The Driveway {Harry Styles}

Aparqué y apagué el auto, escuchando por un segundo el burbujeo del agua del radiador mezclarse con otros sonidos de la noche. Juntos, daban la sensación de que todo estaba relajándose durante la noche. Yo lo estaba, y pensé que tal vez no sería tan malo quedarnos después de todo. Podíamos dormir en el Pala e irnos a primera hora en la mañana.

Harry ya estaba fuera del auto estirándose y, por lo que parecía, sintiéndose un poco mejor. Agarró nuestra comida y la dejó sobre la mesa de picnic de madera, luego se sentó al lado de esta con su enorme sonrisa característica extendida sobre su cara.

—Seguro como el infierno que no me vi terminando aquí hoy.

Abrí la puerta con mi hombro y salí, brazos y piernas estirándose casi como un reflejo.

—Yo tampoco te vi terminando aquí. —Él asintió pero no dijo nada. Me senté al otro lado de la mesa y agarré un burrito—. Fuiste un poco ιdιota más temprano.

Puso los codos sobre sus rodillas.

—Sí —dijo, asintiendo hacia el suelo—. Lo fui.

Nos quedamos en silencio, lo que podría haber sido incómodo excepto que justo en ese momento, un chico en pantalones cortos, una camiseta y chancletas apareció entre los arbustos que separaban nuestro sitio de camping del suyo. Caminó hacia la esquina de atrás de nuestro sitio, completamente ajeno a que estábamos sentados a tres metros de él. Empezó a desatarse los pantalones, y no estuve segura de qué estaba haciendo hasta que giró su espalda hacia nosotros, apartó sus pies, y empezó a orinar. Harry se aclaró la garganta.

El chico se giró casualmente sobre su hombro, a medio chorro, y sonrió como disculpándose.

—Oh, hombre, lo siento chicos. Pensé que todavía estaba vacío aquí. — Estiró su cuello un poco más, y sus ojos encontraron los míos—. Oh — Sonrió—. Hola, tú.

Volvió a su trabajo con la mano, y Harry me codeó.

—Él está coqueteando contigo mientras está orinando.

Todavía aliviándose, el chico gritó sobre su hombro:

—¡Puedo hacer MÚLTIPLES TAREAS! —Terminó, se sacudió un poco, y se ató sus pantalones antes de girar hacia los arbustos de donde había llegado—. ¡Oigan! ¡Tenemos que encontrar un lugar nuevo para orinar!

Risas apagadas flotaron en el aire.

—¿Por qué? ¿Lo inundaste o algo así? ¡Has estado orinando cada cinco minutos desde que abriste tu primera cerveza!

Él volvió su mirada hacia nosotros. Me sonrió tan ampliamente, que sus ojos se cerraron.

—Nop. Hay… una chica aquí. —Harry me codeó de nuevo, esta vez sofocando una carcajada.

Otro grito llegó del otro lado.

—¿Es atractiva?

El chico puso sus manos sobre su boca y gritó hacia el cielo.

—¡Superatractiva! —Luego se giró y me dio un encogimiento de hombros que decía “qué vas a hacer sobre ello”—. Es verdad. Lo eres.

Sentí mis mejillas sonrojarse y bebí mi Coca Cola. Era cercano a mí edad, y a una pequeña parte de mí le gustó que estuviera coqueteando conmigo en frente de Harry.

Se paseó hacia nosotros y extendió su mano, balanceándola un poco.

—Soy Liam.

Harry simplemente lo miró por un segundo antes de hablar.

—Hace dos segundos estabas orinando. Estoy comiendo. No voy a sacudir tu mano.

Ambos estuvimos en silencio un minuto antes de que yo estallara en carcajadas. Había estado pensándolo, pero no quise ser grosera. A Harry no parecía importarle eso, y juzgando por la sonrisa de comprensión que ahora cruzaba la cara de Liam, a él tampoco.

—Oh, caramba. Mi culpa. Lo siento por orinar en su lugar de camping. — Sus ojos se movieron hacia mí, y creí ver un indicio de vergüenza. Lo que fue lindo. Él era lindo, de una manera graciosa y formal—. Tenemos un montón de cervezas. Vengan a tomar algunas. Encontraremos un nuevo lugar para orinar.

Antes de que pudiera contestar, Harry me interrumpió.

—Sí, seguro. Podría necesitar una fría, tan pronto como terminemos de comer.

Liam sonrió y puso una mano pesada sobre el hombro de Harry.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

Harry asintió, la boca llena de burrito.

—Dispara.

Liam se inclinó hacia él y me señaló, como si estuviera siendo reservado, luego susurró lo suficientemente alto para que yo escuchara.

—Ella es, como, tu hermana o algo así, ¿verdad?

Harry tomó un sorbo de su soda y sonrió.

—Nop. No es mi hermana. Sin embargo, gracias por preguntar. —Puse mis ojos en blanco. Estaba disfrutando esto.

Los hombros de Liam se hundieron un poco, y traté de esconder mi sonrisa.

—Sólo comprobando, hermano. —Se giró para irse—. Bien. Chicos, vayan allí cuando hayan terminado, de todos modos. Tenemos cervezas. Muchas.

—Lo haremos. —Harry lo palmeó en el hombro—. Y oye. Ella tampoco es mi chica… sólo la hermanita de mi amigo.

La sonrisa de Liam regresó, y fijó sus ojos marrones en mí.

—En ese caso, ¿cuál es tú nombre? —Sonrió perezosamente, esperando a que yo terminara de masticar, y decidí que era lo suficientemente lindo para complacerlo. Tragué, luego lo miré directamente.

—_______.

Se apoyó contra la mesa de picnic a mi lado y no hizo esfuerzo por evitar inclinarse hacia mí.

—_______… —Lo dijo con gran reverencia, luego frunció sus labios un segundo. Creí que estaba a punto de preguntarme de dónde venía el nombre, o hacer una conjetura sobre él. En su lugar, me examinó, empezando con mi cara, lo hizo todo hasta llegar a mis pies, y se detuvo, casi imperceptiblemente, en mi pecho en su camino de vuelta a mis ojos. Y entonces dijo, con completa seriedad—: Me gustan tus botas.

Una bocanada de soda explotó de la boca de Harry. Miré a Liam, completamente muda, sin saber si reír o golpearlo. Era una buena línea, especialmente porque sucedía que eran mis botas favoritas.

Liam estaba imperturbable cuando se alejó de la mesa y miró a Harry.

—Las cervezas están allí. Ven cuando termines. —Luego me señaló con una sonrisa—. Tú también, botas. —Con eso se giró y se pavoneó de vuelta a su camino. Justo antes de agacharse entre los arbustos, miró hacia atrás y sonrió con otro gesto de borracho—. Superatractiva.

Luego se fue. Miré a Harry, que se había serenado y ahora estaba limpiando la soda de sus jeans. Después de un segundo, ambos estallamos en carcajadas. Y seguimos, probablemente durante más tiempo de lo que se justificaba, pero se sentía bien reír. Era la primera vez que realmente lo hacía en las dos semanas desde que había escuchado sobre Louis. Y era la primera vez en el día que se sentía como sí, sólo quizás, la vida pudiera encontrar una nueva normalidad.

Después de un minuto me recliné, los codos sobre la mesa, y levanté la mirada hacia el centelleo de la primera estrella en el cielo nocturno. Cuando éramos pequeños, era un ritual que Louis y yo teníamos en el porche del frente. Él pedía su deseo silenciosamente, y yo también, pero nunca podía mantenerlo en secreto; le había dicho lo que deseaba cada vez. Él siempre me decía que no se haría realidad si lo decía, pero no le creía. Bastante de ellos se habían hecho realidad, desde una nueva caja de crayones apareciendo de la nada, hasta una bolsa de dulces dejada en mi cama. Sin embargo, había pasado un tiempo, y lo único que deseaba ahora era imposible. Encontré la primera estrella en un camino de cielo naranja, por encima de las montañas purpuras en la distancia, y entonces aun así deseé que mi hermano regresara.

Harry se reclinó a mi lado y suspiró.

—Lo siento, _______, por lo de más temprano. Yo…

—No te preocupes por eso. Louis probablemente habría querido que vinieras de todas maneras… —Dejé que mis palabras se desvanecieran. No quería hablar sobre él ahora, y tenía la sensación de que Harry tampoco, así que me enderecé—. Entonces. ¿Crees que ese chico estaba borracho?

—Eso espero. —Harry se enderezó de nuevo—. Sin embargo, fue una buena línea la de tus botas. Qué mal que él no tenga idea de lo feo que huelen tus pies bajo esas cosas.

Lo golpeé en el muslo.

—Realmente eres un ιdιota. —Pero era cierto, y tuve que reír—. Simplemente no le digas, o arruinará mi superatractividad.
∞
Terminamos nuestro festín de comida rápida mexicana, arrugamos los papeles amarillos grasosos, y estiramos nuestras piernas otra vez. Para el momento en que nos dirigimos al camino entre los sitios de camping, el cielo se había profundizado a un índigo punteado con estrellas brillantes. Una capa delgada de humo de hoguera pendía sobre nosotros, creando la suficiente neblina para suavizar el cielo nocturno, y me detuve un momento para empaparme en la serenidad de todo esto antes de inclinar mi cabeza entre los arbustos.

Liam fue el primero que vi parado al lado de la hoguera crepitando. Su cara se iluminó, y trastabilló unos pasos hacia mí.

—Es mi chica soñada. —Ofreció su mano de nuevo, y esta vez respondí con la mía. La tomó ligeramente y me llevó hacia sus amigos, sonriéndome en lugar de mirar por dónde iba. Abrí mi boca para advertirle sobre las rocas bordeando el fuego, pero él tropezó con ellas y empezó a caer hacia atrás. Tiré duro de su mano, y en el último segundo se refrenó. Luego me miró con otra sonrisa torcida—. Por ti me quemaría.

No podía dejar de reír. Incluso si sus líneas eran cursis, sus ojos eran cálidos y sinceros, y era agradable coquetear con él. Cuando Harry se agachó entre los arbustos detrás de mí, Liam levantó una ceja hacia él. Entonces se giró hacia los otros tres chicos sentados en sillas de jardín alrededor del fuego y dijo:

—Entonces ya todos saben, ella sólo es la hermanita de su amigo. —Me guiñó un ojo, luego se sentó cayendo en su propia silla al lado del fuego y agarró una cerveza.

La chica se puso de pie y se acercó a mí, sonriendo como disculpándose.

—Lo siento por mi hermano, Liam, es medio debilucho. Dos cervezas y se convierte en el ιdιota más grande del mundo. —Extendió su mano y la sacudí—. Soy Linda. —Hizo gestos hacia los chicos que todavía estaban sentados al lado del fuego—. Y esos son Niall. —El rubio me dedico una sonrisa. —Y Zayn.

Asentí hacia ellos, muy consciente del apretón de mandíbula ante la palabra “hermano”. Harry se paró a mi lado y sacudió la mano de Linda, sonriendo con su sonrisa de chico grande.

—Harry. Y esta es _______.

La observé por el pequeño efecto de revoloteo que él tenía en la mayoría de las chicas cuando ponía algo de esfuerzo. Ella no era su tipo usual, pero definitivamente era atractiva. Cabello ondulado, piel blanca con unas cuantas pecas, y labios rosados, como una pequeña modelo. Sonrió de manera amistosa, pero no demasiado, y supuse que Zayn —por la tímida sonrisa que había esbozado al mencionar su nombre— probablemente era su novio.

En ese momento, Zayn se levantó y sonrió con una versión más sobria de la sonrisa de Liam.

—Gusto en conocerlos, chicos. —Puso un brazo relajado alrededor de los hombros de Linda, y las mejillas de ella tomaron un brillo débilmente rosado. Asintió hacia el refrigerador—. ¿Quieren una cerveza?

Harry no perdió el tiempo.

—No me importaría si recibo una.

Zayn me miró. No me gustaba especialmente la cerveza, pero en mi breve carrera en fiestas de secundaria aprendí que una chica que bebiera una cerveza era mucho más genial que una que no.

—Seguro. —Sonreí—. Gracias.

Mientras iba a agarrarlas, Niall sacó dos sillas más de jardín de la camioneta; Harry y yo las llevamos a la fogata. Zayn regresó con un montón de cervezas frías, le lanzó una a Harry, y nos entregó una a Niall y a mí, pero no se molestó con Liam, que estaba reclinado en su silla, zumbando suavemente para sí mismo. Cuando dejé mi silla a su lado, me guiñó el ojo. Linda caminó detrás de él a su silla.

—Sigue intentándolo, Don Juan.

Se sentó al otro lado de mí y levantó la tapa de su cerveza.

—Ignóralo. Él tiene algo por las chicas en botas y vestidos. Pasó todo el viaje tratando de convencernos de conducir hasta Texas para eso. — Asintió hacia mis pies y sonrió—. Por cierto, esas son lindas. Me gusta el rojo.

Tomé un trago y estuve sorprendida de cómo la cerveza no sabía tan mal. La frialdad de esta era un buen complemento para la noche caliente, y me puse un poco más a gusto.

—Gracias. —Me reí un poco—. Supongo que encajo en el estereotipo, entonces. Es de ahí de donde somos.

—Escuchas eso, ¿Liam? —Intervino Niall—. Tu chica soñada es de Texas. —Se estiró y le dio un golpe.

Él se sentó hacia adelante en su silla y sonrió, luego se inclinó sobre mí y balanceó un dedo ante Niall.

—Te dije que allí saben cómo vestirse. —Se giró hacia mí, los antebrazos apoyados sobre mis piernas, y me recliné ligeramente, muy consciente de nuestra proximidad. Liam no lo notó. Sonrió tan ampliamente que sus ojos se cerraron, luego se apartó y levantó su cerveza—. Entonces. Por las chicas texanas, que visten botas con vestidos. —Nadie más escuchó el brindis, pero golpeé mi botella con la suya y tomé un sorbo, sorprendida de lo bien que se sentía ser sólo una chica en un vestido, en lugar de una envuelta fuertemente en el dolor.

—Así que, ¿Qué están haciendo en este camino, chicos?

Niall no tenía manera de saber que cuando se giró hacia Harry, su pregunta me sacó de golpe de mi zumbido leve y me envió hacia un pánico silencioso. Era una pregunta bastante normal.

Miré a Harry. Por favor, no lo digas. No le digas sobre Louis o Kyra Kelley o nada. Me miró y bebió casualmente de su cerveza, permitiéndome contestar. Le agradecí silenciosamente. Nunca sabías qué podría salir de su boca, pero al menos se dio cuenta que lo último que quería era explicar qué estábamos haciendo aquí.

Me mantuve vaga y casual.

—Sólo un viaje de carretera. —Cuando lo dije, su significado tácito tiraba de los bordes de mi compostura. En realidad, era difícil creer que, el día después del funeral de mi hermano, estaba camino a California para un concierto, sentada alrededor de una fogata bebiendo con extraños. Y Harry. Desde el momento en que me enteré sobre Louis, nada se sentía real. Esto tampoco, lo que me hacía preguntarme si así es como sería de aquí en adelante, si me sentiría siempre tan perdida. Pero la carta de Louis me había dado algo para aferrarme en medio de todo, y no lo iba a dejar ir ahora.

Ya que Harry le había dicho a Liam que era la hermana menor de su amigo, la siguiente pregunta lógica sería dónde estaba mi hermano, así que nos conduje lejos de esa rápidamente.

—¿Qué hay de ustedes? ¿Por qué están aquí? —Nadie más parecía notar el cambio en mi tono de voz, pero los ojos de Harry se movieron sobre mí y me pregunté qué pensaba sobre mi omisión de Louis. Se sentía mal para mí, pero no quería escucharlo. Especialmente de él.

Liam se río como si hubiera dicho algo gracioso y Zayn sonrió antes de responder:

—Estamos aquí por el buceo, por supuesto.

No sabía si estaba bromeando, y mi expresión debió haberlo dicho, porque Liam se giró hacia mí, fingiendo seriedad una vez más.

—Crees que él está bromeando. No es así. Linda nos arrastró todo el camino hacia acá para bucear en medio del desierto. Vivimos en California, por el amor de Dios. En la playa.

Linda asintió como si hubiera estado escuchando eso todo el camino desde California, entonces sonrió de buen humor.

—Sí, pero no tenemos un Agujero Azul en California donde puedas ver las estrellas desde la parte inferior, a través de dos metros y medio de agua. — Se encogió de hombros—. Además, es una aventura, y ustedes siempre están hablando de cómo necesitan tener más de eso. —Ella se giró hacia mí—. Leí sobre eso en una revista. Se llama cenote, que es como una cueva subterránea pero repleta de agua. Hay un manantial en la parte inferior de la misma que la mantiene llena con el agua más cristalina que jamás has visto. Y es cálida todo el año.

Zayn se inclinó sobre ella y acarició su pierna.

—Así que su plan es que nos levantemos mientras todavía está oscuro, buceemos hasta abajo para así poder ver las estrellas y luego ver salir el sol. Desde el fondo del Agujero Azul.

Harry alzó sus cejas, impresionado.

—Genial.

No dije nada, pero pensé en una línea de la carta de Louis: Mira las estrellas desaparecer, y yo alcé la vista al cielo, casi esperando por una reacción.

Niall dio un asentimiento, terminó su cerveza y se puso de pie.

—¿Alguien quiere otra? —Apenas había llegado hasta la mitad de la mía, pero los chicos alzaron sus manos, así que fue al refrigerador y regresó con otra ronda chorreante.

Liam puso su mano en el brazo de mi silla.

—Entonces —dijo, trayéndome de vuelta al momento—. Deberías bucear con nosotros.

—¿Te perdiste la parte dónde soy de Texas? No buceamos allí.

—¿Sabes cómo nadar?

—Sí.

Liam arrugó su frente, como pensando. Entonces una idea le llegó.

—Puedo respirar por ti.

Nos imaginé brevemente juntos debajo del agua.

—¿Cómo boca a boca? —Tenía que estar bromeando.

Se rió y alzó una ceja.

—Puedo hacer eso también, si quieres, pero no. Lo que quise decir fue que podemos ponerle una manguera adicional a mi tanque desde la que puedas respirar, darte un cinturón de peso y tenerte buceando conmigo así puedes ver el amanecer.

Sonaba increíble, hermoso y aterrador al mismo tiempo y era exactamente el tipo de cosa que Louis habría hecho sin dudarlo. También me habría convencido para hacerlo. Miré al otro lado del fuego a Harry, que estaba viéndome con una sonrisita de suficiencia que me hacía preguntarme cuantas cervezas había tomado. No dijo nada, pero tampoco alejó la mirada.

Linda golpeó mi hombro.

—Deberías, _______. Será maravilloso. ¿Cuándo tendrás una oportunidad como esta otra vez? Y no es complicado. Puedo guiarte a través de ello, pero básicamente sólo tienes que relajarte y respirar. —Sonrió con la calidez de una buena amiga, y de la nada extrañé a Jade. Si hubiese abierto la carta más temprano, ella estaría junto a mí en el asiento del pasajero. Escucharíamos a Kyra Kelley el día entero y nos tomaríamos fotos mutuamente con el viento en nuestro cabello. Pero ella estaba de camino a su escuela, pensando que yo también lo estaba, con ninguna idea sobre esto.

Zayn interrumpió mis pensamientos.

—Linda es una buena profesora, es su pasión, después del fútbol. Estarás en buenas manos.

Liam inclinó su cabeza para tocar la mía y extendió sus manos en la luz del fuego.

—Estas también son bastante buenas.

Tomé una de sus manos en las mías y la examiné.

—Supongo que lo son. Siempre que las laves después de orinar.

La haló de vuelta y sonrió hacia su regazo.

—No vas a dejar que olvide eso, ¿verdad?

—Ni en sueños. Pero estoy dentro. Voy a intentarlo. —Salió con más confianza de la que sentía, pero tenían razón sobre una oportunidad como esta. Louis habría dicho eso también.

Linda aplaudió, Niall me dedico una sonrisa, Liam asintió, satisfecho, y Zayn se levantó para meter otro tronco en las brasas naranjas.

—Harry, ¿estás dentro también? Tenemos suficiente equipo.

—Sí, quizás. —Se encogió de hombros—. Si nos quedamos la noche.

Sus ojos se encontraron con los míos por un breve segundo, y vi en ellos… ¿Qué? ¿Desaprobación? ¿Celos? ¿Qué?

Dos troncos más en el fuego y una caja de cerveza vacía después, definitivamente íbamos quedándonos. Los sonidos del sitio de camping de niños jugando y adultos hablando y chocando ollas y sartenes había muerto y dado forma a un tipo de calma que te hacía querer hablar suavemente. Un ocasional par de linternas flotaban sobre la carretera mientras los campistas hacían su camino hacia el baño, y nos sentamos en el resplandor anaranjado de la fogata.

Linda y Zayn habían acercado sus sillas y ella había arrojado sus largas piernas sobre su regazo. Echaron sus cabezas hacia atrás, riéndose para ellos mismos y tratando de escoger constelaciones desde las estrellas esparcidas marcadas en el cielo mientras Niall devoraba un burrito. Zayn señaló:

—Sé que hay algo justo… allí. ¿Ves esa cosa que se ve como un tipo de cruz? —Linda se enderezó y movió su cabeza para ver de lo que estaba hablando.

Liam y yo teníamos nuestras cabezas echadas hacia atrás sobre el marco de la silla de metal ahora fresco, con los ojos hacia el cielo. Podías hacer cualquier número de cruces con la multitud de estrellas salpicando el cielo. Todas alrededor de nosotros, en realidad. Aparte de los arbustos dividiendo los sitios de camping, nada más obstruía la vista, lo que daba la sensación que estábamos bajo una cúpula hecha de diminutas luces brillantes.

Me sorprendió la voz de Harry.

—Es Cygnus. —Pensé que se había quedado dormido en su silla hace un tiempo. Él se había mantenido, poniéndose más tranquilo con cada cerveza, mientras comparábamos todo lo que pudimos sobre Texas y California.

—¿Es qué? —No estaba ni siquiera segura de que hubiera dicho una palabra real, y estaba tan cansada, no quería poner energía en averiguarlo. No me moví, pero seguí buscando una cruz.

—Sig. Nus. Es un cisne, no una cruz.

Zayn apuntó un dedo al cielo.

—¡Eso es! ¡Es esa! Cygnus. Aunque he escuchado que la llaman Cruz del Norte también.

Me enderecé a tiempo de ver a Harry inclinar su botella de nuevo, tragar y luego asentir.

—Sí, eso también. Cygnus es el nombre del cisne. —No sabía qué era más sorprendente: que él descubriera a donde estaba apuntando Zayn, o que conociera el nombre de la constelación.

Niall mantuvo su cabeza atrás, todavía buscando.

—¿Hay una historia sobre ella?

Fue un momento tranquilo mientras todos reflexionábamos sobre una posible historia para la cruz/cisne. Fue Harry, otra vez, quien habló.

—Sí, hay una historia. —Esperé por la línea de sabelotodo que tenía que estar viniendo. Su forma de darles un tiempo duro. En su lugar, se inclinó en su silla, los codos descansando sobre sus muslos.

—Hubo un par de amigos, chicos que habrían hecho todo el uno por el otro. Y siempre les gustaba superar al otro haciendo mιerdas salvajes. Así que uno de ellos salió con la idea de correr con sus carruajes a través del cielo, alrededor del sol y de vuelta otra vez. —Hizo una pausa, y capté un cambio en su tono. Los otros estaban todavía viendo hacia arriba a las estrellas, escuchando su historia como niños metiéndose en ella. Miré a Harry. Giró su botella de cerveza vacía en la tierra frente a él, luego continuó sin levantar la mirada—. Así que uno de los chicos estrelló su carro y terminó atrapado en el fondo de este río. Y su compañero, Cygnus, lo vio y se zambulló para buscarlo, pero el chico estaba todo enredado en la maleza en el fondo. Bueno, Cygnus se zambulló una y otra vez tratando de conseguir que su amigo se soltara, pero no pudo hacerlo sin importar lo duro trató. Por lo que finalmente renunció y se sentó en la orilla del río y rogó a Zeus que hiciera algo porque sabía que su mejor amigo se había ido.

Hizo una pausa, y sabía que los otros estaban esperando silenciosamente escuchar el final de la historia. No podía haber dicho nada si quisiera. En ese momento, sus palabras se asentaron sobre mi pecho, pesadas con algo que podía sentir pero que no entendía completamente. Algo que dolía en una forma más real de lo que cualquier otra cosa hizo en los últimos días. Algo que nosotros dos, sentados allí, compartimos.

Miró hacia arriba y sostuvo mis ojos mientras comenzó otra vez lentamente.

—Entonces Zeus tuvo lástima de ese chico, Cygnus, porque estaba tan afectado por lo de su amigo. E hizo un trato con él: le dijo que si se volvía un cisne, sería capaz de zambullirse y rescatar a su amigo. Por lo que él podría tener un entierro adecuado y ser enviado a donde fuera en paz. La trampa era que él tenía que renunciar a su inmortalidad para hacerlo. Y permanecer como un cisne hasta morir. —Hizo una pausa y levanté la vista al cielo, esperando que nadie pudiera ver lo duro que estaba trabajando para retener lo que se sentía como una cálida inundación subiendo detrás de mis ojos.

Harry continuó.

—Cygnus no lo pensó dos veces. Cambió su vida en honor a su amigo. Y luego cuando murió, Zeus lo puso en el cielo como un cisne por ser un chico tan resistente. —Le dio a la botella de cerveza otro giro y cuando ésta se alejó de él, no se molestó en agarrarla—. De cualquier manera, esa es la historia.

Miré fijamente a las cuatro estrellas que eran Cygnus y no pude evitarlo, pero imaginé a Harry y Louis, salvajes e inseparables. Cuando llegaban juntos al campo, muy bien podían haber estado corriendo carreras a través del cielo. Eran todo fuego y gloria cuando jugaban. Las personas los llamaban el equipo soñado y hacían historias y noticias sobre los mejores amigos que también eran el mejor par de esquineros en el fútbol americano de la secundaria de Texas. No había tal cosa con uno sin el otro.

Por primera vez desde la muerte de Louis, estaba triste por alguien además de mí.

Más de unos pocos segundos pasaron antes de que Linda se enderezara.

—Me gustó esa. Aunque triste. ¿Cómo la sabes? Sin ofender, pero no pareces del tipo astronómico. —Todos giramos, esperando por su respuesta. Aunque yo sabía. Mi hermano era del tipo astronómico.

Harry giró su cabeza a un lado y escupió.

—La escuché de un amigo. —Se puso de pie—. Voy a orinar. —Para todos los demás, probablemente sólo sonaba borracho, pero reconocí el borde en su voz. Lo vi desaparecer en la oscuridad y por un segundo me pregunté si debería seguirlo o tratar de hablar con él sobre Louis, pero no lo tenía en mí. En su lugar, limpié mis mejillas húmedas tan discretamente como pude y me levanté de mi silla.

Linda se levantó y se estiró, viendo a Zayn.

—Me voy a la cama. ¿Vienes?

—Sip.

—Yo igual —Niall se puso de pie y comprobó las brasas en el pozo de fuego—. Pueden simplemente dejarlo quemarse si van a estar levantados un poco más.

Asentimos, y Zayn puso sus manos en los hombros de Linda, dirigiéndola a su tienda, mientras Niall se subia a la camioneta.

—Liam, también estás en el camión esta noche. Nos vemos antes del amanecer.

Cuando estuvieron en su tienda, Liam estiró sus brazos sobre su cabeza y suspiró.

—Tengo que aprender algunas de esas historias sobre las estrellas. Parecías bastante impresionada ahí.

Mantuve mis ojos en el fuego.

—¿Qué quieres decir?

Me miró con una clase de simpatía perpleja.

—Tenías los ojos llorosos. Fue lindo. —Puso su brazo alrededor de mis hombros y me haló gentilmente hacia él—. Ves, es perfecto, porque entonces tú necesitas a alguien que te anime. —Su brazo a mí alrededor se sentía bien y sonreí pero no dije nada. Sólo me apoyé en él lo más mínimo.