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50 sombras de Bieber
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: 50 sombras de Bieber
Si estúpido y sensialon Justin! jajajaja Ame los capis!!!! (: DIOS QUE NOVELA TAN COPADA!!!
CaarFabrii
Re: 50 sombras de Bieber
UUUUUHHHHH CAMBIE DE PAGINA!! SOY MUY BUENA! JAJAJAJJAJAJA (:
P.D: ESTOY RE, PERO RE, PERO RE LOCAAAAAA!!!!
P.D: ESTOY RE, PERO RE, PERO RE LOCAAAAAA!!!!
CaarFabrii
Re: 50 sombras de Bieber
CaarFabrii escribió:UUUUUHHHHH CAMBIE DE PAGINA!! SOY MUY BUENA! JAJAJAJJAJAJA (:
P.D: ESTOY RE, PERO RE, PERO RE LOCAAAAAA!!!!
jajaja a mi me pasa lo mismo ldfjakjoigta grax por pasar de pagina
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
Capítulo 8
El bar es ruidoso y agitado, lleno de próximos graduandos dispuestos a emborracharse. José se une a nosotras. No se graduará hasta el otro año, pero está de ánimo festivo y nos apoya en nuestro espíritu de libertad recién encontrada comprándonos una jarra de margarita. Mientras termino mi quinta, sé que esto no es una buena idea, principalmente por el champán ingerido.
—¿Y ahora qué, ____(tn)? —me grita José por encima del ruido.
—Kate y yo nos mudaremos a Seattle. Los padres de Kate le han comprado un departamento allí.
—Dios mío. Así es como vive la otra mitad. Pero estarás de vuelta para mi Show.
—Por supuesto, José, no me lo perdería por nada en el mundo. —Sonrío y él pone su brazo alrededor de mi cintura y me cerca a él.
—Significa mucho para mí que estés allí, ____(tn). —Susurra en mi oído—. ¿Otra margarita?
—José Luis Rodríguez, ¿estás intentando emborracharme? Porque creo que está funcionando. —Suelto una risita—. Creo que será mejor que tome una cerveza. Iré a buscarnos una jarra.
—¡Más bebida! —grita Kate.
Kate tiene la constitución de un buey. Tiene su brazo envuelto alrededor de Levi, el fotógrafo del periódico escolar. Ha renunciado a tomar fotos por la embriaguez que lo rodea. Sólo tiene ojos para Kate. Me libero del agarre de José y me levanto de la mesa. Woah. La cabeza me da vueltas. Tengo que afirmarme del respaldo de la silla. Los cocteles a base de tequila no son una buena idea.
Me dirijo hacia la barra y decido que debería visitar el tocador mientras puedo mantenerme sobre mis propios pies. Bien pensado, ____(tn). Me tambaleo a través de la multitud. Por supuesto, hay una fila, pero al menos está tranquilo y fresco en el pasillo. Tomo mi teléfono celular para aliviar el aburrimiento de la fila de espera. Hmm… ¿A quién llamé la última vez? ¿A José? Antes de ese hay un número que no reconozco. Ah, sí. Bieber, creo que este es su número. Me río tontamente. No tengo idea de qué hora es, tal vez lo despierte. Quizás pueda decirme porque me envío esos libros y el mensaje críptico. Si quiere que permanezca alejada, debería dejarme en paz. Contengo una sonrisa de borracha y presiono el botón de re llamada. Responde al segundo timbre.
—¿____(tn)? —Está sorprendido de escucharme. Bueno, francamente, estoy sorprendida de llamarlo. Entonces, mi emborrachado cerebro registra… ¿Cómo sabe que soy yo?
—¿Por qué me enviaste los libros? —digo, formando mal las palabras.
—¿____(tn), estás bien? Tu voz suena extraña. —Su voz está llena de preocupación.
—Yo no soy la extraña, tú lo eres —lo acuso. Ahí, eso se lo dice, mi valor alimentado por el alcohol.
—____(tn), ¿has estado bebiendo?
—¿Qué te importa?
—¿Dónde estás?
—En un bar.
—¿Qué bar? —Suena exasperado.
—Un bar en Portland.
—¿Cómo regresarás a casa?
—Encontraré una manera. —Esta conversación no está saliendo como esperaba.
—¿En que bar estás?
—¿Por qué me enviaste los libros, Justin?
—____(tn), ¿dónde estás? Dímelo ahora. —Su tono es tan, pero tan dictatorial… como siempre controlador. Me lo imagino como un director de películas antiguas, usando pantalones de montar, sosteniendo un megáfono y una fusta. La imagen me hace reír a carcajadas.
—Eres tan dominante… —Suelto una risita tonta.
—____(tn), ayúdame con esto, ¿en dónde diablos estás?
Justin Bieber está maldiciendo frente a mí. Me río de nuevo.
—Estoy en Portland… muuuy lejos de Seattle. — Río otra vez
—¿En qué parte de Portland?
—Adiós, Justin.
—¡____(tn)!
Cuelgo. ¡Já! Aunque no me dijo nada de los libros. Frunzo el ceño. Misión incumplida. Estoy realmente borracha, mi cabeza nada incómoda mientras me arrastro en la fila. Bueno, el objetivo de la noche era emborracharse. Lo he logrado. Esto es algo como: una experiencia que no debe ser repetida. La fila se ha movido y es mi turno.
Me quedo mirando fijamente el cartel en la parte posterior de la puerta del baño que exalta las virtudes del sexo seguro. Santa mi.er.da, ¿acabo de llamar a Justin Bieber? Mi.er.da. Mi teléfono suena y me hace saltar. Grito por la sorpresa.
—Hola —gimo tímidamente al teléfono. No había contado con esto.
—Iré a recogerte —dice y cuelga. Sólo Justin Bieber puede sonar tan tranquilo y amenazante al mismo tiempo.
Santa mi.er.da. Subo mis pantalones. Mi corazón late con fuerza. ¿Vendrá a buscarme? Ay no, voy a enfermar… no… estoy bien. Espera. Simplemente está jugando con mi cabeza. No le dije en dónde estaba. No puede encontrarme aquí. Además, le tomará horas llegar aquí desde Seattle. Y ya nos habremos ido para entonces. Me lavo las manos y compruebo mi rostro en el espejo. Me veo ruborizada y ligeramente desenfocada. Hmm… Tequila.
Espero en la barra por la jarra de cerveza y finalmente vuelvo a la mesa.
—Te fuiste por mucho tiempo —me regaña Kate—. ¿Dónde estabas?
—En la fila para ir al baño.
José y Levi están teniendo un acalorado debate acerca de nuestro equipo local de beisbol. José hace una pausa en su sermón para servirnos cerveza a todos y tomo un largo trago.
—Kate, creo que será mejor que salga y tome un poco de aire fresco.
—____(tn), eres verdaderamente un peso ligero.
—Serán cinco minutos.
Me abro paso a través de la multitud de nuevo. Estoy comenzando a sentir náuseas, mi cabeza está girando y no tengo mucho equilibrio. Bueno, menos equilibro de lo normal.
Tomar el aire fresco en el estacionamiento hace que me cuenta de cuan borracha estoy. Mi visión se ha visto afectada y realmente estoy viendo doble todas las cosas, al igual que en las viejas repeticiones de los dibujos animados de Tom y Jerry. Creo que voy a vomitar. ¿Por qué me permití llegar a esto?
—____(tn). —José ha llegado—. ¿Estás bien?
—Creo que simplemente he bebido un poquito demás. —Le sonrío débilmente.
—Yo también —murmura, sus oscuros ojos mirándome intensamente—. ¿Necesitas ayuda? —pregunta y da un paso hacia mí, poniendo sus brazos a mi alrededor.
—José estoy bien. Puedo hacerlo. —Intento empujarlo para alejarlo pero es un débil intento.
—____(tn), por favor —susurra, y ahora me sostiene en sus brazos, acercándome más a él.
—José, ¿qué haces?
—Sabes que me gustas ____(tn), por favor. —Una de sus manos está en la parte baja de mi espalda apretándome contra él, la otra sobre mi mentón tirando de mi cabeza hacia atrás. Demonios… va a besarme.
—No José, detente, no. —Lo empujo, pero es una pared de músculo duro y no lo puedo mover. Su mano se ha deslizado hacia mi cabello y deja quieta mi cabeza.
—Por favor, ____(tn), cariño —susurra contra mis labios. Su aliento es suave y demasiado dulce, por las Margaritas y la cerveza. Con suavidad, traza un sendero de besos a lo largo de mi mandíbula hasta la comisura de mis labios. Me siento borracha, fuera de control y con pánico. La sensación es sofocante.
—José, no —suplico. No quiero esto. Eres mi amigo y creo que voy a vomitar.
—Creo que la señorita dijo que no —dice tranquilamente una voz en la oscuridad.
[q]
El bar es ruidoso y agitado, lleno de próximos graduandos dispuestos a emborracharse. José se une a nosotras. No se graduará hasta el otro año, pero está de ánimo festivo y nos apoya en nuestro espíritu de libertad recién encontrada comprándonos una jarra de margarita. Mientras termino mi quinta, sé que esto no es una buena idea, principalmente por el champán ingerido.
—¿Y ahora qué, ____(tn)? —me grita José por encima del ruido.
—Kate y yo nos mudaremos a Seattle. Los padres de Kate le han comprado un departamento allí.
—Dios mío. Así es como vive la otra mitad. Pero estarás de vuelta para mi Show.
—Por supuesto, José, no me lo perdería por nada en el mundo. —Sonrío y él pone su brazo alrededor de mi cintura y me cerca a él.
—Significa mucho para mí que estés allí, ____(tn). —Susurra en mi oído—. ¿Otra margarita?
—José Luis Rodríguez, ¿estás intentando emborracharme? Porque creo que está funcionando. —Suelto una risita—. Creo que será mejor que tome una cerveza. Iré a buscarnos una jarra.
—¡Más bebida! —grita Kate.
Kate tiene la constitución de un buey. Tiene su brazo envuelto alrededor de Levi, el fotógrafo del periódico escolar. Ha renunciado a tomar fotos por la embriaguez que lo rodea. Sólo tiene ojos para Kate. Me libero del agarre de José y me levanto de la mesa. Woah. La cabeza me da vueltas. Tengo que afirmarme del respaldo de la silla. Los cocteles a base de tequila no son una buena idea.
Me dirijo hacia la barra y decido que debería visitar el tocador mientras puedo mantenerme sobre mis propios pies. Bien pensado, ____(tn). Me tambaleo a través de la multitud. Por supuesto, hay una fila, pero al menos está tranquilo y fresco en el pasillo. Tomo mi teléfono celular para aliviar el aburrimiento de la fila de espera. Hmm… ¿A quién llamé la última vez? ¿A José? Antes de ese hay un número que no reconozco. Ah, sí. Bieber, creo que este es su número. Me río tontamente. No tengo idea de qué hora es, tal vez lo despierte. Quizás pueda decirme porque me envío esos libros y el mensaje críptico. Si quiere que permanezca alejada, debería dejarme en paz. Contengo una sonrisa de borracha y presiono el botón de re llamada. Responde al segundo timbre.
—¿____(tn)? —Está sorprendido de escucharme. Bueno, francamente, estoy sorprendida de llamarlo. Entonces, mi emborrachado cerebro registra… ¿Cómo sabe que soy yo?
—¿Por qué me enviaste los libros? —digo, formando mal las palabras.
—¿____(tn), estás bien? Tu voz suena extraña. —Su voz está llena de preocupación.
—Yo no soy la extraña, tú lo eres —lo acuso. Ahí, eso se lo dice, mi valor alimentado por el alcohol.
—____(tn), ¿has estado bebiendo?
—¿Qué te importa?
—¿Dónde estás?
—En un bar.
—¿Qué bar? —Suena exasperado.
—Un bar en Portland.
—¿Cómo regresarás a casa?
—Encontraré una manera. —Esta conversación no está saliendo como esperaba.
—¿En que bar estás?
—¿Por qué me enviaste los libros, Justin?
—____(tn), ¿dónde estás? Dímelo ahora. —Su tono es tan, pero tan dictatorial… como siempre controlador. Me lo imagino como un director de películas antiguas, usando pantalones de montar, sosteniendo un megáfono y una fusta. La imagen me hace reír a carcajadas.
—Eres tan dominante… —Suelto una risita tonta.
—____(tn), ayúdame con esto, ¿en dónde diablos estás?
Justin Bieber está maldiciendo frente a mí. Me río de nuevo.
—Estoy en Portland… muuuy lejos de Seattle. — Río otra vez
—¿En qué parte de Portland?
—Adiós, Justin.
—¡____(tn)!
Cuelgo. ¡Já! Aunque no me dijo nada de los libros. Frunzo el ceño. Misión incumplida. Estoy realmente borracha, mi cabeza nada incómoda mientras me arrastro en la fila. Bueno, el objetivo de la noche era emborracharse. Lo he logrado. Esto es algo como: una experiencia que no debe ser repetida. La fila se ha movido y es mi turno.
Me quedo mirando fijamente el cartel en la parte posterior de la puerta del baño que exalta las virtudes del sexo seguro. Santa mi.er.da, ¿acabo de llamar a Justin Bieber? Mi.er.da. Mi teléfono suena y me hace saltar. Grito por la sorpresa.
—Hola —gimo tímidamente al teléfono. No había contado con esto.
—Iré a recogerte —dice y cuelga. Sólo Justin Bieber puede sonar tan tranquilo y amenazante al mismo tiempo.
Santa mi.er.da. Subo mis pantalones. Mi corazón late con fuerza. ¿Vendrá a buscarme? Ay no, voy a enfermar… no… estoy bien. Espera. Simplemente está jugando con mi cabeza. No le dije en dónde estaba. No puede encontrarme aquí. Además, le tomará horas llegar aquí desde Seattle. Y ya nos habremos ido para entonces. Me lavo las manos y compruebo mi rostro en el espejo. Me veo ruborizada y ligeramente desenfocada. Hmm… Tequila.
Espero en la barra por la jarra de cerveza y finalmente vuelvo a la mesa.
—Te fuiste por mucho tiempo —me regaña Kate—. ¿Dónde estabas?
—En la fila para ir al baño.
José y Levi están teniendo un acalorado debate acerca de nuestro equipo local de beisbol. José hace una pausa en su sermón para servirnos cerveza a todos y tomo un largo trago.
—Kate, creo que será mejor que salga y tome un poco de aire fresco.
—____(tn), eres verdaderamente un peso ligero.
—Serán cinco minutos.
Me abro paso a través de la multitud de nuevo. Estoy comenzando a sentir náuseas, mi cabeza está girando y no tengo mucho equilibrio. Bueno, menos equilibro de lo normal.
Tomar el aire fresco en el estacionamiento hace que me cuenta de cuan borracha estoy. Mi visión se ha visto afectada y realmente estoy viendo doble todas las cosas, al igual que en las viejas repeticiones de los dibujos animados de Tom y Jerry. Creo que voy a vomitar. ¿Por qué me permití llegar a esto?
—____(tn). —José ha llegado—. ¿Estás bien?
—Creo que simplemente he bebido un poquito demás. —Le sonrío débilmente.
—Yo también —murmura, sus oscuros ojos mirándome intensamente—. ¿Necesitas ayuda? —pregunta y da un paso hacia mí, poniendo sus brazos a mi alrededor.
—José estoy bien. Puedo hacerlo. —Intento empujarlo para alejarlo pero es un débil intento.
—____(tn), por favor —susurra, y ahora me sostiene en sus brazos, acercándome más a él.
—José, ¿qué haces?
—Sabes que me gustas ____(tn), por favor. —Una de sus manos está en la parte baja de mi espalda apretándome contra él, la otra sobre mi mentón tirando de mi cabeza hacia atrás. Demonios… va a besarme.
—No José, detente, no. —Lo empujo, pero es una pared de músculo duro y no lo puedo mover. Su mano se ha deslizado hacia mi cabello y deja quieta mi cabeza.
—Por favor, ____(tn), cariño —susurra contra mis labios. Su aliento es suave y demasiado dulce, por las Margaritas y la cerveza. Con suavidad, traza un sendero de besos a lo largo de mi mandíbula hasta la comisura de mis labios. Me siento borracha, fuera de control y con pánico. La sensación es sofocante.
—José, no —suplico. No quiero esto. Eres mi amigo y creo que voy a vomitar.
—Creo que la señorita dijo que no —dice tranquilamente una voz en la oscuridad.
[q]
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
¡Mi.er.da! Justin Bieber, está aquí. ¿Cómo? José me libera.
—Bieber—dice con sequedad. Miro ansiosamente a Justin. Él está mirando a José con el ceño fruncido. Y está furioso. Mi.er.da. Mi estomago da un tirón y me inclino hacia adelante, mi cuerpo ya no es capaz de tolerar el alcohol y vomito de forma espectacular sobre el suelo.
—Ugh, ¡Dios mío, ____(tn)! —José salta hacia atrás, asqueado. Bieber recoge mi cabello y lo saca de la línea de fuego y me conduce con cuidado a un jardín ubicado en el borde del estacionamiento. Noto, con profunda gratitud, que está relativamente oscuro.
—Si vas a vomitar otra vez, hazlo aquí. Yo te sostendré. —Uno de sus brazos está alrededor de mis hombros, el otro sostiene mi pelo en una improvisada cola de caballo sobre mi espalda dejando mi rostro despejado. Trato de alejarlo pero vomito de nuevo… y otra vez. Oh, mi.er.da, ¿cuánto tiempo iba a durar esto? Aun cuando mi estómago está vacío y ya nada viene, horribles arcadas sacuden mi cuerpo. Prometo en silencio que jamás volveré a beber. Esto es simplemente demasiado horrible como para poder expresarlo en palabras. Finalmente, se detiene.
Mis manos descansan en la pared de ladrillo que bordea el pequeño jardín, apenas sosteniéndome: vomitar tanto es agotador. Bieber retira sus manos y me ofrece un pañuelo. Sólo él tendría un pañuelo de lino recién lavado con las iniciales JTB grabadas en él. No sabía que todavía se podía comprar uno de estos. Vagamente, mientras me limpio la boca, me pregunto que significa la T. No me atrevo a mirarlo. Estoy abrumada por la vergüenza, disgustada conmigo misma. Quiero que las azaleas del jardín me traguen y estar en cualquier parte menos aquí.
José continúa rondando la entrada del bar, vigilándonos. Gimo y pongo mi cabeza entre mis manos. Este tiene que ser simplemente el peor momento de mi vida. Mi cabeza sigue a la deriva mientras trato de recordar uno peor —sólo consigo recordar el rechazo de Justin—y esto es mucho, mucho más terrible en términos de humillación. Me arriesgo a darle un vistazo. Me está mirando fijamente, su rostro íntegro, sin dejar traslucir nada. Me doy la vuelta y miro a José quien luce muy avergonzado y, al igual que yo, intimidado por Bieber. Lo fulmino con la mirada. Tengo unas cuantas cosas que decirle a mi supuesto amigo. Ninguna de las cuales puedo repetir delante del Gerente General Justin Bieber. ____(tn), a quién engañas, acaba de verte vomitar sobre el suelo y la flora local. No hay forma de disfrazar que no sabes comportarte como una dama.
—Ehm... nos vemos adentro —murmura José, pero ambos lo ignoramos y él se escabulle dentro del edificio. Estoy sola con Bieber.¿Qué debería decirle? Disculparme por la llamada telefónica.
—Lo siento —murmuro, mirando el pañuelo que estoy apretando furiosamente con los dedos. Es tan suave.
—¿Qué es lo que lamentas ____(tn)?
Ah mi.er.da, está exigiendo una explicación.
—La llamada telefónica, sentirme mal... Ah, la lista es intermina-ble —murmuro, sintiendo como mi piel se sonrojaba. Por favor, ¿puedo morir ahora?
—Todos hemos estado ahí, quizás no tan dramáticamente como tú —dice secamente—. Se trata de conocer tus propios límites, ____(tn). Quiero decir, estoy a favor de presionar hasta el límite, pero, de verdad, esto es demasiado. ¿Este tipo de comportamiento es un hábito en ti?
—Bieber—dice con sequedad. Miro ansiosamente a Justin. Él está mirando a José con el ceño fruncido. Y está furioso. Mi.er.da. Mi estomago da un tirón y me inclino hacia adelante, mi cuerpo ya no es capaz de tolerar el alcohol y vomito de forma espectacular sobre el suelo.
—Ugh, ¡Dios mío, ____(tn)! —José salta hacia atrás, asqueado. Bieber recoge mi cabello y lo saca de la línea de fuego y me conduce con cuidado a un jardín ubicado en el borde del estacionamiento. Noto, con profunda gratitud, que está relativamente oscuro.
—Si vas a vomitar otra vez, hazlo aquí. Yo te sostendré. —Uno de sus brazos está alrededor de mis hombros, el otro sostiene mi pelo en una improvisada cola de caballo sobre mi espalda dejando mi rostro despejado. Trato de alejarlo pero vomito de nuevo… y otra vez. Oh, mi.er.da, ¿cuánto tiempo iba a durar esto? Aun cuando mi estómago está vacío y ya nada viene, horribles arcadas sacuden mi cuerpo. Prometo en silencio que jamás volveré a beber. Esto es simplemente demasiado horrible como para poder expresarlo en palabras. Finalmente, se detiene.
Mis manos descansan en la pared de ladrillo que bordea el pequeño jardín, apenas sosteniéndome: vomitar tanto es agotador. Bieber retira sus manos y me ofrece un pañuelo. Sólo él tendría un pañuelo de lino recién lavado con las iniciales JTB grabadas en él. No sabía que todavía se podía comprar uno de estos. Vagamente, mientras me limpio la boca, me pregunto que significa la T. No me atrevo a mirarlo. Estoy abrumada por la vergüenza, disgustada conmigo misma. Quiero que las azaleas del jardín me traguen y estar en cualquier parte menos aquí.
José continúa rondando la entrada del bar, vigilándonos. Gimo y pongo mi cabeza entre mis manos. Este tiene que ser simplemente el peor momento de mi vida. Mi cabeza sigue a la deriva mientras trato de recordar uno peor —sólo consigo recordar el rechazo de Justin—y esto es mucho, mucho más terrible en términos de humillación. Me arriesgo a darle un vistazo. Me está mirando fijamente, su rostro íntegro, sin dejar traslucir nada. Me doy la vuelta y miro a José quien luce muy avergonzado y, al igual que yo, intimidado por Bieber. Lo fulmino con la mirada. Tengo unas cuantas cosas que decirle a mi supuesto amigo. Ninguna de las cuales puedo repetir delante del Gerente General Justin Bieber. ____(tn), a quién engañas, acaba de verte vomitar sobre el suelo y la flora local. No hay forma de disfrazar que no sabes comportarte como una dama.
—Ehm... nos vemos adentro —murmura José, pero ambos lo ignoramos y él se escabulle dentro del edificio. Estoy sola con Bieber.¿Qué debería decirle? Disculparme por la llamada telefónica.
—Lo siento —murmuro, mirando el pañuelo que estoy apretando furiosamente con los dedos. Es tan suave.
—¿Qué es lo que lamentas ____(tn)?
Ah mi.er.da, está exigiendo una explicación.
—La llamada telefónica, sentirme mal... Ah, la lista es intermina-ble —murmuro, sintiendo como mi piel se sonrojaba. Por favor, ¿puedo morir ahora?
—Todos hemos estado ahí, quizás no tan dramáticamente como tú —dice secamente—. Se trata de conocer tus propios límites, ____(tn). Quiero decir, estoy a favor de presionar hasta el límite, pero, de verdad, esto es demasiado. ¿Este tipo de comportamiento es un hábito en ti?
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
La cabeza me zumba por el exceso de alcohol y la irritación ¿Qué demonios tiene que ver esto con él? No lo invité aquí. Suena como un hombre de mediana edad regañándome como si fuera una niña descarriada. Una parte de mí quiere decirle que si quiero emborracharme cada noche como lo hice hoy, entonces es mi decisión y no tenía nada que ver con él, pero no soy lo suficientemente valiente. No ahora que he vomitado frente a él. ¿Por qué sigue aquí?
—No —digo apenada—.Nunca he estado borracha antes y ahora mismo no tengo deseos de volver a estarlo.
Simplemente no entiendo por qué está aquí. Comienzo a sentirme mareada. Él se da cuenta, me toma antes de que caiga y me alza en sus brazos, sosteniéndome contra su pecho como si fuera una niña pequeña.
—Vamos, te llevaré a casa —murmura.
—Tengo que decirle a Kate. — Buen Señor, estoy en sus brazos otra vez.
—Mi hermano puede decirle.
—¿Qué?
—Mi hermano, Elliot, está hablando con la señorita Kavanagh.
—¿De veras? —No lo entiendo.
—Él estaba conmigo cuando llamaste.
—¿En Seattle? —Estoy confundida.
—No, me estoy hospedando en el Heathman. Rastreé tu teléfono celular ____(tn).
Oh, por supuesto que lo hizo. ¿Cómo es posible? ¿Es legal? Acosador, me susurra mi subconsciente a través de la nube de tequila que todavía flota en mi cerebro, pero de alguna manera, porque se trata de él, no me molesta.
—¿Tienes una chaqueta o un bolso?
—Ehm… Sí, vine con ambos. Justin, por favor, tengo que decirle a Kate. Se preocupará.
Su boca se aprieta en una línea dura y suspira pesadamente.
—Si tienes que hacerlo...
Me pone de pie y, tomando mi mano, me conduce de nuevo dentro del bar. Me siento débil, todavía borracha, avergonzada, exhausta, mortificada y en algún extraño nivel,extremadamente emocionada. Él está tomado mi mano, un despliegue tan confuso de emociones. Necesitaré de al menos una semana para procesarlas todas.
Es ruidoso, está lleno de gente y la música ha comenzado, por lo que hay una gran multitud en la pista de baile. Kate no está en nuestra mesa y José ha desaparecido. Levi se ve perdido y desamparado estando solo.
—¿Dónde está Kate? —le grito a Levi por encima del ruido. Mi cabeza comienza a palpitar al ritmo del contrabajo.
—Bailando —grita Levi y puedo decir que está enfadado. Está mirando a Justin suspicazmente.
Me pongo mi chaqueta negra y meto mi pequeño bolso por encima de mi cabeza de manera que quede en mi cadera. Estoy lista para irme una vez que haya visto a Kate.
—Ella está en la pista de baile. —Toco el brazo deJustin, me inclino y le grito al oído, rozando su cabello con la nariz, oliendo su aroma limpio y fresco. Ay mi Dios. Todos esos sentimientos prohibidos y desconocidos que he intentado negar salen a la superficie y corren a través de mi agotado cuerpo. Me sonrojo y en algún lugar muy profundo, mis músculos se contraen deliciosamente.
Él pone los ojos en blanco, toma mi mano de nuevo y me guía hasta la barra. Es servido inmediatamente. No hay espera para el señor Controlador Bieber, ¿todo le tiene que llegar tan fácilmente? No puedo escuchar lo que ordena. Me entrega un vaso enorme de agua helada.
—Bebe —me ordena.
Las luces se mueven dando vueltas al compás de la música arrojando extraños colores y sombras al bar y a sus clientes. Él alterna entre everde, azul, blanco y un rojo demoniaco. Me observa con atención. Tomo un sorbo tentativo.
—Bébelo todo —grita para hacerse oír por sobre la música.
Es tan autoritario. Se pasa una mano a través de su cabello rebelde. Se ve frustrado, enojado. ¿Cuál es su problema? Aparte de que una tonta niña ebria lo llame en medio de la noche y él piense que debe rescatarla. Y resulta ser que si debe salvarla de su amigo demasiado amoroso. Y luego la ve vomitando a sus pies. Ay, ____(tn)… ¿Superarás esto alguna vez? Mi subconsciente está chasqueando la lengua y mirándome fijamente por encima de sus anteojos de media luna, figurativamente hablando, claro. Me balanceo un poco y él pone una mano en mi hombro para estabilizarme.
Hago lo que se me dice y me tomo el vaso entero. Me hace sentir mareada. Quitándome el vaso de las manos lo coloca en la barra. En medio del desenfoque, le doy un vistazo a lo que lleva puesto; una camisa blanca holgada de lino, pantalones ajustados, zapatillas converse negras y una chaqueta oscura a rayas. Su camisa está desabrochada en la parte superior y no veo una pizca de pelo. En mi actual estado mental, se ve delicioso.
Toma mi mano una vez más. Santo cielo, me lleva a la pista de baile. Mi.er.da. Yo no bailo. Puede sentir mi resistencia y bajo las luces de colores, puedo ver su ligeramente sarcástica sonrisa divertida. Le da un tirón a mi mano y estoy de nuevo en sus brazos. Comienza a moverse, llevándome con él. Caramba, sabe bailar. Y no puedo creer que esté siguiéndolo paso a paso. Quizá sea porque estoy borracha y puedo seguir el ritmo. Me aprieta con fuerza contra él, su cuerpo contra el mío… Si no me apretara con tanta fuerza, estoy segura de que me desmayaría a sus pies. En el fondo de mi mente, la advertencia que a menudo mi madre me recitaba resuena en mi cabeza: Nunca confíes en un hombre que sabe bailar.
Nos mueve a través de la multitud de bailarines hasta el otro lado de la pista de baile y llegamos junto a Kate y Elliot, el hermano de Justin. La música martillea con fuerza en mi cabeza. Se me corta la respiración. Kate está haciendo sus movimientos. Baila moviendo su trasero. Y ella sólo lo hace cuando realmente le gusta alguien. Lo que significa que habrá tres de nosotros para el desayuno mañana temprano. ¡Kate!
Justin se inclina y le grita a Elliot en el oído. No puedo escuchar lo que dice. Elliot es alto y de hombros anchos, pelo rubio rizado y unos ojos perversamente brillantes. No puedo decir de qué color son debido al juego de brillantes luces intermitentes. Elliot sonríe y tira de Kate a sus brazos, en donde ella está más que feliz de estar… ¡Kate! Incluso en mi estado de ebriedad, me asombra. Acaba de conocerlo. Ella asiente con la cabeza a cualquier cosa que Elliot le esté diciendo, luego me sonríe y me dice adiós con la mano.Justin nos saca de la pista de baile en un rápido tiempo doble.
Pero nunca llegué a hablar con ella. ¿Está bien? Puedo ver donde terminarán las cosas para ellos dos. Tengo que hacer la charla del sexo seguro. En el fondo de mi mente, espero que lea uno de los carteles en la parte posterior de las puertas de los aseos.
Mis pensamientos se estrellan contra mi cerebro, luchando con la difusa sensación de embriaguez. Hace tanto calor aquí, es demasiado ruidoso, colorido, demasiado brillante. Mi cabeza comienza a ir a la deriva, ay no…y puedo sentir el suelo viniendo al encuentro de mi rostro o al menos así se siente. Lo último que oigo antes de desmayarme en los brazos de Justin, es su discordante calificativo.
—Mi.er.da.
—No —digo apenada—.Nunca he estado borracha antes y ahora mismo no tengo deseos de volver a estarlo.
Simplemente no entiendo por qué está aquí. Comienzo a sentirme mareada. Él se da cuenta, me toma antes de que caiga y me alza en sus brazos, sosteniéndome contra su pecho como si fuera una niña pequeña.
—Vamos, te llevaré a casa —murmura.
—Tengo que decirle a Kate. — Buen Señor, estoy en sus brazos otra vez.
—Mi hermano puede decirle.
—¿Qué?
—Mi hermano, Elliot, está hablando con la señorita Kavanagh.
—¿De veras? —No lo entiendo.
—Él estaba conmigo cuando llamaste.
—¿En Seattle? —Estoy confundida.
—No, me estoy hospedando en el Heathman. Rastreé tu teléfono celular ____(tn).
Oh, por supuesto que lo hizo. ¿Cómo es posible? ¿Es legal? Acosador, me susurra mi subconsciente a través de la nube de tequila que todavía flota en mi cerebro, pero de alguna manera, porque se trata de él, no me molesta.
—¿Tienes una chaqueta o un bolso?
—Ehm… Sí, vine con ambos. Justin, por favor, tengo que decirle a Kate. Se preocupará.
Su boca se aprieta en una línea dura y suspira pesadamente.
—Si tienes que hacerlo...
Me pone de pie y, tomando mi mano, me conduce de nuevo dentro del bar. Me siento débil, todavía borracha, avergonzada, exhausta, mortificada y en algún extraño nivel,extremadamente emocionada. Él está tomado mi mano, un despliegue tan confuso de emociones. Necesitaré de al menos una semana para procesarlas todas.
Es ruidoso, está lleno de gente y la música ha comenzado, por lo que hay una gran multitud en la pista de baile. Kate no está en nuestra mesa y José ha desaparecido. Levi se ve perdido y desamparado estando solo.
—¿Dónde está Kate? —le grito a Levi por encima del ruido. Mi cabeza comienza a palpitar al ritmo del contrabajo.
—Bailando —grita Levi y puedo decir que está enfadado. Está mirando a Justin suspicazmente.
Me pongo mi chaqueta negra y meto mi pequeño bolso por encima de mi cabeza de manera que quede en mi cadera. Estoy lista para irme una vez que haya visto a Kate.
—Ella está en la pista de baile. —Toco el brazo deJustin, me inclino y le grito al oído, rozando su cabello con la nariz, oliendo su aroma limpio y fresco. Ay mi Dios. Todos esos sentimientos prohibidos y desconocidos que he intentado negar salen a la superficie y corren a través de mi agotado cuerpo. Me sonrojo y en algún lugar muy profundo, mis músculos se contraen deliciosamente.
Él pone los ojos en blanco, toma mi mano de nuevo y me guía hasta la barra. Es servido inmediatamente. No hay espera para el señor Controlador Bieber, ¿todo le tiene que llegar tan fácilmente? No puedo escuchar lo que ordena. Me entrega un vaso enorme de agua helada.
—Bebe —me ordena.
Las luces se mueven dando vueltas al compás de la música arrojando extraños colores y sombras al bar y a sus clientes. Él alterna entre everde, azul, blanco y un rojo demoniaco. Me observa con atención. Tomo un sorbo tentativo.
—Bébelo todo —grita para hacerse oír por sobre la música.
Es tan autoritario. Se pasa una mano a través de su cabello rebelde. Se ve frustrado, enojado. ¿Cuál es su problema? Aparte de que una tonta niña ebria lo llame en medio de la noche y él piense que debe rescatarla. Y resulta ser que si debe salvarla de su amigo demasiado amoroso. Y luego la ve vomitando a sus pies. Ay, ____(tn)… ¿Superarás esto alguna vez? Mi subconsciente está chasqueando la lengua y mirándome fijamente por encima de sus anteojos de media luna, figurativamente hablando, claro. Me balanceo un poco y él pone una mano en mi hombro para estabilizarme.
Hago lo que se me dice y me tomo el vaso entero. Me hace sentir mareada. Quitándome el vaso de las manos lo coloca en la barra. En medio del desenfoque, le doy un vistazo a lo que lleva puesto; una camisa blanca holgada de lino, pantalones ajustados, zapatillas converse negras y una chaqueta oscura a rayas. Su camisa está desabrochada en la parte superior y no veo una pizca de pelo. En mi actual estado mental, se ve delicioso.
Toma mi mano una vez más. Santo cielo, me lleva a la pista de baile. Mi.er.da. Yo no bailo. Puede sentir mi resistencia y bajo las luces de colores, puedo ver su ligeramente sarcástica sonrisa divertida. Le da un tirón a mi mano y estoy de nuevo en sus brazos. Comienza a moverse, llevándome con él. Caramba, sabe bailar. Y no puedo creer que esté siguiéndolo paso a paso. Quizá sea porque estoy borracha y puedo seguir el ritmo. Me aprieta con fuerza contra él, su cuerpo contra el mío… Si no me apretara con tanta fuerza, estoy segura de que me desmayaría a sus pies. En el fondo de mi mente, la advertencia que a menudo mi madre me recitaba resuena en mi cabeza: Nunca confíes en un hombre que sabe bailar.
Nos mueve a través de la multitud de bailarines hasta el otro lado de la pista de baile y llegamos junto a Kate y Elliot, el hermano de Justin. La música martillea con fuerza en mi cabeza. Se me corta la respiración. Kate está haciendo sus movimientos. Baila moviendo su trasero. Y ella sólo lo hace cuando realmente le gusta alguien. Lo que significa que habrá tres de nosotros para el desayuno mañana temprano. ¡Kate!
Justin se inclina y le grita a Elliot en el oído. No puedo escuchar lo que dice. Elliot es alto y de hombros anchos, pelo rubio rizado y unos ojos perversamente brillantes. No puedo decir de qué color son debido al juego de brillantes luces intermitentes. Elliot sonríe y tira de Kate a sus brazos, en donde ella está más que feliz de estar… ¡Kate! Incluso en mi estado de ebriedad, me asombra. Acaba de conocerlo. Ella asiente con la cabeza a cualquier cosa que Elliot le esté diciendo, luego me sonríe y me dice adiós con la mano.Justin nos saca de la pista de baile en un rápido tiempo doble.
Pero nunca llegué a hablar con ella. ¿Está bien? Puedo ver donde terminarán las cosas para ellos dos. Tengo que hacer la charla del sexo seguro. En el fondo de mi mente, espero que lea uno de los carteles en la parte posterior de las puertas de los aseos.
Mis pensamientos se estrellan contra mi cerebro, luchando con la difusa sensación de embriaguez. Hace tanto calor aquí, es demasiado ruidoso, colorido, demasiado brillante. Mi cabeza comienza a ir a la deriva, ay no…y puedo sentir el suelo viniendo al encuentro de mi rostro o al menos así se siente. Lo último que oigo antes de desmayarme en los brazos de Justin, es su discordante calificativo.
—Mi.er.da.
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
hahaha pobre rayis :happuy:Teffybellorin escribió:Hahahahahaha
Síguela!
Se desmayó En los brazos de Justin!
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
Capítulo 9
Está muy silencioso. La luz es muy débil. Me siento cómoda y cálida en esta cama. Hmm… Abro mis ojos y por un momento estoy tranquila y serena, disfrutando los extraños y desconocidos alrededores. No tengo idea de dónde estoy. La cabecera detrás de mí tiene la forma de un enorme sol. Es extrañamente familiar. La habitación es grande, espaciosa y lujosa, amueblada en tonos cafés, dorados y beiges. La he visto antes. ¿Dónde?
Mi cerebro aturdido lucha a través de sus recientes memorias visuales. Mi.er.da. Estoy en el hotel Heathman… en una suite.
He estado parada en una habitación parecida a esta con Kate. Esta parece más grande. Oh,mi.er.da. Estoy en la suite de Justin Bieber. ¿Cómo llegué aquí?
Recuerdos fragmentados de la noche anterior regresan lentamente a atormentarme. La bebida, ay no la bebida, la llamada telefónica, oh no la llamada telefónica, el vómito, oh no el vómito. José y luego Justin. Oh no. Me estremezco por dentro. No recuerdo venir aquí. Estoy usando mi camiseta, sujetador y bragas. Sin calcetines. Sin jeans. Mi.er.da.
Echo un vistazo a la mesa de noche. En ella hay un vaso con jugo de naranja y dos pastillas. Que controlador es, piensa en todo. Me siento y tomo las pastillas. En realidad no me siento tan mal, probablemente mucho mejor de lo que merezco. El jugo de naranja tiene un sabor divino. Apaga la sed y es refrescante. Nada es mejor que el jugo de naranja recién exprimido para revivir una boca seca.
Hay un golpe en la puerta. Mi corazón salta a mi boca y parece que no puede encontrar mi voz. Él abre la puerta de todos modos y entra.
Santo infierno, ha estado haciendo ejercicio. Usa pantalones de chándal gris que cuelgan de sus caderas y una camiseta gris que esta oscurecida con sudor, al igual que su cabello. Sudor de Justin Bieber, la idea causa cosas extrañas en mí. Tomo una respiración profunda y cierro los ojos. Me siento como una niña de dos años. Si cierro mis ojos, entonces no estoy aquí realmente.
—Buenos días, ____(tn). ¿Cómo te sientes?
Oh, no.
—Mejor de lo que me merezco —murmuro.
Le doy un vistazo. Coloca una bolsa de compra grande en una silla y toma cada extremo de la toalla que tiene alrededor de su cuello. Me mira, ojos mieles y como siempre, no tengo idea de lo que está pensando. Esconde sus pensamientos y sentimientos tan bien.
—¿Cómo llegué aquí? —Mi voz es débil, con remordimientos.
Se acerca y se sienta en el borde de la cama. Está lo suficientemente cerca como para que lo pueda tocar, para que lo pueda oler. Oh... el sudor, gel de ducha y Justin, es un cóctel embriagador... mucho mejor que una margarita y ahora puedo hablar desde la experiencia.
—Después que te desmayaste, no quería arriesgar la tapicería de cuero en mi auto llevándote todo el camino a tu apartamento. Así que te traje aquí — dice pausadamente.
—¿Me pusiste en la cama?
—Sí. —Su rostro es imperturbable.
—¿Vomite de nuevo? —Mi voz es más silenciosa.
—No.
—¿Me desvestiste? —susurro.
—Sí. —Alza una ceja en mi dirección y me sonrojo furiosamente.
—Nosotros no... —le susurro, mi boca secándose con horror mortificado cuando no puedo completar mi pregunta. Miro mis manos.
—____(tn), estabas en estado de coma. La necrofilia no es lo mío. Me gusta que la mujer sea sensible y receptiva —dice secamente.
—Lo siento mucho.
Su boca se eleva ligeramente en una sonrisa irónica.
—Fue una noche divertida. Una que no olvidaré en un tiempo.
Yo tampoco; oh, el bastardo se ríe de mí. No le pedí que viniera a buscarme. De alguna forma, me ha hecho sentir como el villano de la obra.
—No tenías por qué rastrearme con cualquier cosa de James Bond que estés desarrollando para vender al mejor postor —digo bruscamente.
Me mira fijamente, sorprendido y si no me equivoco, un poco herido.
—En primer lugar, la tecnología para rastrear teléfonos celulares está disponible a través de Internet. En segundo lugar, mi compañía no invierte o fabrica cualquier tipo de dispositivos de vigilancia y en tercer lugar, si no hubiera ido por ti, probablemente estarías despertando en la cama del fotógrafo y por lo que puedo recordar, no estabas excesivamente entusiasmada sobre la forma en que te coqueteaba —dice agriamente.
¡La forma en que coqueteaba! Miro a Justin, me está mirando, sus ojos mieles brillantes, apenado. Trato de morderme el labio, pero fallo al reprimir la risa.
—¿De qué crónica medieval escapaste? —me río—Suenas como un distinguido caballero. Su humor cambia visiblemente. Sus ojos se suavizan y se expresión se hace cálida y veo un rastro de sonrisa en sus labios bellamente cincelados.
—____(tn), no lo creo. Caballero oscuro tal vez. —Su sonrisa es irónica y niega con la cabeza—. ¿Comiste anoche? —Su tono es acusador. Niego con la cabeza.
¿Qué gran transgresión he cometido ahora? Su mandíbula se aprieta, pero su rostro permanece imperturbable.
—Necesitas comer. Por eso estabas tan mal. Honestamente ____(tn), es la regla número uno al beber. —Pasa sus manos por su cabello y sé que es porque está exasperado.
—¿Vas a continuar regañándome?
—¿Es eso lo que estoy haciendo?
—Creo que sí.
—Tienes suerte de que sólo te estoy regañando.
—¿Qué quieres decir?
—Bueno, si fueras mía, no serías capaz de sentarte durante una semana después de la proeza que hiciste ayer. No comiste, te emborrachaste, te pusiste en riesgo.
Cierra sus ojos, el temor grabado en su hermoso rostro y se estremece un poco. Cuando abre sus ojos, me mira
—Odio pensar en lo que podría haberte pasado.
Frunzo el ceño en su dirección. ¿Cuál es su problema? ¿Qué soy de él? Si fuera suya... bueno, no lo soy. Aunque tal vez, a una parte de mí le gustaría serlo. El pensamiento penetra a través de la irritación que siento ante sus palabras arrogantes. Me sonrojo ante la rebeldía de mi subconsciente; ella está haciendo su baile de felicidad en una brillante falda hawaiana de color rojo ante la idea de ser suya.
—Habría estado bien. Estaba con Kate.
—¿Y el fotógrafo? —me dice bruscamente.
Hmm... el joven José. Voy a tener que enfrentarme a él en algún momento.
—José solo se pasó de la raya. —Me encojo de hombros.
—Bueno, la próxima vez que se pase de la raya, tal vez alguien debería enseñarle buenos modales.
Está muy silencioso. La luz es muy débil. Me siento cómoda y cálida en esta cama. Hmm… Abro mis ojos y por un momento estoy tranquila y serena, disfrutando los extraños y desconocidos alrededores. No tengo idea de dónde estoy. La cabecera detrás de mí tiene la forma de un enorme sol. Es extrañamente familiar. La habitación es grande, espaciosa y lujosa, amueblada en tonos cafés, dorados y beiges. La he visto antes. ¿Dónde?
Mi cerebro aturdido lucha a través de sus recientes memorias visuales. Mi.er.da. Estoy en el hotel Heathman… en una suite.
He estado parada en una habitación parecida a esta con Kate. Esta parece más grande. Oh,mi.er.da. Estoy en la suite de Justin Bieber. ¿Cómo llegué aquí?
Recuerdos fragmentados de la noche anterior regresan lentamente a atormentarme. La bebida, ay no la bebida, la llamada telefónica, oh no la llamada telefónica, el vómito, oh no el vómito. José y luego Justin. Oh no. Me estremezco por dentro. No recuerdo venir aquí. Estoy usando mi camiseta, sujetador y bragas. Sin calcetines. Sin jeans. Mi.er.da.
Echo un vistazo a la mesa de noche. En ella hay un vaso con jugo de naranja y dos pastillas. Que controlador es, piensa en todo. Me siento y tomo las pastillas. En realidad no me siento tan mal, probablemente mucho mejor de lo que merezco. El jugo de naranja tiene un sabor divino. Apaga la sed y es refrescante. Nada es mejor que el jugo de naranja recién exprimido para revivir una boca seca.
Hay un golpe en la puerta. Mi corazón salta a mi boca y parece que no puede encontrar mi voz. Él abre la puerta de todos modos y entra.
Santo infierno, ha estado haciendo ejercicio. Usa pantalones de chándal gris que cuelgan de sus caderas y una camiseta gris que esta oscurecida con sudor, al igual que su cabello. Sudor de Justin Bieber, la idea causa cosas extrañas en mí. Tomo una respiración profunda y cierro los ojos. Me siento como una niña de dos años. Si cierro mis ojos, entonces no estoy aquí realmente.
—Buenos días, ____(tn). ¿Cómo te sientes?
Oh, no.
—Mejor de lo que me merezco —murmuro.
Le doy un vistazo. Coloca una bolsa de compra grande en una silla y toma cada extremo de la toalla que tiene alrededor de su cuello. Me mira, ojos mieles y como siempre, no tengo idea de lo que está pensando. Esconde sus pensamientos y sentimientos tan bien.
—¿Cómo llegué aquí? —Mi voz es débil, con remordimientos.
Se acerca y se sienta en el borde de la cama. Está lo suficientemente cerca como para que lo pueda tocar, para que lo pueda oler. Oh... el sudor, gel de ducha y Justin, es un cóctel embriagador... mucho mejor que una margarita y ahora puedo hablar desde la experiencia.
—Después que te desmayaste, no quería arriesgar la tapicería de cuero en mi auto llevándote todo el camino a tu apartamento. Así que te traje aquí — dice pausadamente.
—¿Me pusiste en la cama?
—Sí. —Su rostro es imperturbable.
—¿Vomite de nuevo? —Mi voz es más silenciosa.
—No.
—¿Me desvestiste? —susurro.
—Sí. —Alza una ceja en mi dirección y me sonrojo furiosamente.
—Nosotros no... —le susurro, mi boca secándose con horror mortificado cuando no puedo completar mi pregunta. Miro mis manos.
—____(tn), estabas en estado de coma. La necrofilia no es lo mío. Me gusta que la mujer sea sensible y receptiva —dice secamente.
—Lo siento mucho.
Su boca se eleva ligeramente en una sonrisa irónica.
—Fue una noche divertida. Una que no olvidaré en un tiempo.
Yo tampoco; oh, el bastardo se ríe de mí. No le pedí que viniera a buscarme. De alguna forma, me ha hecho sentir como el villano de la obra.
—No tenías por qué rastrearme con cualquier cosa de James Bond que estés desarrollando para vender al mejor postor —digo bruscamente.
Me mira fijamente, sorprendido y si no me equivoco, un poco herido.
—En primer lugar, la tecnología para rastrear teléfonos celulares está disponible a través de Internet. En segundo lugar, mi compañía no invierte o fabrica cualquier tipo de dispositivos de vigilancia y en tercer lugar, si no hubiera ido por ti, probablemente estarías despertando en la cama del fotógrafo y por lo que puedo recordar, no estabas excesivamente entusiasmada sobre la forma en que te coqueteaba —dice agriamente.
¡La forma en que coqueteaba! Miro a Justin, me está mirando, sus ojos mieles brillantes, apenado. Trato de morderme el labio, pero fallo al reprimir la risa.
—¿De qué crónica medieval escapaste? —me río—Suenas como un distinguido caballero. Su humor cambia visiblemente. Sus ojos se suavizan y se expresión se hace cálida y veo un rastro de sonrisa en sus labios bellamente cincelados.
—____(tn), no lo creo. Caballero oscuro tal vez. —Su sonrisa es irónica y niega con la cabeza—. ¿Comiste anoche? —Su tono es acusador. Niego con la cabeza.
¿Qué gran transgresión he cometido ahora? Su mandíbula se aprieta, pero su rostro permanece imperturbable.
—Necesitas comer. Por eso estabas tan mal. Honestamente ____(tn), es la regla número uno al beber. —Pasa sus manos por su cabello y sé que es porque está exasperado.
—¿Vas a continuar regañándome?
—¿Es eso lo que estoy haciendo?
—Creo que sí.
—Tienes suerte de que sólo te estoy regañando.
—¿Qué quieres decir?
—Bueno, si fueras mía, no serías capaz de sentarte durante una semana después de la proeza que hiciste ayer. No comiste, te emborrachaste, te pusiste en riesgo.
Cierra sus ojos, el temor grabado en su hermoso rostro y se estremece un poco. Cuando abre sus ojos, me mira
—Odio pensar en lo que podría haberte pasado.
Frunzo el ceño en su dirección. ¿Cuál es su problema? ¿Qué soy de él? Si fuera suya... bueno, no lo soy. Aunque tal vez, a una parte de mí le gustaría serlo. El pensamiento penetra a través de la irritación que siento ante sus palabras arrogantes. Me sonrojo ante la rebeldía de mi subconsciente; ella está haciendo su baile de felicidad en una brillante falda hawaiana de color rojo ante la idea de ser suya.
—Habría estado bien. Estaba con Kate.
—¿Y el fotógrafo? —me dice bruscamente.
Hmm... el joven José. Voy a tener que enfrentarme a él en algún momento.
—José solo se pasó de la raya. —Me encojo de hombros.
—Bueno, la próxima vez que se pase de la raya, tal vez alguien debería enseñarle buenos modales.
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
—Eres bastante disciplinario —le digo entre dientes.
—Oh, ____(tn), no tienes idea.
Sus ojos se entrecierran y luego sonríe con malicia. Es cautivadora. Un minuto, estoy confundida y enojad, y después, estoy mirando a su bella sonrisa. Wow... estoy en trance y es porque su sonrisa es tan rara. He olvidado de qué está hablando.
—Voy a tomar una ducha. ¿A menos que prefieras ducharte primero? —Ladea la cabeza hacia un lado, aun sonriendo.
Los latidos de mi corazón se aceleran y mi bulbo raquídeo ha dejado de funcionar para que mis pulmones se recuperen. Su sonrisa se ensancha, se acerca y dirige su pulgar hacia abajo por mi mejilla y a través de mi labio inferior.
—Respira, ____(tn) —susurra y se levanta—. El desayuno estará aquí en quince minutos. Debes estar muerta de hambre. —Se dirige al baño y cierra la puerta.
Dejo escapar el aire que había estado reteniendo. ¿Por qué es tan condenadamente atractivo? En este momento, quiero ir y unirme a él en la ducha. Nunca me he sentido así por nadie. Mis hormonas están en una carrera. Mi piel hormiguea por donde pasó su pulgar, sobre mi rostro y el labio inferior. Me siento retorcer con una necesidad, ansia... incomodidad. No entiendo esta reacción. Hmm... Deseo. Esto es deseo. Así es como se siente.
Me recuesto en las suaves almohadas llenas de plumas. “Si fueras mía.” Oh Dios… ¿qué haría para ser suya? Él es el único hombre que alguna vez ha agitado mi sangre. Sin embargo, es tan antagónico también; es difícil, complicado y confuso. Un minuto me rechaza, al siguiente me envía libros de catorce mil dólares, luego me rastrea como un acosador. Y aun así, pasé la noche en su habitación de hotel y me siento a salvo. Protegida. Le importo lo suficiente para ir y rescatarme de algún peligro percibido erróneamente. No es un caballero oscuro en absoluto, sino un caballero blanco en armadura brillante y deslumbrante, un clásico héroe romántico.
Salgo de su cama, buscando frenéticamente mis pantalones. Él aparece del baño, mojado y brillante por la ducha, todavía sin afeitar, con sólo una toalla alrededor de su cintura y ahí estoy yo… con las piernas desnudas y embobada. Está sorprendido de verme fuera de la cama.
—Si estás buscando tus pantalones, los envíe a la lavandería,estaban salpicados de tu vomito.
—Oh. —Me pongo color escarlata. ¿Por qué en la tierra siempre me atrapa a la defensiva?
—Envíe a Kenny por otro par y unos zapatos. Están en la bolsa de la silla.
Ropa limpia. Que bonus tan inesperado.
—Um… tomaré una ducha —murmuro—. Gracias —¿Qué más puedo decir?
Tomo la bolsa y entro disparada al baño, lejos de la proximidad de un Justin desnudo. El David de Miguel Ángel no tiene ninguna posibilidad contra él.
El baño está lleno de vapor. Arranco mi ropa y rápidamente me meto a la ducha, ansiosa de estar bajo el chorro de agua. Cae en cascada sobre mí y alzo mi rostro hacia el bienvenido torrente. Deseo a Justin Bieber. Lo deseo demasiado. Es simple. Por primera vez en mi vida, quiero estar en la cama con un hombre. Quiero sentir sus manos y su boca en mí.
Él dijo que le gustaba que su mujer estuviese consciente. Entonces no es célibe! Pero él no se aprovechó, a diferencia de Paul o José. No entiendo. ¿Me desea? No me besó la semana pasada. ¿Soy repelente? Y sin embargo, aquí estoy y me trajo él. Simplemente no sé a qué está jugando. ¿Qué está pensando? Has dormido toda la noche en su cama y no te tocó, _____(tn). Haz la suma. Mi subconsciente alza su parte fea y vil, la ignoro.
El agua es caliente y relajante. Hmm… podría quedarme bajo esta ducha, en este baño, por siempre. Alcanzo el jabón y huele a él. Es un olor delicioso. Lo froto por todo mi cuerpo, fantaseando que es él quien frota este jabón con esencia celestial por mi cuerpo, por mis pechos, sobre mi estómago y entre mis muslos con sus largos dedos. Oh mi Dios. Mi corazón se acelera de nuevo, esto se siente tan… tan bien.
—El desayuno está aquí. —Golpea la puerta, asustándome.
—Oh, ____(tn), no tienes idea.
Sus ojos se entrecierran y luego sonríe con malicia. Es cautivadora. Un minuto, estoy confundida y enojad, y después, estoy mirando a su bella sonrisa. Wow... estoy en trance y es porque su sonrisa es tan rara. He olvidado de qué está hablando.
—Voy a tomar una ducha. ¿A menos que prefieras ducharte primero? —Ladea la cabeza hacia un lado, aun sonriendo.
Los latidos de mi corazón se aceleran y mi bulbo raquídeo ha dejado de funcionar para que mis pulmones se recuperen. Su sonrisa se ensancha, se acerca y dirige su pulgar hacia abajo por mi mejilla y a través de mi labio inferior.
—Respira, ____(tn) —susurra y se levanta—. El desayuno estará aquí en quince minutos. Debes estar muerta de hambre. —Se dirige al baño y cierra la puerta.
Dejo escapar el aire que había estado reteniendo. ¿Por qué es tan condenadamente atractivo? En este momento, quiero ir y unirme a él en la ducha. Nunca me he sentido así por nadie. Mis hormonas están en una carrera. Mi piel hormiguea por donde pasó su pulgar, sobre mi rostro y el labio inferior. Me siento retorcer con una necesidad, ansia... incomodidad. No entiendo esta reacción. Hmm... Deseo. Esto es deseo. Así es como se siente.
Me recuesto en las suaves almohadas llenas de plumas. “Si fueras mía.” Oh Dios… ¿qué haría para ser suya? Él es el único hombre que alguna vez ha agitado mi sangre. Sin embargo, es tan antagónico también; es difícil, complicado y confuso. Un minuto me rechaza, al siguiente me envía libros de catorce mil dólares, luego me rastrea como un acosador. Y aun así, pasé la noche en su habitación de hotel y me siento a salvo. Protegida. Le importo lo suficiente para ir y rescatarme de algún peligro percibido erróneamente. No es un caballero oscuro en absoluto, sino un caballero blanco en armadura brillante y deslumbrante, un clásico héroe romántico.
Salgo de su cama, buscando frenéticamente mis pantalones. Él aparece del baño, mojado y brillante por la ducha, todavía sin afeitar, con sólo una toalla alrededor de su cintura y ahí estoy yo… con las piernas desnudas y embobada. Está sorprendido de verme fuera de la cama.
—Si estás buscando tus pantalones, los envíe a la lavandería,estaban salpicados de tu vomito.
—Oh. —Me pongo color escarlata. ¿Por qué en la tierra siempre me atrapa a la defensiva?
—Envíe a Kenny por otro par y unos zapatos. Están en la bolsa de la silla.
Ropa limpia. Que bonus tan inesperado.
—Um… tomaré una ducha —murmuro—. Gracias —¿Qué más puedo decir?
Tomo la bolsa y entro disparada al baño, lejos de la proximidad de un Justin desnudo. El David de Miguel Ángel no tiene ninguna posibilidad contra él.
El baño está lleno de vapor. Arranco mi ropa y rápidamente me meto a la ducha, ansiosa de estar bajo el chorro de agua. Cae en cascada sobre mí y alzo mi rostro hacia el bienvenido torrente. Deseo a Justin Bieber. Lo deseo demasiado. Es simple. Por primera vez en mi vida, quiero estar en la cama con un hombre. Quiero sentir sus manos y su boca en mí.
Él dijo que le gustaba que su mujer estuviese consciente. Entonces no es célibe! Pero él no se aprovechó, a diferencia de Paul o José. No entiendo. ¿Me desea? No me besó la semana pasada. ¿Soy repelente? Y sin embargo, aquí estoy y me trajo él. Simplemente no sé a qué está jugando. ¿Qué está pensando? Has dormido toda la noche en su cama y no te tocó, _____(tn). Haz la suma. Mi subconsciente alza su parte fea y vil, la ignoro.
El agua es caliente y relajante. Hmm… podría quedarme bajo esta ducha, en este baño, por siempre. Alcanzo el jabón y huele a él. Es un olor delicioso. Lo froto por todo mi cuerpo, fantaseando que es él quien frota este jabón con esencia celestial por mi cuerpo, por mis pechos, sobre mi estómago y entre mis muslos con sus largos dedos. Oh mi Dios. Mi corazón se acelera de nuevo, esto se siente tan… tan bien.
—El desayuno está aquí. —Golpea la puerta, asustándome.
Laura Bieber <3
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