Tienes derecho a guardar silencio. (One Direction y Tú) Semi-Hot

  Capítulo 18: Escape.

 
 
—    Eres un maldito imbécil mentiroso. —Murmuró Louis, al mismo tiempo en que volteaba hacia Harry.
Intenté detenerlo pero ya era demasiado tarde. Su puño golpeó directamente contra la mandíbula del rizado, cayendo de espaldas al suelo mientras era abordado por su compañero.
—    ¡Dijiste que no te agradaba! —Gritó Louis.
Harry se defendió y respondió el golpe que le propinó junto con otro hacia su rostro, yo no sabía qué hacer, por mi culpa sentía que su amistad se había roto y por más que quisiera huir mis piernas no respondían.
Justo cuando creí que era imposible separarlos, la puerta se abrió y Liam entró por ella, dividiendo al par con sus grandes brazos.
—    ¡Ya basta! —Les ordenó—. ¿¡Qué les sucede!?
Louis, entre sus brazos respondió—: El puto mujeriego de aquí trajo a ____ hasta su casa luego de separarnos, y sin hablar nada sin más, se acostó con ella. ¿Estás de su parte ahora, Liam?
El rostro de Liam se contrajo un milímetro, pero luego arrastró a su compañero hasta el sofá principal del living y lo soltó.
Harry limpió un rastro de sangre desde su labio y evitó mi mirada en todo momento. Seguí al otro par hacia los asientos y me dejé caer en uno, esperando a que alguien rompiese el silencio. Para mi suerte, el “Daddy” del grupo comenzó.
—    Zayn y Niall llegarán en unas horas. Lou exageró las cosas y nos llamó para que viniésemos antes de que ocurriera algo. Aunque creo que llegué justo a tiempo y ella tenía razón.
Observó a sus dos compañeros alternadamente, luego giró su rostro hacia mí y me sentí la persona más pequeña del mundo. Su mirada era diferente, estaba… ¿enojado? ¿Celoso?
Decepcionado.
Harry soltó un gruñido y caminó hacia su cocina. Mientras Louis se cruzaba de brazos y disimulaba el dolor de su mejilla y Liam terminaba sentado a mi lado.
—    Perdona a estos dos, sabes que son muy infantiles para sus cosas.
Desde sus labios apareció una sonrisa pequeña, pero justo después Louis dijo—: Oh, vamos, Liam. Sabes muy bien que si hubieses llegado antes también habrías golpeado al imbécil ese.
Una bolsa de hielo cayó en sus piernas y todos observamos cómo Harry se sentaba en el sofá de su izquierda sosteniendo otra bolsa en su labio roto.
—    Ops. —Murmuró.
Louis, que le entrecerró sus ojos, aceptó el hielo y volvimos a un silencio incómodo.
¿Qué debía decir? “Hey, deberían de alegrarse.” No, eso sería muy estúpido.
Liam soltó un suspiro y cerró sus ojos, entonces.
—    Así que te acostaste con Harry… —Dijo.
Mis mejillas enrojecieron hasta parecer dos tomates maduros y listos para explotar. Junté mis dos manos sobre mis piernas y asentí nerviosa, esperando la lluvia de preguntas al respecto.
—    ¿Por qué le preguntas algo que es obvio? Harry está derramando hormonas por todos lados, se puede oler desde aquí que tuvo sexo. Y no creo que haya traído a otra chica para soltar gritos mientras ____ estaba durmiendo en la habitación de al lado.
—    Ya cállate, Louis. —Le ordenó Liam, regresando a mí—. ¿Te sientes bien?
Le observé, pero mi nerviosismo pasó a molestia, ya no podía soportar más su atención. Había perdido mi virginidad hace menos de doce horas y tenía que hablar con tres chicos sobre aquello, ¿acaso no existía lo que se llamaba ‘privacidad’?
Mi frente comenzó a arrugarse y fruncí un poco los labios, hace mucho que no me enojaba de tal manera con ellos y al hacerlo, el trío se espantó de inmediato.
Harry se levantó hacia mí, dejando el hielo sobre el suelo, pero antes de que me tocase lo rechacé y me puse en pie. No podía escapar de aquella casa porque los fotógrafos captarían de todo y se preguntarán por qué aún traía conmigo el pijama puesto. Así que caminé a paso decidido hacia la habitación de Gemma.
—    Déjenme tranquila. —Exclamé.
 
Creo que pasaron un par de horas, el sol hacía que las nubes eternas de Londres se tornasen más brillantes de lo que eran y mi cuerpo aún estaba recostado boca arriba sobre la cama.
Zayn y Niall al parecer llegaron unos minutos de diferencia uno del otro, siendo éste último el que intentase llamar mi atención al saludar desde el otro lado de la puerta.
Mi teléfono no sonó en ningún momento, ya que al parecer no querían enojarme más de lo que ya estaba.
Esperé diez minutos más y el móvil vibró. Exactamente cómo lo había pensado.
Mamá.
—    ¿Mamá…?
—    Dime que Emily está ahí contigo. —Me interrumpió.
Em.
—    ¿Emily? No, no está… ¿Por qué…?
—    Fuimos a dejarla a la escuela pero llamaron hace cinco minutos preguntándonos la razón de su ausencia. Creí que habría vuelto a casa pero-
Emily escapó.
Me levanté rápidamente de la cama para vestirme, no tenía intención de esperar un segundo más pensando en que mi hermana se haya perdido.
Abrí la puerta de la habitación y pude ver por las orillas de mis ojos que todo el grupo me observó con atención mientras yo corría hacia la puerta trasera.
—    ¡Espera, ____! ¡No es para que escapes de nosotros si no quieres hablar! —Gritó Niall.
Había dejado mis sandalias a la mano y antes de abrir la puerta me las ajusté en los pies, sentí una mano posarse en mi hombro y me separé bruscamente de él, dejando en más confusión mi estado alerta.
—    Hey, hey. —Exclamó Zayn.
Detrás de él apareció el resto del quinteto y yo, con la respiración agitada por estar pensando lo peor, sostuve con fuerza mi teléfono y salí por la puerta.
No esperé a que me siguieran, un par de ellos sabía completamente que ya estarían preparándose en acompañarme.
Liam llegó de los primeros.
—    ¿Qué ocurrió? —Me detuvo para esconderme en una pared mientras un vehículo pasaba por la calle.
Zayn y Niall fueron los siguientes, y yo continué caminando hacia el portón, no sin antes vigilar que ninguna cámara me apuntase.
—    Déjenme tranquila. —Repetí.
Justo antes de empujar el portón para salir, un par de manos me sostuvieron de ambas muñecas y no pude hacerlo. Miré hacia atrás para ver a Harry y Louis deteniéndome, aun mantenían sus rostros con pruebas de que habían peleado y mi pecho se estrujó. Si los hubiese separado ahora no estaría ocurriendo nada de esto.
Me solté de ambos y giré a verlos.
—    Debo buscar a Emily. —Susurré, volteando otra vez y abriendo la salida para comenzar con mi búsqueda.
Em era mucho más importante que toda esa confusión en mi cabeza, todos los sentimientos encontrados en una sola mañana se mezclaron dentro de mí y olvidé por completo mi razón de aquel enredo. Mi hermana.
Caminé exactamente una cuadra y una furgoneta negra se posó a mi lado, abriendo la puerta del copiloto e invitándome a subir.
—    Apresúrate. —Ordenó Harry.
Era extraño. No debía de subir porque esto era algo que debía de hacer por mí sola, siempre buscando a Emily era tarea para ____ Ann Blair; pero al ver con distinción que detrás aparecían cada uno de los vehículos de los demás, me di cuenta que no estaba sola en ello.
Harry tocó su bocina y di un pequeño salto de sorpresa. Decidí aceptar su ayuda y subí al asiento, cerrando la puerta justo antes de que el chico de los rizos acelerase.
—    Los chicos acordaron buscar en diferentes partes de Londres, ¿Sabes los lugares que frecuentaban mucho? —Dijo Harry, girando a la izquierda.
Lo pensé detenidamente. Habrían más de veinte lugares dónde buscar, a Emily le gustaba visitar museos, monumentos, atracciones, incluso ir más allá de Londres y caer en ciudades donde solo le interesaba sacarse una fotografía. Comenzó a faltarme el aire al pensar que le hubiese ocurrido algo.
—    Hey, hey. ¿Estás bien? No quiero que los nervios te coman solo porque estamos solos en un auto.
Estúpido comentario. Pero me hizo volver a la realidad.
Le indiqué muchos lugares, solo para llegar y no encontrar ni rastros de Emily. Los demás tampoco encontraban nada. ¿Cómo pude dejar sola a mi hermana? Debí haber regresado a casa el día anterior, aun cuando mi egoísmo hacia mamá me devoraba por dentro.
Nos detuvimos un instante por el rojo del semáforo y giré mi rostro hacia la izquierda, aquella esquina era la misma donde por primera vez los chicos me encontraron, luego de saber de su verdadera razón por la que hicieron aquel concurso de estilistas.
Entonces recordé que existía un pequeño lugar donde Em vio por primera vez a su grupo favorito.
Solté mi cinturón de seguridad y abrí la puerta segundos antes de que el semáforo cambiase de color y Harry comenzara a gritar mi nombre. Corrí hacia The Berkeley Square Showroom, el lugar donde Emily y yo cambiamos de lugar.
Estaban los autos estacionados de igual forma, tanto así que pude ver entre ellos un par de zapatos sentados entre lo que era el estúpido escondite perfecto.
Caminé lentamente y al llegar, solo podía ver el par de ojos iguales a los míos observándome con sorpresa.
—    ¿____? —Dijo ella.
Solté un gran suspiro y me dejé caer de rodillas frente a sus piernas, un gran alivio me envolvió y cerré los ojos pensando en haberla encontrado por fin.
—    ¿C-Cómo…?
—    ¡Eres una idiota! —Le grité.
Abrí mis brazos y rodeé sus hombros con fuerza. Puede que haya sido por pocas horas, pero el terror de una hermana desconociendo su paradero en la ciudad entera es mucho para una sola chica.
Pude escuchar un par de sollozos de su parte y vi cómo las lágrimas mojaban mi blusa, separé un poco nuestros cuerpos y le sonreí.
—    Me diste un gran susto. —Susurré.
Ella también sonrió y dijo—: Estamos a mano, ya sabes… por lo de no llegar nunca a casa.
Reí un poco y volvió a abrazarme.
Unos quince minutos después, el vehículo de Harry nos encontró y ambas subimos en él rápidamente. Emily dejó su bolso de la escuela en el maletero y se sentó en el asiento trasero, mientras yo en el copiloto.
Aproveché de llamar a cada uno de los chicos para avisarles que habíamos encontrado a Emily, e incluso la saludaron cuando un par encendió Facetime.
Cuando faltaba poco menos de la mitad del camino hacia la casa de Harry, mi hermana habló.
—    Así que… ¿Son novios ya?
El volante giró un poco brusco cuando aquella pregunta salió de su boca y pude ver a Harry mirar mucho más asustado la calle. Giré hacia atrás advirtiéndole con la mirada a Em de que no dijese más o sino saldríamos heridos. Pero nadie podía fingir no haberla escuchado.
—    Oh, vamos. Sé que ambos tuvieron algo ayer y no me mientan, tengo 17 años y sé de qué va todo eso.
—    Em. —Dije.
—    ¿Qué? Es solo una pregunta. No puedo creer que mi hermana se haya acostado con Harry Styles y quiero saber los detalles.
El auto se detuvo en un segundo y aproveché la interrupción para volver a desabrochar el cinturón de seguridad y tratar de alcanzar a Emily, quién reía en el proceso.
Sería tan perfecto vivir así. Tan normal dentro de lo anormal. Pero la vida dentro de la fama nunca es normal, y estaba a punto de saber cómo iba a serlo.