Más Allá de Mí

POv Laura


—Mira eso—murmuró Santiago con una sonrisa, dirigí la mirada hacia donde él indicaba y pude ver a Isabel en un rincón besándose con Mauricio. Sonreí. Debía hablar con esa chica.

—¿Le puedo hacer un video? —preguntó Santiago con sus usuales pucheros.
—No, déjalos—reí.
—Ella especificó que no sacara la mierda sobre ella y Mau, y mira con quien está compartiendo saliva—espetó burlón. Todos éramos buenos amigos pero Santiago nos protegía a Isa y a mí más que a cualquier persona. Nos cuidaba y adoraba.

Siempre había entendido que para Santiago, Isabel era como una hermanita a la cual protegería y molestaría cuando se diera la ocasión.

Y a mi, bueno, no eran motivos tan santos.

Sonreí para los adentros.
—Déjala, sabes que decirles "te lo dije" es tonto. Haría de todo para demostrar que a ella nunca se le dice eso.
—Aigh, pero...ya sabes, amor...Bell bueno, tiene el "Soy la oveja negra de las travesuras de Santiago" tatuado en el rostro, déjame ¿Si? ¿Sólo un corto video? —pidió.
Negué con la cabeza.
—¡Porfis, porfis, porfis! —hizo otro puchero—Vamos, Biiiiiiiiird—susurró.

A veces me cuestionaba si su madre lo había traído en el año equivocado; en vez de 1995 en 2002.

Rodé los ojos.
—N-O—especifiqué. Chasqueó la lengua.
—Biien—estaba algo borracho, el pobre.

Se cruzó de brazos con mala cara, en momentos así, se veía demasiado adorable.
—Ven aquí—me senté en su regazo y por mi repentino movimiento, sus ojos intensos y acaramelados no dejaron los míos.

Lo besé sin poder esperar.

Vale, estaba obsesionada, Santiago besaba muyyyyy bien.

Tal vez un poco.

Enredó sus manos en mi cabello y trabó su lengua en mi paladar danzando.

Hmmm, de acuerdo. Besaba demasiado bien.

POv Daniela.

Me senté demasiado cansada en el suelo del salón de ballet. Había hecho estiramientos y había bailado diferentes tipos de música, desde clásica, pasando por la moderna y terminando con la contemporánea.

Odiaba muchas cosas, como los constantes acuerdos con Chey, el estudiante de intercambio que tenía asesorada para acoplarse en la escuela. Seguramente gay y demasiado sexy para serlo.

También mi poco tiempo con mis amigas y amigos.

El deporte

Y sobre todo, que Emanuel estaba muy distante. Demasiado

Chasqueé la lengua evitando pensar en él. Uh, si. Necesitaba bailar.

Me paré y me volteé para bailar hip hop sensual. Moví mis caderas y el ritmo cambio a la canción de Rihanna, Rude Boy. El sudor caía por todo mi cuerpo mientras me movía, sintiendo la música y olvidándome de todas mis preocupaciones por una noche.
—Lo haces bien—me pasmé.
Me di la vuelta, encontrándome con Axel, uno de los bailarines más sensuales que tenía este lugar. Su mirada lobuna te podía enloquecer, sus musculosos brazos eran demasiado para un chico que cruzaba sus dieciocho recientemente. Era alto, sexy, sus ojos eran de un gris profundo y sus dientes blancos alineados, una pequeña barba incipiente cubriendo su barbilla. Y Oh, Dios, no quería, pero sabía que desde su cabello castaño oscuro, oscuro hasta sus pies me había encendido—pero—agregó—creo que necesitas una pareja—sonrió. Volviendo a poner Rude Boy desde el principio y dejándola en pause antes de que comenzara.
—¿No tienes novia? —me encontré preguntando.

Su sonrisa igual de lobuna que sus ojos me llegó.
—Vale, creo que solo te pedí un baile y debes creerme que he bailado cosas más fuertes que Rude Boy con una mujer—dijo en mi oído arqueando una ceja juguetón—mucho menos puritanas—dejó que la s recorriera su lengua en un movimiento sensual. Me hizo darme la vuelta, de espalda contra su pecho. Pude sentir su corazón y el mío.
Encendió el equipo y me tomó la cintura—respondiendo a tu pregunta, no, no tengo novia—me guiñó un ojo cuando lo vi de reojo—debes explotar esas caderas, hermosa.

Empecé a mover tranquilamente, el sudor en mi camiseta, se movió conmigo—con sensualidad—agregó hasta que soltó un gruñido y me volvió, quedé a unos centímetros de él. Mi cabello en mi rostro y su mirada casi comiéndome. Respiré con dificultad cuando apretó mi trasero contra él, dejando nuestros cuerpos sin espacio. Se movió demasiado sensual, él sabía como moverse. Ósea, Emanuel también pero...bueno, Axel era ardiente como la mierda. Caliente. Se leía un cartel de lujuria en su frente. Sus jeans ajustados y su camiseta blanca y sus increíbles ojos grises. Sus labios entreabiertos, mientras su mirada me bebía.
—Ejem...—miré por encima del hombro de Axel a Emanuel. Me separé al instante.

Emanuel tenía sus labios en una línea tensa y su mirada era impasible. Respiré profundo y apagué la música.
—¿Es tu novio? —preguntó Axel mirando a Emanuel con desdén.

Esto parecía un puto concurso de orina¹. Miré a los dos chicos y me separé de Axel y me acerqué a mi novio.
—¿Dónde has estado?—lo besé y no lo hizo de vuelta.
—Con asuntos—Wow, aun después de haberlo besado sigue siendo un imbécil.

Me separé. Y caminé sin despedirme de Axel y queriendo darle un puñetazo a Emanuel por idiota.

Me pensaba montar al auto y me quedé tocando el manubrio.
—¿Vas a decirme que hacías bailando con ese chico? Parecías...—cerró los ojos. Entrecerré mis ojos.
—Parecía... ¿Qué?—le di un empujón para que lo soltara y ya.
—Nada, estoy cabreado.
—¡Que me digas que parecía!
—Una perra demasiado excitada—abrí la boca.

Hijo de puta

Axel salía del estudio en ese momento, con su chaqueta de cuero bien puesta y su casco. Se quedó a medio paso de su moto y dijo:
—¿Princesa? ¿Te llevo a casa? —Emanuel me miró esperando a que dijera un "no"
—Eres la mierda en persona—escupí caminando hacia la moto de Axel.
—¿Daniela? —le saqué el dedo de en medio.

Axel sonrió con sus ojos grises lobunos y me pasó el casco.
—¿Y el tuyo? —pregunté.
—Primero tu seguridad a la mía. No podrán problemas. Solo ponte eso—asentí y me puse el casco subiéndome atrás suyo.
Emanuel tenía una expresión de incredulidad.
—Sé que estás sonriendo Axel, deja de hacerlo. Solo estoy enojada con él. Muy enojada. —asintió.
—Como digas princesa—pasé mis manos por su tonificado abdomen. Y lo apreté—¿Lista princesa? —hice una mueca.
—No me digas así.
—Creo que una princesa se merece ser reconocida por lo que es—y con esa intervención sonreí, arrancó sin ninguna otra queja mía...
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^1: Es una frase para referide a que están compitiendo por territorio


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Esperando el testamento...

Canción Recomendada: My Love-Sia

POv Isabel-

Su lengua atravesó nuevamente mi paladar. Oh, besaba delicioso. Nunca nadie me había besado así. Me tenía contra la pared. Sus manos vagaron desde mi cuello hasta mi cintura y cadera. Suspiró contra mis labios y olía a menta. Aspiré su aroma a colonia Dior, a menta y a él.

No quise abrir los ojos, no quería despertarme de mi burbuja con él, no podía decir que estaba enamorada de él. Pero si sentía algo, no era un beso en vano. Se sentía como mi primer beso.

De hecho, era mi primero beso de verdad.

Luego se separó de mí con una sonrisa. Una bonita sonrisa.
—Tengo que admitir que he deseado besarte desde la primera vez que te vi—tocó mi labio inferior con su pulgar. Me estremecí—He soñado contigo...
—¡Pervertido! —exclamé.
Él sonrió
—No malinterpretes lo que quiero decir. Digo, he soñado besándote todos los días—se acercó, la música alta pasó a segundo plano—todos las horas—apoyó su cabeza sobre la mía—todos los minutos—estando s un centímetro de mis labios, agregó:—de mi vida—suspiré cuando encontró de nuevo el camino a mis labios, tiernamente.

Me quedé mirando sus ojos profundos.

—Me gustas Isabel, incluso si crees que soy un estúpido, un idiota o lo que sea. Sé y siento que tú tienes esto por mí—se mordió los labios—tan fuerte como yo—volví a suspirar. Me sentía en un globo rosa que me tenía atrapada en un lindo jardín de perfección, cuando, lo que la vida me ha enseñado a valorar no viene de los cuentos de hadas. Creer y leer un libro no era lo mismo que la vida. Yo sabía eso y amaba mi determinación para las cosas.
—No—lo alejé de mí—No puedo.
—Sabes que no eres lo suficientemente valiente como para ignorar a tu corazón, una cosa es ser fría externamente—tocó mi corazón que estaba a punto de salirse de mi pecho—esto que tienes aquí, por mí. Eso será como la mierda de ignorar. Lo he intentado y sabes bien que somos el otro de nosotros, no idénticos, pero si parecidos. Sabes exactamente racionalizar antes de reaccionar, también yo. Sabes medir el sarcasmo hasta su límite, yo igual. Sabes que hay que valorar las cosas por lo que son no por lo que tienen, yo tengo esa misma opinión.
>>No he vivido en una burbuja de amor y paz, he luchado por lo que quiero, por mis metas, mis ilusiones, por mí mismo. Sé que es pi—sonrió—sé que es el amor de familia, sé que es vivir, sé que es esforzarte por un logro. Sé cual es la diferencia entre el amor y el cariño. No me importa mi grado de odiosidad con las personas, y estoy seguro como la mierda que a ti tampoco, sé que la hipocresía la llevamos en la sangre y que de cualquier forma solo algunos podemos controlarla. Siento que cada parte de mí se ha roto, y he llegado a salir adelante, por cosas insignificantes, por errores que cometí—sonó dolido—por cargos que no quieres tener encima, pero que de cualquier manera sabes que debes encargarte. Pienso en un millón de cosas en un nanosegundo, en problemas y debilidades, en cuestiones y posibilidades, en ventajas y desventajas—me miró con fuego en sus ojos—y joder, que de cualquier forma mi cerebr no encuentra razón para lo que siento por ti. No lleva lógica, es preocupante y tan excitante. Sé que no llevamos nada conociéndonos...no te pediría que fueses mi novia—me sorprendió la decepción alojada en mi garganta—Solo deseo que me conozcas, con calma, te voy a enamorar Isabel—sonrió y bajó unos centímetros para mirarme de frente, muy cerca y mi respiración se agitó—cada día, los dos nos vamos a hundir, porque sé que eres mi condena—respiró fuertemente—y no puedo esperar por ella.

Dicho esto se separó de mí y me llevó a la mesa, aun me encontraba aturdida. Por todo.

Nos sentamos a hablar, Mar carismática nos presentó a su chico. Otra vez su nombre se había escapado de mis pensamientos, ahora más que nunca.

Santiago me molestó diciendo que tenía un vídeo de Mauricio y yo en pleno Vamos-A-La-Cama. Juguetón o no, no pude realmente prestarle atención, de reojo miraba a Mauricio riendo y siendo él mismo. Odiaba sentirme así, bebí un trago, no era de beber, pero hoy lo necesitaba. Mucho.

Luego de varios tragos de más, todos nos fuimos a casa. Mauricio dijo que me llevaría y Santiago dijo:
—No pueden esperar a terminar lo que comenzaron ¿eh? —me volví dejando de mirar a Mauricio.
—¿Qué? —pregunté.
—Ya sabes, dulce de caramelo—me molestó mi amigo.

Maldito bastardo

Me repugnaba que me dijera así.
—Como sea—fruncí el ceño, subiendo al Audi de Mauricio. Él se metió en el auto, le indiqué mi hogar.

Iba a irme cuando sentí un mareo.
—¿Estás bien? —preguntó.
—Eso creo—apretó los labios.
—No, nena. No lo estás—se bajó del auto y lo rodeó. Abrió mi puerta
—¿Qué haces? —me cargó. Estaba demasiado cansada para protestar.

Escuché un par de susurros, Mauricio les explicó a mis padres que debía haberme mareado por la música. No mencionó tragos, gracias a Dios.

Escuché el "Awwwwh, eso es hermoso" de mi hermana.

Estuve tentada de abofetearla con palabras frías. Pero el cansancio me estaba asesinando. Mauricio me dejó en mi cama.
—No tenías que hacerlo—me quejé.
—Ya sabes.
—No me voy a enamorar

No lo permitiré

—Yo no mencioné eso, nena.

Sentí dolor en mi estómago.
—Oh, Dios—me paré y corrí a vomitar.
Caí en el suelo de azulejos y devolví el trago amargo. Puaj. Escuché pasos y como Mauricio se arrodillaba atrás mío, y cogía todo mi cabello mientras daba suaves masajes en mi espalda.
—Vete—espeté. No quería que me viera así.
—Está bien, sácalo nena. No me voy a ir—quise protestar pero volví a vomitar. Tomó una toalla y la remojo luego la pasó por mi cuello sudoroso—Shhh. Sigue, estoy bien con esto.

Cuando los últimos restos de trago fueron expulsados de mi sistema, Mauricio me cargo y me llevó a la cama. Cogió una camisa larga y unos shorts de piyama. No me desvestiría ¿o si? Cogió la cobija y la alzó
—Cámbiate—cerró los ojos y sonreí, le dije cuando terminé. Me puso la cobija y me besó la frente
—Descansa—dijo.
Apagó la luz y se fue.

No quería pensar en este momento en él. Quería dormir, sabía que soñaría con nuestro beso.

Sin querer, en mi último año de escuela había encontrado a mi igual...

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Los dos caps negociados ;)

Canción Recomendada: The A Team-Ed Sheeran

POv Isabel-

Me desperté tarde por la maldita resaca, le había dicho a mi madre que me dolía la cabeza por la música cuando me había venido a despertar temprano, no había olido el alcohol asqueroso que se posaba en mis labios. Lo cual, me alegraba. No quería ser perfecta, todos cometemos errores, pero me gustaba dar una buena imagen a mis padres, mi familia siempre estaba ahí para mí. No podía darles menos, no podía y no quería. Prometí no volver a tomar.

O al menos sino me rompían el corazón.


Me bajé de la cama haciéndome masajes en las sienes, ugh. Había pasado una noche estupenda aunque no quisiera admitirlo, pero en estos instantes lo único que deseaba es pegarle un tiro a Mar por no haberme detenido por besuquearse con uh... ¡Siempre se me olvida su nombre! Empezaba por C...Cory, César...Camilo... ¡Camilo!

Bueno, no sé ni porque pienso en estas cosas.


Nota Mental: No beber porque causa estragos en mi mente.


Me bajé los shorts de piyama preguntándome cómo había tenido la fuerza para cambiarme, un total misterio de hecho.

Solo recordaba haberme subido al auto de Mauricio.

Y no es por nada, pero le rogaba a Dios que no hubiese pasado nada. Ósea, hablando de ese nada.

¿Habrá pasado? El pánico se apoderó de mí. Tenía vergüenza de revisarme, ósea...esa no soy yo, realmente el alcohol hace daños permanentes a mi sistema. ¡Puaj!

A regañadientes hice lo que tenía que hacer para estar segura de que no habíamos tenido sexo salvaje en su auto. Ejem...volviendo a lo que estábamos, me bañé con agua helada, le hacía un bien estupendo a mis músculos tensos, probablemente por la maldita posición que había tenido toda la noche. Ahg, no quería que llegase el lunes y Mauricio se hiciera el creído, su beso bueno, había sido increíble, perfecto. Malditamente caliente. Sí, NO volvería a beber una gota de... me miré al espejo...vodka.


¡Ew!

Me peiné mi cabello indomable y me puse unos jeans ceñidos, una camiseta azul celeste y unos converse azul turquí. Me acomodé más mi cabello y me eché loción.


Hoy debía ser un buen día, iría a la iglesia, me tomaría un sal de frutas LUA. Y pasaría por Laura y Daniela para un change outfit.

Bajé las escaleras con una sonrisa en mi rostro.

Pronto mi sonrisa desapareció cuando Mauricio se levantó del sillón, estaba ahí. ¡Hablando con mi PADRE!


Esto no puede ser un peor día, por supuesto que no. Mi padre arqueó una ceja

—Hija—me acerqué cabizbaja—no sabía que tenías novio.

¡¡¡¿NOVIO?!!!

Me volteé con rabia hacia un sonriente Mauricio.

—Esto...yo...los dejo solos—mi papá se pasó la mano por el cuello y me miró, su rostro denotaba que me había metido en problemas, graves problemas—luego hablamos, cariño.

Besó mi frente y se perdió en la otra sala.

Me volteé hacia Mauricio.
—¡Tú! —él levantó las manos en inocencia total con una sonrisa—¿Porqué has dicho eso a mi padre? ¿Porqué estás aquí? ¿Quién te crees? ¿Eres más idiota que esto?
—¿Quieres saberlo?
—Por supuesto
—Solo si admites algo.
—Lo admitiré si es verdad.
—Admite que amaste mis besos—arqueé una ceja.

No, JAMÁS lo aceptaría, aunque la verdad es que podría correr a tus brazos y besarte nuevamente.


—No voy a admitir algo que no es verdad—él sonrió.
—Vaya, pensé que había perdido a la antigua Isabel anoche...en mi auto—levanté mis cejas y lo miré aterrada.
—¿Has dicho que... ? —No quería, no. Pero creo que mi vida había sido tumbada a un lado porque solo dejé que las lágrimas cayeran por mi rostro. Dejó de sonreír.
—Oye.. —se acercó. Me miró—¿Por qué lloras? —me secó las lágrimas—solo, joder, solo era un chiste, cielo. No llores, jamás te haría algo así estando borracha. Jamás. Ven nena—me sentó en su regazo.

Estaba muy débil ya sea por su broma, por decirle a mi padre que era mi novio o el vodka o lo que fuese. Pero me dejé caer encima suyo y lloré en su pecho.

—Shh, vamos Isabel, calma, solo es un juego—tragó saliva—nena, vamos. Cariño, no lo decía enserio.
—¿Qué pasa con nosotros? —grazné en medio de los sollozos.

Logró entender y me acurrucó más encima suyo.

—Sino quieres nada, por otro lado si deseas tener algo conmigo, estoy más que dispuesto—me levantó el rostro desde la barbilla.
—¿Qué...qué haces aquí? —me besó en la frente.
—He venido para una cita.
—¿Una cita?
—Vamos, quiero que nos divirtamos juntos. Te lo dije Isabel, pienso enamorarte.
—¿Y porqué solo yo? —él sonrió y miró mis labios.
—No sabes lo loco que estoy por ti—abrí los ojos como platos. Acercó sus labios a los míos.
—Ejem...—tosió mi padre. Me levanté rápidamente del regazo de Mauricio—ya veo que este muchacho no mentía. Bueno, tienes permiso para salir. Cuídate—y su expresión tenía doble sentido.

"No te acuestes con él, o te mato"-eso quería decir.

Suspiré con un asentimiento.

—Hasta luego, señor Velasco—se dieron un apretón amistoso y se miraron brevemente.
—Hasta luego, señor Robles—luego caminamos hacia la puerta.
—No he desayunado—Mauricio sonrió.
—Hoy es mi día contigo, y pienso consentirte—me mordí el labio.

¿Por qué actuaba así? Demasiado maduro y lindo. Como me gustaban.

Cuando fue caminando a su moto, gracias al cielo mi padre no la vio. Pude ver bien como iba. Llevaba una chaqueta de cuero negro, unos jeans sueltos, unos zapatos Nike y su...su trasero, me quedé medio embobada viendo esa cosa tan deliciosa. Para mi mala suerte, él me pilló y se rió.
—¿Acaso quiere probar señorita Velasco? —me sonrojé y él me guiñó un ojo.

Me puso un casco y él se puso el suyo.

Luego me monté en su moto, disfrutando de tenerlo apretado con mis manos. Arrancó y sentí la brisa recorrer mi cuerpo. Uff...libertad.


Me despeinó el trabajo con mi revolucionario cabello, pero a estas alturas no me importó. Apreté sus abdominales por medio de su camisa y su chaqueta. Apoyé mi cabeza en su espalda, aspirando su olor inconfundible, menta, perfume Dior y él. Como en el club, recuerdos fragmentados llegaron a mis pensamientos.

Cuando me cargó, cuando sostuvo mi cabello para que pudiese vomitar, su gesto de taparme para cambiarme, su beso en mi frente y su "descansa". La maraña de recuerdos me dejó absorta.

Yo...no sabía que hacer, que decir, realmente no parecía que se necesitasen palabras. Solo éramos nosotros dos contra el mundo. En su moto, la brisa, entre nosotros, la velocidad, la libertad...


Sensaciones que jamás había sentido se arremolinaron a mi alrededor. Amaba sentir esto, un sentimiento extraño revoloteó en mi estómago. Respiré hondamente cuando llegamos al pequeño restaurante en la avenida. Habíamos salido de la ciudad, íbamos por una vía abierta y paramos a comer unos sandwiches que según él, eran mejores que cualquier otro. No se equivocó, bebí mi té y él bebió café.

Solo me miraba a mí, aun cuando la camarera de nuestra edad intentó coquetear con él. Aun cuando le echaba algunos comentarios sarcásticos. Me sentí distinta en su presencia, mucho más libre, y muchos más yo.


No la yo perfecta, de buenas notas, impecable.

La yo interna que quería explorar un poco de forma limitada, pero siendo de cualquier manera libre.

Solo podía escucharlo mientras asentía, él hablaba de hacer una empresa de bienes y servicios dedicada a mejorar el estado de las jóvenes madres, el cáncer y la pobreza. Sorpresa era lo que podía sentir cuando él se ensimismaba tratando de explicarme el porqué se preocupa por las masas. Dice que somos un país tercermundista con posibilidades de salir adelante si nos empeñamos en resolver los problemas de acogida como la violencia, el aborto, la eutanasia, el cáncer. Dijo que su meta principal era poder hacer ver sus planteamientos al gobierno e imponerse contra cualquier parapolítico que quisiera sobornarlo o intentar destruir algún progreso suyo. Dijo que lo que menos le importaba era el dinero, que lo único que deseaba era ser útil.

Como dije solo podía escucharlo, hasta que me dijo:

—Háblame de ti—le conté mis sueños, mis proyectos a futuro, porqué quería hacer esto y lo otro, desde cuándo conocía a mis amigas y amigos. Cuáles eran mis metas y esperanzas, que era lo más grande que quería hacer...

—Conocer el mundo—dije cuando me preguntó lo último. Pareció demasiado feliz con mi respuesta.
—Estoy en eso también, de hecho, un día podemos escaparnos en moto...y viajar a donde queramos—se rió porque los dos sabíamos que no podíamos conocer el mundo solo con una moto.
—Oye, Isa...tienes—me miró.
—¿Qué? —me señalé, él se acercó negando con la cabeza y quitando una mancha de la comisura de mis labios, lamió su dedo con algún extraño brillo en los ojos y después su mirada bajó de mis ojos a mis labios. Me sonrojé ligeramente, por alguna razón este hombre me ponía de cabeza. Sin esperar un permiso besó mis labios suave, sin prisa y exquisito. Cogí su camiseta y lo besé apasionadamente. Gruñó entre mis labios y aquello me encendió, pero recordando en dónde estábamos me separé de él.
—Uhg, no debiste hacer eso—dijo él
—¿Por qué?
—No pienso despegarme de tus labios por el resto del día—pronunció para volver a besarme...


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Wiii, iba a hacerlo de todas, pero necesitaba hacer esta parte. El próximo es de Laura, y como publicaré dos, entonces uno de Laura y uno de Dani, Las AMO!!-LAU