Tienes derecho a guardar silencio. (One Direction y Tú) Semi-Hot

Capítulo 8: ¿Aceptas la nueva regla?. MARATÓN 1/3

 
—    ¿¡Acaso eres un imbécil, Harry!?.
Estábamos en la bomba donde cargaríamos gasolina al bus y Lou nos llamó a ambos para regañarnos.
Liam había abierto la cortina y separó a Harry de mi cuerpo, golpeándolo en la nuca al darse cuenta de que yo quería salir de ahí por escuchar que iba a sobrepasarse conmigo.
No me iba a acostar con él.
No mientras tuviera algo de consciencia dentro de mí por convertirme en algo que no era.
Me moví en mi posición sentada mientras Lou caminaba de lado a lado con su mano masajeando las cienes de su cabeza. Harry se encontraba a mi lado; Louis, Zayn, Niall y Liam sentados alrededor con sus ojos puestos en ambos.
—    ¿Acaso no pensaste en ella? ¡Mierda, Harry, la ibas a violar!
Su voz nos hizo saltar más de lo que la última palabra nos afectó, cerré mis ojos por el miedo y pude sentir que mi compañero de regaño se tensaba.
—    Yo no la iba a violar. —Dijo con determinación.
Lou tomó aire y preguntó furiosa—: ¿¡No!? ¿Entonces por qué Liam tuvo que escuchar los gritos de ayuda para separarlos? Pensé que no te agradaba, Styles.
Su apellido lo hizo reaccionar y levantó la mirada totalmente seria hacia ella.
—    Nunca dije que no me gustara. Estás siendo melodramática con que solo la haya besado.
Alto.
¿Solo besado? ¡Estuve a punto de dejarme llevar por sus impulsos!
Fruncí el ceño y apreté los puños con gran enojo, ¿Acaso no se daba cuenta de lo que había hecho? Esto acababa aquí.
—    Muy bien. —Dije con furia—. Lou, tengo algo que pedirte.
Todos su rostros voltearon hacia mí y la estilista se cruzó de brazos con una expresión divertida, al parecer sabía lo que estaba a punto de decir.
Apunté el rostro de Harry con el pulgar y dije—: Si ellos tienen reglas en el acuerdo, ¿Puedo agregar alguna?
Lou sonrió y puso sus palmas ahora sobre su cadera, atenta al igual que todos.
Asentí decidida y me levanté.
—    Nada de “Solo besar”. Aquí, al parecer, entienden que besar es “follar” con alguien. —Bien, lo dije fuerte y claro—. Si quieren acallar sus malditas hormonas entonces aprenderán a controlarse, no como éste imbécil de aquí.
En ese momento apunté su entrepierna con mi dedo índice y continué—: Si quieren mantener a sus pequeños a salvo, entonces la regla de “Solo besar” quedará ahí, en “Solo. Besar.”
—    Tú no puedes… —Comenzó Harry.
—    Alto. —Lo interrumpí—. Estás a punto de perder a tus hijos si continúas hablando.
Sus ojos dieron un brillo especial y bajó la guardia. Ése era mi momento de hacerme respetar.
—    En cuento a ustedes… —Miré a los cuatro restantes para darles mi sermón—. Dejarán de querer tener el control de la situación, ¿De acuerdo?
Lou se acercó hacia mí y dijo—: La regla número uno de ____ será aquella, “Respetar tu espacio”.
Mis mejillas ardieron de tanta palabra salida y solté un fuerte suspiro de agotamiento, aproveché que el bus aún continuaba cargando combustible y alcancé mi chaqueta para salir al frío invierno pensando por un momento en estar sola.
Tenían que hacerles saber que no podían jugar conmigo de aquella manera, ¿Querían a una Asistente? Bien, la tendrían, pero no sin antes una regla a mi favor.
 
Saqué del bolsillo mi móvil mientras caminaba por la carretera, la nieve había cubierto gran parte de las praderas a nuestro alrededor y miré la hora, habían pasado dos horas desde que escapé del bus. No fui muy lejos, solo quería pensar a solas.
Marqué el número de Emily y esperé que contestase.
—    ¡____! ¡Buenos días!
Su buen ánimo me hizo sonreír, amaba cuando tenía buen humor.
—    Hola, Em. —Le contesté.
Me dejé caer sobre la nieve y apoyé mi brazo libre para dejarme medianamente inclinada, observando el cielo gris e iluminado por el sol.
—    ¿Sabes? El otro día Will vino a buscarte, creí que sabía lo de tu nuevo trabajo. 
Cerré los ojos y le respondí—: Will nunca sabe nada. Tengo que contarle dos veces las cosas para que recuerde bien lo que le he dicho, ¿Papá está contigo?
Quería hablar con él. Él siempre decía lo que pensaba.
Emily fue en su busca y al escuchar su voz mi garganta se contrajo.
—    ¿Ann? —Me habló—. ¿Qué ocurre?
Mi espalda comenzó a enfriarse, pero continué hablando de todas maneras aunque el frío después podría enfermarme.
—    Es difícil… —Murmuré.
Papá suspiró en la otra línea y dijo—: Lo sé, es difícil. Pero cada día es una nueva propuesta al cambio que has hecho, ¿No lo crees? Puedes superarlo.
Era verdad, pero aun así no sabía por lo que estaba pasando.
—    Quiero hacerlo, de verdad. Me duele de tanto querer ser fuerte.
—    Eres y siempre serás fuerte, Ann. Solo ponte firme ante ello como tu padre.
—    Perdón si te molesté, sé que estabas yendo a dejar a Emily a su escuela.
Su risa me motivó y también lo hice, reír era una buena manera de aflojar la tensión.
—    No te preocupes, siempre es bueno hablar con tus hijas de vez en cuando.
“Te extraño”, pensé. Pero no quería demostrar debilidad en esos momentos.
Me despedí con total naturalidad y dejé caer mi peso por toda la nieve, abrí mis brazos y sentí por completo la nieve. 
Casi me quedo dormida, pero al escuchar unos pares de pasos hacia mí abrí los ojos con sorpresa.
Liam estaba parado a mi lado observándome confundido y asustado a la vez.
—    ¿Qué ocurre? —Le pregunté levantándome del suelo.
—    Creí… que habías desaparecido…— Suspiró.
Su rostro se contrajo de alivio cuando se acercó y me rodeó con los brazos. Estaba abrazándome.
Respiró el aroma de mi cabello y luego nos separó un poco para observar mi rostro atentamente. Yo solo estaba aturdida, no sabía cómo me había encontrado ni tampoco porqué había estado tan preocupado al encontrarme, solo lo veía mientras me inspeccionaba parte por parte.
—    ¿Estabas buscándome? —Le pregunté.
Él asintió y mi corazón se estrujó.
—    ¿Por qué?
—    Porque debería haberme disculpado antes, quería hacerlo.
Liam…
—    Quiero ser… un amigo, creo. —Murmuró.
Levanté la mirada a sus ojos. ¿Un amigo? No creí en serlo antes de todo, ni si quiera como una fantasía de Emily por hacernos conocidos. Solté un suspiro ante su petición, él realmente estaba arrepentido de todo.
—    No puedes llegar y preguntarme en ser mi amigo, Liam.
Negó con su cabeza, entendiendo lo que estaba diciendo.
—    Debes ganártelo. 
—    Supongo que a William Benneck no le gustará, ¿O si?
Will.
¿Cómo sabía de él?
Oh, cierto. Todos habían escuchado mis conversaciones por teléfono. Pero, ¿A qué se refería con que no le gustará?
Al parecer supo lo que estaba pensando, porque se alejó de mi cuerpo y se cruzó de brazos bajando la mirada.
—    ¿Hablabas con tu novio hace poco? Parecías muy entusiasmada cuando llamó.
De acuerdo, estaba metida en un lío muy grande. Primero, el secreto de que Will era homosexual solo lo conocían Lindsay y Hannah; Segundo, todo el mundo pensaba que estaba saliendo con él incluso ellos, cuando en realidad había creado esa mentira para acallar a mis padres y ser un poco más libre.
No sabía si realmente debía decirles la verdad. Pero… tal vez a él si.
—    No es totalmente mi… novio. —Murmuré.
Su rostro se iluminó y retrocedió desviando la mirada hacia el camino que llevaba de vuelta al bus.
—    De verdad lo lamento, ¿Sabes? No suelo convivir día y noche con una chica de mi edad…
Sonreí. Tenía razón. No siempre puedes vivir en un mismo lugar con cinco chicos famosos que necesitan atención femenina restringida.
—    Vaya. —Dijo.
Sus ojos estaban otra vez sobre mí. Hicieron arder mis mejillas.
—    ¿Q-Qué ocurre? —Le pregunté.
—    Estás sonriéndome. —Respondió—. No sueles hacerlo a menudo.
Bajé mi mirada hacia la nieve del suelo y me abracé a mí misma, me sentí vulnerable por su comentario.
Alzó una de sus manos extendiéndola enfrente y supe lo que quería. Comenzar de nuevo.
La acepté con gusto y me tiró por el camino hacia el bus otra vez. Puede que no sean de mi total agrado, pero Liam si había aceptado la nueva regla al trato.
 
—    ¿Quieres un café? —Me preguntó Liam.
Ambos estábamos sentados en el mesón, mi cuerpo estaba totalmente frío por la nieve y me acurruqué bajo una manta que Lou me entregó al verme llegar junto a él.
Era la segunda vez que alguien me ofrecía un café como mi debilidad, ¿Acaso era tan obvio?
—    A veces a Josh se le escapan algunos detalles, sobre todo cuando te incumben a ti y a Harry al mismo tiempo. —Me sonrió.
Miré sobre su hombro y el rizado nos observó. Estaba demasiado callado para ser él. 
Volví con Liam y él agrandó su sonrisa al verme aceptar su taza de café. Sería amable por esta vez.
—    ¿Alguien más que sepa sobre más sobre mí aparte de ustedes? —Pregunté mientras tomaba un sorbo.
Su rostro pensativo duró un par de segundos y luego dijo—: En unos días conocerás a Andy, es un gran amigo mío y suele colarse en nuestros conciertos, puede que se me haya soltado también el que estuvieses con nosotros.
Genial, otro intruso.
Estornudé y Liam se puso en alerta de inmediato, concentró su atención en cómo limpiaba mi nariz con un pañuelo y luego desvió la mirada al darse cuenta de qué estaba haciendo. Raro.
—    Si quieres puedo pedirle a Louis que vaya a buscar las medicinas que están en el otro bus. Pareces haberte resfriado.
Le negué con la cabeza y tomé otro sorbo de mi café. Lo último que necesitaba era que entrasen más en mi vida.
—    ¿Por qué nos tratas de diferente manera? —Preguntó.
Le observé por sobre la taza y con una ojeada a su espalda supuse que los demás estarían escuchando, aunque actuasen como si no lo hicieran.
—    Porque no me agradan lo suficiente para tenerles confianza alguna.
Y volví a ser la fría ____ que había sido antes. Antes del beso con Harry y la ayuda generosa de Liam.
—    No parecía importarte en mi camarote. —Alzó la voz el de cabello rizado.
Golpeé la taza contra el mesón e intenté levantarme para encararlo, pero aquel movimiento hizo que me mareara y sostuve mi cabeza con una de mis manos.
—    ¿Te encuentras bien? —Escuché a Liam.
Le asentí y me apoyé con la otra mano sobre la mesa, todo me daba vueltas.
—    Solo necesito sentarme, no te preocupes. —Y lo hice.
Dejé caer con brusquedad mi peso sobre el banco y pude devolver todo en su orden. Zayn pasó a nuestro lado con un vaso de gaseosa en su mano y sacó un sándwich de la nevera. Aunque no lo viera, sabía que había visto mi estado al devolverse al sofá.
No debía demostrar debilidad, o entrarían a mí como las abejas en flor.
—    Entonces… ¿Qué puedo hacer para tener tu confianza? —La voz de Liam cada vez se hacía más lejana.
—    Podrías… no lo sé… —El dolor que me produjo en las sienes fue insoportable, tanto que no sabía ya que decir—. Es… complicado…
Cerré los ojos y arrugué la frente, iba a desmayarme.
—    ¿____? —Me llamó Liam.
Bajé mi cabeza, ya no lo soportaba más.
—    Estúpido, llama a emergencias ahora.
“No. No. No llamen a nadie.”, quise decir.
—    ¿Puedes escucharme, ____? No te vayas por favor, mírame.
Abrí los ojos y me encontré en el suelo, aún aturdida busqué la voz del chico que decía esas palabras. ¿Cómo se llamaba…?
—    ¡Paul, levántala! —La voz de una mujer apareció también.
Un par de manos me sostuvieron en el aire lo suficientemente delicado como para dormir en ellas, luego me dejaron con la misma calidez sobre el sofá.
Comencé a cerrar los ojos. Mientras lo hacía, varios rostros aparecieron frente a mí preocupados.
Niall, Louis, Liam, Zayn, Lou, Paul. Y Harry.

Les haré un maratón ya que hoy tuve el día libre y se acerca mi cumpleaños #18 :) Ojalá les guste y decidí cambiar el nombre de la nombre a solo 'Tienes derecho a guardar silencio'

Capítulo 9: ¿Aceptas la nueva regla?. MARATÓN 2/3

 
Todo estaba calmado. Mi cuarto estaba a oscuras mientras intentaba levantarme, si recordaba cómo era mi habitación por las noches entonces podría ubicarme para ir al baño.
Quería un poco de agua.
Cuando bajé del colchón y me puse de pie, di la vuelta a la cama para buscar la pared. Solo que no existía la pared.
Levemente comencé a acostumbrarme a la oscuridad y pude ver que aquella no era mi cama, ni mis muebles, nada. Era la habitación de alguien.
Fui hacia el velador e intenté encender sin problemas la luz. Al hacerlo todo quedó iluminado por la lámpara y quedé petrificada observando el lugar.
Era lujoso, con muchos artefactos eléctricos de alto costo y lencería del mismo estilo que un palacio.
¿Qué hacía yo ahí?
Miré por la ventana y quedé aún más aturdida. ¡Estaba aproximadamente nueve pisos sobre el suelo!
¿Cómo llegué a ese lugar? ¿Quién me trajo?
Un papel llamó mi atención de la mesita y corrí a leerlo. The Shelbourne, Dublín.
¿¡Un hotel en Dublín!?
Y entonces recordé todo.
Emily. El evento. El trato. Mi enojo. Los besos. La nieve. Mareo. One Direction.
—    ¡Despertaste!
La voz de Lou apareció de repente y volteé hacia la puerta abierta, dejando entrar a la mujer de cabello platinado con una gran sonrisa en su rostro.
—    ¿Cómo te sientes? ¿Quieres un vaso de agua? Deberías de acostarte, no te has recuperado del todo.
Todas aquellas palabras me dieron migraña. ¿Qué me había ocurrido?
Me senté en la cama y Lou dejó el agua que tenía en sus manos sobre el velador. Luego se sentó a mi lado.
—    Te estarás preguntando qué sucedió. —Exacto, leyó mis pensamientos—. Bueno… yendo al grano te desmayaste, si no fuese porque estabas con los chicos nunca te hubiésemos traído al hotel a tiempo. Tenías mucha fiebre y no lográbamos hacerte responder.
—    ¿Cómo… me trajeron aquí…? —Murmuré.
Ella sonrió y dijo—: Paul siempre está ahí para ayudarnos. Sobre todo cuando hay una damisela en peligro.
Aquel comentario me hizo sonreír. Paul era un buen guardaespaldas.
—    ¿Puedes… recibir visitas? He estado alejándolos de la habitación desde que llegamos. —Comentó con nerviosismo.
La observé un par de segundos y recordé aquellos rostros preocupados antes de caer dormida. Tal vez no sería tan malo que los calme un poco.
—    Si, pueden entrar.
—    Oh, bien. Porque han dormido en el suelo del pasillo esperando por verte.
Mi corazón se aceleró y abrí los ojos sorprendida. ¿Todo este tiempo? Alto, ¿Cuánto había pasado?
—    ¿Desde cuándo estoy en ésta habitación? —Le pregunté.
Se levantó del colchón y fue hacia la puerta, antes de girar el pestillo miró por sobre su hombro y dijo—: Hoy es el último concierto en Dublín.
Dos días.
Era una broma.
La puerta se abrió y Lou despertó con un regaño a los cinco idiotas que estaban acostados en el suelo. No podían haberse quedado ahí día y noche esperando a que despertara. Su concierto anterior debieron de haberlo hecho demasiado rápido como para volver aquí de inmediato.
Bajé la mirada hacia mis muslos cuando sentí los comentarios de todos entrando a la habitación, intentando darme fuerza para enfrentarlos a los cinco.
—    ¿Estás bien? —Dijo Liam.
Esperaban mi respuesta.
Un segundo.
Dos.
Tres.
No sabía qué decirles.
—    No puedes quedarte callada, ____. Ya pasamos por eso una vez.
Aquel comentario fue de Zayn.
Ladeé mi cabeza dejando caer mi cabello hacia un costado y me escondí de ellos. No quería dejarlos entrar. No ahora que tenía que ser fuerte.
El peso de alguien apareció al lado del mío sobre el colchón y di un salto, luego volteé y Louis se había sentado sin permiso alguno. Sonrió cuando logró captar mi atención.
—    Dime, ____. ¿Te gusta el café? —Dijo.
Mierda. Mis ojos comenzaron a ver todo borroso, pero no por querer desmayarme otra vez, si no por las lágrimas que estaban formándose en ellos.
Aquella pregunta comenzaba con todo desde el inicio, no lo averiguarían por conclusión, lo averiguarían preguntando y adentrándose más en mi vida.
Si les respondía, había perdido. Si no lo hacía, los perdería a ellos.
Toda chica quiere amigos hombres que puedan comprenderte, apoyarte, enseñarte a crecer. Pero nunca creí que famosos como ellos serían tan normales como para arrepentirse de aquella manera por todo lo que había sucedido.
Niall corrió hacia mi lado contrario y rodeó sus brazos por sobre mi cintura, demostrando que todo estaba libre de contacto.
—    Lo lamento, lo lamento. De verdad, lo lamento. —Dijo rápidamente.
Lo observé confundida y sus ojos subieron hasta los míos. Me estaban dejando ver débil, y yo no quería serlo.
Arrugué los labios, pero no enfadada o algo, quería reprimir el llanto que se estaba formando en mi garganta.
—    No debimos dejarte salir con ese frío, Lou nos castigó por haberlo hecho y nos sentimos culpables por tu desmayo. —Escuché a Liam.
—    Perdónanos, ____ Blair.
Levanté la mano y acaricié el cabello rubio de Niall. Su rostro dejó atrás la preocupación y llenó mis ojos de felicidad, veía como cambiaba de opinión, como sus disculpas me destrozaban por dentro.
Solo faltaba alguien.
—    Yo… —Salió la voz de Harry.
Volteé lentamente observando su rostro y él desvió la mirada hacia el suelo al ver que prestaba atención.
—    No sé qué decir… —Murmuró.
Zayn le rodeó los hombros con uno de sus brazos y dijo—: Deja ese orgullo atrás, Harold.
Harold.
—    Ya cállate, Zayn. Nadie pidió tu opinión. —Lo increpó el de rulos.
Lo empujó con no tanta fuerza y soltó un poco de aire, luego levantó su par de ojos esmeralda y abrió la boca.
—    Lo siento. Soy un imbécil.
Pestañeé y con esas palabras bajaron las lágrimas que quería contener.
Su rostro se preocupó y dio un paso hacia mí, pero antes de que diera el segundo, Louis tomó mis mejillas para voltearme hacia él.
Sus ojos azules eran borrosos, no distinguía bien lo que estaba haciendo, pero sus suaves manos secaron con cuidado el llanto saliente y se inclinó a mi rostro.
Tocó mis labios con los suyos y mi vista se cerró con fuerza, no me había besado por necesidad, lo había hecho para pedirme perdón.
Al separarse, no aguanté más y dejé que Niall a mi otro costado me abrazase con más precisión, rodeé sus hombros con mis manos y saqué toda la pena que tenía sobre su cuello.
—    Cómo los odio… —Dije—. Los odio por preocuparse tanto por mí…
Los sollozos siguieron y me acurruqué más al cuerpo del irlandés, que aprovechó el momento de devolverme la caricia en mi cabello por aceptarlo y perdonarlo a la vez.
Me habían ganado. Ya no eran un quinteto famoso para los que tenía que trabajar, ahora eran un quinteto famoso que tenía que cuidar.
 
 
 
—    ¡Déjame hablar con Liam! —Gritó Emily unos quince minutos antes de que el concierto en la noche comenzara.
Tenía puesto un vestido de tela blanca, unas calzas negras y un gran chaquetón caqui con un bolso marrón para mis cosas. Lou me soltó el cabello y me lo dejó caer hacia adelante para que sobresaliese, aunque aún no quería destacar mucho. (X)
Estaba sentada en el banco al lado del camarín de los chicos, mirando el techo con una gran sonrisa en mi rostro.
—    Está con Lou en este momento, Em. No creo que sea buena idea interrumpirlos cuando deben prepararse. —Le comenté.
Un gemido de frustración salió al otro lado de la línea y yo reí.
—    Intentaré que te mande un saludo grabado, ¿Está bien? Lo prometo.
Su chillido de satisfacción se escuchó a lo lejos y puse mi mano sobre mi oreja dañada, eso sucedería a menudo.
Una luz parpadeante apareció a mi derecha y volteé sorprendida. Josh y Louis estaban sonriéndome, el primero con una cámara en mano.
—    ¿Por qué sacaste una fotografía…? ¡Alto! ¡Eso es invadir la privacidad! —Le reclamé.
—    ¿¡Te sacaron una foto!? ¡____ Ann Blair, hermana con suerte!
Olvidé por un segundo que estaba hablando con Emily.
—    Oh, lo lamento, Em. No estoy acostumbrada a…
Mi teléfono fue robado de mis manos y Louis se lo llevó a su oreja, abrí los ojos aturdida y otro flash apareció desde la cámara de Josh.
—    ¡Ya basta con eso! —Lo apunté.
Me levanté del asiento para quitarle mi móvil al de cabello castaño y ojos azules pero los brazos de otra persona me sostuvieron por detrás.
Di un grito ahogado cuando un par de labios besaron mi nuca y uno de sus brazos se encontraba totalmente tatuado.
—    Mantenla así, Zayn. —Ordenó Louis.
Intenté escapar de su agarre pero mientras más esfuerzo hacía, más juntaba mi espalda a su pecho.
Louis rió y habló por el móvil.
—    ¿Hola? Habla Louis Tomlinson-
El grito de Em sonó por todo el pasillo y me detuve de forcejear al ver el desconcierto del chico al escuchar a mi hermana. No sabía lo que estaba ocurriendo con ella.
Sonreí y seguí escuchando.
—    ¿De verdad? Oh, te quiero también. —Comenzó a decir—. Si… no lo sabía.
¿De qué estaban hablando?
Josh tomó un par de fotografías y fue en busca de los demás dentro de la habitación. Los tres salieron interesados en la escena que estábamos formando y yo me sonrojé ante el comentario de Louis con Em.
—    ¿Besarla? —Preguntó.
Sus ojos fueron hacia mí y yo me retorcí en los brazos de Zayn.
Rió y luego dijo—: De eso no hay problema, Emily. Solo queda Niall y Liam para que la besen-
Otro grito más y no lo soporté. Comencé a reír por los nervios y todos me observaron con atención al hacerlo, tenía mucho que descargarme por las cosas que estaban cambiando.
—    ¿Es la hermana de ____? —Preguntó Niall.
Louis le asintió y el rubio le quitó el teléfono de las manos.
—    Aquí Niall.
Esta vez el grito fue ahogado. Si seguían así harían morir a mi hermana, pero lo haría feliz por lo menos.
—    ¿Tienes Facetime? Hay algo que debo mostrarte.
Oh, por Dios. No iba a hacerlo.
Apretó una parte de la pantalla y se lo pasó de regreso a Louis, se acercó hacia mí para separarme de Zayn y rodeó mi cintura con sus brazos, acercándome a él tanto que lamió mi labio superior ante el gesto.
Me estremecí y finalmente juntó nuestras bocas.
Pude ver mi celular apuntando hacia nosotros justo antes de que la lengua de Niall entrase en mi cavidad, dejándome fuera de ese mundo el tiempo suficiente para dejarme llevar.
Solté un gemido y las manos de Niall apretaron con paciencia mis caderas, haciéndome saltar por la cercanía de nuestras cinturas.
—    Ya, suficiente. —Soltó Harry.
Tomó al rubio del cuello de su camisa y nos separó, los demás reían ante la escena de celos que estaba demostrando y me vi en la pantalla del móvil aún aturdida.
Le quité de las manos el teléfono al castaño y volví con Emily.
—    ¡Eres una maldita hermana con suerte! ¡Eso fue ardiente!
A lo lejos pude escuchar el regaño de mamá por su palabra. Tal vez no debería de estar tan cerca.
—    No, Em. Eso no… no deberías de haber visto eso… —No sabía qué decir.
Su risa penetró mis oídos y me relajé, luego se calmó y dijo—: Te daré permiso para que beses a Liam. Solo porque es el único que falta, ¿No es así? ¡Mi hermana ha besado a cuatro de los cinco chicos más hermosos del mundo!
Miré los rostros de los demás frente a mí y me sonrojé, di media vuelta justo después de que el flash de la cámara tomase aquel momento de vergüenza y caminé contrario al escenario simulando el buscar de un baño.
—    No le digas a nadie sobre esto, Em. Prométemelo. —Le advertí.
—    Lo prometo con toda mi vida, ____. —La imaginé sonriendo.
Me detuve, toqué mis labios hinchados ante el contacto del beso y miré por sobre el hombro.
Josh había subido al escenario junto con Sandy y los demás de la banda antes del grupo completo, miré la espalda del último en subir y me di cuenta de todo. Se habían preocupado, se habían disculpado, todos. Y en conclusión, ellos eran mis amigos.

Segunda parte del maratón :) 

Capítulo 10: Paparazzis. MARATÓN 3/3

 
 
—    Tengo hambre.
—    Tú siempre tienes hambre, Niall.
—    Pero ahora tengo mucha más hambre que antes, Zayn. Quiero una hamburguesa casera.
Revoloteé los ojos girando sobre mis talones y me encontré con la mirada de ruego del rubio a mi espalda.
La cocina estaba hecha un asco. Los idiotas habían comprado un par de combos en KFC y los restos los esparcieron por el suelo, mientras que Lou y yo salíamos al centro de la ciudad por ropa nueva.
Era 24 de marzo y tendrían toda la semana libre, pero cuando fueron las once de la noche, la casa de Lou quedaba cerca de la de los chicos y ellos tenían mi número… se les ocurrió llamar por mis servicios de Asistente.
—    ¿Sabes hacer una hamburguesa? Es fácil. —Sonrió Niall.
Di un suspiro ante su petición y peiné mi cabello hacia adelante. El chico siguió mis movimientos con calma y volví a rodear los ojos cundo supe lo que reemplazó a su necesidad por comer en ese momento.
—    Solo tienes que pedirlo, Niall. Me acostumbraré a que lo hagan de todas maneras.
En realidad nunca pensé en decir aquello, mucho menos frente a alguien que hacía soñar a miles de chicas y yo vivía con él.
Niall sonrió y bajó su cabeza hacia mi rostro, besó la comisura de mis labios y preguntó—: ¿Puedo besarte ahora?
Sentí mis mejillas arder y le asentí, rodeé su cuello con mis brazos y finalmente acabó con la distancia.
Me besó lentamente, probando principalmente si de verdad lo había aceptado. Luego sonrió antes de separarse, dio medio giro y agitó los brazos cantando por su victoria.
Había olvidado que los demás también se encontraban en la casa.
—    Mierda. —Soltó Zayn corriendo hacia la habitación próxima con sus manos entre las piernas.
Louis rió, rodeó los hombros de Harry con uno de sus brazos y exclamó—: Supongo que todos podríamos tener un beso de bienvenida.
—    ¡Un beso-hamburguesa! —Se burló Niall.
Llevé ambas palmas hacia mi boca y negué con la cabeza, quería que alguien me entendiese por alguna vez en la vida y aquella no era la forma de empezar el día.
Hoy volvería a mi casa antes de continuar con la gira, pero Lou me había querido comprar ropa antes de regresar y ahora ellos me tenían atrapada en ese lugar. Qué divertido.
—    Podrías darle uno a Liam, ¿No lo crees? Esos lindos labios quieren ser besados antes de que te vayas. —Soltó Louis.
Abrí la boca entre mis dedos y luego me retracté, no quería protestar por algo que me estaban pidiendo. Incluso sentí que debía de hacerlo. Pero al momento de mirar sobre los hombros del trío, vi al castaño viendo la televisión desinteresado en nuestra conversación, a lo que recordé la pregunta de Emily sobre su soltería días atrás.
¿De verdad estaba saliendo con alguien?
La puerta de la habitación de antes se abrió y Zayn salió más calmado que antes, estiró sus brazos por sobre la cabeza y le pidió a los demás que esperasen sus hamburguesas mientras las preparaba. Arrugué los labios ante su falta de respeto, pero luego de ver su guiño hacia mí supe que solo bromeaba.
—    Sabes que ahora solo estoy jugando. —Me sonrió.
Bajé las defensas antes de darme cuenta de que le devolvía la sonrisa también, muchos días había pasado como para confiar un poco en ellos.
Di la vuelta hacia el desorden de la cocina y suspiré agotada, debía de hacer algo por ese desastre.
Finalmente, fueron a sentarse junto a Liam y yo tomé una liga, levanté mis manos por sobre mi cabeza y até mi cabello en una cola. Sus constantes gruñidos al verme hacerlo me tenían acostumbrada.
Cuando acabé, ya había pasado la media noche y debía de regresar a casa.
Mi móvil sonó mientras lavaba mis manos en el lavaplatos y lo tomé desde el mesón pequeño a mi derecha.
—    ¿Diga? —Hablé ubicándolo entre mi hombro y mi oreja.
—    ¿Dónde estás, Ann?
Oh, no, mamá.
—    Emm… Estoy acabando con unas cosas, ¿Puedes llamar en unos…?
—    No, no lo haré. Se supone que hoy regresarías a casa y ya ha pasado un día desde que te esperamos. —Sonaba furiosa.
Miré hacia los chicos y un par me observó preocupada, sequé mis manos y cerré la llave de agua, les di la espalda y continué hablando.
—    Lo lamento, estaba ocupada y…
—    Emily ha querido verte durante todo el día, Ann. —¿Por qué dijo su nombre? — No ha dejado de preguntarme a qué hora llegarías.
—    Lo sé. ¿Podemos discutirlo cuando llegue? No es un buen momento para esto y menos con un teléfono de por medio.
Escuché su suspiro y finalmente dijo—: Está bien, pero asegúrate de llevar un suéter.
En el idioma mamá eso significaba “Cuídate”. Era muy orgullosa para términos así.
—    Yo… de acuerdo, lo siento.
Fue un murmullo muy bajo, pero bien alguno puede haberlo escuchado.
Cortó y bajé mis manos hacia mi pecho.
¿Por qué estaba enojada conmigo? Tenía diecinueve años y ya podía cuidarme sola. Pero lo que más me molestó no fue aquello, fue el hecho de escucharla llamar a Em por su nombre. Siempre le decía Annie cuando estaba frente a mí o “tu hermana” simplemente. Nunca le había dicho Emily.
Sentí una mano sobre mi hombro y retrocedí reflejando mi molestia, respirando con dificultad mientras veía a un Liam preocupado ante mi respuesta dándole al resto una advertencia que algo ocurría conmigo.
—    ¿Te encuentras bien? —Preguntó.
Asentí. Luego tomé con firmeza mi celular y lo sobrepasé buscando mis cosas. Sostuve mi bolso al mismo tiempo que soltaba mi cabello y pude sentir unos dos pares de pasos siguiéndome.
Harry y Liam.
—    ¿Quién llamó? —Preguntó el rizado con una leve arruga en su frente.
—    Nadie que te importe. —Solté con brusquedad.
Di un paso hacia la salida y su mano me sostuvo el brazo izquierdo. No volteé a mirarlo.
—    Si te incumbe a ti, sí me importa. —Dijo.
—    Harry, la estás asustando. —Le advirtió Liam.
Sus dedos se relajaron un poco y aproveché la oportunidad de salir por la puerta, ambos continuaron siguiéndome hasta que llegué a la entrada y me detuve.
No sabía cómo volver a casa.
—    Maldición… —Murmuré fastidiada conmigo misma.
Volteé hacia ellos y con mucha fuerza de voluntad exclamé—: Necesito llegar a casa de inmediato.
Sus ojos se abrieron sorprendidos y se miraron mutuamente. Harry abrió la boca pero fue interrumpido por su compañero antes de sugerirse él mismo.
—    Yo te llevaré. —Dijo Liam.
Le asentí y pude ver la mirada de Harry desviándose hacia el suelo derrotado.
Mi corazón pareció subir a mi garganta al verlo así.
El auto de Liam parecía realmente un gigante, cuando abrió la puerta del copiloto hacia mí no dudé dos veces en entrar e inspeccionarlo.
Sí, de verdad era enorme.
Subió poco después de rodear el carro y encendió el motor, ajustamos nuestros cinturones y aceleró despacio hasta la entrada. Harry desapareció dentro de la casa y el nudo desapareció. No sabía por qué había ocurrido eso.
—    Fue tu madre. —Dijo de repente, Liam.
Fruncí la frente al recordar mi molestia y dejé salir un poco de aire de mis pulmones.
—    Estaba molesta porque no llegué temprano a casa. —Susurré.
No sé por qué lo hice, pero dejarle saber lo que realmente me pasaba dejó un gran alivio al verlo relajarse. Sobre todo al recordar su rostro cuando retrocedí asustada momentos atrás.
Al salir hacia las calles, pude ver una pareja caminando por la vereda y sentí la necesidad de evitarlos.
No debía de pensar en eso.
Cuando llegamos un par de cuadras más allá de la pareja, Liam soltó una maldición y pude ver su origen. Justo en el semáforo, junto a muchas chicas que gritaban y apuntaban en nuestra dirección, había hombres con grandes cámaras y demasiados a mi parecer.
—    Tendrás que cubrirte. —Soltó arrojándome su chaqueta—. No pensé que a estas horas estarían vigilando la casa.
¿Por qué había paparazis y fans en aquel semáforo? ¿Cómo supieron que alguno de los chicos saldría y yo estaría ahí?
Hice lo que Liam me indicó y cubrí mi rostro con su chaqueta, cuando nos detuvimos junto a la luz roja mi corazón se aceleró por el miedo. Miedo a ser descubierta. Miedo a ser reconocida.
—    Alguien debe de haberte visto entrar temprano y llamó a la prensa, —Me explicó—. Sobre las chicas es otra cosa, Twitter es muy rápido para las noticias.
Pude escuchar las preguntas que los hombres intentaban hacer responder a Liam y los gritos sobre mi ventana de las fans alocadas al ver su ídolo conmigo. No podía respirar, sus gritos pronto comenzaron en insultos y pude ver entre la tela cómo Liam tensaba sus manos sobre el manubrio.
—    Ni si quiera te la saques de encima. —Murmuró.
La luz dio verde y un grito ahogado salió de mi garganta cuando aceleró dejando atrás al grupo de intrusos que querían sacarle información.
Tiré a un lado su chaqueta y pude respirar por fin. No podía creerlo.
Liam soltó un suspiro y sus manos se relajaron otra vez.
—    Lamento todo eso, no creí que nos esperarían. —Murmuró.
Volteé a verlo y sus ojos se juntaron un par de segundos con los míos. Solté un gemido y mantuve mi posición recta todo el camino, indicándole dónde quedaba mi hogar un poco antes de llegar al centro.
Minutos después, estacionó el auto en la senda de enfrente.
El silencio era incómodo, no sabía cómo responder ante lo que acababa de ocurrir y cómo evitar que eso no fuese preocupante. Mamá estaría dentro y tendría que enfrentarme a ella con todo lo de atrás cubriendo mis hombros. ¿Qué debía hacer? Liam rascó su nuca entonces.
—    De verdad te pido perdón, ____. Aquello se salió de las manos. —Dijo.
Lo miré por unos instantes y lo descubrí observándome. Sus mejillas estaban rojas por la vergüenza y mi pecho se ablandó. El chico estaba arrepentido seriamente.
—    No tienes que disculparte, Liam. —Intenté sonar madura—. Yo tampoco sabía nada.
—    Pero comenzarán los rumores otra vez, —Dijo—. Siempre sacan historias sobre nosotros saliendo con chicas y eso no es bueno para ti.
Suspiré, me solté el cinturón, me incliné hacia él con determinación y tomé una de sus manos entre las mías.
—    Solo habrá fotos de tu chaqueta como la “nueva chica de Liam”. —Sonreí al nombrarlo—. Nada más.
Su sonrisa acompañó a la mía y mucho antes de que me diese cuenta, ya había soltado su correa y estaba inclinándose para juntar al fin nuestros labios.
En un comienzo no había reaccionado, pero al ver sus ojos pidiéndome con dolor que le respondiese lo hice. Seguí el ritmo de su boca como si se tratase de un baile, abrí más mis labios esperando por su lengua y gemí por lo bajo cuando la sentí sobre la mía. Liam había sido el primero en sentir la mayor preocupación en mí y trataba de no hacerlo cuando otro también lo hacía, aquello merecía respeto, y mayor aun cuando venía de un chico maduro.
Nos separamos con nuestras respiraciones agitadas y mantuve mis ojos cerrados un par de minutos después de aquello, él no decía nada, yo tampoco.
Luego me despedí con los nervios saliendo por mis poros y sentí su mirada sobre mi espalda en cada momento hasta llegar a la puerta.
Miré por sobre mi hombro y al fin vi cómo su vehículo se marchaba. Había llegado el momento de hablar con mi madre.

Termina la maratón :)  Espero les haya gustado y estoy de regreso :D