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Mensaje por Danne G. Jue 28 Oct 2010, 12:15 pm

Quierooo Maaas... Please.. Por favor... Por favor.. :(
Danne G.
Danne G.


Http://seduccionpeligrosaposecion.blogspot.com

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"El Precio Del Amor" (Nick&Tú) - Página 2 Empty Re: "El Precio Del Amor" (Nick&Tú)

Mensaje por {@idrunkniall.} Jue 28 Oct 2010, 12:17 pm

¡¡SIGUEEEELAA!!
{@idrunkniall.}
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Mensaje por Dayi_JonasLove!* Mar 02 Nov 2010, 5:11 pm

Chicas de verdad siento el retraso! aqui les traigo cap! Espero lo disfruten! :D Y MUCHAS GRACIAS POR EL APOYO!


Capítulo 3 (1/2)

—Siéntese.
Le dijo el extraño a ______, sus enormes manos cerrándose alrededor de sushombros y empujándola hacia abajo. Ella obedeció cuidadosamente, bajándose a lapared con sus piernas colgando. El hombre se balanceó al suelo, aterrizando ligeramentedesde la caída de seis pies. Él sostuvo sus brazos en alto para ella. _______vaciló mientras un puño frío parecía estrujarla alrededor de su corazón. Cadainstinto la advertía que no saltara en sus brazos. Él parecía un depredador queesperando para secuestrarla...
—Venga— murmuró él. La luna encendida sacudiendo destellos azules en susojos...
De mala gana _______ se inclinó hacía delante con los brazos extendidos. Cuandocomprobó la resistencia de la superficie de piedra, sus manos se posaron en sushombros, y él la tomó de su cintura. Él atenuó el descenso con una facilidadque reveló la inmensa fuerza física. Sus manos se demoraron en su cintura,asegurando su equilibrio antes de que la liberara...
De pie con él sobre la tierra, ________ fue impresionada por su tamaño. Elforastero era excepcionalmente alto, con anchos hombros, y grandes pies ymanos. Aunque él iba bien vestido, llevando el nuevo corte de abrigo consolapas largas, y pantalones de corte holgado, su pelo negro había sido cortadocorto fuera de moda, y su cara estaba afeitada por completo. Eso era insólitoentre la gente elegante en Stony Cross Park. Los caballeros elegantes sedejaban crecer el pelo sobre sus cuellos y patillas a los lados y bigotes. Estehombre ni siquiera tenía una fina perilla para suavizar la línea obstinada desu mandíbula.
Él indicó la pared con una sacudida de su cabeza.
—¿Porque estaba de pie allí arriba?
Durante un momento _______ no pudo hablar cuando clavó la vista en su hermosacara. La naturaleza había sido generosa con este hombre, concediéndolevalientes y magníficos rasgos y ojos tan azules e intensos como el corazón dela medianoche. El cinismo en aquellos ojos era un contraste fascinante con eltoque de humor que estaba al acecho en las comisuras de su ancha boca. Parecíatener aproximadamente treinta años — el momento en la vida de un hombre en querendía los últimos vestigios de inexperiencia y entraba totalmente en sumadurez. Sin duda las mujeres de todas las edades quedaban al instante cautivadaspor él. Calmándose, ella logró contestarle.
—Disfruto de la vista.
—Podría obtener la misma vista desde la seguridad de una ventana.
Una sonrisa débil tocó sus labios.
—La vista es mucho más gratificante cuando hay cierto riesgo implicado.
De pronto él sonrió abiertamente, como si entendiera exactamente lo que ellaquería decir. Su risa pícara era deslumbrante, casi haciendo que su corazón sedetuviera. _______ no podía dejar de clavar su mirada en él. Parecía que habíaalgo importante e implícito en el aire, como si se hubieran conocido en otrotiempo pero ella hubiera olvidado la ocasión.
—¿Quien es usted, señor? —preguntó ella—. No le había visto por aquí antes.
—Quizás soy su ángel de la guarda.
—No me parece muy angelical— contestó escéptica, haciéndole reír. Él hizo unareverencia y se presentó.
—Lord Sydney, a su servicio.
_______ respondió con una reverencia
—Señorita Miller. Estoy empleada como dama de compañía de la condesa viuda—.Ella le echó un vistazo abiertamente especulativo— la lista de invitados a lasfiestas en la casa de Lord Westcliff es absolutamente exclusiva. ¿Cómo logróconseguir una invitación?
—El conde fue lo bastante amable para ofrecer su hospitalidad por recomendaciónde un amigo común.
—¿Ha venido de caza? —preguntó ella—. ¿Es por eso que esta está aquí?
—Sí— dijo él con un extraño filo irónico en su tono—. Cazo.
Una explosión de música llegó de la dirección de la fiesta al aire libre, yambos echaron un vistazo hacia los jardines traseros.
—Vine para echar una mirada a los caballos —dijo Sydney—. Perdóneme porinmiscuirme en su intimidad.
—¿Tiene la intención de volver a la fiesta ahora?
Sus oscuras cejas levantadas en burlón desafío.
—¿Volverá a subirse a esa pared si lo hago?
¡Por Dios! Era ridículo para un hombre poseer tanto encanto. Sus labios securvaron con una sonrisa incontenible.
—Esta noche no, mylord.
—Entonces permítame acompañarle de vuelta a la casa.
_______ no protestó cuando él dio un paso al lado de ella.
Era apenas insólito encontrar su tipo en Stony Cross Park. La mayoría de losdías, uno no podía lanzar una moneda sin golpear a algún varón musculoso enbusca de deporte. En los dos años pasados muchos de ellos se habían acercado a _______.Pero había algo diferente en éste. No daba la sensación de desahogo, la faltade objetivos de otros aristócratas que frecuentaban este lugar. Ella sentía lacrueldad que acechaba justo bajo su fachada. Ella no se sentía bastante segurade él. Y aún al mismo tiempo, se sentía extrañamente obligada a atraerle máscerca, hacerle reír otra vez.
—No parece tener miedo a las alturas, señorita Miller— comentó él.
—No tengo miedo a nada— dijo ella con seguridad.
—Todos tenemos miedo de algo.
—¿Ah? —Ella le lanzó una mirada provocativa—. ¿A que podría temer un hombre comousted?
Para su sorpresa, él contestó seriamente.
—No soy aficionado a los sitios cerrados.
La gravedad en su tono hizo que su corazón latiera fuertemente. Menuda voztenía él, profunda con una tentadora aspereza, como si acabara de despertar deun sueño pesado. El sonido parecía acumularse en lo alto de su columna ydeslizarse hacia abajo como miel ardiente.
—Tampoco yo— admitió ella.
Se pararon en la puerta de la torre del sur, donde muchos de los criados dealto rango, incluyendo ella misma, estaban alojados. La luz se derramaba de lasventanas brillantes y se reunía en los caminos de grava. Ahora _______ vio quesu pelo no era negro, sino castaño. Un rico y oscuro matiz de castaño, lasbrillantes hebras de pelo corto conteniendo cada matiz entre el arce y elnegro. Ella deseaba tocar su pelo y sentir como se desliza por sus dedos. Laurgencia del impulso la confundió.
Dando un paso hacia atrás, ella le regaló una sonrisa arrepentida.
—Adiós, milord. Y gracias por ser la escolta más agradable.
—Espere— dijo él, con una nota urgente en su voz—. ¿La veré de nuevo, señoritaMiller?
—No, milord. Temo que mi tiempo está totalmente ocupado por la condesa viuda.
Las palabras no lo disuadieron, ella lo vio en sus ojos.
—Señorita Miller.
—Adiós— repitió calurosamente— le deseo una estancia muy agradable, milord.
Ella se marchó rápidamente, consciente de su desconcertante consideración.
En cuanto _______ alcanzó su cuarto, cerró la puerta y suspiró. Desde que habíavenido a Stony Cross Park, los invitados masculinos que a menudo se acercaban aella le habían hecho insinuaciones. Hasta esta noche ninguno de ellos la habíatentado, no importa como de hermoso o educado fuera. Después de su experienciacon Lord Radnor, no deseaba tener nada que ver con hombres.
Si Radnor hubiera sido amable en vez de calculador, dulce en vez de dominador, _______habría sido capaz de reconciliarse con la perspectiva de casarse con él. Sinembargo, las intenciones de Radnor habían sido claras desde el principio. Élquería controlar cada aspecto de su existencia. Planeaba destruir cada facetade la persona que ella era y sustituirla por un ser de su propia creación. Elmatrimonio con él literalmente habría sido peor que la muerte.
Sus padres habían rechazado reconocer lo obvio, porque necesitabandesesperadamente el patrocinio financiero de Radnor. Y a ______ le habíaapenado abandonarlos, porque era bien consciente de las repercusiones a queellos se enfrentarían. A menudo era atormentada por la culpa, sabiendo quedebería haberse sacrificado a Radnor en beneficio de ellos. Sin embargo, elinstinto de conservación había sido demasiado fuerte. Al final, no pudo evitarlargarse, y de algún modo la providencia la había conducido a Hampshire.
Como _______ había esperado, su libertad había llegado con un precio. A menudodespertaba empapada en sudor y el frío de las pesadillas de ser llevada arastras a Radnor. Era imposible olvidar —ni siquiera durante un momento— que élhabía enviado a gente para buscarla. Cualquier percepción de seguridad erailusoria. Aunque su vida en Stony Cross Park fuera agradable, estaba atrapadaaquí tan seguramente como los pájaros en la pajarera, sus alas acortadas parahacerlos animales, ni de la tierra, ni del aire. Ella no podía ir a ningunaparte, o hacer algo, sin saber que sería encontrada algún día. Y esto la habíahecho condenada y rebelde, e incapaz de confiar en alguien. Incluso un hermosojoven con atormentados ojos azules.
Enlugar de volver a la fiesta al aire libre, Nick fue a su propio cuarto. Su baúly la maleta de viaje ya habían sido desempaquetadas por los criados. Su ropaestaba muy bien apilada en el arcón de caballero de caoba y colgada en elarmario, que estaba perfumado con el olor a clavos.
Con impaciencia Nick se deshizo de su abrigo, chaleco, y su corbata de seda degris. Despojándose de su camisa, la hizo un ovillo en una mano y la usó parasecar el brillo de sudor sobre su cara, cuello, y pecho. Después de la caídadel rollo de lino al suelo, se sentó sobre la cama, que había sido instalada enun nicho frente a la puerta. Se quitó sus zapatos y medias, y se tumbó vestidocon sólo su pantalón negro, su mirada dirigida hacia el techo de maderaartesonado del nicho.
Finalmente entendió la obsesión de Radnor.
________ Howard era la mujer más fascinante que jamás había conocido. Irradiabauna fuerza de voluntad notable que de algún modo transmitía la impresión demovimiento incluso cuando no se movía. Su cuerpo, su cara, cada parte de ellaera una amalgama perfecta de delicadeza y fuerza. Deseaba hundirse dentro deaquel calor vibrante, montarla hasta el sosiego, y enterrar su cara entre lascurvas sedosas de sus pechos. Se la imaginó relajada y sonriente, su pielruborizada por sus caricias mientras se acostaban juntos en la cama.
No era extraño que Radnor la deseara. Y aún en sus tentativas de poseerla, elconde pronto extinguiría todo lo que la hacía tan deseable.
Nick sabía que sería relativamente fácil llevar rápidamente a ______ Howardlejos a Londres antes de que Westcliff fuera totalmente consciente de lo quepasaba. Suponía que debería hacerlo por la mañana, usando el elemento sorpresaen su provecho. Profundamente preocupado, entrelazó sus dedos detrás de sucabeza. “No tengo miedo de nada”, le había dicho ________. Aunque él no creyeraeso, la admiraba por decirlo. Desde luego __________ tenía miedo, sabía lo queRadnor le haría cuando volviera. Sin embargo, eso no era asunto de Nick. Suúnica responsabilidad era hacer lo que se le había pagado.
Por otra parte...
No había necesidad de darse prisa. ¿Por qué no quedarse en Stony Cross Parkdurante unos días? No estaba obligado a informar a Bow Street durante otras dossemanas, y los bosques de Hampshire estaban preferiblemente lejos del saturadoy maloliente desorden de Londres. Si permanecía aquí durante un día o dos más,sería capaz de aprender más sobre _______. Tenía que averiguar si ella era todolo que parecía ser.
Rodando de lado, Nick consideró la idea. Nunca antes había roto sus propiasreglas, una de ellas era que nunca se permitía desarrollar familiaridadpersonal con su presa. Sin embargo, nunca había debido respetar las reglas,incluso las propias.
El pensamiento de ________ le puso caliente e irritable y totalmente excitado.Alma había terminado su arreglo hacía seis meses, y había sido célibe desdeentonces. No era que careciera de deseo… de hecho, se quemaba con la pasión nogastada. Y había encontrado a muchas mujeres dispuestas. Pero no estabainteresado en lo corriente o lo mundano. Deseaba una mujer que pudieraproporcionar la intensidad sexual que él necesitaba. Tal mujer o tendríaextraordinaria experiencia en el dormitorio… o no tendría experiencia enabsoluto.
Extendiendo la mano por encima del costado de la cama, Nick buscó en el montóndesechado de su ropa y encontró la miniatura. Con una maestría nacida dehábito, presionó el pestillo de la caja esmaltada y la abrió de un tirón. Tendiéndosede espaldas, miró fijamente la pequeña cara exquisita de _________.
¿Eres tú? pensó él, trazando la línea de su mejilla con la yema del dedo. Eldeseo llenó su miembro e hizo que se pusiera implacablemente rígido. Suspestañas bajaron ligeramente mientras seguía mirando la diminuta cara pintada,y su mano se deslizó hacia el saliente doloroso de su excitación.
Como era su hábito diario, _______ tomó un paseo temprano de mañana a travésdel paisaje de Stony Cross, sobre las escarpadas colinas cubiertas de brezo oel bosque, más allá de los pantanos y las charcas y los claros que rebosaban devida. La mayor parte de los invitados en la hacienda, incluyendo a la SeñoraWestcliff, dormían hasta tarde y tomaban el desayuno a las diez. Sin embargo, ______nunca había podido adaptarse a semejante horario. Ella necesitaba alguna formade ejercicio para librarse de un exceso de energía nerviosa. Durante los díasque hacía demasiado frío o estaban tormentosos para andar, se movíainquietamente dentro hasta que la Señora Westcliff estallaba en exasperación.
________ había inventado tres o cuatro paseos diferentes, cada uno durabaaproximadamente una hora. Esta mañana escogió el que comenzaba a lo largo delCamino de la Colina, cruzado por un roble medieval y el bosque de avellanos, ypasaba la fuente de un manantial local llamado el Pozo de los Deseos. Era unamañana fresca y húmeda típica de principios de Mayo, y ________ respiróprofundas bocanadas del aire de la tierra perfumado. Vestida con un vestido confaldas holgadas hasta el tobillo, sus pies calzados con fuertes botas hasta mediapantorrilla, _______ se alejó caminando con energía del Señorío de Westcliff.Siguió una pista arenosa que conducía al bosque, mientras sapos natterjacksaltaban del camino de sus botas que se acercaban. Los árboles crujían en loalto, el viento llevando los gritos de los pájaros nuthatches y los gorrionesde garganta blanca. Un águila ratonera enorme y desgarbada se dirigió aleteandohacia el cercano pantano en busca del desayuno.
De repente a ________le llamó la atención la vista de una forma oscura delante.Era un hombre, que vagaba por el bosque, su contorno parcialmente obscurecidoen la niebla. Un cazador furtivo, quizás. Aunque _______ se paró a ciertadistancia, él tenía un oído excepcionalmente agudo. Su cabeza giró cuando unaramita se rompió bajo su bota.
_______ se mantuvo en su terreno mientras él se acercaba. Lo reconocióinmediatamente, la natural y casi felina gracia de sus movimientos. Vestía demanera informal en mangas de camisa y un chaleco negro, con botas y calzonesdecididamente viejos. Lord Sydney… parecía indecente e indecorosamente hermoso.Ella estaba sorprendida de verlo allí, cuando todos los otros invitados en lahacienda Westcliff estaban todavía en la cama. Incluso más sorprendente era supropia reacción ante él, una oleada de entusiasmo y alegría.
—Buena días, —dijo Lord Sydney, una sonrisa débil jugueteando en sus labios. Supelo negro estaba despeinado, y su corbata había sido atada sin la debidaatención.
—No habría esperado que estuviera fuera a esta hora— dijo ella alegremente.
—Nunca duermo pasada la salida del sol.
________ cabeceó hacia el camino que él había estado contemplando.
—¿Planeaba tomar ese camino? Yo no lo aconsejaría.
—¿Por qué no?
—Ese camino conduce a las charcas pantanosas y los profundos pantanos. Un pasodesafortunado, y podría encontrarse ahogando en el fango, es decir, si no le hamatado un montón de arañas o serpientes—. Ella sacudió su cabeza en fingidopesar—. Hemos perdido a algunos invitados muy agradables así.
Él rió perezosamente.
—¿Supongo que no le importaría recomendarme una ruta alterna?
—Si va por el otro camino, llegará a un camino de herradura que conduce a unavereda hundida. Sígalo hasta el jardín de la casa del guarda, examine laapertura en el seto, y encontrará un camino que le lleva a la cima de unacolina. Desde allí puede ver lagos, pueblos, bosques, toda la extensión lospueblos, bosques, todo desplegado delante de usted… la vista es impresionantes.
—¿Es a dónde usted se dirige?
Ella sacudió su cabeza y contestó impudentemente.
—No, voy en la dirección opuesta.
—¿Pero quién me salvará del los pantanos?
Ella se rió.
—Usted no puede acompañarme, milord. No sería ni correcto, ni prudente.
Si fueran vistos juntos, provocaría un chismorreo. Y seguramente disgustaríamás a la Señora Westcliff, que la había advertido que no aceptara nunca "aun admirador", como cortésmente lo llamaron.
—¿Desea estar sola? —Preguntó Lord Sydney. Una nueva expresión cruzó su cara,tan rápida y sutil que casi nadie lo habría notado. —Perdóneme. Otra vez heviolado su soledad.
_______ se preguntó por lo que había visto en sus ojos en aquel fragmento desegundo… una desolación tan enorme e impenetrable que la impresionó. ¿Quépodría haberlo causado? Él tenía todo lo que una persona necesita para estarsatisfecha… libertad, riqueza, belleza, posición social. No había ninguna razónpara que él estuviera sino eufórico con su suerte en la vida. Pero era infeliz,y todo en su naturaleza la obligaba a ofrecerle consuelo.
—Más bien estoy demasiado acostumbrada a la soledad, —dijo ella suavemente—.Quizás algo de compañía sería un cambio agradable.
—Si está segura.—Sí,vamos—. Ella dio un vistazo deliberadamente provocativo a su forma atlética—.Sólo espero que sea capaz de seguirme.
—Lo intentaré, —la aseguró irónicamente, poniéndose a caminar a su lado cuandoella siguió su paseo.


______________________________________

Mañana les coloco lo que queda del cap :D Besos!
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Mensaje por {@idrunkniall.} Miér 03 Nov 2010, 9:12 am

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Mensaje por Faby Evans Jonas Miér 03 Nov 2010, 6:35 pm

Aaaa quiero maaasss!!!
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Mensaje por {@idrunkniall.} Jue 04 Nov 2010, 7:39 am

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Mensaje por Dayi_JonasLove!* Vie 05 Nov 2010, 1:57 pm

Capítulo 3 (2/2)
Se acercaron al tronco de un enorme roble que habíacaído atravesado en el camino. Los insectos zumbaban perezosamente a través delos rayos de luz del sol tonificante que entraba a raudales desde arriba.

—Mire— dijo ________, señalando una libélula mientras volaba y bajaba anteellos— Hay más de una docena de variedades de libélula en este bosque, y almenos cien polillas diferentes. Si viene al atardecer, puede ver mariposas púrpurascon rayas transversales, se reúnen justo allí en las cimas del camino.
—Señorita Miller —interrumpió él, —soy un londinense. No nos preocupamos porlos insectos, excepto para considerar como pueden ser exterminados mejor.
_______ lanzó un suspiro teatral, como si estuviera irritada por su carencia deinterés en la materia.
—Bien, entonces. Me abstendré de describir las muchas variedades de escarabajoacuático que tenemos aquí.
—Gracias— fue su respuesta ferviente—. Aquí, permítame ayudarle sobre aquelroble.
—No hay necesidad.
_______ saltó en el tronco caído y anduvo a lo largo de la superficie nudosa,luciendo su coordinación física sin rastro de modestia. Como sus esfuerzosfueron acogidos por el silencio, ella echó un vistazo sobre su hombro y descubrióque Sydney andaba directamente detrás de ella, su equilibrio tan seguro y fácilcomo el de un gato. Una risa asustada se la escapó cuando completó su camino alfinal del tronco.
—Usted es bastante ágil para un caballero de su tamaño.
Lord Sydney dejó pasar el comentario, torciendo su boca para indicar que suagilidad no era de importancia.
—¿Por qué se hizo dama de compañía? —preguntó él mientras ________ saltaba alsuelo, sus pies crujieron por la frágil capa de hojas. Él la siguió,aterrizando en el mismo punto que ella. Curiosamente, él no hizo ni mucho menostanto ruido como ella, a pesar del hecho de que tenía fácilmente dos veces supeso.
________ escogió sus palabras con mucho cuidado. Tenía aversión a hablar de supasado no sólo era peligroso sino que el tema la llenaba de melancolía.
—Mi familia es pobre. No había ninguna otra opción para mí.
—Podría haberse casado.
—Nunca he encontrado a nadie con quien quisiera casarme.
—¿Ni siquiera Lord Westcliff?
—¿Lord Westcliff? —Repitió ella en sorprendida—. ¿Por qué pondría yo los ojosen él?
—Es rico y con título, y usted ha residido bajo su techo durante dos años— fuela respuesta sardónica de Sydney—. ¿Por qué no lo haría?
—Naturalmente un hombre de la posición de Westcliff nunca tendría ese tipo deinterés en una dama de compañía— dijo ella en respuesta a la pregunta deSydney—. Pero incluso si nosotros estuviéramos en el mismo nivel social, estoysegura que el conde nunca me consideraría de ese modo, ni yo tampoco. Nuestrarelación — si uno pudiera llamarlo eso — no posee esa particular... — Ella hizouna pausa, buscando una palabra apropiada— química.
La palabra revoloteó con cuidado en el aire, disipada sólo por el sonido de lavoz tranquila de Sydney.
—Seguramente la química palidece en comparación con la seguridad que él podríaofrecerle.
Seguridad. La cosa que ella más deseaba, y nunca podría tener. ________ se paróy miró fijamente su cara oscura.
—¿Qué le hace pensar que necesito seguridad?
—Usted está sola. Una mujer necesita alguien para protegerla.
—Ah, no tengo necesidad de protección. Tengo una vida muy agradable en StonyCross Park. La señora Westcliff es bastante amable, y no la quiero para nada.
—La señora Westcliff no vivirá siempre —advirtió Sydney. Aunque sus palabrasfueran desafiladas, su expresión de una manera extraña entendía. —¿Qué haráusted después de que ella haya muerto?
La pregunta cogió a _______ de improviso. Nadie la preguntaba nunca semejantescosas. Perturbada, se tomó su tiempo para contestar.
—No lo sé— dijo ella francamente—. Supongo que nunca me permito pensar en elfuturo.
La mirada de Sydney estaba clavada sobre ella, sus ojos con una sombra de azulcasi antinatural.
—Yo tampoco.
________ no sabía que hacer con su compañero. Había sido fácil al principiopensar en él como un joven aristócrata consentido, con su ropa maravillosamentecortada y sus rasgos perfectos. Pero en una inspección más cercana, habíasignos que transmitían lo contrario. Las profundas sombras gravadas bajo susojos traicionaban incontables noches en vela. Los severos surcos a ambos ladosde su boca le daban una apariencia cínica que era extraña para un hombre tanjoven. Y en momentos de descuido como este, ella veía en sus ojos que él no eraajeno al dolor.
Su expresión cambió como el mercurio. Otra vez él era un granuja perezoso conojos burlones.
—El futuro es demasiado aburrido de prever —dijo él ligeramente—. ¿Seguimos,señorita Miller?
Desconcertada por su rápido cambio de humor, _______ le condujo fuera delbosque hasta un camino más bajo. El sol de la mañana se elevó más alto,persiguiendo el lavanda del cielo y calentando los prados. El campo que pasaronestaba lleno de brezo y musgo esmeralda pálido, y punteado con diminutosrosetones rojos de drósera.
—No tienen vistas como esta en Londres, ¿verdad? —comentó _______.
—No —Lord Sydney estuvo de acuerdo, aunque parecía claramente desencantado porla belleza tranquila rural alrededor de ellos.
—Deduzco que prefiere la vida urbana— dijo ________ con una sonrisa—.Viviendas, calles adoquinadas, fábricas, humo de carbón, y todo ese ruido.¿Cómo podría alguien preferir eso sobre esto?
La luz del sol tocó en los reflejos caoba y dorados en su pelo castaño.
—Guarde sus escarabajos y pantanos, señorita Miller. Me quedaría con Londres encualquier momento.
—Le mostraré algo que Londres no tiene—. Triunfalmente ________ lo condujo através del camino hundido. Ellos vinieron una profunda cuenca fangosa llena deagua que se derramaba desde la loma frente a ella.
—¿Qué es esto? —preguntó Lord Sydney, viendo el agujero que se agitaba conrecelo.
—Un pozo de los deseos. Todos en el pueblo lo visitan—. Afanosamente _______buscó en los bolsillos de sus faldas ambulantes—. Ah, maldición, no tengoningún alfiler.
—¿Para qué necesita alfileres?
—Para lanzarlos al pozo—. Ella le regaló una sonrisa regañona—. Pensaba quetodos sabían que no se puede formular un deseo sin un alfiler.
—¿Para qué quiere usted desear? —preguntó él con voz ronca.
—Ah, no es para mí. He formulado docenas de deseos aquí. Quería que ustedtuviera uno—. Dejando su búsqueda del alfiler, _______ le echó un vistazo.
Había una extraña mirada en la cara de Lord Sydney… blanca, con dolorosasorpresa… cómo si acabara de darle una patada en él estómago. No se movía niparpadeaba, solamente la miraba como si no pudiera comprender totalmente suspalabras. El silencio entre ellos se volvió denso y _______ esperaba confascinación impotente que él lo rompiera. Arrancando su expresión, Lord Sydneymiró fijamente el campo de brezo con intensidad extraña, como si su mente seesforzara en envolverse alrededor de algo que no tenía sentido.
—Pida un deseo —dijo _______ impulsivamente— lanzaré un alfiler en el pozo parausted la próxima vez que venga.
Lord Sydney sacudió su cabeza. Cuando habló, su voz era extrañamente ronca.
—No sabría que desear.
Ellos siguieron en silencio, finalizando su camino sobre un pedazo fangoso ysiguieron el camino hundido hasta un puente que cubría una pequeña corriente.Del otro lado de la corriente, un prado mojado húmedo, resplandecía conarbustos hasta la cintura de rosas amarillas.
—Este camino, —dijo _______, levantando sus faldas hasta sus rodillas mientrasatravesaban la hierba y el brezo y se acercaban a una barrera de setos yvallas—. Más allá del seto, el sendero conduce de regreso a través del bosquehasta Stony Cross Park—. Ella indicó la alta puerta arqueada, tan estrecha quesolo permitiría a una persona pasar a la vez. Echando un vistazo a Lord Sydney,ella se repuso para ver que él había recuperado su calma—. El único camino esaquella puerta de los besos.
—¿Por qué la llaman así?
—No lo sé—. _______ consideró la puerta pensativamente—. Supongo que porque unbeso sería la consecuencia inevitable de dos personas que tratan de pasar porella al mismo tiempo.
—Una teoría interesante—. Sydney hizo una pausa dentro de la puerta estrecha.Apoyándose contra un lado, él le envió una sonrisa provocativa, sabiendoperfectamente que ella no podía atravesarla sin rozarse contra él.
________ levantó sus cejas.
—¿Por alguna casualidad espera que yo lo pruebe?
Lord Sydney levantó un hombro en un encogimiento relajado, mirándola con unencanto de vagabundo que era casi irresistible.
—No le pararé, si usted se siente tan predispuesta.
Era obvio que noesperaba que ella aceptara el desafío. _______ sabía que ella sólo tenía quehacer rodar sus ojos y reprenderle y él se apartaría. Sin embargo, mientrasella consideraba su respuesta se dio cuenta de un doloroso vacío en suinterior. No había sido tocada por nadie en dos años. Ni abrazos impulsivos deniña de sus amigos en Maidstone… ni caricias de la mano de su madre, ni besosdulcemente infantiles de sus hermanos más jóvenes. Se preguntaba que pasaba coneste hombre que la había hecho consciente de la privación. Él la hizo querercontarle sus secretos —lo cual era, desde luego, inconcebible. Imposible. Ellanunca podría confiar en nadie, cuando su misma vida estaba en juego.
Se dio cuenta de que la sonrisa de Lord Sydney había desaparecido. Sin serconsciente de ello, ella le había atraído más cerca y ahora estaba de piedentro de la longitud de un brazo. Su mirada parpadeó a su boca, tan amplia,masculina y llena. Su pulso se intensificó a un ritmo salvaje cuando latentación ejerció una fuerza más potente que cualquier cosa que ella hubieseconocido antes… tan fuerte como el miedo, tan profunda como el hambre.
—Estate quieto— se oyó decir ella. Con cuidado ella puso una mano sobre elcentro de su pecho.
En el instante en que ________ le tocó, el pecho de lord Sydney se movía bajosu palma en una fuerte y rápida respiración.
El latido violento de su corazón contra sus dedos llenó a ________ de unaextraña ternura. Él parecía estar congelado, como si temiera que cualquiermovimiento pudiera espantarla. Suavemente ella tocó su labio inferior con lasyemas de sus dedos y sintió que su aliento caliente se avivaba contra ellos.Una mariposa abandonó su lugar de descanso sobre la puerta y se alejó volando,una mancha temblorosa de color en el aire...
—¿Cómo te llamas? —Susurró ________—. Tu nombre de pila.
Incomprensiblemente le llevó largo rato contestar. El espeso abanico de suspestañas bajó para ocultar sus pensamientos.
—Nicholas.
Él era tan alto que _______ tuvo que ponerse de puntillas para alcanzar suboca, y ni siquiera entonces podía alcanzarlo lo suficiente. Cogiendo sucintura en sus manos, él la apretó con cuidado contra su cuerpo. De repentehabía una extraña mirada perdida en sus ojos, como si él se ahogara. Convacilación _________ deslizó su mano alrededor de su nuca, donde los músculosentrelazados se habían puesto rígidos.
Él la dejó tirar de su cabeza más abajo, más abajo, hasta que su aliento seentremezcló y sus labios se tocaron en un beso dulce y flexible. Su boca permaneciócaliente e inmóvil contra la suya, y luego sus labios comenzaron a moverse ensuaves caricias. Desorientada, ________ se balanceó en su abrazo, y su brazo sedeslizó alrededor de su espalda para sostenerla bien. Instintivamente ella dioun suave empujón hacia arriba, estirándose sobre los dedos de sus pies mientrasella procuraba profundizar la delicada presión. Pero él procuraba mantener supasión firmemente controlada, rechazando tomar más.
Suavemente se alejó con cuidado de él, clavando sus talones. Se atrevió a tocarsu mejilla, se deleitó con el calor de su piel contra su palma.
—He pagado el peaje— susurró ella—. ¿Puedo pasar por la puerta ahora?
Él asintió seriamente y se alejó del umbral.
________ lo cruzó y el pasó apartándose del seto, sorprendida de descubrir quesus rodillas estaban un poco temblorosas. Su compañero seguía en el silenciomientras ella andaba a lo largo del sendero que conducía a Stony Cross Park.Cuando casi habían alcanzado la gran casa, hicieron una pausa al refugio de unroble.
—Debo dejarle aquí— dijo _______, su cara moteada por las ramas elevadas— noharía que nos vieran juntos.
—Desde luego.
Un triste dolor se acumuló dentro de su pecho cuando ella le miró fijamente.
—¿Cuándo dejaras Stony Cross Park, milord?
—Pronto.
—No antes de pasado mañana por la tarde, espero. El pueblo tiene unamaravillosa celebración del uno de Mayo. Todos los de la hacienda bajan paramirar.
—¿Iras tú?
_______ sacudió su cabeza inmediatamente.
—No, lo he visto antes. Probablemente me quedaré en mi cuarto con un libro.Pero para un recién llegado, las festividades serían divertidas.
—Lo prensaré— murmuró él—. Gracias por el paseo, señorita Miller—. Y con unareverencia, él la dejó...
Después del desayuno, _______ empujó la silla de ruedas de la Señora Westcliffa lo largo de los paseos pavimentados de los jardines de estado. Nick observabadesde una ventana abierta de la primera planta, capaz de oír a la regia ancianamientras ella sermoneaba a _________.
—No hay substituto para la inspección diaria— decía la Señora Westcliff,gesticulando de una mano enjoyada— los hierbajos se deben sacar en cuantoaparecen. Nunca se debe permitir a las plantas crecer fuera de sus lugaresapropiados, o arruinarán la proporciones del jardín…
_________ parecía escuchar con respeto mientras dirigía la silla a lo largo delcamino. La facilidad con la que ella maniobraba desdecía el peso obvio delvehículo. Sus brazos delgados eran sorprendentemente fuertes, y ella nomostraba signos de fatiga mientras circulaban a lo largo del seto.
Nick la miraba atentamente mientras trataba de revisar la anarquía de suspensamientos. Su apetito habitual había desaparecido después de su paseo de esamañana. No había desayunado… no había hecho nada, realmente, excepto vagaralrededor de la casa en una especie de aturdimiento que lo horrorizaba. Sesabía un hombre insensible, sin honor, y ningún medio de reprimir sus propiosbestiales instintos. La mayoría de su vida había sido ocupada por lasupervivencia básica por lo que nunca había sido libre de seguir metas másaltas. Tenía poco conocimiento de literatura o historia, y sus capacidadesmatemáticas estaban limitadas a los asuntos de dinero y apuestas ocasionales.La filosofía, para él, era un puñado de principios cínicos y cultos aprendidos porla experiencia con lo peor de humanidad. Por ahora, nada podía sorprenderlo ointimidarlo. No temía la pérdida, el dolor, o incluso la muerte.
Pero con unas palabras y un beso delicado e inocente, _______ Howard lo habíadevastado.
Estaba claro que ________ había cambiado de la muchacha que sus padres, amigos,y él mismo Radnor conocían. Se había acostumbrado a vivir el momento, sin elpensar en el futuro. El conocimiento de que la perseguían, que sus días depreciosa libertad estaban limitados, debería haberla hecho amarga ydesilusionada. Y todavía lanzaba alfileres en el pozo de los deseos. Un deseo.El parpadeo de esperanza que implicaba… eso había golpeado en su alma, cuandoél había creído que no le quedaba alma alguna.
No podría entregarla a Radnor. Tenía que tomarla para él.
Su mano cerrada alrededor del marco pintado de madera, agarrando con fuerzapara asegurar su equilibrio. De otra manera, se habría tambaleado ante laviolenta sorpresa de su descubrimiento.
—Sydney.
El sonido de la voz de Lord Westcliff lo asustó. Nick no estaba contento decomprender que había estado tan absorto en la mirada de _______ que suacostumbrada vigilancia había desaparecido. Manteniendo su cara en blanco, sedio vuelta hacia el conde.
Los rasgos de Westcliff parecían aún más severamente cortados e inflexibles quede costumbre. Sus ojos oscuros contenían un destello duro y frío.
—Veo que ha hecho caso de la dama de compañía de mi madre— comentó élsuavemente—. Una muchacha atractiva, y no digamos vulnerable. En el pasado, aveces encontraba necesario desalentar el interés de un invitado por la señoritaMiller, porque yo nunca permitiría que se aprovecharan de alguno de mis criados
Nick devolvió la mirada fija de Westcliff, consciente de que se le estabaadvirtiendo que se alejara de ________.
—¿Estoy cazando furtivamente en su coto, milord?
Los ojos del conde se estrecharon por la pregunta insolente.
—Le he anticipado mi hospitalidad con muy pocas condiciones, Sydney. Sin embargo,uno de ellas es que deje a la señorita Miller en paz. No está abierto anegociación.
—Ya veo.
La sospecha se encendió dentro de él. ¿Había confiado _________ en su patrón?No había pensado que ella confiaría en alguien, incluso en un hombre tanhonorable como Westcliff. Sin embargo, si ella había tomado aquellaposibilidad, entonces el conde indudablemente ofrecería fuerte oposición paratrasladarla de Stony Cross Park. Era también posible que ________ se hubieraganado su protección acostándose con él.
El pensamiento de _________ desnuda en los brazos de otro hombre trajo un gustoácido a la boca de Nick, y estaba de repente lleno por la sed de sangre. Debenser celos, pensó él con incredulidad. ¡Cristo!.
—Dejaré la elección a la señorita Miller— dijo Nick rotundamente—. Si elladesea mi presencia, o la ausencia, yo cumpliré con su preferencia. No con lassuyas.
Nick vio por el destello de advertencia en los ojos de Westcliff que el condeno confiaba en él.
El hombre tenía buenos instintos.
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Mensaje por {@idrunkniall.} Vie 05 Nov 2010, 4:18 pm

! ! S I G U E L A ! !
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Mensaje por Danne G. Mar 09 Nov 2010, 3:25 pm

Siguelaaa... Se ve que será hermosaa...
Danne G.
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Mensaje por Faby Evans Jonas Miér 10 Nov 2010, 4:40 pm

Siguela prontoooo
Faby Evans Jonas
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Mensaje por #Fire Rouge..* Sáb 13 Nov 2010, 7:55 am

me encanta porfavor siguela!!!!!!
plis me encanta lisa kleypas
#Fire Rouge..*
#Fire Rouge..*


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Mensaje por {@idrunkniall.} Sáb 13 Nov 2010, 8:05 am

¡¡ S I G U E L A !!
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Mensaje por Sam Jue 18 Nov 2010, 9:28 pm

ME ENCANTA SIGUELA SIGUELA SIGUELA
NUEVA LECTORA
Sam
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Mensaje por Dayi_JonasLove!* Sáb 20 Nov 2010, 10:16 am

Chicas de verdad lamento taanta demora! Es en serio cuando digo que no tengo tiempo de nada! como recompensa UNA MARATON! 3 caps laaargos en donde todo da un giro de 360º con escenas hots incluidas ;) HAHAHAHAHAHA Espero lo disfruten! :D GRACIAS POR SUS COMENTS! Y bienvenida Sam! :)

Capítulo 4


La celebracióninglesa de May Day variaba de pueblo a pueblo. Había sido sacada de un festivalantiguo romano honrando a la diosa de primavera, y con el tiempo cada regiónhabía añadido su propia costumbre además de la clásica danza y las cancionesdel Mayo. Nick tenía vagos recuerdos de infancia de las celebraciones de mayoen Worcestershire, sobre todo el hombre vestido como "el verde Jack",quien saltaba por el pueblo completamente cubierto con vegetación fresca.Cuando era un niño pequeño, Nick había sido aterrorizado por la vista delhombre adornado por plantas y se había ocultado detrás de las faldas de suhermana mayor, Sophia, hasta que se había marchado.
Hacía mucho tiempo ya que Nick había visto una celebración de May Day decualquier clase. Ahora, desde su perspectiva adulta, las connotaciones sexualesde la fiesta eran más que obvias… aldeanos bailando con bastones fálicos, elRey y la Reina de Mayo que van de puerta en puerta y rociando "aguasalvaje" sobre la casas… las calles adornadas por guirnaldas en forma dearo que destacan los pares de ovillos de caléndula colgando de los centros.
Nick estaba de pie sobre una colina cerca de la casa con una muchedumbre deotros invitados, mirando el baile desenfrenado en el centro del pueblo. Cientosde lámparas y antorchas ardientes alumbraban las calles con un brillo de oro.Una cacofonía de risa, música, y canto llenaba el aire mientras las mujeresiban por turno hasta el altísimo Mayo. Las ráfagas de cuernos de caza con frecuenciainterrumpían el alboroto. Los jóvenes bailaban con cuerdas tejidas con el pelode la cola del ganado, que más tarde arrastrarían por el rocío de la noche paraasegurar un buen suministro de leche para el próximo año.
—Espero una buena caza esta noche— llegó una cercana voz masculina.
El orador era el Vizconde Stepney, un joven musculoso con una bien conocidainclinación a perseguir faldas. Sus compañeros, lord Woodsome y lord Kendall,estallaron en fuerte risa. Viendo la mirada interrogativa de Nick, Stepneyexplicó con una risa alegre.
—Las muchachas de pueblo irán a la fiesta del uno de mayo hasta la mañana.Atrape a una de ellas en los bosques, y le dejará hacer todo lo que quiera.Incluso las casadas lo hacen, se les permite quitarse sus alianzas por esta lanoche.
—¿Y sus maridos no se oponen? —preguntó Nick.
Esa pregunta hizo que los Lores se rieran al unísono
—¿Porque no? —explicó Stepney— están demasiado ocupados persiguiendo jóvenesfrescas ellos mismos para impórtales un bledo lo que están haciendo susesposas. —Una fiesta agradable, ¿no es así?
Nick sonrió ligeramente, sin dar ninguna respuesta. Claramente Stepney y suscompañeros lo consideraban un gran deporte donde gastar diez minutosapareándose con muchachas campesinas en los bosques. "Empujar ymenear", como la Señora Bradshaw secamente había descrito el estilo dehacer el amor de la mayor parte de los hombres que frecuentaban suestablecimiento. No tenían ninguna concepción de la verdadera sexualidad,ninguna exigencia de una mujer salvo que separara las piernas. Obviamente unacoplamiento rápido entre extraños permitía cierta clase de liberación. Peroeso era demasiado simple y demasiado fácil para satisfacer a Nick. Gracias a latutoría de la Señora Bradshaw, había desarrollado un paladar complejo.
La imagen de la cara de ________, de sus ojos oscuros y su acentuada barbilla yla boca dulce, se cernió detrás de su mente. Dejó a Stepney y sus amigos ir enbusca de ágiles faldas con que divertirse. Nick tenía perspectivas mucho másinteresantes.
—Venga, Sydney, —insistió el vizconde— las muchachas del pueblo estarándisponibles inmediatamente después de que el prometido de mayo sea escogido—.Viendo que Nick no estaba familiarizado con la frase, él explicó—. Un chaval deedad casadera tumbado sobre el verde y fingiendo dormir. Las otras muchachasque están dispuestas a casarse con él echan una carrera para ser las primerasen despertarlo. La primera en besarlo será capaz de reclamarlo como suprometido—. Él rió lujuriosamente y frotó sus manos—. Y las otras muchachas,todas necesitadas de consuelo, se dispersan en el bosque, esperando seratrapadas por muchachos emprendedores como yo. Debería haber visto la quecapturé el año pasado, pelo negro y labios rojos. Ah qué pequeña montura tan finaque era. Venga, Sydney. Si es veloz, atrapara una para usted.
Nick estaba a punto de negarse cuando su mirada fue atrapada por un nuevoracimo de muchachas que agarran las cintas del mayo. Una de ellas atrajo todasu atención. Como las demás, llevaba un vestido de campesina blanco, su pelocubierto por un paño rojo. A esta distancia sus rasgos eran difíciles dedistinguir, pero Nick la reconoció inmediatamente. Una sonrisa pesarosa curvósus labios cuando recordó a ________ diciendo que tenía la intención de quedarse ensu cuarto con un libro esa noche. Sin duda Westcliff desaprobaría su asistenciaal festival del pueblo, y por eso había decidido ir disfrazada. La fascinacióny el deseo se arremolinaron dentro de él mientras su mirada seguía la figura delgadade _________. Ella serpenteaba dentro y fuera del círculo del mayo, lanzaba eufóricamentesus manos altas sobre su cabeza.
—Creo que me uniré a vosotros— murmuró Nick, acompañando a los impacienteslibertinos colina abajo.
Riendo imprudentemente, _________ se unió a la masa de las doncellas queesperaban en tensa disposición para echar a correr al pueblo verde. Por lo quehabía sido capaz de deducir, el prometido de mayo era una excepcional presaeste año —el hijo del carnicero, un hermoso muchacho rubio con ojos azules y unbuen físico, y una garantía de heredar un negocio familiar provechoso. Desdeluego _________ no tenía ninguna intención de alcanzarlo. Sin embargo, eradivertido participar en el juego, y estaba entretenida por el entusiasmo de lasmuchachas alrededor de ella.
Dieron a la señal, y _________ fue llevada con las muchachas de pueblo en unaprisa frenética. El desenfreno y el ruido eran tal contraste para su existenciatranquila en Stony Cross Park que sintió una sacudida de regocijo. Había pasadotantos años aprendiendo la conducta apropiada en la fiesta del prometido demayo, y esforzándose por permanecer discreta como dama de compañía de ladyWestcliff, que no podía recordar la ultima vez que había elevado su voz.Alcanzado el momento, aulló con la risa y gritó tan fuerte como las resueltasfuturas novias alrededor de ella mientras el grupo iba en tropel sobre elverde. De en algún sitio delante, un grito jubiloso sonó por encima de lamuchedumbre. La vencedora, una robusta muchacha pelirroja, trepó a los amplioshombros de su nuevo fiancé, agitando triunfantemente un ramo de floressalvajes.
—¡Lo hice! —gritaba con placer ella—. ¡Le tengo, es mío!
Aclamando, los aldeanos rodearon a la pareja recién comprometida, mientras lasdoncellas decepcionadas se dispersaban y corrían hacia el bosque. Una multitudde hombres impacientes las seguía, lista para comenzar la noche de Mayo.
Riendo, ________ siguió en un paso relajado, sin tener ningún deseo de ser elfoco de la atención amorosa de algún muchacho sobreexcitado. En unos minutos,los juerguistas se emparejarían, y ella se escabulliría hasta Stony Cross Park.Parándose en el borde del bosque, se apoyó contra un pesado sicómoro coronado ysuspiró con satisfacción. Sus rodillas estaban agradablemente débiles por elbaile y el vino. Este era el primer año que en realidad había participado en elMay Day, más que simplemente observando, y había sido aún más agradable de loque había esperado. Una melodía jugada insistentemente en su cabeza, y la cantóen un susurro, sus ojos cerrados mientras descansaba contra la corteza suave ymoteada.
No se apresuren, damas en mayo,
No se apresuren, damas, ruego,
No se apresuren, o seruborizaran…

Aunque todo estaba quieto y tranquilo alrededor de ella, algún instinto leadvirtió que ya no estaba sola. Haciendo una pausa, ________ levantó suspestañas y retrocedió cuando vio una forma oscura directamente al lado de ella.
—¡Por Dios! —Ella tropezó, y un par de manos la agarró por los hombros,estabilizándola.
Balbuceando con sorpresa, ________ se agitó violentamente contra su captorhaciendo un intento por liberarse.
—Tranquila,—llegó una voz masculina, cálida con la risa—. Tranquila. Soy yo.
Ella jadeó y permaneció quieta, mirando su cara oscura.
—¿Lord S-Sydney?
—Sí.
—¡Casi me asustaste hasta la muerte!
—Lo siento—. Él sonrió abiertamente, sus dientes blancos brillando en laoscuridad—. No quise interrumpirte.
_______ se rió y le empujó, mortificada por ser pillada cantándose a sí mismacomo una tonta.
—¿Cómo me encontraste?
—Parece ser un talento mío—. Sydney la liberó y apoyó un hombro contra el sicómoro,su sonrisa descuidada en discrepancia con su mirada atenta.
________ se compadecía por su pañuelo, que se le había caído en el frenesí.
—Me cubrí el pelo, no puedo creer que me reconocieras.
—Conozco la manera como te mueves.
Ella no contestó, experimentando una mezcla de placer e incertidumbre. Había unelogio implícito en la declaración. Pero él era un desconocido... no la conocíadesde hacía lo suficiente, ni lo bastante bien, para distinguir algo tanintrínseco y sutil.
—¿Disfrutaste de las festividades de mayo, milord? —preguntó mientras se atabael pañuelo de vuelta en su lugar.
—Disfruté mirándote.
Sus ojos se estrecharon en fingida amenaza.
—¿Tienes la intención de decirle a alguien que me viste aquí?
Lord Sydney se inclinó más cerca, como si transmitiera algunas noticiassumamente confidenciales.
—No si mi vida dependiera de ello.
Riendo, ________ apoyó su hombro contra el tronco de árbol, reflejando supostura.
—¿Vas a ir al mayo, como los otros jóvenes?
—Eso depende—. Un destello coqueto se introdujo en sus ojos—. ¿Vas a atravesarel bosque con la esperanza de ser capturada?
—Decididamente no.
—Entonces permíteme escoltarte de vuelta a la casa. No me gustaría que fuerasabordada por algún aldeano joven y apasionado.
—Oh, dejaría atrás a algunos de ellos— dijo ________ confiadamente—. Conozcoestos bosques bastante bien, y soy lo bastante menuda para correr como unaflecha entre los árboles. Nadie podría atraparme.
—Yo podría.
—¿Un hombre tan grande como tú? No lo creo. En estos bosques, con todos estosarbustos, serías tan ruidoso como un elefante desbocado.
Su cuerpo se tensó sutilmente, su apreciación del desafío impudente casipalpable.
—Podrías sorprenderte —comenzó, e hizo una pausa cuando fue distraído por unchillido femenino en algún sitio a la izquierda de ellos, mientras una muchachadel pueblo era "atrapada" por un joven cachondo. Un momento desilencio, y luego un ruidoso gemido de placer se filtró através de los árboles.
Cuando Sydney se volvió hacia _________, ella se había ido.
Riendo por dentro, se escabulló por los bosques como una aparición, levantándoselas faldas hasta las rodillas para impedir engancharse con las ramas. Maniobrófácilmente por el laberinto de troncos y flexibles árboles jóvenes, hasta quefinalmente todo estaba tranquilo y no había ninguna señal de nadie detrás deella. Haciendo una pausa para tomar aliento, ________ echó un vistazo sobre suhombro. Ningún movimiento, nada excepto los sonidos distantes de la jarana deMay Day.
O Lord Sydney había decidido no darle caza, o la había perdido a mitad de labúsqueda. Una risa triunfante curvó sus labios, había demostrado su propósito.Girando, siguió hacia Stony Cross Park, y chilló alarmada cuando andódirectamente hasta un duro cuerpo masculino.
Estaba atrapada contra un ancho pecho, un par de poderosos brazos tranquilizándolacon facilidad. Era Lord Sydney, su risa grave cosquilleando su oído. Atontada,se apoyó contra él, necesitando el apoyo temporal mientras se esforzaba porrecuperar su equilibrio.
—¿Cómo llegaste frente mí? —preguntó ella jadeando.
—Velocidad de costado— sus suaves dedos procuraron devolver su pañuelo, peroeste se deslizó de su hermoso pelo resbaladizo, revelando el pulcro moñotrenzado en su nuca. Él dejó que el pañuelo cayese al suelo. Una sonrisa setejió por su voz.
—No puedes escapar de mí, lo sabes.
Las palabras burlonas parecían contener una indirecta de advertencia.
_________ estaba de pie en el refugio de su cuerpo, absorbiendo su calor, supicante olor masculino. ¿Cómo había llegado a estar sola en la oscuridad conél? No creía en la casualidad. Esto sólo podría ser resultado de su propiaimplacable atracción por él… una atracción que parecía ser devuelta en la mismamedida. Como ambos se callaron, ________ se dio cuenta de una pareja cercana,sus figuras entrelazadas apenas visibles por los árboles. Los sonidos sordos dejarana sexual trajeron una subida de calor a la cara de _________.
—Llévame de vuelta a la casa, por favor— dijo ella.
Lord Sydney la liberó. _________ se alejó un paso, casi chocando contra elárbol grande detrás de ella. Siguiéndola, él la presionó contra el ampliotronco, usando sus brazos para protegerla de la áspera corteza. Su aliento seencendió bruscamente. Sus manos se deslizaron hasta sus antebrazos, donde laelevación brutal de músculo se manifestaba a través de su abrigo. Sabía que éliba a besarla, que él la deseaba. Y que el cielo le ayudara, ella también ledeseaba.
Él acarició la curva de su mejilla con la yema de un solo dedo, tancuidadosamente, como si ella fuese una criatura salvaje que se largaría ante elmás leve signo de prisa. Su aliento se aceleró mientras el tocaba su barbilla yla inclinaba la cabeza hacia atrás en un ángulo de rendición.
Su boca suave descendió hasta la suya, moldeado, engatusando, hasta que ellaseparó sus labios con un jadeo de placer. La punta de su lengua acarició elborde de sus dientes, aventurándose más lejos, rozó el interior de su mejillaen una ardiente y delicada exploración. El beso la mareaba, y ella envolvió susbrazos alrededor de su cuello en un desesperado intento por mantener elequilibrio. Él la dejó tener más de su peso, sujetándola bien entre su cuerpo yel roble inflexible a su espalda. Ella se retorció y tiró de él, hasta que élhizo un ruido calmante y sus manos descendieron por su espalda. La caricialenta sólo afiló su necesidad, haciéndola arquearse contra él en una búsquedaciega, instintiva. Ella sintió algo contra la tela áspera de su falda… elíntimo bulto de su sexo.
La rígida longitud de él coincidía perfectamente en la muesca entre sus muslos.Su dureza presionaba su suavidad, su boca poseía la suya con perversahabilidad, mientras sus brazos la rodeaban. Deslizando sus manos en su pelo,ella curvó sus dedos alrededor de su cabellera, bajo los espesos mechones quebrillaban como la seda a la fragmentada luz de la luna. Un aliento ásperoescapó de él, y sus labios se deslizaron a lo largo de su garganta. Incluso ensu inocencia, ella sintió la abundancia de experiencia en su cuidadoso toque,el hambre que él guardaba tan firmemente encadenada.
Su blusa de campesina se había resbalado por encima de un hombro, revelando eldestello blanco de su piel. Sus dedos se acercaron sigilosamente a la cinta desu escote fruncido y tiraron hábilmente, haciendo que el lino arrugado sedeslizarse hacia abajo. Gradualmente su mano se relajó bajo su camisa. Su fríoy suave pezón apretado contra las almohadillas callosas de sus dedos, el pico volviéndosemás duro y más caliente con cada caricia circular._______presionó su cara en el hueco de su cuello. Tenía que pararlo ahora, antes deque su voluntad estuviera completamente demolida.
—No. Por favor para. Lo siento.
Su mano resbaló de su blusa, y tocó sus labios húmedos con sus dedos.
—¿Te he asustado? —susurró.
________ sacudió su cabeza, de algún modo resistiéndose al impulso de enroscarseen su abrazo como un gato calentado por sol.
—No… me he asustado de mi misma.
Por alguna razón su confesión lo hizo sonreír. Sus dedos se movieron a sugarganta, trazando la frágil línea con una sensibilidad que la hizo contener elaliento. Devolviendo de un tirón la blusa de campesina a su hombro, ató denuevo la cinta deshilachada que aseguraba el escote.
—Entonces pararé, —dijo él—. Venga, te llevaré a la casa.
Se quedó cerca de ella mientras continuaban atravesando el bosque, de vez encuando moviéndose para empujar una rama del camino, o tomando su mano para dirigirlapor encima de un lugar escabroso en el camino. Tan familiarizada como estabacon los bosques de Stony Cross Park, ________ no tenía necesidad de su ayuda.Pero aceptó la ayuda con vacilación. Y no protestó cuando él hizo una pausa denuevo, sus labios encontrando los suyos fácilmente en la oscuridad. Su bocaestaba caliente y dulce mientras la besaba compulsivamente… besos rápidos,lánguidos, besos que oscilaban de la necesidad intensa al pícaro coqueteo.Drogada con el placer, ________ dejó vagar sus manos a la espesa maraña de supelo y la nuca de duro hierro de su cuello. Cuando el calor abrasador se elevóa un grado insostenible, Lord Sydney gimió suavemente.
—________ Miller
—__________ —dijo ella sin aliento.
Él presionó sus labios en su sien y la abrazó contra su cuerpo poderoso como sifuera infinitamente frágil.
—Nunca pensé que encontraría a alguien como tú— susurró él—. Te he estadobuscado tanto tiempo… necesitándote…
________ tembló y dejó caer su cabeza a su hombro.
—Esto no es real— dijo ella débilmente.
Sus labios tocaron su cuello, encontrando un lugar que la hizo arquearseinvoluntariamente.
—¿Qué es real, entonces?
Ella señaló al seto de tejo que lindaba con el jardín del estado.
—Todo allí atrás.
Sus brazos se apretaron, y él habló con voz apagada
—Déjame ir a tu cuarto. Solamente un ratito.
________ respondió con una risa temblorosa, sabiendo exactamente que pasaría siella permitiera eso.
—Absolutamente no.
Besos suaves y calientes se amontonaban sobre su piel.
—Estas a salvo conmigo. Yo nunca te pediría más de lo que estés dispuesta adar.
________ cerró sus ojos, la cabeza le daba vueltas.
—El problema es, —dijo ella con arrepentimiento, —que estoy dispuesta a darteabsolutamente demasiado.
Ella sintió la curva de su sonrisa contras su mejilla.
—¿Eso es un problema?
—Ah, sí— separándose de él, _________ sostuvo sus manos a su cara caliente ysuspiró irregularmente—. Debemos parar esto. No confío en mi misma contigo.
—No deberías— coincidió con voz ronca.
Los sonidos de sus respiraciones se mezclaron en la oscuridad. Él era tancaliente y fuerte que ________ apenas podría impedir arrojarse sobre él. Encambio se forzó a pensar racionalmente. Lord Sydney se iría pronto, y elrecuerdo de esta noche se desvanecería con el tiempo. Ella no era tan indecisa,o tonta, que pudiera ser tan fácilmente seducida.
—Al menos déjame caminar contigo hasta la casa— insistió Lord Sydney—. Si nosven juntos, puedes explicarlo como una reunión casual.
________ vaciló, luego asintió.
—¿Y nos separaremos en la terraza trasera?
—Sí.
Ofreciéndole su brazo, Lord Sydney la acompañó a la escalera de doble cara depiedra en la parte trasera del señorío. Ambos estaban silenciosos mientrasascendieron a la terraza que tenía vista a los jardines principales. La luzabundante del gran vestíbulo brillaba a través de las relucientes ventanas conmultitud de cristales y las puerta—ventanas. La terraza, a menudo el lugar paraque los invitados fumaran y bebieran oporto, estaba desocupada, porque casitodos en el pueblo o jugando a las cartas y al billar adentro.
Una figura solitaria se relajaba en una silla al lado de la verja. Daba caladasperezosamente a un puro, exhalando una corriente delgada de humo que vagaba porel aire como una aparición que se desvanecía. El olor del tabaco carocosquilleó las ventanas de la nariz de _________ mientras alcanzaba el escalónsuperior.
Su estómago se dio la vuelta inquietamente cuando comprendió quién era elhombre.
—Lord Westcliff— murmuró ella, haciendo una reverencia automáticamente. Coninquietud se preguntó que pensaría del hecho de que ella estuviera acompañadapor Lord Sydney.
El conde permaneció sentado mientras los inspeccionaba a los dos. La luzrefractada de las ventanas brillaba sobre su pelo negro como el carbón yproyectaba sombras angulares a través de sus rudos y fuertes rasgos.
—Señorita Miller, —dijo él con su voz grave, y cabeceó con serenidad a sucompañero—. Sydney. Que oportuno. Hay un asunto que deseo hablar con usted.
Cierto que su patrón estaba disgustado con ella, ________ bajó su mirada alpabellón de piedra de la terraza.
—Milord, perdóneme. Fui a mirar el festival en el pueblo, y...
—Usted hizo más que mirar, parece— observó Lord Westcliff suavemente, su miradapenetrante recorriendo sobre su atavío rústico.
—Sí, participé en el baile del Mayo. Y Lord Sydney se ofreció a escoltarmehasta casa.
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"El Precio Del Amor" (Nick&Tú) - Página 2 Empty Re: "El Precio Del Amor" (Nick&Tú)

Mensaje por Dayi_JonasLove!* Sáb 20 Nov 2010, 10:18 am

—Desdeluego que lo hizo— dijo el conde sardónicamente, dando otra calada al puro. Elhumo azul grisáceo dio vueltas y se arremolinó hacia arriba—. No hay necesidadde parecer tan apenada, señorita Miller. Por lo que a mí se refiere, no se le prohíbebuscar diversión en el pueblo, aunque indudablemente sería prudente nomencionar tales actividades a la condesa viuda— hizo un gesto con su cigarro—.Puede irse ahora, mientras hablo algunas cosas con Lord Sydney.

_________ asintió con cauteloso alivio.
—Sí, señor.
Cuando comenzaba a marcharse, se quedó atónita al sentir la ligera presión dela mano de lord Sydney en su brazo.
—Espere.
________ se congeló en completa confusión, su cara desbordando de color. Nopodía creer que se hubiera atrevido a tocarla delante del conde.
—Milord— murmuró ella en protesta.
Sydney no devolvió su mirada; su mirada estaba clavada atentamente sobre losrasgos duros del conde.
—Antes de que señorita la Miller se retire, mejor me cuenta de que se trata.
—Esto es sobre su supuesta familia— dijo Lord Westcliff suavemente—. Y susupuesto pasado.
Las palabras tranquilas sonaron como una condena. ________ comprendió por laexpresión del conde que algo estaba muy mal. Si algo cálido hubiera perdurado apartir de los momentos encantados en el bosque, desapareció bruscamente.
Desconcertada,miró fijamente a Lord Sydney. Su cara había cambiado de algún modo, ya notranquila ni hermosa, si no de repente dura y fría. Al contemplarlo ahora, unocreería que este hombre era capaz de cualquier cosa. De repente, no podía creerque hacía unos minutos había besado aquella boca dura, que sus manos lahubieran acariciado con intimidad. Cuando él habló, hasta su voz parecíadiferente, su acento un poco tosco. La apariencia de respetabilidadaristocrática había sido arrancada, revelando las capas glaciales debajo.
—Preferiría hablar de esto en un entorno más privado— le dijo al conde.
Westcliff inclinó su cabeza con helada cortesía.
—Hay un estudio en el ala de familia. ¿Servirá?
—Sí—. Sydney hizo una pausa deliberadamente antes de agregar, —la señoritaMiller nos acompañará.
_________ le miró inexpresiva. Su petición no tenía sentido. De repente ella sintiófrío por todas partes, y un temblor le recorrió la columna.
—¿Por qué? —preguntó con los labios secos.
—Ella no tiene nada que ver con esto, —dijo Lord Westcliff de manera cortante, levantándosede su silla.
La cara de lord Sydney estaba oscura e inmóvil.
—Ella tiene todo lo que ver con ello.
_________ sentía como se ponía blanca. La superficie entera de su cuerpoparecía escocerle y quemarle, como si se hubiera caído en una charca congelada.Encontraba difícil hablar o moverse mientras una sospecha paralizante searrastraba sobre ella.
El conde dejó caer su cigarro en la terraza y lo aplastó con su pie. Un poco dedesacostumbrada impaciencia afilaba su tono.
—¿Señorita Miller, será tan amable de unirse a nosotros? Parece que tenemos unpequeño misterio que resolver.
Asintiendo como una marioneta, _________ siguió al conde hasta la casa,mientras sus instintos le gritaban que escapase. Tenía poca opción, salvollevar a cabo la escena, pese a todo. Forzándose a comportarse con calma, fuecon los dos hombres al estudio privado, su revestimiento de madera depalisandro brillaba con un color rojizo a la luz de la lámpara. El cuarto era compactoe inflexible, y ángulos agudos, y ninguna ornamentación salvo una fila prístinade vidrieras de colores.
Cuando Lord Westcliff cerró la puerta, __________ tuvo cuidado de mantenertanta distancia entre ella y Sydney como le fuera posible. Un presentimientocasi la hizo enfermar. No podía reunir valor suficiente para mirar directamentea Lord Sydney, pero era sumamente consciente de él.
Lord Westcliff habló.
—¿Toma asiento, señorita Miller?
________ sacudió su cabeza mudamente, temiendo que si se movía en absoluto,podría derrumbarse.
—Muy bien— la atención del conde se desplazó a Lord Sydney— comencemos con lainformación que recibí hoy. Inmediatamente después de su llegada a Stony CrossPark, comencé a hacer ciertas preguntas sobre usted. Sospechaba que no eracompletamente sincero en algún aspecto, aunque exactamente no pudiera poner midedo en cual era.
Lord Sydney aparecía relajado, pero vigilante, sus ojos azules duros mientrasle devolvían la mirada al conde.
—¿Y los resultados de sus preguntas, milord?
—No hay ningún Vizconde Sydney— dijo Westcliff sin rodeos, sin hacer caso deljadeo de ________ mientras continuaba— la línea de la familia terminó haceaproximadamente veinte años, cuando al verdadero Lord Sydney murió sinsobrevivir descendencia masculina para establecer una reclamación legítima deltítulo. ¿Lo cuál pide la pregunta… quien demonios es usted? ¿Y cual es suobjetivo aquí?
—Soy Nick Jonas.
Aunque _______ nunca hubiera oído el nombre, Lord Westcliff parecióreconocerlo.
—Ya veo— dijo él suavemente. —Esto explica la participación de sir Ross. Estápor alguna misión para Bow Street, entonces.
________ jadeó asombrada cuando comprendió que el forastero era un detective deBow Street. Se había enterado de la pequeña fuerza de elite de oficiales que hacíancualquier cosa por solucionar casos de asesinato o servían como guardaespaldaspara la realeza. Se les conocía por su despiadada eficiencia y coraje, y hastahabían alcanzado un célebre status en los círculos sociales más altos. No leasombraba que este hombre hubiera parecido tan diferente de otros invitadosaquí. “Cazo”, le había dicho, omitiendo convenientemente el hecho de que supresa era una especie de dos piernas.
—No siempre, —dijo Jonas en respuesta a la pregunta de Westcliff—. A vecesacepto comisiones privadas—. Su mirada se movió hasta la cara tensa de ________—.Hace dos meses fui contratado por Lord Radnor para encontrar a su noviafugitiva, ________ Howard, que ha estado desaparecida durante dos años.
________ estaba completamente inmóvil, mientras un dolor cruel estallaba dentrode su pecho y goteaba por toda ella. Su boca se sacudió con la violentanegación, pero no le salieron las palabras. En cambio oyó un grito agudo,incoherente, solo después se dio cuenta que había suyo. No era consciente demoverse, pero de repente cruzó la habitación, agarrando la cara oscura de Nick,mientras la rabia y el terror bajaron en picado alrededor de ella como elataque de las águilas ratoneras.
Una maldición salvaje sonó en sus oídos, y sus muñecas fueron aplastadas en aplastantestornos, pero ella no lo haría, no podía dejar de luchar. Sudor y lágrimas corríanpor su cara, y respiraba entre sollozos, y luchando por su vida, por lalibertad que le estaba siendo arrebatada. En algún sitio en su mente sabía queactuaba como una loca, que esto resultaría negativo, pero parecía no poderpararse.
—Para, _______— gruñó Nick, dándola una sacudida dura—. Cálmate… por el amor deDios.
—¡No volveré! —Chilló, jadeando con furia—. Te mataré primero, ah Dios, teodio, te odio.
—________— la voz fría y sensata cortó cuidadosamente su tormento que seretorcía de dolor. Era la voz de Lord Westcliff. Uno de sus poderosos brazos sedeslizó alrededor desde atrás, y la arrastró lejos de Nick. Ella retrocediócontra él como un animal aterrorizado.
—Es suficiente— dijo Westcliff contra su oído, su brazo apretándose en un anilloinflexible.
—Él no la llevará, _______. Lo juro. Sabe que siempre mantengo mi palabra.Ahora respire hondo. Otra vez.
De algún modo la voz severa, tranquila del conde la alcanzó como nada máspodría haberlo hecho, y ella se encontró obedeciendo. Él la guió hasta unasilla y la forzó a sentarse. Bajando sus caderas y muslos, la sujetó con unamirada negra.
—Estése quieta. Y siga respirando.
_________ asintió bruscamente, las lágrimas aun le corrían por la cara.
—No deje que se acerque a mí, —susurró ella.
De pie, Westcliff lanzó una mirada de hielo de obsidiana al agente de BowStreet.
—Mantenga la distancia, Jonas. Me importa un bledo quien le ha pagado parahacer que. Está en mi casa, y no hará nada sin mi consentimiento.
—No tiene derecho legal sobre ella— dijo Nick suavemente—. No puede retenerlaaquí.Westcliff respondiócon un resoplido arrogante. Yendo hacia el aparador, vertió una pequeñacantidad de líquido ambarino en una copa. Llevando el licor a ________, élobligó a sus dedos temblorosos a rodear el recipiente.
—Beba esto, —dijo de manera cortante.
—Yo no... —comenzó, pero él interrumpió en un tono de autoridad absoluta.
—Ahora. Cada gota.
Haciendo muecas, ella bebió el líquido en unos pocos tragos y tosió cuando suspulmones y garganta estuvieron llenos de fuego aterciopelado. Su cabeza le dabavueltas, y miró al conde con ojos llorosos. Él extrajo un pañuelo del interiorde su abrigo y se lo dio. El lino estaba caliente por el calor de su cuerpo.Secando su cara con el, suspiró con voz temblorosa.
—Gracias, —dijo con voz ronca.
Mantuvo su mirada pegada a él, incapaz de mirar a Nick. Nunca había soñado quetal devastación fuera posible… que su ruina hubiera venido en la forma de unhermoso hombre con ojos crueles y encantadores… el primer hombre que habíabesado. El dolor de la traición, la humillación aplastante de ello, erademasiado grande de soportar.
—Ahora— dijo Westcliff serenamente, tomando una silla al lado de _________— sureacción a la revelación del sr. Jonas parecería confirmar que es de verdad ________Howard—. Él esperaba su breve asentimiento de cabeza antes de continuar—. ¿Estambién verdad que esta prometida a Lord Radnor?
_________ fue tranquilizada por la presencia poderosa del conde, sabiendo queél era la única cosa que la mantenía a salvo del depredador que estaba alacecho cerca. Mirando los rasgos francos de Westcliff, luchaba por las palabrasexactas para hacerle entender su situación. Cuando el conde vio su agitación,la sorprendió extendiéndole la mano y tomando su mano en su cuerpo. Su apretón,tan fuerte y seguro, parecía alejar el miedo que la incapacitaba. _______estaba asombrada por su bondad. Nunca la había mostrado esta clase de consideración…nunca parecía darse cuenta, en realidad.
—Nunca fue mi elección— le dijo— lo arreglaron cuando yo era una niña. Mispadres prometieron a Lord Radnor mi mano a cambio de su patronazgo financiero.He tratado duramente de aceptar la situación, pero Radnor no es racional, estáloco, en mi opinión. No ha hecho ningún secreto de sus proyectos, me consideracomo una especie de animal para ser entrenado a su satisfacción. Basto decirque yo estaría mejor muerta. Debe creerme, yo nunca habría recurrido a esto deotra manera.
—La creo—. Todavía conservaba la posesión de su mano, Westcliff echó un vistazoa Nick Jonas—. Habiendo conocido a la señorita Miller por algún tiempo, sólopuedo asumir que sus objeciones al casamiento con Radnor son válidas.
—Lo son— llegó la respuesta apagada del agente. Él holgazaneaba cerca de lachimenea con engañosa pereza, descansando un brazo sobre la chimenea de mármol.Las llamas echaban lenguas de luz roja sobre su cara oscura—. Radnor es uncerdo. Pero es inútil. Sus padres han estado de acuerdo con el matrimonio. Eldinero, mucho, ha cambiado de manos. Y si no la recupera, Radnor enviará unadocena más como yo para hacer el trabajo.
—No me encontrarán— dijo _________, finalmente logrando encontrar su mirada—.Me iré al extranjero. Desapareceré.
—Pequeña tonta, —interrumpió Nick en voz baja—. ¿Planeas pasar el resto de tuvida huyendo? Él enviará otro hombre detrás de que ti, y otro. Nunca tendrás unmomento de paz. No podrás ir lo bastante rápido, o lo bastante lejos.
—Es suficiente— dijo Westcliff de manera cortante, sintiendo el temblor que traspasóel cuerpo de ________—. No, ________ no irá al extranjero, tampoco seguiráhuyendo de Lord Radnor. Encontraremos un modo de resolver el asunto de modo queella pueda llevar una vida normal.
—¿Ah? —Una de las oscuras cejas de Nick se levantó en un arco burlón— estodebería ser interesante. ¿Qué propone hacer, Westcliff?
El conde estaba silencioso mientras consideraba el asunto.
Mientras ________ seguía mirando fijamente a Nick Jonas, trataba de pensarpasando de la mezcla confusa de emociones. Encontraría alguna salida. Estaríacondenada si fuera llevada a Radnor como un cordero a la matanza. Suspensamientos debían haber sido obvios, ya que de repente la mirada inflexiblede Jonas estaba conmovida con seria admiración mientras la miraba fijamente.
—Como yo lo veo, tiene sólo dos opciones— dijo él suavemente.
Su voz tembló sólo un poco mientras ella contestaba.
—¿Cuales son?
—Con el estímulo correcto, puedo ser persuadido de dejarte ir, en cuyo casoseguirías ocultándote de Radnor hasta que seas atrapada otra vez. O... puedesquitarte de su alcance permanentemente.
—¿Qué quieres decir?
Lord Westcliff intervino en el silencio tenso.
—Él quiere decir matrimonio. Una vez que este casada y legalmente bajo laprotección de otro hombre, Radnor cesará su búsqueda.
La mirada de ________ cayó hasta la mano fuerte que cubría la suya.
—Pero es imposible. No conozco a ningún hombre que estuviera… dispuesto—. Ellase paró, sintiéndose enferma y amargada.
—Es posible— contestó el conde con calma.
Mientras ________ miraba a Westcliff con ojos interrogantes, la burla tranquilade Nick Jonas cortó el aire.
—¿Planeando hacerla su condesa, milord?
La cara del conde era inexpresiva.
—Si fuera necesario.
Atontada, ________ se aferró a su mano fuerte antes de retirarla. Erainconcebible que Westcliff estuviera dispuesto a hacer semejante sacrificio.Quizás podría reconciliarse con la perspectiva de un casamiento sin amor.Después de todo, cualquier cosa era preferible a convertirse en lady Radnor.Sin embargo, el conde era un hombre bueno, honorable, y ella no se aprovecharíaasí de él.
—Usted es notablemente amable, milord— le dijo—. Pero yo nunca me casaría conusted, porque merece algo mucho mejor que un matrimonio de conveniencia. Es unsacrificio demasiado grande para que lo haga.
—Apenas sería un sacrificio, —contestó él secamente—. Y es una solución lógicaa su dilema.
_______ sacudió su cabeza, sus cejas se fruncieron cuando un nuevo pensamientose le ocurrió.
—Hay una tercera opción.
—¿Cual es?
Una gran calma helada se colocó sobre ________, y de pronto se sintió fuera deescena, como si fuera un espectador imparcial más que un participante.
—Yo preferiría no decirlo aún. Si no le importara, milord, me gustaría tenerunos minutos a solas con el señor Jonas. FIN DEL CAPÍTULO 4Capítulo 5

Nick sabía que _______ no reaccionaría pasivamente a las noticias de queél la había perseguido de parte de Lord Radnor. Pero la furia apasionada de surespuesta cuando lo arrinconó lo había asustado. Ahora que había recuperado suautodominio, le miraba fijamente con un cálculo desesperado que él entendíademasiado bien. Él la creía magnífica.
Aunque Lord Westcliff claramente no estuviera de acuerdo con la petición de ________,accedió con el ceño fruncido.
—Esperaré en la siguiente habitación— dijo, como si esperara que Nick cayerasobre ella como un animal devorador en cuanto la puerta estuviera cerrada.
—Llame si necesita ayuda.
—Gracias, milord— murmuró ________, dando al conde una sonrisa agradecida quehizo que Nick hirviera de celos. Habría necesitado poca provocación para llevarsu puño a la cara aristocrática de Westcliff, sobre todo en este momento cuandoél había tomado la mano de _______ para consolarla. Nick nunca había sidoposesivo con alguien en su vida, pero apenas podía tolerar la vista de _______aceptando el tacto de otro hombre. Algo le pasaba —había perdido el control dela situación, y no estaba seguro de como recuperarlo. Todo lo que sabía porcierto era que ________ era necesaria para él… que si no pudiera tenerla, esesentimiento infinito de estar hambriento, insatisfecho, frío, nunca loabandonaría.
Ella se giró hacia él, su cara pálida, sus ojos enrojecidos de lágrimas. Suexpresión era compuesta sin embargo, y ella lo miró con inquietante intensidad,como si tratara de ver dentro de su mente. Su mirada inquisitiva le hizosentirse extrañamente amenazado.
—¿Era todo un número? —preguntó silenciosamente.
Nick parpadeó. Él, que había aguantado horas incontables de escrutinio einterrogatorio e incluso tortura, estaba completamente desconcertado por lapregunta.
—Sé que un poco de ello lo era— dijo ________—. Era parte de tu trabajo paraganar mi confianza. Pero fuiste bastante más lejos de lo necesario—. Ella seacercó a él con lentitud hipnótica—. ¿Por qué me dijiste esas cosas esta noche?
Dios le ayudara, no podía contestar. Peor, no podía apartar la mirada de ella,y ella parecía mirar en su alma a través de sus ojos.
—La verdad, sr. Jonas— insistió—. Si puedo conseguir preguntar, seguramente túpuedes conseguir contestar. ¿Pensabas algo de ello?
Nick sintió un que un sudor ligero estallaba sobre su cara. Trató de encerrarlolejos, negarlo, pero era imposible.
—Sí— él dijo con voz ronca y sujetó con un cepo su boca cerrada. Que el diablola lleve si quería que dijera algo más que eso.
Por alguna razón, la admisión pareció hacer que ______ se relajase. Nick nopodía comenzar a imaginarse por qué.
Finalmente logrando apartar rápidamente su mirada de la suya, él miró fijamentea ciegas en la luz del fuego que bailaba.
—Ahora, —refunfuñó él— quizás me puedas explicar cual es la tercera opción.
—Necesito protección de Lord Radnor, —dijo ella sin rodeos—. Pocos hombresserían capaces de mantenerse firme contra él. Creo que tú podrías.
La declaración era práctica… no había nada elogioso en su tono. Sin embargo, Nicksentía un parpadeo de orgullo masculino de que ella reconociera suscapacidades.
—Sí, podría— dijo inflexiblemente.
—Entonces a cambio de tu protección y apoyo financiero, yo estaría dispuesta aser tu amante. Firmaría un contrato legalmente obligatorio a ese efecto. Piensoque sería suficiente para mantener a Lord Radnor a raya y entonces no tendríaque permanecer escondida.
Su amante. Nick nunca había esperado que estuviera dispuesta a rebajarse así.Sin embargo, parecía que _______ era en última instancia pragmática,reconociendo cuando no podía permitirse mantener sus principios.
—Me dejarías acostarme contigo a cambio de mi dinero y protección, —dijo, comosi la palabra amante necesitara definición. Él la lanzó un vistazo cauteloso—. Vivirásconmigo, y me acompañaras en público, independientemente de la vergüenza queesto te cause. ¿Es eso lo que estas diciendo?
Sus mejillas se pusieron rojo brillante, pero no apartó la mirada de él.
—Sí.
El deseo inundó cada parte de su cuerpo con el calor primitivo. Darse cuenta deque iba a tenerla, que se entregaría a él de buen grado, le aturdió. Su amante…pero eso no era bastante. Necesitaba más de ella. Todo de ella.
Deliberadamente fue al sofá, un tanto perplejo el pedazo de utilitario tapizadoen tieso cuero Borgoña, y se sentó con sus piernas extendidas. Dejó que sumirada la recorriera con pura apreciación sexual.
—Antes de acordar algo, quiero una muestra de lo que me ofreces.
Ella se puso rígida.
—Pienso que ya has probado bastante.
—¿Te refieres a nuestro interludio en los bosques esta tarde? —Él hizo su vozmuy suave, mientras su corazón palpitaba violentamente en su pecho—. No fuenada, ________. Quiero más que unos besos inocentes de ti. Mantener una amantepuede ser una proposición cara, tendrás que demostrar que lo vales.
Fue hasta él despacio, su forma delgada se perfilaba en la luz de la lumbre.Claramente sabía que él jugaba una especie de juego con ella, pero aún no habíacomprendido cuales eran los intereses.
—¿Qué quieres de mí? —preguntó suavemente.
Lo que había tenido de Gemma. No, más de lo que Gemma jamás le había dado.Deseaba que alguien le perteneciera. Que se preocupase por él. Que lenecesitara de algún modo. No sabía si era posible… pero estaba dispuesto aarriesgar todo por ________. Ella era su única posibilidad.
—Te lo demostraré.
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