede llevarse a sus amigos, estuvieron todo el rato muy preocupados por ti, más Noah –rió cortamente y sacó del pequeño frigorífico una botella de agua- Aún tienes tu garganta sensible –suspiró y asentí.
-Gracias.
-Bien, los dejaré un momento a solas, tengo que ver unos medicamentos que se encuentran en la bodega –sonrió y se desapareció por el umbral de la puerta. Me levanté de la camilla a espabilarme y estirar los músculos engarrotados y suspiré. Liam y Noah o Harry. Mis mejores amigos o la persona que amo. Zarandee a Noah de los brazos y le di unos golpecitos leves en el hombro a Liam.
-¿Qué pasa? –murmuró atontada la pelinegra, abriendo los ojos lentamente y removiendo sus audífonos. Liam bostezó antes de hablar y estiró los brazos. Ambos comenzaron a palpar la cama adormilados- Oh _____, has despertado ya –chilló, levantándose del pequeño banco y dándome un fuerte abrazo. Le sonreí levemente, me sentía incómoda con ambos. Puaj. Aún sentía los labios de mi mejor amigo sobre los míos, el pánico, terror y desilusión, no es que besara mal… tiene unos labios hermosos y un sabor dulzón, pero… ¡Es como mi hermano!
-Hola –susurré cohibida. Liam se levantó de un salto y me enrolló con sus brazos musculosos y anchos, me apoyé en su pecho, rodeando su diminuta cintura y fundiendo mis mejillas en su polerón. Cálidas y traicioneras lágrimas comenzaron a brotar a borbotones y mis convulsiones por el llanto iban haciéndose cada vez más fuertes.
-Perdóname por lo que te hice pasar, yo jamás intenté hacerte daño… sabía que Harry y tu se querían, a pesar de todo le seguí el juego a Noah… y –suspiró con la voz rota, sentía su corazón martillear contra su caja torácica con fuerza- Perdóname, no debí dejarme llevar –besó mi cabeza repetidas veces.
-Es mi culpa _____ -murmuró Noah- Yo le dije que te besara, yo pensé que estabas enamorada de él, por la manera en la que se tratan y por como actuaste la tarde del sábado… cuando Liam y yo tuvimos nuestro encuentro –sus mejillas se incendiaron y unas lágrimas corrieron por ellas- Soy la peor mejor amiga del mundo… sentía celos de ti, Liam siempre te trató con tanto cariño… -sorbió su nariz- Pero nosotros estamos juntos, porque nos queremos y nos gustamos –sonrió tímidamente.
-¿De qué demonios están hablando? –susurré con el entrecejo fruncido, me separé de los brazos de Liam para pasar mis palmas por ambos mofletes y refregar la humedad que se hallaba sobre ellos.
-P-pues te estoy explicando… Liam te besó porque quería estar segura de que tu no sentías algo más por él –su llanto se prolongó y cubrió su rostro con las manos- Es mi culpa… no debí, era obvio que Harry y tu se quieren más de la cuenta, Dios… no sé si podrás perdonarme –Liam la rodeó con sus brazos.
-Perdón _____ -murmuró dolido y con los ojos cristalinos- Tu sólo no querías verme sufrir como lo hice con Danielle y Noah ha malinterpretado todo porque nadie sabe la historia más que tu –se limpió una lágrima con su dedo índice y fundió su cara en el corto cabello de mi mejor amiga. ¡Santas vacas! ¿Quién mierdas es el estúpido Anónimo? Abrí los ojos de golpe, caminé hasta mi mochila y aventé todas las notas sobre la camilla.
-Tengo un Anónimo –dije firme, sorbiendo mi nariz- Desde el inicio de clases, antes de que pasara lo de Harry, yo llegué a pensar que era una broma de ustedes… hasta pensé que era el mismo Styles o Liam… y entonces, me llegó esta nota –alcé el retazo de hoja blanca- Hice lo que me pedía y Liam se encontraba ahí, me besó… y, y, yo pensé que él era mi admirador secreto –profundicé la zanja entre mis cejas. Ambos leían las notas y abrían los ojos.
-Whoa, ¿Por qué nunca me dijiste? –se mofó Noah. Rodé los ojos- No tengo idea de quién pueda ser…
-Ni yo –murmuró Liam, dejando caer la pequeña hoja. Las regresé dentro del bolsillo de mi Hurley y me senté encorvada, sin estilo y sollozando en la orilla de la camilla.
-¿Qué le diré a Harry entonces? –chillé.
-La verdad –sonrió Liam, ambos se sentaron a mi lado y me pasaron uno de sus brazos por los hombros. Noah recargó su cabeza en mi brazo y Liam su mejilla por encima de mi cabello- Si le explicas lo que en realidad sucedió, por mi cuenta corre que te entenderá… si te quiere de verdad, te creerá –me besó la cabeza.
-Ese idiota tiene razón –suspiró- Si el cabeza de árbol no te hace caso, yo misma iré a su casa en medio de la noche a raparle sus rizos –reí cortamente y sequé mis mejillas.
-Ahora mismo debería golpearte Noah –murmuré entre risitas- Pero eres estúpidamente estúpida Tisdale, tanto que nunca te diste cuenta de que le gustabas a Payne, era tu maldito perro faldero –Liam empujó mi hombro risueño y ofendido.
-No es cierto –chilló y le saqué la lengua- Bien, solo un poco –reímos y volvieron a envolverme en sus aromas y su cariño.
-Tendré que enfrentármele –suspiré.
-¿Quieres apoyo? –preguntó Noah- Estamos dispuesto a todo –reí.
-No, tengo que afrontarlo yo sola –sonreí y me levanté. Colgué la mochila sobre mi espalda, ellos siguieron mi acto y comenzamos a caminar sobre el corredor. Ambos tomados de la mano y yo hundida en mis pensamientos.
-Anda, cálmate un poco Fletcher –me rodeó la cintura con uno de sus delgados brazos. Sonreí levemente y nos montamos en el escarabajo.
-¿A casa de Noah o de Liam? –pregunté saliendo de aparcamiento.
-A la mía –contestó la pelinegra desde el asiento trasero, donde se encontraba su ahora (creo) novio y se apapachaban. Fruncí la nariz y encendí la radio. Estaba tan malditamente cansada del asma… cada que me daba un ataque me sentía debilitada, conseguir aire por mi propia cuenta quemaba mis pulmones y un vaivén de malas sensaciones me embargaban. Mis fosas nasales estaban resecas y lo único que deseaba era tumbarme entre mis cobijas y sábanas. Con Harry, oliéndolo, besándolo y disfrutando de su cercanía. Maldito fuera el momento en que Noah se sintió celosa, en que Liam me besó y en que Harry huyó como vil idiota. Me podría haber salvado, yo casi me vomito en la boca de mi mejor amigo. Aparqué en la orilla de la acera y ambos tortolitos se bajaron, nos besamos las mejillas y me saludaron con las manos.
-Todo irá bien pequeña –susurró Liam acariciando mi mejilla- Espero algún día puedas perdonarme el daño que te he causado –sonreí dolida.
-Eres mi mejor amigo tonto, te amo a pesar de todo –sonrió y besó mi frente.
-Te amo también –dijo con tristeza. Sabía que se sentía culpable… y aun que suene mal, se merecía sentirse así por un tiempo por haber arruinado lo que había construido a lado de la persona que amo. Y que me hace feliz y completa.
-Te amo Fletcher, todo se arreglará –chilló Noah envolviendo sus brazos en mi cuello. Siempre tan positiva. Solté un largo suspiro y asentí.
-Espero –suspiré. Alcé la mano para despedirme y subí la ventanilla. Di vuelta sobre la calzada y avancé calles atrás, Noah y Harry vivían por el mismo rumbo; así que estaba cerca de su hogar. Aparqué el Volkswagen y salí trotando hasta el cobertizo, el cielo comenzaba a tornarse naranja y la temperatura descendía a cada minuto, aún así, no había ni una luz encendida, la Harley no estaba en su lugar habitual y el auto de Anne tampoco. Toqué el timbre unas cuantas veces. No había respuesta. Me senté en las escaleras a descansar, sólo quería llorar y arreglar las cosas… la única cosa que podía hacer, era regresar a casa y volver a ser la típica _____ Fletcher que era antes. La traga libros. La de los planes de Francia. La infeliz y débil _____. Después de más de media hora esperando, regresé al coche y conduje en silencio de regreso a casa. Sola. Siempre sola. Tomé una larga ducha, me metí en mi pijama más infantil y me cobijé sobre mi cómodo colchón, sollozando al primer toque con la almohada y dejando fluir la tristeza.
¿Por qué tenía que ser tan miserable?
***
Me levanté a causa de un golpeteo estruendoso, abrí los ojos soltando una serie de maldiciones y me senté sobre la almohada. Unas gigantes gotas descendían del cielo, el agua se escurría con violencia a través de la ventana y los sonidos en el techo eran fuertes. Me levanté con la cobija envuelta, hacía un frío horroroso, cerré las cortinas y encendí la luz. Eran más de las once de la noche y el televisor sonaba sin cesar desde el cuarto de papá; armonizado por sus leves ronquidos. Hice una mueca y me senté en mi escritorio, coloqué las gafas en el puente de mi nariz y saqué el libro de Cumbres Borrascosas. No tenía ganas de hacer tarea, pero el informe era para mañana y me faltaban sólo unas páginas para terminar de leerlo. Es un libro híper famoso, pero a mi gusto, no me agradó. Una hora más tarde acababa de imprimir tres hojas (las que se habían pedido) explicando todo lo sucedido, haciendo especie de resumen, agregando lo que me pareció y todas esas cosas inservibles. Me estiré, provocando que la mochila se deslizase desde mis muslos y cayera directamente al suelo; la alfombra se cubrió con todos mis útiles escolares y la basura que albergaba dentro de ella ensució todo.-Lo que me faltaba –refunfuñé malhumorada, arrodillándome y frunciendo el ceño, metí los libros a la mochila y cerca del poste de mi cama, se encontraba una especie de cofre dorado. El corazón comenzó a correr violentamente y estiré mi brazo para alcanzarlo. Me senté en el piso con las piernas estiradas mientras analizaba el objeto, era de un dorado brillante, parecía oro puro. Tenía figuras y molduras de flores y líneas rectas. Abrí la pequeña tapa, y un sonido de canción de cuna envolvió mi habitación, una bailarina dorada con tutú danzaba con un figurín de al parecer un militar, daban vueltas por el espacio de la caja de música y cambiaba de tonos cuando terminaba de recorrer los 360 grados. Sonreí y abrí el compartimento de abajo, una caja de terciopelo rosa pálido yacía dentro junto con un pequeño sobre amarillo viejo. Mi corazón tomó una velocidad impresionante y saqué una pequeña carta, con el texto centrado y una letra arrastrada y cursiva.
Querida _____ Fletcher:
He esperado mucho tiempo para obsequiarte esta reliquia. Esta pequeña caja musical, o como le quieras llamar, la he guardado para el día en que tu encontraras la persona con la cual decidieras compartir tu vida. Pero, desgraciadamente, no me queda más tiempo aquí. Contigo. Quiero que siempre recuerdes que te adoro, y que esté donde esté, cuidaré de ti y de mi nieto.
Siempre te he admirado, has sido una niña fuerte, que siempre consigue salir adelante. Recuerda que aun que la vida te haga caer y caer, siempre hay que levantarse dispuesto al próximo incidente. Mantén la frente en alto, recuerda que la vida sólo es una y procura siempre ser feliz. Tu madre te amará por siempre y nunca te abandonará, te lo prometo. Espero que en mucho tiempo más podamos estar de nuevo juntos… Cuida a los que amas y por favor, no te dejes vencer. Eres una luchadora.
Con cariño y amor, George Payne.
Un sollozo hueco resonó desde la profundidad de mi alma y me llevé una mano a la boca, abrazando la hoja de papel medio arrugada y sonriendo ilusionada. ¿Por qué no me había acordado de la “herencia”? Dios… el abuelo de Liam siempre me quiso mucho, y yo a él, ¿Cómo estando al borde de la muerte, se precipitó a escribirme una carta y dejarme un recuerdo de él? Sollocé un momento más y tomé con mis manos temblorosas la pequeña cajita aterciopelada, pasé las yemas por encima, era más suave que nada. La abrí con lentitud y acaricié en par de dijes que yacían dentro con una cadena delgada de plata. Comencé a recoger los papeles que se habían tirado y me encontré con la bolita de papel que Harry me había lanzado el primer día de clases, reí cortamente y lo puse a un lado, un gran recuerdo. Revolví los ojos risueña y una hoja arrugada y media rota yacía desparramada, estiré las fisuras con mi palma.
Pasé una excelente noche de
miércoles a tu lado, prométeme que volveremos a salir.
Espero algún día puedas perdonarme por todo el daño causado...
Te aprecio más de la cuenta.
–Harry S.
miércoles a tu lado, prométeme que volveremos a salir.
Espero algún día puedas perdonarme por todo el daño causado...
Te aprecio más de la cuenta.
–Harry S.
Unas lágrimas calientes y escurridizas bajaron con rapidez y junté la carta con la bolita. Tiré toda la basura en el contenedor y extraje las notas de mi mochila. Eran más de 40, más de 40 sentimientos plasmados en un simple retazo de hoja blanca. Tanto amor y tanta poesía. Una persona pura y digna de amar… ¿algún día llegaré a amarle del mismo modo? Me estiré por la hoja arrugada y comencé a reír entre lágrimas. Oh Harry, si tan solo supieras que te amo y que todo el daño se olvidó desde el primer momento en que me perdí en tus hechizantes ojos verdes.
Estoy profundamente
enamorado de ti.
Atentamente, Anónimo.
enamorado de ti.
Atentamente, Anónimo.
Fruncí el entrecejo. Pero que… analicé todas las notas, comparando la letra con la pequeña hoja de Harry. Llevé una mano a mi boca abierta, mi cerebro se pasmó y mi sistema nervioso se alteró. Nauseabunda y a punto de un ataque cardíaco, me levanté del suelo, metí las notas en el compartimento del cofre dorado, me coloqué una campera negra y larga con capucha y bajé las escaleras corriendo fugazmente. Encendí el motor de mi Volkswagen y arranqué entre los charcos y la lluvia a casa de Harry. No podía perder más tiempo… pasaba de la una de la madrugada y el cielo opaco me aceleraba el corazón. Las gotas se estampaban en el vidrio y el parabrisas trataba de removerlas rápidamente. Aparqué –“entre comillas”– en la acera de Harry y bajé corriendo, empapándome; hasta el cobertizo. La Harley estaba estacionada allí, frente al garaje la Chevy de Harry y la Cherokee de Anne. Suspiré, calmando mi futuro ataque asmático. Corrí hasta la puerta del jardín trasero, trepé por la valla de madera y comencé a escalar el árbol que daba a unos centímetros de su ventana. Aun que me cayera y resbalara un millar de veces, logré llegar hasta la rama. Forcejee con el duro seguro de la ventana. Imposible. Mi corazón latía desbocado y el aire comenzaba a faltarme. Titiritaba de frío y mis dientes castañeaban, venir en medio de la madrugada con lluvia torrencial valdría la pena. Toqué como loca el frío vidrio de su ventana, un sonido hueco de cama se presenció. Unas zancadas también, y mientras mi corazón se subía a mi garganta, una cabellera rizada y desordenada con torso desnudo removió la cortina azul. Abrió los ojos de golpe y se quedó estático al suelo; boquiabierto. Sonreí tímidamente, frunciendo los ojos por los chorros que caían desde mi cabello. Abrió la ventana tiempo después y comenzó a titubear.
-¿Qué demonios haces aquí _____? –gruñó adormilado, haciéndose a un lado y dejándome pasar a su alcoba. Casi muriendo, trepé por el aluminio y la moldura y logré caer de bruces a su alfombra. En segundos me rodeó con una gigantesca toalla (que olía igual que a él). Sonreí tímidamente y me abracé de la tela.
-Vengo a ver si de este lado de la ciudad llueve también –ironicé entre dientes. Me fulminó con la mirada.
-Hablo en serio, te vas a enfermar –ladró. Trayendo más toallas de su baño personal. Me removió la empapada y comenzó a desvestirme. Sacó la campera y mi sudadera. Mis mejillas se incendiaron, no llevaba sujetador.
-Hey –murmuré apenada, tapando mis pechos con los antebrazos. Una sonrisilla maligna se acomodó en ese perfecto rostro esculpido, debilitando mis sentidos.
-No hay nada que no conozca –susurró con la voz ronca. Se arrodilló, bajando mi pantalón de chándal y bragas a la vez. Me envolvió con otra toalla y dejó la ropa mojada dentro de su baño. Me coloqué la toalla de turbante y con otra más pequeña, Harry daba toquecitos sobre mi piel. Tiernos y pausados. Cerré los ojos, mi corazón no dejaba de vibrar y la magia era fuerte. Su respiración chocaba contra mi rostro húmedo y mis labios pedían a gritos un poco de su sabor.
reproduce.
-Eres mi Anónimo –susurré. Los actos pasados dejaron de realizarse, sentí como su mano se tensó sobre mi mejilla y su respiración se transformaba irregular- Tu eres… eres mi Anónimo –sonreí levemente y abrí los ojos. Llevaba las orbes desorbitadas y la boca ligeramente abierta. Sus pupilas estaban dilatadas y sus mejillas coloradas.-¿Quien te dijo eso? –dijo, casi inaudible.
-Lo he descubierto hace apenas un rato –reí cortamente- Es por eso que viste que Liam me besó, porque planeabas aparecerte por el corredor… ni si quiera podía con los nervios Harry, Liam se presentó a mi lado, pensé que él era el Anónimo y de pronto me besó –mis ojos se llenaron de lágrimas- Fue un estúpido plan de Noah, ella pensó que estaba enamorada de Liam –tragué saliva- Por poco me muero de un ataque de asma… pensé que Liam estaba locamente enamorado de mí, cuando no, además… yo al que amo es a otro –sonreí tristemente. Sus ojos se suavizaron y colocó su cálida mano en mi mejilla, sus dedos trazaban círculos en mi nuca y los rasgos de su cara eran realmente indescifrables- Te amo Harry Styles… con todo mi ser y mi alma. Con cada célula de mi cuerpo.
-Oh Dios –susurró. Me envolvió con sus brazos, su corazón retumbaba en mi oreja y escuché como sollozaba en silencio. Me separé de su pecho, subiendo mi cara a la suya. La toalla de mi cabeza se deslizó, dejando caer mi cabello en una cascada rizada.
-Te amo –dije firme. Sonriendo y fundiendo mis brazos alrededor de su cintura, acariciando su ancha espalda con mis frías manos. Sintiendo el amor correr por mis venas.
-Te amo, siempre te amé y por siempre te amaré –con su mano acortó la distancia de nuestras bocas y unió sus labios a los míos. Encajando y llevándose mi anhelo. Mi desesperación. Mezclando sentimientos y explotando como un fuego artificial. Espirales eléctricas me sacudían, acompañados de mariposas volando alto y rápido. Exploramos nuestras bocas, nuestras lenguas tímidas encontrándose. Desapareciendo la tristeza y llenándome de sensaciones. Nos separamos lentamente, abriendo los ojos al mismo tiempo para encontrarnos. Desfalleciendo por falta de oxígeno- No me dejes.
-Nunca –susurré- No me dejes tú a mí.
-Esperé mucho tiempo para esto… -reímos levemente- Nunca te dejaré.
Volvimos a unir nuestros labios con ternura y calma, con una de sus manos retiró la toalla que rodeaba mi cuerpo y me apretó contra sí, ahuecando sus brazos en mi cintura y besándome con desenfreno y amor. Me depositó sobre la cama sin dejar mi boca y se posicionó sobre mí, abrazándome, anhelándome, admirándome… y amándome. Lo desnudé pasivamente con mis manos temblorosas y me coloqué a horcajadas de él. Sonreí como toda tonta, con su nariz rozando la mía y sus labios a escasos centímetros de los míos, susurré.
-Te amo, Anónimo…
FIN.
Invitado
Invitado
Re: Anónimo (Harry Styles y tú) Terminada
Dime por favor que vas a hacer epilogoo!!! Por fiiis!!! :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: Oh Dios simplemente fue perfecta!! :3 Bye besos :) xx
Vale.Porras95
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