Una Mano Fuerte (Larry Stylinson)

Harry experimentó unos celos agonizantes al día siguiente, aunque no los reconoció como tales. Louis y Zayn estaban acomodados en los taburetes del estudio y dejaron que Harry revisara los nombres de la lista mientras los modelos llegaban. Casi todos eran lo suficientemente bien parecidos para ser considerados bellos, pensó Harry tristemente, se preguntó cómo era que un chico común y corriente como él podría ser competencia para ellos. La mayoría eran más altos que él, tenían cuerpos musculosos y espectaculares y sus rostros eran bastante atractivos.

Bizqueó tristemente tratando de mirar su nariz. No podía recordar exactamente cómo lucía antes de habérsela roto, ni siquiera si alguna vez fue perfecta, sin embargo aunque así hubiera sido, no era competencia para los profesionales.

Pudo ver que Zayn buscaba productos en cajas y seleccionaba varios artículos para que los hombres modelaran. Todos los modelos parecían estar perfectamente cómodos caminando completamente desnudos y no se sentían avergonzados por las múltiples colecciones de esposas, cadenas de acero para las piernas, arneses para penes y máscaras que usaron en las distintas tomas, la mayoría de artículos hacían que Harry se sonrojara, aunque no podía alejar la mirada.

Aun así, se preguntó si Louis deseaba verlo usando esos artículos. Había escuchado acerca de varias cosas pervertidas antes y ahora con internet, todos podían ver cosas que asustarían a sus madres, pero jamás pensó que estaría en la misma habitación que todos esos artículos y mucho menos se imaginó que los usaría. Los pantalones de cuero que se había puesto ayer no eran nada en comparación con la “ropa” que veía hoy.

Zayn y Louis molestaron y bromearon con los distintos chicos, que parecían sentirse bastante cómodos. Solo dos se marcharon indignados cuando vieron toda la parafernalia erótica, rehusando hacer la prueba para el trabajo. Harry se preguntó por qué vendrían, si las agencias habían sido informadas del tipo de proyecto que estaban realizando.

Harry tuvo que escaparse al baño dos veces. Fue incapaz de no excitarse, una vez cuando Zayn golpeó el trasero de un modelo rubio en broma con una pala de cuero y la otra cuando Louis ayudó a un joven a colocarse un arnés de cuero, con una jaula para el pene y un separador. El rubio pareció disfrutar de los azotes, pero lo que lo volvió loco fue cuando recordó las manos de Louis sobre el modelo, se imaginó que estas tocaban su piel y lo atrapaban en ese arnés. Harry se aferró a la barra de las toallas y apretó los dientes para no gritar mientras se corría.

Fue aún peor cuando las modelos femeninas llegaron en la tarde, pues fueron algo completamente inesperado para Harry. No sabía que Louis fotografiara a mujeres también. Si lo hubiese pensado lo suficiente, habría asumido que la mayoría de hombres deseaban ver a las mujeres en el papel de sumisas, pero las dos chicas que fueron seleccionadas para interpretar el papel dominante lo aterraban. Una vez se pusieron el disfraz, parecían disfrutar mucho de estar dando latigazos como si ya tuvieran experiencia.
Todo fue bastante confuso. Harry había creído que ver a una mujer con esos trajes tan reveladores debía excitarlo, pero su deseo más grande era no aparecer en escena con ellas.

Cuando todos los modelos se marcharon, Louis y Zayn se sentaron para analizar las fotografías y Harry se quedó en la parte trasera, tratando de compararlas con sus recatadas fotografías de ayer. Tristemente, se dio cuenta de que los profesionales habían hecho su máximo esfuerzo, Louis seguramente se olvidaría de usarlo.

Zayn y Louis miraron rápidamente las fotografías, descartaron algunas y pusieron otras en la montaña de los “tal vez” y otras en la “final”.

—¿Te gusta este chico? —preguntó Zayn, contemplando al rubio al que había azotado—. Se vería maravilloso con todos los trajes negros, creo.

—Sí, él estará bien —dijo Louis, contemplando a un hombre negro con vellos oscuros en su pecho—. No te importa si son algo velludos, ¿o sí? Este haría un excelente contraste con Harry.

Harry saltó al escuchar su nombre. Quizás Louis planeaba usarlo después de todo.

—Sí y con este rubio también. Podemos mezclarlos o emparejarlos, oscuro con claro o dos oscuros y dos claros —dijo Zayn.

—Sí, me parece bien. ¿Qué te parece si usamos a este chico como un respaldo?

—¿Pelirrojo? —preguntó Zayn titubeante—. Siempre me hace pensar en zanahorias, no me parece sexy.

—Pero sería un contraste y a Crispin le gustan los pelirrojos —dijo Louis.

—Eso es verdad y queremos que Crispin sea feliz, ¿no?

—No —respondió Louis—. Yo no, tú sí.

—Touché. —Zayn rio.

—Y estas dos chicas con los trajes de dominatriz funcionaron bastante bien. Creo.

—La de piel morena me recuerda un poco a Bettie Paige —comentó Zayn.

Harry hizo una nota mental para buscar en Google a Bettie Paige cuando llegara a casa, esperando así poder comprender a lo que se refería.

—Su cabello es muy similar, pero no tiene la inocencia juguetona que tenía Bettie Paige —dijo Louis con tristeza.

—Es una lástima. Me hubiera encantado ver lo que hubieras podido hacer con la original.

—Sí, pero nací demasiado tarde. Bettie acaba de fallecer. Será extrañada. —Louis continuó mirando las fotografías instantáneas—. ¿Qué hay de esta rubia con senos falsos? Se veía muy bien como sumisa.

Zayn miró la fotografía sin mayor interés.

—Sabes que no tengo interés alguno en las mujeres. ¿En verdad tenemos que incluir damas en este catálogo?

—Su dinero es tan válido como el de cualquier hombre —dijo Louis—. Estás reduciendo a la mitad tus clientes potenciales si las dejas fuera.

—Muy bien. Escoge las que te gusten, estoy seguro de que lo harás bien. Todas me confunden. —Zayn se puso de pie estirándose, notó que Harry estaba detrás de ellos y le dio una palmada en el hombro—. Espero poder convencerte para que modeles algo más que pantalones de cuero, chico. Eres más bello que todos estos hombres juntos y la mayoría de mujeres. Entre tus poses y las fotografías de Louis, este catálogo pasará a la historia.

—Gra… gracias, creo —tartamudeó Harry, sorprendido por el comentario.

—Todavía vas a la universidad, ¿cierto? Supongo que eres del tipo de estudiante pobre, de lo contrario no trabajarías para este maniático —dijo Zayn sonriéndole a su amigo—. Espero que te pague lo que le doy a los demás, eso sí, si te esfuerzas al máximo. —Le dijo una suma que hizo que Harry se quedara boquiabierto por lo generosa que era. Eso era suficiente como para poder renunciar a su trabajo y centrarse exclusivamente en sus estudios. Aunque no deseaba renunciar a su trabajo ahora.

Harry asintió débilmente y Zayn le dio una palmada en el hombro para animarlo antes de marcharse.

—Excelente, los veré mañana entonces.

—¿Entonces podré verte en algunos de estos trajes eróticos? ―preguntó Louis con una sonrisa.

—Bueno, algunos de ellos son un tanto… un tanto… —Harry se detuvo, no sabía qué palabra usar.

—¿Extremos?

Harry asintió.

Louis sonrió.

—Te acostumbrarás. El hombre es el animal que mejor se adapta en la tierra. Lo que hoy te sorprende, mañana será normal. Ya lo verás. ―Asintió de forma animada.

—No querría que mi madre me viera en algo así —dijo Harry rápidamente.

—No creo que ella se encuentre en la lista de Zayn y si lo está, probablemente ni lo mencione. Pero si te hace sentir mejor puedo mostrarte las fotografías del otro día. Ya lo verás, nadie podrá ver tu rostro como para reconocerte —dijo Louis con seriedad, esperando así poder calmar al joven—. La atracción a lo desconocido siempre es más poderosa que la aburrida realidad.

—Me gustaría verlas —dijo Harry con valor—. No creo que me las haya mostrado antes.

—Necesitas aprender a pedir lo que deseas —le reprendió Louis—. ¿Cómo se supone que los demás sepan cómo complacerte si no das a conocer tus necesidades?

Harry no supo cómo responder ante eso, pero afortunadamente Louis colocó su mano sobre su espalda y lo guió al cuarto oscuro.

—Toma asiento —dijo Louis apagando las luces—. No le he mostrado estas a Zayn en caso de que te lo estés preguntando.

Harry parpadeó cuando su imagen apareció en la enorme pantalla de plasma. Louis debió haber escaneado todas las imágenes. Casi salta de su asiento y sale huyendo cuando notó su cuerpo desnudo. Era una de las primeras tomas estaba desnudo y solo sus manos estaban atadas a la barra.

Tragó fuertemente. No tenía idea de que podía lucir así, cada curva y detalle de sus músculos podía verse, su piel brillaba debajo de la luz, como si hubiera sido pintada de dorado. Su rostro estaba alejado y cubierto entre las sombras, pero había suficiente luz para que uno de sus pómulos se notara y también la línea de su mandíbula.

Louis comenzó a mostrarle el resto de las tomas, mirando sus reacciones con detenimiento mientras las fotografías se convertían en situaciones más gráficas. Lous había estado sosteniendo el cable de la cámara mientras ataba los tobillos de Harry a los separadores y accidentalmente presionó el botón mientras trabajaba. Escuchó un ligero jadeo cuando Harry miró la foto, los músculos del fotógrafo se habían resaltado bajo su camiseta negra mientras estaba acomodando las piernas del joven.

Harry volvió a mirar nerviosamente a Louis, se sonrojó cuando notó que el hombre mayor lo miraba directamente. Volvió a enfocar sus ojos en la pantalla y se sintió agradecido por la oscuridad.

—Mieeerrrda. —Harry dejó escapar el aliento cuando apareció la última fotografía. La expresión de su rostro era de asombro, sumisión y esperanza, combinada con la marca roja de la mano sobre su trasero hizo que su pene se endureciera en segundos. Su trasero comenzó a pulsarle otra vez al recordar aquel momento.

Saltó cuando sintió un par de manos fuertes presionarse contra sus hombros, manteniéndolo inmóvil sobre su asiento.

—¿Sabes lo caliente que me hizo sentir esa fotografía, Harry? —una voz ronca le susurró al oído—. No pude dormir en toda esa noche, pensando en ti. En tu apretado trasero y en tu cuerpo desnudo arrodillado frente a mí. Eso era lo que querías, Harry, ¿no es así? Querías estar desnudo en mi presencia, sobre tus rodillas. Te gustaría si te uso para mi placer, de la forma en la que me dé la gana. ¿Te preguntas que se sentiría al besarme, tomar tu boca y follarte con mi lengua?

Louis se sentía satisfecho del ligero gemido que respondió a sus palabras. Harry estaba mirando en dirección contraria a él, así que la tensión de sus hombros se incrementó y el sonido de su respiración fueron las únicas pistas que Louis tuvo para saber que su seducción era bien recibida.

—¿Qué pasa si tomo tus pezones y tiro de ellos con mis dedos, los retuerzo y pellizco hasta que esos círculos oscuros estén erectos, hasta que pienses que te morirás de placer? ¿Te gusta cuando alguien juega con tus pezones? ¿Te gusta que los muerdan?

El cuerpo entero de Harry se estremeció.

—Y si te dijera que te quitaré los pantalones y azotaré tu trasero, ¿te gustaría eso? ¿Te excitaste cuando te azoté? Estabas arrodillado frente a mí, atado e inmovilizado por un separador, completamente a mi merced. Solo eras capaz de moverte si yo te movía, solo podrías hacer lo que yo te diera permiso de hacer, ¿eso te excita?

—Sí —susurró Harry. Por un momento su cuerpo se derritió para Louis, su espina dorsal se relajó y se recostó sobre el duro y sólido cuerpo detrás de él. Sintió como las manos de Louis lo rodeaban y entró en pánico.
Salió huyendo.

Louis escuchó como la puerta exterior se cerraba con fuerza y sus brazos se quedaron vacíos mientras miraba la imagen de Harry en la pantalla.

—Regresarás, chico —dijo.


Después de dar vueltas toda la noche en la cama, Harry se levantó en la mañana, exhausto y con círculos oscuros debajo de sus ojos. Se había masturbado seis veces durante la larga noche, recordando esa seductora voz que le susurraba cosas pecaminosas al oído mientras miraba su pervertida imagen en la pantalla y dos manos fuertes lo dejaban inmóvil.

Sabía que Louis lo había dejado ir, el hombre era lo suficientemente fuerte para mantenerlo en ese lugar en contra de su voluntad si así lo deseaba. Fue el hecho de que Louis le permitiera escapar lo que hizo que Harry confiara más en él.

Jamás había tenido fantasías como esas, pero admitió ante sí mismo que le excitaba mucho pensar que Louis lo había estado sosteniendo, que pudo haberle dado la vuelta y azotarlo. Incluso se preguntó cómo se sentiría esa pala de cuero.

Jamás sospechó que podría tener el deseo de ir a la cama con un hombre, pero en todo lo que podía pensar era en su añorada recompensa, estar de rodillas, bajo el control de Louis, con el pene del otro hombre en la boca.

Harry soñó con el aroma y sabor del otro hombre. Sabía que Louis era grande, llenaba de manera adecuada sus pantalones y no era del tipo de hombre que usaría relleno. También tenía un bello trasero. Harry se percató del hecho de que estaba frotando su pobre pene dolorido y se detuvo a sí mismo, horrorizado por haberse fijado el trasero del otro hombre. La emoción a lo desconocido lo excitaba como nunca antes lo había hecho, incluso mucho más que las chicas con las que salió y conquistó. Aún después de haber tenido el estímulo visual de hermosas mujeres vestidas con ropa para sadomasoquismo.

Pero no había duda al respecto, iría a la sesión fotográfica. Harry no se consideraba muy valiente, pero no había forma de que pudiera huir de eso. Tenía que saber. Tenía que volver a mirar a Louis a la cara.

Louis se sorprendió cuando Harry llegó un poco más temprano, percatándose de que la puntualidad de su asistente había mejorado desde aquella noche memorable, pero hoy el joven caminaba más erguido, miró a Louis sin temor a los ojos por primera vez esa semana.

El maquillador llegando con su asistente, detuvo cualquier intercambio que pudo haber compartido con Harry mientras Gabe entraba con todos sus artículos. Luego Harry se distrajo organizando a los modelos y preparándolos.

Zayn llegó y Harry se marchó a por café y pastelillos para el desayuno.

—¿No crees que deberías contratar a un asistente temporal para que ayude a Harry? —preguntó Zayn mirando al joven—. Soportaré sus comentarios, pero no lo quiero tan cansado que se quede dormido mientras hacemos la sesión fotográfica.

Louis miró a Zayn con la boca abierta.

—Jamás me pasó eso por la mente.

—Tonto —dijo Zayn, golpeando a Louis en la cabeza—. Mandaré a alguien de mi oficina. No quiero que el chico piense que está siendo reemplazado. Traeré a mi asistente.

—Dirás a mi antiguo asistente —respondió Louis.

—Ah, no te pierdes mucho, confía en mí —dijo Zayn seductoramente—. A Derek no le gustan los azotes. Ya lo superé, pero es una persona muy eficiente y no tengo nada que esconder de él.

—Bien —Louis se rio—. Me alegra escuchar que Derek puede anotar en tu agenda tus compromisos pervertidos sin espantarse.

Harry pateó la puerta para abrirla, tenía las manos llenas y Zayn salió corriendo para ayudarle.

—Déjame estos a mí, chico. Llamaré a mi asistente para que te ayude durante este largo proceso, será mejor que te vayas al asiento del maquillaje.

Harry se dio cuenta de que los primeros dos modelos ya estaban en el estudio y reaciamente se marchó al camerino de maquillaje, aliviado al ver que ninguna de las modelos femeninas estaba ahí mientras los estilistas terminaban de arreglar a los hombres.

—Quítate la camisa —le dijeron al unísono Gabe y su asistente. El asistente lucía muy similar al otro hombre, excepto que era más bajo, gordo y calvo e incluso más extravagante en la forma de vestirse.

Apretando los dientes, Harry se desnudó de la cintura hacia arriba, sabía que Gabe disfrutaba con todo eso.

—Mantén tus manos lejos de mí —le dijo al hombre más bajo.

—Oooh, cielo, no te preocupes. No quiero recibir azotes de parte de tu Amo.

Harry se sonrojó violentamente, esas simples palabras lo excitaron y avergonzaron a la vez. Además Gabe era la última persona con la que se sentía seguro ahora que tenía un enorme secreto que ocultar.

Gabe colocó una enorme capa de plástico alrededor del cuello de Harry y le dio palmadas a su hombro con gentileza.

—No te preocupes por mí, cariño. Solo me gusta molestar, pero tu virginidad está a salvo conmigo —dijo en voz baja para que el otro modelo no pudiera escucharlo.

Harry se sorprendió de la sinceridad del otro hombre.

—Gracias, Gabe. Es solo que… estoy un poco nervioso. Nunca he hecho algo así antes.

—No te preocupes, caramelo. He trabajado con Zayn antes. Si no juegas, no usará ninguno de sus juguetes contigo y dudo que Louis permita que salgas herido.

—¿Por qué? —Harry preguntó, esperando que Gabe supiera lo que Louis sentía por él, porque él no tenía idea.

—Por las demandas, amor. No puede permitir que los modelos se lastimen en una sesión —dijo Gabe con calma. Luego empujó a otro modelo con su cadera y alzó la voz. —A menos que rueguen por ello.

—¿Alguien mencionó rogar? —preguntó el modelo rubio, sonriendo. Harry lo reconoció como aquel al que Zayn había azotado en las audiciones. ―Esa es mi especialidad.

Gabe se agachó para susurrarle a Harry al oído—: Niall se marchará a casa con Zayn esta noche. Si conozco bien al hombre, el rubio llegará con deliciosas marcas en su trasero. Le fascina el bastón y Zayn es un experto con eso. Probablemente lo folle y haga gritar hasta el amanecer.

En esos momentos Harry se preguntó si no había cometido un grave error.


Modelar es esperar durante enormes intervalos de tiempo aburridos, concluyó Harry, excepto que tenía partes emocionantes y otras aterradoras. Después de iniciar la semana seguro de que era heterosexual y jamás haber escuchado sobre los artículos que modelaban, hoy había sido abrazado por otro hombre por primera vez en su vida.
Y lo disfrutó.

Quizás era por la posesividad reflejada en los ojos de Louis mientras miraba a los dos modelos abrazarse.

Zayn tenía razón, la belleza oscura de Harry era muy exótica al lado del rubio más alto, cuya apariencia y pálida piel eran el contraste perfecto.

Niall era más alto y musculoso que Harry, que lucía casi delicado entre sus brazos. Ambos llevaban puestos zahones de cuero sobre un tanga negro que cubría sus genitales. Harry miraba en dirección contraria a la cámara mientras el rubio lo sostenía por los brazos de manera que su rostro estuviera completamente escondido, pero su trasero completamente expuesto, a excepción de la delgada tira de tela que se encontraba entre sus glúteos.

Por lo general, a Louis no le molestaba este tipo de fotografía… la había hecho muchas veces, pero ver a Harry en distintos trajes reveladores con las manos de otro hombre sobre su cuerpo era demasiado para él. Tuvo cuidado de aislar a Harry de las modelos femeninas, al menos logró que ninguno de los hombres tocara el trasero del joven, eso le pertenecía a él.
Se detuvo un momento, pensando aceleradamente. ¿De dónde demonios había salido ese pensamiento? ¿Acaso se había hecho vulnerable sentimentalmente por alguien que era diez años más joven que él, un muchacho que jamás había pertenecido a este mundo y no sabía nada de esto, otra vez?

Probablemente era simple curiosidad en el caso de Harry, se recordó a sí mismo. Incluso si desarrollaban una relación, no podía involucrarse sentimentalmente con el joven. La inevitable ruptura sería mucho más fácil así.

Zayn caminó por el set para asegurarse de que la luz estuviera lista, le informó a Louis cuando terminó y regresó a su sitio.

Louis levantó la mirada y gruñó, el rubio había enterrado sus dedos en el delicioso trasero de Harry, acercando al hombre más delgado de forma que sus entrepiernas pudieran frotarse una contra otra. Harry trató de alejarse ligeramente, moviendo la parte superior de su cuerpo hacia atrás, sus manos empujaban el pecho desnudo del otro hombre, era como si no fuera un participante dispuesto.

Era una excelente fotografía, así que Louis la tomó, su mente se aclaró mientras trabajaba. Harry no estaba dispuesto con alguien que no fuera él. Como para corroborarlo, cuando el modelo rubio soltó a Harry, este se echó hacia atrás y se tropezó por la urgencia de alejarse y por primera vez, no estaba erecto.

Louis se acercó a Harry y tomó su brazo para que no se cayera, luego le entregó una toalla para que se cubriese.

—Esa fue la última toma del día. Ve a vestirte.

Harry asintió lleno de alivio.

—Discúlpeme, no imaginé que fuera a hacer algo así —susurró.

Louis asintió y lo empujó en dirección a los vestidores.

—Ve a vestirte. Hablaremos más tarde.

Cuando Harry y Niall se marcharon, Louis volvió a mirar a su travieso cliente con furia.

—¿Por qué coño hiciste eso?

—No hice nada, cielo. No estaba en la fotografía —dijo Zayn tranquilamente. Levantó el bastón de ratán y lo agitó en el aire, asegurándose de que silbara de manera intimidante.

Louis atrapó su brazo y detuvo el movimiento del otro hombre.

—Le dijiste al modelo rubio que agarrara el trasero de Harry. Dile que mantenga sus manos alejadas de mi… —se detuvo, sorprendido por lo que estaba por decir.

—No te preocupes Lou. A pesar de que parezca un activo, Niall es un verdadero pasivo y esta noche yo me haré cargo de su trasero, confía en mí —dijo Zayn agitando el bastón otra vez—. Es hora de que recuperes la cordura.

—Que recupere… ¿a qué te refieres? —preguntó Louis con enojo.

—Te desea, lo deseas. Harry siente curiosidad. Hazlo tuyo antes de que alguien más lo haga. Es inocente y podría salir herido fácilmente. Jamás será un jugador experto, pero es tan bello que si no lo entrenas tú, se topará con algún club de mala muerte y saldrá hecho añicos —dijo Zayn con seriedad—. Eres responsable de él.

—¿Por qué yo? —Louis suspiró, pasándose las manos por la cabellera—. No quiero esto.

—Mientes, y por lo general eres un hombre muy honesto —dijo Zayn—. Mira Lou, no tienes que decirme nada, aunque me encantaría escuchar cada detalle jugoso, cada gemido y gruñido, y una descripción detallada de su trasero cuando está enrojecido, pero tú eres su dueño. Y lo que es peor, él ha comenzado a ser el tuyo.

—Eso es lo que me temo —dijo Louis con una sonrisa amarga.

Zayn colocó una mano sobre el hombro de Louis.

—Nos gusta pensar que estamos a cargo, somos los pobres activos los que somos los verdaderos esclavos. Hacemos todo el trabajo y aun así le damos todo lo que el pasivo busca, o se quejan y quedamos jodidos de por vida —concluyó Zayn con dramatismo.

—Pobre Zayn —se burló Louis de él.

El rubio regresó al estudio con su ropa normal y deslizó sus brazos alrededor de la cintura de Zayn

—¿Listo, amante?

—Debes llamarme “señor” —dijo Zayn seriamente antes de sonreírle a Louis—. El deber me llama. Este trasero estará enrojecido para la sesión fotográfica de mañana.

—Será mejor que se vean claramente —dijo Louis con tono de burla.

—Siempre me aseguro de que así sea —presumió Zayn, apretando el trasero de Niall y luego dándole una palmada—. Camina.

—Sí señor —dijo el rubio dócilmente, pero le guiñó el ojo a Louis antes de seguir a Zayn.

Harry ya estaba usando sus típicos pantalones holgados y tenía la boca abierta mientras miraba cómo los otros dos hombres se marchaban.

—Cierra la puerta, Harry —dijo Louis.

Silenciosamente Harry hizo lo que se le ordenó. Regresó y esperó a que Louis le dijera algo.

Louis comenzó a moverse alrededor y no pareció notar la incomodidad de Harry. Finalmente caminó hacia su oficina.

—Sígueme —dijo.

Harry lo obedeció, caminando sigilosamente detrás del hombre mayor.
Aunque la oficina estaba diseñada de forma moderna y casi no tenía muebles, había una silla antigua de madera en una esquina y Harry se preguntaba si no tenía algún valor sentimental para Louis, pues obviamente no combinaba con los demás muebles.

Louis colocó la silla en el centro de la habitación y se sentó en ella. Señaló al suelo e instintivamente Harry se arrodilló frente a él, esperando las siguientes instrucciones. Escuchó el furioso ritmo de su corazón otra vez y su respiración se aceleró. Miró a Louis con ansiedad.

—Mira hacia abajo, chico —le ordenó Louis.

Obedientemente, Harry dejó caer la mirada mientras sus manos temblaban.

—Coloca las manos detrás de tu espalda —dijo Louis.

Harry así lo hizo, esperaba que eso las calmara.

—¿Qué es lo que deseas de mí, Harry?

Harry apenas notó el extraño tono de súplica en la voz de Louis.

—No estoy seguro.

—Señor. Me dirás señor cuando estemos solos —le ordenó Louis, el temblor de su voz había desaparecido—. Anoche te hice unas preguntas, ¿recuerdas cuáles son?

—Sí, señor —respondió Harry con un tono dócil apropiado, pero su respiración acelerada lo traicionaba.

—Quiero escuchar la respuesta a cada una de ellas.

Harry inhaló profundamente. Si algún día lo iba a saber, tendría que aceptar sus deseos, decirlos en voz alta y confiaba en Louis. Quizás lo lastimaría, pero de alguna forma Harry sabía que no importaba qué pidiera, el hombre sabía cuánto podría soportar.

—No sé cuán caliente lo hizo sentir esa fotografía, pero espero que lo haya hecho. Quiero estar desnudo en su presencia, sobre mis rodillas. Quiero darle placer. Quiero que me use de la forma en la que le parezca, he soñado con eso y me encantaría que me besara. Nadie ha mordido mis pezones, así que no sé si me gustará. Quiero que usted… —Harry tragó saliva fuerte y respiró profundamente—. Quiero que usted… me… me baje los pantalones y azote mi trasero. Creo que me gustaría.

—Bravo, lo recordaste todo —dijo Louis suavemente—. Pero no respondiste la última. ¿Te excita estar bajo mi poder, rendirte a mi placer, confiar en mí para que te haga disfrutar cuando lo merezcas y estar bajo mi absoluto control?

—Sí, señor. —La respuesta fue susurrada, pero Louis no tuvo problemas para escucharla.

—¿Cuál es la ciudad más poblada de la Unión Europea? —demandó saber después.

—Londres —respondió Harry, confundido.

—¿Qué te parece esa para que sea tu palabra de seguridad? ―preguntó Louis.

—¿Qué es una palabra de seguridad?

Louis se sorprendió al pensar en lo cerca que estuvo de ignorar el interés de Harry. Quizás Zayn tenía razón, Harry necesitaba a alguien para que lo guiara. El inocente chico ni siquiera sabía qué era una palabra de seguridad.

—Mírame, mascota —dijo Louis, levantando el rostro de Harry con un dedo—. Escúchame bien. Me dices que estás dispuesto a entrar a este mundo y ni siquiera sabes lo que es una palabra de seguridad. Si te hago algo que es demasiado para ti, me dirás tu palabra de seguridad y me detendré para saber que estás bien. No es seguro jugar con cualquiera sin una palabra de seguridad, sin importar lo seguros que puedan parecer cuando negocian contigo. Si te azoto, puedes gemir, retorcerte y decir que no, y no me detendré hasta que yo decida que has tenido suficiente, pero si dices “Londres” me detendré inmediatamente. ¿Comprendes eso?

Harry asintió, sus ojos brillaban con temor y emoción.

—Pídeme lo que quieres —dijo Louis, soltando la barbilla de Harry.

Harry se movió ansiosamente pero permaneció en silencio.
Louis se puso de pie y caminó hacia la ventana, miró las luces nocturnas de la ciudad de Londres.

—Si no aprendes a pedir lo que te gusta, no lo recibirás, mascota.

—¡Pero me da vergüenza! —exclamó Harry.

—Señor —le recordó Louis con una sonrisa sugerente.

Harry de repente se preguntó si se había vuelto loco, estaba arrodillado en el suelo, con las manos detrás de su espalda frente a un hombre que tenía un cuerpo tan poderoso y musculoso como una pantera. Un brillo peligroso iluminó los ojos de Louis.

—Señor, es vergonzoso —Harry dijo con honestidad.

—Entonces no lo deseas lo suficiente —dijo Louis cortantemente—. Te puedes marchar.

Harry se movió con desesperación, si no lo pedía ahora no lograría juntar el valor para volver y no quería que esto terminara su aventura con el peligro o lo que fuera que estaban haciendo.
Respiró profundamente y se sonrojó.

—Señor, ¿podría por favor… por favor… azotarme? —logró susurrar.

—¿Qué has hecho para merecer ser azotado? —preguntó Louis con tono de burla.

Harry lo miró angustiado y confundido.

—No lo sé, señor.

—Quizás te azote solo porque me da la gana —pensó en voz alta Louis—. No te he explicado todas las reglas, pero esperaba que supieras mejor las cosas y no hubieras permitido que Niall te agarrara así el culo.

—¡No sabía que lo haría! —protestó Harry.

—Entonces tendrá que ser porque me da la gana enrojecer tu bello trasero —dijo Louis con un tono de voz seductor. Caminó directamente a la silla y se sentó. —Levántate.

Harry se puso de pie con incomodidad, se sentía avergonzado de que su pene estuviera levantando sus pantalones de una forma tan obvia. Los labios de Louis se movieron cuando lo notó, pero conservó su expresión de severidad.

Tomó el elástico, deslizó sus dedos en el interior y acercó a Harry hacia su derecha.

—Y ahora —dijo Louis, su voz ronca alargó las palabras lenta y deliberadamente—, voy a quitarte los pantalones, te pondré sobre mis rodillas y te azotaré. Obviamente necesitas esto, te hacía falta, mascota. ¿Tienes algo que decir al respecto?

—Por favor… señor… por favor… —Harry susurró incoherentemente. Estaba tan excitado que temblaba, esperaba que Louis hablara en serio cuando dijo que le quitaría sus pantalones. Estaba seguro de que él no podría hacerlo solo.

Louis levantó una mano, abrió el botón del pantalón y le bajó el cierre, disfrutando del ligero ruido del metal. Los pantalones cayeron sobre las rodillas de Harry y tan pronto como Louis los dejó ir, el pene del joven se levantó aún más, su única restricción era un bóxer.

—Te azotaré cuando estés desnudo, mi mascota —continuó Louis. Movió ligeramente el elástico del bóxer y acarició el pequeño tatuaje en la cadera del muchacho que ahora se encontraba expuesto—. Me pregunto si debo hacer que cuentes cada azote. Esta será tu primera experiencia y se te podría olvidar, luego tendría que empezar otra vez. Creo que esperaremos un poco más antes de hacer eso. Pero te diré que es posible que te azote diez veces, será lo suficiente para calentar estos bellos glúteos.

Harry pensó que se desmayaría de la anticipación cuando esos cálidos dedos se insertaron en la banda elástica de su bóxer, deslizándolo por su cintura hasta que llegó a sus rodillas. Se sentía demasiado avergonzado al pensar que Louis podía ver su pene goteando.

—No durarás mucho —dijo Louis en tono de burla. Colocó a Harry sobre sus rodillas, lo acomodó de manera que su trasero estuviera expuesto y la cabeza del chico estuviera en dirección al suelo con los pies sobre el piso, para que pudiera tener un soporte. Atrapó el brazo izquierdo de Harry entre sus cuerpos y tomó su muñeca derecha, la giró detrás de él y la mantuvo firme contra su espalda.

Harry trató de moverse, se sentía humillado y excitado a la vez. Louis no había tocado su pene, pero cuando acomodó su cuerpo, lo había atrapado entre sus fornidos muslos. La áspera tela que se frotaba contra su pene mientras Harry movía ligeramente las caderas era casi suficiente para hacer que se corriera.

Esperó, no sabía qué pasaría, pero se sentía seguro de estar en esa posición con el hombre mayor.

—Recuerda, te voy a azotar para mí placer y lo haré de la forma en la que mejor me parezca —anunció Louis.

—Sí, señor —respondió la voz distorsionada cercana al suelo.

Sin advertencia, la mano de Louis tocó su trasero y Harry gritó sorprendido.

—¡Ay!

—Sí, esto duele, mascota —dijo Louis con voz calmada, asegurándose de que quedara una hermosa marca en el glúteo derecho de Harry.

Le dio una palmada al glúteo izquierdo con firmeza y se quedó mirando un rato la piel presionada contra su mano, al retirarla observó cómo regresó a la normalidad. Louis sintió su pene endurecerse. Estaba más excitado de lo que se imaginó que estaría. Ver ese increíble cuerpo moviéndose sobre sus piernas, ese trasero enrojecido con dos marcas exactamente iguales le hizo endurecerse más de lo que estuvo cuando fantaseó con esa escena. Debía recordar agradecerle a Harry por darle este exquisito placer.

Su mano volvió a descender y Harry saltó, sintió que su erección comenzaba a disminuir, y estaba comenzando a pensar que esto no le gustaba tanto como creyó que lo haría. Saltó cuando recibió el cuarto impacto.

—Luces increíblemente sexy aquí atrás —observó Louis—. Creo que será mejor que distribuya bien el calor por todo tu trasero o te sentirás dolorido mañana.

Harry se sintió aterrorizado de pensar que mañana su trasero estaría completamente colorado, y tal y cómo iban las cosas, todo el mundo sabría que había sido azotado.

—No te preocupes. No habrá marcas, nadie lo sabrá a menos que se lo digas —dijo Louis como si fuera capaz de leerle la mente.

¿Por qué le diría a alguien algo acerca de esto? Se preguntó Harry mientras recibía un nuevo impacto. Louis movía su mano sobre su trasero, incluso tocó la grieta entre sus muslos. Harry pateó reflexivamente mientras Louis lo golpeaba en un lugar extremadamente sensible.

No pensó que sería capaz de concentrarse en contar, pero lo había hecho y cuando por fin recibió la palmada número diez, se relajó sobre la rodilla de Louis, feliz de que todo hubiera terminado.

Gritó con sorpresa e incredulidad cuando Louis lo golpeó dos veces más, una vez en cada glúteo.

Louis se carcajeó.

—Entonces sí las estabas contando, mi mascota. Recordaré eso. ¿Además recuerdas que dije que posiblemente serían diez?

Harry se relajó cuando la poderosa mano que lo había castigado comenzó a acariciar su adolorida piel, ahuyentando el dolor. Era consciente de que el dolor pulsante de su retaguardia había comenzado a moverse hacia el frente mientras su pene comenzaba a endurecerse. Harry no podía entender la razón, pero ahora que todo había acabado, se estaba excitando otra vez. Cambió de posición rápidamente, tratando de ocultar su erección de Louis.

Louis lo quitó de sus piernas y lo tiró al suelo, luego haló a Harry y lo sentó sobre sus rodillas, su dolorido trasero colgaba a un lado de su muslo. Envolvió al joven hombre entre sus brazos.

—Lo hiciste bien, mascota. Para haber sido tu primera experiencia la toleraste muy bien y no lloraste. Ahora, ¿quieres una pequeña recompensa?

—Sí, se lo suplico, señor —dijo Harry avergonzado, no estaba seguro de si lo que él consideraba una recompensa sería lo mismo para Louis.

Se tensó y luego jadeó cuando sintió la mano de Louis en su pene erecto. La mano era cálida, fuerte y ligeramente áspera, pero Louis lo frotó como si supiera exactamente que eso era lo que Harry quería.

Harry abrió las piernas, le permitió a Louis tener mejor acceso, gimió cuando su pulgar pasó sobre la cabeza de su dolorido pene, dejando caer su semen sobre la alfombra.

La mano de Louis se aceleró y las caderas de Harry comenzaron a moverse, embistiendo el puño que lo rodeaba. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que una mano lo había excitado tanto, pero esta lo hizo. Harry no sabía si estos sentimientos surgieron por el hombre que lo abrazaba, por los azotes o por la combinación de ambas cosas.

Su clímax lo pilló desprevenido, haciendo de menos los esfuerzos que había hecho en casa cuando no podía dormir y pensaba en Louis. Eyaculó con fuerza, incluso su semen alcanzó la barbilla del fotógrafo, aunque no se dio cuenta, pues sus ojos estaban cerrados por el casi doloroso placer. Mientras gritaba, se sintió como una muñeca de trapo entre esas manos fuertes que lo sostenían.

Louis sonrió y mirando cómo su hermoso chico le entregaba su primer orgasmo. Concluyó que sería uno de muchos si su chico continuaba portándose bien. Harry era increíblemente sensitivo y respondía bien. Además, había algo en el joven que lo hacía querer conservarlo. Los ojos de Harry aún estaban cerrados cuando Louis se limpió la barbilla y succionó sus dedos sensualmente para disfrutar del sabor.

Mantuvo abrazado a Harry, acariciándolo mientras los efectos de su orgasmo pasaban, sonrió cuando esos ojos color café se abrieron y brillaron cuando sus miradas se encontraron, su expresión era una maravilla.

—¡Eso fue jodidamente fenomenal, señor! —dijo con entusiasmo.

—Me alegra que lo hayas disfrutado, mascota —dijo Louis con una sonrisa—. Pero ahora queda algo pendiente para mi total satisfacción.

—¿Qué necesita que haga, señor? —preguntó Harry con temor.

Louis lo besó suavemente en los labios y Harry se entregó a él y abrió la boca, pero Louis no permitió que hubiera contacto entre sus lenguas. Harry tendría que ganarse ese privilegio.

—Quiero que te arrodilles. Me voy a masturbar. Quiero marcarte, mi mascota —le ordenó Louis. A pesar de que le divertía que Harry, sin saberlo, lo hubiera marcado primero, era justo que ahora él dejara su propia marca.

Obedientemente Harry se bajó de sus piernas y se arrodilló frente a él.

—Quítate la camisa.

Harry le obedeció, permitió que su camisa se deslizara de sus hombros y cayera al suelo.

—Coloca las manos detrás de tu espalda —le recordó Louis.

—Sí señor —dijo Harry con voz baja, colocó sus manos detrás de su espalda y las dejó reposar sobre su flamante trasero.

Louis se puso de pie y se abrió los pantalones, dejó escapar su erección. Fue un verdadero alivio, suspiró y escuchó una respuesta igual de su joven protegido. Los ojos de Harry se enfocaron en el hinchado miembro.

—Es tan grande —suspiró.

Sintiendo el temor en su voz, Louis trató de calmarlo.

—Lo tomaremos despacio Harry, y tienes tu palabra de seguridad si algo te asusta.

—Sí, señor.

Louis mantuvo los ojos fijos en el bello rostro. Harry colocó sus manos detrás de su espalda, se arrodilló con el torso desnudo y sus pantalones sobre las rodillas, tenía el rostro inclinado hacia arriba para poder mirar.
No tomó mucho tiempo, Louis se frotó hasta que alcanzó el orgasmo, se sentía ansioso por ver su semen sobre el cuerpo de Harry. Cuando se corrió, el líquido blanco cubrió el pecho del joven, humedeciendo su suave piel. Harry jadeó al sentir el calor del orgasmo de Louis, dejando un camino ardiente que se deslizó por su pecho.

—Muy bien mascota. Quédate ahí un momento —Louis se dirigió al baño y humedeció una pequeña toalla, la usó para limpiarse. Se arregló y regresó a donde estaba Harry para limpiar su cuerpo.

—Muy bien, cariño, levántate —dijo y alzó a Harry. Ahora que la emoción que lo incitó desapareció, Harry se tambaleó. Le dolían las rodillas y se sentía acalambrado por estar en el suelo.

Louis lo guió al escritorio y lo empujó de manera que su pecho estuviera contra la superficie. Harry sabía que su trasero estaba expuesto y tembló nerviosamente. Una mano sobre su espalda lo dejó inmóvil.

—Hermoso y caliente —observó Louis, colocó su mano sobre el flamante trasero. Harry sintió que su rostro debía estar del mismo tono de rojo.

—Hay mucho que necesitas aprender de la sumisión —dijo Louis. Alejó su mano y continuó hablando—. Quédate justo donde te deje, mascota.

Harry permaneció en esa posición y se relajó.

—Te gusta eso, ¿no es así? ¿Cuándo te ordeno algo? —preguntó Louis.

Levantó un frasco de un gel y vertió un poco sobre su mano. Harry respingó cuando sintió a Louis distribuirlo sobre su trasero.

—Sí, señor —Harry admitió con humildad.

—¿Sabes la razón?

—¿Por qué usted es realmente sensual? —respondió con ingenuidad.
Eso logró que Louis comenzara a carcajearse.

—Bueno, eso no era en lo que estaba pensando, pero gracias. Puedes ponerte de pie ahora.

Harry se levantó y colocó sus manos sobre sus pantalones, sin embargo miró a Louis con incertidumbre.

—Adelante, vístete —le alentó Louis—. ¿Era eso lo que esperabas?

—No me gustaron los azotes, me dolió —dijo—. Pero me gustó cómo se sintió después y me gusta cuando me dice qué hacer.

—Siéntate, si gustas. En esa no —dijo Louis rápidamente y quitó la silla—. Preferentemente en algo más acolchado.

Harry se sentó sobre el sofá y rebotó un poco.

—Creo que mejor me quedaré de pie.

—Necesitamos hablar, Harry —dijo Louis—. Si has experimentado todo lo que buscabas y has satisfecho tu curiosidad, házmelo saber y no volveremos a hablar de este tema. —Esperó a que Harry asintiera lentamente, mientras una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro.

—No lo creo —dijo Harry—. Quiero más.

—Entonces tendremos que establecer ciertas reglas. Las iremos definiendo conforme las necesitemos y veremos si funcionan, ¿de acuerdo? —Louis se sentó detrás de su escritorio—. Me gusta jugar. Todos esos juguetes de Zayn, he usado cada uno de ellos y los han usado conmigo. Quiero llevarte más lejos y espero que comiences a desear más cuando te muestre las distintas cosas. Justo ahora, algunos de esos juguetes te asustarán. Trataré de usarlos todos y si no disfrutas algo, no lo volveremos a hacer. Solo porque a otras personas les guste no significa que a ti te tengan que gustar, ¿lo entiendes?

Harry asintió.

—Sí, señor.

—Puedes dejar de llamarme señor. Solo lo pido cuando estamos en una sesión. ¿Quieres continuar trabajando para mí?

—Bueno, sí señor, digo Louis —respondió Harry con honestidad—. Todavía necesito un empleo para terminar la carrera en la universidad.

—Muy bien. No te avergonzaré frente a los clientes u otros modelos, pero probablemente te sorprenderé, es parte de este estilo de vida y requeriré tu sumisión en lugares y momentos que no esperas. Si te presiono demasiado, tu palabra de seguridad es…

—Londres —dijo inmediatamente Harry.

—Bien. Creo que nos llevaremos bien —dijo Louis, pero en su interior se preguntaba a dónde los llevaría esta aventura—. Ahora será mejor que te vayas a casa. Tenemos una sesión fotográfica mañana y todavía tengo trabajo que hacer.

—Sí, señor —dijo Harry con sumisión—. Gracias.

—De nada —replicó Louis con gentileza. Esperó hasta que la puerta exterior se cerrara y echó la llave. Apagó la luz de su oficina para que Harry no pudiera verlo, por si miraba hacia arriba y luego esperó.

El joven sí miró hacia arriba y Louis se echó hacia atrás, no quería que lo mirara. Harry se dio la vuelta y comenzó a correr en dirección a la estación del metro. De repente, dio un enorme salto triunfal para tocar un anuncio colgante. Luego sus manos se dirigieron a su trasero y se sobó.

Louis rio suavemente. El pequeño truco de Zayn de esa tarde lo alertó de que tenía que ser muy cuidadoso. Su propia posesividad cuando el modelo rubio tocó a Harry y lo acercó a su cuerpo le hizo saber que parte de él ya había reclamado al joven como suyo, probablemente desde el momento en el que le dio la primera palmada para que el muchacho se quedara quieto. Algo se había incendiado en su interior, Louis rehusó a sentir excitación por mucho tiempo y ahora quería a este joven de todas las formas posibles.

Suspiró, era poco probable que Harry pudiera amar a un viejo como él, aunque apenas había comenzado su tercera década de vida. Harry era joven, tenía toda una vida por delante, simplemente sentía curiosidad y quería experimentar. Louis se recordó a sí mismo que debía mantener seguro su corazón, esta sería una aventura muy agradable y luego, cuando Harry hubiera conseguido todo lo que deseaba saber de sí mismo, avanzaría y Louis no tenía duda alguna de que volvería a su propia vida célibe.

Al llegar a casa, Louis se preguntó qué era lo que Harry estudiaba y por qué nunca le preguntó antes. Tendría que descubrirlo.