Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
"Obligados a Casarse" (Nick y tu) Adaptación.
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 11 de 21. • Comparte
Página 11 de 21. • 1 ... 7 ... 10, 11, 12 ... 16 ... 21
Re: "Obligados a Casarse" (Nick y tu) Adaptación.
jajaja lesset me encanto tu comentario
pobre de mis jonas...
dentro de un rato subo cap
no subi antes xq estaba durmiendo!! :D
pobre de mis jonas...
dentro de un rato subo cap
no subi antes xq estaba durmiendo!! :D
maru!!
Re: "Obligados a Casarse" (Nick y tu) Adaptación.
Capitulo 9
Estaban casados y bien casados. Y _____(tn), por mucho que reflexionara y recapacitara, no conseguía entender cómo había pasado todo en un solo día.
No sólo habían acabado contrayendo matrimonio en contra de su voluntad y sin que ella fuera consciente de lo que se traía el juez Whitley entre manos, sino que además estaban a punto de pasar su noche de bodas en el hotel Forbes Junction.
Miró de reojo al hombre que estaba sentado frente a ella en la mesa. Nick parecía tranquilo y cortaba el filete que le habían llevado. Levantó la vista de forma inesperada y le sonrió, después volvió a concentrarse en la comida, parecía tener apetito.
—Estás disfrutando con todo esto, ¿verdad? —comentó ella con tono acusatorio.
—Por supuesto —repuso él mientras se limpiaba la boca con la inmaculada servilleta.
—No hablo de la comida, sino de este día. Y del hecho de que estemos en un… Aquí —dijo ella mirando a su alrededor—. En medio de un hotel donde todo el mundo sabe ya que nos hemos casado.
Nick la miró mientras masticaba otro pedazo de carne.
—Dos veces —replicó él tomando un trozo de pan de la cesta—. Nos hemos casado dos veces. Apuesto lo que quieras a que poca gente está tan casada como nosotros. ¡Dos veces! —repitió con una sonrisa.
—El reverendo nos estaba esperando —le recordó ella sin dar su brazo a torcer—. No sé de qué te quejas. Creo que lo apropiado era casarnos delante de un pastor de la iglesia como lo hicimos, no en una taberna.
—Como quieras, ________(tn).
Ella se movió en la silla, incómoda con todo aquello. Tomó un trocito de patata asada con su tenedor, pero volvió a dejarlo en el plato sin probar bocado.
—Ya sabes lo que quiero decir —insistió ella—. Todo el pueblo sabe que cuando vayamos arriba a nuestra habitación… Saben que es nuestra noche de bodas.
Sabía que estaba ruborizada, podía sentir el calor en sus mejillas. Se había pasado así casi todo el día.
Nick vio cómo se sonrojaba y le brillaban los ojos, al borde de las lágrimas. Se moría de ganas de llevarla arriba hasta la habitación y comenzar la noche de bodas de la que ella estaba hablando con tanto embarazo.
—______(tn), querida —comenzó él en voz baja mientras se inclinaba un poco sobre la mesa para que sólo la oyera ella—. No hay ninguna pareja de casados en todo el pueblo que no haya tenido su propia noche de bodas.
Se dio cuenta de que sus palabras no habían servido para consolarla cuando vio el gesto de consternación en su cara.
—A eso me refiero —susurró ella mientras se limpiaba las manos en la servilleta—. ¡Todos lo saben!
Nick levantó su taza y bebió un sorbo de café. Se le había enfriado mientras disfrutaba del sabroso filete. Dirigió el dedo índice hacia al plato de ¨______(tn) y ella lo miró con el ceño fruncido.
—¿Qué? ¿Qué pasa?
El filete estaba intacto. Lo había cortado en pequeños pedazos, pero no había conseguido probarlo aún. Al lado estaba la patata asada. La había cortado también, pero no había comido nada. Lo mismo había pasado con las verduras.
—Tienes que comer, _______(tn) —le dijo él con suavidad—. No has probado tu cena y, si no me equivoco, tampoco tomaste nada a la hora de la comida. Lo único que has comido en todo el día fue el pan con mantequilla que pediste para desayunar.
—Bueno, pero lo tomé bastante más tarde de la hora normal de desayunar —replicó ella—. Además, no tengo demasiado apetito —añadió mientras soltaba el tenedor y apoyaba las manos en su regazo.
—Bueno, no me vengas entonces con quejas a medianoche, cuando estés muerta de hambre —le advirtió él mientras terminaba su cena.
—No tengo intención de quejarme de nada —susurró ella mientras miraba de nuevo a su alrededor con gesto avergonzado.
—Nadie te está mirando, ________(tn) —insistió él intentando ser paciente—. Nadie se va a fijar en nosotros.
—¿Eso crees? Pues Deborah Hopkins acaba de entrar con un hombre y vienen los dos hacia nuestra mesa.
—Intenta parecer feliz —le ordenó él mientras alargaba la mano para birlarle un pedazo de su filete. Hizo lo que le decía y sonrió con educación. Pinchó una zanahoria y se la llevó hacia la boca.
—Bueno, bueno, así que ésta es la novia —dijo Clyde Hopkins a modo de saludo, al llegar al lado de su mesa.
—Hola, Clyde —lo saludó él con entusiasmo y levantándose por deferencia a Deborah—. Así es. Te presento a ________(tn), mi esposa. Mi flamante esposa.
Le pareció que Nick la presentaba con el adecuado grado de orgullo de cualquier marido en el día de su boda. Sonrió con todo el entusiasmo que pudo musitar, asegurándose de que se le vieran todos los dientes en el gesto.
No pudo evitar ruborizarse al ver cómo aquel hombre la miraba de arriba abajo.
—Bueno, bueno. Es una esposa encantadora, ¿verdad, Deborah? Tan bella que ha conseguido arrastrarte al altar, ¿eh?
________(tn) miró a su alrededor. Eran el centro de atención en el comedor. Todos los miraban sin ningún tipo de complejo. Le hubiera encantado poder levantarse y salir de allí para preservar la poca dignidad que le quedaba.
—¿Al altar? —repitió ella con perplejidad.
—Bueno, ya he oído que tuvisteis que conformaros con la taberna y con una mesa de bar en vez de un altar —comentó Clyde con una sonrisa pícara—. Pero, bueno, una boda es una boda. Sea como fuere, estáis casados.
—Nick está lleno de sorpresas, siempre lo he dicho —comentó Deborah entonces—. Y supongo que su decisión de casarse con su novia en El liguero dorado es solo una de las muchas sorpresas que guarda para ella.
La mujer le sonrió con frialdad y después se llevó la mano a la cabeza para atusarse el pelo, que ya estaba perfecto. Después, por si no fueran ya el hazmerreír de todos, se acercó a ella y le habló en un tono lo suficientemente alto para que todos los presentes la escucharan.
—A lo mejor te lleva a La bala de plata para pasar la luna de miel.
—¡Ya basta, Deborah! —gruñó Nick mientras la miraba con los ojos entrecerrados y la mandíbula aprenda—. Acabas de insultar a mi esposa. Si fueras un hombre, te arrastraría hasta la calle ahora mismo para obligarte a callar —le dijo agarrando con fuerza su mano.
Deborah palideció al oír sus duras palabras. Y seguro que tampoco le era agradable la fuerza con la que Nick sujetaba sus delicados dedos.
Como si el contacto con su piel fuera suficiente para repugnarle, Nick soltó de inmediato su mano y volvió a sentarse.
Fijó entonces su atención en Clyde Hopkins.
—Saca a tu hija de aquí —le dijo Nick sin levantar la voz.
Alargó la mano y tomó el plato lleno de comida que ella tenía aún delante. Lo levantó unos centímetros por encima de la mesa antes de hablarles de nuevo.
—Sal ahora mismo de aquí con ella o Deborah va a comenzar una nueva moda femenina cuando este plato decore la pechera de su traje —dijo Nick en tono amenazante.
Clyde la miró con los ojos encendidos por el odio y la indignación. Después, con toda la dignidad que pudo reunir, tomó a su hija del brazo y salieron del comedor.
—Por favor, vayámonos de aquí —le pidió ella en cuanto se quedaron solos de nuevo.
—Nos iremos dentro de poco —le aseguró Nick—. Bebe un poco de agua, ____(tuap). Toma algo de pan o entretente con lo que sea, no voy a permitir que todo el mundo vea que Deborah ha conseguido echarte de aquí.
—No serán ellos los que consigan echarme de aquí. Yo ya estaba deseando irme antes de que aparecieran por el restaurante —replicó ella con sarcasmo.
Nick la miró con extrema ternura mientras parecía asimilar lo que sus palabras acababan de confesarle.
—No tienes que huir de mí, cariño —le dijo Nick con amabilidad—. Y si lo haces, te seguiré a donde vayas.
Apoyó los codos en la mesa.
Se daba cuenta de que iba a costarle conseguir que ________(tn) se sintiera lo suficientemente relajada como para disfrutar de la noche de bodas. Parecía muy confusa y asustadiza. La visita de Clyde y su hija no había hecho sino empeorar su estado. Tenía que conseguir que se sintiera a gusto.
—Por favor —le pidió ella en un susurro. Parecía estar deseando salir de allí y él accedió por fin.
—Muy bien, vámonos —le dijo.
Con la mano en su cintura, la acompañó fuera del restaurante. Le alivió ver que la gente no los miraba ya, sino que fingían interés en sus propias mesas y platos. Cuando llegaron al vestíbulo, la dirigió hacia la amplia escalera que llevaba al piso de arriba, donde estaba la habitación que había alquilado.
Arrastraba los pies contra la superficie enmoquetada de las escaleras, la mano que se aferraba a la balaustrada le sudaba profusamente y el corazón le latía a mil por hora. Cuando llegaron frente a la habitación dos cero nueve y Matt abrió la puerta para dejarla entrar, ________(tn) estaba a punto de desmayarse de nuevo con el pánico que la atenazaba por completo.
—No tengo un camisón —espetó sin pensar, en cuanto vio la cama frente a ellos.
Se dio media vuelta para mirarlo. Se daba cuenta de que debía haber casi desesperación en sus ojos.
—Tenemos que volver a casa. Tenemos que ir hasta el rancho, Nick. No puedo irme a la cama si no tengo un camisón.
Nick luchó para controlar la sonrisa que amenazaba con asomar en sus labios al escuchar las palabras de _______(tn). Pero se controló. No estaba dispuesto a disgustarla más aún de lo que estaba.
—No pasa nada cariño —le dijo para tranquilizarla—. Puedes dormir con tus enaguas o algo de eso. O quizás con esa prenda de seda que te traje en el paquete del vestido.
—¿La camisola? ¿Quieres que duerma con eso puesto? ¡Es casi transparente! —exclamó ella estupefacta.
—Sí, lo sé —murmuró él.
Recordó la prenda. La había visto sólo durante unos segundos sobre el mostrador de la tienda de Abraham Guismann. Pero su apariencia delicada y sedosa había sido suficiente para que su fértil imaginación volara al pensar en ______(Tn) cubierta sólo con esa camisola.
Sintió cómo se despertaba su entrepierna, pero sabía que ella no estaba preparada aún para eso e intentó pensar en otra cosa.
—¿No podríamos simplemente volver al rancho? —le preguntó ella esperanzada.
Sabía que él se iba a negar, pero quería intentarlo una vez más, apelar a la clemencia de ese hombre. Creía que se moriría de vergüenza si se veía obligada a bajar a desayunar al comedor al día siguiente en frente de toda la gente que sabía lo que había pasado esa noche entre los dos. Su noche de bodas.
—_________(tn), ¿se puede saber de qué estás tan asustada?
No quería preguntarle aquello, pero las palabras se escaparon antes de que pudiera pensar en ello. Decidió que era mejor saberlo. Se acercó a ella y apoyó con cuidado las manos en sus delicados hombros.
—Sabes que nunca haría nada que pudiera hacerte daño, ¿verdad?
—No sé de qué tengo miedo, Nick. Ese es el problema. No… No sé nada —admitió ________(tn)—. Bueno, algo sé, claro. Sé que se usa a un semental para preñar las yeguas, sé cómo nacen los cachorros y he visto a los pájaros en primavera revoloteando y me imaginó que estaban… Bueno, ya sabes…
Ella se detuvo de repente, sonrojándose una vez más. Era como si acabara de darse cuenta de que estaba hablando con su marido de lo innombrable, de algo de lo que nunca hablaba una dama.
—____(tuap)… —le dijo él con voz tierna y una sonrisa—. Los hombres y las mujeres no son como los caballos, lo perros ni los pájaros, aunque te confieso que no sé qué viste hacer a los pájaros. Si te hubieras dedicado a observar a las gallinas con el gallo, entonces sí que podrías haber aprendido algo —añadió él burlón.
Ella frunció el ceño y se apartó de mala manera.
—¡Sé que no es lo mismo, Jonas! Eso lo sé.
—¿De verdad, cariño? —le preguntó él con más amabilidad, mientras alargaba de nuevo sus manos hacia ella.
Podía rodear su cintura con las manos. Era como si estuviera hecha para él y sabía que iba a encajar con la misma perfección en más de un sentido. No pudo evitar admirar todo su cuerpo.
Recordó la suavidad que le habían prometido sus hombros desnudos después del baño. Sintió la imperiosa necesidad de despojarla del vestido que llevaba puesto. La idea de quitarle las medias y deslizarlas por sus pantorrillas fue suficiente para que sus manos comenzaran de nuevo a temblar. Tampoco podía quitarse de la cabeza la firmeza y las curvas de su busto.
—No me mires así —le advirtió ella.
Todos sus sentidos estaban en alerta y una abrasante ola de calor recorría su cuerpo, sobre todo en las partes que Nick iba acariciando con su mirada y donde la tocaba.
—Vuélvete —le pidió él.
Su tono era más de orden que de sugerencia, pero ella obedeció. Nick no dejó de tocarle la cintura mientras se giraba.
Después las apartó, pero sólo para desabrocharle los botones de perla que cerraban el vestido desde la nuca. La hilera de delicados botones terminaba justo por debajo de sus caderas. En cuanto terminó, Nick se dispuso a hacer lo mismo con los que cerraban los puños de sus mangas. Tenía los brazos alrededor de sus hombros y sujetaba las manos de _________(tn) por delante de su pecho. Le estaba desabrochando los botones con sumo cuidado. Estaba segura de que no podía ser sino un accidente que Nick tocara con el interior de la muñeca uno de sus pechos al quitarle el último botón.
Entonces él tiró de las mangas y se deslizó con ellas el corpiño del vestido. Ella, completamente aturdida con lo que estaba pasando, agarró con fuerza el cuello del vestido para que no cayera del todo.
—¿Qué se supone que estás haciendo, Nicholas Jonas? —exclamó ella fuera de sí.
Estaba intentando, con poca fortuna, que el vestido no cayera. Miró por encima de su hombro con los ojos muy abiertos y vio que él le estaba sonriendo.
—Sólo intento ayudarte, cariño.
—Me lo puse sin ayuda y me lo puedo quitar del mismo modo —replicó ella.
Se daba cuenta de que había perdido por completo el control de la situación.
—Venga, _______(tn), deja que te ayude —insistió él mientras cubría sus manos con delicadeza.
Ella suspiró temblorosa y soltó el vestido. La prenda cayó de inmediato a sus pies, como una lluvia de flores azules y hojas verdes. Agachó la cabeza y cerró los ojos.
—Saca los pies del vestido, _________(tn) —le dijo Nick con amabilidad—. No querrás que se te arrugue tu vestido nuevo.
—No —repuso ella.
No podía dejar de mirarse el pecho, el principio de sus senos estaba completamente expuesto y a la vista de Nick.
—Estaba seguro de que te quedaría bien —le comentó Nick mientras se agachaba para recoger el vestido del suelo.
Nick agarró la goma elástica que había sido introducida en la cintura de la prenda para que se adaptara a mujeres de distinta talla. La estudió y estiró después.
—Esto es todo un invento, ¿no te parece?
—Sí —murmuró ella sin poder dejar de observar las manos de Nick.
Él tomó con cuidado el vestido y lo colgó de un perchero que había en la pared. Después, al volverse para mirarla de nuevo, se esforzó por fijarse sólo en su rostro. Era consciente de que la combinación dejaba la parte superior de los pechos de ________(tn) a la vista y no quería incomodarla aún más.
—¿Necesitas ayuda con el resto de la ropa? —le preguntó entonces, sin dejar de mirar sus ruborizadas mejillas.
Ella negó con la cabeza.
—No.
—¿No sabes decir otra cosa más que sí o no, ________(tn)? —le dijo él con una sonrisa.
—No sé qué otra cosa decir —admitió ella—. No necesito más ayuda, gracias. No me compraste un corsé…
Levantó las cejas al oír sus palabras.
—No creo que las mujeres de esta zona los usen y no creo que nadie tenga uno en el rancho. Hace demasiado calor para que las pobres señoras vayan encorsetadas.
—Bueno, pronto avisaré a mi casa de Lexington para que envíen mis cosas. Entonces tendré el mío para usarlo cuando lo necesite.
Estuvo a punto de decírselo, pero su sentido común lo detuvo a tiempo. Sabía que era mejor no sacar ese peliagudo tema en esos instantes. ________(tn) ya estaba bastante tensa con la noche de bodas como para decirle que ya se había comunicado él con sus abuelos.
Vio a través de las ventanas de la habitación que el sol tocaba ya la línea del horizonte. Todo el cielo se había teñido de colores hacia el oeste. Sabía que se haría de noche muy pronto. ___________(tn) se había dado cuenta de que en Arizona los atardeceres eran muy rápidos y que las puestas de sol se convertían en noches oscuras en pocos minutos.
Estaba deseando que llegara esa oscuridad. Lo último que se habría imaginado era tener que meterse en esa cama llevando sólo una fina camisola de seda y a la plena luz del día.
Se dio cuenta de que tenía que ganar algo de tiempo. Y se le ocurrió una idea al instante.
—¿Podría tener un poco de intimidad para asearme? —le pidió ella.
Nick la miró con los ojos entrecerrados, como si sospechara de sus intenciones. Pero después se encogió de hombros y asintió. Le parecía que __________(tn) estaba completamente limpia, pero si lo que necesitaba para calmarse era asearse un poco más en el lavabo, estaba dispuesto a ser magnánimo y hacer que se sintiera lo más cómoda posible.
—Claro —asintió él—. Estaré aquí mismo, sentado al lado de la ventana y mirando la calle, así que puedes meterte detrás del biombo y hacer lo que tengas que hacer.
________(tn) hizo una mueca de desagrado al oír su propuesta. No parecía quedarse satisfecha con la solución.
—Bueno, verás… Parte de lo que tengo que hacer requiere más privacidad aún —repuso ella después de unos momentos de silencio.
—Ya… —repuso él algo incómodo—. Bueno, saldré un rato, _______(tn), pero volveré pronto —le advirtió mientras iba hasta la puerta de la habitación—. Daré un paseo por aquí fuera y vuelvo dentro de unos minutos.
Salió satisfecho por haber dejado las cosas claras. Fue por el pasillo hasta las escaleras y dio una vuelta por el callejón que había en la parte de atrás del hotel. Estaba lleno de ganaderos y peones. Estaba decidido a darle diez minutos.
Pero ni uno más.
Nick vio al entrar en la habitación de nuevo que _______(tn) no ocupaba ni una tercera parte de la cama. Se había metido por el lado que estaba más lejano a la puerta.
Se había cubierto con la sábana y la colcha hasta justo debajo de la barbilla y estaba tumbada boca arriba.
La colcha dibujaba su esbelta figura.
Esperaba que no llevara puesto nada más que la ligera camisola que le había comprado él.
No podía dejar de mirarla y le costó pasar el cerrojo de la puerta para asegurarse de que tuvieran la necesaria privacidad. Le temblaban las manos.
__________(tn) oyó el sonido del metal cuando Nick pasó el cerrojo y tragó saliva.
«Estoy encerrada en esta habitación con él, estamos casados y no sé qué tengo que hacer», pensó ella angustiada.
No podía dejar de morderse el labio inferior mientras lo miraba asustada.
Deseaba con todas sus fuerzas que Delilah le hubiera dado más detalles sobre la noche de bodas. Le costaba respirar con normalidad.
—¿Estás durmiendo, _________(tn)? —le preguntó él con suavidad, mientras se acercaba despacio a la cama.
Con una mano iba quitándose los botones de la camisa.
—No —susurró ella.
Daba gracias al cielo de que fuera ya casi totalmente de noche. La luz de la luna era casi la única que entraba en la habitación.
Nick estaba de pie entre ella y la ventana, la luna iluminaba su contorno. Se quitó el cinturón que sujetaba sus pantalones vaqueros y éstos se deslizaron un poco por sus caderas cuando se sacó la camisa.
Se dio la vuelta y fue a colgarla entonces en otro de los ganchos del perchero, al lado de su vestido. Fue un gesto que la conmocionó. Fue un momento de intimidad que le recordó que estaban casados, que iban a vivir juntos y compartirlo todo. Su ropa estaría metida en el mismo ropero y sus cuerpos dormirían en la misma cama. Todo aquello le parecía increíble.
Nick se sentó en la silla de madera que había al lado de la cama y se agachó para quitarse las botas. Después se quitó los largos calcetines. Eso le recordó que no había podido quitarle las medias a ________(tn), una de sus fantasías.
Ese pensamiento lo sacudió con fuerza y sintió de nuevo la misma urgencia que había intentando controlar durante todo el día.
Se puso en pie, se desprendió de sus pantalones y se los sacó. Ya sólo lleva puestos sus calzoncillos cortos.
Levantó la sábana y se metió en la cama. El lino estaba recién planchado y fresco. Fue una sensación agradable.
Para demostrarle a ________(tn) que podía estar tranquila, puso mucho énfasis en lo cómodo que estaba. Apoyó la cabeza en la almohada suspirando, metió las manos debajo de la nuca y se esforzó por mostrarse lo más natural posible.
Después de un rato, levantó un poco la cabeza y la miró.
—¿Tienes suficiente sitio? —le preguntó él con voz alegre.
—Eh…
________(tn) parecía no saber cómo contestar a su pregunta y él no pudo evitar reírse.
—Bueno, supongo que es mejor eso a que siempre me respondas con un «sí» o un «no» —le dijo.
—¿Cuándo vas a hacerlo? —preguntó ________(tn) sin poder esperar más.
Estaba asustada y angustiada con aquello, pero tampoco podía seguir esperando. Se imaginaba que él comenzaría a tocarla en cualquier momento. Aunque no tenía ni idea de qué esperar de todo aquello.
—¿Hacer el qué?
Enfadada, _________(tn) se sentó de golpe en la cama. La sábana cayó y la fina camisola no podía hacer nada por ocultar la silueta de sus firmes y redondeados pechos a la luz de la luna que provenía de la ventana.
Estaba tan agitada que sólo podía respirar superficialmente y su pecho se movía a la vez que su respiración.
Era más de lo que podía soportar Nick. Hasta entonces, había hecho lo imposible por no asustarla e ir despacio, pero no iba a poder aguantarlo más.
Tiró de la mano de _________(tn) y ella se giró hacia él. Estaba pálida y sus ojos estaban llenos del miedo de la inexperiencia ante ese acto de suprema intimidad.
Volvió a tirar de su mano y esa vez ella perdió el equilibrio y se inclinó hacia él. Con cuidado, él tomó su hombro e hizo que se apoyara sobre su torso.
Empezó a acariciar sus rizos con ternura. Su cabello era tan abundante que sus dedos se enredaban en él.
—Me gusta tu pelo, señora Jonas —murmuró él en su oído.
—Gracias —contestó ella.
Tenía su cara apoyada en el negro vello que cubría su torso.
—¡Qué educada eres! —repuso él—. ¿Qué dirías si te confieso que me gustan también tus bonitos hombros y tu piel suave?
La oyó respirar profundamente. Después sacudió la cabeza.
—No lo sé —repuso ella con un susurro—. ¿De verdad? ¿De verdad te gustan mis hombros?
—Sí, por supuesto —le aseguró él.
Acarició uno de sus brazos, podía sentir su pulso acelerado en la delicada muñeca. Entrelazó los dedos con los suyos y los examinó, acariciando cada uno. Quería ir muy despacio con ella.
—Tú tienes unas manos bonitas —le confesó ________(tn).
—Están llenas de callos —repuso.
Sus palabras quedaban casi ahogadas entre sus suaves y brillantes rizos. Se dio cuenta fascinado de que su pelo, casi siempre rojizo, parecía casi dorado a la luz de la luna. Y su aroma… Inhaló su delicioso aroma una vez más.
Con cuidado, movió su otra mano y le acarició la espalda hacia arriba hasta llegar a su nuca. Le echó la cabeza hacia atrás y sus bocas quedaron la una frente a la otra. Ella no se quejó y eso le animó a ir más allá.
La boca de _________(tn) era cálida y suave. La besó con extremo cuidado, consciente de que el cuerpo de la joven se estremecía entre sus brazos.
—Dijiste que te gustaba que te besara —le recordó él a modo de excusa y sin dejar de darle sensuales besos.
—Sí… —suspiró ella contra su boca.
Se daba cuenta de que ella se entregaba a él, con todo lo que ello significaba. Era un regalo maravilloso.
La mano que había acariciado su brazo siguió moviéndose y comenzó a acariciarle los hombros. Sabía que podía sentir su calor a través de la fina camisola.
Deslizó la mano después hasta su espalda y exploró los huesos de su columna.
La rodeaba por completo, desde la mano que sujetaba su nuca mientras la besaba hasta la que tenía en la espalda y hacía que estuviera completamente aplastada contra su cuerpo. _________(tn) tenía las manos entre los dos y poco a poco fue aventurándose a acariciar el vello de su torso.
Él cerró los ojos al sentir que ella comenzaba a tocarlo. Podía sentir la caricia de sus dedos y el inquietante roce de sus uñas, mientras _______(tn) exploraba tímidamente su torso.
La excitación que lo había perseguido durante ese largo día era ya más que evidente y sabía que incluso alguien inexperto como ella se daría cuenta. Estaba fuera de sí y ella, con sus manos, no estaba sino poniéndole las cosas más difíciles todavía.
Dejó de besarla para mirarla.
—Hola, señora Jonas —susurró el con voz ronca y sensual contra su rostro.
El aliento le olía a menta y café. Era muy agradable.
—Señora Jonas… —repitió ella despacio.
La presencia de Nick la embriagaba. Se tranquilizó un poco al oír su nuevo nombre. Intentó convencerse de que todo iba a ir bien. Él estaba siendo muy caballeroso y estaba empeñado en tratarla como a una dama en todo momento. Pensó que quizás eso era todo lo que necesitaba para ser feliz, estar casada con él. Sonrió y se acurrucó a su lado.
—Quería asegurarme de que respondías si te llamaba así —murmuró él.
—Por supuesto —contestó ella—. Ahora que soy tu esposa, ése es mi nombre.
Nick sonrió y se apartó un poco. Tiró de ella hasta dejarla en el centro de la cama. Él se inclinó entonces sobre ella, aplastando con su fuerte torso sus pechos.
—Pero no lo eres, no de verdad —le dijo él con tono amable.
—Sí, sí que lo soy —repuso ella con algo de indignación—. Claro que soy tu esposa. ¡Y el doble que otras esposas! El juez y el reverendo me han convertido en tu esposa.
Nick no pudo evitar reírse.
—Ahí es donde te equivocas, señora Jonas. Todas esas palabras no han servido para nada. Yo soy el único hombre en el mundo que puede convertirte en mi esposa.
_______(tn) se quedó callada. Sus ojos reflejaban su profunda confusión. La observó, esperando pacientemente a que ella entendiera el verdadero significado de sus palabras.
—¡Pero estamos juntos en la cama! —espetó ella de repente.
Él asintió.
—Me has estado besando, tocando y todo eso…
—Hay más —la interrumpió él con amabilidad, mientras aplastaba su cuerpo contra sus cálidos muslos.
Ella se movió incómoda, intentando apartarse de su abultada erección. Pero él la sujetó con la mano para que no lo hiciera.
—¿No sabes lo que es eso, ________(tn)? —le preguntó él con delicadeza.
No sabía cuánto tiempo iba a ser capaz de aguantar la presión que se iba acumulando en su ser y que ansiaba ser liberada pronto.
—¿Es ésta la parte en la que…? ¿Es ahora cuando tengo que ser sumisa?
—¿Es eso lo que piensas que va a pasar? ¿Crees que voy a hacerte daño? —le preguntó él mientras separaba los muslos de ________(tn) con su pierna.
—No sé demasiado de estas cosas, pero creo que no se me va a dar bien lo de ser sumisa —le advirtió ella un susurro apenas audible.
________(tn) se dio cuenta de repente de que, sin que ella fuera consciente de lo que ocurría mientras hablaban, Nick se había colocado encima de ella y se había abierto camino entre sus piernas.
—Yo te enseñaré cómo hacerlo, _______(Tn) —murmuró Nick.
Nick no sabía cómo iba a poder quitarle la camisola. ________(tn) la tenía enredada entre sus muslos y bien sometida alrededor de su cuerpo.
Bajó una mano y tiró de la prenda. Consiguió que se desprendiera y aflojara.
—¡Me estás desnudando! —exclamó ella angustiada.
Estaba en tensión, no podía controlarse por más tiempo. Ella lo miraba asustada. Abrió la boca como para protestar, pero cerró los ojos y se lo pensó mejor.
Notó cómo se quedaba sin aliento cuando le quitó la camisola del todo con un ágil y diestro movimiento.
_______(tn) estaba perpleja, abrió los ojos y miró atónita su propio cuerpo desnudo. No podía creerse que no hubiera ya ropa entre ellos.
—Esto es lo que ocurre cuando la gente hace el amor, _________(tn) —le dijo él con cuidado—. Esta es la parte que nos convierte de verdad en marido y mujer.
Todo él era oscuro. Su cabello negro y el vello que cubría su torso. Parecía una criatura de la noche.
Miró el lugar donde sus cuerpos se tocaban.
Nick apoyó con cuidado la mano sobre la parte más baja de su vientre y la extendió allí.
—Aquí es donde crecerá nuestro bebé, ______(tuap) —le dijo en un susurro—. No sabes cómo ocurre, ¿verdad?
Se resignó a la tarea de instruirla sobre lo que estaban a punto de hacer. No entendía que nadie le hubiera contado de dónde venían los niños y lo que pasaba entre un hombre y una mujer. Creía que su abuela o alguna otra persona debería haberlo hecho.
Ella negó con la cabeza. Parecía completamente perdida.
—Bueno, he visto mujeres en estado —le dijo _________(tn).
—Ya… —repuso él.
Dejó que su cabeza cayera sobre el pecho de ________(tn), cerró los ojos y suspiró profundamente. Estaba siendo más difícil de lo que había previsto. Después se echó completamente sobre ella, tomó su barbilla con una mano y besó la boca que ella le ofrecía.
Sintió cómo se revolvía bajo su cuerpo.
—Nick —murmuró contra su boca—. Tengo tanto calor…
—No pasa nada, cariño —susurró él.
Se abrió paso entre sus labios y acarició su lengua y su boca mientras hacía que sus caderas girasen también sobre la pelvis de _________(tn).
—No sabes cómo me haces sentir, cielo —le dijo mientras elevaba las rodillas de ________(tn).
Se deslizó más abajo y su boca encontró sus firmes pechos. Los besó y lamió con exquisito cuidado mientras se iba abriendo paso entre sus piernas. Lo hizo todo con ternura y delicadeza, sabía que aquel también era territorio virgen, tanto como la parte de su anatomía que presionaba su erección.
________(tn) no dejaba de retorcerse y su respiración era rápida y superficial. Nick estaba tocándola en todos los sitios prohibidos, los que nunca había creído que acabaría por ceder a él ni a ningún otro hombre. Podía sentir su boca contra la piel, quemándola por dentro. Estaba haciendo que sintiera estremecedoras olas de placer que recorrían su cuerpo y que parecían concentrarse en la parte baja de su vientre. Allí abajo, donde Nick la presionaba con fuerza.
Gimió el nombre de su marido. Ni siquiera reconocía su propia voz, era aguda y entrecortada. Deslizó los dedos por el negro pelo de Nick y lo sujetó para que no se moviera de donde estaba y para que no dejara nunca de hacerle lo que le estaba haciendo. No entendía qué estaba pasando, pero estaba disfrutando con aquello.
Con cuidado para no asustarla más aún, Nick deslizó la mano entre __________(tn) y él y la dirigió hacia el centro de su feminidad. Se sintió aliviado al descubrir en los sedosos y cálidos pliegues de su piel que estaba lista para recibirlo. Ya no podía esperar más.
—No te muevas, cariño —le pidió.
Se colocó de nuevo sobre ella y se preparó para deslizarse dentro, rezando al mismo tiempo para no hacerle daño.
Pero no tuvo tanta suerte. El cuerpo de _________(tn) repelía la agresión y no cedía territorio. Podía sentir cómo su carne se ceñía alrededor de él, impidiendo que entrara. Empujó con más fuerza, pero con cuidado. Respiraba profundamente para intentar controlarse.
Segundos después, _______(tn) gimió dolorida cuando él atravesó la barrera de su inocencia.
Deslizó sus manos hasta agarrar sus caderas e impedir que se moviera. Empujó entonces con más fuerza, hasta estar por completo dentro de su esposa.
Ella gritó y se estremeció con violencia, revolviéndose ante la agresiva invasión de su cuerpo. Pero después, aún temblorosa, se resignó a lo que estaba ocurriendo y lo abrazó.
—¿Eso es todo? —preguntó ella.
Él negó con la cabeza mientras intentaba con todas sus fuerzas controlar el río de pasión que ansiaba con salir de su cuerpo.
—No, cariño, hay más —gruñó él.
No quería moverse. Esperaba pacientemente a que la tierna carne de su esposa se acostumbrara a su presencia y acabara aceptándolo.
—Me siento tan llena —comentó ella moviendo un poco las caderas para aliviar la presión.
—No… No te muevas —le pidió él entre dientes.
Lo último que quería era derramar su semilla antes de conseguir que ________(tn) disfrutara con su unión.
Se apartó de ella unos milímetros para que su mano pudiera deslizarse entre los dos hasta llegar a sus partes más privadas. Sintió cómo __________(tn) se estremecía.
—¿Te estoy haciendo daño? —preguntó preocupado.
________(tn) le contestó con un gemido y un sutil pero importante movimiento. Elevó ligeramente las caderas hacia la mano que la acariciaba íntimamente. Sintió cómo se comprimían los músculos de sus nalgas, donde él la sujetaba con la otra mano para impedir que se moviera. _______(tn) elevó las rodillas más aún y su respiración se volvió más rápida y agitada. Los gemidos se sucedieron entonces entre confusas palabras.
—Por favor, Nick, por favor… No puedo… No…
Su voz era suplicante. Echó la cabeza hacia atrás sobre la almohada y acabó por rendirse al maravilloso placer que él le estaba produciendo con sus caricias.
Él deslizó los brazos bajo su espalda hasta que consiguió agarrar sus delicados hombros. La sujetaba con fuerza contra él. Se levantó entonces unos milímetros para deslizarse más dentro aún. Lo hizo una y otra vez, maravillado por su calidez y las sensaciones que aquella mujer le estaba haciendo vivir. Cada vez le costaba más respirar, hasta que segundos más tarde y con un gran estremecimiento, se dejó llevar con un grito desgarrador.
Se desplomó sobre ella y estuvieron así un momento.
—_______(tuap) —la llamó después él al notar que ella estaba demasiado callada—. ______(tuap)…
Levantó la cabeza para mirarla.
Y se quedó sin palabras al ver las lágrimas que caían despacio por su cara. Se acercó a ella para limpiarlas con su propia mejilla.
—No llores, preciosa —le susurró—. La próxima vez no te dolerá.
Ella lo miró entonces, parpadeando para librarse de las lágrimas. Levantó la mano hacia él mientras le sonreía. Acarició su cara y dibujó con su delicado dedo las líneas de su rostro. Desde la frente a la mandíbula.
—No lloro porque me haya dolido —susurró ella mientras sacudía la cabeza ligeramente.
Él se sintió muy aliviado.
—Entonces, ¿por qué?
Nick se inclinó sobre ella para limpiarle otra lágrima, esa vez con su lengua.
—Por todo… No sé… —murmuró ella intentando encontrar las palabras—.Tú… Yo… Las caricias, la cercanía de nuestros cuerpos. Me siento como si fuera parte de ti —le dijo finalmente.
Ni ella misma podía creerse lo que estaba pasando ni cómo se sentía.
Nick sonrió al oír sus palabras y se movió ligeramente, recordándole a _________(tn) dónde estaba.
—¿Lo eres? —le preguntó mientras apartaba algunos de sus rizos de la cara.
Volvió a tentarle la suavidad de su piel.
Se inclinó sobre ella para besar una y mil veces su cuerpo desnudo. No quería ni podía mirarla a los ojos, no se atrevía tampoco a reconocer los nuevos sentimientos que estaban naciendo en su corazón.
Estaban casados y bien casados. Y _____(tn), por mucho que reflexionara y recapacitara, no conseguía entender cómo había pasado todo en un solo día.
No sólo habían acabado contrayendo matrimonio en contra de su voluntad y sin que ella fuera consciente de lo que se traía el juez Whitley entre manos, sino que además estaban a punto de pasar su noche de bodas en el hotel Forbes Junction.
Miró de reojo al hombre que estaba sentado frente a ella en la mesa. Nick parecía tranquilo y cortaba el filete que le habían llevado. Levantó la vista de forma inesperada y le sonrió, después volvió a concentrarse en la comida, parecía tener apetito.
—Estás disfrutando con todo esto, ¿verdad? —comentó ella con tono acusatorio.
—Por supuesto —repuso él mientras se limpiaba la boca con la inmaculada servilleta.
—No hablo de la comida, sino de este día. Y del hecho de que estemos en un… Aquí —dijo ella mirando a su alrededor—. En medio de un hotel donde todo el mundo sabe ya que nos hemos casado.
Nick la miró mientras masticaba otro pedazo de carne.
—Dos veces —replicó él tomando un trozo de pan de la cesta—. Nos hemos casado dos veces. Apuesto lo que quieras a que poca gente está tan casada como nosotros. ¡Dos veces! —repitió con una sonrisa.
—El reverendo nos estaba esperando —le recordó ella sin dar su brazo a torcer—. No sé de qué te quejas. Creo que lo apropiado era casarnos delante de un pastor de la iglesia como lo hicimos, no en una taberna.
—Como quieras, ________(tn).
Ella se movió en la silla, incómoda con todo aquello. Tomó un trocito de patata asada con su tenedor, pero volvió a dejarlo en el plato sin probar bocado.
—Ya sabes lo que quiero decir —insistió ella—. Todo el pueblo sabe que cuando vayamos arriba a nuestra habitación… Saben que es nuestra noche de bodas.
Sabía que estaba ruborizada, podía sentir el calor en sus mejillas. Se había pasado así casi todo el día.
Nick vio cómo se sonrojaba y le brillaban los ojos, al borde de las lágrimas. Se moría de ganas de llevarla arriba hasta la habitación y comenzar la noche de bodas de la que ella estaba hablando con tanto embarazo.
—______(tn), querida —comenzó él en voz baja mientras se inclinaba un poco sobre la mesa para que sólo la oyera ella—. No hay ninguna pareja de casados en todo el pueblo que no haya tenido su propia noche de bodas.
Se dio cuenta de que sus palabras no habían servido para consolarla cuando vio el gesto de consternación en su cara.
—A eso me refiero —susurró ella mientras se limpiaba las manos en la servilleta—. ¡Todos lo saben!
Nick levantó su taza y bebió un sorbo de café. Se le había enfriado mientras disfrutaba del sabroso filete. Dirigió el dedo índice hacia al plato de ¨______(tn) y ella lo miró con el ceño fruncido.
—¿Qué? ¿Qué pasa?
El filete estaba intacto. Lo había cortado en pequeños pedazos, pero no había conseguido probarlo aún. Al lado estaba la patata asada. La había cortado también, pero no había comido nada. Lo mismo había pasado con las verduras.
—Tienes que comer, _______(tn) —le dijo él con suavidad—. No has probado tu cena y, si no me equivoco, tampoco tomaste nada a la hora de la comida. Lo único que has comido en todo el día fue el pan con mantequilla que pediste para desayunar.
—Bueno, pero lo tomé bastante más tarde de la hora normal de desayunar —replicó ella—. Además, no tengo demasiado apetito —añadió mientras soltaba el tenedor y apoyaba las manos en su regazo.
—Bueno, no me vengas entonces con quejas a medianoche, cuando estés muerta de hambre —le advirtió él mientras terminaba su cena.
—No tengo intención de quejarme de nada —susurró ella mientras miraba de nuevo a su alrededor con gesto avergonzado.
—Nadie te está mirando, ________(tn) —insistió él intentando ser paciente—. Nadie se va a fijar en nosotros.
—¿Eso crees? Pues Deborah Hopkins acaba de entrar con un hombre y vienen los dos hacia nuestra mesa.
—Intenta parecer feliz —le ordenó él mientras alargaba la mano para birlarle un pedazo de su filete. Hizo lo que le decía y sonrió con educación. Pinchó una zanahoria y se la llevó hacia la boca.
—Bueno, bueno, así que ésta es la novia —dijo Clyde Hopkins a modo de saludo, al llegar al lado de su mesa.
—Hola, Clyde —lo saludó él con entusiasmo y levantándose por deferencia a Deborah—. Así es. Te presento a ________(tn), mi esposa. Mi flamante esposa.
Le pareció que Nick la presentaba con el adecuado grado de orgullo de cualquier marido en el día de su boda. Sonrió con todo el entusiasmo que pudo musitar, asegurándose de que se le vieran todos los dientes en el gesto.
No pudo evitar ruborizarse al ver cómo aquel hombre la miraba de arriba abajo.
—Bueno, bueno. Es una esposa encantadora, ¿verdad, Deborah? Tan bella que ha conseguido arrastrarte al altar, ¿eh?
________(tn) miró a su alrededor. Eran el centro de atención en el comedor. Todos los miraban sin ningún tipo de complejo. Le hubiera encantado poder levantarse y salir de allí para preservar la poca dignidad que le quedaba.
—¿Al altar? —repitió ella con perplejidad.
—Bueno, ya he oído que tuvisteis que conformaros con la taberna y con una mesa de bar en vez de un altar —comentó Clyde con una sonrisa pícara—. Pero, bueno, una boda es una boda. Sea como fuere, estáis casados.
—Nick está lleno de sorpresas, siempre lo he dicho —comentó Deborah entonces—. Y supongo que su decisión de casarse con su novia en El liguero dorado es solo una de las muchas sorpresas que guarda para ella.
La mujer le sonrió con frialdad y después se llevó la mano a la cabeza para atusarse el pelo, que ya estaba perfecto. Después, por si no fueran ya el hazmerreír de todos, se acercó a ella y le habló en un tono lo suficientemente alto para que todos los presentes la escucharan.
—A lo mejor te lleva a La bala de plata para pasar la luna de miel.
—¡Ya basta, Deborah! —gruñó Nick mientras la miraba con los ojos entrecerrados y la mandíbula aprenda—. Acabas de insultar a mi esposa. Si fueras un hombre, te arrastraría hasta la calle ahora mismo para obligarte a callar —le dijo agarrando con fuerza su mano.
Deborah palideció al oír sus duras palabras. Y seguro que tampoco le era agradable la fuerza con la que Nick sujetaba sus delicados dedos.
Como si el contacto con su piel fuera suficiente para repugnarle, Nick soltó de inmediato su mano y volvió a sentarse.
Fijó entonces su atención en Clyde Hopkins.
—Saca a tu hija de aquí —le dijo Nick sin levantar la voz.
Alargó la mano y tomó el plato lleno de comida que ella tenía aún delante. Lo levantó unos centímetros por encima de la mesa antes de hablarles de nuevo.
—Sal ahora mismo de aquí con ella o Deborah va a comenzar una nueva moda femenina cuando este plato decore la pechera de su traje —dijo Nick en tono amenazante.
Clyde la miró con los ojos encendidos por el odio y la indignación. Después, con toda la dignidad que pudo reunir, tomó a su hija del brazo y salieron del comedor.
—Por favor, vayámonos de aquí —le pidió ella en cuanto se quedaron solos de nuevo.
—Nos iremos dentro de poco —le aseguró Nick—. Bebe un poco de agua, ____(tuap). Toma algo de pan o entretente con lo que sea, no voy a permitir que todo el mundo vea que Deborah ha conseguido echarte de aquí.
—No serán ellos los que consigan echarme de aquí. Yo ya estaba deseando irme antes de que aparecieran por el restaurante —replicó ella con sarcasmo.
Nick la miró con extrema ternura mientras parecía asimilar lo que sus palabras acababan de confesarle.
—No tienes que huir de mí, cariño —le dijo Nick con amabilidad—. Y si lo haces, te seguiré a donde vayas.
Apoyó los codos en la mesa.
Se daba cuenta de que iba a costarle conseguir que ________(tn) se sintiera lo suficientemente relajada como para disfrutar de la noche de bodas. Parecía muy confusa y asustadiza. La visita de Clyde y su hija no había hecho sino empeorar su estado. Tenía que conseguir que se sintiera a gusto.
—Por favor —le pidió ella en un susurro. Parecía estar deseando salir de allí y él accedió por fin.
—Muy bien, vámonos —le dijo.
Con la mano en su cintura, la acompañó fuera del restaurante. Le alivió ver que la gente no los miraba ya, sino que fingían interés en sus propias mesas y platos. Cuando llegaron al vestíbulo, la dirigió hacia la amplia escalera que llevaba al piso de arriba, donde estaba la habitación que había alquilado.
Arrastraba los pies contra la superficie enmoquetada de las escaleras, la mano que se aferraba a la balaustrada le sudaba profusamente y el corazón le latía a mil por hora. Cuando llegaron frente a la habitación dos cero nueve y Matt abrió la puerta para dejarla entrar, ________(tn) estaba a punto de desmayarse de nuevo con el pánico que la atenazaba por completo.
—No tengo un camisón —espetó sin pensar, en cuanto vio la cama frente a ellos.
Se dio media vuelta para mirarlo. Se daba cuenta de que debía haber casi desesperación en sus ojos.
—Tenemos que volver a casa. Tenemos que ir hasta el rancho, Nick. No puedo irme a la cama si no tengo un camisón.
Nick luchó para controlar la sonrisa que amenazaba con asomar en sus labios al escuchar las palabras de _______(tn). Pero se controló. No estaba dispuesto a disgustarla más aún de lo que estaba.
—No pasa nada cariño —le dijo para tranquilizarla—. Puedes dormir con tus enaguas o algo de eso. O quizás con esa prenda de seda que te traje en el paquete del vestido.
—¿La camisola? ¿Quieres que duerma con eso puesto? ¡Es casi transparente! —exclamó ella estupefacta.
—Sí, lo sé —murmuró él.
Recordó la prenda. La había visto sólo durante unos segundos sobre el mostrador de la tienda de Abraham Guismann. Pero su apariencia delicada y sedosa había sido suficiente para que su fértil imaginación volara al pensar en ______(Tn) cubierta sólo con esa camisola.
Sintió cómo se despertaba su entrepierna, pero sabía que ella no estaba preparada aún para eso e intentó pensar en otra cosa.
—¿No podríamos simplemente volver al rancho? —le preguntó ella esperanzada.
Sabía que él se iba a negar, pero quería intentarlo una vez más, apelar a la clemencia de ese hombre. Creía que se moriría de vergüenza si se veía obligada a bajar a desayunar al comedor al día siguiente en frente de toda la gente que sabía lo que había pasado esa noche entre los dos. Su noche de bodas.
—_________(tn), ¿se puede saber de qué estás tan asustada?
No quería preguntarle aquello, pero las palabras se escaparon antes de que pudiera pensar en ello. Decidió que era mejor saberlo. Se acercó a ella y apoyó con cuidado las manos en sus delicados hombros.
—Sabes que nunca haría nada que pudiera hacerte daño, ¿verdad?
—No sé de qué tengo miedo, Nick. Ese es el problema. No… No sé nada —admitió ________(tn)—. Bueno, algo sé, claro. Sé que se usa a un semental para preñar las yeguas, sé cómo nacen los cachorros y he visto a los pájaros en primavera revoloteando y me imaginó que estaban… Bueno, ya sabes…
Ella se detuvo de repente, sonrojándose una vez más. Era como si acabara de darse cuenta de que estaba hablando con su marido de lo innombrable, de algo de lo que nunca hablaba una dama.
—____(tuap)… —le dijo él con voz tierna y una sonrisa—. Los hombres y las mujeres no son como los caballos, lo perros ni los pájaros, aunque te confieso que no sé qué viste hacer a los pájaros. Si te hubieras dedicado a observar a las gallinas con el gallo, entonces sí que podrías haber aprendido algo —añadió él burlón.
Ella frunció el ceño y se apartó de mala manera.
—¡Sé que no es lo mismo, Jonas! Eso lo sé.
—¿De verdad, cariño? —le preguntó él con más amabilidad, mientras alargaba de nuevo sus manos hacia ella.
Podía rodear su cintura con las manos. Era como si estuviera hecha para él y sabía que iba a encajar con la misma perfección en más de un sentido. No pudo evitar admirar todo su cuerpo.
Recordó la suavidad que le habían prometido sus hombros desnudos después del baño. Sintió la imperiosa necesidad de despojarla del vestido que llevaba puesto. La idea de quitarle las medias y deslizarlas por sus pantorrillas fue suficiente para que sus manos comenzaran de nuevo a temblar. Tampoco podía quitarse de la cabeza la firmeza y las curvas de su busto.
—No me mires así —le advirtió ella.
Todos sus sentidos estaban en alerta y una abrasante ola de calor recorría su cuerpo, sobre todo en las partes que Nick iba acariciando con su mirada y donde la tocaba.
—Vuélvete —le pidió él.
Su tono era más de orden que de sugerencia, pero ella obedeció. Nick no dejó de tocarle la cintura mientras se giraba.
Después las apartó, pero sólo para desabrocharle los botones de perla que cerraban el vestido desde la nuca. La hilera de delicados botones terminaba justo por debajo de sus caderas. En cuanto terminó, Nick se dispuso a hacer lo mismo con los que cerraban los puños de sus mangas. Tenía los brazos alrededor de sus hombros y sujetaba las manos de _________(tn) por delante de su pecho. Le estaba desabrochando los botones con sumo cuidado. Estaba segura de que no podía ser sino un accidente que Nick tocara con el interior de la muñeca uno de sus pechos al quitarle el último botón.
Entonces él tiró de las mangas y se deslizó con ellas el corpiño del vestido. Ella, completamente aturdida con lo que estaba pasando, agarró con fuerza el cuello del vestido para que no cayera del todo.
—¿Qué se supone que estás haciendo, Nicholas Jonas? —exclamó ella fuera de sí.
Estaba intentando, con poca fortuna, que el vestido no cayera. Miró por encima de su hombro con los ojos muy abiertos y vio que él le estaba sonriendo.
—Sólo intento ayudarte, cariño.
—Me lo puse sin ayuda y me lo puedo quitar del mismo modo —replicó ella.
Se daba cuenta de que había perdido por completo el control de la situación.
—Venga, _______(tn), deja que te ayude —insistió él mientras cubría sus manos con delicadeza.
Ella suspiró temblorosa y soltó el vestido. La prenda cayó de inmediato a sus pies, como una lluvia de flores azules y hojas verdes. Agachó la cabeza y cerró los ojos.
—Saca los pies del vestido, _________(tn) —le dijo Nick con amabilidad—. No querrás que se te arrugue tu vestido nuevo.
—No —repuso ella.
No podía dejar de mirarse el pecho, el principio de sus senos estaba completamente expuesto y a la vista de Nick.
—Estaba seguro de que te quedaría bien —le comentó Nick mientras se agachaba para recoger el vestido del suelo.
Nick agarró la goma elástica que había sido introducida en la cintura de la prenda para que se adaptara a mujeres de distinta talla. La estudió y estiró después.
—Esto es todo un invento, ¿no te parece?
—Sí —murmuró ella sin poder dejar de observar las manos de Nick.
Él tomó con cuidado el vestido y lo colgó de un perchero que había en la pared. Después, al volverse para mirarla de nuevo, se esforzó por fijarse sólo en su rostro. Era consciente de que la combinación dejaba la parte superior de los pechos de ________(tn) a la vista y no quería incomodarla aún más.
—¿Necesitas ayuda con el resto de la ropa? —le preguntó entonces, sin dejar de mirar sus ruborizadas mejillas.
Ella negó con la cabeza.
—No.
—¿No sabes decir otra cosa más que sí o no, ________(tn)? —le dijo él con una sonrisa.
—No sé qué otra cosa decir —admitió ella—. No necesito más ayuda, gracias. No me compraste un corsé…
Levantó las cejas al oír sus palabras.
—No creo que las mujeres de esta zona los usen y no creo que nadie tenga uno en el rancho. Hace demasiado calor para que las pobres señoras vayan encorsetadas.
—Bueno, pronto avisaré a mi casa de Lexington para que envíen mis cosas. Entonces tendré el mío para usarlo cuando lo necesite.
Estuvo a punto de decírselo, pero su sentido común lo detuvo a tiempo. Sabía que era mejor no sacar ese peliagudo tema en esos instantes. ________(tn) ya estaba bastante tensa con la noche de bodas como para decirle que ya se había comunicado él con sus abuelos.
Vio a través de las ventanas de la habitación que el sol tocaba ya la línea del horizonte. Todo el cielo se había teñido de colores hacia el oeste. Sabía que se haría de noche muy pronto. ___________(tn) se había dado cuenta de que en Arizona los atardeceres eran muy rápidos y que las puestas de sol se convertían en noches oscuras en pocos minutos.
Estaba deseando que llegara esa oscuridad. Lo último que se habría imaginado era tener que meterse en esa cama llevando sólo una fina camisola de seda y a la plena luz del día.
Se dio cuenta de que tenía que ganar algo de tiempo. Y se le ocurrió una idea al instante.
—¿Podría tener un poco de intimidad para asearme? —le pidió ella.
Nick la miró con los ojos entrecerrados, como si sospechara de sus intenciones. Pero después se encogió de hombros y asintió. Le parecía que __________(tn) estaba completamente limpia, pero si lo que necesitaba para calmarse era asearse un poco más en el lavabo, estaba dispuesto a ser magnánimo y hacer que se sintiera lo más cómoda posible.
—Claro —asintió él—. Estaré aquí mismo, sentado al lado de la ventana y mirando la calle, así que puedes meterte detrás del biombo y hacer lo que tengas que hacer.
________(tn) hizo una mueca de desagrado al oír su propuesta. No parecía quedarse satisfecha con la solución.
—Bueno, verás… Parte de lo que tengo que hacer requiere más privacidad aún —repuso ella después de unos momentos de silencio.
—Ya… —repuso él algo incómodo—. Bueno, saldré un rato, _______(tn), pero volveré pronto —le advirtió mientras iba hasta la puerta de la habitación—. Daré un paseo por aquí fuera y vuelvo dentro de unos minutos.
Salió satisfecho por haber dejado las cosas claras. Fue por el pasillo hasta las escaleras y dio una vuelta por el callejón que había en la parte de atrás del hotel. Estaba lleno de ganaderos y peones. Estaba decidido a darle diez minutos.
Pero ni uno más.
Nick vio al entrar en la habitación de nuevo que _______(tn) no ocupaba ni una tercera parte de la cama. Se había metido por el lado que estaba más lejano a la puerta.
Se había cubierto con la sábana y la colcha hasta justo debajo de la barbilla y estaba tumbada boca arriba.
La colcha dibujaba su esbelta figura.
Esperaba que no llevara puesto nada más que la ligera camisola que le había comprado él.
No podía dejar de mirarla y le costó pasar el cerrojo de la puerta para asegurarse de que tuvieran la necesaria privacidad. Le temblaban las manos.
__________(tn) oyó el sonido del metal cuando Nick pasó el cerrojo y tragó saliva.
«Estoy encerrada en esta habitación con él, estamos casados y no sé qué tengo que hacer», pensó ella angustiada.
No podía dejar de morderse el labio inferior mientras lo miraba asustada.
Deseaba con todas sus fuerzas que Delilah le hubiera dado más detalles sobre la noche de bodas. Le costaba respirar con normalidad.
—¿Estás durmiendo, _________(tn)? —le preguntó él con suavidad, mientras se acercaba despacio a la cama.
Con una mano iba quitándose los botones de la camisa.
—No —susurró ella.
Daba gracias al cielo de que fuera ya casi totalmente de noche. La luz de la luna era casi la única que entraba en la habitación.
Nick estaba de pie entre ella y la ventana, la luna iluminaba su contorno. Se quitó el cinturón que sujetaba sus pantalones vaqueros y éstos se deslizaron un poco por sus caderas cuando se sacó la camisa.
Se dio la vuelta y fue a colgarla entonces en otro de los ganchos del perchero, al lado de su vestido. Fue un gesto que la conmocionó. Fue un momento de intimidad que le recordó que estaban casados, que iban a vivir juntos y compartirlo todo. Su ropa estaría metida en el mismo ropero y sus cuerpos dormirían en la misma cama. Todo aquello le parecía increíble.
Nick se sentó en la silla de madera que había al lado de la cama y se agachó para quitarse las botas. Después se quitó los largos calcetines. Eso le recordó que no había podido quitarle las medias a ________(tn), una de sus fantasías.
Ese pensamiento lo sacudió con fuerza y sintió de nuevo la misma urgencia que había intentando controlar durante todo el día.
Se puso en pie, se desprendió de sus pantalones y se los sacó. Ya sólo lleva puestos sus calzoncillos cortos.
Levantó la sábana y se metió en la cama. El lino estaba recién planchado y fresco. Fue una sensación agradable.
Para demostrarle a ________(tn) que podía estar tranquila, puso mucho énfasis en lo cómodo que estaba. Apoyó la cabeza en la almohada suspirando, metió las manos debajo de la nuca y se esforzó por mostrarse lo más natural posible.
Después de un rato, levantó un poco la cabeza y la miró.
—¿Tienes suficiente sitio? —le preguntó él con voz alegre.
—Eh…
________(tn) parecía no saber cómo contestar a su pregunta y él no pudo evitar reírse.
—Bueno, supongo que es mejor eso a que siempre me respondas con un «sí» o un «no» —le dijo.
—¿Cuándo vas a hacerlo? —preguntó ________(tn) sin poder esperar más.
Estaba asustada y angustiada con aquello, pero tampoco podía seguir esperando. Se imaginaba que él comenzaría a tocarla en cualquier momento. Aunque no tenía ni idea de qué esperar de todo aquello.
—¿Hacer el qué?
Enfadada, _________(tn) se sentó de golpe en la cama. La sábana cayó y la fina camisola no podía hacer nada por ocultar la silueta de sus firmes y redondeados pechos a la luz de la luna que provenía de la ventana.
Estaba tan agitada que sólo podía respirar superficialmente y su pecho se movía a la vez que su respiración.
Era más de lo que podía soportar Nick. Hasta entonces, había hecho lo imposible por no asustarla e ir despacio, pero no iba a poder aguantarlo más.
Tiró de la mano de _________(tn) y ella se giró hacia él. Estaba pálida y sus ojos estaban llenos del miedo de la inexperiencia ante ese acto de suprema intimidad.
Volvió a tirar de su mano y esa vez ella perdió el equilibrio y se inclinó hacia él. Con cuidado, él tomó su hombro e hizo que se apoyara sobre su torso.
Empezó a acariciar sus rizos con ternura. Su cabello era tan abundante que sus dedos se enredaban en él.
—Me gusta tu pelo, señora Jonas —murmuró él en su oído.
—Gracias —contestó ella.
Tenía su cara apoyada en el negro vello que cubría su torso.
—¡Qué educada eres! —repuso él—. ¿Qué dirías si te confieso que me gustan también tus bonitos hombros y tu piel suave?
La oyó respirar profundamente. Después sacudió la cabeza.
—No lo sé —repuso ella con un susurro—. ¿De verdad? ¿De verdad te gustan mis hombros?
—Sí, por supuesto —le aseguró él.
Acarició uno de sus brazos, podía sentir su pulso acelerado en la delicada muñeca. Entrelazó los dedos con los suyos y los examinó, acariciando cada uno. Quería ir muy despacio con ella.
—Tú tienes unas manos bonitas —le confesó ________(tn).
—Están llenas de callos —repuso.
Sus palabras quedaban casi ahogadas entre sus suaves y brillantes rizos. Se dio cuenta fascinado de que su pelo, casi siempre rojizo, parecía casi dorado a la luz de la luna. Y su aroma… Inhaló su delicioso aroma una vez más.
Con cuidado, movió su otra mano y le acarició la espalda hacia arriba hasta llegar a su nuca. Le echó la cabeza hacia atrás y sus bocas quedaron la una frente a la otra. Ella no se quejó y eso le animó a ir más allá.
La boca de _________(tn) era cálida y suave. La besó con extremo cuidado, consciente de que el cuerpo de la joven se estremecía entre sus brazos.
—Dijiste que te gustaba que te besara —le recordó él a modo de excusa y sin dejar de darle sensuales besos.
—Sí… —suspiró ella contra su boca.
Se daba cuenta de que ella se entregaba a él, con todo lo que ello significaba. Era un regalo maravilloso.
La mano que había acariciado su brazo siguió moviéndose y comenzó a acariciarle los hombros. Sabía que podía sentir su calor a través de la fina camisola.
Deslizó la mano después hasta su espalda y exploró los huesos de su columna.
La rodeaba por completo, desde la mano que sujetaba su nuca mientras la besaba hasta la que tenía en la espalda y hacía que estuviera completamente aplastada contra su cuerpo. _________(tn) tenía las manos entre los dos y poco a poco fue aventurándose a acariciar el vello de su torso.
Él cerró los ojos al sentir que ella comenzaba a tocarlo. Podía sentir la caricia de sus dedos y el inquietante roce de sus uñas, mientras _______(tn) exploraba tímidamente su torso.
La excitación que lo había perseguido durante ese largo día era ya más que evidente y sabía que incluso alguien inexperto como ella se daría cuenta. Estaba fuera de sí y ella, con sus manos, no estaba sino poniéndole las cosas más difíciles todavía.
Dejó de besarla para mirarla.
—Hola, señora Jonas —susurró el con voz ronca y sensual contra su rostro.
El aliento le olía a menta y café. Era muy agradable.
—Señora Jonas… —repitió ella despacio.
La presencia de Nick la embriagaba. Se tranquilizó un poco al oír su nuevo nombre. Intentó convencerse de que todo iba a ir bien. Él estaba siendo muy caballeroso y estaba empeñado en tratarla como a una dama en todo momento. Pensó que quizás eso era todo lo que necesitaba para ser feliz, estar casada con él. Sonrió y se acurrucó a su lado.
—Quería asegurarme de que respondías si te llamaba así —murmuró él.
—Por supuesto —contestó ella—. Ahora que soy tu esposa, ése es mi nombre.
Nick sonrió y se apartó un poco. Tiró de ella hasta dejarla en el centro de la cama. Él se inclinó entonces sobre ella, aplastando con su fuerte torso sus pechos.
—Pero no lo eres, no de verdad —le dijo él con tono amable.
—Sí, sí que lo soy —repuso ella con algo de indignación—. Claro que soy tu esposa. ¡Y el doble que otras esposas! El juez y el reverendo me han convertido en tu esposa.
Nick no pudo evitar reírse.
—Ahí es donde te equivocas, señora Jonas. Todas esas palabras no han servido para nada. Yo soy el único hombre en el mundo que puede convertirte en mi esposa.
_______(tn) se quedó callada. Sus ojos reflejaban su profunda confusión. La observó, esperando pacientemente a que ella entendiera el verdadero significado de sus palabras.
—¡Pero estamos juntos en la cama! —espetó ella de repente.
Él asintió.
—Me has estado besando, tocando y todo eso…
—Hay más —la interrumpió él con amabilidad, mientras aplastaba su cuerpo contra sus cálidos muslos.
Ella se movió incómoda, intentando apartarse de su abultada erección. Pero él la sujetó con la mano para que no lo hiciera.
—¿No sabes lo que es eso, ________(tn)? —le preguntó él con delicadeza.
No sabía cuánto tiempo iba a ser capaz de aguantar la presión que se iba acumulando en su ser y que ansiaba ser liberada pronto.
—¿Es ésta la parte en la que…? ¿Es ahora cuando tengo que ser sumisa?
—¿Es eso lo que piensas que va a pasar? ¿Crees que voy a hacerte daño? —le preguntó él mientras separaba los muslos de ________(tn) con su pierna.
—No sé demasiado de estas cosas, pero creo que no se me va a dar bien lo de ser sumisa —le advirtió ella un susurro apenas audible.
________(tn) se dio cuenta de repente de que, sin que ella fuera consciente de lo que ocurría mientras hablaban, Nick se había colocado encima de ella y se había abierto camino entre sus piernas.
—Yo te enseñaré cómo hacerlo, _______(Tn) —murmuró Nick.
Nick no sabía cómo iba a poder quitarle la camisola. ________(tn) la tenía enredada entre sus muslos y bien sometida alrededor de su cuerpo.
Bajó una mano y tiró de la prenda. Consiguió que se desprendiera y aflojara.
—¡Me estás desnudando! —exclamó ella angustiada.
Estaba en tensión, no podía controlarse por más tiempo. Ella lo miraba asustada. Abrió la boca como para protestar, pero cerró los ojos y se lo pensó mejor.
Notó cómo se quedaba sin aliento cuando le quitó la camisola del todo con un ágil y diestro movimiento.
_______(tn) estaba perpleja, abrió los ojos y miró atónita su propio cuerpo desnudo. No podía creerse que no hubiera ya ropa entre ellos.
—Esto es lo que ocurre cuando la gente hace el amor, _________(tn) —le dijo él con cuidado—. Esta es la parte que nos convierte de verdad en marido y mujer.
Todo él era oscuro. Su cabello negro y el vello que cubría su torso. Parecía una criatura de la noche.
Miró el lugar donde sus cuerpos se tocaban.
Nick apoyó con cuidado la mano sobre la parte más baja de su vientre y la extendió allí.
—Aquí es donde crecerá nuestro bebé, ______(tuap) —le dijo en un susurro—. No sabes cómo ocurre, ¿verdad?
Se resignó a la tarea de instruirla sobre lo que estaban a punto de hacer. No entendía que nadie le hubiera contado de dónde venían los niños y lo que pasaba entre un hombre y una mujer. Creía que su abuela o alguna otra persona debería haberlo hecho.
Ella negó con la cabeza. Parecía completamente perdida.
—Bueno, he visto mujeres en estado —le dijo _________(tn).
—Ya… —repuso él.
Dejó que su cabeza cayera sobre el pecho de ________(tn), cerró los ojos y suspiró profundamente. Estaba siendo más difícil de lo que había previsto. Después se echó completamente sobre ella, tomó su barbilla con una mano y besó la boca que ella le ofrecía.
Sintió cómo se revolvía bajo su cuerpo.
—Nick —murmuró contra su boca—. Tengo tanto calor…
—No pasa nada, cariño —susurró él.
Se abrió paso entre sus labios y acarició su lengua y su boca mientras hacía que sus caderas girasen también sobre la pelvis de _________(tn).
—No sabes cómo me haces sentir, cielo —le dijo mientras elevaba las rodillas de ________(tn).
Se deslizó más abajo y su boca encontró sus firmes pechos. Los besó y lamió con exquisito cuidado mientras se iba abriendo paso entre sus piernas. Lo hizo todo con ternura y delicadeza, sabía que aquel también era territorio virgen, tanto como la parte de su anatomía que presionaba su erección.
________(tn) no dejaba de retorcerse y su respiración era rápida y superficial. Nick estaba tocándola en todos los sitios prohibidos, los que nunca había creído que acabaría por ceder a él ni a ningún otro hombre. Podía sentir su boca contra la piel, quemándola por dentro. Estaba haciendo que sintiera estremecedoras olas de placer que recorrían su cuerpo y que parecían concentrarse en la parte baja de su vientre. Allí abajo, donde Nick la presionaba con fuerza.
Gimió el nombre de su marido. Ni siquiera reconocía su propia voz, era aguda y entrecortada. Deslizó los dedos por el negro pelo de Nick y lo sujetó para que no se moviera de donde estaba y para que no dejara nunca de hacerle lo que le estaba haciendo. No entendía qué estaba pasando, pero estaba disfrutando con aquello.
Con cuidado para no asustarla más aún, Nick deslizó la mano entre __________(tn) y él y la dirigió hacia el centro de su feminidad. Se sintió aliviado al descubrir en los sedosos y cálidos pliegues de su piel que estaba lista para recibirlo. Ya no podía esperar más.
—No te muevas, cariño —le pidió.
Se colocó de nuevo sobre ella y se preparó para deslizarse dentro, rezando al mismo tiempo para no hacerle daño.
Pero no tuvo tanta suerte. El cuerpo de _________(tn) repelía la agresión y no cedía territorio. Podía sentir cómo su carne se ceñía alrededor de él, impidiendo que entrara. Empujó con más fuerza, pero con cuidado. Respiraba profundamente para intentar controlarse.
Segundos después, _______(tn) gimió dolorida cuando él atravesó la barrera de su inocencia.
Deslizó sus manos hasta agarrar sus caderas e impedir que se moviera. Empujó entonces con más fuerza, hasta estar por completo dentro de su esposa.
Ella gritó y se estremeció con violencia, revolviéndose ante la agresiva invasión de su cuerpo. Pero después, aún temblorosa, se resignó a lo que estaba ocurriendo y lo abrazó.
—¿Eso es todo? —preguntó ella.
Él negó con la cabeza mientras intentaba con todas sus fuerzas controlar el río de pasión que ansiaba con salir de su cuerpo.
—No, cariño, hay más —gruñó él.
No quería moverse. Esperaba pacientemente a que la tierna carne de su esposa se acostumbrara a su presencia y acabara aceptándolo.
—Me siento tan llena —comentó ella moviendo un poco las caderas para aliviar la presión.
—No… No te muevas —le pidió él entre dientes.
Lo último que quería era derramar su semilla antes de conseguir que ________(tn) disfrutara con su unión.
Se apartó de ella unos milímetros para que su mano pudiera deslizarse entre los dos hasta llegar a sus partes más privadas. Sintió cómo __________(tn) se estremecía.
—¿Te estoy haciendo daño? —preguntó preocupado.
________(tn) le contestó con un gemido y un sutil pero importante movimiento. Elevó ligeramente las caderas hacia la mano que la acariciaba íntimamente. Sintió cómo se comprimían los músculos de sus nalgas, donde él la sujetaba con la otra mano para impedir que se moviera. _______(tn) elevó las rodillas más aún y su respiración se volvió más rápida y agitada. Los gemidos se sucedieron entonces entre confusas palabras.
—Por favor, Nick, por favor… No puedo… No…
Su voz era suplicante. Echó la cabeza hacia atrás sobre la almohada y acabó por rendirse al maravilloso placer que él le estaba produciendo con sus caricias.
Él deslizó los brazos bajo su espalda hasta que consiguió agarrar sus delicados hombros. La sujetaba con fuerza contra él. Se levantó entonces unos milímetros para deslizarse más dentro aún. Lo hizo una y otra vez, maravillado por su calidez y las sensaciones que aquella mujer le estaba haciendo vivir. Cada vez le costaba más respirar, hasta que segundos más tarde y con un gran estremecimiento, se dejó llevar con un grito desgarrador.
Se desplomó sobre ella y estuvieron así un momento.
—_______(tuap) —la llamó después él al notar que ella estaba demasiado callada—. ______(tuap)…
Levantó la cabeza para mirarla.
Y se quedó sin palabras al ver las lágrimas que caían despacio por su cara. Se acercó a ella para limpiarlas con su propia mejilla.
—No llores, preciosa —le susurró—. La próxima vez no te dolerá.
Ella lo miró entonces, parpadeando para librarse de las lágrimas. Levantó la mano hacia él mientras le sonreía. Acarició su cara y dibujó con su delicado dedo las líneas de su rostro. Desde la frente a la mandíbula.
—No lloro porque me haya dolido —susurró ella mientras sacudía la cabeza ligeramente.
Él se sintió muy aliviado.
—Entonces, ¿por qué?
Nick se inclinó sobre ella para limpiarle otra lágrima, esa vez con su lengua.
—Por todo… No sé… —murmuró ella intentando encontrar las palabras—.Tú… Yo… Las caricias, la cercanía de nuestros cuerpos. Me siento como si fuera parte de ti —le dijo finalmente.
Ni ella misma podía creerse lo que estaba pasando ni cómo se sentía.
Nick sonrió al oír sus palabras y se movió ligeramente, recordándole a _________(tn) dónde estaba.
—¿Lo eres? —le preguntó mientras apartaba algunos de sus rizos de la cara.
Volvió a tentarle la suavidad de su piel.
Se inclinó sobre ella para besar una y mil veces su cuerpo desnudo. No quería ni podía mirarla a los ojos, no se atrevía tampoco a reconocer los nuevos sentimientos que estaban naciendo en su corazón.
maru!!
Re: "Obligados a Casarse" (Nick y tu) Adaptación.
Capitulo 10
El reflejo que le devolvió el espejo era el de una cara acalorada y ruborizada. También un poco ansiosa, pero no lo que había esperado ver. Era, después de todo, su propia cara y ________(tn) se había imaginado que se vería distinta después de lo que había pasado.
Frunció el ceño mientras se metía un rebelde rizo bajo el sombrero. Estaba segura de que su aspecto sería distinto. Creía que lo que había ocurrido en la noche de bodas haría que pareciera mayor, más madura o algo así.
—_______(tn), ¿estás lista para irte?
Se giró para mirar al hombre que había entrado en la habitación mientras ella se estudiaba en el espejo.
—No entres así de sigiloso —le dijo enfadada—. Me has asustado.
Nick la miró de arriba abajo. Desde su sombrero a los zapatos que asomaban por debajo del vestido. Se tomó su tiempo estudiándola. Sonrió al ver que ella soportaba nerviosa el escrutinio.
Sabía que sus mejillas debían estar ruborizadas. Se sentía muy confundida y avergonzada esa mañana. No sabía muy bien cómo comportarse después de esa. noche.
Se sonrojó aún más al ver que él seguía mirándola. Al final, tuvo que llevarse las manos a la cara para refrescar su acalorado rostro.
—No me mires así —le pidió ella—. Siempre consigues que me ruborice y no me gusta.
Nick se acercó a ella con dos largos pasos. La tomó por la cintura y acercó a su cuerpo antes de que pudiera darse cuenta de lo que iba a hacer. Ella se tensó de inmediato y abrió la boca para protestar, pero él sacudió entonces la cabeza.
—No digas nada, _____(tuap) —susurró Nick—. Me gusta cuando te sonrojas —añadió él con extrema dulzura.
Se tensó de nuevo al sentir que la agarraba con delicadeza, pero con tanta fuerza que estaba atrapada entre sus manos.
Nick se quedó mirando su boca con atención y sonrió antes de besarla.
Ella cerró los ojos y se relajó. Se sentía emocionada. Una vez más, Nick estaba consiguiendo estremecerla con sus besos, transmitirle el mismo deseo que él sentía. Esa combinación de aromas y caricias la llenaba por completo. Movió los labios con cuidado, explorando por su cuenta.
Estaba disfrutando con aquello y se sentía contenta, triunfante después de la noche pasada en aquella habitación. Le encantaba saber que Nick la deseaba. Eso le había confesado horas atrás. Se lo había susurrado al oído justo antes de…
Se estremeció al recordar lo que habían compartido. Las intimidades y los lugares prohibidos que habían sido besados y acariciados.
Nick levantó la cabeza al sentir cómo se tensaba y ella se apartó. Abrió los ojos y miró el rostro de su marido.
—¿Qué ocurre, ________(tn)? ¿Tienes miedo de que te lleve de nuevo hasta la cama? —preguntó él mientras la mecía con cariño entre sus brazos—. No voy a hacerlo, ¿sabes? —añadió con algo de pesadumbre en la voz—. Tenemos que volver al rancho cuanto antes. Tessie debe de estar preocupada sin saber dónde estamos.
Ella negó con la cabeza.
—Ya, ya. No estaba pensando en eso, no —mintió.
Nick rió al oír sus palabras.
—Seguro que has pasado más de un par de minutos esta mañana pensando en lo que pasó anoche —le dijo él mientras contemplaba su cara de preocupación—. ¿De verdad fue tan desagradable para ti, _____(tuap)?
Lo miró a los ojos y negó de nuevo con la cabeza, esa vez con más suavidad.
—No, no fue desagradable en absoluto —le contestó ella con sinceridad—. Pero es que…
No sabía cómo explicarse. Lo que había pasado entre ellos había sido toda una revelación, un despertar. Nada podía haberla preparado para esperar la manera en la que él le había hecho el amor durante horas. El inesperado placer que Nick le había producido con sus caricias, la felicidad que había descubierto en sus brazos y la ternura con la que la había tratado eran recuerdos que iba a atesorar siempre. Pero no podía hablar de ello, su educación le impedía comentar esos temas tan privados en voz alta.
Ya era tortura bastante que esa mañana no lograra pensar en otra cosa.
«Me he convertido en una mujer lujuriosa, igual que ésas que provocan a los hombres y están siempre disponibles. Las mujeres sobre las que mi abuela solía advertirme cuando me decía que no debía tener pensamientos impuros», pensó ella con confusión.
—No tenía ni idea de lo que pasaba entre un hombre y una mujer —confesó ella en un susurro.
Le costaba admitir su ignorancia.
—Ya me lo había imaginado —le elijo él sin soltarla—. ¿Es que nadie te había hablado nunca de ello?
Ella negó con la cabeza y mantuvo la vista fija en la camisa de nick, no podía mirarlo a los ojos mientras hablaban con esa franqueza.
—Lo único que me dijo Delilah es que cuando me casara, tenía que ser una buena esposa y someterme a los deseos de mi marido.
Le irritó que él se riera, ya era bastante complicado decirle esas cosas sin que él se burlara de ella. Levantó la cara con dignidad.
—Y mi abuela me advirtió que no debía tener nunca pensamientos impuros y que siempre debía comportarme como una dama —replicó ella con énfasis en cada palabra—. Y me lo pusiste muy difícil, Nick.
—Si quieres que te diga la verdad, cariño. Me sorprende que todo ocurriera y fuera tan bien con todas las ideas que debían estar flotando todo el tiempo en tu preciosa cabecita rizada —le dijo él con ternura—. Mírame a los ojos, ________(tn), y escucha lo que tengo que aconsejarte como recién casada que eres. No tienes que someterte a tu marido. Sólo quiero que disfrutes con lo que hagamos juntos —añadió con una sonrisa.
Ella lo miraba con los ojos muy abiertos. No podía creerse que Nick le estuviera diciendo aquello.
—Ni siquiera estoy muy segura de que debamos hablar de este tema —repuso ella con pudor, mientras empujaba su torso con las manos para separarse de él.
Nick no pudo reprimir una carcajada que la pilló por sorpresa. Todo su rostro sonreía, hasta sus ojos.
—De todas formas, no creo que tenga que preocuparte porque vayas a convertirte en una sumisa esposa, _______(tn). La verdad es que eres la mujer más inflexible y testaruda que he conocido en mi vida.
—¿En serio? ¿Y has conocido a muchas mujeres en tu vida? —le preguntó ella.
—Seguramente no tantas como podría haber tenido —replicó Nick—. Tengo veintiocho años, _________(tn), y he conocido a unas cuantas damas durante estos últimos años. Pero voy a decirte algo ahora mismo. No tienes que preocuparte por nada porque, de ahora en adelante, no habrá nadie más que tú en mi vida.
El comité de bienvenida los esperaba frente a la casa cuando llegaron al rancho.
—Seguro que alguien ha visto que llegábamos —le susurró Nick—. Parece que las mujeres de la casa están listas para abalanzarse sobre nosotros, ¿verdad?
________(tn) asintió, pero su cabeza estaba en otras cosas. Ya podía sentir sus mejillas encendidas mientras paraban los caballos frente a la puerta trasera de la casa. Le avergonzaba la idea de enfrentarse a María, Olivia y los trabajadores del rancho ya como esposa de Nick. Pero se moría de ganas de abrazar a Theresa con cariño.
Vio a la niña. Se balanceaba sobre uno de sus pies mientras los miraba con el ceño fruncido y una de sus mejores caras de enfado.
—No viniste a casa anoche —le dijo la pequeña a modo de acusación—. No me leíste un cuento antes de dormirme.
Miraba a Nick con atención, pero de vez en cuando le dirigía una mirada a ella.
—Lo siento, Tessie —repuso su hermano mientras bajaba del caballo—. Nos entretuvimos en el pueblo más de lo que habíamos planeado y no pudimos volver antes de que se hiciera de noche. Así que tuvimos que pasar la noche en el hotel —le explicó pacientemente.
Fue hasta donde estaba la niña, la tomó en sus brazos y la levantó. Los dos sonreían.
Se acercó después hasta donde estaba ________(tn), aún a lomos del caballo.
—¿Sabías que ________(tn) se va a quedar a vivir aquí con nosotros? —le preguntó Nick a su hermana.
—Nadie me lo había dicho, Nissholas. Digo, Nicholas —protestó la pequeña mientras miraba de reojo a su hermana.
—Es que queríamos decírtelo nosotros mismos, Theresa —le dijo ella con una sonrisa.
Alargó la mano y le acarició la frente con cariño.
—¿Nunca vas a volver a Lexing o como se llame ese sitio de donde viniste? —le preguntó Tessie con la voz llena de esperanza—. ¿Vas a quedarte aquí con Nissholas, digo Nicholas, y conmigo para siempre?
Miró a Olivia y después susurró en la oreja de su hermana.
—Siempre se me olvida decirlo bien —le explicó de manera conspiratoria.
—No pasa nada, a todos se nos olvidan cosas —le dijo mientras se agachaba para darle un beso en la cabeza.
—No, a la señorita Olivia no se le olvida nada —le comentó Theresa—. Siempre me está recordando cosas que tengo que hacer.
Levantó la vista para mirar a la mujer que observaba la tierna escena y se dio cuenta de que la miraba con frialdad. La maestra bajó de inmediato la mirada al ver que la había sorprendido y borró de su rostro toda evidencia del odio que parecía sentir por ella.
Se estremeció al ser consciente de ello. No podía creérselo.
«Seguro que lo he interpretado mal. No puede ser que esa mujer me odie tanto. ¿Por qué iba a sentirse así?», pensó ella.
La miró de nuevo. La señorita Olivia se alisaba con las manos la falda de su traje y seguía con la vista en el suelo. Su gesto era sereno y difícil de descifrar. Estaba segura de que se había equivocado al interpretar su mirada de unos segundos antes y se sintió muy aliviada por ello.
—____(tuap), ¿vas a bajarte de una vez de ese caballo o qué? —le preguntó la pequeña sin poder esperar más.
Rió con ganas al oírla.
—Por supuesto. Me bajo ahora mismo. Además, tengo algo que decirte.
Elevó la pierna derecha y se puso en pie sobre la silla, dispuesta a bajarse ella sola. Pero Nick se acercó rápidamente y posó una de sus manos en su rodilla.
—Tessie, baja un momento —le dijo su hermano mientras la dejaba en el suelo.
Después, con un posesivo gesto que la pilló por sorpresa, la agarró por la cintura y la bajó del caballo.
Quedaron en el suelo el uno frente al otro.
Nick, sin soltarle la cintura, la hizo girar hacia donde estaban Olivia y María.
—________(tn) y yo nos casamos ayer en el pueblo —les dijo sin más preámbulos.
Theresa echó la cabeza hacia atrás y los miró a los dos con los ojos muy abiertos.
María sonreía feliz y se acercó a ellos mientras asentía con la cabeza.
—Ya me lo había imaginado cuando envió a alguien para que mandáramos el paquete de ropa que le compró el otro día. Tucker nos dijo que estaba en el hotel y que parecía muy satisfecho y contento.
Fulminó a Nick con la mirada y él se encogió de hombros.
—Bueno, es que todo iba muy bien —repuso él para explicarse.
Y sujetó con más fuerza su cintura.
—Felicidades, señor Jonas —le dijo Olivia con amabilidad y una sonrisa—. Y mis mejores deseos para usted, señora Jonas.
—Gracias —repuso ella mientras intentaba apartarse de Nick.
Se agachó para abrazar a Theresa y Nick tuvo que soltarle de mala gana la cintura.
—Bueno, tengo mucho que hacer —explicó Nick mientras buscaba con los ojos a los jornaleros que trabajaban ya cerca de las cuadras.
Claude lo saludó desde allí con la mano.
Nick fue hasta los caballos que acababan de desmontar y tomó sus riendas. Su mente estaba ya ocupada con todas las cosas que tenía que hacer.
—Intentaré volver para la cena —le dijo a María mientras llevaba los animales hacia los establos del rancho.
—He matado unos pollos esta mañana —contestó el ama de llaves—. Así que voy a preparar empanadillas.
_______(tn) hizo un gesto de desagrado.
—¿Has matado tú a los pollos? —le preguntó sin poder creérselo.
—Sí —contestó la mujer—. ¿Quién iba a hacerlo si no? No dejaría que esos hombres se acercaran a mi gallinero. Todos tienen las manos grandes y hablan fuerte. Seguro que asustarían a las gallinas que están incubando —explicó mientras miraba a ________(tn) con intención—. Creo que ésa podría ser una buena tarea para usted. Podría encargarse de darles de comer y de recoger los huevos.
_________(tn) miraba incrédula a María.
—No, creo que no puedo hacer eso —repuso mientras sacudía la cabeza—. No sé nada de gallinas, pollos ni huevos. Sólo sé que, de manera milagrosa, pasan del gallinero a algún guiso que aparece en la mesa como por arte de magia.
—¿No sabe cocinar? —preguntó María completamente atónita.
Ella volvió a negar con la cabeza.
—Nunca he pasado demasiado tiempo en la cocina —admitió—. A nuestro cocinero no le gustaba que nadie lo molestara y yo nunca pensé que pudiera verme obligada a saber cocinar, la verdad.
María la miró con los ojos entrecerrados.
—Creo que va a darse cuenta de que las cosas son un poco distintas aquí —le dijo mientras se volvía hacia la casa—. Todo el mundo tiene que ser capaz de cuidar de uno mismo en un rancho. Y eso también incluye aprender a cocinar.
Se estremeció al pensar en lo que debía suponer matar pollos y gallinas y prepararlos para ser cocinados.
—Creo que podría encargarme de recoger verduras y hortalizas del huerto y prepararlos —ofreció ella esperanzada—. Pero siempre me ha interesado más trabajar en los establos con los caballos que encargarme de las tareas de la cocina.
—Las damas no trabajan en los establos, allí es donde están los hombres. Los jornaleros vienen y se van, se quedan poco tiempo en los ranchos, y una dama ha de tener el suficiente sentido común como para mantenerse alejada de ellos. Al señor Nick no le gustaría verla merodear por los establos.
Siguió a María dentro de la casa para intentar explicar su posición.
—Ya he estado allí con los hombres que trabajan en las cuadras. Bueno, al menos con uno de ellos, con Claude.
María se giró para mirarla y frunció el ceño.
—Con Claude está a salvo. Y puede que también con los otros, pero no es una buena idea. Deje que sea el señor Nicholas quien lo decida. Es una mujer bella y ahora es también la señora de la casa. Tiene que hacer lo que su marido le diga. Lo sabe, ¿no?
—¡Vaya! Hablas como Delilah o mi abuela —replicó enfadada—. Sí, me he casado con Nick, pero eso no significa que él pueda decirme lo que tengo que hacer y lo que no —le anunció con dignidad.
—Nicholas nos dice a todos lo que tenemos que hacer —intervino Theresa—. Él es el que manda en el rancho, ¿verdad, señorita Olivia?
—Tu hermano es el propietario del rancho, Theresa. Y no está bien discutir con los que tienen la autoridad —contestó Olivia.
—¡Tonterías! —replicó ________(tn)—. Cualquier mujer como Dios manda podría aprender a cuidar de un caballo.
—¡________(tn)! —gritó Nick de repente.
Se giró para ver dónde estaba él y lo vio aparecer trente a ella en la puerta. Parecía muy enfadado.
—¡Lo último que debe preocuparte ahora es cuidar de los caballos!
—¿Qué es lo que te pasa? ¿Por qué estás tan preocupado?
—¡No estoy preocupado, estoy furioso! Tuviste el poco sentido común de irte sola del rancho montando a caballo. Pero lo peor de todo es que no se te ocurrió decirle a tu marido que alguien te había disparado.
Respiró profundamente al recordar lo que le había ocurrido de camino a Forbes Junction. Le parecía increíble que eso hubiera pasado sólo un día antes. Había cambiado tanto su vida desde entonces…
—Fue algún cazador con mala puntería o algo así. ¿Cómo te has enterado? Se lo dije sólo al señor Hooper.
—¿Qué pasó? ¿Quién iba a querer dispararle? —preguntó María.
—Parece que la señorita _________(tn) no pensó que era importante mencionarlo —replicó Nick—. Pero, después de que saliera ayer hacia el pueblo, alguien estuvo a punto de matarla.
—No es verdad. No he intentado ocultártelo. Lo que pasa es que he tenido otras cosas en la cabeza —murmuró.
—Bueno, si Tucker no se hubiera encontrado con el señor Hooper ayer, aún no sabría nada, ¿no?
—No creo que quisiera dispararme a mí. Seguro que ni siquiera me vio —replicó ella enfadada.
—Eres la mujer más desconcertante y testaruda que he conocido en mi vida. Que no se te ocurra volver a montar sola, ¿me oyes, _______(tn)?
—¿Cómo no iba a oírlo, señor Jonas? —contestó ella furiosa, mientras lo aguijoneaba en el torso con un dedo—. Me estás gritando y no tienes derecho a decirme lo que puedo o no hacer. He montado siempre y, a estas alturas de mi vida, no necesito ir acompañada de nadie.
—No me hables así, ahora soy tu marido y será mejor que lo recuerdes. Yo doy las órdenes en este rancho y espero que me obedezcan. ¿Entendido?
Notó que alguien tiraba de su falda y se encontró con los ojos de Theresa, llenos de lágrimas.
—No os peléis, _______(tuap) —le pidió la niña con preocupación.
Comprendió al instante cómo se sentía la pequeña y se agachó para consolarla.
—No nos peleamos. Tu hermano y yo estamos sólo discutiendo algo sobre lo que no estamos de acuerdo.
Oyó cómo Nick susurraba entre dientes unas palabras ininteligibles y después se agachaba también para abrazar a Theresa.
—No deberías decir esas palabras tan malas —lo regañó la niña—. Mamá solía reñir a papá cuando él hablaba así.
—Es verdad, Tessie. Lo siento —le dijo con una sonrisa forzada—. Tu hermana y yo arreglaremos las cosas más tarde.
Se levantó y la miró con enfado.
—Ya hablaremos esta noche.
Se quedó mirándolo mientras Nick salía de la casa. Suspiró y se giró para mirar a María.
—Supongo que volverás a decirme ahora que tengo que obedecer a mi marido.
—No, creo que ya sabe lo que tiene que hacer, señorita _________(tn). Pero me sorprende que no le contara lo de los disparos.
—Pensé en hacerlo, pero estoy segura de que fue sólo un accidente. ¿Quién iba a querer dispararme? ¿Qué es lo que dijo Nick entre dientes? Parecía otro idioma.
—Siempre habla en español cuando se enfada —le dijo Theresa—. A veces puedo entenderlo, pero no sé lo que significa.
—Ni tienes por qué saberlo, Theresa —le dijo Olivia con firmeza.
—Estoy de acuerdo contigo, Olivia —repuso ella—. De hecho, me encargaré de decirle a Nick que deje de hacerlo.
Nick cerró la puerta tras él y se apoyó en ella. Miró a la mujer sentada frente al tocador.
—No empieces a chillarme —le advirtió _________(tn)—. Te habría dicho lo que pasó si lo hubiera considerado importante. La verdad es que no me acordé de ello hasta esta mañana.
Él estaba callado e inmóvil. Sólo se movían sus ojos, mirándola de arriba abajo.
No pudo evitar ruborizarse al ver cómo se la comía con los ojos.
—¿Has terminado ya de decirme lo que piensas? —preguntó Nick con seriedad.
—No sé a qué te refieres —murmuró ella.
—Sí lo sabes. Dices que no fue importante, pero quiero que me escuches.
Ella juntó las manos sobre el regazo y lo miró con rebeldía.
—Tenemos un problema, __________(tn). No fue un accidente que te cayeras del caballo el otro día. Alguien colocó una afilada pieza de metal bajo tu silla.
—¿Estás seguro? —le preguntó ella palideciendo.
—Tan seguro como que ayer alguien estuvo a punto de matarte —admitió de mala gana.
—Pensé que era alguien de caza o algo así… ¿Por qué iba alguien a intentar…?
—¿Lo viste, _______(tn)?
—No, la verdad es que no —repuso mientras negaba con la cabeza—. Si alguien hubiera querido de verdad hacerme daño, no habría…
—¿No habría qué?
—No habría apuntado tan mal. La bala dio en un árbol, no se acercó a mí. Tuvo que ser accidental.
—¿Viste al hombre que lo hizo?
—No, sólo su camisa roja.
—¿Iba a caballo? —preguntó él—. ¿De qué color era? —añadió al ver que __________(tn) asentía.
—Oscuro. Creo… No lo sé. Todo fue muy rápido —repuso ella mientras se agarraba la bata con dedos temblorosos.
Nick se dio cuenta de que estaba muy asustada y de que era más frágil de lo que parecía. La ira que había intentando contener lo dominó de nuevo. No podía creer que alguien la hubiera esperado apostado para intentar matarla. No entendía cómo alguien podría hacer daño a la mujer que lo miraba con ojos llenos de inocencia.
Sacó las manos de los bolsillos y comenzó a desabrocharse la camisa. Ella lo miró boquiabierta.
—¿Qué pasa?
—Te estás quitando la ropa, pero la lámpara está aún encendida.
—Me preparo para ir a la cama, _______(tn) —repuso él quitándose el cinturón.
—Espera, voy a apagar la lámpara —dijo ella al ver que Nick se sentaba en la cama para despojarse de las botas y el resto de su ropa.
_________(tn) se concentró en la lámpara mientras Nick se quitaba la ropa, cuando percibió que debía estar ya en la cama, se quitó ella la bata y dejó que se deslizara al suelo.
—Métete en la cama, ________(tn) —le dijo él con firmeza.
—¿Estás enfadado conmigo? —le preguntó ella.
—No, claro que no.
Se echó hacia atrás un poco para permitir que la luz de la luna que entraba por la ventana iluminara el rostro de su marido. Tenía el ceño fruncido y estaba muy serio. Pero alargaba su mano hacia ella.
—Ven a la cama, __________(Tn). Ven.
Ella aceptó su mano y se metió en la cama.
—No pasa nada, ________(tn) —le dijo con amabilidad—. No estoy enfadado. Estaba disgustado, pero ya no.
Nick se apoyó en un codo para inclinarse sobre ella. Su masculino aroma y la penetrante mirada de admiración que le dedicaba fueron suficientes como para hacer que se estremeciera. No se acostumbraba a que él tuviera tanto poder sobre ella.
Suspiró entrecortadamente y lo miró también con atención. Parte de su oscuro cabello caía libre sobre su frente. La miraba con intensidad y seriedad. Alargó la mano y acarició su ceño.
—¿Vas a darme un beso de buenas noches?
—No, aún no —repuso Nick—. Ya lo haré después —añadió antes de inclinarse y besarla.
A pesar de su aspecto y actitud, el beso fue tierno y dulce. Parecía tener su deseo bajo control. Poco a poco, fue introduciéndola en el reino de los placeres carnales. El mismo lugar que ya habían visitado la noche anterior en el hotel.
Nick iba mostrándole el camino y ella lo seguía. Él conseguía llevarla a sitios que nunca había imaginado que existieran, mostrándole el poder que tenía su propio cuerpo.
Después de la tempestad, llegó la calma y se quedaron abrazados y exhaustos. Nick tenía enterrada la cara entre sus pechos y ella acarició su pelo.
Se alegraba de que estuvieran a oscuras, porque no quería que Nick pudiera reconocer en su cara los sentimientos con los que estaba luchando. Estaba segura ya de que el hombre que había tomado su cuerpo le había robado también algo más. La noche anterior, ella le había regalado su virginidad. Esa noche, ya en su propio dormitorio de casados, le acababa de entregar su corazón.
—Ahora te daré ese beso de buenas noches, _____(tuap) —le dijo él entre risas.
—¿Ahí? —preguntó ella, sorprendida al ver que la besaba en el pecho.
—Bueno, empezaré aquí —repuso él entre besos—. Puede que tarde un poco, pero seguro que llegaré a tu boca tarde o temprano.
No pudo evitar estremecerse de placer. Cerró los ojos y se abandonó a él de nuevo.
Estaba oscuro bajo el árbol. Las sombras la ocultaban. Lo vio llegar poco después.
—Te falló la puntería —le dijo ella enseguida.
Él alargó la mano para tocarla, pero cambió después de opinión.
—No me falló, señorita —repuso él—. Sólo quería asustarla.
—Pensó que eras un cazador —le dijo ella riendo.
—¿Cómo lo sabe? —preguntó el hombre.
—Se lo contó al abogado en el pueblo y todos en el rancho de los Carruthers saben lo que ocurrió. ¡Menudo pistolero estás hecho! Tendré que encontrar a otro —replicó enfadada.
—No, de eso nada. ¿Me ha oído?
—Sí, te he oído.
—Yo me encargaré de ello. Ya le dije que me libraría de ella. Sólo quería hacerlo de una manera más limpia, asustándola para que volviera al este.
—Bueno, pues aún está aquí —repuso ella mientras se alejaba de allí.
—Espere —le susurró el hombre.
Pero ella no hizo caso.
El hombre maldijo entre dientes y prometió que acabaría cuanto antes con todo aquello.
Espero que les gusten los cap
mañana la sigo
COMENTEN!!
byebye
Las quiero
:D
El reflejo que le devolvió el espejo era el de una cara acalorada y ruborizada. También un poco ansiosa, pero no lo que había esperado ver. Era, después de todo, su propia cara y ________(tn) se había imaginado que se vería distinta después de lo que había pasado.
Frunció el ceño mientras se metía un rebelde rizo bajo el sombrero. Estaba segura de que su aspecto sería distinto. Creía que lo que había ocurrido en la noche de bodas haría que pareciera mayor, más madura o algo así.
—_______(tn), ¿estás lista para irte?
Se giró para mirar al hombre que había entrado en la habitación mientras ella se estudiaba en el espejo.
—No entres así de sigiloso —le dijo enfadada—. Me has asustado.
Nick la miró de arriba abajo. Desde su sombrero a los zapatos que asomaban por debajo del vestido. Se tomó su tiempo estudiándola. Sonrió al ver que ella soportaba nerviosa el escrutinio.
Sabía que sus mejillas debían estar ruborizadas. Se sentía muy confundida y avergonzada esa mañana. No sabía muy bien cómo comportarse después de esa. noche.
Se sonrojó aún más al ver que él seguía mirándola. Al final, tuvo que llevarse las manos a la cara para refrescar su acalorado rostro.
—No me mires así —le pidió ella—. Siempre consigues que me ruborice y no me gusta.
Nick se acercó a ella con dos largos pasos. La tomó por la cintura y acercó a su cuerpo antes de que pudiera darse cuenta de lo que iba a hacer. Ella se tensó de inmediato y abrió la boca para protestar, pero él sacudió entonces la cabeza.
—No digas nada, _____(tuap) —susurró Nick—. Me gusta cuando te sonrojas —añadió él con extrema dulzura.
Se tensó de nuevo al sentir que la agarraba con delicadeza, pero con tanta fuerza que estaba atrapada entre sus manos.
Nick se quedó mirando su boca con atención y sonrió antes de besarla.
Ella cerró los ojos y se relajó. Se sentía emocionada. Una vez más, Nick estaba consiguiendo estremecerla con sus besos, transmitirle el mismo deseo que él sentía. Esa combinación de aromas y caricias la llenaba por completo. Movió los labios con cuidado, explorando por su cuenta.
Estaba disfrutando con aquello y se sentía contenta, triunfante después de la noche pasada en aquella habitación. Le encantaba saber que Nick la deseaba. Eso le había confesado horas atrás. Se lo había susurrado al oído justo antes de…
Se estremeció al recordar lo que habían compartido. Las intimidades y los lugares prohibidos que habían sido besados y acariciados.
Nick levantó la cabeza al sentir cómo se tensaba y ella se apartó. Abrió los ojos y miró el rostro de su marido.
—¿Qué ocurre, ________(tn)? ¿Tienes miedo de que te lleve de nuevo hasta la cama? —preguntó él mientras la mecía con cariño entre sus brazos—. No voy a hacerlo, ¿sabes? —añadió con algo de pesadumbre en la voz—. Tenemos que volver al rancho cuanto antes. Tessie debe de estar preocupada sin saber dónde estamos.
Ella negó con la cabeza.
—Ya, ya. No estaba pensando en eso, no —mintió.
Nick rió al oír sus palabras.
—Seguro que has pasado más de un par de minutos esta mañana pensando en lo que pasó anoche —le dijo él mientras contemplaba su cara de preocupación—. ¿De verdad fue tan desagradable para ti, _____(tuap)?
Lo miró a los ojos y negó de nuevo con la cabeza, esa vez con más suavidad.
—No, no fue desagradable en absoluto —le contestó ella con sinceridad—. Pero es que…
No sabía cómo explicarse. Lo que había pasado entre ellos había sido toda una revelación, un despertar. Nada podía haberla preparado para esperar la manera en la que él le había hecho el amor durante horas. El inesperado placer que Nick le había producido con sus caricias, la felicidad que había descubierto en sus brazos y la ternura con la que la había tratado eran recuerdos que iba a atesorar siempre. Pero no podía hablar de ello, su educación le impedía comentar esos temas tan privados en voz alta.
Ya era tortura bastante que esa mañana no lograra pensar en otra cosa.
«Me he convertido en una mujer lujuriosa, igual que ésas que provocan a los hombres y están siempre disponibles. Las mujeres sobre las que mi abuela solía advertirme cuando me decía que no debía tener pensamientos impuros», pensó ella con confusión.
—No tenía ni idea de lo que pasaba entre un hombre y una mujer —confesó ella en un susurro.
Le costaba admitir su ignorancia.
—Ya me lo había imaginado —le elijo él sin soltarla—. ¿Es que nadie te había hablado nunca de ello?
Ella negó con la cabeza y mantuvo la vista fija en la camisa de nick, no podía mirarlo a los ojos mientras hablaban con esa franqueza.
—Lo único que me dijo Delilah es que cuando me casara, tenía que ser una buena esposa y someterme a los deseos de mi marido.
Le irritó que él se riera, ya era bastante complicado decirle esas cosas sin que él se burlara de ella. Levantó la cara con dignidad.
—Y mi abuela me advirtió que no debía tener nunca pensamientos impuros y que siempre debía comportarme como una dama —replicó ella con énfasis en cada palabra—. Y me lo pusiste muy difícil, Nick.
—Si quieres que te diga la verdad, cariño. Me sorprende que todo ocurriera y fuera tan bien con todas las ideas que debían estar flotando todo el tiempo en tu preciosa cabecita rizada —le dijo él con ternura—. Mírame a los ojos, ________(tn), y escucha lo que tengo que aconsejarte como recién casada que eres. No tienes que someterte a tu marido. Sólo quiero que disfrutes con lo que hagamos juntos —añadió con una sonrisa.
Ella lo miraba con los ojos muy abiertos. No podía creerse que Nick le estuviera diciendo aquello.
—Ni siquiera estoy muy segura de que debamos hablar de este tema —repuso ella con pudor, mientras empujaba su torso con las manos para separarse de él.
Nick no pudo reprimir una carcajada que la pilló por sorpresa. Todo su rostro sonreía, hasta sus ojos.
—De todas formas, no creo que tenga que preocuparte porque vayas a convertirte en una sumisa esposa, _______(tn). La verdad es que eres la mujer más inflexible y testaruda que he conocido en mi vida.
—¿En serio? ¿Y has conocido a muchas mujeres en tu vida? —le preguntó ella.
—Seguramente no tantas como podría haber tenido —replicó Nick—. Tengo veintiocho años, _________(tn), y he conocido a unas cuantas damas durante estos últimos años. Pero voy a decirte algo ahora mismo. No tienes que preocuparte por nada porque, de ahora en adelante, no habrá nadie más que tú en mi vida.
El comité de bienvenida los esperaba frente a la casa cuando llegaron al rancho.
—Seguro que alguien ha visto que llegábamos —le susurró Nick—. Parece que las mujeres de la casa están listas para abalanzarse sobre nosotros, ¿verdad?
________(tn) asintió, pero su cabeza estaba en otras cosas. Ya podía sentir sus mejillas encendidas mientras paraban los caballos frente a la puerta trasera de la casa. Le avergonzaba la idea de enfrentarse a María, Olivia y los trabajadores del rancho ya como esposa de Nick. Pero se moría de ganas de abrazar a Theresa con cariño.
Vio a la niña. Se balanceaba sobre uno de sus pies mientras los miraba con el ceño fruncido y una de sus mejores caras de enfado.
—No viniste a casa anoche —le dijo la pequeña a modo de acusación—. No me leíste un cuento antes de dormirme.
Miraba a Nick con atención, pero de vez en cuando le dirigía una mirada a ella.
—Lo siento, Tessie —repuso su hermano mientras bajaba del caballo—. Nos entretuvimos en el pueblo más de lo que habíamos planeado y no pudimos volver antes de que se hiciera de noche. Así que tuvimos que pasar la noche en el hotel —le explicó pacientemente.
Fue hasta donde estaba la niña, la tomó en sus brazos y la levantó. Los dos sonreían.
Se acercó después hasta donde estaba ________(tn), aún a lomos del caballo.
—¿Sabías que ________(tn) se va a quedar a vivir aquí con nosotros? —le preguntó Nick a su hermana.
—Nadie me lo había dicho, Nissholas. Digo, Nicholas —protestó la pequeña mientras miraba de reojo a su hermana.
—Es que queríamos decírtelo nosotros mismos, Theresa —le dijo ella con una sonrisa.
Alargó la mano y le acarició la frente con cariño.
—¿Nunca vas a volver a Lexing o como se llame ese sitio de donde viniste? —le preguntó Tessie con la voz llena de esperanza—. ¿Vas a quedarte aquí con Nissholas, digo Nicholas, y conmigo para siempre?
Miró a Olivia y después susurró en la oreja de su hermana.
—Siempre se me olvida decirlo bien —le explicó de manera conspiratoria.
—No pasa nada, a todos se nos olvidan cosas —le dijo mientras se agachaba para darle un beso en la cabeza.
—No, a la señorita Olivia no se le olvida nada —le comentó Theresa—. Siempre me está recordando cosas que tengo que hacer.
Levantó la vista para mirar a la mujer que observaba la tierna escena y se dio cuenta de que la miraba con frialdad. La maestra bajó de inmediato la mirada al ver que la había sorprendido y borró de su rostro toda evidencia del odio que parecía sentir por ella.
Se estremeció al ser consciente de ello. No podía creérselo.
«Seguro que lo he interpretado mal. No puede ser que esa mujer me odie tanto. ¿Por qué iba a sentirse así?», pensó ella.
La miró de nuevo. La señorita Olivia se alisaba con las manos la falda de su traje y seguía con la vista en el suelo. Su gesto era sereno y difícil de descifrar. Estaba segura de que se había equivocado al interpretar su mirada de unos segundos antes y se sintió muy aliviada por ello.
—____(tuap), ¿vas a bajarte de una vez de ese caballo o qué? —le preguntó la pequeña sin poder esperar más.
Rió con ganas al oírla.
—Por supuesto. Me bajo ahora mismo. Además, tengo algo que decirte.
Elevó la pierna derecha y se puso en pie sobre la silla, dispuesta a bajarse ella sola. Pero Nick se acercó rápidamente y posó una de sus manos en su rodilla.
—Tessie, baja un momento —le dijo su hermano mientras la dejaba en el suelo.
Después, con un posesivo gesto que la pilló por sorpresa, la agarró por la cintura y la bajó del caballo.
Quedaron en el suelo el uno frente al otro.
Nick, sin soltarle la cintura, la hizo girar hacia donde estaban Olivia y María.
—________(tn) y yo nos casamos ayer en el pueblo —les dijo sin más preámbulos.
Theresa echó la cabeza hacia atrás y los miró a los dos con los ojos muy abiertos.
María sonreía feliz y se acercó a ellos mientras asentía con la cabeza.
—Ya me lo había imaginado cuando envió a alguien para que mandáramos el paquete de ropa que le compró el otro día. Tucker nos dijo que estaba en el hotel y que parecía muy satisfecho y contento.
Fulminó a Nick con la mirada y él se encogió de hombros.
—Bueno, es que todo iba muy bien —repuso él para explicarse.
Y sujetó con más fuerza su cintura.
—Felicidades, señor Jonas —le dijo Olivia con amabilidad y una sonrisa—. Y mis mejores deseos para usted, señora Jonas.
—Gracias —repuso ella mientras intentaba apartarse de Nick.
Se agachó para abrazar a Theresa y Nick tuvo que soltarle de mala gana la cintura.
—Bueno, tengo mucho que hacer —explicó Nick mientras buscaba con los ojos a los jornaleros que trabajaban ya cerca de las cuadras.
Claude lo saludó desde allí con la mano.
Nick fue hasta los caballos que acababan de desmontar y tomó sus riendas. Su mente estaba ya ocupada con todas las cosas que tenía que hacer.
—Intentaré volver para la cena —le dijo a María mientras llevaba los animales hacia los establos del rancho.
—He matado unos pollos esta mañana —contestó el ama de llaves—. Así que voy a preparar empanadillas.
_______(tn) hizo un gesto de desagrado.
—¿Has matado tú a los pollos? —le preguntó sin poder creérselo.
—Sí —contestó la mujer—. ¿Quién iba a hacerlo si no? No dejaría que esos hombres se acercaran a mi gallinero. Todos tienen las manos grandes y hablan fuerte. Seguro que asustarían a las gallinas que están incubando —explicó mientras miraba a ________(tn) con intención—. Creo que ésa podría ser una buena tarea para usted. Podría encargarse de darles de comer y de recoger los huevos.
_________(tn) miraba incrédula a María.
—No, creo que no puedo hacer eso —repuso mientras sacudía la cabeza—. No sé nada de gallinas, pollos ni huevos. Sólo sé que, de manera milagrosa, pasan del gallinero a algún guiso que aparece en la mesa como por arte de magia.
—¿No sabe cocinar? —preguntó María completamente atónita.
Ella volvió a negar con la cabeza.
—Nunca he pasado demasiado tiempo en la cocina —admitió—. A nuestro cocinero no le gustaba que nadie lo molestara y yo nunca pensé que pudiera verme obligada a saber cocinar, la verdad.
María la miró con los ojos entrecerrados.
—Creo que va a darse cuenta de que las cosas son un poco distintas aquí —le dijo mientras se volvía hacia la casa—. Todo el mundo tiene que ser capaz de cuidar de uno mismo en un rancho. Y eso también incluye aprender a cocinar.
Se estremeció al pensar en lo que debía suponer matar pollos y gallinas y prepararlos para ser cocinados.
—Creo que podría encargarme de recoger verduras y hortalizas del huerto y prepararlos —ofreció ella esperanzada—. Pero siempre me ha interesado más trabajar en los establos con los caballos que encargarme de las tareas de la cocina.
—Las damas no trabajan en los establos, allí es donde están los hombres. Los jornaleros vienen y se van, se quedan poco tiempo en los ranchos, y una dama ha de tener el suficiente sentido común como para mantenerse alejada de ellos. Al señor Nick no le gustaría verla merodear por los establos.
Siguió a María dentro de la casa para intentar explicar su posición.
—Ya he estado allí con los hombres que trabajan en las cuadras. Bueno, al menos con uno de ellos, con Claude.
María se giró para mirarla y frunció el ceño.
—Con Claude está a salvo. Y puede que también con los otros, pero no es una buena idea. Deje que sea el señor Nicholas quien lo decida. Es una mujer bella y ahora es también la señora de la casa. Tiene que hacer lo que su marido le diga. Lo sabe, ¿no?
—¡Vaya! Hablas como Delilah o mi abuela —replicó enfadada—. Sí, me he casado con Nick, pero eso no significa que él pueda decirme lo que tengo que hacer y lo que no —le anunció con dignidad.
—Nicholas nos dice a todos lo que tenemos que hacer —intervino Theresa—. Él es el que manda en el rancho, ¿verdad, señorita Olivia?
—Tu hermano es el propietario del rancho, Theresa. Y no está bien discutir con los que tienen la autoridad —contestó Olivia.
—¡Tonterías! —replicó ________(tn)—. Cualquier mujer como Dios manda podría aprender a cuidar de un caballo.
—¡________(tn)! —gritó Nick de repente.
Se giró para ver dónde estaba él y lo vio aparecer trente a ella en la puerta. Parecía muy enfadado.
—¡Lo último que debe preocuparte ahora es cuidar de los caballos!
—¿Qué es lo que te pasa? ¿Por qué estás tan preocupado?
—¡No estoy preocupado, estoy furioso! Tuviste el poco sentido común de irte sola del rancho montando a caballo. Pero lo peor de todo es que no se te ocurrió decirle a tu marido que alguien te había disparado.
Respiró profundamente al recordar lo que le había ocurrido de camino a Forbes Junction. Le parecía increíble que eso hubiera pasado sólo un día antes. Había cambiado tanto su vida desde entonces…
—Fue algún cazador con mala puntería o algo así. ¿Cómo te has enterado? Se lo dije sólo al señor Hooper.
—¿Qué pasó? ¿Quién iba a querer dispararle? —preguntó María.
—Parece que la señorita _________(tn) no pensó que era importante mencionarlo —replicó Nick—. Pero, después de que saliera ayer hacia el pueblo, alguien estuvo a punto de matarla.
—No es verdad. No he intentado ocultártelo. Lo que pasa es que he tenido otras cosas en la cabeza —murmuró.
—Bueno, si Tucker no se hubiera encontrado con el señor Hooper ayer, aún no sabría nada, ¿no?
—No creo que quisiera dispararme a mí. Seguro que ni siquiera me vio —replicó ella enfadada.
—Eres la mujer más desconcertante y testaruda que he conocido en mi vida. Que no se te ocurra volver a montar sola, ¿me oyes, _______(tn)?
—¿Cómo no iba a oírlo, señor Jonas? —contestó ella furiosa, mientras lo aguijoneaba en el torso con un dedo—. Me estás gritando y no tienes derecho a decirme lo que puedo o no hacer. He montado siempre y, a estas alturas de mi vida, no necesito ir acompañada de nadie.
—No me hables así, ahora soy tu marido y será mejor que lo recuerdes. Yo doy las órdenes en este rancho y espero que me obedezcan. ¿Entendido?
Notó que alguien tiraba de su falda y se encontró con los ojos de Theresa, llenos de lágrimas.
—No os peléis, _______(tuap) —le pidió la niña con preocupación.
Comprendió al instante cómo se sentía la pequeña y se agachó para consolarla.
—No nos peleamos. Tu hermano y yo estamos sólo discutiendo algo sobre lo que no estamos de acuerdo.
Oyó cómo Nick susurraba entre dientes unas palabras ininteligibles y después se agachaba también para abrazar a Theresa.
—No deberías decir esas palabras tan malas —lo regañó la niña—. Mamá solía reñir a papá cuando él hablaba así.
—Es verdad, Tessie. Lo siento —le dijo con una sonrisa forzada—. Tu hermana y yo arreglaremos las cosas más tarde.
Se levantó y la miró con enfado.
—Ya hablaremos esta noche.
Se quedó mirándolo mientras Nick salía de la casa. Suspiró y se giró para mirar a María.
—Supongo que volverás a decirme ahora que tengo que obedecer a mi marido.
—No, creo que ya sabe lo que tiene que hacer, señorita _________(tn). Pero me sorprende que no le contara lo de los disparos.
—Pensé en hacerlo, pero estoy segura de que fue sólo un accidente. ¿Quién iba a querer dispararme? ¿Qué es lo que dijo Nick entre dientes? Parecía otro idioma.
—Siempre habla en español cuando se enfada —le dijo Theresa—. A veces puedo entenderlo, pero no sé lo que significa.
—Ni tienes por qué saberlo, Theresa —le dijo Olivia con firmeza.
—Estoy de acuerdo contigo, Olivia —repuso ella—. De hecho, me encargaré de decirle a Nick que deje de hacerlo.
Nick cerró la puerta tras él y se apoyó en ella. Miró a la mujer sentada frente al tocador.
—No empieces a chillarme —le advirtió _________(tn)—. Te habría dicho lo que pasó si lo hubiera considerado importante. La verdad es que no me acordé de ello hasta esta mañana.
Él estaba callado e inmóvil. Sólo se movían sus ojos, mirándola de arriba abajo.
No pudo evitar ruborizarse al ver cómo se la comía con los ojos.
—¿Has terminado ya de decirme lo que piensas? —preguntó Nick con seriedad.
—No sé a qué te refieres —murmuró ella.
—Sí lo sabes. Dices que no fue importante, pero quiero que me escuches.
Ella juntó las manos sobre el regazo y lo miró con rebeldía.
—Tenemos un problema, __________(tn). No fue un accidente que te cayeras del caballo el otro día. Alguien colocó una afilada pieza de metal bajo tu silla.
—¿Estás seguro? —le preguntó ella palideciendo.
—Tan seguro como que ayer alguien estuvo a punto de matarte —admitió de mala gana.
—Pensé que era alguien de caza o algo así… ¿Por qué iba alguien a intentar…?
—¿Lo viste, _______(tn)?
—No, la verdad es que no —repuso mientras negaba con la cabeza—. Si alguien hubiera querido de verdad hacerme daño, no habría…
—¿No habría qué?
—No habría apuntado tan mal. La bala dio en un árbol, no se acercó a mí. Tuvo que ser accidental.
—¿Viste al hombre que lo hizo?
—No, sólo su camisa roja.
—¿Iba a caballo? —preguntó él—. ¿De qué color era? —añadió al ver que __________(tn) asentía.
—Oscuro. Creo… No lo sé. Todo fue muy rápido —repuso ella mientras se agarraba la bata con dedos temblorosos.
Nick se dio cuenta de que estaba muy asustada y de que era más frágil de lo que parecía. La ira que había intentando contener lo dominó de nuevo. No podía creer que alguien la hubiera esperado apostado para intentar matarla. No entendía cómo alguien podría hacer daño a la mujer que lo miraba con ojos llenos de inocencia.
Sacó las manos de los bolsillos y comenzó a desabrocharse la camisa. Ella lo miró boquiabierta.
—¿Qué pasa?
—Te estás quitando la ropa, pero la lámpara está aún encendida.
—Me preparo para ir a la cama, _______(tn) —repuso él quitándose el cinturón.
—Espera, voy a apagar la lámpara —dijo ella al ver que Nick se sentaba en la cama para despojarse de las botas y el resto de su ropa.
_________(tn) se concentró en la lámpara mientras Nick se quitaba la ropa, cuando percibió que debía estar ya en la cama, se quitó ella la bata y dejó que se deslizara al suelo.
—Métete en la cama, ________(tn) —le dijo él con firmeza.
—¿Estás enfadado conmigo? —le preguntó ella.
—No, claro que no.
Se echó hacia atrás un poco para permitir que la luz de la luna que entraba por la ventana iluminara el rostro de su marido. Tenía el ceño fruncido y estaba muy serio. Pero alargaba su mano hacia ella.
—Ven a la cama, __________(Tn). Ven.
Ella aceptó su mano y se metió en la cama.
—No pasa nada, ________(tn) —le dijo con amabilidad—. No estoy enfadado. Estaba disgustado, pero ya no.
Nick se apoyó en un codo para inclinarse sobre ella. Su masculino aroma y la penetrante mirada de admiración que le dedicaba fueron suficientes como para hacer que se estremeciera. No se acostumbraba a que él tuviera tanto poder sobre ella.
Suspiró entrecortadamente y lo miró también con atención. Parte de su oscuro cabello caía libre sobre su frente. La miraba con intensidad y seriedad. Alargó la mano y acarició su ceño.
—¿Vas a darme un beso de buenas noches?
—No, aún no —repuso Nick—. Ya lo haré después —añadió antes de inclinarse y besarla.
A pesar de su aspecto y actitud, el beso fue tierno y dulce. Parecía tener su deseo bajo control. Poco a poco, fue introduciéndola en el reino de los placeres carnales. El mismo lugar que ya habían visitado la noche anterior en el hotel.
Nick iba mostrándole el camino y ella lo seguía. Él conseguía llevarla a sitios que nunca había imaginado que existieran, mostrándole el poder que tenía su propio cuerpo.
Después de la tempestad, llegó la calma y se quedaron abrazados y exhaustos. Nick tenía enterrada la cara entre sus pechos y ella acarició su pelo.
Se alegraba de que estuvieran a oscuras, porque no quería que Nick pudiera reconocer en su cara los sentimientos con los que estaba luchando. Estaba segura ya de que el hombre que había tomado su cuerpo le había robado también algo más. La noche anterior, ella le había regalado su virginidad. Esa noche, ya en su propio dormitorio de casados, le acababa de entregar su corazón.
—Ahora te daré ese beso de buenas noches, _____(tuap) —le dijo él entre risas.
—¿Ahí? —preguntó ella, sorprendida al ver que la besaba en el pecho.
—Bueno, empezaré aquí —repuso él entre besos—. Puede que tarde un poco, pero seguro que llegaré a tu boca tarde o temprano.
No pudo evitar estremecerse de placer. Cerró los ojos y se abandonó a él de nuevo.
Estaba oscuro bajo el árbol. Las sombras la ocultaban. Lo vio llegar poco después.
—Te falló la puntería —le dijo ella enseguida.
Él alargó la mano para tocarla, pero cambió después de opinión.
—No me falló, señorita —repuso él—. Sólo quería asustarla.
—Pensó que eras un cazador —le dijo ella riendo.
—¿Cómo lo sabe? —preguntó el hombre.
—Se lo contó al abogado en el pueblo y todos en el rancho de los Carruthers saben lo que ocurrió. ¡Menudo pistolero estás hecho! Tendré que encontrar a otro —replicó enfadada.
—No, de eso nada. ¿Me ha oído?
—Sí, te he oído.
—Yo me encargaré de ello. Ya le dije que me libraría de ella. Sólo quería hacerlo de una manera más limpia, asustándola para que volviera al este.
—Bueno, pues aún está aquí —repuso ella mientras se alejaba de allí.
—Espere —le susurró el hombre.
Pero ella no hizo caso.
El hombre maldijo entre dientes y prometió que acabaría cuanto antes con todo aquello.
Espero que les gusten los cap
mañana la sigo
COMENTEN!!
byebye
Las quiero
:D
maru!!
Re: "Obligados a Casarse" (Nick y tu) Adaptación.
gracias por subir los capis estubieron fabulosos te adoro
nina de jonas ♥
Re: "Obligados a Casarse" (Nick y tu) Adaptación.
cambie de opinion, no es deborah la loca esa que quiere matarme... sino oivia!!!!
lo venia sospechando desde hace dos capitulos pero queria estar segura (si claro )
callate conciencia (callame tu ) no me voy a pelear contigo (cobarde :P ) callate!!! (no)
ash!! mi conciencia es muy molesta (xq nunca me escuchas ) eeso no es verdad ...
bueno me voy para seguir peleando con mi conciencia...
lo venia sospechando desde hace dos capitulos pero queria estar segura (si claro )
callate conciencia (callame tu ) no me voy a pelear contigo (cobarde :P ) callate!!! (no)
ash!! mi conciencia es muy molesta (xq nunca me escuchas ) eeso no es verdad ...
bueno me voy para seguir peleando con mi conciencia...
eli_jonatika
Re: "Obligados a Casarse" (Nick y tu) Adaptación.
jaja eli-jonatika juro q tus comentarios me hacen reir :P
y sobre lo de olivia y deborah vas a tener q esperar a los demas cap
puede ser una de ellas o puede ser otra persona quien sabe??(yo)haha :D
y sobre lo de olivia y deborah vas a tener q esperar a los demas cap
puede ser una de ellas o puede ser otra persona quien sabe??(yo)haha :D
maru!!
Re: "Obligados a Casarse" (Nick y tu) Adaptación.
ahhhhhhhhhhhhhh sigueeeeeeeeeeee
no entre a leer noves por UN DIA y uno se pierde todoooooooooooooo :enfadado: lo buenooooooo
porfissssssssssssss sigueeeeeeeeeeeeee
quier0oooooooooooo massssssssssss
no entre a leer noves por UN DIA y uno se pierde todoooooooooooooo :enfadado: lo buenooooooo
porfissssssssssssss sigueeeeeeeeeeeeee
quier0oooooooooooo massssssssssss
ivana-ilove
Re: "Obligados a Casarse" (Nick y tu) Adaptación.
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
plix
soy new :P
plix
soy new :P
Connie
Re: "Obligados a Casarse" (Nick y tu) Adaptación.
coni_jb BIENVENIDA
:D dentro de un rato subo cap
cuando termine JONAS L.A subo cap!! :)
:D dentro de un rato subo cap
cuando termine JONAS L.A subo cap!! :)
maru!!
Re: "Obligados a Casarse" (Nick y tu) Adaptación.
SIII GRACIAS :D
X PRIMERA VEZ KIERO Q JONAS L.A TERMINE XD
X PRIMERA VEZ KIERO Q JONAS L.A TERMINE XD
Amy d' jonas <3
Re: "Obligados a Casarse" (Nick y tu) Adaptación.
Capitulo 11
Nick ya estaba a la mesa cuando ella entró en el comedor a desayunar. No lo miró a los ojos. Se sentó en su sitio y se concentró en colocar sus cubiertos con cuidado.
Después, con dignidad, levantó los ojos para mirar al hombre que presidía la mesa. Y descubrió boquiabierta que se estaba riendo de ella. En su mirada había destellos de pasión, pero parecía disfrutar al ver lo incómoda que estaba ella.
—Pensábamos que no vendrías a desayunar ya, _______(tn) —le elijo él con una sonrisa—. Tessie creía que ibas a dormir todo el día, pero le dije que seguro que te levantabas antes de la hora de comer. También le he dicho que hoy pasarías algún tiempo con ella, si te parece bien.
—¿Vas a planear mis días, Nicholas, o lo de hoy es una excepción? —repuso ella con indignación.
—Hasta que descubramos qué es lo que está pasando, quiero que te mantengas siempre en la casa o cerca. Y me ha parecido que hoy era un buen día para que Tessie y tú comencéis una nueva rutina. Ahora que estás a cargo de la casa, supongo que querrás hacer cambios.
—Creo que la casa está en muy buenas manos —repuso ella mirando a María.
María se acercó a la mesa y comenzó a servir huevos en sus platos. Se paró al lado de su silla.
—Es la nueva señora de la casa —le dijo—. Vamos a pasar muchos años juntas, señorita ¬¬________(tn), y hoy es el primer día de esa nueva vida —añadió mientras miraba a su alrededor—. Creo que necesitan más café. Y Theresa un vaso de leche.
Se dispuso a probar los huevos revueltos. Miró después a la niña y vio que le sonreía.
—¿Podría acompañaros durante las clases de esta mañana?
—Me parece una idea excelente —repuso Olivia mientras entraba en el comedor y se sentaba—. Por favor, disculpen mi retraso.
—Muy bien, entonces asistiré a las lecciones —anunció ella dedicando una sonrisa a su hermana.
Miró a Nick. Él seguía observándola con ojos burlones, pero en ellos había algo de la pasión que habían compartido durante toda la noche. Bajó la mirada avergonzada. Creía que Nick parecía un gato observando a un inocente ratón y esperando el mejor momento para atacarlo.
Nick sabía lo que le pasaba por la mente. Miró a su recién estrenada esposa, parecía un modelo de virtudes y la perfecta dama, pero él sabía muy bien por qué se había estremecido unos segundos antes y por qué se había sonrojado.
Se concentró en su comida sin dejar de mirarla de vez en cuando. Theresa lo bombardeaba con preguntas a las que daba breves respuestas.
—¿Por qué no puedo montar, Nicholas? Tucker dice que soy casi tan buena como la señorita _________(tn).
—Dice que encima de la silla eres casi tan buena como ella pero que necesitas mucha práctica sosteniendo las riendas. Tessie, aún eres pequeña y no está bien presumir así de lo que haces.
—Entonces, tengo que practicar más, ¿no?
—Podría trabajar un poco con ella esta tarde —ofreció ________(tn).
—Yo no voy a estar aquí esta tarde —intervino él—. Tengo que ir con un par de hombres a revisar el ganado que vamos a enviar a Yuma. A lo mejor mañana.
—Ya veremos —repuso ella desafiante.
—_________(tn), ¡acompáñame al porche! —le ordenó él mientras se levantaba de la mesa.
—Por supuesto —repuso ella mientras doblaba con cuidado la servilleta y la dejaba al lado de su plato antes de levantarse.
Salió al pasillo delante de ella y después se giró de repente para mirarla. Su rápido movimiento la pilló por sorpresa y aprovechó la ventaja para tomarla de la mano y arrastrarla hasta un extremo del pasillo. Allí la empujó contra la pared. _________(tn) lo miraba asustada. Sin darle tiempo a protestar, la besó con fuerza y apretó su cuerpo contra el suyo. No la soltó hasta que notó que ella se relajaba entre sus brazos.
________(tn) estaba completamente rendida a la voluntad de Nick. Intentó encontrar en su interior el enfado que debía sin duda sentir después de que le hablara y tratara de esa ruda manera, pero se sorprendió al darse cuenta de que lo único que quería era acercarse aún más a su cuerpo.
Tenía las manos presas entre los cuerpos de los dos y luchó por liberarlas para llevarlas a los hombros de Nick. Cuando lo consiguió, se aferró a ellos como si se le fuera la vida en ello. No podía dejar de temblar.
Él levantó la cara y la miró con ojos penetrantes.
Nick se fijó en su temblorosa boca y en cómo ella parecía aspirar su aroma mientras abría tímidamente los ojos para mirarlo. Le parecía increíble que aquélla mujer, femenina, preciosa y sensual, fuera su esposa y tuviera derecho a poseerla. Pero lo cierto era que ella era la que lo tenía comiendo de la palma de su mano.
La abrazó posesivo al pensar en ello. _________(tn) había conseguido tentarlo de nuevo esa noche y por la mañana se enfrentaba a él. Y en ese instante, entre sus brazos, se rendía de nuevo a su voluntad. Se moría de ganas de llevarla hasta el dormitorio y liberar su frustración con ella.
________(tn) lo miraba con confusión.
—No puedo hacer mi trabajo si tengo que preocuparme por ti. Prométeme que estarás en la casa o con Claude todo el día. No salgas por ahí y te metas en líos, ¿de acuerdo?
—No tengo intención de meterme en líos —repuso ella con indignado gesto—. Voy a pasar el día en la casa, con María y Theresa. Puede que por la tarde trabaje algo en los establos con la niña y con Claude, si te parece bien, claro.
La miró con media sonrisa. Tomó el sombrero del perchero y se lo puso sin dejar de observarla.
—Eso es lo que quería oírte decir —le dijo mientras la apartaba para abrir la puerta y salir.
___________(tn) le oyó reír mientras salía de la casa. Apretó frustrada los labios, no estaba dispuesta a concederle esa victoria. Salió tras él al porche y le gritó con voz animada las palabras que sabía que harían que se detuviera.
—Pero la verdad es que pasaré casi todo el día organizando nuestra fiesta, Nicholas —dijo ella.
Vio cómo se paraba y se tensaba su espalda. Se giró y le sorprendió ver que sonreía.
—Muy bien, eso hará que estés ocupada un par de días. Es la mejor idea que has tenido hoy.
Apretó los dientes frustrada. Odiaba que él tuviese la última palabra y no haber conseguido su propósito.
Miró a su alrededor, no había nadie. Se alegró de no haber tenido testigos. Metió las manos en los bolsillos de su traje y volvió a entrar. Seguía disgustada, pero no podía obviar el cálido sentimiento que persistía en su interior después del apasionado y breve abrazo del pasillo.
_________(tn) decidió que tendría que invitar a todos los vecinos a la fiesta. María había colgado la guirnalda con desgana y estaba muy ocupada preparando un menú que parecía más propio de una juerga de hombres que de un banquete de bodas.
Decidió que tendrían que llegar a un acuerdo. Tendría que ser algo a medio camino entre una parrillada y una cena formal.
Se dio cuenta de que iba a ser complicado que aquello fuera una presentación formal ante otros rancheros y gentes del pueblo. Se imaginó que acabaría siendo algo más parecido a lo que había sugerido María, con un novillo asándose en el jardín.
Aún no le convencía la idea de que la fiesta fuera al aire libre.
—Creo que la lista de todo lo que necesitamos traer del pueblo está terminada —le dijo una satisfecha María mientras se la entregaba a ella—. Y tenemos que decidir también lo de las mesas y bancos.
Le parecía increíble que María creyera necesitar tanta comida. Era exagerado.
—¿Necesitamos mesas? ¿No pueden sentarse bajo los árboles y comer allí? —preguntó.
—A los jóvenes no les importará sentarse en el suelo, pero los hombres se sentarán a las mesas y discutirán y contarán historias durante horas, ya verá.
—¿Y las mujeres?
—Servirán a sus esposos y tendrán su propio sitio para sentarse y comer.
—¿De dónde sacaremos tantas mesas?
Miró de nuevo la lista. La organización se estaba complicando más y más.
—Las harán nuestros jornaleros en los establos. Allí tienen madera siempre para hacer paredes entre los caballos y esas cosas.
Le parecía increíble que pudieran improvisar así, estaba acostumbrada a elegantes vajillas y cenas formales. Le costaba imaginarse cómo iba a resultar la fiesta. No le hacía gracia tener que servir a los hombres, pero se imaginó que estaría bien ser una esposa dócil por un día, creía que Nick se lo merecía.
—Bueno, encárgate tú de eso, María. Yo aún tengo que escribir las invitaciones y hacer que las envíen.
—Uno de los trabajadores puede llevarlas al pueblo cuando tenga que ir a algún recado. En cuanto a las de los vecinos, podemos dárselas en mano cuando los veamos.
Tampoco estaba acostumbrada a tales informalidades.
Fue hasta el despacho de Nicholas y se dejó caer en el gran sillón de piel. Se sentía muy pequeña allí, había sido perfecto para su padre, un hombre grande.
No pudo evitar pensar entonces en él, el hombre que había sido su padre durante los dos primeros años de su vida. Recordaba ligeramente haber estado allí de pequeña, mirando la gran mesa mientras su padre, sentado en ese mismo sillón, la mecía entre sus brazos. Recordaba ver a su madre en el umbral de la puerta, mirándolos con gesto serio e infeliz.
Cerró los ojos un instante. Le parecía increíble recordar incluso el sonido de la voz de su padre. Su tono la había asustado y había hecho que corriera a los brazos de su madre. Se dio cuenta entonces de que ellos habían estado discutiendo y de que probablemente esa imagen perteneciera al día que ellas se fueron del rancho.
Él había estado abrazándola y besándola hasta que llegó su madre a por ella y le ordenó que dejara a su padre. Y ella había sido una niña tan obediente que hizo lo que su madre le pidió sin más. A pesar de su corta edad, ya se había dado cuenta de que convenía obedecerle siempre.
Frunció el ceño al recordar todo aquello. Había crecido asustada. Sólo se relajaba en los establos, cuidando de los caballos.
Con Nicholas y en el rancho podía de nuevo romper los moldes establecidos y liberarse de la estricta educación que le había impedido madurar. A él le había bastado con dejarse llevar por sus deseos para conseguir que ella derrumbara esas barreras y se diera cuenta de que era entre sus brazos donde tenía que estar.
Había completado el círculo, volviendo al lugar donde había nacido y con el hombre que su padre había elegido para ella. Durante los últimos días casi se había olvidado de que ella no había elegido a Nicholas, sino que su matrimonio había sido impuesto. Sin darse cuenta, había aceptado la voluntad de su padre como el regalo que él había querido dejarle en herencia.
—Me quería de verdad —susurró—. Quería que estuviese aquí y no se le ocurrió otra manera de hacer que me quedara.
Ese pensamiento hizo que se relajara y se sintiera mejor con su pasado. Se acurrucó en el gran sillón y cerró los ojos.
Nick la encontró en el sillón de su despacho, con la cabeza inclinada a un lado y las manos apoyadas en el regazo. Respiraba tranquilamente, completamente dormida.
La miró desde la puerta. Esa mujer no tenía miedo a llevarle la contraria. Lo cierto era que disfrutaba con cada discusión, cada desafío y cada airada respuesta que ella le profería con su mordaz lengua.
A veces dejaba que se saliera con la suya, otras veces le llevaba la contraria sólo para verla fuera de sí, enseñándole los dientes y atisbos de su fuerte temperamento.
Ahora la veía por fin dormida, echándose la siesta a la que ella se había negado desde su llegada al rancho. Solía retirarse a su dormitorio durante ese tiempo de descanso en la casa, pero estaba seguro de que se había dedicado sólo a leer o escribir cartas.
Sonrió mientras se acercaba a ella. La tomó entre sus brazos. Ella protestó sin despertarse y Nick la llevó hasta el sofá de piel que había bajo la ventana. Se quitó las botas deprisa y se echó a su lado, encajando su cuerpo con el de ella.
________(tn) sonrió en sueños y se acurrucó contra él. Era suficiente tenerla cerca para que su deseo se despertara, pero le bastaba en ese momento con tenerla entre sus brazos y disfrutar de su compañía. No quería despertarla.
Ella durmió allí durante más de una hora. Él, en cambio, estaba demasiado excitado para conciliar el sueño.
Cuando se despertó, abrió los ojos perpleja al verlo allí.
—¡Nicholas Jonas! ¿Qué estás haciendo? —exclamó avergonzada—. ¡Es de día y te has tumbado aquí conmigo, donde cualquiera puede vernos!
—He cerrado la puerta, ______(tuap) —repuso él sin dejar de abrazarla.
—No me importa —replicó ella incorporándose y alisando su traje—. Apártate de mí.
—Por favor, ________(tn). Si estuviera encima de ti, tendrías algo de lo que quejarte, pero sólo estoy tumbado a tu lado, echándome la siesta contigo.
_______(tn) lo empujó para ganar algo de espacio, después pasó por encima de él y se puso en pie. Intentó atusarse el pelo y recomponerse un poco.
—¡Mírame! ¡Estoy hecha un desastre!
—Te estoy mirando y estás bien. A lo mejor un poco arrugado, pero si te hubiera quitado el vestido antes de tumbarte en el sofá, te habrías despertado…
—¿Quitarme el vestido? ¡Ni lo sueñes! —replicó ella—. Mis otros vestidos están para lavar, Nick. Ahora tendré que ir a cenar con este aspecto.
—Por hoy está bien, cariño —le dijo él para tranquilizarla—. Pronto tendrás tanta ropa como necesites. Tus cosas de Lexington llegarán cualquier día.
—¿Qué quieres decir? —preguntó ella sin entenderlo.
Lamentó haberle dicho aquello, no había pensado confesárselo aún.
—Que envié un telegrama a tus abuelos y les pedí que enviaran tus cosas.
—No puedo creerlo —susurró ella.
—Será mejor que lo creas. Mandé el telegrama cuando fui al pueblo a comprarte el vestido de novia y a hablar con el reverendo. Supongo que tus cosas llegarán dentro de un par de días.
—¿Qué les contaste? ¿Qué decía el telegrama? —preguntó una pálida __________(tn).
—Les dije que íbamos a casarnos y que ibas a necesitar tus cosas porque no ibas a volver al este.
—¡No te creo! No puedo creer que se lo dijeras así, sin más.
—Pues sí, lo hice. No sé de qué otro modo podía haberlo hecho, así que se lo dije directamente.
—¿Es que no se te ocurrió que quizás quisiera contárselo yo misma? —preguntó ella intentando parecer calmada.
Estaba satisfecho con cómo estaba reaccionando ella. Había pensado que ___________(tn) iba a estar furiosa, pero le había sorprendido aceptándolo tan bien como el resto de los cambios. Ni siquiera había protestado después de tener que pasar la noche en su cama.
Pero debería haberse dado cuenta, haber sido consciente de la furia con la que ella lo miraba. ________(tn) le había seguido la corriente en todo, hasta ese instante.
Y ya era demasiado tarde. Había llevado las cosas demasiado lejos con ella.
—¡Maldito Nicholas Jonas! —le gritó—. ¿Quién te crees que eres, tomando decisiones por mí todo el tiempo?
Se levantó del sofá de un salto, pero fue demasiado tarde, ella ya había ido a la mesa de escritorio para encontrar algo que tirarle a la cabeza. El tintero de cristal le dio en medio del pecho. La tinta manchó su camisa y su cara con cientos de gotas azules. El resto de la tinta que quedaba en el tintero se esparció por la alfombra.
_________(tn) miró estupefacta lo que había causado su abrupta reacción. Fue corriendo hacia la puerta y salió deprisa del despacho, incapaz de enfrentarse a él después de lo que había hecho. Fue apresuradamente hasta su dormitorio y se metió dentro, apoyándose en la puerta y respirando con dificultad.
Pasaron minutos hasta que oyó sus pasos. Se apartó de la puerta, sabía que ella no iba a poder impedir que entrara, no era lo suficientemente fuerte.
Le sorprendió que él no irrumpiera en el dormitorio, sino que llamó a la puerta.
—¿Qué quieres? —preguntó con voz temblorosa.
—Quiero entrar, __________(tn) —contestó Nick.
Le alivió darse cuenta de que no parecía enfadado. Agarró el picaporte y abrió despacio.
Nick se había quitado la camisa y su piel aún estaba manchada por la tinta. Todo el torso y los brazos estaban manchados, pero lo que la dejó sin aliento fue ver los diminutos puntos de tinta que habían ensuciado su cara. Se cubrió la boca con la mano, consciente de lo que había hecho.
Él estaba callado. Cerró la puerta de una patada y se acercó a ella.
—Nick… —murmuró ella.
Había quedado atrapada entre él y la cama, no podía seguir apartándose de él.
—Sí, ________(tn)…
—¿Me creerías si te digo que lo siento de verdad?
—Creo que no —repuso él.
—¿Por qué?
—Seguramente porque me doy cuenta de que ahora mismo te estás conteniendo para no reír.
—No, no es verdad —mintió ella mientras se quitaba la mano de la boca—. Bueno, puede que me riera si no tuviera miedo de que estuvieras furioso conmigo, pero la verdad es que no pareces enfadado.
Nick se encogió de hombros y se acercó más a ella.
—No sé si puedo enfadarme contigo, _________(tn). Creo que tenías derecho a reaccionar así. He tomado todas las decisiones por ti durante los últimos días y supongo que merezco esto.
—¿De verdad no estás enfadado? —repitió ella con gran alivio.
—No —negó él—. La verdad es que casi ha merecido la pena. Tenías que haber visto la cara de María cuando vio mi camisa. Hizo que me la quitara y ahora mismo está intentando lavarla en la cocina. No me gustaría tener que decirle que debería olvidarse de la camisa y tirarla y preocuparse por limpiar la alfombra.
—¿Crees que las manchas no van a salir? —preguntó ella preocupada.
—Me debes una, _________(tn).
_¿Sí?
—Sí. Creo que esto es lo peor que me has hecho.
—¿De verdad? ¿Qué más te he hecho?
—Creo que será mejor que no empiece ahora a enumerar todos los agravios, _____(tuap) —le dijo mientras la tomaba entre sus brazos—. Pero estás a punto de pagar por todo.
—¿Podré pagar con esto? —le preguntó ella mientras agarraba sus hombros y se acercaba más a él.
—No. Vas a tardar mucho en compensarme por esto, _____(tuap). Años y años…
FIN CAP11
Espero que les guste el cap
mañana la sigo
COMENTEN!!
byebye♥
Las quiero♥
Nick ya estaba a la mesa cuando ella entró en el comedor a desayunar. No lo miró a los ojos. Se sentó en su sitio y se concentró en colocar sus cubiertos con cuidado.
Después, con dignidad, levantó los ojos para mirar al hombre que presidía la mesa. Y descubrió boquiabierta que se estaba riendo de ella. En su mirada había destellos de pasión, pero parecía disfrutar al ver lo incómoda que estaba ella.
—Pensábamos que no vendrías a desayunar ya, _______(tn) —le elijo él con una sonrisa—. Tessie creía que ibas a dormir todo el día, pero le dije que seguro que te levantabas antes de la hora de comer. También le he dicho que hoy pasarías algún tiempo con ella, si te parece bien.
—¿Vas a planear mis días, Nicholas, o lo de hoy es una excepción? —repuso ella con indignación.
—Hasta que descubramos qué es lo que está pasando, quiero que te mantengas siempre en la casa o cerca. Y me ha parecido que hoy era un buen día para que Tessie y tú comencéis una nueva rutina. Ahora que estás a cargo de la casa, supongo que querrás hacer cambios.
—Creo que la casa está en muy buenas manos —repuso ella mirando a María.
María se acercó a la mesa y comenzó a servir huevos en sus platos. Se paró al lado de su silla.
—Es la nueva señora de la casa —le dijo—. Vamos a pasar muchos años juntas, señorita ¬¬________(tn), y hoy es el primer día de esa nueva vida —añadió mientras miraba a su alrededor—. Creo que necesitan más café. Y Theresa un vaso de leche.
Se dispuso a probar los huevos revueltos. Miró después a la niña y vio que le sonreía.
—¿Podría acompañaros durante las clases de esta mañana?
—Me parece una idea excelente —repuso Olivia mientras entraba en el comedor y se sentaba—. Por favor, disculpen mi retraso.
—Muy bien, entonces asistiré a las lecciones —anunció ella dedicando una sonrisa a su hermana.
Miró a Nick. Él seguía observándola con ojos burlones, pero en ellos había algo de la pasión que habían compartido durante toda la noche. Bajó la mirada avergonzada. Creía que Nick parecía un gato observando a un inocente ratón y esperando el mejor momento para atacarlo.
Nick sabía lo que le pasaba por la mente. Miró a su recién estrenada esposa, parecía un modelo de virtudes y la perfecta dama, pero él sabía muy bien por qué se había estremecido unos segundos antes y por qué se había sonrojado.
Se concentró en su comida sin dejar de mirarla de vez en cuando. Theresa lo bombardeaba con preguntas a las que daba breves respuestas.
—¿Por qué no puedo montar, Nicholas? Tucker dice que soy casi tan buena como la señorita _________(tn).
—Dice que encima de la silla eres casi tan buena como ella pero que necesitas mucha práctica sosteniendo las riendas. Tessie, aún eres pequeña y no está bien presumir así de lo que haces.
—Entonces, tengo que practicar más, ¿no?
—Podría trabajar un poco con ella esta tarde —ofreció ________(tn).
—Yo no voy a estar aquí esta tarde —intervino él—. Tengo que ir con un par de hombres a revisar el ganado que vamos a enviar a Yuma. A lo mejor mañana.
—Ya veremos —repuso ella desafiante.
—_________(tn), ¡acompáñame al porche! —le ordenó él mientras se levantaba de la mesa.
—Por supuesto —repuso ella mientras doblaba con cuidado la servilleta y la dejaba al lado de su plato antes de levantarse.
Salió al pasillo delante de ella y después se giró de repente para mirarla. Su rápido movimiento la pilló por sorpresa y aprovechó la ventaja para tomarla de la mano y arrastrarla hasta un extremo del pasillo. Allí la empujó contra la pared. _________(tn) lo miraba asustada. Sin darle tiempo a protestar, la besó con fuerza y apretó su cuerpo contra el suyo. No la soltó hasta que notó que ella se relajaba entre sus brazos.
________(tn) estaba completamente rendida a la voluntad de Nick. Intentó encontrar en su interior el enfado que debía sin duda sentir después de que le hablara y tratara de esa ruda manera, pero se sorprendió al darse cuenta de que lo único que quería era acercarse aún más a su cuerpo.
Tenía las manos presas entre los cuerpos de los dos y luchó por liberarlas para llevarlas a los hombros de Nick. Cuando lo consiguió, se aferró a ellos como si se le fuera la vida en ello. No podía dejar de temblar.
Él levantó la cara y la miró con ojos penetrantes.
Nick se fijó en su temblorosa boca y en cómo ella parecía aspirar su aroma mientras abría tímidamente los ojos para mirarlo. Le parecía increíble que aquélla mujer, femenina, preciosa y sensual, fuera su esposa y tuviera derecho a poseerla. Pero lo cierto era que ella era la que lo tenía comiendo de la palma de su mano.
La abrazó posesivo al pensar en ello. _________(tn) había conseguido tentarlo de nuevo esa noche y por la mañana se enfrentaba a él. Y en ese instante, entre sus brazos, se rendía de nuevo a su voluntad. Se moría de ganas de llevarla hasta el dormitorio y liberar su frustración con ella.
________(tn) lo miraba con confusión.
—No puedo hacer mi trabajo si tengo que preocuparme por ti. Prométeme que estarás en la casa o con Claude todo el día. No salgas por ahí y te metas en líos, ¿de acuerdo?
—No tengo intención de meterme en líos —repuso ella con indignado gesto—. Voy a pasar el día en la casa, con María y Theresa. Puede que por la tarde trabaje algo en los establos con la niña y con Claude, si te parece bien, claro.
La miró con media sonrisa. Tomó el sombrero del perchero y se lo puso sin dejar de observarla.
—Eso es lo que quería oírte decir —le dijo mientras la apartaba para abrir la puerta y salir.
___________(tn) le oyó reír mientras salía de la casa. Apretó frustrada los labios, no estaba dispuesta a concederle esa victoria. Salió tras él al porche y le gritó con voz animada las palabras que sabía que harían que se detuviera.
—Pero la verdad es que pasaré casi todo el día organizando nuestra fiesta, Nicholas —dijo ella.
Vio cómo se paraba y se tensaba su espalda. Se giró y le sorprendió ver que sonreía.
—Muy bien, eso hará que estés ocupada un par de días. Es la mejor idea que has tenido hoy.
Apretó los dientes frustrada. Odiaba que él tuviese la última palabra y no haber conseguido su propósito.
Miró a su alrededor, no había nadie. Se alegró de no haber tenido testigos. Metió las manos en los bolsillos de su traje y volvió a entrar. Seguía disgustada, pero no podía obviar el cálido sentimiento que persistía en su interior después del apasionado y breve abrazo del pasillo.
_________(tn) decidió que tendría que invitar a todos los vecinos a la fiesta. María había colgado la guirnalda con desgana y estaba muy ocupada preparando un menú que parecía más propio de una juerga de hombres que de un banquete de bodas.
Decidió que tendrían que llegar a un acuerdo. Tendría que ser algo a medio camino entre una parrillada y una cena formal.
Se dio cuenta de que iba a ser complicado que aquello fuera una presentación formal ante otros rancheros y gentes del pueblo. Se imaginó que acabaría siendo algo más parecido a lo que había sugerido María, con un novillo asándose en el jardín.
Aún no le convencía la idea de que la fiesta fuera al aire libre.
—Creo que la lista de todo lo que necesitamos traer del pueblo está terminada —le dijo una satisfecha María mientras se la entregaba a ella—. Y tenemos que decidir también lo de las mesas y bancos.
Le parecía increíble que María creyera necesitar tanta comida. Era exagerado.
—¿Necesitamos mesas? ¿No pueden sentarse bajo los árboles y comer allí? —preguntó.
—A los jóvenes no les importará sentarse en el suelo, pero los hombres se sentarán a las mesas y discutirán y contarán historias durante horas, ya verá.
—¿Y las mujeres?
—Servirán a sus esposos y tendrán su propio sitio para sentarse y comer.
—¿De dónde sacaremos tantas mesas?
Miró de nuevo la lista. La organización se estaba complicando más y más.
—Las harán nuestros jornaleros en los establos. Allí tienen madera siempre para hacer paredes entre los caballos y esas cosas.
Le parecía increíble que pudieran improvisar así, estaba acostumbrada a elegantes vajillas y cenas formales. Le costaba imaginarse cómo iba a resultar la fiesta. No le hacía gracia tener que servir a los hombres, pero se imaginó que estaría bien ser una esposa dócil por un día, creía que Nick se lo merecía.
—Bueno, encárgate tú de eso, María. Yo aún tengo que escribir las invitaciones y hacer que las envíen.
—Uno de los trabajadores puede llevarlas al pueblo cuando tenga que ir a algún recado. En cuanto a las de los vecinos, podemos dárselas en mano cuando los veamos.
Tampoco estaba acostumbrada a tales informalidades.
Fue hasta el despacho de Nicholas y se dejó caer en el gran sillón de piel. Se sentía muy pequeña allí, había sido perfecto para su padre, un hombre grande.
No pudo evitar pensar entonces en él, el hombre que había sido su padre durante los dos primeros años de su vida. Recordaba ligeramente haber estado allí de pequeña, mirando la gran mesa mientras su padre, sentado en ese mismo sillón, la mecía entre sus brazos. Recordaba ver a su madre en el umbral de la puerta, mirándolos con gesto serio e infeliz.
Cerró los ojos un instante. Le parecía increíble recordar incluso el sonido de la voz de su padre. Su tono la había asustado y había hecho que corriera a los brazos de su madre. Se dio cuenta entonces de que ellos habían estado discutiendo y de que probablemente esa imagen perteneciera al día que ellas se fueron del rancho.
Él había estado abrazándola y besándola hasta que llegó su madre a por ella y le ordenó que dejara a su padre. Y ella había sido una niña tan obediente que hizo lo que su madre le pidió sin más. A pesar de su corta edad, ya se había dado cuenta de que convenía obedecerle siempre.
Frunció el ceño al recordar todo aquello. Había crecido asustada. Sólo se relajaba en los establos, cuidando de los caballos.
Con Nicholas y en el rancho podía de nuevo romper los moldes establecidos y liberarse de la estricta educación que le había impedido madurar. A él le había bastado con dejarse llevar por sus deseos para conseguir que ella derrumbara esas barreras y se diera cuenta de que era entre sus brazos donde tenía que estar.
Había completado el círculo, volviendo al lugar donde había nacido y con el hombre que su padre había elegido para ella. Durante los últimos días casi se había olvidado de que ella no había elegido a Nicholas, sino que su matrimonio había sido impuesto. Sin darse cuenta, había aceptado la voluntad de su padre como el regalo que él había querido dejarle en herencia.
—Me quería de verdad —susurró—. Quería que estuviese aquí y no se le ocurrió otra manera de hacer que me quedara.
Ese pensamiento hizo que se relajara y se sintiera mejor con su pasado. Se acurrucó en el gran sillón y cerró los ojos.
Nick la encontró en el sillón de su despacho, con la cabeza inclinada a un lado y las manos apoyadas en el regazo. Respiraba tranquilamente, completamente dormida.
La miró desde la puerta. Esa mujer no tenía miedo a llevarle la contraria. Lo cierto era que disfrutaba con cada discusión, cada desafío y cada airada respuesta que ella le profería con su mordaz lengua.
A veces dejaba que se saliera con la suya, otras veces le llevaba la contraria sólo para verla fuera de sí, enseñándole los dientes y atisbos de su fuerte temperamento.
Ahora la veía por fin dormida, echándose la siesta a la que ella se había negado desde su llegada al rancho. Solía retirarse a su dormitorio durante ese tiempo de descanso en la casa, pero estaba seguro de que se había dedicado sólo a leer o escribir cartas.
Sonrió mientras se acercaba a ella. La tomó entre sus brazos. Ella protestó sin despertarse y Nick la llevó hasta el sofá de piel que había bajo la ventana. Se quitó las botas deprisa y se echó a su lado, encajando su cuerpo con el de ella.
________(tn) sonrió en sueños y se acurrucó contra él. Era suficiente tenerla cerca para que su deseo se despertara, pero le bastaba en ese momento con tenerla entre sus brazos y disfrutar de su compañía. No quería despertarla.
Ella durmió allí durante más de una hora. Él, en cambio, estaba demasiado excitado para conciliar el sueño.
Cuando se despertó, abrió los ojos perpleja al verlo allí.
—¡Nicholas Jonas! ¿Qué estás haciendo? —exclamó avergonzada—. ¡Es de día y te has tumbado aquí conmigo, donde cualquiera puede vernos!
—He cerrado la puerta, ______(tuap) —repuso él sin dejar de abrazarla.
—No me importa —replicó ella incorporándose y alisando su traje—. Apártate de mí.
—Por favor, ________(tn). Si estuviera encima de ti, tendrías algo de lo que quejarte, pero sólo estoy tumbado a tu lado, echándome la siesta contigo.
_______(tn) lo empujó para ganar algo de espacio, después pasó por encima de él y se puso en pie. Intentó atusarse el pelo y recomponerse un poco.
—¡Mírame! ¡Estoy hecha un desastre!
—Te estoy mirando y estás bien. A lo mejor un poco arrugado, pero si te hubiera quitado el vestido antes de tumbarte en el sofá, te habrías despertado…
—¿Quitarme el vestido? ¡Ni lo sueñes! —replicó ella—. Mis otros vestidos están para lavar, Nick. Ahora tendré que ir a cenar con este aspecto.
—Por hoy está bien, cariño —le dijo él para tranquilizarla—. Pronto tendrás tanta ropa como necesites. Tus cosas de Lexington llegarán cualquier día.
—¿Qué quieres decir? —preguntó ella sin entenderlo.
Lamentó haberle dicho aquello, no había pensado confesárselo aún.
—Que envié un telegrama a tus abuelos y les pedí que enviaran tus cosas.
—No puedo creerlo —susurró ella.
—Será mejor que lo creas. Mandé el telegrama cuando fui al pueblo a comprarte el vestido de novia y a hablar con el reverendo. Supongo que tus cosas llegarán dentro de un par de días.
—¿Qué les contaste? ¿Qué decía el telegrama? —preguntó una pálida __________(tn).
—Les dije que íbamos a casarnos y que ibas a necesitar tus cosas porque no ibas a volver al este.
—¡No te creo! No puedo creer que se lo dijeras así, sin más.
—Pues sí, lo hice. No sé de qué otro modo podía haberlo hecho, así que se lo dije directamente.
—¿Es que no se te ocurrió que quizás quisiera contárselo yo misma? —preguntó ella intentando parecer calmada.
Estaba satisfecho con cómo estaba reaccionando ella. Había pensado que ___________(tn) iba a estar furiosa, pero le había sorprendido aceptándolo tan bien como el resto de los cambios. Ni siquiera había protestado después de tener que pasar la noche en su cama.
Pero debería haberse dado cuenta, haber sido consciente de la furia con la que ella lo miraba. ________(tn) le había seguido la corriente en todo, hasta ese instante.
Y ya era demasiado tarde. Había llevado las cosas demasiado lejos con ella.
—¡Maldito Nicholas Jonas! —le gritó—. ¿Quién te crees que eres, tomando decisiones por mí todo el tiempo?
Se levantó del sofá de un salto, pero fue demasiado tarde, ella ya había ido a la mesa de escritorio para encontrar algo que tirarle a la cabeza. El tintero de cristal le dio en medio del pecho. La tinta manchó su camisa y su cara con cientos de gotas azules. El resto de la tinta que quedaba en el tintero se esparció por la alfombra.
_________(tn) miró estupefacta lo que había causado su abrupta reacción. Fue corriendo hacia la puerta y salió deprisa del despacho, incapaz de enfrentarse a él después de lo que había hecho. Fue apresuradamente hasta su dormitorio y se metió dentro, apoyándose en la puerta y respirando con dificultad.
Pasaron minutos hasta que oyó sus pasos. Se apartó de la puerta, sabía que ella no iba a poder impedir que entrara, no era lo suficientemente fuerte.
Le sorprendió que él no irrumpiera en el dormitorio, sino que llamó a la puerta.
—¿Qué quieres? —preguntó con voz temblorosa.
—Quiero entrar, __________(tn) —contestó Nick.
Le alivió darse cuenta de que no parecía enfadado. Agarró el picaporte y abrió despacio.
Nick se había quitado la camisa y su piel aún estaba manchada por la tinta. Todo el torso y los brazos estaban manchados, pero lo que la dejó sin aliento fue ver los diminutos puntos de tinta que habían ensuciado su cara. Se cubrió la boca con la mano, consciente de lo que había hecho.
Él estaba callado. Cerró la puerta de una patada y se acercó a ella.
—Nick… —murmuró ella.
Había quedado atrapada entre él y la cama, no podía seguir apartándose de él.
—Sí, ________(tn)…
—¿Me creerías si te digo que lo siento de verdad?
—Creo que no —repuso él.
—¿Por qué?
—Seguramente porque me doy cuenta de que ahora mismo te estás conteniendo para no reír.
—No, no es verdad —mintió ella mientras se quitaba la mano de la boca—. Bueno, puede que me riera si no tuviera miedo de que estuvieras furioso conmigo, pero la verdad es que no pareces enfadado.
Nick se encogió de hombros y se acercó más a ella.
—No sé si puedo enfadarme contigo, _________(tn). Creo que tenías derecho a reaccionar así. He tomado todas las decisiones por ti durante los últimos días y supongo que merezco esto.
—¿De verdad no estás enfadado? —repitió ella con gran alivio.
—No —negó él—. La verdad es que casi ha merecido la pena. Tenías que haber visto la cara de María cuando vio mi camisa. Hizo que me la quitara y ahora mismo está intentando lavarla en la cocina. No me gustaría tener que decirle que debería olvidarse de la camisa y tirarla y preocuparse por limpiar la alfombra.
—¿Crees que las manchas no van a salir? —preguntó ella preocupada.
—Me debes una, _________(tn).
_¿Sí?
—Sí. Creo que esto es lo peor que me has hecho.
—¿De verdad? ¿Qué más te he hecho?
—Creo que será mejor que no empiece ahora a enumerar todos los agravios, _____(tuap) —le dijo mientras la tomaba entre sus brazos—. Pero estás a punto de pagar por todo.
—¿Podré pagar con esto? —le preguntó ella mientras agarraba sus hombros y se acercaba más a él.
—No. Vas a tardar mucho en compensarme por esto, _____(tuap). Años y años…
FIN CAP11
Espero que les guste el cap
mañana la sigo
COMENTEN!!
byebye♥
Las quiero♥
maru!!
Re: "Obligados a Casarse" (Nick y tu) Adaptación.
qqqqqqqqqqqqqqqqq pero si es jueves y dan los viernes
nina de jonas ♥
Re: "Obligados a Casarse" (Nick y tu) Adaptación.
lo estaban dando por zapping zone desia programa no se q cosa creo q estaba repetido el programa...
lo q se es q estaban mis Jonas x tv... :D
lo q se es q estaban mis Jonas x tv... :D
maru!!
Re: "Obligados a Casarse" (Nick y tu) Adaptación.
y por cierto hermoso capi lo adore y nick es tam tiernooooooooooooooooooo :inlove: :L: :arre:
nina de jonas ♥
Página 11 de 21. • 1 ... 7 ... 10, 11, 12 ... 16 ... 21
Temas similares
» Nick, el orgulloso -Nick & tú- Adaptación
» Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
» La Ley Del Lobo (Nick y tu) [ADAPTACIÓN] HOT!!
» Perdoname-Nick y tu- ADAPTACION TERMINADA
» ~ Faking It ~ Nick&Tú (Adaptación)
» Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
» La Ley Del Lobo (Nick y tu) [ADAPTACIÓN] HOT!!
» Perdoname-Nick y tu- ADAPTACION TERMINADA
» ~ Faking It ~ Nick&Tú (Adaptación)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 11 de 21.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.