What's love?: Louis Tomlinson y tú.

La salida con Drew fue muy agradable. A decir verdad me divertí mucho o tal vez eso fue porque me empeño cada día más en olvidarme de Louis. ¿Lo extremadamente bueno de esta nueva relación? Mi novio no me obliga a nada. Todo se realiza a su debido tiempo, siempre y cuando yo esté de acuerdo.
Al llegar a mi casa me despidió con un suave beso y un “Nos vemos mañana” que hizo que una sonrisa involuntaria se dibujara en mi rostro.

Entré lentamente encontrándome con Louis y Matt sentados en el sillón con los brazos cruzados y una expresión seria como accesorio.
-¿Pasa algo? –pregunté.
-Siéntate, hermanita. –indicó Matt- Debemos hablar contigo.
-Okey –alargué la palabra sentándome en el sillón libre.
-Bueno, lo que te vamos a decir seguramente te alegrará –dijo Louis sonriendo.
-No lo creo. Miren sus caras –dije con espanto haciendo reír a los dos chicos, cosa que me confundió.
-Eres fácil de engañar, pequeña –rió Matt mientras se sentaba a mi lado.
-¡Cuéntenme! –dije ansiosa.
-Está bien. Pero piensa bien tu respuesta.
-Parece que estuviesen hablando de algo de vida o muerte.
-No es así. Solamente es que es una decisión que debes tomar.
-Okey, ¡pero cuéntenme de una buena vez de que se trata!
-¿Te gustaría vivir conmigo? –interrumpió Louis.
-¿Eh? –dije confundida.
-¡Tonto! –Matt le tiró un cojín- No era así como debíamos decírselo. Además no vivirá sólo contigo.
-¿Me pueden explicar?
-Junto con Louis nos iremos a vivir juntos a un departamento.
-¿Enserio? –pregunté asombrada.
-Shh... déjame continuar –asentí- Queda en el centro de la ciudad. Lo que te queríamos preguntar es si quieres venir con nosotros.
-¿Sí quiero vivir con ustedes? –pregunté anonadada.
-¿Quieres ___? –preguntó Louis.
-Emm... creo... –contesté nerviosa.
-¡Genial! –Matt me abrazó.
-Llamaré a Drew para avisarle –dije poniéndome de pie. Las sonrisas en el rostro de los chicos se borraron instantáneamente- ¿Pasa algo?
-Siéntate –indicó Matt.
-Hay ciertas reglas –dijo Louis serio- La número uno es nada de novios.
-¿Quieres que deje a mi novio?
-Quiero que mientras este yo presente no lo nombres.
-¿Estás celoso, Tomlinson?
-¿Yo? ¿Celoso? –rió nerviosamente.
-Okey. ¿Hay más reglas?
-No puedes salir con él si es muy tarde.
-¿Es enserio, Louis? ¿Serás mi padre o algo así? ¿Por qué quieres vigilarme? ¡Es mi novio!
-Pero puede dañarte.
-¿Y por qué no dejas que me golpee sola contra la pared?

Hoy se cumple una semana desde que junto con Louis y mi querido hermano vivimos juntos en este hermoso departamento totalmente amueblado. ¿Cómo es la convivencia? Excelente. No puedo quejarme.
En este corto lapso de tiempo en el que compartimos el mismo techo sin la dependencia de nuestros padres, Louis y yo nos complementamos mejor, lo siento más cerca de mí, ahora se podría decir que pasé la línea de ser “la hermana de su mejor amigo” para ser su mejor amiga y consejera.

-¡Chicos! ¡Ya llegué! –grité desde el umbral de la puerta. Me adentré hacia el living y puse mi bolso sobre el sillón que no yacía con cosas de los chicos tiradas por doquier. Definitivamente debían de ser más ordenados con su ropa o no me sorprendería que próximamente un nido de ratas se creara allí.
-¡___! –gritó Louis con alegría mientras salía de la cocina y corría a abrazarme.
-Adivina, Lou –sonreí.
-Date la vuelta –puso una mano sobre su la barbilla mientras hacia un gesto pensante.- ¿Por qué llevas el uniforme de las porristas de la escuela, pequeña? –pasó un brazo sobre mi hombro y caminamos hacia la terraza.

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-¡Soy porrista! –grité emocionada.
-Po- Po- ¿Porrista? –vaciló.
-Sí –sonreí- ¿No estás feliz? –fruncí en ceño.
-Em... ¿por eso llegaste más tarde?
-Sí, de echo estaba haciendo un casting para ser parte de las Superman’s Girls.
-Veo que te fue bien. Explícitamente, ¿a quienes alienta tu equipo?
-A los Dangers ¿por qué?
-¿El equipo de Drew?
-Sí. Él me incitó a que lo hiciera, ya sabes como soy respecto a Drew y sus peticiones, simplemente no puedo decir “no”.
-Claro que puedes –protestó- Nunca te debes de ver presionada por nada ni nadie. Si no quieres hacer algo simplemente niegas.
-¡Oye! No me siento presionada a decir que esta ciudad me gusta –bromeé, pero al parecer el rey de las bromas no captó mi sentido del humor.
-¿Qué?
-Me repugna esta ciudad, Louis –rodé los ojos.
-¿Enserio? –dijo boquiabierto.
-¡No, Louis! Era en sentido figurado –miré hacia el cielo- Amo esta ciudad, aquí nací y me crié.
-Ah –tocó su pecho- Comenzabas a asustarme –fingió un desmayo a lo cual reí.
-Eres terrible, Tomlinson –lo abracé por la cintura ocultando mi cabeza en su pecho, pude sentir como latía su corazón, pero decidí no hacerme falsas ilusiones, yo estoy con Drew ahora. Acarició mi cabello lentamente.
-¿Sabes ___? –suspiró mientras me estrechaba hacia él.
-¿Qué, Lou? –levanté mi mirada encontrándome con sus hermosos y brillantes ojos.
-Uno no sabe lo que tiene hasta que se va.
-¿Qué quieres decir por eso? –pregunté desconcertada.
-Nada. Yo me entiendo –sonrió sin soltarme.
-¿Sabes, Louis?
-¿Qué, linda?

¿Me acaba de decir “linda”, o es un sueño?

-El verdadero amor nunca muere.
-¿A qué te refieres con eso? –sus ojos indagaron a los míos hasta lo más profundo que pudieron.
-Nada, yo me entiendo –dije de igual manera.
-Me gusta tu uniforme –acarició mi espalda descubierta.
Hice una mueca –A mí no tanto. Pero hay sólo una cosa que amo.
-¿Cuál? –la ternura que reflejaba su cara en estos momentos me estaba invadiendo.
-Que tu tienes la misma remera que yo -¡Tonta ___! ¿Cómo pudiste decir eso?
-No hay persona más linda en el mundo que tú –me estrechó más fuerte aún hacia él, haciendo que nuestras respiraciones chocaran. Haciendo que de la única manera que se pudiera respirar en ese ambiente sería sellando el trato, compartiendo el mismo aire.

Poco a poco nos fuimos acercando, perdidos en el momento. Nuestros labios rozaron haciendo que los abriéramos por inercia. Nuestras bocas comenzaron a encajar como piezas de rompecabezas. El agarre de Louis en mi cintura aumentó y mis brazos ascendieron lentamente hacia su cuello. Formando así, nuestro primer beso. Por falta de aire debimos separarnos. Nuestra vuelta a la realidad había caído como un balde de agua fría. Una realidad en donde yo estaba enamorada de él y él me ve sólo como la hermana de su mejor amigo.
No sé si fue por ser cortés o qué, pero Louis me sonrió, mientras que un inevitable brillo aparecía en sus ojos. Seguramente lo hace con todas. Con cada una que pasa por su cama los fines de semana. Pero no, yo no seré una de esas. Además... ¡oh por Dios! ¡He engañado a Drew! ¿Cómo pude? Bueno, si vamos al caso, yo no amo a mi novio sino al hermano del alma de Matt.

Un ruido en la entrada me hizo salir del transe en el que me encontraba. Nunca en mi vida había agradecido la llegada de mi hermano a la casa como hoy.

-¿Hay alguien en casa? –miré a Louis, a quien su sonrisa ya se le había borrado y con una mueca salí de allí.
-Hola –traté de sonreír y entré a mi habitación.

Ya en mi “guarida”, cerré la puerta, apagué las luces y me dejé caer pesadamente en mi cama. Una sonrisa que a la vez no lo era se dibujó en mi cara.
Estuve tanto tiempo esperando esto y ahora, un gran vacío me invadía.
¿Qué hubiese hecho Louis si me quedaba allí? Nada. ¿En qué cambia que me haya ido? En nada.

Irracionalmente, mi mano derecha tocaba mis labios, como si estos me devolvieran el sabor de los suyos.

Luego de una incesante y definitivamente mala noche poblada de sueños extraños, me desperté.
Caminé hasta la cocina con miedo a encontrarlo. ¿Algún día iba a tener que verlo, cierto? Mejor temprano que tarde.

Solo y con la mirada perdida. Así es como lo encontré. Mi hermano no estaba, seguramente había ido a trabajar.


Hice un sonido con la garganta –Buenos días –susurré.
¿Cómo debo saludarlo ahora? ¿Con un beso? ¿Un abrazo? ¡Alguien dígame!
Solamente me miró. En sus ojos se reflejaban una serie de sentimientos ¿Los más destacados? Incertidumbre y culpa. De repente se puso de pie y se marchó, sin mirar atrás.
Al escuchar la puerta cerrarse me dejé caer en el suelo mientras que las lágrimas se apoderaban de mí.
¿Todo termina aquí? Esperen, ¿qué todo? No se puede acabar algo sin siquiera haberlo empezado.

Sin más que hacer y con las lágrimas desparramadas en mi cara, me puse de pie. Caminé hacia mi habitación y busqué la ropa más **** que tenía. Louis Tomlinson va a saber con quien se ha metido.

Tomé mi bolso y salí del departamento. Pero de algo estoy segura, no estaba preparada para la escena que se montaba delante de mis ojos.
Sí, él estaba besando nuevamente a la chica de la playa. ¿Qué hacía ella aquí? ¡Y en el pasillo de nuestro departamento! Sin dejar escapar una sola lágrima de mis ojos caminé hacia ellos, choqué “sin darme cuenta” a Louis con mi bolso y seguí mi camino hacia la salida balanceando mis caderas como nunca antes lo había hecho.

Llevaba cerca de tres cuadras andando con la mirada fija hacia el suelo. Decidí ponerme mis auriculares para que el camino sea un poco más llevadero. Pero la pregunta era: ¿a dónde iba? A cualquier parte. Caminaría hasta el polo sur si era necesario total de sacar la escena anterior de mi cabeza.

¿Nunca pusieron música e inevitablemente sentían como ésta se relacionaba con lo que les sucedía en ese momento? Bueno, eso me estaba sucediendo a mí. Me senté en un banco del parque que quedaba a doce manzanas de nuestro departamento y una canción se comenzó a reproducir, “In real life” de Demi Lovato. ¿Por qué me identifiqué? Digamos que la balada trata sobre que la novia del chico espera otra cosa de él, pero el muy obstinado no se lo da.
“En mis sueños despierto con rosas, champaña, besos y sé que siempre será así. Pero luego despierto y caigo en la verdad, esta es la vida real.” Claro, él nunca hacía nada de lo que ella quería. “Cuando estás aquí es sólo por una hora.” “Es una noche más en la que no me atiendes el teléfono.” Pero, ¿de qué podía quejarme yo? Lo sucedido con Louis fue solo un beso. Que para mí haya significado el cielo, era otra cosa totalmente diferente. Que yo me ilusione con tan solo un roce de labios también lo era. Pero si no quería ilusionarme ¿por qué sonrió luego? ¿Por qué ese brillo en los ojos? A su vez, al día siguiente ni siquiera me saludó, sólo me miró como si con la mirada me estuviese pidiendo disculpas ¿Habrá pensado que cometió el peor error de su vida? Y la pregunta más importante ¿¡DE DÓNDE CONOCÍA A LA RUBIA!? Bueno, yo los había visto en la playa pero... ¿Louis la conocía de antes? ¿Habrán tenido algún lazo que los uniera? ¿Qué hacía ella aquí, en la ciudad?

Sin más que hacer en ese parque y con la cabeza ligeramente despejada retomé mi camino a casa. Crucé el “pasillo de la muerte” puesto que me había mostrado una de las escenas más terroríficas de la vida hace apenas unos minutos o tal vez hace unas horas, lo cierto es que no llevaba reloj y la batería de mi celular se había terminado cuando la reproducción de la música la agotó. Puse la llave en la cerradura y para mi sorpresa no había nadie allí. Fui hacia mi habitación y puse mi celular a cargar. Me encontré con un mensaje de Drew: “Hola linda. ¿Qué te parece si damos un paseo hoy a la noche? Podemos ir a cenar ¿Estás de acuerdo? ;) x”
Genial. Ahora la culpa venía a mí. Todavía no puedo creer como pude ser tan terca y haberle dicho que sí cuando me preguntó ser su novia. Pero bueno, estoy en el baile y ahora lo que me queda es bailar.
“Hola, Drew. Por supuesto. ¿A las ocho?”
“Allí estaré. Xoxo”

Eran las seis de la tarde ¡Wow! Definitivamente se me había ido el tiempo en ese parque. Me di una merecida ducha y me puse un vestido corto negro con pequeñas aberturas en la espalda. Mientras que mis tacos eran plateados con pequeñas piedrecillas. Mi pelo lo dejé suelto, pero realicé unas pequeñas ondas en él.
Escuché voces en el living. Pero no eran todas masculinas. Era la voz de Louis acompañada con una voz chillona. ¿Qué hace con ella aquí?
Como quien no quiere la cosa caminé tranquilamente hacia donde provenían las voces.

-¡Hola! –dijo efusiva la rubia al notarme allí. Pude notar el nerviosismo de Louis y a la vez su mirada sobre mi cuerpo.
-Hola –la miré con desprecio.- Louis –lo miré con el mayor odio que podía fingir- recuerda las reglas, nada de novias o acompañantes en esta casa.
-¿Disculpa? –dijo ella con su intolerable voz.
-No tienes por qué disculparte, cariño –contesté sarcásticamente- Solamente que ésta –hice una seña- es mi casa y ese –señalé en el que yacía su “bello” trasero- es MI sillón.
-Nuestro –interrumpió Louis.
-¿Sabes con quién estás hablando? –dijo ella en tono amenazador.
-¿Crees que me interesa?
-Por supuesto que lo harás. Soy Mandy Montgomery.
-¿Crees que el hecho de que tengas un apellido que sea igual al nombre del Señor Burns de los Simpsons, me asusta? –reí ante mi ocurrencia y pude notar como una pequeña risa se asomaba por los labios de Louis.
-Debería de asustarte, porque además de ser hija del dueño de la fábrica de pescados “Montgomery” soy su única heredera. Envídiame todo lo que quieras. –dijo con orgullo.
Enarqué una ceja evitando reír –Oh –toqué mi pecho- no sabes cuánto te envidio por ser la heredera de una fábrica de pescados, definitivamente desearía ser tú –contesté con sarcasmo mientras rodaba los ojos.
-Claro que desearías serlo. Pero ya sabes, ésta dicha se le da sólo algunos.
-Sí, seguro –le resté importancia- Y dime, Mandy “HerederaDeUnaFábricaDePescados” Montgomery. ¿Qué haces en mi departamento?
-Louis me invitó.
-Sí, eso ya lo sé. Pero parece que él se olvida de las promesas.
-¿Qué promesas? –indagó ella.
-Como ya sabrás, aquí vivimos Louis, mi hermano y yo. Y tenemos ciertas reglas –hice una pausa- básicas, obviamente. La primera, he hipotéticamente impuesta por él es: nada de novios u novias en esta casa. Sí, al parecer él se pone un tanto histérico cuando ve a una pareja feliz.
-¿Eso es verdad, Lou? –ella acarició su pecho.
-Sí –suspiró.
-Oh. –Dirigió su mirada nuevamente hacia mí- Se nota que no tienes modales, no te has presentado.
-Porque no me ha dado lugar. Tú lo hiciste sola. Soy ___ ___ y déjame decirte que no es un gusto.
-Lo mismo digo.
-Y sobre todo luego de haberte visto aquella noche en la playa tragándote al amigo de mi hermano –los ojos tanto de ella como los de Louis se abrieron como platos. El timbre sonó.
-¿¡QUIÉN ES!? –grité junto con él en conjunto.
-¡Drew!
-Bueno, niña de papi. Me gustaría quedarme para seguir hablando contigo sobre pescados y eso, pero mi novio me espera para una cena romántica. Adiós –canturreé.

Caminé hacia la puerta a paso sugerente siendo consciente de que la mirada de Louis estaba clavada sobre mí.
-¡Drew! –grité exageradamente al verlo en la puerta con un ramo de rosas.
-Hola hermosa –besó mis labios cortamente pero lo acerqué hacia mí para hacerlo más duradero- ¡Wow! ¿Cómo has estado? Te he extrañado.
-Yo también, amor. ¿Vamos?
-Claro, linda.
-Bueno –entrelacé nuestras manos y dirigí mi mirada hacia el living- Adiós, chicos. ¡No me esperen! ¡Los quiero! –cerré la puerta detrás de mí.

Que geniales capítulos
Otro otro otro!! ;)

oh mi dios que intenso maraton!!! me encanto siguela me encanta como escribes!!! :love:

Directioner love escribió:Hola linda, soy nueva lectora! Wow una palabra que ne verdad describe a tu nove es "celos", jajaja, ¡Me encanta! no, en verdad la amo!
Siguela pronto!
Besos!

¡Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡BIENVENIDA!

Me encanta que te encante.

Naice tu mit iu! *Esto vendría a ser como Google traduce lo que yo quiero decir en inglés jajajajaja*

Junto con Drew estábamos cenando. Él me estaba hablando sobre algo, aunque no sé de qué, mi mente estaba ocupada pensando en lo que deberían estar haciendo Lou y la chica pescado.

-¿___? -me llamó.
-¿Sí?
-¿Estás aquí?
-Claro -sonreí.
-Dime que fue lo último que dije.
-Algo sobre que tu papá le va a comprar un brazalete a tu mamá como regalo de aniversario.
-No. Eso te lo dije en el auto.
-Oh. Lo siento, estaba con la mente en otro lado -tomé un sorbo de mi bebida.
-Estábas pensando en Louis otra vez ¿cierto?
-¿QUÉ? -casi escupo todo de la sorpresa- Claro... claro que no -titubeé- Pff... ¿Qué te hace pensar que yo... ? Pff... ¿Estás loco? No, claro que no. Por supuesto...
-Por supuesto que sí -me interrumpió con una sonrisa burlona- ¿Crees que no me doy cuenta de cómo lo miras? Te lo comes con la mirada, ___ -puso una mano sobre la mía.
-Yo... -bajé la mirada avergonzada- lo siento.
-¿Te puedo hacer una pregunta?
-Cla...claro.
-¿Por eso pasaste de ser la desapercivida ___ a una atrevida? ¿Es porque Tomlinson prefiere a ese tipo de chicas? -asentí levemente- Mírame a los ojos -exigió- No hay mejor papel que interpretar que ser nosotros mismos. ¿Qué si no llamábas la atención de él antes? Él se lo pierde por estúpido. Eres una gran muchacha. Que quede claro que yo no te he invitado a salir y demás por tu cambio repentino, yo siempre he estado enamorado de tí. Te amo tanto que... -suspiró- dicen que si en verdad amas a alguien harás todo lo posible para que esa persona encuentre la felicidad, sin importar que pierdas la tuya ¿no? Te ayudaré.
-Yo verdaderamente lo siento, Drew. Eres un gran chico. Encontrarás a alguien que te sepa valorar realmente.
-Lo sé. Gracias -sonrió.
-¿En qué me ayudarás?
-Haremos que Tomlinson se retuerza de los celos.
-¿Cómo?
-Tú sólo sígueme la corriente. -Me guiñó un ojo.
-Entonces... ¿Somos amigos?
-Seguro, linda.
-Gracias por todo, enserio.
-No tienes qué agradecer. -Se encogió de hombros- Fue lindo mientras duró.

Estábamos en la puerta del departamento.
-¿Qué hacemos ahora? -pregunté.
-Abre la puerta y luego bésame -susurró.
-Pero...
-Sólo hazlo.
Acepté y abrí encontrándome con Louis sentado en el sillón, solo. Perfecto. El plan había comenzado.
-¿Estás sola? -preguntó acorralándome contra la pared.
-No, está Louis. Pero no importa.
Me besó salvájemente y enredé mis piernas en su cadera. Me adentró así a la casa, pero todo terminó cuando Louis presenció la escena.
-¿ÉSTAS SON HORAS DE LLEGAR? -gritó pasándose la mano por el cabello.
-Eh... ¿Creo?
-¿QUÉ HACES CON ÉL?
-Primero -hice una seña- no grites. Segundo, él -lo señalé- es mi novio. Tercero, ¿qué te importa?
-Me importa. Él no puede pasar.
-¿Por qué?
-Porque yo lo digo.
-¿Y tus acompañantes sí pueden venir y hacer lo que se le plazca la gana en el departamento?
-Touche -susurró Drew y sonreí.
-Yo... ¡Como sea! Es tarde, él no puede estar aquí. ¡Espera a que le diga a tu hermano!
-¿A mi hermano? -reí sarcásticamente- ¿Para qué? ¿Para que me de un castigo o algo? Por favor, Louis ¡Eres patético! -me giré hacia Drew- Lo siento, amor. Será otro día. Se me han quitado las ganas de todo.
-No importa, linda. Otro día será -besó mis labios lentamente- Buenas noches -me besó cortamente y salió.
-¡Tú y yo tenemos que hablar!
-No tengo ganas de hablar, Louis. ¡Y DEJA DE GRITAR! -entré a mi habitación dejándolo con la palabra en la punta de la lengua.

Maratón 2/2. Capítulo 12.

“A veces... cuando estamos enojados decimos cosas que no debemos, o que simplemente no deben salir de nosotros”.

Tres meses después.

-Trueno, ¿tienes un cigarrillo para mí? –le puse mi mejor cara de perrito triste- Mis padres no me han dado la mesada de este mes porque dicen que malgasto el dinero y luego dijeron algo sobre el futuro... No les escuché, realmente.
-Oye, hermosa... Deberías de dejar el cigarro, afecta a tus pulmones –rió “ojo de buey” mientras me entregaba uno.
-Idiota –sonreí y prendí el cigarro para luego comenzar a fumarlo- Gracias.

Les explicaré, “Trueno” y “Ojo de buey” son mis mejores amigos; los encontré al día siguiente de lo sucedido aquella noche con Louis ¿Recuerdan? Cuando junto con el que era mi novio en aquel momento decidimos engañarlo. Bueno, en fin, ellos me dieron consuelo y desde ese instante nos volvimos inseparables, junto con muchos más de la pandilla. Ahora nos encontrábamos bajo un árbol en la plaza a la que acostumbrábamos venir, la cual queda a once cuadras del departamento.

-Creo que lloverá –dijo Mang, o mejor dicho “Trueno”. ¡Oigan! Si yo tuviese ese nombre también me lo hubiese cambiado- ___, ¿quieres que te acompañemos a tu casa?
-No, tú sabes, Louis le llena la cabeza al idiota de mi hermano diciendo que ustedes son mala influencia para mí –le di una pitada a mi cigarro- por lo que “me prohibieron” que los vuelva a ver.
-Uuh –canturreó Dan, “ojo de buey”- eres una chica mala –me dio un leve empujón. Me puse de pie- ¿Te vas?
-Sí –suspiré- Tengo hambre y no tardará en llover.
-Oye, te podemos acompañar y te dejamos una cuadra antes –dijo Mang.
-No te preocupes, sé cuidarme sola –besé la mejilla de ambos- Nos vemos mañana –hice un ademán con la mano y comencé a caminar hacia el departamento.

¡Genial! –bufé cuando sentí las gotas de lluvia caer sobre mí. Apresuré el paso, ya que me quedaban tan solo tres cuadras.

Abrí la puerta y me encontré con Louis sentado en el sillón.

-Hola –saludó poniéndose de pie.
-Hola –contesté fría.
-¿En dónde has estado, ___?
-Qué te importa.
-___... –dijo en tono de reproche- Me preocupo por ti, ¿en dónde has estado? –repitió. Caminé hacia la cocina y él me siguió.
-Por ahí. –Abrí la heladera y tomé un poco de leche, luego la cerré.
-¿Por ahí? Esa no me parece una respuesta coherente.
-Lo es para mí –caminé a su lado y fui hacia mi habitación, él me seguía.
-___ -tomó mi brazo y luego me olfateó- ¡Oh por Dios! –se llevó una mano a la cabeza y rascó su nuca.
-Suéltame –en un movimiento brusco me zafé de su agarre- ¿Qué te sucede? –pregunté extrañada.
-¿Tú fumas? –preguntó sin más. Lo miré incrédula, llevo dos meses haciéndolo ¿y recién lo nota?
-¿Importa?
-Contéstame.
-¿Qué quieres que te conteste?
-¿Fumas?
-¿Si? –levanté una ceja.
-¿Es una afirmación?
-Sí.
-¡Maldita sea! –le pegó a la pared y luego agarró su cabeza con ambas manos, me estaba asustando- ¡Te dije que te alejaras de esa banda de pandilleros!
-Y yo te dije que no son pandilleros –sí lo eran, pero no iba a decírselo.
-¡Claro que lo son!
-¡No me grites!
Suspiró y luego me tomó de los hombros, dejándonos a escasos centímetros de distancia –Prométeme que dejarás de verlos –miró mis labios y luego a mis ojos; se fue acercando lentamente.
-No –me separé. Ese “no” fue por varias razones. ¿Las más importantes? NO iba a dejar a mis amigos y NO iba a permitir que me bese, no otra vez; tenía la experiencia de aquella vez y sabía que el remedio era peor que la enfermedad.
-¡___!
-¡No me grites!
-Lo siento –suspiró nuevamente- Pero debes dejar de verlos. ¿No ves lo que hacen contigo? –Levanté una ceja. ¿A qué se refería?
-¿De qué hablas?
-¡Tú! ¡Tú ya no eres la que eras! ¡Eras inocente, buena, linda!
-¿Y qué importa, Louis? –Una lágrima cayó por mi mejilla- ¿Qué importa? Nunca te fijaste en mí hasta ahora, que según tú hago las cosas mal –No, no pude haber dicho eso.
-¡Claro que lo hacía! ¿No te dabas cuenta?
-¡¿Si no me daba cuenta?! ¡Para ti no era más que la típica niña de papi! ¡NUNCA te hubieses fijado en mí! –Bueno, eso tampoco tendría que haber salido de mi interior, pero no me le iba a callar.
-¡Claro que lo hubiese hecho!

¿Enserio dijo eso?

-¡Claro que no! ¡Eres un maldito estúpido que solo se fija en zorras!
-Discúlpeme usted, señorita puritana. –Le pegué una cachetada y salí de la casa nuevamente.