Can we fall, one more time? |Louis Tomlinson| Parte I

Una sonrisa involuntaria se dibuja en mi rostro al leer aquel mensaje. Sin dudas tengo a los mejores amigos del mundo. Sin quitar la sonrisa de mi rostro, guardo mi teléfono celular en el bolsillo trasero de mi pantalón y me levanto de la cama de golpe al recordar que olvidé tres cosas sumamente importantes para esta noche en la van, por lo que tomo las llaves del coche y salgo prácticamente corriendo de la suite, tomando el primer ascensor que llega. Una vez que las puertas se abren, corro hasta el estacionamiento, me meto en la van y me pongo a revolver las cosas hasta encontrar el bolso que buscaba justo en donde lo había dejado antes de salir de Londres. Un suspiro de alivio se escapa de mis labios y tomo aquel bolso de color azul eléctrico para después salir de la van y caminar nuevamente hasta los ascensores.

Minutos después, ya me encuentro adentrándome a nuestra suite, me aseguro de que Leslie aún sigue en el baño y camino nuevamente hasta la habitación, en donde saco de adentro del bolso una caja grande color crema de Chanel y otra un poco más pequeña del mismo color que la otra y de la misma marca, acomodo las dos cajas en la cama y saco la otra cajita para meterla en el bolsillo interno del saco negro que usaría en la noche. Me tiro en la cama y una sonrisa se dibuja en mi rostro, escucho como la puerta del baño se abre, volteo a mirar y Leslie sale del baño con una blanca toalla envolviendo su cuerpo y con otra en su cabello. Yo le sonrío subiendo y bajando las cejas rápidamente y ella se ruboriza, es tan tierna e inocente cuando se lo propone. Suelto una pequeña carcajada y me acerco a ella con cautela, rodeo su cintura con mis manos y acerco mi cara hacia ella, acortando la distancia entre nosotros, robándole un dulce beso.

-Quiero que te pongas hermosa para hoy, si eso es posible. Saldremos a un lugar muy especial- le digo rozando nuestros labios
-¿Qué se supone que debo ponerme? Louis… hubieses avisado antes, hombre ¡No traje ropa de salir!
-Tengo algo para ti que va a servir para esta ocasión- le digo, beso sus labios una vez más para luego liberarla de mis brazos. Le señalo las cajas de la cama y ella abre sus ojos
-Boo… tú…
-Espero que te guste, nena- le digo, ella camina hasta la cama y yo la sigo, rodeando su cintura con mis brazos por detrás –Primero abre la más grande.

Leslie toma con delicadeza la caja grande y desata el moño, para luego quitar la tapa y quedar asombrada. Toma la prenda entre sus manos y la observa asombrada. Si le gusta. En aquella caja yacía un vestido verde agua largo hasta el piso con dos capas de seda, en la parte del busto, la tela se frunce delicadamente formando un escote corazón sin tirantes. Un cinto de razo del mismo color del vestido se ata en la parte trasera del vestido, dándole un toque más fino. Leslie voltea hacia mí con una gran sonrisa y sus ojos cristalizados, junto nuestras frentes y rozo su nariz con la mía. Coloco mi mano izquierda en su mejilla y acaricio su pómulo lentamente, Leslie se muerde el labio inferior ¿Planea volverme loco? Mi vista viaja desde su boca hasta sus ojos, desde sus ojos hasta su boca.

¡Mierda! Es como una dulce tentación.

De un solo movimiento, junto nuestros labios, se acoplan perfectamente… es como si sus… no. Sus labios están diseñados solo y exclusivamente para mí. Sus labios se mueven al compás de los míos suavemente, con amor, solo saboreando sus labios y ella los míos. Tantos sentimientos acumulados en un solo beso, en solo un beso que no tiene ningún rastro de dobles intensiones. Es solo un beso que tiene como objetivo transmitirnos una parte del amor que sentimos por el otro.
Me separo un poco de ella, pero antes, no puedo evitar morder su labio inferior y tirar de él suavemente, abrimos nuestros ojos y ella me regala una sonrisa que me derrite, yo imito su acto y le robo un último pico antes de hablar nuevamente.

-¿Te gusta?
-Me encanta, es perfecto, yo… no tengo palabras, no debiste hacerlo Lou… debió costarte una fortuna y…- le interrumpo
-No digas nada, en realidad no me importa el precio… y si yo hago las cosas las hago de corazón, el número del costo no vale para mí si eso implica verte feliz. Ese es mi mejor regalo, verte sonreír, nena.
-Te amo Loulou.
-Te amo más. Ahora abre la segunda caja- le digo

Ella solo asiente con la cabeza ates de voltear y abrir la segunda caja, dentro de ésta, yace un par de tacones forrados con purpurina color plata, con una alta plataforma y taco aguja. Les voltea una vez más hacia mí con un zapato en su mano derecha y rodea mi cuello con sus brazos, para luego depositar un casto beso sobre mis labios.

-Es todo tan hermoso, Boo Bear. Pero ¿Tú solo…?- y antes de que termine u pregunta, yo le interrumpo
-Jay me ayudó bastante en elegir las dos cosas, entramos en varias tiendas antes de Chanel y a mi madre simplemente le encantaron las cosas de ahí. Ella me enseñó el vestido, yo te imaginé en él y supe que era tuyo.
-Gracias, gracias por todo.
-No me lo agradezcas, sabes que no me gusta que lo hagas. Y ahora me voy a duchar, porque sino de acá no salimos más- Les asiente con la cabeza

Tomo unos bóxers negros de adentro de mi bolso y me meto en el baño, abro la ducha y espero a que el agua se temple, a temperatura justa.
Quince minutos después, salgo del baño con los bóxers ya puestos y con una toalla secando mi cabello. Volteo hacia el tocador y los ojos casi se me salen de lugar al ver a mi novia ya vestida con lo que le regalé, colocándose un último invisible en su cabello ¿Cómo hace para hacerse esos peinados sola? Por otra parte, el vestido a ella le queda tan bien. Simplemente perfecto. Remarcando todas y cada una de sus curvas.

Mía. Toda ella me pertenece.

Entrelazo mis dedos con los de mi novia y antes de salir de la suite me aseguro de que la cajita aún siga en su lugar. Nos tomamos el ascensor y una vez que estamos en la recepción, el recepcionista le hace una seña al valet parking, éste asiente y sale fuera del edificio, unos minutos después, estaciona un Porsche en la entrada del hotel. Para ser específicos, mí Porsche negro.

-Lou… ¿ese no es tu…?- pregunta claramente confundida Leslie
-Si, nena. Es el mío. Y ya no preguntes, solo vamos y disfrutemos de la noche que nos espera- le digo

Ella asiente y beso sus labios para luego tomarla de la cintura un tanto posesivamente y la conduzco hasta el auto. Le abro la puerta del copiloto y la ayudo a subir amablemente, luego rodeo el auto y me monto en el asiento del conductor. Enciendo el auto y nos ponemos en marcha.

Esta sí que va a ser una de las mejores noches de mi vida.