Una Mano Fuerte (Larry Stylinson)

Sonrió traviesamente, esperando tener que convencer al joven para cuando rehusara, pero se sorprendió cuando sin titubeos, Harry comenzó a desnudarse en el set, quitándose la camisa y lanzándola a un lado. Se puso de pie para quitarse las zapatillas deportivas y abrirse la cremallera, solo para notar que Louis lo miraba con atención. Sus manos titubearon.

—¿Estoy haciendo algo mal?

Louis rio.

—No hay nada malo con la forma en la que te desnudas. Especialmente si… —No terminó la idea, pensó que no sería inteligente intercambiar comentarios sexuales con su asistente. Por otro lado, por cómo iban las cosas, Harry no trabajaría por mucho tiempo para él. ―Especialmente con un trasero tan ajustado como el tuyo, —continuó hablando, supuso que no habría mucha diferencia si Harry salía huyendo del lugar. Sin modelo, no habría tomas, al menos ese día. ―¿Calcetines verdes?

—Oh. Creí que me diría que no tirara mi ropa al suelo —murmuró Harry ignorando el comentario de sus calcetines de color brillante.

—Lánzala donde gustes, excepto en el set —dijo Louis con generosidad, emocionado de tener un modelo obediente con el cual jugar por un par de horas. De esta forma, podría trabajar en la idea antes de que el modelo caro llegara.

Harry continuó desnudándose, se sentía un poco avergonzado, pero Louis ya no lo estaba mirando, así que no tardó mucho tiempo en terminar. Se quedó desnudo, esperando las siguientes instrucciones.
Louis se acercó, lo tomó por el brazo y lo guió hacia el telón.

—Arrodíllate aquí, puse un poco de esponja debajo para que no te duelan las rodillas.

—¿Mirando en dirección contraria a la cámara? —preguntó Harry.
Louis hizo un gesto de molestia.

—Sí, mirando en dirección contraria a la cámara. Justo ahí. —Señaló tratándole de forma insultante.

Harry se dejó caer sobre sus rodillas, agradecido por el suave soporte debajo del telón. Sus rodillas eran huesudas y el suelo de cemento lo había lastimado cuando se arrodilló momentos antes.

Louis se acercó otra vez y cuando Harry escuchó un ruido metálico, volvió a mirar al fotógrafo con ansiedad. Llevaba algo de cuero que parecía ser usado para restringir los movimientos de alguien y las dos piezas estaban unidas por una cadena de plata.

—Dame tus manos —ordenó Louis.

Silenciosamente, Harry levantó las muñecas.

Las esposas de cuero eran largas, casi como un guante, llegaban hasta los codos de Harry. Louis ajustó las distintas hebillas en su brazo derecho y pasó la cadena sobre una barra frente a él. Era bastante alta, casi le llegaba a los hombros a Louis y el joven tuvo que levantar los brazos para que el fotógrafo pudiera colocarle la segunda esposa.

Después de que Louis lo tuvo bien asegurado a la barra, acarició la suave piel color miel del hombro desnudo de Harry.

—¿Estás bien?

—Sí.

Louis pensó que la voz de Harry parecía un poco agitada, pero estaba tan excitado por su visión artística que no le prestó atención, regresó detrás de la cámara y comenzó a revisar los ángulos y la iluminación.

Reprimió un suspiro, tragó cuando miró el cuerpo delgado de músculos definidos y esbeltos hombros, los glúteos eran redondos y tentadores, los rizos oscuros brillaban bajo la única fuente de luz. Realmente estaba ciego, pensó Louis. Fue una bendición que el insípido modelo rubio que había sido contratado no apareciera. Harry era perfecto para eso. Louis disfrutó al ver cómo los músculos de los muslos de Nicholas se estremecían ligeramente, como si luchara por permanecer inmóvil.

Louis revisó su lente e hizo un par de fotografías.

—¿Todo bien? —preguntó.

—Sí, todo bien —dijo Harry, volviendo a mirar sobre su hombro mientras Louis hacía otra fotografía.

—Bien, no vuelvas a hacer eso si no quieres ser reconocido en una fotografía cuando estás desnudo y esposado. Mierda… quédate… quieto. —gruñó Louis.

Harry se dio la vuelta inmediatamente. Su corazón latía tan rápido y fuerte que se sorprendió de que Louis no pudiera escucharlo. Pensar que Louis tuviera una fotografía suya, en donde estaba desnudo y atado a una barra hizo que su pene despertara ¡y ni siquiera era gay! ¿O sí? No, pensó Harry con firmeza, no lo era y no acabaría siéndolo. Solo ayudaba a su jefe, nada más.