Los labios cortados de María {Terror} Harry Styles.

Lugar: pueblo de Streiet \ Hora: ? p.m. \Día: Martes 13, Octubre
Narra Selena:
Cuando me desperté, estaba en una sala espaciosa y fría. Me dolía mucho el brazo derecho, y mis tobillos no los sentía. Intente levantarme, pero no pude. Vi como algo ensangrentado ocupaba la pared. Una rendija negra, con mucha sombra, estaba al lado de la mancha de sangre. Un cuchillo salió de ella y me apunto, vi la silueta de un carnicero, y su cara estaba tapada por una máscara negra. Podía observarse con dificultad su mandíbula, estaba descolocada, y sus labios estaban morados y pútridos.

Me tapé la cara, ya sé que todo aquello era real, pero me negaba a creerlo. Tenía ojeras, y mis labios estaban secos.

Noté que mis manos estaban pegajosas, así que las miré para descubrir que hacía ese sentimiento. El rojo abundaba en las palmas de mis manos, y seguramente mi cara imitaría esa descripción. Un cuchillo estaba a mí lado derecho, ¿me lo había hecho yo? ¿Por qué?

Algo goteo en mi cara. Al quitarme ese líquido me di cuenta que era más sangre. Pero esta caía del techo, algo me dijo por mis adentros que por mi bien no debería mirar, pero por mis pensamientos pasaban las palabras “mucha curiosidad”. Así que, evidentemente, alcé la vista, y, evidentemente, me quedé algo traumada.

Miles de chicas desolladas o ahorcadas se podían descubrir solo con mirar hacia aquel techo lleno de cadáveres despedazados sin piedad. Sabía que las paredes estaban rojas por la sangre, podían ser las chicas muertas del techo que expulsaban aun sangre, o quizás otro dato que aún no había ni debería descubrir.

Me levanté costosamente, todavía seguía dolorida, pero prefiero descubrir y sufrir antes de quedarme quieta a contemplar como la soledad me regala la locura. Me di cuenta de que mis piernas estaban rojas, ensangrentadas, llenas de moratones que llegaban hasta mis costillas rotas ya que el dolor me hacía querer morir. Mi espalda, estaba mordisqueada. Aquella puta pelirroja me podría haber matado, pero yo no soy una niña fácil de matar.

Me mordí el labio, pero paré ya que no le alcanzaba. Solo tenía carne en la parte inferior. La superior no estaba, era como si….me paré. Se había comido mi labio superior.

Vi como el pasillo por el que estaba caminando llegaba hasta una puerta marrón, era madera desgastada por el tiempo, y teñida por los extremos de ese rojo que tanto estaba viendo últimamente. Toqué el picaporte, frío y viejo. Entré en la habitación donde llevaba, y descubrí como, en una silla, estaba atado Niall. Tenía ojeras, y un cuchillo de carnicero. Sus tripas estaban abiertas de par en par.

-¿Niall?-pregunté, mi voz resonó por momentos en aquella sala fría y espaciosa donde el rubio seguramente yacía muerto en esa silla de metal.-

Me acerqué a él. La hemorragia era demasiado larga, y ya no podía retener el hecho que a continuación iba a vivir aquel pobre chiquillo que conocí hace, escasamente, pocos meses. Recordé, que anterior a mí y a Niall, esa puta pelirroja atacó a Louis y Liam. Seguramente también les tenía retenidos en lugares diferentes a este.

Toqué el rostro de Niall: frío y pálido.

Pero, este se movió. Observo mi mano, y yo como una estúpida no aparte mi cuerpo de su rostro. El muchacho alzó la vista. Sus ojos no eran celestes, más bien no tenía ojos. Mordió mi mano y arrancó un trozo de tez.

-Tu…tu no eres Niall…-comenté y el chico tocó sus tripas, su sangre, y después chupó aquel líquido.-

-Claro que no pequeña zorra-me contestó con una voz grave y me agarró del cuello-Niall no está aquí.