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"El Precio Del Amor" (Nick&Tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "El Precio Del Amor" (Nick&Tú)
Disculpen de verdad! he tenido muchos corre corre en estas navidades y problemas con el internet en la pc :s mañana subo cap! Gracias por los coments y espero la hayan pasado bien y un poco tarde pero FELIZ AÑO A TODAS! :D
Dayi_JonasLove!*
Re: "El Precio Del Amor" (Nick&Tú)
Chicas lamento que no este acomodado el cap pero de verdad no tengo chance para hacerlo :( cuando pueda lo acomodo! UN BESO A TODAS!
Capítulo 11
Londres era tan infinitamente diferente de la serenidad de Hampshire que ________ apenas podría creer que estaba en el mismo país. Era un mundo de alta moda ydiversiones infinitas, con una yuxtaposición aguda de pobreza y riqueza, y callejones recorridos por la delincuencia metidos detrás de las calles de los prósperos mercados y tiendas. Había una zona pasado Temple Bar llamada la Ciudad, y el west side, mencionado como "el pueblo", y una abundancia de jardines, paseos, salas de conciertos, y tiendas que ofrecían lujos que nunca podía haberse imaginado. Cuando la segunda semana de su matrimonio comenzó, Nick pareció encontrar divertido complacer a _______ como si fuera una niña que estuviera empeñado en consentir. La llevó a una confitería en Berkeley Square y la compró un helado hecho de puré de castañas mezcladas generosamente con cerezas en almíbar. Después siguieron hasta Bow Street, donde la compró una selección de polvos franceses y aguas perfumadas, y una docena de pares de medias de seda bordadas. ________ trató de impedirle gastar el valor de una fortuna en guantes blancos y pañuelos de la pañería, y se opuso fuertemente a un par de zapatos de seda rosa
con borlas de oro que habrían costado la matrícula de un mes entero en Maidstone. Sin embargo, Nick no hizo caso de sus protestas mientras seguía comprando independientemente todo lo que le atraía. Su parada final fue en una tienda de té, donde ordenó media docena de tés exóticos en hermosos tarros,
llevando nombres intrigantes como "la pólvora", "congou", o "souchong". Imaginando la montaña de paquetes que serían entregados más tarde ese día en la casa de Betterton, ________ le rogó que desistiera.
—No necesito nada más —dijo con firmeza —y me niego a poner los pies en otra tienda. No hay razón para semejante falta de moderación.
—Sí, la hay —contestó Nick, escoltándola hasta su carruaje que esperaba, se amontonó en lo alto paquetes y cajas.
— ¿Oh? ¿Cual es?
Él respondió con una sonrisa exasperante. Seguramente no pensaba que estaba comprando sus favores sexuales, porque ella se había más que resignado en aquel respecto. ¿Quizás simplemente quería que se sintiera obligada hacia él? ¿Pero por qué? La vida con Nick Jonas resultaba ser bastante curiosa, consistiendo en los momentos de ardiente cercanía salpicados por pequeños recuerdos de que eran
todavía completos extraños en la mayor parte de aspectos. No entendía por qué Nick abandonaba su cama cada noche después de hacer el amor con ella, sin permitirse nunca dejarse llevar para dormir a su lado. Después de todo lo demás que habían compartido, eso parecía bastante inofensivo. Pero rechazaba sus torpes invitaciones a quedarse, declarando que prefería dormir solo, y que ambos
estarían más cómodos así.
_________ rápidamente descubrió que ciertos temas hacían estallar el carácter de Nick como una llama tenia la capacidad con la pólvora. Aprendió a no hacerle nunca preguntas sobre cualquier parte de su niñez, y que cualquier referencia a los días anteriores a que tomara el nombre de Nick Jonas le valdría su ira seguro. Cuando se enfadaba, no gritaba o lanzaba cosas, pero en cambio estaba fríamente tranquilo y abandonaba la casa, y no volvía hasta mucho después de que ella se había acostado. Aprendió también que Nick nunca se permitía ser vulnerable en cualquier forma. Él prefería seguir en completo control de si mismo y su entorno. Creía poco masculino para cualquiera no ser capaz de soportar el alcohol, tenía todavía que verlo beber hasta el exceso. Incluso el sueño parecía ser un lujo de los que no gustaba complacerse demasiado a menudo, como si no pudiera permitirse relajarse en un sueño indefenso. De hecho, según Sophia, Nick jamás se había permitido que las heridas físicas le entorpecieran, tercamente rechazaba ceder al dolor o la debilidad.
— ¿Por qué? —había preguntado _________ a Sophia con autentica confusión, mientras iban a las pruebas de los vestidos y esperaban que sacaran los trajes—. ¿Que es lo que teme que no puede permitirse estar indefenso por un momento?
Durante un momento, la hermana mayor de Nick la había mirado con deseo obvio de contestar. Sus ojos azul profundo estaban llenos de tristeza.
—Espero que algún día confíe en ti —dijo suavemente —es una gran carga para llevar solo. Estoy segura que teme tu reacción, una vez que te lo haya contado.
—¿Contado qué? —Persistió _______, pero para su frustración, Sophia no contestaría.
Algún terrible gran secreto. ________ no podía comprender cual podría ser. Sólo podría suponer que había matado a alguien, quizás estando furioso, que era la peor cosa en la que podría pensar. Ella sabía que había cometido crímenes en su pasado, que había hecho cosas que probablemente la horrorizarían. Era tan cauteloso y sereno que parecía que nunca llegaría a conocerlo totalmente. De otros modos, sin embargo, Nick era un marido inesperadamente sensible y generoso. La engatusaba para que le contara todas las reglas que habían sido sembradas en ella en la escuela, y luego se puso a hacer que rompiera cada una de ellas. Había noches cuando lanzaba un delicado asalto sobre su modestia, desnudándola a la luz de la lámpara y haciendo que observara mientras la besaba de la cabeza a los pies… y otras cuando le hacía el amor de maneras exóticas que la avergonzaban y excitaban más allá de lo soportable. Podía excitarla con una única mirada, una breve caricia, una palabra suave susurrada en su oído. A ________ le parecía que días enteros pasaban en una neblina de deseo sexual, su conciencia de que estaba a punto de estallar debajo de todo lo que hacía. Después de que las cajas de libros que ella había ordenado llegaron, leía a Nick por las tardes, mientras se sentaba en la cama y él holgazaneaba a su lado. A veces mientras la escuchaba, Nick tiraba sus piernas hasta su regazo y masajeaba sus pies, pasando sus pulgares a lo largo de su empeine y jugando con cuidado con los dedos del pie. Cuando _________ hacía una pausa en su lectura, siempre encontraba su mirada firmemente cerrada sobre ella. Nunca parecía cansarse de mirarla… como si tratara de destapar algún misterio que estuviese oculto en sus ojos.
Una tarde la enseñó a jugar a las cartas, reclamando derechos sexuales como multas cada vez que perdía. Terminaron sobre el suelo alfombrado en un enredo de miembros y ropa, mientras ________ jadeando le acusaba de hacer trampas. Solamente sonrió abiertamente en respuesta, metiendo su cabeza bajo sus faldas hasta que la cuestión fue completamente olvidada. Nick era un compañero apasionante, un fascinante cuentista, un bailarín magnífico, un amante experto. Era juguetón, pero nada infantil, nunca perdiéndolo totalmente la mirada experimentada que proclamaba que había visto y hecho lo suficiente para durar varias vidas. Escoltaba a _______ por Londres con una energía que de lejos eclipsaba la suya propia, pareciendo conocer y ser conocido prácticamente por todos. Más de una vez, en un baile por suscripción, o una fiesta privada, o incluso andando por el parque, _______ no podía evitar ser consciente de la atención que atraía. Nick era considerado como un héroe o un diablo, dependiendo de la opinión de uno, y a pesar de todo todos querían ser vistos con él. Innumerables hombres venían para estrechar su mano, y buscar sus opiniones sobre varios asuntos. Las mujeres, por otra parte, temblaban y se veían tontamente y coqueteaban descaradamente con él, incluso en presencia de ________. ________ veía tales insinuaciones contrariadamente sorprendida, comprendiendo que se parecía mucho a una esposa celosa. Ante la invitación de algunos amigos, Nick y _______ asistieron a una obra en Drury Lane que ponía en escena batallas navales usando maquinaria complicada y claras demostraciones de resultado emocionante. Los actores vestidos como marineros se lanzaban de los costados "del barco" en perfecta conjunción con las explosiones de fuego de cañón, sus camisas enrojecieron con la pintura roja para parecer sangre. Los resultados eran tan realistas que _________ aplaudió con las manos en alto y ocultó su cara contra el pecho de Nick, desentendido de sus risueños esfuerzos para hacer que observara la acción. Quizás fue la violencia de la demostración, o los efectos secundarios del vino que había bebido con la cena, pero ________ se sentía inquieta cuando abandonaron sus asientos de palco durante el primer intermedio. Los aficionados al teatro se mezclaban en el vestíbulo de abajo, tomando refrescos y charlando con excitación sobre las gráficas batallas teatrales que acababan de ver. Cuando la atmósfera en el espacio atestado se hizo sofocante, Nick dejó a ________ en la compañía de amigos mientras iba a traerla un vaso de limonada. _______
forzó una sonrisa en sus labios mientras oía a medias la conversación a su alrededor, esperando que volviera pronto. Que rápidamente se había acostumbrado a la tranquilizadora presencia de Nick junto a ella, pensó. Era irónico. Después de que tantos años de habérsele dicho que pertenecía a Lord Radnor, nunca había sido capaz de aceptarlo. Y ya se sentía completamente normal pertenecer a un verdadero extraño. Recordó la advertencia de Lord Westcliff sobre Nick Jonas. No se debe confiar en él, había dicho Westcliff. Pero el conde se había equivocado. Independientemente del misterioso pasado de Nick, había sido dulce y considerado con ella, y más que digno de su confianza.
Mientras ________ echaba un vistazo alrededor de la reunión, esperando captar una vista de él, le llamó la atención una figura que estaba a varias yardas de distancia de ella. Radnor, pensó, mientras una ducha de agujas heladas parecía caer sobre ella. Cada músculo inmovilizado… estaba congelado con el mismo miedo que había tenido durante dos años de persecución. Su cara estaba parcialmente apartada de su mirada horrorizada, pero veía su pelo gris acero, la inclinación arrogante de su cabeza, las cuchilladas negras de sus cejas. Y luego se dio vuelta en su dirección, como si sintiera su presencia en el atestado vestíbulo. Inmediatamente su terror silencioso se volvió confusión… no, no era Radnor, sólo un hombre que se parecía a él. El caballero asintió y le sonrió, como a veces hacían los extraños cuando sus miradas resultaban encontrarse. Él se volvió a sus compañeros, mientras _________ bajó la mirada hasta sus manos apretadas en sus guantes rosa pálido e intentó calmar la paliza de su corazón.
Los efectos secundarios del choque la golpeaban… un amago de náusea, empapada de sudor frío, un temblor que se negaba a disminuir. Que ridícula eres, se dijo, indignada por el hecho de que el mero vistazo de un hombre que se parecía a Radnor podría haber obtenido semejante reacción exagerada.
—Sra. Jonas —llegaba una voz cercana. Era la sra. Howsham, una mujer agradable y de voz dulce a quien _________ había conocido sólo recientemente—. ¿Se siente enferma, querida? Parece bastante pachucha.
Examinó la cara de la sra Howsham.
—Más bien hace un calor agobiante aquí —susurró—. Y pienso que me he atado los
cordones demasiado fuertes esta tarde.
—Ah, sí, —dijo la mujer en un entendimiento sardónico, familiarizada con las
quejas que las cuerdas del corsé a menudo inducían —los peligros de la moda que
debemos sufrir…
Para el alivio de __________, Nick apareció a su lado, un vaso de limonada en
la mano. Al instante percibiendo que algo estaba mal, deslizó un brazo de apoyo detrás de ella.
— ¿Qué es? —preguntó, mirando atentamente su cara pálida.
La sra. Howsham se llevó a si misma a contestar.
—El cordón apretado, Sr. Jonas… le sugiero que la lleve a algún sitio un poco más apartado que esto. Un soplo de aire fresco a menudo ayuda. Manteniendo su brazo alrededor de ________, Nick la guió por el pasillo. El aire de la noche hizo que ________ temblara cuando sus ropas empapadas en sudor se humedecieron. Con cuidado Nick la llevó al abrigo de una enorme columna que bloqueaba la luz y el ruido que venía de dentro del edificio.
—No fue nada, —le dijo _________ con vergüenza—. Nada en absoluto. Parezco a un idio*ta, haciendo un escándalo sin razón—. Aceptando la limonada de él, bebió con avidez, sin parar hasta que el vaso estuvo vacío.
Nick se inclinó para poner el vaso vacío sobre la tierra y se levantó para afrontar a _________ una vez más. Su cara estaba tensa mientras tomaba un pañuelo de su abrigo y limpiaba el sudor que goteaba por sus mejillas y frente.
—Dime que pasó —dijo silenciosamente.
_________ enrojeció de vergüenza.
—Pensé que vi a Lord Radnor allí. Pero fue sólo un hombre que se le parecía —suspiró tensamente—. Ahora he demostrado ser una completa cobarde. Lo siento.
—Radnor raras veces sale en público —murmuró Nick—. No es probable que te lo encontrases en un acontecimiento como este.
—Lo sé —dijo con arrepentimiento —lamentablemente no dejo de pensar en eso.
—No eres una cobarde—. Había preocupación en sus ojos azul oscuro… preocupación que cubría alguna emoción más intensa, más misteriosa debajo.
—Reaccioné como una niña que tiene miedo de la oscuridad.
Sus dedos se deslizaron bajo su barbilla, forzándola a encontrar su mirada.
—Es imaginable que te encuentres a Radnor algún día —dijo suavemente—. Pero estaré contigo cuando o si esto pasa, _________. No tienes que temerlo más. Te mantendré segura.
Ella sintió un apuro de asombro por la sensible gravedad de su expresión.
—Gracias —contestó, tomando una completa bocanada de aire por primera vez desde que habían abandonado el vestíbulo.
Siguió mirando la pálida y húmeda cara, Nick sacudió su cabeza con leve ceño, como si la vista de su angustia fuera dolorosa para él. Pareciendo incapaz de evitarlo, extendió la mano y la apretó contra él, sus brazos se envolvieron alrededor de ella mientras trataba de consolarla con su cuerpo. No había nada sexual en el abrazo, pero de algún modo era más íntimo que cualquier cosa que jamás habían hecho juntos. Sus brazos eran fuertes y posesivos, sosteniéndola firme mientras su aliento caía en húmedas y calientes oleadas contra su cuello.
—¿Te llevo a casa? —susurró.
________ asintió despacio, mientras una vida de soledad se transformaba en un sentimiento de inconcebible comodidad. Un hogar… un marido… cosas que nunca se había permitido tener esperanza. Seguramente esta ilusión no podía durar, de algún modo, algún día, sería apartado de ella. Pero hasta que esto pasara, acariciaría cada momento.
—Sí —dijo, su voz apagada contra su abrigo—. Vámonos a casa.
Emergiendo suavemente de un sueño profundo, _________ se dio cuenta de extraños ruidos en la casa. Pensando que quizás los sonidos eran un remanente de un sueño, parpadeó y se incorporó despacio en la cama. Era media noche, y el dormitorio estaba negro como la boca de un lobo. Allí estaba otra vez... un gruñido, una frase confusa… como si alguien estuviera en medio de una discusión. Recordando que Nick de vez en cuando era agitado por pesadillas, _________ saltó de la cama. Con cuidado encendió una lámpara, volvió a colocar el cristal, y lo llevó con ella abajo al vestíbulo. Las sombras huyeron delante de ella cuando se acercó al cuarto de huéspedes donde Nick dormía. Haciendo una pausa ante la puerta cerrada, dio un toque cautelosamente. No hubo respuesta. Después de un momento, oyó un crujido violento dentro. _________ giró la perilla y entró en el dormitorio.
— ¿Nick?
Estaba estirado sobre la cama, tendido sobre su estómago con la sabana retorcida sobre sus caderas. Respirando rápidamente, apretó sus puños y refunfuñó incoherentemente, su cara oscura brillando de sudor. Mirándole con desconcertante preocupación, ________ se preguntaba que monstruos invisibles
podían provocar que su largo cuerpo se moviera nerviosamente con lo que era a la vez rabia contenida, o miedo, o ambos. Puso la lámpara en la masilla de noche y se aproximó a él.
—Nick, despierta. Sólo es un sueño—. Tendiendo una mano hasta él, puso una delicada mano sobre la curva brutal de su hombro—. Nick…
De pronto fue atrapada en una explosión de violencia. Un grito asustado se le escapó cuando fue agarrada y arrojada a mitad de camino a través de la cama. Nick estaba sobre ella en un instante, sentándose a horcajadas sobre ella con sus muslos poderosos. Oyendo un gruñido cruel, _______ alzó la vista a la dura y sombría máscara de su cara y vio una enorme mano retroceder en un puño.
—¡No! —jadeó, protegiendo su cara con sus brazos.
El golpe nunca llegó. Todo se calmó. Temblando, _______ bajó sus brazos y miró hacia arriba para ver el cambio de la cara de Nick, la caída de la máscara de pesadillas, el juicio y la conciencia arrastrándose de vuelta en su expresión. Él bajó su puño y la miró inexpresivamente. Entonces su mirada cayó a la forma delgada de ________, y la furia y el terror en sus ojos la hicieron encogerse.
—Podría haberte matado —gruñó, sus dientes blancos brillando como los de un animal—. ¿Qué haces aquí? ¡No vuelvas a tocarme mientras duermo, maldita sea!
—Yo no sabía, Yo… ¿en el nombre del cielo que soñabas?
Se alejó de ella con un movimiento ágil y abandonó la cama, jadeando.
—Nada. Nada en absoluto.
—Pensé que necesitabas algo…
—Todo lo que necesito es que te mantengas lejos de mí, demonios —dijo bruscamente. Encontrando su ropa desechada sobre una silla, se puso su pantalón a tirones.
_________ sintió como si hubiera sido golpeada. Odiaba que sus palabras tuvieran el poder de hacerla daño. Incluso más que eso, estaba angustiada por él, deseando que no tuviera que soportar semejante tormento solo.
—Sal de aquí —dijo él, poniéndose su camisa y abrigo, sin molestarse con un chaleco o la corbata.
— ¿Te marchas? —Preguntó ________—. No hay necesidad. Volveré a la cama, y…
—Sí, me marcho.
— ¿Dónde vas?
—No lo sé—. No la dedicó una mirada mientas recogía sus medias y zapatos—. Y no preguntes cuando volveré. No se eso tampoco.
— ¿Pero por qué? —_______ dio un paso vacilante hacia él—. Nick, por favor quédate y cuéntame…
Le lanzó una mirada de advertencia, sus ojos brillantes con la ferocidad de un animal herido.
—Te dije que te fueras.
Sintiendo que la sangre se escurría de su cara, ________ asintió y fue hasta la puerta. Haciendo una pausa en el umbral, habló sin mirar hacia atrás.
—Lo siento.
Él no dio ninguna respuesta.
_______ se mordió el interior de sus labios, maldiciéndose a si misma mientras sentía el escozor de las lágrimas en las comisuras de sus ojos. Se marchó rápidamente, retirándose a su habitación con los fragmentos de su dignidad. Nick no volvió en todo el día siguiente. Preocupada y desconcertada, ________ trató de encontrar modos de mantenerse ocupada. Sin embargo, ninguna distracción se
demostró suficiente para evitarla la preocupación. Dio un largo paseo seguida de un lacayo, se ocupó de la costura, de leer, y de ayudar a la sra. Trench a hacer velas de sebo. El ama de llaves y los criados eran silenciosamente respetuosos con ________. Como era de esperar, no se mencionó ni una palabra sobre la noche anterior, aunque todos ellos eran seguramente conscientes de que algún alboroto había ocurrido. Los criados lo sabían todo, pero ninguno de ellos admitiría jamás conocer los detalles íntimos de la vida de su amo. Preguntándose donde había ido su marido, ________ temía que quizás hubiera hecho algo imprudente. Se consoló que era bastante bueno cuidado de si mismo,
pero eso no alivió su angustia. Habían estado tan alterados, y sospechaba que su cólera se había derivado del miedo de que pudiera haberla hecho daño. Sin embargo, era su esposa, y merecía algo mejor que ser abandonada sin explicación. El día era despiadadamente largo, y __________ estaba aliviada cuando la tarde finalmente se acercó. Después de comer sola, tomó un largo baño, se puso un fresco camisón blanco, y leyó un montón de revistas hasta que finalmente se sintió capaz de dormir. Agotada por el rodeo infinito de sus pensamientos y el aburrimiento de las horas pasadas, se hundió en un sueño profundo. Mucho antes de la mañana, se despertó de la espesa niebla gruesa del sueño al darse cuenta de que el peso de las mantas había sido retirado de ella. Conmovida, se dio cuenta de una sólida presencia detrás de ella, el colchón bajó ligeramente. Nick, pensó con alivio soñoliento, bostezando mientras se daba la vuelta hacia él. La habitación estaba tan oscura que no podía
distinguirlo exactamente. El calor familiar de sus manos presionó su espalda en la cama, una palma grande descansaba con cuidado sobre el centro de su pecho… y entonces llevó sus muñecas por encima de su cabeza.
________ murmuró con sorpresa, despertando totalmente cuando le sintió enlazar algo alrededor de cada muñeca. Antes de que comprendiera que pasaba, los lazos fueron asegurados a la cabecera, estirándola tensamente bajo él. Su respiración se paró por el asombro. Nick se movió sobre ella, agazapándose como un gato, su aliento llegaba en oleadas irregulares. Él tocaba su cuerpo sobre el velo de algodón de su vestido, sus dedos resbalando bajo la curva de su pecho, la hendidura de su cintura, la elevación de su cadera y muslo. Su peso cambió, y su boca buscó su pecho, humedeciendo el vestido, lamiendo la creciente cima de su pezón. Él estaba desnudo, el olor y el calor de la caliente y masculina piel rodeándola.
Aturdida ________ comprendió que quería tomarla así, con sus manos sujetas sobre su cabeza. La idea la hizo tener miedo. No le gustaba estar impedida de ninguna forma. Pero al mismo tiempo entendía lo que deseaba… su impotencia, su absoluta confianza… el conocimiento de que podía hacer cualquier cosa sin restricciones. Hizo rodar su hinchado pezón contra su lengua, excitó la apretada cumbre con
largos, lentos lametones, y chupó con fuerza a través del algodón mojado hasta que ella jadeó. Se retorcía en una súplica muda para que le quitara su vestido, pero él sólo se deslizaba más abajo de su cuerpo, sus musculosos brazos tensos a ambos lados de ella. Curvando su pulgar e índice sobre uno de los lazos que sujetaban sus muñecas, _______ descubrió que Nick había usado sus medias de seda. La ligera tensión en sus brazos pareció intensificar su respuesta a él, la sensación corriendo por ella
en cargas eléctricas. Su boca estaba en su estómago, su aliento quemando a través del delicado
vestido. Él mordisqueó su cuerpo, sus caricias lánguidas, mientras el paso de su respiración traicionaba su excitación. Hizo un espacio entre sus muslos, apartándolos con sus manos. Su boca arraigada con cuidado entre sus piernas, contra la tela de algodón. ________ se tensaba con él, sus dedos se abrían y cerraban sin poder evitarlo, sus talones hincándose con fuerza en el colchón. Jugaba con ella sin prisas, luego se elevaba otra vez para encontrar sus pechos, besando y acariciándola a través del ceñido camisón hasta que ella pensó que se volvería loca si él no se lo quitaba. Cada pulgada de su piel estaba caliente e hipersensible, la fina tela parecía rozarla insoportablemente.
—Nick, —dijo ella desesperadamente —mi camisón, quítamelo, por favor quita…
Él la calló con sus dedos, descansando dos de ellos ligeramente contra sus labios. Cuando se calmó, su pulgar acarició sobre la curva de su mejilla en una caricia de suave susurro. Alcanzando el dobladillo del camisón, tiró de el hacia arriba, y ella sollozó de gratitud. Sus piernas se crisparon cuando
fueron expuestas al aire fresco, y sus muñecas tiraron de las ataduras de seda mientras se retorcía para ayudarle. El algodón fue levantado sobre su pecho, enganchándose ligeramente en las erectas puntas de sus pezones. La mano de Nick se deslizó con cuidado sobre su estómago, yendo hasta la
sensible carne del interior de sus muslos. La yema de su dedo pasó a través del pelo rizado, encontrando la hinchada humedad, y acarició suavemente la latente y delicada carne. Sus piernas se abrieron, su cuerpo palpitando con la anticipación. Ella dio un sollozo suplicante cuando su mano la abandonó. La punta de su dedo corazón trazó el borde sensible de su labio superior. Su dedo estaba húmedo con el elixir salado de su propio cuerpo, dejando la fragancia en cualquier parte donde él tocaba. De repente las ventanas de su nariz estuvieron llenas del aroma de su propia excitación, llenando sus pulmones con cada respiración. Despacio Nick la puso de lado, su mano pasando sobre sus brazos para comprobar su tensión. Su cuerpo colocado detrás del suyo, su boca acariciando su nuca. ________ se estiró hacia atrás, su trasero presionando en su hinchado miembro. Ella quería tocarle, retorcerse alrededor y acariciar el áspero y espeso pelo de su pecho, y luego agarrar el peso duro de su sexo y dejar que el largo cilindro de seda se abriera paso por el círculo de sus dedos. Pero su posición hacía el movimiento imposible, y su única opción era esperar su placer sin poder hacer nada. Él enganchó un brazo bajo la parte superior de su pierna, levantándola ligeramente, y ella sintió la punta hinchada de su sexo dentro de ella. Entró en ella sólo una pulgada, provocándola, aplazando la completa posesión que ella ansiaba. ________ temblaba violentamente, suplicando con jadeos mudos mientras él besaba su nuca. Con la cabeza de su miembro alojada justo dentro de su entrada, su mano vagó sobre ella… un exquisito tirón en su pezón, una caricia rodeando su ombligo. Gradualmente sus caricias se hicieron más decididas, sus suaves y hábiles dedos hurgaron dentro de la espesura de rizos.
Sudando, gimiendo, ________ se ondulaba contra las dulcemente provocativas yemas de sus dedos. Sentía su miembro deslizándose totalmente dentro de ella llenándola completamente, y gritó bruscamente, su cuerpo sacudiéndose con temblores de placer. Nick esperó hasta que se calmara. Comenzó a bombear dentro de ella, sus movimientos firmes y lentos, inundándola con el placer. Ella respiraba en suspiros con la boca abierta, sus muñecas tirando con fuerza de los lazos de seda cuando alcanzo el clímax otra vez con un largo y estremecedor gemido. Entonces él embistió más fuerte, sus ingles encontrando las suyas en deliciosos impactos, su aliento precipitándose a través de sus dientes apretados. La cama se sacudía por sus movimientos. ________ se sentía a la vez vulnerable y fuerte, poseyéndolo tan seguramente como él la poseía, con su corazón latiendo contra su mano, y su carne rodeando la suya. Se tensó dentro de ella, su órgano sacudiéndose y palpitando, sus labios separándose mientras jadeaban contra su cuello. Durante mucho tiempo ella descansó contra su grande y duro cuerpo, dando un suave gemido cuando él liberó sus muñecas. Él las frotó con cuidado, y luego su mano bajó para ahuecarla en su sexo mojado. Su respiración se hizo más lenta, y ante el pensamiento de que él iba a dejarse llevar para dormir al lado de ella, _________ tembló de deseo. De pronto nada era más deseable en el mundo que hacerle quedarse en su cama durante una noche entera. Pero él se levantó finalmente, inclinándose para besar su pecho, su lengua girando alrededor de la sensible cima. Cuando Nick abandonó la cama, _________ mordió su labio para impedir pedirle
que se quedara, sabiendo que sólo la negaría como siempre. La puerta se cerró, dejándola en soledad. Y aunque su cuerpo estaba saciado y cansado y su carne hormigueaba agradablemente, sentía lágrimas brotando detrás de sus párpados. Sentía pena… no por ella, sino por él. Y anhelaba… la peligrosa necesidad de consolarlo, aunque él amargamente se ofendiera por hacerlo así. Y lo último de todo, una profunda ternura por un hombre que apenas conocía, un hombre que necesitaba ser rescatado mucho más de lo que ella lo fue jamás.
La mañana siguiente llegó un paquete de sir Ross, conteniendo un haz de documentos que llevaban complicados sellos y una invitación a un baile que se celebraría en una semana. Cuando _______ entró en el comedor, vio a Nick sentado solo en la mesa, un plato de desayuno medio terminado delante de él. Su mirada se levantó de la gruesa hoja de pergamino en su mano, sus ojos se oscurecieron cuando la vio. Se levantó, mirándola sin parpadear. ______ sintió que una marea brillante de rojo se extendía sobre su cara. Durante las mañanas después de una noche excepcionalmente apasionada, Nick por lo general le tomaba el pelo, o sonreía cuando hacía alguna observación banal para aliviar su incomodidad. Hoy, sin embargo, su cara estaba tensa y sus ojos eran tristes. Algo había cambiado entre ellos. La soltura de sus antiguas interacciones se había ido. Torpemente ella hizo gestos con el papel en su mano.
— ¿Esto ha llegado?
No había ninguna necesidad de clarificar "que" era. Nick asintió brevemente, su mirada se volvió a la citación. Esforzándose por mantener un aspecto de normalidad, ________ fue al aparador y se sirvió de los platos cubiertos. Nick le ayudó con la silla al lado de la suya y volvió a sentarse en su asiento. Él contempló los restos de su desayuno con insólita concentración, mientras una criada vino a poner una taza de té humeante delante de _______.
Ambos estuvieron en silencio hasta que la criada abandonó la habitación.
—Darán un baile el próximo sábado —dijo Nick con brusquedad, sin mirarla—. ¿Tendrás un vestido apropiado para entonces?
—Sí. Ya me he probado un vestido de baile, y había sólo unas pocas alteracione que hacer.
—Bien.
—¿Estas enfadado? —preguntó ________.
Él recogió su cuchillo y lo contempló malhumoradamente, raspando la punta de la lámina contra la almohadilla callosa de su pulgar.
—Comienzo a sentirme extrañamente resignado a la situación. Ahora las noticias se escapan de las oficinas de la Corona y del Lord Canciller. Todo ha sido puesto en movimiento, y no hay nada que alguien pudiera hacer para pararlo ahora. Sir Ross nos presentará en el baile como Lord y lady Sydney… y de aquí en adelante, Nick Jonas estará muerto.
_________ le miró atentamente, golpeada por su extraño término.
—Quieres decir que el nombre no será usado más —dijo ella—. Tú, como Lord Sydney, estarás muchísimo más vivo. ¿Comienzo a llamarte Nicholas en privado?
Un ceño tiró de sus rasgos, y dejó el cuchillo.
—No. Seré Sydney para el resto del mundo, pero en mi propia casa contestaré al nombre que he escogido.
—Muy bien… Nick—. _________ removió un generoso terrón de azúcar en su té y bebió a sorbos el líquido caliente y dulce.
—¿El nombre te ha servido bien muchos años, verdad? Me atrevo a decir que le has dado mucho más renombre del que el Jonas original jamás tendría. Su libre comentario se ganó una peculiar mirada de él, de algún modo eprochando y suplicando al mismo tiempo. Una comprensión repentina brilló por su mente, el verdadero Nick Jonas, el muchacho que había muerto de cólera a bordo del barco prisión, estaba en el corazón del secreto que atormentaba a su marido. ________ miró distraídamente su té, esforzándose en mantener su tono informal mientras preguntaba,
— ¿Cómo era él? Aún no me lo has dicho.
—Era un huérfano, cuya madre fue ahorcada por robo. Vivió en las calles la mayor parte de su vida, comenzando como un falso comerciante de pudding y finalmente adquiriendo su propia cuadrilla de diez.
—Falso comerciante de Pudding —repitió ________ perpleja. —Robando comida para sobrevivir. Esto es lo más bajo de lo bajo, excepto para los mendigos. Pero Jonas aprendió rápido, y se hizo un ladrón competente.
Finalmente fue cogido robando una casa, y fue condenado al barco prisión.
—Y después os hicisteis amigos —incitó ________.
La expresión de Nick se hizo distante cuando los recuerdos mucho tiempo enterrados le recordaron al pasado.
—Era fuerte, astuto… con agudos instintos por vivir demasiado tiempo en las calles. Me contó cosas que tenía que saber para sobrevivir en la prisión… protegiéndome a veces…
— ¿Protegiéndote de qué? —Susurró ________—. ¿Los guardias?
Nick sacudiéndose de su trance, parpadeando la lejanía de sus ojos. Echó un vistazo a su mano, que agarraba el mango del cuchillo demasiado fuerte. Con cuidado puso el objeto brillante sobre la mesa y retiró su silla.
—Salgo un rato —dijo, su voz despojada de todo matiz —espero que te veré en la cena esta noche.
________ respondió con el mismo cuidadoso tono neutral.
—Muy bien. Que tengas un día agradable.
Durante la semana que siguió, los días y noches eran vertiginosos en su contraste. Las horas diurnas de ________ estaban ocupadas con diligencias y pequeños asuntos prácticos. Nunca estaba completamente segura de cuando vería a Nick, ya que él venía e iba a voluntad. En la cena hablaban de reuniones que él había tenido con compañeros de inversión y banqueros, o sus visitas ocasionales
a Bow Street, porque sir Morgan de vez en cuando consultaba con él asuntos que pertenecían a casos pasados. Durante el día, las interacciones de ________ con Nick eran cordiales, la conversación agradable y aún ligeramente impersonales. Las noches, sin embargo, eran una historia muy diferente. Nick le hacía el amor con una intensidad casi desesperada. Hacía cosas que la impresionaron, no
dejando ninguna parte de su cuerpo intacto en su pasión. De vez en cuando su manera de hacer el amor era urgente y primitiva, mientras otras veces era lánguida y lenta, con ambos poco dispuestos a dejar que terminase. Estaban también los inesperados momentos de humor, cuando Nick jugaba con ella, la tomaba el pelo, y la engatusaba para intentar posiciones tan poco decorosas que se disolvía en vergonzosas risitas tontas.
No importaba que placer aguardarán las noches, sin embargo, cada día les acercaba más al momento en que sir Ross haría el anuncio que cambiaría el curso de sus vidas. ________ sabía que su marido temía el baile, y que los meses posteriores serían bastante difíciles mientras él trataba de adaptarse a sus nuevas circunstancias. Estaba segura, sin embargo, que podría serle de alguna ayuda. Cuando había entrado en el matrimonio, nunca había sospechado que él podría necesitarla de alguna manera, tampoco había pensado que tendría alguna satisfacción ayudándole. Y todavía, se sentía muy parecida a una ayudante… una compañera… y a veces, durante solamente un instante o dos, una esposa.
Cuando la noche del baile finalmente llegó, ________ estaba agradecida de haber aceptado el consejo de la modista de Sophia. Sophia le había ayudado a escoger los estilos que eran jóvenes, pero elegantes, los colores suaves que la favorecían enormemente. El vestido que _______ había decidido llevar esa noche era un satén azul pálido cubierto con tul blanco, con un atrevido escote que dejaba al
descubierto lo alto de sus hombros. _______ estaba en el centro del dormitorio mientras la sra. Trench y Harriet suspendían el ondeante vestido sobre su cabeza y ayudada a guiar los brazos por las abombadas mangas de satén almidonado. Era un vestido tan hermoso como… no, más hermoso que ninguno que hubiera visto durante las fiestas en Hampshire. Pensando en el baile al que estaba a punto de asistir, y la reacción de Nick cuando la viera, _______ estaba casi mareada por el entusiasmo.
Su ligero mareo sin duda alentado por el hecho de que su corsé estaba enlazado con insólita estrechez, para permitir a la sra. Trench cerrar el ajustado vestido. Estremeciéndose en el confinamiento de corsé y lazos, ________ miró en el espejo como las dos mujeres ajustaban el traje de baile. El sobrevestido
transparente de tul blanco estaba bordado con ramos de rosas blancas de seda. Los zapatos de satén blancos, largos guantes de cabritilla, y un pañuelo de gasa bordada eran los últimos toques, haciendo a _________ parecer una princesa. El único defecto era su pelo liso como palos, se negaba a aguantar un
rizo no importa como estuvieran de caliente las pinzas. Después de varias entativas infructuosas de crear una masa de rizos sujetos con alfileres, _________ optó por un simple moño trenzado encima de su cabeza, rodeado con mullidas rosas blancas.
Cuando Harriet y la sra. Trench se apartaron para ver los resultados finales de sus trabajos, _________ rió y dio una vuelta rápida, haciendo girar las faldas azules bajo el flotante tul blanco.
—Se ve muy hermosa, mi lady —comentó la Sra. Trench con obvio placer.
Haciendo una pausa a mitad del giro, _________ se miró con una sonrisa maravillada. Como Nick no había tenido suficiente valor para hacer ningún tipo de anuncio a los criados sobre la reclamación de su apellido y título, había dejado a ________ que les contara los orígenes nobles de su amo. Después de que su asombro inicial se hubo esfumado, los criados habían parecido más que contentos por el giro de los acontecimientos. Si se convertían en criados de la casa de un par, su propio estado en el mundo sería enormemente realzado.
—Gracias, sra. Trench —contestó __________ —como siempre, ha sido inestimable esta tarde. No podíamos arreglarnos sin usted, sobre todo en los días por llegar.
—Sí, mi lady—. El ama de llaves llevaba una expresión de franca anticipación. Como habían hablado antes, se tendría que establecer una nueva casa en Worcestershire, con al menos treinta criados para comenzar. La sra. Trench sería en gran parte responsable de seleccionar y contratar el nuevo personal.
__________ abandonó la habitación, su vestido susurrando y crujiendo cuando se movía. Cuando bajó la magnífica escalera, vio a Nick esperando en el vestíbulo, su cuerpo tan tenso como el de una pantera apunto de atacar. La forma ancha de sus hombros estaba vestida a la perfección en el esquema formal de un abrigo oscuro, chaleco plateado, y una corbata de seda negra. Con su pelo negro muy bien peinado y su cara brillante por un afeitado reciente, era tan viril como elegante. Su cabeza giró hacia ella, y de pronto sus ojos estrechados por la impaciencia fueron substituidos por una expresión detenida.
________ sintió un avance de alegría en la mirada de sus ojos. Deliberadamente se tomó su tiempo para alcanzarle.
— ¿Me parezco a una vizcondesa? —preguntó.
Sus labios peculiarmente irónicos.
—Ninguna vizcondesa que jamás haya visto se parece a ti, _______.
Ella sonrió.
— ¿Es un cumplido?
—Oh, sí. De hecho… —Nick tomó su mano enguantada y le ayudó a bajar el último escalón. Sostuvo su mirada obsesivamente, sus dedos se apretaron alrededor de los suyos, y contestó su pregunta ligera con una gravedad que la atontó.
—Eres la mujer más hermosa del mundo —dijo con voz ronca.
— ¿Del mundo? —repitió ella con una risa.
—Cuando digo que eres hermosa, —murmuró él —me niego a matizar la declaración de cualquier modo. Excepto añadir que la única manera en que podrías estarlo más es si estuvieras desnuda.
Ella se rió por su audacia.
—Me temo que te reconciliaras con el hecho de que voy a permanecer totalmente vestida esta noche.
—Hasta después del baile —contestó él. Tiró de las yemas de los dedos de su guante izquierdo, aflojándolos uno por uno.
— ¿Qué estas haciendo? —preguntó _______, de repente sin aliento.
Sus ojos azules burlándose de ella.
—Quitar tu guante.
— ¿Con que objetivo?
—Para admirar tu mano —sacando completamente el guante de un tirón, lo acomodó sobre la barandilla cercana de la escalera y levantó sus delgados dedos hasta su boca. ________ miró como besaba cada uno por turnos, sus labios calientes sobre su piel. Cuando terminó con un beso suave en el centro de su palma, su brazo entero hormigueaba. Bajando su mano, Nick la contempló pensativamente.
—Le falta algo —metiendo la mano en su bolsillo, murmuró—. Cierra los ojos.
________ obedeció con una leve sonrisa. Sintió algo frío y pesado deslizarse sobre su cuarto dedo, encajando perfectamente en la base. Comprendiendo qué era, abrió sus ojos y contuvo el aliento.
El anillo era un enorme zafiro, en forma de cúpula, un azul que casi se acercaba a la profundidad y brillante oscuridad de los ojos de su marido. La gema estaba montada en el oro, con un anillo de diamantes más pequeños que lo rodeaban. Lo que hacía el zafiro tan extraordinario, sin embargo, era la
estrella que bailaba sobre la superficie sedosa de la gema, que parecía deslizarse a través de ella con luz. Asombrada, _______ alzó la vista a la cara oscura de ________.
— ¿Te gusta? —preguntó.
Las palabras la eludieron. Apretó sus dedos sobre los suyos, abriendo y cerrando la boca antes de que pudiera lograr hablar.
—Nunca he visto nada tan encantador. No esperaba nada como esto. ¡Oh, qué generoso de tu parte! —Impulsivamente lanzó sus brazos alrededor de su cuello y besó su mejilla.
Los brazos de Nick se cerraron alrededor de ella. Sintió su aliento caliente sobre el costado de su cuello, mientras su mano acariciaba cuidadosamente sobre el cordón que cubría su espalda.
— ¿No sabes que te daría todo lo que deseas? —dijo suavemente—. Todo en absoluto.
Temerosa de permitirle ver su expresión, _________ permaneció cerca contra él, su cara apartada. Él había hablado sin pensar. Eso, o las palabras posiblemente no podían revelar lo que ella pensaba que hacían. Nick se puso rígido, como si comprendiera lo que acababa de decir, y se distanció de ella rápidamente. Arriesgando una mirada hacia él, _______ vio el cuidadoso vacío de su cara, y permaneció callada, dándole el control del momento. Nick sacudió su cabeza mientras minuciosamente volvió a juntar su autodominio. Cuando su mirada volvió a la suya, sus ojos estaban brillantes con auto burlas.
—¿Nos marchamos, lady Sydney?
—Sí, Nick —susurró, y alcanzó el brazo ofrecido.
Sir Ross había convencido a un amigo de primer nivel en la sociedad, el mismo duque de Newcastle, para que celebrara el baile en el cual el Lord Sydney perdido hace mucho sería presentado. El duque y la duquesa eran una pareja distinguida, una pareja muy respetada que había estado casada durante cuarenta años. Sus intachables reputaciones serían bastante útiles en esta situación, para un hombre tan infame como Nick que seguramente necesitaría patrocinadores que fueran intachables. La hacienda londinense del duque tenía lo que fue discretamente llamado una casa “importante” una de tan inmensa magnitud que los visitantes con frecuencia perdían el camino de vuelta de una habitación a otra. Había innumerables salas, habitaciones para desayunar, beber, o tomar café, una biblioteca, un comedor, una sala de caza, cuartos para estudiar, fumar, y para música. El salón estaba entarimado con lo que parecía ser acres de parqué sumamente pulido, reflejando la luz de media docena de arañas de luces celestes colgadas dos pisos más arriba. Bordeadas con galerías balconadas encima y debajo, la habitación estaba provista de muchos receptáculos para chismorrear e intrigar. Al baile asistirían al menos quinientos invitados, muchos de ellos escogidos por su brillante status social. Como Sophia había comentado secamente a Nick, las invitaciones a este acontecimiento en particular se habían convertido en tal señal de distinción que nadie se atrevía a asistir, en caso de que se notara que no habían sido invitados. Nick asumió una expresión correctamente agradecida cuando fue presentado al duque y la duquesa, ambos conocieron a sus padres.
—Tienes una semejanza asombrosa a tu difunto padre —comentó la duquesa mientras Nick se inclinaba sobre su mano enguantada. Era una mujer pequeña pero elegante, su cabeza plateada adornada por una tiara de diamantes, su cuello cargado con el peso de sartas de perlas tan enormes que amenazaban con derribarla sin equilibrio—. Si no me hubiesen contado tu parentesco, —siguió la duquesa —lo habría sabido inmediatamente, solamente mirándote. Esos ojos… si, eres de verdad Sydney. Menuda tragedia para ti perder a ambos padres a la vez. ¿Un accidente de barco, no?
—Sí, su Gracia —como le habían contado a Nick, su madre se había ahogado cuando un barco había volcado en una fiesta en el barco. Su padre había muerto intentando salvarla.
—Una gran pena —dijo la duquesa—. Y una pareja tan unida, según recuerdo. Pero en vista de eso, puede haber sido una bendición para ellos morir juntos.
—En efecto —dijo Nick suavemente, ocultando una llamarada de enojo. En los días justo después de la muerte de sus padres, el mismo sentimiento había sido expresado incontables veces, que amable había sido el destino en ese respeto, dejarles morir juntos. Lamentablemente ninguno de los hijos de Sydney había compartido aquel sentimiento romántico, deseando en cambio que al menos uno de sus padres hubiera sobrevivido. La mirada de Nick se lanzó hacía su hermana, que estaba de pie cerca con sir Ross. Oyendo por casualidad el comentario de la duquesa, los ojos de Sophia se estrecharon ligeramente, e intercambió una sonrisa suave y forzada con Nick.
—Su Gracia, —murmuró ________, dejando de lado el momento, —que amable de su parte ofrecernos su hospitalidad. Lord Sydney y yo siempre mantendremos el recuerdo de su generosidad por esta ocasión especial.
Obviamente adulada, la duquesa hizo una pausa para hablar con ________ durante unos momentos, mientras el duque favoreció a Diego con una sonrisa de enhorabuena.
—Una elección excepcional para esposa, Sydney —comentó el hombre anciano—serena, natural, y bastante encantadora. Eres bastante afortunado.
Nadie habría discrepado con eso, aún menos Nick. ________ era una revelación esa noche, su vestido elegante, pero no demasiado sofisticado, su sonrisa fácil, su postura tan regia como la de una joven reina. Ni el esplendor de su entorno ni cientos de miradas curiosas parecía molestar su calma. Estaba tan elegante e impecablemente bonita que nadie sospechaba la capa de acero bajo su exterior. Nadie adivinaría jamás que era la clase de joven que habría desafiado a sus padres y vivido por sus propios medios durante dos años... la clase de mujer que podría mantenerse firme contra un despiadado detective de Bow Street. Mientras el duque seguía recibiendo a los invitados, la duquesa siguió hablando con _________, la cabeza gris inclinada hacia la dorada pálida. Sophia se acercó más de Nick, empleando su abanico para enmascarar el movimiento de sus labios cuando le murmuró.
—Te lo dije.
Nick sonrió irónicamente, recordando la afirmación de su hermana de que ________ demostraría ser una gran ventaja para él.
—Esas son sin duda las tres palabras más irritantes en la lengua inglesa, Sophia.
—Ella es una criatura cariñosa, y mucho más de lo que te mereces —le avisó su hermana con la diversión bailando en sus ojos.
—Nunca he afirmado lo contrario.
—Y parece que te quiere bastante, —siguió Sophia, —así que si yo fuera tú, no daría mi buena fortuna por sentado.
—Querer —repitió Nick con cautela, consciente de un aumento repentino de su pulso—. ¿Por qué dices eso?
—Bien, el otro día ella… —Sophia se interrumpió cuando captó su atención la vista de una pareja recién llegada—. ¡Ah, aquí esta Lord Farrington! Perdóname, querido, porque la Señora Farrington ha estado enferma el mes pasado, y yo quiero preguntar por su salud.
—Espera—. Persistió Nick—. ¡Termina lo que ibas a decir!
Pero Sophia se había alejado acompañada de sir Ross, dejando a Nick furioso de frustración. Cuando _________ fue liberada de las atenciones de la duquesa, tomó el brazo de Nick y lo acompañó mientras se mezclaban con varios grupos. Era experta en la ligera conversación social, hablando amablemente sin provocar una discusión larga, moviéndose con gracia entre los invitados y recordando a la gente que se habían encontrado en ocasiones anteriores. Estaba claro que Nick había deseado abandonarla mientras se unía a sus amigos en la habitación de fumar y de billar, _________ habría estado absolutamente cómoda. Sin embargo, cuando Nick vio el número de miradas codiciosas después de cada movimiento de su esposa, permaneció cerca a su lado, de vez en cuando descansando su mano en la parte baja de su espalda en un gesto territorial que era bien entendido por cada hombre que lo veía. Una animada melodía llenaba el aire, brindada por una orquesta que estaba cuidadosamente oculta por un bosque de plantas en maceta en uno de los balcones superiores. Mientras se dirigían por el atestado salón de baile, Roberta coqueteó con Nick discretamente, poniendo su mano sobre su pecho en pequeños
toques provocativos, elevándose para susurrar en su oído hasta que sus labios rozaban su piel. Semiexcitado y totalmente fascinado, Nick aspiró el olor de las rosas blancas de su pelo y permaneció lo suficientemente cerca para ver el tenue y limpio polvo perfumado que se había reunido en el suave valle entre sus pechos. De pronto la atención de ________ fue atrapada por un pequeño grupo de mujeres, dos de las cuales la miraban fijamente con obvio entusiasmo.
—Nick, veo a algunas amigas en las que no había puesto los ojos desde que estaba en Maidstone. Debo hablar con ellos, ¿por qué no te unes a tus amigos caballeros? seguramente no quieres escucharnos chismorrear sobre nuestros días de colegio.
El claro deseo de su esposa de librarse de él disgustó a Nick.
—Vale —dijo de manera cortante—. Iré al cuarto del billar.
_________ le lanzó una mirada provocativa desde debajo de sus pestañas.
—¿Prometes que me encontrarás para el primer vals?
Comprendiendo que estaba siendo manejado con destreza, Nick asintió con un quejido y miró a _________ deslizarse hacia el grupo de mujeres que esperaban. Para su asombro, se mantuvo allí sintiéndose completamente privado de algo. Estaba tan hipnotizado por una pequeña mujer que apenas podía pensar en orden. Él, que estaba siempre tan seguro de sí mismo, estaba en peligro de ser
conducido de la nariz por su propia esposa. Dándole vueltas al alarmante descubrimiento, Nick oyó la voz profunda de su cuñado al lado de él.
—Nos pasa a los mejores, Sydney.
Nick se dio la vuelta para afrontar a sir Ross. Increíblemente, sir Ross parecía entender exactamente lo que él sentía. Sus ojos grises brillaban divertidos mientras seguía en un tono que no era poco comprensivo.
—No importa lo fuerte de nuestra resolución, finalmente nos encontramos esclavos por la compulsiva preferencia de una mujer en particular. Has sido atrapado, amigo mío. Tú también podrías reconciliarte con ello.
Nick no se molestó en tratar de negarlo.
—Habría sido mucho más simpático contigo —refunfuñó él.
Sir Ross sonrió abiertamente.
—Prefiero pensar que la inteligencia no tiene nada que ver con ello. Ya que si el intelecto de un hombre se mide por su capacidad de permanecer intacto por el amor, yo sería el mayor idio*ta vivo.
La palabra amor hizo a Nick estremecerse.
— ¿Qué me costaría hacerte cerrar el pico, Cannon?
—Una copa de Cossart-Gordon de 1805 probablemente lo haría —llegó la amable respuesta—. Y si no me equivoco, acaban de sacar una caja en la habitación del billar.
—Vamos, entonces —dijo Nick, y cruzaron juntos a zancadas el salón de baile.
—¡________ Howard! —Dos jóvenes se precipitaron hacia ella, y se agarraron fuerte las manos, compartiendo las sonrisas de alegría apenas contenidas. No fue por su educación estricta en Maidstone que las tres habrían chillado de la manera más impropia.
—Samantha —dijo ________ calurosamente, mirando la morena alta y atractiva que siempre parecía una amable hermana mayor para ella—. ¡Y Arabela! —Arabela Markenfield parecía exactamente la misma que en el colegio… bonita y un poco rechoncha, con los rizos rubios rojizos que estaban perfectamente arreglados sobre su frente de porcelana.
—Soy lady Lexington ahora —la informó Samantha con considerable orgullo—. Atrapé a un conde, nada menos, con una fortuna buena y sólida —deslizando un brazo alrededor de la cintura de _______ , la giró ligeramente —está justo allí, cerca de las puertas de invernadero. El alto y calvo. ¿Lo ves?
________ asintió cuando captó la vista de un caballero de mirada melancólica que parecía estar a comienzo de los cuarenta años, con los ojos grandes que parecían ligeramente desproporcionados para su cara larga y estrecha.
—Parece ser un caballero muy agradable —comentó _______, y Samantha se rió.
—Muy discreto, querida. Seré la primera en admitir que el conde no es muy de considerar, y no tiene sentido del humor. Sin embargo, los hombres con sentido del humor a menudo tienden a ponerle a uno los nervios de punta. Y él es un caballero impecable.
—Estoy tan contenta —dijo _________ sinceramente, conociendo por conversaciones pasadas con Samantha que tal matrimonio era con mucho lo que ella había deseado—. ¿Y tu, Arabela?
—Me casé un Seaforths el año pasado —se confió Arabela con una risa tonta—. Has oído de ellos, estoy segura… te acuerdas, una de las hijas estaba en la clase delante de nosotras…
—Sí —dijo ________, recordando que los Seaforths eran una gran familia sin título con una cantidad considerable de rica tierra de cultivo—. ¿No me digas que te casaste con su hermano Harry?
—¡Justo! —Los rizos de la muchacha bailaban alegremente sobre su frente mientras seguía con gran animación—. Harry es bastante guapo, aunque se haya puesto tan redondo como una olla de cebo desde nuestra boda. Y es siempre tan encantador. ¡Desde luego nunca tendré un título, pero hay compensaciones… mi propio carruaje... una verdadera doncella francesa, no una de esas criadas Cockney que lanzan un see—voo—play o un bon—joor de vez en cuando! —se rió tontamente de su propio ingenio, y poniéndose lo bastante seria para observar a _________ con redondos y curiosos ojos—. Querida _________, ¿es verdad que ahora eres lady Sydney?
—Sí—. _________ echó un vistazo en la dirección de su marido, que salía del salón de baile en la compañía de sir Ross, sus piernas largas emparejadas en un paso igual. Sintió una inesperada carga de orgullo al verle, tan viril y lleno de gracia, su descarada belleza se exhibía para su mejor beneficio con la
elegante ropa de noche.
—Hermoso como el diablo —comentó Samantha, después de su mirada—. ¿Es tan terrible como dicen, _________?
—En absoluto —mintió _________ —lord Sydney tiene un carácter tan suave y es un caballero tan amable como se podría encontrar en todas partes.
El caso fue que en ese desafortunado oportuno momento, dio la casualidad de que Nick echó un vistazo en su dirección. Su mirada la abarcó en un provocativo recorrido que amenazó con quemar su ropa en cenizas. Sabiendo que significaba aquella mirada, y que pasaría en las horas de la noche después del baile, _________ sintió una emoción profundamente dentro, y luchó por mantener su calma. Samantha y Arabela, mientras tanto, habían abierto sin aviso sus abanicos y los empleaban enérgicamente.
— ¡Dios mío! —Exclamó Samantha con una voz baja, —la manera en que te mira es positivamente indecente, ________.
—No sé lo que quieres decir —dijo _________ con recato, aunque sintiera sus propias mejillas calentándose.
Arabela se rió tontamente detrás de su propio abanico pintado de seda.
—El único momento en que alguna vez he visto esa expresión en la cara de mi Harry es cuando un plato de pudding de Yorkshire es colocado delante de él.
Los ojos oscuros de Samantha estaban grandes con el interés.
—Yo tenía la impresión que Lord Radnor te poseía, ________. ¿Cómo le evitaste? ¿Y dónde has estado estos dos años pasados? ¿Y sobre todo, cómo en el nombre del cielo lograste atrapar un hombre como Nick Jonas, y es este asunto del lord perdido hace mucho alguna parte de engaño?
—No, —dijo _______ al instante, —él realmente es Lord Sydney.
— ¿Sabías que era un vizconde cuándo te casaste?
—Bueno, no—. _________ se esforzó por ofrecer la explicación más simple posible—. Para comenzar, sabéis que abandoné el colegio para evitar casarme con Lord Radnor…
—El escándalo definitivo de Maidstone —interrumpió Arabela—. Todavía hablan de ello, me dicen. Ninguno de los profesores o el personal podía concebir que aquella _________ Howard dulce, obediente simplemente desapareciera así. _________ hizo una pausa momentáneamente avergonzada. Estaba lejos de estar orgullosa de sus acciones, era simplemente que no había tenido ninguna otra
opción.
—Para evitar ser encontrada, cambié de nombre y fui a trabajar como dama de compañía de lady Westcliff en Hampshire…
— ¿Trabajaste? —Repitió Arabelle con asombro—. Caramba, lo que debes haber sufrido.
—No excesivamente —contestó _______ con una sonrisa sardónica —los Westcliffs eran amables, y me gustaba bastante la condesa viuda. Fue mientras estaba empleada que conocí al Sr. Jonas… eh, Lord Sydney. Me propuso matrimonio bastante pronto después de que nos conocimos, y… —hizo una pausa, una imagen destellando en su mente de aquella tarde en la biblioteca de Lord Westcliff, la luz del
uego jugando sobre la cara de Nick mientras se inclinó hasta su pecho…
—Y acepté —dijo a toda prisa, sintiendo que su cara se volvía rojo ardiente.
—Hmmm—. Samantha se había reído por el desconcierto de _______, pareciendo adivinar la razón detrás de ello—. Al parecer fue una oferta memorable.
— ¿Estaban tus padres terriblemente molestos contigo? —preguntó Arabela. ________ asintió, reflexionando con triste ironía que "molestos" era particularmente inadecuado para describir la reacción de su familia.
La cara de Samantha era de serio entendimiento.
—No estarán enfadados siempre, querida —dijo ella con un pragmatismo que era mucho más consolador de lo que la compasión lo habría sido—. Si tu marido es la mitad de rico de lo que los rumores indican, los Howard con el tiempo se mostraran más que felices de reivindicarle como yerno. Las tres conversaron un ratito, con impaciencia conociéndose de nuevo y haciendo proyectos de visitarse las unas a las otras pronto. ________ no era consciente del tiempo pasado hasta que oyó a la orquesta comenzar a tocar un reciente vals popular llamado "Flores en la Primavera" una melodía que inmediatamente inspiró a una multitud de parejas impacientes a comenzar a dar vueltas por la habitación. Preguntándose si Nick se acordaría de bailar el primer vals con ella, ________ decidió buscarlo en la habitación de al lado. Excusándose de la compañía de sus amigas, anduvo a lo largo de una de las galerías de la primera planta, que estaba separada de la pista de baile por rieles tallados de
madera y arcos de vegetación y rosas. Unas pocas parejas estaban absortas en conversaciones privadas, medio ocultas por los enormes arreglos florales, y ________ apartó su mirada con una sonrisa leve mientras los pasaba. Se asustó por un repentino toque en su brazo, y se paró con una sacudida de
anticipación, esperando que Nick la hubiera encontrado. Pero cuando bajó la vista hacia la creciente presión en su muñeca enguantada, no vio la mano larga y cuadrada de Nick. Un juego de largos dedos casi esqueléticos se habían envuelto alrededor de su muñeca, y con una sacudida de horror frío, oyó la voz que la había atormentado en sus pesadillas durante años.
— ¿Pensabas que podrías evitarme siempre, _________ Howard?
FIN DEL CAPÍTULO 11
Capítulo 11
Londres era tan infinitamente diferente de la serenidad de Hampshire que ________ apenas podría creer que estaba en el mismo país. Era un mundo de alta moda ydiversiones infinitas, con una yuxtaposición aguda de pobreza y riqueza, y callejones recorridos por la delincuencia metidos detrás de las calles de los prósperos mercados y tiendas. Había una zona pasado Temple Bar llamada la Ciudad, y el west side, mencionado como "el pueblo", y una abundancia de jardines, paseos, salas de conciertos, y tiendas que ofrecían lujos que nunca podía haberse imaginado. Cuando la segunda semana de su matrimonio comenzó, Nick pareció encontrar divertido complacer a _______ como si fuera una niña que estuviera empeñado en consentir. La llevó a una confitería en Berkeley Square y la compró un helado hecho de puré de castañas mezcladas generosamente con cerezas en almíbar. Después siguieron hasta Bow Street, donde la compró una selección de polvos franceses y aguas perfumadas, y una docena de pares de medias de seda bordadas. ________ trató de impedirle gastar el valor de una fortuna en guantes blancos y pañuelos de la pañería, y se opuso fuertemente a un par de zapatos de seda rosa
con borlas de oro que habrían costado la matrícula de un mes entero en Maidstone. Sin embargo, Nick no hizo caso de sus protestas mientras seguía comprando independientemente todo lo que le atraía. Su parada final fue en una tienda de té, donde ordenó media docena de tés exóticos en hermosos tarros,
llevando nombres intrigantes como "la pólvora", "congou", o "souchong". Imaginando la montaña de paquetes que serían entregados más tarde ese día en la casa de Betterton, ________ le rogó que desistiera.
—No necesito nada más —dijo con firmeza —y me niego a poner los pies en otra tienda. No hay razón para semejante falta de moderación.
—Sí, la hay —contestó Nick, escoltándola hasta su carruaje que esperaba, se amontonó en lo alto paquetes y cajas.
— ¿Oh? ¿Cual es?
Él respondió con una sonrisa exasperante. Seguramente no pensaba que estaba comprando sus favores sexuales, porque ella se había más que resignado en aquel respecto. ¿Quizás simplemente quería que se sintiera obligada hacia él? ¿Pero por qué? La vida con Nick Jonas resultaba ser bastante curiosa, consistiendo en los momentos de ardiente cercanía salpicados por pequeños recuerdos de que eran
todavía completos extraños en la mayor parte de aspectos. No entendía por qué Nick abandonaba su cama cada noche después de hacer el amor con ella, sin permitirse nunca dejarse llevar para dormir a su lado. Después de todo lo demás que habían compartido, eso parecía bastante inofensivo. Pero rechazaba sus torpes invitaciones a quedarse, declarando que prefería dormir solo, y que ambos
estarían más cómodos así.
_________ rápidamente descubrió que ciertos temas hacían estallar el carácter de Nick como una llama tenia la capacidad con la pólvora. Aprendió a no hacerle nunca preguntas sobre cualquier parte de su niñez, y que cualquier referencia a los días anteriores a que tomara el nombre de Nick Jonas le valdría su ira seguro. Cuando se enfadaba, no gritaba o lanzaba cosas, pero en cambio estaba fríamente tranquilo y abandonaba la casa, y no volvía hasta mucho después de que ella se había acostado. Aprendió también que Nick nunca se permitía ser vulnerable en cualquier forma. Él prefería seguir en completo control de si mismo y su entorno. Creía poco masculino para cualquiera no ser capaz de soportar el alcohol, tenía todavía que verlo beber hasta el exceso. Incluso el sueño parecía ser un lujo de los que no gustaba complacerse demasiado a menudo, como si no pudiera permitirse relajarse en un sueño indefenso. De hecho, según Sophia, Nick jamás se había permitido que las heridas físicas le entorpecieran, tercamente rechazaba ceder al dolor o la debilidad.
— ¿Por qué? —había preguntado _________ a Sophia con autentica confusión, mientras iban a las pruebas de los vestidos y esperaban que sacaran los trajes—. ¿Que es lo que teme que no puede permitirse estar indefenso por un momento?
Durante un momento, la hermana mayor de Nick la había mirado con deseo obvio de contestar. Sus ojos azul profundo estaban llenos de tristeza.
—Espero que algún día confíe en ti —dijo suavemente —es una gran carga para llevar solo. Estoy segura que teme tu reacción, una vez que te lo haya contado.
—¿Contado qué? —Persistió _______, pero para su frustración, Sophia no contestaría.
Algún terrible gran secreto. ________ no podía comprender cual podría ser. Sólo podría suponer que había matado a alguien, quizás estando furioso, que era la peor cosa en la que podría pensar. Ella sabía que había cometido crímenes en su pasado, que había hecho cosas que probablemente la horrorizarían. Era tan cauteloso y sereno que parecía que nunca llegaría a conocerlo totalmente. De otros modos, sin embargo, Nick era un marido inesperadamente sensible y generoso. La engatusaba para que le contara todas las reglas que habían sido sembradas en ella en la escuela, y luego se puso a hacer que rompiera cada una de ellas. Había noches cuando lanzaba un delicado asalto sobre su modestia, desnudándola a la luz de la lámpara y haciendo que observara mientras la besaba de la cabeza a los pies… y otras cuando le hacía el amor de maneras exóticas que la avergonzaban y excitaban más allá de lo soportable. Podía excitarla con una única mirada, una breve caricia, una palabra suave susurrada en su oído. A ________ le parecía que días enteros pasaban en una neblina de deseo sexual, su conciencia de que estaba a punto de estallar debajo de todo lo que hacía. Después de que las cajas de libros que ella había ordenado llegaron, leía a Nick por las tardes, mientras se sentaba en la cama y él holgazaneaba a su lado. A veces mientras la escuchaba, Nick tiraba sus piernas hasta su regazo y masajeaba sus pies, pasando sus pulgares a lo largo de su empeine y jugando con cuidado con los dedos del pie. Cuando _________ hacía una pausa en su lectura, siempre encontraba su mirada firmemente cerrada sobre ella. Nunca parecía cansarse de mirarla… como si tratara de destapar algún misterio que estuviese oculto en sus ojos.
Una tarde la enseñó a jugar a las cartas, reclamando derechos sexuales como multas cada vez que perdía. Terminaron sobre el suelo alfombrado en un enredo de miembros y ropa, mientras ________ jadeando le acusaba de hacer trampas. Solamente sonrió abiertamente en respuesta, metiendo su cabeza bajo sus faldas hasta que la cuestión fue completamente olvidada. Nick era un compañero apasionante, un fascinante cuentista, un bailarín magnífico, un amante experto. Era juguetón, pero nada infantil, nunca perdiéndolo totalmente la mirada experimentada que proclamaba que había visto y hecho lo suficiente para durar varias vidas. Escoltaba a _______ por Londres con una energía que de lejos eclipsaba la suya propia, pareciendo conocer y ser conocido prácticamente por todos. Más de una vez, en un baile por suscripción, o una fiesta privada, o incluso andando por el parque, _______ no podía evitar ser consciente de la atención que atraía. Nick era considerado como un héroe o un diablo, dependiendo de la opinión de uno, y a pesar de todo todos querían ser vistos con él. Innumerables hombres venían para estrechar su mano, y buscar sus opiniones sobre varios asuntos. Las mujeres, por otra parte, temblaban y se veían tontamente y coqueteaban descaradamente con él, incluso en presencia de ________. ________ veía tales insinuaciones contrariadamente sorprendida, comprendiendo que se parecía mucho a una esposa celosa. Ante la invitación de algunos amigos, Nick y _______ asistieron a una obra en Drury Lane que ponía en escena batallas navales usando maquinaria complicada y claras demostraciones de resultado emocionante. Los actores vestidos como marineros se lanzaban de los costados "del barco" en perfecta conjunción con las explosiones de fuego de cañón, sus camisas enrojecieron con la pintura roja para parecer sangre. Los resultados eran tan realistas que _________ aplaudió con las manos en alto y ocultó su cara contra el pecho de Nick, desentendido de sus risueños esfuerzos para hacer que observara la acción. Quizás fue la violencia de la demostración, o los efectos secundarios del vino que había bebido con la cena, pero ________ se sentía inquieta cuando abandonaron sus asientos de palco durante el primer intermedio. Los aficionados al teatro se mezclaban en el vestíbulo de abajo, tomando refrescos y charlando con excitación sobre las gráficas batallas teatrales que acababan de ver. Cuando la atmósfera en el espacio atestado se hizo sofocante, Nick dejó a ________ en la compañía de amigos mientras iba a traerla un vaso de limonada. _______
forzó una sonrisa en sus labios mientras oía a medias la conversación a su alrededor, esperando que volviera pronto. Que rápidamente se había acostumbrado a la tranquilizadora presencia de Nick junto a ella, pensó. Era irónico. Después de que tantos años de habérsele dicho que pertenecía a Lord Radnor, nunca había sido capaz de aceptarlo. Y ya se sentía completamente normal pertenecer a un verdadero extraño. Recordó la advertencia de Lord Westcliff sobre Nick Jonas. No se debe confiar en él, había dicho Westcliff. Pero el conde se había equivocado. Independientemente del misterioso pasado de Nick, había sido dulce y considerado con ella, y más que digno de su confianza.
Mientras ________ echaba un vistazo alrededor de la reunión, esperando captar una vista de él, le llamó la atención una figura que estaba a varias yardas de distancia de ella. Radnor, pensó, mientras una ducha de agujas heladas parecía caer sobre ella. Cada músculo inmovilizado… estaba congelado con el mismo miedo que había tenido durante dos años de persecución. Su cara estaba parcialmente apartada de su mirada horrorizada, pero veía su pelo gris acero, la inclinación arrogante de su cabeza, las cuchilladas negras de sus cejas. Y luego se dio vuelta en su dirección, como si sintiera su presencia en el atestado vestíbulo. Inmediatamente su terror silencioso se volvió confusión… no, no era Radnor, sólo un hombre que se parecía a él. El caballero asintió y le sonrió, como a veces hacían los extraños cuando sus miradas resultaban encontrarse. Él se volvió a sus compañeros, mientras _________ bajó la mirada hasta sus manos apretadas en sus guantes rosa pálido e intentó calmar la paliza de su corazón.
Los efectos secundarios del choque la golpeaban… un amago de náusea, empapada de sudor frío, un temblor que se negaba a disminuir. Que ridícula eres, se dijo, indignada por el hecho de que el mero vistazo de un hombre que se parecía a Radnor podría haber obtenido semejante reacción exagerada.
—Sra. Jonas —llegaba una voz cercana. Era la sra. Howsham, una mujer agradable y de voz dulce a quien _________ había conocido sólo recientemente—. ¿Se siente enferma, querida? Parece bastante pachucha.
Examinó la cara de la sra Howsham.
—Más bien hace un calor agobiante aquí —susurró—. Y pienso que me he atado los
cordones demasiado fuertes esta tarde.
—Ah, sí, —dijo la mujer en un entendimiento sardónico, familiarizada con las
quejas que las cuerdas del corsé a menudo inducían —los peligros de la moda que
debemos sufrir…
Para el alivio de __________, Nick apareció a su lado, un vaso de limonada en
la mano. Al instante percibiendo que algo estaba mal, deslizó un brazo de apoyo detrás de ella.
— ¿Qué es? —preguntó, mirando atentamente su cara pálida.
La sra. Howsham se llevó a si misma a contestar.
—El cordón apretado, Sr. Jonas… le sugiero que la lleve a algún sitio un poco más apartado que esto. Un soplo de aire fresco a menudo ayuda. Manteniendo su brazo alrededor de ________, Nick la guió por el pasillo. El aire de la noche hizo que ________ temblara cuando sus ropas empapadas en sudor se humedecieron. Con cuidado Nick la llevó al abrigo de una enorme columna que bloqueaba la luz y el ruido que venía de dentro del edificio.
—No fue nada, —le dijo _________ con vergüenza—. Nada en absoluto. Parezco a un idio*ta, haciendo un escándalo sin razón—. Aceptando la limonada de él, bebió con avidez, sin parar hasta que el vaso estuvo vacío.
Nick se inclinó para poner el vaso vacío sobre la tierra y se levantó para afrontar a _________ una vez más. Su cara estaba tensa mientras tomaba un pañuelo de su abrigo y limpiaba el sudor que goteaba por sus mejillas y frente.
—Dime que pasó —dijo silenciosamente.
_________ enrojeció de vergüenza.
—Pensé que vi a Lord Radnor allí. Pero fue sólo un hombre que se le parecía —suspiró tensamente—. Ahora he demostrado ser una completa cobarde. Lo siento.
—Radnor raras veces sale en público —murmuró Nick—. No es probable que te lo encontrases en un acontecimiento como este.
—Lo sé —dijo con arrepentimiento —lamentablemente no dejo de pensar en eso.
—No eres una cobarde—. Había preocupación en sus ojos azul oscuro… preocupación que cubría alguna emoción más intensa, más misteriosa debajo.
—Reaccioné como una niña que tiene miedo de la oscuridad.
Sus dedos se deslizaron bajo su barbilla, forzándola a encontrar su mirada.
—Es imaginable que te encuentres a Radnor algún día —dijo suavemente—. Pero estaré contigo cuando o si esto pasa, _________. No tienes que temerlo más. Te mantendré segura.
Ella sintió un apuro de asombro por la sensible gravedad de su expresión.
—Gracias —contestó, tomando una completa bocanada de aire por primera vez desde que habían abandonado el vestíbulo.
Siguió mirando la pálida y húmeda cara, Nick sacudió su cabeza con leve ceño, como si la vista de su angustia fuera dolorosa para él. Pareciendo incapaz de evitarlo, extendió la mano y la apretó contra él, sus brazos se envolvieron alrededor de ella mientras trataba de consolarla con su cuerpo. No había nada sexual en el abrazo, pero de algún modo era más íntimo que cualquier cosa que jamás habían hecho juntos. Sus brazos eran fuertes y posesivos, sosteniéndola firme mientras su aliento caía en húmedas y calientes oleadas contra su cuello.
—¿Te llevo a casa? —susurró.
________ asintió despacio, mientras una vida de soledad se transformaba en un sentimiento de inconcebible comodidad. Un hogar… un marido… cosas que nunca se había permitido tener esperanza. Seguramente esta ilusión no podía durar, de algún modo, algún día, sería apartado de ella. Pero hasta que esto pasara, acariciaría cada momento.
—Sí —dijo, su voz apagada contra su abrigo—. Vámonos a casa.
Emergiendo suavemente de un sueño profundo, _________ se dio cuenta de extraños ruidos en la casa. Pensando que quizás los sonidos eran un remanente de un sueño, parpadeó y se incorporó despacio en la cama. Era media noche, y el dormitorio estaba negro como la boca de un lobo. Allí estaba otra vez... un gruñido, una frase confusa… como si alguien estuviera en medio de una discusión. Recordando que Nick de vez en cuando era agitado por pesadillas, _________ saltó de la cama. Con cuidado encendió una lámpara, volvió a colocar el cristal, y lo llevó con ella abajo al vestíbulo. Las sombras huyeron delante de ella cuando se acercó al cuarto de huéspedes donde Nick dormía. Haciendo una pausa ante la puerta cerrada, dio un toque cautelosamente. No hubo respuesta. Después de un momento, oyó un crujido violento dentro. _________ giró la perilla y entró en el dormitorio.
— ¿Nick?
Estaba estirado sobre la cama, tendido sobre su estómago con la sabana retorcida sobre sus caderas. Respirando rápidamente, apretó sus puños y refunfuñó incoherentemente, su cara oscura brillando de sudor. Mirándole con desconcertante preocupación, ________ se preguntaba que monstruos invisibles
podían provocar que su largo cuerpo se moviera nerviosamente con lo que era a la vez rabia contenida, o miedo, o ambos. Puso la lámpara en la masilla de noche y se aproximó a él.
—Nick, despierta. Sólo es un sueño—. Tendiendo una mano hasta él, puso una delicada mano sobre la curva brutal de su hombro—. Nick…
De pronto fue atrapada en una explosión de violencia. Un grito asustado se le escapó cuando fue agarrada y arrojada a mitad de camino a través de la cama. Nick estaba sobre ella en un instante, sentándose a horcajadas sobre ella con sus muslos poderosos. Oyendo un gruñido cruel, _______ alzó la vista a la dura y sombría máscara de su cara y vio una enorme mano retroceder en un puño.
—¡No! —jadeó, protegiendo su cara con sus brazos.
El golpe nunca llegó. Todo se calmó. Temblando, _______ bajó sus brazos y miró hacia arriba para ver el cambio de la cara de Nick, la caída de la máscara de pesadillas, el juicio y la conciencia arrastrándose de vuelta en su expresión. Él bajó su puño y la miró inexpresivamente. Entonces su mirada cayó a la forma delgada de ________, y la furia y el terror en sus ojos la hicieron encogerse.
—Podría haberte matado —gruñó, sus dientes blancos brillando como los de un animal—. ¿Qué haces aquí? ¡No vuelvas a tocarme mientras duermo, maldita sea!
—Yo no sabía, Yo… ¿en el nombre del cielo que soñabas?
Se alejó de ella con un movimiento ágil y abandonó la cama, jadeando.
—Nada. Nada en absoluto.
—Pensé que necesitabas algo…
—Todo lo que necesito es que te mantengas lejos de mí, demonios —dijo bruscamente. Encontrando su ropa desechada sobre una silla, se puso su pantalón a tirones.
_________ sintió como si hubiera sido golpeada. Odiaba que sus palabras tuvieran el poder de hacerla daño. Incluso más que eso, estaba angustiada por él, deseando que no tuviera que soportar semejante tormento solo.
—Sal de aquí —dijo él, poniéndose su camisa y abrigo, sin molestarse con un chaleco o la corbata.
— ¿Te marchas? —Preguntó ________—. No hay necesidad. Volveré a la cama, y…
—Sí, me marcho.
— ¿Dónde vas?
—No lo sé—. No la dedicó una mirada mientas recogía sus medias y zapatos—. Y no preguntes cuando volveré. No se eso tampoco.
— ¿Pero por qué? —_______ dio un paso vacilante hacia él—. Nick, por favor quédate y cuéntame…
Le lanzó una mirada de advertencia, sus ojos brillantes con la ferocidad de un animal herido.
—Te dije que te fueras.
Sintiendo que la sangre se escurría de su cara, ________ asintió y fue hasta la puerta. Haciendo una pausa en el umbral, habló sin mirar hacia atrás.
—Lo siento.
Él no dio ninguna respuesta.
_______ se mordió el interior de sus labios, maldiciéndose a si misma mientras sentía el escozor de las lágrimas en las comisuras de sus ojos. Se marchó rápidamente, retirándose a su habitación con los fragmentos de su dignidad. Nick no volvió en todo el día siguiente. Preocupada y desconcertada, ________ trató de encontrar modos de mantenerse ocupada. Sin embargo, ninguna distracción se
demostró suficiente para evitarla la preocupación. Dio un largo paseo seguida de un lacayo, se ocupó de la costura, de leer, y de ayudar a la sra. Trench a hacer velas de sebo. El ama de llaves y los criados eran silenciosamente respetuosos con ________. Como era de esperar, no se mencionó ni una palabra sobre la noche anterior, aunque todos ellos eran seguramente conscientes de que algún alboroto había ocurrido. Los criados lo sabían todo, pero ninguno de ellos admitiría jamás conocer los detalles íntimos de la vida de su amo. Preguntándose donde había ido su marido, ________ temía que quizás hubiera hecho algo imprudente. Se consoló que era bastante bueno cuidado de si mismo,
pero eso no alivió su angustia. Habían estado tan alterados, y sospechaba que su cólera se había derivado del miedo de que pudiera haberla hecho daño. Sin embargo, era su esposa, y merecía algo mejor que ser abandonada sin explicación. El día era despiadadamente largo, y __________ estaba aliviada cuando la tarde finalmente se acercó. Después de comer sola, tomó un largo baño, se puso un fresco camisón blanco, y leyó un montón de revistas hasta que finalmente se sintió capaz de dormir. Agotada por el rodeo infinito de sus pensamientos y el aburrimiento de las horas pasadas, se hundió en un sueño profundo. Mucho antes de la mañana, se despertó de la espesa niebla gruesa del sueño al darse cuenta de que el peso de las mantas había sido retirado de ella. Conmovida, se dio cuenta de una sólida presencia detrás de ella, el colchón bajó ligeramente. Nick, pensó con alivio soñoliento, bostezando mientras se daba la vuelta hacia él. La habitación estaba tan oscura que no podía
distinguirlo exactamente. El calor familiar de sus manos presionó su espalda en la cama, una palma grande descansaba con cuidado sobre el centro de su pecho… y entonces llevó sus muñecas por encima de su cabeza.
________ murmuró con sorpresa, despertando totalmente cuando le sintió enlazar algo alrededor de cada muñeca. Antes de que comprendiera que pasaba, los lazos fueron asegurados a la cabecera, estirándola tensamente bajo él. Su respiración se paró por el asombro. Nick se movió sobre ella, agazapándose como un gato, su aliento llegaba en oleadas irregulares. Él tocaba su cuerpo sobre el velo de algodón de su vestido, sus dedos resbalando bajo la curva de su pecho, la hendidura de su cintura, la elevación de su cadera y muslo. Su peso cambió, y su boca buscó su pecho, humedeciendo el vestido, lamiendo la creciente cima de su pezón. Él estaba desnudo, el olor y el calor de la caliente y masculina piel rodeándola.
Aturdida ________ comprendió que quería tomarla así, con sus manos sujetas sobre su cabeza. La idea la hizo tener miedo. No le gustaba estar impedida de ninguna forma. Pero al mismo tiempo entendía lo que deseaba… su impotencia, su absoluta confianza… el conocimiento de que podía hacer cualquier cosa sin restricciones. Hizo rodar su hinchado pezón contra su lengua, excitó la apretada cumbre con
largos, lentos lametones, y chupó con fuerza a través del algodón mojado hasta que ella jadeó. Se retorcía en una súplica muda para que le quitara su vestido, pero él sólo se deslizaba más abajo de su cuerpo, sus musculosos brazos tensos a ambos lados de ella. Curvando su pulgar e índice sobre uno de los lazos que sujetaban sus muñecas, _______ descubrió que Nick había usado sus medias de seda. La ligera tensión en sus brazos pareció intensificar su respuesta a él, la sensación corriendo por ella
en cargas eléctricas. Su boca estaba en su estómago, su aliento quemando a través del delicado
vestido. Él mordisqueó su cuerpo, sus caricias lánguidas, mientras el paso de su respiración traicionaba su excitación. Hizo un espacio entre sus muslos, apartándolos con sus manos. Su boca arraigada con cuidado entre sus piernas, contra la tela de algodón. ________ se tensaba con él, sus dedos se abrían y cerraban sin poder evitarlo, sus talones hincándose con fuerza en el colchón. Jugaba con ella sin prisas, luego se elevaba otra vez para encontrar sus pechos, besando y acariciándola a través del ceñido camisón hasta que ella pensó que se volvería loca si él no se lo quitaba. Cada pulgada de su piel estaba caliente e hipersensible, la fina tela parecía rozarla insoportablemente.
—Nick, —dijo ella desesperadamente —mi camisón, quítamelo, por favor quita…
Él la calló con sus dedos, descansando dos de ellos ligeramente contra sus labios. Cuando se calmó, su pulgar acarició sobre la curva de su mejilla en una caricia de suave susurro. Alcanzando el dobladillo del camisón, tiró de el hacia arriba, y ella sollozó de gratitud. Sus piernas se crisparon cuando
fueron expuestas al aire fresco, y sus muñecas tiraron de las ataduras de seda mientras se retorcía para ayudarle. El algodón fue levantado sobre su pecho, enganchándose ligeramente en las erectas puntas de sus pezones. La mano de Nick se deslizó con cuidado sobre su estómago, yendo hasta la
sensible carne del interior de sus muslos. La yema de su dedo pasó a través del pelo rizado, encontrando la hinchada humedad, y acarició suavemente la latente y delicada carne. Sus piernas se abrieron, su cuerpo palpitando con la anticipación. Ella dio un sollozo suplicante cuando su mano la abandonó. La punta de su dedo corazón trazó el borde sensible de su labio superior. Su dedo estaba húmedo con el elixir salado de su propio cuerpo, dejando la fragancia en cualquier parte donde él tocaba. De repente las ventanas de su nariz estuvieron llenas del aroma de su propia excitación, llenando sus pulmones con cada respiración. Despacio Nick la puso de lado, su mano pasando sobre sus brazos para comprobar su tensión. Su cuerpo colocado detrás del suyo, su boca acariciando su nuca. ________ se estiró hacia atrás, su trasero presionando en su hinchado miembro. Ella quería tocarle, retorcerse alrededor y acariciar el áspero y espeso pelo de su pecho, y luego agarrar el peso duro de su sexo y dejar que el largo cilindro de seda se abriera paso por el círculo de sus dedos. Pero su posición hacía el movimiento imposible, y su única opción era esperar su placer sin poder hacer nada. Él enganchó un brazo bajo la parte superior de su pierna, levantándola ligeramente, y ella sintió la punta hinchada de su sexo dentro de ella. Entró en ella sólo una pulgada, provocándola, aplazando la completa posesión que ella ansiaba. ________ temblaba violentamente, suplicando con jadeos mudos mientras él besaba su nuca. Con la cabeza de su miembro alojada justo dentro de su entrada, su mano vagó sobre ella… un exquisito tirón en su pezón, una caricia rodeando su ombligo. Gradualmente sus caricias se hicieron más decididas, sus suaves y hábiles dedos hurgaron dentro de la espesura de rizos.
Sudando, gimiendo, ________ se ondulaba contra las dulcemente provocativas yemas de sus dedos. Sentía su miembro deslizándose totalmente dentro de ella llenándola completamente, y gritó bruscamente, su cuerpo sacudiéndose con temblores de placer. Nick esperó hasta que se calmara. Comenzó a bombear dentro de ella, sus movimientos firmes y lentos, inundándola con el placer. Ella respiraba en suspiros con la boca abierta, sus muñecas tirando con fuerza de los lazos de seda cuando alcanzo el clímax otra vez con un largo y estremecedor gemido. Entonces él embistió más fuerte, sus ingles encontrando las suyas en deliciosos impactos, su aliento precipitándose a través de sus dientes apretados. La cama se sacudía por sus movimientos. ________ se sentía a la vez vulnerable y fuerte, poseyéndolo tan seguramente como él la poseía, con su corazón latiendo contra su mano, y su carne rodeando la suya. Se tensó dentro de ella, su órgano sacudiéndose y palpitando, sus labios separándose mientras jadeaban contra su cuello. Durante mucho tiempo ella descansó contra su grande y duro cuerpo, dando un suave gemido cuando él liberó sus muñecas. Él las frotó con cuidado, y luego su mano bajó para ahuecarla en su sexo mojado. Su respiración se hizo más lenta, y ante el pensamiento de que él iba a dejarse llevar para dormir al lado de ella, _________ tembló de deseo. De pronto nada era más deseable en el mundo que hacerle quedarse en su cama durante una noche entera. Pero él se levantó finalmente, inclinándose para besar su pecho, su lengua girando alrededor de la sensible cima. Cuando Nick abandonó la cama, _________ mordió su labio para impedir pedirle
que se quedara, sabiendo que sólo la negaría como siempre. La puerta se cerró, dejándola en soledad. Y aunque su cuerpo estaba saciado y cansado y su carne hormigueaba agradablemente, sentía lágrimas brotando detrás de sus párpados. Sentía pena… no por ella, sino por él. Y anhelaba… la peligrosa necesidad de consolarlo, aunque él amargamente se ofendiera por hacerlo así. Y lo último de todo, una profunda ternura por un hombre que apenas conocía, un hombre que necesitaba ser rescatado mucho más de lo que ella lo fue jamás.
La mañana siguiente llegó un paquete de sir Ross, conteniendo un haz de documentos que llevaban complicados sellos y una invitación a un baile que se celebraría en una semana. Cuando _______ entró en el comedor, vio a Nick sentado solo en la mesa, un plato de desayuno medio terminado delante de él. Su mirada se levantó de la gruesa hoja de pergamino en su mano, sus ojos se oscurecieron cuando la vio. Se levantó, mirándola sin parpadear. ______ sintió que una marea brillante de rojo se extendía sobre su cara. Durante las mañanas después de una noche excepcionalmente apasionada, Nick por lo general le tomaba el pelo, o sonreía cuando hacía alguna observación banal para aliviar su incomodidad. Hoy, sin embargo, su cara estaba tensa y sus ojos eran tristes. Algo había cambiado entre ellos. La soltura de sus antiguas interacciones se había ido. Torpemente ella hizo gestos con el papel en su mano.
— ¿Esto ha llegado?
No había ninguna necesidad de clarificar "que" era. Nick asintió brevemente, su mirada se volvió a la citación. Esforzándose por mantener un aspecto de normalidad, ________ fue al aparador y se sirvió de los platos cubiertos. Nick le ayudó con la silla al lado de la suya y volvió a sentarse en su asiento. Él contempló los restos de su desayuno con insólita concentración, mientras una criada vino a poner una taza de té humeante delante de _______.
Ambos estuvieron en silencio hasta que la criada abandonó la habitación.
—Darán un baile el próximo sábado —dijo Nick con brusquedad, sin mirarla—. ¿Tendrás un vestido apropiado para entonces?
—Sí. Ya me he probado un vestido de baile, y había sólo unas pocas alteracione que hacer.
—Bien.
—¿Estas enfadado? —preguntó ________.
Él recogió su cuchillo y lo contempló malhumoradamente, raspando la punta de la lámina contra la almohadilla callosa de su pulgar.
—Comienzo a sentirme extrañamente resignado a la situación. Ahora las noticias se escapan de las oficinas de la Corona y del Lord Canciller. Todo ha sido puesto en movimiento, y no hay nada que alguien pudiera hacer para pararlo ahora. Sir Ross nos presentará en el baile como Lord y lady Sydney… y de aquí en adelante, Nick Jonas estará muerto.
_________ le miró atentamente, golpeada por su extraño término.
—Quieres decir que el nombre no será usado más —dijo ella—. Tú, como Lord Sydney, estarás muchísimo más vivo. ¿Comienzo a llamarte Nicholas en privado?
Un ceño tiró de sus rasgos, y dejó el cuchillo.
—No. Seré Sydney para el resto del mundo, pero en mi propia casa contestaré al nombre que he escogido.
—Muy bien… Nick—. _________ removió un generoso terrón de azúcar en su té y bebió a sorbos el líquido caliente y dulce.
—¿El nombre te ha servido bien muchos años, verdad? Me atrevo a decir que le has dado mucho más renombre del que el Jonas original jamás tendría. Su libre comentario se ganó una peculiar mirada de él, de algún modo eprochando y suplicando al mismo tiempo. Una comprensión repentina brilló por su mente, el verdadero Nick Jonas, el muchacho que había muerto de cólera a bordo del barco prisión, estaba en el corazón del secreto que atormentaba a su marido. ________ miró distraídamente su té, esforzándose en mantener su tono informal mientras preguntaba,
— ¿Cómo era él? Aún no me lo has dicho.
—Era un huérfano, cuya madre fue ahorcada por robo. Vivió en las calles la mayor parte de su vida, comenzando como un falso comerciante de pudding y finalmente adquiriendo su propia cuadrilla de diez.
—Falso comerciante de Pudding —repitió ________ perpleja. —Robando comida para sobrevivir. Esto es lo más bajo de lo bajo, excepto para los mendigos. Pero Jonas aprendió rápido, y se hizo un ladrón competente.
Finalmente fue cogido robando una casa, y fue condenado al barco prisión.
—Y después os hicisteis amigos —incitó ________.
La expresión de Nick se hizo distante cuando los recuerdos mucho tiempo enterrados le recordaron al pasado.
—Era fuerte, astuto… con agudos instintos por vivir demasiado tiempo en las calles. Me contó cosas que tenía que saber para sobrevivir en la prisión… protegiéndome a veces…
— ¿Protegiéndote de qué? —Susurró ________—. ¿Los guardias?
Nick sacudiéndose de su trance, parpadeando la lejanía de sus ojos. Echó un vistazo a su mano, que agarraba el mango del cuchillo demasiado fuerte. Con cuidado puso el objeto brillante sobre la mesa y retiró su silla.
—Salgo un rato —dijo, su voz despojada de todo matiz —espero que te veré en la cena esta noche.
________ respondió con el mismo cuidadoso tono neutral.
—Muy bien. Que tengas un día agradable.
Durante la semana que siguió, los días y noches eran vertiginosos en su contraste. Las horas diurnas de ________ estaban ocupadas con diligencias y pequeños asuntos prácticos. Nunca estaba completamente segura de cuando vería a Nick, ya que él venía e iba a voluntad. En la cena hablaban de reuniones que él había tenido con compañeros de inversión y banqueros, o sus visitas ocasionales
a Bow Street, porque sir Morgan de vez en cuando consultaba con él asuntos que pertenecían a casos pasados. Durante el día, las interacciones de ________ con Nick eran cordiales, la conversación agradable y aún ligeramente impersonales. Las noches, sin embargo, eran una historia muy diferente. Nick le hacía el amor con una intensidad casi desesperada. Hacía cosas que la impresionaron, no
dejando ninguna parte de su cuerpo intacto en su pasión. De vez en cuando su manera de hacer el amor era urgente y primitiva, mientras otras veces era lánguida y lenta, con ambos poco dispuestos a dejar que terminase. Estaban también los inesperados momentos de humor, cuando Nick jugaba con ella, la tomaba el pelo, y la engatusaba para intentar posiciones tan poco decorosas que se disolvía en vergonzosas risitas tontas.
No importaba que placer aguardarán las noches, sin embargo, cada día les acercaba más al momento en que sir Ross haría el anuncio que cambiaría el curso de sus vidas. ________ sabía que su marido temía el baile, y que los meses posteriores serían bastante difíciles mientras él trataba de adaptarse a sus nuevas circunstancias. Estaba segura, sin embargo, que podría serle de alguna ayuda. Cuando había entrado en el matrimonio, nunca había sospechado que él podría necesitarla de alguna manera, tampoco había pensado que tendría alguna satisfacción ayudándole. Y todavía, se sentía muy parecida a una ayudante… una compañera… y a veces, durante solamente un instante o dos, una esposa.
Cuando la noche del baile finalmente llegó, ________ estaba agradecida de haber aceptado el consejo de la modista de Sophia. Sophia le había ayudado a escoger los estilos que eran jóvenes, pero elegantes, los colores suaves que la favorecían enormemente. El vestido que _______ había decidido llevar esa noche era un satén azul pálido cubierto con tul blanco, con un atrevido escote que dejaba al
descubierto lo alto de sus hombros. _______ estaba en el centro del dormitorio mientras la sra. Trench y Harriet suspendían el ondeante vestido sobre su cabeza y ayudada a guiar los brazos por las abombadas mangas de satén almidonado. Era un vestido tan hermoso como… no, más hermoso que ninguno que hubiera visto durante las fiestas en Hampshire. Pensando en el baile al que estaba a punto de asistir, y la reacción de Nick cuando la viera, _______ estaba casi mareada por el entusiasmo.
Su ligero mareo sin duda alentado por el hecho de que su corsé estaba enlazado con insólita estrechez, para permitir a la sra. Trench cerrar el ajustado vestido. Estremeciéndose en el confinamiento de corsé y lazos, ________ miró en el espejo como las dos mujeres ajustaban el traje de baile. El sobrevestido
transparente de tul blanco estaba bordado con ramos de rosas blancas de seda. Los zapatos de satén blancos, largos guantes de cabritilla, y un pañuelo de gasa bordada eran los últimos toques, haciendo a _________ parecer una princesa. El único defecto era su pelo liso como palos, se negaba a aguantar un
rizo no importa como estuvieran de caliente las pinzas. Después de varias entativas infructuosas de crear una masa de rizos sujetos con alfileres, _________ optó por un simple moño trenzado encima de su cabeza, rodeado con mullidas rosas blancas.
Cuando Harriet y la sra. Trench se apartaron para ver los resultados finales de sus trabajos, _________ rió y dio una vuelta rápida, haciendo girar las faldas azules bajo el flotante tul blanco.
—Se ve muy hermosa, mi lady —comentó la Sra. Trench con obvio placer.
Haciendo una pausa a mitad del giro, _________ se miró con una sonrisa maravillada. Como Nick no había tenido suficiente valor para hacer ningún tipo de anuncio a los criados sobre la reclamación de su apellido y título, había dejado a ________ que les contara los orígenes nobles de su amo. Después de que su asombro inicial se hubo esfumado, los criados habían parecido más que contentos por el giro de los acontecimientos. Si se convertían en criados de la casa de un par, su propio estado en el mundo sería enormemente realzado.
—Gracias, sra. Trench —contestó __________ —como siempre, ha sido inestimable esta tarde. No podíamos arreglarnos sin usted, sobre todo en los días por llegar.
—Sí, mi lady—. El ama de llaves llevaba una expresión de franca anticipación. Como habían hablado antes, se tendría que establecer una nueva casa en Worcestershire, con al menos treinta criados para comenzar. La sra. Trench sería en gran parte responsable de seleccionar y contratar el nuevo personal.
__________ abandonó la habitación, su vestido susurrando y crujiendo cuando se movía. Cuando bajó la magnífica escalera, vio a Nick esperando en el vestíbulo, su cuerpo tan tenso como el de una pantera apunto de atacar. La forma ancha de sus hombros estaba vestida a la perfección en el esquema formal de un abrigo oscuro, chaleco plateado, y una corbata de seda negra. Con su pelo negro muy bien peinado y su cara brillante por un afeitado reciente, era tan viril como elegante. Su cabeza giró hacia ella, y de pronto sus ojos estrechados por la impaciencia fueron substituidos por una expresión detenida.
________ sintió un avance de alegría en la mirada de sus ojos. Deliberadamente se tomó su tiempo para alcanzarle.
— ¿Me parezco a una vizcondesa? —preguntó.
Sus labios peculiarmente irónicos.
—Ninguna vizcondesa que jamás haya visto se parece a ti, _______.
Ella sonrió.
— ¿Es un cumplido?
—Oh, sí. De hecho… —Nick tomó su mano enguantada y le ayudó a bajar el último escalón. Sostuvo su mirada obsesivamente, sus dedos se apretaron alrededor de los suyos, y contestó su pregunta ligera con una gravedad que la atontó.
—Eres la mujer más hermosa del mundo —dijo con voz ronca.
— ¿Del mundo? —repitió ella con una risa.
—Cuando digo que eres hermosa, —murmuró él —me niego a matizar la declaración de cualquier modo. Excepto añadir que la única manera en que podrías estarlo más es si estuvieras desnuda.
Ella se rió por su audacia.
—Me temo que te reconciliaras con el hecho de que voy a permanecer totalmente vestida esta noche.
—Hasta después del baile —contestó él. Tiró de las yemas de los dedos de su guante izquierdo, aflojándolos uno por uno.
— ¿Qué estas haciendo? —preguntó _______, de repente sin aliento.
Sus ojos azules burlándose de ella.
—Quitar tu guante.
— ¿Con que objetivo?
—Para admirar tu mano —sacando completamente el guante de un tirón, lo acomodó sobre la barandilla cercana de la escalera y levantó sus delgados dedos hasta su boca. ________ miró como besaba cada uno por turnos, sus labios calientes sobre su piel. Cuando terminó con un beso suave en el centro de su palma, su brazo entero hormigueaba. Bajando su mano, Nick la contempló pensativamente.
—Le falta algo —metiendo la mano en su bolsillo, murmuró—. Cierra los ojos.
________ obedeció con una leve sonrisa. Sintió algo frío y pesado deslizarse sobre su cuarto dedo, encajando perfectamente en la base. Comprendiendo qué era, abrió sus ojos y contuvo el aliento.
El anillo era un enorme zafiro, en forma de cúpula, un azul que casi se acercaba a la profundidad y brillante oscuridad de los ojos de su marido. La gema estaba montada en el oro, con un anillo de diamantes más pequeños que lo rodeaban. Lo que hacía el zafiro tan extraordinario, sin embargo, era la
estrella que bailaba sobre la superficie sedosa de la gema, que parecía deslizarse a través de ella con luz. Asombrada, _______ alzó la vista a la cara oscura de ________.
— ¿Te gusta? —preguntó.
Las palabras la eludieron. Apretó sus dedos sobre los suyos, abriendo y cerrando la boca antes de que pudiera lograr hablar.
—Nunca he visto nada tan encantador. No esperaba nada como esto. ¡Oh, qué generoso de tu parte! —Impulsivamente lanzó sus brazos alrededor de su cuello y besó su mejilla.
Los brazos de Nick se cerraron alrededor de ella. Sintió su aliento caliente sobre el costado de su cuello, mientras su mano acariciaba cuidadosamente sobre el cordón que cubría su espalda.
— ¿No sabes que te daría todo lo que deseas? —dijo suavemente—. Todo en absoluto.
Temerosa de permitirle ver su expresión, _________ permaneció cerca contra él, su cara apartada. Él había hablado sin pensar. Eso, o las palabras posiblemente no podían revelar lo que ella pensaba que hacían. Nick se puso rígido, como si comprendiera lo que acababa de decir, y se distanció de ella rápidamente. Arriesgando una mirada hacia él, _______ vio el cuidadoso vacío de su cara, y permaneció callada, dándole el control del momento. Nick sacudió su cabeza mientras minuciosamente volvió a juntar su autodominio. Cuando su mirada volvió a la suya, sus ojos estaban brillantes con auto burlas.
—¿Nos marchamos, lady Sydney?
—Sí, Nick —susurró, y alcanzó el brazo ofrecido.
Sir Ross había convencido a un amigo de primer nivel en la sociedad, el mismo duque de Newcastle, para que celebrara el baile en el cual el Lord Sydney perdido hace mucho sería presentado. El duque y la duquesa eran una pareja distinguida, una pareja muy respetada que había estado casada durante cuarenta años. Sus intachables reputaciones serían bastante útiles en esta situación, para un hombre tan infame como Nick que seguramente necesitaría patrocinadores que fueran intachables. La hacienda londinense del duque tenía lo que fue discretamente llamado una casa “importante” una de tan inmensa magnitud que los visitantes con frecuencia perdían el camino de vuelta de una habitación a otra. Había innumerables salas, habitaciones para desayunar, beber, o tomar café, una biblioteca, un comedor, una sala de caza, cuartos para estudiar, fumar, y para música. El salón estaba entarimado con lo que parecía ser acres de parqué sumamente pulido, reflejando la luz de media docena de arañas de luces celestes colgadas dos pisos más arriba. Bordeadas con galerías balconadas encima y debajo, la habitación estaba provista de muchos receptáculos para chismorrear e intrigar. Al baile asistirían al menos quinientos invitados, muchos de ellos escogidos por su brillante status social. Como Sophia había comentado secamente a Nick, las invitaciones a este acontecimiento en particular se habían convertido en tal señal de distinción que nadie se atrevía a asistir, en caso de que se notara que no habían sido invitados. Nick asumió una expresión correctamente agradecida cuando fue presentado al duque y la duquesa, ambos conocieron a sus padres.
—Tienes una semejanza asombrosa a tu difunto padre —comentó la duquesa mientras Nick se inclinaba sobre su mano enguantada. Era una mujer pequeña pero elegante, su cabeza plateada adornada por una tiara de diamantes, su cuello cargado con el peso de sartas de perlas tan enormes que amenazaban con derribarla sin equilibrio—. Si no me hubiesen contado tu parentesco, —siguió la duquesa —lo habría sabido inmediatamente, solamente mirándote. Esos ojos… si, eres de verdad Sydney. Menuda tragedia para ti perder a ambos padres a la vez. ¿Un accidente de barco, no?
—Sí, su Gracia —como le habían contado a Nick, su madre se había ahogado cuando un barco había volcado en una fiesta en el barco. Su padre había muerto intentando salvarla.
—Una gran pena —dijo la duquesa—. Y una pareja tan unida, según recuerdo. Pero en vista de eso, puede haber sido una bendición para ellos morir juntos.
—En efecto —dijo Nick suavemente, ocultando una llamarada de enojo. En los días justo después de la muerte de sus padres, el mismo sentimiento había sido expresado incontables veces, que amable había sido el destino en ese respeto, dejarles morir juntos. Lamentablemente ninguno de los hijos de Sydney había compartido aquel sentimiento romántico, deseando en cambio que al menos uno de sus padres hubiera sobrevivido. La mirada de Nick se lanzó hacía su hermana, que estaba de pie cerca con sir Ross. Oyendo por casualidad el comentario de la duquesa, los ojos de Sophia se estrecharon ligeramente, e intercambió una sonrisa suave y forzada con Nick.
—Su Gracia, —murmuró ________, dejando de lado el momento, —que amable de su parte ofrecernos su hospitalidad. Lord Sydney y yo siempre mantendremos el recuerdo de su generosidad por esta ocasión especial.
Obviamente adulada, la duquesa hizo una pausa para hablar con ________ durante unos momentos, mientras el duque favoreció a Diego con una sonrisa de enhorabuena.
—Una elección excepcional para esposa, Sydney —comentó el hombre anciano—serena, natural, y bastante encantadora. Eres bastante afortunado.
Nadie habría discrepado con eso, aún menos Nick. ________ era una revelación esa noche, su vestido elegante, pero no demasiado sofisticado, su sonrisa fácil, su postura tan regia como la de una joven reina. Ni el esplendor de su entorno ni cientos de miradas curiosas parecía molestar su calma. Estaba tan elegante e impecablemente bonita que nadie sospechaba la capa de acero bajo su exterior. Nadie adivinaría jamás que era la clase de joven que habría desafiado a sus padres y vivido por sus propios medios durante dos años... la clase de mujer que podría mantenerse firme contra un despiadado detective de Bow Street. Mientras el duque seguía recibiendo a los invitados, la duquesa siguió hablando con _________, la cabeza gris inclinada hacia la dorada pálida. Sophia se acercó más de Nick, empleando su abanico para enmascarar el movimiento de sus labios cuando le murmuró.
—Te lo dije.
Nick sonrió irónicamente, recordando la afirmación de su hermana de que ________ demostraría ser una gran ventaja para él.
—Esas son sin duda las tres palabras más irritantes en la lengua inglesa, Sophia.
—Ella es una criatura cariñosa, y mucho más de lo que te mereces —le avisó su hermana con la diversión bailando en sus ojos.
—Nunca he afirmado lo contrario.
—Y parece que te quiere bastante, —siguió Sophia, —así que si yo fuera tú, no daría mi buena fortuna por sentado.
—Querer —repitió Nick con cautela, consciente de un aumento repentino de su pulso—. ¿Por qué dices eso?
—Bien, el otro día ella… —Sophia se interrumpió cuando captó su atención la vista de una pareja recién llegada—. ¡Ah, aquí esta Lord Farrington! Perdóname, querido, porque la Señora Farrington ha estado enferma el mes pasado, y yo quiero preguntar por su salud.
—Espera—. Persistió Nick—. ¡Termina lo que ibas a decir!
Pero Sophia se había alejado acompañada de sir Ross, dejando a Nick furioso de frustración. Cuando _________ fue liberada de las atenciones de la duquesa, tomó el brazo de Nick y lo acompañó mientras se mezclaban con varios grupos. Era experta en la ligera conversación social, hablando amablemente sin provocar una discusión larga, moviéndose con gracia entre los invitados y recordando a la gente que se habían encontrado en ocasiones anteriores. Estaba claro que Nick había deseado abandonarla mientras se unía a sus amigos en la habitación de fumar y de billar, _________ habría estado absolutamente cómoda. Sin embargo, cuando Nick vio el número de miradas codiciosas después de cada movimiento de su esposa, permaneció cerca a su lado, de vez en cuando descansando su mano en la parte baja de su espalda en un gesto territorial que era bien entendido por cada hombre que lo veía. Una animada melodía llenaba el aire, brindada por una orquesta que estaba cuidadosamente oculta por un bosque de plantas en maceta en uno de los balcones superiores. Mientras se dirigían por el atestado salón de baile, Roberta coqueteó con Nick discretamente, poniendo su mano sobre su pecho en pequeños
toques provocativos, elevándose para susurrar en su oído hasta que sus labios rozaban su piel. Semiexcitado y totalmente fascinado, Nick aspiró el olor de las rosas blancas de su pelo y permaneció lo suficientemente cerca para ver el tenue y limpio polvo perfumado que se había reunido en el suave valle entre sus pechos. De pronto la atención de ________ fue atrapada por un pequeño grupo de mujeres, dos de las cuales la miraban fijamente con obvio entusiasmo.
—Nick, veo a algunas amigas en las que no había puesto los ojos desde que estaba en Maidstone. Debo hablar con ellos, ¿por qué no te unes a tus amigos caballeros? seguramente no quieres escucharnos chismorrear sobre nuestros días de colegio.
El claro deseo de su esposa de librarse de él disgustó a Nick.
—Vale —dijo de manera cortante—. Iré al cuarto del billar.
_________ le lanzó una mirada provocativa desde debajo de sus pestañas.
—¿Prometes que me encontrarás para el primer vals?
Comprendiendo que estaba siendo manejado con destreza, Nick asintió con un quejido y miró a _________ deslizarse hacia el grupo de mujeres que esperaban. Para su asombro, se mantuvo allí sintiéndose completamente privado de algo. Estaba tan hipnotizado por una pequeña mujer que apenas podía pensar en orden. Él, que estaba siempre tan seguro de sí mismo, estaba en peligro de ser
conducido de la nariz por su propia esposa. Dándole vueltas al alarmante descubrimiento, Nick oyó la voz profunda de su cuñado al lado de él.
—Nos pasa a los mejores, Sydney.
Nick se dio la vuelta para afrontar a sir Ross. Increíblemente, sir Ross parecía entender exactamente lo que él sentía. Sus ojos grises brillaban divertidos mientras seguía en un tono que no era poco comprensivo.
—No importa lo fuerte de nuestra resolución, finalmente nos encontramos esclavos por la compulsiva preferencia de una mujer en particular. Has sido atrapado, amigo mío. Tú también podrías reconciliarte con ello.
Nick no se molestó en tratar de negarlo.
—Habría sido mucho más simpático contigo —refunfuñó él.
Sir Ross sonrió abiertamente.
—Prefiero pensar que la inteligencia no tiene nada que ver con ello. Ya que si el intelecto de un hombre se mide por su capacidad de permanecer intacto por el amor, yo sería el mayor idio*ta vivo.
La palabra amor hizo a Nick estremecerse.
— ¿Qué me costaría hacerte cerrar el pico, Cannon?
—Una copa de Cossart-Gordon de 1805 probablemente lo haría —llegó la amable respuesta—. Y si no me equivoco, acaban de sacar una caja en la habitación del billar.
—Vamos, entonces —dijo Nick, y cruzaron juntos a zancadas el salón de baile.
—¡________ Howard! —Dos jóvenes se precipitaron hacia ella, y se agarraron fuerte las manos, compartiendo las sonrisas de alegría apenas contenidas. No fue por su educación estricta en Maidstone que las tres habrían chillado de la manera más impropia.
—Samantha —dijo ________ calurosamente, mirando la morena alta y atractiva que siempre parecía una amable hermana mayor para ella—. ¡Y Arabela! —Arabela Markenfield parecía exactamente la misma que en el colegio… bonita y un poco rechoncha, con los rizos rubios rojizos que estaban perfectamente arreglados sobre su frente de porcelana.
—Soy lady Lexington ahora —la informó Samantha con considerable orgullo—. Atrapé a un conde, nada menos, con una fortuna buena y sólida —deslizando un brazo alrededor de la cintura de _______ , la giró ligeramente —está justo allí, cerca de las puertas de invernadero. El alto y calvo. ¿Lo ves?
________ asintió cuando captó la vista de un caballero de mirada melancólica que parecía estar a comienzo de los cuarenta años, con los ojos grandes que parecían ligeramente desproporcionados para su cara larga y estrecha.
—Parece ser un caballero muy agradable —comentó _______, y Samantha se rió.
—Muy discreto, querida. Seré la primera en admitir que el conde no es muy de considerar, y no tiene sentido del humor. Sin embargo, los hombres con sentido del humor a menudo tienden a ponerle a uno los nervios de punta. Y él es un caballero impecable.
—Estoy tan contenta —dijo _________ sinceramente, conociendo por conversaciones pasadas con Samantha que tal matrimonio era con mucho lo que ella había deseado—. ¿Y tu, Arabela?
—Me casé un Seaforths el año pasado —se confió Arabela con una risa tonta—. Has oído de ellos, estoy segura… te acuerdas, una de las hijas estaba en la clase delante de nosotras…
—Sí —dijo ________, recordando que los Seaforths eran una gran familia sin título con una cantidad considerable de rica tierra de cultivo—. ¿No me digas que te casaste con su hermano Harry?
—¡Justo! —Los rizos de la muchacha bailaban alegremente sobre su frente mientras seguía con gran animación—. Harry es bastante guapo, aunque se haya puesto tan redondo como una olla de cebo desde nuestra boda. Y es siempre tan encantador. ¡Desde luego nunca tendré un título, pero hay compensaciones… mi propio carruaje... una verdadera doncella francesa, no una de esas criadas Cockney que lanzan un see—voo—play o un bon—joor de vez en cuando! —se rió tontamente de su propio ingenio, y poniéndose lo bastante seria para observar a _________ con redondos y curiosos ojos—. Querida _________, ¿es verdad que ahora eres lady Sydney?
—Sí—. _________ echó un vistazo en la dirección de su marido, que salía del salón de baile en la compañía de sir Ross, sus piernas largas emparejadas en un paso igual. Sintió una inesperada carga de orgullo al verle, tan viril y lleno de gracia, su descarada belleza se exhibía para su mejor beneficio con la
elegante ropa de noche.
—Hermoso como el diablo —comentó Samantha, después de su mirada—. ¿Es tan terrible como dicen, _________?
—En absoluto —mintió _________ —lord Sydney tiene un carácter tan suave y es un caballero tan amable como se podría encontrar en todas partes.
El caso fue que en ese desafortunado oportuno momento, dio la casualidad de que Nick echó un vistazo en su dirección. Su mirada la abarcó en un provocativo recorrido que amenazó con quemar su ropa en cenizas. Sabiendo que significaba aquella mirada, y que pasaría en las horas de la noche después del baile, _________ sintió una emoción profundamente dentro, y luchó por mantener su calma. Samantha y Arabela, mientras tanto, habían abierto sin aviso sus abanicos y los empleaban enérgicamente.
— ¡Dios mío! —Exclamó Samantha con una voz baja, —la manera en que te mira es positivamente indecente, ________.
—No sé lo que quieres decir —dijo _________ con recato, aunque sintiera sus propias mejillas calentándose.
Arabela se rió tontamente detrás de su propio abanico pintado de seda.
—El único momento en que alguna vez he visto esa expresión en la cara de mi Harry es cuando un plato de pudding de Yorkshire es colocado delante de él.
Los ojos oscuros de Samantha estaban grandes con el interés.
—Yo tenía la impresión que Lord Radnor te poseía, ________. ¿Cómo le evitaste? ¿Y dónde has estado estos dos años pasados? ¿Y sobre todo, cómo en el nombre del cielo lograste atrapar un hombre como Nick Jonas, y es este asunto del lord perdido hace mucho alguna parte de engaño?
—No, —dijo _______ al instante, —él realmente es Lord Sydney.
— ¿Sabías que era un vizconde cuándo te casaste?
—Bueno, no—. _________ se esforzó por ofrecer la explicación más simple posible—. Para comenzar, sabéis que abandoné el colegio para evitar casarme con Lord Radnor…
—El escándalo definitivo de Maidstone —interrumpió Arabela—. Todavía hablan de ello, me dicen. Ninguno de los profesores o el personal podía concebir que aquella _________ Howard dulce, obediente simplemente desapareciera así. _________ hizo una pausa momentáneamente avergonzada. Estaba lejos de estar orgullosa de sus acciones, era simplemente que no había tenido ninguna otra
opción.
—Para evitar ser encontrada, cambié de nombre y fui a trabajar como dama de compañía de lady Westcliff en Hampshire…
— ¿Trabajaste? —Repitió Arabelle con asombro—. Caramba, lo que debes haber sufrido.
—No excesivamente —contestó _______ con una sonrisa sardónica —los Westcliffs eran amables, y me gustaba bastante la condesa viuda. Fue mientras estaba empleada que conocí al Sr. Jonas… eh, Lord Sydney. Me propuso matrimonio bastante pronto después de que nos conocimos, y… —hizo una pausa, una imagen destellando en su mente de aquella tarde en la biblioteca de Lord Westcliff, la luz del
uego jugando sobre la cara de Nick mientras se inclinó hasta su pecho…
—Y acepté —dijo a toda prisa, sintiendo que su cara se volvía rojo ardiente.
—Hmmm—. Samantha se había reído por el desconcierto de _______, pareciendo adivinar la razón detrás de ello—. Al parecer fue una oferta memorable.
— ¿Estaban tus padres terriblemente molestos contigo? —preguntó Arabela. ________ asintió, reflexionando con triste ironía que "molestos" era particularmente inadecuado para describir la reacción de su familia.
La cara de Samantha era de serio entendimiento.
—No estarán enfadados siempre, querida —dijo ella con un pragmatismo que era mucho más consolador de lo que la compasión lo habría sido—. Si tu marido es la mitad de rico de lo que los rumores indican, los Howard con el tiempo se mostraran más que felices de reivindicarle como yerno. Las tres conversaron un ratito, con impaciencia conociéndose de nuevo y haciendo proyectos de visitarse las unas a las otras pronto. ________ no era consciente del tiempo pasado hasta que oyó a la orquesta comenzar a tocar un reciente vals popular llamado "Flores en la Primavera" una melodía que inmediatamente inspiró a una multitud de parejas impacientes a comenzar a dar vueltas por la habitación. Preguntándose si Nick se acordaría de bailar el primer vals con ella, ________ decidió buscarlo en la habitación de al lado. Excusándose de la compañía de sus amigas, anduvo a lo largo de una de las galerías de la primera planta, que estaba separada de la pista de baile por rieles tallados de
madera y arcos de vegetación y rosas. Unas pocas parejas estaban absortas en conversaciones privadas, medio ocultas por los enormes arreglos florales, y ________ apartó su mirada con una sonrisa leve mientras los pasaba. Se asustó por un repentino toque en su brazo, y se paró con una sacudida de
anticipación, esperando que Nick la hubiera encontrado. Pero cuando bajó la vista hacia la creciente presión en su muñeca enguantada, no vio la mano larga y cuadrada de Nick. Un juego de largos dedos casi esqueléticos se habían envuelto alrededor de su muñeca, y con una sacudida de horror frío, oyó la voz que la había atormentado en sus pesadillas durante años.
— ¿Pensabas que podrías evitarme siempre, _________ Howard?
FIN DEL CAPÍTULO 11
Última edición por Dayi_JonasLove!* el Vie 07 Ene 2011, 2:32 pm, editado 1 vez
Dayi_JonasLove!*
Re: "El Precio Del Amor" (Nick&Tú)
Noooo como la dejas asiii?)!!!
Tienes que seguirla prontooo
Tienes que seguirla prontooo
Faby Evans Jonas
Re: "El Precio Del Amor" (Nick&Tú)
Hoy tengo un tiempito libre, les voy a dejar cuanto pueda es que los caps son muuuuy largos! Enjoy :D
Gracias por los coments!
Capítulo 12
Tensándose, _______ alzó la vista a la cara de Lord Radnor. El tiempo había obrado una diferencia asombrosa en él, como si hubieran pasado diez años más que dos. Estaba extrañamente pálido, su piel del color del hueso blanqueado al sol, sus oscuras cejas y ojos destacándose en contraste discorde. Ásperos surcos de amargura dividían su cara en secciones angulares. ________ sabía la inevitabilidad de ver a Lord Radnor algún día. En el fondo de su mente, había asumido que él la miraría con odio. Pero lo que vio en sus ojos era mucho más alarmante. Hambre. Una voracidad que no tenía nada que ver con el deseo sexual, sino algo mucho más avasallador. Instintivamente entendió que su deseo de poseerla sólo se había intensificado durante su ausencia, y que su traición hacia él le había dado la resolución mortal de un verdugo.
—Milord —reconoció ella, su voz firme incluso cuando sus labios temblaran —es usted importuno. Libere mi brazo, por favor. Ignorando su petición, Radnor la arrastró a lo oculto de una columna cargada de vegetación, sus dedos apretándose en un torno doloroso. _______ fue con él tranquilamente, determinó que esta fealdad de su pasado no causaría una escena que echara a perder una noche tan importante para su marido. Era ridículo que tuviera tanto miedo en una habitación llena de gente. Radnor seguramente no podría, no, no la haría daño aquí. Si estuvieran solos, sin embargo, creía que
se sentiría absolutamente justificado de envolver esos dedos largos alrededor de su garganta y ahogar su último aliento.
Su mirada cortada sobre ella.
—Dios mío, ¿en qué te ha convertido? Puedo oler la lujuria en ti. Sólo la más fina apariencia te separaba de las provincias mal educadas de las que provienes, y ahora eso ha desaparecido completamente.
—En ese caso, —contestó ________, su mano encarcelada cerrándose en un puño entumecido —usted se desligará de mí inmediatamente, porque estoy segura de que no deseará ser contaminado por mi presencia.
—Muchacha estúpida, —susurró Radnor, sus ojos morados encendidos con un fuego frío, —no puedes comenzar a entender lo que has perdido. ¿Sabes lo que serías sin mí? Nada. Yo te hice. Te alcé de las entrañas de la sociedad. Iba a convertirte en una criatura de gracia y perfección. Y en cambio me traicionaste y diste la espalda a tu familia.
—No pedí su patrocinio.
—Aún más razón para que debieras haberte arrodillado ante mí en gratitud. Me debes todo, _________ Howard. Tu misma vida. _________ vio que sería insustancial discutir su certeza insana.
—Sea como fuere —dijo ella suavemente —ahora pertenezco a Lord Sydney. Usted no tiene derecho sobre mí.
Su boca se torció en malévolo desprecio.
—Mi derecho sobre ti va mucho más allá de unos insignificantes votos de matrimonio.
— ¿Se ha engañado pensando que podría comprarme como un pedazo de mercancía en un escaparate? —preguntó con desdén.
—Poseo tu misma alma —susurró Radnor, apretando su muñeca hasta que sintió los delicados huesos doblarse, y las lágrimas de dolor acudieron a sus ojos —la compré a cargo de la mía propia. He invertido más de diez años de mi vida en ti, y seré reembolsado.
— ¿Cómo? Soy la esposa de otro hombre. Y no siento nada por usted ahora, ni temor, ni odio, únicamente indiferencia. ¿Qué podría pensar que recuperará de mí?
Tal como _______ pensó que su brazo se rompería, oyó un suave gruñido detrás de ella. Era Nick, poniéndose rápidamente entre ellos. Su brazo bajado como un borrón, y lo que fuera que hizo, hizo que Lord Radnor la soltara con un gruñido de dolor. La brusca liberación envió a ________ tropezando hacia atrás, y Nicholas la cogió firme contra su pecho. Automáticamente se puso en el pliegue de su codo, y oyó el profundo retumbar de su voz cuando habló a Lord Radnor.
—No se acerque a ella otra vez, o le mataré —eso era la tranquila declaración de un hecho.
—Cerdo insolente —dijo Radnor con voz ronca.
Arriesgando un vistazo a Radnor desde la seguridad de los brazos de su marido, _______ vio que una marea púrpura grisácea se extendía sobre su cara pálida. Estaba claro que la vista de las manos de Nick sobre ella era más de lo que él podría soportar. Nick tocó su nuca y deslizó sus dedos a lo largo de la superficie de
su columna, burlándose del conde deliberadamente.
—Muy bien —susurró Radnor—. Te dejo a tu degradación, ________ Howard.
—Márchese —dijo Nick—. Ahora.
Radnor se alejó, su cuerpo tieso con la justa furia de un monarca depuesto. Abrazando su palpitante muñeca con su mano libre, _______ vio que había atraído más que unas cuantas miradas curiosas de la gente que pasaba por la galería. De hecho, algunos invitados en el salón de baile habían llegado a ser agudamente conscientes de la escena.
—Nick —susurró ella, pero él entró en acción antes de que tuviera que decir otra palabra.
Manteniendo un brazo de apoyo alrededor de ella, Nick hizo señas a un criado que pasaba con una bandeja de copas vacías.
—Usted —dijo concisamente—. Venga aquí.
El lacayo de cabellos morenos obedeció con prisa.
— ¿Sí, milord?
—Dígame donde puedo encontrar una habitación privada.
El lacayo pensó rápidamente.
—Si avanza a lo largo de aquel pasillo, milord, llegara a un cuarto de música que creo esta desocupado actualmente.
—Bien. Lleve algo de brandy allí. Rápidamente.
— ¡Sí, milord!
Aturdida ________ fue con Nick mientras él la dirigía por el pasillo. Los pensamientos caóticos llenaban su mente, mientras el alboroto elegante del salón de baile disminuía detrás de ellos. Su cuerpo estaba cargado con una peculiar buena disposición para la batalla. La confrontación mucho tiempo
temida con Lord Radnor la había dejado mal, eufórica, furiosa, y aliviada. ¿Cómo era posible sentir tantas cosas a la vez? El cuarto de música estaba suavemente alumbrado, los contornos de un piano, el arpa, y un surtido de soportes de música variados proyectando profundas sombras sobre la pared. Nick cerró la puerta y se giró hacia _______, sus anchos hombros surgieron sobre ella. Ella nunca había visto su cara tan seria.
—Estoy bien —dijo _______, y el excepcionalmente alto tono de su propia voz finalmente arrancó una risa tonta de su garganta —realmente, no hay necesidad de parecer tan… —hizo una pausa con otra risa incontenible, viendo que Nick claramente pensaba que no estaba en sus cabales. Nunca sería capaz de explicar el salvaje sentimiento de libertad que la inundaba después de haber afrontado
su mayor miedo. —Lo siento —dijo mareada, incluso mientras las lágrimas de alivio humedecían sus ojos —es solo que... he tenido tanto miedo de Lord Radnor durante toda mi vida… pero cuando lo vi en ese momento, comprendí que su poder sobre mí había desaparecido. No puede hacerme nada. No siento ninguna obligación se a—acabó… y ni siquiera me siento culpable por ello. La carga se
fue, así como el miedo, y se siente uno tan extraño.
Como temblaba y reía y secaba sus ojos con sus dedos enguantados, Nick la tomó en sus brazos y trató de calmarla.
—Tranquila… Tranquila… —susurró, mientras sus manos se movían suavemente sobre sus hombros y espalda —respira hondo. Shh, Todo esta bien —la marca caliente de su boca presiono contra su frente, sus mojadas pestañas, sus mejillas —estas a salvo, _______. Eres mía, mi esposa, y cuidare de ti. Estas a salvo.
Cuando ________ trató de explicar que no tenía miedo, él la murmuró que estuviera tranquila, que descansase contra él. Ella comenzó a respirar profundamente, como si acabara de correr millas sin parar, y puso su cabeza en el centro de su pecho. Nick arrancó sus guantes y colocó sus manos calientes sobre su piel helada, sus dedos fuertes amasando los músculos rígidos de su cuello y la parte superior de sus hombros. Alguien llamó a la puerta.
—El brandy —dijo Nick silenciosamente y guió a _______ a una butaca. _______ se hundió en la silla, escuchando la exclamación apreciativa del lacayo cuando Nick le dio una moneda a cambio de su molestia. Volviendo con una bandeja que llevaba una botella y una copa, Nick lo puso sobre una mesa
cercana.
—No necesito eso —dijo _______ con una pálida sonrisa.
Ignorándola, Nick vertió un dedo del brandy en la copa y sostuvo el tazón del cristal entre sus palmas. Después de calentar el alcohol con sus manos, se lo dio.
—Bebe.
Obedientemente ________ tomó la copa. Para su sorpresa, sus manos temblaron tan desesperadamente que apenas podía sostenerla. La cara de Nick se oscureció cuando vio su dificultad. Se hundió de rodillas delante de ella, sus musculosos muslos extendidos a ambos lados de sus piernas. Cubriendo sus dedos con los suyos propios, Nick estabilizó sus manos y la ayudó a dirigir el borde de la copa a sus labios. Ella tomó un sorbo, haciendo muecas cuando el brandy escaldó su garganta.
—Más —murmuró Nick, forzándola a tomar otro trago, y otro, hasta que sus ojos lloraron por el fuego aterciopelado.
—Creo que esta un poco malo —dijo ella improvisadamente.
Los ojos de Nick parpadearon con repentina diversión.
—No esta malo. Es un Fin Bois del 98.
—Debe haber sido un mal año.
Él sonrió abiertamente, sus pulgares acariciando el dorso de sus manos.
—Alguien debería decírselo a los comerciantes de vino, entonces, porque por lo general esta a cincuenta libras la botella.
— ¿Cincuenta libras? —repitió ________, horrorizada. Cerrando sus ojos, terminó el brandy en unos tragos decididos y tosió mientras le daba la copa vacía.
—Buena chica —murmuró Nick, deslizando una mano alrededor de su nuca y apretando con cuidado. Ella no podía evitar reflejar que aunque la mano de Nick fuera mucho más grande e infinitamente más poderosa que la de Radnor, él nunca le había causado un solo momento de dolor. El contacto de Nick le había dado su único placer.
Ella se estremeció cuando apoyó su muñeca dolorida en el brazo de la silla. Sutil como era el movimiento, Nick lo descubrió inmediatamente. Él juró por lo bajo mientras tomaba su brazo y comenzaba a quitar el largo guante.
—No es nada —dijo _______ —realmente, preferiría dejarme el guante puesto… Lord
Radnor realmente agarró mi brazo, pero no fue todo lo que… —se interrumpió con un jadeo de incomodidad cuando Nick aflojó el guante de su mano. Nick se congeló cuando vio las negras marcas de dedos que habían sido dejadas por el apretón vicioso de Lord Radnor. La furia cruel que bañó su cara hizo que
________ comenzara a alarmarse.
—Me magullo bastante fácilmente —dijo ella—. No debes mirar así. Las señales se irán en un día o dos, y luego…
—Voy a matarlo—. Nick descubrió sus dientes con la rabia salvaje—. Cuando acabe con él, todo lo que quedará es una mancha sobre la tierra, condenarlo al infierno eterno…
—Por favor—. ________ puso una suave mano sobre su fría mejilla —lord Radnor tenía la intención de arruinarnos esta noche a los dos, y me niego a dejarle tener éxito. Quiero que sujetes mi muñeca con un pañuelo, y me ayudes a ponerme mi guante de nuevo. Debemos apresurarnos antes de que nos echen de menos. Sir Ross dará su discurso, y nosotros…
—Me importa un bledo eso.
—A mi si —recuperando su calma, ________ acarició su mejilla con las yemas de sus suaves dedos—. Quiero salir ahí y bailar el vals contigo. Y luego estar a tu lado mientras sir Ross les cuenta a todos quien eres realmente —sus pestañas bajaron mientras miraba su boca—. Y luego quiero que me lleves a casa y me lleves a la cama.
Como _______ había querido, Nick estaba momentáneamente distraído. Su mirada salvaje comenzó a suavizarse.
— ¿Y luego qué?
Antes de que ella pudiera contestar, la puerta vibró con un golpe exigente.
—Sydney —vino una voz sorda del otro lado.
—Sí —dijo Nick, levantándose.
La alta forma de sir Ross llenó la entrada. Su cara estaba inexpresiva mientras les miraba a los dos.
—Me acaban de contar de la presencia de Lord Radnor—. Fue directamente a ________, agachándose delante de ella lo mismo que Nick. Viendo su brazo magullado, sir Ross lo señaló con cuidado—. ¿Puedo? —Su voz era la más dulce que ella jamás había oído.
—Sí —murmuró ________, permitiéndole tomar su mano en la suya. Sir Ross examinó la muñeca oscurecida con el ceño fruncido. Su cara estaba muy cerca, y sus ojos grises eran tan amables y estaban tan preocupados que _______ se preguntaba como podía haberlo considerado distante alguna vez. Recordó su renombrada compasión por las mujeres y los niños, el centro de atención de su carrera de magistrado, le había contado Sophia.
La boca de sir Ross se dobló un poco en una tranquilizadora sonrisa cuando liberó su mano.
—No volverá a suceder, puedo prometértelo.
—Maravillosa fiesta —dijo Nick sarcásticamente—. ¿Quizás puedas decirnos quién demonios incluyó a Lord Radnor en la lista de invitados?
—Nick, —intercedió ______, —esta bien, estoy segura de que sir Ross no…
—No esta bien —contestó sir Ross silenciosamente—. Me considero responsable de esto, y humildemente te pido perdón, _______. Lord Radnor con toda certeza no estaba incluido en la lista de invitados que aprobé, pero averiguaré como logró obtener una invitación—. Su ceño se arrugó mientras seguía—. El comportamiento de Lord Radnor esta noche fue irracional así como censurable… le dirige una obsesión con ________ que probablemente no se terminará con este incidente.
—Oh, se va a terminar —dijo Nick misteriosamente—. Tengo varios métodos en mente que curarán la obsesión de Radnor. Para comenzar, si él no ha abandonado el edificio cuando vuelva a…
—Se ha ido —interrumpió sir Ross—. Dos de los agentes están aquí, les mandé que le sacaran de una manera tan discreta como fuera posible. Cálmate, Sydney, no sería bueno para ti alborotar como un toro enfurecido.
Los ojos de Nick se estrecharon.
—Dime como te calmarías tú si alguien hubiera dejado esas contusiones sobre Sophia.
Sir Ross asintió con un suspiro corto.
—Iré al grano —sus oscuras cejas se unieron mientras seguía—. Obviamente estas en tu derecho de tratar con Radnor como te de la gana, Sydney, y no me atrevería a detenerte o a interferir. Pero deberías ser consciente de que tengo la intención de acercarme a él yo mismo y aclarar que _______ esta bajo mi protección así como la tuya. El hecho de que Radnor se atreviera a abordar a un
miembro de mi familia es un ultraje insostenible.
Su preocupación conmovió a _______. Nunca se había imaginado que tendría dos hombres poderosos así para defenderla de Lord Radnor, no solo su marido, sino también su cuñado.
—Gracias, sir Ross.
—Nadie te culparía si desearas irte a casa ahora —le dijo—. Porque a pesar del discurso que había planeado dar esta noche, se pueden hacer otras disposiciones…
—No voy a ninguna parte —dijo _______ con firmeza—. Y si no da su discurso esta noche, sir Ross, prometo que lo haré en su lugar.
Él sonrió repentinamente.
—Bien, entonces. Lamentaría contradecir tus deseos—. Él envió una mirada interrogativa a Nick—. ¿Volverás al salón de baile pronto?
La boca de Nick se torció.
—Si _______ lo desea.
—Sí —dijo ella con decisión. A pesar del dolor en su muñeca, se sentía lista para enfrentarse al mismo diablo, si fuera necesario. Vio las miradas que los dos hombres intercambiaban mientras silenciosamente acordaban hablar del problema de Radnor en un momento más apropiado.
Sir Ross los dejó en privado una vez más, y _______ se mantuvo firme. Nick estuvo su lado inmediatamente, sus manos enmarcando su cintura porque temía que ella perdiera el equilibrio. _______ sonrío por su sobreprotección.
—Ahora estoy bien —le dijo—. De verdad.
Ella esperó a que el familiar rayo de humor sardónico apareciera en los ojos de ________, para que volviera a su habitual despreocupación, pero permanecía tenso, su mirada buscando su cara con extraña gravedad. La miraba como si quisiera envolverla en algodón y llevarla lejos de aquí.
—Te quedas a mi lado por el resto de la noche —le dijo.
________ inclinó su cabeza atrás para reírse de él.
—Podría ser prudente, porque el brandy parece haberse subido a la cabeza.
El calor encendió sus ojos, y una de sus manos resbaló hacia arriba para acunar la forma de su pecho.
— ¿Te sientes mareada?
Ella se relajó en la presión ahuecada de sus dedos, su roce liberando un brillo de sensualidad de su sensible carne. El dolor en su muñeca casi fue olvidado, sus nervios hormigueando salvajemente mientras su pulgar atormentó su pezón en una punta que empujaba.
—Sólo cuando me tocas así.
Terminando la seductora caricia con una delicada rotación de su palma, Nick devolvió su mano a territorio más seguro.
—Quiero que esta maldita noche se termine —dijo—. Vamos, cuanto antes salgamos ahí antes que Sir Ross Cannon de su jodido discurso.
Extendiendo su mano desnuda, ________ se animó ella misma para no estremecerse mientras él aligeraba el guante ajustado sobre su muñeca hinchada. Cuando hubo terminado, _______ tenía la cara blanca, y Nick sudaba profusamente, como si el dolor hubiera sido de él tanto como de ella.
—Maldito Radnor —dijo ásperamente, yendo a echarse otro brandy —le voy a arrancar su garganta.
—Sé algo que le haría mucho más daño que eso—. Con cuidado _______ levantó un pañuelo doblado para secar su frente húmeda.
— ¿Oh? —Sus cejas arqueadas en pregunta sardónica.
Sus dedos se cerraron alrededor del pañuelo, comprimiéndolo en una pelota. Hizo una pausa durante un
largo momento antes de contestar, mientras una ola de esperanza se elevaba en su garganta y casi amenazaba con ahogarla. Tomando el brandy de él, tomó un trago vigorizante.
—Podríamos tratar de ser felices juntos —dijo ella —es algo que él nunca podría entender… algo que él nunca tendrá.
No pudo reunir el valor para mirarle, temía que pudiera ver burla o rechazo en sus ojos. Pero su corazón golpeaba fuertemente en su pecho cuando sintió su boca vagar por la cima de su cabeza, sus labios jugando con los pétalos de las rosas blancas mientras revoloteaban contra la seda fijada en lo alto de su trenza.
—Podríamos intentarlo —convino suavemente.
Después de los dos vasos de brandy, la cabeza de _______ daba vueltas agradablemente, y estaba agradecida por la constante guía de Nick cuando volvieron al salón de baile. La dureza y la fuerza de su brazo la fascinaban. No importaba como de pesadamente se apoyaba en él, él llevaba su peso fácilmente. Era un hombre fuerte… pero hasta esa noche, no había sospechado que era capaz de ofrecerla tal sensible consuelo. De algún modo no creía que él lo hubiera sospechado de si mismo tampoco. Las reacciones de ellos habían sido irreflexivas, la suya, transformarle, y la de él, sumergirla en consuelo. Entraron en el salón de baile y se acercaron a sir Ross. Ascendiendo un escalón
móvil para hacerse fácilmente visible a la enorme muchedumbre en el salón de baile, sir Ross señaló a los músicos que dejaran de tocar, y pidió la atención colectiva de los invitados. Poseía la clase de elegante y naturalmente autoritaria voz que cualquier político habría envidiado. Un silencio expectante
cayó sobre el salón de baile, mientras más invitados fluían desde las pistas exteriores, y un ejército virtual de criados se movían rápidamente por la reunión con bandejas de champán. Sir Ross comenzó el discurso con una referencia a su carrera de magistrado y la satisfacción que siempre le daba ver que ciertas injusticias eran corregidas. Siguió con una serie de comentarios aprobados sobre las tradiciones inviolables y las obligaciones del título de nobleza hereditario. Los comentarios obviamente satisficieron a la reunión, que era generosamente aderezada con vizcondes, condes, marqueses, y duques.
—Tenía la impresión de que sir Ross no era un gran partidario del principio hereditario —susurró _______ a Nick.
Él sonrió con gravedad.
—Mi cuñado puede ser todo un espectáculo cuando lo desea. Y sabe que recordarles su adhesión estricta a la tradición les ayudará a tragar la idea de aceptarme como un par.
Sir Ross continuó describiendo a un caballero sin nombre que había sido privado por demasiado tiempo de un título que era con justicia suyo. Un hombre que estaba en la línea directa de descendencia de una familia distinguida, y quién en los pocos años pasados se había dedicado completamente al servicio público.
—Por lo tanto, —concluyó sir Ross, —estoy agradecido por el raro privilegio de anunciar a lord Sydney con un largo retraso la recuperación de su título, y el asiento en los Lores que lo acompaña. Y todas las esperanzas de que seguirá sirviendo al país y a la reina en el papel que es suyo por nacimiento —alzando la copa en el aire, dijo—. Brindemos por el sr. Nick Jonas, el hombre que será
conocido de ahora en adelante como Nicholas, Vizconde de Sydney. Un murmullo de asombro pasó por la muchedumbre. Aunque la mayor parte de ellos ya supieran lo que sir Ross anunciaría, era inesperado oir las palabras en voz alta.
—Por Lord Sydney —llegaron cientos de ecos obedientes, seguidos de tantos aplausos. —Y por lady Sydney —incitó sir Ross, provocando otra respuesta entusiástica ante la cual ________ hizo una reverencia con gracioso reconocimiento.
Elevándose, ______ tocó el brazo de Nick.
—Quizás deberías ofrecer un brindis por sir Ross —sugirió ella.
Él le dio un vistazo elocuente, pero condescendió, levantando su copa hacia su cuñado.
—Por sir Ross, —dijo él con una voz resonante, —sin cuyos esfuerzos yo no estaría aquí esta noche.
La muchedumbre respondió con una ronda de hurras, mientras sir Ross sonrió abiertamente de pronto, consciente de que el brindis expresaba cuidadosamente que Nick no incluía la más minima insinuación de gratitud. Los brindis por la reina, el país, y el mismo título de nobleza siguieron, y luego la orquesta llenó el espacio con una melodía flotante. Sir Ross vino para reclamar a _______ un vals, mientras Nick fue a bailar con Sophia, que llevaba una sonrisa incontenible mientras se arrebataba en sus brazos.
Contemplando la pareja, una tan blanca, el otro tan oscuro, y sin embargo ambos tan similares en su imponente atractivo, _______ sonrió. Se dio la vuelta hacia sir Ross y con cuidado descansó su mano dolorida sobre su hombro cuando comenzaron el vals. Como podría haberse esperado, era un bailarín excelente, seguro de sí mismo y fácil de seguir.
Sintiendo una mezcla de aprecio y gratitud, ______ estudió con severidad su hermosa cara.
— ¿Has hecho esto para salvarlo, verdad? —preguntó.
—No sé que lo hará —dijo sir Ross silenciosamente.
Las palabras enviaron una punzada temerosa a través de ella. ¿Quería decir que él todavía creía que Nick estaba en una especie de peligro? Pero Nick ya no era detective de Bow Street, había sido apartado de los peligros que su profesión había implicado. Él estaba seguro ahora... a menos que sir Ross estuviera insinuando que el mayor peligro para Nick venía de en algún lugar dentro de él.
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Capítulo 12
Tensándose, _______ alzó la vista a la cara de Lord Radnor. El tiempo había obrado una diferencia asombrosa en él, como si hubieran pasado diez años más que dos. Estaba extrañamente pálido, su piel del color del hueso blanqueado al sol, sus oscuras cejas y ojos destacándose en contraste discorde. Ásperos surcos de amargura dividían su cara en secciones angulares. ________ sabía la inevitabilidad de ver a Lord Radnor algún día. En el fondo de su mente, había asumido que él la miraría con odio. Pero lo que vio en sus ojos era mucho más alarmante. Hambre. Una voracidad que no tenía nada que ver con el deseo sexual, sino algo mucho más avasallador. Instintivamente entendió que su deseo de poseerla sólo se había intensificado durante su ausencia, y que su traición hacia él le había dado la resolución mortal de un verdugo.
—Milord —reconoció ella, su voz firme incluso cuando sus labios temblaran —es usted importuno. Libere mi brazo, por favor. Ignorando su petición, Radnor la arrastró a lo oculto de una columna cargada de vegetación, sus dedos apretándose en un torno doloroso. _______ fue con él tranquilamente, determinó que esta fealdad de su pasado no causaría una escena que echara a perder una noche tan importante para su marido. Era ridículo que tuviera tanto miedo en una habitación llena de gente. Radnor seguramente no podría, no, no la haría daño aquí. Si estuvieran solos, sin embargo, creía que
se sentiría absolutamente justificado de envolver esos dedos largos alrededor de su garganta y ahogar su último aliento.
Su mirada cortada sobre ella.
—Dios mío, ¿en qué te ha convertido? Puedo oler la lujuria en ti. Sólo la más fina apariencia te separaba de las provincias mal educadas de las que provienes, y ahora eso ha desaparecido completamente.
—En ese caso, —contestó ________, su mano encarcelada cerrándose en un puño entumecido —usted se desligará de mí inmediatamente, porque estoy segura de que no deseará ser contaminado por mi presencia.
—Muchacha estúpida, —susurró Radnor, sus ojos morados encendidos con un fuego frío, —no puedes comenzar a entender lo que has perdido. ¿Sabes lo que serías sin mí? Nada. Yo te hice. Te alcé de las entrañas de la sociedad. Iba a convertirte en una criatura de gracia y perfección. Y en cambio me traicionaste y diste la espalda a tu familia.
—No pedí su patrocinio.
—Aún más razón para que debieras haberte arrodillado ante mí en gratitud. Me debes todo, _________ Howard. Tu misma vida. _________ vio que sería insustancial discutir su certeza insana.
—Sea como fuere —dijo ella suavemente —ahora pertenezco a Lord Sydney. Usted no tiene derecho sobre mí.
Su boca se torció en malévolo desprecio.
—Mi derecho sobre ti va mucho más allá de unos insignificantes votos de matrimonio.
— ¿Se ha engañado pensando que podría comprarme como un pedazo de mercancía en un escaparate? —preguntó con desdén.
—Poseo tu misma alma —susurró Radnor, apretando su muñeca hasta que sintió los delicados huesos doblarse, y las lágrimas de dolor acudieron a sus ojos —la compré a cargo de la mía propia. He invertido más de diez años de mi vida en ti, y seré reembolsado.
— ¿Cómo? Soy la esposa de otro hombre. Y no siento nada por usted ahora, ni temor, ni odio, únicamente indiferencia. ¿Qué podría pensar que recuperará de mí?
Tal como _______ pensó que su brazo se rompería, oyó un suave gruñido detrás de ella. Era Nick, poniéndose rápidamente entre ellos. Su brazo bajado como un borrón, y lo que fuera que hizo, hizo que Lord Radnor la soltara con un gruñido de dolor. La brusca liberación envió a ________ tropezando hacia atrás, y Nicholas la cogió firme contra su pecho. Automáticamente se puso en el pliegue de su codo, y oyó el profundo retumbar de su voz cuando habló a Lord Radnor.
—No se acerque a ella otra vez, o le mataré —eso era la tranquila declaración de un hecho.
—Cerdo insolente —dijo Radnor con voz ronca.
Arriesgando un vistazo a Radnor desde la seguridad de los brazos de su marido, _______ vio que una marea púrpura grisácea se extendía sobre su cara pálida. Estaba claro que la vista de las manos de Nick sobre ella era más de lo que él podría soportar. Nick tocó su nuca y deslizó sus dedos a lo largo de la superficie de
su columna, burlándose del conde deliberadamente.
—Muy bien —susurró Radnor—. Te dejo a tu degradación, ________ Howard.
—Márchese —dijo Nick—. Ahora.
Radnor se alejó, su cuerpo tieso con la justa furia de un monarca depuesto. Abrazando su palpitante muñeca con su mano libre, _______ vio que había atraído más que unas cuantas miradas curiosas de la gente que pasaba por la galería. De hecho, algunos invitados en el salón de baile habían llegado a ser agudamente conscientes de la escena.
—Nick —susurró ella, pero él entró en acción antes de que tuviera que decir otra palabra.
Manteniendo un brazo de apoyo alrededor de ella, Nick hizo señas a un criado que pasaba con una bandeja de copas vacías.
—Usted —dijo concisamente—. Venga aquí.
El lacayo de cabellos morenos obedeció con prisa.
— ¿Sí, milord?
—Dígame donde puedo encontrar una habitación privada.
El lacayo pensó rápidamente.
—Si avanza a lo largo de aquel pasillo, milord, llegara a un cuarto de música que creo esta desocupado actualmente.
—Bien. Lleve algo de brandy allí. Rápidamente.
— ¡Sí, milord!
Aturdida ________ fue con Nick mientras él la dirigía por el pasillo. Los pensamientos caóticos llenaban su mente, mientras el alboroto elegante del salón de baile disminuía detrás de ellos. Su cuerpo estaba cargado con una peculiar buena disposición para la batalla. La confrontación mucho tiempo
temida con Lord Radnor la había dejado mal, eufórica, furiosa, y aliviada. ¿Cómo era posible sentir tantas cosas a la vez? El cuarto de música estaba suavemente alumbrado, los contornos de un piano, el arpa, y un surtido de soportes de música variados proyectando profundas sombras sobre la pared. Nick cerró la puerta y se giró hacia _______, sus anchos hombros surgieron sobre ella. Ella nunca había visto su cara tan seria.
—Estoy bien —dijo _______, y el excepcionalmente alto tono de su propia voz finalmente arrancó una risa tonta de su garganta —realmente, no hay necesidad de parecer tan… —hizo una pausa con otra risa incontenible, viendo que Nick claramente pensaba que no estaba en sus cabales. Nunca sería capaz de explicar el salvaje sentimiento de libertad que la inundaba después de haber afrontado
su mayor miedo. —Lo siento —dijo mareada, incluso mientras las lágrimas de alivio humedecían sus ojos —es solo que... he tenido tanto miedo de Lord Radnor durante toda mi vida… pero cuando lo vi en ese momento, comprendí que su poder sobre mí había desaparecido. No puede hacerme nada. No siento ninguna obligación se a—acabó… y ni siquiera me siento culpable por ello. La carga se
fue, así como el miedo, y se siente uno tan extraño.
Como temblaba y reía y secaba sus ojos con sus dedos enguantados, Nick la tomó en sus brazos y trató de calmarla.
—Tranquila… Tranquila… —susurró, mientras sus manos se movían suavemente sobre sus hombros y espalda —respira hondo. Shh, Todo esta bien —la marca caliente de su boca presiono contra su frente, sus mojadas pestañas, sus mejillas —estas a salvo, _______. Eres mía, mi esposa, y cuidare de ti. Estas a salvo.
Cuando ________ trató de explicar que no tenía miedo, él la murmuró que estuviera tranquila, que descansase contra él. Ella comenzó a respirar profundamente, como si acabara de correr millas sin parar, y puso su cabeza en el centro de su pecho. Nick arrancó sus guantes y colocó sus manos calientes sobre su piel helada, sus dedos fuertes amasando los músculos rígidos de su cuello y la parte superior de sus hombros. Alguien llamó a la puerta.
—El brandy —dijo Nick silenciosamente y guió a _______ a una butaca. _______ se hundió en la silla, escuchando la exclamación apreciativa del lacayo cuando Nick le dio una moneda a cambio de su molestia. Volviendo con una bandeja que llevaba una botella y una copa, Nick lo puso sobre una mesa
cercana.
—No necesito eso —dijo _______ con una pálida sonrisa.
Ignorándola, Nick vertió un dedo del brandy en la copa y sostuvo el tazón del cristal entre sus palmas. Después de calentar el alcohol con sus manos, se lo dio.
—Bebe.
Obedientemente ________ tomó la copa. Para su sorpresa, sus manos temblaron tan desesperadamente que apenas podía sostenerla. La cara de Nick se oscureció cuando vio su dificultad. Se hundió de rodillas delante de ella, sus musculosos muslos extendidos a ambos lados de sus piernas. Cubriendo sus dedos con los suyos propios, Nick estabilizó sus manos y la ayudó a dirigir el borde de la copa a sus labios. Ella tomó un sorbo, haciendo muecas cuando el brandy escaldó su garganta.
—Más —murmuró Nick, forzándola a tomar otro trago, y otro, hasta que sus ojos lloraron por el fuego aterciopelado.
—Creo que esta un poco malo —dijo ella improvisadamente.
Los ojos de Nick parpadearon con repentina diversión.
—No esta malo. Es un Fin Bois del 98.
—Debe haber sido un mal año.
Él sonrió abiertamente, sus pulgares acariciando el dorso de sus manos.
—Alguien debería decírselo a los comerciantes de vino, entonces, porque por lo general esta a cincuenta libras la botella.
— ¿Cincuenta libras? —repitió ________, horrorizada. Cerrando sus ojos, terminó el brandy en unos tragos decididos y tosió mientras le daba la copa vacía.
—Buena chica —murmuró Nick, deslizando una mano alrededor de su nuca y apretando con cuidado. Ella no podía evitar reflejar que aunque la mano de Nick fuera mucho más grande e infinitamente más poderosa que la de Radnor, él nunca le había causado un solo momento de dolor. El contacto de Nick le había dado su único placer.
Ella se estremeció cuando apoyó su muñeca dolorida en el brazo de la silla. Sutil como era el movimiento, Nick lo descubrió inmediatamente. Él juró por lo bajo mientras tomaba su brazo y comenzaba a quitar el largo guante.
—No es nada —dijo _______ —realmente, preferiría dejarme el guante puesto… Lord
Radnor realmente agarró mi brazo, pero no fue todo lo que… —se interrumpió con un jadeo de incomodidad cuando Nick aflojó el guante de su mano. Nick se congeló cuando vio las negras marcas de dedos que habían sido dejadas por el apretón vicioso de Lord Radnor. La furia cruel que bañó su cara hizo que
________ comenzara a alarmarse.
—Me magullo bastante fácilmente —dijo ella—. No debes mirar así. Las señales se irán en un día o dos, y luego…
—Voy a matarlo—. Nick descubrió sus dientes con la rabia salvaje—. Cuando acabe con él, todo lo que quedará es una mancha sobre la tierra, condenarlo al infierno eterno…
—Por favor—. ________ puso una suave mano sobre su fría mejilla —lord Radnor tenía la intención de arruinarnos esta noche a los dos, y me niego a dejarle tener éxito. Quiero que sujetes mi muñeca con un pañuelo, y me ayudes a ponerme mi guante de nuevo. Debemos apresurarnos antes de que nos echen de menos. Sir Ross dará su discurso, y nosotros…
—Me importa un bledo eso.
—A mi si —recuperando su calma, ________ acarició su mejilla con las yemas de sus suaves dedos—. Quiero salir ahí y bailar el vals contigo. Y luego estar a tu lado mientras sir Ross les cuenta a todos quien eres realmente —sus pestañas bajaron mientras miraba su boca—. Y luego quiero que me lleves a casa y me lleves a la cama.
Como _______ había querido, Nick estaba momentáneamente distraído. Su mirada salvaje comenzó a suavizarse.
— ¿Y luego qué?
Antes de que ella pudiera contestar, la puerta vibró con un golpe exigente.
—Sydney —vino una voz sorda del otro lado.
—Sí —dijo Nick, levantándose.
La alta forma de sir Ross llenó la entrada. Su cara estaba inexpresiva mientras les miraba a los dos.
—Me acaban de contar de la presencia de Lord Radnor—. Fue directamente a ________, agachándose delante de ella lo mismo que Nick. Viendo su brazo magullado, sir Ross lo señaló con cuidado—. ¿Puedo? —Su voz era la más dulce que ella jamás había oído.
—Sí —murmuró ________, permitiéndole tomar su mano en la suya. Sir Ross examinó la muñeca oscurecida con el ceño fruncido. Su cara estaba muy cerca, y sus ojos grises eran tan amables y estaban tan preocupados que _______ se preguntaba como podía haberlo considerado distante alguna vez. Recordó su renombrada compasión por las mujeres y los niños, el centro de atención de su carrera de magistrado, le había contado Sophia.
La boca de sir Ross se dobló un poco en una tranquilizadora sonrisa cuando liberó su mano.
—No volverá a suceder, puedo prometértelo.
—Maravillosa fiesta —dijo Nick sarcásticamente—. ¿Quizás puedas decirnos quién demonios incluyó a Lord Radnor en la lista de invitados?
—Nick, —intercedió ______, —esta bien, estoy segura de que sir Ross no…
—No esta bien —contestó sir Ross silenciosamente—. Me considero responsable de esto, y humildemente te pido perdón, _______. Lord Radnor con toda certeza no estaba incluido en la lista de invitados que aprobé, pero averiguaré como logró obtener una invitación—. Su ceño se arrugó mientras seguía—. El comportamiento de Lord Radnor esta noche fue irracional así como censurable… le dirige una obsesión con ________ que probablemente no se terminará con este incidente.
—Oh, se va a terminar —dijo Nick misteriosamente—. Tengo varios métodos en mente que curarán la obsesión de Radnor. Para comenzar, si él no ha abandonado el edificio cuando vuelva a…
—Se ha ido —interrumpió sir Ross—. Dos de los agentes están aquí, les mandé que le sacaran de una manera tan discreta como fuera posible. Cálmate, Sydney, no sería bueno para ti alborotar como un toro enfurecido.
Los ojos de Nick se estrecharon.
—Dime como te calmarías tú si alguien hubiera dejado esas contusiones sobre Sophia.
Sir Ross asintió con un suspiro corto.
—Iré al grano —sus oscuras cejas se unieron mientras seguía—. Obviamente estas en tu derecho de tratar con Radnor como te de la gana, Sydney, y no me atrevería a detenerte o a interferir. Pero deberías ser consciente de que tengo la intención de acercarme a él yo mismo y aclarar que _______ esta bajo mi protección así como la tuya. El hecho de que Radnor se atreviera a abordar a un
miembro de mi familia es un ultraje insostenible.
Su preocupación conmovió a _______. Nunca se había imaginado que tendría dos hombres poderosos así para defenderla de Lord Radnor, no solo su marido, sino también su cuñado.
—Gracias, sir Ross.
—Nadie te culparía si desearas irte a casa ahora —le dijo—. Porque a pesar del discurso que había planeado dar esta noche, se pueden hacer otras disposiciones…
—No voy a ninguna parte —dijo _______ con firmeza—. Y si no da su discurso esta noche, sir Ross, prometo que lo haré en su lugar.
Él sonrió repentinamente.
—Bien, entonces. Lamentaría contradecir tus deseos—. Él envió una mirada interrogativa a Nick—. ¿Volverás al salón de baile pronto?
La boca de Nick se torció.
—Si _______ lo desea.
—Sí —dijo ella con decisión. A pesar del dolor en su muñeca, se sentía lista para enfrentarse al mismo diablo, si fuera necesario. Vio las miradas que los dos hombres intercambiaban mientras silenciosamente acordaban hablar del problema de Radnor en un momento más apropiado.
Sir Ross los dejó en privado una vez más, y _______ se mantuvo firme. Nick estuvo su lado inmediatamente, sus manos enmarcando su cintura porque temía que ella perdiera el equilibrio. _______ sonrío por su sobreprotección.
—Ahora estoy bien —le dijo—. De verdad.
Ella esperó a que el familiar rayo de humor sardónico apareciera en los ojos de ________, para que volviera a su habitual despreocupación, pero permanecía tenso, su mirada buscando su cara con extraña gravedad. La miraba como si quisiera envolverla en algodón y llevarla lejos de aquí.
—Te quedas a mi lado por el resto de la noche —le dijo.
________ inclinó su cabeza atrás para reírse de él.
—Podría ser prudente, porque el brandy parece haberse subido a la cabeza.
El calor encendió sus ojos, y una de sus manos resbaló hacia arriba para acunar la forma de su pecho.
— ¿Te sientes mareada?
Ella se relajó en la presión ahuecada de sus dedos, su roce liberando un brillo de sensualidad de su sensible carne. El dolor en su muñeca casi fue olvidado, sus nervios hormigueando salvajemente mientras su pulgar atormentó su pezón en una punta que empujaba.
—Sólo cuando me tocas así.
Terminando la seductora caricia con una delicada rotación de su palma, Nick devolvió su mano a territorio más seguro.
—Quiero que esta maldita noche se termine —dijo—. Vamos, cuanto antes salgamos ahí antes que Sir Ross Cannon de su jodido discurso.
Extendiendo su mano desnuda, ________ se animó ella misma para no estremecerse mientras él aligeraba el guante ajustado sobre su muñeca hinchada. Cuando hubo terminado, _______ tenía la cara blanca, y Nick sudaba profusamente, como si el dolor hubiera sido de él tanto como de ella.
—Maldito Radnor —dijo ásperamente, yendo a echarse otro brandy —le voy a arrancar su garganta.
—Sé algo que le haría mucho más daño que eso—. Con cuidado _______ levantó un pañuelo doblado para secar su frente húmeda.
— ¿Oh? —Sus cejas arqueadas en pregunta sardónica.
Sus dedos se cerraron alrededor del pañuelo, comprimiéndolo en una pelota. Hizo una pausa durante un
largo momento antes de contestar, mientras una ola de esperanza se elevaba en su garganta y casi amenazaba con ahogarla. Tomando el brandy de él, tomó un trago vigorizante.
—Podríamos tratar de ser felices juntos —dijo ella —es algo que él nunca podría entender… algo que él nunca tendrá.
No pudo reunir el valor para mirarle, temía que pudiera ver burla o rechazo en sus ojos. Pero su corazón golpeaba fuertemente en su pecho cuando sintió su boca vagar por la cima de su cabeza, sus labios jugando con los pétalos de las rosas blancas mientras revoloteaban contra la seda fijada en lo alto de su trenza.
—Podríamos intentarlo —convino suavemente.
Después de los dos vasos de brandy, la cabeza de _______ daba vueltas agradablemente, y estaba agradecida por la constante guía de Nick cuando volvieron al salón de baile. La dureza y la fuerza de su brazo la fascinaban. No importaba como de pesadamente se apoyaba en él, él llevaba su peso fácilmente. Era un hombre fuerte… pero hasta esa noche, no había sospechado que era capaz de ofrecerla tal sensible consuelo. De algún modo no creía que él lo hubiera sospechado de si mismo tampoco. Las reacciones de ellos habían sido irreflexivas, la suya, transformarle, y la de él, sumergirla en consuelo. Entraron en el salón de baile y se acercaron a sir Ross. Ascendiendo un escalón
móvil para hacerse fácilmente visible a la enorme muchedumbre en el salón de baile, sir Ross señaló a los músicos que dejaran de tocar, y pidió la atención colectiva de los invitados. Poseía la clase de elegante y naturalmente autoritaria voz que cualquier político habría envidiado. Un silencio expectante
cayó sobre el salón de baile, mientras más invitados fluían desde las pistas exteriores, y un ejército virtual de criados se movían rápidamente por la reunión con bandejas de champán. Sir Ross comenzó el discurso con una referencia a su carrera de magistrado y la satisfacción que siempre le daba ver que ciertas injusticias eran corregidas. Siguió con una serie de comentarios aprobados sobre las tradiciones inviolables y las obligaciones del título de nobleza hereditario. Los comentarios obviamente satisficieron a la reunión, que era generosamente aderezada con vizcondes, condes, marqueses, y duques.
—Tenía la impresión de que sir Ross no era un gran partidario del principio hereditario —susurró _______ a Nick.
Él sonrió con gravedad.
—Mi cuñado puede ser todo un espectáculo cuando lo desea. Y sabe que recordarles su adhesión estricta a la tradición les ayudará a tragar la idea de aceptarme como un par.
Sir Ross continuó describiendo a un caballero sin nombre que había sido privado por demasiado tiempo de un título que era con justicia suyo. Un hombre que estaba en la línea directa de descendencia de una familia distinguida, y quién en los pocos años pasados se había dedicado completamente al servicio público.
—Por lo tanto, —concluyó sir Ross, —estoy agradecido por el raro privilegio de anunciar a lord Sydney con un largo retraso la recuperación de su título, y el asiento en los Lores que lo acompaña. Y todas las esperanzas de que seguirá sirviendo al país y a la reina en el papel que es suyo por nacimiento —alzando la copa en el aire, dijo—. Brindemos por el sr. Nick Jonas, el hombre que será
conocido de ahora en adelante como Nicholas, Vizconde de Sydney. Un murmullo de asombro pasó por la muchedumbre. Aunque la mayor parte de ellos ya supieran lo que sir Ross anunciaría, era inesperado oir las palabras en voz alta.
—Por Lord Sydney —llegaron cientos de ecos obedientes, seguidos de tantos aplausos. —Y por lady Sydney —incitó sir Ross, provocando otra respuesta entusiástica ante la cual ________ hizo una reverencia con gracioso reconocimiento.
Elevándose, ______ tocó el brazo de Nick.
—Quizás deberías ofrecer un brindis por sir Ross —sugirió ella.
Él le dio un vistazo elocuente, pero condescendió, levantando su copa hacia su cuñado.
—Por sir Ross, —dijo él con una voz resonante, —sin cuyos esfuerzos yo no estaría aquí esta noche.
La muchedumbre respondió con una ronda de hurras, mientras sir Ross sonrió abiertamente de pronto, consciente de que el brindis expresaba cuidadosamente que Nick no incluía la más minima insinuación de gratitud. Los brindis por la reina, el país, y el mismo título de nobleza siguieron, y luego la orquesta llenó el espacio con una melodía flotante. Sir Ross vino para reclamar a _______ un vals, mientras Nick fue a bailar con Sophia, que llevaba una sonrisa incontenible mientras se arrebataba en sus brazos.
Contemplando la pareja, una tan blanca, el otro tan oscuro, y sin embargo ambos tan similares en su imponente atractivo, _______ sonrió. Se dio la vuelta hacia sir Ross y con cuidado descansó su mano dolorida sobre su hombro cuando comenzaron el vals. Como podría haberse esperado, era un bailarín excelente, seguro de sí mismo y fácil de seguir.
Sintiendo una mezcla de aprecio y gratitud, ______ estudió con severidad su hermosa cara.
— ¿Has hecho esto para salvarlo, verdad? —preguntó.
—No sé que lo hará —dijo sir Ross silenciosamente.
Las palabras enviaron una punzada temerosa a través de ella. ¿Quería decir que él todavía creía que Nick estaba en una especie de peligro? Pero Nick ya no era detective de Bow Street, había sido apartado de los peligros que su profesión había implicado. Él estaba seguro ahora... a menos que sir Ross estuviera insinuando que el mayor peligro para Nick venía de en algún lugar dentro de él.
Dayi_JonasLove!*
Re: "El Precio Del Amor" (Nick&Tú)
En los días después de la revelación pública de la identidad de Nick, la casa de Betterton estaba sitiada por las visitas. La sra. Trench hablaba a todos desde las viejas cohortes del hampa de Nick hasta los representantes de la reina. Las tarjetas e invitaciones llegaban a la puerta de calle hasta que la bandeja de plata sobre la mesa de vestíbulo estuvo cargada por una montaña de papel. Las
revistas lo apodaban "el vizconde reticente", relatando su heroísmo como un antiguo detective de Bow Street. Como los reporteros siguieron la pista que sir Ross había establecido, Nick generalmente era representado como un desinteresado defensor de la gente que modestamente habría preferido servir al
hombre corriente mucho más que aceptar su título largamente inactivo. Para la diversión de ________, Nick estaba ultrajado por su nueva imagen pública, ya que nadie parecía considerarlo peligroso ya. Los extraños se acercaban a él con impaciencia, no intimidados ya por su aire de sutil amenaza. Para un hombre que era tan sumamente privado, era casi intolerable.
—Dentro de poco, su interés por ti se esfumara —dijo _______ consolándolo después de que Nick tuvo que abrirse paso a través de una multitud llena de admiración para alcanzar su propia puerta de calle.
Acosado y frunciendo el ceño Nick se deshizo de su abrigo y se arrojó al sofá de la sala, sus largas piernas extendidas descuidadamente.
—No será lo bastante pronto —miró airadamente el techo —este lugar es demasiado condenadamente accesible. Necesitamos una casa con un camino de entrada privado y un alta cerca.
—Hemos recibido más que unas pocas invitaciones para visitar a amigos en el campo—. Nick fue hasta su lado y se hundió en el suelo alfombrado, la sobrefalda de sus faldas estampadas de muselina ondeando a su alrededor. Sus caras estuvieron casi a la altura cuando Nick se reclinó en el brazo del sofá de bajo respaldo —incluso una de Westcliff, preguntando si nos quedaríamos
quince días o así en Stony Cross Prark. La cara de Nick se oscureció.
—Sin duda el conde quiere asegurarse de que tu marido no te maltrata demonios.
_______ no pudo evitar reírse.
—Debes admitir que no eras el más encantador entonces.
Nick agarró sus dedos cuando ella extendió la mano para aflojar su corbata.
—Te deseaba tan desesperadamente para molestarme con el encanto.
La almohadilla de su pulgar acariciaba sobre las suaves puntas de sus uñas.
—Insinúas que yo era intercambiable con cualquier otra mujer —regañó ella.
—En el pasado aprendí que el mejor modo de conseguir algo que deseaba era fingir que no lo deseaba.
_______ sacudió su cabeza, perpleja.
—Eso no tiene sentido en absoluto.
Riendo, Nick liberó su mano y jugó con el cordón que bordeaba su escote plano.
—Funciona —advirtió él.
Con sus caras juntas y sus vivos ojos azules mirando fijamente los suyos, _______ sintió un rubor subiendo a su cara.
—Fuiste muy malo esa noche —la yema de su dedo se movía con cuidado en el valle superficial entre sus pechos.
—Ni mucho menos tan malo como deseaba ser…
El sonido de la puerta de la calle siendo profundamente golpeada hizo eco por el vestíbulo y vagó hasta la sala. Retirando su mano, Nick escuchó como la sra.Trench fue a abrir la puerta, diciendo al visitante que, ni Lord Sydney ni su esposa recibían visitas.
El recordatorio de su asediada intimidad hizo que Nick frunciera el ceño.
—Eso se hará. Quiero salir de Londres.
— ¿A quien visitaremos? Lord Westcliff sería perfectamente…
—No.
—Muy bien, entonces —continuó _______ serena —los Cannon en la residencia de Silverhill…
—Dios, no. No pasare quince días bajo el mismo techo que mi cuñado.
—Podríamos ir a Worcester Shire —sugirió _________—. Sophia dice que la restauración de la hacienda de los Sydney está casi completa. No ha mantenido en secreto el hecho de que quiere que veas los resultados de sus esfuerzos.
Él sacudió su cabeza al instante.
—No tengo deseos de ver ese maldito lugar.
—Tu hermana ha hecho un gran esfuerzo, no querrías herir sus sentimientos, ¿verdad?
—Nadie le pidió que hiciera todo esto. Sophia lo asumió, y que me condenen si tengo que mostrarle gratitud por ello.
—He oído que Worcester Shire es bastante hermoso—. _______ dejó que una nota melancólica entrara en su voz—. El aire sería mucho más agradable allí, Londres en el verano es terrible. Y algún día me gustaría ver el lugar donde naciste.
Si no deseas ir ahora, lo entiendo, pero…
—No hay criados —advirtió él triunfalmente.
—Podríamos viajar con un personal mínimo. ¿No sería agradable quedarse en el campo en nuestra propia casa, más que visitar a otro? ¿Solo quince días? Nick estaba silencioso, sus ojos estrechándose. ________ sentía el conflicto en él, el deseo de complacerla luchando con su feroz renuencia a volver al lugar que había abandonado hacía todos esos años. Hacer frente a esos recuerdos y recordar el dolor de quedar huérfano tan repentinamente no sería agradable para él.
________ bajó su mirada antes de que él pudiera ver la compasión que seguramente malinterpretaría.
—Le diré a Sophia que aceptaremos su invitación en algún otro momento. Ella entenderá…
—Iré —dijo él con brusquedad.
_________ lo miró con sorpresa. Él estaba visiblemente tenso, vestido de la armadura invisible.
—No es necesario —dijo ella—. Iremos a otra parte, si lo prefieres.
Él sacudió su cabeza, su boca se torció sardónicamente.
—Primero quieres quedarte en Worcester Shire, luego no. Maldición, pero las mujeres son perversas.
—No soy perversa —protestó ella —es solo que no quiero que vayas y luego estés irritado conmigo durante toda la estancia.
—No estoy irritado. Los hombres no se irritan.
— ¿Molesto? ¿Exasperado? ¿Fastidiado? —Ella le ofreció una tierna sonrisa, deseando poder protegerlo de las pesadillas y los recuerdos y de los demonios dentro de él. Nick comenzó a contestar, pero cuando la miró, pareció olvidar que palabra habría escogido. Yendo hasta ella, de pronto contuvo el movimiento. Cuando _______ le miró, se levantó del sillón y abandonó el salón con alarmante rapidez. El viaje a Worcester Shire normalmente duraría un día entero, lo suficiente largo para que la mayoría de viajeros de manera razonable eligieran viajar parte de un día, pasar la noche en una taberna, y llegar más tarde por la mañana. Sin embargo, Nick insistió en que hicieran el viaje prácticamente sin parar, excepto para cambiar los caballos y conseguir algún refrigerio. Aunque _______ trató de llevar los planes con calma, encontraba difícil mantener una fachada alegre. El trayecto del carruaje era arduo, los caminos eran de irregular calidad, y la agitación constante y el balanceo del vehículo la hizo ligeramente sentir nauseas. Cuando Nick vio su incomodidad, su expresión se volvió seria y resuelta, y la atmósfera se desintegró en el silencio.
Un personal mínimo había sido enviado el día antes de su llegada, a abastecer la cocina y preparar las habitaciones. Según habían convenido antes, los Cannon visitarían la hacienda la mañana siguiente. Convenientemente, la hacienda de sir Ross en Silverhill estaba sólo una hora de distancia. El último débil resplandor del sol poniente se retiraba del cielo cuando el carruaje alcanzó Worcester Shire. Por lo que _________ podía ver, el condado era fértil y próspero. Ricos prados verdes y granjas ordenadamente cuidadas cubrían la tierra llana, de vez en cuando dando paso a verdes colinas cubiertas de gordas
ovejas blancas. La telaraña de los canales que se extendían desde los ríos adornaban el área con cómodas rutas para la explotación y el comercio. Cualquier visitante medio de Worcester Shire seguramente reaccionaría al paisaje con placer. Sin embargo, Nick se volvió cada vez más taciturno,
emanando hosca reticencia por cada poro con cada vuelta de las ruedas que les llevaban más cerca de las tierras de Sydney. Por fin giraron por un largo y estrecho paseo que se extendía una milla antes
de que una majestuosa casa entrara a la vista. La luz de las lámparas exteriores proyectaba un brillo caliente sobre el camino de la entrada y hacía que las ventanas delanteras brillaran como diamantes negros. Con impaciencia ________ apartó las cortinas de las ventanas del carruaje para obtener una mejor vista.
—Es encantador —dijo ella, su corazón latiendo rápido con excitación—. Justo como Sophia describió.
La gran casa de estilo Palladían era hermosa, aunque nada extraordinaria, la combinación de ladrillo rojo, blancas columnas, y minuciosos frontones diseñados con cuidadosa simetría. A ________ le gustó a primera vista.
El carruaje se paró delante del camino de entrada. Nick estaba inexpresivo mientras descendía del vehículo y ayudaba a ________ a bajar. Subieron los escalones hasta las puertas dobles, y la sra. Trench les dio la bienvenida en un gran vestíbulo ovalado con el piso de brillante mármol rosa.
—Sra. Trench —dijo _______ calurosamente—. ¿Cómo está?
—Muy bien, mi lady. ¿Y usted?
—Cansada, pero aliviada de estar aquí por fin. ¿Ha encontrado alguna dificultad con la casa hasta ahora?
—No, mi lady, pero hay mucho que hacer. Un solo día apenas fue suficiente para preparar las cosas…
—Está bien —dijo _______ con una sonrisa—. Después del largo viaje, Lord Sydney y yo no necesitaremos nada más que un lugar limpio para dormir.
—Los dormitorios están en orden, mi lady. Voy a mostrarle la parte de arriba inmediatamente, o van a querer algo de cena… —La voz del ama de llaves se fue apagando mientras ella miraba a Nick.
Siguiendo su mirada, ________ vio que su marido miraba fijamente el vestíbulo principal de la casa como paralizado. Parecía mirar una obra que nadie más podía ver, su mirada seguía a los actores invisibles mientras ellos cruzaban el escenario para decir sus líneas. Su cara estaba enrojecida, como con fiebre.
Mudamente vagó por el vestíbulo como si estuviera solo, explorando con la vacilación de un joven muchacho perdido.
________ no sabía cómo ayudarle. Una de las cosas más difíciles que jamás tuvo que hacer fue conseguir un tono despreocupado cuando contestó al ama de llaves, pero de algún modo se las arregló.
—No, gracias, sra. Trench. No creo que necesitemos cenar. Quizás tendría un poco de agua y una botella de vino para enviar a nuestra habitación. Y haga que las criadas saquen solo unas pocas cosas para esta noche. Pueden desempaquetar el resto mañana. Mientras tanto, Lord Sydney y yo echaremos un vistazo.
—Sí, mi lady. Veré que sus cosas personales sean dispuestas inmediatamente—. El ama de casa se alejó a zancadas, gritando instrucciones a un par de criadas, que se precipitaron rápidamente por el pasillo.
Como la araña de luces elevada se había dejado sin iluminar, la atmósfera vaga descendía por sólo dos lámparas. Siguiendo a su marido, _______ se acercó a la arcada al final del vestíbulo que se abría a una galería de retratos. El aire estaba rociado con los olores frescos del nuevo alfombrado de lana y la pintura fresca.
________ estudió el perfil de Nick mientras él miraba las paredes visiblemente desnudas de la galería. Adivinó que recordaba las pinturas que una vez habían ocupado los espacios vacíos.
—Parece que tendremos que adquirir algunas ilustraciones —comentó ella.
—Fueron vendidos todos para pagar las deudas de mi padre.
Acercándose, _______ presionó su mejilla contra el paño de su abrigo, donde el borde de su hombro subía en la dura elevación de su musculoso brazo.
— ¿Me mostrarás la casa?
Nick estuvo silencioso durante un largo momento. Cuando él miró su cara vuelta hacia arriba, sus ojos estaban desolados por el conocimiento de que no quedaba nada del muchacho que una vez había vivido ahí.
—Esta noche no. Necesito verla solo.
—Entiendo —dijo ______, resbalando su mano en la suya —estoy bastante cansada. Seguramente preferiría recorrer la casa mañana por la mañana, a la luz del día.
Sus dedos devolvieron la presión con un apenas perceptible apretón, y luego la dejó ir.
—Te llevaré arriba.
Ella presionó sus labios en forma de sonrisa.
—No hay necesidad. Tendré a la sra. Trench o a uno de los criados para que me acompañen.
Un reloj de en algún lugar de la casa dio las doce y media cuando Nick finalmente entró en el dormitorio. Incapaz de dormir a pesar de su agotamiento, ________ había recuperado una novela de una de sus maletas y se había quedado despierta leyendo hasta que terminó la mitad del libro. El dormitorio era un refugio acogedor, la cama lujosamente ataviada con una colcha bordada de seda y los correspondientes colgantes, las paredes pintadas en un tono suave de verde. Absorta en la historia, _________ leyó hasta que oyó el crujido del entarimado. Viendo a Nick en la entrada, _________ puso la novela sobre la mesita de noche. Pacientemente esperó que hablara, preguntándose cuantos recuerdos habían sido removidos en su paseo por la casa, cuantos fantasmas silenciosos se habían
cruzado en su camino.
—Deberías dormir —dijo él finalmente.
—También tú—. _______ volvió las cubiertas. Después de una ampliada pausa, preguntó — ¿vendrás a la cama conmigo?
Su mirada se deslizó sobre ella, demorándose sobre la desaliñada parte delantera de de su camisón, la clase de vestido gazmoño, con cuello alto que nunca lograba excitarle. Él solo lo miró tan, tan desencantado… muy al modo en que él había parecido cuando se conocieron por primera vez.
—Esta noche no —dijo él por segunda vez esa tarde.
Sus miradas se engancharon y sostuvieron. ________ sabía que sería prudente para ella mantener una fachada de indiferencia relajada. Ser paciente con él. Sus demandas, sus frustraciones, sólo lo ahuyentarían.
Pero para su horror, se oyó decir sin rodeos
—Quédate.
Ambos sabían que ella no pedía unos pocos minutos, o unas horas. Ella quería la noche entera.
—Sabes que no puedo hacer eso —llegó su suave respuesta.
—No me harás daño. No tengo miedo de tus pesadillas—. ________ se incorporó, mirando todavía su cara. De pronto ella no podía contener un torrente de palabras imprudentes, su voz se volvió cruda con la emoción—. Quiero que te quedes conmigo. Quiero estar cerca de ti. Dime lo que debería hacer o decir para que suceda. Dímelo, por favor, porque parece que no puedo dejar de querer más de lo que estás dispuesto a dar.
—No sabes lo qué estas pidiendo.
—Te prometo que nunca…
—No pido consuelo o promesas —dijo él severamente —expongo un hecho. Hay una parte de mí que no quieres conocer.
—En el pasado me has pedido que confiase en ti. A cambio te pido que confíes en mí ahora. Cuéntame que te provoca semejantes pesadillas. Cuéntame que te persigue así.
—No, ________—. Pero en vez de salir, Nick permaneció en el cuarto, como si sus pies no obedecerían los dictados de su cerebro.
De pronto ________ entendió el alcance de su deseo torturado de confiar en ella, y al mismo tiempo de su poderosa creencia de que ella le rechazaría una vez que lo hiciera. Él había comenzado a sudar en exceso, su piel brillaba como bronce mojado. Unas pocas hebras de pelo negro se pegaron a la húmeda
superficie de su frente. Su anhelo de tocarle era insostenible, pero de alguna manera se quedó donde estaba.
—No me alejaré de ti —dijo ella firmemente—. No importa lo que sea. Ocurrió en el barco prisión, ¿verdad? Tiene que ver con el verdadero Nick Jonas. ¿Lo mataste de modo que pudieras tomar su lugar? ¿Es eso lo qué te atormenta?
Ella vio por el modo en que Nick se estremeció que se había acercado a la verdad. La grieta en sus defensas se ensanchó, y él sacudió su cabeza, tratando de conducirse por delante de la brecha. Fallando, él la echo un vistazo lleno a partes iguales de reproche y desesperación.
—No pasó así.
_______ rechazó apartar la mirada de él.
— ¿Entonces cómo?
Las líneas de su cuerpo se cambiaron, relajándose en una especie de desdichada resignación. Él apoyó un hombro contra la pared, de frente parcialmente alejado de ella, su mirada se movió como una flecha a algún punto distante en el suelo.
—Fui enviado al barco porque fui responsable de la muerte de un hombre. Yo tenía catorce años entonces. Me había unido un grupo de salteadores, y un anciano murió cuando robamos su carruaje. Poco después todos fuimos juzgados y condenados. Me avergonzaba también decir a alguien quién era yo, simplemente di mi nombre como Nicholas Sydney. Otros cuatro de la cuadrilla fueron ahorcados
con una seca orden, pero debido a mi edad, el magistrado me dio una sentencia menor. Diez meses en el Scarborough.
—Sir Ross era el magistrado que te condenó —murmuró _______, recordando lo que Sophia le había contado.
Una amarga sonrisa torció la boca de Nick.
—Poco sabíamos cualquiera de nosotros que un día seríamos cuñados
—se sentó con los hombros caídos muy fuerte contra la pared—. En cuanto puse el pie sobre el barco, supe que no iba a durar un mes allí. Un rápido ahorcamiento habría sido mucho más misericordioso. La Academia de Duncombe, llamaban al barco, Duncombe era el oficial al mando. La mitad de sus prisioneros acababan de haber sido liquidados por una ronda de fiebre de la cárcel. Ellos fueron
afortunados.
—El barco era más pequeño que los demás anclados solo a cierta distancia de la costa. Estaba adaptado para cien prisioneros, pero metieron de nuevo la mitad de esa cantidad en un área grande bajo la cubierta. El techo era tan bajo que no podía estar de pie totalmente erguido. Los prisioneros dormían sobre el piso desnudo o sobre una plataforma construida a ambos lados de la cubierta. Se
permitía a cada hombre tener un espacio para dormir que tenía seis pies de largo, veinte pulgadas de ancho. Estábamos doblemente engrillados la mayor parte del tiempo, y la agitación constante de cadenas era casi más de lo que yo podía soportar.
—El olor era lo peor de ello, aunque raras veces nos permitían lavarnos, siempre había escasez de jabón, y teníamos que aclararnos con agua de mar. Y sin ventilación directa, solamente una fila de portillas dejadas abiertas en el lado que daba al mar. Por consiguiente, el tufo era tan poderoso que vencería a los guardias que primero abrieran las escotillas por las mañanas, una vez incluso vi a uno de ellos desmayado por ello. Durante el tiempo que estábamos encerrados abajo desde el comienzo de la noche hasta que las escotillas eran abiertas al amanecer, los prisioneros quedaban completamente solos, sin guardias u oficiales que los vigilaran.
— ¿Qué hacían los prisioneros entonces? —________ preguntó.
Sus labios se separaron en una sonrisa salvaje que la hizo temblar.
—Jugaban, luchaban, hacían planes de fuga, y se sodomizarse los unos a los otros.
— ¿Qué significa esa palabra?
Nick le disparó un vistazo rápido, pareciendo asustado por la pregunta.
—Esto significa violación.
________ sacudió su cabeza aturdida.
—Pero un hombre no puede ser violado.
—Te aseguro, —dijo Nick sardónicamente, —que puede. Y era algo que yo tenía un deseo bastante fuerte de evitar. Lamentablemente los muchachos de mi edad, catorce, quince, eran las víctimas más probables. La razón por la que permanecí seguro durante un tiempo fue porque había trabado amistad con otro muchacho que era un poco más mayor y extraordinariamente más tenaz que yo.
— ¿Nick Jonas?
—Sí. Él me cuidaba cuando dormía, me enseñó las maneras de defenderme por mi mismo… me hizo comer para sobrevivir, incluso cuando el alimento era tan asqueroso que apenas podría tragarlo. Hablar con él mantuvo mi mente ocupada durante los días cuando pensaba que me volvería loco por no tener nada que hacer. No habría vivido sin él, y lo sabía. Me aterrorizaba el día en que él dejara el casco. Seis meses después de que me embarcaran en el Scarborough, Jonas me dijo que sería liberado en el plazo de una semana —la mirada a su cara hizo que el interior de _______ se apretara en nudos fríos—. Sólo quedaba una semana, después de sobrevivir dos años en aquel horrible lugar. Debería haberme
alegrado por él. No lo hice. Todo en lo que podía pensar era en mi propia seguridad, que no iba a durar cinco minutos después de que él se marchara.
Él se paró, deslizándose más profundo en los recuerdos.
— ¿Qué pasó? —preguntó ________ silenciosamente—. Cuéntame.
Su cara se puso blanca. Su alma se había cerrado con fuerza alrededor de los secretos, rechazando liberarlos. Una extraña y fría sonrisa parpadeada sobre sus labios mientras hablaba con total autodesprecio.
—No puedo.
________ contrajo sus piernas para impedir saltar de la cama y precipitarse hacia él. El calor de las lágrimas no derramadas llenaba sus ojos cuando miró su forma oscura, sombreada.
— ¿Cómo murió Jonas? —preguntó.
Su garganta tragó, y él sacudió su cabeza.
Afrontando su lucha silenciosa, _______ buscó algún camino para inclinar el equilibrio.
—No tengas miedo —susurró ella—. Me quedaré contigo no importa lo que sea.
Apartando su cara, entrecerró los ojos con ferocidad, como si acabara de haber sido expuesto a la luz brillante después de pasar demasiado tiempo en la oscuridad.
—Una noche fui atacado por uno de los prisioneros. Su nombre era Styles. Me arrastró de la plataforma mientras yo dormía y me fijó al piso. Luché endemoniadamente con él, pero era dos veces mi tamaño, y nadie iba a interferir. Todos le tenían miedo. Llamé a Jonas, para que apartara al bastardo de mí antes de que él pudiera… —Se interrumpió, hizo un sonido extraño, una risa temblorosa que no contenía ningún rastro de humor.
— ¿Y te ayudó? —preguntó ________.
—Si… el estúpido bastardo—. Sosteniendo la respiración en un sollozo bajo—. Él sabía que no tenía sentido hacer una maldita cosa por mí. Si no hubiera sido sodomizado justo entonces, lo sería después de que él fuera liberado. No debería haber pedido su ayuda, y él no debería haberla dado. Pero ahuyentó a Styles, y…
Otro silencio largo pasó.
— ¿Murió Nick durante la lucha? —______ se obligo a preguntar.
—Más tarde esa noche. Él había hecho un enemigo en Styles ayudándome, y la venganza no tardó en llegar. Justo antes de la mañana, Styles estranguló a Nick mientras dormía. Cuando comprendí lo que había pasado, era demasiado tarde. Fui hasta Nick… traté de despertarle, de hacerle respirar. Él no se movía. Se puso frío en mis brazos—. Su mandíbula tembló, y aclaró su garganta bruscamente.
________ no podía dejarlo terminar ahí, sin conocer la historia completa.
— ¿Cómo cambiaste los lugares con Jonas?
—Cada mañana el ayudante del oficial médico y uno de los guardias bajaba para recoger los cuerpos de los hombres que habían muerto durante la noche, de enfermedad, o de hambre, o de algo que ellos llamaban la depresión de los espíritus. Los que no habían terminado de morir eran subidos al castillo de
proa. Fingí estar enfermo, lo que no era difícil en aquel punto. Nos llevaron a ambos hasta la cubierta, y preguntaron quién era yo, y si conocía al nombre muerto. Los guardias apenas conocían a algunos de los prisioneros, éramos todos iguales. Yo me había cambiado la ropa con la del… del cadáver, así que ellos tenían poca razón para dudar de mí cuando les dije que yo era Nick Jonas, y el muchacho muerto era Nicholas Sydney. Durante los pocos días siguientes me quedé en el castillo de proa, fingiendo enfermedad para no ser enviado de vuelta a la cubierta de la prisión. Otros hombres que habían sido llevados allí estaban demasiado enfermos o débiles para importarles un bledo cómo me llamase.
—Y pronto fuiste liberado, —dijo ________ silenciosamente, —en el lugar de Jonas.
—Él fue enterrado en una fosa común cerca del puerto, mientras yo era liberado.
Y ahora su nombre es más real para mí que el mío propio.
revistas lo apodaban "el vizconde reticente", relatando su heroísmo como un antiguo detective de Bow Street. Como los reporteros siguieron la pista que sir Ross había establecido, Nick generalmente era representado como un desinteresado defensor de la gente que modestamente habría preferido servir al
hombre corriente mucho más que aceptar su título largamente inactivo. Para la diversión de ________, Nick estaba ultrajado por su nueva imagen pública, ya que nadie parecía considerarlo peligroso ya. Los extraños se acercaban a él con impaciencia, no intimidados ya por su aire de sutil amenaza. Para un hombre que era tan sumamente privado, era casi intolerable.
—Dentro de poco, su interés por ti se esfumara —dijo _______ consolándolo después de que Nick tuvo que abrirse paso a través de una multitud llena de admiración para alcanzar su propia puerta de calle.
Acosado y frunciendo el ceño Nick se deshizo de su abrigo y se arrojó al sofá de la sala, sus largas piernas extendidas descuidadamente.
—No será lo bastante pronto —miró airadamente el techo —este lugar es demasiado condenadamente accesible. Necesitamos una casa con un camino de entrada privado y un alta cerca.
—Hemos recibido más que unas pocas invitaciones para visitar a amigos en el campo—. Nick fue hasta su lado y se hundió en el suelo alfombrado, la sobrefalda de sus faldas estampadas de muselina ondeando a su alrededor. Sus caras estuvieron casi a la altura cuando Nick se reclinó en el brazo del sofá de bajo respaldo —incluso una de Westcliff, preguntando si nos quedaríamos
quince días o así en Stony Cross Prark. La cara de Nick se oscureció.
—Sin duda el conde quiere asegurarse de que tu marido no te maltrata demonios.
_______ no pudo evitar reírse.
—Debes admitir que no eras el más encantador entonces.
Nick agarró sus dedos cuando ella extendió la mano para aflojar su corbata.
—Te deseaba tan desesperadamente para molestarme con el encanto.
La almohadilla de su pulgar acariciaba sobre las suaves puntas de sus uñas.
—Insinúas que yo era intercambiable con cualquier otra mujer —regañó ella.
—En el pasado aprendí que el mejor modo de conseguir algo que deseaba era fingir que no lo deseaba.
_______ sacudió su cabeza, perpleja.
—Eso no tiene sentido en absoluto.
Riendo, Nick liberó su mano y jugó con el cordón que bordeaba su escote plano.
—Funciona —advirtió él.
Con sus caras juntas y sus vivos ojos azules mirando fijamente los suyos, _______ sintió un rubor subiendo a su cara.
—Fuiste muy malo esa noche —la yema de su dedo se movía con cuidado en el valle superficial entre sus pechos.
—Ni mucho menos tan malo como deseaba ser…
El sonido de la puerta de la calle siendo profundamente golpeada hizo eco por el vestíbulo y vagó hasta la sala. Retirando su mano, Nick escuchó como la sra.Trench fue a abrir la puerta, diciendo al visitante que, ni Lord Sydney ni su esposa recibían visitas.
El recordatorio de su asediada intimidad hizo que Nick frunciera el ceño.
—Eso se hará. Quiero salir de Londres.
— ¿A quien visitaremos? Lord Westcliff sería perfectamente…
—No.
—Muy bien, entonces —continuó _______ serena —los Cannon en la residencia de Silverhill…
—Dios, no. No pasare quince días bajo el mismo techo que mi cuñado.
—Podríamos ir a Worcester Shire —sugirió _________—. Sophia dice que la restauración de la hacienda de los Sydney está casi completa. No ha mantenido en secreto el hecho de que quiere que veas los resultados de sus esfuerzos.
Él sacudió su cabeza al instante.
—No tengo deseos de ver ese maldito lugar.
—Tu hermana ha hecho un gran esfuerzo, no querrías herir sus sentimientos, ¿verdad?
—Nadie le pidió que hiciera todo esto. Sophia lo asumió, y que me condenen si tengo que mostrarle gratitud por ello.
—He oído que Worcester Shire es bastante hermoso—. _______ dejó que una nota melancólica entrara en su voz—. El aire sería mucho más agradable allí, Londres en el verano es terrible. Y algún día me gustaría ver el lugar donde naciste.
Si no deseas ir ahora, lo entiendo, pero…
—No hay criados —advirtió él triunfalmente.
—Podríamos viajar con un personal mínimo. ¿No sería agradable quedarse en el campo en nuestra propia casa, más que visitar a otro? ¿Solo quince días? Nick estaba silencioso, sus ojos estrechándose. ________ sentía el conflicto en él, el deseo de complacerla luchando con su feroz renuencia a volver al lugar que había abandonado hacía todos esos años. Hacer frente a esos recuerdos y recordar el dolor de quedar huérfano tan repentinamente no sería agradable para él.
________ bajó su mirada antes de que él pudiera ver la compasión que seguramente malinterpretaría.
—Le diré a Sophia que aceptaremos su invitación en algún otro momento. Ella entenderá…
—Iré —dijo él con brusquedad.
_________ lo miró con sorpresa. Él estaba visiblemente tenso, vestido de la armadura invisible.
—No es necesario —dijo ella—. Iremos a otra parte, si lo prefieres.
Él sacudió su cabeza, su boca se torció sardónicamente.
—Primero quieres quedarte en Worcester Shire, luego no. Maldición, pero las mujeres son perversas.
—No soy perversa —protestó ella —es solo que no quiero que vayas y luego estés irritado conmigo durante toda la estancia.
—No estoy irritado. Los hombres no se irritan.
— ¿Molesto? ¿Exasperado? ¿Fastidiado? —Ella le ofreció una tierna sonrisa, deseando poder protegerlo de las pesadillas y los recuerdos y de los demonios dentro de él. Nick comenzó a contestar, pero cuando la miró, pareció olvidar que palabra habría escogido. Yendo hasta ella, de pronto contuvo el movimiento. Cuando _______ le miró, se levantó del sillón y abandonó el salón con alarmante rapidez. El viaje a Worcester Shire normalmente duraría un día entero, lo suficiente largo para que la mayoría de viajeros de manera razonable eligieran viajar parte de un día, pasar la noche en una taberna, y llegar más tarde por la mañana. Sin embargo, Nick insistió en que hicieran el viaje prácticamente sin parar, excepto para cambiar los caballos y conseguir algún refrigerio. Aunque _______ trató de llevar los planes con calma, encontraba difícil mantener una fachada alegre. El trayecto del carruaje era arduo, los caminos eran de irregular calidad, y la agitación constante y el balanceo del vehículo la hizo ligeramente sentir nauseas. Cuando Nick vio su incomodidad, su expresión se volvió seria y resuelta, y la atmósfera se desintegró en el silencio.
Un personal mínimo había sido enviado el día antes de su llegada, a abastecer la cocina y preparar las habitaciones. Según habían convenido antes, los Cannon visitarían la hacienda la mañana siguiente. Convenientemente, la hacienda de sir Ross en Silverhill estaba sólo una hora de distancia. El último débil resplandor del sol poniente se retiraba del cielo cuando el carruaje alcanzó Worcester Shire. Por lo que _________ podía ver, el condado era fértil y próspero. Ricos prados verdes y granjas ordenadamente cuidadas cubrían la tierra llana, de vez en cuando dando paso a verdes colinas cubiertas de gordas
ovejas blancas. La telaraña de los canales que se extendían desde los ríos adornaban el área con cómodas rutas para la explotación y el comercio. Cualquier visitante medio de Worcester Shire seguramente reaccionaría al paisaje con placer. Sin embargo, Nick se volvió cada vez más taciturno,
emanando hosca reticencia por cada poro con cada vuelta de las ruedas que les llevaban más cerca de las tierras de Sydney. Por fin giraron por un largo y estrecho paseo que se extendía una milla antes
de que una majestuosa casa entrara a la vista. La luz de las lámparas exteriores proyectaba un brillo caliente sobre el camino de la entrada y hacía que las ventanas delanteras brillaran como diamantes negros. Con impaciencia ________ apartó las cortinas de las ventanas del carruaje para obtener una mejor vista.
—Es encantador —dijo ella, su corazón latiendo rápido con excitación—. Justo como Sophia describió.
La gran casa de estilo Palladían era hermosa, aunque nada extraordinaria, la combinación de ladrillo rojo, blancas columnas, y minuciosos frontones diseñados con cuidadosa simetría. A ________ le gustó a primera vista.
El carruaje se paró delante del camino de entrada. Nick estaba inexpresivo mientras descendía del vehículo y ayudaba a ________ a bajar. Subieron los escalones hasta las puertas dobles, y la sra. Trench les dio la bienvenida en un gran vestíbulo ovalado con el piso de brillante mármol rosa.
—Sra. Trench —dijo _______ calurosamente—. ¿Cómo está?
—Muy bien, mi lady. ¿Y usted?
—Cansada, pero aliviada de estar aquí por fin. ¿Ha encontrado alguna dificultad con la casa hasta ahora?
—No, mi lady, pero hay mucho que hacer. Un solo día apenas fue suficiente para preparar las cosas…
—Está bien —dijo _______ con una sonrisa—. Después del largo viaje, Lord Sydney y yo no necesitaremos nada más que un lugar limpio para dormir.
—Los dormitorios están en orden, mi lady. Voy a mostrarle la parte de arriba inmediatamente, o van a querer algo de cena… —La voz del ama de llaves se fue apagando mientras ella miraba a Nick.
Siguiendo su mirada, ________ vio que su marido miraba fijamente el vestíbulo principal de la casa como paralizado. Parecía mirar una obra que nadie más podía ver, su mirada seguía a los actores invisibles mientras ellos cruzaban el escenario para decir sus líneas. Su cara estaba enrojecida, como con fiebre.
Mudamente vagó por el vestíbulo como si estuviera solo, explorando con la vacilación de un joven muchacho perdido.
________ no sabía cómo ayudarle. Una de las cosas más difíciles que jamás tuvo que hacer fue conseguir un tono despreocupado cuando contestó al ama de llaves, pero de algún modo se las arregló.
—No, gracias, sra. Trench. No creo que necesitemos cenar. Quizás tendría un poco de agua y una botella de vino para enviar a nuestra habitación. Y haga que las criadas saquen solo unas pocas cosas para esta noche. Pueden desempaquetar el resto mañana. Mientras tanto, Lord Sydney y yo echaremos un vistazo.
—Sí, mi lady. Veré que sus cosas personales sean dispuestas inmediatamente—. El ama de casa se alejó a zancadas, gritando instrucciones a un par de criadas, que se precipitaron rápidamente por el pasillo.
Como la araña de luces elevada se había dejado sin iluminar, la atmósfera vaga descendía por sólo dos lámparas. Siguiendo a su marido, _______ se acercó a la arcada al final del vestíbulo que se abría a una galería de retratos. El aire estaba rociado con los olores frescos del nuevo alfombrado de lana y la pintura fresca.
________ estudió el perfil de Nick mientras él miraba las paredes visiblemente desnudas de la galería. Adivinó que recordaba las pinturas que una vez habían ocupado los espacios vacíos.
—Parece que tendremos que adquirir algunas ilustraciones —comentó ella.
—Fueron vendidos todos para pagar las deudas de mi padre.
Acercándose, _______ presionó su mejilla contra el paño de su abrigo, donde el borde de su hombro subía en la dura elevación de su musculoso brazo.
— ¿Me mostrarás la casa?
Nick estuvo silencioso durante un largo momento. Cuando él miró su cara vuelta hacia arriba, sus ojos estaban desolados por el conocimiento de que no quedaba nada del muchacho que una vez había vivido ahí.
—Esta noche no. Necesito verla solo.
—Entiendo —dijo ______, resbalando su mano en la suya —estoy bastante cansada. Seguramente preferiría recorrer la casa mañana por la mañana, a la luz del día.
Sus dedos devolvieron la presión con un apenas perceptible apretón, y luego la dejó ir.
—Te llevaré arriba.
Ella presionó sus labios en forma de sonrisa.
—No hay necesidad. Tendré a la sra. Trench o a uno de los criados para que me acompañen.
Un reloj de en algún lugar de la casa dio las doce y media cuando Nick finalmente entró en el dormitorio. Incapaz de dormir a pesar de su agotamiento, ________ había recuperado una novela de una de sus maletas y se había quedado despierta leyendo hasta que terminó la mitad del libro. El dormitorio era un refugio acogedor, la cama lujosamente ataviada con una colcha bordada de seda y los correspondientes colgantes, las paredes pintadas en un tono suave de verde. Absorta en la historia, _________ leyó hasta que oyó el crujido del entarimado. Viendo a Nick en la entrada, _________ puso la novela sobre la mesita de noche. Pacientemente esperó que hablara, preguntándose cuantos recuerdos habían sido removidos en su paseo por la casa, cuantos fantasmas silenciosos se habían
cruzado en su camino.
—Deberías dormir —dijo él finalmente.
—También tú—. _______ volvió las cubiertas. Después de una ampliada pausa, preguntó — ¿vendrás a la cama conmigo?
Su mirada se deslizó sobre ella, demorándose sobre la desaliñada parte delantera de de su camisón, la clase de vestido gazmoño, con cuello alto que nunca lograba excitarle. Él solo lo miró tan, tan desencantado… muy al modo en que él había parecido cuando se conocieron por primera vez.
—Esta noche no —dijo él por segunda vez esa tarde.
Sus miradas se engancharon y sostuvieron. ________ sabía que sería prudente para ella mantener una fachada de indiferencia relajada. Ser paciente con él. Sus demandas, sus frustraciones, sólo lo ahuyentarían.
Pero para su horror, se oyó decir sin rodeos
—Quédate.
Ambos sabían que ella no pedía unos pocos minutos, o unas horas. Ella quería la noche entera.
—Sabes que no puedo hacer eso —llegó su suave respuesta.
—No me harás daño. No tengo miedo de tus pesadillas—. ________ se incorporó, mirando todavía su cara. De pronto ella no podía contener un torrente de palabras imprudentes, su voz se volvió cruda con la emoción—. Quiero que te quedes conmigo. Quiero estar cerca de ti. Dime lo que debería hacer o decir para que suceda. Dímelo, por favor, porque parece que no puedo dejar de querer más de lo que estás dispuesto a dar.
—No sabes lo qué estas pidiendo.
—Te prometo que nunca…
—No pido consuelo o promesas —dijo él severamente —expongo un hecho. Hay una parte de mí que no quieres conocer.
—En el pasado me has pedido que confiase en ti. A cambio te pido que confíes en mí ahora. Cuéntame que te provoca semejantes pesadillas. Cuéntame que te persigue así.
—No, ________—. Pero en vez de salir, Nick permaneció en el cuarto, como si sus pies no obedecerían los dictados de su cerebro.
De pronto ________ entendió el alcance de su deseo torturado de confiar en ella, y al mismo tiempo de su poderosa creencia de que ella le rechazaría una vez que lo hiciera. Él había comenzado a sudar en exceso, su piel brillaba como bronce mojado. Unas pocas hebras de pelo negro se pegaron a la húmeda
superficie de su frente. Su anhelo de tocarle era insostenible, pero de alguna manera se quedó donde estaba.
—No me alejaré de ti —dijo ella firmemente—. No importa lo que sea. Ocurrió en el barco prisión, ¿verdad? Tiene que ver con el verdadero Nick Jonas. ¿Lo mataste de modo que pudieras tomar su lugar? ¿Es eso lo qué te atormenta?
Ella vio por el modo en que Nick se estremeció que se había acercado a la verdad. La grieta en sus defensas se ensanchó, y él sacudió su cabeza, tratando de conducirse por delante de la brecha. Fallando, él la echo un vistazo lleno a partes iguales de reproche y desesperación.
—No pasó así.
_______ rechazó apartar la mirada de él.
— ¿Entonces cómo?
Las líneas de su cuerpo se cambiaron, relajándose en una especie de desdichada resignación. Él apoyó un hombro contra la pared, de frente parcialmente alejado de ella, su mirada se movió como una flecha a algún punto distante en el suelo.
—Fui enviado al barco porque fui responsable de la muerte de un hombre. Yo tenía catorce años entonces. Me había unido un grupo de salteadores, y un anciano murió cuando robamos su carruaje. Poco después todos fuimos juzgados y condenados. Me avergonzaba también decir a alguien quién era yo, simplemente di mi nombre como Nicholas Sydney. Otros cuatro de la cuadrilla fueron ahorcados
con una seca orden, pero debido a mi edad, el magistrado me dio una sentencia menor. Diez meses en el Scarborough.
—Sir Ross era el magistrado que te condenó —murmuró _______, recordando lo que Sophia le había contado.
Una amarga sonrisa torció la boca de Nick.
—Poco sabíamos cualquiera de nosotros que un día seríamos cuñados
—se sentó con los hombros caídos muy fuerte contra la pared—. En cuanto puse el pie sobre el barco, supe que no iba a durar un mes allí. Un rápido ahorcamiento habría sido mucho más misericordioso. La Academia de Duncombe, llamaban al barco, Duncombe era el oficial al mando. La mitad de sus prisioneros acababan de haber sido liquidados por una ronda de fiebre de la cárcel. Ellos fueron
afortunados.
—El barco era más pequeño que los demás anclados solo a cierta distancia de la costa. Estaba adaptado para cien prisioneros, pero metieron de nuevo la mitad de esa cantidad en un área grande bajo la cubierta. El techo era tan bajo que no podía estar de pie totalmente erguido. Los prisioneros dormían sobre el piso desnudo o sobre una plataforma construida a ambos lados de la cubierta. Se
permitía a cada hombre tener un espacio para dormir que tenía seis pies de largo, veinte pulgadas de ancho. Estábamos doblemente engrillados la mayor parte del tiempo, y la agitación constante de cadenas era casi más de lo que yo podía soportar.
—El olor era lo peor de ello, aunque raras veces nos permitían lavarnos, siempre había escasez de jabón, y teníamos que aclararnos con agua de mar. Y sin ventilación directa, solamente una fila de portillas dejadas abiertas en el lado que daba al mar. Por consiguiente, el tufo era tan poderoso que vencería a los guardias que primero abrieran las escotillas por las mañanas, una vez incluso vi a uno de ellos desmayado por ello. Durante el tiempo que estábamos encerrados abajo desde el comienzo de la noche hasta que las escotillas eran abiertas al amanecer, los prisioneros quedaban completamente solos, sin guardias u oficiales que los vigilaran.
— ¿Qué hacían los prisioneros entonces? —________ preguntó.
Sus labios se separaron en una sonrisa salvaje que la hizo temblar.
—Jugaban, luchaban, hacían planes de fuga, y se sodomizarse los unos a los otros.
— ¿Qué significa esa palabra?
Nick le disparó un vistazo rápido, pareciendo asustado por la pregunta.
—Esto significa violación.
________ sacudió su cabeza aturdida.
—Pero un hombre no puede ser violado.
—Te aseguro, —dijo Nick sardónicamente, —que puede. Y era algo que yo tenía un deseo bastante fuerte de evitar. Lamentablemente los muchachos de mi edad, catorce, quince, eran las víctimas más probables. La razón por la que permanecí seguro durante un tiempo fue porque había trabado amistad con otro muchacho que era un poco más mayor y extraordinariamente más tenaz que yo.
— ¿Nick Jonas?
—Sí. Él me cuidaba cuando dormía, me enseñó las maneras de defenderme por mi mismo… me hizo comer para sobrevivir, incluso cuando el alimento era tan asqueroso que apenas podría tragarlo. Hablar con él mantuvo mi mente ocupada durante los días cuando pensaba que me volvería loco por no tener nada que hacer. No habría vivido sin él, y lo sabía. Me aterrorizaba el día en que él dejara el casco. Seis meses después de que me embarcaran en el Scarborough, Jonas me dijo que sería liberado en el plazo de una semana —la mirada a su cara hizo que el interior de _______ se apretara en nudos fríos—. Sólo quedaba una semana, después de sobrevivir dos años en aquel horrible lugar. Debería haberme
alegrado por él. No lo hice. Todo en lo que podía pensar era en mi propia seguridad, que no iba a durar cinco minutos después de que él se marchara.
Él se paró, deslizándose más profundo en los recuerdos.
— ¿Qué pasó? —preguntó ________ silenciosamente—. Cuéntame.
Su cara se puso blanca. Su alma se había cerrado con fuerza alrededor de los secretos, rechazando liberarlos. Una extraña y fría sonrisa parpadeada sobre sus labios mientras hablaba con total autodesprecio.
—No puedo.
________ contrajo sus piernas para impedir saltar de la cama y precipitarse hacia él. El calor de las lágrimas no derramadas llenaba sus ojos cuando miró su forma oscura, sombreada.
— ¿Cómo murió Jonas? —preguntó.
Su garganta tragó, y él sacudió su cabeza.
Afrontando su lucha silenciosa, _______ buscó algún camino para inclinar el equilibrio.
—No tengas miedo —susurró ella—. Me quedaré contigo no importa lo que sea.
Apartando su cara, entrecerró los ojos con ferocidad, como si acabara de haber sido expuesto a la luz brillante después de pasar demasiado tiempo en la oscuridad.
—Una noche fui atacado por uno de los prisioneros. Su nombre era Styles. Me arrastró de la plataforma mientras yo dormía y me fijó al piso. Luché endemoniadamente con él, pero era dos veces mi tamaño, y nadie iba a interferir. Todos le tenían miedo. Llamé a Jonas, para que apartara al bastardo de mí antes de que él pudiera… —Se interrumpió, hizo un sonido extraño, una risa temblorosa que no contenía ningún rastro de humor.
— ¿Y te ayudó? —preguntó ________.
—Si… el estúpido bastardo—. Sosteniendo la respiración en un sollozo bajo—. Él sabía que no tenía sentido hacer una maldita cosa por mí. Si no hubiera sido sodomizado justo entonces, lo sería después de que él fuera liberado. No debería haber pedido su ayuda, y él no debería haberla dado. Pero ahuyentó a Styles, y…
Otro silencio largo pasó.
— ¿Murió Nick durante la lucha? —______ se obligo a preguntar.
—Más tarde esa noche. Él había hecho un enemigo en Styles ayudándome, y la venganza no tardó en llegar. Justo antes de la mañana, Styles estranguló a Nick mientras dormía. Cuando comprendí lo que había pasado, era demasiado tarde. Fui hasta Nick… traté de despertarle, de hacerle respirar. Él no se movía. Se puso frío en mis brazos—. Su mandíbula tembló, y aclaró su garganta bruscamente.
________ no podía dejarlo terminar ahí, sin conocer la historia completa.
— ¿Cómo cambiaste los lugares con Jonas?
—Cada mañana el ayudante del oficial médico y uno de los guardias bajaba para recoger los cuerpos de los hombres que habían muerto durante la noche, de enfermedad, o de hambre, o de algo que ellos llamaban la depresión de los espíritus. Los que no habían terminado de morir eran subidos al castillo de
proa. Fingí estar enfermo, lo que no era difícil en aquel punto. Nos llevaron a ambos hasta la cubierta, y preguntaron quién era yo, y si conocía al nombre muerto. Los guardias apenas conocían a algunos de los prisioneros, éramos todos iguales. Yo me había cambiado la ropa con la del… del cadáver, así que ellos tenían poca razón para dudar de mí cuando les dije que yo era Nick Jonas, y el muchacho muerto era Nicholas Sydney. Durante los pocos días siguientes me quedé en el castillo de proa, fingiendo enfermedad para no ser enviado de vuelta a la cubierta de la prisión. Otros hombres que habían sido llevados allí estaban demasiado enfermos o débiles para importarles un bledo cómo me llamase.
—Y pronto fuiste liberado, —dijo ________ silenciosamente, —en el lugar de Jonas.
—Él fue enterrado en una fosa común cerca del puerto, mientras yo era liberado.
Y ahora su nombre es más real para mí que el mío propio.
Dayi_JonasLove!*
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